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Esta revista respeta en todo momento la libertad de expresión de sus colabora-
dores, por lo que cada colaboración escrita o dibujada refleja únicamente ideas
personales de su autor. Que cada uno aguante lo que le toque. La opinión de
Estado de Humor (si alguna vez la tiene) es reservada. Es por discrección, ¿tá?
Estado de Humor - N° 1 Edita COMICS DEL
ALTILLO, José E. Rodó 2282 bis - Montevideo -
URUGUAY -
Tel. 24000 480.Imprime Impresora Atlántica,
Lima 1478 - Tel. 924 6908 - Montevideo
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Queda prohibida la reproducción total o parcial
de dibujos y textos publicadas en este número
sin el expreso consentimiento de COMICS DEL
ALTILLO y sus respectivos autores.
... acá empezamos!
Editor Responsable :
Williams Gezzio
Director de coordinación:
Omar de los Santos
Secretario de Redacción:
Celina Cuore
Colaboradores Invitados:
Ernesto Cantonnet, Daniel González,
Daniel Puch, Lito, Kilo, Zaldúa,
Dellasanta, Chobi, Roberto
González,Mangucho y Meneca.
BOLETIN DE SUSCRIPCION
EDICIONES COMICS DEL ALTILLO
JOSE E. RODO 2282 BIS-MONTEVIDEO-URUGUAY
CP.11200
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REVISTA ’’ESTADO DE HUMOR’’
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12 NUMEROS U$S 60 - FORMA DE PAGO: CONTADO
CONTRAENTREGA DEL PRIMER NUMERO.
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Accidente-Querida, tengo que decirte algo.-¿Qué?-En tu ausencia se cayó el neney el talco.-¿Y qué pasó?-¡El talco ensució todo el piso yel nene se hizo polvo!
Hay gente que la idea de llegar aviejo le horroriza porque cree queno podrá hacer todas las cosasque más le gustan; pero cuandollega descubre que ya no tiene el
deseo de hacerlas.
ReflexiónLa diferencia entre untonto y un vivo es quetonto se nace y vivo se
hace.
CLARITOUna pareja de gallegos está ce-nando, cuando escuchan doscampanadas del reloj de la igle-sia. La mujer le pregunta a sumarido:-Oye, Manuel, ¿sabes qué horaes?-Pues, la una, mujer.-¿Cómo estás tan seguro, Ma-nuel?-Como no voy a estar tanseguro si lo escuché dosveces…
Eran tan tartamudo, perotan tartamudo que cuan-do terminó de declararse,enviudó.
VOLUNTAD-Querida, cuando muerate pido que pongan en lalápida mi última voluntad.-¿Y qué querés que diga?-“No me pongan flores quesoy alérgico”.
Año 1 - N° 1 - 2012
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El ahorro es una virtud mara-villosa. Lástima que en estostiempos que corren no hay
qué ahorrar.
IMPORTANTEEl Papa tiene que hacer un viajefuera del Vaticano. Le dice a suchofer que se apure porque estáun poco atrasado. Como el cho-fer va muy lento, el Papa, que vasentado atrás, insiste en que seapure, pero el hombre le dice:-Santo Padre, no puedo ir a másvelocidad, está prohibido, mevan a multar.Entonces el Papa hace detenerel auto y ordena:-Tú ve atrás que yo voy a mane-jar.Y así lo hacen.Están circulando a gran veloci-dad, cuando los detienen en unpuesto caminero. El oficial man-da a un subalterno para que lehaga la boleta, pero a los pocosminutos, éste vuelve y le dice:
-No puedo, tengo miedo, enese auto viaja una personamuy importante. ¡Cómo seráde importante que tiene dechofer al Papa!.
CHICOS DE HOYDos escolares estaban hartos dela maestra, y uno de ellos lepropuso al otro:-¿Por qué no nos hacemos larabona?-¿Estás loco? Nuestros padresnos molerían a palos cuando seenteren –dijo el otro.-Pues les devolveremos los gol-pes…-¡Cómo le vas a pegar a tus pa-dres! ¡Está loco! ¿Te olvidasteque Dios nos manda honrar pa-dre y madre?-Es cierto. ¡Hagamos una cosa:vos le pegás a mi padre, y yo altuyo!
ENREDOS DE FAMILIA
- Está bien. Me convenciste.
Se mueve bastante, pero ¿te parece
que es como para cambiarlo?
5Gallegada-Dime, Manuel, si sólo te queda-ran 48 horas de vida ¿cómo laspasarías?-Pues José, una por una.
Antes, cuando era joven, dabavuelta la manzana corriendo.
Ahora lo hago la mitad y vuelvo..
APRENDIZEl herrero del pueblo contrató aun aprendiz dispuesto a trabajarduro por poco dinero, y se puso ainstruirlo.-Cuando yo saque la pieza del
fuego, la pondré sobre el yunque;y cuando te haga una señal conla cabeza, golpéala con el marti-llo.El aprendiz hizo exactamente loque creía que le había dicho. Al día siguiente se había conver-tido en el nuevo herrero del pue-blo.
PRIMERIZO- ¡Esto es un asalto! Deme todoel dinero que lleva encima; de locontrario…-De lo contrario ¿qué?--¡Hombre, no me apabulleusted…éste es mi primer asalto!
Un profesor bastante distraídollegaba tarde a dar su clase.Saltó dentro de un taxi y gritó:-¡De prisa! ¡A toda velociddad!Mientras el taxista cumplía laorden, el profesor cayó en lacuenta de que no le había dichoadónde tenía que ir. De modoque volvió a gritar:-¿Sabe Ud. adónde quiero ir?-No, señor –dijo el taxista- peroconduzco lo más rápido quepuedo.
En muchos países, el hombrenace, se alimenta, crece, sereproduce y, finalmente, esametrallado, bombardeado ymasacrado.
-¡Viste, desconfiada,
que era cierto que
tenía un compromiso
esta noche!
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Silencio,Silencio,Silencio,Silencio,Silencio,LITO estáLITO estáLITO estáLITO estáLITO está
dibujando...dibujando...dibujando...dibujando...dibujando...
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Juan Pedro Ramón Libre dió suprimer berrido en una sala delhospital de la tranquila ciudad de
Mercedes, departamento de Soriano.Hijo único de Florencio Libre yRosaura Pastrana, pronto conoció lasnecesidades del ambiente cuando sumadre -en vez de amamantarlo- ledaba para chupar una media con unboniato dentro.Su padre trabajaba de peón en lascosechas de uvas, pero se tomabatodo su jornal, hasta que un día cayódentro de una cuba de vino y murióahogado en el etílico fermento.Cuando el pequeño Juan Pedro teníatres años, su madre lo mandaba apedir harina y un poco de sal parahacer tortas fritas para paliar elhambre.A los cinco carpía veredas del pueblopor cualquier real que le dieran.
A los seis fue a la escuela por primeravez y por primera vez se fue de laclase y no volvió nunca más.Cuando tenía diez, ya trabajaba en lazafra de la papa, soñando con irse a lacapital, a triunfar.Hasta que, juntando peso a peso, pudopagarse el pasaje de un ómnibus deONDA que lo dejó en la PlazaCagancha, pleno centro de Montevideoque lo apabulló con sus omnibuses ytroles y gente, mucha gente, demasia-do gente para su gusto, acostumbradoa escuchar los cantos de los pájaros,el viento en las cañas y elruido del agua en losarroyos.Allí conoció al canillitaMartínez, otro persona-je venido del interior atentar fortuna que sólohabía podido tentaruna vieja propietaria deuna pensión que ledaba una pieza enpago de sus esfuer-
zos nocturnos.Martínez le hizo un lugar ensu pieza alquilada en laPensión de Doña Julia, en lacalle Uruguay. Allí conocióotros tantos como él quetrillaban la ciudad en patotaen busca del laburo que losretuviera en la ciudad para
no tener que volver al pueblo con lafrente marchita.Y Martínez le dejaba los diariosmientras él se iba al baño delSorocabana y así, con vergüenzaprimero y temor después, Libre fuepracticando su futuro oficio de canilla.Hasta que le dieron su parada. Justoen la vereda del Bar «La Flor deGalicia» del gallego Jesús BlascoIbáñez, quién fue su amigo másentrañable en todos los años queejerció su digno oficio.
Una
vid
a de
pap
el y
tint
a.
EL CANILLA LIBREPara una biografía no autorizada
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Dos locos bebían en silencio. Al cabo de un rato, uno de ellos dijo:-La vida es como una taza de sopa tibia…-¿Por qué?- preguntó el otro.-Yo que se, ¿te has creído que soy un filósofo?
-Ayer le dije a mi mujer quenuestro matrimonio andaba malporque ella nunca me escucha-ba.-¿Y ella que te dijo?-Nada, no me escuchó…
MANZANALa guerra atómica había reduci-do el mundo a un montón deescombros. De una cueva saliórestregándose los ojos, el últimosobreviviente, que era un simio.A los pocos días salió de otracaverna una mona.-¿Tienes algo qué comer?, pre-guntó el macho.Ella, sin decir nada, regresó a sucueva y volvió con una manzana.Apenas vio la fruta, el simio ex-clamó:-¡Nada de eso! No vamos a co-menzar otra vez con la mismahistoria.
-¡Eh, nada de avivadas, que ese lugar lo vimos nosotros primero!
-...y este invento demostrará que nosotros también podemos ahorrar,contraalmirante...
3 x 1
PREFERENCIA
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-¡Bueno, qué tanto alboroto! ¡Fue el único
sponsor que pude conseguir para ustedes,
pataduras!!!
-¿No creen que se
les va la mano con
esto de los
sponsors?!!
un vicio nacional:un vicio nacional:un vicio nacional:un vicio nacional:un vicio nacional:
el fulboel fulboel fulboel fulboel fulbo
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RoboRoboRoboRoboRoboSería la una de la madrugadacuando el oficial Martínezatendió una llamada telefónicade Manucho, que hacía unadenuncia insólita:
-¡Es increíble, oficial!-gritaba- ¡De mi auto me hanrobado el volante, los pedalesdel freno y del embrague, elacelerador y el tablero deinstrumentos! ¡Haga algo! ¡Enesta ciudad ya no se puede vivirtranquilo!
El oficial trató de calmarloy le prometió que mandaría dosagentes para investigar elextraño hurto. Pero al poco rato,Manucho volvió a llamar:
-No mande a nadie, oficial,porque no me robaron nada... Loque pasó es que andaba mediomareado con unos whiskies yme metí en el asiento trasero...
ConfusiónConfusiónConfusiónConfusiónConfusiónLa pareja había ido al Zoológi-co para pasear un rato. Luegode observar la jaula de las fieras,ella le dice al marido:
-¿Víste cómo nos míran?¿Qué dirían esos tigres sipudieran hablar?
Y el guarda del Zoo que lahabía escuchado, le responde:
- Le dirían: «Señora, nosomos tigres. Somos leopar-dos».
RegaloRegaloRegaloRegaloRegaloLa señora le dice a su esposoque es el dentista del pueblo:
-Viejo, hoy hace cinco añosexactamente que María, la seño-ra de la limpieza, está a nuestroservicio. ¿No te parece que debe-ríamos hacerle un regalito?
-¡Por supuesto! -respondió eldentista- ¡Decile que venga ense-guida! ¡Le sacaré una muela gra-tis!
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"Alguna vez he pensado que mi Peloduro no es el
producto exclusivo de la capital. Por más que su
característica tipifica al muchacho de la calle
montevideana y sus andanzas por la gloria
efímera del deporte, él quiere representar el
alma traviesa del muchacho en la calle, el
pícaro nuestro, sin límites geográficos
emoción, al pícaro criollo de tierra adentro con
aquél otro pícaro inadaptado de la ciudad
grande. Que, por otra parte, inadaptado y todo,
le da color, lo anima y le acerca un carácter.
Porque el carácter está siempre en el pueblo
más pueblo. La parte más sufrida del mapa
social, justamente como los bordes de la ropa,
que es donde se desfleca.
Cuando en el año 1933 (cómo corren los
almanaques) el diario "El País" me solicitó una
historieta gráfica, deseché, en un ademán
instintivo, podría decir, la concepción de una
tira cómica sin ubicación geográfica y, peor
aún, sin ubicación humana. Era el tiempo en
que el público lector de diarios rompió el hervor
del interés por el género, cuando agonizaban las
pullas al adulto que las leía y hombres y
mujeres dijeron: "Qué embromar, al fin y al
cabo me gusta leer historietas y por qué he de
ocultarlo!" y abrieron el diario en el ómnibus y
empezó a volcárseles una risa desenfadada, es
decir, empezó a derramárseles todo lo que el
prejuicio ambiente les había hecho reírse para
"PELO" ¡SALÚ!Al gran maestro
Queremos dedicar este modesto
número de ESTADO DE HUMOR al
gran dibujante Julio Suárez que
marcó una época con su estilo, en
la caricatura política y la historieta
costumbrista, y rememorar en sus
palabras a su personaje
carismático con el que todos lo
recordamos: "Peloduro".
demasiado estrictos. Muchas veces me he
representado el interior de la república respecto
de la capital, como el suburbio con respecto al
centro. Si la definición no es del todo justa (de
exactitud, no de justicia) ella quiere, por lo
menos alcanzarles la intención que me anima
cuando pongo, en el mismo paisaje de mi
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adentro.
Eludí, como decía, el fácil recurso de la
historieta sin substancia humana, sin vida, sin
sangre. Me refiero a la tira cómica corriente,
fuera de las honrosas y universalmente
famosas tiras de Walt Disney, un Geo Mac
Manuss, un Segar de los buenos tiempos, un
Chic Young y otros. Hablo de esas tiras que
apenas acusan recibo de un humorismo
standarizado, caudalosas de esos chistes viejos,
recompuestos, chistes que salen de la
tintorería dados vuelta, con el bolsillo del
pañuelo a la derecha y con las costuras
frustradas.
Busqué expresar algo, no por simple afán
de originalidad. La originalidad se divierte
en ocultarse, en chistarnos y hurtar el bulto,
cuando se la busca deliberada y ostentosa-
mente. Busqué expresar algo porque
necesitaba expresarlo. Todo aquél material con
que nutrí mis caminatas por el pueblo lejano y
mis giras de "reconocimiento" por los barrios
de la capital. Tenía el tema allí mismo, a mi
lado. Al alcance de mi pobre lápiz y mi pobre
corazón. Una barra de muchachos en una
esquina salpicada de cantos a dos voces y
polémicas futbolísticas, estas ya polifónicas.
Y así nació Peloduro."la Porota
la Choronga
el Pulga
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En mis años de juventud, cuando era estudiante deingeniero agrónomo, en lasvacaciones me iba a la estan-cia de mis tíos que estaba enel departamento deTacuarembó.Allí se encontraba“conchabao” desde tiempoinmemorial, un viejito a quientodos respetaban y pedían lescontara alguna de sus mil his-torias, la mayoría increíbles,pero que hacían las delicias denuestros oídos en aquellaslargas sobremesas en losgalpones de la peonada. DonApolinario Lara estará porsiempre en mi memoria y enmi corazón, y hoy lo evoco,recordando sus cuentos paraustedes.
Omar De los Santos
Aquél había sido un domingo defiesta. Casi toda la peonada ha-bía ido a las carreras cuadreras.Menos el viejo, que según dijo:«Cuadreras, eran las di antes» yrumbió para el arroyito, con su ca-ñita y el anzuelo «por si pica algu-na tararira»...Y sólo uno regresó ganando.Era un peón nuevo que se acertócasi todas las carreras.Ni que hablar que esa noche,durante la comida y en la sobre-mesa, el tema obligado fue el delos jugadores afortunados.Cada uno de los presentes contóla historia de «su» suertudo. Y asínos enteramos de fabulosas his-torias de increíbles golpes de suer-te.De los suertudos se pasó a losque «buscan» la suerte, es decir,de los que antes de jugarse unpeso tratan de asegurarse por to-dos los medios, habidos y por ha-ber, que ese peso estará bien de-fendido. Este tipo de jugador abunda másde lo que suponíamos.
Y uno de ellos había resultadoser,precisamente el afortunado deesa tarde.-¡Ah, sí! - decía, bastante jactan-cioso -Antes de poner un peso, yovoy y m’studio los fletes; les mirola vasadura, averigüo quiénesson los corredores, si cada fleteconoce al suyo o si no lo conoce,qué andarivel le gusta más, si yavarió nesa cancha o no varió nun-ca, cuánto marcó e parao... ¡Ah, sí!¡A mí no me van agarrar sin pe-rros!
El viejito don Lara había estadooyéndolo en silencio. Cuando elmuchacho hubo terminado, acer-có a la mesa su sillita de paja, yseñalándolo con su dedo huesu-do, dijo: -¡No se vayan a creer quiéste es el único ‘e su calaña!...¡Hay muchos que antes de jugar-se una chirola te hacen másaverigüaciones que político encampaña! -guardó silencio unosinstantes.
Luego prosiguió: -Uno d’esosera Enteloquio Fajardo, quel Se-ñor lo tenga en su Santa Gloria;
LOS CUENTOS DEDON LARA caballo ignorante
33bra. Lo rodeamos como moscasen la miel...
Y él contó: -Mi acuerdo como sijuera ahura. El que lo curó d’esamanía de averigüar jue un tape,bastante ladino, al que se lo teníapor bien informau.
Un día va el tape, que le habíapasau al Enteloquio bas-tantes datos pa las ca-rreras oficiales de Do-lores sin qu’el Ente-loquio l’hiciera ver unpeso ´e las ga-nancias, y le dice,dijo:
-«Don Ente-loquio, pal do-mingo hay unafija en la segun-da carrera».
Abrió los ojosel Enteloquio yle di jo, digo,dijo: -«Pero...,¿es fija, fija?»
-«¡Refija!», ledice el otro. Y con
voz de misterio, ledice, digo, di jo: -
«Es el número dos
en la segunda carrera... Lo videensayar entre gayos y medias no-ches».
Tonce va el Enteloquio y le dice,digo, dijo: -«¿Y nada más que por-que vos lo viste ensayar no va per-der? ¡No le juego ni un peso!».
Tonce va el tape y le dice, digo,dijo:- «Es que todavía no le dije lomejor..., los dueños del flete sondos..., el comesario y el juez. Y es-tán en sociedá...»
El Enteloquio no quiso sabermás nada. Enterao que los due-ños del cabayo eran un juez y uncomesario, y salir echando chis-pas a buscar plata pa jugarle jueuna cosa sola.
El flete yegó último. Y cuando elEnteloquio quiso recriminarlo altape, le decía, digo, dijo, furioso: -«Pero ¿no me dijiste que los due-ños del cabayo son el juez y elcomesario, abombao?»El tape, agachadito él y arrastran-do los flecos ´e las alpargatas,como sonsiando, va y le dice,digo, dijo: -«Sí..., don Enteloquio... pero elcabayo no lo sabe. . .»
que se jugaba fortunas, cómo no,pero antes quería saber más quela Biblia...
El viejo había empezado su re-lato y no era cosa de perder pala-
Fin
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BillyBillyBillyBillyBilly/ Dobrini-Cantonnet/ Dobrini-Cantonnet/ Dobrini-Cantonnet/ Dobrini-Cantonnet/ Dobrini-Cantonnet
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Capitán RAYOCapitán RAYOCapitán RAYOCapitán RAYOCapitán RAYO/ Dobrini-Cantonnet/ Dobrini-Cantonnet/ Dobrini-Cantonnet/ Dobrini-Cantonnet/ Dobrini-Cantonnet
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Jauría deJauría deJauría deJauría deJauría dechicoschicoschicoschicoschicos
Mi odisea en los apartamentosMi od isea en los apartamentosMi od isea en los apartamentosMi od isea en los apartamentosMi od isea en los apartamentos por Omar De los Santospor Omar De los Santospor Omar De los Santospor Omar De los Santospor Omar De los Santos
Se supone que, durante el pe-ríodo escolar, las casas son
más habitables. Pero esto nopasa de ser un simple deseo ennuestro edificio de apartamen-
tos.
Yo me pasaba contando -comolos presos para recuperar su li-bertad- los días que faltaban paraque los nenes de los Giménezcomenzaran su año escolar. Peromi alegría al verlos salir a loscuatro, pulcros y con mochilasen ristre, duró poco…Ayer sentí un estampido en eledificio y supuse que Fernández,el del 101, había asesinado final-mente a su mujer (o viceversa).Luego escuché una verdaderatropa que corría por las escale-ras. Cuando salí, furtivamente,alcancé a divisar dos sombrasfugitivas que se perseguían dandoalaridos…y entonces pensé quese trataba de un asalto. Pero notardé mucho en comprobar que loque sucedía en el edificio nadatenía que ver con las crónicaspoliciales. Alcancé a atajar a unode los cuatro angelitos de losGiménez y lo retuve:-¿Por qué no están en el colegio?
–le pregunté.-Hoy no hay clases . Los maes-tros están de asamblea paraempezar una huelga…-Pero mañana irán, ¿verdad? –insistí esperanzado.-No. Mañana hay desinfección.Y el miércoles es el día del libro.Y el jueves, aniversario de lafundación de la escuela. Y…No alcanzó a terminar, porqueapareció uno de sus hermanosesgrimiendo una escopeta yvociferando:-¡Estás acorralado, maldito!Sonó otro estampido bastanteparecido a un auténtico balazo.El chico se llevó la mano al pe-cho y soltando un “¡aaaggg!” ,perfecto, se desplomó a mispies. El otro saltó encima de su“cadáver” y se lanzó escalerasabajo, vociferando:-¡Ahora podremos pasar elpuente!En ese instante sonó una corne-ta que atronó el edificio, y apare-ció en el palier la nena de los
45Giménez soplando con todassus fuerzas el infernal instrumen-to. ¡Teníamos guerra en el edifi-cio!Decidí mandarme a mudar y pa-sar la tarde en el parque o cami-nando por 18. Al salir, me encon-tré con una de las hermanasRivalta, las del 302.-¿Qué me dice de este barullo?¡Así es imposible vivir en esteedificio! –me espectó- Vengo dela comis…Pero no pudo terminar la frase.La nena, siempre soplando lacorneta, pasó como una trombaentre nosotros y, antes de des-aparecer rumbo al patio, asomósu cabecita y nos gritó:-¡Cuerpo a tierra, inconscien-tes!La Rivalta, acatando la orden, sedesplomó rápidamente…Yo no laacaté, y el pelotazo me hizovolar los anteojos. Agarré contodas mis fuerzas al primerGiménez que me pasó cerca, ylo arrastré hasta su apartamento.
-¡Estos maleducados van amatar a alguien! –dije a lamamá, que salió a atenderme-¡Acaba de tirarme una pelotapor la cabeza y casi me rom-pen los lentes! ¡Andan…!-¡No era una pelota, mamá! –protestó el infante- ¡Erauna granada!-Ya les he dicho que ten-gan cuidado…-explicó laseñora- Pero Ud. sabe loque son los niños…-¿Por qué no juegan a laguerra dentro de suapartamento entonces?–mascullé ofuscado.La señora me fulminócon su mirada antes deresponder a mi “osada yextemporánea” pregunta.Luego, como haciéndomeun favor especial, me explicó:-Les pedí que jugaran afueraporque me levanté con dolorde cabeza…
¡Además hay que entender alos pobrecitos, que se la pasantodo el día encerrados en laescuela!
Omar De los Santos
E-mail: [email protected]
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