PBRO. LIC. PABLO A. VILLAFRANCA M.
La Política y La Doctrina Social de
la Iglesia
PRIMERAS ESBOZOS A DESARROLLAR
1. La política y la doctrina de la Iglesia
1.1 Introducción.
1.2 La Iglesia y el hombre
2. El problema del hombre (Génesis y recorrido
histórico)
2.1 La ley de los Tres Estadios de Augusto Comte
a- Estadio Teológico o Ficticio
b- Estadio Metafísico o Abstracto
c- Estadio Científico o Positivo
2.2 ¿Qué entendemos por homo humanos religiousus?
2.3 Lo religioso no es casual, es connatural al hombre y transversal en
la historia del mismo
PRIMERAS ESBOZOS A DESARROLLAR
2.4 El legado de Mircea Eliade
a. Un avance en la comprensión del aspecto universal de lo religioso, por cuanto halla en él una manifestación de la unidad de la conciencia humana.
b. Una comprensión profunda de «Lo religioso» existe porque hay una estructura de la conciencia humana basada en la relación con lo sagrado.
c. El hombre se halla enfrentado a una situación límite que le configura: la historia, el devenir, la fugacidad temporal. Ante esa experiencia límite (limitadora y situadora) el hombre se capta como algo efímero y se ve empuja a salir de esa finitud, superar esa condición histórica.
PRIMERAS ESBOZOS A DESARROLLAR
d. La sacralidad es fuente de lo real, sustrae al hombre y al mundo de un devenir incierto y afirma la existencia sobre un cimiento de realidad que llena de significado toda la experiencia humana.
e. Todo rito, todo mito, toda creencia o figura de divina refleja la experiencia de lo sagrado, y por ello implica nociones de “ser”, de “significación” y de “verdad”.
3. La explicación de la Teoría de la Noosfera Vernadsky vrs Theilhard de Chardin
a. Vladimir Ivanovich Vernadsky (1863-1945)
b. El avance de Theilhard de Chardin
4. El Hombre primer camino de la Iglesia
5. La Persona y sociedad
MOTIVACIÓN GENERAL
No es fácil abordar temas políticos, económicos y sociales en estos tiempos.
¿Debe la Iglesia callar? ¿Ha de empeñar su palabra y soterrarla? ¿No debe de anunciar la buena nueva de Jesucristo, enarbolando la recomendación del apóstol Timoteo: predica y enseña a tiempo y destiempo? (Cf. II Tim 4,1-5)
Este Diplomado en DSI nos ha dado elementos para tener criterios hermenéuticos o de interpretación de la realidad; ejercicio continuo que nos obliga a buscar en todo momento “la Verdad” y a realizar rupturas epistemológicas o de pensamientos que alcancen “la hermenéutica de la reforma y de la renovación y continuidad que nos pide el Papa Benedicto XVI”. SCPDF. 6-I-12
MENSAJE DE LA CEN 26/9/12 N.13:
“Creemos firmemente en la bondad y la capacidad del pueblo de Nicaragua para construir un presente más digno y un futuro más luminoso para todos. Como pastores les invitamos a liberarnos de la resignación, del indiferentismo y del conformismo y no dejarnos llevar nunca del odio y de la violencia. Podemos tener una patria mejor. No perdamos la esperanza. Vivir con esperanza es sobre todo creer que Dios quiere una vida mejor para todos y colaborar activamente para que ésta sea una realidad. (Cf. Fil 2,12-13). Vivir con esperanza es tener confianza en Dios y perseverar «creyendo contra toda esperanza» (Rom 4,18). Vivir con esperanza es abrirnos a la fuerza de Cristo Resucitado que hace nuevo este mundo con su Espíritu y comprometernos responsablemente para que esta novedad llegue a la historia y a la sociedad (Ap 21,5)”.
LIBERARSE DE LA RESIGNACIÓN Y EL
INDEFERENTISMO
“Hace algunos años leí que eran tres las formas fundamentales de relación de los hombres en sociedad: el amor (cuya dosis mínima es la justicia), (el conflicto: que puede degenerar en el odio y exterminio), y la indiferencia. La indiferencia es la forma de relación más común, pero también la más gris, congeladora y desesperante de nuestra civilización moderna: es la que convierte en un número a la persona humana, la que mira al otro como un cero a la izquierda […]Amar a un ser humano, dice Joseph Gevaert, es querer que coma, que beba, que se vista, que tenga una casa, que adquiera instrucción y cultura, que tenga seguridad social, que desarrolle libremente las dimensiones de su existencia.”
EL PAPA JUAN PABLO II, NOS RECORDÓ EN LA
EXHORTACIÓN POSTSINODAL ECCLESIA IN AMERICA
N.57 "Conviene recordar, que el
fundamento sobre el que se basan todos los derechos humanos es la dignidad de la Persona [...] esta dignidad es común a todos los hombres si excepción, ya que han sido creados a imagen de Dios". El catecismo de la Iglesia Católica nos dice cuando la Iglesia tiene que alzar su voz a favor de los hijos de Dios, al definir lo que es Doctrina Social de la Iglesia: “D.S.I es el Juicio moral que la Iglesia pronuncia en materia social, política y económica «cuando lo exigen los derechos fundamentales de la persona humana o la salvación de las alma» (GS 76.5). (cf. CEC.n. 2420)
(JUAN PABLO II, SOLLICITUDO REI SOCIALIS, N.
41)
La Palabra de la Iglesia no esta al margen de la historia,
tampoco puede prescindir de La Palabra de Dios.
“La enseñanza y la difusión de esta doctrina social forma parte de la misión evangelizadora de la Iglesia. Y como se trata de una doctrina que debe orientar la conducta de las personas, tiene como Artículo Uno La Naturaleza de la Enseñanza Social de la Iglesia consecuencia el "compromiso por la justicia" según la función, vocación, y circunstancias de cada uno. Al ejercicio de este ministerio de evangelización en el campo social, que es un aspecto de las función profética de la Iglesia, pertenece también la denuncia de los males y de las injusticias. Pero conviene aclarar que el anuncio es siempre mas importante que la denuncia, y que ésta no puede prescindir de aquél, que le brinda su verdadera consistencia y la fuerza de su motivación más alta”.
DISCURSO INAUGURAL DE S.S.
JUAN PABLO II EN SANTO
DOMINGO. N.3
“El problema de la promoción humana, no se puede considerar al margen de las relaciones del hombre con Dios”. (En otras palabras, sólo poniendo a Dios en el horizonte de nuestra existencia, podemos ir rompiendo con los círculos de inhumanidad que nos rodean, se restablecen los auténticos valores y se ordena la propia vida hacia ‘un fin último’ que es Dios.
NO TENGAN MIEDO
En esta clase haremos un recorrido por un cuerpo de doctrina del Magisterio que supone un complejo proceso de maduración en el tiempo. En este pensamiento convergen planteamientos filosóficos, teológicos, antropológicos, socioculturales, económicos y políticos. Todo lo que tiene que ver con el hombre encuentra acogida y cabida en la Iglesia pues “el misterio del hombre, sólo se esclarece a la luz del misterio del Verbo Encarnado”. (GS.22) El prisma desde donde observamos todos es la fe.
1.1 Introducción ¿De dónde vienen las injusticias que humillan y victimizan al
hombre? Se pregunta Benedicto XVI en su mensaje para la
cuaresma del 2010
Muchas ideologías
modernas parten de
un “presupuesto”: las
injusticias proceden de
afuera, esto impide la
puesta en práctica de
la justicia. Hay que
eliminar las causas
exteriores que impiden
la puesta en práctica
de la justicia.
Esto dice Jesús es ingenuo
y miope. La raíz de la
injusticia es interna, se
anida en el corazón
humano, donde se
encuentra el germen de una
misteriosa convivencia con
el mal. Sí, el hombre es
frágil a causa de un impulso
profundo, que lo mortifica
en la capacidad de entrar
en comunión con el prójimo.
BONDAD CREATURAL VRS BONDAD
OPERACIONAL
Abierto por naturaleza
al libre flujo del
compartir, siente
dentro de sí una
extraña fuerza de
gravedad que lo lleva
a replegarse en sí
mismo, a imponerse
por encima de los
demás y contra ellos:
es el egoísmo,
consecuencia de la
culpa original.»
BENEDICTO XVI, EN SU ENCUENTRO CON LOS MIEMBROS DEL
GOBIERNO, DE LAS INSTITUCIONES DE LA REPÚBLICA, EL
CUERPO DIPLOMÁTICO, LOS RESPONSABLES RELIGIOSOS Y LOS
REPRESENTANTES DEL MUNDO DE LA CULTURA, VIAJE
APOSTÓLICO AL LÍBANO, 25/9/12
MATRICES DEL PENSAMIENTO SOCIAL DE
BENEDICTO XVI EN SU VIAJE AL LIBANO
La cohesión de la sociedad está
asegurada por el respeto constante
de la dignidad de cada persona y
su participación responsable según
sus capacidades.
Para construir y consolidar la paz,
hay que volver incansablemente a
los fundamentos del ser humano.
La dignidad del hombre es
inseparable del carácter sagrado de
la vida que el Creador nos ha dado.
La persona nace en el seno de una
familia. es su primer lugar de
humanización y, sobre todo, la
primera que educa a la paz. Para
construir la paz, nuestra atención
debe dirigirse a la familia
La eficacia del compromiso por la
paz depende de la concepción que el
mundo tenga de la vida humana.
Si queremos la paz, defendamos la
vida. Esta lógica no solamente
descalifica la guerra y los actos
terroristas, sino también todo
atentado contra la vida del ser
humano, criatura querida por Dios.
La indiferencia o la negación de lo
que constituye la verdadera
naturaleza del hombre impide que se
respete esta gramática que es la ley
natural inscrita en el corazón humano
(cf. Mensaje para la Jornada Mundial
de la Paz 2007, 3).
MATRICES DEL PENSAMIENTO SOCIAL DE
BENEDICTO XVI EN SU VIAJE AL LIBANO
La grandeza y la razón de ser
de toda persona sólo se
encuentran en Dios. Así, el
reconocimiento incondicional de
la dignidad de todo ser humano,
de cada uno de nosotros, y la
del carácter sagrado de la vida,
comportan la responsabilidad
de todos ante Dios.
Por tanto, debemos unir
nuestras fuerzas para
desarrollar una sana
antropología que integre la
unidad de la persona. Sin ella,
no será posible construir la paz
verdadera»…
Debemos ser muy conscientes de
que el mal no es una fuerza anónima
que actúa en el mundo de modo
impersonal o determinista. El mal, el
demonio, pasa por la libertad
humana, por el uso de nuestra
libertad. Busca un aliado, el hombre.
El mal necesita de él para
desarrollarse. Así, habiendo
trasgredido el primer mandamiento,
el amor de Dios, trata de pervertir el
segundo, el amor al prójimo. Con él,
el amor al prójimo desaparece en
beneficio de la mentira y la envidia,
del odio y la muerte. Pero es posible
no dejarse vencer por el mal y vencer
el mal con el bien (cf. Rm 12,21).
Estamos llamados a esta conversión
del corazón. Sin ella, las tan
deseadas “liberaciones” humanas
defraudan, puesto que se mueven
en el reducido espacio que concede
la estrechez del espíritu humano, su
dureza, sus intolerancias, sus
favoritismos, sus deseos de
revancha y sus pulsiones de muerte.
Se necesita la transformación
profunda del espíritu y el corazón
para encontrar una verdadera
clarividencia e imparcialidad, el
sentido profundo de la justicia y el
del bien común. Una mirada nueva y
más libre hará que sea posible
analizar y poner en cuestión los
sistemas humanos que llevan a un
callejón sin salida, con la finalidad de
avanzar, teniendo en cuenta el
pasado, con sus efectos
devastadores, para no volver a
repetirlo.
Esta conversión que se requiere es
exaltante, pues abre nuevas
posibilidades, al despertar los
innumerables recursos que anidan
en el corazón de tantos hombres y
mujeres deseosos de vivir en paz y
dispuestos a comprometerse por
ella»
Pero una cosa es enfrentar
el problema del hombre y
otra situarse frente al
hombre como problema,
como un ser en crecimiento
que se esta realizando y no
está «realizado», que se
está perfeccionando y «no
es perfecto»; como un ser
que se está construyendo,
se está acabando pero que
se vuelve amenaza para sí
mismo y se está
destruyendo, dejando
abierta la interrogante que
Erich Fromm planteara en
uno de sus libros ¿Podrá
sobrevivir el hombre?
Al hombre se le ha intentado definir y en ese
intento se ha encontrado con una multiplicidad
de conceptos que al igual que una especie de
laboratorio diseccionada en partes para su
estudio, no pocas veces le han querido dividir
para conocerle y comprenderlo. Pero el
hombre es un ser complejo, tan complejo que
el cuando indaga sobre sí mismo es objeto de
estudio, pero al mismo tiempo es el sujeto que
estudia, siendo el único ser que se pregunta
así mismo sobre si mismo; a lo anterior
llamamos “autognosis”: la pregunta que el
hombre hace así mismo, sobre si mismo:
sujeto que pregunta y objeto sobre o por quien
se pregunta.
UN CAMINO
FILOSÓFICO Y
TEOLÓGICO PARA
LA DSI
«Todo ser humano posee una dignidad que, aunque la
persona exista siempre en un contexto social e histórico
concreto, jamás podrá ser disminuida, herida o destruida,
sino que, por el contrario, deberá ser respetada y
protegida si verdaderamente se quiere contribuir a la
paz.» (Juan Pablo II, Discurso en la XXXIV Asamblea
general de la ONU, 22-X-1979).
1.2 LA IGLESIA Y EL HOMBRE
1.2 LA IGLESIA Y EL HOMBRE
Este hombre que se pregunta
por si mismo, nos interpela,
interpeló a la Iglesia en el
Concilio Vaticano II, cuando en
la Constitución Dogmática
Gaudium et Spes. n.11 hace
tres preguntas de permanente
novedad:
1- ¿Qué piensa la Iglesia sobre
el hombre?
2- ¿Qué recomendaciones se
han de hacer para edificar la
sociedad actual?
3- ¿Cuál es el sentido último de
la actividad humana en el universo?
Esas 3 preguntas esperan
respuesta.
El número 12 de la misma
Constitución nos enfrenta
con un problema para
responder esas tres
preguntas anteriores: «Pero
¿qué es el hombre?
Muchas opiniones ha
dado y da el hombre
sobre sí mismo,
diferentes y
contradictorias, en las que a menudo se exalta así mismo
como regla absoluta o se
hunde hasta la desesperación;
de ahí sus dudas y ansiedades.
1.2 LA IGLESIA Y EL HOMBRE
La Iglesia, sintiendo
profundamente estas
dificultades, instruida por
Dios que revela, puede
ofrecerle una respuesta en
la que se describa las
verdadera condición del
hombre, se expliquen sus
debilidades y al mismo
tiempo se puedan
conocer rectamente su
dignidad y vocación».
1.2 LA IGLESIA Y EL HOMBRE
EN La III Catequesis
Sobre San Agustín de
Hipona realizada por el
Papa Benedicto XVI el
30/I/08
“Fe y razón, no deben
separarse ni contraponerse,
sino que deben estar siempre
unidas. Son las fuerzas que
nos llevan a conocer. (Contra
Academicos , III, 20, 43) (…)
crede ut intelligas («cree para
comprender») --creer abre el
camino para cruzar la puerta
de la verdad--, pero también y
de manera inseparable,
intellige ut credas
(«comprende para creer»),
escruta la verdad para poder
encontrar a Dios y creer.
(Sermones, 43, 9)
La armonía entre fe y
razón significa sobre todo
que Dios no está lejos: no
está lejos de nuestra
razón, de nuestra vida;
está cerca de todo ser
humano, cerca de nuestro
corazón y de nuestra
razón, si realmente nos
ponemos en camino.
La presencia de Dios en el
hombre es profunda y al
mismo tiempo misteriosa, pero
puede reconocerse y
descubrirse en la propia
intimidad: no hay que salir
afuera --afirma el convertido--,
«vuelve sobre ti mismo. La
verdad habita en el
hombre interior. Y si
encuentras que su
naturaleza es mutable,
trasciéndete a ti mismo.
Pero recuerda al hacerlo
así que trasciendes un
alma que razona. Así pues,
dirígete allí donde se enciende
la luz misma de la razón» ( De
vera religione , 39, 72).
La lejanía de Dios
equivale, por tanto, a la
lejanía de sí mismos.
El hombre es «un gran
enigma» ( magna quaestio ) y
«un gran abismo» ( grande
profundum ), enigma y abismo
que sólo ilumina y colma
Cristo. Esto es importante:
quien está lejos de Dios
también está lejos de sí mismo,
alienado de sí mismo, y sólo
puede encontrarse a sí mismo
si se encuentra con Dios..
El ser humano, subraya
después Agustín en el De
civitate Dei (XII, 27), es
sociable por naturaleza pero
antisociable por vicio, y es
salvado por Cristo, único
mediador entre Dios y la
humanidad, y «camino
universal de la libertad y de
la salvación» (…) fuera de
este camino, que nunca le ha
faltado al género humano,
sigue afirmando Agustín en
esa misma obra, «nadie ha
sido liberado nunca, nadie es
liberado, nadie será
liberado» ( De civitate Dei , X,
32, 2).
«Me parece que se debe
llevar a los hombres a la
esperanza de encontrar la
verdad» (Epistulae, 1,1);
esa verdad que es Cristo,
Dios verdadero, a quien
se dirige una de las
oraciones más hermosas
y famosas de las
Confesiones (X, 27, 38):
2. EL PROBLEMA DEL HOMBRE (GÉNESIS Y
RECORRIDO HISTÓRICO)
2. EL PROBLEMA DEL HOMBRE
¿Qué es el hombre?
¿Quién soy yo? ¿Cuál es
el sentido de la existencia
humana? Estos y otros
interrogantes por el estilo
se imponen en el campo
de la antropología
filosófica. En todas las
épocas y niveles
culturales, bajo formas y
desde perspectivas
distintas, han acompañado
al hombre en su caminar.
Hoy se plantean más
urgentemente a todo el
que quiere vivir su
existencia de un modo
auténticamente
humano. Dichos
interrogantes tienden a
ocupar el lugar más
importante en el
conjunto de la reflexión
filosófica.
(M. SCHELER, PHILOSOPHISCHE WELTANSCHAUUNG, BONN 1929, 62; ID., DIE
STELLUNG DES MENSCHEN IM KOSMOS, BONN 1928, 13 (VERSIÓN CAST.: EL
PUESTO DEL HOMBRE EN EL COSMOS, BARCELONA 2000).
Hace más de medio siglo pronunció Max Scheler
unas palabras que no han perdido su vigencia:
«Tras una historia de ya más de diez mil años,
estamos en una época en que, por primera vez, el
hombre es para sí mismo un ser radical y
universalmente «problemático». El hombre ya no
sabe quién es y se da cuenta de que jamás lo
llegará a saber. Sólo se volverá a tener juicios
fundamentados si se hace tabula rasa (tabla en
blanco) de todas las tradiciones relacionadas con
este problema y se contempla con el máximo rigor
metodológico y con el más grande estupor a ese
ser llamado hombre».
2. EL PROBLEMA DEL HOMBRE
Martin Heidegger,
hablando de la
antropología de Kant,
hace eco a Scheler:
Ninguna época ha
logrado tantos y tan
dispares
conocimientos sobre el
hombre como la
nuestra…
Y, sin embargo, ninguna
otra época como la
nuestra ha sabido tan
poco sobre el hombre.
Pues jamás ha sido el
hombre tan problemático
como ahora».
M. Heidegger, Kant und das Problem der Metaphysik, Frankfurt 1951, 189
(versión cast.: Kant y el problema de la metafísica), Madrid (1993).
Desde que el hombre llega al umbral de su
conciencia, desde que aparece como
bípedo, sintiente y consciente de lo que
siente; desde que intenta interpretar y
encontrar sentido a los fenómenos de la
naturaleza, deja de recoger fruto y domina la
agricultura, la caza organizada y crea
comunidad, es no sólo homo erectus (El
hombre que se incorpora y vive hace 1.8
millones de años en el Pleistoceno inferior y
medio); homo habilis, (El hombre habilidoso
que existió hace unos 1.6 y 1,9 millones de
años a mediados de Pleistoceno);
o el homo faber (el hombre que fabrica
herramientas y modifica su entorno) o homo
sapiens (el hombre que sabe, que piensa,
conoce). El hombre es también homo ludens
(un ser que celebra) y como lo llamaría
Aristóles en su libro, La Política es: zóon
politikón (animal político- ser en convivencia,
ser social.) Zóon politikon (en griego, ζooν:
animal, y πoλίτικoν: social o político) es una
expresión escrita por el filósofo estagirita
Aristóteles en su libro 1 de Política.
EL HOMBRE ES POR NATURALEZA SOCIAL Y
POLÍTICO
El significado literal de
la misma es: "animal
social" o más
específicamente
"animal político", y
hace referencia al ser
humano, el cual a
diferencia de los
animales posee la
capacidad natural de
relacionarse
políticamente,
o sea crear sociedades
y organizar la vida en
ciudades (ciudad, se
dice "polis" en griego).
Por tanto, la dimensión
social ayuda a
constituir la base de la
educación y la
dimensión política
contribuye a la
extensión de esa
educación.
Aristóteles se preocupó
tanto por la naturaleza del
ser humano como por sus
relaciones sociopolíticas,
creía que el individuo
sólo se puede realizar
plenamente en sociedad,
que posee la necesidad
de vivir con otras
personas. También
expresó que aquellos que
son incapaces de vivir en
sociedad o que no la
necesitan por su propia
naturaleza, es porque son
bestias o dioses.
De lo anterior nos acercamos al
hombre como un ser que es
complejamente todo lo dicho
anteriormente, pero algo más. En él
hay un plus antropológico de
trascendencia, algo que lo hace ser
algo más que animar social o animal
racional. Xavier Zubiri le llamará
“inteligencia sentiente”: No sólo piensa,
también piensa, o como diría Miguel de
Unamuno: “Piensa lo que siente y
siente lo que piensa”, por lo que
emerge como: «Homo humanous» y
«religiosus» (humano y religioso).
En algún punto, el
hombre toma conciencia
de su finitud y de una
realidad que lo desborda
y trasciende, en ese
momento aparece como
hombre. Es lo que Pierre
Teilhard de Chardin
llamó «noosfera»: El
llegar a la esfera del
conocimiento y la
evolución del
pensamiento.
Lo anterior es una total
negación del
Positivismo Francés
que enseña que “el
único conocimiento
autentico es el científico
y a él se llega por la
afirmación de teorías a
través del método
científico”. Volveremos
sobre el pensamiento
de Teilhard después de
explicar La Teoría de
los Tres Estadios de
Augusto Comte.
2.1 LA LEY DE LOS TRES ESTADIOS DE AUGUSTO
COMTE
«La Ley de los tres
estadios fue concebida
por Auguste Comte
(1798- 1857) en su
obra Curso de filosofía
positiva (1830-1842).
En ella, escribe
refiriéndose a su
itinerario intelectual y
moral:
“Estudiando el desarrollo de la inteligencia humana
[...] creo haber descubierto una gran ley básica, a la
que se halla sometida la inteligencia con una
necesidad imposible de variar [...]: cada una de
nuestras principales concepciones, cada rama de
nuestros conocimientos pasa necesariamente por
tres estadios teóricos diferentes: el estadio
teológico, o ficticio; el estadio metafísico, o
abstracto; el estadio científico, o positivo... De
aquí proceden tres tipos de filosofías, o de sistemas
conceptuales generales, acerca del conjunto de los
fenómenos; que se excluyen recíprocamente. El
primero es un punto de partida necesario para la
inteligencia humana; el tercero es su estado fijo y
definitivo; el segundo está destinado únicamente a
servir como etapa de transición”.
2.1 LA LEY DE LOS TRES ESTADIOS DE AUGUSTO COMTE
ESTADIO
MITICO ESTADO
FILOSÓFICO
Primitivo.
Atribuye a
las fuerzas
de la
naturaleza,
espíritu
propio.
La
imaginación
crea seres
sobre
naturales.
Las cosas son
originadas por
entidades
abstractas
capaces de
engendrarse a
si mismas.
El ser es lo
que explica
todo y no los
dioses o Dios.
ESTADO
CIENTÍFICO
Lo único existente
son los hechos
perceptibles y
demostrables
empíricamente.
Definitivo.
«Solamente en el
estadio positivo o
científico, estadio
último y definitivo del
espíritu humano, se
alcanzaría el cénit
de la inteligencia».
2.2 ¿QUÉ ENTENDEMOS POR HOMO HUMANOS
RELIGIOUSUS?
El término Homo religiosus (Hombre
religioso) es usado por algunos eruditos y la
fenomenología de la religión para mostrar
que el hombre supone una forma específica
de vida en el mundo de la existencia, que se
expresa en muchas formas de religión que la
Historia nos muestra. “Creando la existencia
de una realidad absoluta, lo sagrado, que
trasciende este mundo, que se manifiesta,
santifica y hace que sea real”.
2.2 ¿QUÉ ENTENDEMOS POR HOMO HUMANOS
RELIGIOUSUS?
La religión es innata en
el hombre. La
religiosidad o
espiritualidad es una
facultad anticipada con
la que el hombre no ha
sabido hacer nada más
que soñar otra vida
distinta, soñar la
eternidad. Pero es una
facultad como la
inteligencia que algún día
tendrá su propósito
específico.
La religiosidad hace la
función de la inteligencia
aplicada a lo que está
fuera del mundo, del
Universo. El hombre
aparece pues conociendo
de alguna manera que hay
algo fuera del mundo; algo
más allá de su propia vida.
Es una nueva dimensión
que surge sobre la
animalidad y despierta una
conciencia de espíritu en
ciernes que reniega de la
muerte y aspira a conocer
lo que está más allá del
Mundo.
Ser religioso es ejercer de
manera primitiva e
incipiente esa nueva
dimensión: es ser
verdaderamente hombre en
todo su potencial. Pero aún
es pronto, aún la
religiosidad es algo
anticipado que no
encuentra su objeto de
manera clara. Esa
dimensión humana,
condenada de momento a
la muerte, se ha anticipado
en el camino hacia el
Hombre.
2.3 LO RELIGIOSO NO ES CASUAL, ES CONNATURAL AL HOMBRE
Y TRANSVERSAL EN LA HISTORIA DEL MISMO
Para Mircea Eliade (1907-1986) La máxima
expresión de su obra es la Historia de las
creencias y de las ideas religiosas, en la que
a una vasta documentación, añade una
fecunda capacidad de extraer la unidad
fundamental de los fenómenos religiosos,
unidad que se basa «en una determinada
dimensión del hombre, que a su vez
constituye una forma característica de
realizar su humanidad: el "homo religiosus"».
2.3 LO RELIGIOSO NO ES CASUAL, ES CONNATURAL AL HOMBRE
Y TRANSVERSAL EN LA HISTORIA DEL MISMO
Influido por C.G. Jung y su
idea de los arquetipos,
identifica lo religioso como
un constituyente de la
conciencia humana,
buscando entre lo
inconsciente elementos
trascendentes. Los
fenómenos religiosos serían
expresiones de unas
experiencias religiosas
fundamentales.
MANIFESTACIÓN DE LO
SAGRADO DOS VIAS
HERMENEUTICAS
Marco histórico: cada
fenómeno religioso
aparece en el marco
histórico como una
determinada hierofanía
(manifestación de lo
sagrado).
Momento Fenomenológico,
en el que se intenta
descifrar cada hierofanía.
En la hierofanía lo sagrado
se hace patente,
1-Por un lado lo que
significa para el homo
religiosus que vive la
experiencia
hierofánica. En este
nivel: el símbolo, el
mito y el rito son
elementos constitutivos
de la vivencia espiritual
del hombre arcaico.
DOS VIAS HERMENEUTICAS
2-Por otra parte tenemos el mensaje que el homo
religiosus transmite al hombre moderno. De este
modo se logra el fruto de la aportación de lo
religioso a la cultura y a la construcción de un
nuevo humanismo para el hombre moderno y sus
demandas espirituales. El fin último de esta
hermenéutica (interpretación profunda del (un)
mensaje), sería la unidad espiritual de la
humanidad sobre la base de la experiencia de lo
sagrado vivida por el homo religiosus.
Los tres enfoques,
solidarios entre sí,
en la obra de
Mircea Eliade son:
a- El histórico,
b- El
fenomenológico
c- y el
Hermenéutico.
Y su desarrollo se
hace en torno a dos
ejes: lo sagrado y el
símbolo.
El hombre se halla enfrentado a una situación
límite que le configura: la historia, el devenir, la
fugacidad temporal. Ante esa experiencia límite
(limitadora y situadora) el hombre se capta como
algo efímero y se ve empuja a salir de esa finitud,
superar esa condición histórica. El pensamiento
socorre al hombre en su huida hacia delante. Pero
el pensamiento religioso da un paso más y afirma
al hombre en la existencia por su relación con la
realidad de lo sagrado. A través de los procesos de
iniciación: mito y rito, el hombre es comprende a sí
mismo y su situación en el mundo, sobre la
seguridad de que es lo sagrado lo que sostiene
toda la realidad.
La sacralidad es fuente de lo real, sustrae al
hombre y al mundo de un devenir incierto y afirma
la existencia sobre un cimiento de realidad que
llena de significado toda la experiencia humana.
Por eso lo sagrado es ante todo poder (Van der
Leew), fuerza que no sólo subsiste como algo
diferente, totalmente otro (Rudolf Otto), sino que da
consistencia a todo lo demás. Lo que no es
sagrado es profano, inconsistente por sí mismo,
fenoménico frente a la esencialidad última de lo
sagrado. Esta ruptura ontológica entre lo sagrado y
lo profano es vivida en las iniciaciones como paso
al nivel de lo verdaderamente real.
Todo rito, todo mito, toda creencia o figura de
divina refleja la experiencia de lo sagrado, y
por ello implica nociones de “ser”, de
“significación” y de “verdad”. Resulta difícil
imaginar cómo podría funcionar el espíritu
humano sin la convicción de que existe algo
irreductiblemente real en el mundo, y es
imposible imaginar cómo podría haberse
manifestado la conciencia sin conferir una
significación a los impulsos y a las
experiencias del hombre. En una palabra, lo
sagrado es un elemento de la estructura de
la conciencia.
3. LA EXPLICACIÓN DE LA TEORÍA DE LA NOOSFERA
VERNADSKY VRS THEILHARD DE CHARDIN
Vladimir Ivanovich Vernadsky (1863-
1945) elaboró la teoría de la noosfera
como contribución esencial al
cosmismo ruso. En dicha teoría, la
noosfera es la tercera de una sucesión
de fases del desarrollo de la Tierra,
después de la geosfera (materia
inanimada) y la biosfera (vida
biológica).
LA EXPLICACIÓN DE LA TEORÍA DE LA
NOOSFERA EN VERNADSKY
Tal como la emergencia de la vida ha
transformado la geosfera, la emergencia de
la cognición humana transforma la biosfera.
La noosfera de Vernadsky emerge en el
punto en donde el género humano, mediante
la maestría en los procesos nucleares
(energía nuclear), es capaz de crear
recursos mediante la transmutación de
elementos.
B. EL AVANCE DE THEILHARD DE CHARDIN
La teoría de la Noosfera sería recogida más
tarde por el teólogo cristiano Pierre Teilhard
de Chardin. SJ (1881-1955). Teilhard explica
la noosfera de la siguiente manera:
La noosfera es «como un espacio virtual en
el que se da el nacimiento de la psiquis
(noogénesis), un lugar donde ocurren todos
los fenómenos (patológicos y normales) del
pensamiento y la inteligencia».
Para Teilhard, la evolución tiene (al igual que con
Vernadsky) 3 fases o etapas:
1. La geosfera (o evolución geológica).
2. La biosfera (o evolución biológica).
3. La noosfera (o evolución de la conciencia
universal). Esta última, conducida por la
humanidad, alcanzará la última etapa de la
evolución en la cristósfera. También entiéndase
que la noosfera es el estrato que conduce la
energía liberada en el acto del pensamiento. Está a
la altura de las cabezas humanas interconectando
toda la energía del pensamiento y generando la
conciencia universal.
Hemos visto de esta
manera que el hombre
que es único y complejo,
es social y es religioso.
Cuando el hombre niega
su dimensión religiosa
deviene en inhumano, tal
como recordaría
Benedicto XVI el 30 de
enero del 2008: «…quien
está lejos de Dios
también está lejos de sí
mismo, alienado de sí
mismo, y sólo puede
encontrarse a sí mismo
si se encuentra con
Dios.»
C. EL GIRO CARTESIANO
Durante mucho tiempo el
tiempo, el pensamiento
versaba sobre las cosas
metafísicas y por ende
sobre sobre el ser y
consecuentemente
sobre Dios, pero al llegar
a la ‘modernidad’ en los
albores del
renacimiento, el que
hacer cognoscitivo
adquirió dos nuevos
enfoques:
a)- Del teocentrísmo
(Dios como centro de
todo lo creado y
pensado) se paso al
antropocentrismo;
b)- De la fe se paso a
la ‘razón’.
C. EL GIRO CARTESIANO
El mundo entraba en
lo que Dietrich
Bonhoeffer llamaba “el
mundo mayor de
edad”, que se creía
emancipado del
concepto Dios.
A partir de escuchar
mas cercas las bombas
de la cárcel de Tegel,
sus carta de 10/4/1944
marca un giro: “"el
mundo está
determinado por
poderes contra los que
la razón no puede
nada".
C. EL GIRO CARTESIANO
Progresivamente
cuando el hombre y la
razón creían serlo
todo, brotaron todas
las formas de
materialismos teóricos
y prácticos.
‘tras el olvido de Dios y
la pretensión ‘genésica’
de colocarnos en su
lugar, constatamos un
progresivo olvido del
hombre y asistimos a
un mal endémico en las
sociedades actuales:
‘el eclipse de
humanidad en el
hombre’.
LA MODERNIDAD: ¿LA MUERTE DE DIOS?
Consecuentemente al anuncio de la muerte
Dios hecha por M, de Faucault y F,
Nietzche, emergió la muerte del hombre.
La edad moderna que puso la razón en el
lugar de Dios, en los albores del siglo XX
había llegado a decir que Dios había muerto.
LA MUERTE DE DIOS- LA MUERTE DEL HOMBRE
F. Nietzche pone en
boca de un loco un
texto interesante.
Escuchemos en primer
lugar cuáles son las
palabras exactas del
texto completo, el
número 125, de la
obra « La gaya
ciencia». El texto se
titula « El loco».
Si Dios, como fundamento suprasensible y
meta de todo lo efectivamente real, ha
muerto, si el mundo suprasensible de las
ideas ha perdido toda fuerza vinculante y
sobre todo toda fuerza capaz de despertar y
de construir, entonces ya no queda nada a lo
que el hombre pueda atenerse y por lo que
pueda guiarse. Por eso se encuentra en el
fragmento citado la pregunta: «¿No erramos
a través de una nada infinita?».
La fórmula «Dios ha muerto» comprende la
constatación de que esa nada se extiende.
Nada significa aquí ausencia de mundo
suprasensible y vinculante. El nihilismo, «el
más inquietante de todos los huéspedes», se
encuentra ante la puerta. Si Dios no existe,
todo está permitido gritaba Fyodor
Dostoyevsky.
4. EL HOMBRE PRIMER CAMINO DE LA
IGLESIA Es por la naturaleza política y religiosa del ser
humano que la Iglesia tiene una palabra sobre el
hombre y la comunidad política, como lo hace ver
en su carta del 29 de junio del 2004 el Card.
Secretario de Estado Angelo Sodano al Card.
Renato Martino y con la que abre el Compendio de
La Doctrina Social de La Iglesia: « En el transcurso
de su historia, y en particular en los últimos cien
años, la Iglesia nunca ha renunciado —según la
expresión del Papa León XIII— a decir la «palabra
que le corresponde » acerca de las cuestiones de
la vida social.»
Juan Pablo II,
Conmemorando los
100 años de la gran
Enciclica Rerum
novarum de León XIII,
escribe el 1 de mayo
de 1991 la Encíclica
Centesimus annus,
que en el n.54 dice:
« La doctrina social,
especialmente hoy día,
mira al hombre, inserido
en la compleja trama de
relaciones de la sociedad
moderna. Las ciencias
humanas y la filosofía
ayudan a interpretar la
centralidad del hombre
en la sociedad y a
hacerlo capaz de
comprenderse mejor a sí
mismo, como «ser
social».
Sin embargo,
solamente la fe le
revela plenamente su
identidad verdadera, y
precisamente de ella
arranca la doctrina
social de la Iglesia, la
cual, valiéndose de
todas las aportaciones
de las ciencias y de la
filosofía, se propone
ayudar al hombre en el
camino de la
salvación.
La doctrina social tiene de por sí el valor de un
instrumento de evangelización: en cuanto tal,
anuncia a Dios y su misterio de salvación en Cristo
a todo hombre y, por la misma razón, revela al
hombre a sí mismo. Solamente bajo esta
perspectiva se ocupa de lo demás: de los derechos
humanos de cada uno y, en particular, del
«proletariado», la familia y la educación, los
deberes del Estado, el ordenamiento de la
sociedad nacional e internacional, la vida
económica, la cultura, la guerra y la paz, así como
del respeto a la vida desde el momento de la
concepción hasta la muerte.» (CA.54)
El Beato Juan Pablo II hiciera en su encíclica
Redemptor hominis de 1979 (El redentor del
hombre) en el n.14:
« La Iglesia no puede abandonar al hombre,
cuya «suerte», es decir, la elección, la
llamada, el nacimiento y la muerte, la
salvación o la perdición, están tan estrecha e
indisolublemente unidas a Cristo. Y se trata
precisamente de cada hombre de este
planeta, en esta tierra El hombre en su
realidad singular (porque es «persona»),
tiene una historia propia de su vida y sobre
todo una historia propia de su alma.
El hombre que conforme a la apertura
interior de su espíritu y al mismo tiempo a
tantas y tan diversas necesidades de su
cuerpo, de su existencia temporal, escribe
esta historia suya personal por medio de
numerosos lazos, contactos, situaciones,
estructuras sociales que lo unen a otros
hombres; y esto lo hace desde el primer
momento de su existencia sobre la tierra,
desde el momento de su concepción y de su
nacimiento.
El hombre en la plena verdad de su existencia, de
su ser personal y a la vez de su ser comunitario y
social —en el ámbito de la propia familia, en el
ámbito de la sociedad y de contextos tan diversos,
en el ámbito de la propia nación, o pueblo (y
posiblemente sólo aún del clan o tribu), en el
ámbito de toda la humanidad— este hombre es el
primer camino que la Iglesia debe recorrer en el
cumplimiento de su misión, él es el camino primero
y fundamental de la Iglesia, camino trazado por
Cristo mismo, vía que inmutablemente conduce a
través del misterio de la Encarnación y de la
Redención.
A este hombre tenía ante sus ojos el Concilio Vaticano II
cuando, al delinear su situación en el mundo
contemporáneo, se trasladaba siempre de los
elementos externos que componen esta situación a la
verdad inmanente de la humanidad: «Son muchos los
elementos que se combaten en el propio interior del
hombre. A fuer de criatura, el hombre experimenta
múltiples limitaciones; se siente sin embargo ilimitado
en sus deseos y llamado a una vida superior. Atraído
por muchas solicitaciones, tiene que elegir y renunciar.
Más aún, como enfermo y pecador, no raramente hace
lo que no quiere hacer y deja de hacer lo que quería
llevar a cabo. Por ello siente en sí mismo la división que
tantas y tan graves discordias provocan en la
sociedad». (GS.n.10)
5. PERSONA Y SOCIEDAD
Michael Quoist se preguntaba «¿Qué seria
de una rueda si no tuviera los rayos unidos
por un eje? No seria rueda, ¿Qué seria del
átomo si los electrones se “liberaran” del
núcleo central? No seria átomo, ¿Qué seria
del hombre si todas sus potencias físicas y
espirituales no estuvieran reunidas en forma
armoniosa en los brazos del yo? No seria
hombre.
5. PERSONA Y SOCIEDAD
El hombre atomizado es aquel cuya
sensualidad esta exacerbada. Su
emotividad, sensibilidad he imaginación
están trastornadas. Sus potencias
indisciplinadas actúan sin control: cada una
por su lado busca su propia satisfacción,
prescindiendo de las leyes del espíritu y del
ideal. A decir verdad es la explosión y la
dispersión de lo que constituye el ser
profundo del hombre. Ya no hay hombre.
Elige entre humanizarte con la primacía
del espíritu y de la conciencia, o
animalizarte con primacía del instinto.
En todo pecado hay una derrota del
espíritu en provecho del yo inferior: y el
orden se rompe, el hombre es un poco
menos hombre. Convertirse en hombre
consiste en re-unir todas las fuerzas, re-
ordenarlas en función de su valor
respectivo, someterlas al espíritu.»
La persona es una presencia ante el mundo y ante
las demás personas. Las otras personas no la
limitan, sino que le permiten ser y desarrollarse; [la
persona] sólo existe en la medida en que se dirige
hacia los demás, sólo se conoce a través de los
demás, se encuentra sólo en los demás. Cuando
la comunicación se desvanece o se corrompe, me
pierdo a mi mismo: «La locura es un
quebrantamiento de las relaciones con los otros: el
alter se convierte en alienus, y a la vez yo me
transformo en un extraño ante mi mismo. Yo existo
plenamente, en la medida en que existo para los
demás, ya que «ser significa amar» E,Mounier.
El hombre que no es capas de abrirse
al mundo y a los demás, que vive para
sí y no para los demás, degenera en un
prisionero de sus ambiciones y
pasiones, de sus egoísmos y vicios. La
alineación antropológica es la ruptura
de nivel que realiza el hombre en si
mismo con los demás, con el mundo y
con Dios.
5. PERSONA Y SOCIEDAD
Este tipo de hombres no pueden ser vistos
como personas, ya que han extinguido esa
llama en su propio ser. Alguien que ha
realizado esa triple ruptura en su ser, no
puede ser creador de historia sino
manipulador y destructor de la misma.
Cuando el yo se olvida del Tu y del nosotros,
ese yo es un ser alienado, esclavizado, y
esclavizador y alienante.
J. Pieper afirma con acierto «
[...] si el hombre tiene
derechos irrevocables, es
porque ha sido creado como
persona por una disposición
divina, esto es, por una
disposición que se encuentra
fuera de toda disensión
humana. Si hay algo, en
última instancia, que
pertenezca irrevocablemente
al hombre, es porque éste es
criatura.»
El Papa Juan Pablo II
reconoce que «Esos
derechos sólo serán
realmente reconocidos
si se reconoce la
dimensión
trascendente del
hombre, creado a
imagen y semejanza
de Dios, llamado a ser
su hijo y hermano de
los otros hombres,
destinado a una vida
eterna.
Negar esa trascendencia
es reducir el hombre a
instrumento de dominio,
cuya suerte está sujeta al
egoísmo y a la ambición
de otros hombres, o a la
omnipotencia del Estado
totalitario, erigido en valor
supremo.» (Juan Pablo II,
Hom. 1-VII-1980).
“En efecto, para la Iglesia
enseñar y difundir la
doctrina social pertenece a
su misión evangelizadora y
forma parte esencial del
mensaje cristiano, ya que
esta doctrina expone sus
consecuencias directas
en la vida de la sociedad y
encuadra incluso el trabajo
cotidiano y las luchas por la
justicia en el testimonio a
Cristo Salvador.
Asimismo viene a ser una
fuente de unidad y de paz
frente a los conflictos que
surgen inevitablemente en el
sector socioeconómico. De
esta manera se pueden vivir
las nuevas situaciones, sin
degradar la dignidad
trascendente de la persona
humana ni en sí mismos ni en
los adversarios, y orientarlas
hacia una recta solución.
(Centesimus Annus, n. 5)
De esta forma, la
Iglesia, "entidad social
visible y comunidad
espiritual" (LG, n. 8),
avanza juntamente con
toda la humanidad,
experimenta la suerte
terrena del mundo, y su
razón de ser es actuar
como fermento y como
alma de la sociedad,
que debe renovarse en
Cristo y transformarse
en familia de Dios”. (Gaudium et Spes, n. 40)
PABLO VI EN LA ECCLESIAM SUAM N.37
“La Iglesia, como
sabemos, no existe
aislada del mundo. Vive
en el mundo y sus
miembros, por
consiguiente, se ven
influenciados y guiados
por el mundo. Ellos
respiran su cultura,
están sujetos a sus
leyes y adoptan sus
costumbres.
PABLO VI EN LA ECCLESIAM SUAM N.37
El íntimo contacto con el mundo, es con
frecuencia objeto de problemas para la
Iglesia, y en el tiempo presente, estos
problemas son extremadamente agudos. La
vida cristiana, motivada y preservada por la
Iglesia, debe cuidarse de todo cuanto pueda
ser motivo de engaño, contaminación o
restricción de su libertad.
PABLO VI EN LA ECCLESIAM SUAM N.37
Y debe cuidarse como si buscase
inmunizarse del contagio del error y del mal.
Por otro lado, la vida cristiana debe no sólo
adaptarse a las formas de pensamiento y de
conducta que el ambiente temporal le ofrece
y le impone cuando sean compatibles con
las exigencias esenciales de su programa
religioso o moral, sino que debe procurar
acercarse a él, purificarlo, ennoblecerlo,
vivificarlo, santificarlo”.
CONCILIO VATICANO II GAUDIUM ET SPES N.41
Apoyada en esta fe, la Iglesia puede rescatar
la dignidad humana del incesante cambio de
opiniones que, por ejemplo, deprimen
excesivamente o exaltan sin moderación
alguna el cuerpo humano. No hay ley
humana que pueda garantizar la dignidad
personal y la libertad del hombre con la
seguridad que comunica el Evangelio de
Cristo, confiado a la Iglesia. El Evangelio
enuncia y proclama la libertad de los hijos de
Dios, rechaza todas las esclavitudes,
sin embargo, en esta misma ordenación
divina, la justa autonomía de lo creado, y
sobre todo del hombre, no se suprime, sino
que más bien se restituye a su propia
dignidad y se ve en ella consolidada. La
Iglesia, pues, en virtud del Evangelio que se
le ha confiado, proclama los derechos del
hombre y reconoce y estima en mucho el
dinamismo de la época actual, que está
promoviendo por todas partes tales
derechos.
CONCILIO VATICANO II GAUDIUM ET SPES N.41
Debe, sin embargo, lograrse que este
movimiento quede imbuido del espíritu
evangélico y garantizado frente a cualquier
apariencia de falsa autonomía. Acecha, en
efecto, la tentación de juzgar que nuestros
derechos personales solamente son
salvados en su plenitud cuando nos vemos
libres de toda norma divina. Por ese camino,
la dignidad humana no se salva; por el
contrario, perece.
JUAN PABLO II SOLLICITUDO REI SOCIALIS, N.
47)
La justicia social sólo puede obtenerse
respetando la dignidad trascendente del
hombre. Pero éste no es el único ni el
principal motivo. Lo que está en juego es la
dignidad de la persona humana, cuya
defensa y promoción nos han sido confiadas
por el Creador, y de las que son rigurosas y
responsablemente deudores los hombres y
mujeres en cada coyuntura de la historia.
JUAN PABLO II, MENSAJE DE LA JORNADA
MUNDIAL POR LA PAZ 1999. N2
“La dignidad de la persona humana es un
valor transcendente, reconocido siempre
como tal por cuantos buscan sinceramente
la verdad. En realidad, la historia entera de
la humanidad se debe interpretar a la luz de
esta convicción. Toda persona, creada a
imagen y semejanza de Dios (cf. Gn 1, 26-
28), y por tanto radicalmente orientada a su
Creador, está en relación constante con los
que tienen su misma dignidad.
LA DIGNIDAD DE LA PERSONA
Por eso, allí donde los
derechos y deberes se
corresponden y
refuerzan
mutuamente, la
promoción del bien del
individuo se armoniza
con el servicio al bien
común”.
6. LA NATURALEZA SOCIAL DEL HOMBRE
Juan XXIII en la mater et
magistra n. 219 afirma: “El
principio capital, sin duda
alguna, de esta doctrina
afirma que el hombre en
necesariamente
fundamento, causa y fin de
todas las instituciones
sociales; el hombre,
repetimos, en cuanto es
sociable por naturaleza y
ha sido elevado a un
orden sobrenatural”.
6. LA NATURALEZA SOCIAL DEL HOMBRE
Algunas sociedades, como la familia y la
ciudad, corresponden más inmediatamente a
la naturaleza del hombre. Le son necesarias.
Con el fin de favorecer la participación del
mayor número de personas en la vida social,
es preciso impulsar, alentar la creación de
asociaciones e instituciones de libre iniciativa "para fines económicos, sociales, culturales,
recreativos, deportivos, profesionales y políticos,
tanto dentro de cada una de las naciones como en
el plano mundial" (MM, n. 60).
6. LA NATURALEZA SOCIAL DEL HOMBRE
Esta "socialización" expresa igualmente la
tendencia natural que impulsa a los seres
humanos a asociarse con el fin de alcanzar
objetivos que exceden las capacidades
individuales. Desarrolla las cualidades de la
persona, en particular, su sentido de
iniciativa y de responsabilidad. Ayuda a
garantizar sus derechos (GS, n. 25; CA, n.
12). (CIC, n. 1882)
6. LA NATURALEZA SOCIAL DEL HOMBRE
Pablo VI en La Populorum Progressio, n. 17 afirma:
“Pero cada uno de los hombres es miembro de la
sociedad, pertenece a la humanidad entera. Y no
es solamente este o aquel hombre, sino que todos
los hombres están llamados a este desarrollo
pleno. Las civilizaciones nacen, crecen y mueren.
Pero como las olas del mar en el flujo de la marea
van avanzando, cada una un poco más, en la
arena de la playa, de la misma manera la
humanidad avanza por el camino de la Historia.
Herederos de
generaciones pasadas y
beneficiándonos del trabajo
de nuestros
contemporáneos, estamos
obligados para con todos y
no podemos
desinteresarnos de los que
vendrán a aumentar
todavía más el círculo de la
familia humana. La
solidaridad universal, que
es un hecho y un beneficio
para todos, es también un
deber”.
JUAN PABLO II EN LA CENTESIMUS ANNUS, N. 49
“Además de la familia, desarrollan también
funciones primarias y ponen en marcha estructuras
específicas de solidaridad otras sociedades
intermedias. Efectivamente, éstas maduran como
verdaderas comunidades de personas y refuerzan
el tejido social, impidiendo que caiga en el
anonimato y en una masificación impersonal,
bastante frecuente por desgracia en la sociedad
moderna. En medio de esa múltiple interacción de
las relaciones vive la persona y crece la
"subjetividad de la sociedad".
El individuo hoy día queda sofocado con
frecuencia entre los dos polos del Estado y del
mercado. En efecto, da la impresión a veces de
que existe sólo como productor y consumidor
de mercancías, o bien como objeto de la
administración del Estado, mientras se olvida
que la convivencia entre los hombres no tiene
como fin ni el mercado ni el Estado, ya que posee
en sí misma un valor singular a cuyo servicio
deben estar el Estado y el mercado. El hombre
es, ante todo, un ser que busca la verdad y se
esfuerza por vivirla y profundizarla en un diálogo
continuo que implica a las generaciones pasadas y
futuras”.
JUAN PABLO II EN LA (CENTESIMUS ANNUS, N. 13) NO
DICE SOBRE LA PERSONA Y LA SOCIEDAD
“Por el contrario, de la concepción cristiana de la
persona se sigue necesariamente una justa visión
de la sociedad. Según la Rerum Novarum y la
doctrina social de la Iglesia, la sociabilidad del
hombre no se agota en el Estado, sino que se
realiza en diversos grupos intermedios,
comenzando por la familia y siguiendo por los
grupos económicos, sociales, políticos y
culturales, los cuales, como provienen de la
misma naturaleza humana, tienen su propia
autonomía, sin salirse del ámbito del bien común”.
JUAN PABLO II EN LA CÍCLICA, CA, N. 44 Y EN LA ENCÍCLICA
VERITATIS SPLENDOR, 6 DE AGOSTO DE 1993. N. 99) AFIRMA;
Sólo Dios, el Bien supremo,
es la base inamovible y la
condición insustituible de la
moralidad, y por tanto de los
mandamientos, en particular
los negativos, que prohíben
siempre y en todo caso el
comportamiento y los actos
incompatibles con la dignidad
personal de cada hombre.
Así, el Bien supremo y el bien moral se
encuentran en la verdad: la verdad de Dios
Creador y Redentor, y la verdad del hombre
creado y redimido por él. Únicamente sobre
esta verdad es posible construir una
sociedad renovada y resolver los problemas
complejos y graves que la afectan, ante todo
el de vencer las formas más diversas de
totalitarismo para abrir el camino a la
auténtica libertad de la persona.
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