Sociología Cátedra de Teoría Política Instituto de Sociología
ECOLOGISMO
Profesor: Félix Aguirre Díaz
Año: Primero
Integrantes: Antonia Cerda Maluenda
Camilo Herrera Tabilo
Daniel Molina Guajardo
Alex Muñoz Flores
Óscar Muñoz Fuenzalida
Gabriel Sánchez Pérez
Viernes 04 de Diciembre del 2015
ÍNDICE
TEMA N° de página
1. Introducción. 2
2. Origen del Ecologismo. 4
2.1 Fundamentos filosóficos e ideológicos. 6
2.2 Hitos relevantes en el desarrollo del Ecologismo. 11
3. Corrientes teóricas. 16
3.1 De un ecologismo ecocentrista a uno antropocéntrico. 16
3.2 Los dos polos de desarrollo del ecologismo. 20
4. Contexto Latinoamericano y Nacional. 24
4.1 Antecedentes históricos del pensamiento ecologista. 25
4.2 Pensamiento ambiental latinoamericano. 26
4.3 Ecologismo popular y conflicto socio-ambiental Mapuche. 27
4.4 Prácticas ecologistas en Chile y su situación actual. 31
5. Críticas y alternativas: 36
5.1 Críticas. 36
5.2 El Buen Vivir: la alternativa ecológica desde la periferia al mundo. 37
6. Conclusión. 41
Introducción
1
A través del paso del tiempo, el hombre ha ido cambiando el sentido de su lugar
y participación en el planeta, como un residente pasajero, averiguando su posición
frente a otros seres vivos y ecosistemas, entendiendo que para su subsistencia,
necesita de la colaboración recíproca entre ellos. Paralelamente, desde el siglo
XIX hasta nuestros días, han ido apareciendo ideologías y movimientos que van
en la ayuda de la conservación de nuestra naturaleza, haciendo un llamado a
implementar en cada uno de nosotros una consciencia medioambiental para
visualizar de diferente manera, los daños a nuestro planeta causados por la
intervención humana. Desde la ecología, rama cientista biológica encargada del
estudio de la relación entre los seres vivos y su ecosistema, ha surgido un
pensamiento que cada vez toma más fuerza. El Ecologismo es una ideología que
trata de cambiar la percepción que se tiene acerca del desarrollo en un mundo
capitalista de relaciones desiguales. Asimismo, busca fomentar alternativas
sustentables para alcanzar ese desarrollo.
El presente trabajo se encuentra enfocado a diversos aspectos del Ecologismo,
tanto de su línea teórica, como de las críticas que hoy va enfrentando. A modo de
acotación, para facilitar el entendimiento del lector, cada tema tratado contará con
una bibliografía propia al final de su ensayo. A continuación se presentarán las
secciones que componen nuestro trabajo y el alumno que lo realiza.
Primeramente, nos encontramos con los orígenes del Ecologismo, en este
apartado del informe se desarrollarán las ideas fundantes, partiendo del origen
conceptual, hasta su consolidación como ideología autónoma diferenciada de las
tradicionales, para ello se abordarán las principales contribuciones de algunos
destacados teóricos, sumado a una cronología con los hitos sociopolíticos que dan
cuenta de las repercusiones de los estudios teóricos en las políticas concretas de
los distintos países.
En la segunda sección del informe se abordan las cuestiones relacionadas con
las corrientes teóricas principales del ecologismo, para ello se ha decidido
distinguir entre dos tipos de ideas centrales que enmarcan de buena manera las
2
distintas ramas del ecologismo, por un lado está el ecocentrismo, centrado en la
preservación y no intervención de la naturaleza, y por el otro el antropocentrismo,
que a pesar que se concentra en el cuidado del medio ambiente el fin de este es
cuidar el mundo para las futuras generaciones.
La tercera sección del informe está enfocada al contexto latinoamericano y
nacional del Ecologismo, con el propósito de dar una contextualización del
pensamiento ambiental latinoamericano, con antecedentes históricos que
complementen la comprensión de su origen. Además, basado en “Ecologismo
Popular” de Joan Martínez Alier, se hará una descripción del conflicto
socioambiental del pueblo Mapuche. Luego se verán las prácticas ecologistas en
nuestro país, presentes en el plano jurídico, en tareas de partidos políticos, y en
movimientos sociales independientes que buscan al igual que los anteriores, una
vía alternativa al desarrollo basada en la sustentabilidad y la preservación del
medioambiente.
Por último, se presentarán diferentes críticas al Ecologismo, centradas
principalmente en su carácter alarmista. Y luego, se hablará de una visión
alternativa a esta ideología, nativa de latinoamérica, la cual mostrará una postura
que incluye una cosmovisión cargada de indigenismo, y reclamo por una
convivencia armoniosa entre los hombres y su medioambiente, igualmente basada
en la sustentabilidad.
Primer tema: Origen del Ecologismo.
3
Esta primera sección del informe pretende servir de aproximación al concepto de
ecologismo, para ello es que se han tomado en consideración cuestiones como
sus orígenes, fundamentos teóricos e hitos históricos relevantes, con el propósito
de lograr acercar gradualmente al lector, primero a ciertas visiones más generales,
para posteriormente en las secciones siguientes ir abordando los temas con mayor
profundidad.
En consecuencia esta sección se desarrollará en torno a dos subsecciones, la
primera de ellas abordará los fundamentos filosóficos e ideológicos que
permitieron articular una base sólida y bien diferenciada del resto de las corrientes
de pensamiento, al punto de ser considerada posteriormente como una nueva
ideología, en cuanto que contiene las características principales que logran
definirla como tal. La segunda subsección está destinada a un recorrido histórico
por los hitos más relevantes en el desarrollo del ecologismo, incluyendo informes,
declaraciones, conferencias y personajes icónicos que marcaron pauta en el
escenario político mundial en torno al tema medioambiental y los peligros
asociados a las lógicas de desarrollo imperantes.
Antes de adentrarnos en los fundamentos teóricos que dieron forma al
ecologismo, es preciso volver un tanto atrás en el tiempo, a modo de buscar
ciertos elementos que funcionan como semillero ideológico. En efecto muchos
temas vigentes en los debates dentro del ecologismo durante el siglo XX tienen
raíces que provienen del siglo XIX.
Pero antes de acercarnos al siglo XIX, cabe destacar que los primeros en
escribir de la relación entre medio ambiente y seres vivos fueron Aristóteles,
Teofrasto, Plinio y Platón. Este último señalaba "Lo que ahora queda, comparado
con lo que existió entonces, es como el esqueleto de un hombre enfermo. De toda
la tierra gorda y suave, tras ser devastada, queda solo el desnudo esqueleto…
Hay algunas montañas que ahora no tienen más que comida para las abejas, pero
no hace mucho tiempo estuvieron llenas de árboles…” (Reyes, 2007, pág. 5). La
preocupación por la erosión que se le hace a la tierra está presente en Atenas
muchos siglos antes que se desarrollará el término.
4
Fue recién en 1869 que Ernst H. Haeckel un biólogo, zoólogo y filósofo alemán,
diera forma al neologismo “ecología”, término que surgiría a partir de su trabajo
llamado "Morfología General del Organismo”, además fue uno de los fundadores
en su estudio. Haeckel acuñó el término partiendo de la palabras griegas "oikos",
que significa casa, vivienda, hogar... y "logos", que significa estudio. Así, el
significado primero del término "ecología" fue: "el estudio de los hogares". Para
Haeckel la ecología era la ciencia que estudiaba las relaciones de los seres vivos
con su ambiente. Más tarde amplió este significado al estudio de las
características del medio ambiente, incluyendo el transporte de materia y energía,
así como su transformación por las comunidades biológicas.
También es importante señalar a Robert Malthus (1766-1834) un economista
inglés que tuvo un importante resurgimiento durante el siglo XX sobre todo durante
el desarrollo del ecologismo. Malthus declaraba en su libro “Ensayos sobre el
crecimiento de la población” acerca del permanente y exponencial crecimiento
demográfico y sus catastróficas repercusiones. Siguiendo su línea argumental este
señalaba que no era posible solventar la existencia de poblaciones que crecen a
un ritmo que se multiplica en proporción geométrica, debido a que la tierra
cultivable sólo podía crecer en el mejor de los casos a un ritmo mucho menor sólo
en proporción aritmética. Para Malthus la tierra no será capaz de producir
suficientes recursos para alimentar a todos los habitantes del planeta, por lo que
inevitablemente grandes cantidades de personas caerían en la miseria lo que
desencadenaría una crisis social de grandes proporciones.
Finalmente los estudios propios de la “Ecología” durante el siglo XIX y posterior,
fueron sin duda importantes para un mayor conocimiento del ecosistema y del
funcionamiento del planeta en general, representan en gran medida los sustentos
científicos que más adelante propiciarán las bases ideológicas del ecologismo, a
partir de ellas es posible entender los conceptos más contemporáneos de
biodiversidad y desarrollo sustentable, ya que todos aquellos estudios significaron
fundamentalmente un cambio en la conciencia y en la visión del hombre para con
la naturaleza.
5
1) Fundamentos filosóficos e ideológicos:
El ecologismo es más que una nueva toma de conciencia, es una ideología y en
este sentido Andrew Dobson señala cuatro condiciones fundamentales de las
cuales cumple y que le permiten ser considerada como tal:
(…) en primer lugar proporciona una descripción analítica original de la
sociedad, la sociedad moderna, industrial e insostenible bajo la crisis
ecológica; en segundo lugar, una prescripción hacia un modelo de sociedad
diferente, mejor, la sociedad sostenible; además, un programa de transición
desde uno a otro; finalmente, todo ello orientado desde un valor
fundamental original que informa los anteriores, una concepción propia de
la naturaleza humana: el ser humano como miembro de una comunidad
biótica y abiótica interdependiente, con el énfasis en el primer término de la
definición aristotélica del animal, viviente político. (Valdivieso, 2005, págs.
186-187)
Lo anterior permite distinguir entre otras variantes que utilizan algunos de los
postulados ecologistas, pero que se distancian en aspectos fundamentales, es el
caso del ambientalismo, movimiento que si bien defiende algunos criterios del
“Desarrollo Sustentable”, está sigue vinculada a lógicas productivistas y
antropocéntricas “El ambientalismo aboga por una aproximación administrativa a
los problemas ambientales, convencido de que pueden ser resueltos sin cambios
fundamentales” (Valdivieso, 2005, pág. 187)
La literatura en torno al ecologismo o la ecología política sostienen que su
formación como tal, se sitúa a principios de los 70’. Dos hechos de profunda
relevancia acontecen cerca de aquellos años. En 1968 se funda el Club de
Roma[1] formado por diversos profesionales de áreas académicas, políticas y
empresariales. El segundo hecho importante fue la publicación del primer informe
desarrollado por el Club de Roma en 1972 denominado “Informe Meadows: Los
Límites del Crecimiento”[2]. El Club de Roma se conformó principalmente para
compartir impresiones sobre sus preocupaciones por crecimiento económico y el
consumo ilimitado de recursos en un mundo cada vez más interdependiente.
6
Todas las reuniones en torno al tema se vieron materializadas en dicho informe
que básicamente señalaba que:
Si la industrialización, la contaminación ambiental, la producción de
alimentos y el agotamiento de los recursos mantienen las tendencias
actuales de crecimiento de la población mundial, este planeta alcanzará
los límites de su crecimiento en el curso de los próximos cien años. El
resultado más probable sería un súbito e incontrolable descenso, tanto de
la población como de la capacidad industrial. (Límites del Crecimiento,
1972)
Según su entonces presidente Aurelio Peccei los objetivos no fueron otros que
los de intentar reconsiderar los fundamentos éticos e incluso filosóficos de la
sociedad. Para lo anterior el concepto de crisis ampliado a un espectro global
presente desde la génesis misma del ecologismo, contribuyó a la conformación de
análisis sistémicos de alcance e implicancias globales. Al interior del ecologismo
es posible encontrar dos definiciones básicas acerca del término “En primer lugar,
por acumulación de efectos no intencionales de numerosas acciones dispersas…
En segundo lugar, por desencadenamiento catastrófico de tecnologías biocidas
tipo Chernóbyl” (Valdivieso, 2005, pág. 189), aun cuando está distinción es de
suma claridad, la noción básica que diferencia a esta crisis de otras anteriores es
que ésta tiene un alcance global, universal, que condiciona a toda la humanidad,
poniendo en serio riesgo su propia supervivencia, en otras palabras esta crisis
tiene su raíz en el motor propio del desarrollo y de todo su ciclo vital. En definitiva
por vez primera se ponía en entredicho el modelo tradicional de crecimiento
económico por medio de factores diferentes y a partir de este periodo el
condicionante y en muchos sentidos limitador medioambiental se hará presente en
las agendas de política internacional, hecho que iría en aumento hasta nuestros
días.
En este sentido Peccei señala la necesidad de una estructuración del modelo
mundial, sin embargo el autor ve en “los principios de la soberanía nacional uno de
los mayores obstáculos en el camino de la salvación colectiva de la humanidad”
7
(Ruiz, 2013, págs. 81 - 82), de modo que existe una permanente vinculación entre
el ecologismo y las pretensiones de gobiernos supranacionales, producto de que
los problemas ecológicos no pueden resolverse mediante políticas aisladas, sin
considerar al conjunto de la sociedad del planeta.
Otro aspecto importante diferenciador y fundante del ecologismo es su carácter
antiproductivista, talante que la distancia de las ideologías tradicionales, debido a
que se plantea un modelo de desarrollo que modifica el paradigma entre
socialismo y liberalismo ambas ancladas a lógicas productivistas y extractivistas.
Este cambio significa no sólo uno de carácter netamente económico, sino que se
funda en una raíz profundamente filosófica, que implica un nuevo modo de
relación hombre-naturaleza, distanciada como señalamos de la visión
antropocéntrica. Conocida es la frase del Manifiesto Fundacional (1984) de los
Verdes Alemanes “La ecología no está a la izquierda, ni a la derecha sino que va
por delante”, aquella frase representa acertadamente la autonomía característica
del ecologismo en sus inicios.
Otro importante aporte proveniente del mundo académico es el realizado por
Rachel Carson con su libro La Primavera Silenciosa (1962), el estudio realizado
contribuyó a generar cambios importantes en la legislación norteamericana en
torno al uso de los pesticidas en la agricultura, “los productos químicos rociados
sobre los campos de cultivo, los bosques y los jardines permanecen durante largo
tiempo en el suelo, penetran en los organismos vivos y pasan de uno a otro en
una cadena de envenenamiento y de muerte.” (Carson, 2010, pág. 6), en este
sentido significó un importante aporte al cambio en la conciencia pública en torno
a la cuestión ecológica.
En el año 1966 Kenneth E. Boulding publica su tesis del anticrecimiento en La
economía de la futura nave espacial Tierra, se abalanza contra la inercia casi
incuestionable del crecimiento económico “la Tierra como nave espacial y sistema
cerrado de reservas finitas, cuyo mantenimiento económico exige un flujo
renovable de energía y el continuo cierre de los ciclos de materiales, ha sido una
metáfora muy ilustrativa y enriquecedora para el estudio de las relaciones entre
8
economía y naturaleza. Pero también un potente antídoto frente a las visiones
excesivamente optimistas sobre el crecimiento económico ilimitado.” (Carpintero,
2012, pág. 314). Pero el crecimiento a nivel cero propio de las ideas provenientes
de las corrientes ecologistas denominadas conservacionista, no solo hablan en
términos de crecimiento económico, sino también del crecimiento poblacional,
distanciándose de manera importante con otras visiones ecologistas que no ven el
problema en el aumento demográfico, por el contrario su enfoque se dirige hacia
los modelos de producción y a las lógicas de consumo.
Paul Elrich neomalthusiano seguía varias de las ideas desarrolladas por
Boulding y en The population Bomb (1968), anunciaba la muerte por inanición de
millones de seres humanos y la destrucción medioambiental producto del excesivo
aumento demográfico, y de manera similar postulaba el “Crecimiento Demográfico
Cero”, planteando como solución a la problemática, el control de la natalidad
mediante promoción de la esterilización. Más tarde al interior de los círculos del
ecologismo aquellas ideas irán perdiendo fuerza, centrándose principalmente en
los mecanismos para dar solución al aumento del cambio climático.
Son innumerables los teóricos que han aportado al desarrollo del Ecologismo
como son el caso de Barry Commomer biólogo estadounidense fuerte crítico del
sistema capitalista que orienta el problema hacia la producción postulando que es
aquella, la que determina el consumo y no al contrario, además tuvo una
destacada participación para la formulación del Tratado de Prohibición de Pruebas
Nucleares, su obra más destacada es “El Círculo que se cierra: Naturaleza y
Tecnología”, un ensayo donde configura una teoría política en torno a las
relaciones del hombre y la naturaleza, aunque aquellas ideas se enmarcan más
dentro del Ecosocialismo, su aporte es innegable.
Otro destacado ecologista fue Arne Naess filósofo noruego fundador de la
“Ecología Profunda”, un enfoque holístico hacia el mundo, que une pensamiento
sentimiento, espiritualidad y acción. Trata sobre cómo trascender el individualismo
de la cultura occidental para vernos a nosotros mismos como parte de la tierra, lo
9
que nos lleva a una conexión más profunda con la vida, donde la ecología no es
algo que pasa “allí afuera”, sino algo de lo cual formamos parte.
[1] Asociación privada sin fines de lucro compuesta por empresarios, científicos y políticos, que
tuvo su origen en 1972 año en que estuvo bajo la dirección del profesor Dennis L. Meadows.
[2] Primer Informe desarrollado por el Club de Roma señalado como base fundante del ecologismo,
a partir de este informe es que comienzan a incrementarse fuertes críticas en torno al modelo de
desarrollo, así como también la preocupación por el medio ambiente.
10
2) Hitos relevantes en el desarrollo del Ecologismo:
Año Nombre o Tipo de
Evento
Detalles
1968 Se funda el Club de
Roma
Busca la promoción de un
crecimiento económico estable y
sostenible de la humanidad.
1972 Se publica el “Informe
Meadows”.
Se alerta de los peligros de los
modelos vigentes de desarrollo y
de la imperiosa necesidad de
cambio de modelo.
1972 Conferencia sobre
Medio Humano de las
Naciones Unidas
(Estocolmo)
Denominada también “Una sola
Tierra”. Participación de 113
países. Llevó a la creación del
programa de las Naciones unidas
para el medio Ambiente
(PNUMA).
1980 Se publica el “Informe
Global 2000”
Este concluye que la
biodiversidad es un factor crítico
para el adecuado funcionamiento
del planeta.
1980 Unión Internacional para
la Conservación de la
Naturaleza (UICN)
Aprueba la “Estrategia Mundial
para la Conservación de la
Naturaleza y de los Recursos
Naturales”
1982 Se aprueba la “Carta de
la ONU para la
Principio de respeto a toda forma
de vida y se llama a un
11
Naturaleza”. entendimiento entre la
dependencia humana de los
recursos naturales y el control de
su explotación.
1982 Se crea en EE.UU el
“Instituto de Recursos
Mundiales” (WRI).
Misión encauzar a la sociedad
humana hacia formas de vida que
protejan el medio ambiente.
1983 Se crea la “Comisión
Brutland”.
1987 Se publica el “Informe
Brutland, Nuestro Futuro
Común”.
En este informe fue donde se
acuño el término “Desarrollo
Sostenible”. “Desarrollo que
satisface las necesidades de las
generaciones actuales sin
comprometer la capacidad de las
generaciones futuras para
satisfacer sus propias
necesidades”.
1992 Conferencia de la ONU
sobre Medio Ambiente y
Desarrollo (Rio de
Janeiro).
Conocida como la “Cumbre de La
Tierra”. Acuerdos sobre Agenda
21. Destinada a dar apoyo a las
iniciativas que construyeran un
modelo de desarrollo sostenible
para el siglo XXI.
1993 Se aprueba el V
Programa de Acción en
materia de Medio
Ambiente de la U.E.
Estrategia para un “Desarrollo
Sostenible” para el periodo 1992-
2000.
12
1997 Cumbre extraordinaria
Rio+5 (Nueva York).
Revisar los objetivos establecidos
en la cumbre de Rio de Janeiro
1992 y establecer las pautas para
una mejor aplicación de la
Agenda 21.
1997 Protocolo de Kioto. Lograr que los países
desarrollados disminuyan sus
emisiones de gases invernaderos
para los años 2008 al 2012.
Debían reducirse un 5% menos
del nivel de emisiones de 1990.
2002 Conferencia Mundial
sobre el Desarrollo
Sostenible
(Johannesburgo).
2005 Entra en vigor el
Protocolo de Kioto.
2007 Cumbre de Bali. Se reúnen 190 países con el
propósito de buscar un protocolo
contra el cambio climático que
sustituyera al de Kioto que
expiraría el 2012.
2009 Conferencia
Internacional sobre el
Cambio Climático
(Copenhague).
Acuerdo jurídicamente vinculante
sobre el clima, válido en todo el
mundo que se aplicaría a partir
del 2012. Se propone una
reducción mundial de las
emisiones de CO2 en al menos
13
un 50% en el 2050 respecto a
1990.
2012 Conferencia de las
Naciones Unidas sobre
el Desarrollo
Sustentable “Rio+20”.
Dar forma a mecanismos para
reducir la pobreza, fomentar la
equidad social, garantizar la
protección del medio ambiente en
un planeta cada vez más
poblado.
2015 Conferencia sobre el
Cambio Climático
COP21 (Paris)
En desarrollo.
*Tabla desarrollada en base a datos extraídos de la Tesis Doctoral “El Ecologismo
Político en España: De la Crisis Ecológica a la Acción Política” de Julio López
Ruiz.
14
BIBLIOGRAFÍA:
● Carpintero, O. (2012). Kenneth E. Boulding: Más allá de la Economía.
Economía Crítica, 303-319.
● Carson, R. (2010). La Primavera Silenciosa. Barcelona: Crítica.
● Reyes , L. (2007). Historia de la ecología. Universidad de San Carlos de
Guatemala , Departamento de Postgrado , Guatemala.
● Ruiz, J. L. (2013). El Ecologismo Político en España: de la Crisis Ecológica
a la Acción Política". Tesis Doctoral, Universidad de Valencia.,
Departamento de Filosofía del Derecho, Moral y Política., Valencia.
● Valdivieso, J. (2005). La globalización del ecologismo. Del ecocentrismo a
la justicia ambiental. Resma.
15
Segundo tema: Corrientes teóricas.
1) De un ecologismo ecocentrista a uno antropocentrista:
Hoy en día los temas respecto al medio ambiente están muy presentes, en
especial el que trata sobre la protección a este y como mantener el estilo de vida
actual sin perjudicar al mundo, tanto en los espacios naturales como en los
intervenidos por el hombre, en este sentido se ha desarrollado fuertemente el
Ecologismo, que a pesar de que es un movimiento importante para las temáticas
medioambientales, no es la única línea que existe, también es posible encontrar
otras líneas como lo es el Ambientalismo. Teniendo en cuenta lo anterior es
necesario para el presente trabajo definir y diferenciar estas tres ramas
preocupadas por los temas medioambientales.
Primeramente es necesario entender la diferencia entre ecologismo y ecología, a
pesar de que suenan similar, el primero tiene una orientación más socio-política y
se visualiza más como un movimiento social, el cual en sus diferentes facetas
apunta a un desarrollo sustentable para la preservación del medio ambiente, en
función de mantenerlo para las futuras generaciones.
La ecología a secas, trata sobre una disciplina científica, la cual se encuentra
sujeta al método científico y es una parte íntegra de la biología. Esta ciencia
estudia la relación de los seres vivos entre sí y con su entorno (Gámez de la Hoz,
2002). Esto se menciona para que no se confunda con ecología política, la rama
política del movimiento ecologista, de la cual se hablará más adelante.
El ecologismo como movimiento no nace solo, y a pesar de que
cronológicamente su aparición está situada alrededor del año 1972 con la
publicación del Informe Meadows, donde por vez primera la definición de crisis fue
resultado de un análisis sistemático de alcance global (Valdivieso, 2005) es en los
años ochenta donde más se desarrolla gracias a la proliferación en diferentes
áreas de investigación en las ciencias sociales y en los estudios humanísticos en
relación a la situación ambiental: “economía ambiental, economía ecológica,
sociología de los movimientos sociales, derecho de tercera generación, historia
ecológica, psicología ambiental, geografía ecológica, etc.” (Valdivieso, 2005, pág.
16
183). A la llegada de los ochenta no existían estudios políticos bien constitutivos
respecto al tema ecológico, eran más bien borrosos, los desarrollos estaban en los
campos de la ciencia política, sociología política y filosofía política, son en estos
años cuando el ecologismo comienza a desarrollar una teoría desde y para sí
misma, con esto ya en la siguiente década se puede hablar de una teoría política
desarrollada del ecologismo:
(…) puede decirse que es a principios de los años ochenta cuando el
ecologismo comienza a tener una teoría moral propia —con ideas como la
de Environmental Ethics que irán institucionalizándose al poco— e incluso
una teoría social propia —con la aparición de la teoría de los nuevos
movimientos sociales. Sin embargo, no es hasta una década después
cuando puede hablarse de una filosofía o teoría política desarrollada del
ecologismo. Numerosos autores fueron abriendo una vía que identificaba
ya al ecologismo —a menudo bajo otros nombres— como un actor propio,
enarbolando una ideología política e incluso una cosmovisión
diferenciada. (Valdivieso, 2005, págs. 185-186)
El desarrollo del ecologismo no estuvo exento de críticas, las posiciones
detractoras afloraron y atacaron ciertas premisas del ecologismo que hicieron
replantearse sus fundamentos, los cuales se creían sellados en los ochenta. Tales
críticas apuntan a ciertos puntos, el primero sería la concepción acrítica,
estetizante y metafísica de la naturaleza, se le atribuye un valor intrínseco, en un
sentido romántico proveniente de las ciencias naturales, la ecología profunda y el
ecocentrismo. La segunda crítica trabaja en función de la primera ya que la
ecología en sus principios, a la entrada de la década de los ochenta, proponía una
conservación de la naturaleza y no una intervención “…acometiendo
necesariamente una transformación global de la sociedad y una inversión de los
valores dominantes que dé prioridad a la sustentabilidad y la imitación de los
sistemas naturales por encima de cualesquiera otros valores…” (Valdivieso, 2005,
pág. 184). Como tercer y último punto que hace replantearse las bases que el
ecologismo se planteó en los ochenta es que la teoría política del ecologismo
17
carece de autonomía, no actúa en función de lo político, se mantiene a parte de
ese mundo. Estas críticas fueron realizadas por Manuel Arias quien dice que el
ecologismo debe modernizarse por medio del debate real, más allá de las
nociones de crisis ecológica, además de que debe tener un alcance que toque
temas más actuales, no que se concentre en la conservación de la naturaleza
nada más. (Valdivieso, 2005)
Con el texto de Dobson, Pensamiento político verde, publicado en 1991 se
genera un punto importante para entregar los fundamentos de una “teoría política
verde” autónoma, y hacer frente a las críticas anteriores. Este autor identifica una
ideología política diferenciada la cual se apropia estratégicamente de lo ambiental,
le entrega su acción en sentido político, cumple los requisitos necesarios para
poder ser ideología:
(…) en primer lugar proporciona una descripción analítica original de la
sociedad, la sociedad moderna, industrial e insostenible bajo la crisis
ecológica; en segundo lugar, una prescripción hacia un modelo de
sociedad diferente, mejor, la sociedad sostenible; además, un programa
de transición desde uno a otro; finalmente, todo ello orientado desde un
valor fundamental original que informa los anteriores, una concepción
propia de la naturaleza humana: el ser humano como miembro de una
comunidad biótica y abiótica interdependiente, con el énfasis en el primer
término de la definición aristotélica del animal, viviente político.
(Valdivieso, 2005, págs. 186-187)
En este sentido el ecologismo cobró una relevancia importante ya que se
institucionaliza y generaliza discursos ambientales, produciendo así la ecología
política, en función de entregar una respuesta estratégica a la necesidad de
incorporar a los discursos políticos la dimensión ambiental como condición
necesaria de legitimidad. Se incorporan temáticas como de desarrollo sustentable
de Bruntlandt o la modernización ambiental, con esto se introduce una nueva tesis
a la racionalidad política: “ya no habrá narrativa política que se pretenda legítima
si no incorpora siquiera retóricamente intereses de generaciones futuras y de
18
respeto por al menos ciertas partes de la naturaleza no humana.” (Valdivieso,
2005, pág. 187). De esta manera el ecologismo desarrolla y concreta su faceta
política, la ecología política, pasando de una visión ecocentrista a una
antropocentrista, ya que el principal objetivo sería ahora pensar en mantener un
ambiente favorable para las generaciones futuras.
El esquema presentado por Dobson no solo pretende resolver las críticas que
se le hacía al ecologismo en sus primeros impulsos de la década de los ochenta,
también se presenta como un orientación para solventar las dudas de la identidad
política, la historicidad del movimiento y su carácter emancipatorio, primeramente
permite diferenciar entre otras corrientes, que también toman temáticas
ambientales:
El ambientalismo aboga por una aproximación administrativa a los
problemas ambientales, convencido de que pueden ser resueltos sin
cambios fundamentales en los actuales valores o modelos de producción
y consumo, mientras que el ecologismo mantiene que una existencia
sustentable y satisfactoria presupone cambios radicales en nuestra
relación con el mundo natural no humano y en nuestra forma de vida
social y política. (Dobson, 1997, pág. 22)
La coincidencia entre ecologismo y ambientalismo está en que la especie
humana necesita una nueva relación con la naturaleza, en función de un futuro
sostenible, este último no cuestionaría las relaciones de producción, distribución y
consumo, pero si las ideas, valores e instituciones que los alimentan. No así el
ecologismo el cual apunta a un desarrollo sustentable no solo logrando un cambio
en lo institucional, sino también en lo productivo, o en el caso del ecologismo de
los pobres, en lo económico, el cual apunta a que:
El conflicto entre la economía y el medio ambiente no solo se manifiesta
en los ataques a los remanentes de naturaleza prístina sino también en la
creciente demanda de materias primas y de sumideros para los residuos
19
en zonas habitadas por seres humanos y en el planeta en su conjunto. El
hecho de que las materias primas y su transporte sean baratos y que los
sumideros tengan precio cero no es señal de abundancia sino resultado
de una cierta distribución de lo de derechos de propiedad, de poder y de
ingresos. (Martínez Alier, 2004, pág. 317)
Como se puede ver aquí el ecologismo no solo actúa en función de la especie
para preservar el ambiente para las futuras generaciones, sino que también se
apunta al desarrollo sustentable haciendo una crítica a la economía, en el efecto
distributivo que tiene sobre lo ambiental referente a la explotación de los recursos
y lugares de desechos.
2) Dos polos de desarrollo del ecologismo:
Al momento de analizar el desarrollo del ecologismo, nos damos cuenta que las
corrientes teóricas que lo constituyen son muchas, desde perspectivas feministas,
socialistas, metafísicas, entre otras. Sin embargo, no es difícil darse cuenta que
las perspectivas ecologistas obedecen a dos matrices. La primera matriz y las
más influyente a su vez, es la idea antropocéntrica y la segunda – matriz – es la
ecocéntrica, analizaré con más detalles estos dos polos de desarrollo del
ecologismo más adelante, primero es necesario establecer ciertas precisiones
conceptuales.
Para comprender las raíces teóricas del ecologismo – antropocéntrica y
ecocéntrica – es necesario definir y comprender qué entendemos por
ambientalismo y ecologismo, por el contrario, será difícil captar la idea sobre los
dos polos de desarrollo teorético.
Primero que todo hay que tener en cuenta, que el ecologismo nace en
respuesta – como muchas otras cosas – al desarrollo desmedido de la
modernidad, el hito fundante es en 1972 cuando el Club de Roma realizó un
estudio sobre los límites del crecimiento, no obstante lo anterior, la literatura
escrita sobre el ecologismo, lo define básicamente como un movimiento social
amplio, que tiene expresiones políticas y que busca el cuidado y protección del
20
medio ambiente. Ahora, el ambientalismo ha sido históricamente situado dentro
del ecologismo, pero en estricto rigor, el uno no le pertenece al otro, son
complementarios y hasta cierto punto, el ecologismo es ambientalista por esencia.
Entendemos por ambientalismo una defensa del medio ambiente en cuanto a
decisiones sociales, económicas y – principalmente – políticas se refiere, en post
de la protección y el desarrollo fructífero de la sociedad humana. Por tanto, el
ambientalismo deja de lado la totalidad del ecosistema y sitúa en el eje de la
cuestión a los seres humanos.
Dicho lo anterior, me dispongo a explicar las dos matrices teóricas del
ecologismo. La medida antropocéntrica, tiene que ver – básicamente – con el
episteme que sitúa al ser humano como medida de todas las cosas, relacionamos
esto con el ecologismo de la siguiente manera: cuando en 1972 se hace conocido
el informe del Club de Roma sobre los límites del crecimiento, lo que se buscaba
con ello era generar una conciencia que diera cuenta de la amenaza que se
aproximaba hacia la humanidad debido a la enorme explotación del medio
ambiente y el avance desmedido de una modernidad que todo lo consume y lo
desecha. En ese informe y en la literatura, y a su vez, en las aristas teóricas del
ecologismo antropocéntrico como el ecofeminismo y/o el ecosocialismo, no se
habla de ecosistema, se habla de la humanidad y la compleja crisis humanitaria
que ésta afrontará si no se toma conciencia a tiempo de la cuestión medio
ambiental. Es decir, el planteamiento antropocéntrico no se preocupa en estricto
rigor por el impacto del ser humano en el medio ambiente, sino en el impacto que
generan los seres humanos para consigo mismos, debido a la explotación e
utilización colosal de los recursos naturales. Ahora bien, el planteamiento
ecocéntrico concretamente refiere a la conservación del medio ambiente y sus
especies por sobre los seres humanos, es decir, se preocupa del ecosistema en
su complejidad, un ejemplo de este planteamiento es la ecología profunda, la cual
comprende la relación ser humano- medio ambiente como un complejo metafísico
y romántico del cuidado del ecosistema. Uno – se dice – es realmente ecologista,
el ecocéntrico, el otro tiene que ver principalmente con intereses que benefician a
la especie humana.
21
Finalmente, lo importante es que son esas dos corrientes – ecocéntrica y
antropocéntrica – las raíces que fundan las demás aristas teóricas que tienen
como núcleo e idea, al ser humano como centralidad y – la otra – al ecosistema
como primordial. Una de ellas, es ambientalista y tiene expresión política, la otra
tiene corrientes prácticas de acción directa y a su vez, corrientes metafísicas de la
relación humano-medio ambiente. Ambas tienen como base las críticas a la
modernidad y el sistema de producción capitalista como motor, eje y razón de la
lucha ecológica, cada una con distintas formas y concepciones peculiares de la
protección del medio ambiente.
22
BIBLIOGRAFÍA:
Dobson, A. (1997). Pensamiento político verde. Barcelona: Paidós.
● Gámes de la Hoz, J. J. (Octubre de 2002). Ecología y Ecologismo: una
diferencia conceptual necesaria. Revista Ecología y Salud, 474-477.
Obtenido de El Médico Interactivo:
http://www.elmedicointeractivo.com/ap1/emiold/publicaciones/ctrosalud2002
/8/474-477.pdf
● Martínez Alier, J. (2004). El ecologismo de los pobres: Conflictos
ambientales y lenguajes de valoración. Barcelona: Icaria.
● Palacio, G. A. (19 de diciembre de 2006). Breve guía de introducción a la
Ecología Politica (Ecopol): Orígenes, inspiradores, aportes y temas de
actualidad. Gestión y Ambiente, 143-156. Obtenido de Redalyc:
http://redalyc.org/articulo.oa?id=169421027011
● Valdivieso, J. (2005). La globalización del ecologismo. Del ecocentrismo a
la justicia ambiental. Medio Ambiente y Comportamiento Humano, 186-204.
● Valencia Sáiz, Á. (2009). Andrew Dobson: La politica verde se transforma
en teoría poítica. En R. M. Suárez, Teorías políticas contemporáneas (págs.
455-476). Valencia: Tirant Lo Blanch. Obtenido de
http://biblio3.url.edu.gt/Publi/Libros/2014/TeoPoliticRamon/21.pdf
Tercer tema: Contexto Latinoamericano y nacional.
23
Es sabido que América Latina es un continente dotado de significativa riqueza,
por lo cual la economía de sus países se basa principalmente en el
extractivismo[3], una idea clásica del desarrollo que plantea que la riqueza basada
en recursos naturales -entre ellos el petróleo, los recursos minerales, forestales y
pesqueros- es una condición clave para lograr alcanzar mejores niveles de vida y
de prosperidad económica. La economía extractivista presenta un dilema: genera
grandes pasivos ambientales, generados por las empresas mineras, petroleras y
químicas, y que no son incluidos en las contabilidades económicas. Algunos
ejemplos de lo pasivos ambientales lo constituyen los derrames de petróleo,
contaminación atmosférica o acústica, deforestación y destrucción de
ecosistemas, lo que a la larga genera daños ecológicos irreversibles tanto para el
medioambiente como para la población y salud humana. Sin ir más lejos, el Primer
Reporte del Estado del Medio Ambiente, publicado el año 2014 por el Ministerio
del Medio Ambiente, revela datos que reflejan las consecuencias de los pasivos
ambientales y que perjudican a la población local, como por ejemplo que la
contaminación atmosférica es responsable de al menos cuatro mil muertes
prematuras a nivel nacional, o que sólo el año 2009 se generaron 17 millones de
toneladas de residuos, entre industriales y municipales (en estos datos no se
incluyen a los residuos mineros masivos) (Ministerio del Medio Ambiente, 2013).
Es debido a estos grados de contaminación que, no sólo en Chile, se han activado
movimientos ecologistas y un pensamiento ambiental latinoamericano, con
teóricos tanto de la región como del continente europeo que participan
activamente de las movilizaciones en defensa del medio ambiente.
[1] Eduardo Gudynas, investigador en el Centro Latinoamericano de Ecología Social (CLAES), ha enfocado su
trabajo académico en estudiar estrategias para el desarrollo sostenible en América Latina, entre ellas destaca
lo que se denomina como “post-extractivismo”, basado en ideas del Buen Vivir.
1) Antecedentes históricos del pensamiento ecologista:
24
Haciendo un repaso en la historia socio-ambiental latinoamericana, luego de los
siglos de conquista española y portuguesa (en los cuales se produjo un debacle
poblacional, principalmente por las enfermedades introducidas) y el proceso de
independencia, los países del continente inician una serie de booms de
exportación de materias primas. En Perú, por ejemplo, la exportación de guano
constituyó la base económica desde 1840 a 1880. Posterior a la Guerra del
Pacífico y la incorporación de las regiones de Tarapacá y Antofagasta, Chile se
convirtió en el principal productor de salitre a nivel mundial hasta mediados de la
segunda década del siglo XX. Casos así se repiten en la región, tal como el café
en Colombia y Brasil, el sector bananero en los países centroamericanos; hasta
llegar a las primeras décadas del siglo XX con la explotación petrolera en
Venezuela y México, o la industria del cobre en Chile, las que aún constituyen el
eje de la economía de estos países.
Esta recapitulación de antecedentes históricos tiene relevancia para poder
analizar la configuración del pensamiento ambiental latinoamericano, el cual
puede remontarse el ambientalismo conservacionista de inicios del siglo XX, e
incluso hasta finales del siglo XIX. Este pensamiento tiene sus raíces en la
influencia que ejercieron las investigaciones de Humboldt, Darwin, Ameghino,
entre otros, además del apoyo recibido por los países del Norte. El
conservacionismo propone, como sugiere su nombre, conservar la riqueza natural
y evitar el avance de la destrucción de ecosistemas; por ello entre algunas de sus
estrategias de acción son la constitución de Parques Nacionales y Reservas de
Biosfera. Sin embargo, en esta ocasión se centrará la perspectiva latinoamericana
del ecologismo según la conformación del pensamiento ambiental, o la ecología
política, desde la segunda mitad del siglo XX hasta nuestros días, ejemplificando
además con movimientos de resistencia socio-ambiental vinculados al
denominado “ecologismo de los pobres”, desarrollado en Joan Martínez-Alier.
2) Pensamiento ambiental latinoamericano:
25
El pensamiento ambiental latinoamericano tiene sus influencias dentro del marco
de las aportaciones latinoamericanas a las ciencias sociales: la teoría de la
dependencia trabajada por Dos Santos y Mauro Marini; la educación popular de
Paulo Freire; y la teología de la liberación de Leonardo Boff. También puede
encontrarse raíces en los estudios de marxismo latinoamericano de Mariátegui,
hasta los de decolonialidad de Aníbal Quijano y Arturo Escobar dentro del Grupo
Modernidad/Colonialidad (Proyecto M/C). Así también existen vertientes del
ecologismo fuera del continente y que han influido en esta conformación del
pensamiento ambiental de América Latina, tal como las sintetiza Enrique Leff: el
pensamiento de la complejidad (Edgar Morín), la ecología profunda (Arne Naess),
la ecología social o ecoanarquismo (Murray Bookchin), el ecomarxismo (James O
´Connor) y la economía ecológica (Joan Martínez-Alier); todas ellas son
antecedentes para la ecología política actual. De esta manera, la ecología política
latinoamericana se nutre de muchas otras vertientes de ecologismo y de las
ciencias sociales, lo que va constituyendo una ideología política para el
movimiento ecologista. Tal como Leff (2006) afirma
“La ecología política es una lucha por la desnaturalización de la naturaleza:
de las condiciones “naturales” de existencia, de los desastres “naturales”,
de la ecologización de las relaciones sociales. No se trata tan sólo de
adoptar una perspectiva constructivista de la naturaleza, sino política,
donde las relaciones entre los seres humanos, y entre estos con la
naturaleza, se construyen a través de relaciones de poder (en el saber, en
la producción, en la apropiación de la naturaleza) y de los procesos de
“normalización” de las ideas, discursos, comportamientos y políticas.” (p.
26)
Estos son elementos antecedentes el pensamiento ecologista reciente en
América Latina, el cual tiene entre sus rasgos principales, según sintetizan
Martínez Alier, Sejenovich y Baud (2015): una conciencia del desastre
demográfico tras la conquista y por tanto un rechazo generalizado hacia el
26
enfoque malthuasiano sobre el problema de la sobrepoblación; una conciencia
viva de la inequidad política y económica mundial y el consecuente saqueo de los
recursos naturales de la región, desde la explotación colonial a la época actual;
una creciente conflictividad socio-ambiental que dio lugar al “ecologismo popular”;
la vigencia de antiguas cosmovisiones indígenas y el culto a la Pachamama
reconocido en algunas Constituciones; y un nuevo ecologismo latinoamericano
que se abre paso entre el neoliberalismo y el nacionalismo-popular, recurriendo a
conceptos como racionalidad ecológica productiva, deuda ecológica, el post-
extractivismo, el post-desarrollismo y el Buen Vivir. Además cabe mencionar el rol
la “novela latinoamericana”, principalmente “Las venas abiertas de América Latina”
de Eduardo Galeano que, sin ser necesariamente ecologista, ha denunciado
críticamente la lógica extractivista de los proyectos económicos de América Latina,
y la consecuente dependencia e inequidad de su población en relación a los
países explotadores.
3) Ecologismo popular y conflicto socio-ambiental Mapuche:
A grandes rasgos, puede definirse al ecologismo popular (o ecologismo de los
pobres) como un movimiento de defensa de la naturaleza y los bienes comunes,
en el que poblaciones empobrecidas, indígenas o campesinas (incluso urbanas),
se movilizan motivados por la necesidad de supervivencia y seguridad, basadas
en recursos de subsistencia vital. Joan Martínez Alier, economista ecológico
catalán y teórico del “ecologismo de los pobres”, explica que:
“Precisamente, la jerarquía de las necesidades entre los pobres (o
empobrecidos) es tal que ellos dan prioridad a las fuentes de sustento vital
sobre los bienes comercializados. La oikonomía es más importante que la
crematística. El sustento depende del aire limpio, de la tierra disponible, del
agua limpia. (2004, p. 319)
Para Martínez Alier, la ecología política se centra en los conflictos ecológico-
distributivos, en los que los actores participantes tienen distintos grados de poder y
distintos “lenguajes de valoración”. Por ejemplo, los poderes públicos y las
empresas industriales imponen un lenguaje económico, un lenguaje de valoración
27
monetaria, basado en los análisis de costos y beneficios. De esta forma justifican
su acción, dentro del marco de expropiaciones, contaminación y destrucción de la
biodiversidad, todo en la idea del crecimiento económico. En cambio, una
población indígena puede tener un lenguaje de valoración distinto, un lenguaje
basado en el derecho a la subsistencia, a la protección de la tierra y con un valor
moral o religioso. Este lenguaje, por el contrario, tiene sus fundamentos también
en los modos de vida tradicionales de dicha comunidad, los cuales se ven
corrompidos ante la intervención de terceros dentro de estos territorios, y muchas
veces de manera violenta y con consecuencias fatales tanto para la comunidad
como para el resto de especies que los habitan.
Por ello se van configurando “valores inconmensurables”, es decir, aquellos que
no pueden reducirse a una compensación monetaria debido a que se expresan en
distintas escalas. Así lo manifiesta Martínez Alier (2004):
“Partiendo de la premisa de que el crecimiento económico daña el medio
ambiente, hemos visto conflictos ambientales que no son solo conflictos de
intereses, sino también conflictos de valores. En muchos casos, los
conflictos por el acceso a los recursos y servicios ambientales han
adoptado lenguajes no específicamente ecológicos. (…) Nacen
movimientos de resistencia popular contra el uso desproporcionado de los
recursos y servicios ambientales por parte de los ricos y poderosos.” (p.
318)
El conflicto mapuche puede entenderse como un conflicto de larga duración, en
defensa de la propiedad de la tierra, del modo de vida tradicional y la economía de
subsistencia, antagónico a las empresas de explotación forestal. La explotación
forestal supone la absorción de grandes cantidades de recurso hídrico, lo que
priva de agua a la agricultura de subsistencia. Además, no existe una correcta
correspondencia con los estándares ambientales. Es conocido que las grandes y
mega industrias, forestal en este caso, generan contaminación de las aguas y el
agotamiento de los suelos, lo que a la larga tiene como consecuencia la
destrucción del ecosistema y de los seres vivos, y las comunidades locales que lo
28
habitan. Frente a este avance, el pueblo mapuche va desarrollando lo que Pineda
(2012) denomina “movimiento de recuperación de tierras”. Este movimiento, que
tuvo su auge entre los años 1997 y 2003, denuncia la usurpación de tierras
ancestrales y su repudio a la explotación del bosque nativo por las corporaciones y
a los efectos derivados de la producción forestal industrial; además de su
oposición a proyectos de inversión adicionales, como los de capital turístico y
minero. Por ello demanda la restitución de dichas tierras y la exigencia de control y
explotación forestal por la propia comunidad mapuche. Debemos recordar a
Martínez Alier cuando describe este tipo de ecologismo: “(…) el interés material
por los recursos y servicios ambientales proporcionados por la naturaleza para el
sustento humano caracteriza al ecologismo de los pobres. El concepto mismo de
conflictos ambientales distributivos implica conflictos de intereses”. (2004, p. 319).
La acción colectiva del movimiento mapuche alcanzó visibilidad e influencia de
carácter nacional, y estuvieron encabezadas por la Coordinadora Arauco Malleco
(CAM). Entre las acciones que se llevaron a cabo se pueden mencionar las
siguientes:
“1) recuperación de tierras ancestrales, que consistió en que las
comunidades tomaron colectivamente fundos y terrenos considerados como
mapuches, pero hoy en propiedad de las forestales y de otros propietarios
privados; 2) defensa comunitaria de las tierras recuperadas –que resisten
de manera organizada a la acción violenta de los cuerpos policiacos para
desalojarlos de dichas tierras–, teniendo como resultado enfrentamientos
comunitarios con las fuerzas del orden; y 3) acciones incendiarias y otras
formas de destrucción de maquinaria, transportes, insumos e infraestructura
de las corporaciones forestales y los propietarios privados.” (Pineda, 2012,
p. 140)
Leff, en su análisis de la ecología política de Martínez Alier, comparte esta idea y
añade el valor simbólico que incorporan estas movilizaciones sociales dentro del
ecologismo de los pobres. Para Leff (2006):
29
“La distribución ecológica apunta hacia procesos de valoración que rebasan
a la racionalidad económica en sus intentos de asignar precios de mercado
y costos crematísticos al ambiente, movilizando a actores sociales por
intereses materiales y simbólicos (de supervivencia, identidad, autonomía y
calidad de vida), más allá de las demandas estrictamente económicas de
propiedad de los medios de producción, de empleo, de distribución del
ingreso y desarrollo. (p. 23)
Para César Pineda, la acción mapuche en defensa de su territorio comprende
dos aspectos principales, los cuales ejemplifican los postulados del “ecologismo
popular” y la conflictividad socioambiental existente en Chile y América Latina:
“En sintonía del movimiento de pueblos originarios del continente, el
movimiento mapuche ha pasado en los últimos veinte años de centrarse en
las demandas de reconocimiento, inclusión y reclamos de los derechos
indígenas, a la defensa de la territorialidad como base de existencia de su
pueblo. El movimiento mapuche de resistencia, (…), tiene su mayor
fortaleza no sólo en la cantidad y radicalidad de acciones colectivas
extendidas por todo el territorio araucano sino esencialmente en una
creciente radicalización de su crítica al modelo productivo y de crecimiento,
anclado en la expoliación ambiental.” (Pineda, 2012, p. 146)
Tal como resalta Pineda en su desarrollo, existe un antagonismo del mercado
hacia los pueblos y los ecosistemas, lo cual es una contradicción que está lejos de
resolverse. Los conflictos ecológico-distributivos siempre conllevan distintos
lenguajes de valoración, por ello es que las distintas industrias que amenazan la
subsistencia de las poblaciones locales, urbanas, campesinas e indígenas, no
comprendan que la reacción de estas poblaciones comprenden una lucha por la
tierra, los bienes naturales sagrados, bienes que sirven además de sustento vital,
y que el contenido de fondo es también una lucha por la dignidad y la vida de
aquellos que habitan dichas tierras.
30
4) Prácticas ecologistas en Chile y su situación actual:
La preocupación por el medioambiente en nuestro país, no es un tema reciente.
Diversos estudios, actores, posturas y acciones han ido saliendo a la luz desde los
inicios del siglo XX, intensificándose en la actualidad por la masificación de la
información y el mayor conocimiento y consciencia que se tiene acerca del
cuidado y daño a la naturaleza. Este fenómeno se ha desarrollado en conjunto al
surgimiento de movimientos sociales ecologistas, que a la par del llamado a la
protección del entorno natural, denuncian las malas prácticas del gobierno contra
el bienestar de la tierra y la población misma, la cual se ve muchas veces
violentada ante la acción impetuosa de sobreexplotación de los bienes naturales
por parte del Estado chileno y extranjero. Asimismo, con el tiempo se han ido
creando y modificando leyes ambientales, que lamentablemente durante este
2015, no han mostrado grandes avances ni nuevas promulgaciones. Pero lo que sí
ha mantenido estabilidad es el debate medioambiental, que hoy más que nunca se
hace presente gracias al aumento de educación que recibe la población acerca de
la naturaleza y los grandes cambios que ésta ha estado sufriendo en el último
siglo, que la llevan cada vez más a su deterioro, impulsando al hombre a buscar
nuevos métodos que frenen este proceso.
En el plano jurídico, encontramos un sinfín de normas y leyes en pro del
cuidado de la naturaleza. Éstas van desde la disposición y cuidado de las
aguas, la protección tanto de áreas silvestres como de recursos naturales
renovables, a acuerdos internacionales para unir fuerzas contra la sequía. Ya
en 1916 se dicta la Ley N° 3.133 acerca de la Neutralización de los Residuos
Provenientes de Establecimientos Industriales, la cual declara que los
desechos industriales compuestos de sustancias nocivas, no pueden ser
vaciados en depósitos de agua artificial o natural. Cabe destacar una ley que
ha marcado un hito dentro de la Política General del Gobierno, es la Ley N°
19.300 sobre Bases Generales del Medio Ambiente del año 1994 durante el
mandato presidencial de Patricio Aylwin, la cual surge para “iniciar un proceso
ordenador de la normativa ambiental del país (…) dota al Estado de
31
instrumentos de gestión ambiental para administrar y regular el uso de los
componentes del medio ambiente” (Fávero, 1994).
No obstante, ésta se modifica en el año 2010, durante el final del primer
gobierno de la presidenta Michelle Bachelet. La promulgación de la Ley N°
20.417 “introdujo modificaciones sustanciales a la orgánica ambiental chilena,
rediseñando completamente la institucionalidad ambiental de nuestro país”
(Benítez, 2011), creando el Ministerio del Medio Ambiente, el Servicio de
Evaluación Ambiental y la Superintendencia del Medio Ambiente. A mediados
de septiembre del presente año, se iniciaron las mesas de trabajo para la
revisión y actualización de la Política Nacional de Educación para el Desarrollo
Sustentable, promulgada el año 2010 en el inicio de la presidencia de
Sebastián Piñera, la cual busca educar a la ciudadanía para la creación de una
sociedad sustentable, enseñándole los beneficios de ésta, instando al respeto
por la diversidad biológica y cultural.
Dentro del espectro político chileno, son varios los partidos que en sus
estatutos declaran la preservación, cuidado y respeto por la naturaleza,
incentivando un cambio en la forma de relacionarse con ella, impulsando el
desarrollo sustentable de la sociedad, así como diversos proyectos en pro del
medioambiente. Cabe señalar, que estos partidos se declaran en su mayoría
de izquierda, ya que esta preocupación por la naturaleza, surge de la reacción
contra la sobreexplotación y dañina manipulación que el modelo neoliberal
hace de nuestros recursos naturales nacionales. Dentro de estas filas
encontramos a: Partido Amplitud, Partido Regionalista de los Independientes,
Partido Progresista, Partido por la Democracia, Partido Comunista y Partido
Humanista (Amplitud, PRI, PRO, PPD, PCCh, PH, respectivamente). Además
está el Partido Ecologista Verde (PEV), que a diferencia de los anteriores, no
sólo incluye dentro de sus objetivos, programas de preservación del
medioambiente, sino que este partido es exclusivo de corte ecológico. El PEV,
desea ser un medio que eduque a la población para el desarrollo de sus
comunidades locales, centrando su actuar en “la formación de líderes capaces
32
de promover el cambio cultural necesario para forjar una sociedad basada en
la democracia participativa, la sabiduría ecológica, la diversidad y la paz” (PEV,
2014). Pretende construir así, una nueva sociedad donde los individuos se
realicen en equilibrio armónico tanto con sus pares como con su entorno
natural, apostando por el desarrollo sustentable y la “conservación y
reproducción del patrimonio natural y de los recursos naturales” (PEV, 2014)
Fuera del ámbito partidista, existe una iniciativa encabezada por
organizaciones ecologistas chilenas, que agrupa a ciudadanos y activistas en
busca de un cambio social, económico y político del país, en miras a una
transformación del modelo de desarrollo neoliberal, a uno basado en la
sustentabilidad. El Programa Chile Sustentable funciona gracias al trabajo de
diversos profesionales, que van desde sociólogos a economistas, ingenieros y
abogados, sólo por nombrar a unos cuantos. Su objetivo es “cuantificar metas
y acciones para reorientar el proceso de desarrollo chileno hacia la
sustentabilidad” (Programa Chile Sustentable, 2015), promoviendo el debate
con participación de sectores populares e intelectuales, fortaleciendo así la
acción ciudadana. El programa de trabajo de Chile Sustentable, parte por la
priorización de tres ejes fundamentales: en primer lugar, para satisfacer las
necesidades de nuestra generación (y respetar las demandas de generaciones
futuras), la sustentabilidad será la herramienta para hacer uso de nuestros
ecosistemas y recursos naturales; asimismo la equidad debe estar presente al
momento de distribuir los beneficios del desarrollo económico, tomando en
cuenta las necesidades de todas las personas, garantizándoles una mejor
calidad de vida a cada uno, en sí, practicar el bien común; y por último, se
debe profundizar la democracia, otorgando participación a la sociedad en el
proceso formativo de su propio desarrollo, el cual se debe basar en “la
promoción de políticas públicas que pongan a la sociedad y los derechos de
las personas por sobre el mercado, y en la articulación de agendas ciudadanas
basadas en principios social, ambiental y políticamente sustentables”
(Programa Chile Sustentable, 2015).
33
Desde el siglo XX hasta hoy, ha ido aumentando considerablemente la
consciencia en la población acerca del cuidado de nuestros ecosistemas y
recursos naturales. Esto ha incentivado por una parte al gobierno chileno, a
promulgar una serie de leyes y normas ambientalistas, y a diversos partidos
políticos a incluir entre sus tareas, el desarrollo de la sustentabilidad y
preservación de la naturaleza. Asimismo, a la par han surgido movimientos
sociales independientes, en búsqueda de los mismos objetivos, agregando la
lucha por una democracia que otorgue participación a toda la población civil en
la tarea de reconceptualizar el desarrollo y en el establecimiento del bien
común. Con todo lo recopilado, podemos concluir que las preocupaciones
medioambientales sí marcan interés en nuestro país.
34
BIBLIOGRAFÍA:
● Gudynas, E. (2009). Diez tesis urgentes sobre el nuevo extractivismo:
contextos y demandas bajo el progresismo sudamericano actual. En J.
Schuldt, A. Acosta, A. Barandiarán, A. Bebbington, M. Folchi, A. Alayza, &
E. Gudynas, Extractivismo, política y sociedad. Quito: Centro Andino de
Acción Popular (CAAP) y Centro Latino Americano de Ecología Social
(CLAES).
● Leff, E. (2006). La ecología política en América Latina. Un campo en
construcción. En H. Alimonda, Los tormentos de la materia. Aportes para
una ecología política latinoamericana. Buenos Aires: CLACSO.
● Martínez Alier, J., Sejenovich, H., & Baud, M. (2015). El ambientalismo y
ecologismo latinoamericano. En F. De Castro, B. Hogenboom, & M. Baud,
Gobernanza ambiental en América Latina. Buenos Aires: CLACSO.
● Ministerio del Medio Ambiente. (2013). Primer Reporte del Estado del Medio
Ambiente. Santiago de Chile.
● Pineda, C. E. (2012). La dimensión socioambiental del movimiento
mapuche en Chile. En Observatorio Social de América Latina (OSAL),
Movimientos socioambientales en América Latina. Buenos Aires: CLACSO.
● Fávero, G. d. (1994). Ley sobre bases generales del medioambiente.
Santiago: Centro de Estudios Públicos.
● Benítez, M. I. (2011). Ley Nº 19.300, sobre Bases Generales del Medio
Ambiente. Ley Orgánica de la Superintendencia del Medio Ambiente.
Santiago: Gráfica Metropolitana.
● PEV. (23 de Agosto de 2014). Misión y Visión. Obtenido de Ecologistas:
http://www.ecologistas.cl/quienes-somos/mision-y-vision/
● Programa Chile Sustentable. (04 de Diciembre de 2015). Nosotros.
Obtenido de Chile Sustentable: http://www.chilesustentable.net/nosotros/
35
Cuarto tema: Críticas y visión alternativa al Ecologismo.
1) Críticas:
Lógicamente se puede esperar que las críticas al Ecologismo surjan desde
grupos externos y contrarios a la ideología del desarrollo equilibrado con la
naturaleza. No obstante, impresiona cuando se descubre que una gran parte de
las críticas que recibe el movimiento ecologista, proviene de quienes tienen o
tuvieron participación activa en él. Para ahondar en este tema, primero, y de
manera totalmente complementaria, es bueno referirse al Escepticismo Ecológico,
terminología que hace alusión a creer en la existencia de exageraciones y
falsedades en los argumentos discursivos de los grupos ecologistas. Los
escépticos ambientales, creen que no es posible entregar un diagnóstico que
declare de manera tan radical y extremista el daño humano sobre en el
medioambiente, ya que se necesitaría más evidencia para comprobar esto.
Una de las primeras críticas –constructiva- que encontramos, es la escasa
vinculación entre el Ecologismo y la Ecología. A grandes rasgos, el primero se
caracteriza como un movimiento sociopolítico en defensa y protección del
medioambiente, mientras que el segundo es una ciencia biológica que estudia las
relaciones tanto de los seres vivos entre sí, como con el medioambiente que
habitan. La colaboración entre ambas ramas, ayudaría al ecologista en su tarea de
proteger el medioambiente, a entregar argumentos sólidos y certeros basados en
datos científicos, más que en apasionados discursos políticos y de fe.
Otra crítica es el llamado alarmista y apresurado que hacen ciertos grupos
ecologistas frente a diversos productos o leyes que “pudiesen afectar” el
medioambiente, sin embargo, sus argumentos se ven debilitados al no contar con
pruebas suficientes que verifiquen la existencia de un real daño. Asimismo
encontramos la mala conceptualización que suelen hacer los ecologistas,
categorizando como bueno a lo que es natural, y malo a todo aquello que es
artificial, diferenciación basada en la ignorancia. Esto se contradice con la
realidad, ya que en la naturaleza encontramos animales y vegetales dañinos para
el hombre, como avances científicos artificiales en pro del bienestar de los seres
36
humanos. Gran ejemplo de esto, es el constante rechazo de los grupos
ecologistas a los alimentos transgénicos, acusándolos sin prueba alguna, de dañar
el cuerpo humano y el medioambiente. Sin embargo, “los transgénicos son uno de
los grandes avances de la ciencia, que pueden solucionar muchos problemas de
todo tipo, principalmente medioambientales, médicos y económicos” (Molina,
2014). También encontramos la crítica que se realiza frente a la toma de actitudes
pseudocientíficas, donde el ecologismo se da el permiso de crear, por ejemplo,
alternativas médicas basadas en procedimientos exclusivamente naturales, sin
tener un respaldo verdaderamente científico que las certifique como válidas y
funcionales. Y por último, recientemente ha surgido una crítica frente a la particular
mayoría de ecologistas de raza blanca, que se han mantenido por mucho tiempo a
la cabecilla de los movimientos, ocupando puestos de liderazgo. Esto implicaría,
que sólo sean atendidas aquellas demandas medioambientales del primer mundo,
las cuales serían insignificantes (pero no menos importantes) al lado de los
problemas de la misma índole que sufren los sectores periféricos y
tercermundistas, que reciben, como es sabido, el desecho contaminante de todo el
planeta.
Sea cual sea el índole de la crítica al Ecologismo, inclusive constructivista, todas
perjudicarán la reputación del movimiento, provocando que no se mire seriamente
su ideología y puesta en práctica. Paralelamente, esto tendrá repercusiones en
aquellos partidos que optan por una visión ecologista y de desarrollo sustentable,
afectándolos de manera tal que no consigan éxito electoral ni poder político con el
fin de “hacer algo para evitar la catástrofe medioambiental y la sexta extinción en
masa que está aconteciendo, debido a la superpoblación y a la sociedad de
consumo” (Molina, 2014).
2) El Buen Vivir: la alternativa ecológica desde la periferia al mundo:
Desde sus inicios, la filosofía ha dado espacio al análisis de una variada gama
de objetos de estudio. Recientemente se ha incluido a ellos, un área que se
preocupa específicamente del medioambiente. La Filosofía Ecológica se encarga
37
tanto del estudio de la participación -activa o pasiva- y posición de los seres
humanos dentro del entorno natural al que pertenecen, así como sustento de
ayuda para hacer frente a los nuevos desafíos y problemas ecológicos propios de
nuestros tiempos causados por el constante daño humano al medioambiente. A su
vez dentro de esa nueva área, ha surgido la Ecología Profunda, fundada a finales
de los años sesenta por el filósofo noruego Arne Næss. Ésta propone modificar la
sociedad (en aspectos culturales, económicos, políticos y sociales) para lograr una
convivencia equilibrada entre los hombres y mujeres con el resto de los seres
vivos con quienes comparte un entorno natural. Se conseguiría así una armonía
de igual a igual con el medio, colocando al hombre al mismo nivel que la
naturaleza, y dueño de una visión de igualdad biocéntrica, donde todo aquello que
pertenece al mundo natural tendrá derecho a existir. En sí, esta disciplina “busca
una visión más holística de los seres humanos que viven en el mundo y trata de
aplicar a la vida el entendimiento de que las distintas partes de los ecosistemas
(incluyendo humanos) funcionan como un todo” (Ecologiahoy, 2011).
La Ecología Profunda se adecúa en gran parte a los problemas existentes en
países desarrollados. No obstante, en la América Central y del Sur, ha surgido un
pensamiento que incluye una visión más filosófica frente a los problemas
ecológicos. El Buen Vivir, catalogado como un movimiento latino-indigenista, parte
de la concepción del mundo centrada en el hombre como una pieza más del
entorno natural. Desde el lado de la cosmovisión, el Sumak Kawsay (terminología
quechua de la cual proviene la palabra “buen vivir”) considera a los hombres y
mujeres como un elemento más de la Pachamama, buscando establecer un
equilibrio entre el ser humano y la naturaleza, donde la población lograría
satisfacer sus necesidades abstrayendo de ella sólo lo necesario para su
subsistencia, respetando los límites naturalmente impuestos por el planeta.
Asimismo, el Buen Vivir es un movimiento e ideología de resistencia y crítica al
capitalismo, que presenta una propuesta alternativa de vida a la lógica del
progreso propio del neoliberalismo, que ve un avance únicamente en la
producción y entiende el desarrollo sólo como un mecanicista crecimiento
económico. Esto último generó significativos impactos negativos en la población,
38
dañando directamente a la naturaleza como a diversas comunidades indígenas
que fueron desplazadas por intereses económicos ajenos. El Buen Vivir
“reconfigura un horizonte de salida al capitalismo basada en una convivencia en
diversidad y en armonía con la naturaleza (…) hacia un nuevo modelo económico
basado en una matriz comunitaria y sustentable” (Macías & Alonso, 2013).
En concreto, el Buen Vivir, a partir de una recuperación de los saberes
indígenas, reacciona contra la concepción occidental de desarrollo, la cual es
confundida con la sobre-explotación de los recursos naturales y la desacreditación
de la palabra de aquellas comunidades que viven en los lugares de extracción de
éstos, que se ven vulneradas por los caprichos del capitalismo. Este modelo
ecologista, lograría que “las personas, comunidades, pueblos y nacionalidades
gocen efectivamente de sus derechos, y ejerzan responsabilidades en el marco de
la interculturalidad, del respeto a sus diversidades, y de la convivencia armónica
con la naturaleza” (Rojas, 2011).
39
BIBLIOGRAFÍA:
● Ecologiahoy. (2011). Ecología Profunda. Obtenido de Ecologiahoy:
http://www.ecologiahoy.com/ecologia-profunda
● Macías, A., & Alonso, P. (2013). El Buen Vivir, Sumak Kawsay: Una
oportunidad para imaginar otros mundos. Revista de Economía Mundial,
266.
● Molina, E. (2014). Ecologismo, anticiencia y pseudociencia: crítica
constructiva de un exmilitante de Equo. Zaragoza: Departamento de
Ciencias de la Tierra.
● Rojas, M. (2011). Eduardo Gudynas y Alberto Acosta: El buen vivir o la
disolución de la idea del progreso. Foro Consultivo Científico y Tecnológico,
107.
40
Conclusión
El informe desarrollado permitió abordar el tema sobre el ecologismo desde sus
orígenes, pasando por su desarrollo teórico hasta la practicidad que ha tenido
tanto de carácter nacional como en el contexto latinoamericano y mundial. El
ecologismo ha nacido a partir de diversas ciencias, por lo que es complejo decir
cuál es el origen de este, aunque en base a lo descrito por la literatura en la
materia se llega a un acuerdo de situarla a partir de la creación del Club de Roma
y el informe Meadows. A través de su desarrollo histórico, este se ha logrado
consolidar como una ideología autónoma, con relevancia política para los Estados
y gobiernos, como para los actores sociales que llevan a cabo la movilización
socioambiental. Así lo han reflejado las diversas Cumbres Internacionales que
reúnen a los mandatarios de todo el mundo sobre los efectos nocivos que ha
tenido la intervención humana en la destrucción y transformación de los
ecosistemas, o las organizaciones ambientalistas y ecologistas que trabajan en
torno a la conciencia ambiental y la movilización por las luchas de los derechos de
la naturaleza y de las sociedades humanas, tanto a nivel local, continental y
mundial. Se puede decir que el ecologismo ha surgido dentro del ámbito
académico, en las universidades europeas con aportes de las distintas
especialidades científicas, principalmente la Biología, pero a lo largo de su
desarrollo se ha constituido como un movimiento social, y continúa teniendo esa
base como fuerza principal, haciéndose parte del sentido común de la población.
Valdivieso nos recuerda que “la legitimidad de cualquier discurso social pasa por
reconocer la necesidad de tratar de hacerle frente.”, en este sentido, la cuestión
ecológica ha logrado incidir en las políticas públicas de la mayoría de los países
del mundo. Mirando hacia nuestro país, y nuestro continente, a principios del siglo
XXI se empezaron a conformar los “Ministerios de Medioambiente”.
No debe ignorarse el hecho de que muchas ideologías políticas han incorporado
un lenguaje ecológico, desde el socialismo al neoliberalismo, pasando por el
anarquismo, el feminismo, entre otras. De esta forma se manifiesta la repercusión
del discurso ecologista dentro del lenguaje político, a través de distintos
mecanismos de desarrollo, basados en la sustentabilidad y la reducción de
agravantes al medio ambiente. Vale tener en consideración que a pesar de todas
estas incorporaciones, el ecologismo, como ideología autónoma, se diferencia
fundamentalmente de las otras, ya que esta plantea nuevas lógicas de desarrollo
económico, poniendo énfasis en un cambio radical de los modos de producción:
41
es conocido que la mayoría de las ideologías políticas se han sustentado con el
tiempo en base al productivismo y al consumismo (principalmente la neoliberal).
Al enfocarnos en el ecologismo en Latinoamérica, la necesidad de un cambio de
estas lógicas es crucial. El extractivismo ha sido tanto la base económica de
nuestros países, pero a la vez es un factor clave en cuanto a crear las relaciones
de desigualdad entre los países del Norte con los del Sur. Tal como manifiesta
Arturo Escobar y la idea de un post-desarrollismo, o las teorías del post-
extractivismo de Gudynas, América Latina debe encontrar las estrategias con las
cuales logre salir de estas lógicas de producción que son determinantes en la
conformación de la dependencia económica del mercado mundial. Nuestra
economía, tanto la chilena como la del continente, depende del mercado
internacional, debido a que, tal como dice Buniak, “Si China estornuda, a
Latinoamérica la de una pulmonía”.
42