Republica Bolivariana de Venezuela.
Universidad “Dr. Rafael Belloso Chacín”.
Decanato de Investigación y Post-Grado.
Programa Doctoral de Ciencias Gerenciales.
Cátedra: Epistemología.
De la Ciencia
Ensayo por MgSc. Franklin Chacón.
Uno de los aspectos fundamentales que pareciesen sobresalir cuando se hace referencia a la
Filosofía; es relativa particularmente a la diferencia conceptual existente a nivel del conciente del
colectivo con respecto a la Ciencia; como si primera hiciese referencia sólo a doctrinas o sistemas
de pensamiento que orientan la política y los principios individuales y colectivos, tanto
empresariales, como públicos; cuando, la realidad es que ambas, según García (citado en Reyes,
1988) se refieren fundamentalmente al mismo sujeto; es decir, se ha denominado Ciencia, a todas
aquellas ciencias que intentan conocer y explicar la realidad, mientras que la Filosofía fue hasta el
S. XVIII un término con el que se designó a la Ciencia en general.
Si se denomina ciencia, aquellas que disciernen sobre la realidad externa a sí misma; entonces
ciencias son las ciencias físicas, que se valen de los modelos y del lenguaje de disciplinas como la
matemática; así como el lenguaje propiamente dicho y la gramática, en la construcción,
demostración y contrastación de sus teorías y postulados; aunque la ciencia, no es un lenguaje en
sí misma ni puede pretender serlo, so pena de perder su carácter de ciencia; independientemente
de que genere modismos propios, en el entendido de una simbología común y de dominio publico
de los especialistas en el área del conocimiento del que se trate.
A la ciencia; en aras de que se le considere como tal; se le es exigible la objetividad absoluta;
como la separación por oposición del sujeto y del objeto; de forma tal que pueda ser medible y
factible de ser contabilizado, a los fines de explicar la realidad a través de dicho objeto.
Según es posible de ser interpretada la posición del autor anteriormente citado, podría existir
contradicción en esta postura pues tanto el objeto, como el sujeto; forman parte integral de la
realidad.
Por otra parte, en virtud de ser el objeto de la ciencia la Realidad, ésta ha de valerse del lenguaje
matemático en su estudio; de acuerdo con esta afirmación, los números han sido el instrumento
para asegurar la realidad de la idea; pues en esencia, no se establece la idea de la cosa, hasta que
no se puedan contar cosas bajo el nombre de la misma.
Esta postura de García, a juicio de quien suscribe; pareciera signar el concepto y caracterización
de la ciencia bajo una postura eminentemente positivista, al negar que la realidad pueda ser
explicada allende los modelos numéricos propios de los sistemas matemáticos o estadísticos, lo
que por ende y en consecuencia; excluye del concepto de ciencia, las investigaciones de las
ciencias sociales que explican la realidad a través de la triangulación y de elementos de la lógica
discursiva.
Por otra parte, es la consideración del autor del presente, la imposibilidad de “separar
taxativamente ” el objeto del sujeto en referencia al estudio de la realidad, esto basado en que el
investigador científico intenta aproximarse al conocimiento y explicación de un hecho o fenómeno
de la realidad, a través de un método que deriva de una postura epistémica; esto es, el paradigma
que suministra el punto de vista desde el cuál será examinada dicha realidad.
Es precisamente la característica del investigador con un ser biopsicosocial complejo; el que
fundamenta la afirmación anterior, pues es a través del razonamiento lógico que se analizan e
interpretan los resultados, y es entonces esta cualidad de razonar la que le confiere un cierto grado
de subjetividad a la interpretación de dicha realidad, pues el individuo no es una máquina y por
ende, desde el punto de vista del pensamiento, no puede comportarse como tal; en este sentido
existe concordancia con la afirmación de García cuando afirma que “la Ciencia de la Realidad no
es libremente raciocinante precisamente porque tiene que ser ideativa”.
Existen diversas corrientes del pensamiento científico que fundamentan a su vez, distintos ángulos
ópticos para el estudio científico; en algunos casos contrapuestas como por ejemplo, el
positivismo lógico del Circulo de Viena, al que se contrapone el Racionalismo Crítico:
En función de lo anterior, es menester mencionar que resalta el hecho de que el estudio de la
Historia de la Ciencia no es ajeno a estas posiciones contrapuestas de quienes la ejercen como
disciplina con todo el rigor profesional de la academia, pues a los enfoques dogmáticos de corte
positivista de Sarton para quien el desarrollo de la ciencia está signado por procesos discontinuos
cataclismicos y revolucionarios, (Elena, citado en Reyes, 1988) –reconocido como el padre de la
Historia de la Ciencia como disciplina con rango académico y profesional- se oponen los
postulados de Duhem (Elena, citado en Reyes 1988), pues según su visión, el desarrollo de la
ciencia corresponde a una continuidad permanente caracterizada por el avance del conocimiento.
Por otra parte, si bien Koyré concuerda con Sarton en el sentido de que efectivamente se
producen discontinuidades en el desarrollo de las ideas científicas; sin embargo, estos obedecen
más a profundas transformaciones en el esquema mental y de pensamiento de las sociedades,
que como resultantes de descubrimientos científicos.
Lo anterior fundamenta la opinión de quien suscribe, de que el estudio de la historia de la ciencia
no es ajeno a las corrientes contrapuestas de quienes lo desarrollan, tal y como sucede con la
ciencia; pues los historiadores, al igual que los estudiosos de la ciencia, se aferran a sus
postulados y a sus teorías, rechazando los postulados de otros, tal y como sucede con las
corrientes internalistas y externalistas de las historia de la ciencia. Koyré concibe el conocimiento
como mutaciones intelectuales, rechazando la influencia de factores externos como los
económicos y los tecnológicos; sin embargo, si los factores económicos influyen en el desarrollo
de la tecnología; siendo la misma la operacionalización de la técnica, la cuál a su vez es la
expresión pragmática de la ciencia que produce conocimiento, obtenido éste a su vez a partir de la
observación y explicación de la realidad en función de una postura epistemológica, que tiene un
sesgo de subjetividad en función de que el científico es un ser biopsicosocial que no está aislado
de la realidad como un todo, ¿ no cabría entonces la posibilidad de una nueva teoría que concilie
las posiciones encontradas?.
Ahora bien, en torno a la ciencia parecieran converger tres disciplinas complementarias e
interdependientes entre sí; pero que se desarrollan en una realidad específica, con características
muy particulares y, aunque contengan particularidades afines, parecieran ser paralelas.
De esta manera, se encuentra por una parte la ciencia como tal, que puede considerarse como la
obtención del conocimiento a través de la observación sistemática de la realidad en función de un
enfoque determinado, con miras a explicarla.
Por otra parte se encuentra la Historia de la Ciencia y finalmente la Filosofía de la ciencia,
disciplina esta que se relaciona con aspectos que no interesan directamente a la ciencia; pero que
le son de importancia como “la definición y clasificación de los conceptos científicos, el problema
de los términos teóricos de la ciencia, la naturaleza de las leyes científicas, la estructura lógica, la
evolución y desplazamiento de las teorías científicas, la contrastación empírica de las hipótesis, la
lógica de la inferencia estadísticas, la lógica inductiva, la explicación científica, la naturaleza del
conocimiento científico, la normatividad de la actividad científica, entre otras” (Rivadillo, citado en
Reyes, 1988).
En lo que a ciencia y técnica se refiere, es la tecnología la sistematización de la técnica a través de
la operacionalización de las teorías del conocimiento.
Diferencia Pérez (citado en Reyes, 1988) entre ciencia pura, aquella cuyo fin es la observación de
la realidad y explicarla a modo de producir conocimiento, de aproximarse a la verdad; y la ciencia
aplicada, entendida ésta como el desarrollo pragmático de la primera.
De la misma manera, postula un concepto de ciencia o conocimiento científico integrado por tres
elementos fundamentales indisolubles como lo son el teórico, el práctico y el ideológico.
En términos de valores, principios éticos, fines y objetivos, no existe distinción alguna entre ambas,
más allá de su foco de estudios y de consideraciones éticas.
No obstante en contraposición de los postulados de Koyré; por ejemplo, según se deduce de las
afirmaciones de Pérez, la superestructura de la sociedad condiciona y a su vez con la integración
de la ciencia y la tecnología, condiciona la realidad y por ende, influye en el desarrollo de las
ciencias, tanto puras, como aplicadas, entendido su fin como el de la transformación de la realidad
para el crecimiento, desarrollo y bienestar social, al menos, en teoría.
Debo reconocer que, al asistir a mi primera clase de Epistemología, en cierto modo no lograba
entender la posición nuestro facilitador al afirmar, no sin cierta vehemencia, su respeto si el
investigador asumía una postura epistemológica positivista para con su investigación en las
ciencias sociales aunque, no compartiese los fundamentos.
Esto se aclaró, al menos en parte, al leer un escrito de Bouza (citado en Reyes, 1988) que versa
sobre la ciencia social, conocimiento espontáneo y sentido común.
Inicia Bouza estableciendo que lo sustancial entre ciencia, magia y religión es la búsqueda del
conocimiento del mundo, determinadas por diferencias de método.
Según este autor, el conocimiento espontáneo se inicia bajo una forma en la que el sujeto y el
objeto se confunden, como una proyección del hombre hacia la realidad y todo lo que existe.
Ahora bien, el conocimiento científico ha reducido el conocimiento espontáneo al mundo de lo
trivial.
No obstante, la mención la referencia hecha sobre el conocimiento espontáneo se hace necesaria
a los fines de diferenciar entre las ciencias sociales y las ciencias naturales, en aras de otorgarle su
justo lugar. Es precisamente en función de lo expuesto que se inicia mi comprensión de la postura
de mi facilitador en Epistemología, puesto que, de acuerdo con el autor, si bien el conocimiento
espontáneo no resulta útil para las ciencias naturales, resulta de valor para las ciencias sociales,
pues el sentido común como fruto del conocimiento espontáneo, sirve para convivir en sociedad,
organizar la vida propia y la del grupo asocial; captar y manipular las acciones e interacciones,
entre otros. En consecuencia, el conocimiento espontáneo puede ser objeto del estudio de la
ciencias sociales, en el sentido de su reelaboración y modificación.
puesto que tal conocimiento posibilita la vida social.
Ahora bien, resulta relevante entonces parafrasear a Bouza al afirmar que es necesario romper la
unidad Ciencia / Sentido común y proponer nuevos modelos analíticos. La ciencia requiere para
definirse en cada momento, de una referencia “común” que, sin dejar de ser ciencia, ya no es
cierta. La ciencia social, ordena y sistematiza proposiciones de sentido común y, si partimos del
concepto de ciencia desde el ángulo referencial de las posturas positivistas, para afirmar la idea,
han de ser definidos en términos de modelos numéricos, los fenómenos que se agrupan bajo ésta;
motivo por el cual, se logra la comprensión de las posiciones que no concuerdan con la
observación científica de la realidad social a través de los paradigmas de las posiciones
epistemológicas positivistas.
Cabe plantear como corolario de las afirmaciones del ensayo, en general, reflexiones acerca de
los descubrimientos de la física cuántica y su impacto sobre las teorías del conocimiento, las
distintas posturas epistemológicas y las formas de interpretar la realidad; partiendo de la relación
planteada por la primera de ellas con respecto del sujeto y el objeto de estudio, fundamentalmente
sobre recientes descubrimientos que hacen referencia a la modificación del comportamiento de los
electrones cuando el investigador se concentra en estos, de acuerdo con lo planteado, “al caer un
árbol en la selva, haría ruido sólo si un individuo le otorga esta característica a dicho fenómeno”,
lo que plantearía un reto a la separación del objeto – sujeto de la investigación, por una parte. Por
la otra, existen distintas corrientes de pensamiento que postulan diferentes teorías que sustentan
el paradigma de observación de la realidad en el sentido de la aproximación a la verdad a través
de la obtención del conocimiento, ora encontradas, ora convergentes, sólo que, como simple
observador externo, cuando no ajeno; al analizar el razonamiento de sus planteamientos, es
factible cometer el atrevimiento de afirmar que, todos tienen la razón; pero desde otros puntos de
vista, todos están equivocados.
Top Related