Era negro, con tornasoles
granas, verdes y azules,
todos de plata, como los
escarabajos y los cuervos.
EL POTRO CASTRADO
En sus ojos nuevos rojeaba
a veces un fuego vivo,
como en el puchero
de Ramona, la castañera
de la plaza del Marqués.
EL POTRO CASTRADO
¡Repiqueteo de su trote corto,cuando de la Frisetade arena entraba, campeador, por losadoquines de la calle Nueva!¡Qué ágil, qué nervioso, quéagudo fue, con su cabezapequeña y sus remos finos!
EL POTRO CASTRADO
Pasó, noblemente, la
puerta baja del bodegón,
más negro que él mismo
sobre el colorado sol del
Castillo, que era fondo
deslumbrante de la nave,
suelto el andar, juguetón
con todo. Después, saltando
el tronco de pino, umbral de la
puerta, invadió de alegría el corral
verde, y de estrépito de gallinas, palomos y gorriones.
EL POTRO CASTRADO
Allí lo esperaban cuatro hombres,
cruzados los velludos brazos sobre
las camisetas de colores.
Lo llevaron bajo la pimienta.
EL POTRO CASTRADO
Tras una lucha áspera y breve,
cariñosa un punto,
ciega luego, lo tiraron
sobre el estiércol, y, sentados
todos sobre él, Darbón cumplió
su oficio, poniendo un fin a su
luctuosa y mágica hermosura.
EL POTRO CASTRADO
...Quedó el potro,
hecho caballo, blando, sudoroso,
extenuado y triste. Un solo
hombre lo levantó, y, tapándolo
con una manta, se lo llevó,
lentamente, calle abajo
EL POTRO CASTRADO
EL POTRO CASTRADO
¡Pobre nube vana, rayo ayer, templado y sólido! Iba como un libro descuadernado. Parecía que ya no estaba sobre la tierra; que entre sus herraduras y las piedras, un elemento nuevo lo aislaba, dejándolo sin razón, igual que un árbol desarraigado, cual un recuerdo, en la mañana violenta, entera y redonda de primavera
Hecho por María Santos Acosta.
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