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El grito del floreroEl sol despierta a la maana de un viernes de comercio en la ciudad, un poblado de veinte mil habitantes llamado Santaf de Bogot. Pobladores de acentos extraos cuchichean por el mercado; se distinguen los acentos de criollos y peninsulares. Tambin las voces de nobles, comerciantes, nativos y plebeyos. El bullicio aumenta en laPlaza Mayor. Los trajes marcan diferencias entre quienes vienen de la notara, la casa de los alcaldes o del virrey y aquellos que frecuentan la crcel de la ciudad.Es 20 de julio de 1810. Falta poco para el medioda. Por las calles tranquilas, un criollo ceudo camina en busca de un florero.

Su andar rgido y orgulloso se detiene en la esquina de calle real con 11, frente a la puerta de un conocido almacn. El criollo se llama Luis de Rubio. El comerciante que lo recibe Jos Gonzlez Llorente, elegante chapetn de gran fortuna. La excusa es el banquete de recepcin del comisario real Antonio de Villavicencio, recin llegado a Amrica. El nico pedido: un jarrn con un ramillete de flores para adornar la mesa del invitado de honor.

El tono de Rubio ya contiene agresin. La respuesta de Llorente, plena de desprecio, es "No". Muchos dirn luego que us groseras para referirse a Villavicencio y a todos los americanos. O que el florero en cuestin termin cayendo al suelo y partindose en mil pedazos (aunque uno muy similar ha sido conservado). Lo cierto es que, a poco de iniciada la discusin, pas caminando "el sabio" Francisco Jos de Caldas, quien salud a Llorente desde la calle. Llorente le respondi con desgano. Los hermanos Francisco y Antonio Morales, criollos tambin, lo increparon, comenzando la revuelta.

La plaza estaba llena. El grito del florero haba encendido la chispa. La oligarqua criolla haba desencadenado la furia de todo un pueblo menospreciado durante la vida colonial y haba abierto la puerta a la independencia de Colombia. Ese mismo da se convoc a Cabildo Abierto, se form una Junta Suprema y se encarcel al Virrey bonapartista, jurndose lealtad al Rey de Espaa. An faltaba mucho para que los realistas abandonaran sus colonias americanas.

La disputa del florero no haba sido inocente; muchas reuniones le haba llevado a la Junta de Notables de Santaf la planificacin de tal revuelta. Muchas de ellas se haban hecho en el Observatorio Astronmico dirigido por el "sabio" Caldas, quien se haba prestado a un plan alternativo: en caso de que Llorente aceptara prestar su florero, l pasara frente al almacn saludndolo y desnudando su actitud despectiva hacia los americanos.