DE LA CRISIS SOCIO-AMBIENTAL A UNA ECOLOGÍA INTEGRAL
UNA APROXIMACIÓN TEOLÓGICA
Trabajo de grado para optar el título de bachiller eclesiástico en teología
Estudiante: Kuzikesa Gauthier
Directora: María Isabel Gil Esponosa
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA
Facultad de Teología
Bogotá, 2021
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DE LA CRISIS SOCIO-AMBIENTAL A UNA ECOLOGÍA INTEGRAL
UNA APROXIMACIÓN TEOLÓGICA
Trabajo de grado para optar el título de bachiller eclesiástico en teología
Estudiante: Kuzikesa Gauthier
Directora: María Isabel Gil Esponosa
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA
Facultad de Teología
Bogotá, 2021
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Epígrafe
“No hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis
socio-ambiental. Las líneas para la solución requieren una aproximación integral para
combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y simultáneamente para cuidar
la naturaleza”. (Francisco, Laudato Si, n°139).
4
AGRADECIMIENTOS
Para conocer y entender las cosas, necesitamos las demás personas. No podemos atribuirnos
todo el mérito de este trabajo, pues, durante su elaboración hemos contado con la solidaridad
intelectual tanto de amigos y profesores como de diferentes autores.
Por eso, queremos expresar nuestros agradecimientos sinceros a todo el cuerpo profesoral de
la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana, que nos brindó los
instrumentos teológicos necesarios para emprender esta obra.
Nuestra profunda y especial gratitud se dirige a la profesora María Isabel Gil Espinosa quien
atendió con gran generosidad nuestra petición de asesorar este trabajo. Sus consejos y
esfuerzos han resultado ser de un valor incalculable.
Quisiéramos también agradecer nuestra familia biológica y a la comunidad de los Misioneros
de la Consolata por su apoyo tanto espiritual como material. De manera especial,
agradecemos a nuestros formadores y compañeros de la Comunidad Apostólica Formativa
de Bogotá por su apoyo humano, moral y espiritual.
De igual manera, queremos dirigir nuestra gratitud a nuestros numerosos amigos que nos han
apoyado con sus consejos y oraciones para la realización de la presente investigación. De
manera especial, agradecemos a Catalina Gómez Cubillos, Lucia Magaly Arias Restrepo y
Nely Barrientos cuyo apoyo resultaron necesario para la elaboración de este trabajo.
5
DEDICATORIA
Dedicamos este trabajo a Dios, la fuente de vida, sabiduría e inteligencia. A nuestros padres
Gilbert Kuzikesa y Anasthasie Kembo, quienes nos dieron vida, educación, apoyo y consejos.
A nuestros hermanos y hermanas. A nuestros formadores y compañeros de la CAF Bogotá.
A nuestros compañeros de estudio de la Pontificia Universidad Javeriana. A nuestros amigos
por el compartir. De manera especial, a Fernanda Gómez por su amistad y cercanía.
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Nota de aceptación
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Firma del presidente del Jurado
_________________________
Firma del jurado
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Firma del jurado
Advertencia
La Universidad no se hace responsable por los conceptos emitidos por los alumnos en sus
trabajos de síntesis; sólo velará porque no se publique nada contrario al dogma y la moral
católica y porque las tesis no contengan ataques o polémicas puramente personales, antes
bien, se vea en ellas el anhelo de buscar la verdad y la justicia. (Reglamento General de la
Pontificia Universidad Javeriana. Artículo 23 de la Resolución No. 13 del 06 de junio de
1964).
Bogotá, D.C., 2021
7
TABLA DE CONTENIDO
INTRODUCCIÓN ...................................................................................................................................... 8
CAPITULO I ............................................................................................................................................ 15
LAS CAUSAS DE LA CRISIS SOCIOAMBIENTAL DE LA ERA INDUSTRIAL .............................. 15
1.1. EL ANTROPOCENTRISMO Y LA FALTA DE UNA ADECUADA ANTROPOLOGÍA ..................................... 151.1.1. La crítica del Antropocentrismo en el cristianismo ..................................................................... 161.1.2. La crítica del Antropocentrismo en el pensamiento filosófico y teológico de la Edad Media .... 171.1.3. La crítica del Antropocentrismo en el pensamiento escolástico de la Edad Media .................... 181.1.4. La crítica del Antropocentrismo en la Edad Moderna ................................................................ 20
1.2. EL CAPITALISMO NEOCONSERVADOR Y LA GLOBALIZACIÓN DEL PARADIGMA TECNOCÉNTRICO.... 211.2.1. El capitalismo neoconservador..................................................................................................... 221.2.2. La globalización del paradigma tecnocéntrico ............................................................................ 26
1.3. EL CONSUMISMO EXTREMO Y SELECTIVO ........................................................................................... 291.3.1. El origen del consumismo y su desarrollo en la historia ............................................................. 291.3.2. Las consecuencias nefastas del consumismo ............................................................................... 31
1.4. LA CULTURA DE DESCARTE .................................................................................................................. 341.4.1. La economía de Descartes ............................................................................................................ 351.4.2. La pobreza y la injusticia social ................................................................................................... 38
CAPITULO II .......................................................................................................................................... 42
LA FUNCIÓN DE LA TEOLOGIA FRENTE A LA CRISIS ECOLOGICA ........................................ 42
2.1. RELACIÓN DE LA TEOLOGÍA Y LA ECOLOGÍA ...................................................................................... 422.1.1 La Teología de la creación ............................................................................................................ 422.1.2. Aproximación al concepto de Ecología integral .......................................................................... 482.1.3. Vínculo entre teología y ecología - Eco teología.......................................................................... 52
2.2. LA CREACIÓN COMO EUCARISTÍA ........................................................................................................ 582.2.1. De la visión dualista hacia una visión integral de la realidad..................................................... 582.2.2. Que implica y que supone comprender la creación como eucaristía .......................................... 62
CAPITULO III ......................................................................................................................................... 69
ALGUNOS CRITERIOS PARA EL DISCERNIMIENTO Y EL ABORDAJE DE LA CRISIS SOCIO-AMBIENTAL ACTUAL .......................................................................................................................... 69
3.1. UNA TEOLOGÍA DEL CUIDADO ............................................................................................................. 693.2. LA ÉTICA DE LA RESPONSABILIDAD Y DE LA PRESERVACIÓN DE LA NATURALEZA ............................ 743.3. EL CAMBIO DEL PARADIGMA ECONÓMICO Y LA PROMOCIÓN DE LA CULTURA DEL ENCUENTRO ..... 78
3.3.1. Hacia un cambio del paradigma económico ................................................................................ 783.3.2. La cultura del encuentro .............................................................................................................. 82
3.4. HACIA UNA EDUCACIÓN Y UNA ESPIRITUALIDAD ECOLÓGICA............................................................ 843.5. HACIA UNA ECOLOGÍA INTEGRAL........................................................................................................ 88
CONCLUSIONES GENERALES............................................................................................................ 92
BIBLIOGRAFÍA ...................................................................................................................................... 96
8
INTRODUCCIÓN
Vivimos en una sociedad marcada por una crisis socio-ambiental sin precedente. El
desarrollo de las ciencias y de las técnicas que inició en la Edad Moderna y que se reforzó en
los siglos XX y XXI ha causado impactos ambientales nefastas que pone en duda la
continuidad de vida en el planeta. De hecho, “…el espíritu científico modifica profundamente
el ambiente cultural y las maneras de pensar. La técnica con sus avances está transformando
la faz de la tierra e intenta ya la conquista de los espacios interplanetarios”1.
El conocimiento tecno-científico que hemos adquirido a lo largo de los siglos nos está
dando un inmenso poder de dominar todo lo creado. De hecho, es la primera vez en la historia
que el hombre logre tener un poder tan grande sobre sí mismo y sobre el resto de la creación.
Frente a esta situación, nos preguntamos si realmente estamos preparados para utilizar con
acierto este poder. La respuesta a este cuestionamiento sería negativa.
En efecto, la experiencia nos enseña que el hombre de la época posmoderna todavía
no está preparado para utilizar responsablemente el poder tecnocientífico en la medida en
que el desarrollo de las ciencias y de las técnicas de los últimos dos siglos no estuvo
acompañado con el crecimiento del ser humano en los valores fundamentales de la vida.
Todavía nos hace falta una ética sólida, una cultura adecuada, una educación ambiental y una
espiritualidad ecológica.
Teniendo en cuenta los planteamientos anteriores, la presente investigación tiene por
objetivo identificar algunos criterios teológicos que permitan pasar de la crisis socio-
ambiental actual hacia una ecología integral. En consecuencia, inspirándonos del
pensamiento social del Papa Francisco, básicamente en sus dos últimas cartas encíclicas
(Laudato Si’ y Fratelli Tutti), en este trabajo queremos mostrar que no hay dos crisis
1 Concilio Vaticano II, “Constitución Pastoral Gaudium et Spes sobre la Iglesia en el mundo actual” 5.
9
separadas en la sociedad posmoderna, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja
crisis socio-ambiental. Por lo tanto, las líneas para la solución requieren una aproximación
holística de la realidad para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y
simultáneamente para cuidar nuestra casa común.2
Planteamiento del problema
El planeta que habitamos está gritando por el daño que le estamos causando a causa
de nuestro uso irresponsable de los recursos que Dios puso en él. Nuestra violencia “…se
manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire
y en los seres vivientes”3. Hemos “ingresado en una nueva era en la que el poderío
tecnológico nos pone en una encrucijada. Somos los herederos de dos siglos de enormes olas
de cambio”4. Todos estos cambios han generado no solamente el desarrollo, sino que también
ha suscitado la crisis socioambiental. Con nuestro deseo de querer todo domesticar, estamos
contaminando el aire, las aguas y el suelo.
Con respecto a la contaminación del aire, el PNUMA sostiene que la contaminación
atmosférica afecta ya “al 90% de la población mundial, además de ser responsable de la
muerte prematura de siete millones de personas cada año, entre ellos 600.000 niños”5. Este
problema es ocasionado “por la quema de combustibles fósiles para la producción de
electricidad, el transporte, la calefacción, la actividad industrial o la mala gestión de
residuos”6. Anualmente, emitimos más de “6.3 millones de toneladas de CO2, un excedente
que los bosques y los océanos no pueden absorber”7. Y esta situación podría generar el
calentamiento global, el descongelamiento de los polos, la elevación de los mares, y el
cambio climático. Una situación que podría causar la muerte de millones de personas.
2 Cf. Francisco, “Encíclica Laudato Si’ sobre el cuidado de la casa común” 139.3 Ibíd., 5.4 Ibíd., 88.5 Pnuma, https://news.un.org/es/story/2019/03/1452171. (Consultado el 30 de agosto de 2020).6 Ibíd.7 Maldonado, “El concepto de las crisis ambientales en los teóricos de la sociedad del riesgo Espacios Públicos”,199.
10
El otro problema ambiental que nos afecta hoy es el problema del agua. Según las
recientes investigaciones, las próximas luchas de los recursos serán por el agua, “ya que se
prevé su agotamiento para 2025. Se calcula que el 0.6% del agua es dulce. Se observa que la
cantidad de agua utilizada desde 1900 se ha multiplicado por 6, un porcentaje muy alto de
esta agua se lo lleva el riego de (70%)”8. Asimismo, “nueve países tienen el 60% de estos
recursos, mientras que en África 250 millones de personas de 26 países se ven afectados por
la escasez de este recurso”9.
De otro lado, mediante la ingeniosidad tecno-científica, hemos suscitado la crisis
socio-cultural. Entre los componentes sociales de esta fragmentación social, podemos citar
la crisis alimentaria. El PMA, “ha identificado 15 puntos condenados a sufrir graves crisis
alimentarias, si no se actúa con diligencia, que se suman países golpeado ya hace tiempo por
el hambre a causa de guerras aquistadas”10. El continente lo más afectado de este problema
es África. Y Zimbabue es el país que sufre la peor crisis de las últimas décadas con
temperaturas que han rozado los 40 grados. “En este país, la inseguridad alimentaria golpea
a la mitad de la población, 7,7 millones de personas, los niveles más elevados de los últimos
10 años”11.
El otro problema que nos afecta hoy es el problema de la pobreza y de la injusticia
social. Según Wolfensohn:
Vivimos en un mundo estigmatizado por la inequidad. Algo está mal cuando el 20% más rico
de la población global recibe el 80% de los ingresos totales. Algo está mal cuando el 10% de
una población recibe la mitad de los ingresos nacionales, como pasa hoy en muchos países.
Algo está mal cuando el ingreso promedio de los veinte países más ricos equivale a 37 veces
el promedio de los veinte más pobres, una brecha que ha crecido más del doble en los últimos
8 Ibíd.,201.9 Ibíd.10 Antena misionera, “La ONU alerta sobre el mapa del hambre”,https://issuu.com/antena_misionera/docs/julio_agosto_2020. (Consultado el 5 de septiembre de 2020).11 Ibíd.
11
cuarenta años. Algo está mal cuando 1.200 millones de personas todavía viven con menos de
un dólar diario y 2.800 millones se ubican por debajo de los dos dólares diarios.12
Es importante señalar que la ecología y los problemas socio-ambientales que hemos
mencionado anteriormente, tienen una estrecha relación con la teología en la medida en que
todos estos problemas afectan el ser humano y desequilibra sus relaciones con Dios y con el
planeta. Es básicamente este desequilibrio relacional que hace que la situación histórica de
la comunidad humana entre en el campo de la reflexión teológica. Si hoy admitimos que
existe una grave crisis ecológica, este “significa que hay crisis de las comprensiones de Dios,
de lo humano, del mundo y de todo lo creado, por ello se puede inferir que la crisis ecológica
es crisis de la creación, que muestra la ruptura de un mundo que pareciera declina a su fin”13.
En otros términos, la crisis ecológica refleja una crisis humana, por ello, si la creación
está en crisis es porque el ser humano también la vive. Si hoy estamos experimentando la
crisis ecológica es porque el ser humano trata de considerarse como el dueño y el maestro de
la creación. Sin embargo, la fe en la creación nos enseña que es Dios que es el soberano de
todo lo creado. “Así pues, si hablamos del mundo, de lo ecológico, de lo humano, se está
hablando de la creación de Dios, ya que este mundo creado tiene como origen a Dios creador,
por eso el mundo, incluido el ser humano, es también criatura”14. En este sentido, el reflejo
de la tendencia humana de envilecerse frente a la creación de Dios es la crisis ecológica que
se vive, “que idéntica un desequilibrio en la humanidad y en el planeta, con el aparente
progreso en todos los niveles, de manera especial en lo económico y en lo técnico”15.
Es en esta misma perspectiva que el papa Francisco sostiene que “si ya no hablamos
el lenguaje de la fraternidad y de la belleza en nuestra relación con el mundo, nuestras
actitudes serán las de dominador, del consumidor o del mero explotador de recursos, incapaz
12 Wolfensohn, “La construcción de un mundo equitativo”, 483.13 Novoa, “La cuestión ecológica en contexto de la creación: Ideas para una antropología teológica”, 319.14 Ibíd., 323.15 Ibíd., 322.
12
de poner un límite a sus intereses inmediatos”16. Teniendo en cuenta esta dramática realidad
y con esperanza de encontrar soluciones a esta gravísima situación, la teología se dispone a
buscar, a partir del diálogo con las ciencias humanas y de la naturaleza, las posibles
soluciones que promueve el futuro de la humanidad y del planeta. A la luz de estas
afirmaciones, ¿Cuáles serían las propuestas teológicas que nos permitan pasar de la crisis
socio-ambiental actual hacia una ecología integral, que toma en cuenta la subsistencia del
planeta, el bienestar de las generaciones actuales y el destino de las generaciones futuras?
Justificación
Teniendo en cuenta los anteriores problemas planteados frente a la crisis
socioambiental actual, la elección de este tema se justifica en la medida en que, hoy nadie
puede ignorar el hecho de que, el problema de la crisis ecológica es uno de los temas más
agudos y más polémicos de nuestra época. Es un problema que despierta el interés tanto
nacional, como internacional porque nos afecta a todos. El papa Francisco en su Carta
Encíclica Laudato Si y Ioannis Zizioulas en su libro, Lo creado como Eucaristía, abordan
esta gran problemática, subrayando que la crisis ambiental actual tiene sus raíces en el uso
irresponsable de los recursos de la naturaleza y del uso irracional del poderío tecnológico.
Para superar esta crisis estamos todos llamados a colaborar en la construcción de una ecología
integral, que toma en cuenta el desarrollo del ambiente humano y del ambiente natural.
Además, hemos querido elegir este tema porque estamos convencido que no podemos
pretender construir un futuro mejor para nosotros mismos y para las futuras generaciones sin
pensar en la crisis del ambiente y en los sufrimientos de los excluidos del mundo. Sentimos
que hay una necesidad de que nos convertirnos en instrumentos del infinito amor de Dios
para que el planeta sea lo que él mismo soñó al crearlo y responda así a su proyecto de paz,
belleza y plenitud. Hoy en día, estamos todos llamados a reflexionar sobre lo que tenemos
que hacer y cómo debemos actuar para erradicar la crisis socioambiental que hemos suscitado
16 Francisco, “Encíclica Laudato Si’ sobre el cuidado de la casa común” 14.
13
mediante la explotación inconsiderada de los recursos del planeta y el uso irracional del poder
tecno-científico.
De hecho, el problema ambiental es un problema que no solo se relaciona con el
bienestar de los seres humanos y de la naturaleza, sino que también es un problema que está
relacionado con “la misma posibilidad de subsistencia de la humanidad y quizás de todo lo
creado en su integridad”17. Creemos que el pensamiento del Papa Francisco abordado en la
Carta Encíclica Laudado Si, y la teoría que Zizioulas propone, pueden ser útil, no solamente
en el hecho de contribuir a la superación de la crisis ecológica, sino que también pueden
permitir a la Iglesia de poder bien realizar su obra evangelizadora en el mundo. De hecho,
sentimos la necesidad de fortalecer la conciencia del hombre moderno frente a la crisis
ecológica que nos afecta dramáticamente.
Sin embargo, es necesario no solamente de fortalecer la conciencia del hombre de la
civilización industrial frente a ladita crisis, sino que también es importante proponer
diferentes soluciones y herramientas que vayan de la mano con el cuidado del medio
ambiente y el progreso tecnológico de la época postmoderna. Creemos que esta propuesta
que hacemos en la presente investigación podría contribuir, de una manera u otra, en la
construcción de una ecología integral, que toma en cuenta la subsistencia del planeta, del
hombre presente y de las generaciones futuras.
Objetivos
General: Identificar los criterios teológicos que permitan pasar de la crisis socio ambiental
actual hacia una ecología integral.
Específicos
Identificar algunas causas de la crisis socio-ambiental actual.
Mostrar el papel de la teología frente a la crisis ecológica.
17 Zizioulas, Lo creado como Eucaristía. Aproximación teológica al problema de la ecología, 3.
14
Plantear algunos criterios teológicos que nos ayuden para el discernimiento y el abordaje
de la crisis socio-ambiental actual.
De acuerdo con los objetivos formulados, el presente trabajo de investigación está
presentado en tres capítulos. En el primer capítulo trataremos de identificar las causas de la
crisis socio-ambiental de la era industrial y abordaremos los siguientes puntos: a). El
Antropocentrismo y la falta de una adecuada Antropología; b). El capitalismo
neoconservador y la globalización del paradigma tecnocéntrico; c). El consumismo extremo
y selectivo; y d). La cultura de descarte.
En el segundo capítulo trataremos de identificar la función de la teología frente a la
crisis ecológica y abordaremos los siguientes puntos: a) Relación de la teología y la ecología;
y b) La creación como Eucaristía
Por último, en el tercer capítulo intentaremos presentar algunos criterios teológicos
que nos ayuden para el discernimiento y el abordaje de la crisis socio-ambiental actual. Los
puntos que desarrollaremos en este capítulo son los siguientes: a) Una Teología del cuidado;
b) La ética de la responsabilidad y de la preservación de la naturaleza; c) El cambio del
paradigma económico y la promoción de la cultura del encuentro; d) Hacia una educación y
una espiritualidad ecológica; y e) Hacia una ecología integral.
15
CAPITULO I
LAS CAUSAS DE LA CRISIS SOCIOAMBIENTAL DE LA ERA INDUSTRIAL
En el contexto de este trabajo de investigación en el que intentaremos hacer una
aproximación teológica al problema de la crisis socio ambiental y desde este acercamiento
intentar dar algunos criterios para una ecología integral, intentaremos en este primer capítulo,
identificar las causas de la crisis socio-ambiental de la era industrial y abordaremos los
siguientes puntos: a). El Antropocentrismo y la falta de una adecuada Antropología; b). El
capitalismo neoconservador y la globalización del paradigma tecnocéntrico; c). El
consumismo extremo y selectivo; y d). La cultura de descarte.
1.1. El Antropocentrismo y la falta de una adecuada Antropología
Hoy resulta innegable constatar los efectos de la llamada crisis ecológica. Muchos
científicos piensan que esta crisis tiene su origine en el antropocentrismo desmesurado. Antes
de analizar la mentalidad antropocéntrica presente en el pensamiento de las diferentes
corrientes filosóficas y teológicas, nos parece oportuno definir antes que nada este concepto
que se ve muy fundamental cuando se habla de la crisis socio-ambiental.
El Antropocentrismo o el humanismo antropocéntrico es una corriente de
pensamiento que tuvo su origen en el Renacimiento (Siglos XIV y XVI). Sin embargo,
podemos encontrar unos comportamientos en los primeros siglos del cristianismo, incluso en
la filosofía griega y el judaísmo, que reflejan la visión antropocéntrica de la realidad. Entre
estas doctrinas podemos mencionar el platonismo; el gnosticismo; la doctrina agustiniana de
San Agustín de Hipona y la tradición desarrollada Boecio.
Etimológicamente, el termino antropocentrismo viene de la palabra latina antropo,
que significa hombre y del término centrum, que quiere decir centro. Es decir,
etimológicamente, el concepto antropocentrismo se refiere al ser humano considerado como
el centro del universo. Según el Word Reference, el antropocentrismo “es una doctrina o
16
teoría que supone que el hombre es el centro de todas las cosas: el antropocentrismo se opone
al teocentrismo”18 que es una corriente de pensamiento que considera a Dios como el centro
del pensamiento y de la actividad del ser humano.
Hoy en día el antropocentrismo se percibe como un paradigma de pensamiento que
favoreció el desarrollo de las ciencias y técnicas en la Época Moderna. La visión
antropocéntrica sostiene la idea según la cual el resto de los seres vivientes en el planeta
quedan supeditados a los intereses, necesidades y bienestar del hombre.
A lo largo de la historia humana, el humanismo antropocéntrico favoreció de manera
significativo el desarrollo de las universidades y limitó la acción y el poder de las religiones.
Teniendo en cuenta esta breve reflexión acerca del término antropocentrismo, vamos ahora
intentar de identificar la visión antropocéntrico presente en las diferentes épocas de la
historia.
1.1.1. La crítica del Antropocentrismo en el cristianismo
Si muchos autores piensan que la degradación ambiental y la visión antropocéntrica
de la realidad tienen que ver con la modernidad y el desarrollo tecnocientífico de los dos
últimos siglos, para otros científicos el antropocentrismo es el fruto de algunas lecturas que
se han hecho del libro de Génesis, que presenta dos versiones de la creación y de la misión
del ser humano en el mundo. De hecho, “… de tales versiones se ha enfatizado, erróneamente,
el dominio y el sometimiento de la tierra a los intereses humanos que han ido en detrimento
de la vida en su globalidad”19.
En su artículo acerca del antropocentrismo cristiano, Castillo presenta una teoría
abordada por Lynn White en su artículo sobre las raíces históricas de la crisis ecológica de
18 Woldreference, “El antropocentrismo”, https://www.wordreference.com/definicion/antropocentrismo.(Consultado el 16 de enero de 2021).19 Novoa, “La cuestión ecológica en contexto de creación: ideas para una antropología teológica”, 321.
17
nuestra época. De hecho, en su escrito White sostiene la tesis según la cual la idea de concebir
la tierra como recurso para el consumo humano no es el fruto de la era industrial, sino del
cristianismo medieval. Para Lynn White,
El cristianismo generó una mentalidad donde no hay respecto por la naturaleza y los seres
humanos pueden, incluso, explotarla y destruirla para su propio beneficio. Mentalidad, que
se traduce en la explotación de la naturaleza cada vez más intensificada en la medida en que
se incrementa el desarrollo tecnológico. Para White el cristianismo acoge la interpretación
lineal judía de la historia, teología en la cual el hombre ocupa el espacio central y que genera
una visión antropocéntrica. En particular, el relato de la creación del mundo del libro de
Genesis 1, 28, encarga a los seres humanos el sometimiento de la tierra. La tierra no está
entonces a la misma altura que el ser humano y este puede utilizarla a su gusto.20
Además, Lynn White piensa que la crisis ecológica que nos afecta tiene que ver con
la desacralización de la naturaleza de la parte de la antropología judeo-cristiana. Según
nuestro autor, el cristianismo introduce un dualismo que separa al ser humano de la naturaleza
y también desvincula a Dios de la naturaleza y lo pone en el cielo. Se trata de un Dios
abstracto y lejano. Un Dios no presente en las piedras, árboles o animales, tal como lo
conciben todas las religiones naturalistas, entre otro el animismo. En la misma perspectiva,
algunas religiones tradicionales africanas acusan al cristianismo de haber sacado a Dios de
la naturaleza y haberlo encerrado en un templo y reducirlo a un sagrario.21
1.1.2. La crítica del Antropocentrismo en el pensamiento filosófico y teológico de la
Edad Media
Conviene señalar que en Oriente el dualismo platónico y el dualismo gnóstico,
desarrollados en los siglos segundo y tercero, condujeron al debilitamiento de la importancia
atribuida al mundo material, considerado como irrelevante y malo. Y “…. en Occidente,
20 Castillo Guerra, “Antropocentrismo cristiano y nuevas vertientes teológicas para una eco-justicia”, 90.21 Cf. Ibíd., 90 – 91.
18
despliegues análogos introdujeron una dicotomía entre hombre y naturaleza, considerando al
hombre superior a la naturaleza y centro de todo”22. Agustín de Hipona y Boecio representan
ejemplos clásicos de esta corriente. Según estos dos autores, sólo el hombre cuenta para la
eternidad por el hecho de ser un ser consciente, racional y, sobre todo, por el hecho de ser la
única creatura creada a imagen y semejanza de Dios.
Debido al desarrollo de estas doctrinas teológicas, la Iglesia iba perdiendo
gradualmente conciencia de la importancia y del valor eterno de la creación material, y esto
se hacía particularmente evidente en la manera de tratar todos los sacramentos, en general y
la Eucaristía, en particular. En consecuencia, en esta época de la historia de la Iglesia, la
Eucaristía dejó de comprenderse como bendición sobre el mundo material que se eleve al
Creador, para convertirse en un memorial del sacrificio de Cristo y en un instrumento de la
gracia para el alimento del alma. De este modo, ya no se hablaba de la dimensión cósmica de
la Eucaristía en la teología sacramentaria en el mundo Occidental en la medida en que se
desarrolló una visión del mundo centrada en el ser del alma racional.23
1.1.3. La crítica del Antropocentrismo en el pensamiento escolástico de la Edad Media
Algunos autores consideran a la doctrina tomista como una de las fuentes de
inspiración de la visión antropocéntrica de la realidad. En su escrito Summa contra gentiles
(III, parte II, 112, 12), Tomás de Aquino sostiene la idea según la cual no debe afirmarse que
el sacrificio de animales para el consumo humano sea un pecado, puesto que los animales
existen para los seres humanos.
La interpretación de nuestro doctor de la Iglesia proviene ciertamente de la doctrina
filosófica del gran filósofo griego Aristóteles, quien, en su escrito titulado Política, “escribe
22 Zizioulas, Lo creado como Eucaristía. Aproximación teológica al problema de la ecología, 9.23 Cf. Ibíd.
19
sobre una cadena institucional entre los seres vivientes: las plantas existen para los animales,
los animales para el ser humano”24.
Este paradigma antropocéntrico del dominio del ser humano sobre la naturaleza ha
generado no solamente la crisis ecológica actual, sino que también ha provocado una ruptura
de las relaciones que existían entre el Creador, la creación y las creaturas. Así lo interpreta
el Papa Francisco en su carta Encíclica Laudato Si afirma:
Los relatos de la creación en el libro del Génesis contienen, en su lenguaje simbólico y
narrativo, profundas enseñanzas sobre la existencia humana y su realidad histórica. Estas
narraciones sugieren que la existencia humana se basa en tres relaciones fundamentales
estrechamente conectadas: la relación con Dios, con el prójimo y con la tierra. Según la
Biblia, las tres relaciones vitales se han roto, no sólo externamente, sino también dentro de
nosotros. Esta ruptura es el pecado. La armonía entre el Creador, la humanidad y todo lo
creado fue destruida por haber pretendido ocupar el lugar de Dios, negándonos a
reconocernos como criaturas limitadas. Este hecho desnaturalizó también el mandato de
“dominar” la tierra (cf. Gn. 1,28) y de ‘labrarla y cuidarla’ (cf. Gn. 2,15). Como resultado, la
relación originariamente armoniosa entre el ser humano y la naturaleza se transformó en un
conflicto (cf. Gn. 3,17-19).25
A la luz del análisis anterior, si admitimos que existe una crisis ecológica, este
significa que hay crisis de las comprensiones de Dios, de lo humano y de todo lo creado. Por
tanto, esta situación no se refleja únicamente en la realidad interior e individual del ser
humano, sino que también afecta las relaciones que este último establece consigo mismo, con
el prójimo, con el planeta y con Dios.
24 Ibíd., 18-19.25 Francisco, “Encíclica Laudato Si’ sobre el cuidado de la casa común” 66.
20
De este modo, podemos afirmar que la crisis ambiental que experimentamos es, en
un lado, la expresión de la falta de una adecuada antropología,26 y de otro lado, tiene que ver
con una interpretación errónea de la Sagrada Escritura. Según el obispo de Roma,
Si es verdad que algunas veces los cristianos hemos interpretado incorrectamente las
Escrituras, hoy debemos rechazar con fuerza que, del hecho de ser creados a imagen de Dios
y del mandato de dominar la tierra, se deduzca un dominio absoluto sobre las demás criaturas.
Es importante leer los textos bíblicos en su contexto, con una hermenéutica adecuada, y
recordar que nos invitan a “labrar y cuidar” el jardín del mundo (cf. Gn. 2,15). Mientras
“labrar” significa cultivar, arar o trabajar, “cuidar” significa proteger, custodiar, preservar,
guardar, vigilar. Esto implica una relación de reciprocidad responsable entre el ser humano y
la naturaleza. Cada comunidad puede tomar de la bondad de la tierra lo que necesita para su
supervivencia, pero también tiene el deber de protegerla y de garantizar la continuidad de su
fertilidad para las generaciones futuras. […] la Biblia no da lugar a un antropocentrismo
despótico que se desentienda de las demás criaturas.27
1.1.4. La crítica del Antropocentrismo en la Edad Moderna
El problema de la degradación de la naturaleza es uno de los temas más agudos y más
polémicos de nuestra época.28 Hoy nadie puede ignorar el hecho de que el planeta que
habitamos está marcado por una crisis ecológica sin precedente. Se trata, en efecto, de una
situación “ocasionada por los seres humanos que pone en peligro la sostenibilidad del
ambiente para las presentes y futuras generaciones”29.
El desarrollo de las ciencias y técnicas que inició en la Edad Moderna y que se reforzó
en los últimos dos siglos ha causado impactos ambientales deletéreos para el medioambiente.
Y esta crisis constituye una amenaza para la humanidad, poniendo ipso facto en duda la
continuidad de vida en el planeta. La modernidad fue dominada por un antropocentrismo que
26 Cf. Novoa, “La cuestión ecológica en contexto de creación: ideas para una antropología teológica”, 323.27 Francisco, “Encíclica Laudato Si’ sobre el cuidado de la casa común” 67 – 68.28 Cf. Zizioulas, Lo creado como Eucaristía. Aproximación teológica al problema de la ecología, 3.29 Castillo Guerra, “Antropocentrismo cristiano y nuevas vertientes teológicas para una eco-justicia”, 90.
21
hoy sigue dañando toda referencia común y todo intento por fortalecer los lazos sociales y
culturales.
Según el papa Francisco, “…no nos servirá describir los síntomas, si no reconocemos
la raíz humana de la crisis ecológica. Hay un modo de entender la vida y la acción humana
que se ha desviado y que contradice la realidad hasta dañarla”30. A la luz de esta afirmación,
podemos afirmar que la crisis ecológica actual es fruto del antropocentrismo desmesurado y
de la ausencia de una adecuada Antropología. De hecho, el paradigma antropocéntrico que
promueve el dominio del hombre sobre la naturaleza ha sido también favorecido por algunas
doctrinas filosóficas y científicas de la Época Moderna.
El filósofo francés del siglo XVII, René Descartes, siguiendo la tradición agustiniana,
puso en el centro de todo al sujeto pensante (cogito, ergo sum). La Ilustración desarrolló la
teoría según la cual el ser pensante racional es lo único importante en la existencia, mientras
que el romanticismo reforzó lo irracional de la naturaleza.
De otro lado, el puritanismo y los filones principales del calvinismo se aprovecharon
del versículo de Genesis 1, 28, un texto que invita al hombre a multiplicarse y someter la
tierra, para desarrollar sus teorías. Son básicamente estos pensamientos que facilitaron el
nacimiento del capitalismo y, más tarde, de la tecnología, hasta la civilización actual.31
Partiendo de estos análisis, en el siguiente punto reflexionaremos acerca del capitalismo
neoconservador y del tema de la globalización del paradigma tecnocéntrico.
1.2. El capitalismo neoconservador y la globalización del paradigma
tecnocéntrico
Antes de mostrar en qué sentido el capitalismo es considerado como una de las raíces
de la crisis ecológica de la época postmoderna, nos parece justo definir antes que nada este
30 Francisco, “Encíclica Laudato Si’ sobre el cuidado de la casa común” 101.31 Cf. Zizioulas, Lo creado como Eucaristía. Aproximación teológica al problema de la ecología, 9 – 11.
22
término y describir su desarrollo en el transcurso de la historia de la humanidad. En
consecuencia, el diccionario de la lengua española (RAE) define el capitalismo como “un
sistema económico basado en la propiedad privada de los medios de producción y en la
libertad de mercado”32.
Analizando las distintas formas de capitalismos, nos demos cuenta que el capitalismo
es una doctrina o un sistema económico que se refiere básicamente a un régimen, o sea a una
estructura, o incluso a un orden económico en el que el capital predomina sobre el resto de
los elementos. Según muchos autores, el capitalismo parte de “la propiedad privada de los
medios de producción, que trabajan enfocados a la obtención de beneficio y donde el capital
predomina sobre el trabajo como elemento de producción y creación de riqueza”33.
Según el profesor Ferrari, la evolución del capitalismo no ha estado exenta de varios
problemas. De hecho, este sistema económico sufrió una gravísima crisis durante la Gran
Depresión de los años treinta del siglo pasado que hizo dudar de su continuación. Y volvió a
sufrir nuevamente una otra crisis durante la Gran Recesión entre el año 2008 y el 2009. Esta
situación generó graves problemas económicos, sociales y políticos al nivel mundial. Los
países los más afectados de esta crisis fueron los Estados Unidos de América y muchos países
europeos.34
1.2.1. El capitalismo neoconservador
El capitalismo, es percibido para muchos autores como una “… organización política,
social y económica basada en la economía de mercado, la acumulación creciente de capital
y combinada en Occidente con la democracia representativa, es una invención del ser humano
al que se arribó después de muchos siglos”35. Existe muchas tendencias en el capitalismo, sin
32 El diccionario de la lengua española (RAE), Edición del Tricentenario, “El capitalismo”,https://dle.rae.es/capitalismo. (Consultado el lunes 25 de enero de 2021).33 Finanzas y Economía “El capitalismo”, https://www.finanzzas.com/diccionario-c/capitalismo. (Consultadoel lunes 25 de enero de 2021).34 Cf. Ferrari, Capitalismo: Crisis, cambios, y evolución en el siglo XX, 3.35 Ibíd.
23
embargo, en la presente investigación centraremos nuestra reflexión sobre el capitalismo
neoconservador que el Papa Francisco critica severamente en su carta encíclica sobre el
cuidado de la casa común. En consecuencia, según el Papa, el capitalismo neoconservador
es en gran parte responsable de la actual crisis socioambiental.
Es importante notar que los impulsores de este sistema económico fundado sobre el
mercado y la propiedad privada promovieron los principios de organización económica de
dejar hacer y dejar pasar que habían proclamado para los economistas clásicos del siglo
XVIII y XIX. El slogan capitalista neoconservador de dejar pasar y dejar hacer tiene que ver
con la idea de liberar los mercados, exponerlos a la competencia internacional y sobre todo
eliminar la intervención del Estado en la economía.
Según los protagonistas de esta forma de capitalismo, el proceso de liberar los
mercados y exponerlos a la competencia internacional permitiría el mayor desarrollo en
términos de inversión y, por lo tanto, favorecería un mayor crecimiento económico que
permitiría de erradicar la pobreza en el mundo.36 Sin embargo, esta pretensión neo-
conservadora de querer erradicar la miseria a partir del crecimiento económico, no solamente
quedó irrealizable hasta la actualidad, sino que también contribuyó en mayor parte en la crisis
ambiental y a la degradación social.
Según el Papa Francisco, los males más graves que el capitalismo neoconservador
aflige a la sociedad postmoderna son principalmente la falta de trabajo para los jóvenes y la
soledad en que son dejados los viejos. En efecto, “los viejos tienen necesidad de cuidado y
de compañía; los jóvenes, de trabajo y de esperanza, pero no tienen ni lo uno ni lo otro, y el
problema es que ya no lo encuentran”37.
Esta tesis de Francisco resume de mejor manera la crisis del capitalismo
neoconservador del siglo pasado. De hecho, el capitalismo del siglo XX que tenía la
36 Cf. Ferrari, “La crisis del capitalismo”, 34.37 Ferrari, Capitalismo: Crisis, cambios, y evolución en el siglo XX, 33.
24
pretensión de erradicar la pobreza en el mundo a partir del crecimiento económico, no fue
capaz de generar el bienestar para las personas tanto en el mundo desarrollado como en los
países en desarrollo. Ferrari piensa que la critica que el papa Francisco hace al capitalismo
neoconservador es un reclamo por un cambio notorio en la manera de gestionar la economía
y el desarrollado, en orden de promover el bienestar integral de las personas.38
Según muchos autores, la teoría desarrollada por el capitalismo neoconservador
promovió, en un lado, el individualismo, ignorando el interés común de la población. De otro
lado, estos pensamientos neoconservadores favorecieron únicamente el bienestar de los
países más desarrollados, mientras que las naciones del tercer mundo siguen hundiéndose en
la miseria. El Papa Francisco lo expresa con estas palabras: “hay demasiados intereses
particulares y muy fácilmente el interés económico llega a prevalecer sobre el bien común y
a manipular la información para no ver afectados sus proyectos”39. La idea de centrar la
economía en el mercado y hecho de promover el individualismo hizo que el capitalismo
neoconservador entre en una gravísima crisis.
En consecuencia, la crisis de esta corriente capitalista empezó al inicio de los años
ochenta del siglo XX y se aceleró a la primera mitad del siglo XXI. La Gran Recesión de esta
crisis comenzó en los Estados Unidos de América como consecuencia de que el sector
financiero hiciera crisis.40 Según muchos autores, hay dos cuestiones fundamentales detrás
de esta crisis.
En primer lugar, esta crisis ocurre cuando el sector financiero desplaza al sector
productivo de bienes como motor de la economía. Por eso los problemas del sector financiero
generaron una crisis económica tan profunda. En efecto, el desarrollo del capitalismo neo-
conservador condujo a la predominancia del sector financiero sobre el sector real y esa
predominancia hizo tambalear a las economías más desarrolladas, básicamente la economía
38 Cf. Ibíd.39 Francisco, “Encíclica Laudato Si’ sobre el cuidado de la casa común” 54.40 Cf. Ferrari, “La crisis del capitalismo”, 37.
25
de los Estados Unidos de América y de algunos países europeos. En segundo lugar, la crisis
capitalista neo-conservador tiene que ver con la concentración del ingreso económico.41
De hecho, lo que es claro es que, en la etapa neo-conservadora, las dos instituciones
fundamentales del capitalismo desarrollado, a saber, el mercado y la democracia, acabaron
mostrando unas fallas notables en el transcurso de la historia de la humanidad. Por lo tanto,
el cambio del paradigma en los sectores políticos y económicos se ven un imperativo. La
superación de la crisis económica implica una reorganización de la estructura económica. De
otro lado, se necesita una otra forma de democracia que promueva la participación directa de
los ciudadanos. Ferrari lo expresa con estos términos:
Como parte de las transformaciones, en diversos países podría estar transitándose hacia una
democracia más participativa, más transparente y con una representación más adecuada a
partir de reformas a la manera de elegir, remover y exigir cuentas a los representantes, y de
limitaciones al financiamiento privado de las campañas. Esa mayor participación es viable
por la existencia del Internet y la comunicación electrónica directa y en tiempo real. Para no
ser distorsionada debería estar acompañada de una mayor educación y conciencia política de
la población, que le permita seleccionar y procesar adecuadamente una información cada vez
más abundante a fin de evitar su manipulación y, por lo tanto, el clientelismo.42
Teniendo en cuenta las afirmaciones anteriores, en resumen, podemos afirmar con
Ferrari, que se necesita un capitalismo que promueva una democracia más participativa, con
mejor representatividad, con mercados bien gestionados, con nuevos mecanismos de
transacción, y con una mayor intervención del Estado. De otro lado, es importante resolver
la crisis socioambiental que nos afecta desde la perspectiva ecológica.
En consecuencia, si el capitalismo, particularmente el desarrollado, no resuelve los
problemas desde una ecología integral y con acuerdos mundiales para gestionar los recursos
41 Cf. Ibíd., 39.42 Ibíd.
26
comunes, su futuro será problemático asociado a un mayor deterioro de la casa común y a un
consumismo extremo y selectivo, fruto de la globalización del paradigma tecnocéntrico.43
1.2.2. La globalización del paradigma tecnocéntrico
En su carta encíclica Laudato Si el Papa Francisco afirma que “…. la humanidad ha
ingresado en una nueva era en la que el poderío tecnológico nos pone en una encrucijada”44.
En consecuencia, somos hijos de dos siglos de cambios significantes en la historia de la
humanidad. La ciencia y la tecnología siendo frutos de la creatividad del hombre y una
donación de Dios, nos están aportando amplias posibilidades que nos abren las constantes
novedades en los diferentes sectores de la existencia.
Es en esta perspectiva que Francisco sostiene que “no podemos dejar de valorar y de
agradecer el progreso técnico, especialmente en la medicina, la ingeniería y las
comunicaciones”45 en la medida en que su contribución ha permitido de salvar y mejorar la
condición de vida de muchas personas en el mundo y ha también contribuido de una manera
u otra al desarrollo sostenible. Si usamos de manera responsable y racional el poderío
tecnocientífico podemos producir cosas realmente valiosas para mejorar nuestra calidad de
vida en el mundo.
Sin embargo, hoy en día llegamos a realizar que el conocimiento científico y
tecnológico que hemos adquirido nos está dando un inmenso poder de dominar todo lo
creado. Es la primera vez en la historia que el hombre logre tener un poder tan grande sobre
sí mismo y sobre el resto de la creación. Frente a esta situación podemos preguntarnos si
realmente estamos preparados para usar este poder con acierto. La respuesta a este
cuestionamiento sería negativa.
43 Cf. Ferrari, “La crisis del capitalismo”, 41.44 Francisco, “Encíclica Laudato Si’ sobre el cuidado de la casa común” 102.45 Ibíd.
27
En efecto, la experiencia nos enseña que el hombre de la época moderna todavía no
está preparado para utilizar responsablemente el poder tecnocientífico en el sentido en que el
desarrollo de las ciencias y de las técnicas de estos últimos dos siglos no estuvo acompañado
con el crecimiento del ser humano en los valores fundamentales de la vida. Todavía nos hace
falta una ética sólida, una cultura adecuada y una espiritualidad ecológica.
Uno de los acontecimientos históricos que nos lleve a esta conclusión es la
experiencia de las bombas atómicas lanzadas en Hiroshima y Nagasaki en los años cuarenta
y cinco del siglo pasado. El lanzamiento de estas bombas causó la muerte de millones de
personas y generó muchas enfermedades en estas dos ciudades de Japón. El obispo de Roma
lo expresa con estas palabras:
Basta recordar las bombas atómicas lanzadas en pleno siglo XX, como el gran despliegue
tecnológico ostentado por el nazismo, por el comunismo y por otros regímenes totalitarios al
servicio de la matanza de millones de personas, sin olvidar que hoy la guerra posee un
instrumental cada vez más mortífero.46
Además, es importante recordar que, mediante el uso irracional e irresponsable del
poderío tecnológico, estamos destruyendo la diversidad biológica; estamos degradando la
integridad de la tierra; estamos contribuyendo al cambio climático; estamos desnudando la
tierra de sus bosques naturales; estamos provocando la extinción de algunas especies
animales y vegetales; estamos contaminando las aguas, el suelo y el aire; y estamos sobre
todo hipotecando la subsistencia de las generaciones futuras.
De otro lado, la intervención del hombre al servicio de las finanzas, hace que la tierra
“se vuelva menos rica y bella, cada vez más limitada y gris, mientras al mismo tiempo el
desarrollo de la tecnología y de las ofertas de consumo sigue avanzando sin límite”47. De
hecho, “los objetos producto de la técnica no son neutros, porque crean un entramado que
46 Ibíd.,104.47 Ibíd., 34.
28
termina condicionando los estilos de vida y orientan las posibilidades sociales en la línea de
los intereses de determinados grupos de poder”48.
En efecto, el paradigma tecnocrático tiende a ejercer su dominio sobre la economía y
la política. Por lo tanto, la economía asume todo desarrollo tecnológico en función del rédito,
sin prestar atención a eventuales consecuencias negativas para el ser humano.49 Según el papa
Francisco,
No puede pensarse que sea posible sostener otro paradigma cultural y servirse de la técnica
como de un mero instrumento, porque hoy el paradigma tecnocrático se ha vuelto tan
dominante que es muy difícil prescindir de sus recursos, y más difícil todavía es utilizarlos
sin ser dominados por su lógica. De hecho, la técnica tiene una inclinación a buscar que nada
quede fuera de su férrea lógica, y el hombre que posee la técnica sabe que, en el fondo, esta
no se dirige ni a la utilidad ni al bienestar, sino al dominio; el dominio, en el sentido más
extremo de la palabra. Por eso intenta controlar tanto los elementos de la naturaleza como los
de la existencia humana.50
Muchos autores piensan que para erradicar la crisis ecológica que nos está afectando
dramáticamente, necesitamos un cambio de paradigma. Hemos de pasar del paradigma
tecnocrático a una cultura ecológica. Si hablamos de la cultura ecológica no nos referimos
básicamente a una serie de respuestas urgentes y parciales dadas a los diferentes problemas
ligados a la degradación de la naturaleza o al agotamiento de los recursos naturales, sino que
nos referimos a un cambio de perspectiva o sea a un profundo cambio de nuestra manera de
actuar y de relacionarnos con el prójimo, con el cosmos y con Dios.
En consecuencia, estamos todos llamados a trabajos juntos para la llegada de una
nueva política, un adecuado programa educativo, un estilo de vida que promueve el desarrollo
48 Ibíd., 107.49 Cf. Ibíd., 109.50 Ibíd., 108.
29
sostenible e integral, y una espiritualidad ecológica que conformen una resistencia ante el
avance del paradigma tecnocrático que caracteriza la sociedad postmoderna.51
1.3. El consumismo extremo y selectivo
El planeta que habitamos se ha vuelto frágil y vulnerable. El hombre de la sociedad
postmoderna ha percibido la dimensión del uso exagerado de los recursos naturales de nuestra
casa común, una situación que genera en mayor parte el agotamiento de estos recursos. De
hecho, esta explotación irracional e irresponsable de la naturaleza constituye una amenaza
para la subsistencia de la naturaleza, para el bienestar de las generaciones presentes y para la
existencia de las generaciones futuras. Teniendo en cuenta esta breve introducción, en las
siguientes líneas reflexionaremos en torno del origen y del desarrollo de la cultura
consumista, antes de hablar de sus consecuencias nefastas en nuestra sociedad.
1.3.1. El origen del consumismo y su desarrollo en la historia
Conviene subrayar que, si muchos científicos sostienen que la degradación
medioambiental es causada para el crecimiento de la población, el Papa Francisco piensa que
este problema tiene que ver con el consumismo extremo y selectivo que caracteriza la
sociedad industrial. En consecuencia, los actores políticos y económicos pretenden legitimar
el modelo distributivo actual, donde una minoría piensan tener el derecho de consumir sin
medida, olvidando que el planeta no puede contener todos los residuos generados por el
desarrollo tecnocientífico, fruto de nuestra cultura consumista.52 Para Ferrari:
El consumismo tiene que ver con las demandas de las personas que, según la teoría
económica, se derivan de la maximización de su bienestar y dependen de los precios, los
ingresos y las preferencias. Las preferencias son definidas por la cultura, las costumbres, la
51 Cf. Ibíd., 111.52 Cf. Ferrari, “La crisis del capitalismo”, 30-31.
30
educación, los liderazgos y/o la psicología, y alteradas por la propaganda. De tal manera, las
demandas son siempre una mezcla de racionalidad y emocionalidad.53
Según muchos autores, “el consumismo emergió desde finales del siglo XVII y siglo
XVIII durante la revolución industrial. Los aristócratas y mercaderes, una clase media
emergente, empezaron a consumir más allá de lo necesario para su subsistencia”54. De hecho,
surgieron ideas de consumir bienes de lujo y la moda y se empezaron a realizar compras de
los bienes que no tenían una mayor importancia para el bienestar de las personas.
El diccionario de la lengua española (RAE) define la palabra consumismo como “una
tendencia inmoderada a adquirir, gastar o consumir bienes, no siempre necesarios”55. Es
decir, las personas consumen los bienes y servicios de una manera desmedida e irresponsable.
En el sentido más amplio, el consumismo se percibe como una tendencia de la sociedad actual
que consiste en comprar y acumular los bienes por encima de lo necesario. Unas de las
consecuencias nefastas de esta cultura consumista son básicamente el agotamiento de los
recursos naturales del planeta y la degradación socioambiental.
El consumismo es visto para muchos científicos como el producto del sistema
capitalista de la sociedad industrial, donde las personas son libres de realizar sus decisiones
de consumo bajo sus propios intereses egoístas. En su artículo titulado Consumismo y
sociedad: una visión crítica del homo consumens, Rodríguez Díaz Susana afirma que la
palabra consumo tiene raíces etimológicas tanto inglesas como francesas. En su forma
original consumir significa destruir, saquear, someter, acabar o terminar. Es una palabra
forjada a partir de un concepto de violencia y hasta el siglo pasado este término tenía tan sólo
connotaciones negativas.56
53 Ferrari, Capitalismo: Crisis, cambios, y evolución en el siglo XX, 45.54 Montoya, “Consumismo: guía para entenderlo a fondo”,https://www.actividadeseconomicas.org/2018/05/consumismo.html. (Consultado el 28 de enero de 2021).55 El Diccionario de la lengua española (RAE), “El consumismo”, https://dle.rae.es/consumismo. (Consultadoel 28 de enero de 2021).56 Cf. Romero Sánchez y Pérez Morales, “Aproximación al concepto de responsabilidad en Lévinas:implicaciones educativas”, 109.
31
De igual manera que al siglo pasado, pensamos que hoy en muchas circunstancias
seguimos empleado el término ‘consumo’ para referirnos a la explotación abusiva de los
recursos del planeta. Hoy en día, nadie puede negar el hecho de que la cultura del consumo
que caracteriza nuestra sociedad ha implementado un modelo de derroche en el cual se
desechan los productos muy rápidamente, bien sea porque no cumplen con su función, no se
consumen a tiempo o simplemente porque no son de buena calidad. A la luz de lo que
precede, ¿cuáles son los efectos negativos que esta cultura del consumo genera tanto en el
medioambiente como en la vida de los seres humanos?
1.3.2. Las consecuencias nefastas del consumismo
Hoy no podemos negar el hecho que el grave problema medioambiental que
caracteriza nuestra época es el producto de los hábitos de nuestra sociedad en relación con el
consumismo desenfrenado y la generación de residuos a partir de este consumo imprudente
y que no contempla la posibilidad del fin de los recursos del planeta.
Según muchos científicos, la demanda por productos que utilizan materia prima
proveniente de la naturaleza ocurre en una escala cada vez más mayor, debido a un alto nivel
de la productividad y a la cultura consumista de la sociedad actual. En consecuencia, “esta
situación viene poniendo en riesgo, a los ecosistemas que sufren con esta degradación, y de
la misma manera, el propio destino de la humanidad se está viendo comprometido con los
estándares insustentables de consumo”57.
Si los agentes económicos actúan independientemente explotando un recurso común
acabarán sobrexplotándolo en perjuicio de todos. Tal ineficiencia es conocida como la
tragedia de los comunes y para dichos autores se resuelve generando derechos de propiedad
57 Miresiduo, “La relación entre el consumismo y la generación de residuos”, https://meuresiduo.com/es/blog-es/la-relacion-entre-el-consumismo-y-la-generacion-de-residuos/. (Consultado el jueves 28 de enero de 2021).
32
individual sobre esos bienes o introduciendo la gestión de algún agente externo, el Estado,
que regule el uso de los mismos, es decir convirtiéndolos en bienes privados”58.
La depravación de las condiciones de nuestra casa común por la contaminación, la
generación de basuras y residuos, ha llevado al Papa a la conclusión según la cual, “… la
tierra, nuestra casa, parece convertirse cada vez más en un inmenso depósito de porquería”59.
Para erradicar esta situación es deseable que la meta de basura cero sea planteada en todas
las sociedades del planeta. De hecho, esta meta implicaría una práctica universal de reciclaje,
que actualmente se da en forma casi total en el mundo desarrollado y aún con poco éxito en
los países en desarrollo.60
Según el Panel Intergubernamental de Cambios Climáticos (IPCC) el escenario para
los próximos 100 años es pesimista. Las proyecciones sobre los impactos de los cambios
climáticos indican pérdida de la biodiversidad, la caída en la producción agrícola, el
desplazamiento de la población, el aumento del nivel del mar y la intensificación de eventos.
Por lo tanto, se deben tomar medidas para que haya cada vez más medios para revertir esta
circunstancia.
Hoy en día estamos cada vez más tomando conciencia sobre el hecho de que los
recursos que parecían infinitos hacen unas décadas como el agua potable, el aire no
contaminado y el medio ambiente sin radiaciones perniciosas se están agotando. Es
básicamente esta toma de conciencia que llevó a muchos actores políticos y económicos a
buscar un acuerdo de cooperación mundial para evitar la degradación del planeta.
En el mes de diciembre del año 2015, los representantes de 195 países, incluso los de
Estados Unidos y China, se reunieron en Paris para buscar soluciones alternativas al cambio
climático que afecta dramáticamente nuestra sociedad. Una de las resoluciones de este
58 Ferrari, Capitalismo: Crisis, cambios, y evolución en el siglo XX, 42.59 Francisco, “Encíclica Laudato Si’ sobre el cuidado de la casa común” 21.60 Cf. Ferrari, Capitalismo: Crisis, cambios, y evolución en el siglo XX, 44.
33
acuerdo es el decreto que invita a todos los países del mundo de preparar, mantener y publicar
metas de reducción de gas invernadero, con la obligación de revisarlas cada cinco años a
partir del año 2023. El deseo de los científicos que participaron en esta reunión de París es
que los gases producidos por la actividad humana puedan ser absorbidos naturalmente por
los océanos, el suelo y los bosques.61 Esta situación reducirá de manera significativa la
contaminación de nuestra casa común.
De otro lado, nos parece oportuno recordar el hecho de que mediante la ingeniosidad
tecno-científica hemos suscitado una crisis social-cultural, una situación que afecta una gran
parte de la populación mundial, específicamente los países africanos y los pueblos originarios
de la Amazonia. Entre los componentes sociales del cambio global fruto de la cultura del
consumismo selectivo, podemos mencionar los efectos laborales de algunas innovaciones
tecnológicas, la exclusión social, la inequidad en el consumo de la energía, la fragmentación
social, el crecimiento de la violencia sobre todo en los lugares menos desarrollados, el
surgimiento de nuevas formas de agresividad social, el narcotráfico, el consumo creciente de
drogas específicamente en el mundo juvenil, la pérdida de la identidad religiosa y la
degradación de los valores éticas y culturales.
En consecuencia, “… no se debería ignorar ingenuamente que la obsesión por un
estilo de vida consumista, sobre todo cuando sólo unos pocos puedan sostenerlo, sólo podrá
provocar violencia y destrucción recíproca. El sálvese quien pueda se traducirá rápidamente
en el todos contra todos, y eso será peor que una pandemia”62. Toda esta situación nos
muestra que nuestra sociedad industrial está marcada por una cultura de descarte, en donde
los débiles y los que no pueden producir son excluidos en la vida social. Es básicamente
acerca de esta cultura de descarte que centraremos nuestra reflexión en el último punto de
este primer capítulo de nuestra investigación.
61 Cf. Ibíd., 43.62 Francisco, “Encíclica Fratelli Tutti sobre la fraternidad y la amistad social” 36.
34
1.4. La cultura de descarte
Muchos autores piensan que la cultura de descarte es la consecuencia del desarrollo
científico y tecnológico de la Época Moderna. En consecuencia, el descarte es un mecanismo
planeado para dinamizar la demanda en el mundo capitalista. De tal modo, la tecnología
puede producir bienes que, sin embargo, pueden convertirse en males y ello ocurre porque
en la evaluación de la rentabilidad de esa producción no se incluye la externalidad negativa
que implica el descarte.63
Según algunos científicos, la cultura de descarte es el producto del capitalismo
neoliberal, y en ella todo se convierte en mercancía, incluso la persona humana. Dentro del
neoliberalismo se desacredita a todo tipo de personas y se ignora su dignidad.64 En otros
términos, la cultura de descarte es aquella cultura que pone el crecimiento económico y el
dinero encima de la dignidad de la persona y la subsistencia de la naturaleza.
Teniendo en cuenta las afirmaciones anteriores, podemos definir la cultura de descarte
como una cultura de la exclusión de aquellas personas que no estén capaces de producir según
los términos que el liberalismo económico exagerado ha instaurado. Con esta cultura, el
término valor está relacionado con la producción y el consumo de los recursos naturales. En
una tal sociedad, el medioambiente y el ser humano ya no son vistos como valores primarios
que hay que respetar, cuidar y proteger, sino como unos meros instrumentos de lucro en favor
de la economía y del consumismo.65
En una sociedad de descarte, todas clases de personas que no puedan producir son
excluidas de la vida socio-cultural. Las personas las más afectadas de este fenómeno son: los
63 Cf. Ferrari, Capitalismo: Crisis, cambios, y evolución en el siglo XX, 45.64 Cf. Bello, “La cultura del descarte. Una de las grandes amenazas del siglo XXI”,https://www.es.catholic.net/op/articulos/70651/cat/414/la-cultura-del-descarte.html#modal. (Consultado el 1de febrero de 2021).65 Cf. Centro Académico Romano Fundación (CARF), “La cultura del descarte. Una sociedad contra lasolidaridad y la justicia”. https://carfundacion.org/testimonio/la-cultura-del-descarte/. (Consultado el 1 defebrero de 2021).
35
no nacidos, los ancianos, los moribundos, los desempleados, los inmigrantes, los indígenas,
los pobres y los discapacitados. Además, esta cultura de la muerte de la sociedad industrial
está generando diversas formas de esclavitud, como la trata de personas, el tráfico de órganos,
la prostitución, los trabajos forzados, entre otros. El último ejemplo de esta cultura que
podemos evocar es el racismo. En efecto, según el Papa Francisco, “…. las expresiones de
racismo vuelven a avergonzarnos demostrando así que los supuestos avances de la sociedad
no son tan reales ni están asegurados para siempre”66.
Para el Papa argentino, “… en esta cultura que estamos gestando, vacía, inmediatista
y sin un proyecto común, es previsible que, ante el agotamiento de algunos recursos, se vaya
creando un escenario favorable para nuevas guerras, disfrazadas detrás de nobles
reivindicaciones”67. El cuidado de nuestra casa común y de todo lo creado está vinculado con
el cuidado de los seres humanos. Por lo tanto, estamos todos llamados a cuidarnos los unos
a los otros para responder al mandato del Señor que nos hace la misma pregunta que Él hizo
a Caín: “¿dónde está tu hermano?”. Esta invitación del creador de cuidar al prójimo “no
interesa a los poderes económicos que necesitan un rédito rápido”68.
1.4.1. La economía de Descartes
Conviene señalar que la economía de descarte es un sistema económico desarrollado
en el mundo capitalista para asegurar el crecimiento constante del consumo y las
ganancias. Según Manfred Max-Neef, “el sistema económico que domina en el mundo actual
no hace más que forzar a la gran mayoría de la humanidad a vivir con indignidad y pobreza.
Además, amenaza todas las formas de vida, incluso la vida misma”69. En consecuencia, hoy
en día, nadie puede negar el hecho de que en la sociedad actual son más las personas que
mueren por suicidio que por accidentes de tránsito. Y esta situación dramática “….nos lleva
66 Francisco, “Encíclica Fratelli Tutti sobre la fraternidad y la amistad social” 20.67 Ibíd., 17.68 Ibíd.69 Smith y Max-Neef, “La economía desenmascarada”, 5.
36
a plantearnos una pregunta fundamental: estos suicidios ¿son realmente suicidios, o son
asesinatos de un sistema económico perverso?”70. Según Manfred Max-Neef:
Los fundamentos de la economía dominante se componen de tres principios peligrosos.
Primero, la obsesión del crecimiento con incrementos exponenciales del consumismo.
Segundo, el supuesto de las externalidades, que desplaza de la responsabilidad de los procesos
económicos, todos los efectos negativos. Tercero, la aberración macroeconómica de
contabilizar la pérdida de patrimonio como incremento del ingreso. Cada uno de estos
principios puede generar efectos negativos; pero los tres juntos pueden resultar devastadores
tanto para la naturaleza como para la sociedad.71
Teniendo en cuenta esta realidad dramática que vivimos hoy, el Papa Francisco piensa
que nuestra sociedad está llena de varias formas de injusticias, fruto de la visión
antropocéntrica de la realidad y de un sistema económico fundado sobre la propiedad privada
y las ganancias. Estos dos paradigmas dominantes de la sociedad posmoderna no dudan en
explotar, descartar e incluso matar al hombre. En consecuencia, en esta sociedad del descarte,
“mientras una parte de la humanidad vive en opulencia, otra parte ve su propia dignidad
desconocida, despreciada o pisoteada y sus derechos fundamentales ignorados o violados”72.
A la luz de lo que precede, llegamos a entender el hecho de que el sistema económico
que caracteriza nuestra sociedad actual nos convierte también a nosotros en descartadores
cuando buscamos únicamente nuestros propios intereses egoístas, sin pensar en el bien
común y en el sufrimiento de las demás personas. Este comportamiento individualista e
inhumano nos lleve a cerrar las puertas de nuestros corazones y a levantar los muros alrededor
de nosotros para que los más necesitados de la sociedad no vienen a molestarnos en nuestras
zonas de confortes.
70 Ibíd.71 Ibíd., 6.72 Francisco, “Encíclica Fratelli Tutti sobre la fraternidad y la amistad social” 22.
37
Es básicamente en este sentido que el Papa argentino sostiene la tesis según la cual,
en la sociedad contemporánea se ha creado “nuevas barreras para la autopreservación, de
manera que deja de existir el mundo y únicamente existe ‘mi’ mundo, hasta el punto de que
muchos dejan de ser considerados seres humanos con una dignidad inalienable y pasan a ser
sólo ellos”73. En consecuencia, para Francisco, la sociedad actual tiene una gran tentación de
hacer una cultura de muros, de levantar muros, muros en el corazón, muros en la tierra para
evitar el encuentro con los demás.
Este comportamiento de la sociedad del descarte genera y favorece el individualismo,
para los ricos y la soledad para los necesitados. Con respecto al tema de la soledad, el obispo
de Roma piensa que
La soledad, los miedos y la inseguridad de tantas personas que se sienten abandonadas por el
sistema, hacen que se vaya creando un terreno fértil para las mafias. Porque ellas se afirman
presentándose como “protectoras” de los olvidados, muchas veces a través de diversas
ayudas, mientras persiguen sus intereses criminales. Hay una pedagogía típicamente mafiosa
que, con una falsa mística comunitaria, crea lazos de dependencia y de subordinación de los
que es muy difícil liberarse.74
Todo lo que acabamos de describir hasta ahora nos muestra que el sistema económico
de nuestra época es enfermo. En consecuencia, una economía enferma produce el virus de la
desigualdad y de la pobreza. La desigualdad es, en efecto, el fruto de un crecimiento
económico injusto, que prescinde de los valores humanos fundamentales. “La desigualdad
social y el degrado ambiental van de la mano y tienen la misma raíz: la del pecado de querer
poseer y dominar a los hermanos y las hermanas, la naturaleza y al mismo Dios”75. Es
73 Ibíd.,27.74 Ibíd., 28.75 Francisco, “Audiencia General del miércoles 26 de agosto del 2020. Discurso sobre la economía”,https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2020-08/francisco-economia-enferma-desigualdad.html.(Consultado el 3 de febrero de 2021).
38
básicamente acerca de este tema que centraremos nuestra reflexión en el siguiente punto de
este primer capítulo.
1.4.2. La pobreza y la injusticia social
Muchos autores piensan que nos encontramos en el comienzo de un nuevo milenio y
al final de una década en que la globalización se ha acelerado dramáticamente. De este modo,
ha llegado más que nunca el tiempo para evaluar dónde hemos estado y dónde estamos ahora.
Esta evaluación nos permitirá de hacer una mejor proyección para el futuro de la humanidad
y del planeta. De hecho, el tiempo que vivimos es a la vez un tiempo de grandes
oportunidades y de muchos desafíos. En esta perspectiva, podemos considerar la
globalización como una oportunidad y la pobreza como un desafío que hay que erradicar.
Según Wolfensohn, en primer lugar, “…. la pobreza se refiere a algo más que al
ingreso insuficiente; es algo más que el bajo desarrollo humano, pues se refiere también a la
ausencia de voz, a la ausencia de representación”76. En el segundo lugar, cuando se habla de
la pobreza, se refiere igualmente a la vulnerabilidad frente al abuso, a la corrupción y a la
violencia contra la mujer. Y finalmente, la palabra pobreza está relacionada a la falta de
libertad fundamental de acción, de elección y de oportunidad. Es en esta perspectiva que
muchos científicos relacionan el tema de la pobreza con el tema de la injusticia social que
caracteriza la sociedad actual. Partiendo de estos análisis, según Wolfensohn:
Vivimos en un mundo estigmatizado por la inequidad. Algo está mal cuando el 20% más rico
de la población global recibe el 80% de los ingresos totales. Algo está mal cuando el 10% de
una población recibe la mitad de los ingresos nacionales, como pasa hoy en muchos países.
Algo está mal cuando el ingreso promedio de los veinte países más ricos equivale a 37 veces
el promedio de los veinte más pobres, una brecha que ha crecido más del doble en los últimos
76 Wolfensohn, “La construcción de un mundo equitativo”, 483.
39
cuarenta años. Algo está mal cuando 1.200 millones de personas todavía viven con menos de
un dólar diario y 2.800 millones se ubican por debajo de los dos dólares diarios.77
Esta tesis de Wolfensohn nos muestra claramente que vivimos en un mundo en donde
la dignidad de la persona humana y los derechos fundamentales de la vida son
dramáticamente violados. Para el Papa Francisco, en muchas ocasiones nos damos cuenta
que los derechos humanos no son iguales para todos los seres humanos. En consecuencia,
todavía no hemos llegado a entender el hecho de que el respeto de estos derechos es la
condición sine qua non para el desarrollo social y económico de cualquier sociedad.78 Una
de las clases sociales la más afectadas del problema de la pobreza y de las desigualdades
sociales es la clase de las mujeres. Para el Papa Francisco:
La organización de las sociedades en todo el mundo todavía está lejos de reflejar con claridad
que las mujeres tienen exactamente la misma dignidad e idénticos derechos que los varones.
Se afirma algo con las palabras, pero las decisiones y la realidad gritan otro mensaje. Es un
hecho que doblemente pobres son las mujeres que sufren situaciones de exclusión, maltrato
y violencia, porque frecuentemente se encuentran con menores posibilidades de defender sus
derechos.79
A la luz de todo lo que hemos analizados hasta ahora en este punto acerca de la
pobreza y de la injusticia social, nos damos cuenta que, en el sistema económico del mundo
capitalista, “…. hay reglas económicas que resultaron eficaces para el crecimiento, pero no
así para el desarrollo humano integra”80. De este modo, es importante entender que “la
pobreza siempre se analiza y se entiende en el contexto de las posibilidades reales de un
momento histórico concreto”81.
77 Ibíd., 483.78 Cf. Francisco, “Encíclica Fratelli Tutti sobre la fraternidad y la amistad social” 22.79 Ibíd., 23.80 Ibíd., 21.81 Ibíd.
40
Teniendo en cuenta la situación sociopolítica actual, necesitamos una profunda
transformación del sistema económico actual que se basa únicamente sobre las ganancias. En
la medida en que busquemos la responsabilidad fiscal, nuestra mayor prioridad debería ser la
protección de los pobres y de sus derechos fundamentales. En consecuencia, los pobres no
necesitan nuestros buenos discursos acerca de la pobreza y de la justicia social, sino “… una
oportunidad para brindarse una vida mejor. Quieren respeto por sus derechos humanos”82.
Por lo tanto, no podemos pretender erradicar la pobreza sirviéndonos de los criterios de otras
épocas históricas. Es necesario plantear nuevos criterios capaces a responder a los diferentes
problemas actuales.
Es en este contexto que Wolfensohn sostiene que “… si queremos movernos
rápidamente en la Iniciativa de los Países Pobres Altamente Endeudados, HIPC, debemos
buscar recursos en los países más ricos. Esta iniciativa no se debe financiar con una ayuda
económica reducida a otros países con ingresos bajos o medios, o más costosa para ellos”83.
En efecto, los países desarrollados deben eliminar las barreras comerciales hacia los países
pobres. Para llevar a cabo esta iniciativa, necesitamos la reconstrucción de un nuevo sistema
económico. Sin embargo, no podemos realizar este cambio basándonos sobre los criterios de
otras épocas de la historia. Hay que plantear otros paradigmas que responden a los diferentes
desafíos de nuestra época.
A modo de resumen podemos decir que en este capítulo hemos reflexionado acerca
de las raíces de la crisis socioambiental actual. En el primer momento, hemos mostrado que
la primera causa de esta crisis que nos afecta hoy es el antropocentrismo desmesurado y la
falta de una adecuada Antropología. En el segundo momento, hemos subrayado el hecho de
que la degradación de nuestra casa común tiene que ver con el capitalismo neoconservador
del siglo pasado y la globalización del paradigma tecnocéntrico. En el tercer punto de este
primer capítulo, hemos señalado que la crisis ecológica de nuestra época está también
causada por la cultura del consumismo que marca nuestra sociedad. Y finalmente, en el
82 Wolfensohn, “La construcción de un mundo equitativo”, 480.83 Ibíd., 491.
41
cuarto y el último punto, hemos mostrado en qué sentido la cultura de descarte es percibido
por muchos autores como una de las raíces de la crisis socioambiental de nuestra época.
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CAPITULO II
LA FUNCIÓN DE LA TEOLOGIA FRENTE A LA CRISIS ECOLOGICA
En el primer Capítulo de este escrito, tratamos de identificar algunas causas de la
crisis socio-ambiental actual. De hecho, tratamos de mostrar que esta crisis es de la raíz
humana. Teniendo en cuenta los diferentes problemas abordados en el primer capítulo, en el
segundo capítulo mostraremos la función de la Teología frente a la crisis ecológica que nos
afecta dramáticamente. En consecuencia, señalaremos en qué sentido la praxis teológica y la
fe cristiana pueden ser útiles para la construcción de un desarrollo sostenible e integral. Y
unas consideraciones conclusivas darán clausura a este capítulo.
En este segundo capítulo trataremos de identificar la función de la teología frente a la
crisis ecológica y abordaremos los siguientes puntos: a) Relación de la teología y la ecología;
y b) La creación como Eucaristía.
2.1. Relación de la teología y la ecología
2.1.1 La Teología de la creación
La Teología de la creación es una subdisciplina de la Teología que tiene el papel de
estudiar el origen del mundo y del hombre desde la perspectiva de la Sagrada Escritura. De
hecho, es una rama de la teología que parte de los grandes relatos bíblicos acerca de las
relaciones que el ser humano establece consigo mismo, con su prójimo, con todo lo creado y
con el Creador. La Teología de la creación es, en esta perspectiva, fundamental para iluminar
las actitudes cristianas antes los problemas de la tierra y la cuestión de la dignidad de la
persona humana en la sociedad posmoderna.84
Conviene señalar que, si para Charles Darwin la diversidad de la vida surgió de la
descendencia común a través de un patrón ramificado de evolución, el cristianismo sostiene
84 Cf. García Rubio, “¿Dominad la tierra? Aportaciones teológicas sobre el problema ecológico”, 17.
43
que el mundo no procede del caos o de la casualidad, sino de la libre decisión de Dios
expresada en su palabra creadora. Para Francisco, “…. el universo no surgió como resultado
de una omnipotencia arbitraria, de una demostración de fuerza o de un deseo de
autoafirmación. La creación es del orden del amor. El amor de Dios es el móvil fundamental
de todo lo creado”85.
Teniendo en cuenta las consideraciones anteriores, Martínez-Baigorri piensa que los
teólogos que intentan reformular el quehacer teológico desde un diálogo con las ciencias
modernas hablan de un momento creador inicial y de un sostenimiento de la creación gracias
a una creación continua. En consecuencia, esta idea hunde sus raíces en el pensamiento de
“…. santo Tomás, quien hablaba de la creación ex nihilo para referirse al momento inicial
del universo y a la creación continua que mantenía y sostenía en Dios todo lo creado”86.
En esta misma perspectiva, Leonardo Boff sostiene que la naturaleza no es un reloj
que ya aparece montado de una vez por todas, sino que “…. deriva de un larguísimo proceso
cósmico: la cosmogénesis. El reloj se fue montando lentamente, los seres fueron apareciendo
a partir de los más simples hacia los cada vez más complejos”87. De hecho, todos los factores
que entran en la constitución de cada ecosistema con sus seres y organismos tienen su estadio
de latencia, de ancestralidad y, a continuación, de emergencia. Por lo tanto, todos los procesos
naturales presuponen una fundamental irreversibilidad propia del tiempo histórico.
En el mismo orden de ideas, en algunos de los grandes autores cristianos de la época
patrística y medieval, se puede ver no sólo la no existencia de incompatibilidad entre
evolución y creación, sino que incluso se consideran complementarias. Entre estos autores
podemos mencionar a san Agustín que sostenía la tesis según la cual “…. el universo fue
creado en un estado no totalmente completo, pero fue dotado de la capacidad de
transformarse por sí mismo desde la materia informe a un orden verdaderamente maravilloso
85 Francisco, “Encíclica Laudato Si’ sobre el cuidado de la casa común” 77.86 Martínez-Baigorri, “La teología de la creación a la luz de la ciencia. Presente y futuro en la constante tareade renovar la Teología de la Creación”, 186.87 Boff, Ecología: grito de la Tierra, grito de los Pobres, 16.
44
de estructuras y formas de vida”88. En la misma perspectiva, san Atanasio percibía la creación
como un acto divino que se despliega en el tiempo. Y en la época medieval san Buenaventura
y santo Tomás mantienen la misma concepción del origen del universo.
Con respecto a los relatos bíblicos de la creación contenida en los dos primeros
capítulos del libro del Génesis, es importante que su lectura sea hecha a la luz de la plenitud
de la revelación contenida en el Nuevo Testamento. De hecho, Francisco piensa que, para el
cristianismo, el destino de toda la creación pasa por el misterio de Cristo, que está presente
desde el origen de todas las cosas: ‘Todo fue creado por él y para él’ (Colosenses 1:16-17).
Y el prólogo del Evangelio de Juan (1,1-18) muestra la actividad creadora de Cristo como el
Logos de Dios mundanizado. El evangelista se refiere, en efecto, a la segunda Persona de la
Trinidad que se insertó en el cosmos creado, corriendo su suerte con él hasta la cruz.89
Según algunos teólogos, de acuerdo con los criterios exegéticos establecidos por el
magisterio de la Iglesia, se podría resumir el conocimiento teológico-antropológico
contenido en las narraciones yahvista y sacerdotal del Génesis en los siguientes puntos: todo
lo que existe depende de un único Dios; lo creado tiene como origen el Logos, su Palabra, y
no una especie de emanación; lo creado es distinto de Dios, expresa un proyecto libre suyo
que se despliega en el tiempo con orden y gradualmente; el hombre y la mujer se asemejan a
Dios más que ninguna otra criatura y su creación se presenta como un nuevo acto divino
rodeado de una especial solemnidad y trascendencia; Dios se empeña en la creación del
hombre con una acción que indica la donación de su propio espíritu; el hombre y la mujer
están llamados a una especial intimidad con Dios, pero una relación en la que el ser humano
es libre y responsable de sus propias acciones; la creación no nace en un contexto de conflicto
entre fuerzas contrarias, sino de la voluntad creadora de Dios.
88 Collado González, “Relación entre la doctrina teológica de la creación y las teorías biológicas de la evolución”,https://www.unav.edu/web/ciencia-razon-y-fe/relacion-entre-la-doctrina-teologica-de-la-creacion-y-las-teorias-biologicas-de-la-evolucion, (Consultado el 22 de marso de 2021).89 Cf. Francisco, “Encíclica Laudato Si’ sobre el cuidado de la casa comun” 99.
45
Considerando los criterios exegéticos analizados anteriormente, descubrimos que no
hay contradicción entre los relatos bíblicos de la creación y lo que dice la ciencia sobre la
evolución. Incluso, teniendo en cuenta los géneros literarios, se invita a pensar en una
creación evolutiva y se rechaza una evolución creativa como defienden las doctrinas de
carácter materialista. En esta misma perspectiva, la doctrina filosófica y teológica de la
creación pone de manifiesto dónde se encuentran los puntos de fricción que han surgido y
todavía surgen a la hora de conciliar creación con evolución, y destaca la coherencia, e
incluso conveniencia, de la existencia de evolución en la naturaleza.90
Para algunos autores con formación y carrera científica, la noción de creación, en el
ámbito teológico, no expresa otra cosa sino la peculiar relación que Dios establece con el
hombre y con todo lo creado. Con respecto a esta categoría creación el Papa Francisco señala
que la tradición judío-cristiana establece una diferenciación entre el termino creación y la
palabra naturaleza. En efecto, la naturaleza se entiende como un sistema que se analiza, se
comprende y se gestiona, mientras que la creación se percibe como un don que surge de la
mano abierta de Dios; es una realidad iluminada por el amor que nos convoca a una comunión
universal. En esta perspectiva, la creación tiene que ver con un proyecto del amor de Dios
donde cada criatura tiene un valor y un significado.91 Para el Papa argentino:
Los relatos de la creación en el libro del Génesis contienen, en su lenguaje simbólico y
narrativo, profundas enseñanzas sobre la existencia humana y su realidad histórica. Estas
narraciones sugieren que la existencia humana se basa en tres relaciones fundamentales
estrechamente conectadas: la relación con Dios, con el prójimo y con la tierra. Según la
Biblia, las tres relaciones vitales se han roto, no sólo externamente, sino también dentro de
nosotros. Esta ruptura es el pecado. La armonía entre el Creador, la humanidad y todo lo
creado fue destruida por haber pretendido ocupar el lugar de Dios, negándonos a
90 Cf. Collado González, “Relación entre la doctrina teológica de la creación y las teorías biológicas de la evolución”,https://www.unav.edu/web/ciencia-razon-y-fe/relacion-entre-la-doctrina-teologica-de-la-creacion-y-las-teorias-biologicas-de-la-evolucion (Consultado el 22 de Marzo de 2021).91 Cf. Francisco, “Encíclica Laudato Si’ sobre el cuidado de la casa común” 76.
46
reconocernos como criaturas limitadas. Este hecho desnaturalizó también el mandato de
«dominar» la tierra (cf. Gn 1,28) y de «labrarla y cuidarla» (cf. Gn 2,15).92
La invitación seria de restaurar estas tres relaciones vitales mediante la
transformación del corazón del hombre. Para llevar a cabo esta iniciativa, es necesario poner
el hombre en su lugar dentro de la creación, recordándolo que él no es el dueño y el
dominador absoluto de este mundo, sino una de las criaturas de Dios. Cuando afirmamos que
el ser humano es imagen de Dios, “eso no debería llevarnos a olvidar que cada criatura tiene
una función y ninguna es superflua. Todo el universo material es un lenguaje del amor de
Dios, de su desmesurado cariño hacia nosotros”93.
Teniendo en cuenta las consideraciones anteriores, conviene señalar que “a Dios no
se le conoce al margen de la naturaleza sino a través y mediante ella; es decir, cuanto más
conozcamos del universo más podremos pensar sobre el ser de Dios porque, aunque la obra
no puede confundirse con el Creador, dice mucho sobre su manera de ser y hacer las cosas.
No podemos olvidar que la revelación es la auto-comunicación de Dios en la historia de la
Salvación y parece sensato pensar que no podemos dejar el universo y su historia evolutiva
fuera de esta historia de Salvación.94
En el mismo orden de ideas, el Papa Francisco subraya que, junto a la Revelación
propiamente dicha, contenida en la sagrada Escritura, se da una manifestación divina cuando
brilla el sol y cuando cae la noche. Prestando atención a esa manifestación, el ser humano
aprende a reconocerse a sí mismo en relación con todo lo creado.95 De hecho, sigue el obispo
de Roma, el universo entero nos muestra la inagotable riqueza de la bondad de Dios. Para
santo Tomás, la intención de Dios era que lo que falta a cada cosa para representar su bondad
fuera suplido por las otras, porque su bondad no puede ser representada por una sola
92 Ibíd., 66.93 Ibíd., 84.94 Cf. Martínez-Baigorri, “La teología de la creación a la luz de la ciencia. Presente y futuro en la constantetarea de renovar la Teología de la Creación”, 190.95 Cf. Francisco, “Encíclica Laudato Si’sobre el cuidado de la casa común” 85.
47
creatura.96 Partiendo de las afirmaciones anteriores, los Obispos de Brasil afirman que “toda
la naturaleza, además de manifestar a Dios, es lugar de su presencia. En cada criatura habita
su Espíritu vivificante que nos llama a una relación con él.97
Sin embargo, no podemos confundir Dios con la naturaleza para no caer en el
panteísmo. Con respecto a la relación de Dios con la creación, es importante subrayar que
Dios no depende en ningún sentido de su criatura, sino que es la criatura que depende de Dios
en el sentido más radical para existir. Esa radicalidad es la que lleva consigo la idea de la
trascendencia de Dios. En consecuencia, Dios crea sin movimiento y por esto es trascendente
a lo intramundano. Es propio de lo creado el movimiento en virtud de su identidad original,
o su limitación.98
Teniendo en cuenta las relaciones entre el Creador y la creación, Ireneo se había
opuesto a tres cosmogonías diferentes: (1) la visión gnóstica de que el mundo emanaba al
interior de Dios; (2) otra idea gnóstica de que el mundo es malo y no fue creado por Dios; y
(3) la idea platónica de que Dios usó la materia preexistente para crear el universo. En
consecuencia, Ireneo contrarrestó los dos primeros puntos de vista haciendo hincapié en que
Dios creó el mundo de la nada y el tercer punto de vista subrayando que Dios había inventado
la materia. En la misma perspectiva, Martin Lutero sostenía la tesis según la cual, Dios no
necesitaba materia preexistente para crear el mundo, sino que Él simplemente habló y las
cosas, animadas e inanimadas, se generaron. Por lo tanto, la referencia a la actividad creadora
de la Palabra hace hincapié en la capacidad de Dios para crear de la nada.99
96 Cf. Ibíd., 86.97 Cf. Ibíd., 88.98 Cf. Collado González, “Relación entre la doctrina teológica de la creación y las teorías biológicas de laevolución”, https://www.unav.edu/web/ciencia-razon-y-fe/relacion-entre-la-doctrina-teologica-de-la-creacion-y-las-teorias-biologicas-de-la-evolucion, (Consultado el 22 de marzo de 2021).99 Cf. Kaiser, “La teología de la creación según Martín Lutero en sus lecciones sobre el Génesis”, 259.
48
2.1.2. Aproximación al concepto de Ecología integral
Conviene señalar que antes de la llegada de la modernidad, no teníamos mucha
información sobre los daños que las actividades humanas ocasionan al medioambiente en la
medida en que todavía no existía una ciencia que tiene el papel de reflexionar acerca de las
relaciones de los seres vivos con su entorno. El termino ecología fue introducido en el año
1866 por el biólogo alemán Ernst Haeckel. Según este autor, esta palabra deriva del griego
oikos (hogar) y comparte su raíz con la economía.100
Es decir, etimológicamente la ecología se percibe como el conjunto de conocimientos
referentes a la economía de la naturaleza, “…. la investigación de todas las relaciones del
animal tanto con su medio inorgánico como orgánico, incluyendo sobre todo su relación
amistosa y hostil con aquellos animales y plantas con los que se relaciona directa o
indirectamente”101.
En una palabra, etimológicamente la ecología se refiere al estudio de todas las
complejas interrelaciones a las que Darwin se refería como las condiciones de la lucha por la
existencia. En el sentido más amplio, la ecología se define como la ciencia que estudia la
relación de los seres vivos con el medio que habitan. Es el estudio de cómo interactúan los
organismos entre sí y con su medioambiente físico. La distribución y abundancia de los
organismos en la Tierra son modeladas por dos factores: bióticos y abióticos. Los
factores bióticos son aquellos que están relacionados con los seres vivos, mientras que los
factores abióticos tienen que ver con los factores inertes o físicos. Por lo tanto, la ecología se
estudia en muchos niveles: organismo, población, comunidad, ecosistema y biósfera.
De otro lado, la ecología se percibe también como el estudio de la naturaleza, de los
objetos y de los fenómenos naturales; así mismo, otros autores la definen como la inter-acción
100 Cf. Camacaro Sierra y González Gómez, “La crisis ecológica. Un problema global visto desde unaperspectiva local”, 83.101 Novoa, “La cuestión ecológica en contexto de creación: ideas para una antropología teológica”, 319.
49
y el diálogo de todas las cosas existentes (vivientes o no). Es en este sentido que algunos
pensadores sostienen que todo lo que existe coexiste. Todo lo que coexiste preexiste así se
va perfilando poco a poco aquel axioma de que, en el universo, todo está conectado.102
Conviene señalar que si es el biólogo alemán Ernst Heinrich Haeckel que introdujo
el término ecología en el universo científico, muchos científicos piensan que la ecología
moderna empezó con Charles Darwin, básicamente con el desarrollo de su teoría de la
evolución. Darwin hizo hincapié en la adaptación de los organismos a su medio ambiente por
medio de la selección natural. De otro lado, Alexander Von Humboldt realizó grandes
contribuciones naturalistas, profundamente interesado en el cómo y el porqué de la
distribución de los vegetales en el mundo.103
Es precisamente a la primera mitad del siglo XX que la Ecología empezó a centrarse
sobre el estudio de los problemas de las poblaciones y de las comunidades. Según el Papa
Francisco, la ecología nos invita a pensar y a discutir acerca de las condiciones de vida y de
supervivencia de una sociedad, con la honestidad para poner en duda modelos de desarrollo,
producción y consumo.104 Esta manera de percibir la ecología ha permitido de tener muchos
enfoques acerca de la manera como el hombre se relaciona con su entorno, y ha servido
también de base para la conformación de grupos ecologistas en defensa del planeta: “el
antropocentrismo, el biocentrismo y el etnocentrismo”105.
Teniendo en cuenta todo lo que hemos dicho hasta ahora acerca de la ecología como
una disciplina científica, muchos autores distinguen cuatro tipos de ecología: la ecología
102 Cf. Zapata-Muriel y Martínez Trujillo, “Ecoteología: aportes de la teología y de la religión en torno alproblema ecológico que vive el mundo actual”, 94, file:///C:/Users/EQUIPO/Downloads/Dialnet-Ecoteologia-6789197.pdf. (Consultado el 24 de marzo de 2021).103 Cf. Camacaro Sierra y González Gómez, “La crisis ecológica. Un problema global visto desde unaperspectiva local”, 83.104 Cf. Francisco, “Encíclica Laudato Si’ sobre el cuidado de la casa común” 138.105 Camacaro Sierra y González Gómez, “La crisis ecológica. Un problema global visto desde una perspectivalocal”, 83.
50
ambiental, la ecología humana, la ecología social y la ecología mental.106 Y el Papa Francisco
en su carta Encíclica Laudato Si’, sobre el cuidado de la casa común, nos habla de la ecología
integral.
En efecto, la ecología ambiental es este tipo de ecología que se enfoca en el
medioambiente independientemente del ser humano y de la sociedad. En consecuencia, esta
forma de ecología busca principalmente la preservación del medio y de las especies que lo
habitan. Esta corriente ecológica nos enseña que el ser humano está dentro del medio
ambiente y que forme, con los demás seres vivos, el ambiente entero. De este modo, los seres
humanos son tierra que siente, que piense, que ame, que cuide y que venere todo lo creado.
Con respecto a la ecología humana, Leonardo Boff sostiene la idea que el hombre y
la sociedad siempre establecen una relación con el medio ambiente. El ser humano es el fruto
de un largo proceso biológico. De hecho, “sin los elementos de la naturaleza de la que es
parte y parcela, sin los virus, las bacterias, los microorganismos, el código genético y los
elementos químicos primordiales, no existiría”107.
Según Fernando A. Zapata Muriel y Marta Lucía Martínez Trujillo, si hablamos de la
ecología humana, conviene destacar dos cosas: la primera consiste en que la peculiaridad del
ser humano en la naturaleza, conlleva igualmente una grave responsabilidad: de la
supervivencia del ecosistema depende la supervivencia de la raza humana, por esta razón,
ella establece principios éticos de convivencia interhumana con la naturaleza que gestionen
el respeto del medioambiente y la satisfacción de las necesidades humanas. En este sentido,
el hombre se convierte en el eje de las preocupaciones ambientales.108
106 Cf. Zapata-Muriel y Martínez Trujillo, “Ecoteología: aportes de la teología y de la religión en torno alproblema ecológico que vive el mundo actual”, 94, file:///C:/Users/EQUIPO/Downloads/Dialnet-Ecoteologia-6789197.pdf. (Consultado el 24 de marzo de 2021).107 Boff, Ecología: grito de la Tierra, grito de los Pobres, 4.108 Cf. Zapata-Muriel y Martínez Trujillo, “Ecoteología: aportes de la teología y de la religión en torno alproblema ecológico que vive el mundo actual”, 94, file:///C:/Users/EQUIPO/Downloads/Dialnet-Ecoteologia-6789197.pdf. (Consultado el 24 de marzo de 2021).
51
La ecología social y política se enfoca sobre el cuidado de las relaciones de la tierra
con la sociedad. La ecología social nos enseña que la naturaleza no es sólo una fuente de
negocios y dinero. El hombre tiene la responsabilidad de cuidarla para que no se convierte
en un supermercado. Según Leonardo Boff, la ecología social y política intenta llevar a cabo
varias estrategias de un desarrollo sostenido que garantice el equilibrio de los ecosistemas,
incluyendo el sistema de trabajo, y, “…. al mismo tiempo, que tenga sentido de solidaridad
para con las generaciones futuras. Éstas tienen derecho a una sociedad equitativa, justa y
participativa y que posea un medio ambiente saludable”109. En efecto, Según el teólogo
brasilero, la justicia ecológica debe ir siempre acompañada por la justicia social.
La ecología mental nos invita a tomar conciencia que no somos el centro del cosmos,
sino los encargados de cuidarlo. Según Boff, “… la naturaleza está dentro de nosotros. El
estado del mundo va ligado al estado de nuestra mente. Si el mundo está enfermo eso es
síntoma de que nuestra psique también está enferma”110. En consecuencia, hay agresiones
contra la naturaleza y voluntad de dominio porque dentro del corazón del hombre funcionan
visiones, arquetipos, emociones que conducen a violencias.
Para nuestro teólogo, “… la ecología mental intenta construir una integración
psíquica del ser humano que vuelva más benevolente su relación hacia el medio natural y
social y que fortalezca un pacto de reverencia y equilibrio más duradero con el universo”111.
Teniendo en cuenta esta realidad, estamos todos llamados a luchar contra la visión
antropocéntrica de la realidad, que es al origen de la crisis ecológica que marca nuestra época.
Por último, la Ecología Integral nos enseña que la Tierra y los seres humanos emergen
como una misma entidad, es decir un todo. Tanto el hombre como la Naturaleza siente, crece
y evoluciona, es por eso que se dice que el humano se encuentra en un proceso de
antropogénesis, o sea en un proceso de formación. En consecuencia, la ecología integral
109 Boff, Ecología: grito de la Tierra, grito de los Pobres, 4.110 Ibíd., 5.111 Ibíd.
52
procura habituar al hombre a esta visión integral y holística de la realidad. El holismo no es
la suma de las partes sino captar la totalidad orgánica. La ecología integral pretende despierta
en el ser humano la conciencia de su misión dentro de esa inmensa totalidad.
La ecología integral es una corriente ecológica que toma en cuenta la subsistencia del
hombre presente, del planeta, de las generaciones futuras y que busca el desarrollo sostenible
e integral. En consecuencia, esta forma de ecología requiere una visión de futuro, que debe
concretarse en los lugares y espacios donde se cultivan y transmiten la educación y la cultura,
se crea conciencia, se forma la responsabilidad política, científica y económica y, en general,
se actúa responsablemente.
La construcción de esta ecología es una oportunidad para nosotros para poder “diseñar
y construir juntos un futuro que nos vea unidos en la custodia de la vida que se nos ha dado
y en el cultivo de la creación que nos ha sido confiada por Dios para que la hagamos
fructificar sin excluir ni desechar a ninguno de nuestros hermanos y hermanas”112. En el
tercer capítulo de esta investigación veremos cuáles son los criterios que permiten la
elaboración de esta corriente ecológica.
2.1.3. Vínculo entre teología y ecología - Eco teología
Según Zapata-Muriel y Martínez Trujillo, “…. la ecología y teología entran en diálogo
con el fin de buscar soluciones a la problemática ambiental y al cuidado de esta casa común
que es la madre tierra”113. En consecuencia, para nuestras autoras, la fe cristiana y la teología
aportan a la ecología en cuanto su praxis, ilumina y compromete al hombre postmoderno en
pro cuidado y buen uso de los recursos naturales y humanos cultivando con ellos una relación
112 Duffé, “En camino hacia el cuidado de la casa común. Junio 18 del 2020”, 6,https://www.humandevelopment.va/es/news/2020/presentato-in-sala-stampa-il-documento-in-cammino-per-la-cura-de.html. (Consultado el 22 de marzo de 2021).113 Zapata-Muriel y Martínez Trujillo, “Ecoteología: aportes de la teología y de la religión en torno alproblema ecológico que vive el mundo actual”, 92, file:///C:/Users/EQUIPO/Downloads/Dialnet-Ecoteologia-6789197.pdf. (Consultado el 24 de marzo de 2021).
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fraternal. En otras palabras, la ecoteología articula la fe y la teología en las distintas
religiones, para cuestionar al hombre actual y proponerle una regulación que lo lleve al
cuidado de la tierra y a la promoción de un desarrollo integral y sostenible.114 Del mismo
modo, el papa Francisco en Lumen Fidei subraya lo siguiente:
La fe, además, revelándonos el amor de Dios, nos hace respetar más la naturaleza, pues nos
hace reconocer en ella una gramática escrita por él y una morada que nos ha confiado para
cultivarla y salvaguardarla; nos invita a buscar modelos de desarrollo que no se basen sólo en
la utilidad y el provecho, sino que consideren la creación como un don del que todos somos
deudores; nos enseña a identificar formas de gobierno justas, reconociendo que la autoridad
viene de Dios para estar al servicio del bien común.115
A la luz de lo que precede, podemos definir la ecoteología como “…. un tipo de
teología natural que encuentra en los procesos de la naturaleza, no solamente su inspiración,
sino su lógica interna”116. De hecho, la ecoteología es un tipo de teología que surge a partir
de la degradación ambiental que intenta unir y relacionar los contenidos de las palabras
ecología y teología, pretendiendo establecer el diálogo entre la ecología, la fe y la teología.
Según muchos teólogos modernos, la fe cristiana, en este sustrato de la ecología, puede y
debe brindar toda la riqueza de su tradición, que es esencialmente ecológica, y buscar nuevos
paradigmas culturales, filosóficos y teológicos para cambiar radicalmente esta forma
agresiva de relaciones y llegar a una cosmovisión más holística y ecuménica.117
Muchos teólogos de nuestra época piensan que la ecología integral debe convertirse
en una ecoteología, en la medida en que es una forma de ecología que nos permite a entender
de mejor manera la teología de la creación cristiana. De hecho, los planteamientos de la
ecología integral nos lleven a percibir la creación como un juego de la expresión divina. Es
114 Cf. Ibíd.115 Francisco, “Encíclica Lumen Fidei sobre la fe” 55.116 Zapata-Muriel y Martínez Trujillo, “Ecoteología: aportes de la teología y de la religión en torno alproblema ecológico que vive el mundo actual”, 94, file:///C:/Users/EQUIPO/Downloads/Dialnet-Ecoteologia-6789197.pdf. (Consultado el 24 de marzo de 2021).117 Cf. Ibíd.
54
en esta perspectiva que el papa Francisco sostenía que “Dios ha escrito un libro precioso,
cuyas letras son la multitud de criaturas presentes en el universo”118. En este sentido, cada
ser es mensajero de Dios, su representante y sacramento. Cada uno es digno, debe ser acogido
y escuchado.119
Esta teología de la creación desarrollada desde la perspectiva del diálogo con la
ecología, tiene importantes consecuencias antropológicas, en cuanto invita al hombre
postmoderno a vivir su relación con las demás creaturas desde la horizontalidad y la
fraternidad, “superando todo antropocentrismo y todo biocentrismo, retornando al punto
original, ser creatura de Dios, convocada para ser y dar cuenta al mundo de esta imagen y
semejanza divina”120. El discurso teológico en relación con la ecología invita al hombre
actual a promover una relación sana con todo lo creado, según el proyecto originario de Dios
manifestado en la Revelación.
La ecoteología invita también al hombre actual a entender el hecho de que la relación
que el ser humano tiene con la creación es fundamentalmente de responsabilidad. En este
sentido, “…. si el ser humano reconoce su naturaleza eco-bio-psico-socio-espiritual-
trascendente y su apertura a la otredad (el otro, lo otro, y el totalmente Otro), será también
capaz de establecer una relación reciproca y responsable con la naturaleza”121. Para el Papa
Francisco, somos todos responsable de la subsistencia de nuestra casa común. Las
narraciones de la creación contenidas en los dos primeros capítulos del libro del Génesis nos
invitan a ‘labrar y cuidar’ la creación de Dios. De hecho, mientras ‘labrar’ significa cultivar,
arar o trabajar, ‘cuidar’ significa proteger, custodiar, preservar, guardar, vigilar. Esto implica
una relación de reciprocidad responsable entre el ser humano y la naturaleza.122
118 Francisco, “Encíclica Laudato Si’ sobre el cuidado de la casa común” 85.119 Cf. Boff, San Francisco de Asís: Ternura y Vigor. Una lectura desde los pobres, 53, Citado por FernandoA. Zapata Muriel y Marta Lucía Martínez Trujillo. “Ecoteología: aportes de la teología y de la religión en tornoal problema ecológico que vive el mundo actual”, 95. (Consultado el 24 de marzo de 2021).120 Zapata-Muriel y Martínez Trujillo, “Ecoteología: aportes de la teología y de la religión en torno alproblema ecológico que vive el mundo actual”, 95, file:///C:/Users/EQUIPO/Downloads/Dialnet-Ecoteologia-6789197.pdf. (Consultado el 24 de marzo de 2021).121 Ibíd., 96.122 Cf. Francisco, “Encíclica Laudato Si’ sobre el cuidado de la casa común” 67.
55
De otro lado, Francisco sostiene la idea que el mundo y el hombre son una red de
sistemas, donde todo está conectado. “Por eso se requiere una preocupación por el ambiente
unida al amor sincero hacia los seres humanos y a un constante compromiso ante los
problemas de la sociedad”123. En consecuencia, el obispo de Roma propone una ecoteología
diferente del panteísmo, del pan-en-teísmo, del antropocentrismo y del biocentrismo; su
pretensión es crear conciencia de una ecoteología, o ecología integral, en la que el espíritu y
la responsabilidad humana lleven al hombre a asumir responsablemente su tarea de cuidar,
proteger y cultivar la creación. De este modo, el papel del ecoteólogo es el de comprometerse
con el cuidado de la casa común y forjar conciencia crítica en el pueblo de esta verdad.124
Además, el ecoteólogo está llamado a contribuir en la generación de unos criterios
teológicos que permitan de afrontar el problema de la pobreza y de la crisis ecológica actual.
Este compromiso con el otro y con la naturaleza, es uno de los grandes reclamos que la
teología de la liberación hace al primer mundo. Es el llamado pecado ecológico, que hoy se
deja ver en la irresponsabilidad del hombre frente a todo lo creado. Teniendo en cuenta esta
realidad, es importante abordar el ser y el quehacer de la ecoteología en contexto
latinoamericano.125
Teniendo en cuenta lo que sucede en nuestra casa común, el ecoteólogo
latinoamericano, en su doble opción por la tierra y por los pobres, entenderá también la
primera como sujeto sufriente para dar paso a un nuevo paradigma cultural que nos invite a
revisar las relaciones del hombre con la naturaleza.126 En esta perspectiva, Richard Acosta
Rodríguez sostiene que
La opción por la tierra, es opción por los pobres en dos direcciones. Por un lado, se presenta
la tierra como sujeto, como pobre, como crucificada. La tierra es madre fértil abusada,
123 Ibíd., 91.124 Cf. Zapata-Muriel y Martínez Trujillo, “Ecoteología: aportes de la teología y de la religión en torno alproblema ecológico que vive el mundo actual”, 100, file:///C:/Users/EQUIPO/Downloads/Dialnet-Ecoteologia-6789197.pdf. (Consultado el 24 de marzo de 2021).125 Cf. Ibíd.126 Cf. Ibíd., 101.
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marginada, oprimida, necesitada de determinación y salvación, llamada a la resurrección; esta
tierra grita, “clama al cielo”, y este clamor es escuchado por Dios. Pero también es una opción
por los pobres porque son ellos también parte de la creación que está siendo afrentada; optar
por la tierra es optar por todo lo que la contiene, toda forma de vida, por el ser humano que
sufre y lucha las consecuencias de un orden mundial injusto. Así entendida, la opción por la
tierra es una opción incluyente; es la opción por el sujeto llamado a la liberación, a la
promoción y la dignificación. La opción por la tierra es opción por la vida, es opción por el
evangelio,11 es seguimiento de Cristo.127
El hecho de considerar la tierra como el sujeto que sufre, que es explotado y
marginado por nuestro uso irresponsable e irracional de sus recursos; y el hecho de percibir
al pobre como la obra de Dios, como el culmen de la creación y como el primer destinatario
del Evangelio, hace de la Teología de la liberación el lugar privilegiado de la reflexión
ecoteológica. Según esta corriente teológica, hay profunda interrelación entre la explotación
del pobre y la explotación de la naturaleza. En consecuencia, la pobreza y la crisis ambiental
tienen las mismas causas y ambos conducen a la muerte. En esta perspectiva, Castillo sostiene
que:
Como toda teología de la liberación implica la praxis liberadora, la ecoteología de la
liberación insta a cada hombre a la responsabilidad de conducir al mundo a la armonía
ecológica, conduciendo a los pobres, los seres más vulnerables de la creación, a la justicia y
a la liberación. Pero para que la ética no degenere en moralismo, debe sustentarse en una
espiritualidad igualmente liberadora, que debe tener en cuenta la riqueza espiritual de todas
las culturas, especialmente las indígenas, hasta ahora marginada.128
Los teólogos de la liberación subrayan que la tierra y los pobres en cuanto viven su
ultimátum por la avaricia y el deseo de poder de los magnates y de las grandes potencias
127 Acosta Rodríguez, “Ecoteología: opción por la Tierra como lugar teológico”, 3,https://amerindiaenlared.org/contenido/6826/ecoteologia-la-opcion-por-la-tierra-como-lugar-teologico/.(Consultado el 24 de marzo de 2021).128 Castellón Pérez, “Ecoteología: De cómo la ecología llega a ser problema teológico”, 14,https://pastoralsocialgdl.files.wordpress.com/2012/05/ecoteologc3ada-1.pdf. (Consultado el 24 de marzo de2021).
57
mundiales, han de reconocerse hoy como lugares teológicos en cuanto evocan a aquel hombre
crucificado en Jerusalén aquel viernes del año 30 de nuestra era.129 De este modo, la función
de la teología contemporánea no es únicamente de estudiar las cesiones relacionadas con la
fe cristiana y la doctrina de la revelación, sino también de reflexionar sobre los problemas
ligados con la degradación ambiental y la injusticia social que marca la sociedad actual.
En consecuencia, los teólogos modernos deben invitar al hombre postmoderno a
tomar conciencia sobre el hecho de que, “siendo creados por el mismo Padre, todos los seres
del universo estamos unidos por lazos invisibles y conformamos una especie de familia
universal, una sublime comunión que nos mueve a un respeto sagrado, cariñoso y
humilde”130. A la luz de las narraciones de la creación que nos presente la Sagrada Escritura,
estamos llamados a considerar al ser humano como sujeto, que nunca puede ser reducido a
la categoría de objeto. De igual manera, sería equivocado considerar los demás seres vivos
como meros objetos sometidos a la dominación del ser humano.131
Teniendo en cuenta las afirmaciones anteriores, estamos todos llamados a recuperar
las concepciones más integrales de lo humano y caer en la cuenta de que el hombre es parte
de la creación y responsable de potenciar el compromiso de transformación por un mundo
nuevo, en el que se pueda afirmar que la creación y la ecología evidencian la fe y la vida en
una historia que se construye liberando y liberándonos.132 Es básicamente acerca del tema de
la visión integral de la realidad que centraremos nuestra reflexión en el siguiente punto de
este capítulo.
129 Cf. Zapata-Muriel y Martínez Trujillo, “Ecoteología: aportes de la teología y de la religión en torno alproblema ecológico que vive el mundo actual”, 101, file:///C:/Users/EQUIPO/Downloads/Dialnet-Ecoteologia-6789197.pdf. (Consultado el 24 de marzo de 2021).130 Francisco, “Encíclica Laudato Si’ sobre el cuidado de la casa común” 89.131 Cf. Ibíd., 81 – 82.132 Cf. Novoa, “La cuestión ecológica en el contexto de la creación”, 318.
58
2.2. La creación como eucaristía
2.2.1. De la visión dualista hacia una visión integral de la realidad
Hoy no podemos ignorar el hecho que vivimos en una sociedad que se caracteriza por
“el paradigma dualista que divide la realidad entre materia y espíritu, razón y emoción, el
mundo de lo humano y el mundo de la naturaleza, Dios y mundo, hombre y mujer”133. Esta
visión dicotómica de la realidad tiene sus raíces en el gnosticismo, en el neoplatonismo y en
toda la filosofía griega clásica. Según muchos pensadores contemporáneos, esta división
dualista releve a unos mientras que ignora a los demás. Esta forma de percibir la realidad ha
generado la ruptura en las relaciones que el ser humano establece con el prójimo, con la
naturaleza y con el Creador. Teniendo en cuenta esta realidad, necesitamos una trasformación
interior que nos permita mirar de forma integral la realidad, del ser humano hombre y mujer,
y éstos en su relación con Dios y el cosmos.
Conviene señalar que, la concepción dualista de la realidad ha llevado algunos
pensadores a considerar al ser humano como objeto o una simple máquina y a considerar la
naturaleza como meros objetos sometidos a la arbitraria dominación humana. Entre estos
pensadores podemos mencionar los gnósticos, Platón, René Descartes, entre otros. En
continuación, vamos a dar una breve mirada en las diferentes épocas de la historia, para
descubrir las consecuencias negativas generada por esta visión dicotómica de la realidad.
En la edad media, en Oriente, el dualismo platónico y el dualismo gnóstico debilitó
la importancia atribuida al mundo material durante los siglos segundo y tercero. En
consecuencia, en oriente, Las principales visiones de la creación que la Iglesia Católica tuvo
que afrontar y de las que sintió necesidad de disociar son clasificados según dos filones
interpretativos. Una era la interpretación gnóstica de la creación y otra era la que podemos
denominar platónica o de la filosofía griega clásica.134
133 Gil Espinosa, “La mujer y la ecología: una mirada a lo que el antropocentrismo olvidó”, 583.134 Cf. Zizioulas, Lo creado como Eucaristía. Aproximación teológica al problema de la ecología, 17.
59
Con respecto al gnosticismo, conviene señalar que esta corriente asumía una visión
de conjunto donde el mundo, habitando por el hombre, era experimentado tan impregnado
por el mal, por el dolor y por el sufrimiento que no era posible pensarlo creado por Dio, el
Padre cuya bondad nunca habría permitido crear un mundo así. De este modo, la creación es
mala por definición y no hay interés para salvarla. De hecho, para un gnóstico, preocuparse
del mundo material, no solo es la cosa la más absurda, sino que también es la cosa más
pecaminosa. Como podemos notar, el gnosticismo trato de introducir un surco entre Dios y
la creación.135
La segunda visión de la creación que la Iglesia afrontó es el platonismo y la filosofía
griega clásica. A la diferencia del gnosticismo que quiso introducir un surco entre Dios y el
mundo, el platonismo y toda la filosofía griega clásica piensa que el mundo está impregnado
de la presencia divina en todas sus partes. En esta perspectiva, el mundo es identificado a
Dios, es decir, (todas las cosas de este mundo son dioses). En la visión platónica de la
realidad, el mundo material es bueno y bello, aunque la absoluta bondad y belleza solo se
encuentra fuera del mundo material, en el mundo de las ideas. De este modo, el platonismo
puro asumió una visión positiva del universo material como medio que nos ofrece la escalera
para subir más arriba. Fue el neoplatonismo, de una época un poco posterior, el que mostró
una desconfianza por el mundo material, mirándolo negativamente.136
En el Occidente, Agustín y Boecio percibieron al hombre como superior a la
naturaleza y centro del universo. Para estos pensadores cristianos, sólo el hombre contaba
para la eternidad por ser el único ser que posee la razón. De este modo, la Iglesia iba
perdiendo gradualmente conciencia de la importancia y del valor eterno de la creación
material. Esto se vio claramente en los sacramentos, la Eucaristía en particular. Así, en lugar
de ser una bendición sobre el mundo material, sobre los frutos de la naturaleza, y su referencia
135 Cf. Ibíd., 17 – 18.136 Cf. Ibíd., 18.
60
al Creador, la Eucaristía muy pronto se convirtió principalmente en un memorial del
sacrificio de Cristo y un instrumento de la gracia para alimento del alma.137
En tiempos de la Reforma se reforzó la idea de que la razón del hombre era imago
Dei. Esto amplió el surco existente entre el hombre y la naturaleza, el cual se vio reforzado
con la filosofía de Descartes que puso al sujeto pensante como centro de todo, con la
Ilustración corriente para la cual el ser pensante racional es lo único importante. El
romanticismo, en su parte, reforzó lo irracional de la naturaleza.138 Esta forma de percibir la
realidad ha tenido consecuencias nefastas en las relaciones entre el hombre y la naturaleza.
Con la esperanza de superar esta visión dualista que hemos abordado anteriormente,
hoy en día, muchos autores perciben al hombre como un ser eco-bio-psico-socio-existencial.
Esto implica examinar en el hombre su pluridimensionalidad, dando razón de su terrenalidad
(eco), como ser vivo (biologicidad), senti-pensante (psico), en relación constantes con el otro
y con toda otredad (social), y consciente no solo de su esencia sino también de su existencia
(espiritual-trascendente).139
En efecto, la visión integral de la realidad requiere de la parte del ser humano
establecer relaciones sanas con todo lo creado. Los cristianos siendo, seguidores de Cristo,
están llamados de imitar el ejemplo de su maestro que vivía siempre en harmonía con toda la
creación. Durante su ministerio publico, Jesús siempre estaba lejos de las filosofías que
despreciaban el cuerpo, la materia y las cosas de este mundo. Sin embargo, esos dualismos
malsanos llegaron a tener una importante influencia en algunos pensadores cristianos a lo
largo de la historia y desfiguraron el Evangelio.
137 Cf. Ibíd., 9.138 Cf. Ibíd.139 Cf. Zapata-Muriel y Martínez Trujillo, “Ecoteología: aportes de la teología y de la religión en torno alproblema ecológico que vive el mundo actual”, 93, file:///C:/Users/EQUIPO/Downloads/Dialnet-Ecoteologia-6789197.pdf. (Consultado el 24 de marzo de 2021).
61
Con respecto a su vida profesional, Jesús trabajaba con sus manos, tomando contacto
cotidiano con la materia creada por Dios para darle forma con su habilidad de artesano. En
sus enseñanzas, el Hijo de María de Nazaret siempre invitaba a la gente a estar atento a la
belleza que hay en el mundo porque él mismo estaba en contacto permanente con la
naturaleza y le prestaba una atención llena de cariño y asombro. Cuando recorría cada rincón
de su tierra se detenía a contemplar la hermosura sembrada por su Padre, e invitaba a sus
discípulos a reconocer en las cosas un mensaje divino.140
De otro lado, para superar esta visión dualista de la realidad, nos parece oportuno
hacer uso de la liturgia de la Iglesia antigua. Zizioulas señala que, desde la experiencia
litúrgica de la Iglesia primitiva, en primer lugar, se pueden subrayar que todas las liturgias
de los primeros siglos incluían la santificación de la materia y del tiempo. En el segundo
lugar, estas liturgias se centraban en la elevación de los dones del pan y del vino al Padre
creador, más que en la consagración o en una anamnesis psicológica; aquí se refuerza la
misión del hombre de elevar toda la realidad en referencia a su creador.141 Finalmente, todas
las liturgias eucarísticas comenzaban con una acción de gracias por la creación y luego se
daba gracias a Dios por la redención por medio de Cristo. Todo esto era para mostrar en qué
sentido todo lo creado tiene un gran valor en los ojos de Dios.142
Con respecto a la dimensión cósmica de la Eucaristía, es importante notar que la
Eucaristía ofrece al hombre actual la posibilidad de desvincularse de una dicotomía que tiene
el riesgo de provocar el rechazo de Dios por parte del hombre moderno, por el hecho de que
este último, en su visón teológica, ha acabado por colocar a Dios en una esfera que ya no
consigue comprender. Según Zizioulas, en una visión litúrgica del mundo no existe lo natural
y lo sobrenatural; solo existe la naturaleza y la creación como única realidad, provenida del
mismo Dios. La Eucaristía permite que lo celestial encuentre la realidad terrenal para
transformarla.143
140 Cf. Francisco, “Encíclica Laudato Si’ sobre el cuidado de la casa común” 97.141 Cf. Zizioulas, Lo creado como Eucaristía. Aproximación teológica al problema de la ecología, 12.142 Cf. Ibid., 13.143 Cf. Ibid., 48.
62
2.2.2. Que implica y que supone comprender la creación como eucaristía
Antes de hablar de la concepción del mundo como Eucaristía, hemos querido primero
decir de manera sintética lo que entendemos por Eucaristía. Para Víctor Codina, “… la
Eucaristía no es una teoría o una doctrina, sino una praxis eclesial, una acción.”144. La
Eucaristía es el Sacramento del amor que se hace cotidianidad en nuestra historia. Es el
Sacramento del encuentro de Dios con la humanidad, o sea, el Sacramento de la vida en
abundancia. Es el Sacramento de una nueva vida y de una vida en plenitud. La Eucaristía es
a la vez la fuente y la culminación de toda la vida cristiana. Mediante ella vive, crece y se
edifica la Iglesia de Dios. Y los dos protagonistas de la eucaristía son: Cristo y la Iglesia. Los
efectos de la Eucaristía son: el perdón de los pecados, la participación en la vida divina, la
unidad eclesial y la dimensión cósmica.
Teniendo en cuenta las consideraciones anteriores acerca de la Eucaristía, Zizioulas
hace esta pregunta: ¿Cómo concebimos la Eucaristía cuando hablamos de una visión
eucarística del mundo? Para el autor de Lo creado como Eucaristía, la respuesta a esta
pregunta es fundamental, porque la Eucaristía ha sido muy mal interpretada y su sentido ha
ido deformándose, sobre todo a partir de la época de la escolástica; la utilización de su antiguo
sentido ortodoxo y patrístico exigen, por tanto, algunas aclaraciones básicas.145
Para el autor oriental, en la Iglesia antigua la Eucaristía no fue entendida como una
cosa, sino más bien como una praxis (del griego synaxis); como una expresión común de toda
la Iglesia y no como relación individual de cada uno con Dios. La Eucaristía es
fundamentalmente algo que sucede, es una praxis y, sobre todo, no es solo comunión de cada
individuo con Cristo, sino también, y, en primer lugar, comunión de los fieles entre ellos y la
unidad del cuerpo de Cristo, no muchos cuerpos, sino uno solo. Además, la Eucaristía no es
el lugar del mero encuentro con Dios; es, en su esencia, una manifestación social.146
144 Codina, La fracción del pan, 75.145 Cf. Zizioulas, Lo creado como Eucaristía. Aproximación teológica al problema de la ecología, 44.146 Cf. Ibid., 45.
63
En la visión litúrgica del mundo, la Eucaristía se percibe como la cúspide en donde
alcanzamos el aprendizaje a custodiar la creación de Dios. Y el mundo se entiende como el
lugar privilegiado donde Dios pone su tienda para habitar, es decir, se hace presente y le da
sentido mediante la encarnación de su Hijo Jesucristo, el Verbo encarnado quien, después de
morir en la cruz de una muerte infamante, resucitó de entre los muertos para el poder del
Espíritu Santo. Y con su gloriosa resurrección transformó todo lo creado en una nueva
creación transfigurada.
Así pues, mediante la resurrección de Cristo, Dios quiso reconciliar consigo todo lo
que existe en la tierra y en el cielo, restableciendo la paz por la sangre de su cruz. (Col 1,19-
20). Y esta realidad nos proyecta al final de los tiempos, cuando el Hijo entregue al Padre
todas las cosas y Dios sea todo en todos (1 Co 15,28). De ese modo, las criaturas de este
mundo ya no se nos presentan como una realidad meramente natural, porque el Resucitado
las envuelve misteriosamente y las orienta a un destino de plenitud. De este modo, todo lo
que existe se convierten en mediaciones del infinito amor de Dios.147
En consecuencia, Dios está presente en todo lo creado y todo lo bueno que hay en las
criaturas de este mundo está en Dios en infinita manera. Para enfatizar esta estrecha relación
que el Creador establece con sus creaturas, juzgamos oportuno dar una mirada en la vida
sacramental de la Iglesia. De hecho, la Iglesia percibe los Sacramentos como un modo
privilegiado de cómo la creación es asumida por Dios y se convierte, en este sentido, en
mediación de la vida sobrenatural. En esta perspectiva, el Papa Francisco subraya que:
Para la experiencia cristiana, todas las criaturas del universo material encuentran su verdadero
sentido en el Verbo encarnado, porque el Hijo de Dios ha incorporado en su persona parte del
universo material, donde ha introducido un germen de transformación definitiva: el
Cristianismo no rechaza la materia, la corporeidad; al contrario, la valoriza plenamente en el
147 Cf. Francisco, “Encíclica Laudato Si’ sobre el cuidado de la casa común” 100.
64
acto litúrgico, en el que el cuerpo humano muestra su naturaleza íntima de templo del Espíritu
y llega a unirse al Señor Jesús, hecho también él cuerpo para la salvación del mundo.148
Teniendo en cuenta lo que precede, todo el universo se percibe como una liturgia
cósmica que eleva al trono de Dios la creación entera. En la Eucaristía lo creado encuentra
su mayor elevación. En efecto, unido al Verbo de Dios encarnado, presente en la Eucaristía,
todo el cosmos da gracias a Dios. De este modo, la Eucaristía es percibida como un acto de
amor cósmico. Uniendo el cielo y la tierra, la Eucaristía llega a abrazar y a penetrar todo lo
que existe. En este sentido, la Eucaristía permita que el mundo que salió de las manos de
Dios vuelve a él en feliz y plena adoración.149
Para Zizioulas, esta visión cósmica de la Eucaristía como tal ha sido conservada –
aunque sea simbólicamente – en la Iglesia oriental. En consecuencia, la vida litúrgica
ortodoxa posee una visión propia del mundo y de la creación. Una visión que no solo puede,
sino que también debe ser introducida de nuevo en la vida actual. Y esta visión del mundo
desde la Eucaristía no deja espacio para una dicotomía entre natural y sobrenatural, una
separación en la que la teología occidental ha recluido al hombre y lo ha reducido ante el
dilema de una opción entre dos planos.150
Zizioulas subraya que, en la Iglesia tradicional y todavía hoy en algunas Iglesia
ortodoxas, los fieles no van solos en la celebración eucarística, puesto que traen con ellos los
dones de la creación: el pan, el vino y el aceite. Para nuestro teólogo, todas estas ofrendas se
llevan en procesión y en los desfiles litúrgicos, con el fin de ser entregadas en las manos del
obispo que espera su entrada, quien, por su parte, las deberá ofrecer a Dios. Esta práctica
litúrgica es una acción que muestra la realización durante la liturgia de un desfile de todo el
mundo hacia el altar del Señor.151
148 Francisco, “Encíclica Laudato Si’ sobre el cuidado de la casa común” 235.149 Cf. Ibíd., 235 – 236.150 Cf. Zizioulas, Lo creado como Eucaristía. Aproximación teológica al problema de la ecología, 48 – 49.151 Cf. Ibíd., 46.
65
A la luz de lo que precede, para el teólogo ortodoxo, la única comprensión posible de
la Eucaristía es escatológica: es el cuerpo de Cristo, el mismo Cristo, el Cristo total; por tanto,
en la Eucaristía no tenemos que ver un medio de la gracia – de una gracia abstracta e
independiente de la cristología -, sino que debemos verla como Cristo mismo, que salva al
hombre y al mundo y que nos reconcilia con Dios a través de él mismo. El carácter
fundamental de la eucaristía consiste en ser una reunión (sinaxis) y una acción (praxis), donde
se contempla, se recapitula y se vive todo el misterio de Cristo, la salvación del mundo.152
Según San Ireneo, tanto el hombre, como el mundo, fueron creados por el mismo
Dios por medio de sus dos manos: su Logos y el Espíritu Santo. En esta perspectiva Francisco
señala que el mundo fue creado por las tres Personas de la Santísima Trinidad como un único
principio divino, pero cada una de ellas realiza esta obra común según su propiedad personal.
el Padre es percibido como la fuente última de todo lo creado, el fundamento amoroso y
comunicativo de todo lo que existe. El Hijo, que lo refleja, y a través del cual todo ha sido
creado, se unió a esta tierra cuando se formó en el seno de María. Y el Espíritu, lazo infinito
de amor, está íntimamente presente en el corazón del universo animando y suscitando nuevos
caminos.153
Partiendo de esta concepción trinitaria de la creación, llegamos a entender que toda
la realidad contiene en su seno una marca propiamente trinitaria. De este modo, es necesario
que tratemos de leer todo lo creado en clave trinitaria. Así pues, para poder asumir esta
dimensión trinitaria que el Creador ha impreso en cada creatura, cada hombre está llamado
de salir de sí mismo para poder vivir en comunión con Dios, con los demás seres humanos y
con toda la creación. La ruptura de estas tres relaciones existenciales genera la crisis
ecológica actual.
Con respecto a la crisis ecológica actual, Zizioulas subraya que el mundo que
confluye en el espacio litúrgico es el mismo mundo que está corrompido, y admitiéndolo en
152 Cf. Ibíd., 45.153 Cf. Francisco, “Encíclica Laudato Si’ sobre el cuidado de la casa común” 238 – 240.
66
el lugar sagrado se consigue su afirmación. Pero esto no es todo, porque este mundo afluye
en un lugar sagrado propio para no quedarse tal como es. La liturgia eucarística es el remedio
de la inmortalidad precisamente porque, siendo la aceptación y la afirmación del valor del
mundo en contradicción con la corrupción que ha sufrido, al acoger al mundo, lo santifica y
lo pone en relación con el creador como una creación pura: te ofrecemos lo que es tuyo, de
lo tuyo y por todo.154
Para Zizioulas, el mundo siendo creado de la nada (creatio ex nihilo), tiene un inicio
y un fin. De este modo, está condicionada por las categorías del espacio y tiempo. Sin
embargo, a pesar del estado de mortalidad que marca todas las creaturas al hecho de ser
creadas de la nada, debemos tener la esperanza para su supervivencia. Y, como la creación
no posee ningún modo natural para su supervivencia, esto significa que, dejada a sí misma,
acabaría para morir. La única manera de evitar este final sería la comunión con el Dios eterno.
En este sentido, el mundo necesita trascenderse para sobrevivir. Y para llevar a cabo esta
iniciativa, es importante descubrir un camino que nos conduzca hacia esta trascendencia.155
El hombre siendo creado a imagen y semejanza de Dios, y siendo la única creatura
que puede hacer uso de su libertad absoluta, puede ser la solución al problema de la
supervivencia de las cosas creadas, en la medida en que él es el puente entre Dios y el mundo
y, al mismo tiempo, él es capaz de llevar consigo todo lo creado hacia la trascendencia. De
hecho, el hombre está llamado de usar su libertad absoluta para liberar la creación de sus
límites y conducirla hacia la supervivencia. Es en este sentido que Zizioulas subraya que “si
el hombre renunciara a mirar la libertad absoluta, todo lo creado perdería automáticamente
la esperanza de sobrevivir”156. Teniendo en cuenta estas consideraciones, y para garantizar
la supervivencia de la creación, el ser humano está llamado de actuar como sacerdote de la
creación.
154 Cf. Zizioulas, Lo creado como Eucaristía Aproximación teológica al problema de la ecología, 46.155 Cf. Ibíd., 37.156 Ibíd.
67
En consecuencia, siendo sacerdote de todo lo que existe, el ser humano está llamado
a tratar a la creación como una realidad destinada por Dios, no solo a sobrevivir, sino también
a alcanzar plenitud en las manos de cada persona humana. En este sentido, es importante
recuperar la conciencia de la humanidad acerca de la creación como una obra continua en
clave evolucionista y cristológica, es decir, la creación aún se sigue su marcha, no es una
obra totalmente acabada sino que está en camino de realización y transformación; dinámica
en la cual el ser humano participa activamente por medio de su papel de co-creador y
realización que encuentra su culmen en Cristo, que con su misterio pascual le da una nueva
orientación a todo lo creado, haciendo de la realidad creada una nueva creación que será
glorificada cuando sea plenamente transformada por Él, con Él y en Él. En esta perspectiva,
para Zizioulas,
Hay dos dimensiones en la esencia personal que hacen de igual manera al ser humano capaz
de realizar su papel de enlace entre Dios y lo creado. La primera es la que denominamos su
aspecto hipostático, a través del cual el mundo es integrado y englobado en la realidad
unificada. La otra es el denominado aspecto extático, a través del cual el mundo es elevado a
infinitas posibilidades, siendo referido a Dios y ofrecido a él como propiedad suya. Esto
constituye lo que denominamos el sacerdocio del hombre; así, tomando de la mano al mundo,
integrándolo creativamente y refiriéndolo a Dios, el hombre libera la creación de sus límites
y hace que sea en plenitud.157
En conclusión, en este segundo capítulo podemos decir que hemos intentado mostrar
cual es el papel de la Teología frente a la crisis socioambiental de nuestra época. Para llevar
a cabo esta iniciativa, hemos centrado nuestra reflexión acerca de dos puntos centrales. En el
primer momento, hemos hablado de las relaciones que la teología establece con la ciencia
ecológica. En consecuencia, hemos señalado en qué sentido la praxis teológica y el
conocimiento ecológico pueden ser útiles para la superación de la crisis ambiental de nuestra
época y para la construcción de un desarrollo sostenible e integral.
157 Ibíd., 41.
68
En el segundo momento, hemos hablado de la visión del mundo como Eucaristía. De
hecho, hemos subrayado que, para erradicar la actual crisis, el hombre de nuestro tiempo está
llamado a asumir la creación como un sacramento, es decir, como un signo visible y sensible
de la presencia de Dios en el mundo. De este modo, debemos todos actuar como sacerdotes
de la creación, tomando de la mano el mundo, integrándolo creativamente y refiriéndolo a
Dios. Esta acción sacerdotal del ser humano es percibida como una solución al problema de
la supervivencia de las cosas creadas. En esta perspectiva, entendemos que la creación no se
entrega al ser humano para que éste haga lo que quiera con ella, sino para que, a semejanza
del Creador, desarrolle su vida de manera constructiva, co-creando, ayudando y no
destruyendo su entorno vital natural.
69
CAPITULO III
ALGUNOS CRITERIOS PARA EL DISCERNIMIENTO Y EL ABORDAJE DE LA
CRISIS SOCIO-AMBIENTAL ACTUAL
En el primer capítulo de esta investigación, tratamos de identificar algunas causas de
la crisis ecológica de la época postmoderna. De hecho, tratamos de mostrar que esta crisis es
de la raíz humana. Luego, en el segundo capítulo, tratamos de mostrar la función de la
Teología frente a aquella crisis. De hecho, señalamos en qué sentido la praxis teológica y la
fe cristiana pueden ser útiles para la construcción de un desarrollo sostenible e integral.
En este tercer capítulo intentaremos plantear algunos criterios teológicos que nos
ayuden para el discernimiento y el abordaje de la crisis socio-ambiental actual. Los puntos
que desarrollaremos en este capítulo son los siguientes: a) Una Teología del cuidado; b) La
ética de la responsabilidad y de la preservación de la naturaleza; c) El cambio del paradigma
económico y la promoción de la cultura del encuentro; d) Hacia una educación y una
espiritualidad ecológica; y e) Hacia una ecología integral.
3.1. Una Teología del cuidado
En el numeral 13 de la Carta Encíclica Laudato Si’, el Papa Francisco subraya el
hecho de que “el desafío urgente de proteger nuestra casa común incluye la preocupación de
unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral, pues
sabemos que las cosas pueden cambiar”158. En consecuencia, no podemos pretender construir
un futuro mejor si no tomamos la iniciativa de cuidar nuestra casa común y si no nos
preocupamos al sufrimiento de los excluidos de nuestras sociedades. Teniendo en cuenta esta
realidad de crisis que caracteriza nuestra sociedad, necesitamos una solidaridad universal
nueva para poder protegernos a nosotros mismos y a todo lo creado. En la misma perspectiva,
158 Francisco, “Encíclica Laudato Si’ sobre el cuidado de la casa común” 13.
70
podemos todos “colaborar como instrumentos de Dios para el cuidado de la creación, cada
uno desde su cultura, su experiencia, sus iniciativas y sus capacidades”159.
Teniendo en cuenta lo que precede, para superar la crisis socioambiental que nos
afecta dramáticamente, pensemos que es necesario promover el paradigma del cuidado. En
esta perspectiva, para Leonardo Boff, el paradigma del cuidado es la clave para superar la
grave crisis socioambiental que estamos atravesando. Y este nuevo paradigma, subraya el
teólogo brasileño, supondrá una nueva manera de orientar el sentido de nuestra vida y nuestra
percepción y relación con todo lo creado. Esto sólo será posible mediante la configuración
de un nuevo paradigma, un paradigma que aprenda de los errores tras siglos de preeminencia
de una cultura materialista y que evite soluciones basadas en una razón única.160
El instrumento que el teólogo brasileño nos propone parte de la propia esencia del ser
humano. Muchos autores sostienen que lo que constituye al ser humano es básicamente la
racionalidad. Para Macarena Álamo Santos, cuando esa razón se explica y se usa únicamente
desde su dimensión instrumental, producimos una fractura en nosotros mismos y en nuestra
relación con la naturaleza. De este modo, se hace necesario atender a una dimensión
emocional y espiritual de la misma razón y a los diferentes elementos que la componen.161
A la luz de lo que precede, se hace necesario la promoción de un nuevo paradigma
que tratará la grave situación de destrucción de la biosfera, de injusticia social y de alienación
del ser humano. Un nuevo paradigma que definirá la esencia del ser humano mediante el
cuidado como actitud fundamental hacia sí mismo y hacia el mundo.162
El paradigma del cuidado pretende alentar, sostener y conducir diferentes procesos
que permitan un cierto modo de habitar la vida y realizar la historia, en cuanto
es cultura apuntando al cultivo de valores de calidad y cualidad humanizantes. Con la cultura
159 Ibid., 14.160 Cf. Álamo Santos, “La idea de cuidado en Leonardo Boff”, 245.161 Cf. Ibíd.162 Cf. Ibíd.
71
del cuidado, estamos todos invitados a asumir un modo de soñar y de caminar hacia un mundo
nuevo, hay que tener la humildad y el coraje para revisar y transformar nuestras lógicas,
actitudes y estilos de vida, nuestras formas de reflexión y de relacionarnos. La invitación
queda hecha, solo se espera nuestra respuesta en el aquí y ahora de nuestra historia.163
Así las cosas, según Francisco, desde la gramática del cuidado se puede extraer un
rico patrimonio de principios, criterios e indicaciones, tales como: el cuidado como
promoción de la dignidad y de los derechos de la persona; el cuidado del bien común; el
cuidado mediante la solidaridad (con los pobres y los excluidos de nuestras sociedades); el
cuidado y la protección de todo lo creado.164 Cuando hablamos del cuidar, no nos referimos
a una mera acción, sino a una cultura, lo cual implica generar estilos y sistemas de vida, de
acción y de sentido, de comportamiento y de comprensión integral. De otro lado, la cultura
del cuidado implica también la cercanía, el gozo, la belleza, la ternura, la reciprocidad, la
gratuidad, la generosidad y la solidaridad.
Refiriéndose a la doctrina filosófica de Heidegger, Boff percibe el cuidado como
elemento fundamental de nuestro ser. En efecto, Heidegger define el cuidado como una
actitud fundamental, un modo-de-ser mediante el cual la persona sale de sí y se centra en el
otro con desvelo y solicitud. Teniendo en cuenta la doctrina heideggeriana, podemos concebir
el cuidado como una actitud que trasciende el yo y que convierte al otro en el centro de
nuestras preguntas y preocupaciones. Sin embargo, ya que el cuidado es una actitud que
implica una acción, y siendo éste esencial al hombre, la inclusión fundamental del otro no
puede más que traer como consecuencia el convertirse en el elemento fundamente de una
nueva ética.165
163 Cf. Fidalgo, “La cultura del cuidado, del cuidar, del cuidarnos”,https://www.alfonsiana.org/blog/2021/02/26/la-cultura-del-cuidado-del-cuidar-del-cuidarnos/ (Consultado elmartes 20 de abril de 2021).164 Cf. Ibíd.165 Cf. Álamo Santos, “La idea de cuidado en Leonardo Boff”, 247.
72
Teniendo en cuenta la percepción anterior del cuidado, por un lado, podemos afirmar
que la cultura del cuidado implica la convivencia con las cosas, perdiendo éstas su condición
de meros objetos para pasar a basar nuestras relaciones en el mundo en vínculos sujeto-sujeto.
De este modo, por medio del cuidado, recuperamos el valor intrínseco de las cosas,
desapareciendo su valor utilitarista, y haciendo así posible el surgimiento de la alteridad, el
respeto o la reciprocidad.166
Para superar la crisis socioambiental que marca la sociedad posmoderna, se hace
necesario recuperar la idea del cuidado que Leonardo Boff define como el elemento
constitutivito de nuestra existencia. Así pues, la recuperación del cuidado implica la
recuperación de algunos elementos fundamentales de nuestra existencia. La primera de ellas
es el amor como fenómeno biológico. La segunda repercusión del cuidado es el alcanzar la
justa medida, idea tratada por diferentes filosofías a lo largo de la historia. La tercera
repercusión del cuidado es la ternura vital. La cuarta es la caricia esencial, que debemos de
distinguir de la caricia como excitación. La quinta es la amabilidad fundamental. La sexta
repercusión del cuidado será la convivencialidad. La séptima es la compasión radical.
Conviene señalar que la compasión radical se refiere a la voluntad que cada uno debe
tener para compartir la pasión del otro y con el otro. De hecho, se trata de salir del propio
círculo y entrar en la galaxia del otro en cuanto otro, para sufrir con él, alegrarse con él,
caminar junto a él y construir la vida en sinergía con él.167
Ahora bien, cuando hablamos del cuidar, nos referimos al cuidado de nuestro planeta,
que requeriría una alfabetización ecológica y una revisión profunda de nuestro hábitos de
consumo; al cuidado del propio nicho ecológico; al cuidado de una sociedad sostenible; al
cuidado del otro, el cuidado del otro supone establecer un diálogo que, basándose en una
alianza de paz y amor, no pueda más que ser liberador, y no opresor.; al cuidado de los pobres,
166 Cf. Ibíd.167 Cf. Boff, El cuidado esencial: Ética de lo humano, compasión por la Tierra, 103.
73
oprimidos y excluidos; al cuidado y curación integral del ser humano; al cuidado de nuestra
alma; al cuidado de nuestro espíritu y al cuidado de nuestra gran travesía, la muerte.
En las líneas precedentes hemos visto la relación que existe entre una ética del
cuidado y el pensamiento ecologista en el magisterio social del papa Francisco y en el
pensamiento de Boff. Sin embargo, consideramos legítimo reflexionar acerca de la relación
que existe entre la teología de la liberación y la ecología en la perspectiva de la doctrina de
Boff. De hecho, teniendo en cuenta lo que está sucediendo en la sociedad posmoderna, Boff
piensa que necesitamos llegar a la “era ecológica” que se percibe como un retorno del ser
humano a su hogar, que es la Tierra. Una vuelta al hogar basada en el respeto y la
responsabilidad del hombre hacia su propia morada y hacia aquello que le ha dado la vida.168
Para la teología de la liberación, la lógica que se encuentra detrás de la explotación
del ser humano es la misma que se encuentra detrás de la explotación y expoliación de la
Tierra, sus recursos y sus seres vivos, por tanto, es esa lógica la que hay que superar, ya que
ha venido afectando a la biosfera en su conjunto. En esta perspectiva, para Boff, necesitamos
una liberación integral, cuyo marco sociopolítico sea un modelo de democracia cuya
preocupación central sea la vida, considerando ésta en un sentido amplio, pero también y
fundamentalmente la vida de aquella parte de la humanidad más humillada y explotada, y
que incluya también a todos los elementos del cosmos como miembros, no sólo para ser
usados, sino para establecer una relación con ellos basada en el respecto y la dignidad.169
A la luz de lo que precede, terminamos este primer punto de este tercer capítulo de
nuestra investigación afirmando que la idea del cuidado supone una responsabilización y un
compromiso afectivo con el prójimo y con todo lo creado en su conjunto, queriendo alejar
con ello una posible primera idea errada sobre el concepto de cuidado que aquí estamos
manejando. De este modo, en el segundo momento de este capítulo centraremos nuestra
reflexión sobre la ética de la responsabilidad y de la preservación de la naturaleza.
168 Cf. Álamo Santos, “La idea de cuidado en Leonardo Boff”, 252.169 Cf. Ibíd., 253.
74
3.2. La ética de la responsabilidad y de la preservación de la naturaleza
Antes que nada, conviene señalar que “…. la palabra responsabilidad proviene del
latín 'responsum', que es una forma de ser considerado sujeto de una deuda u obligación. Así,
responsable es aquel que conscientemente es la causa directa o indirecta de un hecho y que,
por lo tanto, es imputable por las consecuencias de ese hecho”170. Es importante subrayar
que, aunque la palabra responsabilidad es un concepto que admite diversos usos nosotros nos
vamos a situar en el plano de la moral.
En su reciente Carta Encíclica Fratelli Tutti, el Papa Francisco sostiene que no
podemos ignorar los avances positivos que se dieron en la ciencia, la tecnología, la medicina,
la industria y el bienestar, sobre todo en los países desarrollados. Sin embargo, ese inmenso
crecimiento tecno-científico no estuvo acompañado de un desarrollo del ser humano en
responsabilidad, valores y conciencia. Se constata, en efecto, un deterioro de la ética, que
condiciona la acción internacional, y un debilitamiento de los valores espirituales y del
sentido de responsabilidad.171 De este modo, no demos cuenta que para superar la actual
crisis socioambiental fruto de nuestro uso irresponsable de los recursos naturales, se hace
necesario la edificación de una ética que toma en cuenta la subsistencia de la naturaleza, del
hombre presente y de las generaciones futuras.
Teniendo en cuenta lo que precede, para Hans Jonás y muchos filósofos de la época
moderna, para resolver el problema de la actual crisis ecológica, estamos todos llamados a
promover una ética de la responsabilidad y de la preservación de la naturaleza. En la misma
perspectiva, la Declaración sobre las responsabilidades de las generaciones actuales para
las generaciones futuras sostiene que, para erradicar la crisis actual, estamos llamados a
“establecer nuevos vínculos equitativos y globales de colaboración y solidaridad entre las
generaciones y de promover la solidaridad intergeneracional con miras a la perpetuación de
170 Romero Sánchez y Pérez Morales, “Aproximación al concepto de responsabilidad en Lévinas: implicacioneseducativas”, 99 – 110.171 Cf. Francisco, “Encíclica Fratelli Tutti sobre la fraternidad y la amistad social” 29.
75
la humanidad”172. Sin embargo, no podemos realizar este objetivo siguiendo los modelos de
la ética tradicional.
Para Hans Jonás, toda ética tradicional es antropocéntrica en la medida en que, en esta
ética, lo que tenía relevancia ética era el trato directo del hombre con el hombre. La ética
tenía que ver con el aquí y el ahora, con las situaciones que se presentan entre los hombres.
El universo moral se componía de los contemporáneos y su horizonte del futuro estaba
limitado a la previsible duración de vida.173 La máxima fundamental de esta ética era “no
trates nunca a los hombres solamente como medios, sino siempre también como fines en sí
mismos”174. En la misma perspectiva, Kant en su imperativo categórico decía lo siguiente:
“Obra de tal modo que puedas querer también que tu máxima se convierta en ley
universal”175. Estas dos afirmaciones nos muestran claramente que en esta doctrina la
naturaleza y las generaciones futuras todavía no hacían parte de la reflexión ética.
La otra doctrina ética que desarrolle la teoría de la responsabilidad que queremos
evocar en la presente investigación es la doctrina de Emmanuel Lévinas. De hecho, en su
doctrina nuestro filosofo sostiene que
Todos somos responsables de todo y de todos ante todos, y yo más que los otros. En Lévinas
la responsabilidad para el Otro es la condición ética de lo humano. Emmanuel Lévinas, lo
expresa con estas palabras: hablo de la responsabilidad como de la estructura esencial,
primera, fundamental de la subjetividad. Puesto que es en términos éticos como describo la
subjetividad. …Desde el momento en que el otro me mira yo soy responsable de él sin
siquiera tener que tomar responsabilidades en relación con él; su responsabilidad me
172 Unesco, “Declaración sobre las responsabilidades de las generaciones actuales para con las generacionesfuturas. 12 de noviembre de 1997”. https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/5/2290/24.pdf.(Consultado el 22 de abril de 2021).173 Cf. Jonás, El principio de Responsabilidad. Ensayo de una ética para la civilización tecnológica, 29 – 30.174 Ibíd., 30.175 Ibíd., 39.
76
incumbe. Es una responsabilidad que va más allá de lo que hago… yo soy responsable del
otro sin esperar la reciproca, aunque ello me cueste la vida.176
En consecuencia, el Otro se nos aparece inicialmente cara a cara. El rostro ejemplifica
la indefensión humana al ser la parte que está más expuesta y vulnerable. Es básicamente
esta vulnerabilidad la que nos interpela y nos recuerda nuestra obligación moral para con el
Otro. Es por esta razón que Lévinas identificará al Otro con las figuras del huérfano, el
extranjero y la viuda, por su situación especial de pérdida y sufrimiento. Para Lévinas, la
visión del rostro del Otro me separa de mí mismo, rompe la soldadura de mi propio
narcisismo y me enfrenta con la alteridad de Otro. Es una relación que va más allá de la
responsabilidad y la complicidad, puesto que la alteridad no es sólo una característica de lo
ético, sino que fundamenta su sentido y constituye su esencia.177
A la luz de lo que precede, nos demos cuenta que Lévinas desarrolla su teoría ética
de la responsabilidad desde la perspectiva de la alteridad. Y esta doctrina del rostro, de la
proximidad, o sea, de la alteridad, se limita únicamente al Otro hombre. De hecho, en esta
ética, la naturaleza y las generaciones futuras todavía no hacía parte de la teoría ética. Es
decir, yo soy únicamente responsable de mi prójimo de mi época y no de las otras creaturas
que habitan el planeta, ni de mis descendientes.
Sin embargo, teniendo en cuenta la crisis socioambiental generada por nuestro uso
irresponsable e irracional del poderío tecno-científico, pensamos con Hans Jonás que
necesitamos construir una nueva teoría ética que toma en cuenta la subsistencia de la
naturaleza, el bienestar de las generaciones actuales y el destino de las futuras generaciones.
Y el nuevo imperativo que responde a los diferentes desafíos del mundo actual se formula de
la siguiente manera: “Obra de tal modo que los efectos de tu acción sean compatibles con la
permanencia de una vida humana autentica en la Tierra”178. Este imperativo categórico del
176 Cf. Romero Sánchez y Pérez Morales, “Aproximación al concepto de responsabilidad en Lévinas:implicaciones educativas”, 101.177 Cf. Ibíd.178 Jonás, El principio de Responsabilidad. Ensayo de una ética para la civilización tecnológica, 40.
77
filósofo alemán nos revela que nuestra responsabilidad no se limite solamente a nuestro
prójimo, sino que se extiende también a la naturaleza y a las generaciones futuras.
Siendo consciente al hecho de que el destino de las generaciones futuras depende de
las diferentes decisiones y medidas que estamos tomando hoy, tenemos la responsabilidad de
garantizar la plena salvaguardia de las necesidades y los intereses de las generaciones
presentes y futuras. Debemos esforzarnos por asegurar el mantenimiento y la perpetuación
de la humanidad, respetando debidamente la dignidad de la persona humana. De igual
manera, tenemos también la responsabilidad de legar a nuestros descendientes un planeta que
en un futuro no esté irreversiblemente dañado por nuestra actividad tecnológica.179
En efecto, las generaciones actuales han de legar a las futuras generaciones las
condiciones para un desarrollo socioeconómico equitativo, sostenible y universal, tanto
individual como colectivo, en particular, mediante una utilización justa y prudente de los
recursos disponibles a fin de luchar contra la pobreza y las desigualdades sociales.
Necesitamos una conversión de nuestro sistema económico. De hecho, debemos renunciar a
la economía de descartes que genera la muerte de millones de personas en el mundo. La
doctrina social de la Iglesia plantea que la economía debe estar al servicio del ser humano y
no el ser humano al servicio de la economía.180 Por tanto, la calidad moral de la economía no
se mide por el PIB, sino por como ella ayuda a mejorar la calidad de vida en la sociedad.
De otro lado, la ética de la responsabilidad nos impide de revisar nuestra manera de
relacionarnos con nosotros mismos, con el otro, con la naturaleza y con Dios. En efecto, esta
ética pone el acento en el compromiso vital con los otros, especialmente con los más débiles
y excluidos y, con la naturaleza, que hace posible la vida humana. Es decir, al hecho de que
compartimos una casa común con otras especies animales y vegetales; y la opción ética de
que nuestro trato con la naturaleza que habitamos debe estar, como el trato con las personas,
179 Cf. Unesco, “Declaración sobre las responsabilidades de las generaciones actuales para con lasgeneraciones futuras. 12 de noviembre de 1997”.https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/5/2290/24.pdf. (Consultado el 22 de abril de 2021)180 Cf. Ares, “¿Cuándo te vimos forastero, y no te acogimos?: transitando una teología de las migraciones”, 76.
78
centrado en el cuidado, el trato respetuoso, la comunión y el uso responsable de un universo
creado por Dios del que nosotros, creados a su imagen y semejanza, participamos, somos
parte necesariamente.181 Nos enfoquemos ahora sobre la conversión del paradigma
económico y sobre la construcción de la cultura de encuentro que promueve el desarrollo
integral.
3.3. El cambio del paradigma económico y la promoción de la cultura del
encuentro
3.3.1. Hacia un cambio del paradigma económico
La conversión ecológica implica un cambio radical de nuestra propia existencia. Si
los desiertos exteriores se multiplican en el mundo es “porque se han extendido los desiertos
interiores”182. En este sentido, lo que debemos transformar, antes que nada, es el corazón del
hombre, porque es allí donde anide la bondad y la maldad. De hecho, no hay salida a la
situación actual en la que se encuentre la creación si la humanidad no es consciente de la
necesidad de cambiar su estilo de vida y el actual sistema económico. La conversión
ecológica implica la superación de la lógica de la razón instrumental que marca la sociedad
posmoderna.
Para construir una sociedad justa e igualitaria, necesitamos el cambio de nuestro
sistema económico actual que se funde sobre el mercado y la propiedad privada. En esta
perspectiva, para Philip B. Smith y Manfred Max-Neef, “el sistema económico que domina
en el mundo actual no hace más que forzar a la gran mayoría de la humanidad a vivir con
indignidad y pobreza. Además, amenaza todas las formas de vida, incluso la vida misma”183.
No podemos ignorar el hecho de que la actual crisis ecológica tiene que ver, en gran parte,
con el sistema económico neoliberal de nuestra época.
181 Cf. Pineda Rivera, “De un antropocentrismo despótico a una ecología integral: algunos comentarios en tornoa la Encíclica Laudato si’, del Papa Francisco”, 65.182 Francisco, “Encíclica Laudato Si’ sobre el cuidado de la casa común” 217.183 Smith y Max-Neef, “La economía desenmascarada”, 5.
79
Para muchos pensadores posmodernos, teniendo en cuenta todos los daños que la
economía neoliberal ha causado a lo largo de la historia, se hace necesario una conversión
económica. De hecho, necesitamos un sistema económico incluyente que promueve el bien
común y el desarrollo sostenible e integral. En esta perspectiva, conviene señalar que “cuando
la obsesión por poseer y dominar excluye a millones de personas de los bienes primarios;
cuando la desigualdad económica y tecnológica es tal que lacera el tejido social; y cuando la
dependencia de un progreso material ilimitado amenaza la casa común, entonces no podemos
quedarnos mirando”184. Debemos imperativamente levantar nuestras voces para poder
cambiar esta situación.
Teniendo en cuenta los diferentes daños generados para la economía neoliberal, y
“para construir una sociedad mejor que se aproxime más a la ideal, debemos mirar
críticamente al paradigma de mercado, y preguntarnos si no puede ser sustituido por una
alternativa más humanizada”185. Para llevar a cabo esta iniciativa, la política y la economía
no pueden estar separadas. Por tanto, es importante centrar mucho la atención en la relación
existente entre la justicia y la organización económica de la sociedad.
En consecuencia, estamos llamados a revisar nuestro sistema del mercado actual de
nuestra sociedad corrupta, en el sentido en que, un mercado desregulado sin duda favorecerá
una división injusta del poder; porque el mercado transfiere más riqueza y poder a aquellos
que ya tienen mucho de ambas cosas, mientras que excluye a quienes no tienen la posibilidad
de defenderse contra la explotación y la injusticia resultante”186. De hecho, el sistema
económico neoliberal hace que la gran mayoría de las personas en el mundo viven sus vidas
en la indignidad y en la pobreza. Del mismo modo, promueve la explotación abusiva e
irresponsable de los recursos de naturales.
184 Francisco, “Audiencia General del miércoles 26 de agosto del 2020. Discurso sobre la economía”,https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2020-08/francisco-economia-enferma-desigualdad.html.(Consultado el 3 de febrero de 2021).185 Ibíd.186 Ibíd.
80
Teniendo en cuenta la realidad en la que vivimos, nos parece oportuno retomar el
verdadero sentido de la palabra economía. En efecto, la economía en su sentido etimológico
sugiere que el hombre se encargue de que nuestra casa común esté bien proveída, tanto
mañana como en el futuro. Pero el economista neoliberal parece totalmente resuelto a
explotar la casa hasta el límite, y no está interesado en el futuro de la vida en la Tierra, más
allá de las cifras de los próximos trimestres. El paradigma de la economía moderna no es el
de cuidar la casa, sino el de la explotación. En efecto, la economía neoliberal “no se puede
estar a favor de la codicia y de la justicia al mismo tiempo, ni se puede defender el futuro de
la vida, si hoy explotamos ilimitadamente las riquezas del planeta”187.
Todo lo que acabamos de decir hasta ahora nos muestra que nuestro sistema
económico es enfermo. Y una economía enferma produce el virus de la desigualdad. La
desigualdad es, en efecto, el fruto de un crecimiento económico injusto, que prescinde de los
valores humanos fundamentales. La desigualdad social y la degradación ambiental van de la
mano y tienen la misma raíz: la del pecado de querer poseer y dominar a los hermanos y las
hermanas, la naturaleza y al mismo Dios.188
De este modo, necesitamos una economía que promueve un desarrollo sostenible e
integral. Se hace necesario un sistema económico que contribuye a la construcción de un
mundo justo, igual y más humano, donde todos los seres humanos se tratan entre sí con
equidad, de modo que todos puedan vivir dignamente, sin temores y con los medios
adecuados para satisfacer las necesidades universales de la humanidad. En consecuencia, si
cuidamos los bienes que el Creador nos ha dado, si ponemos en común lo que poseemos de
forma que a nadie le falte, entonces realmente podremos inspirar esperanza para regenerar
un mundo más sano y más justo.
187 Smith y Max-Neef, “La economía desenmascara”, 12,https://www.traficantes.net/sites/default/files/pdfs//9788498885576.pdf. (Consultado el 8 de abril de 2021).188 Francisco, “Audiencia General del miércoles 26 de agosto del 2020. Discurso sobre la economía”,https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2020-08/francisco-economia-enferma-desigualdad.html.(Consultado el 3 de febrero de 2021).
81
El sistema económico que estamos llamados a construir hoy para superar la crisis
socioambiental, es la Economía de Comunión. En efecto, el Papa Francisco apostó, de este
modo, por el modelo de Economía de Comunión frente a otros modelos económicos que
descartan a los más débiles. La Economía de Comunión es este sistema económico que
establezca acciones orientadas hacia la búsqueda del bien común suponiendo que los recursos
naturales son para todos los seres humanos en cualquier parte del mundo, pero,
especialmente, para los más necesitados. Y la columna vertebral de este nuevo paradigma
económico está representada por empresas y organizaciones productivas comprometidas con
la erradicación de la pobreza y la injusticia social, con el objetivo de contribuir a la
construcción de una economía y de una sociedad de comunión.
Para el Papa Francisco, la economía de comunión, si quiere ser fiel a su carisma, no
debe solamente cuidar a las víctimas, sino construir un sistema donde las víctimas sean cada
vez menos, donde posiblemente no haya más. Mientras que la economía produzca todavía
una víctima y haya una sola persona descartada, la comunión no se realiza todavía, la fiesta
de la fraternidad universal no es plena. Estamos llamados decir no a la economía que mata y
decir sí a la economía que hace vivir, porque comparte, incluye a los pobres y hace uso de
los beneficios para crear comunión.189
Hoy en día nos alegramos a los avances tecnológicos, pero ¡qué bonito sería si al
crecimiento de las innovaciones científicas y tecnológicas correspondiera también una
equidad y una inclusión social cada vez mayores! ¡Qué bonito sería que a medida que
descubrimos nuevos planetas lejanos, volviéramos a descubrir las necesidades del hermano
o de la hermana en órbita alrededor de mí!190 La construcción de la Economía de Comunión
hace necesario la promoción de la cultura del encuentro que el Papa Francisco hace referencia
en su magisterio social.
189 Cf. Francisco, “Discurso a los participantes en la reunión de economía de comunión, organizado por elmovimiento de los Focolares, febrero 4 del 2017, Aula Pablo VI”,https://www.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2017/february/documents/papa-francesco_20170204_focolari.html. (Consultado el 10 de abril de 2021).190 Cf. Francisco, “Encíclica Fratelli Tutti sobre la fraternidad y la amistad social” 31.
82
3.3.2. La cultura del encuentro
Nos parece oportuno hablar brevemente de la cultura de descarte antes de reflexionar
acerca de la cultura del encuentro que el Papa Francisco plantea en su magisterio social. En
consecuencia, para el Papa, gran parte del deterioro de nuestra casa común es generado por
el “consumismo extremo y selectivo, la cultura del descarte y la grave inequidad que afecta
a personas y países. Pero ¿en dónde se originan estos comportamientos?191 De otro lado, la
cultura del consumismo y del descarte podría responsabilizarse también a un desarrollo
tecnológico, particularmente el moderno, que pareciera inacabable.
En una cultura de descarte se crean nuevas barreras para la autopreservación, de
manera que deja de existir el mundo y únicamente existe ‘mi’ mundo, hasta el punto de que
muchos dejan de ser considerados seres humanos con una dignidad inalienable y pasan a ser
sólo ellos. De este modo, reaparece la tentación de hacer una cultura de muros, de levantar
muros, muros en el corazón, muros en la tierra para evitar este encuentro con otras culturas
y personas. De hecho, en una sociedad de descarte se olvida el hecho de que cualquiera que
levante un muro, quien construya un muro, terminará siendo un esclavo dentro de los muros
que ha construido, sin horizontes. Porque le falta esta alteridad.192 Y para superar esta
realidad, se necesita la llegada de una cultura amorosa fundada sobre el encuentro
interpersonal.
Teniendo en cuenta lo que precede, es importante señalar que el magisterio social del
Papa Francisco está marcado por esta Cultura del Encuentro entre culturas y personas. De
hecho, este nuevo paradigma del Sumo Pontífice nos invita a recuperar la capacidad de
incluir, de dialogar y de construir una sociedad integrada y reconciliada. La cultura del
encuentro es, en efecto, aquella cultura que nos invite a respetar y acoger al otro, no por
191 Cf. Pineda Rivera, “De un antropocentrismo despótico a una ecología integral: algunos comentarios en tornoa la Encíclica Laudato si’, del Papa Francisco”, 30.192 Cf. Francisco, “Encíclica Fratelli Tutti sobre la fraternidad y la amistad social” 27.
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beneficio propio, sino por el reconocimiento de su propia dignidad y valor como persona. La
cultura del encuentro es, además, aquella cultura que hace caer todos los muros y que permite
a construir puentes.
A la luz de las afirmaciones anteriores nos preguntamos: ¿Cómo podemos construir
estos puentes entre diferentes ciencias, tradiciones y religiones del mundo? Para el Papa
Francisco podemos construir puentes, solo si nos construimos en un “nosotros que habita la
casa común”193. Se trata, en efecto, de no excluir a nadie en nuestro sistema socioeconómico.
Así pues, para construir estos puentes, se hace necesario la supresión de la cultura de la
exclusión y de la muerte que caracteriza la sociedad actual.
En su discurso en el Congreso de Washington del año 2015, el Papa argentino nos dio
valiosas pautas para la promoción de esta nueva Cultura del Encuentro que necesitamos para
la promoción del desarrollo integral. Para el obispo de Roma, estamos todos llamados a
combatir la violencia perpetrada en nombre de una religión, ideología o un sistema
económico. De hecho, nuestros esfuerzos deben estar orientados a mantener la esperanza y
trabajar por la dignidad e igualdad de las personas, por la justicia, el respeto, y la paz.
Debemos tener el coraje de usar nuestra inteligencia para resolver las crisis geopolíticas y
económicas de nuestra época.194
Además, se hace necesario aprender a relacionarnos con los otros, saliendo de la
lógica de la rivalidad y la enemistad para entrar en la lógica del respeto y la tolerancia, de la
solidaridad humana y la fraternidad cristiana195. Y la construcción de una cultura del
encuentro que busca el desarrollo sostenible e integral de todos los pueblos del mundo,
193 Pineda Rivera, “De un antropocentrismo despótico a una ecología integral: algunos comentarios en torno ala Encíclica Laudato si’, del Papa Francisco”, 30.193 Francisco, “Encíclica Fratelli Tutti sobre la fraternidad y la amistad social” 27.194 Cf. Francisco, “Viaje apostólico a Cuba, a los Estados Unidos de América y visita a la sede de la ONU,2015”, https://www.vatican.va/content/francesco/es/travels/2015/outside/documents/papa-francesco-cuba-usa-onu-2015.html. (Consultado el 17 de abril de 2021).195 Francisco, “Visita al Congreso de los Estados Unidos”,https://www.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2015/september/documents/papa-francesco_20150924_usa-us-congress.html. (Consultado el 18 de abril de 2021).
84
necesita una educación y una formación ecológica temprana. Es básicamente acerca de esta
temática que centraremos nuestra reflexión en el siguiente punto de la presente investigación.
3.4. Hacia una educación y una espiritualidad ecológica
Para construir una sociedad más justa y sana necesitamos una conversión ambiental
que sea posible a través de la promoción de una verdadera educación ecológica que cree,
especialmente en los jóvenes, una toma de conciencia y, por lo tanto, una conciencia
renovada. De este modo, se hace necesario el cambio de nuestro comportamiento. Y este
cambio en los estilos de vida podría llegar a ejercer una sana presión sobre los que tienen
poder político, económico y social.196 Para llevar a cabo esta iniciativa, debemos superar el
individualismo que marca nuestra sociedad materialista. En consecuencia, “…. cuando
somos capaces de superar el individualismo, realmente se puede desarrollar un estilo de vida
alternativo y se vuelve posible un cambio importante en la sociedad”197. De hecho, La
educación ecológica nos debe llevar a repensar nuestras relaciones con todo lo que nos rodea.
Para evitar el colapso de los recursos naturales - que son nuestra fuente de
supervivencia - necesitamos evaluar y repensar nuestros hábitos de consumo en el ámbito
personal y empresarial. Adoptar una postura responsable, de forma que podamos vivir de
acuerdo con la capacidad ecológica del Planeta, es el principal punto a ser pensado y
ponderado en la administración y gestión de las empresas.198 Teniendo en cuenta esta
realidad, en la reunión de París acerca del calentamiento global, los participantes firmaron
un Acuerdo invitando “…. a los países a reducir su producción de carbón lo antes posible de
tal modo que, para el año 2050, el mundo puede alcanzar la meta de carbón-neutro”199.
196 Cf. Francisco, “Encíclica Laudato Si’ sobre el cuidado de la casa común” 206.197 Ibíd., 208.198 Cf. Miresiduo, “La relación entre el consumismo y la generación de residuos”,https://meuresiduo.com/es/blog-es/la-relacion-entre-el-consumismo-y-la-generacion-de-residuos/.(Consultado el 20 de abril de 2021).199 Ferrari, Capitalismo: Crisis, cambios, y evolución en el siglo XX, 43.
85
Partiendo de esta realidad dramática que marca nuestra sociedad consumista, muchos
pensadores contemporáneos piensan que el mejor tratamiento de los desechos será
acompañado por un esfuerzo por reducirlos. De este modo, la presión para reducir la
contaminación ambiental inducirá una sustitución cada vez más acelerada de los vehículos a
combustión, que son contaminantes, por vehículos eléctricos, así como de la generación de
electricidad con base a carbón y petróleo por una generación a partir de fuentes hídrica,
eólica, solar.200
En el mismo orden de ideas, el Papa Francisco subraya que “para afrontar los
problemas de fondo, que no pueden ser resueltos por acciones de países aislados, es
indispensable un consenso mundial que lleve, por ejemplo, a programar una agricultura
sostenible y diversificada, a desarrollar formas renovables y poco contaminantes de energía,
a fomentar una gestión más adecuada de los recursos forestales y marinos, a asegurar a todos
el acceso al agua potable”201.
Para el Papa argentino, aunque la sociedad actual promueve la lógica del
consumismo, estamos llamados a cultivar una nueva sensibilidad ecológica y un espíritu
generoso para salvaguardar nuestra casa común. De esta manera, se hace necesario promover
una educación ambiental en todos los ámbitos formativos. Si antes centrábamos nuestra
reflexión únicamente sobre las informaciones científicas, estamos llamados ahora a incluir a
nuestras reflexiones una crítica de los mitos de la modernidad basados en la razón
instrumental (individualismo, progreso indefinido, competencia, consumismo, mercado sin
reglas). De otro lado, estamos llamados a recuperar los distintos niveles del equilibrio
ecológico: el interno con nosotros mismos, el solidario con los demás, el natural con todos
los seres vivos, el espiritual con Dios.202
200 Cf. Ibíd., 44 – 45.201 Francisco, “Encíclica Laudato Si’ sobre el cuidado de la casa común” 164.202 Cf. Ibíd., 209 – 210.
86
Sin embargo, nos demos cuenta que esta educación ambiental, llamada a crear una
ciudadanía ecológica, a veces se limita a informar y no logra desarrollar hábitos. En efecto,
la existencia de leyes y normas no es suficiente a largo plazo para limitar los malos
comportamientos, aun cuando exista un control efectivo. De esta manera, se hace necesario
el cultivo de solidas virtudes. Para llevar a cabo esta iniciativa, se necesita educar el hombre
posmoderno en responsabilidad.203 En consecuencia:
La educación en la responsabilidad ambiental puede alentar diversos comportamientos que
tienen una incidencia directa e importante en el cuidado del ambiente, como evitar el uso de
material plástico y de papel, reducir el consumo de agua, separar los residuos, cocinar sólo lo
que razonablemente se podrá comer, tratar con cuidado a los demás seres vivos, utilizar
transporte público o compartir un mismo vehículo entre varias personas, plantar árboles,
apagar las luces innecesarias. Todo esto es parte de una generosa y digna creatividad, que
muestra lo mejor del ser humano. El hecho de reutilizar algo en lugar de desecharlo
rápidamente, a partir de profundas motivaciones, puede ser un acto de amor que exprese
nuestra propia dignidad.204
Para cultivar esta conciencia ecológica a nuestros ciudadanos, se hace necesario una
educación temprana de los futuros ciudadanos. En efecto, existe varios ámbitos educativos:
la familia, la escuela, los medios de comunicaciones, la catequesis. Cada uno de estos lugares
educativos debe promover la educación ambiental a los niños y jóvenes para permitirles
crecer con una conciencia ecológica. Queremos subrayar aquí la importancia de la familia en
la educación del hombre. En efecto, Muchos pensadores piensan que las buenas prácticas de
orientación educativa han de tener su inicio en la familia, porque es allí donde el futuro
ciudadano nace y recibe los primeros cuidados, atenciones, mensajes educativos y procesos
de interacción y comunicación compartida.205 Para Francisco:
203 Cf. Ibíd., 211.204 Ibíd.205 Cf. Cano González y Casado González, “Escuela y familia. Dos pilares fundamentales para unas buenasprácticas de orientación educativa a través de las escuelas de padres”, 15.
87
La familia es el ámbito donde la vida, don de Dios, puede ser acogida y protegida de manera
adecuada contra los múltiples ataques a que está expuesta, y puede desarrollarse según las
exigencias de un auténtico crecimiento humano. Contra la llamada cultura de la muerte, la
familia constituye la sede de la cultura de la vida. En la familia se cultivan los primeros
hábitos de amor y cuidado de la vida, como por ejemplo el uso correcto de las cosas, el orden
y la limpieza, el respeto al ecosistema local y la protección de todos los seres creados. La
familia es el lugar de la formación integral, donde se desenvuelven los distintos aspectos,
íntimamente relacionados entre sí, de la maduración personal.206
De igual manera, la política y la Iglesia también tienen un rol importante que cumplir
en este proyecto de la educación ecológica. En consecuencia, “dado que es mucho lo que está
en juego, así como se necesitan instituciones dotadas de poder para sancionar los ataques al
medio ambiente, también necesitamos controlarnos y educarnos unos a otros”207.
De otro lado, el mundo de la educación está llamado a crear una mayor concienciación
estimulando la acción concreta y promoviendo la vocación ecológica de los jóvenes, los
profesores, los líderes y los administradores que participan diario en la gestión de las escuelas
y universidades. Junto con la educación ecológica se vincula la necesaria apertura a la
trascendencia, en la medida en que para que haya un cambio auténtico “…. no se puede
prescindir de la dimensión espiritual, que abre un camino interior de conversión y
renovación”208.
Para el Papa Francisco, la fe, además de revelarnos el infinito amor de Dios, nos hace
respetar más la naturaleza, en la medida en que nos hace reconocer en ella una gramática
escrita por él y una morada que nos ha confiado para cultivarla y salvaguardarla. La fe nos
invita a buscar modelos de desarrollo que no se basen sólo en la utilidad y el provecho, sino
que consideren la creación como un don del que todos somos deudores. La inteligencia de la
206 Francisco, “Encíclica Laudato Si’ sobre el cuidado de la casa común” 213.207 Ibíd., 214.208 Duffé, “En camino hacia el cuidado de la casa común. Junio 18 del 2020”, 6,https://www.humandevelopment.va/es/news/2020/presentato-in-sala-stampa-il-documento-in-cammino-per-la-cura-de.html. (Consultado el 20 de abril de 2021).
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fe nos enseña también a identificar las formas de gobierno justas, reconociendo que la
autoridad viene de Dios para estar al servicio del bien común.209 A la luz de estas
afirmaciones, en continuación, centraremos nuestra reflexión acerca de la ecología integral
que promueve un desarrollo sostenible e integral.
3.5. Hacia una ecología integral
Teniendo en cuenta lo que está pasando a nuestra casa común, el Papa Francisco
piensa que la superación de la actual crisis socioambiental pasa por la construcción de una
ecología integral, que es una ecología “…. que busca la atingencia entre la ética y el bien
común de toda la creación, donde el hombre no es amo, sino un administrador y servidor de
la creación”210. Para el obispo de Roma, la ecología integral no se conforma con ajustar
cuestiones técnicas o con decisiones políticas, jurídicas y sociales. “La gran ecología siempre
incorpora un aspecto educativo que provoca el desarrollo de nuevos hábitos en las personas
y en los grupos humanos”211. La pretensión Francisco es de “crear conciencia de una
ecoteología, o ecología integral, en la que el espíritu y la responsabilidad humana lleven al
hombre a asumir responsablemente su tarea de cuidar, proteger, cultivar la creación”212.
En esta perspectiva, el Monseñor Ángelo Vincenzo Zani, durante un trabajo
elaborado por la Mesa Interdicasterial de la Santa Sede sobre la ecología integral, había
sostenido que pedagógicamente el tema de la ecología integral nos ofrece “…. una visión
paradigmática de la crisis actual, que no es sólo ambiental sino antropológica, ya que se
extiende a todos los aspectos de la vida personal y la convivencia humana y social”213. La
209 Cf. Francisco, “ Encíclica Lumen Fidei sobre la fe” 55.210 Zapata-Muriel y Martínez Trujillo, “Ecoteología: aportes de la teología y de la religión en torno alproblema ecológico que vive el mundo actual”, 97, file:///C:/Users/EQUIPO/Downloads/Dialnet-Ecoteologia-6789197.pdf.(Consultado el 24 de marzo de 2021).211 Francisco, “Exhortación Apostólica querida Amazonia” 8.212 Zapata-Muriel y Martínez Trujillo, “Ecoteología: aportes de la teología y de la religión en torno alproblema ecológico que vive el mundo actual”, 91, file:///C:/Users/EQUIPO/Downloads/Dialnet-Ecoteologia-6789197.pdf. (Consultado el 24 de marzo de 2021).213 Duffé, “En camino hacia el cuidado de la casa común. Junio 18 del 2020”, 6,https://www.humandevelopment.va/es/news/2020/presentato-in-sala-stampa-il-documento-in-cammino-per-la-cura-de.html. (Consultado el 20 de abril de 2021).
89
ecología integral es una ecología que integre en sí los problemas ambientales, sociales,
económicos y culturales en orden a una mejor convivencia en la vida cotidiana, una sociedad
en donde prime el bien común y una justicia que piense en el mundo que queremos dejar a
las futuras generaciones.
Si queremos realmente erradicar esta crisis que nos amenaza, se hace necesario una
verdadera conversión interior. Y “esta conversión supone diversas actitudes que se conjugan
para movilizar un cuidado generoso y lleno de ternura”214. De hecho, no hay salida a la
situación actual en la que se encuentre la creación si la humanidad no es consciente de la
necesidad de cambiar su estilo de vida. Además, es necesario que la educación de la persona
acerca de la construcción de la ecología integral empieza desde los primeros años de vida,
porque es esta educación temprana que permitirá al niño de crecer con una conciencia de
saber asumir sus responsabilidades en la sociedad. “Esto significa que el actuar debe ser
sostenible desde el punto de vista ecológico y solidario comenzando por la familia”215.
El Papa Francisco vincula la protección del medio ambiente con la justicia para los
pobres en la medida en que, el hombre siendo creado por Dios, es incluido en la naturaleza,
forma parte del cosmos y está interpenetrado con ella. Teniendo en cuenta esta conexión, la
crisis de la naturaleza afecta también la vida de los hombres y de las mujeres. Por tanto, es
justo afirmar con el Sumo Pontífice que no hay dos crisis separadas, una ambiental y otra
social, sino una sola y compleja crisis socioambiental. Por lo tanto, “… las líneas para la
solución requieren una aproximación integral para combatir la pobreza, para devolver la
dignidad a los excluidos y simultáneamente para cuidar la naturaleza”216.
El hombre siendo creado a imagen y semejanza de Dios tiene la capacidad de hacer
el bien y de evitar el mal. Según Francisco, “…. la libertad humana es capaz de limitar la
técnica, orientarla y ponerla al servicio de otro tipo de progreso, más sano, más humano, más
214 Francisco, “Encíclica Fratelli Tutti sobre la fraternidad y la amistad social” 220.215 Ibíd.216 Francisco, “Encíclica Laudato Si’ sobre el cuidado de la casa común” 139.
90
social, más integral”217. Una conversión ecológica es posible, todo depende de la voluntad
de cada uno de nosotros. Estamos todos llamados a mirar hacia la misma dirección y a
trabajar juntos para poder salvar nuestra casa común que se encuentre en una situación
dramática. Para llevar a cabo esta iniciativa, es importante promover un dialogo
interdisciplinario e interreligioso.
Conviene subrayar que el llamamiento del Santo Padre a escuchar tanto el clamor de
la tierra y el clamor de los pobres no pretende amplificar el miedo que tenemos, sino que el
papa quiere proponer un nuevo camino de la conversión ecológica que permitiría a la
construcción más justa y sana. Según el sumo Pontífice, necesitamos una ecología que toma
en cuenta la subsistencia del hombre presente, del planeta, de las generaciones futuras y que
busca el desarrollo sostenible e integral. La elaboración de ladita ecología “requiere una
visión integral de la vida para elaborar lo mejor posible políticas, indicadores, procesos de
investigación e inversión, criterios de evaluación, evitando concepciones erróneas del
desarrollo y el crecimiento”218.
De hecho, este camino es un camino para la vida y el futuro de la vida, que
compromete a cada persona y a cada comunidad hasta la humanidad entera.219 Para llevar a
cabo esta iniciativa, debemos promover la dignidad de la persona, una ética de la
responsabilidad y de la preservación de la naturaleza, la búsqueda del bien común y la
prioridad de los más pobres. La construcción de una ecología integral necesita la
participación de todos en la medida que somos todos responsables del futuro de la humanidad
y del planeta.
De otro lado, la ecología integral nos invita a establecer relaciones sanas con el
prójimo y con la naturaleza. Y este compromiso con el otro y con la madre Tierra, es uno de
217 Francisco, “Encíclica Fratelli Tutti sobre la fraternidad y la amistad social” 112.218 Duffé, “En camino hacia el cuidado de la casa común. Junio 18 del 2020”, 2,https://www.humandevelopment.va/es/news/2020/presentato-in-sala-stampa-il-documento-in-cammino-per-la-cura-de.html. (Consultado el martes 20 de abril de 2021).219 Cf. Ibíd., 8.
91
los grandes reclamos que la teología de la liberación hace al primer mundo, es el llamado
pecado social, o pecado ecológico, que hoy se deja ver en la irresponsabilidad del hombre
frente a toda creatura existente en el planeta, por eso es importante abordar el ser y el
quehacer de la ecoteología en contexto latinoamericano.220 De hecho, como toda Teología de
la liberación implica la praxis liberadora, la ecoteología de la liberación insta a cada hombre
a la responsabilidad de conducir al mundo a la armonía ecológica, conduciendo a los pobres,
los seres más vulnerables de la creación, a la justicia y a la liberación. Aún más, para que
esta ética no degenere en moralismo, debe sustentarse en una espiritualidad igualmente
liberadora, que debe tener en cuenta la riqueza espiritual de todas las culturas.221
La ecología integral requiere también una visión de futuro, que debe concretarse en
los lugares y espacios donde se cultivan y transmiten la educación y la cultura, se crea
conciencia, se forma la responsabilidad política, científica y económica y, en general, se actúa
responsablemente. La construcción de una ecología integral es una oportunidad para nosotros
para poder “diseñar y construir juntos un futuro que nos vea unidos en la custodia de la vida
que se nos ha dado y en el cultivo de la creación que nos ha sido confiada por Dios para que
la hagamos fructificar sin excluir ni desechar a ninguno de nuestros hermanos y
hermanas”222.
La elaboración de la ecología integral se ve muy complejo para realizar. De este modo
es muy importante que haya un diálogo honesto y coherente sobre el bien común. Este
dialogo debe permitir a potenciar el multilateralismo y la cooperación entre los Estados y
destinado a evitar los peligros de la explotación política y económica. A pesar de esta realidad
dramática que estamos experimentados, tenemos la esperanza a un futuro mejor para el
planeta y la humanidad. Estamos convencidos que Dios que creyó este mundo de la nada
220 Cf. Zapata-Muriel y Martínez Trujillo, “Ecoteología: aportes de la teología y de la religión en torno alproblema ecológico que vive el mundo actual”, 100, file:///C:/Users/EQUIPO/Downloads/Dialnet-Ecoteologia-6789197.pdf. (Consultado el 24 de marzo de 2021).221 Cf. Ibíd., 101.222 Duffé, “En camino hacia el cuidado de la casa común. Junio 18 del 2020”, 3,https://www.humandevelopment.va/es/news/2020/presentato-in-sala-stampa-il-documento-in-cammino-per-la-cura-de.html. (Consultado el 20 de abril de 2021).
92
(creatio ex nihilo) tiene el poder de liberarlo de cualquier tipo de mal, incluso la actual crisis
socioambiental.
En resumen, en este capítulo hemos centrado nuestra reflexión acerca de cinco puntos
centrales. En el primer momento, hemos hablado de la teología del cuidado. En el segundo
momento, hemos reflexionado acerca de la ética de la responsabilidad y de la preservación
de la naturaleza. En el tercer momento, hemos mostrado en qué sentido es necesario cambiar
el actual paradigma económico y en qué sentido es importante la construcción de una cultura
del encuentro en la sociedad posmoderna. En el cuarto punto hemos mostrado como la
educación y la espiritualidad ecológica son importantes para la construcción de una sociedad
más justa y sana. Y finalmente en el quinto momento hemos centrado nuestra reflexión acerca
de la ecología integral, que se presente como una herramienta que nuestra sociedad necesita
para superar la actual crisis ecológica y para promover un desarrollo sostenible e integral.
CONCLUSIONES GENERALES
Esta investigación pretendió identificar algunos criterios teológicos que permitan
pasar de la crisis socio ambiental actual hacia una ecología integral. Se trataba, antes que
nada, de mostrar que el planeta que habitamos se ha vuelto frágil y vulnerable. El hombre de
la época posmoderna ha adquirido un poder tecnocientífico irresistible e incontrolable que
constituye un amenace para la subsistencia de nuestra casa común, para el bienestar de las
generaciones actuales y para el destino de las futuras generaciones. Para muchos autores
contemporáneos, este deterioro del ambiente humano y del ambiente natural tiene su raíz en
la actividad humana.
Teniendo en cuenta las consideraciones anteriores, la crisis socio-ambiental que
experimentamos en nuestra época es un síntoma que muestra que el hombre de la época
posmoderna todavía no está preparado para utilizar responsablemente el poder
tecnocientífico en la medida en que el desarrollo de las ciencias y de las técnicas de los
últimos dos siglos no estuvo acompañado con el crecimiento del ser humano en los valores
93
fundamentales de la vida, en general y, en la conciencia del cuidado del ambiente humano y
del ambiente natural, en particular.
Habíamos olvidado, en efecto, que no podemos construir un futuro mejor para
nosotros mismos y para las futuras generaciones sin pensar en la crisis del ambiente y en el
sufrimiento de los excluidos del mundo. En esta perspectiva, hay necesidad de que nos
convertirnos en instrumentos del infinito amor de Dios para que el planeta sea lo que él
mismo soñó al crearlo y responda así a su proyecto de paz, belleza y plenitud. Hoy en día,
estamos todos llamados a reflexionar sobre lo que tenemos que hacer para erradicar la crisis
socioambiental que hemos suscitado mediante la explotación inconsiderada de los recursos
del planeta y el uso irracional del poder tecno-científico.
Una de las alternativas que proponemos para superar esta crisis que nos está afectando
dramáticamente es la idea de concebir el mundo como Eucaristía. De hecho, para erradicar
la actual crisis, el hombre debe asumir la creación como un sacramento, es decir, como un
signo visible de la presencia de Dios. En esta perspectiva, en la visión litúrgica del mundo,
la Eucaristía se percibe como la cúspide en donde alcanzamos el aprendizaje a custodiar la
creación de Dios. Y el mundo se entiende como el lugar privilegiado donde Dios pone su
tienda para habitar. De este modo, cada uno de nosotros debe actuar como el sacerdote de la
creación, tomando de la mano el mundo, integrándolo creativamente y refiriéndolo a Dios.
En consecuencia, el sacerdocio del hombre se justifica en la medida en que el mundo
siendo creado de la nada (creatio ex nihilo), no posee ningún medio natural para su propia
supervivencia. Esto significa que, dejado a sí mismo, acabaría por morir. La única manera
para evitar este fin dramático seria integrarlo creativamente y refiriéndolo a Dios, el Creador,
el Eterno, el único Ser que no está condicionado por las categorías del Espacio y del Tiempo.
En esta perspectiva, el hombre siendo la única creatura que puede hacer uso de su libertad y
de su racionalidad, se ve como una solución a este problema de la supervivencia de las cosas
creadas. El ser humano es, en efecto, el puente entre Dio y todo lo creado. En otras palabras,
el hombre se percibe como el sacerdote que reofrece a Dios su propia creación.
94
De otro lado, para erradicar la actual crisis socio-ambiental debemos superar eso que
llamamos el antropocentrismo despótico que es indiferente al destino de las diversas criaturas
y que sólo valora la tierra y sus diversos frutos por su valor de cambio. En contraposición a
ello, estamos llamados a promover una ecología integral en la cual todas las criaturas están
en estrecha relación y deben ser objeto de cuidado por parte del ser humano. Cundo se habla
de la ecología integral, se trata de una doctrina ecológica que encuentra su base en una noción
de la creación divina que, además de ser perfectamente compatible con las preocupaciones
ecológicas actuales, implica un compromiso ineludible con la búsqueda de la justicia social.
La ecología integral requiere una visión de futuro, que debe concretarse en los lugares
y espacios donde se cultivan y transmiten la educación y la cultura, se crea conciencia, se
forma la responsabilidad política, científica y económica y, en general, se actúa
responsablemente. La construcción de esta ecología exige una ética sólida, una cultura del
encuentro, una educación y una espiritualidad que realmente nos limiten y nos contengan en
una lúcida abnegación.
La ecología integral integre en sí los problemas ambientales, sociales, económicos y
culturales en orden de promover una mejor convivencia en la vida social, en donde prime el
bien común y una justicia que piense en el mundo que queremos dejar a las futuras
generaciones. La construcción de esta corriente ecológica es una oportunidad para nosotros
para poder “diseñar y construir juntos un futuro que nos vea unidos en la custodia de la vida
que se nos ha dado y en el cultivo de la creación que nos ha sido confiada por Dios para que
la hagamos fructificar sin excluir ni desechar a ninguno de nuestros hermanos y
hermanas”223.
A pesar de todo lo que está pasando en nuestra casa común, tenemos la esperanza a
un futuro mejor para el planeta y la humanidad. De hecho, estamos convencidos que Dios
que creyó este mundo de la nada (creatio ex nihilo) tiene el poder de liberarlo de cualquier
223 Boff, Ecología: grito de la Tierra, grito de los Pobres, 5.
95
tipo de mal, incluso la actual crisis socio-ambiental. A partir de esta esperanza, estamos todos
llamados a trabajar juntos para la llegada de una nueva política, un adecuado programa
educativo, un estilo de vida que promueve el desarrollo sostenible e integral, y una
espiritualidad ecológica que conformen una resistencia ante el avance del paradigma
antropocéntrico-tecnocrático que marca nuestra sociedad.
96
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