Espera, no tan rápido
Cuentan que una vez un científico soberbio fue con Dios y le dijo:
- Señor, convocamos a una junta científica mundial y hemos decidido que ya no te necesitamos.
El señor con su infinita paciencia oyó al hombre y le preguntó:
-¿Ah sí? ¿Y cómo llegaron a esa decisión?
-Pues ya hacemos trasplantes de prácticamente cualquier miembro del cuerpo, podemos hacer bebes para
parejas que no pueden tener hijos, crear vida artificial, clonar a la gente y hacer todas esas cosas que antes
se consideraban milagrosas.
Dios sólo lo escuchaba y luego atinó a decir:
-¿Pueden crear vida?
-Así es. Respondió el científico.
-¿Qué te parece si hacemos un concurso de crear vida? Lo hacemos del modo antiguo, así como yo formé
a Adán; tú sabes.
-Me parece bien. Contestó el científico.
-Está bien, pues comencemos. Exclamó Dios.
Entonces el científico tomó un puño de tierra, y le dice Dios:
-Espera, no tan rápido; consíguete tu propia tierra.
ILUSTRACIONES SOBRE EL ORIGEN DE TODO
Y DIOS
¿El huevo o la gallina?
¿Se ha preguntado alguna vez qué fue primero? ¿el huevo o la gallina?
Algunos dirán que la gallina, si no, de dónde vino el huevo, y otros que
el huevo, si no, de dónde vino la gallina. Podrá remontarse todo lo que
quiera, pero no podrá evitar llegar a la conclusión obvia: Dios fue
primero.
El origen de la materia
Dos hombres que caminaban por un bosque se encontraron una bolita
de vidrio en el suelo, sobre la alfombra de hojas y ramas de los pinos.
No había ciertamente señales de otras personas ni otro ruido que el de
sus pasos, pero la evidencia obvia, dada por la misma bolita, era que
alguien la había puesto ahí. Ahora bien, uno de los hombres era un
científico, entrenado en el estudio de los orígenes desde un punto de
vista moderno. El otro era un cristiano laico que le preguntó a su
amigo: "¿Qué sucedería si la bolita fuera más grande, digamos de unos
tres metros de circunferencia? ¿Seguirías insistiendo que alguien la
puso ahí?" Naturalmente, el científico estuvo de acuerdo en que una
bolita de mayor tamaño no afectaría su juicio. "Bueno; ¿y si la bolita
fuera inmensa, de más de un kilómetro de diámetro?", insistió el laico.
Su amigo le respondió que no sólo alguien tendría que haberla puesto
allí, sino que debería iniciarse una investigación para saber qué había
causado que la bolita estuviera allí. Entonces el laico formuló una
pregunta más: "¿Qué tal si la bolita fuera tan grande como el universo?
Si las bolitas, pequeñas y grandes necesitan causas, ¿no necesitará
también una causa la bolita más grande de todas?"
.
La parábola del relojero
Si al atravesar un desierto nos topáramos con una
piedra y nos preguntásemos por qué estaba allí, tal
vez pudiéramos contestar que siempre estuvo allí. No
sería gran problema creerlo. Mas si en vez de una
piedra nos encontrásemos un reloj ¿Quién admitiría
la idea de que ese reloj siempre estuvo allí? ¿O qué
fue producto de la evolución de la materia? Sería
absurdo, porque al tomar el reloj en nuestras manos y
al observarlo encontramos que las partes de que se
compone han sido hechas las unas para las otras y
con determinado objetivo, que es el de señalar las
horas. Observamos con detención y advertimos que
si alguna pieza de dicha estructura fuera apenas
distinta o si faltase, no podría funcionar. Resulta
forzoso creer que 'alguien' hizo ese reloj, porque veo
un diseño y un propósito. Uno puede admirarse del
ingenio del artífice, pero es imposible negar si
existió. Sencillamente porque el reloj no se pudo
haber creado a sí mismo. Su complejidad revela un
propósito inteligente. Ni aún el paso de millones de
años o el choque interestelar de diversos compuestos
y materiales podría producir algo como un reloj
sencillo. ¿Y si en vez de un reloj lo que nos
encontramos es un cuerpo humano? (olvidando, por
supuesto que nosotros somos humanos también) ¿No
es acaso infinitamente más complejo que el reloj más
sofisticado del mundo?"
(anónimo)
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