7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 1/334
L A S G E N E R A C I O N E S
E N L A H I S T O R I A
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 2/334
D E L M I S M O A U T O R
Medicina e Historia, E d i t o r a N a c i o n a l . M a d r i d , 1 9 4 1 .
Estadios de Historia de la Medicina y de Antropología Médica, E d i t o r a
N a c i o n a l . M a d r i d , 1 9 4 3 .
Sobre la Cuitara Española, E d i t o r a N a c i o n a l . M a d r i d , 1 9 4 3 .
Menéndez Pelayo: Historia de sas problemas intelectuales, Ins t i tu to de
E s t u d i o s P o l í t i c o s . M a d r i d , 1 9 4 4 .
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 3/334
P E D R O L IN E N T R L G O
L S
GENER CIONES
EN L H IS TO RI
¿T A
?r
INSTITUTO DE ESTUDIOS POLÍTICOS
M DRID • MC MXLV
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 4/334
E S PR O PI E D A D
Queda hecho el depó
sito que marca la ley.
DIANA. Artes Gráficas.—Larra, 6. Madrid.
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 5/334
Í N D I C E
Págs.
C art a a Xav ier Zubi r i 8
CAPITULO I.
E L A P O Y O D E L H O M B R E E N L A H I S T O R I A . — E l h o m b r e
como ser h i s tór ico .—Los problemas de la His tor io logía .—Mo
dos de v iv i r l a mudanza h is tór ica .—La seglar idad comple t iva .
El op t imismo del p rogreso .—El pes imismo de la regres ión .—
La inseguridad cr í t i ca .—R egres ión y cr i s is 17
PÍTULO
I I .
L A INSEGURIDAD DEL HOMBRE.—Muer t e , do lo r y f l n i t ud .
E l hombre , an ima l en fermo .—F in i tud y angu s t i a .—S egur i
dad an ima l , i n segu r idad humana .—El h i a to en t re e l hombre
y el m undo 41
CAPÍTULO I I I .
L A SALIDA DE SI MISMO.—La sa l ida mí s t i ca .—La sa l ida
in s t i n t i va .—La sa l ida agón ica .—La aven tu ra i dea l .—La com
pañ ía de l hombre .—Fama y acc ión h i s tó r i ca .—La fama mun
dana .—L a fam a t rág i ca .— La fam a t ra scenden te 69
331
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 6/334
Págs.
CAPITULO IV.
L A C R E A C I Ó N H I S T Ó R I C A , E L H A S T I O Y L A
NOVEDAD
Recapi tu lac ión .—La creac ión h is tór ica .—Seguridad y pos ib i l i
dad .—Esencia de las c r i s i s h i s tór icas .—Psico logía de la insa
t isfacción histórica .— El hast ío .— El afán de novedad.— Sinopsis . 101
CAPITULO V.
B I O L O G Í A E H I S T O R I A . E L I N G R E S O D E L J O V E N E N L A
VIDA HISTÓRICA.—Biología e His tor ia .—Edad e His tor ia .—-
La v ida juveni l .—El adolescente y la v ida h is tór ica .—Lo im
puesto al joven.—Lo depuesto por el joven.—Lo puesto por el
joven.—Lo pro pue sto por el joven.—E l est i lo juveni l 131
CAPÍTULO VI.
L A G E N E R A C I Ó N C O M O C O N C E P T O H I S T O R I O L O G I C O .
HISTORIA DEL CONCEPTO.—I. Per íodo prec ien t í f ico de l vo
cablo.—II. Período cient í fico del vocablo.—Ranke.—Dilthey.—
Ot toka r Lo renz .—Ortega y Gasse t .—Pete rsen .—Pinde r .—
W echss l e r.—D rerup .—Resum en : Mannhe im y Pe t e r se n 207
CAPÍTULO VH.
L A G E N E R A C I Ó N C O M O C O N C E P T O H I S T O R I O L O G I C O .
TEORÍA DE LA GENERACIÓN.—Discon t inu í smo h i s tó r i co y
v ida pe rsona l .—La seme janza gene rac iona l .—Es t ruc tu ra de l a s
generac iones .—C urso de las generac ion es .— His tor iograf ía de
l a s gene rac iones
265
33
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 7/334
Pertenecemos a la misma genera*
ción los que percibimos el sentido
trágico de la época en que vivimos
y no sólo aceptamos, sino que reca~
bamos para nosotros la responsabi
lidad del desenlace.
JOSÉ ANTONIO
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 8/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 9/334
C A R T A A X A V I E R Z U B I R I
Induamuv arma lucís.
( S a n P a b l o , Rom. XIII, 12.)
I nuestra inteligencia toma su pábulo de una fre
cuente amistad con los hombres y las cosas-^de ti,
Xavier, he aprendido yo esta vieja lección helénica-^,
¿por qué los libros, obras de la inteligencia, no han de
mostrar la huella grabada en su figura por la total si
tuación amistosa de que nacieron? Com placíanse en
ostentarla los autores antiguos, y todavía hoy es un
gozo descubrirla, bajo el solemne indumento de la anti
gua retórica, en esas páginas iniciales de los infolios,
colmadas de ofrecimientos, dedicatorias, elogios, pro
testas de amistad y hasta discretas ironías. Luego el
hombre puso más su orgullo en ser racional que en ser
amistoso, y así se ha hecho de árido, esquinado y pe
dante el contorno de sus libros. Procedían los autores
S
9
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 10/334
como si su propia y personal minerva hubiese brotado
directamente del cerebro de Júpiter, más directamente
aún y más armada que la mismísima Palas Atenea.
No quiero yo incurrir en esa insipiente fatuidad.
Siendo más humilde, quiero tener el orgullo de ser más
verdadero. Sé muy bien que todas las obras de la inte
ligencia nacen de una situación personal, aquella en que
ha vivido y vive su autor. Sé, también» que esa situa
ción personal sólo llega a dar alguna experiencia útil
cuando la persona que en ella existe ha puesto amorosa
afección, afición, como dice nuestro pueblo, en la tarea
de percibirla y cultivarla. Sé, por fin, que la condición
de "bien nacido", la más honrosa ejecutoria de cuantas
reconoce la estimativa española, sólo es merecida por
quienes en todo momento declaran, con la palabra o con
la conducta, las personas, las acciones y los objetos a
que se aficionaron y de que obtuvieron granjeria.
Pues bien; dentro de la situación personal en que
este librillo ha tenido regazo — España es su nombre, tal
como puede y debe vivirla un español sediento de ver-
dadera concordia entre sus hombres y de cristiano
decoro en sus destinos— •, ha sido tu amistad, Xavier,
monte todo orégano, venero indeficiente y benéfico.
Porque es así, y sólo porque es así, permíteme decir en
alta voz lo que a tu amistad deben estas páginas.
Hay en ellas, por de contado, no pocas cosas malas:
errores, imprecisiones, omisiones, excesos, insistencias.
No me jacto de lo malo; mas tampoco me sonrojo dema
siado, que aprendiz soy y ningún defecto me es ajeno.
10
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 11/334
No es lo ma lo del aprendiz errar, sino empecatarse en
el yerro. Creo, sin embargo, que no todo es malo en
estas páginas, y si no fuese así, no las daría a la estam
pa. Sobre lo menos malo de este libro se proyecta la
huella de tu magisterio y tu amistad. La cual huella no
consiste tanto en el empleo de alguna de tus ideas, cuan
to en la fidelidad o, por lo menos, en el propósito de
fidelidad del libro a dos actitudes fundamentales de la
mente. Ellas son las que ahora quiero comentar.
De ti he aprendido la lección más importante para
todo el que aspira a una vida intelectual medianamente
eficaz: que sólo es vivo y verdadero nuestro saber cuan
do,
sin poner en duda nuestra posibilidad de conocer
algo con firmeza, contemplamos como permanente pro
blema aquello que sabemos o aprendemos. El haber de
nuestra mente está en gran parte edificado con guijarros
de aluvión, rutinariamente aceptados como evidentes de
suyo o impuestos al ánimo por la sugestiva influencia
de la novedad . Por eso, la ardua y constante discrimi
nación entre la usualidad, el deslumbramiento y la evi
dencia es una de las primeras reglas de la vida intelec
tual, si no la primera. Así lo he entendido yo, viéndote
muchas veces indagar, con denodada resolución, los úl
timos supuestos históricos y los últimos estratos esen
ciales de una cuestión cualquiera, fuese vieja o reciente.
De ejercitar modesta y discentemente tal hábito ha
nacido este libro. Había de ser la primera parte de otro
mayor, dedicado a comprender con mente histórica y
alma española la llamada "generación del 98", Así
11
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 12/334
como mi estudio acerca de Menéndez Pelayo fué pre
cedido de unas reflexiones sobre el problema de la bio"
grafía, juzgué conveniente meditar sobre el problema
historiológico de la generación antes de meterme a des
cribir las vicisitudes y andanzas de una de ellas, aun
que fuese tan reciente y aireada como esta del 98. Tenía
yo en mi espíritu o creía tener una idea de lo que es una
generación histórica: vestigios de esa idea quedan es
parcidos en mis escritos, tantas veces volanderos o ur
gidos por diversos apremios, y muy especialmente en
unos artículos que bajo el título "Tres generaciones y
su destino" publiqué durante el inolvidable estío de 1937.
Mas cuando me he hecho radical problema de aquella
idea mía, la he hallado harto insuficiente y más que me
nesterosa de revisión. Entré en lecturas, acampé reite
radam ente en las zonas caliginosas del problema , es
cribí,
taché buena parte de lo escrito, volví con humil
dad a la tarea, medró el volumen de mi engendro, y lo
que había de ser introducción metódica al estudio de
una generación, se ha convertido en libro hecho y dere
cho sobre el tema de las generaciones. No pretendo con
él haber dejado exhausta la cuestión, ni le creo en fran
quía de rectificaciones y pulimentos; aspiro, eso sí, a
situar este problema en su lugar natural y a tratarlo
conforme a su peculiar índole.
Otra lección tuya, Xavier, late en estas páginas: la
obediencia al imperativo del concepto. El saber humano
comienza por ser puro asombro y vaga intuición adivi
natoria; no merece, empero, la preclara dignidad de su
12
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 13/334
nombre, mientras lü originaria intuición no se ha con
vertido en concepto riguroso, bien articulado, completo,
transparente, escueto de aristas. No trato de negar el
enorme valor histórico de los intuitivos y metaforistas
geniales, como lo fueron, por ejemplo, Nietzsche, DiU
they y Bergson; pero su mérito intelectual y su eficacia
histórica no llegan a los de esos acuñadores de concep
tos que saben aunar en sus obras la gracia de la fecun
didad y el heroísmo de la ascesis: el mérito y la eficacia
de Aristóteles, Santo Tom ás, Galileo, Descartes o K ant.
Casi me arrepiento, abrumado, de haber traído los
anteriores nombres al atrio de este librejo, y aún más
de haberlos escogido como modelos, "Verm is sum." Ni
siquiera m e reconozco con derecho a cobijarme bajo la
fronda de árboles tan venerables, porque la personal
insuficiencia unas veces, la prisa otras, la pereza algu
nas y'—'¿por qué no decirlo?— 'Una invencible debilidad
de escritor por la digresión, el adjetivo y la metáfora,
me han vedado la severa observancia del mandam iento
que antes proclamé. M as ni la parvedad de mi aliento
ni la blandura de mi ánimo, logran apartarme de reco
nocer la excelencia de un mandato cuya grandeza, tú,
Xavier, me has hecho sentir con fuerza por mí no co
nocida.
La inquietud problema tizante—perdóname el voca
blo, en gracia a su expresividad*—, la lectura de todo
cuanto sobre el tema ha venido a mis manos, cierta pre
ocupación conceptual y la instante p resión del tema mis
mo, tan vivo y actual para todos los conmovidos por la
13
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 14/334
Historia, han hecho crecer y configurarse este pequeño
libro.
¿Merecerá alguna atención? ¿Se perderá su me
nuda vo¿ entre el estruendo de las armas, éstas armas
de la destrucción y de la tiniebla? Muy vivamente lo
temo. Mas tampoco debemos cerrar el corazón a la es
peranza. Tam bién es posible que algo quede del esfuer
zo cumplido hoy por quienes, como tú, como yo, como
otros españoles, como muchos cristianos de este mundo
amenazado ~-dé jame compensar mi pequenez con la
valía y la muchedum bre de los otros—*, no tenemos otras
armas que ceñir sino aquellas que nuestro San Pablo
ofrecía a los romanos: las armas de la luz.
PEDRO
LAÍN
ENTRALGO.
Madrid, en el Segundo Domingo de Adviento de 1944.
14
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 15/334
N O T A S
I
Tal vez moleste a los puris tas del len
guaje ver escri ta la palabra "generacio
nal" . Deben pensar que , usado é l sus
tant ivo "generación" para expresar téc
nicamente un concepto his toriológico, el
adjet ivo "generacional" era inevitable,
aunque no lo reconozca la Academia . Y,
por otra parte , cuando de excepción se
der iva "excepcional" , de nación "nacio
nal" , de función "funcional" y de funda
ción "fundacional" , ¿por qué no decir
"generacional" para expresar lo re la t ivo
á las generaciones?
II
Dificultades de orden tipográfico impi
den que la transcripción de los vocablos
gr iegos a nues t ra graf ía sea enteramen
te correcta. Por una parte , el s igno de
cantidad sobre la e y la o cuando co
rresponden a la eta y a la omega no es la
barra, s ino el acento circunflejo. Por otra,
ha habido necesidad de prescindir de los
acentos sobre la e y la o cuando trans
criben a la
eta
y a la
omega.
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 16/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 17/334
CAPÍTULO I
EL APOYO DEL HOMBRE EN LA HISTORIA
EL HOMBRE COMO SER HISTÓRICO
V_y
O más o menos hondura, precisión y elegancia, to
dos hemos pensado o escri to desde hace no pocos dece
nios esta gastadísima verdad: "el hombre es un ser his
tór ico". Un zóion histotikón, como diría un helen o,
dicen los helenopedantes y decimos, que la sinceridad
nunca sobra, los helenoaprendices. Lo cual es decir
muy poco, si la frase queda en rótulo, o muy mucho, si
vale como definición acabada. Porque el hombre es,
ciertamente, un ser histórico, pero también es un ser
eterno. Más aún: su modo de ser un ente histórico, su
humana historic idad, es r igurosamente incomprensible e
inexplicable sin su condición de ente inmortal y eterno,
sin su humana inmortal idad y eternidad.
Quede ahí e l sobrecogedor problema de las re lacio
nes entre la historicidad y la eternidad del hombre, y
miremos más cavilosamente el doble filo semántico de
17
2
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 18/334
la perogrullesca aserción citada: "el hombre es un ser
histórico". ¿En qué sentido es el hombre un ser his
tórico?
Es histórico el hombre en cuanto
hace la Historia.
Desde que se conserva memoria de sus vicisi tudes, el
hombre ha sido y sigue siendo lo mismo: hombre. Pero
el modo de ser hombre, por obra del l ibre albedrío que
distingue a los/ hu m ano s y de una ra ra ne cesidad que
les impele, ha ido cambiando con el t iempo. Esas mu
danzas en el modo de ser hombres que los hombres, sin
dejar de ser tales, han ido experimentando, consti tu
yen lo que l lamamos su "Historia". En cuanto el hom
bre hace esa Historia suya, esto es, en cuanto es hombre
mudando l ibre y menesterosamente el modo de serlo, es
un ser histórico.
Es histórico el hombre, por otra parte, en tanto
cuenta historias: quiero decir, en cuanto escribe la His
toria. Las mudanzas en el modo de ser hombre sólo se
hacen "H isto ria" — pasan a ser "h istóricas"— por el
hecho de que un hombre las cuente o relate. Según su
etimología, "historia" vale tanto como investigación o
exploración, mas también es el relato de lo que se ha
aprendido o invest igado. Es precisamente el hombre,
entre todos los seres, el que t iene esta extraña tendencia
a contar lo que le va ocurriendo y lo que ocurrió a quie
nes ya murieron; y esta condición de narrar las vicisi
tudes propias y ajenas hace doble y más complejamente
verdadera la ya repetida frase: el hombre es un ser his
tórico.
18
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 19/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 20/334
con que fué pintado un paisaje pueden estar hechas con
la tierra de ese paisaje mismo, pero no por ello dejará
de ser el cuadro consti tutivamente exterior al trozo de
naturaleza que representa. A ese últ imo centro de la
vida humana en el cual y desde el cual se proyectan y
se contemplan las mudanzas del propio vivir y del vivir
ajeno es a lo que suele l lamarse espíritu.
Quiere todo ello decir que los hombres sienten, per
ciben su propio mudar. De otro modo no podrían con
tar lo y, probablemente, tampoco hacerlo. Pero el sen
timiento de la propia mudanza*—o, cuando menos, el
modo expreso de ese sentimiento, la "cuenta" que el
hombre se da de él , como suele decirse—varía según
la índole personal y la situación histórica del sujeto que
la percibe. Me refiero, como es obvio, a las mudanzas
en el propiq exist ir que en virtud de su carácter más
genuinamente "histórico" son compart idas simultánea
mente por varios hombres: una guerra , un cambio de
régimen, una crisis política cualquiera; y no a las in
transferibles vicisi tudes de la propia intimidad personal.
Siempre, frente a un suceso polí t ico cualquiera, unos
pensarán que "se armó la gorda" y otros dirán "aquí no
ha pasado nada" .
Un ejemplo. Para los hombres atentos a la zona más
superficial de la Historia, los años que transcurren en
tre 1868 y 1875 son marco cronológico de mudanzas
nada l ivianas en la vida histórica de los españoles. Mu
chos pensaron que la revolucioncita de 1868 cortó el
hilo de la auténtica historia española, y por eso pudo
2
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 21/334
decirse luego que la Restauración vino a "reanudar la
Historia de España". Instalado en otra visión de la
Historia, piensa Unamuno, en cambio, que la vicisi tud
histórica castizamente l lamada "la Gloriosa" fué sólo
un accidente ajeno a la verdadera historia de España.
"No fué la restauración de 1875—dice—lo que reanudó
la historia de España; fueron los millones de hombres
que siguieron haciendo lo mismo que antes, aquellos
millones para los cuales fué el mismo el sol después que
el de antes del 29 de septiembre de 1868, las mismas
sus labores, los mismos los cantares con que siguieron
el surco de la arada. Y no reanudaron en real idad nada,
porque nada se había ro to"
2
.
LOS PROBLEM AS DE LA HISTORIOLOGIA
Hemos de pensar , por tanto, que en la total interro
gación planteada a la mente por las mudanzas del hom
bre que l lamamos históricas^*las vicisitudes de un a vid a
humana compart idas por otros, merecedoras de que se
las re la te y efect ivamente narradas o relatadas—cabe
distinguir una triple estructura.
1.
E st á en primer término el problema de lo que
en sí misma sea esa mudanza^su índole y su alcance—
respecto al real y verdadero ser del hombre. A la onto-
2
"En torno al casticismo",
Ensayos,
ed. de Aguilar, I, 20.
21
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 22/334
logia y a la teología de la Historia toca debatirse en
torno a este problema cardinal.
2.
C ons t i tuye un segu ndo problema la
vivencia de
esa mudanza
por p art e del hom bre qu e la prom ueve, la
padece o, más senci l lamente, la experimenta. Muchos
españoles sintieron que su modo de exist ir cambió con
el tránsito del régimen monárquico a la República
de 1931. ¿Cómo vivieron aquellos españoles'—los agen
tes y los pacientes^el cambio experimentado por su
vida? ¿Qué cuenta se dieron de él? ¿Qué alcance le con
cedieron? ¿Cómo lo estimaron? Las memorias, las cró
nicas,
las cartas y, en general , todos los documentos
autobiográficos son las "fuentes" en que puede saciarse
la sed de saber que esas preguntas delatan. Construir
la teoría de la referida vivencia es tarea perteneciente
a la psicología del acontecer histórico.
3.
El tercer problem a que ofrece el m ud ar histó
rico viene planteado por la vivencia refleja de esa mu~
danza en la conciencia del historiador. Puesto un his
toriador actual ante la vicisi tud de la historia de Es
paña l lamada "Restauración de Sagunto", ¿cómo la ve,
cómo la valora, cómo la describe desde su concreta si
tuación de hombre y de historiador? Más aún: ¿cómo
debe verla, valorarla y describirla? La ciencia que nos
enseña a dar respuesta idónea y suficiente a estas pre
guntas recibe el nombre de Historiografía o doctrina
sistemática del relato histórico. Y el conjunto de estas
cuatro discipl inas del saber^Teología de la Historia ,
Ontología de la Historia , Psicología de la Historia , His-
22
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 23/334
tor iografía—const i tuye la más general que Ortega, con
evidente acierto, propuso l lamar
Historiología
o ciencia
general del acontecer histórico.
MODOS DE VIVIR LA MUDANZA HISTÓRICA
Esta visión panorámica, casi baedekeriana, de los
problemas que la mudanza histórica plantea, no sirve
aquí sino de soporte a otra meditación más próxima al
tem a d e mi libro. M e refiero al m odo d e sentir el ho m
bre esa peculiar mutación de su existencia que l la
mamos acontecer histórico. Puesto que, como sabemos,
varía con la índole personal y con la situación histórica
de cada hombre su modo de percibir directa o refleja
mente—como actor o como historiador—las mudanzas
en su modo de existir que constituyen el curso de la
Historia, ¿cabe dist inguir en esa variedad modos gené
ricamente dist intos? ¿Puede ser reducida a unos cuan
tos modos típicos la enorme variabil idad que forzosa
mente presenta la percepción de las vicisi tudes histó
ricas propias o ajenas? ¿Cómo siente el hombre la in
serción de su existencia en el tiempo histórico?
Tal vez consigamos una respuesta aceptablemente
ordenada y suficiente analizando la vivencia básica de
ese elemental sentimiento del exist ir humano: la viven
cia del apoyo que el hombre tiene en su propia situación
histórica.
23
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 24/334
LA SEGURIDAD COMPLETIVA
Hay épocas históricas en las cuales se cree el hom
bre más seguro de si mismo, más suficiente. Hay en ellas
un más denso y firme arraigo de los hombres en su pro
pia si tuación. Sienten que su vida está seguramente apo
yada en la Historia, y esta seguridad les hace ver en
su propia época una suerte de madurez, como si los
tiempos hubiesen alcanzado ya una altura casi defini
t iva. El correr de los años no es entonces carrera con
sunt iva y apremiante , s ino mansa y previsible andadura
del hombre sobre la planicie de su t iempo. No se t iene
prisa ni se conoce la provisionalidad, y los hombres ven
su misión histórica en continuar y completar la obra
de sus padres . Tiempos conservadores , gobernados por
hombres de senescente madurez: son las "épocas de
historia aburr ida", que Montesquieu consideraba tan fe
lices. La juventud no t iene entonces valor por sí misma:
es un modo deficiente de ser hombre, un "todavía no",
y el brote de las generaciones apenas alcanza relieve
histórico. Ortega habló de "épocas cumulat ivas". Tal
vez sea preferible l lamarlas épocas completivas, si se
atiende a la conciencia que el hombre tiene de completar
o perfeccionar un modo de existir sentido como casi
suficiente.
No debió ser otra la conciencia del romano en la
época de Augusto. Virgil io, por ejemplo, t iene la segu
ridad de habitar en un mundo histórico firmísimo, casi
definit ivo. Las murallas de su ciudad son para él áltae
24
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 25/334
moenia Romae, bast iones seguros de una urbe que, para
dar hechura y consistencia históricas al mundo, se alza
entre todas
quan tum lenta solent ínter viburna cupressi,
(Egl. I, 25.)
como el ciprés sobre el flexible mimbre. Todavía en
tiempo de Plinio el Joven, antes de que se advirt iesen
gérmenes de podredumbre en los cimientos mismos de
Roma, podía escribirse así: "Me deleita que, como la
cierta ca rre ra de¡ los astro s, así esté disp ue sta la vida
de los hombres, los viejos sobre todo" {Ep. III, 1). El
curso temporal de la existencia humana se le ofrece
entonces al romano con una suerte de seguridad cósmi
ca. La
res publica
tiene un orden casi tan firme como una
res coelestis, como un sistema sideral.
También cree estar a los a lcances de una edad se
mejante el español del siglo xvi, cuando parece ir lle
gando a su siempre inacabado céni t nuestra empresa
imperial:
Ya se acerca, Señor, o ya es llegada
la edad gloriosa...,
escribirá e l animoso Hernando de Acuña. Y otro tanto
puede decirse del francés a fines del siglo xvn. No es
un azar lingüístico que la palabra con que el francés
moderno ha expresado el sentimiento de sentirse seguro
2 5
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 26/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 27/334
EL OPTIMISMO DEL PROGRESO
No es este el único modo de sentir la mudanza de
nuestro existir que solemos llamar tiempo histórico.
Otras veces, en las épocas sentidas como progresivas,
y a merced de una más o menos explícita creencia de
su alma, pone el hombre esa venturosa "madurez de los
tiempos", hecha ya flagrante utopía, en una hora siem
pre por venir. Vive entonces a la vez oprimido y espo
leado por una rara conciencia de tránsito y provisiona-
lidad, como si cada época sólo adquiriese valor y fir
meza por acercarse sucesivamente a esa futura, siempre
inasible plenitud; la cual, a diferencia de la plenitudo
temporis del Crist ianismo, asienta en una remota y espe
rada posibilidad de la existencia
natural e histórica
del
hombre, y no en un modo sobrenatural y gratuito del
humano existir . El hombre se apoya entonces en su si
tuación histórica sólo fugaz y apresuradamente, para
saltar desde ella hacia otra ulterior, más próxima al de
seado "estado final" en que se cree y se espera.
Así ha sucedido, por ejemplo, mientras dominó en
las almas el progresismo de los siglos xvm y xix, tanto
en la forma positiva de los comtianos y spencerianos,
como en la metafísica de Hegel y los suyos, o en la ma
terialista del marxismo. Este desmedido optimismo pro
gresista, esta fe quiliástica en el despliegue espontáneo
de la mera naturaleza humana a lo largo de la Historia
apuntan con el orto de los l lamados "siglos modernos"
y se configuran con precisión en la primera mitad del
27
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 28/334
décimooctavo, por obra de Fontenel le , del Abate de
Saint-Pierre , de Turgot , de Voltaire . Léase el Esqaisse
de Condorcet y se advert i rá con plena clar idad el re
flejo de esta actitud del hombre sobre la obra del histo
r iador. Las nueve épocas que Condorcet dist ingue en
la historia de la Humanidad, desde que les homm es sont
réunis en peuplades,
ha sta el mo mento en que escribe,
el de la Revolución Francesa, son por él consideradas,
más que desde el punto de vista de la si tuación histó
rica en que realmente vive—-"republicano independien
te " de 1793, perseguido por la propia República—',
desde el creído sueño en una edad dorada a que la
Humanidad se acerca. El t iempo histórico sería una con
tinua carrera progresiva del hombre, de curso más o
menos regular, en derechura hacia una indefinida der-
niére époque de luz, libertad y virtud; en la cual, como
con pasmosa fe declara Condorcet, hasta "la duración
media de la vida debe crecer sin cesar". Unos lustros
más tarde, Víctor Hugo, embriagado ya por este vino
de la fugacidad de la Historia y por la fe en la próxima
bienaventuranza, cantará con inigualado entusiasmo el
viaje infinito de la nave del progreso:
splendide, elle introduit les peuples, marcheurs lourds,
dans la comm union des aigles.
EL PESIMISMO DE LA REGRESIÓN
Rudo contraste hay entre la Historia vista desde la
optimista fe del progresista y la que se escribe desde
28
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 29/334
el pesimismo antropológico de la contrarrevolución ro
mántica o desde cualquiera de las épocas sentidas como
regresivas.
Apóyase entonces el hombre en su si tuación
histórica como en una superficie descendente y resba
ladiza, al término de la cual amenaza la caída en una
catástrofe histórica . Donoso, por e jemplo, interpretando
con pesimista y casi protestante l igereza la idea cató
lica sobre el origen del mal, no vacila en afirmar que
"el pecado corrompió en el primer hombre a la natu
ra leza humana"
i
.
De ahí que vea en la vida histórica
del hombre una terrible urdimbre de mal y dolor. "El
hombre nace apenas—dice en otro lugar—, y no parece
sino que viene al mundo por la virtud misteriosa de un
conjuro maléfico, y cargado con el peso de una conde
nación inexorable . Todas las cosas ponen sus manos
en él . . . Los pocos que por ventura resisten, comienzan
a andar el camino de su dolorosa pasión, y después de
guerras continuas y de varios sucesos van a parar a la
* Ensayo, II, 8 (ed. de M adrid, 1851, pág . 205 ). To m ada a la letra,
esta expresión está con la tesis luterana
(natura hom inis intrinsice corrupta
est) y contra la tomista y tridentina, según la cual no fué la secuela del
pecado original una corrupción de la naturaleza humana, sino
spolatio in
gratuitis, vulneratio- in naturalibus (Summ a, I, 2, q. 85, a 1). La corrup
ción producida por el pecado original sería de los
hábitos
del hombre, no
de su naturaleza. Uno de los problemas cardinales de la antropología cató
lica es explicar el alcance de esa vuíneratio de modo que no llegue a ser
corruptio naturae. Si el progresismo peca por pelagiano, la contrarrevolución
—tal vez sin saberlo, como le sucedía al ardiente y bienintencionado Do
noso—peca por maniquea. La idea de una corrupción esencial de la natu
raleza humana por obra del pecado original conduce lógicamente a una
especie de maniqueísmo.
29
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 30/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 31/334
Dist inguen a la mental idad contrarrevolucionaria
(Bonald, Lamennais, Donoso, Lasaulx) dos notas fun
damentales: una antropológica, el pesimismo y la des
confianza del hombre respecto a su actividad puramente
"natural"; otra histórica, la creencia implícita o decla
rada en un más feliz estado anterior, desde el cual, por
obra del pecado, vendría dando la Humanidad dolo
rosos tumbos
6
. En la historiografía progresista, el cen
tro de referencia desde el cual reciben su más hondo
sentido los sucesos históricos es siempre el esperado
"estado final", la
derniére époque
de Condorcet; en la
historiografía contrarrevolucionaria, un supuesto y año
rado "estado anter ior", desde el cual se habría despe
ñado el hombre por obra de su falaz y corrompida l i
bertad. Léanse con cuidado las reflexiones polémicas de
Donoso en torno al origen de las ideas de l ibertad, igual
dad, fraternidad y solidaridad, y se le verá interpre
tar las ,
bronco y nostálgico, como reminiscencias "de su
cesos acaecidos en aquella época primitiva que precede
a todos los tiempos históricos".
LA INSEGURIDAD CRITICA
Junto a la vivencia completiva, progresiva y regre
siva de las mudanzas históricas propias o ajenas cabe
distinguir, en fin, una vivencia crítica del mudar histó
rico.
Esto es: del propio mudar, en lo que t iene de his
tórico. ¿Cuándo el propio mudar es sentido como crí-
31
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 32/334
tico, cuánd o se hace crisis la cont inua mudanza? Ortega
contestaba hace poco: "hay crisis histórica cuando el
cambio de mundo que se produce (de una generación a
otra) consiste en que al mundo o sistema de conviccio
nes de la generación anterior sucede un estado vital en
que el hombre se queda sin aquellas convicciones, esto
es, sin mundo. El hombre vuelve a no saber qué hacer
porque vuelve a de verdad no saber qué pensar sobre
el mundo. Por eso el cambio se superlativiza en crisis
y t iene el carácter de catástrofe"
7
. De otro modo: sién
tese como crít ica una mudanza histórica cuando, al tér
mino de ella, no puede apoyarse la existencia en la pro
pia si tuación. Los supuestos básicos con que uno se
orientaba en la si tuación anterior, las creencias y con
vicciones históricas sobre que se apoyaba
8
, son radi
calmente insuficientes para dar cuenta de la situación
a que tras la "mudanza crí t ica" l lega la propia exis
tencia.
Aparece entonces ante los hombres con patencia y
dramatismo excepcionales la constitutiva imprevisibili-
dad de su dest ino. No importa que los soportes natu-
7
Esquema de las crisis, Madrid , 1942, pág . 38 .
8
Su br ay o con toda de l ibe rac ión l a pa lab ra
históricas,
para indicar en
qué me apar to de la doc t r ina or teguiana . Creo que e l hombre es capaz de
creenc ia en rea l idades t rans o sobrehis tór icas . En e l t ránsi to de la Edad
Media a los t iempos modernos no fa l la la c reenc ia en un Dios persona l ,
uno y tr ino, sino, a lo sumo, un modo histórico—el me diev al, y sólo en lo
que tenía de medieva l—de creer en la rea l idad sobrehis tór ica de un Dios
persona l , uno y t r ino . La
devotio moderna
difiere de la
devotio antiqua
sólo
en ser forma histórica dist inta de una misma devoción.
32
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 33/334
rales de ese destino—complexión y salud del cuerpo y
del alma, medio físico en que transcurre la vida, etcé
tera—sean óptimos, ni que la voluntad se aplique con
tenaz energía a cumplir los propios planes de vida; ni
siquiera que la fe religiosa sea viva y operante, si esa
fe no l lega a conceder una "santa indiferencia" abso
luta. El hombre corriente y moliente no se apoya sólo
en su cuerpo (naturaleza viviente), en su suelo (natu
raleza cósmica) y en su cielo (fe religiosa), mas también
en su t iempo, en su propia época; y cuando ésta se con
mueve, su vida tórnase tan incierta como cuando t iem
bla la tierra bajo el pie. Nadie podrá edificar su casa
sobre el seísmo, por inteligente que sea el plano y firme
la piedra de construcción, ni logrará dar coherente he
chura a su vida durante una época estremecida y cr í
t ica, por recias que sean su naturaleza y su voluntad.
Los años y los días son entonces desiguales e imprevis
tos, yérguense las generaciones con acusado perfi l y el
ser joven, a diferencia de lo que acontece en las épocas
que l lamé completivas, se convierte en necesidad o en
consigna hasta para muchos sexagenarios. Domina a los
hombres, incluso a los que descansan sobre una t radi
ción, una rara y dúplice conciencia de inseguridad y de
adanismo. Tanto vale esto como decir que esos hombres
son desgraciados y orgullosos: les da infelicidad el sa
berse permanentemente amenazados por lo desconocido
y orgullo el sentirse cada día a la cabeza de un siglo
inédito. ¿Cómo no recordar el orgullo y la infelicidad
del revolucionario europeo en el tiempo incierto de 1790
33
3
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 34/334
a 1848, o el dolor esperanzado y combativo, dramático
y edificante, de tantos hombres de nuestra época?
Otras veces sobrecoge al hombre una entrañable
nostalgia o le espolea un exultante afán de aventura.
La desazón que forzosamente inocula en el alma la sú
bita presencia del misterio del tiempo histórico es para
unos signo de t iniebla y para otros vislumbre de aurora.
No se entendería la obra de Quevedo sin tener en cuen
ta la amarga y desengañada nostalgia del hombre que
ve cuartearse su vivienda histórica. La constancia del
tema de la muerte y aquel sentimiento suyo de insegu
ridad existencial , tan patente a veces:
¿Quién, cuando con dudoso pie, y incierto
piso la soledad de aquesta arena
me puebla de cuidados el desierto?
sólo pueden entenderse viéndole instalado en una si tua
ción histórica capaz de inspirar el famoso
Miré los muros de la Patria mía.
Frente a esta nostálgica zozobra, póngase, por ejem
plo, la esperanza confiada de Acuña en el "Ya se acer
ca, Señor. , .", cuanto se erguía nuestro Imperio, o aque
lla conciencia auroral con que el editor de Galileo enca
bezaba en 1638 los
Discorsi e dimostrazioni materna-
tiche intorno a due nuove scienze, del a t lante pisano:
"Di queste due nuove scienze,..—la mecánica racional
y la resistencia de los cuerpos sólidos al desplazamien
to— in quesío libro si aprono le prime porte." Ma s c ua n -
34
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 35/334
do para un hombre se abre una puerta , para otro se
cierra: esas puertas que abrían a la aventura del hom
bre moderno un horizonte nuevo eran las mismas cuya
sombra poblaba de oscuros cuidados el mundo español
del español Quevedo
9
.
REGRE SIÓN Y CRISIS
Conviene hacer aquí un necesario dist ingo entre la
vivencia del mudar histórico que antes l lamé
regresiva,
basada sobre un formal pesimismo antropológico e his
tórico, y la que ahora llamo crítica. El pesimista de las
épocas percibidas como regresivas—el romántico con
trarrevolucionario, por ejemplo—-siente que su propia
existencia, puesta en aquella situación histórica, resbala
inexorablemente hacia la iniquidad y la destrucción:
recuérdense los textos de Donoso. El hombre que vive
como crít ica su si tuación en la Historia nota con azora-
miento la radical desorientación de su existencia, pero
9
E n su ya c i tado
Esquema de las crisis
hace Or tega una ráp ida , agu
dís ima y v ivaz enumerac ión de las v ivenc ias propias de las c r is is h is tór icas .
La v ivenc ia fundamenta l es la de azoramiento o desor ientac ión: Pe t ra rca ,
e l madrugador Pe t ra rca , hab ló , po r e j emplo , de una perplexiías animorum.
Esta radica l desor ientac ión puede conducir , según los casos, a l au tof lngi -
mlento de soluciones, a la frialdad escéptica, a la angustia , a la desespe
rac ión (un heroísmo a la desesperada , por e jemplo) , a l c in ismo, a raptos de
fur ia y f renesí , a la amargura , a la res ignac ión, a súbi tas a legr ías y entu
s i a smos o rg iá s t i cos .
1 0
E n m i Menérídez Pelago he in ten tado m ostra r la c la ra conc ienc ia que
tuvo don Marce l ino de v iv i r en una época de c r is is .
35
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 36/334
se afana por salir de esa desorientación, mediante una
serie de ensayos a tientas, hacia un suelo histórico iné
dito y más firme. El hombre en crisis es un desorien
tado ,
no un pesimista. Basta leer a cualquiera de los
que en el último tercio del siglo xix perciben la honda
crisis histórica que por entonces apunta-—la crisis del
l lamado "mundo moderno"—-para advert i r con clar idad
esta profunda y sutil diferencia entre crisis y regresión:
Di l they y Brentano, Bergson y Unamuno, Nie tzsche y
Menéndez Pe layo
10
sienten o interpretan sus mudan
zas históricas de modo muy dist into que Donoso o Hól-
derl in. "Si uno se pregunta en la actual idad—decía Dil
they— dónde tienen puesto su fin las acciones de una
persona individual o las de la Humanidad, pronto apa
rece la profunda contradicción que encierra nuestra épo
ca. Frente al gran enigma del origen de las cosas, del
valor de nuestra existencia y del últ imo valor de nues
tras acciones, no se halla esta época nuestra más orien
tada que un griego en las colonias jónicas o itálicas o
un árabe en la época de Averroes"
11
. No obstante , este
desorientado Dil they expresará en otra ocasión su se
gura confianza en "la continuidad de la fuerza creado
ra "
12
y empeñará su vida en descubrir nuevos horizon
tes al saber filosófico. No es muy distinta la actitud de
Brentano. Sabe muy bien que vive al término de una
1 1
Ges. Schr., VIII, 197.
1 2
Ges. Schr.,
V II, 2 91. En mi ulterior exposición de las ideas de D ilthey
acerca de la "generación", podrá verse con claridad el ánimo fimdacional
con que desde su juventud miró su obra filosófica.
38
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 37/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 38/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 39/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 40/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 41/334
CAPÍTULO n
L A I N S E G U R I D A D D E L H O M B R E
MUERTE, DOLOR Y F1NITUD
S. i r OR qué el hom bre vive en el con stan te dra m a de
mudar históricamente? ¿Por qué su existencia histórica
es un continuo ensayar formas de vida dist intas?
Varia
et multimoda encontraba San Agust ín a su propia vida
y
ubique inquieta, nusquam secura
al a lma humana. "Lo
que hace la mutabil idad del hombre en todo el t iempo
de su vida mortal , si es que debe l lamársela vida, es que
se acabe por l legar la muerte", dice en otro lugar {de
Civ. Dei, XIII , 10) . Si e l hombre muda en la Tierra ,
piensa San Agust ín, es porque ha de morir , porque su
existencia terrenal es consti tutivamente perecedera, por
que su vivir es un ir muriendo.
Escribía Ortega hace pocos años: "La vida (huma
na) es, por lo pronto, radical inseguridad, sent i rse náu
frago en un elemento misterioso, extranjero y frecuen-
41
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 42/334
temente hosti l : se encuentra con esas cosas que . l lama
enfermedades, hambre, dolor. . . , con el rayo y el fuego,
la sequía y la lluvia torrencial, con el temblor de tierra,
con el asta que otro hombre le hunde en el flanco; se
encuentra sobre todo con que a las personas queridas, a
los otros hombres, les pasa de pronto una cosa muy
extraña.. . Su cuerpo se queda inmóvil y rígido—-como
mineralizado. Me diri jo al prójimo que me acompañaba
y no me resp on de. Re spo nd erm e es el acto típico y esen
cial en que percibo que existo yo para el prójimo. Aho
ra ya no me responde: he dejado de exist ir para él; por
t an to , ya no estoy en compañía con él . Y descubro con
un escalofrío, que con respecto a él me he quedado
solo"
1
. Todos es tos desazonadores enigmas y proble
mas son los que obligan al hombre a ensayar frente a
ellos una reacción práctica y una acti tud interpretativa;
una conducta y una ciencia . Esos problemas y enigmas
son, en suma, los que le fuerzan a irse haciendo su pro
pia vida y, por tanto, a mudar, a ir cambiando indivi
dual e históricamente.
Una y otra meditación sobre el mudadizo exist ir del
hombre, la del ardoroso creyente tagasteño y la del
templado espectador castellano, t ienen sin duda una
raíz común. Uno y otro ven la causa del mudar humano
-—comprendido en él esa manera de mudar que l lama
mos "histórica"—en la elemental percepción que el
hombre hace de la muerte y del dolor. Ve morir a los
1
Esquem a de las crisis,
págs. 21 y 25.
42
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 43/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 44/334
puede llegar la mano del hombre, por eficaces que sean
las técnicas del desplazamiento local; hay, en fin, un
ingente haz de posibil idades de existencia que el hom
bre puede imaginar , pero no asumir . Nadie me impide
conjeturar lo que pueden ser en sí mismas la existencia
real del caballo y del ángel, o la existencia fantástica
de la sirena y del centauro, o la existencia pasada de
un hombre de Neanderthal , o la existencia posible de
un español en el siglo xxv; pero, de hecho, me está ter
minantemente negada la posibil idad de asumir cual
quiera de esos múltiples modos de ser. La muerte, el
espacio y, sobre todo, el inexorable imperativo de mi
propia identidad—'la necesidad de no poder ser sino
aquello que soy—me convencen eficaz y despiadada
mente de mi finitud. Finitud, grillete del hombre. La
enfermedad, el dolor y la amargura de renunciar nos
irán haciendo penosa y opresora la conciencia de esa
entitativa limitación.
Mas no basta la finitud para que el hombre mude
personal e históricamente. También el animal es un ente
vivo y finito, también está limitado por la muerte, por
el espacio, por la contingencia y por la identidad; y, sin
embargo, el animal no t iene historia, en el sentido actual
del vocablo
2
. En la concreta existencia del hombre hay
2
Ti en en " his to r ia" e l an im al o la p lan ta en e l sent ido he lénico , e t imo
lógico de la pa labra : e l hombre puede "contar" cosas de uno y o t ra , y eso
es l a "His to r i a Na tu ra l " .
Pueden tener
también "his tor ia"-—en e l sent ido ac
tua l de l té rmino—, pero só lo a lcanzan a tener la adje t ivamente , en cuanto
l legan a formar par te de l mundo en que e l hombre hace su v ida . Puede
44
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 45/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 46/334
que al mismo tiempo advierto, con claridad mayor o
menor, que cabe exist ir sin ñnitud. Ese "vaciado" de
infinitud posible en que ontológicamente descansa mi
finita existencia puede ser también concebido real y po~
sit ivamente: es, mirado desde la menguada mente del
hombre, el singular "sobreser" que l lamamos Dios. La
revelación nos dirá luego que el "sobreser" infinito de
Dios es el creador ex nihilo de todos los seres finitos.
Hay, por tanto, en la existencia lúcida del hombre
una sutilísima y entrañable tensión entre el sentimiento
de la propia finitud y la posibilidad de concebir modos
de ser—el modo de ser de ese "sobreser" que l lamamos
Dios—no sujetos a la finitud que nos encadena. ¿Qué
nombre dar a esta tensión ontológica? Los hombres han
elegido vocablos cuyo significado dentro del lenguaje
vulgar y cotidiano fuese capaz de expresar o sugerir
la limitación a que se ve forzado un ser capaz de con
cebir modos de ser ontológicamente trascendentes del
suyo. Unos, como San Agust ín y Unamuno, han ha
blado de
enfermedad;
otros, como K ierke gaa rd y Hei~
degger , de angustia; quiénes, como Donoso, de conde
nación
3
.
3
C ua nd o He gel d i jo : "El que está con den ado po r Dio s a se r f ilósofo ... ",
no se refería , en
el fondo,
a cosa d is t in ta de esa " tensión " onto lóg ica en t re
la finitud sentida y la infinitud concebida como posible . Es fi lósofo aquel a
quien se hace c la ro e l problema de su pr op ia finitud.
46
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 47/334
EL HOMBRE, "ANIMAL ENFERMO"
En cuanto San Agustín se enfrenta con su propia
vida, esto es, con la vida del hombre en este mundo,
pronto descubre en el la una nota fundamental : la "in
quie tud", Inquietum est cor tneum, escribe en el primer
capítulo de sus Confesiones y repite con largu eza en
otras partes. Esta "inquietud", ingéni ta en la natura
leza humana tras la culpa original, se expresa psicoló
gica y éticamente como una continua lucha del hombre
consigo mismo. Con singular energía lo expresa San
Agus t í n : Exsutgit, opprimo; renititut, refreno; repag-
nat, expugno...: quis in me seminavit hoc bellum? (Con
tra JuL, V, 7 , 26). Po r el pecad o se apa rtó vo luntaria
mente el hombre del lugar ontológico que en el orden
total de la creación le estaba asignado. Por eso su vida
será inquietud permanente e interna lucha mientras la
gracia no le devuelva, redimido y renovado, al puesto
que perdió. La instancia promotora de esa constante
lucha que es la vida terrena se l lama "concupiscencia",
y el estado del hombre a ella sometido es aegritudo,
"enfermedad". "Nacer aquí en cuerpo mortal , es co
menzar a estar enfermo", exclama San Agust ín (En. in
Ps„ CII , 6) ; y en otro lugar insiste : "No te juzgues
s a n o . . .
pues larga enfermedad es esta vida"
(Serm.,
L X X X V I I , 4 ) .
El pecado original es la causa de esta esencial
aegritudo, piensa Sa n A gu st ín, y la inquietud su sínto
ma permanente. Pero el daño fundamental de la enfer-
47
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 48/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 49/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 50/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 51/334
Mas no es esto sólo la conciencia. Tiénela el hom
bre en cuanto es t i tular de un modo de ser l lamado es
pirita, una de cuyas notas esenciales consiste en la trans
mundanidad, en ser dist into del mundo y poder enca
rarse con él . Y desde el momento en que el hombre
se siente distinto del mundo, ¿no aspirará a ser y a
vivir según un modo de ser y vivir distinto del que en
el mundo ve? Por lo menos, así lo piensa Unamuno;
"así que un espíri tu animal, desplacentándose del mun
do ,
se ve frente a éste, y como distinto de él se conoce,
ha de querer otra vida que no la del mundo mismo"
9
.
Ahora vemos claramente, más claramente quizá que
su propio autor, el sentido de las palabras de Unamuno*
La conciencia puede ser l lamada "enfermedad" porque
mediante ella advierte dolorosamente el hombre la ten^
sión que en su ser existe entre el sentimiento de ir mu
riendo y un ansia de vivir más allá del mundo, de exis
t ir plena e inacabablemente. "El hambre de Dios, de
sobrevivir, nos ahogará siempre ese pobre goce de la
vida que pasa y no queda"
10
. La enfermedad del hom
bre es tener hambre de Dios: de ahí que ella sea tam
bién el aguijón que le incita hacia un nuevo y más vigo
roso modo de sa lud. "¿En fermedad ?— pregunta U na
mun o — . T a l v ez; pero quien no se cuida de la enfer
medad descuida la salud, y el hombre es un animal esen
cial y sustancialmente enfermo. ¿Enfermedad? Tal vez
9
S. t. III (Ensayos. II, 692).
1 0
S. t, III (Ensayos, II, 694).
51
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 52/334
lo sea, como la vida misma a que va presa, y la única
salud posible, la muerte; pero esa enfermedad es el ma
nant ia l de toda salud poderosa"
n
. Esta tan agust i -
niana interpretación de la "enfermedad" antropológica
es lo que permite a Unamuno ver en la existencia his
tórica del hombre•—la "enfermedad del progreso", le
hemos oído l lamarla—"el camino de Dios, de l legar a
E l,
de ser en El"
12
.
Coinciden San Agust ín y Unamuno en ver a l hom
bre como un "animal enfermo". Coincide también su
modo de interpretar esa "enfermedad". Los griegos l la
maron al hombre "animal locuaz" o dotado de logos, y
los lat inos, traduciendo a su modo el dicho helénico,
"animal racional", que vale tanto como decir animal
calculador. Más tarde le dirán "animal sapiente" y "ani
mal instrumentífico" o hacedor de instrumentos. San
Agust ín y Unamuno, e l afr icano padre de Europa y el
vasco europeizado y africanizante, prefieren bucear en
la profundidad y atienden más al modo de hablar y
saber que al hecho mismo de que el hombre hable y
sepa. Si el hombre habla según su modo de hablar y
sabe según su modo de saber, es porque en los senos
1 1
S.
(. ,
II I
(Ensayos,
II, 692).
1 2
S. t., II (Ensayos, II, 671). Mídase en estas últimas palabras la dis
tancia inmensa que hay entre la consideración religiosa y, a la postre, opti
mista que Unamuno hace de la "enfermedad humana", y el pesimismo radical
de la tesis de Klages. La perturbación que el "espíritu" produce en la vida
del "alma" no tiene ningún sentido dentro del pensamiento de Klages, y
mucho menos ese sentido salvador que vemos en los textos de Unamuno.
52
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 53/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 54/334
FINITUD Y ANGUSTIA
La desequilibrada tensión de nuestra existencia en
tre la finitud sentida y la infinitud supuesta es también
lo que Kierkegaard y Heidegger l laman
angustia.
M í
rase Kierkegaard a sí mismo y se ve como "una criatu
ra creada de finitud e infinitud y siempre, por tanto, en
un estado de tensión"
15
. Es este un pensamiento insis
tentemente repet ido por aquel a quien Unamuno l lama
ba "el hermano Kierkegaard". Esa tensión entre f ini tud
e infinitud es precisamente la que existe entre la tem
poralidad y la eternidad del hombre: "El sujeto exis
tente—dice en otra ocasión el danés—es eterno, pero
en tanto que existente es temporal"
16
. ¿Cómo se le ma
nifiesta al hombre esa su entitativa tensión entre finitud
e infinitud, entre temporalidad y eternidad? Después del
pecado original , piensa Kierkegaard, esa tensión se re
vela como angustia
17
. "En lo más íntimo del hombre ha
bita siempre la angustia ante la idea de pasar inadver
t ido a Dios. . . El sentirse junto a muchos, unido a ellos
1 5
Abschliessende unwissenschaftliche Nachschvitt, t rad . a lem ana de
Got tsched, pág . 179.
™ Ibid., pág. 169.
17
K ie rk egaa rd admi te que t ambién en l a inocenc ia de A dá n hab ía una
c ie r t a angus t i a . "Soñando p royec ta e l e sp í r i tu de an temano su p rop ia rea l i
dad, pero esta rea l idad es nada ; y la inocenc ia ve cont inuamente de lante
de s í esa nada" (El concepto de la angustia, t rad . esp . , pá g . 65 ) . Si tuarse
ante la propia n ih i l idad ser ía e l supuesto onto lógico de la angust ia . "El
e fec to de l pecado o r ig ina l—añade Kie rkegaa rd—o la ex i s t enc ia de l mismo en
e l indiv iduo es una angust ia que só lo se d i fe renc ia cuant i ta t ivamente de la
d e A d á n " ibíd., p á g . 8 1 ) .
54
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 55/334
con vínculo de sexo o amistad, disimula tal vez esta
angustia. Pero, a pesar de todo, la angustia continúa,
y uno apenas es capaz de ponerse a pensar lo que le
ocurriría si se quedara solo"
18
. Más claramente que en
otros textos aparece en éste la raíz ontológica de lo que
la angust ia es para Kierkegaard. Angust ia a l hombre
el temor de pasar inadvert ido ante Dios y, por tanto,
quedar reducido a la nada de su origen, no ser eterno.
Con otras palabras: la angustia es el temor de que la
muerte sea para la propia existencia, además de muerte,
aniquilación, reducción a la nada. Esta esencial rela
ción entre la angust ia y lo que "puede acontecer"—con
el futuro, en últ imo extremo—la convierte, según ve
remos, en el motor humano de la Historia. Si la angus
tia es el temor del hombre a que Dios no le vea, la
acción histórica viene a ser el recurso del hombre para
que Dios le vea.
La "enfermedad" de la existencia humana es la an
gustia de su propia finitud. El hombre se angustia ante
el riesgo de ser totalmente perecedero sabiendo que,
cuando menos , puede y quiere no serlo. Estas dos fra
ses resumen cuanto Kierkegaard y Unamuno nos dicen
acerca de la "enfermedad" o de la "angust ia" que el
ser del hombre padece. Su sentido ¿será también el sen
tido de la angustia heideggeriana?
La angust ia , viene a decirnos Heidegger
19
, es él
Die Tagebücher,
trad. alemana de Haecker, I, pág. 249.
Sein und Zeit, págs, 180, sqq.
55
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 56/334
fundamental temple de la existencia humana, el modo
de hallarse a sí misma cuando se si túa ante la unidad y
la totalidad de su propio ser. La existencia del hom
bre t iene la curiosa condición de "encontrarse o hallarse
a sí m ism a": en cué ntras e, a sí misma triste o aleg re,
exal tada o deprimida, dispuesta o perezosa. Pero todos
estos modos de encontrarse a sí misma los advierte
o infiere nuestra existencia cuando va haciéndose a tra
vés del mundo y sus cosas. En ellos se encuentra a sí
misma la existencia en función de lo que hace. ¿Cómo
se encuentra, cuál es el temple de su ser cuando se
sitúa ante sí misma, no en función de sus quehaceres
en el mundo, sino por lo que ella misma es; cuándo se
coloca ante la unidad y la totalidad de su ser? Vese
entonces la existencia del hombre como un continuo ir
haciéndose distendido temporalmente entre dos cabos:
el cabo inicial del nacimiento y el cabo final de la muer
te .
Existir humanamente es, por lo pronto, salir de la
nada con el nacimiento e ir acercándose a la muerte, ir
temporalmente muriendo. Y cuando la existencia se ve
así, instalada fugit ivamente en su propia temporalidad,
rodeada por la nada de que sal ió y amenazada por la
nada hacia que va, su modo de encontrarse a sí misma
es la angustia.
La "angust ia" heideggeriana es e l supuesto ontoló-
gico de las consideraciones psicológicas de Kierkegaard
sobre la angustia del hombre y el modo de ser corres
pondiente a la idea unamuniana del hombre como "ani
mal enfermo". Hay, no obstante , una mínima, pero de-
56
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 57/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 58/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 59/334
via, después de lo expuesto: cuando la existencia se
comprenda a sí misma, relativamente a ese su poder ser,
teniendo a su vista la muerte: "con la muerte bajo los
ojos" , dice gráfica y vigorosamente Heidegger
23
;
sin que la muerte al ojo estorbo sea,
dijo, desde la pura acción, nuestro capitán Francisco de
Aldana. Fini tud, temporal idad, muerte , historic idad e
Historia son conceptos reciamente trabados entre sí
dentro del agudísimo y coherente pensamiento de Hei
degger. "La historia, en tanto modo de ser de la humana
existencia, t iene sus raíces tan esencialmente ahincadas
en el futuro, que la muerte, como posibil idad la más ca
racterizada de ese exist ir , revierte a la existencia pre
cursora a su condición facticia de estar arrojada (a ser
en el mundo), y de ese modo presta a l
pasado
su pecu
liar jerarquía en el dominio de lo histórico. El auténtico
ser a muerte, esto es, la finitud de la temporalidad, es
el oculto fundamento de la historicidad de la existen
c ia humana"
24
.
SEGURIDAD ANIMAL, INSEGURIDAD HUM ANA
Tal vez sea ya posible reducir a clara y ordenada
sinopsis los apuntes de nuestro recorrido. El animal
nace ,
muda y muerte; pero su mudanza biológica, regida
23
Sein und Zeit,
382.
24
Sein und Zeit,
386.
59
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 60/334
por el seguro t imón del instinto, no consti tuye una "his
toria". También el hombre nace, vive biológicamente y
muere; también la vida humana es una mudanza bio
lógica. Pero la existencia concreta del hombre nos
muestra un nuevo modo de mudar superpuesto al bioló
gico o finamente imbricado con él: es el mudar "histó
r ico" ,
a t ravés del cual van ensayando los hombres di
versos modos de serlo.
¿En virtud de qué muda el hombre históricamente?
La raíz más honda y común de todas las respuestas dice
as í :
muda el hombre históricamente porque en el fondo
de su ser hay una peculiar "tensión" ontológica, cuya
raíz es el advertimiento de que su vida es un ir mu
riendo. Esa tensión ha sido bautizada en la historia con
distintos nombres, según la si tuación personal e histó
rica del ocasional bautista: inquietudo, "agonía" , inse-
curitas,
"angust ia" son ta l vez los más caracter izados.
¿Cómo se expresa de hecho esa desacordada ten
sión ontológica? ¿Cuál es su traducción óntica? Mire
mos de cerca la acción del animal y comparemos con
ella la acción humana. La nota más característ ica de
la existencia animal es tal vez la "seguridad". Hállase
el animal en permanente e inmediata conexión funcio
nal con el conjunto de estímulos específicos que le ro
dean y consti tuyen "su" ambiente; y l lega a hacer algo,
rompe a moverse animalmente cuando, directamente
incitada por una cierta constelación de estímulos am
bientales, la potencia vital de uno de sus instintos—ham
bre, sueño, apeti to sexual, tendencia al movimiento, et-
6
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 61/334
cétera— alcan za un cierto nivel, que pued e ser l lamad o
"de efectuación". Pues bien: contemplando desde fuera
la conducta de un animal, advertiremos sin esfuerzo que
para él , en el momento de hacer algo, no hay sino aque
llo que hace. Si ponemos a un perro hambriento ante
su pitanza, acude a ella prendido, absorto por el estí
mulo en que el al imento consiste. Condúcese aquel perro
como si entonces no existiese para él cosa distinta de
la presa que le atrae: nada se interpone, por tanto, entre
el estímulo y el apetito, y esta inmediatez entre el animal
y su ambiente—representado en cada momento por la
parcela cuyo estímulo desencadena la reacción instinti
va: presa, hembra, lát igo, etc. '—es,lo que permite hablar
de su "seguridad". El ambiente en que el animal se
mueve le impedirá a veces satisfacer su instinto, hará
incómoda otras esta satisfacción e incluso podrá ser
para él causa de muerte . Pero hasta cuando se mueve
hacia la muerte va "seguro" el animal, porque entonces
no existe para él otro camino sino aquel a cuyo término
ha de morir. Basta tal vez haber contemplado la so
berbia seguridad con que el toro,
ciegamente
atraído por
el engaño del matador '—esto es: no viendo entonces
sino ese engaño—, se adelanta amenazador hacia e l
hierro que ha de matarle .
Miremos ahora una acción humana. Hay ocasiones
en que la acción del hombre se acerca bastante a la pura
instintividad de la acción animal: el orgasmo sexual o
el acto de beber un sediento pueden servir como ejem
plo.
Hál lase el hombre entonces
casi
inmediatamente
61
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 62/334
fundido con la parcela de su mundo que estimula su
movimiento instintivo; pero, desde luego, sólo casi. E n
todas las acciones autént icamente humanas—y esto las
separa
toto coelo
de las acciones meramente instinti
vas—hay siempre una "distancia" medianera entre e l
hombre y la parcela de su mundo que consti tuye la ma
teria de su acción, y hasta entre el hombre y su acción
misma. He dicho una "distancia", no un "vacío". Ese
hiato está "l leno". ¿De qué? Voy a decirlo con una frase
poética, que inmediatamente trataré de reducir a con
ceptos: ese hiato entre el hombre y lo que hace está
lleno de ensueños; o, mejor aún, de ensueños y de cadá
veres de ensueños.
Cuando el hombre hace algo por su propia volun
tad—describir una carta, montar una máquina o disparar
un arma—, hace ese "algo" porque es lo que entonces
quiere hacer. Quiere hacer aquello, puede hacerlo y lo
hace .
Bien. Pero ¿quiere hacer el hombre, en el momento
de hacer a lgo, sólo ese "algo" que en aquel momento
hace? Basta tal vez preguntarlo para advertir que la
respuesta ha de ser forzosamente negat iva. Táci ta o
expresamente, con turbia imprecisión o con art iculada
lucidez, todo hombre querría hacer, en el momento de
hacer algo, muchas más cosas de las que entonces hace.
Sea más precisa la expresión: querría hacer una infini
dad de cosas y, por imperativo de su propia tempora
lidad—la vida temporal del hombre consiste en un ro
sario de acciones anudadas una a una—, sólo una le es
hacedera. Entre e l hombre y aquel lo que hace se inter-
62
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 63/334
pone á modo de impalpable y perturbadora argamasa
todo cuanto quisiera y no puede hacer .
¿Cómo está const i tuida esa masa de ensueños—va-
gos o precisos, urgentes o l ivianos—que el hombre qui
siera y no puede actualizar? Las respuestas individuales
serían extremadamente diversas. Mas también cabe
tomar la pregunta con radicalidad y rigor intelectual.
Quien así se disponga ante ella, dist inguirá en la res
puesta dos ámbitos estrictamente dist intos entre sí .
Veámoslos .
1.
El ho m bre quisiera hace r, en principio, todo lo
que piensa o sueña que se
puede
hacer . O, t ranspor
tando la idea al dominio ontológico: el hombre quisiera
ser todo lo que piensa o sueña que se puede ser. Re
cordemos aquel lo de Unamuno: "quiero ser yo y, s in
dejar de serlo, ser además los otros, adentrarme la to
talidad de las cosas visibles e invisibles, extenderme a
lo i l imitado del espacio y prolongarme a lo inacabable
del t iempo.. ." Muchos siglos antes había dicho Solón
que cuando el hombre posee lo más que puede poseer,
extiende su mano para alcanzar el doble. Y cuando al
comienzo de la Historia hubieron de ser tentados los
hombres, no les prometió la serpiente el goce de tal o
cual bien concreto, sino la posesión de todos los posi
bles : "Seréis como dioses", les dijo. De otro modo: el
hombre, en principio, anhela su propia infinitud. Quiere
ser , en expresión de San Pedro, "part ic ipante de la na
turaleza divina" {II Petr., I , 4) , aunque muchas veces
no sepa decirlo con estas palabras.
63
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 64/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 65/334
dianera extraordinariamente compleja. La fracción de
esa zona medianera más próxima al mundo presente
—desde un punto de vista ontológico, ya se entiende'—
está consti tuida por la idea de lo que se ve y el pro
yecto de lo que se hace. Nada vemos sin interpretarlo
teóricamente y nada hacemos como hombres sin pro
yectar lo precursoramente, aunque la interpretación sea
a veces rudísima o errónea y el proyecto vago o torpe.
La necesidad ineludible de interpretar lo que ve con
ducirá a l hombre a una
teoría
del mundo y de sí mismo;
el imperativo de proyectar lo que hace imprime necesa
riamente a lo hecho un cierto artificio y da lugar , cuan
do los art ificios están sistemáticamente ordenados, a
esos repertorios de proyectos de acción que l lamamos
técnicas.
Entre todos los ingredientes que "rellenan" el hiato
interpuesto entre el hombre y su mundo, la teoría y el
artificio son los dos ontológicamente más próximos a la
realidad: en el mejor de los casos pueden ser hasta una
adaequa tio intellectus et rei, como diría un escolástico.
No son, sin embargo, los únicos, aunque sean los más
vivos y operantes. Junto a los ingredientes que el hom
bre inv enta y actua liza — teoría y artificio— están los qu e
crea y se ve obligado a matar: proyectos de existencia
posibles y no actualizados, proyectos de existencia im
posibles y soñados. Una tupida e impalpable mixtura
de teorías, artificios, posibilidades muertas y ensueños
imposibles se interpone siempre entre el hombre y su
mundo, hasta en aquellos momentos en que más vital-
65
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 66/334
mente se funde con él . Esta movediza zona intermedia
da una radical e ineludible "inseguridad" al contacto
del hombre con su mundo. El animal vive "seguramen
t e " , aun en medio de la amenaza, porque en el momento
de hacer algo no hay para él sino aquello que hace. El
hombre vive "inseguramente", aun en medio de la bo
nanza, porque, haciendo su vida, s iente con más o me
nos claridad que podría y querría hacer al mismo tiem
po una infinidad de vidas dist intas de la que hace. Vivir
humanamente es siempre decidirse y resignarse a ser
un hombre , el hombre concreto y perecedero que uno
es, pudiendo uno ser mucho más y queriendo ser infi
ni tamente más de lo que es. Por eso puede decir Peter
Wust que e l hombre es un animal insecurum
25
, y por
eso Unamuno, siguiendo a San Agust ín, puede l lamarle
"animal enfermo". La "inseguridad" del hombre, como
su original y originaria "enfermedad", proceden de la
misma raíz: la ya descrita tensión discordante entre la
finitud sentida y la infinitud creída o soñada.
La relación del hombre con su mundo l leva siempre
la huella de la inseguridad. ¿Y la relación del hombre
consigo mismo? Está e l hombre inseguro porque, ha
ciendo algo, podría y querría hacer cosas que no hace.
Pero ¿por qué no puede hacerlas? La respuesta es inme
diata . No puede hacerlas porque, siendo hombre, vese
forzado por imperativo de su identidad a no poder dejar
de ser hombre: si yo sé algo del águila, no es hacién-
Ungewissheit uncí Wagn is, Sa lzb urgo , 1937.
66
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 67/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 68/334
está entonces con la angustia, y la angustia no es com
pañía buena. "No es bueno que el hombre esté solo",
d i jo Yahvé (Gen., II , 18) viendo la soledad de Adán,
y hasta antes de que éste hubiese pecado. Por eso el
hombre no se queda radicalmente solo consigo mismo,
ni siquiera cuando más solo parece estar. Espoleado por
la angustia de su soledad, impelido por esa discordante
tensión de su ser entre la finitud sentida y la soñada
infinitud, el hombre sale de sí mismo. Saliendo de sí ,
hace el hombre su vida, se hace a sí mismo; y, a la vez,
busca compañía sosegadora y suficiente a su soledad.
68
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 69/334
CAPÍTULO I I I
L A S A L I D A D E S I M I S M O
Ó MO sale el hombre de sí? ¿Qué compañía busca
y encuentra? Es fácil encontrar una respuesta genérica
a la primera de estas dos interrogaciones: el hombre
sale de sí mismo mediante la acción. La acción humana
es el movimiento desde un modo de ser hombre y uno
mismo a otro modo de ser hombre y uno mismo. La
acción de leer un libro, por ejemplo, no me impide seguir
siendo hombre y yo mismo, pero mi modo de serlo es
dist into después de la lectura.
Pero decir que el hombre sale de sí mismo mediante
la acción no es decir mucho, porque la oración y el pen
samiento son acciones, tanto como pueden serlo pintar
un cuadro o comer una naranja . Habremos de pregun
tarnos, en consecuencia, por los modos t ípicos de que
el hombre dispone para salir de sí mismo. Cinco son
estos,
según mi cuenta.
¿c
69
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 70/334
1. LA SALIDA MÍSTICA
Mueve al hombre a salir de sí mismo la discordante
tensión que en los senos de su ser existe entre la fíni-
tud sentida y la infinitud querida y soñada. Pues bien:
además de querer la propia infinitud, puede uno creer en
ella. Por la revelación sabe el hombre que está hecho
"a imagen y semejanza de Dios"; y así , para todos
aquel los que verdaderamente creen en la verdad reve
lada, la infinitud no es sólo un concepto o una mera
posibilidad, sino un ser real, el ser realísimo de Dios.
El ser infinito de Dios ha creado de la nada el ser finito
del hombre; pero, haciéndole a su imagen y semejanza,
le dota de una cierta infinitud que podríamos l lamar "de
segunda mano". Más aún: la creación es también per
manente sustentación. Existe e l hombre y sigue exis
t iendo en cuanto su existencia, en su más recóndito hon
dón ontológico, descansa permanentemente en la real i
dad infinita de Dios. El ser de las criaturas, y por modo
eminente el del hombre, echa sus últimas raíces en el
ser creador de Dios. "He aquí que Vos estabais dentro
de mí", dice a Dios San Agust ín
Conf,,
X, 27) .
Cuando un hombre sabe creyentemente que en el
fondo mismo de su persona está la realidad personal e
infinita de Dios, dando a su ser últ ima sustentación on-
tológica—esto es, haciendo que sea^—, puede muy bien
enderezar su vida hacia la conquista de esa divina infi
nitud desde lo que de infinito hay en su espíritu humano
y creado. El t ipo más puro de estos conquistadores de
7
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 71/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 72/334
su persona hacia los demás—escribiendo, fundando Or
denes rel igiosas, aconsejando a gobernantes, e tc .—exis
te como verdadero actor de la Historia . Cuando el hom
bre busca la infinitud dentro de sí mismo, se pone
por
encima del acontecer histórico, se extrahistorinca por
sublimación.
2.
LA SALIDA INSTINTIVA
Si el hombre puede salir de sí mismo por la vía es
condida de su intimidad, también puede salir de sí y
derramar su existencia por las calientes acequias de su
vida instintiva. El místico sale de sí mismo hacia den
tro; el hombre instintivo sale de sí mismo hacia fuera.
Quien habitualmente se entrega a la satisfacción de su
instinto, intenta anular la angustia de su soledad
con
fundiéndose con las parcelas de su m und o que ocasio
nalmente sirven de estímulo a su vida instintiva: la com
pañía se trueca en confusión. A ho ra ya no existe en el
alma aquella discordante tensión entre la sentida fini-
tud del vivir terreno y la anhelada infinitud de un vivir
plenario y eterno
2
; pero así como el místico anula la
sales"
porque alguien lo contó. Pero, aunque nadie lo hubiese relatado, la
Historia Universal no sería la que ha sido sin esa acción de César. La his
toria del Oriente Antiguo está llena de sucesos muy importantes para el
curso de la Historia Universal, de los cuales apenas tenemos noticia.
2
La eternidad, segú n Boecio, es a la vez una "vida interm inable" y una
"posesión entera y perfecta" de esa vida.
72
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 73/334
angustia de esa tensión a fuerza de buscar en sí mismo
la infinitud en que cree, el hombre instintivo intenta ma
tarla sepultándose en la pura finitud de la vida somá
tica
3
.
En rigor, el movimiento instintivo puro—en cuanto
el hombre es capaz de
deshombrecerse,
como decía Q u e-
vedo,
y cumplir actos instintivos puros—está al margen
de la Historia. Buscar el placer de un plato sabroso,
desvivirse por gozar "fembras placenteras" y compla
cerse en dominar a los otros hombres o al mundo pue
den no ser acciones históricas, sobre todo si el hombre
que las cumple busca exclusivamente el placer instin
t ivo que el puro hecho de cumplirlas l leva consigo. Mas
como la vida del hombre, por imperativo de la propia
naturaleza humana— -esto es, por el hecho de ser el hom
bre una persona actual izada a t ravés de un cuerpo—,
está organizada social e históricamente, los actos ins
t intivos humanos t ienen casi siempre una proyección ge-
nuinamente histórica. La economía, la familia, la polí
tica, etc., son los cauces por los cuales llegan a la His
toria los actos instintivos del hombre, hasta cuando éste
quiere limitar a la mera instintividad su salida de sí
mismo
4
.
3
Los pan te ís ta s de la Vida ("e te rn o re to rno " , f reudismo metaf ís ico , e t
cé te ra ) no vac i la rán en a f i rmar que también sa l iendo de uno mismo por la
vía del inst into se l lega, por "confusión", a una cierta infinitud,
4
Q uie ro e l iminar de quien me lea un posib le e rror in te r pre t a t ivo . N o
se me ocul ta que todo hombre , por e l hecho de ser lo , sea míst ico o s ibar i ta ,
cumple acc iones inst in t ivas y , por lo tanto , "sa le de s í" por la v ía de la
instintividad. La diferencia está en que el hombre rel igioso cumple la acción
73
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 74/334
3.
LA SALIDA AGÓNICA
El místico, dije, sale de sí a fuerza de quedarse con
sigo mismo. Busca a través de sí mismo la sosegadora
e infinita compañía de Dios, persigúela creyentemente
y la encuentra. Pero ¿y el hombre que anhela la infini
tud sin acabar de creer en ella? Quiere creer en Dios,
busca tal vez un descanso en El y no encuentra fuerza
propia ni ajena para creer en algo más que en sí mismo.
Son estos hombres místicos en extravío, angustiada y
inst in t iva con in tenc ión de sa lvac ión—así e l santo en cuanto ta l—, e l pol í
t ico de veras poniéndola a l se rv ic io de su in tenc ión h is tór ica y e l hombre
inst in t ivo con in tenc ión puramente inst in t iva , de puro p lacer . Pero e l hom
bre , por muy inst in t ivo que quiera se r , es s iempre una persona y nunca
puede reduc i rse a un manojo de inst in tos b io lógicos.
Pocos p rob lemas an t ropo lóg icos e s t án peo r p l an teados que e l de l i n s
t in to .
La tendencia a in te rpre ta r b io lógicamente la v ida humana y conver t i r
la b iograf ía en b io logía—tan tentadora cuando se t ra ta de estudiar la ac t i
v idad de l inst in to—, ha l levado a ver los inst in tos de l hombre como si fuesen
zoo log ía pu ra ; como s i no hub ie se in s t in tos p r iva t ivamen te humanos, no
zoológicos, en la v ida persona l de l hombre . Si un inst in to es , en su ra íz , la
tendencia na tura l y espontánea de un ser v iv iente a su operac ión, e l se r
v iv iente l lamado "hombre" es t i tu la r de " inst in tos" d i fe rentes de l hambre , e l
sexo y e l ansia de poder ío ; y , por o t ra par te , e je rc i ta de modo esenc ia lmente
dis t in to de l zoológico su na tura l tendencia a sa t i sfacer sus ape t i tos nut r ic io ,
sexual y de poder ío .
Para una d iscusión fundamenta l de la inst in t iv idad
humana
podr ía se rv i r
como base la enumerac ión que hace Aris tó te les de los b ienes exteriores o
móviles externos del apeti to humano. Dist ingue cinco: la riqueza f 'pZoti-
tos),
e l hono r (timé), e l p lacer (hedoné), e l pod er (politiké dynamis) y la
glor ia o fama (dóxa) (Ethic. Nic, I, 3, 8 et passim). So bre e l ape t i to de
glor ia véase lo que luego se d ice .
Para no compl icar mi exposic ión con una d igresión demasiado ampl ia e
importante , en toda e l la uso la pa labra " inst in to" en e l sent ido hoy habi tua l .
74
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 75/334
agónicamente instalados en la tensión de saberse finitos
y querer creer en la propia infinitud. ¿No es ésta la idea
que acerca del hombre Unamuno se obt iene leyendo su
obra literaria, y la interpretación que él mismo da acer
ca de Pascal , de Kierkegaard o de Senancour? Si se
sabe entender la expresión conceptual y no estimativa
mente, podría decirse que estos hombres son "ensimis
mados intrascendentes". Viven consigo mismos, mas no
logran pasar de sí mismos; y de este quedarse en vilo,
apoyados en la radical insuficiencia ontológica de su
propio ser humano, nace su permanente congoja . Decía
Platón que la filosofía es un secreto diálogo de un
hombre consigo mismo. Entonces ¿serán los fi lósofos
puros—
-esto es, aquellos que no tienen algo de místi
cos—hombres ensimismados que no saben t rascenderse
a sí mismos? No otra es, si bien se mira, la última raíz
de aquel pensamiento de Ortega y Gasset , según el cual
la Filosofía habría nacido de la "desesperación"
5
.
4. LA AVENTU RA IDEAL
También pueden salir los hombres de sí mismos ha
cia el mundo del ensueño. La condición libre y espiri
tual de la naturaleza humana le permite al hombre ma-
5
Vide el prólogo a la trad. castel lana de la Historia de la Filosofía, de
Bréhier . La a f i rmación de Ortega debe ser entendida , c la ro está , cum grano
salís.
75
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 76/334
nejar, aparte las cosas reales de su entorno, más o
menos modificadas por el artificio técnico, también las
imágenes de las cosas, las ideas de las cosas y las arbi
trarias modificaciones que su interna libertad introduce
en las imágenes y las ideas de esas cosas reales. Ade
más de manejar su mundo real con las manos de su
cuerpo y su capacidad de artificio, maneja el hombre,
merced a las invisibles manos de su espíritu, un tras-
mundo o mundo ideal compuesto de imágenes, imagi
naciones, fantasías, intuiciones de la inteligencia, con
ceptos e imaginaciones o ensoñaciones conceptuales. Es
el mundo en que viven el poeta y el intelectual en el
momento de su creación y el mundo a que se sienten
conducidos quienes, por obra de lectura o audición, pe
netran de verdad en los senos de una obra poética e
intelectual ajena.
Ved a ese hombre que, sentado en un si l lón, se en
trega, absorto, a la lectura de un l ibro imaginativo.
¿Dónde está verdaderamente ese hombre, dónde vive
su alma en el momento de la lectura? Los observadores
superficiales dirán: está ensimismado. No aciertan. Ese
hombre no está en sí mismo, sino fuera de sí. Mas no
como el frenético o el orgiasta, que están "fuera de sí"
en el mundo exteror. El lector absorto está "fuera de
s í" en su mundo inter ior . Vive en un mundo imaginario,
utópico, y durante la fugaz estancia de su alma en el
fingido reino de su ensueño siente calmarse la congoja
de tener que vivir en este mundo real, finito y esencial
mente insatisfactorio. El hombre ha salido de sí , bus-
76
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 77/334
cando la compañía de sus propios sueños. Pronto debe
volver, sin embargo, a la áspera realidad de que se
evadió
6
.
5. LA COMPAÑÍA DEL HOMBRE
Puede el hombre, en fin, salir de sí mismo buscando
la compañía de otros hombres. Es cierto que muchos
de nuestros actos instintivos t ienen en otros hombres el
término natural de su acción. Pero, en tal caso, el hom
bre exterior a nosotros no actúa como persona, sino
6
T od o hombre d ispone de un mu ndo utópico , hac ia el cua l se evade
de cuando en cuando . Unos lo encuen t ran l eyendo nove la s , o t ros hac iendo
matemát icas o l ingüís t ica , o t ros ideando mundos pol í t ica y soc ia lmente más
felices. Todos ellos—el lector de novelas, e l teórico de la ciencia y el soñador
pol í t ico—salen de s í para v iv i r ocasiona lmente en un mundo soñado más
o menos próximo a la rea l idad . .
Esta sa l ida de uno mismo hac ia un mundo idea l es la ra íz común de las
acc iones humanas más espec í f icamente c readoras , poéticas, como di r ía un
gr iego. La c reac ión o
poiesis
puede adoptar t res modos fundamenta les:
1. El mo do evasivo, prop io de las c reac iones ima gina t ivas ( l i te ra r ias ,
p lást icas , e tc . ) . El poe ta
stricto sensu,
el pintor, e l músico creador, e tc . , se
evaden s iempre desde el m und o rea l hac ia e l mu ndo de su u topía . ¿Q ué bus
can? Sépanlo o no lo sepan, buscan a Dios. En e l peor de los casos, e l "Dios
desconocido" de que San Pablo habló a los a tenienses .
2.
E l m o d o
teorético:
c reac iones in te lec tua les propia me nte d ichas. El
fi lósofo y el hombre de ciencia se evaden también del mundo real , pero lo
hacen a o t ro que , en la in tenc ión de su c reador , a l menos, es tá unívocamente
re lac ionado con la rea l idad . La mecánica a tómica o las ca tegor ías kant ianas
son c reac iones que t ra tan de expresar lo que en la rea l idad "es" o "sucede" .
3. E l m o d o técnico: c reac ión de inst rumentos a l se rv ic io inmedia to de
los f ines v i ta les . Con su acc ión c readora , no in tenta ahora e l hombre eva
dirse del mundo real , sino modificarlo con arreglo a sus fines.
77
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 78/334
como mero estímulo de nuestra instintividad. Cuando
un acto sexual, por ejemplo, es puramente instintivo—lo
cual sólo acontece en la medida en que un hombre
puede hacerse puro instinto—, la mujer no es tal "mu
jer", sino "hembra"; no es una persona femenilmente
sexuada, sino un cuerpo vivo sexualmente apetecible.
Mas no es éste el modo de buscar y hallar a los otros
hombres a que ahora me refiero.
Sólo halla el hombre
compañía
propiamente dicha
cuando t ra ta con real idades personales, con "personas":
la realidad personal de Dios o la realidad personal de
los otros hombres. El trato con la realidad personal
de Dios es dado al hombre cuando sabe vivir re l igiosa
mente, y por modo eminente al místico. Alcanzamos
trato con la realidad personal de los otros hombres a
merced de nuestra
convivencia
con ellos. P er o aqu í se
nos adelantan con urgencia un problema ineludible y
una dist inción necesaria.
¿Cómo convivimos con los otros hombres, en tanto
personas? La respuesta es por demás evidente: convi
vimos con los otros hombres haciendo una vida común
con ellos, o haciéndoles participar en nuestra vida pro
pia , o part ic ipando de alguna manera en la suya. Con
vivo,
por ejemplo, con todos los que oyen un concierto
al mismo tiempo que yo, o con aquellos de mis alum
nos que verdaderamente part ic ipan de mi pensamiento
cuando me oyen una lección, o con el amigo cuya des
grac ia verdaderamente me apena . Mas la pregunta an
terior subsiste íntegra: ¿cómo convivimos con los otros
78
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 79/334
hombres ,
cómo
llega a ser efectiva esa "participación"
en la vida ajena? En otro lugar
7
he in tentado demos
trar que la única respuesta suficiente dice así: el hom
bre convive como persona con otras personas humanas
coejecutando
los mismos actos espiri tuales. H alla ré,
pues ,
verdadera compañía humana, cuando la persona
que está conmigo ejecute los mismos actos espirituales
que yo. Más prec isamente : cuando yo crea que los eje
cuta; cuando, por e l hecho de hal larse apoyadas nues
tras personas en el suelo de una misma creencia—his
tórica o trascendente, poco importa a este respecto—,
sentimos los dos una comunidad en nuestro destino ca
paz de hacernos creer que es verdadera esa coejecución
de nuestros actos espir i tuales. Toda convivencia, para
ser verdadera, ha de apoyarse en una confidencia y en
una confianza; esto es, en una comun idad de fe y de
esperanza entre las personas que conviven.
Las vías a través de las cuales se convive con otras
personas son tan varias como las acciones del hombre.
La acción vital , cuando no es puramente instintiva; la
palabra hablada o escri ta; la obra de arte, en tanto se
halla intencionalmente enderezada a la contemplación
de los demás; la caricia y la agresión material; la ex
presión mímica, son otros tantos cauces por los cuales
puede el hombre buscar y hallar la compañía de otros
hombres.
Impónese aquí, sin embargo, la dist inción de que
7
Medicina
e
Historia,
Madrid, 1941, cap. III.
79
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 80/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 81/334
cidad, y en sus senos late el ánimo de modificar poco
o mucho el destino histórico de los demás hombres.
Cuantas veces haga publ icar sus versos el poeta , y sus
especulaciones el filósofo; cuantas veces exponga el pin
tor, enseñe el docente, venda el industrial y hable el
político, ellos y los que con ellos participan en su mis
mo empeño-— leye nd o, viend o, oy en do , com pra nd o, et
cétera—cumplen una acción genuinamente histórica. La
convivencia no se agota ahora en la simple coejecución
de actos espiri tuales: quienes así conviven quieren, con
voluntad más o menos expresa y aler tada, que esa co
ejecución tenga importancia suficiente para influir en el
curso de la Historia. Y este influjo no depende prima
riamente de la índole del acto coejecutado, sino de su
públ ica t rascendencia: una comida, un discurso, una
batal la—cualquier acción humana, en suma—pueden
ser ejecutados con intención de hacer Historia y alcan
zar importancia histórica verdadera.
FAMA Y ACCIÓN HISTÓRICA
El hombre "hace Historia" sal iendo de sí : haciendo
Historia, intenta eludir la angustia de su propia sole
dad mediante una acción convivida pública o histórica
mente por otras personas. Esta acción puede consist ir ,
como ya dije, en repetir algo que otros hicieron ante
riormente, en imitar algo que otros están haciendo en
aquel momento o en crear algo que los demás coejecu-
81
6
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 82/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 83/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 84/334
sión de Aristóteles, pueden decirse de muchos modos.
La tesis no es precisamente nueva. En su discurso
del
Banquete,
refiere Sóc rate s su diálo go inm ortal con
Diót ima, la forastera de Mantinea. Habla Diót ima del
impulso amoroso, cuenta a Sócrates el mito del naci
miento del Amor (Evos), defínele como una tendencia
natural hacia la inmortal idad y añade: "¿piensas, por
ventura , que Alcestes habría muerto por Admeto, y
Aquiles por la muerte de Patroclo, y vuestro Codro por
la futura realeza de sus hijos, si no hubiesen creído que
perduraría una imperecedera memoria de su vir tud, ésta
que de ellos tenemos?" (Symp., 208 c) . Hay en todos
los hombres, dice Platón por boca de Diót ima, "un po
tente impulso de hacerse famosos y alcanzar un nombre
inmortal por los siglos de los siglos". La acción histó
rica sería para Platón fruto de una suerte de fecundi
dad del alma. Cuanto más excelentes son los hombres,
más aman y anhelan la inmortal idad; y son estos hom
bres excelentes los que, en virtud de la singular fecun
didad de su alma, engendran las vir tudes ejemplares:
la justicia, la serenidad del ánimo, la sabiduría, el valor
prudente y lúcido
10
.
La tesis platónica es bien clara. Los hombres, si tua
dos entre la sabiduría perfecta y la ignorancia total ,
10
Según Platón, todos los poetas—esto es, los hombres "creadores"-—
tienen esta fecundidad del alma: poetas en el sentido actual de la palabra,
pensadores originales, inventores, etc. Pero quienes por modo más excelente
la poseen son los políticos que saben regir justa y hábilmente la ciudad.
84
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 85/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 86/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 87/334
modo mundano de entender la fama. Desde que comien
za a secularizarse el mundo, allá en la baja Edad Me
dia , menudea en la Historia esta act i tud mundana del
hombre ante la fama de su propia hazaña. Más diré:
ape nas falta del ánimo d e los hom bres, incluidos los m ás
honda y sinceramente rel igiosos. El honrado Bernal
Díaz del Cast i l lo ha ido al Nuevo Mundo—él nos lo
dice, sin salirse una l ínea de su maravil losa naturali
dad—con e l propósi to de "ganar es ta nueva España ,
si rviendo a Dios, a l rey y a toda la Crist iandad". Esa
religiosa intención no le impide, sin embargo, escribir
sus propias hazañas "para que digan en los t iempos ve
nideros: Esto hizo Bernal Díaz del Cast i l lo para que
sus descendientes gocen las loas de sus heroicos he
chos" . En Bernal el anhelo de fama se une todavía a
una voluntad de salvación eterna. Mas cuando la secu
larización de la vida sea total, la dóxa del hombre que
dará en ser pura
nombradla:
es la
gloria mundi
o
vana
gloria
de la ascética cristiana
12
. Tal es el sentido de la
fama en el mundo histórico habitualmente l lamado "mo
d e r n o "
13
.
1 2
C ua nd o se con sagr a a un nu ev o Pont í fice , se quem a sob re su cabeza
un ve l lonc i to de estopa , a la vez que se pronuncian las tan repe t idas pa la
b r a s : Sic íransic gloría mundi
El Papa va a se r mundanamen te famoso y se
l e p rev iene ace rca de l ve rdade ro va lo r de e sa fama mundana que l e agua rda .
1 3
E st a idea de la His tor ia como ámbi to de una lama p u r a m e n t e m u n
dana es la que c r ispaba los nervios de Unamuno y le hac ía v i tuperar la obra
de " los que meten bul la en la Histor ia" . "La Histor ia , la condenada Histor ia
—dec ía , a lud iendo a e s t e modo
mundano
de en tende r l a—n os op r ime y ahog a ,
imp id iendo que nos bañem os en l a s aguas v iva» ' de l a hum an idad e t e rna "
(Ensayos, I , 26 9) . "El enred ar a los hom bres en la v ida h is tór ica de la
87
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 88/334
LA FAMA TRÁGICA
Más suti l y profundo es el modo de entender la
fama que antes he l lamado
trágica.
En e l modo mun
dano de entenderla, el ámbito de la fama es el mundo
histórico-social, esto es, el mundo exterior. En el modo
que ahora l lamo trágico, ese ámbito es el mundo interior
del que ejecuta la acción histórica. Mas no debe pen
sarse que esa "fama" existente en el mundo interior del
protagonista es tan sólo una complacida o disgustada
reacción personal a la noticia de su fama externa. La
"fama", si se me permite usar esta palabra en una acep
ción bien distinta de la usual, consiste ahora en la par
ticipación expresa de la existencia humana en su pro
pia hazaña. Me expl icaré .
¿Qué es la "fama", en el sentido habitual del vo
cablo? Algo nos dice para la respuesta la etimología:
"fama" viene de
pHémé,
"lo que ha sido revelado o ma
nifestado por la palabra". ¿Qué será , entonces, la
"fama" de una hazaña o de un hombre? El Diccionario
de la Academia responde: "Opinión que el común t iene
de la excelencia de un sujeto en su profesión o arte."
nación—escribió otra vez—¿no les distrae y aparta de luchar por su propia
vida eterna?" (Ensayos, I, 216). Luego comentaré más detenidamente estas
ideas de Unamuno.
La conexión de senticlo que para el hombre "moderno" existe entre ¡ama
e inmortalidad aparece con impresionante claridad en un pasaje de Sha
kespeare. Cuando Casio advierte que su embriaguez ha sido públicamente
conocida, dice a la go : "¡ H e pe rdido mi reputación ... ¡He perdido la pa rte
inmortal de mi ser, y lo que me resta es bestial ..." (Ótelo, acto II, escena III.)
88
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 89/334
La definición es harto restrictiva, porque no sólo a través
de su profesión o arte conquistan los hombres su fama,
ni ésta se refiere sólo a su "exc elencia" ~ h a y tamb ién
"mala fama", como la que Cervantes dio al pintor Or-
baneja—, ni las cosas y las obras, como el Vesubio o
"las Meninas", dejan de tener su fama. Digamos, pues,
corr igiendo a la Academia, que "fama", en este sen
t ido, es la "opinión que el hombre t iene de una persona,
una obra o una cosa". Y como esa opinión lo es en
tanto ha sido expresada, diremos, en fin, que la fama
de un hombre, de una obra humana o de una cosa na
tural es lo que el mundo dice acerca del hombre, la obra
o la cosa.
La etimología nos plantea, sin embargo, un proble
ma semántico bastante más fino. Fama es lo que ha sido
manifestado por la palabra, y en este caso por la pa
labra de las gentes, del "mundo". ¿Qué es, entonces, lo
que nos revelan las palabras con que el mundo expresa
su opinión acerca de una persona, una obra o una cosa?
Creo que la respuesta es obvia: nos revelan el sentido y
la importancia que para e l mundo t ienen. Mejor aún:
el sentido y la importancia que van teniendo, puesto que
las opiniones del mundo cambian en el curso de la His
toria. La fama del
Quijote
será, po r tan to , la historia
del sentido y la importancia que el Quijote ha ido te
niendo para las generaciones t ranscurr idas desde su
publicación. En suma: la ocasional fama de una hazaña
pasada nos dice cómo los hombres entienden en aquel
momento la influencia que tal remota hazaña t iene sobre
89
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 90/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 91/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 92/334
t iene respecto al destino de la propia existencia? Con
cede al hombre tal posibil idad una maravil losa condi
ción de su naturaleza: la de hacerse expresa a sí mis
ma. La existencia humana t iene la necesidad y la vir
tud de interpretarse, y lo consigue en cuanto el temple
que primariamente t raduce el modo de encontrarse a
sí misma se ordena y ar t icula—se expresa—en un
coherente sistema de noticias. En el mejor de los casos,
de palabras. Entiende el hombre la si tuación en que se
halla su propia existencia cuando es capaz de "darse
cuenta" de ella, de "contársela" a sí mismo en forma
bien clara y articulada.
He aquí una nueva pheme, un insospechado modo
de la "fama". Es ahora la opinión que el hombre t iene
de sus propias acciones, lo que "se dice" a sí mismo
acerca de lo que hace. Si la fama de una hazaña en el
mundo exterior revela el sentido y la importancia que
esa hazaña va teniendo para el mundo, esta "fama"
íntima revela con expresa claridad el sentido y la im
portancia que la hazaña cumplida t iene—mejor: va te
niendo—para la existencia temporal del hombre que la
cumplió
u
.
Todavía no está suficientemente contestada mi an
terior pregunta. ¿Cómo advierte el hombre el sentido y
la importancia de su acción respecto al destino de su
1 4
Los teólogos l lam an a la bue na fama clara noíitia cum laude. La fama
a secas es, pues, clara noíitia. Y en cuanto esa "c la ra not ic ia" de lo que
significa lo que se hace la adquiere uno en sí y por sí mismo, la "fama" de
la propia acc ión es ésta que l lamo trágica.
92
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 93/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 94/334
a ser lo verdaderamente cuando el hombre ve en la
muerte el término absoluto de su propia existencia? La
an gu stia de pe nsa r que . el ser de nu estra existencia es
un "ser a muerte" hace radicalmente trágica la fama
que ante uno mismo tienen sus propias acciones. Ser
"famoso" es en ta l caso una autént ica t ragedia: la t ra
gedia del hombre a quien no satisface pensar que sólo
puede ser inmortalizado por la granjeria y la fama mun
dana de sus obras
16
.
LA FAMA TRASCENDENTE
He l lamado trascendente al tercer mo do de ente n
der la fama. Cuando el hombre t iene cert idumbre de
que su vida personal no acaba con su muerte, descubre
eo ipso la existencia de un tercer ámb ito para su "fam a";
un ámbito que puede ser l lamado t rascendente . En la
interpretación mundana de la fama, el ámbito de su
propagación era el mundo exterior: es la Pheme que
como diosa inmortal , nuncio de Zeus y pregonera de
la victoria, veneraron los atenienses y luego, bien ar-
1 6
N o es o t ro el subsu e lo ant ro poló gico de l géne ro l i te ra r io l lam ado " t r a
gedia" . ¿Por qué , por e jemplo , es una verdadera " t ragedia" la v ida de
Macbe th? He expues to a lgunas idea s a j enas y p rop ia s ace rca de l t ema en mi
aná l is is de la "ca ta rs is ex auditu" (en Estudies de Historia de la Medicina
y de Antropología médica, M adr id , 1943, pá g . 200 sq q. ) .
Cla ramen te pe rc ib ió San Pedro e l sen t ido t r ág ico de l a f ama puramen te
te r rena . Omnis caro—escribió— ut {oenam, et omnis gloria eius tanquam [los
foeni: exa ruit [oenum , et líos eius decidit (I Peí., I , 24) .
94
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 95/334
mada de t rompeta , han reproducido los escul tores mi-
tologizantes y los fabricantes de tanagras en serie
17
.
En la interpretación trágica, el ámbito de la fama es
el mundo interior y aún íntimo del protagonista de una
acción. La fama es ahora una secreta voz, que en los
senos de nuestro ser nos i lustra acerca del sentido que
nuestras acciones van teniendo para nuestra vida. ¿Cuál
es el ámbito de la fama cuando se la entiende de modo
trascendente? Lo diré con muy pocas palabras: e l ám
bito de la mirada de Dios
1S
.
Si el ser del hombre ha sido sacado de la nada por
un acto creador de Dios y si su existencia personal no
acaba con la muerte, ésta será, desde luego, término
inexorable de sus acciones terrenales, mas no punto de
referencia para determinar el últ imo sentido y la ver
dadera importancia de esas acciones. Su sentido defi
nit ivo sólo podrá ser establecido desde el punto de vista
de esa vida perdurable que tras la muerte comienza.
1 7
He sio do c i ta como diosa a Phém e, "po dero sa e inm orta l" ; pero , según
W i lamowi tz , pa rece en tende r l a como l a ma led icenc ia púb l i ca de que e l hom
bre debe son ro ja r se . En Baqu í l ide s e s l a p regone ra d iv ina , anunc iadora de
la victoria . Sófocles, en el Edipo Rey, la l lama Phama, y po r bo ca de los
anc ianos de Tebas l a dec la ra inmor ta l . La Phama, " l a buen a m ensa je ra " ,
como la l lama una inscr ipc ión de Tusculum, es considerada h i ja de la espe
ranza en la v ic tor ia .
1 8
E s el ám bi to de la fama en que pen sab a San Pab lo cuan do dec ía a
los tesa lonicenses: loquimur non quasi hominibus placentes, sed Deo, qui
probat corda nostra... nec quaerentes ab hominibus gloriam, ñeque a vobis,
ñeque ab alus (I Thess., I I , 4 -6 ) . Qu ie re San P ab lo ob ra r , no pa r a que lo s
hombres hablen de é l con a labanza , s ino para que le vea y apruebe Dios,
"que sondea nues t ros co razones" .
95
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 96/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 97/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 98/334
a Dios atravesando lo que de natural y de histórico
hay en su alma: potencias y facultades, hábitos adqui
ridos,
etc. El santo de la acción exterior busca a Dios
a t ravés de la Naturaleza y de la Historia que le rodea:
cosmos físico y viviente, personas con las que convive,
si tuación histórica en que se halla. La Historia aparece
entonces como el universal conjunto de las acciones con
que los hombres justifican ante Dios su existencia tem
poral; la existencia histórica es, en consecuencia, una
antropodicea, una justificación del hombre.
El hombre se angustia, oímos decir a Kierkegaard.
"ante la idea de pasar inadvert ido a Dios". Esa angus
tia ontológica ante la posibilidad de dejar de ser es el
motor más radical de la acción humana, el aguijón que
impele al hombre a salir de sí haciendo algo en el tiem
po y, por lo tanto, señalándose como ser histórico. ¿Para
qué hace el hombre lo que con deliberada voluntad de
Historia hace? "Para que hablen de mí", contesta el
mundano. "Para cumplir e l dest ino que he querido dar
me" , responde el hombre trágico, fi ja su mirada en la
propia muerte . "Para que Dios me vea", dice todo hom
bre que adivina o ve el último sentido de su acción ex
terior. Cada acción humana es entonces un verso del
poema con que el hombre, cada hombre, expresa y jus
tifica su razón de haber llegado a ser algo distinto de
la nada. ¿Ante quién expresa y justifica esa razón de
ser? En parte, ante sí mismo, porque por sí mismo de
cide y conoce parcialmente su vida. En últ ima instan
cia, ante el "Ser" creador que le hizo ser el hombre que
98
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 99/334
es y le da fuerza para seguir siéndolo: ante Dios. La
vida temporal del hombre es, vista en su más honda
realidad, un hacerse a sí mismo buscando a Dios:
siempre buscando a Dios e ntre la niebla,
dijo un hondo poeta que quería creer; buscándole entre
las criaturas que "proclaman la gloria de Dios", cantó
otro que creía
22
.
2 2
La h is tor ia sem ánt ica de la " fam a" en e l mu ndo m oder no es ente r a
mente para le la a la h is tor ia de la secular izac ión de la v ida de l hombre . En
una pr imera e tapa , se esc inde la fama en dos ámbi tos apenas re lac ionados
entre s í por v ínculo d is t in to de l precepto mora l : e l "s ig lo" , ámbi to de la
fama mundana—"es te mundo" , como sue le dec i r nues t ro pueb lo—y un mundo
trascendente en que se c ree . El progreso de la secular izac ión puede corre r
luego dos caminos d is t in tos . Es uno e l de oponer d i lemát icamente esos dos
mundos y quedarse só lo con e l v is ib le , linde si anima est inmovtalis—escri
b ía b i en t empranamen te Pomponazz i— te rc en a despicienda sunt, et aetecna
prosequenda; ai si moríalis existat, contrarius m odus prosequendus est. M a s
también cabe que e l hombre in tente asumir en su exis tenc ia h is tór ica la
rea l idad de l mundo t rascendente y se vea a s í mismo como "Dios hecho His
tor ia" . No ot ra cosa representa la Histor io logía de l idea l ismo absolu to hege-
l iano.
Hegel no ve en la Histor ia una
antropodicea,
s ino una ve rd ade ra
Teodicea: la H isto ria U niv ers al es, dice, "la just ificación de Dio s, la ver
dade ra Teod icea , l a ob ra que Dios hace de s í mismo" . La fama mundana
que los hombres l legan a alcanzar sería el bri l lo de su propia justif icación.
Así debió considerar Hegel , por e jemplo , la g lor ia h is tór ica de Napoleón;
"el espíri tu del mundo a caballo", como él le l lamó.
99
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 100/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 101/334
C A PI T U L O I V
L A C R E A C I Ó N H I S T Ó R I C A , E L H A S T I O Y
L A N O V E D A D
RECAPITULACIÓN
V^ONVIENE tal vez, antes de dar otro paso, ordenar
compendiosamente los resultados del capítulo anterior.
Lo haré en una serie de concisas proposiciones.
1.
E l ho m bre, por ob ra de la tensión qu e en el
seno de su ser existe entre la finitud que siente y la
infinitud que anhela, no puede permanecer quiescente
en sí mismo y sale de sí a través de la acción personal;
aquella que ejecuta como persona, y no como cuerpo
físico o como mero ser viviente.
2. Co n cad a una de sus acciones personales pr o-
pónese el hombre alcanzar una si tuación personal menos
insatisfactoria que aquella en que tales acciones fueron
emprendidas. Lo cual no equivale a decir que dicho
empeño sea siempre logrado, porque el hombre puede
errar en sus decisiones acerca de sí mismo.
3. E st a salida de sí mismo que es la acción pe r-
101
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 102/334
sonal del hombre puede acontecer a través de cuatro
vías diferentes y en busca de dist intas metas. Puede
el hombre salir de sí: a) A través de su propia intimi
dad y en busca de Dios: acción mística, si el hombre
encuentra verdaderamente a Dios; acción agónica, s i le
persigue y no le encuentra, b) Por la vía de sus res
puestas instintivas a los estímulos de su ambiente bioló
gico y en busca de una "confusión" vital con el mundo:
acción instintiva o vital en sentido estricto, c) Hacia un
mundo ideal creado por su propio espíri tu: acción crea
dora propiamente dicha. La acción creadora puede ser
evasiva (creaciones imaginativas: l i terarias, plásticas,
etcétera), teórica (creaciones intelectuales en sentido
estricto) y técnica (creación de instrumentos al servicio
de los fines vitales), d) Hacia las personas que le ro
dean: acción convivencial privada y pública. En la ac
ción convivencial que suele llamarse privada busca el
hombre la "compañía" de las personas de su contorno.
En la acción convivencial pública persigue el eco de
su propia fama.
4 . T o d a s las acciones exter iores del hom bre
1
están
históricamente configuradas y pueden tener, aunque el
que las cumple no se lo proponga, una consecuencia ge-
nuinamente histórica
2
. Hay, sin embargo, un t ipo de
1
E s decir , tod as las que no que dan en la pu ra intimid ad.
2
l i na acc ión pe r sona l se hace e fec t ivamen te h i s tó r i ca— háya lo in ten
tado o no e l hombre que la e jecuta—cuando e l ámbi to de su inf luenc ia pú
blica, por la calidad de la persona ejecutora o por la importancia facticia
de la misma acción, l lega a ser suficientemente dilatado.
102
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 103/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 104/334
guntándonos: ¿por qué la mudanza histórica es perci
bida unas veces como segura y prometedora perfección
y otras como insegura crisis? ¿Cómo se manifiesta en
la conciencia del hombre, antes de l legar a hacerse ex
preso apeti to de fama, esa angustiosa tensión entre la
finitud de su situación facticia'—existencia en una cir
cunstancia natural y en una si tuación histórica, dispo
nibil idad de ciertas facultades naturales—y la infinitud
a que por su propia naturaleza t iende?
LA CREACIÓN HISTÓRICA
Dije antes que el cumplimiento de la acción histó
rica puede adoptar tres modos t ípicos dist intos: la repe-
tición de lo que otros hicieron en t iempos pasados (exis
tencia histórica tradicional); la
imitación
de lo que al
guien hace en el medio histórico-social en que se vive
(existencia histórica adocenada); la creación, menuda
o grandiosa, de modos de existencia nuevos (existencia
or ig ina l o c readora) . Todo hombre , por muy adocena
do o muy genial que sea, repite, imita y crea algo con
sus acciones personales. Detengámonos un momento a
considerar e l modo "creador" de hacer Historia , e l más
pert inente a nuestro empeño: sólo creando algo verda
deramente nuevo y verdaderamente ef icaz sobre el des
t ino de los otros hombres
3
es, en efecto, como va cum-
3
Com o ya dije, la condición histórica de una acción humana depende
del ámbito que adquiere esa eficacia sobre el destino de los otros hombres.
104
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 105/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 106/334
se l imitó a ello su obra creadora. Dio Galileo además
expresión acabada y precisa a un nuevo "modo de ver"
los movimientos de la Naturaleza, consistente en atri
buirles una rigurosa y exacta determinabil idad matemá
t ica . Esta hazaña de Gal i leo será fundamento y pábulo
de toda la Física moderna, y en ello consiste la pecu
liar índole de su grandeza. La obra creada no se l imita
ahora a "estar ahí", acabada y siempre disponible, como
acontece con los "resultados", por muy originales que
éstos sean: por razón de su índole, el genial invento
de Galileo será durante tres siglos el suelo fecundante
de una casi invariable si tuación intelectual. Cuantas
veces,
desde el siglo xvn hasta los primeros años del XX,
se ha planteado un físico tal o cual problema de su dis
ciplina, descansaba su mente sobre la idea de que el
l ibro del Universo é scritto in lingua matemática, como
el pisano dijo
5
.
No es difícil advertir que la creación de un "resul
t a d o "
reposa siempre sobre la creación anterior del
"modo de exist ir" en que ese resultado está inserto. El
resultado intelectual que solemos l lamar "leyes de Van
t'Hoff
se apoya en el modo gali leano de interpretar
la naturaleza, como el resultado l i terario t i tulado Sona
ta de estío
descansa, s in mengua de su original idad, so
bre el modo "modernista" de entender la creación l i te-
5
E n el te rcer decenio de l s ig lo X X com enzará , por obr a de He isenb erg ,
Schródinger , de Brogl ie y Dirac , un nuevo modo de entender la " ley" de
los movimientos f í s icos. El los han in ic iado—no está conc lusa aún—una nueva
situación histórica del pensamiento físico.
106
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 107/334
rar ia . Cada hombre va haciendo su vida adocenada o
creadora, inmerso y apoyado en la "si tuación" histó
rica que determinan unos cuantos modos de exist ir pre
viamente inventados. Sólo a los grandes creadores de
la Historia está reservada la invención de modos de
existir dilatadamente válidos. Viviendo sobre esos mo
dos de exist ir , labrarán luego los hombres mediocres
la modesta originalidad de sus personales resultados y
repetirán sus adocenadas imitaciones y copias los hom
bres vulgares
6
.
SEGURIDAD Y POSIBILIDAD
Va implícita en lo dicho la idea de que las situacio
nes históricas pueden ser nuevas y viejas, vivaces y ca-
6
E l org ullo del hom bre y la fe en su pro pia suficiencia pu ede n l levarle
a ver como "resul tados" def in i t ivos c reac iones que no son s ino t ransi tor ios
"modos de exis t i r" . Recuérdese , como e jemplo máximo, e l esca lofr iante i?e-
sultat
con que Hegel c ie rra su
Historia de la Filosofía.
N o hay ah í un re
sul tado, s ino un "modo de in te rpre ta r" la Histor ia .
Hay re su l t ados humanamen te vá l idos : cons igúe los e l hombre po r e l me ro
hecho de ser lo , y se mantendrán en v igenc ia mientras haya hombres. Ejem
plo, e l b inomio de Newton. Otros resul tados lo son de una s i tuac ión h is tó
rica y su vigencia, si l legan a alcanzarla , dura sólo lo que la si tuación en
que se ha l lan inser tos . De este t ipo es e l pre tendido Resultat de He gel, sólo
vigente para los hombres insta lados sobre e l modo de pensar hege l iano.
Cada s i tuac ión h is tór ica de l hombre , con sus ac ie r tos y sus e rrores , es
un in tento de l hombre para a lcanzar , desde este mundo y en este mundo, la
verdad y e l b ien a que como hombre puede aspi ra r . Y, en ú l t ima instanc ia ,
un modo de in te rpre ta r a Dios.
107
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 108/334
ducas .
La "vejez" de una si tuación histórica l lega con
el transcurso del t iempo; mas, como la vejez de las per
sonas ,
no depende pr imar iamente de su "edad" crono
lógica, sino del caudal de sus "posibil idades" de vida:
vida biológica y personal en el caso de un hombre, vida
histórica en el de una situación
7
. Ofrécese joven y pro
metedora una si tuación histórica cuando brinda a los
hombres que en ella existen un gran caudal de posibi
l idades de acción; es vieja y opresora cuando sólo pre
senta escasos recursos a la necesidad y al gusto que el
hombre t iene de hacer inéditamente su vida.
Reconstruyamos mentalmente, por vía de ejemplo,
la situación histórica del intelectual europeo en el co
razón del siglo xvn. Acaban de exist ir Gali leo y Des
car tes; existen creadoramente Newton y Leibniz , Huy-
gens y Locke, Harvey y Spinoza. ¿Cómo vivirá ese
hombre su propia si tuación espiri tual? Un nuevo y muy
vigoroso modo de exist ir históricamente acaba de ser
estrenado por el hombre europeo. Inicióse el al iento de
esa nueva vida en la baja Edad Media, balbuceó sus
primeras palabras en el siglo XV, dio sus primeros pasos
en el xvi y llega a briosa y completa juventud en la pri
mera mitad del xvn. Trátase de un ambicioso modo
nuevo de si tuarse el hombre ante su propio exist ir y
7
So bre la fecund a idea de la "po sibil id ad" en el aco nte cer histórico y
sobre su fundamento onto lógico , véase e l t raba jo de X. Zubir i "Grec ia y la
pervivencia del pasado fi losófico", recogido en su l ibro Naturaleza, Histo
ria, Dios.
1 0 8
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 109/334
frente a los problemas que ese existir le plantea. Los
europeos de entonces van a intentar la magna empresa
de hacer y entender su vida terrenal, histórica, sin otro
recurso que el atenimiento a sus propias fuerzas huma
n a s . Antaño ayudaba al hombre a hacerse su vida la
fe en un Dios razonable y comunicativo; tan razonable
y comunicat ivo, que se había dignado "hablar" a su
criatura predilecta de modo que ésta le entendiera. La
razón del hombre venía a ser un espejillo, infinitesimal-
mente reducido, de la absoluta
Razón
d ivina . Hogaño
sigue el hombre creyendo en Dios; mas le ha puesto
tan alto, tan lejos de sí, que ya no se cree capaz de
entender su palabra expresa o piensa que es impropio
de Dios hacerse locuaz y "razonable". Dios ser ía puro
arbitrio, pura voluntad omnipotente y l ibérrima, y la
razón cosa exclusivamente humana. De esta "razón" se
siente el hombre t i tular: humildemente, porque es tan
poca cosa la razón que Dios no se digna tenerla; orgu-
llosamente, también, porque sólo él la posee.
Equipados con esta desl igada razón y movidos por
su propia voluntad, empéñanse los hombres en hacerse
a radice una vida históricamente nueva. Viven enton
ces como descubridores que acabaran de arr ibar a una
tierra inexplorada y fecunda. Para ellos todo el monte
es orégano, según suele decirse. Basta a los hombres
vivir a la altura de su tiempo para que su existencia con
temple ante sí un espléndido abanico de sendas prome
tedoras. Pénese la razón humana ante el cosmos físico,
y crea la Astronomía y la Física "modernas". Medita
IOS
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 110/334
sobre su noción de cantidad, racionaliza mediante la
idea de infinitésimo la variación continua, y construye
la espléndida Matemática "moderna". Reflexiona en
torno a su modo de saber y acerca de su propio cono
cimiento, y pone en marcha la Filosofía "moderna". Es
fuérzase en ordenar con precisión y seguridad racio
nales el mudadizo y azaroso curso de la vida histórica
— la
fortuna,
como de cían los renace ntistas— •, y edifica
el Estado "moderno". Es entonces la aurora de los si
glos que por antonomasia l lamamos "modernos", y el
europeo un rey Midas de la acción histórica: donde
quiera que pone sus manos, nace una novedad por
tentosa.
Viven esos hombres, en consecuencia, con la íntima
sensación de holgura del que puede hacer muchas cosas
y casi todas con un éxito inmediato y fabuloso. ¿Cómo
puede ser percibida la fracción propiamente histórica
del mudar humano, sino como un despliegue cómodo,
seguro y completivo de la situación en que su existencia
echa raíces? Será suficiente un pequeño avance en el
proceso de secularización del vivir para que el europeo,
seguro de sí mismo y de que el sentido de la vida hu
mana se agota en la Historia, sueñe optimistamente con
un progreso indefinido hacia el "estado final" de su pe
tulante autosuficiencia: los progresismos hegeliano, po
sit ivista, marxista, proudhoniano, etc. , son otras tantas
versiones concretas de esta estupenda fe de los hom
bres en su propia fuerza.
En suma: la abundancia de posibi l idades de exis-
110
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 111/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 112/334
sus posibil idades históricas está considerablemente
amenguado respecto al opulento del siglo xvn
8
. Vive,
además, inseguro y amenazado, porque los caminos que
emprende le conducen muchas veces al dolor, al fracasó
o a la ruina. El libre y espontáneo empleo de la razón
humana en orden a los problemas económicos, tan fe
cundo otrora, trae en esta sazón la lucha de clases y
lo s cracks financieros. La consideración mensurativa del
cosmos, antaño cifra y compendio de la razonabilidad
humana y de la exacta determinabi l idad de la Natura
leza, conduce ahora al principio de indeterminación, de
Heisenberg, y a la humilde noción del "observable", de
Dirac. El intento de ordenar racional y razonablemente
la convivencia histórica de los hombres termina en las
guerras mundiales y totales. Y la fe optimista en la ra
zón viene a dar en el irracionalismo de la vida o de la
existencia. Si la vida espiritual—-cuidado: no quiero de
cir la vida re l i g io s a^ tuvo tan ho lgad a com odidad para
el europeo en el siglo XVII, ahora, no obstante ser tan
rica y suti l , muéstrasele angosta e insegura. Vive in
quieto, azorado, incierto, y siente muchas veces que al
dar un nuevo paso falla el suelo bajo su planta. La si
tuación histórica que tres siglos antes ofrecía tan pro
metedoras perspect ivas, aparece ahora tan vieja y gas-
8
M e refiero, como es obvio, a las posibilidades de
creación
histórica
que entre 1900 y 1930 ofrece al hombre la situación histórica llamada "mundo
moderno".
Las posibilidades de
repetición
son, en cambio, infinitamente más
numerosas, porque todo lo hecho en el pasado puede ser repetido en el pre
sente. El problema está en si el mero repetir satisface o hastía.
112
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 113/334
tada como la capa de la copla: "que sólo porque se
va—puede dec i rse que es capa".
¿Cómo será entonces vivida la propia mudanza his
tórica? Por lo pronto, de un modo crí t ico. Un modo de
existir se va, se agota. Los hombres—'primero unos po
cos, los vigías del destino histórico luego, todos o casi
todos—advierten que ha entrado en crisis el soporte
histórico de su existencia. Mientras no inventen un
modo de exist ir fundamentalmente nuevo, haciendo de
corazón cabeza, sus vidas se agi tarán sobre un congo
joso vacío. Algunos, más animosos, se aprestarán a la
necesidad de inventar ese nuevo modo de exist ir , y en
la empresa quemarán su vida. Otros, más cobardes o
menos capaces, se dejarán ganar por la sensación de
abismo que les invade el alma y pensarán que la His
toria es o va a ser una regresión hacia la catástrofe.
La acción histórica del hombre es percibida en el pri
mer caso como un auroral arranque creador, y en el se
gundo como un penoso esfuerzo permanente para de
tener o aplazar la catástrofe que se teme. La índole del
temperamento individual, las dotes nativas del espíri tu
y la singularidad biográfica de cada hombre le l levarán
hacia una act i tud creadora o hacia una postura regre-
sista cuando se halle en una situación crítica; esto es,
en una si tuación dentro de la cual apenas ve para su
existencia posibilidades históricas viables
9
.
9
La vivencia crítica puede a veces depender exclusivamente de motivos
singulares y biográficos. En cualquier situación histórica, hasta en las más
seguras y prometedoras para el resto de los mortales, puede un hombre caer
113
8
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 114/334
El modo de vivir la propia si tuación histórica de
pende, en suma, del caudal de posibil idades de exis
tencia que nos brinda y de la índole de esas posibil i
d ad es .
• P ero , sea cualqu iera la situación en qu e la H is
toria coloque al hombre, éste siempre tendrá ante sí dos
permanentes recursos: el de recluirse en su intimidad
y contemplar desde ella él acontecer histórico como cosa
ajena a sí mismo—así hacen el místico y el estoico, por
no citar sino los ejemplos más demostrativos—y el de
afrontar heroica y creadoramente, inventando caminos
nuevos o prosiguiendo los antiguos, la si tuación despe
jada o angosta en que a uno le ha tocado exist ir .
Una mudanza histórica , acabamos de verlo, es vi
vida completiva o críticamente en función de las posi
bil idades que la si tuación a que tal mudanza pertenece
ofrece a la acción del hombre. Con ello han aparecido
ante nuestros ojos los dos cabos extremos de la acción
histórica. A un lado, la tensión ontológica que fuerza
al hombre a hacerse a sí mismo saliendo de sí . Al otro,
la figura visible de la acción misma: repetición, imita
ción, creación de resultados o de modos de exist ir . Per
tenece también a este últ imo cabo la vivencia singular
y la vivencia típica o genérica de la propia acción. El
contenido de la acción—escribir, pintar, mandar polí
t icamente, etc.—y su relación con la biografía del que
por razones personales muy diversas en crítica confusión. Un converso, por
ejemplo, ha pasado por un momento en que no sabía qué hacer con su vida;
su existencia singular carecía de "salidas" satisfactorias, vivía en crisis.
114
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 115/334
la ejecuta determinan lo que de singular t iene el modo
de vivirla. Genérica o t ípicamente considerado, el cam
bio que la acción histórica supone para la existencia del
que la ejecuta es vivido de modo completivo o crítico y
como progresión optimista o como pesimista regresión.
PSICOLOG ÍA DE LA INSATISFACCIÓN HISTÓRICA
Queda por estudiar un eslabón intermedio, acaso el
más importante desde el punto de vista de mi actual
empeño. ¿Cómo se manifiesta psicológicamente la tan
mencionada tensión ontológica del ser humano entre la
sentida finitud de su existencia natural e histórica y la
infinitud a que naturalmente aspira? Con otras pala
b r as :
en la acción histórica propiamente dicha ¿qué im
pulsos psicológicos hacen posible la proyección activa
y creadora del apeti to de fama e inmortalidad?
La más inmediata traducción psicológica de la insu
ficiencia ontológica del hombre es el inesquivable senti
miento de insatisfacción que toda si tuación, cualquiera
que sea la comodidad y la abundancia de sus posibil i
d ad es , suscita en el alma del que la vive. "Nadie está
contento con su suerte", suele decir nuestro pueblo. Y
acierta; porque lo insatisfactorio de una si tuación no
depende de la objetividad de su contenido, sino del
simple hecho de ser lo que es: la si tuación de un hom
bre en "su historia" y en "la Historia". No es una si
tuación marco de la existencia humana que en ella vive,
115
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 116/334
sino forma de esa vida suya: mi condición de europeo
del siglo xx, español, profesor universitario, etc., no es,
vetbi gratia,
un ropaje de mi vida personal—a lo más lo
será de mi espír i tu, pensando paul ina y agust inianamen-
t e — , sino la madera de que esa vida mía está hecha.
Y si todas las diversísimas formas históricas que va
adoptando el ser del hombre son siempre insatisfacto-
rias para él , ¿no deberá buscarse la causa de tal insa
t isfacción, más que en el contenido de esas diversas
situaciones, en el hecho de ser hombre quien las vive?
Ser hombre en la Tierra puede ser, en efecto, motivo
de orgullo, pero no manantial de satisfacción plenaria
y duradera. Nuestro problema es ver cómo esa radical
insatisfacción se expresa en la conciencia y en la con
ducta humanas.
El modo de expresarse la permanente y esencial
insatisfacción del hombre se halla originariamente in
formado por la condición temporal y sucesiva de la
existencia humana. Si uno está insatisfecho porque no
es cuanto quiere ser, ni siquiera cuanto piensa que pue
de ser; y si el no ser cuanto se quiere ser depende muy
esencialmente de que la vida pasa, entonces ese inevi
table pasar, esa consti tutiva sucesividad de la existen
cia humana informarán, antes que todo otro momento
configurador, la insatisfacción de ser hombre en la Tie
rra. Por eso, la fracción genuinamente histórica de la
insatisfacción humana—el no sentirse satisfecho con lo
que uno recibe de su medio histórico, por el hecho de
hacer su vida en él—adopta dos modos de expresión
116
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 117/334
fundamentales, tenuemente dist intos entre sí : el hastío
de lo pasado, sólo por ser pasado, y el anhelo de
novedad.
EL HASTIO
Todo cuanto se hace pasado-—obras, vivencias, e t
cé tera—hast ía
10
tan pronto como comienza a serlo.
Hastíase el hombre, en efecto, cuando se ve obligado
a permanecer en una si tuación cualquiera y, pasado el
deslumbramiento inicial en que su novedad pudo po
nerle, advierte la radical insatisfactoriedad de esa si
tuación en que se halla. Sólo el trato con realidades ca
paces de crear permanentemente si tuaciones nuevas
—tal es el secreto de las personas y de las obras que
se hacen amar—está exento de hast ío. Dicho de otro
modo: esas personas y esas obras no l legan a hast iar
porque la permanente novedad que ofrecen a los hom
bres que con ellas tratan las exime de hacerse
pasadas
y, por lo tanto, de convertirse en objetos muertos
u
.
1 0
N ues tro pueblo, con un hondo y certero sentido, emplea la palabra
aburrirse,
de
ab
y
horrere,
apartarse con horror de una cosa. ¿Por qué aburre
lo pasado, por qué el hombre se aparta con horror de ello? La respuesta es
simple y honda: porque lo pasado es
lo muerto.
El aburrimiento es, en su
raíz, el horrorizado advertimiento de que la vida del hombre en la tierra es
un ir muriendo.
1 1
La
Iliada
o el
Quijote
no son obras "pasadas", porque desde que
fueron escritas conservan la virtud de ofrecer estímulos nuevos, siempre
nuevos, a los hombres que las van leyendo. Por eso puede tener una "his-
117
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 118/334
La producción de hastío es el inexorable destino de
todas las obras humanas o, mejor, de todas las viven
cias que se hacen insistentemente invariables, pasadas,
muertas. Uno podría vestir , comer, solazarse como se
hacía en 1900. ¿Nos impide una imposibil idad abso
luta, por ventura, usar siempre trajes del mismo corte
o leer novelas del mismo género? Indudablemente, no.
Mas nos lo impide el hastío, temprano revelador de que
tod a si tuación histórica es radicalm ente insatis factoría
para el hombre que la vive. El hastío ante lo que ya ha
sucedido es el más trivial y sensible síntoma de la an
gustia humana frente a la finitud y a la propia morta
l idad; una angustia latente siempre, por debajo de las
más diversas apariencias del alma, en el fondo mismo
del ser humano.
toria" la interpretación que los hombres hacen de las obras que "no pasan".
Un Quijote—o su contenido espiritual al menos—no es un objeto, sino una
inagotable fuente de posibles estímulos espirituales.
Valga otro tanto, y por más eminente manera, para las realidades per
sonales. Una persona amada no hastía, porque nuestro amor nos hace convi
vir con ella, coejecutándolos, todos o gran parte de los actos personales con
que su persona y la nuestra se van actualizando en el tiempo. La constitu
tiva "novedad" de los actos coejecutados—todo acto personal, aunque sea
Imitativo, es constitutivamente inédito—es la que impide el hastío junto a
la persona amada. Tan pronto como el amor desaparece, cesa la coejecución
de actos personales, rómpese la convivencia propiamente personal y esa per
sona a la que habíamos amado se convierte en un simple
objeto animado,
en un ser viviente y locuaz, más o menos agradable o disciplente. Un hom
bre sin amor a los otros hombres va haciendo su vida entre animales par
lantes, cuando no entre piedras más o menos utilizables.
118
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 119/334
EL AFÁN DE NOVEDAD
El anverso del hast ío ante lo pasado es e l anhelo
de lo nuevo. Entrambos estados de ánimo son, en efec
to , las dos caras de una jánica si tuación personal
12
: el
hastío es el rostro negativo de la insatisfacción de ir
pasando, el afán de novedad su faz posit iva; el rostro
del hastío mira hacia el pretéri to de la propia existen
cia, la faz del afán de novedad hacia su futuro. ¿Qué
delata este permanente afán de novedad, esta const i
tutiva
novelería
de la vida humana?
El citado carácter anversivo del afán de novedad
nos pone también sobre la pista de la respuesta. Inme
diatamente, e l afán de novedad expresa de un modo
posit ivo la radical insatisfactoriedad de todas las posi
bles si tuaciones temporales del hombre. Si uno desea,
por ejemplo, comprar un sombrero nuevo, no sólo puede
hacerlo cuando su sombrero anterior está roto-—esto es,
cuando ha dejado de tener un sombrero—, sino cuando
le hastía, le aburre ese sombrero anterior. Con otras pa
labras: cuando la si tuación de usar el sombrero viejo
le resulta penosamente insatisfactoria.
Pero el afán de novedad t iene también un sentido
último, además de tener esa significación inmediata.
Desde el punto de vista de la ult imidad de su sentido,
el afán de novedad es un signo revelador de nuestro
12
To da s las situaciones del hombre son necesariamente jánicas.
Asi
lo
exige la sucesividad de su existencia terrena.
119
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 120/334
entrañable anhelo de vida eterna. Si el hombre se afana
por "lo nuevo", es porque desde el fondo mismo de
su ser anhela una situación de su existencia que no delu
de ser nueva, que no pase. "No pasar", no sent i r que
se gasta la propia existencia ha sido nota constante y
esencial en la idea que los hombres tuvieron siempre
de la suma felicidad.
Los griegos, por ejemplo, vieron en la insenescencia
o condición de no envejecer (agératos), la virtu d prin
cipal que conseguiría el hombre si lograra aproximarse
a la condición de los dioses. Cuenta Calipso a Hermes,
mensajero de Zeus, la l isonjera acogida que dispensó
al zarandeado Ulises, y pondera su divina solicitud de
ninfa con estas significativas palabras:
Le acogí amistosamente, cuidé de él y le prometí
la inmortalidad y una juventud nunca senescente.
(Od.,
V, 135-136.)
Pretende la soli taria ninfa hacer su esposo al hombre,
y para lograr tal propósito le promete una vida seme
jante a la de los dioces. Eran éstas, sin duda, las pala
bras que más seductoramente debían sonar en el oído
de un griego.
Los textos sagrados del Crist ianismo llaman a la
suma beat i tud "vida eterna" (Mtt„ X I X , 2 9 ; loan., III,
15, 16, 36; etc. , etc.) , "herencia incorruptible e inmar
cesible" (/ Peí . , I , 3-4), "tesoro indeficiente" (Luc, XI I ,
33 y XVIII , 22) . . . , pa labras todas que expresan, en
una acepción nueva y sobrenatural , la idea helénica de
120
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 121/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 122/334
recrea, lo que no nos hace, por re-creación, inéditos, nos
hastía. Pues bien; la satisfacción producida en nosotros
por la vivencia de lo nuevo deseado—aun cuando lue
go,
pasada su fugaz novedad, nos defraude o nos hie
ra—consiste en revelarnos que nuestro ser personal
vive creadoramente
15
y, por lo tanto, t iene una puerta
abierta a la esperanza de seguir viviendo. La vivencia
de la novedad viene a ser un adelanto de la vida eter
na que el hombre anhela y una prenda de la viabil idad
de nuestra esperanza en ella
16
.
Esta secreta entraña de la novedad determina la ín
dole de la satisfacción que su vivencia pro du ce
17
. ¿Cómo
y hasta cuándo nos satisface, en la medida que sea, la
novedad de una cosa? Las dos preguntas t ienen una
1 6
La vida de toda persona es siempre una actividad "creadora": ver
daderamente creadora en el caso de las personas divinas, analógicamente
creadora en el caso de la persona humana.
16
Dice San Juan de la Cr uz con gra n insistencia
(Subida del Monte
Carmelo, III
7, 2;
III
9, 1;
III
15, 1, eí
passim)
que el alma se ha de unir
con Dios, según la memoria, en esperanza. Para ello la memoria ha de ser
purgada de su contenido—los cadáveres de nuestra vida pasada, si se me
permite esta expresión—, y así queda expedita para recibir la gran novedad
de la visión de Dios.
Es nuevo para nosotros, según la psicología de San Juan de la Cruz,
aquello que no recordamos haber visto o vivido; lo que no está en nuestra
memoria y, por tanto, podría estar en nuestra esperanza. La novedad de
las
cosas es como un espejo de la infinita y absoluta novedad de Dios, y su
vivencia prenda mínima, pero prometedora, de nuestra esperanza en El.
17
La novedad satisface cuando ha sido buscada o cuando nos sorprende
agradablemente. De modo más general, cabe decir que la novedad
interesa:
interesa satisfactoriamente cuando agrada el contenido de lo que como nuevo
se nos ofrece; interesa displicentemente (horrorizando, asqueando, etc.) cuando
ese contenido es hostil a la vida personal del que vive la novedad.
122
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 123/334
respuesta común. Nos sat isface la novedad de una cosa
deslumhrándonos, poniéndonos en sorprendente y sú
bito contacto con el pequeño misterio que tal novedad
supone; y esa parva satisfacción dura mientras la cosa
que est imam os nueva sigue ofreciéndonos un rostro p ro
blemático y misterioso. Cada si tuación nueva es para
el hombre ya hecho lo que un juguete para el niño:
interesa—por la vía del encantamiento o por la del des
agrado—hasta que uno rompe su inci tadora superf ic ie
y reduce a conocimiento el misterio albergado en su
ent raña .
La vivencia de novedad es, en efecto, un tenue y
fugaz contacto del alma humana con el misterio. Es
nuevo para nosotros todo lo que excede de nuestra exis
tencia, tal como ésta se halla actualizada en el mo
mento de percibir esa novedad. Yo soy lo que soy en
mi presente; y soy ahora lo que he sido en tanto mi
pasado es suscept ible de recordación memorat iva o ha
bitual en ese presente. No es nuevo el l ibro que tengo
ante mí, porque cuando le veo recuerdo memorat iva
mente haberlo visto alguna otra vez en mi pasado; mi
acción de ir escribiendo las letras de nuestro alfabeto
no es nueva para mí, porque, trazándolas sobre el papel,
actualizo el hábito adquirido que l lamamos "saber es
cr ibir". Todo lo que rebasa la actual idad de mi pre
sente es para mí nuevo, y se me ofrece, por lo pronto,
como problemático o misterioso. Mínimo o grandioso,
toda novedad es un deslumbramiento.
¿Qué hace el hombre frente a la novedad? Si es un
123
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 124/334
sibarita de la novelería, tal vez se demore un poco pa-
ladeando el inicial deslumbramiento, al menos cuando
la novedad es agradable . Mas, con demora o sin e l la ,
pronto se empeña en que la novedad deje de ser lo. Afá
nase por comprender esa si tuación suya y t ra ta de re
ducirla a noticias claras, bien sabidas y bien art iculadas.
Quiere, en suma, que todo lo nuevo se le convierta en
"habas con tadas" .
Es justamente ahora cuando se puede definir con
cierta precisión la satisfacción que la novedad deseada
produce en nosotros: esa satisfacción no consiste en la
simple vivencia de un deslumbramiento ante lo nuevo,
sino en la vivencia de un deslumbramiento que uno es
tima comprensible. Cabe distinguir, en efecto, entre la
novedad de una si tuación vivida como absolutamente
incomprensible y la de aquellas otras que uno espera
poder comprender en todo o en parte .
Si el deslumbramiento espiri tual producido por la
situación nueva es invencible por la mente del hombre
que la vive—y, en el caso extremo, absolutamente in
vencible por la mente de cualquier hombre—, la reac
ción a la novedad no es ni puede ser nunca la satis
facción, sino el espanto: en el orden sobrenatural , es el
espanto de los t res Apóstoles test igos de la Transfigu
ración
18
; en el puramente natural , el espanto del rús-
1 8
E n la Transfiguración— como, por otra parte, en la experiencia mís
tica verdadera—el deslumbramiento es absoluto. "Los discípulos—dice San
Lucas—fueron sobrecogidos por el terror mientras entraban en la sombra
de la nube" (Luc, IX, 34 ). Tex tos análogos no son infrecuentes en la E s
critura.
1 2 4
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 125/334
tico o del primitivo ante la aparición de un cometa. La
total incomprensibil idad de una si tuación, aterra.
Muy otras son las cosas cuando se estima vencible
el deslumbramiento que la novedad produce. Más aún,
cuando esa novedad es querida y creada por uno mis
mo, como acontece en el caso de las mudanzas genui-
namente históricas. La novedad de la propia si tuación
deslumhra; y si el contenido no es formalmente desagra
dable, ese deslumbramiento satisface por serlo y porque
nos consideramos capaces de vencerle con las armas de
nuestra comprensión
19
. En el ejercicio de ordenar y
comprender nuestro deslumbramiento es precisamente
en lo que consiste la satisfacción engendrada por la no
vedad. Trátase, en f in de cuentas, de una autointer-
pretación, porque, hasta en el caso del deslumbramiento
producido por un objeto exter ior—la aparición de un
cometa, por ejemplo-—, no es la realidad exterior lo
que comprendemos o interpretamos, sino la si tuación
personal en que el hecho de experimentarla nos ha
sumido.
El ejercicio de esta autointerpretativa comprensión
de la novedad
20
puede conducir a dos metas dist intas.
18
H ay , sin embargo, ocasiones— en las situaciones históricas críticas,
sobre todo—en que una novedad querida y planeada como agradable con
duce a la ruina o al dolor del que la busca. Es el momento en que el hombre
"no puede contar con su mundo", por la crisis en que a la sazón se encuen
tra la fracción histórica de ese "mundo".
2 0
E n otro lugar (Estudios de Historia de la Medicina y de Antropología
Médica, Madrid, 1943, págs. 173 y sigs.) he tratado con alguna amplitud
este tema de la interpretación psicológica dé las situaciones vividas como
125
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 126/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 127/334
sumirá su vida en la inacabable tarea de intentar re
solverlos—así el f i lósofo "puro", "fáustico", como le
llamaría Spengler—-, o en un devoto y humilde reco
nocimiento de ese quid ignotum que consti tuye el fondo
misterioso de toda posible si tuación—así el hombre sen
cillo y piadoso—, o, como el filósofo creyente, en el
arduo empeño de acordar esas dos act i tudes del espí
r i tu humano
21
. En cualquiera de los tres casos, la si tua
ción en que se vive nunca deja de ser nueva: no muere,
no se estat iza jamás.
SINOPSIS
Hagamos aquí una breve estación y t ra temos de
reducir a escueta sinopsis la estructura esencial de la
acción histórica. Punto de partida de esta acción, como
de todas las humanas, es la inestable tensión ontológica
del hombre entre la finitud que siente y la infinitud a
que aspira. Tal tensión ontológica se expresa psicoló
gicamente en la vivencia de la propia si tuación, y adop
ta dos formas cardinales, conexas íntimamente entre sí :
2 1
Es te vivo y vivificante c ontacto del espíritu con el misterio en que
cree—el misterio por excelencia, el de la Divinidad—es el que permite al
cristiano verdadero cantar y seguir cantando el himno litúrgico:
Recedant
vecera,
nova sint omnia;
corda, voces et opera.
Por obra de la Redención, el mundo es para el cristiano siempre capaz de
incitante "novedad". El cristiano, en cuanto tal, no debe conocer el hastío.
1 2 7
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 128/334
el hastío de lo pasado y el afán de novedad. Movido el
hombre por ese hastío y este afán, sale de sí mediante
una acción personal. La acción personal del hombre
puede adoptar diversas formas, por razón de su con
tenido y según la vía que la persona eli ja para salir de
sí.
Todas las acciones del hombre proyectadas hacia
fuera pueden tener una consecuencia histórica, cuando
su pública eficacia sobre las personas presentes o futu
ras adquiere ámbito suficiente. Pero, entre todas, un
tipo merece singularmente el nombre de "acción his
tórica".
La acción intencionalmente histórica va enderezada
a un fin remoto a través de un fin próximo: el fin pró
ximo es una eficacia pública sobre el destino temporal
o eterno de las personas con que se convive o de las
que han de vivir en el futuro; el fin remoto o último es
la obtención de gloria o fama. Ya sabemos que esta
gloria o fama puede ser entendida según t res acepcio
nes fundamentalm ente dist intas. La esperanz a de la glo
ria o fama producida por su acción histórica otorga a
la persona que la cumple la prenda de una cierta in
mortal idad y compensa más o menos—según sea la glo
ria vera o vana, como dicen los teólogos'—la angustia
que engendra el hecho de vivir la propia finitud.
Las acciones históricas son ejecutadas según tres
modos t ípicos diferentes: pueden ser repetición, imita
ción y creación de resultados o de modos de exist ir .
Sólo la acción creadora—'evasiva, teórica o técnica--'
merece verdaderamente el nombre de "acción históri -
128
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 129/334
ca". No obstante , la singularidad personal y temporal
que dist ingue a los actos humanos imprime un seilo de
rigurosa ineditez hasta a las más adocenadas acciones
de repetición e imitación. Todo acto humano es, en ma
yor o menor medida, una verdadera e inédita creación
personal .
La índole consciente y autointerpretativa de la hu
mana existencia permite, en fin, que los hombres con
templen desde su propio espíri tu la mudanza objetiva
cumplida en la propia vida y en el ámbito del aconte
cer histórico por obra de sus acciones
intencionalmente
históricas y como resultado de sus acciones efectiva^
mente históricas; aquellas que, sin pretenderlo origina
riamente, influyen de hecho sobre el curso de ese acon
tecer . Esta mudanza puede ser vivida de cuatro modos
típicamente dist intos entre sí : la seguridad completiva,
la inseguridad crítica, el optimismo progresista y el pe
simismo de la regresión. La ocasional coyuntura de la
situación histórica en que uno existe y la peculiaridad
nativa y biográfica de cada hombre determinarán el
modo de vivir subjetivamente la mudanza objetiva y
dinámica que las acciones personales esculpen sobre el
movedizo cuerpo de la Historia.
129
9
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 130/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 131/334
C A P Í T U L O V
B I O L O G Í A E H I S T O R I A . E L I N G R E S O D E L
J O V E N E N L A V I D A H I S T Ó R I C A
Xlv L esqu em a de la acción histórica que d a re m ate al
capítulo anterior no pasa de ser eso, un esquema*. La
estructura de la acción histórica en él diseñada está to
davía excesiva y artificiosamente abstraída de la varia,
compleja y coloreada real idad. Muéstranos
al hombre
actuando históricamente. Bien. Pero ese hombre ¿es
varón o hembra, rico o pobre, culto o salvaje, viejo o
joven? Nada de esto se nos dice. Y aunque todos los
hombres, varones o hembras, ricos o pobres, cultos o
selváticos, viejos o mozos, cumplan sus acciones his
tóricas de modo genéricamente idéntico ¿no cabe pen
sar que influirá en ese modo de cumplirlas, diversifi
cándolo, la diversidad de condiciones humanas que los
precedentes adjet ivos expresan?
A tres grandes vectores puede referirse, en mi en-
131
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 132/334
t ender , la variadísima influencia que la diversa condi
ción humana ejerce sobre el modo de hacer la Hi s t o
r ia :
el
vector social,
el
biológico
y el
religioso .
Una
mis
ma acción histórica tendrá diferente rostro según la con
dición social (clase, profesión, etc.), la peculiaridad bio
lógica (sexo, edad, temperamento, etc.) y las creencias
religiosas del hombre que la cumple. Dejaré a un lado
el problema de cómo se implican la Sociología, la Re-
ligión y la His tor ia , y consideraré con alguna atención
el
de las
relaciones entre
la
condición biológica
y el
suceder histórico.
M u d a el hombre en su vida por ser un zóion his~
torikón,. mas también simplemente por ser zóion, ser
viviente. ¿Cómo interfieren y se art iculan en la vida
del hombre estos dos órdenes de su m u d a r : el biológico
y el histórico?
BIOLOGÍA B HISTORIA
Para resolver el grave problema que esta interroga
ción plantea, debe comenzarse por dist inguir y precisar
las grandes categorías de la existencia biológica. Cinco
cabe señalar
en un
primer examen:
la
especie
o
cons
titución específica, el sexo, la edad , la constitución in-
dividual y la higidez
x
. Un ser viviente adquiere su
1
Con la
palabra "higidez" pretendo nombrar
la
raíz biológica
de lo que
se llama habitualmente "estado de salud", una de cuyas posibilidades es,
132
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 133/334
existencia concreta y actualizada en cuanto pertenece
a tal especie, posee tal sexo, vive en tal edad, está in
dividualmente consti tuido de tal modo y goza salud o
sufre enfermedad. Estas cinco variables determinan el
status estático y dinámico del ser viviente en cada mo
mento de su vida
2
. Pero, entre todos los seres vivien
tes,
una especie, el hombre, se señala por una singular
condición de su existencia: la de vivir históricamente.
Esto supuesto, ¿cómo las restantes categorías de la vida
biológica influyen sobre la historicidad del existir hu
mano? Tal es el problema o, mejor, el venero de pro
blemas que aquella interrogación suscita.
¿Cómo se manifiesta el sexo en la acción histórica
del hombre? ¿Qué pone en la fracción propiamente his
tórica del destino de una persona el hecho de ser esa
persona varón o hembra? ¿Influye el sexo sobre el con-
por supuesto , la enfermedad. En este sent ido , es la "h ig idez" la ocasiona l
d isposic ión de los hábi tos opera t ivos animales re la t ivamente a su e je rc ic io ,
y depende de una ecuac ión ent re la ocasiona l pecul ia r idad de l ambiente y
el estado en que, relat ivamente a él , se encuentra la total idad fisiológica del
ser v iv iente .
2
E l estado de l animal es un concepto ana lógicamente equiva lente a la
s i tuac ión de l a pe r sona humana . Con o t ra s pa lab ra s : l a situación es el
estado correspondiente a un animal persona l e h is tór ico , es to es , a l hombre .
Estado
y
situación
pued en también ser consid erados como secc iones t ran s
versa les de la v ida tempora l de l animal y de l hombre . Los médicos, exc lu
s iva y , por lo tanto , abusivamente a tenidos a una v is ión b io lógica , zoológica ,
de sus enfermos, l laman, por e jemplo , status praesens a la secc ión t ransver
sa l de la v ida b io lógica de sus enfermos en e l momento de explorar los . Mucho
se ganar ía s i , en lugar de status praesens, dijesen situs praesens y descr i
b iesen , no só lo e l "estado" b io lógico de l enfermo, mas también su "s i tuac ión"
persona l . Debe dec i rse , s in embargo, que a lgo se va hac iendo en este sent ido .
133
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 134/334
tenido de la acción humana? ¿Hay acciones históricas,
aparte las directamente dependientes de la vida sexual,
privativas de uno u otro sexo? ¿O se limita la influen
cia del sexo al modo, a la forma exterior o estilo de
hacer la Historia? ¿Virilízase la mujer por el hecho de
intervenir directamente en la Historia o hay un modo
femenino de hacer lo que masculinamente hace el va
rón? He aquí una serie de incitantes preguntas para
una ciencia de la Historia que de veras quiera hacer
honor a su nombre.
Análogas cuest iones pueden plantearse en orden a
las influencias de la constitución individual y del estado
de salud o enfermedad sobre la acción y la obra his
tórica del hombre. ¿Cómo influye el tipo constitucional
de un hombre sobre su obra histórica? ¿En qué se dis
t inguen las diferentes razas y los dist intos t ipos cons
titucionales—el pícnico y el leptosomático, por ejem
plo—relat ivamente al modo de "hacer la Historia" los
hombres que a unas y otros pertenecen? ¿Qué influen
cia tuvo, por ejemplo, el hábito corporal y el tempera
mento nativo de Napoleón sobre el contenido y sobre
la forma de su hazaña histórica? ¿Qué relaciones exis
ten, en fin, entre la salud y la enfermedad de los actores
de la Historia y la obra histórica por ellos cumplida?
Confesemos que apenas se ha iniciado la tarea de
responder con alguna suficiencia a todas estas pregun
tas,
no obstante ser todas el las r igurosamente ineludi
bles para una doctrina sistemática del acontecer his
tórico. Por mi parte, me l imito a proponerlas, luego de
134
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 135/334
haberlas si tuado en su lugar natural . Harto haré si con
sigo explanar con cierta claridad una parte del pro
blema que ahora me interesa: el de las relaciones entre
la edad biológica y la acción histórica.
EDAD E HISTORIA
Desde que los hombres han hecho de su propia exis
tencia un objeto de conocimiento—lo cual vale tanto
como decir : desde que existen los hombres—, han visto
part ido en "edades" biológicamente dist intas e l curso
continuo de su vida entre el nacimiento y la muerte:
puericia o infancia, adolescencia o pubertad, juven
tud, madurez y senectud o vejez son los períodos más
frecuentemente señalados como característ icos
3
. ¿Cómo
influyen estas diversas edades en la obra histórica de
un hombre? Si todas las cosas que un hombre va ha
ciendo a lo largo de su vida t ienen el sello caracterís
t ico y permanente que les da el haber sido hechas por
uno y el mismo hombre, ¿qué diferencias hay entre las
obras que ese hombre cieó en su juventud y las de su
madurez o su senectud? ¿En qué se parecen las obras
3
En el artículo de Or tega Los tres "hoy" diferentes de cada "hoy". El
concepto de generación. La edad como modo de vivir
(publicado en
La
Nación, de Buenos Aires, 10-IX-1933) expone su autor, junto a sus pro
pias ideas sobre el tema, una excelente selección de opiniones antiguas y
modernas en torno a la ordenación de la vida humana en edades biológi
camente diversas.
135
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 136/334
y las acciones históricas de todos los jóvenes, por razón
de serlo, y en qué se dist inguen de las obras y de las
acciones históricas propias de los hombres maduros y
de los viejos?
4
.
La consideración de la edad infanti l debe ser de an
temano excluida cuando se trata de la relación psico
lógica entre la edad y la acción histórica, porque el
niño no es sujeto de acciones propiamente históricas.
No vive el niño fuera de la Historia; pero su relación
con ella no es de acción, sino de pasión, de pasividad:
el infante no pasa de aceptar, traduciéndolos a su men
talidad infanti l , algunos de los componentes del mundo
histórico-social en que hace su vida. ¿Qué componentes
del mundo histórico del adulto son los que selectiva
mente capta la vida del niño? ¿Cómo los transforma y
los adapta a la pecularidad de su vivir infantil? ¿Cómo,
4
La psicología d i fe renc ia l de las edades ha s ido t ra tad a con un doble
error in ic ia l . Por una par te , se ha hecho una psicología analítica del niño
o de l adul to (estudio a is lado de la percepc ión, de la memoria , de la in te l i
genc ia , e tc . , e tc . ) , o lv idando que e l
todo
del alma infanti l o del alma adulta
no puede ser reduc ido a un mosa ico de func iones psíquicas a is ladas. Por o t ra
par te , se ha v is to en la sucesión de las edades una suer te de progresiva
maduración biológica, como si en e l adu l to l legasen a m adu rar gé rmen es
de v ida b io lógica y persona l ya contenidos en e l a lma de l n iño . La v is ión
maturativa y b io lógica de l c rec imiento de l hom bre debe ser sust i tu ida po r
una v i s ión creativa y pe r sona l . E n l a v ida de l hom bre ha y una m adurac ión ,
mas también una sucesiva c reac ión de modos persona les de v ida . Algo ha
hecho Spranger por romper la l imi tac ión b io lógis ta de los ant iguos esquemas
conceptua les , pero no lo suf ic iente . Basta s in duda adver t i r la f recuencia
con que apela a las metáforas biológicas: adolescencia como floración, des
cubrimiento del yo como apertura del cáliz , e tc .
136
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 137/334
en fin, influyen sobre la vida ulterior del niño esos com
ponentes del mundo histórico que penetraron en el suyo
propio? Tales son las preguntas a que han de respon
dernos los psicólogos de la infancia.
La participación activa del hombre en la Historia
comienza cuando descubre la realidad del mundo his
tórico en que vive—el niño, como acabo de decir, co
noce sólo una imagen puerilmente falseada de esa rea
l idad—y cuando, a la vez, despier ta a vida autónoma
su propia persona. Ambos decisivos sucesos t ienen su
orto en la adolescencia o primera juventud. Es, pues,
entonces cuando el niño comienza o, mejor, puede co
menzar a ser sujeto activo de la vida histórica.
No consti tuye precisamente un azar que también
sea entonces cuando el hombre adquiere—súbitamen
te, muchas veces—la noción de la finitud de su exis
tencia. Para el niño no existe una idea del tránsito de
la vida hacia la muerte. Oye hablar y habla de la muer
te ,
sabe que alguien ha perecido, mas no refiere esa no
ción a su propio existir, ni al de las personas vivas que
integran su mundo. Un día , cuando su infancia va de
jando de serlo, descub re súbi tamen te que la vida "p as a"
y corre hacia la muerte. Con gran nit idez lo expresó
Adolfo Stahr en un pasaje de sus Lebenserinnerungen:
"Por raro que parezca, la idea de que también nuestros
padres pueden morir no se me había ocurrido nunca.
Entonces, de golpe, surgió como realidad en mi con
ciencia, y con ella el sentimiento de la finitud de todas
137
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 138/334
las cosas"
5
. Tan pronto como el niño descubre que vi
vir '—su propio vivir y el de las personas de su entorno—
es un ir muriendo, puede comenzar a ser persona his
tórica, agonista de la Historia, porque su entera vida
personal, sépalo él o no lo sepa, va a ser edificada sobre
su modo de reaccionar a ese elemental y hondísimo sen
timiento de su propia finitud
6
.
Cualquiera que sea, sin embargo, la índole de la
mutua relación, parece claro que es en la adolescencia,
o en el tránsito desde la infancia hacia ella, cuando se
inician y cumplen estos tres magnos sucesos de la vida
del hombre: el hallazgo y la creación de la propia per
sonalidad, el descubrimiento de la continuidad y de la
fugacidad de la vida, la capacidad de intervenir per-
5
Ci t . po r Sp ra nge r , Psychologie des Jugendalters, 7 .
a
ed„ Leipzig, 1926,
página 35 . La idea de la fugac idad de la v ida puede surgi r de muchos modos,
y a veces muy precozmente . En e l curso de una conversac ión famil ia r nada
grave , se me ocurr ió dec i r a una h i ja mia de ocho años la tan repe t ida f rase
tópica : "C reces m ucho, h i ja . ¡C óm o me va s hac iendo v ie jo " Súb i tame nte
aparec ió en la conc ienc ia de la n iña la idea de l enve jec imiento , asoc iado ta l
vez a l leve sent imiento de culpabi l idad que la f rase sugiere . Estaba a legre
hasta entonces; mas, de repente , su cara comenzó a ensombrecerse y rompió
a l lorar con gran desconsue lo . En e l curso de los meses subsiguientes , es te
tema de la edad pa te rna susc i ta en e l la una sonr iente gravedad, que con
t rasta de modo muy vivo con su indi fe renc ia en la época ante r ior a l suceso
referido.
6
Co n toda c la r idad expresa S pra ng er esta l legada de l adolescen te a la
v ida h is tór ica ac t iva : "Sólo con la adolescenc ia l lega a se r posib le una
colaborac ión ac t iva en la cul tura . . . Aunque no sea s ino un grani to lo que
añade e l joven a l acervo de la cul tura preexis tente , es también entonces
cuando comienza su capac idad de procrear en sent ido espi r i tua l" (op. cit., p á
gina 50) . Sobre los supuestos de esta posib i l idad , véase lo que ahora he
apuntado y lo que luego d i ré .
138
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 139/334
sonal y creadoramente en el curso de la Historia. ¿En
qué forma tiene lugar aquella iniciación y este cumpli
miento? He aquí el problema.
LA VIDA JUVENIL
Nadie, que yo sepa, ha descrito el alma del joven
con tanta profundidad, suti leza y precisión como Spran-
ger. Cuantas veces se encuentre uno frente a tal o cual
problema psicológico de la edad juvenil—si se entiende
por psicología la descripción y la comprensión cientí
fica de la vida del alma—hará bien volviendo al precioso
libro del profesor tudesco. Y para predicar con el ejem
plo, no pasaré adelante sin tomar de él algunas ideas
pertinentes a mi actual propósito.
El enorme y delicado tránsito desde la infancia has
ta la pr imera madurez—no otra cosa es la adolescen
cia, vista con criterio biográfico—se expresa, según
Spranger, en tres decisivos procesos psicológicos: el
descubrimiento de la propia personalidad, la formación
paulatina de un plan de vida y la creciente penetración
en los distintos dominios de la vida. Al cabo de la
adolescencia, el alma del joven ha ganado, a través de
las tormentas del tránsito, un modo de ser hombre esen
cialmente distinto del infantil y caracterizado por una
doble vertiente, interna y externa. La vertiente interna
consiste en ser y en saber que se es una persona sin
gular; la externa, en la capacidad de intervenir crea-
139
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 140/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 141/334
al del niño. Un niño inteligente, por ejemplo, puede sa
ber infinitamente más y mejor que un adolescente mal
dotado o mal educado. La diferencia está en el modo
de poseer lo que se tiene y se sabe.
El adolescente co
mienza a serlo cuando advierte, con más o menos lu
cidez, que "es" algo que podría "no ser" . Entre la oscu
ra conciencia de ser quien es y la percepción de ser lo
que concretamente se ve obligado a ser—por tener lo
que t iene, hacer lo que hace y saber lo que sabe—, se
abre una delgada, pero abismal fisura. ¿Cómo se ex
presa psicológicamente esta íntima situación de la vida
personal? Hay, ante todo, un cambio de orientación en
la mirada. La mirada del alma, fi ja e inmersa hasta en
tonces en lo que se tiene, se hace o se sabe, va a expe
rimentar un giro radical: desde entonces, además de
contemplar sus haberes biológicos y psíquicos, va a
iniciarse en el extraño ejercicio de preguntarse, temblo
rosa y problemáticamente, por el íntimo centro desde
el cual sabe uno lo que sabe, hace lo que hace y tiene
lo que tiene. El lenguaje familiar expresa este decisivo
paso con una frase sencilla y significativa: el niño, suele
decirse, comienza a ser reflexivo.
¿Qué ve dentro de sí el niño cuando, por haber co
menzado a mirar hacia el centro de su alma, deja de serlo
y se convierte en adolescente? Ve tan sólo un vacío. V e
no más que su necesidad de ver en sí mismo algo pr o
pio. No ve, en suma, sino el problema de llegar a ser
hombre con personal autonomía. Este inicial sentimien
to de la propia personalidad como vacío, necesidad y
141
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 142/334
problema supone un rompimiento del adolescente con
lo que antes era—luego volveré a este tema del rom
pimiento con su vida anterior y con el mundo—y de
termina dos de sus vivencias fundamentales: la soledad
y la inseguridad.
El adolescente comienza a serlo cuando empieza a
sentirse solo, radical e irremediablemente solo. Vive su
propia exis tenc ia—dice Spranger—"como un mundo
por sí , para siempre separado, como una isla, de todos
los demás seres—cosas, hombres—que componen el
mundo exter ior"
9
. Penetra en el adolescente "la con
ciencia de que se ha abierto una honda sima entre su
yo y todo lo demás: no sólo todas las cosas, mas tam
bién todos los hombres están infinitamente lejanos y son
infinitamente extraños, y, en lo más hondo de sí, está
solo consigo mismo"
10
. ¿De qué depende, en qué con
siste este raro y penetrante sentimiento de soledad?
Spranger no nos lo dice. Por mi parte, creo que puede
ser verdaderamente comprendido si se piensa en la ex
periencia del joven cuando por vez primera vuelve la
mirada hacia su propio ser. ¿Qué ve el joven? Antes lo
dije: un vacío, una necesidad de ver algo propio. ¿Y
0
Op. cií.,
pág . 38 . E l n iño no se s i en te " so lo" . Cuando no adv ie r t e
en su entorno la presenc ia de n inguna o t ra persona , su reacc ión es e l
miedo, no e l sent imiento de so ledad. Siente miedo; y no ante e l vac ío per
sona l , s ino ante la proyecc ión imaginada de sus propias v ivenc ias o ante
la deformación ca ta t ímica de l medio: es la conversión de l á rbol en fantasma
durante la noche . La v ida de l n iño es , pues, r igurosamente "excéntr ica" : e l
infante vive "fuera de sí" .
1 0
Op. cií., p á g s . 40-41.
142
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 143/334
no brota el sentimiento de soledad cuando el hombre
vive dentro de un mundo material y personal en que
no ha puesto nada propio o en el cual se ha hecho "pa
sado"—muerto, incapaz de recreación—lo que en otro
tiempo pudo poner? El adolescente se siente solo por
que ni en sí mismo ni en el m und o d escu bre n ad a suyo
n
.
Al sentimiento de soledad se asocia la inseguridad
en el empeño de conocerse a sí mismo y de manejar la
propia vida. Si siempre es problemática la realidad de
la propia vida personal, en cuanto se halla distendida
hacia un incierto futuro, en modo superlativo habrá de
serlo cuando el joven no ha empezado a exist ir perso
nalmente por cuenta propia . La "anarchie des tendan-
ces",
de que habla Mendousse, y las "oscilaciones en el
estado de ánimo" del joven, descri tas por Stanley Hal l ,
son otras tantas expresiones vivenciales de esa super-
1 1
Recu e rdo ahora un ve r so e sc r ito po r su au to r en un mom ento "c r í
t ico" de su v ida :
¿Quién seré yo? ¿Qué puedo llamar mío?,
dec ía . Este sent imiento de no poder l lamar suyo a nada—o, po r lo menos ,
e l de tener que preguntarse a s í mismo si puede l lamarlo a a lgo—es la ra íz
ant ropológica de l sent imiento de so ledad.
Tampoco resis to a la ten tac ión de anotar la cur iosa coinc idenc ia que
exis te ent re los rasgos psicológicos de la adolescenc ia , ta les como, por e jem
plo ,
les descr ibe Spranger , y la carac te r izac ión de la conducta de los hom
bres durante los per íodos de c r is is h is tór ica , ta l como la expone Ortega
en su Esquema de las crisis. Lo anter iormente d icho permite comprender la
ana logía . Podr ía dec i rse que las c r is is h is tór icas convier ten en adolescentes
a los hombres que en verdad las v iven. Por eso es tan ampl io e l margen
de la "coe tane idad" en las generac iones h is tór icas de las épocas c r í t icas: en
e l las todos pueden ser jóvenes y muchos vue lven a se r lo de hecho.
143
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 144/334
lat iva inseguridad ontológica del hombre joven. Siente
el adolescente que puede serlo todo, y el hervor de tan
innumerables posibilidades de existir le llena de con
fusa y anhelante inseguridad. "Cuanto más se embra
vecen las tormentas de la pubertad—escribe Spran-
ger—, tanto más surge en el alma la impresión de que
en ella hay material
para todo".
El joven no se com
prende a sí mismo, y de ahí su punzante ansiedad de
"ser comprendido" por quienes le rodean. No sabe
quién
es, ni acierta a elegir, a querer algo entre todo
lo
que
puede ser. Todavía no sabe querer ser. Por eso los
primeros actos verdaderamente personales de su volun
tad—unamente lo observó Car lo ta Bühler—no están
enderezados a la consecución de fines concretos, sino al
ejercicio de contrastar "personalmente" la nueva, re
cién estrenada facultad de afirmarse a sí mismo. Como
los atletas en el estadio, el adolescente, antes de co
menzar su personal "carrera" en la vida, ejercita la vir
tud de sus nacientes e intactas "facul tades".
Este descubrimiento de sí mismo como vacía sole
dad e inseguridad hirviente y problemática determina,
hombre adentro, las t res act i tudes del a lma que Spran-
ger considera cardinales en el orto de la vida adoles
cente: la
autor reflexión,
la
hipersensibilidad
y la
ten
dencia a la autonom ía.
El adolescente ha empezado a mirarse a sí mismo.
Quiere encontrar su propio ser personal y, según la na
tiva finura de su espíritu y la educación recibida, se
pregunta con mayor o menor explicitud: ¿por qué exis-
144
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 145/334
to yo?, ¿en qué consiste mi propio ser y mi propio va
ler? Búscase a sí mismo, l leno de extrañeza y anhelo, y
a la vez trata de huir de sí , proyectándose hacia un
mundo irreal , fantástico. Mejor dicho: trata de l lenar
de ensueño y fantasía el vacío que siente en lo más
íntimo de su incipiente vida personal. No otra cosa hay,
a la postre, en la tan conocida tendencia de los adoles
centes vivaces a huir desde su medio habitual hacia lo
desconocido: son los Wanderjahre, los año s de inqu ie
ta peregrinación del esquema biográfico goethiano.
Esta anhelante vivencia del propio vacío, nacida
junto a la impresión o la creencia de poder serlo todo
y esencialmente enlazada con ellas, engendra la enor
me,
casi enfermiza sensibil idad del adolescente. Bas
tará que las personas adultas del contorno vulneren sin
delicadeza o menosprecien esa hipersensibil idad para
que el joven intente "vivir su propia vida", en hosti l i
dad más o menos expresa con la vida ya "hecha" que
le rodea. Tal es la raíz más profunda de los movimien
tos juveniles de secesión, desde las pandillas de jóve
nes aventureros hasta las organizaciones de mayor ca
l ado ,
como la Jugendbewegung, aq ue l significativo
"Movimiento de la Juventud" en la Alemania de
W e i m a r .
Unida a la autorreflexión y a la hipersensibil idad
del adolescente descúbrese, en ñn, su tendencia a la au
tonomía personal. Pronto advierte el joven que sólo
podrá ser "alguien" si se propone y cumple determi
nados fines personales, aunque éstos queden en ser el
145
1
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 146/334
modestísimo de coleccionar sellos o el de leer más nove
las de aventuras que los amigos. Lo importante es, como
dice Spranger, "poseer a lgo propio, disponer de un do
minio en el que ningún otro tenga voz ni voto". La vi
vencia del mundo en torno, que en el niño dependía
fundamentalmente del "modelo" impuesto por los pa
dres y las personas ejemplares del medio más inme
diato
vt
, hácese ahora estr ic tamente personal . El ado
lescente vive "a su modo" sus relaciones familiares y
siente por sí mismo su contacto con la naturaleza y el
comercio humano con la sociedad que le rodea. Ve las
cosas a t ravés de ventanas propias, y esta personal sin
gularidad de su visión es justamente la que le permite
descubrir la "verdad" y la "real idad" objet ivas del
mundo.
El descubrimiento de la propia personalidad, cum
plido a merced de la naciente autorreflexión y testifi
cado por la hipersensibil idad del adolescente y por su
tendencia a la autonomía personal, exige imperativa
mente del joven l lenar el menesteroso vacío que siente
ser en su más secreta intimidad. Necesita hacer algo
que en verdad pueda l lamar "suyo", y se propone ha
cerlo. La autoproposición de fines personales y la pre
sión creciente del mundo exterior conducen, en conse-
12
E n tesis general, el niño sólo tiene "gusto s" individuales en lo tocante
a los estímulos de la vida instintiva: gusto por tal o cual comida, inclinación
espontánea hacia tal o cual tipo de juego, etc. En su relación con el mundo
histórico-social—mejor dicho: con los componentes del mundo histórico-
social que penetran en el suyo infantil—el niño "piensa" y "estima" como
sus padres y maestros. Vive "excéntricamente", como antes dije.
146
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 147/334
cuencia, a la paulatina elaboración de un plan de vida.
El mero hecho de que, más o menos lúcidamente, se
presente en el alma del joven la idea de ordenar en un
proyecto su vida futura, supone un descubrimiento de
capital importancia, conexo con el de la propia perso
nalidad: descubre el joven que el transcurso de la vida
personal posee una const i tut iva cont inuidad. Además
de advertir con sorpresa que es "él mismo", percibe que
seguirá siendo "él mismo" y que sólo distendiendo pro-
yectivamente su existencia hacia el futuro'—no impor
ta a este respecto que el proyecto de vida sea fantás
t ico o desmesurado—puede ser en verdad algo estr ic
tamente personal. Se l lega a ser "alguien", tal es la
conclusión, haciendo "algo" valioso y original, aunque
la originalidad y el valor de lo que se hace no monten
mucho.
Siente confusa y hervorosamente el joven—-antes lo
apunté—que en su alma hay materia l para todo. Pues
bien: poco a poco, bajo la constante incitación del me
dio—familia, maestros, figuras ejemplares del entorno
personal—ese material informe y multivalente se con
creta en un vago plan de vida, que el muchacho pro
clama en su alma con exaltado entusiasmo o aquiescen
te secuacidad: "quiero ser esto", tal es la fórmula ri tual
de ese trance. En el alma del adolescente, y sin que su
conciencia tenga forzosamente que percibirlo con cla
r idad, "ha sido ensalzado el yo rey—escribe Spran-
ger—entre los muchos yos posibles que uno t iene en
tonces dentro de sí" . La persona ha elegido o inven-
147
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 148/334
tado el camino para su propio e íntimo afán de singu
laridad y de valimiento.
Es entonces, en fin, cuando el joven puede ingresar
creadoram ente en los diversos dominios de la vida
en
to rno :
la economía, el saber intelectual, la vida políti
ca, la creación estética. El problema que plantea al ado
lescente el inicial vacío de su propia personalidad y el
descubrimiento de que la vida "se hace" y "pasa" con
tinuamente, son los supuestos de esta creciente penetra
ción del joven en cada una de las provincias de la vida
histórica y social . Una vida rigurosamente original va
a comenzar para é l . Aunque esa original idad haya de
quedar muchas veces reducida a un modesto mínimo:
el invento de un modo personal de vivir y hacer lo que
las gentes de su alrededor repiten o imitan adocena
damente .
EL ADOLESC ENTE Y LA VIDA HISTÓRICA
Este apretado escorzo del despertar juvenil a la
vida personal nos permite abordar con decorosa sufi
ciencia el tema de la relación entre la adolescencia y la
Historia. El niño, dije, no es ni puede ser sujeto activo
de la Historia. El adolescente lo es en tanto ha descu
bierto el problema que le plantea la existencia tempo
ral de su propia personalidad. Percibe que sólo puede
existir consti tuyéndose en gerente de su propia vida, y
en virtud de su activa y ejecutiva gerencia es capaz de
desgranar esa vida suya en una serie sucesiva de
res
148
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 149/334
gestae, de hazañas privadas e históricas. El adolescen
te , por el simple hecho de serlo, puede hacer Historia
y, en parva o magna medida, la hace. Esto supuesto,
¿cómo se hace patente esa activa participación del joven
en la vida histórica? Con otras palabras: ¿cómo se con
figura la fracción histórica de la persona a lo largo de
la edad juvenil , durante los años en que la persona en
tera va tomando su propia y definitiva figura espiritual?
La lectura de las páginas anteriores hace obvia la
siguiente aserción fundamental: cualquiera que sea el
camino definitivo que el hombre siga en su acción his
tórica, ésta ha comenzado siendo una continuación de
la vida histórica con que en su adolescencia se encon
tró y, al mismo tiempo, un rompimiento con ella. Dicho
de otro modo: el joven es lo que es prosiguiendo la
obra de sus padres y rompiendo a la vez con ella. La
índole de la época en que el joven existe y la de sus
condiciones nat ivas y habi tuales—temperamento y edu
cación—determinará un ocasional predominio de la ac
t i tud prosecutiva o una preponderancia de la postura
polémica.
Ha de haber, desde luego, continuación. El joven
tiene que comenzar necesariamente su vida histórica
operando sobre los componentes de la que encuentra
hecha: la creación de que el hombre es capaz, por muy
genial que su condición sea, no puede ser una creatio
ex nihílo.
Ha de haber , por otra parte , rompimiento, porque
el joven no puede l legar a ser "alguien"—esto es, una
149
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 150/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 151/334
lescencia, cambia fundamentalmente el modo de esa re
lación. No es necesario, ni siquiera frecuente, que el
adolescente l legue al desamor o a la aversión por sus
padres. Muchas veces—sobre todo en medios sociales y
en épocas de vida cómoda—, seguirá amándoles y obe
deciéndoles, y hasta más entrañable y del icadamente
que durante su puericia . Otras, s ingularmente cuando
en el muchacho apunta una vigorosa personal idad y
cuando la vida pública, la privada o las dos van mal,
aparecerán una discordia o una reserva más o menos
acres entre el padre y el hijo
u
.
Sea, empero, pacífico
o polémico el rostro visible del cambio en la relación
paternofilial, lo importante es la verdadera esencia del
cambio mismo. Quiero decir: la aparición de una dis~
tancia personal entre el hijo y el padre
15
. El hijo, que
vivía hasta entonces inmediatamente vinculado a la
existencia del padre, comenzará a mirarle
desde
el re-
más en la es t ruc tura temperamenta l e inst in t iva de la v ida humana que en
su cond ic ión p rop iamen te pe r sona l . Un n iño t e rco no e s una pe r sona t enaz
mente fi ja a sus propios fines, sino, como dicen los alemanes, una trotzige
Natur, una na tu ra l eza renuen te .
1 4
"D on de no ha y har ina , todo es mo hína " , d ice la exper ienc ia de nues
t ro pueblo . Espec ia lmente v is ib le se hace la verdad de l re frán con mot ivo de
la c r is is de la adolescenc ia . Ni s iquiera es prec iso in te rpre ta r esa "har ina"
de un modo exc lusivamente económico.
1 5
H e aqu í un s igni f ica tivo pasa je autobiográf ico de Go ethe : "Lle gó por
f in San Miguel , la fecha tan impacientemente esperada . Abandoné entonces
y de jé t ras de mí con la más absolu ta indi fe renc ia la respe table c iudad que
me había engendrado y educado. . . Hay c ie r ta época en la cua l los h i jos se
apa r t an de sus pad re s , l o s se rv ido re s de sus dueños , l o s f avorec idos de sus
bienhechores; y este movimiento de independencia , es te in tento de v iv i r una
vida propia está s iempre , t r iunfe o no , en los p lanes de la Natura leza ."
151
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 152/334
cien descubierto y todavía inédito centro de su adoles-
cente persona. Las condiciones nativas del adolescente,
su educación, la peculiaridad de la vida familiar y la
ocasional coyuntura de su mundo hisíórico-social , de
terminarán que esa mirada suya sea más o menos amo
rosa u hosti l . Entre las aludidas condiciones nativas del
joven hállase en primer término la sexual; bien sabido
es que el sexo matiza muy ostensiblemente el modo de
establecerse la
distancia personal
entre el hijo y los
padres
16
.
1 6
C ua tro tipos fundam enta les deben estudiarse , desde e l pu nto de v is ta
de l sexo, en la re lac ión pa te rno-f i l ia l : h i jo-padre , h i jo-madre , h i ja -padre e
hi ja -madre . Como es sabido, per tenece a l psicoaná l is is e l méri to de haber
p r o p u e s t o
científicamente
este prob lema de las re lac iones ent re padr es e h i jos ,
mas también le corresponde e l deméri to de haber fa lseado, por uni la te ra l idad
faná t ica , los té rminos de su p lanteo y las v ías para su t ra tamiento . Los
f reud ianos o r todoxos nos hab la rán de "comple jos de Ed ipo" y "de E lec t ra " ,
los adle r ianos de "protestas v i r i les" , e tc . Las cosas son a un t iempo más
senc i l las y más comple jas . Trá tase , senc i l lamente , de la ín t ima tendencia de l
adolescente a const i tu i r de manera autónoma su propia v ida persona l . Esta
tendencia se conf igurará luego psicológicamente según las f iguras más d i
versas y ba jo la acc ión conjunta de los momentos causa les antes apuntados:
condic iones na t ivas de l adolescente , educac ión ante r ior , índole de la v ida
famil ia r , s i tuac ión h is tór ica en que se v ive . No exc luyo, pues, la posib i l idad
de que en a lgunos ca sos sea v iv ida como un "comple jo de Ed ipo" más o
menos v ivo y a r t icu lado la "d is tanc ia persona l" ent re e l adolescente y sus
padres . Mas también exis te la posib i l idad de que esa "d is tanc ia persona l" ,
o r ig ina r i amen te v iv ida de modo , po r a s í dec i r lo , "neu t ro" o "pu ro" , sea
luego sexual izada en su in te rpre tac ión por la acc ión sugest iva de l medio
(médicos psicoana l is tas , audic ión de conferenc ias , lec turas , e tc . ) . En mi t ra
ba jo "La ob ra de Seg i smundo Freud" (en
Estudios de Historia de la Me
dicina y Antropología Médica, M adr id , 1943) he t ra tad o con amp l i tud esta
pos ib i l idad de sexua l i za r in t e rp re t a t iva y suges t ivamen te v ivenc ia s que en
su or igen e ran "neutras" desde e l punto de v is ta de la sexual idad.
152
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 153/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 154/334
tintos individuos que le componen figura también—'en
cuanto cada hombre es una persona—-entre las notas
consti tutivas del género humano
17
.
Sea grande o chica, sin embargo, la incipiente ori
ginalidad histórica de cada joven, el simple hecho de
su existencia denota una previa ruptura del adolescente
con el mundo histórico y social que halló frente a sí
y dentro de sí a l despertar a la vida personal . Tampo
co ahora debe ser necesariamente interpretada esa rup
tura como una pura negación nihil ista de los valores,
los hábitos y las obras visibles que integran el mundo
histórico con que el adolescente se encuentra: la rup
tura no ha de ser por necesidad un rompimiento total ,
aunque siempre lo sea parcial. Como acontecía en el
ámbito privado de la convivencia personal, la raíz del
suceso es, inicialmente, la distancia, el apartamiento'-'el
"paso atrás", diría un aficionado a los toros—que se
establece entre la recién despierta persona del adoles
cente y todo "lo otro". Hasta los hábitos más sólida
mente esculpidos por la educación en el alma infantil
tórnanse
extraños
a un o mismo, siquiera sea fugazm en
te , cuando se les contempla desde el inédito y acu-
1 7
Los "gé nero s" de las rea l idad es na tura les se definen
sólo
por las
notas en que se parecen todos los indiv iduos que los componen. El "género
humano" , en cuan to e s t á cons t i tu ido po r pe r sonas s ingu la re s , r e a l i z adas a
t ravés de cuerpos v iv ientes indiv idua les , se def ine también po r el hec ho de
que todos los indiv iduos que lo componen tienen que ser pe r sona lmen te s in
gulares . Nada se opone a que dos caba l los gemelos univ i te l inos sean igua
les; en cambio , dos gemelos univ i te l inos humanos
tienen que ser
p e r s o n a l
mente d is t in tos , por mucho que se parezcan sus carac te res somát icos.
154
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 155/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 156/334
que así se ve, cuidará de ir llenando con su vida ulterior
el íntimo vacío de su alma que ese hiato denuncia: "la
interior bodega", diría San Juan de la Cruz. ¿Cómo y
de qué lo llena?
No es difíci l la respuesta: aceptando parte de los
elementos que componen el mundo histórico "viejo";
rechazando defini t ivamente otros; creando obras nue
vas y modos de exist i r inédi tos; proyectando y soñando
futuras obras, acciones y si tuaciones personales. La
aceptación de lo ya hecho permite que en la Historia
haya "cont inuidad" y "t radición"; e l arrumbamiento de
lo viejo e inservible hace posible la existencia de un
"pasado histórico"; la creación de resul tados y de mo
dos de exist ir originales determina la "novedad" del
acontecer, el "cambio" de la existencia humana en el
sentido del progreso, de la regresión o, sencil lamente,
de la mera alteración; los proyectos y ensueños ponen,
en fin, algún "orden" en el incierto futuro de la exis
tencia personal y engendran la "utopía" histórica. El
presente de la vida personal es una permanente y crea
dora l ínea divisoria entre las dos vertientes temporales
del acontecer: a un lado, la existencia pretéri ta, que
aporta al presente la actualidad de lo que "se conti
núa" y el recuerdo de lo que "pasó"; a otro, la exis
tencia futura, prefigurada por un "proyecto de vida",
ordenador del presunto porvenir , e inci tada por una
"utopía" más o menos histórica . El hombre que hace
su vida t iene siempre a su esp alda un cam ino ya an da do
y un "Paraíso perdido", y frente a sí—-salvo en los
156
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 157/334
casos de pesimismo absoluto'—un camino por andar y
un "Para í so e spe rado"
19
.
En suma: el adolescente acepta algo que el medio
le impone
o le ofrece, rechaza o
depone
lo que no con
viene a su vida y no se ve obligado a aceptar, pone en
su vida y en el mundo circunstante el resultado de su
vivaz presencia y de sus acciones creadoras y se pro
pone planes de vida futura y ensueños utópicos o eva
sivos.
Lo impuesto por el medio al joven, lo depuesto
de su vida y del medio por él, lo puesto por él en el
medio y en su vida y lo propuesto por él a sí mismo y
a los demás son, pues, los cuatro elementos sistemáti
cos de la autoconfiguración del joven como persona his
tórica
20
. Veamos con más atención cada uno de ellos.
LO IMPUESTO AL JOVEN
Llega el niño a su adolescencia y comienza a hacerse
problema de sí mismo y de cuanto le rodea. Sin saber
que se lo dice, dícese lo que, ya adulto y sabiéndolo,
1 9
Las diferencias comenzarán cu ando se trate de precisar el "lugar"
de esos "Paraísos": unos, como el progresista o el reaccionario, lo pondrán
en la Historia; otros en una existencia escatológica. Recuérdese lo dicho
en el primer capítulo.
2 0
El orden de esta enumeración no debe ser considerado como un
orden cronológico. Aun cuando esos cuatro elementos se hallan finamente
imbricados entre sí, tal vez deba darse cierta prioridad cronológica a la
autoproposición del joven. Tan pronto como el adolescente percibe el vació
de su vida personal, se propone—clara o turbiamente—algo con que llenarlo.
Luego volveré a tratar este tema.
157
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 158/334
se decía a sí mismo San Agust ín: "No es cosa de tanta
maravil la que esté lejos de mí todo lo que no soy yo"
(Con/. , X, 16). Sitúase el adolescente en la intacta y
vacía atalaya de su propio espíri tu y mira desde ella
—anhelante , menesteroso, confundido—todo lo que
hasta entonces ha consti tuido su existencia. ¿Qué des
cubre su mirada? Descubre, por lo pronto, tres campos
distintos en que mirar: su naturaleza biológica, el haber
psicológico que el medio le ha ido dando y el mundo
exterior en que vive
21
.
Su naturaleza biológica le impone un sexo, una de
terminada consti tución individual, un temperamento
conexo con ella y un habitual estado de salud o de en
fermedad
22
. Se ve varón o hembra, al to o bajo, rubio o
moreno, vivaz o calmoso, fuerte o enfermizo. La natu
raleza biológica, sólo muy escasamente modincable por
obra de la voluntad y del ejercicio, proporciona al ado
lescente el instrumento somático con que necesariamen
te ha de ir haciendo su vida personal. Son muy diver
sos los modos de sentir la posesión de ese instrumento:
2 1
Apen as es necesario advertir que las cosas no aparecen de modo
tan claro y ordenado en la conciencia del adolescente. En muchos casos no
habrá en ella sino un vago sentimiento de lo que expongo como expresa y
bien recortada noticia. Describo ahora sistemáticamente el
contenido
del
alma del adolescente cuando éste empieza a mirar desde sí mismo; luego
intentaré precisar la forma que adopta ese contenido. O, con otras palabras,
el estilo del alma adolescente.
2 2
Es decir: una vida biológica constituida por ciertos
hábitos corpo
rales
sanos o morbosos. Son, como diría un escolástico, los hábitos de la
primera naturaleza: funciones fisiológicas, canalizaciones instintivas de la
vida, etc.
1 5 8
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 159/334
vivencias, acti tudes y reacciones determinadas por el
sexo,
sentimientos de suficiencia o inferioridad, etc. Mas
no es este un tema pertinente a mi actual propósito, y
debe quedar sólo enunciado
23
.
El segundo de los campos que en su propia vida
descubre la mirada del adolescente es el haber psicoló
gico que el medio, operando sobre sus condiciones na
t ivas, ha puesto en sus manos. Este haber psicológico,
obsérvese, es suyo en cuanto puede manejarlo, mas no
por lo que atañe a la originaria peculiaridad de su con
tenido. El niño se ha limitado a recibir todo lo que su
medio ha ido esculpiendo o incrustando en su vida a
partir del punto y hora en que salió del vientre de su
madre. Nada ha hecho por su cuenta personal para que
los elementos de ese haber psicológico y el conjunto
en que se ordenan sean lo que son y como son, y por
esto, l legado a la adolescencia, puede mirarlos con ra
dical extrañeza: son suyos por donación, no por crea
ción. Como antes dije, el haber
verdaderamente
pe r -
sonal del adolescente no consiste sino en la necesidad
de tenerlo.
Este acervo psicológico que el adolescente halla en
su propia vida está consti tuido por tres órdenes de ele
mentos: creencias, noticias y hábitos espiri tuales. Las
creencias, que pueden ser estrictamente históricas y re
l igiosas o seudorreligiosas, formarán, si son aceptadas,
2 3
El mom ento más im portante para la determinación de ese modo de
sentir la "imposición" es la relación entre la vivencia del propio cuerpo y
los fines que el adolescente se propone cumplir en su vida.
159
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 160/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 161/334
ordenado de creencias vigentes, formas de vida, há
bitos históricos usuales y tri l lados, insti tuciones histó-
rico-sociales y obras o productos de la acción humana.
Las creencias vigentes en el medio histórico no han de
coincidir por necesidad con las que la educación infan
til imprimió en el alma del joven. ¿Cuántos son los mu
chachos que, educados, por ejemplo, en un fervoroso
catolicismo, deben vivir luego en un medio escasa o nu
lamente católico? Valga otro tanto para las formas de
vida (modos ocasionales de la religiosidad, de la vida
social, política y económica, del pensamiento filosófico
y científico, etc.) y para los hábitos históricos (modas,
costumbres cotidianas) en que se expresa y actualiza
la situación histórica y social.
Tal es, apretadísimamente dibujada, la est ructura
sistemática del paisaje que desde su inédita personali
dad descubre la interrogante mirada del joven. ¿Cuál
puede ser, vista también con esta esquemática genera
l idad, su personal reacción ante él? Comenzaré a res
ponder haciendo observar que cada uno de los t res
mencionados campos se presenta en la vida del adoles
cente de modo específicamente distinto; con un dife
rente grado de "adherencia", s i se me permite esta plás
t ica expresión.
L a
naturaleza biológica
le está rigurosamente
im
puesta: ha de hacer su vida con ella, quiera o no, y ape
nas es dado a su arbitrio la posibilidad de modificarla.
Frente a la naturaleza biológica que, como suele decirse,
le ha tocado a uno en suerte, el problema está, sobre
161 i i
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 162/334
todo ,
en el modo de reaccionar a la forzosidad de su
imposición.
E l haber psicológico hál lase impreso en su vida. Las
creencias, las noticias y los hábitos que la educación le
dio están esculpidos con profundidad diversa en la cor
teza o en la albura de su alma, a la cual, como suele
decirse, "imprimen su carácter". La crisis puberal trae
inevi tablemente consigo una cier ta "extrañeza" del jo
ven ante los hábitos y creencias de su edad infantil: si
unos y otros fueron impresos con arraigo y hondura
en el muchacho por la educación de los primeros años
y, por otra parte , no contrar ían de modo muy osten
sible los vigentes en el medio histórico, no es infre
cuente que perduren hasta la madurez; si la impresión
fué laxa y pugnan por su índole con los usuales en el
mu ndo circunstante , caerán m uchas veces como una cor
teza seca cuando el adolescente se apreste a hacer por
sí mismo su vida. Entra también en juego el vigor pro
pio de la personalidad que apunta. Por ejemplo: sólo
los jóvenes de personal idad muy vigorosa son capaces
de arrancar de su alma hábitos operativos y creencias
firmemente enraizados en ella. En cualquier caso, la per
sonal revisión que el joven hace de su vida anterior
—aunque, en tantas ocasiones, sin conciencia clara del
proceso revisivo—altera inexorablemente el contenido y
la figura de su haber psicológico.
Si la naturaleza biológica está "impuesta" a l ado
lescente y a su haber psicológico lo encuentra "impreso"
en su alma, el mundo exterior a que abre sus ojos y, en
162
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 163/334
máxima medida, la fracción histórico-social de ese
mundo, se hal lan ofrecidos a su contem plación y a su
acción personales. Claro que la índole de este "ofre
cimiento" puede ser muy diversa. Cuando el medio fa
miliar, social o político es rudamente coactivo, el ofreci
miento puede hacerse imposición o exigencia difícil
mente eludibles, y en tal caso el adolescente se ve obli
gado a aceptar en su ulterior existencia los hábitos o las
formas de vida que se le imponen o se le exigen. Otras
veces,
en cambio, puede el adolescente tomar o dejar a
su antojo cada uno de los elementos que integran su
mundo histórico y social . Supuesta ta l l ibertad~y siem
pre existe en alguna medida, al menos por lo tocante
a la "intimidad" de la aceptación y del apropiamiento—¡
¿qué elementos del mundo histórico son los que el ado
lescente selectivamente acepta? ¿Por qué y cómo los
acepta y se los apropia?
Apenas es necesario ponderar la inmensa diversi
dad de los casos individual y t ípicamente posibles. En
lo que atañe a la intensidad del afecto por lo aceptado,
la divergencia puede ir desde una recepción "obvia y
sin grat i tud alguna", como dice Spranger, hasta e l en
tusiasmo más caluroso y explosivo; y por lo que toca
a la peculiar condición de los elementos que se aceptan
o se buscan, la caprichosidad individual dará realidad
a cuantas variantes pueda imaginar e l hombre más ima
ginativo, no contando los casos rigurosamente inima
ginables. Creo, no obstante , que, s in mengua de esta
casi infinita diversidad, es posible señalar una línea ge-
163
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 164/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 165/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 166/334
ble auge de los jóvenes en las si tuaciones históricas ver
dadera y ostensiblemente crí t icas.
Mas también interviene en la selección el alma del
joven, y por eso puede darse a la precedente interro
gación una segunda respuesta . Cualquiera que sea la
índole o la edad de la situación histórica a que despier
ta, el adolescente aceptará de ella y aun buscará entre
sus elementos: aquellos en que la vida interna y la
fuerza prevalezcan sobre la forma y la perfección ex
presiva; los que ofrezcan a su actividad una participa
ción por relación directa de persona a persona, y no a
través de fórmulas técnicas intermediarias; y, en fin,
aquellos otros cuya aceptación suponga para él una
"distinción" visible y aún chil lona dentro del mundo en
que vive.
Un polí t ico que, como Prim, ofrezca con voz tonante
y entusiasta "destruir en medio del estruendo los obs
táculo s", tend rá siempre más adep tos juveniles que quie
nes , a la manera de Metternich, se propongan t r iunfar
por la perfección y la sutileza de sus acciones
26
. No
es otro el fundamento de la seducción que la vida he-
2 0
A veces predomina la influencia de otros momentos selectivos. Puede
ocurrir muy bien que, después de una época
Stucm und Dtang,
el afán de
distinguirse prevalezca en muchos jóvenes sobre el gusto por lo tempes
tuoso e impulsivo. Aparecen entonces grupos o subgrupos generacionales
de jóvenes "superfinos", que tratan de señalarse personalmente mediante la
exquisitez. En no pocas ocasiones creen alcanzar la buscada finura imitando
los modos de vivir y los gustos de sus abuelos: tratan de afirmar su juven
tud, en consecuencia, senilizándose artificiosamente. ¿No hubo mucho de esto
en la vida parisiense tras el Terror, durante el Directorio y el Consulado?
¿No hemos visto algo parecido en España, durante los últimos años?
168
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 167/334
roica y aventurera—o, cuando menos, sus t rasuntos l i
terar ios— ejercen sobre las a lmas adolescentes. La aven
tura difícil y esforzada es un modo de vivir que, por
definición, no puede configurarse en fórmulas hechas:
de ahí su aire tan esencialmente "prometedor" y el en
canto que ofrece a la vida vacía y anhelante del joven.
Esa t ierna y palpi tante desnudez del a lma juveni l es
también lo que determina su preferencia por las accio
nes y por las formas de vida históricas en que domine
la relación personal directa y cálida sobre la indirecta
y formularia. El hombre soporta la fórmula como me
dio de relación cuando es él quien la ha creado o, por
lo menos, cuando ha puesto algo personal en ella: cuan
do la crea o cuando la re-crea. Sólo esa creída presen
cia de una porciúncula de su vida personal en la fórmu
la "hecha" y convenida permite al hombre admitir sin
reserva la real eficacia comunicativa de los artificios
convencionales. ¿Cómo puede aceptarlos, entonces, un
alma inédita, virginal, cuyo único patrimonio personal
es el de no haber hecho nada con su persona? Sólo un
contacto directo y caliente con la desnuda realidad de
ot ras personas
27
satisface el ansia de compañía y com
prensión que hierve en el alma del joven, apenas ha
descubierto su radical e inerme soledad. El gr i to: "¡Ca
maradería: abajo las convenciones " fué, y no por azar,
2 7
An tes dije en qué consiste el "con tacto" de una persona con otra
"realidad personal" exterior a ella: es, como se recordará, la creencia en que
"el otro" coejecuta los actos personales propios, y uno mismo los del otro.
167
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 168/334
la consigna más central del movimiento juvenil alemán
tras e l hundimiento del Segundo Imperio.
Acepta el joven con avidez, por fin, los elementos
de su mundo histórico y social que le garanticen una
cier ta "dist inción". Quiero decir : que le hagan dist into
de los demás, que le señalen personalmente dentro del
medio en que vive. Dist inguiéndose, s iendo "dist into",
t iene el joven la cert idumbre de poseer una persona
lidad y ser "él mismo". La peculiaridad de la si tuación
histórica, las condiciones nativas del muchacho y la ín
dole de su educación anterior decidirán en cada caso
qué elementos históricos del medio son elegidos por
esta ansia juvenil de distinción y valimiento personales.
A veces intentará dist inguirse e l adolescente condu
ciéndose de modo convencionalmente caballeresco; otras
adoptando un aire chi l lonamente desembarazado y de
portivo, o cultivando con llamativo artificio sus nacien
tes recursos capi lares; a lgunas jactándose ostensible
mente de "estar de vuel ta de todo" y no creer en nada.
La diversidad, ya se ve, puede ser casi infinita.
Resumiré sinópticamente. Puesto el joven ante el
medio histórico en que se hizo y pasó su infancia, co
mienza su v ida propiamente personal "ext rañándose"
de él, mirándolo como cosa más o menos ajena a su
inédita persona. A este inicial extrañamiento siguen un
movimiento de aceptación y otro de repulsa. Salvada
la frecuente posibilidad de la excepción, el joven acepta
de preferencia los siguientes elementos de su mundo his
tórico: 1.° Los que por razón de su singular peculiari-
168
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 169/334
dad o por su pertenencia a una si tuación histórica "jo
ven" ofrezcan objet ivamente un gran caudal de posi
bil idades a la vida personal de cualquier hombre.
2.° Aquellos en que la fuerza interna predomina sobre
la perfección formal. 3.° Los que le garantizan una re
lación directa y viva con las otras personas. 4.° Los que
le permiten dist inguirse o "causar sensación" dentro del
medio en que vive.
Todos los jóvenes, por el hecho de serlo, abrevan
la sed de su naciente vida personal en estos cuatro ve
neros . Las condiciones nativas de cada uno, su educa
ción anterior, la índole de los ñnes que autónomamente
o por sugestión ajena haya propuesto a su vida y la
peculiaridad de la situación histórica y social en que
habita, decidirán luego cuál es el filón preferido por
cada muchacho, la singularidad de los elementos his
tóricos que irá incorporando a su ulterior existencia per
sonal y el modo o estilo de esta incorporación.
Veamos ahora lo que el adolescente, por el hecho
de ser joven, rechaza o depone de su propia vida y del
mundo histórico circundante .
LO DEPUESTO POR EL JOVEN
La relativa explicitud con que he descrito el movi
miento de aceptación del joven ante su mundo histó
rico, me permite tratar con mayor concisión su movi
miento de repulsa. Acepta el joven con entusiasmo,
169
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 170/334
resistencia o pasividad tales elementos de su mundo
histórico, deja de percibir otros
28
y rechaza abier ta
mente los restantes. ¿Qué elementos entre los vigentes
en su medio no acepta el joven en su vida? ¿Por qué los
rechaza, por qué, irremisiblemente, los convierte en "pa
sados"?
Puede contestarse a la pr imera de estas dos inte
rrogaciones leyendo por su envés las antes mencionadas
razones de la aceptación juvenil . Rechazará el joven,
por lo tanto: 1.° Los elementos de su mundo que, por
hal larse históricamente muy "gastados", apenas ofrez
can posibil idades a una vida deseosa de cierta origina
l idad personal . Abundan ta les e lementos en las si tua
ciones históricas viejas y bizantinamente conservadas,
y de ahí la rebelión juvenil contra ellas cuando esa "ve
jez" l lega a hacerse perceptible. 2." Aquellos en que el
acabamiento de la forma expresiva prepondera sobre
la interna y todavía informe tendencia a la acción y
a la expresión. 3.° Cuantos supongan una relación in
directa y artificiosa entre persona y persona. 4.° Los ya
vulgarizados, a fuerza de uso y de difusión, dentro del
medio histórico o social en que vive el joven
29
.
2 8
H e aquí un problema im portante, que sólo puedo enunciar de pa
sada: ¿a qué elementos de su mundo histórico-social es ciego el joven, por
razón de su juventud?
2 9
Alguno s usos pueden ser a la vez vulgarísimos en un medio social y
"distinguidos"—en sentido genérico, no meliorativo—en otro. Baste citar
como ejemplo suficiente el voluntario aplebeyamiento de la aristocracia espa
ñola a fines del siglo XVIII y comienzos del XIX: casticismo de la manóla
y el chispero, etc.
170
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 171/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 172/334
los que const i tuyen el "pasado". Si existe un "pasado
histórico" en continuo crecimiento es, en efecto, porque
siempre hay unos cuantos hombres jóvenes coetáneos
que, para afirmarse a sí mismos, necesitan relegar a la
condición de "pasados" tales y tales componentes del
mundo en que viven. Conocemos ya las l íneas gene
rales de ese movimiento de repulsa . Sigamos preguntán
donos: ¿por qué el joven rechaza de su vida y de su
mundo esos, precisamente esos elementos?
Apenas puede darse una respuesta unívoca a ta l
interrogación. Muchos jóvenes adoptan una act i tud
renuente frente a su mundo histórico movidos por una
servil tendencia a la imitación, algunos por resentimien
to , otros por congénita indocil idad, no pocos sin saber
por qué. Hay, sin embargo, casos que bien pueden ser
l lamados "históricamente puros". Son aquellos en los
cuales la repulsa está condicionada por motivos predo
minantemente históricos: pasan a segundo plano las
instancias dependientes de la personal biografía del
joven y deciden las dimanadas de la si tuación histó
rica en que ese joven existe.
¿Cuál es, entonces, la negativa instancia común de
todos los elementos históricos que por razón de su his
tórica peculiaridad, y sólo por ella, son selectivamente
depuestos de la vida y del mundo juveniles? En el ca
pí tulo precedente quedó apuntada la respuesta . El joven
rechazará preferentemente de su propio haber psicoló
gico y de su mundo los elementos que producen en él
una de las dos fundamentales vivencias del acontecer
172
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 173/334
histórico: la vivencia del hastío. Incorpora el joven a
su vida los ingredientes del mundo presente capaces de
prometedora e inci tante novedad; dep on e de él y de su
infantil acervo psicológico aquellos que ofrecen a su
alma menesterosa, por todo estímulo, la insoportable
experiencia del hastío.
Conocemos también la raíz psicológica y el trasíon-
do ontológico del hastío. Hastían al hombre aquellos
elementos de su mundo público o privado que, incor
porados a su existencia personal, ponen a ésta en una
situación en la cual no descubre posibilidades de vida
original y satisfactoria. Son esas situaciones de la vida
personal en que uno, como suele decir el vulgo, no halla
"perspect ivas" o "sal idas". Una costumbre, una acción
o un espectáculo dejan de "recrearnos"—y, por lo tan
to , nos hast ían—cuando ya no nos sent imos capaces de
"recrearlos"; esto es, cuando ya no sabemos hacer de
ellos algo que pueda ser otra vez vivido como nuevo.
La acción o el espectáculo nos parecen agotados, muer
tos, y esa subjetiva impresión del agotamiento de un
elemento histórico es la que le hace hastioso, aburrido
y, en úl t imo extremo, "pasado".
Obsérvese que lo decisivo para la repulsa de un
elemento histórico es
la vivencia
de su agotamiento. Una
costumbre histórica—por ejemplo: la moda masculina
de llevar barba crecida o la femenina de usar falda
corta, para atenernos a lo más menudo y trivial—estará
realmente agotada cuando no quepa modif icarla nove
dosamente y sólo ofrezca al hombre la posibilidad de
173
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 174/334
repetir en forma monótona y rutinaria alguna de sus
ocasionales variantes. ¿Puede decirse, sin embargo, que
una costumbre histórica se encuentra real y verdade
ramente agotada? ¿No cabrá siempre ejecutarla o mi-
rarla según un ángulo de acción o de visión distinto e
inédito? El agotamiento histórico de un hábito o de una
forma de vida consiste menos en su objetiva incapaci
dad de renovación o recreación que en nuestra perso
nal incapacidad para renovarlo o recrearlo
31
. Si un
físico de 1920 percibía la insuficiencia de la Física tra
dicional y se veía impotente para- recrearla o renovarla,
en su impotencia había, más que una "imposibil idad"
por razón del objeto, una "insipiencia", una insuficien
cia suya para salir de su perplejidad intelectual.
Rechaza el joven, en suma, aquellos elementos de
su mundo histórico que no sabe recrear personalmente
y aquellos otros que, por una peculiar razón biográfica,
no quiere
incorporar a su personal existencia. Las va
riantes de este "no querer" son prácticamente i l imita
da s . Los modos del "no saber" juveni l pueden orde
narse, en cambio, en tres grupos t ípicamente diversos.
Refiérese el primero a los hábitos y formas de vida
cuyo agotamiento histórico sea prácticamente real: no
" s a b e "
el hombre recrear la ejecución o la vivencia de
esos hábi tos porque apenas "se puede" hacer lo . El há
bito es entonces una suerte de fósil operativo, frente al
3 1
A veces no será lo decisivo nuestra incap acidad, sino nuestra falta
de "ganas" de renovarlo. Véase lo que luego se añade.
174
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 175/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 176/334
bre. Son todavía, si quiere repetirse la expresión antes
usada, muy susceptibles de recreación; pero esas posi
bil idades no aparecen ante los ojos juveniles, y por eso
los jóvenes suelen dejarlos de lado y, en ocasiones,
hasta rechazarlos definit ivamente de su vida. Valga
como ejemplo el hábito de comprender "históricamente"
ciertos elementos del mundo histórico circunstante.
Quien sepa comprender un concepto usual o una cos
tumbre según la historia de ese concepto o de esta cos
tumbre, l leva mucho adelantado para incorporarlos a su
vida con personal originalidad
32
. Tal hábi to compren
sivo es, empero, muy ajeno a las normales posibilidades
del a lma juveni l . "Propende la juventud—dice con ra
zón Spranger—a edificar su existencia sobre los menos
supuestos posibles." Todo joven se siente un poco
Adán. Más aún: lo es verdaderamente . Y s i es te ada-
nismo le permite hacer inéditamente muchas cosas, im
pídele también hallar el filón de originalidad que el co
nocimiento histórico de los problemas brinda a la vo
luntad creadora del hombre maduro.
Queda por mencionar el tercer tipo de la insipiencia
juvenil . Muchas veces rechazan los jóvenes un elemen
to de su mundo histórico-social por error respecto a las
32
Un ejemplo concreto: la innegable originalidad cread ora de Brentano
débese en buena medida a su intimidad con la verdadera historia del pen»
Sarniento europeo. Su profundo conocimiento de Aristóteles, por ejemplo, le
permitió ser un pensador original, o al menos contribuyó a permitírselo. Si
la originalidad de un hombre es hija, por una parte, de la nativa condición
creadora de su genio, débese, por otra, a su intimidad con la historia de
aquello que pretende hacer: filosofía, matemática, pintura o arte culinario.
176
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 177/334
posibil idades de originalidad que ese elemento ofrece.
Este e lemento queda entonces preter ido; pasa al "pa
s a d o " , si se me permite la redundancia. Mas como no
se halla definit ivamente exhausto, permanece en el pa
sado como en reserva, hasta que, con el t iempo, un
hombre o una generación descubren sus todavía inédi
tas posibil idades históricas y lo incorporan a renovada
y fecunda actual idad. Todas las act i tudes "neo"'—neo
platonismo, neohipocrat ismo, neokant ismo, neotomis-
m o - s o n posibles por la insipiencia de ciertas gene ra
ciones pretéri tas respecto a las posibil idades históricas
que Platón, e l hipocrat ismo, Kant o Santo Tomás se
guían ofreciendo a la mente humana durante la prete
rición subsiguiente al primer auge de su prestigio
33
.
Quien de veras redescubre y reactual iza a Platón, reco
bra posibi l idades de Platón desconocidas o preter idas
por sus inmediatos seguidores; y, en verdad, no cabe
ser eficazmente fiel a una tradición si no es recobrando
de continuo posibil idades históricas latentes en el pa
sado .
"Lo que no es tradición, es plagio", dice un agudo
aforismo de Eugenio d'Ors; "lo que no es original, no
es verdaderamente t radicional", podría estamparse en
el reverso esa aforíst ica verdad.
La acti tud negativa o repelente del joven no atañe
3 3
Es te redescubrimiento de las posibilidades históricas contenidas en
actitudes humanas pasadas es muchas veces suscitado por situaciones ulte^
riores al olvido de dichas actitudes. En ese caso, no es imputable el olvido,
sin más, a las generaciones que subsiguieron a la invención de lo más tarde
xedescubierto.
177
12
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 178/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 179/334
l legar a la adolescencia, el niño pasa de ser una per
sona en potencia—-o en posibil idad—a ser una persona
en acto. Mas ya dije que este paso no consiste tanto
en saber que se es algo, cuanto en advertir que uno po
dría no ser aquello que hasta entonces es—salvo en lo
que atañe a la naturaleza biológica—y ser algo o mucho
de lo que entonces no es. Una vida intelectual propia
mente dicha comienza cuando el hombre es capaz de
discernir lúcidamente lo que las cosas son de lo que no
son. Del mismo modo, y por razones más hondas, ini
ciase la verdadera vida personal cuando el adolescente
alcanza a percibir con claridad lo que "él mismo" no
es. La noción del "no ser", diáfana o turbiamente per
cibida, permite que se recorte y defina la humana noción
del "ser" e indica a la vez la llegada del hombre a su
vida propia
35
.
Esta punzante percepción del "poder ser" lo que "no
se es" impide hallar una satisfacción plenaria aceptando
o rechazando lo ya hecho. En el íntimo y exigente vacío
que es la vida personal del adolescente, esos elementos
gustosa o pasivamente aceptados no pasan de ser , como
dir ía un humanista , rati nantes in gutgite vasto; y no
precisamente por su insuficiencia cuantitativa, que siem
pre otros hombres fueron e hicieron más de lo que uno
tiene tiempo, posibilidad y deseo de hacer, sino porque
8 6
Es ta or ig inar ia condic ión de la v ida perso na l de l hom bre— perc ib i r
lo que "é l no es"—const i tuye e l supuesto de su v ida in te lec tua l—perc ib i r lo
que "no es"-—. La ac t iv idad in te lec tua l de un hombre no es s ino la proyec
c ión de su v ida persona l hac ia e l dominio de l saber .
179
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 180/334
la edificación de una vida personal exige de suyo ma
ter ia les cuya novedad no quede en un modo personal
de aceptar y vivir lo que otros anteriormente hicieron.
En el a lma del joven, apunta de pasada Spranger, "des
plázase el acento de la vivencia hacia aquello de que
se carece, hacia las zonas que perduran vacías en el
interior y en el mundo comunal. Lo no creado reclama
su derecho a exist ir"
38
. Sólo una serie de acciones y
obras estrictamente personales—-mínimas o grandiosas,
no importa al caso—puede l lenar un vacío subjetivo
cuya esencia consiste en percibir que uno no ha hecho
todavía nada verdaderamente original y propio. El jo
ven no puede l imitarse a incorporar y rechazar: con ne
cesidad de ser o no ser, necesita poner algo en su
vida y en el mundo. Necesi ta , en suma, ser "creador"
de algo.
¿Qué ponen los jóvenes en su vida y en el mundo?
Dos cosas, en mi entender: su propia presencia y sus
obras ;
el
estímulo
que supone la existencia de hombres
jóvenes para quienes ya no lo son y, por otro lado, las
acciones y las obras que visiblemente atest iguan su ope
ración creadora. Examinemos sumaria y sucesivamente
los dos problemas.
Por innegable que sea la capacidad creadora de las
almas jóvenes—'no me refiero, como es obvio, al caso
excepcional de los jóvenes precozmente geniales—, debe
juzgarse con cautelosa reserva la importancia verda-
Op.
cit„ pág. 153.
180
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 181/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 182/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 183/334
Si uno atiende a la relación existente entre la acción
o la obra originales y el pasado inmediatamente ante
rior a su creación, cabe distinguir en ésta dos modos
distintos: la creación continuadora y la creación origi
nante. Me apresuro a reconocer que toda creación hu
mana está siempre en continuidad completiva o polémi
ca con su pasado inmediato; pero los lazos en que se
manifiesta esa continuidad pueden tener visibilidad e
importancia muy variables. Cuando la creación perso
nal pertenece al tipo de las
1
que he l lamado cont inua
doras ,
su autor se ha limitado, en general, a proseguir
completiva o adversativamente la elaboración de un
elemento histórico preexistente . Toda obra humana, por
muy conclusa y exhaustiva que parezca, deja, en efecto,
cabos sueltos, vías abiertas a una continuación creadora
—o recreadora—de su contenido: lo que hay de crea
ción en la dialéctica marxista es una continuación pro-
secutiva y unilateral de la dialéctica hegeliana; Valle-
Inclán es un original creador cont inuando a D'Annunzio
y a Barbey d 'Aurevi l ly; Adler , negando polémicamente
a Freud, continúa el camino por Freud iniciado.
Más pura es la creación cuando apenas son percep
tibles los lazos que unen a la obra original con sus pre
cedentes inmediatos. La crí t ica minuciosa descubrirá
raíces venecianas en la pintura del Greco y anteceden-
menschliche Lebenslaul ais psychologisches Problem ( t r ad . e sp . en Es pas a -
Calpe Argent ina , Buenos Aires , 1943) , en e l cua l se aborda con in tenc ión
científica, creo que por vez primera, e l problema de estudiar empírica e
idóneamente e l curso de la v ida humana .
183
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 184/334
tes del kantismo en Hume (o en Luis Vives, como pre
tendió Menéndez Pelayo) . Todo e l lo es o puede ser
cierto; pero, aun siéndolo, no impide que la obra de
Doménico Theotocópul i y la de Manuel Kant a lcen
abrupta e insospechadamente en la Historia su genial
original idad creadora. Todos los actos humanos ver
daderamente personales son siempre, cuando menos,
mínimamente creadores, y por tanto mínimamente ge
niales. Mas cuando la genial idad es de veras patente ,
y mejor cuando alcanza a ser ostentosa, la originalidad
creadora del hombre crece, y sin salvar, como es obvio,
la infinita distancia, se asemeja pasmosamente a la
creatio ex nihilo de Dios. El genio lo es, entre otras co
sas, por convertir en casi evidente la misteriosa verdad
de que el hombre está hecho a imagen y semejanza de
Dios . "Donde quiera que se encuentre el sello de lo
genial y creador—escribió Menéndez Pelayo-—, all í
está el soplo y aliento de Dios, que es el creador por
excelencia. . ." Vale esto tanto para las obras del genio
maduro y esplendente como para las incipientes crea
ciones del genio juvenil. Los jóvenes geniales son, pues,
quienes en verdad cumplen la más honda y entrañable
de todas las ansias juveni les: destacarse con origina
lidad absoluta o casi absoluta del medio en que exis
ten y hacen su vida. Ser de veras joven equivale, en
el fondo, a querer ser genial.
Cabe dist inguir en la operación creadora del joven
otros dos modos t ípicos, atendiendo a la determinación
genética de aquello que se crea. Me explicaré. ¿De qué
184
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 185/334
depende la índole propia, el peculiar contenido de una
obra original? Una breve meditación acerca de este
problema permite responder aislando dos t ípicas posi
bil idades. Según la primera, el contenido de la crea
ción está equívoca o multívocamente determinado por la
negatividad de la ruptura juvenil con el mundo histó
rico circunstante. La voluntad y aun la necesidad ju
venil de acciones originales tienen como supuesto ese
inicial y provisional "¡no " que el joven ha dicho a su
mundo al comenzar su existencia personal. Hállase el
joven bajo el imperativo de hacer algo que en verdad
pueda l lamar "suyo"; mas, para cumplirlo, su primera
norma es puramente negat iva: "no hacer lo que se
h ace" , no ser lo que se es en torno a su naciente vida
personal. Muchos hombres no aciertan a salir de esta
equívoca si tuación y desgranan de por vida su origi
nalidad personal en acciones poco o nada coherentes,
determinadas no más que por la negativa disposición
de su autor frente al mundo. Son, en suma, personas
sin "conducta". Mas no es preciso recurrir a casos tan
extremados para advertir esta multívoca y negativa
determinación de la operación creadora. ¿Cuántas ve
ces buscaron los hombres una improvisada originalidad
personal mostrando con obras que "no eran" o, cuando
menos, que "no querían ser" románticos, católicos, hu
gonotes o comunistas?
La determinación de las acciones originales no es
siempre negativa y multívoca; puede ser también posi
t iva y unívoca. La norma de la operación creadora deja
185
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 186/334
entonces de sei
4
un vago "no hacer lo que se hace" y
se convierte en un exigente y preciso "hacer lo que uno
quiere". Gali leo hizo y dijo no pocas cosas para mos
trar que no era aristotélico
39
; pero las creaciones de
Gali leo verdaderamente importantes y decisivas no
fueron determinadas por esa negativa razón, sino por
una creyente adhesión posit iva de su mente a la fecun
da concepción matemática de los movimientos natura
les. Una adhesión personal turbiamente present ida en
su pr imera juventud, cuando oyó a un Chr is t ian Wurs-
teisen hablar de las novedades copernicanas; clara y
lúcidamente cult ivada más tarde, cuando veía el l ibro
del Universo escri to en triángulos, círculos ed altre
figure geometriche senza i quali mezzi é impossibile
intenderne umanamente parole.
La orientación positiva y unívoca de las acciones
originales tiene su nervio más íntimo en la libre capaci
dad del hombre para inventar, elegir y decidir. Cuan
do los hombres viven intensamente la verdad o la jus
ticia de algo, se adhieren con una cierta forzosidad a
eso que tan de veras creen verdadero o justo. Gali leo,
por ejemplo, nos cuenta haber dejado a Ptolomeo por
Copérnico mosso, per non dir forzato, da ragioni piú
efficaci.
Mas por grande que sea el impulso natural del
alma hacia tales o cuales acciones personales, la causa
eficiente de éstas será siempre una libre decisión, un
"porque así lo quiero" de su autor.
8 9
A un qu e lo fuese má s de lo que él creía .
186
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 187/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 188/334
social e histórico ejerce en la génesis de su figura vi
sible y acabada
40
, La "circunstancia", dir ía Ortega,
entra en la consti tución misma del "yo" que yo soy.
Pone el joven en su vida y en el mundo acciones
creadoras y estímulos. He descrito sumariamente la es
tructura de la creación juvenil , dentro de una idea ge
neral acerca de la creación humana. Veamos ahora en
qué consiste y cómo opera el estímulo que el joven es.
Hállase el mundo histórico y social consti tuido por
los niños, jóvenes, adultos y viejos contemporáneos. No
contando el ingrediente infanti l , inactivo desde el punto
de vista histórico, viven los jóvenes entre los adultos y
los viejos contemporáneos con ellos. Mejor: conviven
con ellos, coparticipan con ellos en la tarea de hacer la
Historia. ¿En qué consiste esta activa participación de
los jóvenes? Por una parte, ya lo sabemos, en lo que los
jóvenes hacen por sí mismos. No es preciso insistir
acerca del tema. Por otra, en lo que hacen los adultos
y los viejos respondiendo al estímulo que para ellos
supone la activa, operante y, en ocasiones, urgente pre
sencia de los jóvenes contemporáneos.
Librémonos, ante todo, de creer que la importancia
de tal estímulo es igual en todas las épocas históricas.
Hay algunas-—son las épocas que antes l lamé comple
tivas-—en que la juventud no existe con entidad pro
pia. Vese entonces en el joven, más que lo que él , como
joven, es, lo que como hombre todavía no es: un "no
adul to", un aprendiz en camino de ser hombre grave
y maduro. La ontología helénica expresaría esa si tua-
188
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 189/334
ción diciendo que el joven es un me ón, algo que "no
e s"
por no haber completado todavía el paso de su
estado potencial a su estado actual. No es otra la si
tuación de los jóvenes en los pueblos tradicionalmente
gobernados por ancianos, como algunos de la Antigüe
dad clásica. El joven Telémaco es, sin duda, el tipo lite
rario más representativo de estos jóvenes que sólo ejer
citan su juventud aprendiendo a continuar la obra de
sus padres y abuelos:
ningún otro ha usurpado tu dignidad; mas en paz
sigue cultivando Telémaco la herencia del rey,
(Od. XI,
184-5.)
dice a Ulises Penélope, la "honrada madre" del apren
diz de adulto.
Esto no acontece siempre. Hay si tuaciones históri
cas'—son singularmente, las que solemos l lamar crí t i
cas—en las cuales posee la juventud consistencia pro
pia . Más que un "aprendiz de adul to", e l joven es en
tonces un "hombre joven", posi t ivamente caracter izado
por la peculiaridad de su juvenil contribución a la His
toria. La juventud existe como tal y reclama petulante y
hasta agresiva su derecho a la operación histórica. ¿Qué
pueden hacer los adultos y los viejos cuando tan de
continuo les urgen las promociones juveniles? Difícil
mente se l legará en tales casos a una cooperación ar
mónica entre jóvenes, adul tos y viejos. Mucho más pro
bable será que se establezca entre los jóvenes y los no
189
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 190/334
jóvenes una sorda y prolongada colisión, con uno de
los dos posibles y contrarios resultados finales: la vic
toria de los no jóvenes, el triunfo real o aparente de los
jóvenes
41
.
Cuando es efectiva la victoria de los adultos, siguen
éstos detentando el poder de decisión e imponiendo a
la Vida histórica y social el estilo por ellos alcanzado
a lo largo de su ya pasada juventud. No quedan enton
ces al joven, vistas esquemáticamente las cosas, sino dos
salidas: o una entrega resignada al efectivo mando de
los adultos, esto es, su automática conversión en "apren
diz" de adulto (del modo de ser adulto que encarnan
sus vencedores); o re t i rarse a sus propios cuarteles,
quiero decir, recluirse artificiosamente en un modo de
vivir juvenil, ajeno, todo cuanto sea posible, a las for
mas de vida dominantes en torno a él . No es otra la
génesis de los movimientos juveniles de secesión: el
movimiento Sturm und Drang en la Alemania de 1775,
los conventículos de los jóvenes románticos en la Fran
cia reaccionaria de 1825 a 1830, la Jugendbewegung en
la Alemania de Weimar , la
Falange
originaria en la
España de 1933 a 1936. A veces dominará en la orien
tación del movimiento secesivo juvenil una ambición po
lí t ica, otras un propósito de renovación intelectual o de
4 1
C ua nd o se pro duc e esa esc is ión ent re jóven es y no jóven es, no debe
pensarse que está l ibre de excepc iones e l impera t ivo de la edad. Siempre
habrá jóvenes por la edad a l i s tados como aprendices en las ñ las de los adul tos ,
y adul tos o v ie jos de "a lma joven" , voluntar ia y fe rvorosamente adscr i tos
a l mov imien to juven i l . Todos reco rda rán a lgún pa ten te e j emplo p roceden te
de su persona l exper ienc ia .
190
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 191/334
revolución estética. El diverso contenido ocasional de
los fines a que los jóvenes tienden, no excluye, sin em
bargo, la formal coincidencia genética de todos los mo
vimientos de juventud: todos están consti tuidos por una
legión de hijos resueltos a no vivir como a la sazón
viven sus padres y a imponer, si pueden, su inédito y
reprimido estilo. En el seno mismo de todos los mo
vimientos secesivos juveniles late siempre la rebelde vo
luntad de imponer—"cuando l legue nuest ra hora" ,
dicen los jóvenes como consigna—el inédito estilo de
vida que puso en reclusión la decisiva y pírrica victoria
de los adultos.
Sólo muy excepcionalmente tendrá lugar el caso in
verso :
un triunfo total de los jóvenes sobre los adultos
y los viejos. La edad de mandar—en polí t ica, en la vida
intelectual, en el arte, en la economía—es la madurez;
y si por un extraordinario azar histórico fallan a favor
de los jóvenes los supuestos en que los adultos y los
viejos apoyaban su existencia y su efectivo mandato,
nunca será duradero ese ineludible ascenso de los jó
venes a los puestos de dirección: fracasará la "gestión
de los jóvenes, aunque parezca haber t r iunfado el "es
pír i tu" juveni l , y pronto surgirán nuevos hombres adul
tos al frente de la triunfante y seudotriunfante juven
tud. Usemos una expresiva metáfora mili tar: los jóve
nes son muy capaces de "romper el frente", pero no
saben—mejor , no pueden saber—"explotar la ruptura" .
Las victorias de los jóvenes sobre los adultos, su
puesta la colisión entre ellos, apenas pueden ser victo-
191
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 192/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 193/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 194/334
criminarlos. Llamaré proyecto
u
al primero de esos dos
aludidos componentes: es la parcela de la autopropo-
sición cuya futura actualización puede conjeturarse pro
bable o, cuando menos, posible . Mas los hombres no
se conforman con poner ante sí proyectos de vida más
o menos actualizables en el futuro. El hombre es un ser
utópico; y, por serlo, propónese también, secreta u os
tensiblemente, modos de existencia imposibles o de
ardua y remotísima probabi l idad. Nadie , y mucho me
nos los jóvenes, se conforma con proponerse los ñnes
que por sus condiciones personales y por las del medio
en que vive aparecen más l lanos y hacederos: ser mé
dico, ingeniero, mil i tar o comerciante . Además de pro
ponerse uno de ta les proyectos, cada hombre querrá ser
conquistador de ínsulas remotas y pingües, poeta o mú
sico excelso, Napoleón o Don Juan, y hasta asumirá
imaginat ivamente modos de ser jamás usados por hom
bre alguno. En suma: junto al proyecto de existencia,
fundido en ocasiones con él , hay en toda autoproposi-
ción humana un nuevo ingrediente , e l ensueño, const i
tuido por los imposibles que uno quisiera ser. En todo
ideal humano se traban con indiscernible suti leza las
razonables hebras de un proyecto viable y las vedijas
inasibles de un imposible ensueño.
Deciden acerca de la posibi l idad de l proyectólo de
su probabi l idad, en el caso más favorable^la part icu-
4 4
De trás de esta palabra castellana está, como todo buen entendedor
sabe,
el
Entwutí
de la analítica existencial. N o tra to, pues, de plagiar este
concepto, sino de apropiarme de él.
194
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 195/334
lar verdad y la mutua adecuación de las varias instan
cias que en él se conjugan: el fin a que se aspira, la
idea acerca de uno mismo y la persona l visión del mu ndo
propio. La imposibil idad del ensueño puede depender,
en cambio, de dos causas esencialmente dist intas. Veá-
moslas por separado.
Hay ensueños personales cuya imposibil idad es sólo
una cuestión "de hecho": el ensueño es entonces un im
posible físico o histórico, no un imposible metafísico.
Tal acontece, por e jemplo, cuando un hombre de inte
ligencia mediana sueña despierto con eclipsar a Leibniz,
o cuando un atribulado por el dolor y la inseguridad
se extasía con el ensueño de una futura y utópica edad
dorada. Las diversas utopías que de siglo en siglo van
encendiendo la ilusión en el alma de los hombres son
casi siempre ensueños histórica o físicamente imposibles.
Otras veces, en cambio, la imposibil idad del ensue
ño es rigurosamente ontológica; no dimana de ser uno
quien es y de vivir en el mundo histórico y social que
le ha tocado en suerte, sino de ser él un hombre y de
ser el hombre lo que es. Si uno sueña con poseer en
la Tierra las propiedades que la mente humana atr i
buye a los ángeles o a los cuerpos gloriosos, aspira a
un imposible ontológico. La utopía determinante de la
caída original—el evitis sicut dii de la serpiente—es el
máximo ejemplo imaginable de estos ensueños ontoló-
gicamente imposibles.
La imposibilidad de los ensueños puede ser, en fin,
bien percibida por el hombre soñador o totalmente inad-
195
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 196/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 197/334
No es difícil advertir que este ejercicio de la auto-
proposición—con sus dos dimensiones, la proyectiva y
la ensoñadora—es, sin duda, el primario en la vida per
sonal del hombre. El niño, pese a lo que tantas veces
ha dicho una chirle y seudorromántica l i teratura, no
sueña despierto ni proyecta. Los l lamados ensueños in
fantiles son, dichas las cosas técnicamente, proyeccio
nes catatímicas, actualizaciones imaginativas de sus de
seos : el niño "soñador" vive sin reservas, frontal e in
genuamente, e l contenido de sus "ensueños", y jamás
ve en el los creaciones autopropuestas, meramente po
sibles o imposibles del todo. Tampoco proyecta, porque
no se dan en él los supuestos que el proyecto personal
exige. El curso temporal de su existencia no se le apa
rece como una continua sucesión de si tuaciones perso
nales,
distendida hacia un futuro posible, sino "como
una serie de momentos primitivamente desligados entre
sí e infinitos en sí mismos; de los cuales es gozado cada
uno tan intensamente, que falta casi por completo la
conciencia del flujo y de lo irreparable" (Spranger). No
hay en la existencia del niño un proyecto stricto sensu ,
sino,
a lo sumo, el momentáneo deseo de una si tuación
futura: así "proyectan" los niños la recepción de los
juguetes de Reyes o la delicia incitante de un futuro
veraneo.
El adolescente, en cambio, comienza a serlo cuando,
con mayor o menor explicitud, se dice para su coleto:
"soy algo que yo, en el presente y en el futuro, podría
no ser, y no soy algo que yo, en el futuro, podría ser";
197
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 198/334
es decir, cuando concibe un proyecto o un ensueño l i
gados con su presente de modo continuo y sucesivo, y
vividos, no obstante, como invención personal meramen
te posible
4?
. La creación de un proyecto personal más
o menos viable, más o menos orlado de ensueños es,
por lo tanto, la primera de todas las creaciones perso
nales con que el joven procura llenar el inicial vacío de
su propia intimidad. Uno comienza a ser persona so
ñando y creyendo en los propios sueños: el hombre, en
cuanto persona terrenal , está hecho—Shakespeare lo
adivinó'—de la estofa de los sueños, y sus acciones per
sonales no son sino esfuerzos por dar viviente y vivida
actualidad real a los ensueños y proyectos que en su
personal intimidad va concibiendo. Somnia Dei per
hispanos,
ensueños de Dios por medio de los españoles,
l lamó Línamuno a la Historia de España; un ensueño
de Dios y del hombre, por cada hombre cumplido, ven
dría a ser, en último extremo, el curso temporal de cada
existencia humana.
Si los proyectos y ensueños de cada adolescente
consti tuyen la primera de sus creaciones personales,
podrá decirse de ellos, mutatis mutandis, cuanto acerca
4 6
La percepc ió n de la nu da posib i l idad de l pro yec to t iene como fun
damento onto lógico la v ivenc ia de la fugac idad y de la morta l idad de l hu
mano exis t i r . La adhesión de l hombre a sus ensueños, no obstante la b ien
adver t ida imposib i l idad de éstos , t iene como úl t imo supuesto una impl íc i ta
fe—o,
cuando menos, una impl íc i ta "voluntad de fe"—en la inmorta l idad
de la propia persona : es una indi rec ta expresión de l non omnis moriav
cr is t iano.
198
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 199/334
de la operación creadora del adolescente dije en el apar
tado anterior. Se dirá que un proyecto es continuador
cuando, por la índole de su contenido, prosiga comple
tiva o adversativamente la l ínea de otros proyectos per
sonales antes inventados. Predominará en un proyecto,
por contraste , su carácter originante, cuando la capa
cidad inventiva del joven reduzca al mínimo las ata
duras de ese proyecto con todos los proyectos perso
nales del pasado. El joven Augusto se propuso vivir
continuando la obra polí t ica de César; Paracelso, en
cambio, decía de sí mismo, con jactancia renacentista:
"estoy solo, soy nuevo". Augusto quería crear una obra
pol í t ica cont inuando; Paracelso pretendía crear una
ciencia médica originando, innovando.
Puede repet i rse también a propósi to de los proyec
tos juveni les cuanto antes expuse sobre la determina
ción de las creaciones del adolescente. El contenido de
un proyecto juvenil está, en ocasiones, negativa y muU
tívocamente determ inado por la rup tura del adolescente
con su mundo y su vida anterior: el joven pretende,
simplemente, l legar a ser y soñar lo que en su mundo
no se es ni se sueña. Otras veces será la determinación
positiva y unívoca: afina entonces el joven la puntería
de su elección y se propone ser y soñar lo que él, afir
mativamente, quiere soñar y ser. La dist inción personal
no radica ahora en la vanidad de ser lo que "no se
estila", sino en el orgullo de ser y querer ser lo que "uno
mismo es".
Apenas será necesario recordar las instancias que
199
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 200/334
gobiernan y orientan la radical l ibertad personal para
proyectar y soñar . Uno proyecta y sueña para su vida
lo que libremente quiere. Los caminos de ese libérrimo
albedrío para el proyecto y el ensueño hállanse, sin em
bargo, l imitados y orientados por t res coordenadas: las
condiciones nativas del joven
47
, la influencia educa
tiva del medio en que se formó, la peculiaridad de la
situación histórica y social a que despierta. Si Paracelso
dijo de sí mismo "soy nuevo", no poco influyó sobre
la pretensa novedad de su proyecto personal e l hecho
de haber vivido él en la primera mitad del siglo xvi; es
decir, durante el fastigio de la petulancia renacentista.
No sería difíci l encontrar multi tud de ejemplos a cada
una de las tres mencionadas influencias orientadoras.
Con este análisis de los proyectos y ensueños que
el adolescente se propone, termina mi sinóptica exposi
ción del procesó espiritual según el cual van configu
rando los jóvenes la incipiente vida de su persona.
Acepta el joven con variable entusiasmo lo que su me
dio le impone y una parte de lo que le ofrece, rechaza
con blandura o violencia la parte restante, estimula a
los que con él conviven y va creando personalmente,
en su misma vida y en su mundo, proyectos, acciones,
hábitos, obras visibles y ensueños. La existencia perso
nal del joven, vacía cuando se descubre como autor de
47
Todos conocen, por ejemplo, las sugestivas investigaciones de
Kretschmer sobre la relación entre las creaciones del hombre de genio
y
su
iipo
constitucional.
2
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 201/334
sí mismo, va poblándose de inédito contenido, y el anhe
lante e inseguro adolescente se trueca, como suele de
cirse,
en hombre "hecho y derecho".
EL ESTILO JUVENIL
Alguien podrá objetar que el esquema precedente no
es privativo de la edad juvenil . En todas sus edades,
pasado el decisivo trance de la adolescencia, hace el
hombre su vida personal aceptando, rechazando y
creando proyectos y acciones personales. La objeción
es indudablemente certera . La pecul iar idad de la edad
juvenil, en lo que atañe a la configuración de la vida
personal, no consiste tanto en la
estructura
del proceso
configurador cuanto en el modo formal, en el estilo con
que ese proceso es cumplido por los jóvenes. Enton
ces, ¿qué notas esenciales definen el estilo del joven en
la tarea de edificar la vida personal?
Intentaré contestar a esta pregunta dist inguiendo
cuatro modos de considerar las posibles diferencias en
el cumplimiento del proceso configurador.
1.
Se gún el "tempo" con qu e dicho pro ceso es
cumplido. En un plazo de cinco, de diez, de veinte años
a lo sumo, el joven, partiendo del tantas veces men
cionado vacío inicial , debe dar remate a una figura de
su persona relativamente invariable. Los hombres siguen
enriqueciendo su vida personal pasados los treinta o los
treinta y cinco años, mas no es frecuente que, traspuesto
201
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 202/334
ese cabo, cambien de un modo fundamental el rostro de
su alma. Quiere ello decir que, de ordinario, durante los
quince o los veinte años subsiguientes a la adolescen
cia entra a formar la "sustancia" de la vida personal
mayor copia de materiales que en todo el resto de la
vida
48
. E l tempo de la aceptación, de la repulsa y de
la creación juveniles habrá de ser, en consecuencia, con
siderablemente más vivo que en cualquier otra edad:
la juventud biológica de un hombre es una espuela para
el movimiento histórico de su existencia.
2. Se gún la importancia relativa de los diversos
componentes
del proceso. D ur an te la juventud qued a
en un segundo plano la creación de obras y acciones
verdaderamente originales. Predominan, en cambio, la
aceptación más o menos recreadora de lo que el medio
ofrece, la repulsa de lo que hastía y desplace y la auto-
proposición de proyectos y ensueños. El alma juvenil
es, por necesidad, un constante manant ia l de ensoña
ciones y esperanzas.
3. Se gún el modo de cumplir cada una de las ac
ciones que integran los componentes del proceso. Un
joven y un adulto pueden aceptar, rechazar y crear los
mismos elementos históricos y psicológicos: una moda
indumentaria, por ejemplo, puede ser simultáneamente
aceptada por miembros de todas las edades. ¿Será igual
el modo de aceptarla unos y otros? Evidentemente, no.
4 8
Sobre la cronología de las edades y su diferencia psicológica, véase
el articulo de Ortega El pasado, entraña de lo actual. Las cinco edades del
hombre
(publicado en
La Nación,
de Buenos Aires, 24-IX-1933).
2 2
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 203/334
Supuesta, entonces, tal diferencia, ¿cómo acepta, cómo
rechaza, cómo crea el joven lo que personalmente quiere
y puede aceptar, rechazar y crear?
Dos notas creo posible dist inguir en el modus fa~
ciendi
juvenil; la
inseguridad
y la
radicalidad.
La vida
del joven transcurre, en el plano de la existencia per
sonal, según el esquema que en el plano de la existen
cia biológica l laman los biólogos conductistas "ensayo
y error". Apenas sabe el joven hacer su vida personal;
sus actos son meros ensayos en la obra de ser el hom
bre que quiere ser—'dramáticos ensayos unas veces,
lúdicos otras—y, como tales, muy expuestos al error.
"Los jóvenes t ienen derecho a equivocarse", oí decir a
un agudo conversador. Esta condición de la vida juve
nil, ayudada por e l gusto deport ivo de "probar de todas
las cosas", como escribió el Arcipreste, da una vivaz y
movible
inseguridad
al "m odo de ha ce r" de los jóve
nes . En todo momento puede un joven dejar de hacer
lo que personalmente hace, y hasta emprender un acto
de sent ido contrar io a l que abandona.
Extrañamente unida a esta inseguridad operat iva
hál lase otra nota del modo de hacer juveni l : la radica*
lidad
de las acciones personales del joven. Cuando un
joven actúa como tal
49
, se entrega a sus acciones per
sonales poniéndolo todo, como suele decirse, a la carta
de lo que hace. La juventud apenas discierne matices y
4 9
N o siempre sucede así. Ya sabemos que en ocasiones los jóvenes se
ven constreñidos a imitar a los viejos, y hasta lo estiman distinguido
en otras.
2 3
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 204/334
términos medios. Una fanática y excluyente radicalidad,
un esquematismo rígido y simple suelen regir la inter
vención de los jóvenes en los dist intos dominios de la
vida: la acción política, la creación artística, la produc
ción o la secuacidad intelectuales. Como las fibras
musculares del corazón, el alma de los jóvenes se pone
en ejercicio según la más extrema de las leyes: el "todo
o nada". Todo joven, puesto a hacer a lgo que perso
nalmente siente, podría tal vez decir respecto a su per
sonal empresa lo que en orden a la acción política escri
bió en 1840, a los catorce años, el estudiante Fernando
Lassalle: "No, no quiero convertirme en un l isonjero
sonriente y cobarde, aun cuando tuviera ta lento para
ello. Quiero anunciar la l ibertad a los pueblos, aunque
haya de morir en el empeño. ¡Lo juro por el Dios que
gobierna a las estrellas, y sea yo maldito si soy infiel a
mi juramento "
50
.
4.
Según el contenido de las acciones personales
integrantes del proceso configurados Antes expuse al
guna de las notas que definen el contenido de las ac
ciones personales preferidas por el joven. No creo
necesario insist ir sobre ello. Mas no quiero abandonar
este tema sin aludir a una nota que caracteriza mucho
el contenido de las acciones juveniles: la confusión.
Es la acción juvenil , no obstante la esquemática ra
dicalidad con que su autor la cumple, consti tutivamente
incierta y confusa. Dijo una vez Ortega que el am-
Tomo e s t a s f r a se s de Sprange r , op. cit., pág. 217.
2 4
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 205/334
biente de las aulas infanti les "debe mantenerse peren
nemente antiguo, primitivo, siempre entre luces y ru
mores de aurora". El alma del adolescente vive tam
bién—'mucho más, tal vez, que la del niño—en incierta
confusión auroral. Si todas las acciones del joven son,
en cuanto al modo de hacerlas, radicales y esquemá
t icas,
son también, por razón de su contenido, germi
nales e imprecisas. La enorme riqueza de posibil idades
que encierra la vida de cada joven hace que en la es
quemática simplicidad de sus acciones se agolpen con
fusamente atisbos y esbozos de todo cuanto él , movido
por su juvenil ambición y servido por su educación y
sus talentos nativos, podría l legar a ser. Por eso el vivir
juvenil es consti tutivamente incierto y confuso, además
de ser inseguro y radical . La paulatina madurez de su
persona i rá despojando de sus acciones tanto advent i
cio esbozo y dará, por fin, ordenada nitidez a la figura
exterior e interior de lo hecho
51
.
Así va tomando cuerpo sustantivo y forme la exis
tencia personal de cada joven. Mas con él y junto a él
viven cientos y cientos de jóvenes coetáneos. Son aque-
5 1
El cur ioso lec tor po drá i lu st ra r con e jemplos todas estas notas def i-
n i tor ias de l es t i lo juveni l . Deberá asimismo tener b ien presente que esta
exposic ión mía de las re lac iones ent re la edad y la Histor ia es de l iberada
mente abst rac t iva , aunque en todo momento me haya esforzado por destacar ,
junto a la edad y con la edad, los restantes momentos que in te rv ienen en la
configuración de las acciones históricas: los biológicos (sexo, , consti tución
individua l , h ig idez) y los soc io lógicos. En la rea l idad se impl ican inextr i
cablemente todos estos momentos conf iguradores , y con e l los e l componente
psicológico de la acti tud rel igiosa.
2 0 5
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 206/334
l íos con quienes ha compartido la educación, el jue
go, las vicisitudes históricas del pueblo a que todos ellos
pertenecen. ¿No se parecerán en algo, por razón de esta
convivida coetaneidad, las vidas definit ivas de todos
esos jóvenes? ¿No se dist inguirán todos del mismo
modo, frente a las promociones que les precedieron en
la tarea de hacerse la vida y hacer, con ello, la His
toria en curso? He aquí, emergente en su lugar natural ,
el tema de la generación. Mirémoslo ahora más de
cerca.
2 6
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 207/334
C A P I T U L O V I
L A G E N E R A C I Ó N C O M O C O N C E P T O H IS -
T O R I O L O G Í C O . H I S T O R I A D E L C O N C E P T O
UÉ es una
generación?
¿En qué consiste? Deje
mos previamente de lado un significado de la palabra
que pudiéramos l lamar t radicional : "generación" en el
sentido de "génesis" física u ontológica. Atendiendo
sólo a la acepción estrictamente historiológica del vo
cablo,
hay que dist inguir dos etapas fundamentales en
la historia de su empleo: una precientífica, científica otra.
I . PE R I O D O PR E C I E N T I FI C O D E L V O C A B L O
Tomemos, a guisa de ejemplo, textos de un par de
escritores recientes, ilustres los dos por su manejo del
castellano y nada sospechosos de pedantería científica:
Bécquer y Zorri l la . En las primeras páginas de la His
toria de los Tem plos de España, dice el aére o poeta
sevi l lano: "cuando nos hayan revelado sus secretos las
ar tes , cuando descifremos el Apocalipsis de granito que
escribió el sacerdote en el santuario y aparezcan a núes-
i
2 7
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 208/334
tros ojos esas generaciones gigantes que duermen bajo
las losas de los sepulcros. . ." Oigamos ahora el parla
mento del locuaz escultor en la Segunda Parte de Don
Juan Tenorio:
y al mirar de este panteón
las enorm es proporciones,
tendrán las
generac iones
la nuestra en veneración.
En los dos casos es usada la palabra "generación"
con un propósito claramente alusivo al curso histórico
de la sociedad y, por lo tanto, de la vida humana. Béc-
quer y Zorri l la ent ienden por "generaciones" las su
cesivas "hornadas" de hombres—si se me permite ese
expresivo vocablo familiar—que vivieron antaño o que
contemplarán en el futuro la pasmosa obra del artífice.
En el texto de Zorri l la hay todavía más: las "genera
ciones" futuras podrán ver en el panteón, aparte una
creación de su autor, también una obra de la "genera
ción" a que el escultor pertenece. Pero en uno y otro
caso carece el término de toda intención técnicamente
acuñada. Su significado es, sin más, el cuarto de los que
consigna el Diccionario de la Real Academia: "Con
junto de todos los vivientes coetáneos"
1
.
Este sent ido vagamente histórico de la palabra "ge
neración" ofrece por sí mismo un pequeño problema a
la mente del historiador y aun a la del simple curioso.
1
La Academia no entiende por "coetán eos" a los hombres que tienen
una misma edad (todos los jóvenes, todos los viejos, etc.), sino a los que
2 8
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 209/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 210/334
H ero do to, por su pa rte , contrap one la "generación o
género de los hombres" {gema anthrópéíe) —en el sen
t ido de "la edad de los hombres" o "del género huma
no"'—a las edades heroicas o míticas
3
. La acepción
métrica de la genea se repi te en Platón (Tim., 23 c) , y
Dionisio de Halicarnaso restringe a su propio t iempo,
a la edad o "generación" a que su vida pertenece (epi
tés hémetéras geneás,
"de nuestra generación", escri
b e ) , el uso del vocablo.
Todas estas acepciones de la palabra griega pasan
a la generatio latina; y así, cuando se traduce al latín
el texto griego de los Evangelios, el término genea,
usado en este sentido de unidad de medida y de época
histórica, se dirá generatio. Non praeteribit generatio
haec~genea, en el orig inal helénico—-doñee omnia haec
fiant, dice Cristo en el Evangel io de San Mateo (Mtt.,
X X I V , 3 4 )
4
. El vocablo
generatio
viene a ser una di-
namización, una procesalización del genus; más que el
"género" es e l "proceso de engendrar", y en ese matiz
procesal va incoada su futura significación histórica.
El Crist ianismo sobrenatural iza e l modo de enten-
3
Cue nta asimismo H erodo to (II, 141) cómo los sacerdotes egipcios le
revelaron el secreto de que la duración de tres "generaciones" constituye un
siglo. Mas no debe pensarse que los antiguos estuvieran acordes acerca de
lo que dura cada "generación". Sobre este problema, véase a Ed. Meyer,
Forschungen zar alien Geschichfe I, 1892, págs. 169 y sigs., así como el
libro de Drerup que luego menciono (págs. 9-10).
4
La misma traducción de genea por generatio se lee en San Lucas
(Luc,
XXI, 32).
210
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 211/334
der la acepción antropológica de la genea griega y la
generatio la t ina. La "natural idad" de la "generación"
humana va a ser sobrenaturalmente vista , s in mengua
de su arraigo en una génesis natural y biológica. Den
tro del pensamiento crist iano, l lámase generatio al con
junto de todos los descendientes de Adán, unidos entre
sí por comunidad natural genét ica , y más todavía por
haber sido todos creados a imagen de Dios y sobrena
turalmente redimidos por la sangre de Cristo. Con este
significado parece usar San Jerónimo, por ejemplo, la
pa labra generatio, y ese es el sen tido del genus huma-
num en los comentaristas crist ianos de la Historia, San
Agust ín y Orosio primero, San Buenaventura más
tarde . En La Ciudad de Dios usa San Agust ín e l tér
mino generatio con el sentido de unidad de medida del
acontecer histórico, y evalúa su duración en treinta
años
(de civ. Dei,
X V , 20 y 21 ; X V I , 3 ) . Y pues to que
San Agust ín y San Buenaventura ven la historia de la
Humanidad como la vida temporal de un solo hombre
— sicut in uno homine assignantur aetates diversae ita
et in mundo,
dice San Buenaventura—, vendrá a ser la
generatio la unidad elemental para contar las "edades"
de esa Humanidad, creciente siempre, como un solo
hombre, hacia su fin sobrenatural
5
. El "t iempo histó
r ico",
según la metáfora agustiniana, es la distensión
temporal de esa universal biografía.
5
S a n A g u s t í n : de vera relig., X X V I I , 5 0 ; de civ. Dei, X , 14 . S an Bue
n a v e n t u r a :
In IV Sent.,
40, dub. 3.
211
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 212/334
Más ta rde—en los s ig los modernos, sobre todo—se
irá secular izando la visión del "género humano", hasta
l legar a la idea puramente na tura l de la "Humanidad":
el cuerpo o conjunto de todos los individuos pertene
cientes al género natural homo sapiens. La idea cris
t iana de una unidad natural y sobrenatural del "género
humano" perdura, enteramente secular izada ya, en esa
concepción uni tar ia y natural de la "Humanidad". Pero
esa hipotét ica "Humanidad" t iene una historia , hipoté
t icamente uni tar ia también: la "Historia de la Huma
nidad" o Historia Universal. La filosofía y la ciencia
histórica del Romanticismo percibirán con toda agudeza
esta secular izada historic idad del "género humano"
6
.
¿Podría ser ajena a este proceso de secularización e
historificación del "género humano" la idea que en el
siglo xix late bajo el vocablo "generación"? La respues
ta negat iva es obvia . La "generación" del "género hu
mano" se i rá viendo part ida en "generaciones" tempo
ral e históricamente separadas: cada "generación", se
gún este nuevo significado de la palabra, es el "conjun
to de todos los vivientes coetáneos", como nos dice la
Real Academia. Debajo de tal concepto se adivina la
metáfora biológica de una "Humanidad" uni tar ia ; la
cual, como una madre fecunda y gigantesca, ir ía dando
a la vida, en partos sucesivos, "hornadas" de mell izos
históricos. Estas "hornadas" se hallarían infinitesimal-
6
La historiología del Romanticismo seculariza biológica o dialéctica
mente la ya mencionada metáfora de San Agustín y Orosio.
212
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 213/334
mente próximas entre sí , y cierto número de ellas com
pondrían el conjunto de todos los hombres que convi
ven en un momento dado; esto es, la "generación" co
rrespondiente a ta l momento
7
. Bécquer y Zorri l la son
inconscientes testigos de esta acepción secularizada e
historificada de la vieja generatio.
No queda ahí , s in embargo, este parcelamiento tem
poral de la "generación". Renace la vieja acepción men-
surat iva de la
genea
griega y la
generatio
latina, y el
"conjunto de todos los vivientes coetáneos" será más
rigurosamente part ido en grupos homogéneos por la
edad, en "generaciones" contemporáneas entre sí . Coin
cidirían siempre, en consecuencia, una generación de
viejos, otra de hombres maduros y otra de jóvenes. No
sé quien habrá sido entre nosotros el adelantado en la
tarea de dist inguir y, por lo tanto, de contraponer ex
presamente—aun sin intención propiamente científica—
las dist intas generaciones en cualquier momento coexis-
ten tes .
Por mi parte, he encontrado en los textos del
Menéndez Pelayo joven y polemista evidentes mues
tras de esta más concreta acepción del término. Hasta
tres veces habla en La Ciencia Española de "nuestra
generación", refiriéndose a la suya y contraponiéndola
a la de los hombres—adultos cuando él escribe—que
hicieron la República española de 1870.
7
Claramente se advierte que los hombres del siglo XIX— unos más
lúcidamente que otros, claro está—veían en la Historia una consecuencia
espontánea de la Naturaleza. Luego intentaré deshacer este error.
213
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 214/334
II .
PERIODO CIENTÍFICO DEL VOCABLO
Todas estas vicisi tudes
del
vocablo
y
otras muchas
que
se me
escapan const i tuyen
la
historia
de su
período
precientífico
8
.
T r a s
él
viene otro
en el
cual
se
intentará
convertir
en
concepto científico
y
r iguroso esta vaga
idea de la generación como "unidad" de la mudanza
histórica.
RANKE
El primero en sospechar que la idea de "genera
ción" podría convertirse en un concepto historiográfico
precisa y técnicamente definido fué, según lo que yo
alcanzo a saber , el historiador Leopoldo von R a n k e . En
el apéndice
a la
edición definitiva
de su
H istoria
de los
pueblos románico^germánicos léese este inequívoco pr o
grama
de
t raba jo: "Ser ía
tal vez una
tarea historiográ-
fica presentar
la
serie
de las
generaciones,
en
cuanto
fuese posible,
tal y
como
se
ensamblan
y se
singularizan
en
la
escena
de la
Historia Universal .
Se
debería hacer
plena justicia a cada una de ellas; po dría describirse una
serie
de
figuras preclaras,
las que en
cada generación
tienen más estrechas relaciones entre sí, y mediante cu-
yos antagonismos sigue progresando la evolución del
8
Me
refiero,
tal vez no sea
oc ioso repe t i r lo ,
a la
acepc ión in tenc iona l
mente h is tor io lógica , no sr la que he l lamado t radic iona l o gené t ica .
214
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 215/334
mundo: los sucesos corresponden a su naturaleza"
9
.
Ot tokar Lorenz cuenta haber oído decir a Ranke, en
el curso de un diálogo, que el término "generación" po
dría servir para expresar "ciertas ideas activas durante
el lapso temporal medio de una vida humana".
D1LTHBY
La idea de Ranke debía estar muy en la atmósfera
espiritual siglo xix, como suele decirse, cuando, con en
tera independencia del gran historiador, vamos a verla
conceptual y práct icamente propugnada por un joven
ambicioso y sediento de creadora novedad: el f i lósofo
Guil lermo Dil they
10
. En 1867 pronunció en Basilea su
9
Sámíliche Wevke,
33 , pá g . 323 . Co nozco t r e s expos ic iones de con
junto , a lemanas las t res , acerca de la h is tor ia de la "generac ión" como
concepto h is tor iográf lco . Es una la de J . Pe te rsen , y se ha l la en
Die litera*
rischen Generationen, contr ibuc ión su ya a l l ibro Die Philosophie dev Lite*
raturwissenschaft, d i r ig ido po r Er m at in ge r (Ber l ín , 1930, pá gs . 130-18 4) .
Otra es la de K. Mannheim, en los Kólne r Viertelja,hrshefte füv Soziolog ie,
VIL Es la te rcera la de E. Drerup, a l comienzo de su monograf ía Das Ge*
neraíionspvoblem in der griechischen und griechisch-rómischen Kultur, P a -
de rborn , 1933 . Las t r e s toman com o pun to de pa r t ida e l p ro g ram a de R anke ,
ta l como é l lo expuso en e l lugar c i tado y como lo comentó luego su d isc í
pulo Ot tokar Lorenz , y los cá lculos b io lógico-demográf icos de Rümel in ,
en 1875.
1 0
E n 1 861, e l f rancés Just in Dro me l publ icó un l ibro t i tu lado La loi des
révolutkms, en el cua l , ap oy ad o en la idea de la generac ión, pre tendió
establecer un s is tema "c ient í f ico" para la predicc ión de l fu turo . Basábase
Dromel en considerac iones b io lógico-pol í t ico-e lec tora les , y pre tendía que cada
unos qu ince años acaece un impor tan te suceso po l í t i co gene rac iona lmen te
de te rminado : a s í i n t e rp re t a Drome l l a p re sen tac ión de even tos revo luc iona r ios
en los años 1789, 1800, 1815, 1830 y 1848.
215
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 216/334
lección inaugural acerca de El movimiento poético y
filosófico en la Alemania de 1770 a 1800
n
.
"Mov i do
por una ser ie de condiciones históricas constantes—de
cía Dil they, resumiendo su pensamiento—brotó en Ale
mania, durante el último tercio del siglo XVIII, un movi
miento espiri tual cuyo curso, cerrado y continuo, se ex
tiende como un todo desde Lessing hasta la muerte de
Schleiermacher y Hegel . Y la fuerza propulsora, per
manentemente act iva en todo el t ranscurso de este mo
vimiento, consist ió en el empeño, históricamente funda
do ,
de poner los cimientos a una visión de mundo y de
la vida en la cual encontrase su satisfacción el espíritu
alemán." Dilthey ve cumplido ese movimiento hacia un
nuevo "ideal de la vida" '—tales son sus propias pala
bras—en tres e tapas históricamente discernibles, co
rrespondientes a otras tantas generaciones de alema
n e s :
la de Klopstock y Lessing, la de Goethe y Schil ler,
y una tercera consti tuida por dos grupos, el berl inés
(Gentz, Tieck, Bernhardi, Schleiermacher) y el que
centran Schel l ing y Hegel , Con este ensayo historiográ-
fico inicia Dilthey, que por entonces cumple sus treinta
y cuatro años, lo que explícitamente l lama "la tarea de
nuestra generación":
"fu nd ar una ciencia em pírica de
los fenómenos espiri tuales".
Este leve apunte basta sin duda para a t isbar las dos
ideas cardinales del ensayo. Una de el las puede for
mularse así: la obra filosófica y literaria de un hombre
1 1
Gesamm elte Schriften,
V ,
12-27.
216
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 217/334
está parcialmente determinada, en su contenido y en su
estilo, por la generación a que ese hombre pertenece.
La segunda dice: sólo pueden ser comprendidas la obra
de un hombre y la de la generación a que pertenece si
se las sitúa en conexión con el acontecer histórico gene
ra l .
Las mencionadas generaciones de l i teratos y pen
sadores son generaciones de l i teratos y pensadores ale
manes, y el esfuerzo individual y colectivo de todos
ellos estaba enderezado a conseguir, por el camino de
la producción espiritual, la máxima felicidad
humana
a
que entonces, por su si tuación histórica de alemanes,
podr ían aspi rar
12
. Un anhelo de mayor felicidad es lo
que lleva a los hombres, piensa Dilthey, a configurar
sucesivamente su mundo exterior y su mundo interior;
esto es, a hacer la Historia.
El concepto de "generación" que emplea Dil they
para construir la mencionada lección inaugural había
sido apuntado por él en su trabajo acerca de Schleier-
macher (1860). Seis años después lo explanó algo más
precisa y art iculadamente en un ensayo biográfico sobre
Novalis, recogido en su l ibro Das Erlebnis und d ie
Dichtung
13
. Examinemos las nociones metodológicas
que preceden al retrato l i terario de Novalis.
1 2
E n uno de los párrafos del ensayo (loe. cií., pág. 15) apunta Dilthey
las razones por las cuales se orientó principalmente hacia la actividad crea
dora del espíritu—-literaria, filosófica, musical-—ese esfuerzo de los alemanes
de entonces por conseguir la felicidad históricamente posible.
1 8
El trabajo sobre No valis apa reció el año 1866 en los Preuss. ]ahr~
bücher, pág. 596 y sigs. Yo citaré su reproducción en Das Erlebnis und die
Dichtung, 8.
a
ed., Leipzig y Berlín, 1922, págs. 268 y sigs.
217
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 218/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 219/334
rácter a la cultura espiri tual de una época." Cada uno,
evidentemente, a su modo, según su individual l ibertad.
Entonces, ¿vese reducido a perseguir arbi t rar ieda
des individuales el historiador que pretenda describir la
cul tura de esa época? ¿Habrá de rendirse—se pregunta
Dilthey, mostrando con evidencia cómo el significado
histórico de la "generación" t iene siempre detrás la me
táfora biológica de una Humanidad uni tar ia y mater
nal—
"a la arb itraried ad de la na tura leza crea do ra, de
cuyo misterioso regazo se alzan los individuos según un
cierto orden y una determinada selección"? ¿O se halla
de algún modo determinado el l ibre empleo que cada
individuo hace de esas condiciones exteriores? Dilthey
contesta afirmativamente: existe esa determinación, mas
no por modo posit ivo, sino negativo; no como orden eje
cutiva, sino como cauce limitante. Uno de tales límites
o cauces es la "generación" a que el individuo pertene
ce: el conjunto de los hombres "que se formaron bajo
la actividad de las mismas condiciones".
La obra creadora de cada individuo se ordena e in
tegra en la del conjunto generacional a que pertenece.
En cuanto es un miembro operante de ese conjunto,
cada individuo contribuye l ibremente a "crear" con su
acción histórica la obra de su propia generación; mas, al
propio tiempo, su libertad de creación se halla en algún
modo determinada a operar dentro del l ímite, solo rela
t ivamente variable, que la real existencia de ese con
junto le impone. La generación, entendida como con
cepto histórico, sería a la vez obra de los hombres y
219
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 220/334
límite de su albedrío histórico, producto y tope de su
libre acción.
Esta idea de la generación como obra y como límite
preside el método historiográfico propuesto por Dilthey
para la descripción de los conjuntos generacionales. "La
marcha de nuestra investigación histórica y de nuestro
conocimiento r iguroso es muy análoga—dice—a la que
Hippel promete emplear en una futura novela: propó-
nese Hippel caminar hacia atrás, metiéndose cada vez
más profundamente en el pasado, desde la muerte ha-
cia el nacimiento, desde los efectos hacia las causas."
En consecuencia, una generación sólo podrá ser des-
cr i ta mediante una "al ternante consideración de los in
dividuos y sus condiciones, por una parte, y del com
plejo de las condiciones exteriores presentes a esos in
dividuos, por otra". Entre el manojo de todas las bio
grafías coetáneas y la descripción de las condiciones
históricas exteriores a ellas aparecerá, como límite y
producto de todas las hazañas históricas individuales, el
concepto de generación y la ocasional peculiaridad de
aquella que se estudia. Por eso piensa Dilthey que su
ensayo biográfico sobre Novalis será úti l para aprehen
der el espíritu de la prodigiosa generación histórica a
que Novalis pertenece: la integrada por él y por
Schle iermacher , Ale jandro de Humboldt , Hegel , Nova-
lis,
los Schlegel , Hólder l in , Wackenroder , Tieck, Fr ies
y Schelling.
Todavía vuelve Dilthey a enfrentarse con el con
cepto de generación. Es en 1875, fecha de un opúsculo
22
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 221/334
Sobre el estadio de la historia de las ciencias del hom
bre, de la sociedad y del Estado
u
. Veamos con algún
detalle las precisiones que añade al pensamiento de diez
años antes.
Par te ahora nuest ro pensador de considerar la His
toria como un movimiento continuo
15
. Este movimiento
tiene un curso visible: es el acontecer histórico. Pues
bien, se pregunta Dilthey, con una evidente contami
nación naturalista de su naciente historicismo, ¿no ne
cesitaremos una
unidad de medida
para estudiar el cur
so de ese movimiento de la "Humanidad"? Contempla
do ese movimiento "desde fuera", parece transcurrir
según las unidades de medida del t iempo físico: horas,
meses, años, decenios, siglos. Pero la unidad idónea
para estudiar el curso del movimiento histórico "debe
radicar en él mismo", es decir, en la vida del hom bre,
tomada según su duración media y la sucesión de sus
edades
16
. Lo que las horas y los minutos del reloj son
respecto al tiempo vivido o psicológico, son, respecto a
las curvas vitales de los hombres, los decenios y los si
glos del calendario de la Historia. La duración media de
la vida del hombre debe ser, pues, la unidad de medida
1 4
Ges, Schr.,
V, 36 y sigs.
1 5
Lu ego verem os e l e r ro r de pr inc ip io que hay en este concepto , v igente
desde e l Romant ic ismo y " logi f lcado" por Hegel .
1 6
No es un azar que fuesen dos f í s icos—primero Pr iest ley en su
Chati of biography, luego Pogge ndor f en sus Lebenslinien—quienes propu
sie ron hacer de la durac ión media de la v ida humana la unidad de medida
de l t iempo his tór ico . La idea h is tor io lógica de la "generac ión" nace de una
v i s ión todavía naturalista de la His toria .
2 2 1
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 222/334
del t iempo histórico. Mas como el hombre convive para
vivir, y más para vivir históricamente, esa unidad de
medida cobra forma histórica ordenándose en un nuevo
concepto: e l de "generación".
Dos son, entonces, las acepciones historiológicas de
este vocablo. Es, por una parte, un lapso temporal que
puede servir como interna unidad de medida para or
denar el curso del acontecer histórico, lapso subordi
nado a la idea de la vida temporal del hombre. "Este
lapso temporal—prosigue Dil they—extiéndese desde el
nacimiento hasta aquella edad a la cual se añade, por
lo común, un nuevo anillo de crecimiento al árbol de la
generación
17
, y abarca alrededor de treinta años. La
historia intelectual de Europa, desde Tales. . . compren
de no más de 84 generaciones."
Al lado de esta acepción cronológica hay otra más
pertinente al contenido de la Historia: es la que hemos
visto definida en el ensayo sobre Novalis. Según ella,
es la generación "una relación de simultaneidad entre
individuos, aquellos que en cierto m odo crecieron ju n
tos... N ac e de el lo un a más profunda relación entre ta les
personas. Quienes durante los años recept ivos experi
mentaron las mismas influencias directrices, constituyen
juntos una generación. Así entendida, una generación
1 7
O bs érv ese la per t in ac ia de las me táforas na tura l i s tas , botá nicas en
este caso . La Humanidad es v is ta como un á rbol , y su Histor ia como la
sucesiva adic ión de ani l los de c rec imiento a l t ronco de ese á rbol . Así como
podemos ca lcula r la edad de un á rbol contando esos ani l los en una secc ión
t ransve rsa l de su t ronco , podremos med i r l a H i s to r i a de l a Human idad po r
las generac iones en que va t ranscurr iendo.
222
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 223/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 224/334
sámente definido, han sido elaborados luego, con un
apoyo expreso en los textos originales o con indepen-
dencia absoluta de ellos, por una serie de pensadores:
Ot tokar Lorenz y Ortega y Gasse t han a tacado e l pro
blema de la generación desde la historiología general;
K. Mannheim, desde la sociología; Kummer, Petersen,
Hans von Mül ler , Wechssler y Jechske han apl icado
el concepto a la historia de la Literatura; Pinder, Al. Lo
renz y otros, a la historia del Arte; Drerup, a la historia
de la Antigüedad clásica. La palabra "generación",
usada con una intención polí t ica o como arma de com
bate , se ha hecho luego expresión tópica, latiguillo de
moda. Algunos han l legado hasta a inventar su propia
generación antes de comenzar a vivir. Dejemos de lado
tan pintorescas manifestaciones de esta vivísima, casi
opresora conciencia histórica del hombre actual, e inda
guemos de cerca el pensamiento de los más caracteri
zados t ra tadis tas de l concepto: Ot tokar Lorenz , Or tega
y Gasse t , Pe tersen, Wechssler , Pinder , Drerup y
Mannhe im.
OTTOKAR LORENZ
Ot tokar Lorenz
19
se propuso muy temáticamente
conciliar la Biología y la Historia mediante la idea de
la generación. La unidad objetiva o física del tiempo
histórico—el siglo—hállase en relación con la vida hu-
1 9
Die Geschichíswissenschaft in Hauptrichtungen und Auígaben, B e r
l ín , 1886 y 1891. Lo renz se apoy ab a de modo mu y ta xa t ivo en e l pro gra m a
224
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 225/334
mana por el hecho de consti tuir la duración media de
tres generaciones sucesivas, entendiendo por genera
ción, cronológicamente, el lapso a que se extiende la
act ividad vi ta l de una vida humana media. Cada t res
generaciones ~ t res un idade s historiométr icas— forma
rían una unidad superior, el siglo; tres siglos juntos da
rían origen a otra más amplia unidad del curso histó-
r i c o ~ u n a época~; y pa sa do s tres veces tres siglos,
veintisiete generaciones en total, se cumpliría un pe-
tíodo de la Historia Universal . Lorenz pretendió con
firmar su tesis con las elucubraciones aritmético-histó-
r ico-li terar ias de W . Sch erer . N o merecen m ás larga
mención todas estas arbi t rar ias construcciones, indignas
del valioso l ibro a que pertenecen. "Pura cabala", dice
de ellas, a modo de epitafio, E. Troeltsch.
ORTEGA Y GASSET
Mejor será examinar otros ensayos más ser ios acer
ca del tema, y en primer término el reiterado de nuestro
Ortega y Gasset . Si se prescinde de cier tos a t isbos muy
madrugadores, en 1914, la primera formulación bien
explícita que Ortega da a sus ideas sobre el tema de
la generación acontece en 1921 y es impresa en El tema
de su maestro Ranke; pero, evidentemente, va mucho más lejos de lo que
éste quería, sobre todo eti lo tocante a la sistematización aritmética de las
generaciones.
225
15
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 226/334
de nuestro tiempo,
el año 1923
20
. Dist ínguense los hom
bres entre sí , comienza diciendo Ortega, por la si tua
ción histórica de su espíritu, y lo más primario y ele
mental en esa diferencia es el modo, históricamente va
riable, de un componente de la existencia humana que
Ortega l lama "sensibil idad vital": es la "sensación ra
dical ante la vida", el modo de "sentir la existencia en
su integridad indiferenciada", el "fenómeno primario
de la Historia". La primera tarea, cuando se intenta
comprender una época, debe ser, por tanto, la defini
ción de su sensibilidad vital.
Si la variación en la sensibilidad vital afectase a
un solo individuo, el suceso no tendría trascendencia
histórica; las variaciones de sensibilidad vital decisivas
en la Historia adoptan la forma de la generación
21
.
"Una generac ión—precisa Ortega—no es un puñado
de hombres egregios, ni simplemente una masa: es como
un nuevo cuerpo social íntegro, con su minoría selecta
y su muchedumbre, que ha sido lanzado sobre el ám
bito de la existencia con una trayectoria vital determi
nada. La generación, compromiso dinámico entre masa
e individuo, es el concepto más importante de la His
toria, y, por decirlo así, el gozne sobre que ésta ejecuta
sus movimientos." Ya se ve que Ortega no se conforma
2 0
Obras, 2 .
a
ed. Madrid, 1936, II , págs. 832 y sigs.
2 1
E n 1933 re i te r a rá este pensa mie nto: "Si se t ra ta se de un o o pocos
jóvenes nuevos que reacc ionan a l mundo de lo s hombres maduros , l a s mod i
ficaciones a que su meditación les l leve serán escasas; ta l vez importantes
en a lgún punto , pero , en f in de cuentas , parc ia les . No podr ía dec i rse que su
ac tuac ión cambia e l mundo,"
226
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 227/334
con hacer de la generación un mero concepto historio-
gráfico. Radicalizando, ontologizando el programa de
Ranke, pretende convert i r a la generación en una
ca
tegoría
fundamental de la existencia histórica.
Adviértese sin esfuerzo el excesivo biologismo del
pensamiento historiológico de Ortega. La historia es
una entre "todas las demás disciplinas biológicas", dice
textua lmente . "Una generac ión—añade , a poco—es
una variedad humana, en el sent ido r iguroso que dan
a este término los naturalistas. Los miembros de ella
vienen al mundo dotados de ciertos caracteres t ípicos. . ."
Las metáforas que emplea Ortega son, también, deli
beradamente biológicas: cada generación es "un latido
impermutable en la serie de pulso.. . , un proyectil bioló
gico lanzado al espacio en un instante preciso, con una
violencia y una dirección determinadas".
H e aquí , s inópt icamente, las no tas fundamentales de
este primer contacto de nuestro pensador con el pro
blema de la generación: 1. La generación es la unidad
primaria y fundamental del acontecer histórico. Debe
ser, en consecuencia, el concepto historiográfico más ele
mental y básico. 2. Toda generación se define por el
peculiar modo de su sensibilidad vital, y debe ser con
siderada como una variedad humana, una suerte de
mutación biológica de la especie. 3. En toda generación
hay una masa y "una escasa minoría de corazones en
vanguardia". La minoría es la que otea las metas de
la acción común y acierta a expresar con lucidez la
227
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 228/334
sensibilidad vital de la generación
22
. 4 . Dentro de una
generación, sin mengua de la profunda unidad vital de
todos los miembros que la componen, pueden exist ir di
vergencias y hasta antagonismos. 5. El vivir de cada
generación "es una faena de dos dimensiones, una de
las cuales consiste en recibir lo vivido—ideas, valora
ciones, instituciones, etc.—- por la prece den te; la o tra, en
dejar fluir la propia espontaneidad". El espíri tu de la
generación "depende de la ecuación que esos dos in
gredientes formen". 6. Cada generación percibe frente
al mundo su pecul iar verdad, y representa una ventana
histórica abierta a la verdad común a todos los hom
bres.
"Cada individuo, cada generación, cada época
aparecen como un aparato de conocimiento insusti tui
ble..., son puntos de vista esenciales. Yuxtaponiendo las
verdades parciales de todos se lograría tejer la verdad
omnímoda y absoluta ."
Ortega, como Dil they, vuelve en la madurez sobre
el tema de la mocedad. En 1933 dio un curso de lec
ciones, bajo el título En torno a Galileo (1550-1650).
Ideas sobre las generaciones decisivas en la evolución
del pensam iento europeo. La primera de estas lecciones
estuvo dedicada a la idea de generación y no ha sido
recogida en
Esquem a de las crisis,
libro en el cual apa-
22
Ob sérv ese una clara diferencia entre la idea que Or tega tiene de la
generación y la de Dilthey. Para Dilthey, una generación es un puñado de
hombres egregios, un "estrecho círculo de individuos": los que "otorgan su
carácter a la cultura espiritual de una época". Dilthey restringe la idea de
generación a la "minoría" de que habla Ortega.
228
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 229/334
recen impresas todas las restantes
23
. En cambio, ese
mismo año publ icó Ortega en La Nación, de Buenos
Aires ,
una serie de art ículos consagrados al tema de la
generación. Esos ar t ículos t ranscriben, indudablemente,
la mencionada primera lección del curso en torno a Ga-
lileo
2i
. Veamos cómo nuestro fi lósofo elabora a los cin
cuenta años un pensamiento barruntado a los t re inta y
expresamente formulado a los cuarenta .
¿Qué es, para e l Ortega de 1933, una generación?
Una variación en la sensibil idad vital de los hombres,
había dicho en 1921; "el órgano visual con que se ve
en su efectiva y vibrante autenticidad la realidad his
tórica", precisa en 1933. "La generación—'prosigue, re
sumiendo su pensamiento—-es una y la misma cosa con
la estructura de la vida humana en cada momento. No
se puede intentar saber lo que de verdad pasó en tal
o cual fecha, si no se averigua antes a qué generación
2t
Esquem a de las crisis y otros ensayos, Madrid, 1942.
24
Creo que no ha sido toda vía publicado en Es pañ a el pensamiento de
Ortega acerca de la generación. Si se prescinde de reseñas fragmentarias
en
El Sol
y de alusiones en algún libro de Julián Marías (en sus notas a
la antología de textos de Dilthey Teoría de las concepciones del mundo,
Madrid, 1944), sólo conozco el atinado compendio de María Luisa Caturla
en su libro Arte de épocas inciertas (Madrid, 1944, págs. 151 y sigs.). En
Esquema de las crisis
se refiere alguna vez el propio Ortega al texto apa
recido en La Nación. De los artículos publicados por Ortega en este diario,
los más importantes en orden al problema de la generación son:
El método
de las generaciones. El hombre, creador de universos, y la Historial (27-VIII-
1933); Los tres "hoy" diferentes de cada "hoy". El concepto de generación.
La edad como modo de vivir (10-IX-1933); El pasado, entraña de lo actual.
Las cinco edades del hombre
(24-IX-1933);
El cometido de la nueva ciencia
histórica (8-X-1933).
229
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 230/334
le pasó, esto es, dent ro de qué figura de existencia hu-
mana aconteció. Un mismo hecho acontecido a dos ge-
neraciones diferentes es una realidad vital y, por tanto,
histórica completamente dist inta. . .
Un
hecho aislado,
así
sea el de más enorme calibre, no expl ica ninguna rea
lidad histórica; es preciso antes integrarlo en la figura
total de un tipo de v ida humana"
25
.
Existe const i tut ivamente el hombre , ha dicho siem
pre Or tega , en una determinada circunstancia . Esta se
halla primariamente compuesta
de
puros
y
desazona-
dores enigmas, que obligan al hombre a reaccionar bus
cándoles una interpretación; en suma: le obligan a pen
sar, a hacerse ideas, los instrumentos por excelencia,
con que vive. El conjunto de esas ideas forman nuestro
horizonte vital o m u n d o "
26
. Ese " m u n d o " del hombre
cambia, porque cambia su modo de reaccionar ante los
"en igmas"
que
constantemente
le
p ropone
su
"c i rcuns
tanc ia" , y a ese cambio del mundo humano es a lo que
l l amamos "His tor ia" . Pues b ien; para Ortega hay dos
formas de cambio vital histórico:
1.
a
C ua nd o cambia algo en nuest ro mundo.
2.
a
C uan do cambia el mundo.
Esto úl t imo—'concluye nuestro pensador—acontece
normalmente
en
cada generación"
27
. La
generación
se-
ría, por tanto , el cambio histórico elemental del mundo.
O bien, vistas
las
cosas desde
el
punto
de
vista
de la
25
Esquema
de las
crisis,
págs. 13-14.
26
Ibíd., pág. 26.
27
Ibíd.,
pág. 37.
23
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 231/334
permanencia y no desde el punto de vista del cambio:
una generación es un "presente histórico" elemental . "El
presente del destino humano es el que es, dice Ortega,
porque sobre él gravi tan todos los otros presentes, to
das las otras generaciones"
28
. El curso del acontecer
histórico sería, esquemáticamente, una sucesión discon
tinua de cambios súbitos elementales en "el cariz total
del mundo", separados por períodos relat ivamente cons
tan tes ,
aquellos en que la generación nueva e innova
dora explana y da vigencia histórica al cambio de que
es protagonista. Esos activos remansos del acontecer
serían los "presentes históricos" elementales. La idea
que Ortega t iene acerca de la mudanza histórica queda
muy plást icamente expresada por una metáfora suya,
aquella en que compara el curso del acontecer histórico
con el de las representaciones escénicas de los teatros
por horas. "Un automático mecanismo trae irremisible
mente consigo—escribe—que en una cier ta unidad de
tiempo la figura del drama vital cambia, como en esos
teatros de obras breves, en que cada hora se da un
drama o comedia diferentes"
29
. Cada generación es la
protagonista de un cambio súbito elemental y dura un
"presente elemental", el lapso durante el cual despliega
en acciones creadoras la inédita peculiaridad de su sen
sibil idad y la impone al mundo precedente.
Trataré de exponer con precisión el pensamiento
de Ortega. Su punto de part ida es un anál isis de la
2 8
A r t . El pasado, entraña de lo actual.
2 9
A r t . Los tees "hoy" diferentes de cada "hoy ".
231
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 232/334
estructura histórica del "hoy" y una idea de la edad
como situación vi ta l . "T o do
hoy—'
dice gráficamente Or
tega, explanando su pensamiento de 1921 y recogiendo
el de Pinder—envuelve t res hoy diferentes": e l "hoy"
de los que ese día son muchachos, el de los hombres
maduros y el de los viejos. Esta trina estructura vital
del "hoy" impone una r igurosa dist inción entre "con
temporaneidad" y "coetaneidad". Los jóvenes, los hom
bres maduros y los ancianos que viven en un mismo
"hoy" cronológico son contemporáneos entre sí , mas no
coetáneos. El término "coetaneidad" debe reservarse
para expresar la relación temporal entre los hombres
contemporáneos de la misma edad vital y, por lo tanto,
de la misma generación. Ya se ve que la edad es para
Ortega la nota más definitoria de la historicidad del
hombre; es, dice textualmente, "la razón y el período
de los cambios históricos". Pero ¿qué es la edad, den
tro del pensamiento de Ortega? ¿Cómo se relaciona con
la Historia?
"La edad es estar el hombre en un cierto trozo de
su escaso tiempo—es ser comienzo del tiempo vital, ser
ascensión hacia su mitad, ser centro de él, ser hacia su
término—o, como suele decirse, ser niño, joven, maduro
o ancian o." N o es lo imp ortante , desd e el pun to de v ista
de la edad, tener
tantos
años, sino ser niño, joven, ma
duro o viejo. "El concepto de edad no es de sustancia
matemática, sino vital . La edad, originariamente, no es
una fecha"; es, añade en otro art ículo, "una etapa en
la trayectoria vital del hombre".
232
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 233/334
Cinco edades, c inco etapas cabe aislar , según Or
tega, en la trayectoria vital del hombre: niñez, juven
tud, iniciación, predominio y vejez. Durante la niñez
y toda la porción de juventud corporal que corre hasta
los treinta años "se entera el hombre del mundo en que
ha caído, en que t iene que vivir". El niño no interviene
en la historia; el joven, hasta los treinta años, apenas,
aunque "juegue a preocuparse de lo colectivo". El joven
vive para sí ; su vida actuante es personal, no histórica,
y la juventud "la etapa formidablemente egoísta de la
vida". Cambian las cosas a los treinta años. "A esa
edad el hombre comienza a reaccionar por cuenta pro
pia frente a l mundo que ha hal lado; inventa nuevas
ideas sobre los problemas de ese mundo: ciencia, téc
nica, religión, política, industria, arte, modos sociales.
El mismo u otros hacen propaganda de toda esa inno
vación e integran sus creaciones con las de otros coetá
neos obligados a reaccionar como ellos ante el mundo
que encontraron. Y así , un buen día, se encuentra con
que su mundo innovado, el que es obra suya, queda
convertido en mundo vigente. Es lo que se acepta. Lo
que rige en ciencia, política, arte, etc. En ese momento
empieza una nueva etapa de la vida: el hombre sostiene
el mundo que ha producido, lo dirige, lo gobierna, lo
defiende. Lo defiende porque unos nuevos hombres de
treinta años comienzan, por su parte, a reaccionar ante
ese nuevo mundo vigente ."
Vale esto tanto como decir que la madurez se parte
en dos períodos de quince años: uno, desde los treinta
233
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 234/334
a los cuarenta y cinco años, de iniciación y polémica;
otro, desde los cuarenta y cinco años a los sesenta, de
predominio y mando. Pasados los sesenta, comienza la
vejez, la jubilación de la actividad histórica. El hom
bre de más de sesenta años sería "superviviente de una
vida que murió". No vive en esta vida, está fuera de
hecho, vive ajeno a las luchas y pasiones. "De aquí que
los hombres de treinta, que están en lucha con la vida
impuesta por los de cuarenta y cinco, busquen con fre
cuencia a los ancianos para que les ayuden a combatir
contra los hombres dominantes."
La edad, piensa Ortega, determina el mudar de la
historia, es "la razón y el período de los cambios his
tór icos". Mas para que la edad determine el "período"
de los cambios históricos'—dando como cierta y demos
trada la existencia de esos "períodos" elementales^, la
coetaneidad no debe ser cosa matemática o cronológica,
sino vital. "La edad no es una fecha, sino una zona de
[echas, y tienen la misma edad, vital e históricamente,
no sólo los que nacen en un mismo año, sino los que
nacen dentro de una zona de fechas." Pertenecen a la
misma generación, por tanto, los nacidos dentro de la
misma zona de fechas
30
. Mas ¿cuál es la anchura de
esta zona? Las reflexiones de Ortega sobre las edades
del hombre le conducen a fi jar para la "zona de fechas"
30
Ya se ve que la "zona de fechas" es el expediente de que se vale
Ortega para convertir a la edad—modo de existir biológico y personal to
cante a la vida del individuo—en el fundamento del acontecer histórico, en
"la razón y el período de los cambios históricos".
234
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 235/334
una duración de quince años. Por tanto, en un mismo
"hoy" coincidirían: una generación infanti l , histórica
mente inactiva; otra juvenil , en período de aprendizaje;
dos históricamente activas, aspirante la una y dominante
la otra; y, por fin, la generación senil, compuesta por
los mayores de sesenta años.
Insiste mucho Ortega en que las generaciones no se
susti tuyen ni se suceden, como los antiguos pensaban,
sino que se solapan o ensamblan. "Siempre hay dos
generaciones actuando al mismo tiempo, con plenitud
de actuación, sobre los mismos temas y en torno a las
mismas cosas, pero con distinto índice de edad y, por
ello, con dist into sentido."
La agrupación de los hombres en conjuntos vital e
históricamente homogéneos haría de la edad el "perío
d o "
de los cambios históricos; la constante polémica
de estos conjuntos humanos entre sí convertiría a la
edad en la "razón" de los cambios históricos. "Si todos
los contemporáneos fuésemos coetáneos'—dice Orte
ga-—, la historia se detendría anquilosada, petrefacta,
en un gesto definitivo, sin posibilidad de innovación ra
dical a lguna"
31
.
3 1
Esta frase nos muestra con singular nitidez cómo O rteg a superlativiza
•—inadmisiblemente, en mi entender—la importancia histórica de la edad. La
causa más radical del suceder histórico no consiste en la mutua y sucesiva
polémica de las generaciones contemporáneas, sino en la insatisfacción que
toda
situación histórica produce en el hombre que la vive, hasta en aquellos
que más directamente la crearon. Remito a lo dicho en los capítulos II y III.
La sucesión de las edades no es el "motor" del acontecer histórico; es
tan sólo
uno
de los momentos determinantes de la "figura" adoptada en con-
235
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 236/334
¿Qué es, entonces, una generación? Mirada en sí
misma, es "el conjunto de los coetáneos en un círculo de
actual convivencia. El concepto de generación no im
plica, pues, primariamente, más que estas dos notas:
tener la misma eda d (vital , no ma tem ática) y tener algú n
contacto vi ta l". Pero desde el punto de vista del acon
tecer histórico, una generación sería mucho más: "cada
generación representa un trozo esencial , intransferible
e i rreparable del t iempo histórico". Con otras palabras,
un cambio y un presente elementales del acontecer his
tórico. El añ o 191 1, en un a conferencia acerca del pe n
samiento matemático, anunciaba Ortega que frente al
continuismo, al evolucionismo y al inñnitismo, dominan
tes a la sazón en todas las disciplinas científicas, surgi-
cre to por la operac ión h is tór ica de l hombre , junto a o t ros momentos b io ló
gicos (sexo, const i tuc ión indiv idua l , h ig idez) , a los soc io lógicos (c lase soc ia l ,
profesión , agrupac ión humana a que se per tenece , e tc . ) y a los dependientes
de las c reenc ias re l ig iosas que se profesan . Aunque Ortega ext rema la in te r
pretación biográfica de las edades, es la edad el port i l lo por el cual se le
mete la Biologia en la Histor ia , hasta const i tu i rse en su " razón" y de te rmi
nar la impera t ivamente . No en vano ve en e l r í tmico juego de las generac iones
"un au tomá t i co mecan i smo" .
Lo pr imario en e l pensamiento h is tor io lógico de Ortega , como en e l de
todos los que hacen de la generac ión e l concepto fundamenta l y e lementa l
de l acontecer h is tór ico , es su radica l v i ta l i smo. Pero la Histor ia es resul tado
de acc iones "pe rsona le s" , aunque e sa s acc iones hayan de se r e j ecu tadas po r
cuerpos v iv ientes . Por eso la idea de una "zona de fechas" no es un ha l lazgo
empír ico , s ino una const rucc ión a l se rv ic io de un a prior/; el a pn'ori de la
coe tane idad "vi ta l" , de la generac ión y , en ú l t imo ext remo, de la concepción
biológica de la Histor ia . Si Ortega no hubiese pensado que " la Histor ia es
una más ent re las restantes d isc ip l inas b io lógicas" , como nos d ice en El tema
de nuestro tiempo, seg ura me nte no hubiese l legado a esta idea de la gen e
ración.
236
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 237/334
rían pronto un fínitismo y un discontinuísmo. La idea
de generación vendría a mostrar el tr iunfo del discon
tinuísmo sobre el continuismo en el dominio del pensa
miento historiológico.
Fal ta , no obstante , lo más inexcusable para hacer
de la generación "un riguroso método de investigación
histórica". Falta "precisar de qué fecha cronológica o
cuál otra fecha se extiende una generación". ¿Cómo dis
tribuiremos concretamente en grupos de quince años los
años del t iempo histórico? Supongamos que un joven
cumple los treinta años en 1945. "Como la generación
no es una fecha—-dice Ortega—, sino una zona de le
chas que hemos fi jado en quince años, ese joven no pue
de saber si su fecha actual de treinta años pertenece
a los quince años hacia atrás o a los quince años hacia
adelante, o bien si se está en medio de la zona de su
generación, teniendo a ambos lados dos series de siete
añ o s . "
Desde la perspectiva individual, el hombre no
puede estar seguro de si en su fecha de edad comienza
una generación o si acaba, o bien si es ella el centro
de la generación.
¿Cómo puede resolverse el problema? La estima
ción de la edad del hombre como "razón y período de
los cambios históricos" conduce a O rte ga a dos rotun dos
asertos: primero, el curso de la Historia está realmente
ordenado por generaciones; segundo, e l período de cada
generación es exactamente, con un "automatismo ma
temático", el quinquenio. Cada generación está polémi
camente si tuada entre otras dos. Por tanto, "la gene-
237
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 238/334
ración implica ineludiblemente la serie toda de las ge
nerac iones . De ahí—concluye Ortega—que de terminar
la zona de fechas cronológicas que a una generación
corresponden sólo puede hacerse determinando la tota
lidad de la serie".
He aquí el modus operandi. Deslícese la mirada a
lo largo de un gran ámbito histórico. Hay un momento
en que el hombre vive tranquilamente instalado en su
mundo. Por e jemplo, en 1650. Esa t ranqui l idad con
trasta con la indecisión en que vivía uno o dos siglos
antes . Pues bien, piensa Ortega, esa t ranqui l idad
de 1650 ha comenzado en una fecha determinada, la
fecha en que fueron definidos los principios sobre los
cuales se funda la vida histórica de 1650. "Esta fecha
es la decisiva en la serie de las fechas que integran la
Edad Moderna. En el la vive una generación que por
vez primera piensa los nuevos pensamientos con plena
claridad y completa posesión de su sentido: una ge
neración, pues, que ni es todavía precursora ni es ya
cont inuadora. A esa generación—concluye nuestro f i ló
sofo—llamo generación decisiva."
¿Cómo señalarla con precisión? Búsquese, se nos
dice, "la figura que con mayor evidencia representa los
caracteres sustantivos del período. En nuestro caso, no
parece discut ible que ese hombre es Descartes. . . Con
esto tenemos el epónimo de la generación decisiva, lo
grado lo cual, el resto es obra del automatismo mate
mático". Anotará el historiador la fecha en que dicho
epónimo cumplió sus treinta años, y esa será la fecha
238
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 239/334
cronológica de la generación decisiva. Lo demás es cosa
bien sencilla. Puesto que la sucesión de las generacio
nes t iene un ri tmo quindenial , bastará ir añadiendo o
restando períodos de quince años a la fecha decisiva
—el año 1626, en este
caso—-
p ar a obten er las fechas
cronológicas a que corresponden las sucesivas genera
ciones europeas.
En resumen: los cambios históricos están primaria
mente determinados por el hecho de que los hombres
vayan creciendo en edad y convivan con otros de edad
vital distinta; el curso del mudar histórico es discon
t inuo;
la unidad elemental de ese mudar es la genera
ción; la duración de cada cambio generacional es el
quindenio. Es la generación el trasunto histórico de la
edad vital , y puede serlo mediante el expediente de la
"zona de fechas". Sólo gracias a la hipótesis de una
"zona de fechas" quindenial puede definirse el tan im
preciso concepto de la coetaneidad; sólo así puede ad
quirir duración o sucesividad históricas un concepto ori
ginariamente biológico-cronológico
32
.
La edad vital y la generación vendrían a ser, en con
secuencia, las categorías fundamentales de la "reali
dad" histórica y del conocimiento de esa realidad. Debe
hacerse de la generación, por tanto, el concepto funda
mental de la Historiogafía.
Creo que la ulterior exposición de mis propios pun-
32
La idea de la "zona de fechas", precontenida en el a priori de una
estructura generacional y rítmica del acontecer histórico, permite llenar de
duración histórica un lapso temporal tocante a la duración biológica.
239
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 240/334
tos de vista me eximirá de añadir a cada particular
concepción una crí t ica pormenorizada. Prefiero, en con
secuencia, seguir mostrando con alguna precisión las
sucesivas vicisi tudes de este tan favorecido concepto
historiológico. Y, muy en primer término, las que ha
experimentado en las diestras manos de J . Petersen
33
.
PETERSEN
Tres veces dist intas se emplea Petersen en definir
el concepto de generación y en aplicarlo a la historia de
la Literatura. La primera en el libro
Determinación de
la esencia del Romanticismo; por tan to , frente al mismo
tema histórico que Dilthey en su biografía sobre Nova-
lis
34
. La segunda en su contribución a la
Filosofía de la
33
E n 1909 había publicado Kummer una "H istoria de la literatura ale
mana del siglo XIX, expuesta por generaciones"
(Deutsche Liíevaturgeschichte
des neunzehn ten ]ahrhu.nderts, dargestellt nach G enecationen, Dresde, 1909).
Dice Kummer apoyarse en Ranke, Rümelin y O. Lorenz. Mas, sin nombrar
a Dilthey, da una definición de las generaciones parecida a la de éste: "Una
generación, dice Kummer, comprende todos los hombres vivos aproximada
mente coetáneos, nacidos de las mismas situaciones económicas, políticas y
sociales, y, por tanto, equipados con una visión del mundo, una formación,
una moral y una sensibilidad artística semejantes." La diferencia funda
mental consiste en la amplitud atribuida al grupo generacional: Dilthey piensa
en un "estrecho círculo de individuos", Kummer habla de "todos los hom
bres vivos aproximadamente coetáneos". Kummer atiende más a la fecha de
aparición del hombre en la Historia que a la de su nacimiento, y se pierde
en una artificiosa y compleja tipología de los miembros de cada generación:
precursores, exploradores o "pioneros", talentos conductores, talentos inde
pendientes, talentos dependientes, talentos "industriales", etc., etc.
34
Die Wesensbestimmung der deutschen Romantik, Leipzig, 1926, ca-
24
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 241/334
ciencia literaria, de Ermat inger
35
. La tercera, muy com
pendiosamente, en el primer tomo de su manual La cien
cia de la literatura
36
. Petersen, ya lo he dicho, se mueve
exclusivamente dentro del ámbito de la historia de la
l i teratura . Veamos sumariamente su punto de vista y
las precisiones a que llega.
El ige Petersen como punto de arranque el pensa
miento de Dil they. Quiere manejar un concepto de ge
neración adecuado a la historia del espíri tu humano y
distinto, en consecuencia, del concepto biológico que
suele emplearse para hacer la historia de las familias.
Trátase-—dice'—de una unidad histórica complementa
r ia de la idea de "sociedad"; "apoyada, c ier tamente, en
las propiedades heredi tar ias del hombre, y hasta emer
gente de ellas, pero afecta y dirigida con intensidad
mucho mayor por el espíri tu de la época y antagónica
mente movida contra las acti tudes históricas preceden
tes; de todo lo cual surgen mudanzas y despl iegues
regulares y periódicos". Si la vida humana se compara,
según costumbre trivial , a un barco movido por el vien
to ,
será la sociedad quien orienta el timón y la gene
ración la vela que recibe el viento propulsor de la na
vegación histórica. "El t ipo generacional y el t ipo so
ciológico se cruzan—añade Petersen—y de su acción
pitulo VI, págs. 132-170. También Petersen dice haber apuntado un concepto
historiológico de la generación en su lección inaugural, pronunciada en Ba-
silea, el año 1913, acerca del tema Literaturgeschichte ais Wissenschalt.
85
"Die literarischen Gen erationen ", en la
Philosophie der Literaturwis-.
senschalí, dirigida por Ermatinger, Berlín, 1930, págs. 130-187.
36
Die W issenschalt von der Dichíung, Bd. I, Berlín, 1939, pág. 202.
241
16
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 242/334
recíproca nace el t ipo histórico propiamente dicho. Para
conocerle, debe completarse la investigación de los tipos
sociológicos con la investigación de los tipos generacio
nales ."
Las ideas que acerca de la generación expone Pe-
tersen en su inicial trabajo sobre el Romanticismo pue
den ordenarse en t res epígrafes:
consistencia, estructu
ra y curso del suceso generacional
37
.
¿En qué consiste la generación? Acepta Petersen,
sin mayor precisión científica, la idea de una disposición
heredi tar ia (Anlage), especificadora, en cierta m edid a,
de la actividad espiri tual de los hombres. Sobre esta
nativa disposición actúan las influencias formativas
(Bildung)
del me dio histórico; y así, la n u d a p oten cia
del genotipo humano logra su actualidad fenotípica por
la acción incitadora y configuradora de la Historia. Pa
semos por alto ciertas l igerezas conceptuales de Peter
sen—'por ejemplo: no puede aceptarse sin grave reserva
la idea de una "disposición genotípica romántica"
(romantische Anlage) -—y aten gám on os a la l ínea ge ne
ral de su pensamiento.
Provistos de su correspondiente disposición heredi
taria, meramente potencial todavía, todos los niños
coetáneos entran en contacto con la Historia por obra
de la educación. Todos ellos son sometidos a condi
ciones educativas semejantes. ¿Cómo se hará visible y
87
N o creo ilícito exponer el pensamiento de Petersen dándole, sin alte
rarlo en nada, un orden de que carece en la exposición original.
242
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 243/334
operante aquel la disposición heredi tar ia de los mucha
chos? Según su especificidad, responde Petersen. Cuan
do la especificidad genética del joven case bien con la
índole de la educación recibida y, por lo tanto, con el
espíritu de la época a la sazón reinante, ese joven con
tinuará prosecutivamente la obra histórica de los pa
dres .
Si, por el contrario, existe un antagonismo entre
la potencial "tendencia" de la disposición genética in
fanti l y el t ipo de la educación recibida, su rgirá u na o po
sición, más o menos grave y manifiesta, entre esa na
ciente vida y el medio en que se forma. Esto acontece
siempre. Mas la definitiva consecuencia histórica será
distinta según el vigor, la frescura y la capacidad de
encantamiento de la situación histórica en que el joven
es educado.
Dos casos extremos pueden imaginarse. Cuando es
grande el vigor de la si tuación histórica—esto es, cuan
do los padres viven con fructífero entusiasmo su pro
pia situación'—, la leva infantil se parte en tres frac
ciones: una, la de disposición hereditaria más idónea,
ve potenciada esa disposición suya y prosigue con ardo
roso y aún redoblado empeño la obra paterna; otra ,
medianamente dotada para aquel la part icular coyuntu
ra histórica, se adapta más o menos pasivamente a la
acción de los bien dispuestos; una tercera, en fin, mal
equipada genotípicamente frente a tal quehacer—con
otras palabras: bien dotada para t r iunfar en una si tua
ción histórica dist inta—, soporta a contracorriente, ha
ciendo lo que puede, la victoriosa actividad de los fa-
243
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 244/334
vorecidos. Truécase el resul tado cuando la si tuación
histórica es vieja y fosilizada, como hacia 1785 sucedía
con la si tuación histórica que l lamamos "Ilustración";
entonces t r iunfan como rebeldes los inadecuados, sú
manse a ellos los adaptables y prosiguen los idóneos,
convertidos ahora en vencidos y caducos epígonos, la
obra ya agotada de sus desfal lecientes educadores
38
.
Dicho de otro modo: nace a la vida histórica una nueva
generación.
Este modo de nacer las generaciones condiciona su
interna estructura. Hay, en efecto, tres t ipos humanos
distintos en cada generación: el t ipo generacional de
los
conductores,
el de los
dirigidos
y el de los
oprimi
dos. Lo antes dicho evita ulteriores explicaciones y
ejemplos
39
.
El curso del suceso generacional—o, mejor, la vi
sión que de él t iene Petersen—depende igualmente de
ese modo de nacer a la vida histórica los grupos ge
neracionales. Aparece en primer término la vanguardia
de los más dotados para la rebeldía histórica; viene
38
Los mal dotados para la situación en que viven son, pues, epígonos
o precursores, según se les mire desde la generación anterior o desde la
siguiente a esa situación.
3 9
Petersen aplica esta trina ordenación tipológica al conjunto de hom
bres que forman la generación romántica alemana. Fr. Schlegel, Novalis,
W ern er, W acke nrode r y Brentano habrían sido conductores; A. W . Schlegel
y Tieck, dirigidos. A ellos se une una cohorte de seudorrománticos, que sigue
la moda del tiempo, y entre ellos viven, oprimidos, los antirrománticos por
temperamento, acechando la hora de su triunfo. Este habría comenzado ha
cia 1830, año terminal del ya gastado Romanticismo.
244
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 245/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 246/334
los
40
. Las últimas promociones de la Ilustración, por
ejemplo, son anti tét icamente combatidas en Alemania
por el irracionalismo del grupo Sturm und Drang, y
tras éste viene la tendencia armónica del clasicismo ale-
man. Mas ¿qué podrá intentar la generación subsiguien
te a la síntesis? Apenas otra cosa que adherirse vehe
mentemente a una de las dos act i tudes armonizadas y
extremarla, desorbitarla: es, por ejemplo, la "exalta
ción" (Steigerung) que el Rom anticismo hizo de la ten
dencia Sturm und Drang. O tr as veces no l lega la sínte
sis,
y las generaciones se suceden en permanentes an
tí tesis con la que las precede: realismo e idealismo, na
turalismo y neorromanticismo, impresionismo y expre
sionismo, se contraponen generacional y sucesivamente
en el siglo xix, desde el ocaso del período romántico.
Tal es, en esquema, el pensamiento que Petersen
expone en su l ibro sobre la esencia del Romanticismo
4 0
A lg o pa rec id o a e s to hab r í a apu n tad o Eugen io d 'O rs en su t r aba jo
de 1910 sobre La fórmula biológica de la lógica, y esto me venía a decir
en una sabrosa car ta de 1937, comentando e l r i tmo de las más rec ientes ge
nerac iones de españoles . Spranger escr ibe , por su par te , en la Psychologie
des ]ugendalters: "N ac e s iemp re la juve ntud con la to ta l ida d de las fuerzas
humanas , l l ena de l anhe lo de ob ra r y goza r . Cuando e sa to t a l idad desborda
a las formas de v ida preexis tentes , impónese con espec ia l in tensidad e l im
pulso v i ta l . Por eso se hacen of ic ia les los h i jos de los pastores y pastores
los h i jos de los mi l i ta res . Po r eso s igu e a l rac iona l ismo e l roma nt ic ism o (con
el Sturm und Drang como pre lud io) , y a las épocas or ien tada s po r la H is
tor ia la host i l idad contra la Histor ia . El pr inc ip io hege l iano de la evoluc ión
no es un movimiento de conceptos, s ino un movimiento de la v ida mis
m a (op. cit., pág. 153) . Recuérdese , en f in , e l esbozo de h ipótesis b io lógica
con que Menéndez Pe layo pre tende expl icar e l r i tmo dia léc t ico de l acontecer
histórico. (Cf. mi
Menéndez Pelayo,
pá gs . 265 y s igs .)
246
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 247/334
alemán. En su ulterior trabajo sistemático acerca de las
generaciones l i terarias recoge y amplía nuestro autor
las ideas que sirvieron de esqueleto a su comprensión
generacional del grupo romántico. Luego de discutir
ampliamente la duración cronológica de las generacio
nes históricas, concluye: "la generación no puede ser
considerada como una medida regular del t iempo, dada
en la duración media de la actividad individual, ni es
una semejanza determinada por el nacimiento, sino una
unidad producida por comunidad de dest ino, que en
cierra en sí una igualdad de experiencias y de fines.. .
La serie de las generaciones significa la cadencia del
destino, y mediante ella son compelidas a un mismo
ritmo en el trabajo innumerables existencias individua
l e s " .
El acento fundamental del concepto que Petersen
propone no recae, pues, sobre la biología del suceso
generacional, sino sobre su fracción más propiamente
histórica.
Ocúpase muy especialmente Petersen en precisar
los momentos consti tutivos de toda generación literaria
propiamente dicha. Ocho son los que dist ingue: 1.
He
rencia, Los ejemplos que ahora aduce no añaden nada
a las ideas expuestas en su l ibro sobre la generación
romántica. 2.
Nacimiento.
E l año en que nac en los
miembros de un equipo generacional influye, evidente
mente, en la ulterior configuración de éste. No es indi
ferente el hecho de que fuese ochó años la máxima dife
rencia de edad entre los jóvenes de la generación ro
mántica alemana. 3. Elementos formativos de la vida
247
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 248/334
personal . "Los t ipos h is tór icos de la educación^dice
Petersen—deben ser comprendidos como t ipos genera
cionales." Todos los miembros de una generación reci
bieron en sus almas los mismos o parecidos elementos
formativos. Y, por otra parte, sólo surge a la Historia
una generación cuando ta les e lementos, gastados ya,
habían perdido "la forma y la norma". 4.
Comunidad
personal, trato directo entre los miembros del conjunto.
Resume Petersen en este concepto los t res momentos
estructurales a islados por K. Mannheim, desde un punto
de vista sociológico, en el suceso generacional: la sede
geográfica generacional {Lagerung) o ám bito espac ial
común de toda la generación; la conexión generacional
o comunidad de destino entre los individuos residentes
en el mismo ámbito; y las unidades generacionales, gru
pos concretos (literarios, políticos, etc.) que elaboran a
su manera las experiencias comunes a toda la genera
ción. La convivencia universitaria, las relaciones amis
tosas y epistolares, la colaboración en las mismas re
vistas , etc. , son las formas concretas de esta comuni
dad personal . 5 .
Experiencias generacionales
comunes.
Refiérese Petersen a los grandes sucesos por todos con
vividos, y dist ingue entre experiencias formativas, de
acción lenta y paulatina, y experiencias catastrofales,
tormentosa y súbitamente activas sobre la figura histó
rica de la generación. 6. Caudillaje o influjo de una
personal idad poderosa o de un t ipo humano sugest ivo
sobre el conjunto generacional: como organizador del
grup o una s veces (A. W . Schlegel, por e jem plo) , como
248
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 249/334
mentor o t ras (Herder) , como héroe venerado a lgunas
(Ste fan George , Rica rdo Wagner ) . Es ta acc ión suges
tiva o conductora puede ser ejercida después de muerto
el "conductor"; así en los casos del maestro Eckhart ,
de Nietzsche, de Dil they. 7. Lenguaje generacional.
Toda generación l i teraria se define por una innovación
en el lenguaje (neologismos, peculiaridades estilísticas,
e tcé tera) . 8 . Fosilización de la generación anterior. E l
triunfo del grupo juvenil exige, ya lo sabemos, la inefi
cacia histórica de sus padres y abuelos.
La coincidencia de todos estos factores engendra y
consti tuye una generación histórica. Debe pensarse, sin
embargo, que, aun siendo tantas las condiciones simul
táneas, nunca es un cuerpo cerrado y rígido el conjun
to generacional . En la generación debe verse "una ca
dencia , no una melodía—advierte Petersen—; y así ,
part iendo del principio de ordenación que ella repre
senta, es imposible concluir forzosamente el color y la
luminosidad de las aportaciones individuales. Es sólo
un esquema lineal del cuadro, una disposición de su
figura total y un plano de su real estructura. Pero nunca
podrá ser agotadoramente expl icada la obra de un in
dividuo por la de su generación". Tanto menos podrá
explicarse, cuanto que, aun no contando con la l ibre
personalidad de la operación creadora, la realidad mis
ma de la generación es harto movediza y lábil .
Tres razones se concitan para hacer imprecisa la
figura de una generación. Es una la existencia de uni
dades subordinadas (l i terarias, polí t icas, art íst icas, etcé-
249
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 250/334
t e r a ) ,
no siempre fáciles de deslindar entre sí, dentro
de cada conjunto generacional. Otra consiste en la in-
determinabil idad del ámbito espacial y de la profun
didad social a que se extiende cada generación. Es la
tercera la incalculabil idad del lapso temporal que sepa
ra a cada generación de la que le precede y de la que
le sigue. La unidad interna, la demarcación geográfica,
la figura social y la situación cronológica de la gene
ración son siempre inciertas. ¿Podrá esperarse que sea
escueto y firme el contorno del grupo humano por todos
esos caracteres definido? Eppur si muove. No obstante
tales reservas y restricciones, la idea de generación es
ho y ineludible en tod o inten to historiográfico serio y d e
licado.
P1NDER
Hasta aquí, Petersen, tal como yo lo veo. El mismo
año en que Petersen dio a la luz su libro sobre la esen
cia del Rom anticismo alem án, publ icó W . Pind er , d en
tro de un volumen en honor de J. Volkelt , un trabajo
ti tulado Historia del Arte por generaciones
41
. Este en
sayo se convirt ió pronto en un l ibro famoso:
El proble*
ma de la generación en la Historia del Arte europeo
42
.
4 1
Kunstgesch ichte nach Genee aíionen, en el libro Zwischen Phitosophie
und Kunst,
dedicado a Joh. Volkelt con motivo del centesimo semestre de
su docencia, Leipzig, 1926.
4 2
Das Problem der Generation in der Kunstgeschichte Europas.
Yo he
manejado la 3.
a
edición, Leipzig, s. a. Alfred Lorenz, hijo de Ottokar, aplicó
en 1928 a la Historia de la Música
(Musikgeschichte in Rhyíhmus der
G e-
2 5 0
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 251/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 252/334
"línea vertical", una suerte de sonda del t iempo. Esta
sonda marca niveles cuali tat iva y coetáneamente dist in
tos, y cada uno de esos niveles es una generación dife
rente. Usemos el símil musical a que con tanta frecuen
cia y tan significativa fruición recurre Pinder. Cada
"punto temporal" viene a ser un acorde aparente y ver
t ical de varios sonidos; los cuales, horizontalmente en
lazados con sus homólogos de los acordes verticales an
teriores y posteriores, componen un sistema de notas
sucesivas ordenadas en fuga. La comprensión histórica
sería en muy buena parte el arte de percibir esta acor
dada o discordante polifonía, que, contra las primeras
apariencias, no l lega a ser unidad, mas tampoco es un
caos.
He aquí una diáfana representación gráfica del pen
samiento de Pinder , basada, para recurr i r a lo más pró
ximo,
en una consideración de María Luisa Caturla .
En los años 1920 y 1930 conviven en el arte español,
dando aparente unidad, con su diversidad polifónica, a
cada uno de esos dos "puntos temporales", varias ge
neraciones de pintores: la de Moreno Carbonero, la de
Zuloaga, la de Picasso. Hacia 1930 se añade al acorde
—o a la disonancia—vertical de esas generaciones una
generación pictórica nueva, la sobrerrealista, que pode
mos personificar en Dalí. He aquí la versión gráfica de
esa rea lidad . Los pu nto s A , B, C y A ' , B ' , C D son
los sonidos aislados que, juntándose, componen las dos
aparentes unidades pol i fónicas l lamadas "pintura espa
ñola de 1920" y "pintura española de 1930"; y las l í-
252
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 253/334
neas A A ' , B B ' , C C ' y D D ' son o tros tan tos siste
mas horizontales, ordenados en fuga, representat ivos
del curso temporal de las dist intas generaciones.
1920
1930
La idea de generación sería, en consecuencia, el eje
de toda Historia del Arte verdaderamente "cient í f ica".
Así lo postula Pinder, y en el año del nacimiento del
artista ve a la vez el criterio discriminativo de su gene
ración y el momento determinante de su peculiaridad
creadora. He aquí , textualmente, sus dos asertos fun
damentales: "I. La fecha del nacimiento de un art ista
condiciona el despliegue de su esencia, y en parte hasta
su esencia misma. La esencia del art ista depende, por
t an to ,
de cuándo ha nacido. Sus problemas nacen con
él, hállanse determinados por el destino. II . Los art is
tas no son puestos en aislamiento por virtud de este
253
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 254/334
hecho, sino agrupados. Hay, en efecto,
generaciones,
y en el carácter de los problemas de éstas domina nor
malmente la unidad. La generación no es todavía un
estilo,
pero sí un valor estilístico." El ritmo interno de
las "épocas" estaría determinado por el ri tmo y por la
polifonía de las generaciones.
Esta suerte de predestinación histórica del art ista
—misteriosa, como el destino mismo—es entendida por
Pinder con una mente crasamente vitalista. Es muy sig
nificativo el hecho de que en el prólogo a la primera
edición de su libro vea en él Pinder una contribución a
"la unidad biológica de la nueva Europa". Cree ade
más que el destino de su generación—'Klages, Spengler,
Dacqué, Nadler , é l mismo—consiste en superar vi ta l is-
tamente el antagonismo o, mejor, la antinomia entre las
ciencias naturales y las ciencias del espíritu. La elec
ción del año del nacimiento como criterio supremo para
el deslinde de las sucesivas generaciones afirma tam
bién la tendencia biologista de su pensamiento, y no
es ajena a ella la inequívoca complacencia con que en
el prólogo a la segunda edición recoge y subraya los
párrafos más medularmente biológicos del pensamien
to de Ortega acerca de la generación
43
. "Espera el au
tor—léese, en fin, a modo de programa, en la página
segunda del l ibro de Pinder—'hacer perceptible un su
ceso biológico, una regularidad viviente; misteriosa,
i3
Su bra ya , po r e jemplo , aque l lo de que " los miem bros de una gen e
rac ión v ienen a l mundo do tados de c i e r to s ca rac te re s t í p i cos" . Ci t a P inde r
la t raducc ión a lemana de
El tema de nuestro tiempo,
publicada en 1928.
254
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 255/334
pero eficaz." Las generaciones serían, en suma, "uni
dades biológicas"
4A
,
Tan decisiva es para Pinder esta supuesta primacía
del nacimiento sobre la experiencia, que según él, en la
configuración de la personalidad art íst ica de un pintor
apenas contarían las influencias educativas: "El filósofo
de una generación de pintores—'afirma, escorzando un
poco la expresión—no es aquel que esa generación lee
y en el que tal vez cree, sino el que ha nacido con ella
y del que tal vez nada sabe." Quiere decir: la filosofía
de un pintor es la que él vive, aunque no la sepa, y no
la que lee, aunque la sepa. Por innegable que sea la
presencia de cierta dosis de verdad en el meollo del
precedente aforismo—-Eugenio d 'Ors ha mostrado cómo
sucedía esto en Cézanne y en Juan Gris—-, esa verdad
no es toda la verdad. Y, por otra parte , lo que de ver
dadero t iene el dicho mentado no es susceptible de tan
simple explicación cronobiológica: si un pintor tiene,
implícitamente, la filosofía del filósofo coetáneo, no debe
verse en la mera coetaneidad la causa del parecido, sino
en la coeducación y en la convivencia que tal coetanei
dad determina. Decididamente, nada hay tan propicio
4 4
Tam poco es un azar que Pinder tenga a las generaciones por "ente-
lequias", en un sentido entre aristotélico y driescheano del vocablo. Acerca
del sistema de "entelequias" que, según él, determinan la singularidad his
tórica de un artista (género del arte, expresión hablada, estilo, generación,
individualidad, nacionalidad), no puedo entrar aquí. Todo ello me parece,
contra lo que Pinder anuncia, muy necesitado de claridad conceptual y ver
dadero orden. Quien tenga interés por el tema vea el "Resumen" que del
libro hace su autor en las páginas 145 a 156.
255
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 256/334
al olvido o tan vocado al menosprecio como las eviden
cias más elementales e inmediatas.
Opera con máxima eficacia sobre el pensamiento de
Pinder la metáfora de una Humanidad uni tar ia y ma
ternal . Por razones estr ic tamente mister iosas—piensa
Pinder—, manifestaríase según un cierto ri tmo la po
tencia genitriz de la Humanidad. Hay ocasiones en que
su fert i l idad se hace pródiga, y en el lapso de poquí
simos años—dos, cuatro, seis—pone en el mundo un
manojo o una apretada ser ie de generaciones de gran
des maestros: las fechas natales de Miguel Ángel
(1475) ,
Giorgione (1478), Tiziano (1477) y Rafael
(1483) patent izan uno de ta les momentos. Otras veces,
como si la naturaleza se hallase fatigada, pasan largos
años horros de art istas geniales o poblados, a lo sumo,
por alguna figura aislada: son los "maestros intercala
r e s "
(Zwischenmeister)
, m ono líticam ente solitarios,
como Piero di Cosimo, epigonalmente tardíos, como
Burne , o madrugadoramente precursores , como Manet .
Una generación de ar t is tas ser ía , dentro del pensamien
to de Pinder , un par to múl tip le de la "H um an ida d" — de
la "Naturaleza", en úl t ima instancia—, especialmente
afortunado. Perdóneseme la del iberada tosquedad de la
imagen, en gracia a la fidelidad con que desenmascara
los últimos supuestos de la concepción vitalista de la
Historia.
256
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 257/334
WECHSSLER
Con lo dicho, todo buen entendedor entenderá sin
duda lo que piensa Pinder sobre el problema de la ge
neración
45
. Quedan todavía por exponer, s i he de cum
plir el programa de esta ya dilatada retrospección, las
ideas de l romanis t a Eduardo Wechss le r
46
. El pensa
miento de Wechssler se apoya en Ranke y Dil they.
"Surgen con intervalos desiguales'—escribía en 1923'—
nuevos grupos de levas juveniles o, por mejor decir,
portavoces y conductores de una nueva juventud. Todos
ellos están enlazados entre sí : interiormente, por la se-
4 5
E l conte nido de l l ibro de Pin der es , ev identem ente , m uch o má s r ico .
Por e jemplo: en un "Excurso" apl ica esa considerac ión "pol i fónica" de la
Histor ia a l problema de la "no coe tane idad" de las d is t in tas Artes . La "edad"
histórica de cada una de el las sería diferente, según la serie decreciente
a rqu i t ec tu ra -e scu l tu ra -p in tu ra -mús ica abso lu ta . Una s in fon ía de Bee thoven
es a la Listoria de la Música lo que una catedral gótica a la historia de la
Arqui tec tura ; mas como la música es un a r te mucho más joven que la Ar
qui tec tura , la s infonía se presenta h is tór icamente quin ientos años después.
Desde e l punto de v is ta a r t í s t ico , la Arqui tec tura , reduc ida a imi ta r o a
cumpl i r func iones de pura u t i l idad , se r ía hoy un a r te agotado.
4 6
En un a r t ículo de 1923 ("D ie Au se ina nde rse tzu ng des deutschen
Ge i s t e s mi t de r f r anzos i schen Aufk la rung" , Deu tsche Vieríeljahrschriit für
Liíeraturw iss. u. Geistesgesc h.,
I , 615) dec la ra W ech ss le r habe r cons t ru ido
durante ve in te años sus lecc iones sobre h is tor ia de la Li te ra tura mediante e l
concepto de generac ión, según la v is ión d i l theyana de ésta . Cuatro años más
ta rde expuso su propio pensamiento acerca de la generac ión en su a r t ícu lo
Die Generation ais Jugendgemeinschaít
(en e l volum en de hom enaje a
Breys ig Geist un Gesellschaft, 1927, I , pá gs . 66-1 02) . E n 1929 volvió
Wechssle r a enfrenta rse con e l tema en "Das Problem der Genera t ionen in
de r Ge i s t e sgesch ich te " , Davoser Revue, IV , 8. Léese un a expo sición del
p e n s a m i e n t o d e W e c h s s l e r e n D i e
literarischen Generationen,
de Pe te rse n ,
y o t ra , más b ien polémica , en e l pró logo de Pinder a la segunda edic ión de
su l ibro.
257
17
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 258/334
mejanza de los supuestos que a todos impuso la común
situación histórica, y exteriormente por la ocurrencia
de su nacimiento en un breve lapso temporal ." Más
tarde añadirá un par de importantes precisiones a su
idea de la generación: la noción de "punto de emergen-
cia" (Quellpunkt) y la de "com unidad juven il" (/«-
gengdgemeinschafí) .
No es la fecha en que un hombre nació el momento
verdaderamente decisivo para decidir su pertenencia a
un grupo generacional , piensa Wechssler , s ino el mo
mento de su emergencia, la oportunidad (kairós) de su
aparición en la escena histórica. Mucho más que un
equipo de coetáneos, una generación sería un grupo de
hombres nacidos simultáneamente a la vida histórica. Y
como es en la juventud cuando se nace a la Historia,
una generación será siempre—sálvense las ineludibles
excepciones individuales—una "comunidad juveni l".
He aquí cómo es definida esa comunidad humana
en que la generación consiste: es "la suma de aquellas
promociones juveniles de una estirpe, de un pueblo o
del mundo que, por el imperativo externo de la proxi
midad de su nacimiento y por la exigencia interna de
las comunes impresiones, experiencias y hazañas de su
infancia y de su adolescencia, crecieron con análogo
temple de su vida, en actitud espiritual parecida y con
un repertorio de problemas semejante; en los cuales fue
ron luego confirmadas, hasta el momento de su primera
madurez y de su aparición en la Historia, tanto por el
trato diario y por el mutuo aliento, como también, no
258
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 259/334
raramente, por la resistencia que el mundo les opone".
Una generación nueva expresaría siempre una colisión
entre el "espíritu juvenil" y el "espíritu de la época"
{Zeitgeist)
.
Aparece una nueva generación, concluye Wechssler ,
cuando está ya agotada la obra histórica de la ante
rior, y halla su primer camino en l lenar las lagunas que
descubre en esa ya pericli tada obra de sus predecesores.
De el lo se desprende que los intervalos entre las dis
t intas generaciones sean, para nuestro autor, muy irre
gulares y absolutamente incalculables. Cada genera
ción es un asalto renovador contra la vida histórica
precedente; y en cada uno de esos asaltos se revela,
dice Wechssler, "la fuerza misteriosa de todas las cosas
divinas"
47
.
DRERUP
En su libro antes mencionado intenta el filólogo
E. Drerup aplicar a la historia de la Antigüedad clá
sica el concepto de la generación como período funda
mental y elemental del acontecer histórico. Apóyase en
un somero comento de las diversas acti tudes ante el pro
blema y, sin mucha discriminación personal, adopta una
vaga idea de la generación en la que se mezcla y con-
47
M e limito aquí a transcribir las ideas cardinales más aprov echables
de la construcción de Wechssler. Acerca de otros pormenores más arbi
trarios (por ejemplo: la distinción de los cuatro modos del pensamiento
entre los cuales han de elegir las sucesivas comunidades juveniles) he pre
ferido no decir nada.
259
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 260/334
funde la inf luencia de Ortega—el Ortega de El tema
de nuestro tiempo-*,
Pin der y Pe tersen . E s cierto— dice
Drerup—que cada año y aun cada día nace una nueva
generación y que, en consecuencia, el cambio histórico
debe cumplirse por pasos mínimos, sin un relieve espi-
ri tual de este o el otro grupo generacional; también es
cierto que la aparición de personalidades geniales o de
sucesos exteriores revolucionarios es capaz de producir
cambios históricos al margen del ri tmo de las genera
ciones. Mas, a pesar de ello, "una simple y superficial
observación de ciertas series evolutivas de la cultura
humana debe conducir al descubrimiento de un cambio
periódico, cuya sucesión se cumple con sorprendente re
gularidad y justamente en correspondencia con la serie
de las generaciones".
El curso de la Historia sería, por lo tanto, un rí tmi
co latido de cambios históricos de primer orden, los
propiamente generacionales, integrados por minúsculos
cambios históricos de segundo orden, los anuales y co
tidianos. Este ri tmo consti tuiría el cañamazo fundamen
tal del acontecer histórico, y se hallaría ocasionalmente
alterado por la imprevisible aparición de personalidades
geniales o por la súbita emergencia de eventos incalcu
lables.
No se atreve a decidir Drerup si el carácter t ípi
co de cada generación está biológicamente determinado
o se adquiere en el curso de la vida; si es genotípico o
fenotípico, como él dice, con un erróneo entendimiento
de los conceptos de Johansen. Admite, en cambio, que
el período del ritmo generacional puede ser fijado en
26
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 261/334
treinta años y afirma, como preparándose una vía de
escape, la posibil idad de una discordancia temporal en
tre las generaciones políticas, las intelectuales y las ar
tísticas.
Armado de estas sumarísimas ideas y de pocas más,
bebidas en Petersen, lánzase val ientemente Drerup a
ordenar por generaciones periódicas la historia de la
Antigüedad clásica. A los fi lólogos e historiadores dejo
la revisión y la crí t ica del ensayo de Drerup. Yo lo
encuentro sumamente art ificioso, no contando la ende
blez de los conceptos en que lo basa. Para Drerup, como
para todos los que hacen de la generación el período
fundamental del acontecer histórico, no es la genera
ción un hallazgo empírico, sino un molde conceptual
forjado a pvioti y proyectado sobre el curso de ese acon
tecer.
Si se prescinde de otras aportaciones mucho menos
importantes y novedosas (las de R. Alewyn y Jechske,
por ejemplo), las páginas anteriores dan, creo yo, una
idea bastante aproximada de la si tuación en que actual
mente se encuentra este asendereado problema de la
generación. Los nombres de Ranke, Dil they, Ortega,
Petersen, Pinder , Wechssler y Mannheim señalan, in
dudablemente, los hitos fundamentales de su historia
48
.
¿Cabe, por ventura, dist inguir en esa historia algunas
líneas generales?
4 8
N o debo cerrar esta exposición histórica sin aludir a dos tentativa s
españolas para hacer de la generación un mito y un concepto políticos: la
de Ledesma Ramos y la de José Antonio Primo de Rivera. Ledesma Ramos
2 6 1
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 262/334
RESUMEN: MANNHEIM Y PETERSEN
Aisla Mannheim dos tendencias dominantes en el
modo de tratar el problema: la positivista o biológica
y la romántica e historista. El positivismo halla en la
generación un medio cómodo para cuantificar el curso
del acontecer histórico. Para un historiador posit ivista
de mentalidad biológica, la generación es la unidad de
medida del tiempo histórico y, a la vez, el ascenso de
un escalón en el movimiento inexorable del progreso
49
.
l lamó "mesianismo de las juventudes" a la conc ienc ia generac iona l de los
jóvenes en los momentos revoluc ionar ios y c r í t icos de la Histor ia . "Advier te
entonces la conc ienc ia de las juventudes—escr ibe—que su mera presenc ia ,
su so la apar ic ión s igni f ica ya una posib i l idad de sa lvac ión y de grandeza ,
una au ro ra pa ra e l mundo . "
José An ton io empleó t axa t ivamen te l a pa lab ra "gene rac ión" . Ten ía de l a
generac ión un concepto genuinamente h is tór ico y misiona l , def in ido proyec-
t iva y no b io lógicamente . Def in i r ía a una generac ión, según é l , la común
voluntad h is tór ica f rente a un problema comúnmente sent ido , y no la edad
n i o t ra no ta b io lóg ica cua lqu ie ra . "Cuando hab lo de nues t ra gene rac ión
—decía—ya entendéis que no a ludo a n ingún va lor c ronológico: es to se r ía
demasiado superf ic ia l . La generac ión es un va lor h is tór ico y mora l : per te
necemos a la misma generac ión los que perc ib imos e l sent ido t rágico de la
época en que v iv imos y no só lo acep tamos , s ino que recabamos pa ra nos
ot ros la responsabi l idad de l desenlace . Los oc togenar ios que se incorporen
a esta ta rea de responsabi l idad y de esfuerzo , per tenecen a nuest ra genera
c ión . . . " José Antonio admite , como Ortega , la posib i l idad de graves d iscre
panc ias en e l seno de una misma generac ión, s in menoscabo de c ie r ta unidad
de afán y de est i lo en todos los miembros que la componen: "esta conciencia
de la generac ión está en todos nosotros—añade , d i r ig iéndose a todos los
e spaño le s—. Y , s in embargo , andamos ahora pa r t idos en dos bandos . . . "
4 9
El posi t iv is ta de me nta l ida d b io lógica sust i tuy e a l "s ig lo" po r la
"generac ión" y respi ra sa t i sfecho, c reyendo haber ha l lado la unidad de
med ida r igurosamente ad ecu ad a a l acon tecer h is tór ico . M as aun qu e su c ri
te r io mensura t ivo haya pasado de l g i ro de los ast ros a l c ic lo genera t ivo de
262
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 263/334
El histerismo romántico atiende, más que a la duración
externa, a l contenido histórico de la gen eració n, y ve
en ella un expediente para sustraer el curso de la His
toria al molde exterior de los años y los siglos. Cada
generación es entonces un elemento cualitativamente
distinto del acontecer histórico, y en ella no importa
tanto su extensión temporal, siempre irregular e inde
terminable, como la índole de su contenido espiritual.
La duración del suceso generacional no dependería en
tal caso del ritmo genealógico,, sino de la fuerza histó
rica que la pone en movimiento contra lo viejo y hacia
lo inédito.
No dista mucho de esta sinopsis de Mannheim la
que hace Petersen en su trabajo sistemático sobre las
generaciones l i terarias. ¿Nace la generación o se hace?
Esta y no otra es, dice Petersen, la cuestión fundamen
tal . Dos act i tudes contrapuestas pueden dist inguirse en
la respuesta: 1. La generación nace. En tal caso, lo im
portante es la fecha del nacimiento. La elaboración con
secuente de este principio conduciría a una suerte de
astrología histórica. 2. La generación se hace. Lo deci
sivo es la aparición de una simultánea y común voluntad
de operación histórica, y el peligro está ahora en una
las estirpes humanas aisladas, no por ello es menos flagrante su truco inte
lectual. La Historia no es una expansión temporal de la Biología, sino la
obra de un gran número de vidas personales simultáneas y sucesivas. El
bios del acontecer histórico no es el bios de la bio-logía, sino el de la
bio-grafía; la vida histórica no es vida biológica, sino vida personal. He
aquí una perogrullada olvidadísima durante los últimos decenios.
263
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 264/334
especie de mistagogía de la Historia. A estas dos acti
tudes puede añadirse una tercera; para la cual , háganse
las generaciones o nazcan ya hechas, lo importante del
suceso generacional es la posibilidad de utilizarle como
medida elemental para la ordenación de la Historia en
épocas y períodos. La generación se convierte enton
ces en instrumento o pretexto de ese quil iasmo secula
rizado que es, a la postre, la periodización sistemática
del curso histórico.
No vacilo yo en aceptar como buenos los t ipos que
desl indan Mannheim y Petersen. Mas a pesar de la
diametral distancia que parece exist ir entre una acti tud
y su contraria—posit ivismo e histerismo en el caso de
Mannheim; nativismo y creacionismo en el de Peter
sen—', me atrevo a sugerir que todas ellas reposan sobre
supuestos comunes: la secularización y la naturaliza
ción, más o menos biológica, del pensamiento historio-
lógico. Las ideas vigentes acerca de las generaciones
históricas tienen en su fondo, de modo más o menos
perceptible y bajo especie más o menos biológica o dia
léctica, una visión secularizada y naturalizada del acon
tecer histórico. No es lo fundamental preguntarse si las
generaciones nacen o se hacen, como piensa Petersen,
sino inquirir , mucho más ingenua y radicalmente, si
existen o no; y, en el caso de que existan, indagar en
qué consiste y cómo debe ser entendida su realidad. A
ello se endereza el siguiente capítulo.
264
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 265/334
C A PÍ T U L O V I I
LA G E N E R A C I Ó N C O M O C O N C E P T O H I ST O -
R I O L O G IC O . T E O R Í A D E LA G E N E R A C I Ó N
y^, OMENCÉ la primera parte de este capítulo pregun
tando con ignorante y curiosa honradez: ¿qué es una
generación? Comienzo ahora la segunda repit iendo la
misma pregunta; tal vez con menos ignorancia, pero,
indudablemente, con más perplej idad. Las diversas me
ditaciones sobre el tema difieren entre sí tan desconso-
ladoramente, que si uno viese la verdad en la concor
dancia, al modo de Stuart Mili , se quedaría al f in con
este paupérr imo resul tado entre sus manos: una gene
ración es un conjunto de hombres más o menos coetá
neos , cuya vida histórica se parece entre sí . En todo lo
demás—-anchura del grupo humano, rigor de la coeta-
neidad, índole y causa del parecido, etc. , etc.—'discre
pan ampliamente las opiniones.
Esta hondísima discrepancia en cuanto al sentido y
265
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 266/334
al contenido del concepto es en sí misma harto sospe
chosa. Tanto, que uno l lega a preguntarse con cier ta
escama si la idea de generación, entendida en su acep
ción historiológica, no pasará de ser un fantasma, un
embeleco, un ente de razón procedente de aplicar l ige
ramente al curso de los sucesos históricos un concepto
nacido de los hechos biológicos. Esta impresión se ro
bustece cuando se examinan con atenta ingenuidad las
fuentes primeras de la nueva acepción, y muy especial
mente los textos de Ranke y de Dil they. Sin hacerse
cuestión de la licitud de su proceder, e incurriendo en
una metábasis eis alio genos, creen uno y otro—-más
R an ke que D ilthey, sin embargo—- qu e un c oncep to bio
lógico, vulgarmente usado desde la Antigüedad en re
lación con el curso biológico de la vida humana, puede
ser convertido en concepto historiológico—focante, por
lo tanto, a la
coexistencia sucesiva y personal
de los
hombres-—con sólo "inyectar" contenido histórico den
tro de su nuda y vacía formalidad. Sólo analógicamente
puede darse una acepción histórica al concepto de "ge
neración", como sólo analógicamente puede usarse la
misma pa labr a— '"na tura leza ", por ejemplo-— p ar a de
signar la "naturaleza" de la piedra y la "naturaleza
humana". El problema está en precisar el modo y los
límites de esa analogía. Intentaré lograrlo en lo tocante
al concepto historiológico de la generación.
1
Recue rdo un Discu rso de Ape r tu ra de mi maes t ro de Qu ímica ,
A. Ip iéns, hace ahora ve in te años, acerca de La discontinuidad, estructura
fundamental del Universo.
266
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 267/334
DISCONTINUÍSIMO HISTÓRICO Y VIDA PERSONAL
Recordé antes una predicción histórica de Ortega.
Barruntaba nuestro pensador, a l lá por los días de 1911,
que, tras el avasallador imperio del continuismo, del
evolucionismo y del inñnitismo sobre el pensamiento
científico, iba entrando este pensamiento en una época
de discontinuísmo y finitismo. La historia de la ciencia
contemporánea parece confirmar esta temprana intui
ción
1
, y no ha sido la ciencia histórica ajena a tan ge
neral y decisivo cambio en la actitud del pensamiento
humano.
Durante todo el siglo xix, bajo el peso de la histo-
riología del Romanticismo y de la vivencia romántica
de la Historia, vióse el acontecer humano como un con
tinuo despliegue, en el que se irían actualizando suce
sivamente las potencias de la naturaleza humana. Poco
importa que la interpretación teórica de ese despliegue
fuese lógica y dialéctica, como la de Hegel, o biológica,
como la de los naturalistas y antropólogos del evolu
cionismo y la de los organicistas de la "escuela histó
r ica". "La Naturaleza no da sal tos", había dicho Leib-
niz; la Historia, despliegue sucesivo de la "naturaleza
humana", tampoco los dará , piensan todos los historió-
logos del siglo pasado y no pocos de éste.
El resultado fué la visión del acontecer histórico
como una evolución continua, en la cual, part iendo de
una indiferenciación siempre potencial , ir ían tomando
forma sucesiva los conceptos, las instituciones, las for^
267
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 268/334
mas de vida, los saberes del hombre. Desde Winckel-
mann, que por vez primera escribe una "Historia del
Arte
an t iguo ", en lugar de una historia de
los artistas,
coma hasta entonces era habi tual
2
, hasta Dilthey, de
cuyos alegatos en pro de la continuidad de la ciencia
europea he dado breve cuenta—pasando, na tura lmen
te , por Hegel y Augusto Comíe—, apenas hay excep
ción, ni siquiera entre los que creen que las generacio
nes representan "cortes" naturales en el curso de la
Historia
3
. Cada vez serán más abundantes y se cree-
2
Pa ra d igm a , e l Va sa r i .
3
He mo s o ído dec i r a Di l th ey que la se r ie de las generac iones " forma,
dentro de c ie r tos l ími tes , un todo cont inuamente l igado" . Lo mismo puede
dec i rse de Cournot , o t ro de los pr imeros en hacer de la generac ión una
un idad de med ida h i s tó r i ca . Cree Courno t (Considerations sur la marche des
idees eí des événements dans les íemps modernes, Pa rís , 1872, I , 8) que el
"s ig lo" , en tendido en e l sent ido no est r ic tamente c ronológico en que lo
usaron los romanos—el mismo con que se d ice : e l s ig lo de Per ic les , e l de
Augusto , e l de Luis XIV—, es una unidad que "se presta s in v io lenc ia a las
exigenc ias de una c ronología a r t i f ic ia l y a l fondo rea l de la h is tor ia" . Esta
conexión con "e l fondo rea l de la h is tor ia" depender ía de que e l s ig lo es la
du rac ión ap rox imada de tres genera ciones viriles suces iva s . No obs tan te e s t e
ca rác te r de coupure que la gene rac ión t iene , segú n l i te ra l expr esión de
Cournot , e l curso de l acontecer h is tór ico ser ía r igurosamente cont inuo. "En
la soc iedad—dice—todas las edades se mezc lan , todas las t ransic iones son
cont inuas y las generac iones no están d ispuestas cabo con cabo, como sobre
un cuadro genea lógico . Sólo la observac ión de los hechos h is tór icos nos
puede enseñar exac tamente cómo la renovac ión gradual de las ideas resul ta
de la insensib le sust i tuc ión de unas generac iones por o t ras y qué t iempo es
necesar io para que e l cambio se haga sensib le , hasta e l punto de permit i rnos
d i s t ingu i r una época de o t ra . N o t en go l a p re t ens ión de p roba r t eó r i camen te
que sea necesar io un s ig lo para esto ; nos basta con demostra r que , s i e l
cambio nos parece espec ia lmente sensib le de un s ig lo a o t ro , es to podr ía
depender de a lguna razón más a rra igada en la na tura leza de las cosas que
en los hábi tos de nuest ra c ronología usua l ."
268
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 269/334
rán más justificadas las Historias de la Pintura , de la
Literatura o del Derecho. Los conceptos abstractos de
la Pintura , la Li teratura y el Derecho, vistos en cons
tante y continua evolución histórica, se irán tragando
a los concretos pintores, l i teratos y juristas que con su
personal esfuerzo creador fueron haciendo la historia
de sus correspondientes discipl inas. Aquel las Historias
del Arte "sin nombres", contra las que hemos visto re
belarse a W . Pin der , represe ntan el término del pr o
ceso. La Historia, esa imponente, casi temible obra del
siglo xix, ha deglutido a su autor, al hombre.
Frente a esta concepción continuísta y evolucionista
de la Historia ha ido levantándose la discontinuísta.
Mas la discontinuidad del acontecer histórico no debe
ser vista en un fraccionamiento de su curso por gene
raciones, como tan categóricamente pretenden Dilthey,
O rte g a y Pinder— - por elegir los m ás carac terizad os pa r
t idarios de la regularidad histórica del suceso genera
cional—, sino en algo mucho más inmediato y radical .
Quiero decir: en el hecho de que la Historia sea "hecha"
por hombres, por personas corpóreas individuales. La
realidad
histórica está consti tuida por los hombres sin
gulares que con su operante coexistencia, haciéndose
su vida, hacen la Historia; no por otra cosa. La mente
del historiador podrá fingir una historia de la Arqui
tectura, y escribirla como un proceso continuo y evo
lutivo de ese ente de razón así l lamado; mas la "reali
dad" correspondiente a esa historia estará consti tuida
por una serie de edificaciones arquitectónicas singulares
269
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 270/334
y por las singulares vidas personales de los arquitectos
que las crearon. La historia de la Arquitectura es, "en
realidad", una historia de los arquitectos en cuanto
tales y, por lo tanto, una historia rigurosamente discon
tinua
4
.
Doble fundamento t iene esta radical discontinuidad
del acontecer histórico. Uno, el más radical, es la ya
mencionada consti tución de la realidad histórica por
personas rigurosamente singulares: en este sentido es la
Historia una discontinua conexión de biografías. No se
agota ahí, sin embargo, la estructura de la discontinui
dad histórica. Cada biografía es la distensión temporal
de un ser personal, y esto da al curso de la Historia
—conexión simultánea y sucesiva de un conjunto de
biografías—su consti tutiva discontinuidad real; pero, a
su vez, esa distensión temporal en que la biografía con
siste acontece en forma de una sucesión discontinua de
acciones personales. La singular intimidad de una vida
personal, consti tuida por la trabadísima art iculación de
un proyecto de existencia, una vocación y una idea de
sí mismo, se actualiza temporalmente en una serie de ac
ciones personales sucesivas. Estas acciones personales
hállanse l igadas entre sí en cuanto se integran en un
proyecto pre o intemporal; pero su sucesión es discon
tinua, porque cada una de ellas supone un previo replie-
4
Lo cua l no impide que , en v i r tu d de l parecido que t ienen entre sí las
obras de los a rqui tec tos , pueda construirse una His to r i a de l a Arqu i t ec tu ra .
Véase lo que luego se d ice acerca de l parec ido ent re las v idas de los
hombres .
27
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 271/334
gue de la persona a su intimidad, y es cada vez inven
tada, decidida y ejecutada por la individual persona que
con ella actualiza sus posibil idades. El curso de la His
toria viene a ser, pues, una conexión sucesiva y discon
t inua de act ividades personales discont inuamente suce
sivas. La conexión histórica más elemental de acciones
personales es el
suceso
o
evento;
el evento es la unidad
—una unidad sucesiva y operat iva, no métr ica—del
cambio histórico
5
.
Mas no debe verse en esta afirmación una vuelta al
atomismo asociacionista del positivismo sociológico. De
nada están más lejos los anteriores asertos que de un
retorno a Taine y Ribot . Basta pensar que a la estruc
tura ontológica de la persona humana pertenece la co
existencia con otras personas. El ho m bre existe libre e
individualmente; pero en la consti tución misma de esa
individualidad y en su viviente actualización entra de
modo primario—no como una consecuencia secundaria
5
To da reflexión sobre el curso efectivo de la Historia debe partir de
dos nociones elementales: la noción de la
totalidad
del acontecer humano
(la Historia es la totalidad de las acciones personales de cuantos en ella
simultánea y sucesivamente participan) y la noción del
evento,
la unidad
operativa de que está integrada esa totalidad. Un fino espíritu, ajeno a la
profesionalidad y a la técnica de la historiología, denunciaba hace poco esta
ruda y culposa indiferencia de los historiadores respecto a la esencia del
"suceso" o "evento". "Sin duda—escribe P. Valéry, que él es a quien
aludo—la crítica histórica ha hecho grandes progresos; pero su papel se
limita en general a discutir los hechos y a establecer su probabilidad; no se
inquieta por su cualidad... La noción de evento (événement), que es fun
damental, no parece haber sido recogida y repensada como convendría"
(Regarás sur le monde actuel, París, 1936, págs. 26-27).
271
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 272/334
y más o menos azarosa de su actividad, según afirma
el individualismo positivista—'la existencia de los de
más . Para ese individualismo, la convivencia humana es
un
choque
armónico o inarmónico de átomos vivientes
y pensantes; para el discontinuísmo personalista de que
hablo, la convivencia es una mutua y personal instan
cia, un mutuo estar en la persona con que se convive.
En este sent ido debe entenderse la relación pe rso
nal de los hombres. Pero los hombres, haciendo su vida
temporal y espacialmente, actualizándose a lo largo de
su proyecto de existencia y a través de su cuerpo y de
su mundo, no sólo se relacionan; también se parecen.
Detengámonos un momento a considerar este problema
del parecido entre los hombres.
Cada hombre posee una singular e intransferible in
t imidad personal y una peculiaridad somática que le
hacen aparecer, visto desde fuera, como individuo. Pero
la estricta singularidad de los individuos humanos no
impide que todos se relacionen y se parezcan más o
menos entre sí , y justamente en virtud de esa relación
y de este parecido puede exist ir una ciencia del hom
bre,
una Antropología . ¿En qué se parecen los hombres?
¿Cabe ordenar sistemáticamente su parecido?
Una somera meditación sobre el tema de esas dos
interrogaciones nos enseña que los hombres pueden pa
recerse entre sí según tres dist intos modos de semejan
za, correspondientes a los tres modos que el hombre
tiene de ser "individuo".
El primer modo del parecido es el biológico. Ca da
272
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 273/334
hombre es un individuo biológico; pero, a la vez, se pa
rece biológicamente a los demás hombres. Este pare
cido puede ser genérico, y por eso son posibles una
Anatomía, una Fisiología y una Psicología genérica
mente humanas. Puede ser también t ípico: el sexo, la
raza, la edad, el t ipo consti tucional y temperamental y
el estado de salud o de enfermedad son los más impor
tantes cri terios para ordenar sistemáticamente las seme
janzas y las diferencias biológicas de los hombres. Un
hombre puede parecerse a otros y dist inguirse de los
demás, en lo tocante a su biología, por ser varón, indo
europeo, joven, asténico y ulceroso del estómago. Ape
nas es necesario advertir que el parecido biológico se
refiere tanto a la figura estática del individuo como a
su figura dinámica, a la índole y al curso de sus fun
ciones vitales.
El segundo modo fundamental del parecido es e l
social.
Siendo un hombre individuo social , puede pare
cerse a otros por su situación y su actividad dentro del
sistema de relaciones sociales en que se diversifica y
concreta la coexistencia humana. La situación familiar
(tipo de familia, lugar que se ocupa dentro de ella),
la clase social, la forma de vida (en el sentido de Spran-
g e r ) ,
la profesión y las agrupaciones institucionales
(Estado, ciudad, grupo confesional, insti tuciones diver
sas) son otras tantas unidades sistemáticas del pare
cido social . Parécense entre sí los hombres, además de
por altos o rubios, por ser solteros o padres de familia,
ricos o pobres, médicos o ingenieros, comerciantes o
273
18
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 274/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 275/334
influyen mutuamente en todo momento y en forma no
bien discernióle siempre
7
. Dejemos, sin embargo, ese
problema y atendamos al que nos plantea la ordena
ción sistemática de cada uno de esos tres modos de pa
recerse.
La ordenación sistemática del parecido biológico es
relativamente fácil y segura; y, por otra parte, las notas
típicas en que se apoya son consti tutivamente biológi
cas . Dicho con menos palabras: la ordenación del pa
recido biológico es en sí misma biológica. Más dificul
tades ofrece la ordenación sistemática del parecido so
cial; a pesar de ello, y no obstante encontrarnos muy
lejos de una Sociología mínimamente satisfactoria, tam
bién la ordenación del parecido social es en sí misma
sociológica. La mente humana puede, en consecuencia,
construir un sistema científico válido de los parecidos
biológico y social. ¿Es posible decir lo mismo respecto
a la ordenación del parecido histórico entre los hom
bres? ¿Cabe ordenar sistemáticamente, mediante cr i te
rios ordenadores tomados del acontecer histórico mis
mo, este posible e incuestionable parecido en la activi
dad histórica de los hombres? ¿Puede construirse un
7
En el capítulo IV estudié, por ejemplo, las relaciones entre un ca
rácter biológico, la edad, y la vida histórica de la persona. Una historiología
que de veras pretenda ser científica, deberá describir con claridad y precisión
las figuras resultantes de la mutua implicación de estos tres modos de pare
cerse los hombres. Uno de ellos es la generación, entendida como el "suceso"
de una semejanza histórica. En ella confluyen la edad (aunque no decisiva
mente), ciertas condiciones sociológicas (luego aludiré a ellas), la situación
histórica y la libre y común voluntad de operación.
275
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 276/334
sistema genuinamente histórico y ve rdaderamente cien
tífico del suceder histórico de los hombres?
Mi respuesta reza así: toda ordenación del suceder
histórico basada en el contenido de la Historia, no puede
ser absolutamente válida, ha de pecar de indefinida y
de arbitraria; toda ordenación absolutamente válida
del acontecer histórico, no puede ser histórica, ha de
venirle a la Historia desde una realidad sobrenatural en
que se cree, o desde las fracciones cósmica o biológica
del mundo humano.
La Historia, dije, es la conexión discontinuamente
sucesiva de la libre y singular actividad biográfica de
todos los hombres. Esas dos notas de la operación his
tórica personal, la l ibertad y la singularidad, hacen
esencialmente indefinida a toda agrupación humana ba
sada en la semejanza^ histórica de sus miembros. Pen
semos, por ejemplo, en la unidad del acontecer histó
rico que l lamamos "Renacimiento". ¿Cabe definir rigu
rosam ente, científicamente, el mo do ' ren ace ntis ta" de
parecerse los hombres? ¿Dónde están y cuáles son los
límites conceptuales y reales del período histórico de
ese nombre? La unidad histórica l lamada Renacimiento
está indudablemente construida con sustancia histórica;
pero,
no menos induda blem ente, t iene un contorno ha rto
indefinido. ¿Qué la eleva, entonces, a ser tal unidad
del acontecer histórico? Dos cosas: de una parte, la
semejanza histórica—si indefinida, innegable—'de los
hombres que l lamamos "renacentistas"; y, por otra, la
importancia que ciertos historiadores han concedido a
276
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 277/334
ese modo histórico de parecerse algunos hombres entre
sí y de dist inguirse de todos los restantes. Pero esa
im
portancia, ese relieve de una tan indefinida semejanza,
¿no dependerá, en buena parte, del punto de vista desde
el cual la mira el historiador? ¿No ha nacido de ciertos
supuestos históricos e historiográficos el concepto mis
mo del Renacimiento? Sin duda; y esto que aquí digo
del Renacimiento, aplícase con igual razón a cualquiera
otra de las "épocas" históricas históricamente singula
r izadas.
En resumen: la si tuación personal y el arbitrio del
historiador son parte en la ordenación histórica del
acontecer humano. Los conceptos históricos con que
habi tualmente se ordena el curso de la Historia—Re
nacimiento, Romanticismo, Ilustración, etc.-—no son
puro arbitrio, pero son arbitrarios; en consecuencia, la
ordenación
histórica
de la Historia ha de pecar forzo
samente de indefinida y de arbitraria. Con otras pala
b r as :
por innegable que sea la existencia de semejan
zas y de conexiones históricas entre los hombres, los
únicos componentes elementales del acontecer humano
son las acciones históricas singulares con que cada
hombre va haciendo su vida; y éstas, por razón de su
estricta singularidad, no pueden ser convertidas en
unidades de ordenación. Toda ordenación del suceder
histórico [andada en el contenido mismo de la Historia
— esto es, en el parecido histórico de los hom bres--'sólo
tiene, en última instancia, el valor de una convención
historiográfica.
277
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 278/334
Entonces, ¿qué puede hacer el hombre frente a su
apremiante necesidad intelectual de ordenar la sucesión
de los eventos históricos? Dos caminos se le ofrecen.
Puede resignarse a fraccionar el curso histórico de su
coexistencia mediante una sistematización más o menos
arbitraria y convencional de los parecidos históricos
sucesivos: Renacimiento, Barroco, Ilustración, Revolu
ción, Romanticismo, etc., etc. Lo que acabo de decir
hace bien patente el carácter resignatorio de este pro
ceder . Puede también recurr i r a un expediente dist into:
el de referir sus vicisitudes históricas sucesivas a cier
tos hitos singulares o seriados, extraídos de zonas de
la realidad ajenas a la Historia. Este es el método que
bien puede l lamarse tradicional. Un suceso histórico
sobrenaturalmente determinado, e l nacimiento de Jesu
cristo, sirve a los cristianos para ordenar en dos frac
ciones sucesivas el curso de la Historia
8
. Unos ja lo
nes temporales, extraídos del t iempo cósmico y total
mente exteriores, por tanto, a las mudanzas históricas
—los días, los años y los siglos—úsanse como puntos
de referencia para ordenar los sucesos de la Historia.
8
La va l idez ordenadora de este pu nto de re fe renc ia depe nde de la c reen
c ia en su or igen ext rahis tór ico , sobrena tura l . Cuando e l hombre de ja de c reer
en esa sobrena tura l idad y c i f ra su orgul lo en ser consecuente con sus c reen
c ias y sus descreenc ias , aparece e l en jambre de las "e ras" nuevas, h is tó
r i c amen te inven tadas y , po r lo t an to , r igu rosamen te a rb i t r a r i a s , convenc io
na les y fugaces: años I , I I , e tc . , de la Revoluc ión Francesa , de la Revolu
c ión Sovié t ica , e tc . En lo que a tañe a la ordenac ión de l acontecer h is tór ico
—la per iodizac ión de la Histor ia , como sue le dec i rse—, ha de a tenerse e l
h is tor iador , en ú l t ima instanc ia , a un te rminante d i lema: o Natura leza y
Sobrena tu ra l eza , o a rb i t r a r i edad y convenc ión .
278
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 279/334
El siglo, concepto astronómico, es convertido en con
cepto histórico vaciándole de su contenido sideral e in
yectando sustancia histórica en su vacía y abstracta
formalidad.
Todo esto es muy obvio, y a nadie se le oculta que
dividir en siglos el curso de la Historia es una pura
convención. A ningún historiador, por muy posit ivista
que sea, le pasará por las mientes la ingente osadía de
identificar con el movimiento cósmico el presunto "mo
vimiento" de la Historia. Pero ¿y cuando se trata del
movimiento biológico? La probabilidad del desliz inte
lectual será entonces, indudablemente, mucho más gra
ve. Tanto, que casi toda la historiología del siglo xix
ha confundido el curso discontinuo de la H istoria con
un movimiento continuo biológico, más o menos ontoló-
gicamente visto y dialécticamente logificado. Hiciéronse
visibles las consecuencias de este error de principio
cuando los filósofos e historiadores de los últimos cien
años , deliberada o inconscientemente apoyados en tal
supuesto historiológico, pretendieron ordenar "científi
ca e históricamente" el curso del acontecer humano. Sin
discernir entre la vida biológica del hombre y su vida
personal
9
, tomaron una unidad cíclica procedente de la
primera, vaciáronla de su contenido biológico, la colma
ron de sustancia histórica y afirmaron, archiconvenci-
9
Po r muy imbricados que ambos modos de vivir estén en la realidad
de la vida humana, es evidente que pueden deslindarse. Todo el mundo sabe
que hay en la vida del hombre procesos biológicos cuyo cumplimiento es
ajeno al modo de vivir propiamente llamado "personal".
279
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 280/334
d o s : "he aquí la unidad verdaderamente histórica del
suceder histórico del hombre". Esa unidad fué la "ge
neración". La generación, un período de la vida bioló
gica del hombre, fué proclamada la unidad más ele
mental e idónea, y hasta el concepto fundamental de la
vida histórica
10
.
Con tanto derecho como el lapso temporal de la
generación pudieron aspirar el período biológico del
ritmo alimenticio o el del ciclo vigilia-sueño a esta doble
dignidad de metro y categoría fundamental del suceder
histórico. Nada se violenta la realidad de las cosas con
pensarlo así . ¿Por qué, entonces, se pensó en la gene
ración como "unidad" y "categoría" del mudar histó
rico? Sólo por las tres siguientes razones, relativamen
te accesorias las tres: 1. La relativa duración del pe
ríodo generacional da más volumen al cambio histórico
que en él se cumple y le hace, por tanto, más fácil
mente visible; 2. El proceso generacional, sin dejar de
ser genuinamente biológico, es mucho más "conviven-
cial", valga la expresión, que las restantes actividades
vitales del hombre
n
; y 3. El ri tmo temporal de las ge
neraciones en una est i rpe humana aislada permite es
quematizar cómodamente—artificiosamente, también—
1 0
M edi ante el exped iente de la generac ión, se pr oy ec t a sobre el curso
de los sucesos históricos la idea de l " r i tm o" , inad ecu ada a e l los y a tañe nte
a l curso de los procesos
biológicos.
La idea del r i tmo proce de de la rea l idad
biológica , no de la rea l idad persona l e h is tór ica .
1 1
La vida familiar, las relacio nes paternofil ia les, e tc . , se halla n n atu
ra lmente impl icadas en e l r i tmo bio lógico de las generac iones.
28
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 281/334
la contemporaneidad de niños, jóvenes, adultos y an
cianos.
No obstante estas salvedades, el truco intelectual
subsiste. Quien toma a la generación como unidad ele
mental de la mudanza histórica y como categoría fun
damental del acontecer, da, sépalo o no lo sepa, gato
biológico por liebre histórica y personal; y si es equí
voco hablar de "el s iglo de Luis XIV"—implicando,
como hizo Voltaire, la Historia con la Astronomía—•,
tan equívoco es interpretar el Romanticismo como la vi
cisitud de una
"generación
romántica", como han hecho
Dilthey y Petersen, y no ver que con ello se inventa
un centauro conceptual , empalmando en aparente y fa
laz unidad la Biología y la Historia
12
.
¿Qué debe hacerse, según eso, con el concepto de
generación? ¿Habrá que raerlo de la historiografía? En
modo alguno. Mi solución, menos despiadada, consiste
en no entender la generación como una categoría his-
toviológica, sino como un suceso histórico de contorno
más o menos convencional. Sólo analógicamente puede
l lamarse "generación" a una gavi l la parva o numerosa
de personas históricamente parecidas y activas. Sigúese
de ahí un imperativo historiográfico. Puesto que la ge
neración, así entendida, es un
suceso histórico,
habrá
que describirla con mente muy ajena a cualquier inter-
1 2
Lo cual , com o es ob vio, no equiva le a decir que el suce der histórico
sea independiente de la b io logía de l hombre . Se ha l la conexo con la biología
h u m a n a , p e r o n o
determinado
por e l la. Lo anter io rm ente expu esto hace inne
cesaria la insistencia en torno a este esencial dist ingo.
281
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 282/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 283/334
te; dist ínguense también por la Facultad de que proce
den; dist ínguense, sobre todo, por la singular intimi
dad de su vida personal.
Mas también se parecen: t ienen una edad semejan
te , han oído a los mismos maestros, han conversado en
tre sí, han descubierto juntos el amor, la ambición y
el ensueño, han vivido las mismas vicisitudes históricas
de su país y del mundo. Hay entre todos, aparte otros
posibles parecidos, una innegable semejanza histórica.
Alguno se asemejará más, tal vez, a quienes salieron
el curso anterior o a los que saldrán el curso próximo;
pero, en principio, cada uno de esos recientísimos li
cenciados tendrá mayor parecido histórico con sus com
pañeros y amigos de curso que con los graduados inme
diatamente anteriores o posteriores.
Miremos ahora esa misma real idad por su reverso.
Quiero decir: desde el punto de vista del contraste, no
desde el punto de vista de la semejanza. Si existe ese
mayor parecido histórico entre los amigos y compañe
ros de un mismo curso, tanto vale decir que existirá
una leve diferencia histórica entre los miembros de una
promoción universitaria y los de la siguiente. La dife
rencia es, sin duda, minúscula, pero incuestionable. En
tre una promoción y otra se ha cumplido una menudí
sima mudanza histórica . Sabemos que esa mudanza no
es la mínima y elemental , porque los verdaderos
ele
mentos del cambio histórico son los eventos en que se
implican y conectan las acciones históricas singulares y
sucesivas de unos cuantos hombres. Mas también sa-
283
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 284/334
bemos que si comparamos dos promociones tres años
distantes entre sí, la diferencia histórica será mayor, y
mayor todavía si la distancia entre ambas es de cinco
años o de siete. Cada una de las sucesivas promocio
nes universi tar ias aporta creadoramente un leve cam
bio, infinitesimal, si se quiere, al curso discontinuo de
la Historia; o, por lo menos, testifica imitativamente su
ya producida existencia.
Es el curso de la Historia una conexión sucesiva y
discontinua de actividades personales discontinuamente
sucesivas. Bien. Pero esas singulares e irreductibles
discont inuidades se ordenan estructural y sucesivamen
te en los conjuntos humanos t i tulares de cierto pare
cido histórico: una promoción universitaria, la genera
ción romántica, el conjunto de todos los "i lustrados".
Año t ras año van mudando históricamente los hom
bres .
¿Y por qué no día tras día? De un día a otro
puede inventarse una nueva palabra, ser lanzada una
moda, publicarse un l ibro sensacional, promoverse una
guerra o una revolución; y cuando esto acaece, el cam
bio histórico que en el curso de un par de semanas su
fre la vida de los hombres agentes o pacientes de tales
sucesos puede ser mayor que el experimentado por
otros hombres, los actores de edades pacíficas, durante
el transcurso de años y años. Los cambios históricos
que los hombres l ibremente suscitan o aceptan en sus
vidas pueden ser lentísimos o fulminantes: la diferen
cia entre el francés de 1740 y el de 1770 es relativa
mente escasa; el contraste entre la vida histórica de un
284
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 285/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 286/334
enormes sucesos históricos: la pr imera Guerra Mun
dial , el nacimiento del Estado Soviético y del Estado
Fascista, la decisiva aparición de los Estados Unidos
en la vida polí t ica y cotidiana de Europa. Todos estos
sucesos y algunos más moldean las almas entonces ju
veniles y determinan esa honda diferencia que existe
entre los europeos formados antes y después de 1918,
De intento he recurrido al ejemplo de dos lapsos
temporales re la t ivamente cortos y muy próximos a nos
otros.
Si la diferencia entre uno y otro cambio es per
ceptible, no obstante la brevedad y la cercanía de en
trambos plazos, mucho más lo será cuando la duración
de los dos lapsos temporales sea mayor y su distancia
más holgada. ¿Qué diferencia histórica hay, por ejem
plo, entre la Física de 1720 y la de 1770? Muy escasa.
¿Cuál es la existente entre la Física de 1600 y la
de 1650, o entre la de 1880 y 1930? Indudablemente,
enorme.
A la vista de esta empírica e incuestionable realidad,
tratemos de ordenar por generaciones el irregular curso
de la mudanza histórica. Tres dist intas posibil idades
pueden presentarse , y a e l las corresponden otros tantos
t ipos,
historiográficamente dist intos, de la agrupación
generacional: las generaciones convencionales, las ge
neraciones sobrevenidas y las generaciones planeadas.
Intentaré exponer con claridad lo que quiero decir con
estas tres expresiones.
Cuando el curso del suceder histórico es l lano y
sosegado—el de las épocas que antes he l lamado com-
286
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 287/334
pletivas—, sólo mediante un doble art ificio podrá ais
larse un grupo de hombres coetáneos parecidos entre sí
y relativamente dist intos de quienes les preceden y les
siguen
u
:
el artificio de establecer un pare cid o u nitario
y el de destacar cronológicamente el grupo generacio
nal de los hombres que de modo inmediato les antece
den y les siguen. Es,
tnutatis mutandis,
lo qu e se ha ce
para aislar un "tipo" de azul—el "azul marino", el "azul
celeste" o el "azul cobalto", por ejemplo—en una serie
discontinua y cuantiosa de azules muy próximos entre
sí.
La "contaminación" históriconatural de tal proceder
historiográfico—una tipificación generacional del acon
tecer humano—es por demás evidente . A las genera
ciones históricas así delimitadas cuadrará bien la de
nominación de generaciones convencionales. Ta les se
rían, por no citar sino un ejemplo, las cinco "generacio
ne s " aisladas por Wechssler en el curso de la historia
intelectual y l i teraria francesa inmediatamente anterior
a la Enciclopedia
15
.
14
Parecido s y distintos desde un punto de vista histórico, ya se en
tiende. El curso llano y sosegado del acontecer histórico no excluye la apa
rición de personalidades geniales y la constitución de generaciones "sobre
venidas", consecutivas a la obra del hombre genial. Lo cual, por otra parte,
no equivale a decir que las creaciones del hombre de genio sean ajenas a
su tiempo.
15
Es as cinco generaciones estarían constituidas por los siguientes nom
bres:
1." Richelieu, Descartes, Gassendi, marquesa de Rambouillet, Balzac,
Voiture. 2." Corneille, Magdalena de Scudéry, Conrart. 3." A. Arnauld, La
Rochefoucauld, Cyrano de Bergerac, St. Evremond, Scarron. 4.
a
Bossuet,
Pascal, Moliere, La Fontaine, Racine, Malebranche, Boileau. 5." P. Bayle,
Fontenelle, Fenélon, B. de Saint Pierre. Wechssler ha aislado otras cinco
generaciones intelectuales entre los alemanes nacidos desde 1708 a 1777.
287
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 288/334
No siempre es mansa y suave la andadura de la
Historia: recuérdese cuanto al comienzo dije acerca de
las épocas crí t icas. Cuando tal ocurre, el nervioso y mu
dadizo curso del acontecer permite que determinados
grupos humanos se singularicen con relativa l impieza
de quienes en el tiempo histórico les anteceden y les
suceden. Estos equipos históricos sucesivos mostrarán,
además, cierta coetaneidad, condicionada por la estruc
tura social de la vida moderna
16
. Todo se concita para
sugerir al historiador la idea fácil y equívoca de una
"generación histórica". Mas l lámese al grupo "genera
ción" o como se quiera, lo importante es que existe y
se dibuja con una relativa singularidad en el curso del
acontecer histórico. A tales generaciones, por oposición
a las que antes adjetivé de convencionales, puede muy
bien l lamárselas generaciones históricas reales o ver
daderas .
El origen concreto de cada uno de estos grupos ge
neracionales verdaderos permite dist inguir en su total
diversidad dos t ipos muy diferentes. El primero es el
de las generaciones sobrevenidas. E n cuanto la gen era
ción es un suceso histórico, hállase constituida por las
acciones históricas, libres o semilibres, de las personas
que la integran. Ello no es óbice, sin embargo, para
16 Per tene ce a ta l es t ru c tura e l hecho de que los hom bres coe tán eos se
t ra ten ent re s í con espec ia l f recuencia : jóvenes con jóvenes, adul tos con
adul tos , v ie jos con v ie jos; mas no es forzoso que s iempre haya ocurr ido y
siga ocurr iendo así . Es perfec tamente imaginable una soc iedad humana en
que los jóvenes t ra ten más f recuentemente con los adul tos y los v ie jos que
entre s í , y acaso se haya dado rea lmente .
288
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 289/334
que el conjunto de todas esas acciones personales pueda
ser suscitado por un suceso estrictamente ajeno a la vo
luntad de cuantos componen el grupo generacional y,
por lo tanto, más o menos azarosamente sobrevenido en
la vida individual y colectiva de todos ellos: una rápi
da catástrofe histórica, una revolución o la aparición
de un hombre genial y seductor . La l lamada "genera
ción del 98" está muy esencialmente determinada por
un suceso histórico
17
; la "generación romántica" a lema
na es tá parc ia lmente promovida—Petersen lo demues
tra—por la resonancia de la Revolución Francesa en
el ámbito alemán; al magisterio de Bergson sigue una
pléyade de jóvenes bergsonianos, y hasta una "gene
ración bergsoniana" de la vida francesa, como tras la
sugest iva aparición de Stefan George viene en Alema
nia un
George-Kreis
18
.
Estas generaciones que l lamo sobrevenidas, tan fre
cuentes en las coyunturas crí t icas, deben su origen a la
radical y mister iosa azarosidad—o al orden providen
cial, como quiera decirse—del acontecer histórico. Sería
17
Es te suceso histórico no es tanto la catástrofe de 1898 como la si
tuación histórica a que esa catástrofe da tan detonante patencia: la rápida y
justificada consunción de las esperanzas que había suscitado en los corazones
españoles la Restauración de Sagunto.
1 8
N o deberá confundir el lector el movimiento que llamo "generación
bergsoniana" con la generación, más o menos convencional, a que el propio
Bergson pertenece; ni tampoco el
George-Kreis
con la generación de Stefan
George. La hipotética generación de St, George estaría compuesta, según
Pinder—el cual la construye polemizando con Wechssler—, por el propio
St. George y por Claudel, Maeterlinck, A. Gide, Paul Ernst, Busoni, Minne.
Llámala Pinder "la generación del 60".
289
19
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 290/334
inúti l buscar una regularidad cíclica en su presentación;
y si uno cree encontrar la , deberá preguntarse cauta y
reflexivamente si no ha proyectado con demasiada ener
gía en la interpretación del material histórico sus pro
pios supuestos interpretativos
19
. En el origen de todas
el las hay una vigorosa y operante experiencia común
que yo me atrevería a l lamar, siempre con mente ana
lógica, "centro de cristalización" generacional. Muchas
de las "generaciones" hasta ahora descri tas '—li terar ias,
intelectuales, pictóricas, etc. '—han cristalizado en torno
a uno de tales azarosos centros: un suceso histórico,
la sugestiva operación de una persona o la acción con
junta de entrambas instancias
20
.
La común voluntad de operación que el suceso ge
neracional testifica tiene como supuesto esa extrema
agudización de la conciencia histórica que desde hace
siglo y medio padece el hombre europeo. He aquí la
razón por la cual son desde entonces más frecuentes y
1 9
Lo que llama Heidegg er die Votstruktuv det Auslegung o "preestruc-
tura
de la interpretación". En el curso de la Historia, contra lo que el hom
bre a veces imagina, no hay fisuras periódicas, ni ciclos, ni cambios rítmicos.
20
Com o vimos, Petersen hace del "caudillaje"
(Fühvevtwn)
una de las
notas constitutivas de la generación literaria. No puede negarse que hay
siempre una jerarquía—intelectual, organizadora, etc.—entre los miembros
componentes de todo conjunto generacional. Mas también cabe pensar que
ese "caudillaje" sea en ocasiones, más que una nota constitutiva de la gene
ración, el motivo de su origen. Así ocurre, en las "generaciones" suscitadas
por la influencia de una personalidad poderosa, cuando la edad de esa per
sona-centro no es muy superior a la de sus secuaces. ¿No ha ocurrido esto
en España con una parte de la "generación" a que Ortega pertenece, el
grupo de los que más se le aproximan en edad entre todos los españoles
orientados por su influencia?
2 9 0
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 291/334
más fácilmente aislables los conjuntos generacionales.
¿Será extraño verles erguirse con especial frecuencia y
definición cuando a esa exaltada vivacidad de la con
ciencia histórica se une un sentimiento de inseguridad
y crisis? Las generaciones históricas más fácilmente de-
limitables—'la romántica en Alemania y en Francia, la
del 98 en España—, lo son por la prieta intimidad con
que en el alma de sus miembros se entraman la concien
cia histórica y el sentimiento de crisis. El sentimiento
de crisis dice a cada u no : "lo que te dieron, no te sirve ";
la conciencia histórica añade: "debes hacer lo que tu
tiempo te exige"; la convivencia con los jóvenes coetá
neos dará al "he de hacer" la figura del "hemos de
hacer", t rocará e l "yo" en un "nosotros". He ahí , for
mada y operante , una generación histórica .
No es sólo una mayor frecuencia de las generacio
nes históricas lo que engendra esta coyunda entre el
sentimiento de crisis y la agudización de la conciencia
histórica. En las l íneas anteriores se dibujó como posi
bi l idad la del iberada congregación de un grupo de hom
bres más o menos coetáneos en torno a una empresa
histórica comúnmente sentida: una revolución polí t ica,
un nuevo modo del sentimiento o de la expresión, una
nueva acti tud intelectual. El "centro de cristalización"
de ta les grupos generacionales puede muy bien no ser
un evento azarosamente sobrevenido; bastará en muchos
casos que se levante la voz del más adelantado en per
cibir y expresar la honda y latente exigencia común.
Son éstas las generaciones planeadas.
291
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 292/334
En 1914 habla a los españoles un hombre "en el
medio del camino de su vida". ¿De qué les habla? El nos
lo dirá: "de ideas, de sentimientos, de energías, de re
soluciones comunes, por fuerza, a todos los que hemos
vivido sometidos a un mismo régimen de amarguras his
tóricas; de toda una ideología y de toda una sensibil i
dad yacente, de seguro, en el alma colectiva de una
generación. . . Una generación que, al escuchar la pala
bra España , no recuerda a Calderón ni a Lepante . . ,
sino que meramente siente, y esto que se siente es do
lor"
21
. Propónese Ortega, que éste es el español de
quien hablo, congregar a unos cuantos hombres, más o
menos coetáneos, en nombre de una ideología y de una
sensibil idad "yacentes" en el fondo de sus almas. In
tenta Ortega, en suma, promover del iberadamente un
movimiento generacional.
En 1935 suena en España otra voz, la voz de José
Antonio Primo de Rivera. "Pertenecemos a la misma
generación—dice a todos los corazones españoles'—los
que percibimos el sentido trágico de la época en que
vivimos y no sólo aceptamos, sino que recabamos para
nosotros la responsabil idad del desenlace. Los octoge
narios que se incorporen a esta tarea de responsabil i
dad y de esfuerzo, pertenecen a nuestra generación."
También José Antonio proclama un movimiento gene
racional, cuya nota definitoria consiste en la libre de
cisión de asumir cierta responsabil idad histórica. ¿Dón-
2 1
O r te ga y Gasse t , "V ie ja y nuev a po l í t i c a " , Obras, I , 85-86 . La ex
presión a lma colec t iv a" debe entenders e , c la ro está , metafór icam ente .
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 293/334
de queda lo biológico, dentro de tal idea de la gene
ración, si es la libertad lo que la constituye y si hasta
los octogenarios pueden formar parte de ella?
En uno y otro caso se trata de generaciones pla
neadas, y en lasados se descubre el mismo proceso ge
nét ico. En los dos momentos de España es tan hondo
el sentimiento de vivir en crisis y tan viva la concien
cia histórica individual, que, sin necesidad de un "cen
tro de cristalización" azarosamente sobrevenido, con
sólo la voz rectora y admonitoria del primero en expre
sar sugestivamente la común exigencia, surge de la
mera posibil idad a la operante actualidad de la Histo
ria un incuestionable grupo generacional
22
.
Las generaciones históricas surgidas en época de
crisis,
pertenezcan al t ipo de las que l lamé sobreveni
das o sean de estas otras que ahora l lamo planeadas,
suelen ofrecer al historiador un contorno histórico rela
t ivamente escueto. Con ellas se ha cumplido una honda
y rapidísima mudanza en el curso de la Historia, en
virtud de la cual es muy vigoroso el contraste entre
todos sus miembros y los hombres del t iempo inmedia
tamente anterior. Mas por muy acusado y fulminante
que sea el contraste, la condición histórica de l agrupa-
miento—esto es, su últ ima dependencia de acciones per
sonales biográficas, libres o semilibres—impone una ra-
22
N o pr etendo decir que hay an sido iguales en su contenido y en su
estilo los grupos generacionales promovidos por Ortega y por José Antonio.
Afirmo tan sólo, sin entrar en un espinoso problema de parecidos y dife
rencias, que los dos casos coinciden en ser generaciones planeadas.
2 9 3
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 294/334
dical indefinición al conjunto generacional y le impide
ser "una variedad de la especie, dotada de caracteres
t ípicos", como pretendió Ortega en
El tema de nuestro
tiempo.
Contra los historiólogos del evolucionismo con-
t inuísta , habremos de proclamar, junto a Ortega y Pin-
de r : Historia facit saltus; pero los "saltos" en que con
siste la discontinuidad del curso histórico no son las
"generaciones", s ino cada una de las acciones persona
les y creadoras de cada uno de los hombres que "hacen
la Historia
23
.
Esta infinitesimal estructura de la discontinuidad
histórica
M
da a la figura de todo grupo generacional,
por muy delimitado que parezca, una compleja indefi
nición. He aquí las cinco vertientes por las que se inde-
2 3
El parec ido h is tór ico de los hom bres no debe ser entendido como un
"a lma colec t iva" de los grupos h is tór icamente semejantes , n i como un estado
ocasio na l de l "espí r i tu obje t ivo " en su evoluc ión, s ino com o un hábi to
persona l" común a todos los hombres que h is tór icamente se parecen, produ
cido por repetición o imitación y referible , en últ imo término, al hecho dt
que todos e l los t ienen que hacerse la v ida dentro de una s i tuac ión, h is tór ica
y soc ia l en a lgún modo semejante .
24 N e w t o n y L e i b n i z a n a l i z a r o n l a v a r i a c i ó n idealmente continua de l a s
c u r v a s g e o m é t r i c a s y d e l a s f u n c i o n e s a l g e b r a i c a s m e d i a n t e l a ficción d e l in f i
n i t é s i m o , e s t o e s , m e d i a n t e l a i d e a d e u n a v a r i a c i ó n d i s c o n t i n u a p o r s a l t o s
i n f i n it a m e n t e p e q u e ñ o s . E l h i s t o r i a d o r d e h o y , c o n m u c h a m á s r a z ó n , d e b e
a n a l i z a r l a v a r i a c i ó n
realmente discontinua
d e e s e fin gid o " m o v i m i e n t o d e
la Histor ia , reduc iéndolo a las var iac iones e lementa les que son los ac tos
h i s tó r i camen te c readore s de lo s hombres . La acc ión pe r sona l h i s tó r i camen te
c readora—o, me jo r d i cho , l a conex ión e l emen ta l de acc iones pe r sona le s de
te rminada por cada acc ión c readora , e l evento—es, s i se m e perm ite la ex
presión, el infinitésimo real de la Histor ia . Estos inf in i tés imos son los que
const i tuyen las figuras apa ren temen te un i t a r i a s de l a con tece r h i s tó r i co : l a
generac ión románt ica , e l Renac imiento , la I lust rac ión , e tc .
294
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 295/334
finen esos conjuntos humanos que l lamamos generacio
nes históricas.
1.
Indefinición geográfica.~HL\
ámbito geográfico
de una generación es siempre radicalmente indefinido.
Puesto que la generación consiste en un parecido his
tórico ¿no podrán perseguirse matices de ese parecido
hasta en los últ imos parajes a donde l lega la Historia
Universal? Llamamos "generación del 98" en sent ido
estricto a un grupo de españoles históricamente pare
cidos,
in tegrado por Unamuno,
Azovín,
M a c h a d o , B a -
roja , Maeztu, Bueno, Val le-Inclán, Benavente . Claro
que esto es una pura convención historiográfica y espa
ñola. Trátase de una rotulación cómoda y, si se quiere,
útil; pero, en último término, convencional. Si uno quie
re afinar su mirada, ¿no descubrirá un sutil parecido
entre estos hombres y otros muchos españoles? Más
aún: ¿no se parecen a muchos de los europeos post-
nietzscheanos, postdannunzianos, postmaeterl inckianos,
aunque Unamuno de tes te a D'Annunzio e in te rpre te a
Nietzsche según su real arbitrio? El ámbito geográfico
real de una generación histórica es indefinido; sólo con-
vencionalmente pu ede n tra za rse las l indes del con torno .
El intento de definir geográficamente una generación es
el de poner puertas al campo.
2. Indefinición social. — 'Dilthey enten día a la ge
neración como "un estrecho círculo de individuos", los
protagonistas de la vida histórica . Ortega ve en la ge
neración "un nuevo cuerpo social íntegro, con su mi*
295
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 296/334
noria selecta y su muchedumbre". ¿Quién t iene razón?
Indudablemente, Ortega. Los grupos históricos restr ic
tamente l lamados "generaciones" son la expresión, e l
rostro visible y gesticulante de una tácita muchedumbre
humana. La act i tud histórica que expresaron los hom
bres del 98 era mudamente compart ida por una masa
de españoles; todos los que en el pensamiento y en el
esti lo de esos hombres hallaron la voz que oscuramen
te les pedía una inquietud de sus almas. El ámbito so
cial de una generación histórica es, como el geográfico,
realmente
indefinido; mas como la descripción histórica
de las generaciones exige un límite, el historiador se ve
obl igado a t razarlo convencionalmente, y sólo en este
sentido puede admitirse la restricción conceptual que
Dil they propone.
3.
Indefinición cronológica.
— Por la misma razó n,
sólo mediante un arbitrio convencional puede deslin
darse en el t iempo una generación histórica. Por rápida
que sea la mudanza que imprimen al curso de la Histo
ria los hombres de una generación, por fulgurante que
parezca su t ránsi to, s iempre tendrán "precursores" y
"epígonos" o "cont inuadores" dif íc i lmente separables
del grupo cardinal.
Clarín,
Ganivet , la Pardo Bazán,
M. Reina y M. B. Cossío preludian, por ejemplo, el l la
mado "espír i tu del 98"
25
. La "zona de fechas" de que
habla Ortega es rigurosamente indefinida, y sólo con-
2 5
En .mi
Menéndez Peíayo
he señalado rasgos "noventayochistas"—cas
ticismo, interiorismo, etc.—en Cajal y en Menéndez Pelayo.
296
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 297/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 298/334
entre sí por los temas y el estilo de su operación histó
rica, sin mengua de la general comunidad.
5. Indefinición de la convivencia,—'Petersen exige,
para hablar de una generación l i terar ia , una "comuni
dad personal", un trato directo y amistoso entre los
miembros que la componen. Ortega, en cambio, escribe:
"Dentro de ese marco de ident idad (el de la genera
ción) pueden ser los individuos del más diverso tem
ple,
hasta el punto de que, habiendo de vivir los unos
junto a los otros, a fuer de contemporáneos, se sienten
a veces como antagonistas." También aquí acier ta Or
tega. El parecido histórico del grupo generacional no
excluye un antagonismo entre las personas que lo com
ponen y hasta entre los temas por ellas cult ivados. El
comunismo y el fascismo son sucesos políticos que pue
den darse y de hecho se han dado en una misma ge
neración, part iéndola en bandos implacablemente hos
tiles. Ni siquiera es necesario recurrir a tan amplias
perspect ivas. Los hombres de la "generación del 98"
y los chismosos exteriores o posteriores al grupo—hoy
tan frecuentes—contarán discrepancias y enemistades
entre ellos hasta colmar las medidas del más aficionado
a entrambas.
na..." En otra ocasión, criticando a Valle-Inclán y aludiendo, evidentemente,
a su modernismo, habla "del veneno que les han vertido—a las inteligencias
juveniles—espíritus como el de Valle-Inclán..."
(Ensayos,
II, págs. XVII
y XXI), Sobre el deslinde de dos grupos en la llamada "generación del 98",
el de los "modernistas" y el de los "intelectuales", véase Vida y literatura
de Valle-Inclán, el excelente libro de Melchor Fernández Almagro.
298
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 299/334
Esta múltiple imprecisión de los grupos humanos
que l lamamos "generaciones históricas" nos debe hacer
sumamente cautos frente al empeño de darles definid
ción conceptual. Yo me conformaría con decir que
una
generación histórica es un grupo de hombres más o me
nos coetáneos entre sí y más o menos parecidos en los
temas y en el estilo de su operación histórica. La deli
mitación del grupo ha de ser siempre, forzosamente,
algo convencional, hasta en aquellos más escuetamente
diferenciados temporal, social, geográfica, temática y
esti l íst icamente. La presentación histórica de los gru
pos generacionales es rigurosamente imprevisible. Tan
sólo puede decirse que se halla favorecida por la fre
cuencia del trato entre coetáneos, lo cual acaece muy
visiblemente en la sociedad "moderna". Los grupos ge
neracionales son especialmente próximos entre sí cuan
do domina en las almas un hondo sentimiento de crisis
y es muy viva y aguda la conciencia histórica indivi
dual. No sé si esto es decir mucho. Temo que sea decir
muy poco. Pero creo honradamente que apenas es po
sible decir más si uno se propone con cierta seriedad
eludir la arbitrariedad y la ligereza.
ESTRUCTURA DE LAS GENERACIONES
Aun con todas las anteriores restricciones y caute
las, el historiador hallará en la generación un concepto
muy útil y eficaz para dar figura descriptiva al inmenso
299
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 300/334
y delicado curso de la Historia. Necesitará, sin embar
go, la imprescindible adehala de unas cuantas preci
siones. ¿En qué consiste real y verdaderamente el pa
recido entre los miembros de una generación? ¿Tiene
ese parecido alguna estructura? ¿Cómo transcurren en
el t iempo esos sucesos históricos que l lamamos gene
raciones, si es que puede señalarse a su transcurso al
guna línea general?
Veamos primero el problema del parecido y su es
tructura sistemática. ¿En qué consiste realmente el pa
recido de los miembros de una generación entre sí? Sa
bemos que este parecido es histórico, no biológico ni
social . Tratemos ahora de precisar esa historicidad de
la semejanza.
Dos dist intos elementos pueden integrar el pareci
d o : los temas y el estilo de la operación histórica. No
todas las generaciones se señalan por inventar temas
nuevos o campos inéditos para la existencia histórica
de los hombres. Ni siquiera son frecuentes esos inven
tos colectivos, porque las grandes creaciones históricas
del hombre suelen ser obra de personalidades geniales
aisladas. Sólo con un violento artificio se podrá incluir
en un cuadro generacional la obra de Descartes o la
de Kant . Descartes, por e jemplo, logró dar una res
puesta personal e históricamente oportuna—su éxi to
inmediato es el mejor signo de esa histórica oportuni
dad—a determinados problemas intelectuales de su
época, demasiado larga e inconcretamente sent idos para
ser tan l indamente colgados de una espetera genera-
3
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 301/334
cional; y si puede hablarse de una "generación carte
siana"—muy mal delimitada geográfica y cronológica
mente, desde luego—, no es a ludiendo a la "genera
ción de Descartes", s ino a la de aquel los que tempra
namente se congregan en torno a é l : desde el holandés
De Roy, que nace en 1598, a los franceses A. Arnauld
(1612) ,
Clerselier (1614) y }. Poisson, nacido ya
en 1637
27
.
Más frecuente es que las generaciones históricas
se distingan por un peculiar estilo colectivo en el modo
de vivir temas previamente inventados. La operación
2 7
De spu és de escr ito este párr a fo m e ha s ido dad o leer los a r t ícu los de
O r t e g a El cometido de la nueva ciencia histórica, ya re señado an te s , y Del
humanismo y de la generación cartesiana..
En los dos habla Ortega de una
"gene rac ión ca r t e s i ana" . "Es ta gene rac ión ca r t e s i ana—dice—es l a p r imera
que se siente mayor de edad, que se da de al ta y toma sobre sí misma la
plena responsabi l idad de su pensamiento . . . " Ya se ve que a lo que Ortega
l lama "generac ión car tesiana" es , senc i l lamente , a la persona indiv idua l de
Desca r t e s . "Desca r t e s—añade luego—, con un fo rmidab le ge s to de Rob insón ,
hace en torno de s í la p lena so ledad cul tura l , convier te un mundo cubier to
de compl icac iones e rudi tas en la v i rg in idad de una is la desie r ta ." Muy
cier to y maravi l losamente d icho. Pero ¿dónde están los restantes Robinsones
de l a "gene rac ión ca r t e s i ana"? En o t ro a r t í cu lo (El método de las genera
ciones)
d ice O rte ga : "L as ideas de l t iempo, las convicc iones am bientes son
tenidas por un su je to anónimo, que no es nadie en par t icula r , que es la
soc iedad . " Esa soc iedad—traducc ión soc io lóg ica de l
das Man
he idegge r i ano—
no puede ser s ino e l conjunto de todas las personas indiv idua les t i tu la res de
las " ideas de l t iempo" . Entonces ¿eran Robinsones espi r i tua les , como lo fué
Descar tes , todos sus coe táneos y só lo e l los? Y si quie re l lamarse "Robin
sones" a todos lo s hombres "mode rnos"—lo cua l no ca rece de fundamen to—,
es tan a r t i f ic ioso reservar e l mote a los coe táneos de Descar tes como pensar
que la car tesiana madurez de la " robinsonidad" fué compart ida por esos
coe táneos de l gran f i lósofo . Si quie re hablarse de una "generac ión car te
s iana" , debe re fe r i rse la expresión , en mi entender , a la de los inmedia tos
disc ípulos y seguidores de Descar tes .
301
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 302/334
creadora—existente siempre en toda vida personal , por
mínimo que sea el alcance de las creaciones originales"-'
se expresa bajo la forma de un esti lo común en la tarea
de hacer personal y singularmente la vida. La obra de
las generaciones históricas no suele consistir en la co
laboración armónica de sus miembros al servicio de una
gran creación unitaria—un sistema fi losófico, una ins-
titución política, etc.—, sino en un modo de expresar,
a t ravés de acciones personalmente creadoras, una ac
t i tud histórica por muchos compartida. La creación es
casi siempre negocio muy personal; y la generación
consiste, más que en la mutua art iculación de las dis
tintas creaciones personales, en el parecido estilístico o
"a i re" común que todas ellas poseen por haber sido lo
gradas frente a la misma situación histórica y al servi
cio de proyectos personales análogos entre sí . En suma:
no se dist inguen las generaciones por la índole de su
quehacer, sino por el modo de hacer lo que hacen. In
venían esti los y acti tudes históricas, no quehaceres.
Apenas es necesario advertir que el esti lo o pare
cido generacional pue de ado pta r los m ás diversos m odos
expresivos: literarios, intelectuales, políticos, religiosos,
éticos,
sociales, etc. Tal diferencia en el modo del pa
recido no merma en nada la ident idad de su consisten
cia psicológica. Parécense entre sí los miembros de una
generación en cuanto sus vidas personales—dist intas
todas por la individualidad biológica, social y vocacio-
nal de cada uno<—van adquiriendo un repertorio de há
bitos operativos semejantes. E l hecho de que todo s ac-
3 2
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 303/334
tualicen en un mismo medio histórico y social sus res
pect ivos proyectos personales de existencia—con otras
palabras: e l hecho de que todos hayan de resolver sus
problemas biográficos en el mismo mundo histórico-
social-— ha ce qu e sus alm as ad qu ier an háb itos psicoló
gicos parecidos entre sí . Estos hábitos podrán ser inte
lectuales, expresivos, estimativos, prácticos. Una mira
da fina y atenta descubrirá siempre en todos ellos una
secreta unidad de sentido, y a tal unidad aludirán luego
los hombres, siempre dispuestos a aumentar sin nece
sidad el número de los entes, cuando hablan de un
"alma colectiva", de un "espíri tu de generación" o de
un Volksgeist. Y si el pare cido en los háb itos adq ui
ridos coincide con una semejanza o una analogía en
los proyectos personales, todavía será más enérgica y
visible la comunidad en el estilo generacional. Azoún,
Baroja y A. Machado se parecen entre sí por ser hom
bres del 98, mas también por ser l i teratos.
El esti lo de una generación debe ser visto como
una semejanza de los hábitos personales de sus miem
bros .
Consecuentemente, la
estructura sistemá tica del
estilo generacional de ber á ser redu cida a la de los h á
bi tos que le integran. Mas ¿cuándo y de qué modo ad
quiere un hombre los hábitos que le definen como per
sona histórica? En uno de los capítulos anteriores pro
curé dar cumplida respuesta a esta interrogación. Fór
mase el hombre como persona histórica durante su ado
lescencia y su juventud. Lo hace libre o semilibremente,
si tuando frente al mundo y a su vida anterior la des-
3 3
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 304/334
nuda y vacía problematicidad de su recién descubierta
persona. Puesto en ese mundo y ante esa vida, va el
joven edificando su existencia personal, y para ello
acepta de mejor o peor grado parte de lo que uno y
otro le imponen o le ofrecen, rechaza lo restante, pone
algo en su vida y en su mundo mediante su operación
creadora, sueña y proyecta para sí y para los demás.
Este esquema descriptivo nos permite captar con
cierta suficiencia la estructura psicológica de un estilo
generacional . Frente a una generación histórica—de
modo más preciso: frente a un grupo de hombres pro
visionalmente concebido como una generación históri
ca '—iremos preguntándonos: ¿en qué se parece lo que
cada uno acepta de su mundo y de su vida infanti l?,
¿en qué coincide lo que cada uno rechaza?, ¿qué hay
de común en lo que cada uno crea?, ¿qué tienen de se
mejante los proyectos personales y los ensueños de to
dos? Y tras haber respondido a cada una de ta les pre
guntas, nos haremos esta otra: ¿qué parecido existe en
tre todos los modos individuales de aceptar, rechazar,
crear , proyectar y soñar? Cuando hayamos cumplido
este esquemático programa, podremos decir que cono
cemos el "espíri tu de la generación". Si no hemos lo
grado obtener un manojo de respuestas medianamente
satisfactorias, se nos planteará con urgencia un termi
nante dilema: o aquel grupo de hombres no consti tuye
una verdadera generación histórica , no obstante su apa
riencia generacional, o uno carece por completo de
mente historiográfica. El esquema de Petersen, modi-
3 4
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 305/334
ficado por las salvedades que antes consigno, puede
servir como primera orientación para circunscribir la
"minoría" de una generación; el plan descriptivo que
ahora propongo puede ser úti l para definir con cierta
precisión el estilo característico de cada conjunto ge
neracional .
Aparte la estructura sistemática del esti lo común,
tienen las generaciones una
estructura real.
Aludo con
estas dos palabras a la mutua conexión de los hombres
que consti tuyen el conjunto. Las diversas concreciones
singulares de ta l conexión son, indudablemente, nume
rosísimas; mas no es imposible describir elementos cons
tantes y ordenaciones t ípicas en la mencionada estruc
tura real de las generaciones. Para determinar unos y
otros ,
cortemos imaginativamente el conjunto según dos
planos de sección, vertical uno y transversal otro.
Miradas en profundidad, según ese corte vert ical ,
todas las generaciones t ienen una "masa" y una "mi
noría". La minoría expresa creadoramente, de palabra
y de obra, el estilo común; la masa, copartícipe en la
acti tud histórica de la minoría e incapaz de manifes
tarla con obras y expresiones inéditas, imita adocena
damente las inventadas por sus conductores
28
. Cuanto
antes he dicho acerca de este tema me exime de entre
tenerme en una descripción pormenorizada. Me limito
28
A la relación entre la minoría y la masa de una generación puede
referirse aquella distinción de Petersen entre los miembros "conductores" y
los "dirigidos" del grupo generacional. La interpretación de Petersen era,
como se recordará, abusivamente biológica.
305
2
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 306/334
a añadir que la minoría de una generación puede si
tuarse frente a la masa subyacente con dos ademanes
conductores diversos: e l pedagógico y el revelador.
"Para nosot ros—decía Ortega en 1914, con muy ex
presa intención pedagógica—es lo primero fomentar la
organización de una minoría encargada de la educación
polít ica de las masas." Fichte, en cambio, aspiraba a
"declarar lo que es", y creía revelar con sus palabras
algo existente de modo confuso e inarticulado en las
almas de sus oyentes
29
.
Una sección transversal en la minoría de la gene
ración permitirá aislar la serie de subgrupos generacio
nales que la componen. Difieren estos subgrupos entre
sí por el tema en que empeñan su vida personal los hom
bres que los integran. Habrá, en consecuencia , subgru
pos literarios, políticos, intelectuales, etc. La llamada
"generación del 98" es, en rigor, el subgrupo intelectual
y l i terar io—más l i terar io que intelectual—de una gene
ración española . Bonil la y San Mart ín, Menéndez Pidal
y Asín Palacios, cada uno a su manera, representan
otro subgrupo de la misma generación, más intelectual
que l i terario; y aun sería posible señalar, si no subgru
pos bien definidos, al menos tendencias polí t icas "no-
2 9
Ap ena s es prec iso adver t i r que las dos ac t i tudes t ienen a lgo de co
mún ent re s í y que pueden darse juntas en la misma persona o en la misma
minor í a . También Or tega c re í a expre sa r " toda una sens ib i l idad y toda una
ideología yacentes en e l a lma colec t iva" . El problema consis te en dec id i r s i
educar es " reve la r lo potenc ia l" o " innovar" ; s i se r hombre es " l legar a se r
Jo que uno es" , según aquel lo de
Werde, ivas da bist ,
o " r e n o v a r s e " , c o n
forme al
Rinovarsi o m oriré
3 6
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 307/334
ventayochis tas" representadas por personas nada l i te
rar ias .
La sección transversal de la minoría nos hará ver
también las relaciones "funcionales" que dentro del con
junto generacional pueden exist ir entre sus miembros:
quiénes inventan o dirigen, quiénes organizan, quiénes
defienden polémicamente la actitud del grupo. Sólo en
muy contados casos—aquel los en que sea muy cont inua
y trabada la relación personal entre los miembros del
conjunto—será posible, sin embargo, hallar en una ge
neración esta trama de relaciones funcionales. La ya
mencionada t ipología "funcional" de Kummer no pasa
de ser una construcción arbitraria y artificiosa.
CURSO DE LAS GENERACIONES
Puesto que la generación es un suceso histórico, ten
drá necesariamente un curso temporal. La delineación
de este curso sólo podrá hacerse a merced de cierta
convencionalidad, la misma de que echamos mano para
definir el grupo. Pero, supuesta la necesaria e inicial
convención, es posible reducir a un esquema general ,
relativamente válido, el r i tmo temporal, la melodía del
suceso
30
.
30
El uso de metáforas musicales par a describir el curso de la vida
humana o de la Historia-—la metáfora de la melodía, sobre todo—supone una
mentalidad continuísta: vida e Historia como "movimiento" continuo. Sólo
en la mente abstractiva del historiador puede aparecer como "melodía" el
curso realmente azaroso y discontinuo del acontecer.
Otras son las cosas si se admite un orden providencial en la Historia:
3 7
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 308/334
La indefinición cronológica de la generación impo
ne necesariamente la existencia de "precursores". Por
muy súbi ta e insospechada que sea una mudanza histó
rica, siempre irá precedida de avisos y anticipaciones
en e l a lma de a lgún madrugador v igía : ' todo Renaci
miento tendrá siempre su Petrarca y todo Romanticis
mo su Sterne y su Rousseau. Creo un error de Petersen
ver en estos precursores los "oprimidos" de la gene
ración anterior, porque el curso de la Historia no está
sistemáticamente ordenado por generaciones ni por
ciclos téticos y antitéticos. Lo propio de los precursores
no es tanto la condición vivir oprimidos, como la rara
sensibil idad con que sienten el agotamiento de las for
mas de vida a la sazón imperantes y presienten o ven
tean la futura novedad. Eso fueron Sterne, Rousseau
y Hamann para la generación romántica, y eso preten
dieron ver en Larra los hombres de nuestro 98.
Pasada la indecisa aurora de los precursores, acaece
el nacimiento de la generación. Será éste muy bien de-
terminable cuando la generación cristaliza súbitamente
en torno a una persona o tras la huella de un suceso
conmovedor. Podrá decirse entonces, a lo sumo, que el
"espír i tu generacional" se hal laba la tente con anter io
ridad al suceso determinante o a la sugestión de la voz
entonces es el curso de la Historia una ordenada melodía real y Dios, como
decía San Agustín, su
ineffabilis modulaíor.
Pero el orden de la "melodía"
es en tal caso rigurosamente inaprensible e inefable por parte del hombre.
Tampoco debe olvidarse que una melodía, no obstante la impresión de
continuidad que su audición produce, es una serie sucesiva y discontinua
de "notas" distintas. También la Música "da saltos".
3 8
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 309/334
convocadora; pero la aparición del grupo tendrá la ce
leridad necesaria para poderle si tuar historiográfica-
mente dentro de un breve lapso temporal . Otras veces,
en cambio, será enteramente convencional el señala
miento de una fecha.
Surge a la vida histórica un grupo generacional
cuando comienza a ser creadora la existencia personal
de cada uno de sus miembros. Es.en el t ránsi to desde
la mocedad a la pr imera madurez cuando todos y cada
uno de ellos sienten más agudamente la insuficiencia
de la situación histórica en que existen. No les basta
para vivir personalmente el pábulo histórico que les
ofrece su mundo, y se aprestan a modificarlo o, cuando
menos, a modificarse en el sentido de su urgente e insa
t isfecha exigencia. Hieren y hastían las formas de ex
presión y de operación definidoras de la si tuación his
tórica precedente, y se levanta en la entraña de las
almas un acuciante afán de novedad. "Hacer lo que
no se hace y como no se hace", consigna de todas las
vidas verdaderamente juveni les, t ruécase en agudísima
y permanente espuela para todos los miembros de la
naciente generación. La vida histórica se ha hecho en
el alma de todos ellos un problema urgente e irresuelto,
ante el cual se enciende su ambición reciente y se hace
más aguda esa inédi ta sed de proyectos y de ensueños
en que consiste la existencia juvenil . "Hay en toda ge
neración joven—escribe Spranger—una nueva espir i
tualidad. Las formas de vida ya configuradas y esta
blecidas (la vida que uno encuentra, dice R an k e) son
309
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 310/334
aceptadas en su parte esencial como comprensibles de
suyo y sin grati tud alguna. Pero el acento de las vi
vencias se desplaza hacia aquello de que se carece, ha
cia las zonas que perduran vacías en el mundo interior
y en el mundo comunal. Lo no creado reclama su de
recho a existir. Y así, el movimiento de las generacio
nes hacia su propia definición procede de un impulso
hacia la vida no vivida"
3 i
. Todas las promociones ju
veniles, hasta las que crecen en las épocas más tran
quilas, atraviesan por esa experiencia. Hay momentos,
sin embargo, en que reciben en sus vidas casi todo lo
que el medio les ofrece. Mas cuando una difusa legión
de jóvenes apenas hal la en su mundo algo que merezca
ser aceptado, e l paso impaciente de una nueva gene
ración está franqueando los umbrales de la Historia.
Un suceso histórico más importante que los cotidianos,
una voz adelantada e inci tadora, un leve incremento de
la insatisfacción o del hastío, y pronto se alzará sobre
la vida preexistente la acción innovadora de una mi
noría generacional .
Esa minoría estará habi tualmente integrada por
hombres coetáneos, mas la coetaneidad r igurosa no pue
de ser un carácter esencial . El "punto de emergencia"
de la generación, según la expresión de Wechssler , no
está cronológica y biológicamente determinado por la
fecha del nacimiento, sino por la sensibilidad y la ca
pacidad de reacción de las almas ante una si tuación
3 1
Op. cií.,
pág. 153,
3 1 0
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 311/334
histórica vivida como insuficiente, hastiosa o vacía de
posibil idades. Ganivet, por ejemplo, t iene la sensibil i
dad y las reacciones t ípicas del 98, no obstante la dis
tancia geográfica y los trece años que le separan de
Maeztu y A. Machado, los dos más jóvenes del grupo,
Al brote de la generación sigue su crecimiento y su
acmé. El incremento de la operación creadora de cada
uno de sus miembros traza el curso ascendente del su
ceso generacional . No debe pensarse , s in embargo, que
el acmé de la generación trae necesariamente consigo
su victoria sobre el mundo caduco que la rodea. Hay
generaciones históricas que cumplen todo su curso opri
midas, iba a decir sepultadas por el medio humano en
que viven. Cuando el grupo generacional, aun inclu
yendo en él masa y minoría, no afecta sino a una escasa
parcela del mundo humano de que brota , entonces está
irremisiblemente condenado a cumplir todo su curso
—'nacimiento, acmé y extinción—vencido y soterrado
por la si tuación histórica contra la cual se alzó. Sus
hombres habrán cumplido su obra, mas no sin recalar ,
a l término de su derrota , en la amargura, en el resen
timiento o en el ensueño.
Tras el acmé, el descenso y la extinción. ¿Por qué
muere, vista como suceso histórico, una generación? Pe-
tersen dist ingue dos dist intos modos de morir: el em
botamiento y el incumplimiento. Trataré de explicar a
mi modo estas dos at inadas ideas de Petersen.
Hay un momento en que la aguda novedad apor
tada por una generación a la vida histórica de los hom-
311
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 312/334
bres pierde vigor y encantamiento, hácese obtusa, vul
gar e improduct iva. Cuando el lenguaje del sent imen
talismo romántico ha pasado de los poemas de Novalis,
de Lamartine o de Bécquer a la prosa amatoria de los
jóvenes menestrales o medioburgueses, bien puede de
cirse que el Romanticismo ha fenecido. Podrá ser, a
lo sumo, un "resultado" susceptible de repetición por
figuras mediocres y epigonales, y será con certeza un
ingrediente tópico de la vida indiferenciada del vulgo;
una reliquia terminal, en ambos casos, de lo que años
antes fué licor novísimo e incitante.
El suceso de la generación puede morir también por
incumplimiento de sus promesas. No olvidemos que el
"espír i tu" de una generación se anuncia como proble
mática inquietud, hácese luego ambición inconcreta y
toma inicial figura como proyecto de existencia en el
alma de todos cuantos componen su minoría más sen
sible y adelantada. Problematicidad, ambición y pro
yecto son las tres instancias inaugurales de todo suceso
generacional. Pero un proyecto es al mismo tiempo una
promesa. La pro-yección de la existencia hacia el in
cierto futuro es también una pro-misión para esa exis
tencia y para todas las que con ella coexisten y copar-
t icipan, aunque sólo sea en pura y remota posibil idad,
en el contenido de la proyección, en el proyecto. El
hombre, decía Nietzsche, es el único ser que puede
prometer .
¿Puede cumplir s iempre sus proyectos y promesas
la proyectiva y promisiva existencia del hombre? Esta
312
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 313/334
dolorida nostalgia de todos los hombres ante lo que
pudo ser y no fué se adelanta a dar la respuesta . Mien
tras el hombre viva sobre la Tierra, siempre estará fra
casando, aun en el momento de sus mayores y mejores
logros. Hay ocasiones, empero, en que el fracaso es la
regla, y no son las generaciones históricas ajenas a esta
posibil idad.
Toda generación, como todo hombre, va te j iendo
su vida con las hebras del logro y con las hebras del
fracaso; con las dos vive y por las dos muere históri
camente. La muerte de los logros se l lama vulgariza
ción; la muerte por fracaso, desvío y olvido. En uno y
otro evento, por debajo de tan aparente diferencia , t rá
tase ,
sin embargo, de un mismo proceso; en la entraña
de los dos hay una terminal incapacidad de la acti tud
generacional para suscitar en los hombres si tuaciones
personales susceptibles de ser vividas como nuevas. El
incumplimiento de una promesa convierte a lo prome
tido en un oneroso e inmutable quiste de la vida espi
ri tual; la vulgarización de un hallazgo operativo o ex
presivo—una costumbre social , un hábito intelectual, un
esti lo l i terario, un neologismo o la encantadora revivis
cencia de una palabra preter ida—hace de él un estr i
billo fastidioso e ineludible; un "disco", como suele de
cir ahora nuestro pueblo. Hace veinticinco años era
pluscuamdist inguido usar la palabra "envergadura" y
adjetivar de "interesante" a lo valioso. ¿Quién, entre
los que estiman la dist inción de su lenguaje, se atre
vería hoy a usar sin cierta reticencia esas dos palabras?
313
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 314/334
La ingenua contemplación empírica del acontecer
demostrará que la vida histórica de las generaciones se
ext ingue muchas veces según alguno de estos dos mo
dos . No debe pensarse, sin embargo, que el curso real
de un suceso histórico—y no otra cosa es la operación
de un grupo generacional '—quede agotadoramente apri
sionado en un par de moldes t ípicos. Una generación
histórica puede también fenecer aplastada por el mundo
contra que intenta levantarse, desleída por dispersión
de su minoría rectora o mixtificada por la intervención
de un ingrediente histórico ajeno al proyecto de sus
miembros y al mundo en que todos existen. Cuanto más
fina y penetrantemente se escrute la vida histórica de
un conjunto generacional, más y más se advertirá la
estricta singularidad de su curso. La obra de los grupos
humanos, como la de los hombres que los consti tuyen,
es siempre rigurosamente inédita e irrepetible.
Por rápido y terminante que parezca ser e l agota
miento histórico de una generación, siempre dejará ésta
tras de sí una estela de cont inuadores y epígonos. Hasta
hace no muchos años era posible seguir en las letras
españolas el rezagado vestigio del naturalismo y del mo
dernismo. En el seno de un mundo nuevo, dotado ya
de los recursos expresivos y operativos que su inédita
peculiaridad necesita, se esfuerzan tenaz y estéri lmente
los epígonos por sostener en pie soluciones y acti tudes
antaño lozanas. Toda moda deja siempre como secuela
e l reguero de los "pasados de moda".
Tal es, muy en esquema, el curso típico del suceso
314
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 315/334
generacional . Inmediatamente después de t razarlo, una
objeción fundamental se levanta. ¿Curso t ípico? ¿Es que
puede ser descrito un "curso t ípico" de los sucesos his
tóricos sin pr oy ec tar so bre ellos un "m old e" figurativo
tomado de la real idad natural? Lo que antes di je res
pecto a los modos "típicos" de extinguirse las gene
raciones puede ser repet ido aquí . Más diré . La des
cripción "típica" que del curso histórico de una gene
ración he dado l leva como molde éste, tan ineludible,
de la vida temporal de un ser viviente cualquiera. Todo
lo que empieza y acaba-—el movimiento físico de una
piedra cadente, el curso visible de una acción perso
nal,
los procesos biológicos de los animales y las plan
tas—- suscita autom áticamente en nosotros, pues tos ante
el empeño de describirlo, la imagen del nacimiento, la
vida y la muerte de un ser vivo; todo se ve "nacer" de
la potencia a la actualidad, "crecer" en energía, pasar
por un acmé y, finalmente, "morir", dejar de ser. ¿De
dónde nos viene este tan arraigado hábito intelectual?
¿Lo tendremos por ser herederos de los griegos? Yo
pienso qud sí
32
. Aun cuando, venga a nuestra mente
de donde viniere, lo más importante ahora es que el
hábi to existe . Trátase de un expediente út i l y cómodo,
indudablemente, y en este caso sirve muy bien para
dar figura genérica a una serie de procesos históricos
estrictamente singulares. Pero la uti l idad que como re
curso descriptivo ofrece este esquema intelectual no
3 2
Ba sta ta l vez cons iderar despa c io la famosa def inic ión a r is to té l ica
de l mov imien to (Phys., 201 a 9 ) .
315
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 316/334
debe hacernos olvidar el carácter personal del discon
tinuo y presunto "movimiento" histórico, ni la condición
creadora de las acciones que consti tuyen el curso de la
Historia, ni , en fin, la singularidad rigurosa de cada una
de ellas.
HISTORIOGRAFÍA DE LAS GENERACIONES
La descripción historiográfica de un suceso genera
cional no puede ser sometida a una regla metódica fija,
como la descripción fitográfica de una flor o de una
hoja . Mas como no puede haber c iencia humana sin
universalización, aunque ésta sea un poco fingida, for
zoso será fingir, siquiera sea levemente, un método des
criptivo generalmente válido.
¿En qué consiste una generación histórica? Ya lo sa
bemos: en una fuerte semejanza histórica de varios
hombres coetáneos. ¿Cómo habrá que describir, por
tan to , una generación histórica? La respuesta es inme
diata: contando buena y verdaderamente la historia de
esa semejanza y de su proyección sobre el mundo de
que nace y en que actúa. Describir el suceso histórico
de una generación es, si se me permite usar analógi
camente esta palabra, hacer la biografía de un pare
cido,
seguir paso a paso las vicisi tudes que la seme
janza histórica de un grupo de hombres va sufriendo en
el tiempo, desde que se revela a los ojos del historiador
hasta que acaba el vivir de esos hombres; o, mejor aún,
316
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 317/334
hasta que se extingue la vigencia de esa semejanza en
el mundo histórico-social sometido a su influjo.
El esquema que acabo de trazar acerca del curso
histórico de una generación puede servir también como
pauta historiográfica. Ya se ve cuál es en este caso la
ficción descriptiva. Sobre un fondo pintado en claro-
oscuro—el mundo viejo, vacío de posibil idades histó
ricas capaces de seducir a los jóvenes nuevos—se irá
viendo dibujarse, como en un film, la figura luminosa
de la generación. Poco a poco se la verá configurarse y
alumbrar al medio en que nace. Por fin, cumplido su
acmé, declinará hasta desaparecer, no sin haber dejado
una huella permanente, más o menos intensa, en el me
dio contra el cual nació y sobre el que derramó la luz
inédita de su obra.
He aquí el modus operandi. Se comenzará descri
biendo el medio histórico inmediatamente anterior al na
cimiento de la generación, y sobre ese fondo se irán
estudiando sucesivamente las biografías de todos y cada
uno de los componentes del grupo que mejor define al
suceso generacional. El historiador ha de apoyar su
obra resurrectora—-escribir Historia es "un entusiasta
ensayo de resurrección", dice espléndidamente Orte
ga—sobre vestigios expresivos, y los de una generación
están constituidos por la obra visible de su minoría.
Sobre el fondo del mundo caduco aparecerán los ago
nistas de la nueva generación, como emergen las figu
ras de Rembrandt de la semioscuridad que las circunda
y define.
317
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 318/334
Ya sabemos que toda biografía nos conducirá siem
pre a la singularísima intimidad personal del biografia
do .
Vale esto tanto como decir que las figuras de nues
tros agonistas se dist inguirán inconfundiblemente entre
sí.
Pero no es la singularidad biográfica lo que en este
caso perseguimos, sino el parecido histórico de esos
hombres. ¿Cómo lograremos determinarlo y describirlo?
Remito a mis reflexiones sobre el método biográfi
co
33
. En toda biografía , luego de recogido y ordenado
el material de trabajo, ha de emprender la mente del
historiador dos aventuradas excursiones hermenéut icas:
una desde los testimonios biográficos al mundo histó-
rico-social del biografiado, otra hacia su intimidad per
sonal. La primera de estas dos excursiones pondrá ante
nuestros ojos lo que he l lamado "significado histórico"
de los testimonios biográficos; la segunda nos mostrará
el "significado personal" de esos mismos testimonios.
En la biografía de un hombre aislado, sin menoscabo
del significado histórico de su obra, habrá que poner
el acento descriptivo sobre lo que de original e inédito
tiene la vida de ese hombre, esto es, sobre el "signifi
cado personal" de los testimonios que nos la revelan.
No será éste e l proceder del historiador cuando haga
una descripción biográfica desde el punto de vista de
la generación histórica a que el biografiado pertenece
o pudo pertenecer. En tal caso, sin desconocer ni me-
Hál lanse en l a Pa r t e P r imera de mi Menéndez Pelayo.
318
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 319/334
nospreciar la decisiva importancia de la singularidad
personal, atenderá preferentemente al significado his
tórico de los testimonios biográficos, es decir, a su sis
temática conexión con el mundo histórico-social en que
esos testimonios fueron creados por su autor.
Enunciaré una a una la serie de cuestiones a que
metódicamente ha de responder e l historiador:
1. ¿Q ué pod ía hacer un hom bre en el m undo his
tórico del cual y contra el cual brotó la generación que
se estudia? Más precisamente: ¿qué podían hacer en él
todos y cada uno de los hombres concretos integrantes
de su minoría adelantada y definidora? La respuesta a
la primera interrogación nos dará el cuadro de las po-*
sibilidades históricas que ofrecía el mundo en que nació
la generación estudiada; o, cuando menos, la imagen
que como historiadores conseguimos acerca de ellas.
El esclarecimiento del segundo problema nos mostrará
el repertorio de las
posibilidades biográficas
accesibles
a cada uno de nuestros hombres
34
.
2. ¿Q ué hizo ca da uno de los ago nistas de la mi
noría generacional entre todo lo que entonces pudo ha
cer? La respuesta estará consti tuida por el manojo de
las dist intas y singulares biografías de todos ellos. Mas
para obtener una respuesta suficiente, la interrogación
anterior deberá ser desglosada en una serie de cuestio
nes más concretas. A riesgo de cosechar el fastidio y
34
Por sus talentos nativos, por su temperam ento, por su educación an
terior, por su salud, etc.
319
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 320/334
la cólera del lector, las repetiré de nuevo: ¿qué acepta
de su mundo y de su vida precedente cada uno de nues-
t ros hombres?; ¿qué rechaza?; ¿qué va po niendo crea do -
ramente en su vida y en su mundo?; ¿qué proyecta y
sueña para sí y para los demás?
3. T od av ía deberá contestar el historiador— o in
tentar lo, a l menos—a otra pregunta fundamental . ¿Por
qué,
para qué y cómo hizo cada uno lo que realmente
hizo—aceptando, rechazando, respondiendo, c reando,
proyectando, soñando—•, y no cualquiera otra de las
cosas que en aquel momento pudo hacer?
La respuesta a todas estas interrogaciones pondrá
a nuestra vista , paralelamente ordenadas, las singula
res biografías de cuantos componen la minoría rectora
del grupo generacional. Estas biografías se hallarán
anudadas entre sí por una serie de relaciones conviven-
cíales:
amistad, colaboración, intercambio epistolar, di
sidencias, etc. No es esto, sin embargo, lo que en ver
dad constituye el suceso generacional, sino el posible
parecido histórico entre todas las curvas biográficas in
dividuales. El momento verdaderamente decisivo en la
historiografía de una generación consiste en indagar
minuciosa y metódicamente en qué se asemejan las res
puestas dadas por e l historiador a
cada una
de las an
ter iores preguntas respecto a cada uno de los miem
bros que componen la minoría del grupo generacional.
E l c ua dro historio gráfico de u na generac ión deb e
estar consti tuido, visto en profundidad, por tres planos
distintos: un fondo, un cuerpo y un tenue primer plano
32
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 321/334
o, tal vez mejor, sobreplano. Será el fondo del cuerpo
una sobria y suficiente pintura del mundo histérico-
social de que la generación emerge; la descripción del
parecido histórico entre las biografías de los protago
nistas ocupará el cuerpo de la composición; y sobre ella,
como un fino y transparente dosel de figuras aisladas,
se dibujará la personal e intransferible singularidad de
todos los que integran el grupo. Me atrevería a compa
rar este esquema descriptivo con la composición pictó
rica del San Mauricio y la legión tebana, del Greco.
Vese en el fondo del cuadro el mundo histórico sobre
que se alza y destaca la hazaña de San Mauricio y
sus jóvenes; las figuras del santo y sus secuaces, vigo^
rosas , adelantadas, compactamente t rabadas entre sí ,
forman y colman con su heroica y comunal humanidad
el cuerpo del cuadro; y en lo alto, recibiendo el sentido
de la acción conjunta, un cielo hacia el que se levantan,
como llamas de cirio, obras e intenciones, y en que se
discierne el mérito singularísimo de cada uno de los vo
luntarios del sacrificio.
La descripción del parecido no puede quedar l imi
tada a la determinación de su estructura, según el sis
tema de interrogaciones historiográficas que anterior
mente expongo.
La semejanza generacional no es un
hecho,
como el parecido anatómico entre dos rostros,
ni un proceso, como el parecido entre dos modos de
andar o de gesticular, sino un suceso histórico. Má s que
parecerse entre sí , los hombres integrantes de una ge
neración
se van pareciendo
por obra de sus sucesivas
321
21
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 322/334
acciones personales, libre o semilibremente cumplidas,
y pueden dejar de parecerse en cualquier momento de
su vida. Por eso dije que la historiografía de una ge
neración debe ser vista como la biografía de una seme
janza o, si se me permite este expresivo neologismo,
como una cobiografía. La tarea del historiador de una
generación consiste en aprehender y describir cómo
nacen, se configuran y se proyectan sobre el medio los
hábitos históricos
com unes a todo s los miembros del con
junto,
tal y como se expresan en la vida de los que
componen su minoría definidora.
Expuse antes como típico un curso posible y aún
frecuente del suceso generacional. Haría mal, no obs
tante, quien, metido a describir la vida histórica de una
generación, se dejase llevar por ese o por cualquier otro
esquema típico. La descripción del suceso se habrá de
atener a la estricta singularidad de su curso real, y el
historiador deberá limitarse a seguir con su método las
vicisi tudes que de hecho haya experimentado la seme
janza del grupo.
¿Cuándo y cómo ha podido nacer esa semejanza?
Apenas puede dec i rse nada de antemano. Unas veces
será tempra na y brota rá de la re lación directa entre ad o
lescentes, otras tardía y nacida sin trato inmediato en
tre los que se asemejan. Es en estos casos cuando más
inequívocamente se muestra la raíz del parecido gene
racional: si dos hombres que no se tratan y apenas se
conocen se parecen históricamente entre sí , su parecido
depende necesariamente de una común act i tud funda-
322
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 323/334
mental ante su si tuación histórica. Esta acti tud se des
granará temporalmente en las acciones personales más
diversas. Cualquiera que sea, sin embargo, el modo de
expresarla, la peculiar consti tución de la vida humana
permitirá siempre dist inguir en ella tres momentos di
versos más o menos separables y distantes entre sí : la
inquietud, la autoproposición y la operación.
Empleo la palabra inquietud en el mismo sentido
con que se la usaba hace años diciendo, que una per
sona "tenía inquietudes". Quería decirse que aquel la
persona no se hallaba satisfecha con su si tuación espi
ri tual , y se inquietaba por buscar acá y allá, dispersa
y desorientadamente, un modo de vivir más acorde con
su inexpresa ambición
35
. Esta inquietud es, en último
término, el equivalente histórico de la religiosa inquie-
tudo agust iniana— inquietum est cor m eum..J~-'y en
modo alguno incompatible con ella: toda inquietud his
tórica es en su más entrañada raicil la un anhelo de re
posar en Dios, aunque el inquieto no lo sospeche. Dios
nos l ibre del hombre que no t iene "inquietudes"; tanto,
por lo menos, como del que no sabe tener reposo.
La inquietud es el temple psicológico en que se ex
presa la radical problematicidad de la vida personal
cuando, sedienta ésta de propia y auténtica consistencia,
35
La inquietud humana es al proyecto de existencia lo que el autosen-
timiento a la clara idea de sí mismo. Pueden leerse algunas ideas acerca de
este problema en mis Estudios de Historia de la Medicina y de Antropo
logía médica, Madrid, 1943, págs. 151 y sigs.
323
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 324/334
se encuentra a sí misma distante de todo lo que ha
recibido, vacía y menesterosa a un t iempo. Por eso es
la tarea de indagarla la primera entre todas las que
debe cumplir el historiador de una generación. La bus
cará con delicadeza en el alma de cuantos componen la
minoría, estudiará con ahinco sus relaciones con la si
tuación histórica en que todos viven y, por fin, cuidará
de aprehender la posible semejanza existente entre to
das esas individuales inquietudes. Nada más difíci l que
percibir un parecido entre lo que, como esta inquietud
precursora, no t iene todavía "figura". En el t ierno y
vago estremecimiento inicial de las almas de una gene
ración apenas podrá describirse otra cosa que la seme
janza de su "sent ido". Toda generación histórica co
mienza, en efecto, por una semejanza en el "sentido",
todavía inexpreso, que unos cuantos jóvenes coetáneos
quieren dar a sus incipientes vidas individuales.
Nadie puede vivir en inquietud permanente, ni si
quiera los inquietos. La ambición personal que la inquie
tud reve la—"ambic ión", de amb~ire, ir de un sitio a
otro, dar vueltas en torno a una cosa, buscar inquieta
mente una "sa l ida" o un "reposo"—acaba por concre
tarse en una autopvoposición m ás o meno s firme y sa
t isfactoria. Sobre la dúplice estructura de toda auto-
proposición humana (el proyecto y el ensueño, la pro
babilidad y la utopía), dije antes lo suficiente para no
insist ir ahora. El historiador de una generación histó
rica, después de haber precisado la semejanza en la in
quietud, se esforzará por aprehender el posible, suce-
324
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 325/334
sivo y siempre inseguro parecido entre las autopropo-
siciones personales de quienes integran su minoría. To
das ellas serán, por supuesto, rigurosamente dist intas
entre sí; pero si el conjunto generacional es algo más
que una ficción del historiador, todas ellas mostrarán
una innegable semejanza esti l íst ica. Las personales in
quietudes de los miembros de una generación se pare
cen en su "sentido"; las personales autoproposiciones
de todos ellos, más configuradas ya, se asemejan en
su "esti lo"
36
.
Muchas veces no será claramente perceptible en la
vida de un hombre la formulación preoperativa de sus
proyectos y sus ensueños. De su inquietud y su auto-
proposición no veremos sino las acciones personales que
sucesivamente las actualizan. Cada acción personal, una
cuenta individua dentro de ese rosario de acciones en
que se distiende el proyecto de existencia, comienza
por un repliegue del hombre a su personal intimidad y
3 6
E n la bas e de todo "p roy ec to perso na l"— la f racción posib le de la
autoproposic ión—se ar t iculan en forma más o menos ident i f icable los s iguien
tes supuestos suyos: 1. La idea que el hombre t iene de sí mismo, inserta a
su. ve z en un a idea—científica, vu lga r, rel igiosa, superst icio sa, e tc .— de la
exis tenc ia humana , en una tác i ta ant ropología . 2 . La idea que de l mundo y
de su posib le curso tempora l t iene ese hombre : una Fís ica , una Biología ,
una Socio logía y una Histor ia rudimentar ias o e laboradas. 3 . La adscr ipc ión
personal, e l amor del hombre a su vida futura y posible; la intensidad de la
"vocac ión" con que se s iente " l lamado" a hacer lo que proyec ta . Estos t res
supuestos de l proyec to persona l descansan a su vez sobre un ú l t imo pl in to
de c reenc ia s—re l ig iosa s o seudor re l ig iosa s—cons t i tu t ivamen te necesa r i a s pa ra
que la exis tenc ia humana no pare en e l su ic id io o en la desesperac ión ab
solu ta .
325
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 326/334
se hal la integrada por varios e lementos descript ivamen
te distintos entre sí: el propósito o sentido intencional
de la acción, lo que su autor quiere hacer con ella; la
decisión selectiva y operativa, acto por el cual prescin
de el hombre de lo que no hace, se queda con lo que va
a hacer y pone en marcha la intención definitivamente
adoptada , la figura expresiva y operativa, rostro visible
de la acción personal; y, por fin, el sentido impletivo, el
significado y la importancia que la acción, una vez cum
plida, t iene para su autor y para los que de ella reciben
noticia
37
.
El historiador de una generación describirá la serie
de acciones personales con que cada uno de sus perso
najes va distendiendo su autoproposición, procurará
aprehender la figura que todas ellas forman y estudia
rá con cauteloso desvelo el posible parecido que las ac
ciones singulares y sus totales figuras tengan entre sí.
El "esti lo" común que apuntaba en el parecido de las
autoproposiciones queda ahora perfectamente configu
rado y definido; siempre, claro es, que el grupo descri
to const i tuya una verdadera generación histórica . Las
preguntas concretas que nuestro historiador deberá i r
haciéndose y contestándose, enunciadas quedaron en las
páginas anter iores.
3T
E l inicial repliegue del hombre a su intimidad constituye una cierta
"suspensión" de la vida personal. Cada acción deliberada y libre es, en
cierto modo, un "empezar a vivir"—a vivir personalmente, claro es—, y
por esto es radicalmente discontinuo el curso de la existencia humana. Sólo
a saltos vive el hombre en cuanto tal.
326
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 327/334
He dicho repetidamente que el curso histórico con
creto del parecido generacional puede ser extremada
mente diverso. Mas, cualquiera que sea la l ínea tempo
ral del parecido, y aunque se aparte mucho de todos los
posibles modos t ípicos antes reseñados, siempre se ha
llará integrada por los tres momentos sucesivos que aca
bo de exponer: semejanza en la inquietud inicial , seme
janza en las autoproposiciones personales, semejanza de
las figuras dibujadas por las acciones que dan temporal
actualidad al proyecto. Si a la descripción de esta suce
siva semejanza se añade la de su huella histórica, des
de que comenzó a influir sobre el mundo en torno hasta
el momento en que el historiador escribe, estará comple
to el cuadro historiográfico de una generación.
El acabamiento de la descripción no supone, sin em
bargo, la terminación definitiva del empeño. Tiene el
historiador a su vista el despliegue o, mejor aún, la edi
ficación de un parecido histórico. ¿Puede ser reducida
esa curva a la unidad de un centro intencional? ¿Existe
un centro desde cuya unidad pueda ser comprendida la
diversidad sucesiva de la semejanza? ¿Cuál es—por
usar palabras más comunes, aunque menos precisas-—el
"espíri tu" de la generación descrita?
Sólo puede alcanzarse respuesta a ta les preguntas
paseando una y otra vez la mirada—una mirada sensi
ble, amorosa e instante—sobre la superficie en que se
dist iende temporalmente el parecido generacional . Múl
t iple puede ser el resultado de la pesquisa. Habrá oca-
327
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 328/334
siones en que el parecido nazca de una sola intención y
ésta sea fácilmente conjeturable. Otras veces habrá ne
cesidad de referir la semejanza a un complejo de inten
ciones más o menos discernibles, pero constantes desde
su nebulosidad inicial hasta su ñnal desgranamiento en
acciones concretas. Algunas mostrará e l parecido eta
pas cualitativamente distiritas entre sí, equivalentes a las
"unidades sucesivas" de que hablé en mis reflexiones so
bre el problema de la biografía. Todo ello no contan
do la posible ordenación descriptiva del parecido gene
ral en "unidades sistemáticas"—literarias, intelectuales,
políticas, etc. '—, coincidentes o no con los subgrupos
humanos en que, como sabemos, se diversifica a veces
el conjunto generacional.
En t ra tándose del parecido generacional surge por
todas partes la misma diversidad volandera y tornadiza.
Las quiebras, las transiciones y las hendiduras de la se
mejanza histórica entre los hombres no alcanzan, cier
tamente, a negar la posible aparición de tal semejanza
en el curso real de la Historia. Demuestran, en cambio,
y muy eficazmente, que la descripción aislada de un con
junto generacional es siempre una convención historio-
gráfica más o menos acusada. Conviviendo con otros
hombres hacen los hombres su vida. Esta convivencia
puede consist ir en una relación personal y en un pare
cido biológico, histórico o social. A veces, de modo muy
poco previsible, coinciden entre sí la relación y el pare
cido histórico, y surgen, entre otros, los grupos huma-
328
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 329/334
nos que l lamamos generaciones. ¿Quién podrá negar
que la generación, así entendida, es una realidad del
acontecer humano y un precioso concepto para enten
der y describir ade cu ad am en te la vida histórica? Lo cual,
evidentemente, dista mucho de afirmar que sean las ge
neraciones las unidades fundamentales de la mudanza
histórica
38
.
Dos unidades elementales, que no métricas, t iene el
curso discontinuo de la Historia. Una es real: la exis
tencia personal de cada uno de los hombres que, hacien
do su vida, hacen la Historia. Otra es sucesiva: la uni
dad de cada una de las acciones históricas con que los
hombres van cumpliendo como pueden sus proyectos y
sus ensueños. De la conexión de estas acciones nacen
3 8
E n sus prescr ipc ione s h is tor iográf lcas de El cometido de¡ la nueva
ciencia histórica,
p a r t e O r t e g a d e u n
a priori:
la rea l ordenac ión de l acon
tecer h is tór ico en e l r i tmo polémico de las generac iones. La ser ie quindenia l
de las generac iones es la re t ícula con que e l h is tor iador debe contemplar
e l curso de la Histor ia . El problema de l h is tor iador se reduce , por tan to ,
a conseguir que su re t ícula coinc ida s in e rror de para la je con la presunta
est ruc tura generac iona l de la Histor ia . Pero esa
realidad
de un r i tmo qu in
denia l en e l acontecer h is tór ico ¿no será muchas veces la sombra de la
re t ícula in te rpre ta t iva que e l h is tor iador maneja? ¿No habrá en lo in te rpre
t ado una p royecc ión demas iado v igo rosa de lo que He idegge r l l ama "p re
est ruc tura de la in te rpre tac ión"?
Creo muy prefer ib le que e l h is tor iador edi f ique su descr ipc ión de l curso
de la Histor ia sobre e l fundamento de la b iograf ía . Con ta l proceder , las
"un idades" de l a seme janza h i s tó r i ca—y, en t re e l l a s , l a s gene rac iones—son
más b ien "p rob lemas" y "ha l l azgos" que cons t rucc iones p rev ia s . Sé muy
bien que no puede escr ib i rse la Histor ia s in supuestos , n i in te rpre ta r s in
una "p ree s t ruc tu ra de l a in t e rp re t ac ión" ; e l wie eigenílich gewesen de Ran ke
puede se r una a sp i rac ión , mas no un mé todo . E l lo , s in embargo , no exc luye
la ascé t ica exigenc ia de reduc i r a l mínimo los supuestos in te rpre ta t ivos.
329
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 330/334
los eventos, elementos operativos del acontecer históri
co. La unidad real que es cada existencia humana va
edificándose, piedra sobre piedra, mediante una serie so
segada o anhelante de acciones personales. Un hombre,
un hombre que con ojos luminosos o con ojos ciegos
'—"ves t ido de Cr i s to" o "a t i en tas" , dec ía San Pab lo-
va buscando a t ravés de la Tierra su reposo en Dios.
33
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 331/334
Í N D I C E
Págs.
C art a a Xav ier Zubi r i 8
CAPITULO I.
E L A PO Y O D E L H O M B R E E N L A H I ST O R I A . — E l h o m b r e
como ser h i s tór ico .—Los problemas de la His tor io logía .—Mo
dos de v iv i r l a mudanza h is tór ica .—La seg lar idad comple t iva .
El op t imismo del p rogreso .—El pes imismo de la regres ión .—
La inseguridad cr í t i ca .—R egres ión y cr i s is 17
CAPÍTULO I I .
LA INSEGURIDAD DEL HOMBRE.—Muer t e , do lo r y f l n i t ud .
E l hombre , " an ima l en fe rmo" .—Fin i tud y angus t i a .—Segur i
dad an ima l , i n segu r idad humana .—El h i a to en t re e l hombre
y el m undo 41
CAPÍTULO I I I .
LA SALIDA DE SI MISMO.—La sa l ida mí s t i ca .—La sa l ida
in s t i n t i va .—La sa l ida agón ica .—La aven tu ra i dea l .—La com
pañ ía de l hombre .—Fama y acc ión h i s tó r i ca .—La fama mun
dana .—L a fam a t rág i ca .— La fam a t ra scenden te 69
331
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 332/334
Págs.
CAPITULO IV.
L A C R E A C I Ó N H I S T Ó R I C A , E L H A S T I O Y L A
NOVEDAD.
Recapi tu lac ión .—La creac ión h is tór ica .—Seguridad y posib i l i
dad .—Esencia de las c r i s i s h i s tór icas .—Psico logía de la insa
t isfacción histórica .— El hast ío .— El afán de novedad.— Sinopsis. 101
CAPITULO V.
B I O L O G Í A E H I ST O R I A . E L I N G R E SO D E L J O V E N E N L A
VIDA HIST Ó RICA .—B iología e His to r ia .— Ed ad e Histor ia .—-
La v ida juveni l .—El adolescente y la v ida h is tór ica .—Lo im
puesto al joven.—Lo depuesto por el joven.—Lo puesto por el
joven.—Lo pro pue sto por el joven.—E l est i lo juveni l 131
CAPÍTULO VI.
L A G E N E R A C I Ó N CO M O C O N C E PT O H I ST O R I O L O G I C O .
HISTORIA DEL CONCEPTO.—I. Per íodo prec ien t í f ico de l vo
cablo.—II. Período cient í fico del vocablo.—Ranke.—Dilthey.—
Ot toka r Lorenz .—Ortega y Gasse t .—Pete rsen .—Pinde r .—
W echss l e r.—D rerup .—Resum en : Mannhe im y Pe t e r se n 207
CAPÍTULO VH.
L A G E N E R A C I Ó N C OM O C O N C E PT O H I ST O R I O L O G I C O .
TEO RÍA DE LA GEN ERA CIÓ N.— Discon tinu ísmo h i s tó r i co y
v ida pe rsona l .—La seme janza gene rac iona l .—Est ruc tu ra de l a s
generac iones .—Curso de las generac iones .— Histor iograf ía de
l a s gene rac iones
265
332
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 333/334
7/24/2019 Generaciones e Historia
http://slidepdf.com/reader/full/generaciones-e-historia 334/334
ACABÓSE DE IMPRIMIR ESTE LIBRO EN LOS
TALLERES TIPOGRATICOS DE LA IM
PRENTA "DIANA", LARRA, 6 , MA
DRID, EL DÍA VIII DE ENERO
DEL AÑO DE GRACIA DE
MCMXLV DE LA ERA
CRISTIANA
V S
D E O
Top Related