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Cuento de 'Los hijos del labrador'

Los dos hijos de un labrador vivan siempre discutiendo. Se peleaban por cualquier motivo, como quin iba a manejar el arado, quin sembrara, y as como todo. Cada vez que haba una ria, ellos dejaban de hablarse. La concordia pareca algo imposible entre los dos. Eran testarudos, orgullosos y para su padre le supona una dificultad mejorar estos sentimientos. Fue entonces que decidi darles una leccin.Para poner un fin a esta situacin, el labrador les llam y les pidi que se fueran al bosque y les tajeran un manojo de lea. Los chicos obedecieron a su padre y una vez en el bosque empezaron a competir para ver quin recoga ms leos. Y otra pelea se arm. Cuando cumplieron la tarea, se fueron hacia su padre que les dijo:- Ahora, junten todos las varas, las amarren muy fuerte con una cuerda y veamos quin es el ms fuerte de los dos. Tendrn que romper todas las varas al mismo tiempo.Y as lo intentaron los dos chicos. Pero a pesar de todos sus esfuerzos, no lo consiguieron. Entonces deshizo el haz y les dio las varas una a una; los hijos las rompieron fcilmente.- Se dan cuenta! les dijo el padre. Si vosotros permanecen unidos como el haz de varas, sern invencibles ante la adversidad; pero si estn divididos sern vencidos uno a uno con facilidad. Cuando estamos unidos, somos ms fuertes y resistentes, y nadie podr hacernos dao.Y los tres se abrazaron.

Cuentos para nios. La montaa y el pjaroHace muchos aos, en un lugar muy lejano, viva una montaa solitaria y estril. La montaa estaba terriblemente sola. Vea salir y ponerse el sol, el da y la noche. Pasaban las estaciones:primavera, verano, otoo e inviernoy nadie se acercaba a ella. Vea alejarse a las nubes, y cmo la lluvia caa en silencio. An as, la montaa intentaba comunicarse hablando en alto:- Hooolaaa! Hooolaaa!Pero nadie le contestaba, hasta que un da, mientras observaba a una bandada de pjaros volando por ella, de repente, sinti que uno de aquellos pjaros se pasaba en su hombro. Y comenzaron a hablar... El pjarito le cont historias de los lugares que haba visitado, las cosas que haba visto, y que es lo que senta al dominar los cielos y conquistar el espacio. La montaa escuchaba embelesada, pero pronto lleg el da en que el pequeo pjaro tena que reunirse con su bandada y proseguir su viaje. Pero prometi volver al prximo ao con nuevas histrias.

La montaa suspir y esper con impaciencia a que el pjaro regresara.Y al ao siguiente, el pjaro cumpli su promesa. Y lo sigui haciendo ao tras ao, contando historias emocionantes de todo lo que haba visto. Y as, la montaa ya no se senta ni triste ni sola, porque tena un amigo que le era fiel y leal.Sin embargo, el pjaro se fue haciendo mayor y un da le dijo a la montaa:- Me estoy quedando mayor y el ao prximo mis alas ya no podrn soportar un viaje tan largo. As que esta ser mi ltima visita, amigo.La montaa, de triste y apenada, casi se puso a llorar. Pero el pjaro la consol diciendo:- No te preocupes, mis hijos vendrn a visitarte y te contarn las aventuras de sus viajes.Volvi a caer la lluvia en silencio y las nubes se alejaron despus de la montaa. Hasta que un da una bandada de pjaros volvi a aparecer cerca de ella y tres pjaros jvenes se posaron en su hombro y empezaron a contarle nuevas y curiosas historias. Eran los hijos del pjaro amigo de la montaa.Y as fue como la montaa no volvi a quedarse sola. Cuando los tres pjaros se hicieron mayores mandaron a sua hijos a hacerle compaa a la montaa, y luego fueron los hijos de sus hijos... Y la montaa siempre ha podido contar con la compaa y las historias de sus pequeos amiguitos.Y colorn, colorado, este cuento se ha acabado...