En el siglo XV se produjo una gran crisis en la Iglesia Católica en Europa Occidental, debido a los numerosos problemas de
corrupción eclesiástica y falta de piedad religiosa. Esto dio lugar a que Europa quedara dividida entre una serie de países
que reconocían al Papa, como supremo y único jefe de la Iglesia Católica, y los países que rechazaban la autoridad de
Roma y que recibieron el nombre de protestantes. Dicha división provocó una serie de guerras religiosas en Europa.
Durante el siglo XVI, varios religiosos, pensadores y políticos intentaron provocar un cambio profundo y generalizado en los
usos y costumbres de la Iglesia católica en la Europa Occidental, especialmente con respecto a las pretensiones papales
de dominio sobre toda la cristiandad. A este movimiento religioso se le llamará posteriormente Reforma Protestante, por ser
un intento de reformar la Iglesia cristiana buscando la revitalización del cristianismo primitivo y que fue apoyado política-
mente por un importante grupo de príncipes y monarcas que "protestaron" contra una decisión de su emperador.
Este movimiento hundía sus raíces en elementos de la tradición católica medieval, como el movimiento de la Devoción
moderna en Alemania y los Países Bajos, que era una piedad laica antieclesiástica y centrada en Cristo. Comenzó con la
predicación del sacerdote católico agustino Martín Lutero, que revisó las doctrinas medievales según el criterio de su con-
formidad a las Sagradas Escrituras. En particular, rechazó el complejo sistema sacramental de la Iglesia católica medieval,
que permitía y justificaba exageraciones como la "venta de indulgencias", fondos que eran para financiar la construcción
de la Basílica de San Pedro, y que, según Lutero, eran un verdadero secuestro del Evangelio, el cual debía ser predicado
libremente, y no vendido.
La Reforma Protestante dependió del apoyo de algunas autoridades civiles para poder reformar iglesias cristianas de ám-
bito estatal, posteriormente iglesias nacionales. Los grandes exponentes de la Reforma Protestante fueron Martín Lute-
ro y Juan Calvino.
Como respuesta al este fenómeno que sacudía a toda Europa, y con el miedo de que esta crisis se repitiera en América, la
Iglesia Católica comienza un movimiento denominado Contrarreforma Católica, que denota el período de resurgimiento
católico desde el pontificado del Papa Pío IV en 1560 hasta el fin de la Guerra de los Treinta Años en 1648. En este período,
la Iglesia buscaba la reorganización interna, en donde se profesaran votos de pobreza, castidad y obediencia al Papa.
Uno de los principales hechos fue el Concilio de Trento, en donde se establecía el dogma católico, en donde la autoridad
máxima es el Papa, establece la liturgia al latín, el fortalecimiento del Tribunal de la Inquisición y la creación del índice de
los libros prohibidos, buscando un concilio en toda Europa.
CONTEXTO EN EUROPA
E L B A R R O C O Contextualización en Europa y Caso de Estudio
A modo general, es posible advertir que el Barroco no inventa nuevas fórmulas estéticas sino que reinventa las previas ya
existentes, potenciándolas. Bajo es precepto, es que de esta circunstancia de donde surja ese concepto del exceso, pue-
den encontrarse en obras como la fachada este del Louvre, considerada modelo de arquitectura barroca oficial france-
sa, o los edificios proyectados por Mansart, en las cuales el clasicismo es patente y el barroquismo queda asociado a la
escala y la potencia plástica.
Sobriedad, armonía y claridad van a ser, de esta manera, las tres claves de la arquitectura barroca en Francia, la cual, a
diferencia de lo que habría sucedido en el país de origen del movimiento, Italia, estará concebida al servicio del poder
establecido político en vez del religioso, al igual que el resto de las artes. De ahí su majestuosidad y su clara vocación de
ostentación.
Arte propagandístico pues, en una época en las que las convulsiones sociales y políticas, detonantes de la Revolución
Francesa, serán determinantes a la hora de la creación del nuevo lenguaje. La revisión del urbanismo de las grandes ciu-
dades como París, por ejemplo, vendrá determinada por la exaltación de las nacionalidades que en estos momentos está
viviendo Europa, la cual desembocará en la creación de estados, con sus correspondientes capitales, que deberán ade-
cuarse a la idea de centralismo, magnificencia y orden emanada por el poder del cual serán considerados una proyec-
ción.
Así, ciudades, palacios o jardines, el diseño en el país galo estará puesto al servicio de la gloria del rey, llegando éste a
controlar cualquiera de las diversas manifestaciones artísticas y artesanas que bajo su gobierno tengan lugar, siendo el
máximo exponente de esta manipulación teatral el Palacio de Versalles, modelo posteriormente muy difundido por Europa
y entorno perfecto para la exhibición del poder divino del rey.
Tomando como período de inicio el reinado
de Luis XIII, será su hijo, Luis XIV, quien contri-
buya al desarrollo del aspecto que presenta
en la actualidad. Pensado como una gran
escenografía en la cual presentar al monarca
y su corte en todo su esplendor, habría cum-
plido el papel de retiro a la par que de lugar
de divertimento.
En él todo está perfectamente medido y con-
trolado: los jardines con su simétrica perfec-
ción, la exuberancia de las decoraciones in-
teriores, la vastedad del terreno o la rotunda
elegancia que el exterior del edificio presenta no serían sino símbolos, una vez más, del poder y orden regios. Quizá el as-
pecto que más llame la atención de la arquitectura francesa barroca sea la disociación que existe entre lo que prometen
sus exteriores y la sorpresa que aguarda en el interior, compuesta por toda una voluptuosa serie de decoraciones y objetos
que, en ocasiones, rozan el delirio.
No será, sin embargo, el arte de la monarquía el único desarrollado a lo largo del periodo denominado Barroco francés.
Existirá asimismo todo un muestrario de manifestaciones arquitectónicas y plásticas de carácter burgués, caso de los lla-
mados hoteles, viviendas creadas en las ciudades para personas pudientes, o un género pictórico típico de dicha clase
social, muy difundidos ya a finales del s.XVI.
CONTEXTO DEL BARROCO
EN FRANCIA
Plano de Versalles en 1746, que muestra el ordenamiento geométrico propio del Barroco.
Jardines de Versalles.
Hacia 1636, René de Longueil, presidente del Parlamento de París, confía al arquitecto François Mansart la construcción de
un nuevo castillo en las tierras que su familia posee desde 1450 en Maisons-sur-Seine. El castillo se inaugura en 1651 con una
suntuosa fiesta en honor de Ana de Austria y de su hijo Luis XIV, que entonces tenía 12 años. La finca es propiedad de los
Longueil y de sus descendientes hasta 1777, cuando la adquiere el conde de Artois, hermano de Luis XVI y futuro Carlos X.
Con la Revolución, el conde de Artois emigra: el castillo es precintado y su mobiliario se dispersa. En 1804 lo compra el ma-
riscal Lannes, compañero de armas de Napoleón I. El Emperador hace frecuentes visitas al castillo. En 1818, el banquero
Jacques Lafitte adquiere el conjunto. A partir de 1830, el gran parque se urbaniza en parcelas y las caballerizas son destrui-
das. Al adquirir el castillo en 1905, el Estado salvó un modelo de la arquitectura clásica por el que pasaron reyes y prínci-
pes, y escritores y pensadores como Voltaire, amigo de Jean-René de Longueil.
El edificio es un manifiesto del arte clásico francés y pensar ya en Versalles por su simetría y su majestad, y por la orquesta-
ción de sus volúmenes. Fue concebido como elemento clave de una inmensa perspectiva, pero en el s. XIX lo separaron
de su parque y sus dependencias.
Las fachadas
Sus proporciones son armoniosas y del todo clásicas. El equilibrio de la composición se debe también a la disposición jerár-
quica de las pilastras: de orden dórico en las partes inferiores, jónico en el segundo nivel y corintio en cada uno de los dos
frontispicios.
La fachada que da al patio (1), presenta un cuerpo central enmarcado por dos pabellones con cubiertas abuhardilladas
y tejado de pizarra que se prolongan a su vez en dos pabellones inferiores en terraza.
La fachada que da al jardín (2), se caracteriza por sus finos pórticos laterales, que enmarcan el cuerpo sobresaliente cen-
tral en perfecta simetría.
Los interiores
El propio castillo se erige sobre una plataforma rectangular se plantea en la manera francesa, con un foso seco. La cour
d'honneur se definió por las terrazas. El bloque central se extiende simétricamente en dos alas cortas, compuestas de va-
rias secciones, cada una con su propia línea de techo, con techos rastrillados y las altas chimeneas, con una fachada que
recuerda el remanente de la planificación en la obra de Pierre Lescot y Philibert Delorme en el siglo anterior. La construc-
ción de solamente pilotes típicos de su época se erigen en tres pisos, un sótano de apoyo a una planta baja y planta no-
ble de tres plantas del ático de arriba.
El vestíbulo de Grand Central entrada de piedra fue enmarcada originalmente por rejas de hierro forjado excepcional-
mente finas, que hoy están en el Louvre . Los grandes relieves de Las Estaciones fueron ejecutados por Gilles
Guérin después de los planos proporcionados por Jacques Sarazin, quien supervisó toda la escultura prevista por
Maisons. Hay pórticos abovedados que representan a los elementos, por lo que los dibujos Sarazin también sobrevi-
ven. Este portal ofrece la entrada a los dos apartamentos del castillo. El apartamento de la izquierda, llamado
el Appartement des Captifs fue de René de Longueil, conservando su decoración original. La chimenea de la habitación
de la esquina, el Desfile de Chambre es un medallón bajorrelieve de Luis XIII, con el apoyo de los cautivos y un friso del
triunfo de Luis XIII, trabajos de Gilles Guérin que le han dado un nombre a la serie de cuartos.
El apartamento de la derecha, llamado el Appartement de la Renommée fue redecorado en su totalidad por Bélanger
para el conde de Artois, en un discreto estilo neoclásico muy en consonancia con el estilo general clásico del castillo.
La escalera era de un tipo que originó Mansart en Balleroy, en el que se deja el espacio central abierto, subiendo por sus
cuatro paredes interiores.
En el piso del desfile, el apartamento a la derecha, llamó a los Aguilas Appartement des por el Estilo Imperial de la decora-
ción realizada por Mariscal Lannes a la espera de la visita de Napoleón I, es mediocre. La de la izquierda, por el contrario,
el Appartement du Roi también se le llama a la italiana, ya que está cubierta de bóveda falsa. El apartamento consta de
un gran des Fetes Salle que se emplea también en el carácter de un cuerpo de guardia, con una tribuna para los músi-
cos. Se abre en el Salón de Hércules con la pintura de Hércules derrotando a la Hidra con esculturas de Guérin. El pabellón
final tiene una forma de cúpula con una sala de figuras articuladas por la termia, un precursor del gran salón de Vaux-le-
Vicomte . Un pequeño armario oval o separador de ambientes, el Cabinet des Miroirs tiene una decoración refinada y
un parquet de piso con incrustaciones de estaño y hueso.
CHÂTEAU DE MAISONS-LAFITTE,
FRANÇOIS MANSART
Vista aérea del Château de Maisons-Lafitte.
Vestíbulo Central del castillo. Escalera en la forma proyectada por Mansart.
EL BARROCO, Contextualización en Europa y Caso de Estudio.
Rodrigo Neira Leighton L2 21 - junio - 2012
Profesores: Iván Ivelic - Mauricio Puentes
Vista desde el Patio del Château de Maisons-Lafitte.