DISCURSO PRONUNCIADO POR ELDR. D.F. MAZA ZÁVALA
EN EL ACTO DE JURAMENTACION COMOPRESIDENTE DEL COMITE DIRECTIVO DE LA
ACADEMIA NACIONAL DE CIENCIAS ECONOMICAS
Hemos cumplido un acto de afirmación de la democracia académica, consustanciada esta con la democraciarepresentativa que fundamenta la v.da nacional. Este actoconsiste en la renovación parcial de los cuadros directivosde la Academia al concluir el período legal establecidopara el mandato de la primera directiva. Como favorecidoque soy por esta renovación, debo comenzar por reconocerel gesto de desprendimiento y de hidalguía democráticadel Presidente saliente, Dr. Tomás Enrique Carrillo Batalla,quien, ante la alternativa de la reelección para un nuevo período, legalmente permitida y enteramente justificada y deseable por la brillante y pionera labor que desarrolló al frente de la Academia, prefirió auspiciar generosamente la elección recaída en mi para tan honroso y obligante cargo institucional. Actitud que, en la limitada parcela republicanaque es nuestra Corporación, refleja y confirma la normaconstitucional, tan sabia como justa, de la no reelecciónpresidencial para el período inmediato siguiente.
Es tradición académica, sin embargo, sostenida conel espíritu de convivencia y de nobleza que inspira el ejercicio de la actividad en esta Casa de la Inteligencia, comofelizmente la ha denominado Arturo Uslar Pietri, la de queel Individuo de Número que haya desempeñado la Vicepre-
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sidencia sea elegido para la función de Presidente en el período siguiente. Interpreto que de este modo se asegura lacontinuidad de la- gestión directiva, práctica tan necesariaen nuestro país y tan poco sostenida, pues cada mandatario se propone afirmar su propio desempeño a expensa incluso de la interrupción de obras y procesos que deben serde largo alcance en el mayor interés de la República. Lacontinuidad no se refiere al estilo de dirigir, ni excluyela sana crítica al hecho cumplido en perjuicio del desarrollo; justamente interpretada debe consistir en un compromiso fundamental de los factores de la vida nacional en la ejecución de una estrategia de la sociedad para alcanzar objetivos superiores de bienestar, equidad y libertad.
En nombre de los Individuos de Número que meacompañan en el Comité Directivo para el período 1986-88y en el mío propio expreso la voluntad de continuar los esfuerzos, las iniciativas y los proyectos que se gestaron en elperíodo que acaba de terminar, bajo la presidencia del Dr.Tomás Enrique Carrillo Batalla, a quien le corresponde sinduda el título de Presidente Fundador de esta Academia,en reconocimiento a la labor difícil, tesonera, hábil, inteligente y experimentada realizada en estos dos años iniciales de la Corporación, para abrirle camino, establecer susestructuras, sembrar las simientes para la vida futura y asegurarle, como es indispensable en toda existencia humana,un puesto digno bajo el sol.
En la Memoria y Cuenta del período 1984-86 se deja constancia necesaria y suficiente de 10 que se ha logradoen tan breve tiempo por la más joven de las academias nacionales de Venezuela. Hemos estado presentes en la discusión de graves problemas de la economía del país, hemos auspiciado en foros, seminarios y conferencias la confrontación libre de las ideas y opiniones de distinguidosexpertos en las materias económicas y financieras; hemos
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comenzado a realizar un importante programa de publicaciones que recogen parte del pensamiento venezolano en loeconómico y social, y trabajos valiosos de investigación yanálisis de la realidad de nuestro país; hemos auspiciadoproyectos de investigación que están en vías de ejecución yotros por iniciarse; hemos rendido tributo merecido a venezolanos eminentes cuya contribución al conocimiento, a laestimación y al mejoramiento de Venezuela se inscribe enel largo curso de los tiempos: entre los desaparecidos el Dr.Alberto Adriani, entre los afortunadamente presentes entrenosotros, el Dr. Arturo Uslar Pietri. Para la juventud de estaAcademia, por no decir temerosa adolescencia, parece quese ha hecho mucho y no obstante estamos insatisfechos,porque la insatisfacción es el impulso vital de la humanidadhacia la búsqueda afanosa' de su mejor destino y de su másfiel identidad.
Quiero en esta oportunidad rendir tributo también ala memoria del Dr. Carlos D'Ascoli, Individuo de Númerofundador de nuestra Academia, fallecido en plena lucidez,con obra de elevado valor para las generaciones que contribuyó a formar y para las nuevas que se forman, y ejemplo de vida modesta y desvelada por los problemas de supueblo. Vacío está su sillón, pero permanente entre nosotros su figura, su palabra, su cordialidad, su sabiduría. Quiero también rendir tributo a la memoria de otros ilustreseconomistas venezolanos, que no tuvieron la oportunidadque merecieron de ocupar sillones de nuestra Academia,porque la muerte les cerró el camino cuando su saber y suexperiencia eran más indispensables. Honor a Ernesto Peltzer, a Atilio Romero Urdaneta, a José Antonio Mayobre,a Manuel Pérez Guerrero, a Manuel R. Egaña, a AlfredoMachado Gómez. Honor más allá de las diferencias de ideas,porque los grandes rios de la ciencia se forman con las vertientes múltiples del pensamiento, no con la uniformidadni con la complacencia.
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Saludo a las Academias Nacionales de larga y fecunda historia, veteranas en este recinto de luces y recuerdos, de las que esperamos no sólo cooperación y apoyo sino también los consejos fundados en su experiencias y lamadura comprensión para nuestras explicables equivocaciones. Saludo a las Universidades con las que seguiremos cultivando relaciones de mutuo interés en beneficio del desarrollo científico de la economía. Saludo a los colegios deeconomistas y de las profesiones afines en el campo social,con los que compartiremos actividades y propósitos de investigación, estudio y discusión de la realidad venezolanay su perspectiva, tan ensombrecida en esta época de conmociones y caídas, de incertidumbre y riesgo, de inconformidad y desafío, de preocupación y esperanza. Saludo a las instituciones públicas y privadas que se desenvuelven en el campo económico, convocadas también por la emergencia delos medios y modos de vida a un esfuerzo que poco tienede común con el pasado reciente, en que se desbordaronrecursos y apetitos de riqueza de los cauces que resultaronestrechos para la extraordinaria afluencia.
Responsabilidad singular la de la Academia Nacionalde Ciencias Económicas, por varias razones: su creación tienelugar en un momento de la historia económica venezolanaen que se delimitan dos etapas: la de incondicional aperturaal exterior con importaciones cuantiosas, turismo desenfrenado, fuga de capitales y gastos de nuevo rico, mientras se acumulaba una inmensa deuda y se gestaban los factores de lacaída del petróleo; y la que vivimos actualmente, o mejorsufrimos, caracterizada por las fuertes restricciones cambiarias, la opresión de la deuda externa, el crecimiento deficitfiscal, el incipiente esfuerzo por la transformación de paísimportador a país exportador de mercancías distintas del petróleo y los trajines del refinanciamiento de la deuda externa.La abundancia petrolera, fiscal y cambiaria, por cierto, noterminó en 1983, sino antes, y fueron tardías las medidas to-
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madas ese año para frenar la estampida de divisas y capitales.Ya en 1978 se anunciaban signos de receso económico, loscuales se hicieron manifiestos a partir de 1979, oscilandoentre el estancamiento y el descenso del producto económico bruto del país. Con el presente tenemos ocho años de coyuntura recesiva, y los indicadores no pueden ser más penosos e inquietantes: el producto real por habitante se redujoentre 1978 y 1985 en más del 20 por ciento, el desempleoforzoso subió a 14 por ciento, la tasa acumulada de inflaciónse situó en 85 por ciento, la capacidad industrial no utilizadaalcanza a 45 por ciento, la construcción privada se contrajoen 350 por ciento, el precio promedio de realización del petróleo en el mercado internacional baja de US$ 25 a US$15 lo que significa una reducción del ingreso externo delorden de 40 por ciento; la importación de bienes cae en 55por ciento, lo que permite sostener la balanza comercial y,con el diferimiento de la amortización de la deuda externa,mejorar la posición de las reservas monetarias internacionales del país; en la situación actual, sin embargo, el servicioformalmente comprometido de la deuda representa másdel 40 por ciento del ingreso de exportación; el déficit fiscal efectivo monta el 36 por ciento del presupuesto generaldel gobierno; la devaluación efectiva del bolívar se estimaen 185 por ciento con respecto a comienzos de 1983.
Frente a esos indicadores negativos pueden señalarse otros de signo favorable: la agricultura se restablece sensiblemente, la industria manufacturera puede continuaroperando a pesar del descenso vertical de la importaciónde insumas y bienes de producción, las industrias básicasdel Estado, no petroleras, han fortalecido su potencial deexportación, el turismo interno ha sustituido en gran parteal externo, la mentalidad importadora está cediendo lugara la mentalidad exportadora y la orientada al consumo delo nuestro; la conciencia de necesidad de conservación y rescate de los bienes durables de capital y de consumo se abre
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paso y retrocede, en cambio, aunque no tan aprisa comoes deseable, la inconciencia del derroche y la negligencia.Entre los descalabros y quebrantos de una Venezuela obnubilada por el resplandor de una falsa riqueza, se vislumbran los rasgos todavía débiles y torpes de una Venezuelacreativa, productiva, escasa de recursos económicos perogenerosa en el recurso fundamental, irremplazable, que hace grandes y fuertes a los países, como es la capacidad detrabajo.
Pero existen, infortunadamente, otros oscuros, dolorosos signos de malestar, injusticia y desequilibrio socioeconómico. El poder adquisitivo de las clases trabajadorasse ha empequeñecido. La situación alimentaria del venezolano comun se ha deteriorado. La marginalidad urbana hacrecido hasta significar un 35 por ciento de la poblaciónnacional. Uno de cada tres niños nace y crece desamparado. Mas de un millón de familias se hacina en ranchos insalubres e inseguros. Enfermedades del atraso y la miseria,que se creían definitivamente erradicadas de este país,,stán cobrando víctimas. 50.000 profesionales y técnicossuperiores están desempleados y para sobrevivir practicanlas ocupaciones inventadas por ese subsistema de salvamento social que se ha dado en llamar la economía subterránea o informal. La juventud contempla con temor y angustia el cuadro cada vez más incierto y restringido de susposibilidades de estudio y empleo. Todo ello ocurre mientrasel presupuesto público se nutre de cifras multimillonarias yuna minoría privilegiada, de no más del 15 por ciento de lapoblación, continúa ostentando los signos irritantes de laabundancia, el derroche y la hartura de las satisfacciones.
Este es un crudo desafío a la ciencia social y a la política de reivindicación y transformación. Los instrumentostradicionales de la gestión pública, la estrategia simple dela reactivación económica, las orientaciones consabidas de
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la manipulación fiscal y monetaria, los parámetros tácticostan familiares a los gobiernos, como son los tipos de cambio,las tasas de interés, la relación entre desempleo e inflación,entre otros, no tienen autonomía, y deben estar inscritosen un sistema de decisiones políticas a corto, mediano ylargo plazo que no se limite a las urgencias de la coyuntura,sino que actúe sobre la marcha para rectificar y cambiar,para construir y remodelar. para reajustar metas sin perderel rumbo, inmersa como está la gestión en incertidumbres yriesgos, en conflictos y conmociones, en amagos de zozobray contingencias imprevistas. Ello significa que tenemos lanecesidad de ir más allá de los conocimientos adquiridos,más allá de la experiencia acumulada en una época de tendencias manifiestas, más allá del saber convencional. Muchosvacíos se presentan en la ruta científica de los economistas:tenemos más incógnitas que ecuaciones a resolver, más dudasque convicciones. No puede ser, por tanto, tranquilo, reposado, contemplativo, el ambiente de esta Academia; no puededescansar en rememoraciones de un pasado que 110 tiene; nopuede volverse simplemente al pasado en busca de respuestas;su compromiso es urgente, emergente, exigente, porque larealidad se convulsiona, se encrespa, y lo que fue acertadoayer puede no serlo hoyo mañana. Hay que anticipar, imaginar, descubrir, crear, no para la satisfacción intelectual, nopara el paladar del espíritu, sino para la vida, para el pa ís,para los que padecen penuria, desempleo, inseguridad, intemperie y crisis de esperanza.
No estamos solos, por supuesto, ni aislados en nuestras dificultades y privaciones. Compartirnos con numerosospaíses amigos, del continente americano, de Asia y África.el vínculo del subdesarrollo y la dependencia, particularmente manifestado en circunstancias lacerantes, tales como: lasubordinación a las economías capitalistas desarrolladas,al bajo perfil de la industrialización, el desequilibrio de laestructura productiva, la vulnerabilidad de las exportacio-
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nes tradicionales, la brecha tecnológica, las fracturas delproceso de acumulación, las distorsiones de los patronesde consumo e inversión, entre otras características; y ahoralas exacerbaciones de la crisis que padecemos en la décadade los ochenta, aunque con raices internadas en tiemposanteriores, con pronunciada agudización en situacionestales como: la impagable deuda ex terna, la caída de los precios de nuestras exportaciones, la patológica salida netade capital, el grave desempleo, el persistente subempleo,la inflación -reptante y en apariencia moderada para nosotros, sometida a camisa de fuerza bajo los imperativos delFMl en otros casos-, la mayor penuria del pueblo, entreotras calamidades. Para la América Latina la crisis actuales probablemente la más profunda y dolorosa del siglo XXy todo parece indicar que llegaremos al siglo XXI -si esque la locura nuclear de los poderosos permite esa eventualidad- si no bajo la crisis misma cuando menos con el sufrimiento de sus secuelas.
El mundo, sin embargo, es dispar, heterogéneo,potencial o realmente conflictivo. No me refiero, por cierto, al antagonismo entre los dos grandes bloques armados,el soviético-socialista y el occidental-capitalista, aunquebueno es decir que si esa confrontación, siempre peligrosapara la paz, no tuviera lugar los inmensos recursos de todoorden aplicados al sostenimiento y a la expansión de la maquinaria bélica y las capacidades humanas puestas al servicio del equilibrio del poder tendrían que encontrar su mejor opción en el desarrollo equitativo de un mundo pacífico y libre. Alrededor de un millón de millones de dólaresle cuesta a la humanidad el juego de la preparación para unaguerra imposible por suicida. Basta señalar que esa enormesuma puede muy bien expresar la brecha entre los ricos ylos pobres del planeta, la brecha entre el desarrollo y el subdesarrollo, y más gráficamente esa suma significa bastantemás que la deuda externa del llamado tercer mundo. Pero
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hablo más propiamente de la econorn {a de los desarrolladosy neos del sistema capitalista, pues con ellos tenemos losmás estrechos vínculos de dependencia. Si es posible pagar la deuda externa y sobrevivir -una compatibilidad dudosa- ello está sujeto en su mayor parte al comportamientode aquellas economías, en dos sentidos interrelacionados:en primer término, esas econorn ías deben crecer a tasassatisfactorias y continuas, para que su potencial de demanda y de acumulación se amplíe sostenidamente; en segundolugar, ese crecimiento debe manifestarse en un aumentosignificativo de la demanda de mercancías originadas en nuestros países, tanto las de exportación primaria como las demanufacturas y servicios no tradicionales. Pues bien, hayque observar que tales condiciones no se están cumpliendo,Pudiera parecer que los países industrializados de economía de mercado han superado sus dificultades y restricciones: pero en realidad no lo han logrado todav ía. LI desempleo que los afecta desde hace varios afias ha menguadopoco y está creciendo en ellos rápidamente el subernpleo.Los mercados se encojen para ellos mismos, entre ellos nusmas, y luchan por conservarlos a expensas de los competidores. Por tanto, se rodean de barreras proteccionistas,manipulan sus monedas, crean artificios internos para obstaculizar las importaciones, Las tasas de recuperación económicas lucen insuficientes y precarias, incluso en los Estados Unidos, Paradójicamente la caída del petróleo les hadado alientos coyunturales a expensas de los países exportadores de esa mercancía. Sus exportaciones de capitalse cierran para la mayoría de los países "en vías de desarrollo". La deuda de éstos hace circular fantasmas en lasnoches de insomnio de los acreedores.
Evidentemente, de uno u otro modo, los paísesdesarrollados han logrado una victoria en la lucha contrala inflación: pero pudiera decirse sin temor a grave error,que ese empeño les cuesta mucho en términos de desern-
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pleo y de vulnerabilidad del crecimiento económico. Precisamen te este filo de navaja de la política económica:tener que seguir una ruta de equilibrio al menor de losmales, tener que admitir la carga de! desempleo y del subempleo, la debilidad de la expansión, para mantener cercada la fiera de la inflación, muestra bien claramente quelos medios e instrumentos de la teoría convencional -neoclásica o keynesiana- han dejado de ser eficaces para superar conjuntamente los desequilibrios, y que una polí
tica pragmatica, versátil, acomodada a las circunstancias,insuficiente para levantar el vuelo hacia el futuro, ha tomado el lugar de las orientaciones que se tuvieron por verdades útiles hasta época reciente. ~o obstante, muchos seafanan en continuar sosteniéndolas como verdades eternas,como dogmas o axiomas, y de ese afán nos hacen víctimas, no tanto por el llamado efecto demostración sino porla circunstancia de nuestra dependencia. o seguimos resignadamente la receta, que en nuestro caso cobra elementosde renuncia al precario bienestar de los pueblos en arasde un lejano, impreciso restablecimiento de los equilibriosformales de la econorn ía, o incurrimos en el castigo de losacreedores, la amenaza al insolvente, la bolsa cerrada almconforrne y e! mercado exterior restringido para las exportaciones de los insumisos.
Lo que deseo poner de manifiesto con este breveexamen de la realidad internacional es que en la era de laalta tecnología la ciencia económica se rezaga, y muchodesconcierto reina en las esferas del saber y del conocer.El rezago de la ciencia económica tiene para nosotros, lospaíses agobiados por la crisis y sumergidos en el subdesarrollo, una dimensión especialmente limitante y que debeser motivo de reflexión no exenta de angustia. Porque losesfuerzos que se han hecho en nuestra parte del mundo,particularmente en la América Latina, para forjar una ciencia económica que nos permita interpretar cabalmente la
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realidad de nuestra situación, sus raíces y factores, su dinámica esencial y su prospectiva, sin duda valiosos perodispersos y fragmentarios, no han dejado de rendir tributo a las vertientes teóricas y poI íticas originadas en lospaíses desarrollados. Se ha dicho que la teoría económica está en crisis, que los modelos de pensamiento económico que guiaron las estrategias de acción para superarel subdesarrollo han perdido vigencia, y que, por tanto,las políticas que se están adoptando para enfrentar la crisis real de este tiempo en la América Latina se encuadranentre la incertidumbre y la necesidad, entre la urgencia yla emergencia, es decir, que son políticas en crisis. Talesmodelos de acción indican no sólo la inconsistencia de losmodelos de pensamiento que los sustentan sino la improcedencia de éstos, una vez más subordinados a las vertientes teóricas que nos alcanzan desde los centros del saberdel capitalismo desarrollado, sin parar mientes en que esasmismas vertientes están en crisis y que, incapaces de intrepretar su propia realidad, menos válidas o útiles puedenser para ayudarnos a interpretar la nuestra, tan diferenciada de aquella que se nos presenta como paradigma.
Conviene aclarar que no niego las aportaciones sustanciales de la ciencia económica elaborada en los centrosacadémicos de los países desarrollados. También hay que advertir que la ciencia económica no es particularista, es decir, sólo válida para una región o país; la ciencia económicaes histórica en el sentido de que su validez -la de sus principios y leyes- es limitada a condiciones y circunstancias de lavida real: pero su relatividad no conduce a la formación deciencias particulares. No puede pretenderse, por tanto, crearuna ciencia económica latinoamericana, o africana, o tercermundista; lo que debe procurarse con todo afán científicoes el desarrollo del pensamiento económico, para comprender con propiedad y consistencia el fenómeno del subdesarrollo, dentro del complejo económico del capitalismo
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mundial, como situación y proceso sometidos a variableshistóricas, internas y ex temas, pero inmersas en un sistemamundial de economía política. Las teorías económicas convencionales no son suficientes para este objeto.
Lo que expreso es que la teoría económica paranosotros siempre ha estado en crisis, porque nunca ha logrado adquirir la dimensión ni la profundidad científica indispensables para poder interpretar integralmente el fenómeno del subdesarrollo, que es el objeto principal de nuestrosafanes de conocimiento y de acción. Este fenómeno que caracteriza a nuestros países históricamente, lejos de superarse en el tiempo, se acentúa. Puede afirmarse que actualmentehay una crisis dentro de la crisis del subdesarrollo, y ello hace más exigente y urgente la necesidad de revolucionar laCiencia Económica. comenzando por liberarnos de esa otradependencia, más comprometedora si se quiere, que es ladependencia científica, la subyugación al saber dominantede los grandes centros académicos internacionales, seancapitalistas o socialistas, lo que no significa, por supuesto,ignorar sus aportes ni desvincularse de sus renovaciones.
Estas consideraciones fundamentan la necesidad deelevar la jerarquía de la investigación económica y social,comenzando por someter a revisión sistemática, a evaluacióncrítica, lo que hemos aprendido hasta ahora sobre el desarrollo y el subdesarrollo. Uno de los legados intelectualesde Raúl Prebisch, el gran economista argentino recientementefallecido, es la constante renovación del pensamiento, queimplica el reconocimiento de los errores y omisiones de loque se tuvo como base conceptual o como esquema metodológico del conocimiento de la realidad, para superarlos,particularmente a la luz de nuevos hechos y experiencias,como lo señala la trayectoria de la obra de Prebisch.desdela década de los 40 a la de los 80, alrededor de 40 añosen que América Latina creció, sin duda, pero no se liberó
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del subdesarrollo, sino que multiplicó sus áreas problemáticas mientras el lejano mundo de la postguerra se convertíaen este mundo de hoy, tan cerca de las estrellas pero tandistanciado de la victoria sobre sus miserias e injusticias.
Por las mismas razones se impone la necesidad de unareorientación de los estudios universitarios mediante los cuales se forma profesional y científicamente el economista,para conciliar las demandas del mercado de trabajo con losimperativos de contribuir al desarrollo de una concienciasocial de transformación progresiva de la realidad hacia unaeconomía de la abundancia para todos, de la valoración delesfuerzo humano y la subordinación de la tecnología a lacalidad de la vida. Lo afirmo angustiado por la observaciónde que existen poderosas tendencias supuestamente teorizantes -o falsamente pragmáticas- de reactualización del pasado, de remozamiento simple de verdades relativas queconformaron hace más de un siglo el limitado horizonte deuna ciencia más especulativa que objetiva. Quienes deseandecretar la muerte científica de Marx y Keynes, pretendenlograrlo reivindicando a Ricardo, a Marshall, a Walras y otroseminentes teóricos de la econom ía política, sin tener encuenta que ellos fueron renovadores y creadores para su época, para el tiempo que les tocó vivir, y dejaron sus huellaspara que otros avanzaran sobre nuevos problemas, nuevoshorizontes, en las coordenadas de espacio y tiempo, y noatados a una enseñanza estancada, porque el conocimiento,como los ríos, se enriquece con la afluencia de las nuevascorrien tes.
En ambos empeños, interdependientes por lo demás,es decir, en el desarrollo de la investigación económico-social y en la renovación continua de la formación del economista, está comprometida esta Academia, porque constituyen la razón de su existencia. Por ello nos duelo profundamen te la situación de emergencia de nuestras univer-
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sidades, que ha sido presentada con una sola faceta como esla de insuficiencia de recursos económicos, como el simpleafán de mejorar remuneraciones y presupuestos, cuando losfactores son más radicales y las razones de mayor jerarquía.Para una juventud que lucha por no caer en el escepticismoo en la violencia, porque se le van cerrando expectativas yposibilidades como estudiantes y como trabajadores, las universidades no pueden ofrecer sino respuestas restringidas,coyunturales, agobiadas por presiones internas y externas,sin el clima indispensable para la planificación transformadora. Para un país trágicamente urgido de formación de dirigen tes en los campos de la ciencia, la tecnolog ía y la cultura. en sus múltiple ... disciplinas, las universidades Se encuentran bajo el imperio de las circunstancias. Bueno es exigirles a las universidades ejemplos e iniciativas de administración eficiente de los recursos, sobre todo cuando estos escasean críticamente como en el presente; pero es tambiénbueno exigirles a las autoridades nacionales que definancon responsabilidad y oportunidad las relaciones económicas entre el Estado y la Universidad, no dentro del juegodel poder, sino de la necesidad y de la posibilidad, no parala vinculación subalterna sino para la búsqueda conjuntade un rumbo cierto para un país que navega en la tormenta y no logra coordinar las actitudes y voluntades de su tripulación.
Porque estamos en el momento crucial de las definiciones, conviene decir que es verdad que los recursosfinancieros del Estado están gravemente afectados por lascontingencias ex ternas y que ningun artificio fiscal o monetario, ningun milagro de la política puede hacerlos elásticos en la medida de las ambiciones y apetencias. Por la misma razón hay que decir que los recursos disponibles tienenque administrarse con elevado sentido de lo nacional y losocial, no para castigar a unos, por débiles e inhábiles para
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acercarse al poder, y favorecer a otros ya de por sí apadrinados por la fortuna, sino para asignarlos y distribuirlos conla conciencia de economía trascendente -base material dela democracia-, de modo tal que sea mínimo e! costo socialen términos de restricción del consumo de la mayoría, deempeoramiento de condiciones de vida y de desempleo,y máximo el dividendo a repartir con mayor proporciónpara los que más necesitan y menos tienen. Quiero significar que con la misma firmeza conque se enfrentan las exigencias financieras de las universidades por parte de los poderes públicos, deben ser enfrentadas las exigencias del ernpresariado y de la pura burocracia pública, hacia los cualesse desbordó la cornucopia de la abundancia y que ahoratratan de evadirse de las cargas de la crisis. No se puede,en sana política que aspire a un respaldo nacional, esperarde! pueblo la resignación de sus penurias, la posposiciónindefinida de sus aspiraciones de mejoramiento socioeconómico, en la confianza abstracta, bona fide, de que el estímulo a la inversión privada, e! auspicio incondicional dela acumulación del capital, va a proporcionar en el largoplazo el resurgimiento de la producción, del empleo, delingreso y de los nuevos dones de la vida fácil. Hasta ahora esa estrategia ha dado por resultado la fuga de capitales, la depreciación del bolívar, la mayor acumulación financiera privada, la consolidación de los grupos monopólicos y la más regresiva distribución del ingreso.
Por ser críticamen te escasos los recursos públicosy tan necesarios el rendimiento que de ellos deba obtenerse en términos de movilización de las fuerzas productivasy fortalecimiento sostenido de la riqueza nacional, me atrevo a pensar en la necesidad de un sistema de control económico, más allá del convencional y tradicional controlfiscal, al cuidado de un representación auténtica e idóneade los sectores de la sociedad venezolana, no sólo de la vidaeconómica, que, en atención a un presupuesto económico-
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social del país, tenga por función evaluar la asignación delos recursos y la jerarquía de las demandas que se hacen concargo a los mismos, en los distintos pero coordinados campos de la actividad, y formular las orientaciones y recomendaciones más convenientes para que la escasez sea provechosa y para que el sacrificio que deban hacer los ciudadanos nose reparta tan injustamente como se reparte la riqueza fácil que nos ha deparado la naturaleza pródiga.
En lenguaje de economistas diría que e! costo socialde oportunidad en relación con la inversión de los recursospúblicos es tan elevado que estos no pueden estar sometídos a los rutinarios mecanismos de asignación y controlque se practican todavía. Existe la convicción acertada deque la administración de los recursos, por deficiente e inorgánica, y por estar sujeta a la intrincada red de los artificios de! poder, constituye un problema fundamental dela crisis que padecemos. Esta consideración obliga a la Academia Nacional de Ciencias Económicas a reiterar insistenternente su oferta de organismo público consultor, perotambién a generar iniciativas para contribuir a la más eficiente y eficaz administración económica y financiera dell-stado
Mi ilustre predecesor en la presidencia de la Academia, mi admirado y fraterno amigo Dr. Tomás Enrique Carrillo Batalla, ha pronunciado palabras sabias sobre la vida académica, el acontecer universitario y la crisis na~iona1.
Ha expresado justo reconocimiento a los amigos y colegascolmados de méritos y virtudes, que le acompañaron en sugestión directiva: los doctores Rafael José CraLUt, Pola deOrtiz y Armando Alarcón Fernández, y que afortunadamente me acompañarán también en la gestión directiva que emprendo. Ha destacado con igual justicia la personalidad y laobra del Dr. César Balestrini, quien estará cerca de mí comoVicepresidente. Pero el Dr. Carrillo Batalla no ha resistido
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al impulso de su generosidad y se ha dejado vencer por razones de amistad al referirse a mi modesta trayectoria profesional y humana en sus palabras plenas de afecto pero ayunasde ponderación. En todo caso, le expreso mi cordial reconocimiento y la seguridad de que su colaboración nos seráindispensable para salir adelante en este singular compromiso que hoy asumimos.
Este acto, más allá de la austera formalidad académica, tiene un significado de elevado valor humano. Connosotros están esposas, amigos, colegas, compañeros de tan
tas jornadas de pensamiento y lucha, gente que sin compartir nuestras ideas nos profesa afecto, personalidades en lasque encarna la capacidad y la voluntad del país, identificados todos en el empeño de hacer de Venezuela el asientode una sociedad justa, estable, próspera, libre, emancipadade la miseria y del temor, de la incertidumbre y del atraso,de la opresión y el odio, de la inseguridad y la ignorancia.Los momentos difíciles, si bien nos someten a privaciones yangustias, tienen la virtud de abrirnos caminos de salvacióny esperanza. El temple de los hombres y de los pueblos seforja en la adversidad, crece en la pena; pero se torna fuentede alegría en los acontecimientos que reúnen a los miembrosde la comunidad alrededor del fuego sagrado de la amistad.Les convoco, pues, al júbilo de estar juntos; pero tambiénal esfuerzo comun para vencer las dificultades. Caen las hojas de los árboles, golpea el viento frío del invierno, luegoflorecerán rosas y claveles y vendrá el tiempo de soñar y reir.
Julio 14 de 1986
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El Pr es id en t e ent ra n t e, Dr. Domingo Fe fip e Ma za Zavala, pr onuncia su di scurso e n ~I act o acadé m ico de tom a de pose si ón d el nu evoCo m ité Di rec t tvo de la Ac ade rnia.
En el br indis, luego d el ac to aca dé mico de la to ma de posesio nde l nue vo Comité Direc tivo . Aparecen en la gráfica : Do c to resElpidio La Riva Ma ta, Tomá s E. Ca rrillo Batalla, Chi Vi Chen,Do m ingo Felipe Maza Zavala y Arm an do Sánc hez Buen o .
En la grá fica los doc to res Césa r Balest rin i, Félix Miralles, Poi aO rtiz y Arman do S ánc h ez Buen o.
En el act o acad émico : Drs. Arma ndo Sánchez Bueno , Presid ent ede la Co mis ión de Finanzas de la Cá mara de Dip utados y Pa la Or ti z,nu eva Se cr etaria de la Ac rde rnia.
En el ac to aca dé mico lo s Individ uos de Núme ro de las Aca de m iasNaciona les: Drs. Rafael Pizani, Lu is Lor et o , Tom ás Palanca Alcá ntara, Mari o Briceñ o Per n zo, Ra fael Arma ndo Roja s, J osé Joaqu ín Go nzá lez Go rrondona y Víc to r M. Alvarez ,
Acadé micos : Ped ro Oíaz Se ijas, Guillermo Mo rón, José MuciAb raharn . J osé María Carrillo.
Co m posición d e te x t o y di se ño : Amparo Truj illoEd it ado por : EDl VE
Juli o 19 86.
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