UEl culturismo puede considerarse como uno de los deportes más antiguos. Aunque la obsesión por tener un cuerpo musculado y perfecto sea relativamente reciente, lo que ha derivado en un notable aumento del número de gimnasios en las últimas décadas, la historia nos muestra que el culto al cuerpo ya existía en civilizaciones incluso más antiguas que el propio Jesucristo. Las esculturas griegas y romanas son el mejor ejemplo.
CULTLUCES Y SOMBRAS
RISMO
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JAVIER ROBLEDO /
Para los neófitos en esto, he reflexionado sobre cómo
os podría definir el culturismo de manera sencilla. Muchos piensan que no es un deporte, pero yo lo incluiré en mi definición por mi ex-periencia en él y su grado de fama en Estados Unidos: “El culturismo es un deporte que trata de buscar la máxima ganancia muscular con el menor porcentaje de grasa po-sible, guardando unas proporcio-nes estéticas en todo el contorno del cuerpo”.
Aunque estar musculado haya degenerado hoy en día a pro-gramas circenses de “hombres que buscan ligar con mujeres”, se trata de un arte más antiguo que la existencia del propio Je-sucristo. Tan sólo tenemos que observar las esculturas griegas y romanas clásicas: desde Dorí-foro (440 a.C) hasta el David de Miguel Ángel (1501 d.C), pasando por el Discóbolo de Mirón o Hércu-les. Éstas ya reflejaban la belleza masculina a través de la muscu-latura y la forma física óptima. De hecho, Eugene Sandow, padre del culturismo tal y como hoy lo co-nocemos, pregonaba los ideales griegos para la consecución de un físico perfecto.
Voy a tratar de mostrar el sacri-ficio y la dedicación que conlleva el culturismo. No se trata, ni mu-cho menos, de una persona que sobresale por encima del resto por su tamaño muscular, porque realiza un entrenamiento diario o porque cuida su dieta. Se trata de auténticos gigantes del mús-
PIONERO.
Eugene
Sandow es
considerado
el padre del
culturismo,
tal y como lo
conocemos
hoy en día.
Pregonó
los ideales
griegos para
lograr un
físico perfecto.
culo, de profesionales que acu-den al gimnasio para sudar has-ta la última gota moviendo pesos que no sólo llevan a la hipertrofia (desarrollo muscular), sino a la ex-tenuación y al agotamiento máxi-mo. Se trata de profesionales que cuidan cada gramo que ingieren de comida, buscando al milíme-tro los nutrientes que deben de consumir cada semana, cada día, cada pocas horas. Quizá puedan saltarse alguna comida fuera de competición, pero dado que exis-ten exhibiciones y campeonatos durante gran par te del año, no pueden permitirse estar fuera de forma. Quizá penséis: “Bue-no, como cualquier deportista de élite”. No. Un culturista no puede permitirse, por ejemplo, beber al-cohol bajo ningún concepto, por-que interfiere completamente en el desarrollo muscular. La mayoría de deportistas, en este sentido, tienen la posibilidad de tomarse alguna copa sin que ello dañe gra-vemente los resultados. También, si lo desean, acuden a comidas en las que ingieren alimentos de todo tipo sin que sea perjudicial para su competencia. El profesio-nal medio que trato de acercaros es aquel que come, como máxi-mo, cada tres horas, por estricta obligación. Se trata de un deporte quizá algo extraño, ya que la dieta constituye aproximadamente un 75 por ciento de los resultados. El 25 por ciento restante es el en-trenamiento y el descanso.
El aumento de la masa mus-cular está estrechamente relacio-nado con el consumo de una gran cantidad de proteínas. En la neve-
EL REY. Frank
Zane (abajo) y
otros muchos
culturistas que
formaron la
edad de oro de
este deporte
sucumbieron
ante el
reinado de
Schwarzenegger
(arriba), seis
veces Mister
Olympia.
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ra de un culturista siempre habrá pollo, pescado, carne y huevos. Además, en la década de los no-venta, comenzaron a proliferar las tiendas de suplementación, que venden varios tipos de proteína para poder consumirla en batidos o barritas. En la actualidad existe una gran gama de marcas de pro-teína y otros suplementos, como aminoácidos o creatina. Son los propios culturistas los que ejer-cen de imagen para publicitarlas.
Recuerdo conversaciones y anécdotas con algunos de los grandes campeones de nuestro país: “He tenido momentos exte-nuantes tanto entrenando como a la hora de comer. Un par de ve-ces me he sentido indispuesto, he tenido que vomitar, tumbarme cinco minutos a descansar por un intenso mareo y después seguir. Fueron ocasiones en las que esta-ba entrenando las piernas. Otras veces, en una dieta hipercalórica, he sentido que mi cuerpo ya no aceptaba más alimentos. Cuan-do ya has comido casi un kilo de arroz dividido en varias comidas a lo largo del día y tienes que volver a comer trescientos gramos de lo mismo, cada bocado se convierte en un infierno”. El propio Arnold Schwarzenegger, en ‘Pumping Iron’, el documental más famoso de culturismo hasta la fecha, de-clara: “Los grandes campeones deben superar la barrera del do-lor. Si no eres capaz de soportar el agotamiento extremo, retírate”. Incluso, respecto a los vómitos, dice lo siguiente: “No tengo ni miedo ni vergüenza por decir que he vomitado muchas veces en mis
La estricta dieta de los culturistas les proporciona casi el 75 por ciento de los resultados; el 25 por ciento restante es el entrenamiento y el descanso
HULK. Lou
Ferrigno,
como Arnold
Schwarzenegger,
sacó partido
de su enorme
musculatura
para convertirse
en actor. Ferrigno
protagonizó la
famosa serie
televisiva de
Hulk.
“Cuando ya has comido casi un kilo de arroz dividido en varias raciones a lo largo del día y tienes que comer 300 gramos más, cada bocado es un infierno”
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entrenamientos. No importa. Los verdaderos campeones se forta-lecen con ello y siguen adelante hasta la victoria”.
Sin embargo, en el culturismo no todo son hazañas, salud y sa-tisfacción. Como en muchos otros deportes, existe una gran lacra: el dopaje. Probablemente, el cultu-rismo es el ámbito más afectado por las sustancias ilegales. No es cuestión, ni mucho menos, de qui-tar méritos a aquellos que cada año desfilan en el Mister Olympia o en cualquier otra competición. Son los mejores y están ahí por su esfuerzo y porque genéticamente son superiores al resto. Aun así, una mirada retrospectiva indica claramente que el uso de sustan-cias ilegales ha permitido, a lo lar-go de los años, que los cuerpos de los culturistas sean cada vez más extremos en cuanto a tama-ño y definición muscular. Sería in-teresante investigar a fondo qué tamaño podría alcanzar una per-sona de forma natural. Eugene Sandow, por ejemplo, no tenía ac-ceso a los esteroides anabólicos, porque en su época no se habían inventado. Sandow gozaba de un desarrollo físico espectacular, aunque cier tamente más cerca de una realidad sin dopaje.
El boom de los esteroides anabólicos tuvo lugar entre los
cincuenta y los sesenta. Uno de los esteroides más famosos es el Winstrol, que puede adminis-trarse inyectado u oralmente. En 1968 apareció uno de los cultu-ristas más laureados de todos los tiempos, el mismo Arnold Schwar-zenegger. Junto a él, una saga in-olvidable de deportistas que con-formaron la edad de oro y que sucumbieron, en mayor o menor medida, a su reinado (conquistó el título Mister Olympia en seis ocasiones consecutivas): Frank Zane, Franco Columbu, Lou Ferrig-no o Mike Mentzer. Sólo hay que observar los duros entrenamien-tos de Arnold o Ferrigno en ‘Pum-ping Iron’ para llegar a la conclu-sión de que los esteroides no son la respuesta a su increíble desa-rrollo muscular, pero sí se ha de analizar qué ventajas obtienen es-tos deportistas a través de ellos. El propio Schwarzenegger mencio-nó haberlos utilizado en su carre-ra, pero sin darle demasiada im-portancia, como si fuesen parte del culturismo. Parece evidente que la espectacularidad de este deporte bajaría varios escalones sin su uso, del que muchos profe-sionales hablan como “el factor diferenciador que eleva el físico a la categoría de lo extraordinario”.
Dentro de las sustancias do-pantes, y potencialmente igual o
EQUILIBRIO.
Máxima
musculatura
con el menor
porcentaje
de grasa. Ese
es el objetivo
del culturista,
pero con una
proporción en
el contorno de
todo el cuerpo.
DOPAJE. En
el culturismo,
como en
otros muchos
deportes,
existe la lacra
del dopaje.
Pero aquí
también
triunfan sólo
los que más
se esfuerzan
y los que son
genéticamente
superiores al
resto.
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más peligrosas que los esteroides anabólicos, son las denominados ‘secantes’. En este apartado en-contramos desde un estimulante clásico como la efedrina, similar a la anfetamina, hasta un medica-mento para los problemas respira-torios como el clembuterol.
El objetivo de su uso es alcan-zar una mayor definición muscular y vasodilatación. Los culturistas, en competición, se mueven en porcentajes de grasa alrededor del 4 o 5 por ciento, y recurren a estas sustancias para acentuar la visibilidad de los músculos.
En el lado menos positivo del culturismo cabe destacar el falle-cimiento de algunos de sus de-por tistas más celebres, como Andreas Münzer. El austriaco era conocido como ‘el hombre sin piel’ por su espectacular defini-ción muscular. Falleció a los 32 años de edad por “un múltiple fa-llo orgánico”, en plena época de competición.
La realidad es que Münzer combinó de forma letal tanto es-teroides anabólicos como sustan-cias termogénicas, y su cuerpo no lo pudo soportar. Quizá sean las consecuencias de la alta compe-
tición y la relación de ésta con las sustancias dopantes, pero la rea-lidad es que en países como Es-tados Unidos, el hogar de las ma-yores competencias del mundo, algunos culturistas han fallecido a edades demasiado tempranas para estos deportistas. Aun así, debemos fijar la vista en ejemplos como Arnold Schwarzenegger, que a partir del éxito en la disciplina culturista, se convirtió en un refe-rente mundial del deporte a nivel mundial.
MUERTE
SOSPECHOSA.
El austriaco
Andreas
Münzer,
conocido
como ‘el
hombre sin
piel’, murió
a los 32 años
de edad a
causa de un
múltiple fallo
orgánico.
El boom de los esteroides anabólicos llegó en los años cincuenta y sesenta. Uno de los más famosos es el Winstrol
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