INTRODUCCIÓN
a España de los Austrias era en el siglo XVI el estado más poderoso de
Europa occidental. Los recursos, dominios y ejércitos del rey de España eran
los más grandes de cualquier potencia europea. No obstante, estas mismas
diferencias y recursos del imperio excitaban la enemistad. Tres territorios de la
monarquía española, los Países Bajos, gran parte de Italia y finalmente Portugal,
la llevaron a un conflicto abierto con otras tres potencias: Inglaterra, Francia y el
sultán otomano.1 Los reyes españoles eran ricos, pero no disponían de los
recursos necesarios para hacer frente a los tres enemigos al mismo tiempo,
menos sofocar simultáneamente cualquier alteración doméstica.
L
Ya para mediados de la última década del siglo, la república holandesa
había adquirido su sentido de identidad, había alcanzado considerable poder
marítimo y riqueza. Competían por ganarse una creciente participación en el
mercado europeo e inclusive mundial. Sus buques transportaban granos y
maderas del Báltico y pescado del mar del Norte a Sevilla, Nápoles, Palermo y
Lisboa2. Así mismo, había sido reconocida por otras potencias y, por lo tanto,
había entrado en la comunidad de países europeos, de la cual Felipe ya no pudo
retirarla ni por medio de las armas.
1 Elliott, John.H. Poder y sociedad en la España de los Austrias. p.116.2 Pierson, Peter. Felipe II de España. p.112.
INSURRECCIÓN DE LOS PAISES BAJOS
La sucesión de Carlos V por Felipe II supuso para los Países Bajos la
dependencia de un monarca extranjero y de la política española. Sin embargo, los
problemas no nacieron ahí. La penetración del luteranismo desde 1518 provocó la
represión del emperador, que inició su persecución por todos los medios. El
particularismo político y fiscal de estas provincias, descontentas con una política
imperial que en buena parte financiaban ellas, se manifestó en una clara
resistencia desde los años treinta. Posteriormente Felipe II el “campeón del
catolicismo” decidió quebrantar el protestantismo y el calvinismo que se extendía
rápidamente en los Países Bajos y le condujo a ponerse de acuerdo con los
partidos católicos de Francia, Inglaterra, Irlanda y Escocia y ayudarles en sus
luchas contra los reformistas de los respectivos países.3
A Felipe II le interesaba poco esos territorios y confió el gobierno de ellos, a
su hermana natural, Margarita, duquesa de Parma, ayudada por un Consejo del
que formaban parte Guillermo de Orange-Nassau, llamado Taciturno, los condes
de Egmont y de Hoorn y otros personajes del país. Además de este Consejo puso
junto a Margarita, como primer ministro, al cardenal Granvella. Este nombramiento
disgusto a los grandes señores del país, particularmente a Guillermo, príncipe de
Orange4 y fue mal recibido también por los flamencos y los holandeses, por
tratarse de un extranjero.
3 Altamira, Rafael. Manuel de historia de España. p.3834 Pierson, Peter. Felipe II de España. pp..228-229. Narración de las causas del disgusto de Guillermo de Orange
Por instrucciones de Felipe II, el régimen de Margarita dependía de un
consejo interno llamado “la consulta”,5 al cual Guillermo de Orange y el conde de
Egmont encabezaron una oposición contra este tipo de régimen, el cual según
ellos había sometido a la nobleza a la servidumbre( Nápoles, Castilla), guiado por
malos manejos de los abogados. Así pues, estaban decididos que esto no pasara
en los Países Bajos
Pero el problema fue la reforma episcopal, que atrajo la atención pública y
provocó determinantemente el primer estallido rebelde en 1566. Aunque desde
hace tiempo el gobierno pensaba en aumentar el número de obispados para poder
combatir mejor la herejía y atender mejor a los feligreses. Sin embargo lo que más
molestó a la gente fue que la inquisición también crecía, esto es, porque se
asignaba un cuerpo de inquisidores a cada capitulo episcopal
Debido a una ofensiva otomana que atacó a Malta en mayo de 1565. Felipe
II, respondió a ella, y encargo a Ruy Gómez que tratara con Egmont para que se
formara una comisión de teólogos neerlandeses que estudiaran los asuntos
eclesiásticos en colaboración de Gonzalo Pérez.
Margarita le escribió a Felipe en julio de 1565 para pedirle que aclarara sus
intenciones. Solo después de haber sido auxiliada Malta, Felipe le contestó a
Margarita confirmando sus órdenes de que estableciera los obispados, apoyara la
Inquisición e hiciera cumplir los decretos, le dijo que estaba dispuesto a quemar 60
o 70.000 hombres, si fuese necesario para extirpar de Flandes la herejía6. Y
pospuso la reorganización del gobierno ”para otro momento”, y dio entrada en el
Consejo de Estado a un enemigo de Guillermo de Orange, el duque de Aerschot.5 Pierson, Peter. Felipe II de España. p.230. 6 Elliott, John.H. Poder y sociedad en la España de los Austrias. p.123
Comenzó entonces la herejía, que Margarita contuvo mediante la
suspensión de los procesos contra protestantes.7 Esto fue, por un grupo de
nobles, jóvenes en su mayoría, quienes proclamaron su protestantismo, y pedían
la libertad de conciencia y la eliminación de los decretos y de la inquisición. En
abril varios cientos de estos nobles “confederados” presentaron sus demandas a
Margarita. Ésta echó a llorar y uno de sus consejeros para calmarla, llamó a los
nobles “mendigos” y éstos al oírlo, adoptaron con gusto este nombre y
comenzaron a gritar en las calles “Vivan los Mendigos“.8 Muchos de los consejeros
y funcionarios de Margarita simpatizaban con los Mendigos, por lo cual tuvo que
aceptar que el Consejo de Estado moderara los términos de los decretos. Para
esto el Consejo de Estado envió a dos de sus miembros, el barón de Montigny y el
marques de Bergen, para que le rogaran a Felipe que cambiara sus ordenes con
el fin de evitar los disturbios de la población.
Felipe II accedió e hizo algunas concesiones, como la de suprimir la
Inquisición. Sin embargo antes de que se conocieran en los Países Bajos las
concesiones hechas9, la situación se había desbordado y el 3 de septiembre de
1566, Felipe se enteró que una banda de jóvenes calvinistas habian originado un
motín con saqueos en las iglesias católicas. Evidentemente Felipe contestó a este
ataque con la implantación de un sistema de represión dura. Para esto envió al
duque de Alba con la autorización de formar el Tribunal de los Tumultos, para que
se hiciese cargo de los perturbadores y con instrucciones no únicamente de
7 Altamira, Rafael. Manuel de historia de España. p.3848 Pierson, Peter. Felipe II de España. p.2359 Elliott, John.H. Poder y sociedad en la España de los Austrias. p.126
reprimir la herejía, sino también todo movimiento favorable a la autonomía de
aquellas comarcas o a la oposición al sentido centralizador de la política real.
El duque de Alba aplicó severamente estas instrucciones, hasta excederse
de lo ordenado por el rey. Poco después de su llegada, en agosto de 1567, mandó
arrestar a los dos condes Egmont y Hoorn.10 Para este momento Guillermo de
Orange había huido. El duque de Alba juzgó a cerca de 18 mil personas, y de ellas
al menos mil fueron ejecutadas en el “Tribunal de la Sangre”11
En 1568 se realizó un intento de Guillermo de Orange ayudado por
hugonotes franceses y por luteranos alemanes, para liberar a los Países Bajos de
la tiranía de Alba, pero fue rechazado. Los Mendigos buscaron ayuda en Inglaterra
y Francia. A principios de 1572, una columna de hugonotes, al mando de Luis de
Nassau, atacó el sur de los Países Bajos y se apoderó de Mons. Ante este ataque
el duque movilizó inmediatamente sus fuerzas a lo largo de la frontera francesa,
mientras Felipe procuraba tener la armada de don Juan de Austria en el
Mediterráneo alistada por si estallaba la guerra contra Francia e Inglaterra. Pero
en abril de 1572 los Mendigos del Mar asaltaron El Brill de Zelanda y en pocos
meses, ya habían ocupado Holanda y Zelanda.
En Madrid, los rivales del duque, encabezados por Ruy Gómez, exigieron
su destitución. Felipe acepto los consejos y decidió remplazar al duque de Alba
con el de Medinaceli. Pero de Alba se negó a entregarle el poder hasta que no
hubiera derrotado a los invasores hugonotes y reconquistado Holanda y Zelanda.
La matanza de San Bartolomé, en la cual murieron Montigny y gran parte
de los líderes hugonotes eliminó la posibilidad de la invasión francesa que temía el 10 Altamira, Rafael. Manuel de historia de España. p.38411 Pierson, Peter. Felipe II de España. p.238
duque de Alba. Así pues, éste recupero Mons y se dispuso a hacer frente a los
Mendigos. Sin embargo, en 1573 delicado de salud, renunció para que don Luis
de Requeséns lo sustituyera.
Requeséns llegó a Bruselas con autoridad insuficiente y sin instrucciones
claras sobre lo que debía hacer. Requeséns se dio cuenta de que el fondo del
problema era la religión y no los impuestos, según las creencias de muchos en
Madrid12. Requeséns murió en marzo de 1576 y su ejército, al cual no se le había
pagado por la bancarrota de Felipe II en 1575, se amotino y ocupó varios pueblos
y la ciudadela de Amberes.
Felipe quitó a don Juan de Austria de la flota del Mediterráneo y lo mandó a
los Países Bajos. Entre la muerte de Requeséns y la llegada de don Juan a
Luxemburgo pasaron seis meses. Los partidarios de Guillermo de Orange
expulsaron del Consejo de Estado en Bruselas a los españoles y a los
neerlandeses que apoyaban la política de Felipe y los Estados Generales,
convocados por los Estados de Brabante, y reunidos en Gante, restauraron el
orden público y resistieron los ataques del ejército amotinado de Felipe e hicieron
la paz con las provincias rebeldes de Holanda y Zelanda
Los Estados Generales se decidieron en proponer la Pacificación de Gante.
En este documento, las diecisiete provincias acordaron que Felipe debía retirar las
tropas extranjeras y aceptar el status quo religioso. Éste fue el momento más
decisivo de la rebelión. Los Estados Generales formaron su propio ejército y
obligaron a don Juan a reconocer la Pacificación, como condición para que ellos
12 Pierson, Peter. Felipe II de España. p.242. The Governorship of Don Luis Requeséns, 1573-1576. A Spanish View, European Studies Review,2, num.3,1972.
reconocieran su gobierno. Y don Juan lo hizo con el Edicto Perpetuo de 1577;
entonces el ejército, cargado con su botín emprendió su retirada camino a Italia.
Felipe aceptó el Edicto Perpetuo. Tanto él como don Juan creían que la
mayoría de los Estados apoyarían el dominio exclusivo del catolicismo en los
Países Bajos. Don Juan entró en negociaciones con Orange por las violaciones
del Edicto Perpetuo que cometían los calvinistas; pero fue inútil. Con la paciencia
colmada y temeroso que lo asesinasen, se apoderó de la ciudad de Namur en julio
de 1577 y pidió el regresó del ejército. Ante este momento, la tarea de Felipe no
era únicamente el sometimiento de los Países Bajos, sino más bien de
reconquista. El ejército al mando de Alejandro Farnesio, que había estado con don
Juan en Lepanto, regresó, y don Juan derrotó a las fuerzas de los Estados en
Gembloux en enero de 1578. Mientras tanto Felipe se ocupaba de la sucesión
portuguesa13. En octubre, don Juan murió y lo remplazó Farnesio.
Farnesio obtuvo asombrosos éxitos, gracias a su talento militar. Capturó
Maestricht, cortando de esta manera la comunicación de los Estados que iban de
Alemania al sur y al centro de los Países Bajos. Dentro de las filas neerlandesas
había grandes fisuras. Ya que la gran nobleza Valona no simpatizaba del todo con
los calvinistas. En el curso del año 1579, el hijo del difunto conde de Egmont y el
duque de Aerschot, junto con otros nobles poderosos y algunas milicias, se
sometieron a Felipe II. Al año siguiente hizo lo propio el conde Rennenberg, y con
él se recupero la provincia de Frisia.
En mayo de 1579, Farnesio firmó un tratado con la Unión de Arrás, que
habian formado los Estados católicos de Henao, Arrás y el Flandes valón para 13 Elliott, John.H. Poder y sociedad en la España de los Austrias. p.133. Conflicto sobre la sucesión de Portugal.
defender la religión católica. Farnesio se comprometió a retirar las tropas
extranjeras de esas provincias y a esforzarse para que se nombrara a un
neerlandés o a un legítimo príncipe de la familia Habsburgo como gobernador
general.14
Los rebeldes formaron la Unión de Utrecht en 1579, compuesta por las siete
provincias calvinistas del Norte (Holanda, Zelanda, Frisia, Güeldres, Utrecht,
Overijsel y Groninga),15 y dos años después desconocieron a Felipe como su
soberano. Entonces eligieron como su soberano defensor al duque de Anjou
(antes duque de Alençon). Orange mantuvo su dominio personal en Holanda y
Zelanda, mientras Anjou le correspondió controlar y mantener unidas a las
agitadas provincias de Brabante y Flandes ante el avance de Farnesio.
A principios de 1583, Anjou trató de dominar la situación recurriendo a sus
mercenarios franceses para apoderarse de Amberes y de otros lugares
importantes, pero fracasó; los calvinistas le retiraron su confianza y él tuvo que
regresar ese verano a Francia, donde posteriormente moriría un año después.
En julio de 1584 mataron a Guillermo de Orange. En cambio Farnesio
seguía avanzando victorioso hacia el norte desde las provincias valonas y a finales
de 1584 ya había reconquistado la mayor parte de Flandes; en marzo de 1585
logró la rendición de Bruselas y el 17 de agosto, la de Amberes, después de un
prolongado sitio. Cuando recibió la noticia en plena noche, el rey, corrió a
anunciarle a la infante Isabel “Amberes es nuestra”.16
14 Pierson, Peter. Felipe II de España. p.24515 Altamira, Rafael. Manuel de historia de España. p.38416 Pierson, Peter. Felipe II de España. p.246. Merriman, op.cit, vol. IV, p.514,n. 3, Citado de CSPV, VIII Item 284.
Pero todo cambio con el tratado de Nonesuch tres días después de la toma
de Amberes que firmaron la reina Isabel y los rebeldes holandeses. Para 1586, el
ejército de Farnesio no tuvo muchos logros, ya que no sólo combatía contra los
rebeldes holandeses, sino también con los ingleses. Felipe le ordenó a Farnesio
que se preparara para embarcarse en la armada que zarparía de España para
atacar Inglaterra. Sin embargo la armada no zarpó ese año, sino hasta 1588, pero
nunca pudo encontrarse con el ejército de Farnesio, ya que los ingleses y los
holandeses después de atacarla y de producirle grandes perdidas la pusieron en
naufragio por el mar del Norte obligándola a regresar a España rodeando Escocia
e Irlanda. En ese tiempo los holandeses se reforzaron y encontraron a un joven
comandante y a la altura de Farnesio: Mauricio de Nassau, hijo de Orange.
Después del asesinato de Enrique III de Francia en 1589. Felipe ordenó a
Farnesio que invadiera Francia para ayudar a la liga católica en su lucha para
impedir que el protestante Enrique de Navarra fuera rey. No obstante Farnesio
insistía en que su tarea más importante era recuperar las provincias rebeldes, y
por ello no participó con los aliados franceses de Felipe. Farnesio murió en
campaña en diciembre de 1592, todavía al mando de las tropas, cuando llegaba a
Bruselas el conde de Fuentes, encargado de comunicarle su destitución. El conde
Pedro Ernesto de Mansfeld, de 75 años, consejero de Estado y durante mucho
tiempo gobernador de Luxemburgo, quedó como responsable del gobierno de
Bruselas. No tardó Mansfeld en enfrentarse al conde de Fuentes. Pero poco se
hizo en comparación con la política de Farnesio. El ejército se amotinó una vez
más y los holandeses conquistaron las provincias al este de Zuilder Zee .
Felipe estaba decidido a buscar otra solución para la rebelión. Según su
plan, los Países Bajos se separarían de la monarquía católica y recibirían como
soberanos a su hija Isabel Clara Eugenia y al archiduque Ernesto, a quien,
después de nombrarlo gobernador general en 1593, pensaba casar con su hija.
Ernesto llegó a Bruselas a principios de 1594, pero al año siguiente murió.
Entonces Felipe dirigió su atención a su sobrino favorito para nombrarlo
gobernador. Era el cardenal archiduque Alberto, virrey de Portugal.
Alberto llegó allí en 1596. Aunque el conde de Fuentes se había hecho
responsable del ejército y lo había disciplinado, éste no debía servir para
reconquistar las provincias perdidas sino para invadir Francia. Alberto tuvo pocos
éxitos y en 1597 fue rechazado y derrotado en Amiens; además se dio cuenta que
continuar la intervención con Francia era inútil como costosa. Se inclinaba más por
la paz y finalmente convenció a Felipe de que le permitiera entrar en
negociaciones con los franceses en Vervins,17 donde firmó un tratado en mayo de
1598, que confirmaba los términos del de Cateau-Cambrésis.
Felipe arregló el matrimonio de Isabel con Alberto y logró que Roma le
concediera al novio la necesaria dispensa de sus órdenes menores. Felipe y su
hijo firmaron los documentos que otorgaban los Países Bajos y el Franco Condado
a “los Archiduques” (Isabel y Alberto), con la condición de que, si no tenían
herederos, a la muerte del primero de los cónyuges los Países Bajos y el Franco
Condado regresarían al príncipe Felipe o a sus herederos, que posteriormente
sucedió en 1621.
17 Elliott, John.H. Poder y sociedad en la España de los Austrias. p.137
En el transcurso de estas guerras con Francia, Inglaterra, los Países bajos,
Portugal y el sultán otomano en el mediterráneo, debilitaron enormemente la
economía de España, tratando de financiar y de costear estas guerras.
Agreguemos la derrota de la famosa “armada invencible”18 a manos de los
Ingleses que fue un golpe muy fuerte, ya que con esto España perdía la
hegemonía en mar Atlántico y pasaba ahora a manos del los Ingleses. El que
fuera el imperio más poderoso del siglo XVI “donde en sus dominios no se ponía el
sol”19. Empezaba a observar poco a poco la decadencia de su gran imperio
español.
BIBLIOGRAFÍAS
18 Altamira, Rafael. Manuel de historia de España. p.38519 Treviño V. Héctor, Velázquez de León R., Mendoza R. F. y Solís. V.A. Historia 2.p.23
Elliott, H. j. ed. (1982). Poder y sociedad en la España de los Austrias.. Critica:
Barcelona. pp. 115-137.
Altamira, Rafael. (1946). Manual de Historia de España. Segunda Edición.
Sudamérica: Buenos Aires. pp. 383-385.
Pierson, Peter. (1984). Felipe II de España. Fondo de Cultura Económica: México.
D.F. pp. 225-250.
Treviño, Héctor. J., Mendoza, R. F., Velázquez de León, R. y Solís, V. Alberto
(1997). Felipe II de España. Segundo Grado. Castillo: México. p.23
http://www.portalmundos.com/mundohistoria/hombres/felipeII.htm
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