FLACS Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales
Maestría en Antropología Visual
2011-2013
Materia: Medios y Cultura
Estereotipos raciales en la caricatura política en Ecuador.
1954-1965
Autor: Patricio Feijóo A.
Profesora: Hanne-Lovise Skartveit, PhD.
Quito - Ecuador
Antecedentes
La caricatura en nuestro país ha sido un género poco estudiado. Se han rastreado las
primeras experimentaciones dentro del dibujo humorístico a nivel local hacia mediados
del siglo XIX en los trabajos del artista quiteño Juan Agustín Guerrero. Sin embargo fue a
partir de 1880 en el convulsionado ambiente de las luchas entre liberales y conservadores,
cuando la primera caricatura aparece con fuerza en la ciudad de Guayaquil. Publicaciones
como El Ecuador Ilustrado (1883), El Murciélago (1884), El Perico (hacia 1885), El Gavilán
(1889), La Argolla (1890), El Cordero (1891), La Marica (1894), El látigo (1895), entre otras,
alternaban artículos de denuncia en contra del régimen y crítica a instituciones como la
iglesia principal “blanco” del proyecto liberal, con diversas caricaturas encargadas de
retratar los complejos acontecimientos y protagonistas del escenario político de la época.
La litografía fue la técnica que permitió la difusión de caricaturas en periódicos ya a nivel
masivo, igual que en el caso de las revistas modernistas, éstas enfocadas a una élite culta
más que a un público masivo, por ende de muchísimo menor tiraje y de manera dispersa.
Es necesario recordar que la principal influencia de los artistas gráficos y caricaturistas
latinoamericanos viene de Inglaterra y Francia, ya que de entrada a la modernidad el
modelo español se deja de un lado y París se convierte en el ícono de la ciudad moderna.
La caricatura logró tener mayor visibilidad en el medio local hacia las primeras décadas del
siglo XX. Su presencia intermitente en distintas revistas ilustradas y diarios publicados,
tanto en Quito como en Guayaquil y su participación alterna o protagónica en eventos y
salones de arte organizados por un cierto grupo de artistas jóvenes en ambas ciudades,
dan cuenta de una nueva dinámica en el campo artístico que articuló el uso del humor
visual como herramienta crítica, no solo del devenir político y social del país plasmado en
revistas y otros medios de comunicación impresos, sino también en la construcción de una
esfera para el arte en aquel entonces.
Pero si bien la caricatura en este período específico es considerada “herramienta crítica”,
por sus vastos ejemplos que tratan temas políticos y controversiales, el presente ensayo
tratará de develar estas preguntas: ¿qué imágenes de otredad indígena genera la
caricatura política? ¿Qué estereotipos raciales reproduce? A un nivel de imagen, el humor
gráfico se permite tocar una gran variedad de temas, sobretodo de tinte político y social
del período histórico en cuestión, por lo que generó un corpus de imágenes, del cual he
seleccionado cuatro ejemplos, que nos permite indagar en las producciones y
reproducciones de imágenes estereotípicas, su circulación en los medios impresos, su
repetición en cantidad y frecuencia.
Definiendo la caricatura
Es preciso en primer lugar hacer un acercamiento a la caricatura, y Baudelaire es el
primero que mira con entusiasmo la proliferación de la caricatura en medios impresos.
Cuando teoriza sobre la noción de lo cómico en la literatura y la comedia, realiza una
primera distinción entre caricatura efímera (imagen 1) “que sólo valen por el hecho que
representan” y de las que de alguna manera alcanzan un valor artístico (imagen 2), las que
“contienen un elemento misterioso, durable eterno, que las recomienda a la atención de
los artistas” (Baudelaire, 1986: 154). En el caso ecuatoriano encontramos estos dos tipos
muy bien diferenciados, siendo las revistas modernistas las que incluían mayormente las
del segundo tipo, al estar manejadas por grupos de artistas y literatos, y tener como
audiencia a una élite ilustrada y culta. Las efímeras encontraban su espacio
principalmente en periódicos, y fungían como un reflejo del contexto social que
representaban, sin tener aspiraciones estéticas expresas.
Imagen 1 Imagen 2
Tomo como punto de partida a Baudelaire, primero por ser figura icónica de la
modernidad, y a pesar de la existencia de otros análisis de lo cómico y del chiste como los
de Bergson y Freud, pienso que la alusión de Baudelaire a vincular la historia de la
caricatura con los eventos políticos y sociales, será central en mi análisis de estereotipos
en los ejemplos.
Entonces debemos delimitar el corpus de imágenes con el que trabajaré el ensayo.
Primero hablaremos de caricatura en medios impresos en general, no solamente de
revistas ilustradas o de periódicos, en vista de que ambos las incluyen en sus contenidos, y
además he notado que en esos contextos las caricaturas y sus representaciones se
constituyen como parte de un discurso, ya sea el del periódico (en el cual se ubican
generalmente en la página de opinión), o de la revista, en las cuales podríamos hablar de
caricaturas verbales además. Entonces esta adhesión a una postura política o a un
discurso es lo que me permitirá encontrar las categorías de identidad en las imágenes;
“Uso «identidad» para referirme al punto de encuentro, el punto de sutura entre, por un
lado, los discursos y prácticas que intentan interpelarnos.., hablarnos o ponernos en
nuestro lugar como sujetos sociales de discursos particulares y, por otro, los procesos que
producen subjetividades, que nos construyen como sujetos susceptibles de -decirse-. De tal
modo, las identidades son puntos de adhesión temporaria a las posiciones subjetivas que
nos construyen las practicas discursivas” (Hall, 2003: 20)
También considero importante realizar un trabajo de análisis por categorías y de esa
manera realicé la selección de las cuatro caricaturas de los vastos archivos existentes, que
ejemplifican el ensayo. Me centraré en la categoría de raza, como la principal para
determinar los estereotipos que la selección reproduce.
El trabajo está en ubicar los estereotipos que proliferan a través de las caricaturas, en una
dimensión “humorística” que finalmente les permite una cierta facilidad de circulación y
reproducción, que aunque no se pueda tachar de negativa al hablar de estereotipos,
ejemplifica muy bien una de las características fundamentales del estereotipo como
estrategia del colonialismo, la ambivalencia;
“…pues es la fuerza de la ambivalencia lo que da al estereotipo colonial su valor: asegura
su repetibilidad en coyunturas históricas y discursivas cambiantes; conforma sus
estrategias de individuación y marginalización; produce ese efecto de verdad probabilística
y predictibilidad que, para el estereotipo, siempre debe estar en exceso de lo que puede ser
probado empíricamente o construido lógicamente.” (Bhaba, 1994: 91)
Esta ambivalencia de la cual nos habla Homi Bhaba como la estrategia principal del
discurso colonial, permite a los estereotipos su repetición y sobretodo les dota de una
especie de aura inocente, en este caso mezclada con la idea de humor gráfico, que
permiten una más rápida difusión y aceptación de éstas imágenes estereotípicas. Habrá
que señalar también en el análisis el contexto de producción y distribución de estos
medios impresos, su público-meta por así decirlo, esto nos permitirá establecer un
contexto de recepción y repetición del estereotipo.
Caricatura y Raza
En la época en la que se producen las caricaturas escogidas 1954-1965, la construcción de
la otredad indígena se la hace desde un posicionamiento urbano. La división campo-
ciudad determina la manera en la cual se mira al indio y supone los vínculos con otros
binarios como progreso-retraso, culto-salvaje, etc. Entonces cual era la situación del indio
en este contexto? La producción de imágenes en este período, se gesta desde una élite
burguesa, inmersa en el proyecto modernizador de las ciudades, que promovió la
necesidad de una limpieza étnica por medio de políticas higienistas. Desde su estatus de
ciudadanos, condición de privilegio a un nivel más cultural que físico, generan un discurso
en el cual la construcción de la otredad indígena se la realiza desde un posicionamiento
“metropolitano y burgués”, logrando imágenes idealizadas de motivos simbólicos
indígenas, también llamados “autóctonos” en lo que a arte se refiere y son más fáciles de
ubicar en las revistas modernistas, en las cuales se logran representaciones mas
“estéticas” de lo indígena vinculadas a textos literarios de exaltación de lo nacional, pero
en el caso de la caricatura política, la postura resulta más crítica, en cuanto a su situación
dentro de la realidad social del país. Existía en la mentalidad dominante “la aceptación de
ciertos rasgos identitarios -de estos sujetos- como parte de la nacionalidad, pero en
calidad de subordinados”. (Kingman, 2007: 63). Se apuntaba a una “visibilización” de los
indígenas, que al mismo tiempo reifican estereotipos raciales a nivel de imagen y también
de texto. Y aquí es preciso recordar la capacidad de ambivalencia del estereotipo (Bhabba,
1994) que mencioné anteriormente.
El primer ejemplo que analizaré es el de una caricatura de Galo Galecio (1908-1993),
conocido grabador e ilustrador ecuatoriano, la cual aparece en el diario quiteño El Sol en
1954:
En esta caricatura es obvia la alusión al tema político en primer lugar. En el año de 1954,
en medio de la necesidad de una reforma agraria, se tocó el tema de la vivienda
campesina para incluirla en el código de trabajo, sin duda un tema crucial en la lucha por
la reinvindicación de los derechos indígenas, como ciudadanos. A este punto podríamos
decir que la postura de Galecio es “a favor” del indígena, pero desentrañando más allá de
la representación estereotípica del indio con poncho y sombrero, nos encontramos con el
texto que la acompaña: LA VIVIENDA CAMPESINA. Los indios ya no dormirán a la
intemperie. Esta pequeña frase saca a la luz al estereotipo: el indio, antes de problematizar
su situación legal, dormía a la intemperie, como un salvaje al que los ciudadanos debían
ayudar a civilizar y lograr que duerma bajo techo. A esto se suma el pequeño detalle de la
antena de radio y la representación de una casa de ciudad, nada parecida a las viviendas
que en realidad tendrían con la ley que estaba en discusión, sino más bien a la de un
ciudadano quiteño. Entonces a pesar de la crítica y de la puesta en debate de la situación
indígena el caricaturista y el diario mismo tienen una postura para poder hablar del indio,
como dice Bhabba, “es dificil concebir el proceso de subjetivación como un colocar dentro
del discurso Orientalista o colonial al sujeto dominado sin que el dominante este
estratégicamente ubicado dentro de él también.” (Bhabba, 2011: 97).
El siguiente ejemplo toma una vía similar, en donde la ambivalencia de Bhabba se vuelve
otra vez característica, en este caso la caricatura de Asdrúbal (1927), realizada en 1961
para diario El Comercio de Quito,
a la vez que toca un tema sin duda crucial en el proceso político del movimiento indígena,
sirve más, a mi criterio, como una forma de reducirlo en términos de lo que realmente
significó para los indígenas. La caricatura se refiere a una manifestación de más de 12.000
indígenas, agrupados por la FEI (Federación Ecuatoriana de Indios) que llegó a Quito y
recorrió desde la Alameda hasta el Palacio de Carondelet, el 16 de diciembre de 1961,
demandando al gobierno cambios agrarios (Guerrero, 1983: 98).
En la representación de Asdrúbal de entrada se les resta presencia, al graficar a solamente
dos sujetos de tan grande marcha sin ninguna alusión gráfica a la multitud. Luego tenemos
el recurrente estereotipo del salvaje ante lo civilizado, los indios se encuentran un letrero
de “no pise el césped” en los jardines de la Plaza Grande frente al Palacio de Carondelet,
parques y plazas son símbolos de la urbe moderna y de la civilización, a esto los indios
lamentan el desperdicio de aquellas áreas verdes, ironizando con el hecho de que
reclamaban sus tierras para sembrar. Es decir en esta representación el indio no entiende
el concepto de plaza o parque, cuando ve tierra lo único que quiere o que sabe hacer es
sembrar. Aquí es clave nuevamente el uso del texto debajo de la imagen, porque este
sirve en cambio para reproducir un estereotipo que refuerza las relación de poder de los
sujetos educados sobre los ignorantes o más bien analfabetos, y que se hace visible en la
mala utilización del lenguaje en los personajes de la caricatura, específicamente en la
expresión “Ois, ve” y en el término huasipunguitos, término utilizado para designar a la
porción de terreno de una hacienda en dónde los peones siembran sus propios alimentos.
Al encontrarme con estereotipos que se reproducen de mejor manera a nivel de lenguaje
en las caricaturas, creo pertinente citar a Mitchell quién desarrolla una teoría de las
imágenes verbales, puesto que estas frases se pueden considerar imágenes verbales de
los sujetos indígenas y en ese sentido complementos del estereotipo que he ubicado;
Texts and speech acts are, after all, not simply affairs of "consciousness," but are public
expressions that belong right out there with all the other kinds of material representations
we create-pictures, statues, graphs, maps, and so forth. We don't have to say that a
descriptive paragraph is exactly like a picture to see that they do have similar functions as
public symbols that project states of affairs about which we can reach rough, provisional
agreements. (Mitchell, 1984: 512)
Así en estos dos primeros ejemplos, los estereotipos indígenas se reproducen a nivel
visual y además textual, y esto será recurrente también en los siguientes.
En el siguiente ejemplo se hace mucho más evidente la diferencia entre lo civilizado de los
ciudadanos y lo salvaje de los indígenas. En el año de 1962, se realizó el censo
agropecuario nacional, y en varias comunidades indígenas se produjeron protestas y
enfrentamientos porque veían esto como un intento por parte del estado para la
incautación de sus animales y sus tierras, esto en medio del comunismo y el ambiente
generado por la Revolución Cubana. La caricatura de Robin, para diario El Universo de
Guayaquil;
muestra a dos trabajadores del censo agropecuario perseguidos por un indígena con
garrote en mano y muy molesto. El título de la caricatura LOS ANIMALES, es bastante
decidor y a pesar del sentido paródico con el que trata el tema, la agresión y el
estereotipo son bastante claros: ¡Corramos, que éstos creen que vamos a contarlos a
ELLOS!, refiriéndose a los indígenas que protagonizaron los levantamientos como
animales. Respecto al estereotipo de la animalidad del indio, aparentemente superado ya
de entrada a la década del 60 en Ecuador, podemos hablar de su enmascaramiento a
través de esta caricatura:
El proceso por el cual el "enmascaramiento" metafórico se inscribe en una falta que debe
ser ocultada Ie da al estereotipo a la vez su fijeza y su cualidad fantasmática: las mismas
viejas historias de la animalidad del Negro, la inescrutabilidad del coolie o la estupidez del
irlandés deben ser dichas (compulsivamente) una y otra vez, y cada vez son gratificantes y
aterrorizantes de modo diferente. (Bhabba, 2011: 103)
y en efecto la presente caricatura circuló a nivel nacional en uno de los diarios más
importantes del país, diseminando delicadamente las mismas viejas historias a las cuales
se refiere Bhabba, pero en un nuevo contexto político y social.
Regresando al ambiente generado por la Revolución Cubana, con el comunismo
acechando a la sociedad capitalista, era muy comprensible el hecho de que los ciudadanos
quiteños sientan una cierta intranquilidad con respecto a los movimientos sociales
indígenas. Las guerrillas de las cuales se tenían noticias se ubicaban en escenarios rurales y
en el Ecuador se desbarató un movimiento similar con la captura de 30 guerrilleros cerca
de Santo Domingo de los Colorados en abril de 1962, población con un alto porcentaje de
presencia indígena. La siguiente caricatura es de ese año, realizada por Asdrúbal para
diario El Comercio de Quito, de difusión nacional;
En ella se muestra a un indígena de Santo Domingo amenazando a una figura que
representa a un comunista, y en el texto se ironiza con un juego de palabras, cuando el
indígena dice: …este es Santo Domingo de los Colorados…no de los rojos… Aparentemente
este es el ejemplo menos agresivo en cuanto a estereotipos, el indígena es representado
con la vestimenta típica de su comunidad y más bien tiene una actitud de defensa de la
soberanía de su territorio. En este caso sugiero que el estereotipo unicamente se desplaza
más allá de la imagen y el texto. Lo que está implicado en esta caricatura es el ejercicio de
poder y sus estrategias por parte del sistema sobre el indígena, es decir esta caricatura le
da, ilusioriamente, una postura política al indígena. Postura política que es la del Estado
mismo con respecto al comunismo, cuando en la realidad los indígenas apenas estaban
luchando por un sitio dentro del marco político nacional en relación cual, ni siquiera
tenían una postura clara. En definitiva el diario, el caricaturista o quizás ambos, ponen su
discurso en la boca del indígena. En este sentido Bhabba afirma;
En este caso Estereotipar no es alzar una imagen falsa que se vuelve el chivo expiatorio de
prácticas discriminatorias. Es un texto mucho mas ambivalente, de proyección e
introyección, de estrategias metafóricas y metonímicas, de desplazamientos,
sobredeterminación, culpa, agresividad; el enmascaramiento y escisión de los saberes
"oficiales" y fantasmáticos para construir las posicionalidades y oposicionalidades del
discurso racista. (Bhabba, 2011: 107).
Sin duda esta última caricatura confirma las capacidades que posee el estereotipo a un
nivel estratégico, de desplazamiento y del enmascaramiento de los saberes oficiales, en
tán solo una viñeta. Finalmente recalco el hecho de que los periódicos involucrados en
este análisis circulaban en las ciudades y estaban dirigidos aun público alfabetizado y culto
a cierto nivel, por lo tanto la selección de caricaturas en donde se representa al otro
indígena casi nunca llegaban a esos indígenas, población en su mayoría analfabeta, sino
reproducían estereotipos raciales entre los ciudadanos blancos, justamente para la
construcción y reiteración de la diferencia, y sobre esto la identidad de los ecuatorianos;
“Sobre todo, y en contradicción directa con la forma como se las evoca constantemente,
las identidades se construyen a través de la diferencia, no al margen de ella. Esto implica la
admisión radicalmente perturbadora de que el significado «positivo» de cualquier término
–y con ello su identidad, sólo puede construirse a través de la relación con el Otro, la
relación con lo que él no es, con lo que justamente le falta, con lo que se ha denominado su
afuera constitutivo” (Hall, 2003: 18).
Conclusiones
-Los estereotipos raciales en la selección de caricaturas sólo pueden comprenderse en
relación al contexto histórico en el que se produjeron, sin embargo es necesario recordar
que esta segunda lectura se tiene un panorama más amplio y claro de aquel contexto,
mientras que cuando fueron difundidas, el estereotipo tuvo una mayor facilidad para
ocultarse tras lo efímero de las respectivas situaciones y eventos a los que aluden las
caricaturas.
-Los estereotipos encontrados, también deben entenderse desde el posicionamiento del
caricaturista y del medio impreso, en el marco político de la época.
-Las caricaturas seleccionadas pertenecen a diarios de circulación nacional, masivos, por lo
que la cualidad de difusión y naturalización del estereotipo están dadas por el alcance y la
difusión del medio impreso.
-En la selección de caricaturas la característica de repetibilidad del estereotipo es evidente
en la representación gráfica, el poncho y el sombrero son recurrentes. Sin embargo se han
identificado estereotipos que se reproducen a través del texto que acompaña la gráfica,
los cuales son mucho más sutiles en los cuatro casos.
-En cuanto a audiencias y públicos identificados de los diarios a los cuales pertenecen las
caricaturas de la selección, podemos decir que son basícamente ciudadanos que saben
leer y escribir, los indígenas tenían acceso a éstos medios impresos en un porcentaje muy
bajo.
-Las caricaturas que hacen alusión al tema indígena resultaron escasas el momento de la
selección, podría afirmarse que lo indígena fue representado en la caricatura y los medios
impresos únicamente cuando los conflictos que los involucraban formaban parte de la
actualidad política del país.
-Se delimitó el análisis de estereotipos únicamente a caricatura política en periódicos
nacionales. Será necesario posteriormente realizar un trabajo sobre las representaciones
estéticas del indio que se incluyen en las revistas modernistas, puesto que esto involucra
otro contexto de producción y de difusión, por lo tanto los estereotipos presentarán otras
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