REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELAUNIVERSIDAD PEDAGÓGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR
VICERRECTORADO DE INVESTIGACIÓN Y POSTGRADOCOORDINACIÓN DEL PROGRAMA NACIONAL DE POSTGRADO
UNIDAD CURRICULAR: SEMINARIO DE INVESTIGACIÓN I.
Facilitadora: Dra. Gregoria Blanco. Maestrantes:
Dolores González. Nilda Brelio.
Yamitle Rebolledo. Fátima Suarez.
Angélica Aguilar. Yoly Alagares.
Barbacoas Estado Aragua. Marzo 2015
Seminario de Investigación
Educación de Calidad
La calidad educativa es una de las expresiones más utilizadas
actualmente en el ámbito educativo, como punto de referencia que justifica
cualquier proceso de cambio o plan de mejora. En este contexto, la eficacia y
la eficiencia son dos pilares básicos. La única manera de avanzar es seguir
estudiando, ya que no es posible pensar en prosperidad, sino hablamos de
reflexionar de una educación de calidad, que nos prepare para enfrentar
diversas situaciones como: la pobreza, la delincuencia, la guerra, el mal uso
de la tecnología, el maltrato en todas su expresiones, el abuso verbal, la
diversidad del planeta; combatiendo los aspectos antes señalado, damos
oportunidades para aprender a pensar el pensamiento de diversas formas y
de distintas fuentes creando espacios para la creatividad y el talento de
mucha gente que quiere desarrollar sus capacidades para así, adaptarse a
los tiempos de cambios en nuestro país.
La Educación debe favorecer a la mente para hacer y resolver preguntas
esenciales en el uso de la inteligencia general. Debemos adaptarnos a
nuevas ideas en conjunto y no aferrarnos a creer ciegamente en las ideas
aceptadas o antiguas. Es necesario tener en cuenta el contexto de los
conocimientos del otro. Es importante desarrollar una inteligencia general
para resolver problemas utilizando el conocimiento de una manera
multidimensional, tomando en cuenta la complejidad, el contexto y una
percepción global.
El mejorar la calidad educativa depende de que todos entendamos que es
necesaria nuestra participación decidida y entusiasta y que no se requiere un
cambio radical en nuestros sistemas de trabajo, sino más bien de un proceso
de mejora continua, pero con un conocimiento y conciencia plena de lo que
se quiere lograr.
Edgar Morín, señala que la complejidad inscrita en la diversidad,
articulación, interdependencia y fugacidad de circunstancias y problemas de
la sociedad mundial excede los prismas disciplinares. Cómo, entonces,
educar y formar a los adolescentes, futuros ciudadanos y dirigentes del siglo
XXI, inmersos en una transformación social y económica sin precedentes en
la que si bien los conocimientos científicos y técnicos son y serán cada vez
más sofisticados, que conllevan increíbles cegueras y despistes respecto a
las consecuencias de dichas transformaciones en la realidad humana, que
ellos provocan en parte y, al mismo tiempo, sobre los desafíos que el actual
horizonte planetario presenta.
¿Por qué un conocimiento sofisticado y una tecnociencia en plena evolución
pueden, sin embargo, no ser pertinentes? Porque para Edgar Morín:
por un lado, nosotros estamos en una época de saberes
compartimentalizados y aislados los unos de los otros. No es solamente
especialización, es la hiperespecialización, que surge cuando las
especializaciones no llegan a comunicarse las unas con las otras, y una
yuxtaposición de compartimentos hace olvidar las comunicaciones y las
solidaridades entre estos compartimentos especializados.
Por doquier es el reino de los expertos, es decir de técnicos especialistas
que tratan problemas recortados y que olvidan los grandes problemas, ya
que los grandes problemas son transversales, son transnacionales, son
múltiples, son multidimensionales, son transdisciplinarios y, en nuestra época
de mundialización, son planetarios.
El saber impartido en forma fragmentaria no despierta ningún interés, ni
es fuente de sentido para los adolescentes en general. El saber interesa y
tiene sentido cuando responde a los interrogantes y a la curiosidad de los
jóvenes.
En función de ello es preciso reconocer cuatro objetos transversales
involucrados en los grandes interrogantes que agitan y motivan a los
adolescentes en particular y a las personas en general: ¿de dónde venimos?,
¿qué y quiénes somos?, ¿hacia dónde vamos? ¿Qué hay en el más allá?
Son interrogantes cuyas respuestas pueden buscarse en la articulación de
estos objetos: el mundo, la tierra, la vida y la humanidad, la cual requiere una
visión transdisciplinaria de criterios y categorías articuladoras que se
despliegan en distintos niveles y campos de complejidad.