Cuento al Viento
Cuento al Viento
Davinchy RamirezDaniela CarmonaGabriela CárdenasAlexander Campos
Indice1- Prólogo2- Aficionados3- Escritores Nacionales4- Escritores Internacionales5- Haiku6- Tienda de Cómics7- Decálogo del microcuento
01
Con alguna ligereza, esta suerte de micro-prólogo tendría que ser el leve empujón que arroje al lector contemporá-neo (ávido de historias que no acaparen el tiempo de su rutina y sus afanes) a un uni-verso de pequeñas obras maestras que se han ido abriendo paso, a lo largo del tiempo, en la literatura. O por lo menos, advertirle que a partir de la siguiente página se encontrará en mitad del cuadri-látero, en mitad de la balacera, en mitad de todas las tormentas.
Pról
ogo Alexander Campos Sandoval
Aficionad�
Laur
ita Laurita no haría tal cosa, pensé frente a su cadáver.
Carlos Mario González
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04
Como campesino analfabeto y mudo de nacimiento, así llegó don León a la ciudad. Apenas pudo ingresó a un curso para aprender a leer y escribir. Desde el inicio parecía querer redactar una frase con urgencia. Luego de tres años quedó certifi-cado. Con el diploma aún en sus manos se dirigió al batallón. Sobre los muros corona-dos por espinas de muerte escribió: “Uste-des me los mataron”.
Carlos Mario González
Por e
scri
to
Sin
cab�
a
Las naciones aliadas estaban estupefac-tas, un nuevo gobierno había destruido su cabeza.
Daniela Ávila
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06
En este paraíso, ha pasado algo.
Daniela Ávila
Susp
enso
Apagué la alarma para poder seguir durmiendo. Me habría encantado no caer de la cama después.
Daniela Carmona
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08
Te habría esperado un poco más, pero alguien vino por mí.
Daniela Carmona
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Hace demasiado olvido para evocar un besoHe de martillar cada noche los clavos de tu inacabado ataúd
Mar
tillo Davinchy
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sobre Noviembre
ser amarillos no deberían Mis deseos
ni volar
Davinchy
Tem
a de
las m
arip
�as
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sobre Noviembre
ser amarillos no deberían Mis deseos
La luna le aullaba al hombre menguante
Alexander Campos Sandoval
Rem
embr
a�a
¿Qué será de la pieza de Bach que bailé?¿Qué de la pieza de pan que compartí?¿Qué de la pieza de paredes azules que renté?¿Qué de la pieza, que completaba mi rompecabezas y perdí?
Alexander Campos Sandoval
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“Ya te puedes quedar con el otro carri-to”, me dijo mi madre mientras cerraban el ataúd.
Gabriela Cárdenas Sáenz
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Pensé en escribirte una carta de amor.Pero...
Gabriela Cárdenas Sáenz
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Sebastian Barona
Mario estaría vivo sino le hubiera enseñado al perro a abrir la puerta. El generoso Can respondía a cada TOC-TOC sin distinciones. De ese modo entraron a las casa los vendedores, los vagabundos, los testigos de Jehová, el gota a gota, el que mandaron con las pastillas para la depresión y la policía.
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Todavía quedaba luz en la montaña cuando a Cristo Rey se le cansaron los brazos. Había prometido tenerlos extendidos para librar la ciudad de sus demonios, pero fueron tantos que el desdichado no aguantó más. Ahora los mira a salvo desde arriba y se prometió a sí mismo no volver a prome-ter huevonadas.
Sebastian Barona
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Escritores Nacionales
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El río es un barcoque se derritió.
Jairo Aníbal Niño.
¿Qué
es el
río?
La tristezaes un ajedrecistaque siempre juegacon las piezas grises.
Jairo Anibal Niño.
¿Qué
es la
tris
t�a?
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Oía en la caracola de tu sexoRumores de olas de antiguos amantes
Carlos Patiño Millán.
Sord
o an
te tu
s súp
licas
–Que Vallejo no es marica sino impotente, que Franco todavía no es tan famoso y hay que escribir Jorge Franco Ramos, que Cobo com-place ahora a viejitas ricas, que Chaparro debe su prestigio a becas lagarteadas, que hasta Gabo sabe que Mutis es un fiasco, que Patiño se pudrirá en el anonimato, que Errehache estuvo a quince metros de El Genio, que todos opinaban sobre Espinosa pero nadie lo leía, que Jattin continúa desvistiéndose apenas ve una paloma, que Carranza se desvelaba con su padre, que Manrique pasará a la historia como traductor, que...
–Cállate, cállate...
Carlos Patiño Millán
Oh,
la li
tera
tura
colo
mbi
ana
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23Atar
dece
rRostro de fuegocorazón suicida
rosa arrecha mandarinaa la mitad
sombra de tu vozoscuridad.
Mauricio Capelli
Mauricio Capelli
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Un día el árbol se fue
y las hojas, los colores, las brisas que era...
de su palabra bosquelo encontraron.
El vendaval hace crujir las cruces de madera clavadas en la cima del monte. Los verdugos ríen, la mujeres lloran alrededor de los tres hombres condenados a la vergüenza y humi-llación. No cesa de llover, truena y la tormen-ta arrastra el viento. Uno de los crucificados siente que algo roza su cara, la agonía le impide levantar el rostro. Una cucaracha se posa sobre la cabeza del moribundo, trata de abrir las alas queriendo volar, pero una espina la atraviesa. “Tengo sed”. La cucara-cha lo mira con tristeza y herida baja por la mejilla, llega a su boca, se sacude con dolor las gotas de agua adheridas en sus alas que mojan los labios del agonizante. Él sonríe por última vez y le dice: En verdad, en verdad os digo: hoy estarás conmigo en el Paraíso.
María Eugenia de Aparicio.
En el
Gól
gota
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Los habitantes de mi aldea dicen que soy un hombredespreciable y peligrosoY no andan muy equivocadosDespreciable y PeligrosoEso ha hecho de mí la poesía y el amorSeñores habitantesTranquilos que sólo a mí suelo hacer daño
Raúl Gómez Jattin
Conj
uro
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A oscuras o con luz, el gato distingue todos los objetoscon insoportable claridad.También dormido,el gato ve con nitidez la imagen de sus sueños. Para librarlo de las torturas de la buena vista Dios le dio al gatola indiferencia.
Darío Jaramillo Agudelo
Gat�
Drácula regresó de New York. Construyó rascacielos sobre todo Transilvania.
Saúl Antonio Munévar.
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Escritores Internacionales
R�
ar
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v. i. Pedir que las leyes del universo sean anuladas en beneficio de un solo peticionante, confesadamente indigno.
Ambrosse Bierce.
Gans
oAve que suministra plumas para escribir que, gracias a un proceso oculto de la naturaleza, están impregnadas, en distinta medida, de la energía intelec-tual y el carácter del ganso, de suerte que al ser entintadas y deslizadas mecánicamente sobre un papel por una persona llamada "autor", resulta una transcripción bastante exacta de los pensamientos y sentimientos del ave. Las diferencias entre un ganso y otro, tal como se manifiestan a través de este ingenioso método, son considerables. Muchos gansos sólo poseen facultades triviales e insignificantes, pero otros son, en realidad, grandes gansos.
Ambrosse Bierce
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33Inst
rucc
ione
s par
a ca
ntar
Empiece por romper los espejos de su casa, deje caer los brazos, mire vaga-mente la pared, olvídese. Cante una sola nota, escuche por dentro. Si oye (pero esto ocurrirá mucho después) algo como un paisaje sumido en el miedo, con hogueras entre las piedras, con siluetas semidesnudas en cuclillas, creo que estará bien encaminado, y lo mismo si oye un río por donde bajan barcas pintadas de amarillo y negro, si oye un sabor de pan un tacto de dedos, una sombra de caballo.
Después compre solfeos y un frac, y por favor no cante por la nariz y deje en paz a Schumann.
Julio Cortázar
His
tori
a
Un cronopio pequeñito buscaba la llave de la puerta de la calle en la mesa de luz, la mesa de luz en el dormitorio, el dormitorio en la casa, la casa en la calle. Aquí se detenía el cronopio, pues para salir a la calle precisaba la llave de la puerta.
Julio Cortázar
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35La so
pa
Nuestro padre solía morirse los domingos. Al principio nos lo tomábamos muy mal: avisábamos al médico, a la funeraria, nos vestíamos de negro, llorábamos… Pero luego, a fuerza de sustos nos acostumbra-mos, era su forma de vivir, y entre muerte y muerte la vida continuó a la espera de sus nuevas muertes. Su tenacidad para morirse no se debilitaba y una noche, en la cena, en una de sus muertes más teatrales arrastró a mamá con él. Y eso si fue serio porque ella, que no tenía imaginación, hundió la cabeza en la sopa y se murió.
Rosa Pastor Caraballo
La to
rtug
a y
Aqui
les
Por fin, según el cable, la semana pasada la tortuga llegó a la meta.
En rueda de prensa declaró modestamente que siempre temió perder, pues su contrin-cante le pisó todo el tiempo los talones.
En efecto, una diezmiltrillonésima de segundo después, como una flecha y maldi-ciendo a Zenón de Elea, llegó Aquiles.
Augusto Monterroso
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En venta: zapatos de bebé, nunca usados.
Ernest Hemingway
tiempo. Inesperadamente inventé una máquina del
Alan Moore
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-¿Olvida usted algo? –Ojalá
Luis Felipe G. Lomelí.
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La mitad de lo que digono sirve para nada, perolo digo para que la otramitad pueda llegar a ti.
Khalil Gibran
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Haikus
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La mariposa revoloteacomo si desesperara
en este mundoKabayashi Issa
Mil pequeños peces blancos
Como si hirvieraEl color del aguaKonishi Raizan
Par
ecie
ra q
ue e
l sap
o
Va a
exp
eler
una
nub
e
Kabay
ashi
Issa
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Mi cuenco de mendigar Acepta hojas caídas
Taneda Santoka
nacida como arañano queda más remedio
que tejersu teleraña.
Takahama Kyoshi
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Decalogo delMicrorelatoPor David Lagmanovich
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1. No existe una descripción minuciosa de las circunstancias.
2. No existe la construcción de un personaje, ni individual ni colectivo. Introducir a los personajes violentamente sin morosas des-cripciones.
3. El truco del escritor de microrrelatos consiste en agregar todas las palabras necesa-rias y ninguna de las innecesarias. 4. La minificción está rodeada de silencio; no ofrece cabida a digresiones y circunloquios.
5. No impide la existencia de una voz narrati-va, por lo general omnisciente.
6. Tres momentos o puntos de inflexión: el que presenta una situación determinada; el que indica la aparición de un elemento que perturba el orden establecido; y un momento final, ya sea que éste implique una decisión a favor de una de las entidades contrastantes, o bien una neutralización de los opuestos.
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7. Su entrada o comienzo: se prefiere del tipo in media res o continuación de algo.
8. Dos posibles finales: un final “de confir-mación”, un desenlace que mantenga el tono y la coherencia; un final “de ruptura”, que no mantenga el tono y la coherencia. Además de finales “cerrados” y “abiertos”.
9. La importancia del título como elemento de la construcción; el título orienta la lectu-ra.
10. El tema de un microrrelato aparece como núcleo nebuloso de significación: una intuición que gira alrededor de una palabra, de una noción o de un personaje. Conclu-sión: un título, que se supone significativo y orientador; un comienzo, generalmente in media res; un desarrollo, caracterizado por las nociones de concisión, simplicidad sintáctica y velocidad; y un final, que puede ser conclusivo o abierto.
�enda de Cómics
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"Lo bueno, si breve, dos veces bueno."Baltasar Gracián
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En lo que a narrativa respecta, debe siemprehaber un choque. Un punto que permitadilucidar los dramas de la condición humana;los trasegares de la vida común, de la mali-cia,la soledad y la apatía. El cuentistaAlberto Rodríguez, define un cuento como"aterrizar un avión en ochenta metros".¿Qué es, en ese orden de ideas, un micro-cuento?
Es detener el avión de golpe. El microcuento es unknock-out, un disparo al hipotálamo, laúltima chispa de un relámpago.
En cuanto a la poesía, nada más acertadopara transmitir las experiencias sensorialesdel devenir y la belleza. Posee la sabia medida de cuántodecir y cuánto esconder. Y dentro de estegénero, donde la palabra se reparte enestricta justicia, hay quienes apuestan adecirlo todo en un par de líneas.
Epílo
go
Alexander Campos Sandoval