En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.
Oración inicial:
Señor mío Jesucristo, postrado ante tu divina presencia, suplico a tu amorosísimo Corazón que me admitas a la meditación de los Excesos de tu Amor en el misterio de tu Encarnación. Dame tu
ayuda, gracia, amor, profunda compasión y entendimiento de tus padecimientos, mientras medito el ____ Exceso de tu amor. Y a ti Madre
Inmaculada, te pido que me encierres en tu Corazón, y que me hagas un pequeño lugar en tu
seno materno, para que pueda contemplar, comprender y acompañar a tu Hijo Jesús en este
misterio, e imitándolo a Él y a Ti, deje de reinar en mi a la Divina Voluntad, como en el
Cielo así en la tierra. Amén.
“Hija mía, si tu quieres pasar de mi amor tan devorador a mi
amor obrante me verás sumergido en un abismo sin fondo de sufrimientos. Cada alma, concebida en mí, me
trajo el fardo de sus pecados, de sus debilidades y de sus
pasiones, y mi Amor me ordenó tomar el fardo de cada uno, y no sólo concebí a las almas,
sino las penas de cada una, las satisfacciones que cada una de
ellas debía dar a mi Padre Celestial.
Así que mi Pasión fue concebida junto Conmigo.
Cuarta Hora
Mírame con atención en el seno de mi Mamá y verás cuánto y cómo
siento a lo vivo la crueldad de tantas
penas. Mira bien cómo mi pequeña cabecita está circundada por
una corona de espinas, que ciñéndome fuerte
las sienes me hace derramar ríos de
lágrimas de los ojos, y no puedo moverme
para secarlas.
Ah, muévete a compasión por Mí, sécame los ojos de tanto llanto, tú que
tienes los brazos libres para poder hacerlo. Estas espinas son la corona de los tantos pensamientos malos
que se agolpan en las mentes humanas, oh, como me punzan más estos pensamientos que las espinas que produce la tierra, pero mira qué larga crucifixión de nueve meses, no
podía mover ni un dedo, ni una mano, ni un pie, estaba aquí siempre inmóvil, no había lugar para poderme mover un poquito, qué larga y dura crucifixión, agregando que todas las
obras malas, tomando forma de clavos, me traspasaban manos y pies
repetidamente”.
Y así continuaba narrándome pena por pena todos los martirios de su pequeña Humanidad, y querer decir todas sería
demasiado extenso.Entonces yo me abandonaba al llanto,
y oía decir en mi interior:
“Hija mía, quisiera abrazarte pero no lo puedo hacer, no hay espacio, estoy
inmóvil, no lo puedo hacer; quisiera ir a ti pero no puedo caminar. Por ahora
abrázame y ven tú a Mí, después Yo, cuando salga del seno materno, iré a ti”.Pero mientras con mi fantasía me lo
abrazaba, me lo estrechaba fuertemente a mi corazón, una voz
interior me decía:“Basta por ahora hija mía, y pasa a considerar el quinto exceso de mi
Amor”.
Al terminar cada meditación:
Se reza un Padre
Nuestro, Ave María y Gloria. Pidiendo el Reino de la Divina Voluntad sobre la tierra, y por las
intenciones del Santo Padre y de toda la
Iglesia.
460 . El Verbo se encarnó para hacernos "partícipes de la naturaleza divina" (2 P 1, 4): "Porque tal es la razón por la que el Verbo se hizo hombre, y el Hijo de Dios, Hijo del hombre: para que el hombre al entrar en comunión con el Verbo y al recibir así la filiación divina, se convirtiera en hijo de Dios"
Catecismo de la Iglesia Católica
Fue oprimido y afligido, pero no abrió su boca; como cordero que es
llevado al matadero, y como oveja que ante
sus trasquiladores permanece muda, no
abrió El su boca.Isaías 53:7
Sagradas Escrituras
"Porque el Hijo de Dios se hizo hombre para hacernos Dios”
(San Atanasio de Alejandría, De Incarnatione, 54, 3: PG 25, 192B).
("El Hijo Unigénito de Dios, queriendo hacernos partícipes de
su divinidad, asumió nuestra naturaleza, para que, habiéndose hecho hombre, hiciera dioses a los
hombres”)
(Santo Tomás de Aquino, Oficio de la festividad del Corpus, Of. de
Maitines, primer Nocturno, Lectura I).
Padre y Doctor de la Iglesia
Para profundizar en los Escritos de la S. D. Luisa Piccarreta Vol 2. Sept. 2, 1899
Vol 16. Marzo 13, 1924
Vol 17.Julio 20, 1925Vol 19. Agosto 3,
1926
Después de esto ha hecho silencio, quedando todo afligido por el gran mal que ha producido la voluntad humana en las criaturas, hasta deformar su bella imagen infundida en ellas
al crearlas, y suspirando ha agregado:
“Hija mía, la voluntad humana paraliza la Vida de la mía en el alma, porque sin mi Voluntad no circula la Vida Divina en el alma, que más que sangre pura conserva el movimiento, el vigor, el uso perfecto de todas las facultades mentales,
de modo de hacerla crecer sana y santa, de poder descubrir en ella nuestra semejanza; ¡cuántas almas paralizadas sin
mi Voluntad!
De los Escritos de la S.D. Luisa Piccarreta. Vol.19 Agosto 31, 1926
Qué espectáculo digno de compasión al ver a las humanas generaciones casi todas paralizadas en el alma, y por lo tanto
irracionales, ciegas para ver el bien, sordas para escuchar la verdad, mudas para enseñarla, inertes para las obras santas, inmóviles para caminar el camino del Cielo, porque la voluntad humana impidiendo la circulación de mi Voluntad forma la parálisis general en el alma de
las criaturas, sucede como al cuerpo, que la mayor parte de las enfermedades, especialmente después de parálisis, son producidas
por falta de circulación de sangre; si circula bien la sangre el hombre es robusto y fuerte, no siente ningún malestar, pero si comienza la
irregularidad de la circulación de la sangre, comienzan las indisposiciones, las debilidades, las fiebres, y si la circulación se hace más irregular se queda paralizado, porque la sangre que no circula y que con rapidez no corre en las venas, forma los graves
males a la naturaleza humana.
¿Qué no harían las criaturas si supiesen que hay un remedio para la irregularidad de la circulación de la
sangre? Irían quién sabe hasta dónde para tenerlo, para no padecer ninguna enfermedad. Sin embargo está el
gran remedio de mi Voluntad para evitar cualquier mal del alma, para no quedar paralizada en el bien, para crecer fuerte y robusta en la santidad, ¿y quién lo toma? No obstante es un remedio que se da gratis, no se deben
hacer grandes viajes para tenerlo, es más, está siempre pronta a darse y constituirse como Vida regular de la
criatura. ¡Qué dolor hija mía, qué dolor!”Dicho esto ha desaparecido.
Jesús nos dedicó toda su vida, dediquémonos a los demás
“Jesús no se ha limitado a encarnarse o a dedicarnos un poco de tiempo, sino que ha venido para compartir nuestra vida, para
acoger nuestros deseos. Porque ha querido, y sigue queriendo, vivir aquí, junto a nosotros y por nosotros. Se interesa por nuestro mundo,
que en Navidad se ha convertido en su mundo. El pesebre nos recuerda esto: Dios, por su gran
misericordia, ha descendido hasta nosotros para quedarse con nosotros”
Papa Francisco. (22.12.2015).
Para tener en cuenta en la Navidad:
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