GABRIEL ELIGIO GARCÍA MARTÍNEZ “EL
TELEGRAFISTA DE SINCÉ”
Por: Jesús Heriberto Navarro S.
Justo en el tiempo de adviento, un primero de diciembre de 1901, nació
en Sincé, entonces departamento de Bolívar, hoy Sucre, Gabriel Eligio
García Martínez, hijo de Gabriel Martínez Garrido, a quien, como al poeta
cartagenero Luis Carlos López, le conocieran como “El Tuerto”.
Asombrosa fue la vida de Gabriel Martínez Garrido, quien había nacido
por allá por los años (1872-19), predestinado para la pedagogía a
domicilio. La pulcritud del protocolario Liki Liki, mostraba la distinción
propia de este maestro, que trajinaba en uno de tres caballos que tenía
para el oficio y que pastaban en la inagotable huerta de su propiedad,
dispuesta en la franja de “La Loma Grande”. Sus sellos místicos y la
fogosidad mental de sus enérgicas pasiones, hicieron que este hombre,
con la exactitud de un matemático, trazara una manga divisoria, sin
inquietarle desaprovechar tierras de su propiedad e incurriendo en
costos redundantes, solo para desagraviar su presunción y no ser “vecino
de su vecino”, con el cual no tenía buenas relaciones1. Quienes le
conocieron y trataron, se asombraban de su memoria perfecta, grababa
1 RAMOS CAMPO, Enrique. Sinceano residente en Venezuela. Entrevista hecha en Sincé
el 28 - 04-2014, es un contador de historias.
con una sola lectura todo lo que pasaba por sus ojos y oía, eso le valió ser
un excelente pedagogo2.
Gabriel Martínez Garrido, también se desempeñó como Registrador del
Circuito de Sincé por los “años de la indiferencia”, es decir, durante los
primeros años de la década del siglo pasado, pero renunció porque no era
hombre para cumplir horarios y en general para estar sometido a una
disciplina prejuiciosa de trabajo3.
La madre de Gabriel Eligio, Argemira García Paternina bisnieta del
español Pedro García Gordón4, había nacido en Caimito hoy departamento
de Sucre (1887-1950), hija de Aminadab García y una dama de Sincelejo,
María de los Ángeles Paternina Bustamante. Tal vez, por confabulación de
los azares de la vida, los bisabuelos de las líneas paternas y maternas son
españoles. La familia de “Gime” o Argemira, se había traslado a Sincé, muy
seguramente, huyendo de la persecución de la cual habían sido víctima
por los despojos de tierra imperante en el San Jorge a finales del siglo
XIX5. Conocida la presencia en Sincé de la nueva habitante, una joven
bonita, elegante, esbelta y de estatura espigada, empezó a ser asechada
por varios pretendientes; la partida la ganó Gabriel Martínez Garrido,
quien a pesar de ser ya un hombre de 26 años y casado, y ella de 13,
2 MONTES, José. In situ.
3 ULLOA GONZÁLEZ, Lorenzo. Monografía de San Luis de Sincé. Nov 1975.
4 Óp. Cit. SALDIVAR, Dassa. pp
5 A esta conclusión se llega, por lo escrito por Orlando Falls Borda en su libro Resistencia
en el San Jorge.
obtuvo rápidamente el permiso para dar clase gratuitamente y a
domicilio a la joven recién llegada.
A lo mejor por aquello de las cosas del corazón, o de las maravillas del
destino, Gime fue seducida y embarazada sin ningún resentimiento, quién
sabe si por la posición incondicional de Gabriel Martínez Garrido,
descendiente de una familia prestante del pueblo, o por estar
predestinados para que de esa relación irrebatible naciera Gabriel Eligio
García Martínez, signado a su vez para procrear a uno de los superiores
exponentes de la literatura de habla hispana, el ciudadano universal,
Gabriel García Márquez. Gabriel Martínez Garrido, el abuelo Sinceano de
Gabo, se había casado con Rosa Mesa de cuyo matrimonio nacieron
Leticia Martínez Mesa (que en el otoño de los años se casa con Guillermo
Merlano, quien había enviudado), Plinio Martínez Mesa (desposado con
Yolanda Vergara, de donde nacen Yolanda Lucia y Rosa Amelia), Ercilia
Martínez Mesa (Ligada en matrimonio con Astol Buelvas, de cuya unión
emerge el tronco de los Buelvas Martínez), Hermogenes Martínez Mesa
(casado con Yuli Simahan, de cuyo enlace brota el ilustre Senador y
Exministro Carlos Martínez Simahan) y Narcisa Martínez Mesa (esposa de
Pablo Emilio Osorio de la Ossa, de donde prorrumpen los Osorio
Martínez); todas estas, ilustres familias pródigamente conocidas en Sincé
y la región de sabanas.
De Argemira García Paternina, se puede decir que era una mujer
luchadora, la sociedad no la repudió porque tuviera siete hijos con cuatro
hombres diferentes, porque desde su primer desliz de bisoña, del cual
naciera Gabriel Eligio, siempre abrigó la cándida esperanza, de que el
próximo hombre que la pretendiera se quedara a su lado para siempre.
Así nacieron después de Gabriel Eligio, Luis Enrique, hijo de Luis Alfredo
Olivero; Benita, Gabriel Julio y Ena con Santos Bejarano, y Eliecer Carmelo
y Adán Reinaldo con Adán Núñez. Para la familia, mamá Gime, y, para el
resto de la sociedad la niña Gime. “Niña”, apelativo que en el caribe de
entonces estaba reservado a mujeres “consideradas”, como lo indicara
decisivamente Antonio Hernández Gamarra6; por lo tanto,
manifiestamente está errado el historiador Gerald Martín, uno de los
ilustres biógrafo de Gabo, pues a su juicio la niña Gime encaja en el
personaje de Pilar Ternera.
Gabo se expresa así de su abuela Gime: “(…) a medida que crecíamos
la mamá Gime seguía pareciéndome más simpática y deslenguada.
Tenía una bella nariz romana y era digna y pálida y más distinguida
que nunca por la moda del año: vestido de seda color marfil con el
talle en la cadera, collar de perlas de varias vueltas, zapatos de
trabillas y tacón alto, y su sombrero de paja con forma de campana.”
El ex contralor General de la República Antonio Hernández Gamarra,
refiriéndose a las dificultades económicas de la Niña Gime, refiere: “le toco
administrar las monedas para satisfacer las apremiantes necesidades de sus
hijos. A Argemira García Paternina, como a Aureliano Segundo y a Petra
Cotes después del diluvio, le tocó celebrar misas de pobreza durante muchos
de los años de su vida”.
6 HERNÁNDEZ GAMARRA, Antonio, La niña Gime, El Meridiano de Sucre Cultural, 8 de
noviembre 2012.
Permítanme entonces hacer una digresión, recurriendo al texto preciso,
que Gabo solazara en su obra:
(…) a veces los sorprendían los primeros gallos haciendo y
deshaciendo montoncitos de monedas, quitando un poco de aquí
para ponerlos allá, de modo que esto alcanzara para contentar
a Fernanda (la reina), y aquello para los zapatos de Amaranta
Ursula, y esto otro para Santa Sofía de la Piedad que no se
estrenaba un traje desde los tiempos del ruido, y esto para
mandar hacer el cajón si se moría Ursula, y esto para café que
subía el centavo por libra cada tres meses, y esto para el azúcar
que cada vez endulzaba menos, y esto para la leña que estaba
mojada por el diluvio, y esto otro para el papel y la cinta de
colores de los billetes, y aquello que sobraba para ir
amortizando el valor de la ternera de abril, de la cual
milagrosamente salvaron el cuero, porque le dio carbunco
sintomático cuando estaban vendidos casi todos los números de
la rifa. “ERAN TAN PURAS AQUELLAS MISAS DE POBREZA".
Como era propio de la época, por no ser hijo del matrimonio, Gabriel
Eligio García Martínez tomó el apellido materno, igual como le sucedió a
su padre Gabriel Martínez Garrido, que a su vez era hijo de quien
deberíamos llamar “El reproductor de las sabanas”, don Leandro Garrido
Piñeres, de origen Momposino, quien a mediados del siglo XIX llegó a
Sincé, donde se establece mientras su hermano el Padre Gabriel Antonio
Garrido7, atendía las feligresías en los templos de San Pedro, Buenavista,
Galera, San Benito y el reguardo de Jegua8. A propósito, en el resguardo de
Jegua, el padre Garrido entra en desavenencias con Felipe Tercero de la
Ossa Vázquez, el cuarto de la dinastía de los de la Ossa, quien reclamaba
tierras a la fuerza, y a él lo acusa de estar sustrayendo los ornamento del
templo que ya estaba en profunda decadencia. Por eso, solicita a sus
superiores el traslado definitivo a Sincé, donde se establece dese 1885
hasta su muerte el 20 de mayo de 1912. Curiosamente, es el nombre
Gabriel el cual lleva el ilustre sacerdote hermano de don Leandro, el que
comienza a repetirse (Gabriel Martínez Garrido, Gabriel Eligio García,
Gabriel García Márquez y muchos Gabrieles hasta hoy), solo que Gabo
rompió el hechizo, según cuenta el doctor Elmer De la Ossa, “…no podía
honrar la línea que no le hacía gracia y a la cual no estaba ligado
emocionalmente, concluyendo con puntualidad de relojería, aquí se puede
aplicar el dicho sabanero que “el manoseo es el que curte”.
Al destacado sacerdote Gabriel Antonio Garrido se le debe la construcción
de la monumental y hermosa iglesia de corte neoclásico que es hoy
templo parroquial de Sincé. La historia registra que en 1889 la antigua
iglesia de techo pajizo se había quemado con sus archivos junto con
ochenta casas y el padre encabezó la quijotesca causa de construir una
nueva en mampostería y que fuera inaugurada en 1906.
7 En estas regiones siempre se ha dicho que los curas se hacían acompañar de un
hermano o cualquier familiar varón por aquello de que ellos nunca tienen hijos, sino
sobrinos.
8 Óp. Cit. ULLOA GONZÁLEZ, Lorenzo.
Gabriel Eligio heredó los recónditos e íntimos secretos de la transmisión a
larga distancia de mensajes cifrados de amor, su fina galantería de tenorio
macizo, nada menos que de su abuelo Don Leandro Garrido Piñeres, quien
fuera un ilustre momposino, dedicado al comercio y la ganadería,
consiguiendo amasar una gran riqueza y dando origen a varias familias
disgregadas por toda la región de Sabanas y el San Jorge.
Los Garridos la línea legítima, como llamaban a los hijos del matrimonio
católico, los obtuvo con Tomasa Díaz. De allí nacen Julián Garrido Díaz,
quien casó como se decía para la época con Sandiego Oliver, de este
vínculo surge Víctor Manuel Garrido Oliver, a quien se le conocía como “el
Mono Garrido”, casado con Henriqueta García Rico, de donde nacen los
Garridos García. Las líneas “naturales” fueron Romeros (Ezequiel Romero
Garrido 1860- 1954), Pinedas, Mejías (Julio Mejía Garrido de Santiago
Apostol), los Roenes en Magangué entre otros muchos.
Es preciso resaltar para rematar la curvatura del círculo, Don Leandro al
lado de Sotera Martínez, conciben a Gabriel Martínez Garrido. Así las
cosas, Don Gabriel debería haber llevado primero el Garrido, al igual que
todos los demás parientes.
Para consumar este corto recorrido por la zaga de Gabriel Eligio y de
contera de los García Márquez en Sincé, referimos a manera de testimonio
fiel, un aparte de VIVIR PARA CONTARLA, lo demás lo dirán hoy, quienes
acuden AL RESCATE DE GABRIEL ELIGIO, EL TELEGRAFISTA DE SINCÉ:
(...) "Siempre he relacionado la guerra del Perú con la
decadencia de Cataca, pues una vez proclamada la paz mi padre
se extravió en un laberinto de incertidumbres que termino por
fin con el traslado de la familia a su pueblo natal de Sincé. Para
Luis Enrique y yo, que lo acompañamos en su viaje de
exploración, fue en realidad una nueva escuela de vida, con una
cultura tan diferente de la nuestra que parecían ser de dos
planetas distintos. Desde el día siguiente de la llegada nos
llevaron a las huertas vecinas y allí aprendimos a montar en
burro, a ordeñar vacas, a capar terneros, a armar trampas de
codornices, a pescar con anzuelo y a entender por qué los perros
se quedaban enganchados con sus hembras. Luis Enrique iba
siempre muy por delante de mí en el descubrimiento del mundo
que Mina nos mantuvo vedado, y del cual la abuela Argemira
nos hablaba en Sincé sin la menor malicia. Tantos tíos y tías,
tantos primos de colores distintos, tantos parientes de apellidos
raros hablando en jergas tan diversas nos transmitían al
principio más confusión que novedad, hasta que lo entendimos
como otro modo de querer".9
9 VIVIR PARA CONTARLA. GARCIA MARQUEZ, Gabriel.
Bibliografía:
DE LA OSSA SUAREZ, Elmer. Investigador
RAMOS CAMPO, Enrique. Sinceano residente en Venezuela. Entrevista hecha en Sincé
el 28 - 04-2014
MONTES; José.
GARRIDO AREVALO, Augusto Rafael
ULLOA GONZÁLEZ, Lorenzo. Monografía de San Luis de Sincé. Nov 1975.
SALDIVAR, Dasso. Pp
FALLS BORDA, Orlando. Resistencia en el San Jorge.
HERNÁNDEZ GAMARRA, Antonio, La niña Gime, El Meridiano de Sucre Cultural, 8 de
noviembre 2012.
GARCÍA MÁRQUEZ, Gabriel, Cien años de soledad. Editorial Suramericana. Buenos
Aires 1967.
GARCÍA MÁRQUEZ, Gabriel, Vivir para contarla.