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Conservación de semillas nativas y criollas: experiencias de la democracia radical desde tres municipios del suroccidente colombiano
Resumen
La conservación de semillas nativas y criollas en Colombia ha sido considerada como una
práctica antidemocrática por parte de gremios, empresas privadas e instituciones estatales,
puesto que estos consideran que dicha conservación obstaculiza la libre competencia
característica de una democracia representativa de corte neoliberal. El presente trabajo
argumenta que la conservación de semillas nativas y criollas es una experiencia de
democracia radical que cuestiona el cuerpo teórico de la democracia representativa. A través
de un análisis del discurso de los guardianes de semillas en San Lorenzo (Nariño) y
Mercaderes y Caldono (Cauca), se evidenció la construcción de sistemas de autoridad
compartida que impulsan acciones de resistencia hacia el modelo agrícola neoliberal y una
reivindicación de las semillas como sujetos políticos. Esto permitió demostrar que la
conservación de semillas nativas y criollas responde a una experiencia de democracia radical,
e incluso amplía sus postulados mediante la reivindicación de una ontología política de las
semillas.
Palabras clave: semillas nativas y criollas, agroecología, democracia radical, ontología
política.
Agradecimientos: A los guardianes de semillas de San Lorenzo, Mercaderes y Caldono.
Declaración de intereses
Financiación: Esta investigación fue enteramente financiada por su autora.
Conflictos de interés: Esta investigación no tiene conflictos de interés.
Disponibilidad de información: La autora pone a disposición todas las entrevistas
recolectadas en esta investigación mediante solicitud enviada a su correo electrónico.
Disponibilidad de códigos: No se requirió aplicar procesos de codificación automática en el
análisis de la información.
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1. Problema de investigación
Desde la década de 1980, los sistemas democráticos representativos han impulsado un
modelo productivo agrícola neoliberal basado en los principios de la Revolución Verde
(Shiva 2012): desarrollo de la agricultura a gran escala, monocultivos y utilización masiva
de fertilizantes industriales y semillas transgénicas o híbridas (García et al. 2019). Este
modelo productivo se ha justificado con la idea de proteger y expandir los derechos
democráticos de libre competencia, libertad de consumo e innovación para optimizar la
producción económica. En Colombia, este modelo se empezó a implementar en la década de
1990 a través de estrategias de política agrícola de tipo industrial (OCDE 2015), entre las que
se incluyó una nueva legislación1 para proteger la propiedad intelectual de las semillas
creadas y modificadas en laboratorios de países industrializados. Esta legislación,
promulgada y apoyada por instituciones estatales como el Instituto Colombiano
Agropecuario (ICA) (Gutiérrez Escobar 2015), se ha sustentado en el discurso de que las
semillas transgénicas permitirán el crecimiento de la producción y la mejora en el bienestar
de todos los agricultores del país (Consuegra 2017).
Frente a esto, diversas comunidades en Colombia han tomado acciones concretas para
defender su patrimonio natural y su soberanía alimentaria2. Parte de esta defensa incluye las
acciones para proteger sus semillas nativas y criollas a través de diferentes manifestaciones
de activismo político y judicial con el apoyo de redes nacionales como la Red de Semillas
Libres de Colombia (RSLC) y la Red de Guardianes de Semillas (RGS) (Gutiérrez Escobar
2015). En la misma línea, las comunidades han decidido promover declaratorias de territorios
libres de transgénicos (TLT)3, como ha sucedido en el resguardo indígena Cañomomo
Lomaprieta (Riosucio, Caldas), y en los municipios de La Unión y San Lorenzo (Nariño).
1 Resolución 970 de 2010 y la Ley 1518 de 2012, alineadas al Convenio UPOV 91, el cual establece los principios de propiedad intelectual sobre las semillas transgénicas y al que el Estado colombiano se comprometió a adherirse como resultado de la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos. Esta legislación fue declarada inexequible por parte de la Corte Constitucional en el año 2012. 2 Según Altieri y Toledo (2011) la soberanía alimentaria es el derecho de las personas a producir, distribuir y consumir alimentos saludables de forma ecológicamente sostenible. 3 Los TLT son territorios libres de transgénicos que buscan la autodeterminación de las comunidades y la soberanía alimentaria. En concreto, los TLT no solo buscan salvaguardar el territorio de la entrada de transgénicos sino hacer un llamado a la alimentación sana y justa.
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Estas iniciativas han sido criminalizadas y deslegitimadas por parte de gremios semilleros
como Acosemillas, quienes han adoptado el discurso político que defiende el uso de las
semillas transgénicas (Acosemillas 2020). En el año 2018 estas dos entidades interpusieron
una demanda en contra del municipio de San Lorenzo, en la que se manifiesta que su
declaratoria como territorio libre de transgénicos es ilegitima, pues excedió las facultades
dadas por la Constitución de 1991 al violar los principios de la libre competencia y la
circulación comercial de las semillas certificadas. De esta manera, Acosemillas utiliza como
respaldo la democracia representativa y los principios de la libre competencia para tratar a la
conservación de semillas nativas y criollas como una práctica antidemocrática.
En un contexto global des-democratizado (Swampa 2015), y en el cual Estados como el
colombiano, con el apoyo del sector privado, han tratado de criminalizar y deslegitimar la
práctica milenaria de conservación de semillas nativas y criollas, cabe preguntarse por las
narrativas que permiten a las comunidades rurales mantener su lucha por la conservación de
semillas. La relevancia de este cuestionamiento radica en que tales narrativas, aunque
rechazan la neoliberalización de la agricultura, también son democráticas en un sentido
alternativo al planteado por los sistemas representativos que han fomentado esta
neoliberalización. Esto también coindice con discusiones académicas en relación con la
democracia (Barnett y Bridge 2013), puesto que la conservación de semillas nativas y criollas
establece sistemas de autoridad compartida que cuestionan la democracia representativa y su
relación con el proyecto del desarrollo neoliberal.
Una de las principales y más recurrentes propuestas teóricas para abordar el problema
descrito es el de la democracia radical, la cual analiza las prácticas contrahegemónicas que
propenden por sistemas de autoridad compartida y la defensa de una construcción de la
democracia que rechaza los modelos neoliberales (Esteva 2007). Por ello, en este artículo se
busca aplicar el marco de la democracia radical a la práctica de conservación de semillas
nativas y criollas con el fin de reflexionar sobre las construcciones democráticas que rechazan
el modelo productivo agrícola neoliberal y cuestionan el proyecto des-democratizador
propiciado por las naciones del norte global. Así, cabe preguntarse: ¿Cómo la conservación
de semillas nativas y criollas se configura como una experiencia de la democracia radical?
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Para abordar esta pregunta, el presente trabajo realizó un análisis crítico del discurso de los
guardianes de semillas nativas y criollas en los municipios de San Lorenzo (Nariño),
Mercaderes y Caldono (Cauca), territorios en los cuales ya existe un proceso consolidado de
conservación de estas semillas liderado por estos guardianes. Para ello, se realizaron
entrevistas semiestructuradas a 26 guardianes4 de semillas activos, con las cuales se logró
identificar las diferentes estructuras discursivas en torno a las prácticas de conservación de
semillas y comprender las motivaciones políticas que han guiado la conformación de
sistemas de autoridad compartida que rechazan el modelo productivo neoliberal y cuestionan
el sistema democrático representativo que ha impulsado a dicho modelo.
El presente texto está dividido en seis secciones. La primera sección es la presente
presentación del problema de investigación. En la segunda sección se presenta el estado del
arte que permite reconocer los estudios relacionados con el problema presentado y el vacío
teórico que se busca abordar. En la tercera sección se establece el marco conceptual con el
cual se realizó el análisis de la información recolectada. En la cuarta sección se describe la
metodología llevada a cabo para realizar las entrevistas semiestructuradas. La caracterización
de los sujetos políticos, así como las configuraciones socio-mentales y las motivaciones
políticas que permiten comprender los resultados descritos se presentan en la quinta sección
de este artículo. La sexta y última sección presenta las conclusiones generales del trabajo.
2. Estado de conocimiento
El presente estado de conocimiento está dividido en tres secciones. En la primera, se
reconstruyen las investigaciones que han analizado las problemáticas y conflictos derivados
de la expansión de los derechos de propiedad intelectual (DPI) en Colombia y la
criminalización de las semillas no certificadas por parte del ICA. En la segunda, se presentan
los estudios que han utilizado el marco de la democracia radical para comprender procesos
agroecológicos y proponer dinámicas de cooperación social que promueven la horizontalidad
deliberativa en sistemas agroalimentarios globalizados. En la última sección se tratarán los
4 Los guardianes de semillas entrevistas hacen parte de las organizaciones de RSLC, RGS y el Comité de Integración del Macizo Colombia (CIMA). Los guardianes lideran las acciones organizativas que buscan conservar las semillas nativas y criollas
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trabajos que han aplicado el marco de la democracia radical al estudio de movimientos
campesinos, los cuales, a través de sus formas de resistencia, han descolonizado el cuerpo
teórico en el que se soporta la democracia radical.
Como resultado de la implementación del Convenio UPOV 91, de obligatorio cumplimiento
para Colombia debido a la firma del TLC con Estados Unidos en 2012, la política pública
del país promueve el uso de las semillas patentadas por las empresas multinacionales de
biotecnología a la vez que ha tratado de criminalizar y restringir a las semillas tradicionales
(Gutiérrez Escobar 2015). A partir de esta normativa, se han sustentado tres narrativas
discursivas construidas por el ICA y las multinacionales semilleras para atribuirle un falso
éxito a las semillas transgénicas (Silva 2018). En concreto, se afirma que i) el creciente uso
de transgénicos es un indicador de su éxito, aunque se deja de lado que a dicho éxito también
ha contribuido la intervención del Estado al decomisar de semillas no certificadas, ii) se le
atribuye la responsabilidad al agricultor de los fallos de las semillas transgénicas,
atribuyéndoles un mal manejo de ellas. Lo anterior genera iii) una descalificación de las
semillas criollas y sus ecosistemas locales, lo que refuerza un imaginario que configura a las
semillas transgénicas como las mejores para la producción agrícola (Silva 2018).
Las estrategias de conservación de semillas nativas y criollas, llevadas a cabo por los
guardianes de la RSLC en Colombia, han desafiado las narrativas anteriormente señaladas,
así como el control corporativo por parte de las multinacionales semilleras (Silva y Gutiérrez
Escobar 2019). En concreto, la RSLC ha buscado cuestionar la biohegemonía ejercida por
las transnacionales y las políticas públicas agrarias al transformar el debate público sobre
semillas. Así, para la RSLC las semillas no son materia prima que debe ser extraída, sino el
resultado de una práctica que ha adaptado saberes tradicionales (Gutiérrez Escobar y Fitting
2016). Con esto, se cuestiona el supuesto de que la biotecnología es la única forma de
conocimiento sobre el mundo natural que puede ser legitimada al momento de diseñar
políticas públicas; pues la RSLC se enmarca en un proyecto decolonizador cuyas formas de
resistencia defienden una dimensión epistémica y política de los saberes tradicionales en
torno a las semillas (Hernández y Gutiérrez Escobar 2019).
Las prácticas agroecológicas promueven sistemas diversificados de producción agrícola, en
los que las familias campesinas establecen mecanismos de coproducción con la naturaleza
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para fortalecer la biodiversidad natural y luchar por una autonomía que se deslinde del
modelo productivo neoliberal que se soporta en los Estados centrales. En este sentido, la
agroecología busca reducir el intercambio desigual y propende por una autonomía campesina
que no se rija dentro del mercado de crédito y endeudamiento (Rosset y Martínez 2015). Por
eso, la agroecología genera a su vez “cultivos sociales”, entendidos como redes de interacción
entre miembros de una misma comunidad (Calle et al. 2010; Calle et al. 2013). Estas redes
están basadas en la economía solidaria, los lazos colaborativos y un uso equitativo de los
recursos naturales. La agroecología expresa en consecuencia manifestaciones de democracia
radical porque desarrolla actividades agrícolas resilientes, esquemas de distribución
alimentaria locales y autogestionados, así como mecanismos de participación directa e
igualitaria de todos los miembros de las comunidades involucradas a través de prácticas
agroecológicas (Calle et al. 2010; Calle et al. 2013).
En ese sentido, la democracia radical puede ser el producto de la agroecología (Calle et al.
2010), ya que esta última no solo busca establecer procesos de transición productiva
agroecológica, sino que también promueve que las comunidades campesinas se desvinculen
de las estrategias agrícolas empresariales que se legitiman bajo el fuero del Estado central y
la libre competencia (Petersen 2011). Por ello, los defensores de la agroecología resaltan la
necesidad de propender por transiciones ecológicas, consistentes en el abandono de las
prácticas agroindustriales y de los modelos de exportación agrícola para pasar a esquemas
endógenos, sustentados en la solidaridad, los mercados locales y el uso sostenible de los
recursos (Guzmán Casado et al. 2000).
Un ejemplo de lo anterior es la organización Vía Campesina, la cual coordina a diversas
comunidades campesinas en todo el mundo para establecer mecanismos de sustitución de la
agricultura a gran escala por estructuras agroecológicas desarrolladas por estas mismas
comunidades. Estas se han convertido en organizaciones de democracia radical a través de
las prácticas agroecológicas y de su relación con los demás actores públicos y privados en
sus territorios (Calle et al. 2010; Calle et al. 2013). Asimismo, se ha aplicado el concepto de
la democracia radical al movimiento Vía Campesina y sus formas de resistencia decolonial.
La resistencia rural de este movimiento ha llevado a la práctica a la democracia radical al
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defender la relación existente entre la dignidad humana y la naturaleza (Von Redecker y
Herzig 2019).
Por otro lado, la agroecología se ha convertido en un medio práctico para cambiar la
mentalidad de las comunidades involucradas, no solo frente al ejercicio de la agricultura, sino
frente a la democracia y las relaciones sociales (Pimbert 2017; Pimbert 2018). La
agroecología ejemplifica diversos mecanismos de participación directa que hacen que los
actores involucrados reflexionen sobre su papel en el sistema democrático, y sus derechos y
responsabilidades en el marco de su comunidad. Esto se debe a que la agroecología está
sustentada en relaciones colaborativas locales y en el ejercicio de una agricultura de pequeña
escala y sostenible con el medio ambiente; prácticas generalmente opuestas a las establecidas
en los modelos agroindustriales. Así, tales prácticas han descolonizado el cuerpo teórico de
la democracia radical, al sustentar su desarrollo en sistemas agroecológicos locales con
perspectivas culturales y sociales diversas.
De esta manera, se demuestra que el marco de la democracia radical es frecuentemente
utilizado para comprender procesos agroecológicos en sistemas alimentarios globalizados.
Este marco ha permitido cuestionar a las democracias representativas actuales y comprender
las alternativas agrícolas que se oponen al sistema productivo liberal, aunque aún no se haya
realizado análisis concretos sobre las actividades de conservación de semillas desde el marco
de la democracia radical. Además, se evidencia que diversas investigaciones ponen en
cuestión el marco de la democracia radical e invitan a controvertir estos supuestos teóricos
con un lente decolonial. Con base en ello, se encuentra un vacío de conocimiento en cuanto
al análisis y reflexión de la conservación de semillas desde el marco de la democracia radical,
el cual es necesario abordar para profundizar en la reflexión sobre la democracia en contextos
en los que esta privilegia al sistema productivo neoliberal y se deslegitima la conservación
de las semillas nativas y criollas, como sucede en diversos municipios colombianos.
3. Marco conceptual
La democracia radical es una práctica política y ética que critica los lineamientos de la
democracia representativa y propone prácticas locales de imaginación política (Conway y
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Singh 2011). Dicho paradigma propone un radicalismo político que posibilite la construcción
de nuevos sistemas autónomos de organización política, social y económica que se opongan
a la globalización neoliberal y a las formas de relacionamiento social que el imperialismo
impone a través del discurso desarrollista. (Esteva 2009). Esteva y Prakash (1998) postulan
a la democracia radical como una práctica contrahegemónica nutrida por los movimientos
populares y subalternos que propende por espacios políticos que celebren la autonomía
política de las comunidades al defender sistemas de autoridad compartida y comunitaria.
Esteva y Prakash (1998) postulan que la práctica de la democracia radical implica: (i) la
construcción de sistemas de autoridad compartida de organización y gestión que reivindican
la posibilidad de imaginar paradigmas políticos diferentes a la democracia representativa y
constitucional. Estos sistemas se conforman a partir de autoridades elegidas localmente,
sistemas de gestión de bienes comunes y sistemas consuetudinarios de normas De igual
modo, (ii) el cuestionamiento y resistencia hacia los dictámenes estatales propios de la
democracia representativa. Estas acciones se evidencian cuando las comunidades rechazan
la relación preminente entre las instituciones de la democracia representativa y el desarrollo
neoliberal (Esteva 1985;1987;1991;1992). Por último (iii) si bien hay un cuestionamiento
hacia el aparato democrático representativo, existe una adaptación de dicho aparato a favor
de las normas, reglas o principios construidos por la propia comunidad. Esto implica el uso
de figuras de la democracia representativa tales como consultas, plebiscitos, y referendos
(Esteva 2007).
La democracia radical tiene una filiación con los postulados de la ontología política, los
cuales ilustran la conexión entre la democracia radical (Conway y Singh 2011) y las
experiencias políticas que establecen un relacionamiento no dual con la naturaleza. A saber,
la democracia radical desafía la modernidad y su estatismo ontológico; es decir, desafía al
régimen político constitucionalmente constituido que divide al mundo en unidades políticas
(naciones) y que proporciona principios rectores universales que anulan la diversidad de
imaginarios y prácticas políticas. En ese sentido, la democracia radical propone nuevas
construcciones ontológicas de la democracia que permitan comprender las prácticas políticas
que propenden por múltiples construcciones de mundo y que cuestionan la política de lo
razonable promovida por la teoría democrática representativa (Ziai 2014). En la misma línea,
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la ontología política reflexiona sobre las luchas de las comunidades que buscan proteger sus
condiciones de existencia de la avalancha desarrollista, extractivista y modernizante, que
constituye una amenaza para la naturaleza (Blaser et al. 2013). Así, la autonomía propiciada
por la democracia radical surge como una práctica ontológica que crea condiciones de
existencia; las cuales promulgan políticas basadas en la historia y los proyectos de vida de
las comunidades (Blaser 2013).
Por consiguiente, la construcción de un sistema de autoridad compartida, el cual está basado
en el rechazo de la dominación del patrimonio natural de los territorios, no solo puede
comprenderse desde sistemas alternativos de organización y gestión. Es necesario reflexionar
sobre los procesos territoriales que constituyen espacios de interrelación con el mundo
natural desde prácticas no dominantes con esta (Escobar 2014). Por ello, se debe analizar la
construcción de sistemas de autoridad compartida a la luz de la ontología relacional, la cual
establece relaciones diferentes con el espacio en el que se habita. Esto se evidencia cuando
una comunidad no establece una relación dual, opuesta y jerárquica entre naturaleza y el
mundo humano (Blaser 2013), sino que construye mecanismos políticos que están diseñados
para concebir a la naturaleza y al mundo humano como entidades emergentes que se juntan
como nudos de una misma red (De la Cadena 2015).
Igualmente, el cuestionamiento y la resistencia hacia los dictámenes estatales propios de la
democracia representativa no se reducen a la comprensión del rechazo de las comunidades
hacía la relación preeminente entre la democracia representativa y el desarrollo neoliberal.
También es necesario entender las prácticas cotidianas que las comunidades realizan para
transformar el espacio cotidiano y promulgar un sistema de autoridad compartida
comprometido con un relacionamiento social entre humanos y naturaleza en términos no
jerárquicos (Escobar 2014). Por ello, es necesario reflexionar sobre las prácticas políticas de
las comunidades que resisten el sistema democrático y neoliberal y expanden sus
mecanismos políticos para incluir a los no humanos: la naturaleza (De la Cadena 2015).
Por último, el entendimiento de las adaptaciones de la democracia representativa que realizan
las comunidades en favor de sus normas, reglas y principios propios debe considerar la
construcción y promulgación de una historia política territorial (Escobar 2014). En concreto,
el uso de consultas y figuras de participación establecidas constitucionalmente son un
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mecanismo que busca salvaguardar la historia política del sistema de construcción
compartida de las comunidades. Esto implica que se busca tejer una configuración histórica
diferente a la historia universal; la cual está imbuida en la retórica colonial y universalista
(Blaser 2013; Escobar 2014). En ese sentido, para comprender las estrategias pragmáticas de
la democracia radical es necesario comprender que esta también es un mecanismo para
defender la existencia de sistemas políticos que protegen las prácticas políticas de las
comunidades (Blaser et al. 2013).
4. Metodología
La metodología establecida es el análisis crítico de discurso, el cual es un tipo de
investigación analítica que estudia el discurso en relación con el poder y la dominación en
un contexto social y político particular (Van Dijk 2002). El análisis de discurso toma partido
de manera explícita y espera que su producto contribuya a la resistencia contra la desigualdad
social. En concreto, para comprender un fenómeno social a la luz de un conjunto de discursos,
Van Dijk (2002) propone cuatro categorías de análisis: i) los actores sociales, ii) las acciones,
iii) el contexto y la estructura y iv) las representaciones sociomentales. Para el autor, las
identidades de los participantes se forjan desde modelos mentales que se manifiestan a partir
del lenguaje y que representan a una cultura, a una actitud o a una ideología específica.
Si bien esta investigación no tiene como intención develar estructuras de poder ni la ideología
de un conjunto de personas, sí intenta entender un fenómeno social a través de su interacción
con las experiencias cotidianas de los participantes. En este caso, se aplicó la metodología
planteada por Van Dijk (2002) para identificar y analizar los diferentes argumentos de los
participantes sobre la conservación de semillas nativas y criollas y su relación con el ejercicio
de la democracia radical.
Para desarrollar esta metodología, se elaboró un cuestionario semiestructurado a partir de las
categorías de análisis referidas en el marco conceptual de este trabajo. Este cuestionario se
aplicó a 26 guardianes de semillas en San Lorenzo, Caldono y Mercaderes. Las entrevistas
realizadas permitieron capturar los diferentes argumentos discursivos de los guardianes,
reconstruir los procesos relacionados con las actividades con semillas nativas y criollas, e
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identificar elementos argumentativos que dan cuenta de configuraciones de democracia
radical dentro de tales procesos.
Cada uno de los discursos verbales de las entrevistas fue releído y clasificado manualmente
según el tema expresado en estos: sistema consuetudinario desarrollado en torno con la
conservación de semillas, esquemas de gestión de semillas y sistemas de elección de
guardianes. Con este mismo procedimiento se identificaron las experiencias detalladas en
torno a la presencia de conflictos con gremios semilleros y entidades estatales como el ICA;
las motivaciones y causas de dichos conflictos; y la existencia o ausencia de oposición o
sustitución de las instituciones estatales por parte del aparato normativo consuetudinario
construido por los guardianes.
Una vez se realizó esta clasificación, se reconstruyó cada una de las categorías de la
democracia radical (sistema de autoridad compartida, resistencia a la neoliberalización y uso
del aparato democrático representativo) Así, se identificó cómo cada uno de los elementos
discursivos clasificados remite o expresa a una de las tres categorías de la teoría de la
democracia radical. Dentro de este proceso, se identificaron argumentos discursivos que
remitían a aspectos particulares de la ontología política, tales como la ontología relacional,
las prácticas de transformación del espacio cotidiano, y la reivindicación de una historia
política comunitaria. Esta última identificación complementó el análisis desde el marco de la
democracia radical y permitió comprender a mayor profundidad los procesos políticos
desarrollados dentro de la conservación de semillas.
5. Resultados y análisis
5.1. Sistemas de autoridad compartida
En primer lugar, se observó una regularidad temática en los discursos de los guardianes de
semillas en torno a la construcción del sistema de autoridad compartida en sus territorios.
Este sistema responde a un discurso común sobre el rechazo a la destrucción y dominación
del patrimonio natural de su territorio. Dentro de este sistema, la conservación de semillas
propende por un relacionamiento ético con la naturaleza y radicaliza la democracia al
expandir formas de habitar en el mundo.
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Sin embargo, los discursos de los entrevistados permitieron identificar diferencias en cuanto
a los mecanismos de elección de los nuevos guardianes, los procesos de conservación de las
casas de semillas y la aplicación práctica de las normas consuetudinarias que rigen en cada
uno de los sistemas de autoridad compartida. Estas diferencias obedecen a la diversidad de
contextos geográficos, sociales y políticos en los territorios estudiados, la cual promueve una
política del lugar que, en vez de obstaculizar las actividades con semillas, permite la
construcción de múltiples ontologías que radicalizan su conservación.
El guardián
Para todos los entrevistados, el guardián es una autoridad local que promueve la conservación
y protección de semillas nativas y criollas por mandato entregado por la comunidad en la que
habita. El guardián es un actor político que entiende a las semillas como miembros de la
comunidad que merecen ser libres a través de su circulación y conservación. Además, este
promueve la conservación y la libre circulación de semillas a través de intercambios,
préstamos y cultivos. Esto configura las bases de la democracia radical, tal como lo señala
Blaser (2013), ya que los coordinadores de las manifestaciones de democracia radical (los
guardianes de semillas) no buscan establecer directrices de dominancia sobre la comunidad
agrícola ni sobre el patrimonio natural, sino promulgar una ontología relacional de
conservación y cuidado. Tal como señala Aura Alina, guardiana de semillas de San Lorenzo:
Para ser guardián de semillas uno debe estar unido, no digo regido o dirigido, sino que es un
proceso de unidad que genera adoptar ciertos principios y formas de convivencia e
interrelación. Esos principios tienen que ver con que todo lo que yo haga tiene que cumplir
tres principios: primero que lo que yo haga me beneficie a mí, segundo beneficie a la
comunidad y tercero beneficie a la madre tierra. Todo tiene que cumplir esos tres principios
porque si no entonces no es sustentable, no hay sostenibilidad en nada de lo que tú hagas. Las
semillas nacen libres, caminan libres y nuestra obligación, en este planeta, es dejar que ellas
sigan siendo libres (Comunicación personal 2019).
Las diferencias en los procesos de selección de los guardianes se pueden explicar porque las
experiencias de democracia radical se caracterizan por tener cuerpos centralizados que se
acoplan a las necesidades locales, pero a su vez cuentan con cuerpos flexibles cuyas
estructuras son más informales, lo cual facilita la movilidad entre las tareas (Esteva 2007).
Así, los entrevistados de San Lorenzo afirmaron que no convocan una votación para elegir a
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los guardianes. Cada persona se postula ante la coordinación central de la RGS en Nariño y
dicha coordinación evalúa la trayectoria agrícola del postulado. Por otro lado, en Mercaderes
y Caldono, aunque los guardianes conocen la labor de la coordinación central de la RGS y
mantienen relaciones con la RSLC, consideran que no es necesario hacer un trámite formal
ante ninguna coordinación para ejercer sus funciones, por lo que eligen a sus guardianes por
votación entre todos los miembros adultos de la comunidad.
La casa de semillas
Para fomentar prácticas éticas entre los agricultores y los entes no humanos (semillas), los
guardianes gestionan casas de semillas. En San Lorenzo, los guardianes manejan casetas de
semillas personalizadas en sus terrenos y establecen intercambios, compra, venta y préstamos
de semillas con la casa matriz de la RGS ubicada en Pasto. En Mercaderes no existe una casa
de semillas, pero se llevan a cabo estrategias de conservación consistentes en la continuidad
del ciclo de cultivos y mantienen un vínculo comercial con la casa de semillas de la vereda
Siberia (Caldono, Cauca), construida por los guardianes de este municipio con la ayuda de la
RSLC y la organización SWISSAID. La particularidad de este último territorio es que junto
a las comunidades campesinas conviven comunidades indígenas Nasa y Misak, las cuales
han tenido conflictos por la propiedad de la tierra. En este contexto, los guardianes
manifiestan que cada pueblo tiene distintas realidades que se tornan conflictivas, pero han
utilizado la casa de semillas para mantener el tejido social entre ellos.
Al analizar esta evidencia, es claro que para los guardianes de San Lorenzo, las casetas y las
casas de semillas cuestionan la idea de “bancos de semillas”, la cual es recurrente en
investigaciones sobre semillas (Vernooy et al. 2015). La palabra “banco” está envuelta en
códigos capitalistas de acumulación, lo cual contradice los principios de los guardianes y de
su práctica de conservación. Así, como señala Aura Alina: “Nosotros no hablamos de bancos
de semillas porque no nos parece ese tema de un sistema capitalista y depredador, por eso
hablamos de casas de semillas” (Comunicación personal 2019).
Asimismo, para algunos guardianes de San Lorenzo, el lugar donde habitan las semillas es
un altar y un refugio, lo cual resignifica su habitabilidad: se establece un compromiso con la
libertad de las semillas y con la prolongación de la vida de sus diferentes especies. La pérdida
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en la variedad de semillas implica así una ausencia en el legado histórico que los actuales
guardianes le quieren dejar a los futuros, así como una destrucción de las diferentes
posibilidades agrícolas que permiten habitar la tierra desde una ontología que radicalice el
entendimiento de la naturaleza (De la Cadena 2015).
Los procesos de conservación llevados a cabo por los guardianes de Mercaderes evidencian
su cuestionamiento a la conservación desde un espacio que no sea la tierra misma, ya que
para ellos, cuidar y prolongar la vida de las semillas implica retornarlas a su hogar a través
de la siembra. Esta práctica establece una narrativa que pasa por reconocer que las semillas
provienen y pertenecen a la tierra, y que su resguardo no es una casa como la de los humanos.
El reconocimiento radical de la habitabilidad de las semillas las reconoce no solo como entes
sagrados y libres, sino como seres que tienen su propia ontología del habitar que es
radicalmente opuesta a la de los seres humanos (Blaser 2013). En palabras de Elizabeth,
guardiana de semillas en Mercaderes:
No tenemos un sitio específico para guardar las semillas. (…) eso se hace de forma natural
pero no en un sitio específico, o por ejemplo, nuestra semilla la guardamos es en la tierra, que
es volviéndolas a sembrar, porque si la semilla no tiene un proceso de conservación pues la
semilla no nace, no germina. Entonces la mejor forma de conservarla es volviéndolas a
sembrar (Comunicación personal 2020)
La comprensión de los guardianes de Caldono en torno a la casa de semillas como un eje
integrador de distintas comunidades refleja lo señalado por Blaser (2013), en cuanto a que la
promulgación de distintas ontologías opuestas a la ontología moderna implica establecer
conexiones parciales entre múltiples ontologías, sin anular sus diferencias ontológicas y
comprometiéndose con la promulgación de una política compartida. En este caso, una
política donde las semillas nativas y criollas son conservadas y defendidas. En la narración
de Ricardo, guardián de semillas de Caldono:
Una cosa muy interesante que vi fue el poder perdonar, poder asumir eso que estaba pasando
de otra manera; y nuestra casa de semillas, pensar en las semillas, fue básicamente lo que
hizo que nos siguiéramos encontrando, que nos siguiéramos viendo; y nosotros planteamos
que una de las situaciones que hacía importante el grupo de trabajo eran las semillas, era la
vida, era la biodiversidad, era el alimento, era la autonomía alimentaria, y eso dijimos que
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eso era un llamado para que todos nos pudiéramos unir en torno a las semillas (Comunicación
personal 2020).
El sistema consuetudinario de normas
Aunque existen diferencias en cuanto a la conservación de semillas y sus manifestaciones en
el habitar de las mismas, en los territorios estudiados se manejan principios básicos comunes
respecto a la comercialización de semillas, los procesos de decisión y coordinación, y la
promulgación de la soberanía alimentaria de las comunidades. Esto les permite promover una
política alimentaria opuesta a la impulsada por el Estado colombiano mediante la distribución
y promoción de semillas transgénicas.
En concreto, los guardianes han establecido principios para llevar a cabo la circulación y
comercialización de semillas nativas y criollas, y fomentar prácticas agroecológicas que
promuevan la soberanía alimentaria, la construcción de un comercio agrícola que proteja la
naturaleza, y la restricción de cultivos transgénicos que comprometan las semillas por medio
del contacto o hibridación. Estos principios establecen préstamos, intercambios, ventas y
compras de semillas entre los guardianes y los miembros de sus comunidades. Los préstamos
consisten en suministrar a los agricultores un kilo de semillas nativas o criollas con el
compromiso de devolver un kilo y medio al guardián. La compraventa de semillas tiene la
intención de obtener los recursos suficientes para sostener las actividades de los guardianes
y realizar mercados o ferias en los municipios donde tienen presencia. Por último, el
intercambio se realiza en espacios formales e informales, tales como las asambleas de la RGS
y la RSLC y encuentros en los que los guardianes comparten sus experiencias con las semillas
y las intercambian para establecer lazos de amistad en sus territorios. En palabras de Aura
Alina:
Nosotros no lo hacemos [el intercambio de semillas] como negocio, porque las semillas
nativas y criollas tienen una ventaja, que cuando tú siembras, tú tienes nuevamente la semilla
y no tienes que ir a comprar a ninguna parte, esa es la ventaja, entonces para nosotros no es
un negocio en el concepto “quiero vivir de la venta de semillas”. Lo que nos beneficia a
nosotros es que cada vez que una persona nueva tiene una semilla nuestra se va a multiplicar
y vamos a permitir que haya mucha abundancia, entonces vamos a generar mucha paz y
nuestra misión se ha cumplido. (Comunicación personal 2019)
16
Estas prácticas reflejan lo planteado por Esteva y Prakash (1998), en tanto que las prácticas
comerciales autónomas incentivan procesos económicos que no se rigen bajo los parámetros
capitalistas del neoliberalismo, y que por el contrario, ofrecen formas cotidianas de
emancipación política (Esteva 1985; 1991). Los guardianes buscan así establecer cargas
económicas compartidas que les den potestad sobre su patrimonio natural (Esteva 1991) bajo
sus propios términos y sin perder el sentido democrático de su autoridad. Al mismo tiempo,
han desarrollado medios de comercialización que deslegitiman el comercio agroindustrial y
la gramática política hegemónica de los precios del mercado bajo la asunción de la libre
competencia.
5.2. Resistencia a la neoliberalización de la agricultura
Los guardianes de semillas comparten un discurso común de rechazo hacia la producción de
semillas transgénicas, la neoliberalización de la agricultura y la propiedad intelectual de las
semillas. En concreto, los guardianes manifiestan que su sistema de autoridad compartida no
solo tiene el propósito de establecer relaciones autónomas que propendan por la conservación
de las semillas nativas y criollas. También es una manifestación política que se resiste a
comercializar y cultivar con semillas transgénicas, a practicar y concebir a la agroindustria
como único modelo “razonable” de agricultura, y a ejercer propiedad sobre las semillas por
medio del discurso que defiende los DPI (Blaser 2015).
En primer lugar, los guardianes consideran que la circulación de las semillas transgénicas
genera la ilusión de un falso beneficio, ya que estas han sido modificadas y manipuladas con
el fin de beneficiar a un sector reducido de la población, quien ejerce los DPI sobre tales
semillas y recibe las ganancias por su venta. En contraste, las semillas nativas y criollas son
para los guardianes el ente vital de los cultivos agroecológicos, puesto que en ellas empieza
la vida natural. Es decir, las propiedades de reproducción e intercambio libre de estas semillas
les permite mantener la biodiversidad en sus territorios y el desarrollo de sus cultivos sin
necesidad de invertir grandes recursos en la compra de semillas, como sucedería si
reemplazaran las semillas nativas y criollas por semillas transgénicas.
Igualmente, los guardianes señalan que las prácticas agroindustriales generan desigualdades
económicas entre los grandes productores y las comunidades campesinas e indígenas, ya que
tales prácticas promueven que los primeros se apropien de la tierra y el patrimonio natural de
17
los segundos para optimizar la producción agrícola. Al mismo tiempo, las prácticas
agroindustriales generan desigualdades sociales, puesto que se impide el desarrollo de la
soberanía alimentaria de las comunidades locales y los mecanismos sustentables y
participativos para el uso de las semillas. Esto se debe a que la agroindustria se sustenta en
la exportación masiva de productos agrícolas y el uso de semillas certificadas, porque las
regulaciones del comercio internacional exigen que los productos agrícolas que se exporten
hayan sido cultivados con semillas que cumplan los DPI ejercidos por las empresas
multinacionales dueñas de tales semillas, generalmente modificadas genéticamente.
En consecuencia, los guardianes manifiestan su rechazo al ejercicio de la propiedad
intelectual sobre las semillas, dado que este principio se defiende como resultado de la
expansión de la agroindustria y de la búsqueda de beneficios privados, en detrimento de las
prácticas de conservación de semillas nativas y criollas y la soberanía alimentaria de las
comunidades. En palabras de Aura Alina:
La agricultura agroindustrial es autodestrucción. Las personas que están haciendo eso nunca
van a entender, o si lo entienden, no sé qué pasa, que lo que están haciendo es una actitud en
contra de ellos mismos, porque es que las semillas libres nos benefician a todos, una semilla
privatizada solo va a beneficiar a un sector, pero es mentira, es un beneficio falso, es un falso
beneficio porque mira, una semilla transgénica, que para mí no son semillas, una OGM, es
algo que te destruye también al mismo productor, porque si ese productor consume esas
semillas también se está envenenándose igual. (Comunicación personal 2019)
Al analizar los discursos de los guardianes, se evidencia su oposición al discurso que defiende
los DPI sobre las semillas. Esta oposición responde al hecho de que el ejercicio práctico de
este discurso implicaría la prohibición del uso y conservación de las semillas nativas y
criollas, y en consecuencia, la destrucción de los sistemas de autoridad compartida y la
diversidad cultural y biológica en los territorios. Así, aunque la Resolución 970 de 2010 y la
Ley 1518 de 2012, las cuales imponían de manera efectiva estas prohibiciones, ya hayan sido
derogadas, el discurso que promovió dicha legislación sigue vigente y es repetido por
instituciones estatales como el ICA y los gremios semilleros en el país.
La vigencia del discurso de defensa de los DPI sobre las semillas se evidencia en la
promulgación de la Resolución 3168 de 2015 por parte del ICA (2015). Si bien esta
Resolución no prohíbe el cultivo y consumo de las semillas nativas y criollas para el pan
18
coger de las comunidades, y considera que la ancestralidad y el conocimiento agrícola que
se conservan en estas es importante, sí impide la circulación comercial de estas semillas
(Grupo semillas y RSLC 2015). (Garcia et al. 2019). Así, el ICA prohíbe a las comunidades
comercializar y tener dinámicas económicas que les permitan proteger sus semillas y
circularlas libremente en el territorio nacional.
Esta postura estatal puede ser comprendida a partir de la teoría de Esteva y Prakash (1998),
quienes señalan que las instituciones democráticas, al estar atadas a la neoliberalización de
la política, cooptan la autonomía política de las comunidades a través de la restricción de
acceso a los mercados locales o a la imposibilidad de establecer dinámicas comerciales
propias. Esta misma teoría también permite comprender las acciones de resistencia por parte
de las comunidades afectadas por estas restricciones: cuando se construyen sistemas alternos
de autoridad compartida también se está resistiendo al desarrollo neoliberal, a sus lógicas de
producción y acumulación, y a la dominación y cooptación que este modelo establece sobre
la naturaleza (Blaser 2013).
Esta oposición, liderada en este caso por los guardianes de semillas nativas y criollas, se basa
en la construcción ontológica que han realizado sobre estas, pues, como se mencionó en la
primera sección, ellos definen a las semillas como entes libres que custodian la historia de la
práctica ancestral y milenaria de la conservación (Blaser 2013). La manipulación genética
con fines de lucro entra en un conflicto irreconciliable con esta ontología de las semillas,
pues las semillas transgénicas destruyen su historia agrícola de la comunidad con el
reemplazo y muerte de las semillas nativas y criollas, al tiempo que vuelve dependiente al
agricultor.
La resistencia de los guardianes también presenta variaciones territoriales. En el caso de San
Lorenzo, los guardianes de semillas llevaron a cabo en el año 2016 una iniciativa popular
para declarar al municipio como libre de transgénicos (Portillo 2019). La declaración incluía
la implementación de acciones como la promoción del uso de semillas nativas y de la
protección de los sistemas de comercialización para que no tengan contacto con productos
transgénicos. Se recogieron alrededor de 1300 firmas de ciudadanos que apoyaron esta
decisión, lo que impulsó al Concejo municipal a promulgar dicha declaración de manera
oficial (Portillo 2019) Para los entrevistados esta declaración fue una manifestación de
19
autonomía y soberanía popular porque desde la comunidad y las autoridades municipales se
plantearon políticas y medidas para proteger la economía campesina y apoyar la protección
de los intercambios, las casas, y toda actividad comercial relacionada con las semillas nativas
y criollas.
En Mercaderes, la Resolución 3168 de 2015 (ICA 2015) ha generado una prohibición
implícita a las iniciativas de construcción de una nueva agricultura que se oponga al
narcotráfico. Las comunidades de este municipio se han articulado desde distintas
organizaciones (CIMA, Fundecima y Guardianes de Semillas) para sustituir los
monocultivos de la planta de coca pajarito caucana (Erythorxylum, Coca variedad Pajarito)
por un sistema comercial agrícola más diverso y basado en el uso de semillas nativas y
criollas, ya que la predominancia del monocultivo de coca incentiva el narcotráfico en la
zona. Cabe aclarar que los agricultores no quieren abandonar por completo el cultivo de coca
pajarito caucana; por el contrario, quieren diversificar la agricultura para proteger a la hoja
de coca del narcotráfico y propender por una historia política de paz y reconciliación a través
de dicha diversificación.
Para responder a las directrices del ICA, las comunidades agrícolas de Mercaderes decidieron
articular tareas con la RGS y la RSLC. Así, aun cuando estas comunidades no tienen sistemas
de autoridad tan organizados como en San Lorenzo, se ha impulsado la creación de una casa
de semillas que tiene relación comercial con la casa matriz de Siberia (Caldono).
Adicionalmente, los guardianes de Mercaderes han iniciado procesos de enseñanza y
concientización del cuidado de las semillas nativas. El discurso de los guardianes de estos
municipios evidencia los principios agroecológicos de conservación de semillas y manifiesta
su postura de resistencia para recuperar lo que se ha perdido por cuenta del narcotráfico.
Así, es posible afirmar que la conservación de semillas nativas y criollas es una manifestación
política de resistencia en contra de las políticas neoliberales del Estado, lo cual evidencia el
carácter de ejercicio de oposición de la democracia radical en estos territorios (Esteva y
Prakash 1998). Este ejercicio, manifestado a través de procesos de la declaratoria en contra
de los transgénicos o de una historia conjunta entre diferentes comunidades campesinas e
indígenas, se origina en la misma práctica agroecológica y las acciones cotidianas de los
sistemas de autoridad compartida. En palabras de Aida, guardiana de semillas de Nariño:
20
El trabajo es político desde el momento en que empezamos a transformar realidades con las
acciones. Comer sano es un acto político, escoger que siembro es un acto político, escoger
como lo siembro es un acto político, escoger que no voy a envenenar a nadie cuando siembro
los alimentos es un acto político, escoger que no voy a trabajar con agroquímicos es un acto
político, escoger que voy a tratar bien a la persona que me ayude en el trabajo es un acto
político, que vamos a pagar bien de manera justa es un acto político. Es como entendemos lo
político, es como hacemos eso y lo convertimos en un hábito de manera cotidiana
(Comunicación personal 2019)
5.3. Uso de figuras de la democracia representativa en favor de la democracia
radical
Los discursos de los guardianes de semillas entrevistados evidencian el uso recurrente de
herramientas de la democracia representativa colombiana para fortalecer a sus sistemas de
autoridad compartida y legitimar a sus acciones de resistencia a las políticas agrícolas
neoliberales. La recolección de firmas y la consulta popular han sido uno de los recursos
políticos utilizados para ello, estos han sido utilizados de diferentes maneras en los territorios
estudiados, pero siempre con un propósito común: reivindicar a la semillas nativas y criollas
como sujetos políticos.
Por una parte, los guardianes de San Lorenzo afirman que la recolección de firmas para
declarar al municipio libre de transgénicos está avalada por el concejo municipal de San
Lorenzo. Aunque consideran necesario establecer Estados alternativos que sean fieles a la
autonomía de los sistemas de autoridad compartida, argumentan que no es estratégico
enfrentarse directamente al Estado colombiano. El uso de las firmas es para ellos un
mecanismo pragmático que les posibilita proteger y promulgar su realidad política sin tener
que sacrificar su lealtad con sus comunidades.
Las estructuras argumentativas de los guardianes de San Lorenzo son consistentes en
cuestionar la institucionalidad democrática que defiende el modelo agroindustrial, en el cual
se ha soportado el gremio semillero Acosemillas para demandar al municipio de San Lorenzo
por llevar a cabo su declaratoria como territorio libre de transgénicos. Acosemillas, apoyado
por el aval político brindado por el ICA, argumenta que la consulta popular y el aval que dio
el Concejo Municipal a la declaratoria son inconstitucionales y exceden los derechos que
21
confiere la Constitución de 1991a la ciudadanía y al Concejo de este municipio (Juzgado
Sexto Administrativo Oral del Circuito de Pasto 2019).
En respuesta a ello, los guardianes de San Lorenzo se articularon con diferentes
organizaciones como el Grupo Semillas y la RSLC para promover y defender el Acto
Legislativo número 226 de 2019 de la Cámara de Representantes, el cual buscaba promover
que todo el territorio colombiano sea declarado libre de transgénicos. En una de las
audiencias de este proyecto argumentaron que la declaratoria de San Lorenzo responde a la
preocupación de la comunidad agrícola por la presencia de transgénicos, y señalaron que la
defensa de los transgénicos por parte de Acosemillas no puede coexistir ni estar en armonía
con los principios de los guardianes de semillas (Congreso de la República de Colombia
2019; comunicación personal 2019). Cabe aclarar que este acto legislativo fue archivado por
vencimiento de términos, por lo cual se interpuso un nuevo Acto legislativo (008 de 2020),
el cual establece las mismas demandas que el anterior (Congreso de la República de
Colombia, 2020).
En contraste, los guardianes de Mercaderes y Caldono aseveran que las consultas populares5
realizadas en sus territorios sirvieron para ejercer su derecho a la protesta frente a
determinadas acciones del aparato democrático representativo. No se evidencia en tales
guardianes una oposición a la figura misma del Estado colombiano, sino a determinadas
decisiones estatales que van en contravía de sus derechos políticos, incluyendo la formación
de sistemas de autoridad compartida para promover el uso de semillas nativas y criollas y
oponerse a las políticas neoliberales. En palabras de Mauricio, guardián de semillas de
Caldono:
Todos hacemos parte del Estado, y las instituciones del Estado tienen que obedecer a unas
cosas que definamos como nación, entonces en cierta manera nosotros, lo que tenemos que
hacer es incidir para que el Estado asuma estas situaciones, estas problemáticas que estamos
planteando. El tema es como cada gobierno, de acuerdo a sus tendencias y a sus ideologías,
pues va proponiendo ciertas cosas, porque el Estado no es homogéneo. Entonces hay que
mirar que hay instituciones de nivel local, hay instituciones de nivel regional, hay
5 En Mercaderes la consulta tenía la intención de definir si la comunidad permite la minería metálica a gran escala y la explotación de hidrocarburos, y en Caldono, la consulta tenía la intención de rechazar el TLC con Estados Unidos.
22
instituciones de nivel nacional, y uno entra a jugar con todo eso (Comunicación personal
2020)
Por ello, la comunidad indígena Nasa promovió una consulta popular en el año 2005 que
buscaba determinar la opinión de las comunidades sobre el TLC con Estados Unidos (Nixon
2005). En palabras de los guardianes de semillas, la consulta era una herramienta para
declarar en foro público su rechazo contra la criminalización de las semillas nativas y criollas;
pues este TLC restringe el intercambio libre de productos sin una propiedad intelectual
definida, siguiendo lo establecido por el Convenio UPOV 91. Así, para los guardianes de
Caldono, el TLC tiene principios que van en contra de su historia milenaria de conservación
de semillas y de sus derechos como ciudadanos políticos participes de una democracia
representativa.
Los discursos reflejan una actitud pragmática de los guardianes, ya que se mantiene la
oposición a los valores ontológicos antagónicos con la conservación de semillas nativas y
criollas a través del uso del aparato democrático, aun cuando este aparato promueve dichos
valores antagónicos (Blaser 2013). Esto se alinea con lo establecido por Esteva y Prakash
(1998), en tanto que la democracia radical explota estrategias pragmáticas y estratégicas del
espacio público de la democracia representativa con el fin de proteger los procesos
autónomos y comunitarios de las comunidades. Estas estrategias buscan transformar las
condiciones políticas y comerciales de los territorios con el objetivo de promover una ética
identitaria que se opone a las formas de cooperación estatistas de la democracia
representativa.
El objetivo final de estas estrategias es la reivindicación de las semillas como sujetos
políticos, ya que la ética identitaria y los procesos políticos autónomos defendidos a partir de
las consultas populares están sustentados en la idea de la semilla como un ente libre, diverso
y que no está sujeto a la imposición de los DPI, tal y como se argumentó en las secciones
anteriores. Al mismo tiempo, estas acciones conllevaron a revelar el proceso des-
democratizador del norte global reflejado en la relación estrecha entre la democracia
representativa colombiana y el modelo productivo agroindustrial. Esto se refleja en que la
respuesta estatal frente a estas iniciativas populares ha consistido en apoyar a Acosemillas en
su demanda a San Lorenzo y ratificar los principios de no comercialización de semillas no
certificadas a partir de la Resolución 3168 de 2015 (ICA 2015).
23
Las diferencias discursivas en cuanto al papel que los guardianes le otorgan al Estado y a la
legitimidad política de la democracia representativa también supone una reevaluación de la
teoría de la democracia radical en cuanto a la categoría de la legitimidad estatal planteada
por Esteva y Prakash (1998). Si bien los guardianes de Mercaderes y Caldono argumentan
que su sistema de autoridad compartida es una manifestación política que resiste al desarrollo
neoliberal y la legislación colombiana que criminaliza a las semillas nativas y criollas, los
guardianes son a la vez partícipes de la promulgación ontológica de la democracia
representativa y se sienten parte del Estado.
Lo anterior cuestiona el marco teórico de la democracia radical pues, como se señaló en la
tercera sección de este trabajo, la democracia radical propone una fractura con los principios
ontológicos de las democracias representativas para promulgar y reivindicar una gramática
política particular. Sin embargo, los discursos de los guardianes de Mercaderes y Caldono
son consistentes en aseverar que, si bien rechazan el modelo de desarrollo agroindustrial y
buscan establecer un sistema de autoridad compartida autónomo, la promulgación de su
sistema de autoridad se reconoce como parte del Estado colombiano.
Esta postura se puede explicar a partir de la crítica de Ziai (2004) a la propuesta teórica de
Esteva y Prakash (1998), pues señalan que dicha propuesta establece rupturas en las
diferentes ontologías, sin reconocer que las manifestaciones políticas locales no están
necesariamente desconectadas de los Estados democráticos representativos. Es cierto que
Esteva y Prakash (1998) aceptan que la democracia radical pone a su servicio los mecanismos
de participación de la democracia representativa, pero estos asumen que el uso de dichos
mecanismos refiere únicamente a una estrategia pragmática por parte de las comunidades, lo
cual es cierto para el caso de San Lorenzo. Sin embargo, desestiman que el uso de dichos
mecanismos también responde a un autorreconocimiento político con los valores
democráticos del Estado social de derecho; lo cual no anula la construcción política de su
sistema de autoridad compartida como opuesto al régimen estatista democrático. Esto se
evidencia en casos como los de Mercaderes y Caldono, donde ambas ontologías se
entrecruzan y se promueven de manera crítica.
En ese sentido, para todos los guardianes entrevistados, la promulgación de su ontología
política está basada en su reivindicación de las semillas nativas y criollas como sujetos
24
políticos, con el consecuente ejercicio de sus sistemas de autoridad compartida, su relación
ontológica con la naturaleza y la conservación de una historia agrícola milenaria guardada en
estas semillas. No obstante, para los guardianes de Mercaderes y Caldono estas acciones
implican una participación ética, en los espacios de la democracia representativa, que intenta
reformar sus instituciones para que estas sean más parecidas a su sistema de autoridad
compartida. Estos guardianes se comprenden a partir del sentido contrahegemónico de los
estudios subalternos de la democracia radical, sentido en el que se busca establecer un
conflicto entre opuestos con el fin de promover una realidad política.
6. Conclusiones
Esta investigación demostró cómo el ejercicio de conservación de semillas nativas y criollas,
realizado por los guardianes de semillas de San Lorenzo, Mercaderes y Caldono se configura
como una experiencia de la democracia radical. Estos guardianes han construido un sistema
de autoridad compartida a través del cual se elige a sus autoridades locales, se establecen
casas de semillas, y se promueven normas consuetudinarias que regulan los procesos de
intercambio de estas semillas. Los discursos de los guardianes mostraron matices políticos
en estos elementos, los cuales responden a sus construcciones ontológicas respecto a su
relación con las semillas y a su reivindicación histórica particular según sus prácticas
milenarias de conservación. Esto supone una política del lugar que no anula las diferencias
políticas, sino que reconoce las posturas conflictivas que se pueden dar a la hora de construir
un sistema de autoridad.
Asimismo, la conservación de semillas de los municipios estudiados cuestiona la política de
lo razonable, promovida por la filosofía política liberal y de la cual se nutre el cuerpo teórico
de la democracia representativa. La política razonable separa las demandas de la ciudadanía
en dos bloques: aquellas que son lógicas y razonables, y aquellas que se consideran irreales
bajo los parámetros liberales que propenden por el desarrollo neoliberal Por lo general, las
demandas que abogan por una ontología relacional de la naturaleza son catalogadas en el
segundo bloque. El ejercicio de la democracia radical es así la construcción de un sistema de
autoridad compartida que resiste y cuestiona las políticas neoliberales y que se legitima bajo
el fuero político de las democracias representativas. Sin embargo, también se debe
25
comprender como una construcción ontológica que propende por la defensa de prácticas que,
a través de una política del habitar, reivindica la historia de una comunidad. Esto permite
comprender cómo las acciones políticas de los guardianes son legítimas según sus propios
valores políticos.
Por último, cabe resaltar que la democracia radical propuesta por Esteva y Prakash (1998)
necesita reevaluar la última categoría que define su cuerpo teórico. Los guardianes de
semillas, si bien construyen una experiencia de democracia radical según lo expuesto por la
teoría, expanden sus postulados teóricos. En concreto, los sistemas de autoridad compartida
de Mercaderes y Caldono tienen gramáticas políticas diferentes al lenguaje estatista de la
democracia representativa, sin manifestar una separación tajante con esta. La promulgación
de su política del lugar pasa por legitimar la democracia representativa y demostrar sus
falencias y contradicciones internas, en especial aquellas que refieren a la relación estrecha
entre la democracia representativa colombiana y el modelo productivo agroindustrial.
26
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