Ningún español de origen podrá ser privado de su nacionalidad.Ningún español de origen podrá ser privado de su nacionalidad.Ningún español de origen podrá ser privado de su nacionalidad.Ningún español de origen podrá ser privado de su nacionalidad. (Art. 11.2 de la Constitución Española, 1978)
Toda persona tiene derecho a una nacionalidad.Toda persona tiene derecho a una nacionalidad.Toda persona tiene derecho a una nacionalidad.Toda persona tiene derecho a una nacionalidad. (Art. 15.1 de la Declaración de los Derechos Humanos, 1948)
Un refugiado es:Un refugiado es:Un refugiado es:Un refugiado es:
Una persona que se encuentra fuera de su país de nacionalidad o Una persona que se encuentra fuera de su país de nacionalidad o Una persona que se encuentra fuera de su país de nacionalidad o Una persona que se encuentra fuera de su país de nacionalidad o
de residencia habitual, tiene un fundado temor de persecución a de residencia habitual, tiene un fundado temor de persecución a de residencia habitual, tiene un fundado temor de persecución a de residencia habitual, tiene un fundado temor de persecución a
causa de su raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un determi-causa de su raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un determi-causa de su raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un determi-causa de su raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un determi-
nado grupo social u opiniones políticas, y no puede, o no quiere, nado grupo social u opiniones políticas, y no puede, o no quiere, nado grupo social u opiniones políticas, y no puede, o no quiere, nado grupo social u opiniones políticas, y no puede, o no quiere,
acogerse a la protección de su país, o regresar a él, por temor a acogerse a la protección de su país, o regresar a él, por temor a acogerse a la protección de su país, o regresar a él, por temor a acogerse a la protección de su país, o regresar a él, por temor a
ser perseguido.ser perseguido.ser perseguido.ser perseguido.
(Convención sobre el estatuto de los refugiados, 1951)
Selección y diseño: Rafael Montilla
La vaca de Nyangara y el origen del llanto
Érase una vez un hombre que se llamaba Nyangara. No
tenía más que una sola vaca. Antes de su muerte, hizo llamar a
toda la gente del pueblo y les habló así:
-No tengo hijos, no tengo mujeres. Os voy a dar mi vaca
como herencia, pero a condición de que lloréis el día de mi
muerte.
Los hombres rehusaron, diciendo que no podían llorar,
que estaba prohibido. Las mujeres dijeron a Nyan-
gara:
-Danos tu vaca, nos la comeremos con nues-
tros niños, y nosotras iremos a llorar el día de tu
muerte.
Nyangarales dio la vaca. Las mujeres y los ni-
ños se la comieron y lloraron el día de su muerte.
Y, desde ese día, a las mujeres y a los niños les
gustó llorar, y se dice que así pagan la vaca de Nyan-
gara que se comieron.
(Contado por un niño de 16 años)
El origen de la ingratitud entre los hombres
Hubo una vez un labrador. Era valiente. Escardaba y des-
truía los insectos perjudiciales que atacaban sus cultivos. Al me-
diodía, descansó a la sombra y comió. Después de la comida, vio
venir hacia él un hombre bajo, rechoncho, con mucho pelo, con
aspecto triste y serio. Era un genio. Este genio se acercó al la-
brador sin decir palabra. Tenía aspecto de pasar desgracias y su-
frimientos. Después de un momento, el labrador dijo al genio:
-Amigo mío, pareces sufrir y tener hambre y sed.
El genio no contestó. Sin embargo, el labrador se apresuró
a buscarle comida y agua. El genio se deleitó con la comida y
sació la sed, pero no dio las gracias a su benefactor.
Como tenía buen corazón, el labrador fue a coger su nava-
ja y le preguntó si tenía que cortarse el pelo. El genio no con-
testó nada, pero el labrador le cortó el pelo sin pensárselo dos
veces. Tras terminar, el labrador quiso volver a su tarea de la
mañana, pero el genio lo impidió y le reclamó su cabellera.
-Está bien, te la devolveré –contestó el labrador-. Pero,
genio, tienes que reflexionar sobre tus palabras. El bien que al-
guien te hace debe ser reconocido. ¿O va a ser la ingratitud la
que sea siempre recompensada?
-No me importa ahora eso –respondió el
genio-. Tienes que poner mi cabellera en su si-
tio, y después, ya veremos.
-De acuerdo –dijo el cultivador-, pero an-
tes de que te devuelva la cabellera a su lugar,
tendrás que hacer desaparecer las huellas de tus
pies en mi campo.
El genio se sorprendió de esta petición. Volvió la espalda
hacia la maleza. Se agachó y borró las huellas de sus pies. Re-
gresó al lado de su benefactor para reclamar su cabellera. Él le
volvió a pedir que quitara todas las huellas de su campo. El in-
grato genio no contestó. Borró otra vez la huellas de sus pies,
pero cada vez que las borraba, dejaba otras. Este trabajo conti-
nuó varias veces, y siempre nuevas huellas reemplazaban a las
antiguas.
Al final, el genio se sintió muy cansado y comprendió que
era inútil continuar. Dando un gran alarido, desapareció entre la
maleza.
A partir de ese día, no se volvió a ver más al genio, pero
dejó la ingratitud entre los hombres.
(Contado por un niño de 15 años)
El perro, la cabra, el cordero y el conductor
El perro, la cabra y el cordero eran amigos. Un día, em-
prendieron un largo viaje. Esperaban un coche. Llegó un au-
tobús y los tres animales subieron. Cuando el autobús hizo una
parada, los tres animales bajaron. El cordero pagó todo el dinero
que hacía falta. La cabra no tenía dinero y se fue muy deprisa sin
pagar. El perro pagó, pero el conductor le dejó a deber una cier-
ta cantidad de dinero. Pero el conductor aquel día se enfadó, y
rehusó devolver al perro su dinero.
Ésta es la razón por la cual el cordero camina por el me-
dio de la carretera sin apuro. Porque él pagó todo. Cuando la
cabra ve un coche, corre deprisa. Se diría que quiere esconderse
a causa de una deuda. El perro corre siempre detrás del vehícu-
lo: quiere pedirle el dinero al conductor porque no se lo devol-
vió.
(Contado por un niño de 14 años)
El hambre y la barba
El hambre y la barba eran íntimos amigos.
Vivían juntos. Habían cultivado juntos un campo de
maíz, pero el hambre siempre quería comerse el
maíz él solo.
Un día, aprovechó la ausencia de su amiga, y
cortó el maíz. La barba se hallaba muy cerca de
aquel campo, y le dijo al hambre:
-¿Qué haces, querido amigo?
El hambre se echó a correr. Encontró a un viejo que
barría, y entró en su boca. En seguida, la boca se cerró.
La barba venía persiguiéndole, y se pegó bajo su boca. Por
eso es por lo que los hombres perecen de hambre. Y por eso
también la barba debe de estar desde entonces alrededor de la
boca.
(Contado por un niño de 10 años)
En 1994 se produjo una guerra
civil en Ruanda entre las dos etnias
que poblaban su territorio. Las
consecuencias fueran cientos de
miles de muertos y desplazados.
La mayoría de los que se tuvieron
que marchar se concentraron en
campos de refugiados de Tanza-
nia. El español Luis Estepa Luis Estepa Luis Estepa Luis Estepa trabajó
en uno de estos campos y fruto de
su labor es el libro Mitos y cuentos Mitos y cuentos Mitos y cuentos Mitos y cuentos del exilio de Ruandadel exilio de Ruandadel exilio de Ruandadel exilio de Ruanda, colección de
cuarenta cuentos que recogió de
labios de los niños ruandeses refu-
giados. De ellos son los cuatro que
acabamos de leer y todos tienen en
común que pretender explicar el
porqué de las cosa: el llanto, la
ingratitud, el hambre o los com-
portamientos de algunos animales.
GRUPO DE BIBLIOTECA
EDUARDO LUCENAEDUARDO LUCENAEDUARDO LUCENAEDUARDO LUCENA
Córdoba, diciembre de 2011
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