ESTRATEGIA 1Educar en la fe
audaz, innovadora y
creativa, creando los espacios para
su vivencia y proyección.
Educar en la fe audaz,
innovadora y creativa,
creando los espacios para su vivencia y proyección.
Dentro de las Líneas Orientadoras de la Misión
Educativa de las Hijas de María Auxiliadora,
encontramos los siguientes criterios:
Educar en la fe audaz,
innovadora y creativa,
creando los espacios para su vivencia y proyección.
Prospectivas Pedagógicas
de Referencia
Educar en la fe audaz,
innovadora y creativa,
creando los espacios para su vivencia y proyección.
1.Evangelizadora
2.Cultural.3.Comunicativa
4.Social.
1.1
“Evangelizar educando y educar
evangelizando”. Apunta a promover a las
y los jóvenes en su totalidad mediante la
educación y tiene como finalidad última la
salvación en Cristo.
EDUCACIÓN Y EVANGELIZACIÓN
1.2
La evangelización depende de una buena mediación cultural que asegura un anuncio más comprensible del mensaje cristiano. Un anuncio que debe poder abrir a todos, a la experiencia del amor de Cristo para que puedan llegar gradualmente a conocerlo como la razón de su vida. En la tríada del Sistema preventivo la religión es considerada por don Bosco no sólo como objetivo prioritario y como contenido, sino también como camino hacia la felicidad.
EXPERIENCIA DEL AMOR DE CRISTO
1.3
Elementos que caracterizan la Espiritualidad Salesiana: la paternidad misericordiosa de Dios; la fuerza de la gracia
sacramental; el sentido eclesial y la presencia solícita
de María; el impulso misionero; lo cotidiano como
lugar privilegiado de encuentro con Dios, de
concreción de los valores evangélicos, de crecimiento
vocacional; la alegría de compartir.
PROPUESTA DE SENTIDO Y MENSAJE
DE FE
1.4
La evangelización promueve intervenciones educativas
que demuestran el carácter dialogante del cristianismo,
el compromiso por la búsqueda de la paz, la
defensa de la vida y de los derechos humanos, la
justicia, el trabajar para un futuro de mayor convivencia.
ESTO ES SOLIDARIDAD
MISIONARIEDAD Y DIÁLOGO
EL ENCUENTRO CON JESÚS
EN LAS EXPERIENCIAS
DE VIDA.
Educar en la fe audaz,
innovadora y creativa,
creando los espacios para su vivencia y proyección.
En este proceso se nos comprometemos a asumir la mentalidad de itinerario y a
personalizar nuevas formas para llegar a los y las jóvenes allí donde están, para educar la
demanda de sentido, realizando una pastoral de la presencia que les oriente
progresivamente a madurar su confesión de fe en Dios Padre, Hijo y
Espíritu Santo.
A partir de la consideración de las relaciones fundamentales de la persona, es conveniente proyectar experiencias que eduquen gradualmente a un estilo
evangélico de relacionarse.
La experiencia es una realidad vivida con intensidad y globalidad, es la forma más directa de llegar a conocer y dejarse modelar por aquello que se experimenta.
Hacer experiencia significa realizar un proceso de unificación entre los varios dinamismos de la persona: cognitivos, operativos, sociales, motivadores, para llegar a optar con todo el ser por el bien y lo auténtico.
Al ser una interpretación de lo vivido ésta es una síntesis existencial y se expresa gracias a las potencialidades de la comunicación humana.
Mediante la experiencia, la persona llega a conocer de forma vital una determinada
realidad porque, situándose frente al mundo y a los demás, los acoge en su
universo interior llegando a una síntesis personal.
La experiencia cotidiana ayuda a buscar el sentido de la propia vida. Esta búsqueda se
educa, a veces se evoca y otras veces sencillamente se personaliza y valora
mediante propuestas que permiten a las jóvenes y a los jóvenes describir
continuamente el contenido de su experiencia cristiana, en diálogo con sus expectativas y deseos más profundos.
1.
El primer lugar donde se aprende el alfabeto de la comunicación y de la relación es la familia porque en ella se da y se recibe amor.
Acompañar a las y los jóvenes en el camino de maduración de la afectividad y de la capacidad de amar es un deber fundamental para la comunidad educativa.
CRECER EN EL AMOR
Caracterizada por el espíritu de familia, está llamada a
valorar la célula fundamental de la sociedad
y a ayudar a las y los jóvenes a tomar conciencia
de las raíces familiares mirando a la propia historia con realismo, serenidad y
esperanza.
En el servicio a los más pobres los y las jóvenes pueden
expresar su propia ciudadanía evangélica
y prepararse para intervenir a distintos
niveles como personas reflexivas,
responsables y promotoras de la
justicia y de la paz.
2.
SERVICIO Y GRATUIDAD
3.
En la pastoral juvenil ocupa un lugar fundamental la
educación a la interioridad que desemboca en la
experiencia filial expresada en la oración y en las opciones cotidianas.
La oración cristiana es diálogo
de amor, escucha y disponibilidad,
contemplación de la historia como lugar de encuentro con Dios.
INTERIORIDAD Y ORACIÓN
Educar a la oración significa por consiguiente, educar para hacer
espacio al Espíritu Santo que habita en nosotros, para leer a su luz la
propia vida, para ofrecerla como don y volver a recibirla de Él. Quiere decir hacerse responsables de la
propia vida y acogerla en la óptica del proyecto de amor que Él tiene
sobre cada uno.
ORAR ES FUENTE DE ALEGRÍA Y DE ESPERANZA, EXPRESIÓN DE
LIBERTAD Y DE AMOR.
4.
La pastoral juvenil está llamada a marcar caminos para una auténtica formación litúrgica acompañando a las generaciones jóvenes a celebrar el misterio cristiano en espíritu y en verdad.
En la tradición Salesiana la Eucaristía y la Reconciliación son las columnas fundamentales de una sólida maduración espiritual; un itinerario de vida cristiana que implica a toda la comunidad educativa.
LA EXPERIENCIA DEL MISTERIO
PASCUAL
Jóvenes y adultos experimentan que el sacramento de la Eucaristía es memorial de Jesús que se ofrece a sí mismo para que todos “tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn 10,10) y aprendan de Él a
darse a sí mismos.
Con el sacramento de la Reconciliación experimentan la misericordia del Padre en Cristo, reconocen el propio pecado, reciben con agradecimiento el perdón, resisten a la tentación de la autosuficiencia y se forman una conciencia recta y coherente, abierta y misericordiosa. Evangelio: luz para la vida
5.
MARÍA, MADRE Y EDUCADORA.
María es Discípula y Madre, Educadora y
Compañera de camino.
En la tradición salesiana, María se conoce
especialmente como Auxiliadora e Inmaculada.
Como Auxiliadora, María es la que defiende a las
jóvenes y los jóvenes, los toma de la mano, los guía,
los educa y los identifica con Cristo.
Como Inmaculada, María es la obra maestra de la
pedagogía preventiva de Dios, el prototipo de la obra
transformadora de la gracia en quien se abre con docilidad y fe
a su acción.
Educar en la fe audaz,
innovadora y creativa,
creando los espacios para su vivencia y proyección.
Nuestros Obispos reunidos
en Aparecida, Brasil, nos dicen:
Educar en la fe audaz,
innovadora y creativa,
creando los espacios para su vivencia y proyección.
. …Conocer a Jesús es el mejor regalo que puede
recibir cualquier persona; haberlo encontrado
nosotros es lo mejor que nos ha ocurrido en la vida,
y darlo a conocer con nuestra palabra y obras
es nuestro gozo…
6.4LUGARES DE FORMACIÓN
PARA LOS DISCÍPULOS MISIONEROS
6.4.1
La Familia, primera escuela de la fe.
La familia está llamada a introducir a los hijos en el
camino de la iniciación cristiana. La familia, pequeña Iglesia, debe ser, junto con la
Parroquia, el primer lugar para la iniciación cristiana de los
niños. Ella ofrece a los hijos un sentido cristiano de existencia
… la formación de los hijos como discípulos de Jesucristo,
se opera en las experiencias de la vida diaria en la familia
misma.
6.4.6
LOS CENTROS EDUCATIVOS CATÓLICOS.
La meta que la escuela católica se propone, respecto de los
niños y jóvenes, es la de conducir al encuentro con
Jesucristo vivo, Hijo del Padre, hermano y amigo, Maestro y
Pastor misericordioso, esperanza, camino, verdad y vida, y, así, a la vivencia de la
alianza con Dios y con los hombres… le ayudará a ver la historia como Cristo la ve, a
juzgar la vida como Él lo hace, a elegir y amar como Él, a cultivar
la esperanza como Él nos enseña, y a vivir en Él la
comunión con el Padre y el Espíritu Santo.