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INCIDENCIA DE LA INADECUADA FIJACIÓN DEL LITIGIO EN LA
ESTRUCTURACIÓN DE LA ETAPA PROBATORIA EN EL PROCESO LABORAL
Laura Sepúlveda Contreras y
Sara Lopera Rendón
PROYECTO DE MONOGRAFÍA PARA OPTAR AL TÍTULO DE ABOGADAS
Asesor:
Hermes Hoyos Gutiérrez
ESCUELA DE DERECHO
MEDELLIN
2019
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Resumen
El momento procesal de la fijación del litigio constituye la columna vertebral del proceso laboral
ordinario, pues antecede la etapa probatoria y ésta depende directamente de aquella. Por ello la
ley la ha estructurado como una de las etapas claves que el juez debe agotar cabalmente a efectos
de aportar precisión, orden y celeridad no solo a la práctica de pruebas sino a todo el proceso.
Así las cosas, dado el impacto de la fijación del litigio sobre las etapas subsiguientes del proceso
laboral, por medio de este análisis se pretende abordarla con la finalidad de estudiarla
detalladamente y conocer sus características, importancia y forma de ejecución real, para así
llegar a identificar las falencias en la misma y lograr demostrar que una adecuada fijación del
litigio evita demoras y dilaciones en el proceso laboral y además aporta precisión a las decisiones
judiciales.
Palabras clave
Fijación del litigio, proceso laboral, juez, etapa probatoria, decisión judicial.
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Tabla de Contenido
Resumen
1. Introducción.
Primera parte
2. El problema.
2.1. Descripción y delimitación del problema.
2.2. Objetivo General.
2.3. Objetivos Específicos.
2.4.Justificación y pertinencia.
Segunda parte
3. Marco teórico
4. Sistemas procesales
4.1.Sistema inquisitivo
4.2. Sistema dispositivo
4.3.Sistema mixto
4.4.Sistema adoptado en el proceso laboral en Colombia
5. Etapas del proceso laboral colombiano
5.1.presentación y admisión de la demanda
5.2.notificación al demandado
5.3.Conciliación.
5.4.Decisión de Excepciones previas
5.5.Fijación del litigio
5.6.Decreto de pruebas
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5.7.Práctica de pruebas
5.8.Alegatos de conclusión
5.9.Sentencia
6. La fijación del litigio en Colombia
6.1.Antecedentes
6.2.Importancia y finalidad de la fijación del litigio según la jurisprudencia colombiana
6.3.Fases de la fijación en el proceso laboral
6.4.Etapas de la fijación del litigio en materia laboral.
6.4.1. Verificación de la asistencia de las partes
6.4.2. Requerimiento a las partes
6.4.3. Providencia que declara probados los hechos susceptibles de confesión
6.4.4. Providencia que rechaza pruebas
6.4.5. Etapa de aclaración y precisión de pretensiones y excepciones
6.4.6. Los problemas jurídicos
6.5.Importancia de la fijación del litigio en materia probatoria
6.6.La fijación del litigio en el Código General del Proceso
Tercera parte
7. Metodología aplicada
7.1. Diseño metodológico
7.2. Perspectiva Dogmática: Lege Ferenda.
7.3.Alcance de la investigación
7.4.Hipótesis.
Cuarta parte
8. Datos, resultados y análisis
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8.1. Población y muestra.
8.2. Recolección de datos e instrumentos utilizados.
8.3.Resultados del estudio de casos de los Juzgados Laborales del Circuito de Medellín
8.4.Diferentes comportamientos de los jueces laborales de Medellín frente a la fijación
del litigio.
8.4.1. La Jueza o el Juez no se detiene en lo absoluto en la fijación del litigio.
8.4.2. La Jueza o el Juez se limita a verificar cuáles de los hechos se indicaban como
ciertos en la contestación de la demanda.
8.4.3. La Jueza o el Juez requiere a las partes, como lo indica el artículo 77 del
Código Procesal Del Trabajo Y De La Seguridad Social.
8.5. Algunos de los jueces laborales de Medellín evitan invertir tiempo en la fijación del
litigio.
8.6. Los jueces laborales de Medellín no aplican la función depuradora de la fijación del
litigio.
8.7. Los apoderados de las partes no reclaman una adecuada fijación del litigio.
8.8. Falta de desarrollo jurisprudencial, doctrinal y normativo.
8.9. Falta de técnica procesal para desarrollar la fijación del litigio.
8.10. Falta de control
9. Conclusiones.
10. Recomendaciones.
11. Referencias bibliográficas.
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1. Introducción
El proceso laboral no debe ser entendido solo como un instrumento jurídico para la defensa y
resolución de conflictos intersubjetivos entre ciudadanos, sino también como una herramienta
que garantiza la armonía y la paz social. Debido a esto, se debe proscribir todo intento que
busque desestimar o desconocer, todas o alguna de las etapas que lo componen, las cuales
consisten básicamente en dos audiencias, una de conciliación, decisión de excepciones previas,
saneamiento y fijación del litigio y otra de trámite y de juzgamiento.
En efecto, el presente trabajo hace una especial referencia a un tema poco explorado por
doctrina y que en nuestro sentir constituye la columna vertebral de la etapa probatoria, esto es la
fijación del litigio. Pues bien, el artículo 77 del C.P. del T. y de la S.S. (C.P. del T. y de la S.S.),
explica que esta etapa no es solo para determinar los problemas jurídicos que debe resolver el
juez sino además, para depurar el material probatorio a través del rechazo de pruebas
inconducentes, impertinentes e inútiles y determinar el tema de prueba o thema probandum, lo
cual es relevante para elaborar el programa probatorio de las fases posteriores.
No obstante, la práctica judicial, se está desvirtuando este momento procesal con prácticas
inadecuadas o incompletas por parte de los Jueces Laborales del Circuito de Medellín, por ello,
se pretende con el presente trabajo resolver la pregunta ¿La fijación del litigio tiene
implicaciones probatorias en los procesos laborales o se trata de una etapa procesal para
determinar solo problemas jurídicos?. En escenarios de congestión judicial como el actual, antes
de continuar con intentos de reformas estructurales, debe revisarse las fases probatorias, por ser
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las que retrasan en mayor medida el proceso y al ser la fijación del litigio, “la piedra basal del
juicio por audiencia” (Briceño, 2014, pág. 71) y la que define el programa probatorio, debe
comenzarse por su adecuada aplicación, sin embargo, este trabajo tiene como hipótesis que los
Jueces Laborales del Circuito de Medellín no realizan una adecuada fijación del litigio.
El presente trabajo, revelará la práctica de los jueces laborales de Medellín respecto a la
fijación del litigio, mostrando aquellas fórmulas sacramentales que desvirtúan la finalidad de la
etapa, buscando sensibilizar a los operadores jurídicos de la importancia fundamental de la
fijación del litigio dentro del proceso laboral como instrumento para superar los obstáculos
probatorios.
La presente monografía se divide en cuatro capítulos, siendo el primero relativo a los sistemas
procesales, sus características y cuál es el acogido en el proceso laboral colombiano. En el
segundo se explicarán las características del procedimiento laboral colombiano, luego, en tercer
capítulo, se ahondará en la etapa de la fijación del litigio, por último, se muestran los resultados
de la aplicación de la fijación del litigio en los procesos ordinarios laborales en la ciudad de
Medellín, para ello, se parte del análisis de audiencias de fijación del litigio suministradas por los
jueces laborales de Medellín. Por último, se dan a conocer algunas conclusiones y
recomendaciones sobre el mejoramiento de la fijación del litigio.
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Primera parte
2. El Problema
2.1. Descripción y delimitación del problema
Uno de los aspectos fundamentales en los procedimientos orales lo constituye la fijación
del litigio pues sin lugar a dudas, esta determina la conducta de las partes y del juez durante el
proceso y más específicamente, sobre el tema de prueba. Dicha etapa está consagrada en el
artículo 11 de la Ley 1149 de 2007 modificatorio del artículo 77 del C.P.T. y de la S.S., como
una de las etapas a agotar dentro de la audiencia primera o inicial, en la cual se concentran las
fases de conciliación, decisión de excepciones previas, saneamiento y fijación del litigio.
La fijación del litigio, se erige como una oportunidad procesal en la cual se limitan los
problemas jurídicos y el debate probatorio, constituyéndose en una guía que impide al juez
pronunciarse sobre aquellos asuntos que no fueron expresamente estipulados en la misma, pues
cualquier decisión que se aleje de la fijación del litigio implicaría una afectación del debido
proceso de las partes, al ser sorprendidas con temas no delimitados por las partes.
En la actualidad, la fijación del litigio está siendo desfigurada por las malas prácticas
judiciales, lo que incide necesariamente en el decreto de pruebas. Desaprovechar esta
oportunidad que consagró el legislador, está generando un inadecuado decreto y practica de
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pruebas, lo que se traduce en desgaste procesal, ineficiencia y vulneración del principio de
económica procesal.
2.2. Objetivo General.
Determinar las implicaciones probatorias de la fijación del litigio en los procesos laborales en
Colombia.
2.3. Objetivos Específicos.
Describir la naturaleza jurídica del proceso laboral colombiano y la finalidad de la
fijación del litigio.
Identificar las etapas de la fijación del litigio en materia laboral.
Analizar si los jueces laborales de Medellín realizan una adecuada fijación del litigio que
permita diseñar un plan probatorio.
2.4. Justificación y pertinencia.
Aunque la fijación del litigio ha sido vista en la práctica judicial como una formalidad
más dentro del proceso laboral, lo cierto del caso es que por su estructura e importancia acarrea
dificultad para los operadores judiciales y los apoderados al momento de su aplicación, por ello,
deben de tenerse herramientas que permitan una mejor comprensión de esta etapa procesal y la
implicación frente a los medios de prueba, pues constituye la etapa en la cual las partes fijan las
reglas de juego a seguir dentro del debate procesal y probatorio.
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Igualmente, ante escenarios de congestión judicial como los actuales, es pertinente ajustar
y dar el alcance genuino que la fijación del litigio comporta y retirar de la práctica judicial
aquellos mitos que tienden a confundirla como una etapa en la cual se reforman los actos
procesales de parte, se practican pruebas, o se incluyen nuevas pretensiones, excepciones o
pruebas.
Desde la Academia, se deben formar profesionales competentes que ayuden a cerrar las
brechas y falencias generadas en las prácticas judiciales, igualmente, que contribuyan a
descongestionar la justicia y sean actores activos que velen por la legalidad de los
procedimientos.
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Segunda parte
3. Marco teórico
4. Sistemas Procesales.
Un análisis que verse sobre las normas de determinado sistema jurídico procesal, debe
necesariamente hacer referencia a los sistemas procesales, a fin de identificar y ubicar las
mismas dentro de estos sistemas, los cuales constituyen métodos que rigen el acceso de la
población a la tutela judicial efectiva. La doctrina se ha encargado de conceptualizar los
sistemas procesales, por ejemplo, Cuello Iriarte (2018) explica que son:
“El conjunto concatenado de reglas y principios que estructuran los diferentes
ordenamientos procesales en lo atinente a su organización, las facultades y obligaciones de los
sujetos procesales y la forma como se deben adelantar los procesos con miras a la realización del
derecho sustancial.” (p. 567).
Así las cosas, se puede advertir que tienen como finalidad propiciar las facultades y
obligaciones desde el punto de vista procesal para contribuir a la consecución de un derecho
sustancial. A lo largo de la historia se han estructurado variados sistemas procesales, sin
embargo, para los efectos del presente análisis, se hará referencia al inquisitivo y el dispositivo o
acusatorio. Cada uno de ellos presenta características y rasgos que han servido para la creación
de un tercer sistema que se denomina “mixto”; para una mayor comprensión, se pasa a realizar
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una breve descripción de cada uno de ellos, con la finalidad de comprender sus características y
virtudes.
4.1. Sistema Inquisitivo. El contexto socio - político en el que se desarrolló este sistema
es bastante particular, pues de él se resaltan la prevalencia de la religión católica y sus preceptos,
en consecuencia, es este un sistema procesal basado en la tradición religiosa europea de la época
y dirigido por las autoridades eclesiásticas. Como rasgos del sistema procesal inquisitivo, se
pueden mencionar, entre otros los poderes excesivos del funcionario judicial que dan pie a la
discrecionalidad y permite la iniciativa privada del juzgador, el despotismo de los métodos de
juzgamiento e indagación e incluso la implementación de la tortura; no hay publicidad en los
procesos, sino que, por el contrario el proceso es secreto; prima el excesivo formalismo y la
rigidez de los actos, que por regla general se llevan a cabo de manera escrita.
La evolución religiosa, social, cultural y del mismo derecho, implicaron la abolición de la
inquisición en Europa, sin embargo, la colonización de América Latina por parte de europeos
implicó que los principios y bases del sistema inquisitivo fueran trasladados a los nuevos
territorios y en ellos se adoptaron como fundamentos o bases para la construcción de las
tradiciones jurídicas latinoamericanas y posteriormente sirvieron de impulso para la creación del
derecho en las colonias, de esa forma, se adoptó en Colombia el sistema inquisitivo que por años
rigió formalmente, manifiesto de ello es la gran tradición escritural que se ha evidenciado a lo
largo de los años en la administración de justicia por parte del estado colombiano.
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El doctrinante Alvarado Velloso (2004) se encarga de enlistar algunas de las más
marcadas características de este sistema, resaltando entre ellas las siguiente:
(i) el juez impulsa, dirige y en algunos casos inicia el proceso; (ii) el juez puede actuar
por acusación, denuncia u oficio; (iii) el juez es quien se encarga de la investigación para
conocer el proceso; (iv) el demandado no conoce las razones por las cuales se le demanda o
quien es el que lo demanda; (v) en principio el demandado no puede saber quién es el juez; y,
(vi) es un proceso secreto. (p. 66).
De igual forma, la Corte Constitucional indica que “El modelo inquisitivo se caracteriza
por una actividad protagónica del juez y secundaria de las partes” (Corte Constitucional, C-
086,2016). Es por ello, que el juez debe investigar la verdad, prescindiendo de la actividad de
las partes, en consecuencia, queda facultado para impulsar y dirigir el proceso, decretar las
pruebas que considere necesarias y en general, realizar las actuaciones primordiales para la
búsqueda de la verdad.
Así las cosas, habiéndose expuesto los rasgos de los sistemas inquisitivos, se puede
afirmar que en Colombia la tradición jurídica se ha marcado de manera significativa por sus
preceptos y disposiciones y prueba de ello, es el mantenimiento aunque no prevalente, de las
actuaciones escritas y la existencia de facultades que permiten el decreto de pruebas oficioso.
4.2. Sistema dispositivo. Por su parte, el sistema dispositivo se configuró con base en la
necesidad de modificar la injerencia estatal en los procesos judiciales, pues contrario al sistema
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inquisitivo, que se basaba en una estructura completamente arraigada a las costumbres católicas
y la forma en que el juez procedía sin garantizar los derechos del procesado, el sistema
acusatorio se caracteriza por apostarle al garantismo y promover una estructura tripartita del
proceso, es decir, la existencia de un acusador, un acusado y un órgano autónomo y ajeno al
conflicto que se encargue del juzgamiento, velando porque aportar imparcialidad al proceso y
por la salvaguardia de los derechos de los involucrados.
Es así como en términos generales puede decirse que el sistema dispositivo se ha
caracterizado por la configuración de la codificación desde el liberalismo clásico hasta entrado el
Siglo XX, bajo una concepción privatista e individualista de los fines del proceso en donde se le
otorgó capacidad a las partes procesales para dar inicio, impulsar y llevar a término las
diligencias judiciales. La Corte Constitucional en la sentencia antes mencionada, explica que los
sistemas dispositivos confieren a las partes el dominio del procedimiento sin que el juez cumpla
un papel activo en el desarrollo del proceso sin tomar partido en él, evitando que, como en el
sistema inquisitivo, funja como “juez y parte”, al respecto, la mencionada corporación señala
que:
El sistema dispositivo confiere a las partes el dominio del procedimiento y se caracteriza
por los siguientes principios: (i) el juez no puede iniciar de oficio (nemo jure sine actore); (ii) el
juez no puede tener en cuenta hechos ni medios de prueba que no han sido aportados por las
partes (quod non est in actis non est in mundo); (iii) el juez debe tener por ciertos los hechos en
que las partes estén de acuerdo (ubi partis sunt conocerdes nihil ab judicem); (iv) la sentencia
debe ser de acuerdo con lo alegado y probado ( secundum allegata et probata); (v) el juez no
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puede condenar a más ni a otra cosa que la pedida e la demanda (en eat ultra petita partium).
(Corte Constitucional, C-086, 2016).
Por su parte, Prieto y Quintero (2008) puntualizan que en el sistema dispositivo:
Hay un dominio exclusivo, un señorío de la voluntad de las partes, quienes fijan el objeto
litigioso, aportan el material de conocimiento y tienen el poder de impedir que el juez exceda los
límites fijados a la controversia, por voluntad de ellas. (p.172).
El proceso laboral, no es ajeno a este sistema, pues existen normas que permiten producir
la prueba de manera oficiosa, el juez se constituye como director del proceso en busca de la
verdad real o material.
4.3. Sistema mixto. Como es de esperarse, no todo es de extremos, sino que con la
práctica y los resultados del ensayo – error, se han ido creando puntos intermedios que dan lugar
a conceptos híbridos, es este el caso de los sistemas procesales mixtos, en los cuales confluyen
importantes rasgos tanto del sistema inquisitivo como del sistema dispositivo. Claro está que en
las diferentes ramas del derecho se pueden presentar diferentes formas de juzgamiento y
características puntuales que la hacen inclinarse más hacia las tendencias dispositivas o hacia las
inquisitivas.
Por tal motivo, las características que se le impriman a cada área procesal dependen
directamente de los intereses del estado y la forma en que utilicen el proceso para la consecución
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de los mismos, así se encuentra justificado el hecho de que los sistemas mixtos no tengan unos
rasgos estandarizados o previamente determinados más allá de la convivencia de características,
seleccionadas por el legislador, de ambos sistemas, pues dependerá de cada Estado o Nación que
opte por la aplicación del sistema mixto, hacer la elección de cuales de los rasgos de cada
sistema serán adoptados, así ,entonces, se va creando y ajustando el sistema procesal a los ideales
que persiga el estado a través de la administración de justicia.
Según la Corte Constitucional (2016), la aplicación o creación de un sistema procesal
mixto es una de las características de los sistemas procesales modernos, en los que el estado tiene
la facultad de crear sus propios parámetros a partir de las cualidades que ofrecen los dos grandes
sistemas aquí mencionados, personalizándolo conforme a sus intereses y ajustándolo a las
particularidades propias de su realidad. (Corte Constitucional, C- 086, 2016).
Actualmente, la política procesal ha tomado un rumbo inclinado hacia un sistema
acusatorio o mixto, pues a partir de los primeros avances que se hicieron en materia procesal
penal y procesal laboral, la Ley Estatutaria de Administración de Justicia (1996) hizo obligatorio
el tránsito hacia la oralidad, gran rasgo del sistema acusatorio.
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4.4. Sistema adoptado en el proceso laboral en Colombia. El actual proceso laboral, es
de marcada tendencia mixta, en cuanto se le conceden facultades al juez para apreciar las pruebas
conforme su razonable criterio y de igual forma, practicarlas de manera oficiosa, por otro lado, se
le permite al juez apartarse de las pretensiones de la demanda y otorgar a la parte débil de la
relación laboral, más de lo pedido, siempre y cuando, esté probado.
Ahora bien, del sistema acusatorio, conserva la forma oral, la cual fue incorporada a la
legislación colombiana y unas de las principales motivaciones fue la ineficiencia del proceso, los
altos costos procesales que venía generando el sistema escritural, el distanciamiento entre el juez
y las partes y la necesidad de proteger los derechos de quienes se ven sometidos a la justicia.
La oralidad como característica fundamental del sistema jurídico dispositivo es garantizar
el debido proceso como valor máximo, la concentración, la celeridad, la inmediación y la
publicidad; al respecto, Palomo (2009) se refiere al tránsito de la escritura a la oralidad como
“Una tarea de gran envergadura, que debe superar los esfuerzos desplegados en las reformas
precedentes (…) Claro está que la opción por una u otra forma procedimental debe venir
determinada por el respectivo aporte a la eficiencia de las actuaciones procesales” (p.622).
En palabras del profesor Campos Rivera (2003).
El propósito del legislador, al establecer este sistema de adelantamiento en los procesos
laborales, no fue otro que el de buscar celeridad en su desarrollo dado el fin social perseguido
por ellos, cual es el de hacer “pronta y cumplida la justicia” a la parte económicamente débil a él,
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que es el trabajador y que, dada su condición de dependencia económica, no puede darse el gusto
de atender procesos largos y costosos. (p. 39).
La jurisprudencia colombiana no es ajena a dicha finalidad, pues también ha manifestado que:
La implementación de la oralidad constituye un mecanismo razonablemente encaminado
al logro de la pretendida celeridad en la administración de justicia, favoreciendo la inmediación,
acercando el juez a las partes y generando condiciones que propicien la simplificación de los
procedimientos, razones todas estas que avalan la constitucionalidad de la reforma en este
aspecto puntual. (Corte Constitucional, C-713, 2008).
Así las cosas, surgió la necesidad de crear un sistema austero en términos de tiempo y
dinero y que, además, resultare eficiente, ágil y accesible, que permita recobrar la confianza y
credibilidad de la sociedad; todo esto como consecuencia del proteccionismo y garantismo del
estado para los empleados. Por otro lado, hay que mencionar que, con la implementación de la
oralidad, se buscaba fortalecer otros frentes del proceso laboral como la inmediación, la
concentración, la publicidad, la gratuidad, entre otros.
En Colombia la implementación de la oralidad ha pasado por diferentes etapas, puede
evidenciarse que para el año 1948 ya se evidenciaban intentos de incorporar la oralidad desde
otras áreas del derecho, por ejemplo, una parte significativa del Código de Procedimiento Civil
se encontraba fundamentada en principios de la oralidad, sin embargo, esto nunca llegó a
desarrollarse e implementarse. En el mismo año se expidió, por medio de un decreto ley, el C.P.
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del T. y de la S.S., dicha codificación consagró el sistema oral como principio rector del proceso
laboral, y el texto que inicialmente incorporó al código en cuestión fue el siguiente “las
actuaciones y diligencias judiciales, la práctica de pruebas y la sustanciación se efectuarán
oralmente en audiencia pública, so pena de nulidad, salvo los casos exceptuados en este
Decreto”. (Decreto 2158, 1948, art. 42).
Después de promulgada la Constitución Política de Colombia y tras la expedición de la
Ley 270 de 1996 se reforzó la idea de la oralidad, al consagrar que “las actuaciones que se
realicen en los procesos judiciales deberán ser orales con las excepciones que establezca la ley”.
(Ley 270, 1996, art. 4).
Entonces, sin hesitación alguna, la oralidad ha sido la política pública por la cual optó el
legislador para aportar celeridad al proceso laboral y facilitar el acceso a la justicia en esta
materia.
Sin embargo, por diversas circunstancias ligadas a la práctica judicial y a la cultura
jurídica de los jueces y demás funcionarios de la rama judicial, la oralidad fue casi inoperante a
lo largo de 55 años de vigencia del C.P. del T. y de la S.S. y como consecuencia de esa
inoperancia, la congestión aumentó de manera significativa:
La oralidad hasta entonces, constituía un mero intento, pues el proceso seguía siendo
mayoritariamente escritural y seguía recayendo sobre el proceso todas las consecuencias que
traía consigo el sistema escritural, lo cual, sumado a la congestión judicial hacían que el proceso
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judicial perdiera cada vez más credibilidad y eficiencia, dando pie a una mayor congestión y de
paso a un menor cubrimiento de las necesidades de la población. (Invitados permanentes de la
Comisión Intersectorial para la Efectividad del Principio de Oralidad en el Régimen Procesal del
Trabajo y de la Seguridad Social, 2005).
Como respuesta a esta situación se emitió la Ley 1149 de 2007, norma con la que se
empieza a dar real aplicación a la oralidad en el sistema procesal laboral colombiano y modifica
por tercera vez el artículo 42 del C.P. del T. y de la S.S. e introduce de manera expresa los
principios de oralidad y publicidad en el proceso laboral.
Es aceptado por un sector amplio de la doctrina, léase Gómez Lara, Alvarado Velloso,
López Blanco y Rojas Gómez, entre otros autores, que la oralidad es una regla técnica, mas no
un principio; y que a diferencia de éstos, aquellas son herramientas al servicio del proceso
judicial que generalmente se formulan de forma binaria y se adoptan escogiendo razones de
conveniencia, analizadas frente al contexto espacial, temporal, social, económico y político, cosa
que resulta ser susceptible de variación por voluntad legislativa. (Gómez, 1990, p. 85).
Pero para evitar que fuera otro intento fallido, el legislador consagró, aportándole un
impulso adicional a la aplicación de la oralidad en el proceso laboral colombiano, que la
implementación de la oralidad sería gradual y “El Gobierno Nacional hará la asignación de
recursos para la financiación de dicha implementación en cada vigencia”. (Ley 1149, 2007, art.
16).
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Es así como las reformas de fondo que se han realizado al C.P. del T. y de la S.S. a través
de las Leyes 712 de 2001 y 1149 de 2007 han sido creadas con el firme propósito de ajustar la
legislación y hacer efectiva la oralidad en el proceso laboral, a su vez, se han enfocado en
reducir términos y etapas procesales a fin de aportar la tan pretendida celeridad al proceso,
característica ésta que como lo indican los artículos 4 de la Ley 270 de 1999 y el artículo 1 de la
Ley 1285 de 2009, entre otras normas, se erige como principio rector de la administración de
justicia. Así las cosas, la celeridad, al igual que los demás principios rectores, deben entenderse
como focos de obligatoria observancia del operador judicial durante el transcurso del proceso.
Todo lo anterior ha permitido que la jurisprudencia aceptó la existencia de un sistema
mixto en materia de administración de justicia y al respecto ha señalado que:
Es importante aclarar que el ordenamiento constitucional colombiano no aboga por la
superación plena del principio dispositivo; de hecho, cada rama del derecho ajusta de forma
particular la tensión entre el principio inquisitivo y el dispositivo. En reiterada jurisprudencia
esta Corporación se ha referido a la amplia potestad de configuración que le asiste al legislador
para definir los procesos judiciales y sus características”. (Corte Constitucional, C-086, 2016).
Se concluye entonces que, a pesar de todos los ideales y objetivos que a lo largo de la
historia se han plasmado a través de la codificación procesal del derecho laboral, el sistema
procesal aplicado no es del todo oral, pues siguen evidenciándose importantes rasgos del sistema
inquisitivo en él, habiendo así lugar a afirmar que, el derecho procesal laboral, a pesar de tener
sus simientes o bases en el sistema dispositivo sigue estando marcado por grandes tendencias
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inquisitivas como la escritura y el decreto oficioso de prácticas, esto implica que, en la
actualidad, el sistema procesal adoptado en rama laboral del derecho es de naturaleza mixta.
(Corte Constitucional, C – 874, 2003).
5. Etapas del Proceso Laboral Colombiano.
Las normas que regulaban antes el tema procesal laboral, era las normas del derecho
procesal civil, pero ello fue así hasta antes de la expedición del Decreto 2158 de 1948. De la
misma manera, existían normas aisladas que regulaban algunos asuntos procesales como la Ley
57 de 1915, aunque era más sustancial que procesal, era la encargada de regular la
responsabilidad del empleador en los accidentes de trabajo, la Ley 21 de 1920, que se encargada
de establecer la obligación de acudir a las audiencias de conciliación o de arbitraje como método
alternativo de solución de conflictos, posteriormente, la Ley 83 de 1931 que reconoce por
primera vez la posibilidad de asociación que tienen los trabajadores en Colombia y la
competencia que tenían los jueces del circuito para conocer de los asuntos entre un sindicato y su
empleador y por último, la Ley 10 de 1934, que regula aspectos de laboral del contrato de
trabajo y a su vez, los conflictos derivados de este.
Lo anterior generó la necesidad en el legislador de tener que regular a través de leyes las
controversias derivadas del derecho civil y las controversias derivadas del derecho laboral, sin
embargo, como en esa época apenas se estaba implementando el derecho procesal laboral este se
iba legislando en la medida de las necesidades que surgían de la extensión de esta rama del
derecho.
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En el año de 1940 por medio del Acto Legislativo 1 se introduce la jurisdicción del
trabajo a la Constitución de 1886 y se le ordena al órgano legislativo que se encargue de su
organización, a partir de ahí se empezaron a expedir varios decretos tendientes a regular el
proceso laboral ordinario hasta que en el año de 1948 se dicta el Decreto 2158 de 1948 el cual se
acoge como norma permanente en materia procesal laboral.
Es así como en Colombia, el proceso laboral se encuentra regulado en el Decreto Ley
2158 de 1948, conocido como C.P. del T. y de la S.S., mediante este decreto puede decirse que el
proceso laboral se independizó de los intereses propios del proceso civil, pero no de manera
tajante por disposición del mismo código, explicó que a falta de regulación especial en los
procesos laborales se aplicarán las normas análogas a ésta y el Código Judicial, el cual fue
derogado por la Ley 1400 de 1970 conocida como el C. de P.C. y ésta, a su vez, fue derogada por
la Ley 1564 de 2012 actual Código General del Proceso. Así las cosas, es claro que el proceso
laboral en Colombia no tiene una regulación unificada en un código, sino que se complementa
entre el C.P. del T. y de la S.S. y el C.G. del P.
Como se indicó en apartes anteriores, las modificaciones más importantes que se han
realizado en materia procesal laboral y en sí al Decreto 2158 de 1948 se hicieron a través de las
leyes 712 de 2001 y 1149 de 2007, sin embargo, no han sido las únicas modificaciones
presentadas. A lo largo de la historia, la ley 1343 de 1949 y los Decreto 204 de 1957 y 528 de
1964 han modificado aspectos del C.P. del T. y de la S.S. Pero luego de promulgada la C.P., la
ley 23 de 1991 realizó modificaciones importantes en materia de conciliación.
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Pero para los efectos que interesan al presente trabajo, es la ley 1149 de 2007 la que
estructura las etapas procesales del actual procedimiento ordinario laboral, las cuales están
condensadas y concentradas en cada una de las audiencias que se analizarán más adelante, no
obstante, se procede a analizar las etapas sin un ánimo de exhaustividad.
5.1. Presentación y admisión de la demanda. Es preciso empezar por definir el término
demanda como aquella “solicitud, súplica o requerimiento que una persona hace a un funcionario
en procura de la protección de un derecho que considera le pertenece y le ha sido violado o no le
ha sido reconocido” (Díaz Daza, 2002, p. 76).
Por su parte, el maestro Torregroza (2001) acota que la demanda consiste en “el acto
procesal mediante el cual el demandante ejerce el derecho de acción frente al estado,
representado por el juez, y formula su pretensión contra el demandado” (p. 42 ).
Ahora bien, teniendo claro qué es la demanda, es necesario mencionar que, en la
presentación de la misma, la parte demandante debe encargarse juiciosamente de su
estructuración, pues que sea aceptada por el juez depende de que se haya construido conforme a
los requisitos legales que se han consagrado en el artículo 25 del C.P. del T. y de la S.S.
Además, en materia laboral hay una característica particular de la demanda que, aunque
en desuso, vale la pena ser resaltada y es que ésta, bajo ciertas reglas, puede ser presentada no
26
solo de manera escrita sino también de manera verbal, esta forma de acceder al proceso laboral
se encuentra regulada en el artículo 70 del código en estudio.
5.2. Notificación al demandado y contestación. Una vez el juez verifique el
cumplimiento de los requisitos formales de la demanda, emitirá auto admisorio de la demanda, el
cual deberá ser notificado de manera personal al demandado en la dirección anunciada en la
demanda. Para efectos de una notificación efectiva, el demandante tiene la carga de proveer los
datos reales de su contraparte, sin embargo, conforme al artículo 25 del código mencionado,
dado el caso en que el domicilio del demandado sea desconocido por el demandante, este
demandante deberá jurar ante el juez respecto de su desconocimiento y el juez procederá a
ordenar el emplazamiento por edicto, advirtiéndole la designación de un curador ad litem.
La notificación judicial es el “acto procesal mediante el cual se hacen saber o se ponen en
conocimiento de las partes o de terceros las decisiones adoptadas por los funcionarios
respectivos, con las formalidades señaladas en las normas legales”. (Corte Constitucional, C-783,
2004).
En este sentido, este es un mecanismo de publicidad y la finalidad de esta notificación es
poner realmente en conocimiento del demandado la existencia de un proceso en el cual él funge
como tal, evitando la violación de derechos como la defensa, la contradicción y sobre todo del
derecho fundamental al debido proceso.
Ahora bien, una vez sea notificado la parte pasiva, debe proceder dentro de los 10 días
siguientes a su notificación a presentar escrito de contestación de la demanda.
27
Hasta aquí tenemos una fase inicial que básicamente se rige por el sistema escritural,
luego de lo anterior, el juez fija fecha para realizar la primera audiencia denominada “audiencia
obligatoria de conciliación, decisión de excepciones previas, saneamiento y fijación del litigio”
(art. 77, C.P. del T. y de la S.S.)
5.3. Conciliación. La conciliación es un método alternativo de solución de conflictos que
permite el arreglo entre las partes sin la imposición de la voluntad de terceros, Campos (2003)
define la conciliación judicial como:
El procedimiento en virtud del cual personas entre las que se presenta una dificultad –un
conflicto, exactamente-, que debe ser resuelto por las autoridades judiciales competentes
mediante la utilización de las formalidades establecidas por la ley para el efecto, intentan
solucionarla directamente ante un funcionario administrativo o jurisdiccional – también
competente -, o ante un centro de conciliación buscando un arreglo amistoso que, de lograrse,
haga tránsito a cosa juzgada. (p. 105).
En este mismo sentido, la Corte Constitucional (1999) afirma que:
“La conciliación es una institución en virtud de la cual se persigue un interés público
mediante la solución negociada de un conflicto jurídico entre partes, con la intervención de un
funcionario estatal, perteneciente a la Rama Judicial o a la administración, y excepcionalmente
de particulares.” (Corte Constitucional, C-160, 1999).
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Según el artículo 19 del C.P. del T. y de la S.S., la conciliación podrá intentarse en
cualquier tiempo, sin importar que sea antes o después de la presentación de la demanda, sin
embargo, el mismo código, en el artículo 77 consagra un momento procesal en el que de manera
obligatoria el juez deberá referirse a la posibilidad de conciliar y propiciar un ambiente para ello.
Del mencionado artículo, se desprende que este momento procesal deberá ser liderado
por el juez laboral y la finalidad última del mismo es evitar el litigio y hacer una aplicación real y
efectiva del principio de economía procesal, y su papel en este caso será de mediador y no de
tercero imparcial encargado de tomar decisiones, pues él se encarga de acercar a las partes para
incentivar el arreglo de las controversias, pero no impone su voluntad por encima de la de las
partes.
Finalmente, vale la pena mencionar que el anterior artículo no sólo se encarga de dictar
disposiciones en relación a la conciliación judicial, pues además de ello, se ocupa también de
consagrar tres momentos procesales que suceden a la conciliación y serán agotados dentro de una
misma audiencia, los cuales son la decisión de excepciones previas, el saneamiento del proceso y
la fijación del litigio.
5.4. Decisión de excepciones previas. Pueden definirse las excepciones previas como
aquellas objeciones que se interponen antes de dar inicio a la parte sustancial del proceso y
versan sobre posibles defectos de forma del mismo, están encaminadas a impedir el curso del
proceso, su finalidad última es suspenderlo. Estas excepciones son propuestas por el demandante
29
en la contestación de la demanda, dentro del término del traslado, su trámite se regula en el 32
del código renombrado e indica que el juez se encargará de atenderlas en la misma audiencia en
la que se lleva a cabo la conciliación y con posterioridad a ésta si fuere fallida, es decir,
conforme a lo dispuesto por el artículo 77 de la misma obra.
En este tópico debe decirse que el juez debe acudir en este terreno a las consideraciones
vertidas en el C.G. del P., fundamentalmente el artículo 100 que enlista las denominadas
excepciones previas de manera taxativa.
En caso de no prosperar alguna de las excepciones previas propuestas, se procede a
iniciar la siguiente diligencia.
No existiendo ningún tipo de irregularidad que invalide el proceso o la parte tramitada
hasta el momento, se cierra la diligencia y se procede a dar apertura a la etapa que estudia el
presente trabajo.
5.5. Fijación del litigio. En palabras de Obando (2003), esta etapa del proceso es la
oportunidad para precisar, consolidar o asegurar el objeto de prueba del mismo y su alcance, esto
es así en tanto en este momento procesal, el juez, como director del proceso, debe requerir tanto
al demandado como al demandante, con la finalidad escuchar a ambas partes y a partir de esta
interacción, determinar cuáles de los hechos enunciados en la demanda son aceptados por ambas
partes y cuáles no y en consecuencia se obtendrá la individualización de los hechos que serán
objeto de prueba en el proceso. (p. 475).
30
En esta etapa se delimita el debate, se enmarca la controversia, se fijan los hechos
puntuales sobre los cuales versará el litigio y por ello, esta actuación tiene una notoria incidencia
en la etapa probatoria y por ende en el resto del proceso.
Briceño de Valencia (2014) aduce que, la principal función de la audiencia inicial es la de
establecer el objeto del proceso y de la prueba. Por ello se ha indicado que tiene una función
abreviadora o depuradora, al fijar el “acuerdo del desacuerdo” o fijación del litigio (Tribunal
Administrativo de Antioquia, 2014).
Como consecuencia de ello, tiene también una importante función ordenadora porque le
permite al juez, hasta cierto punto en consenso con las partes, planificar el juicio de tal suerte que
sólo se recauden las pruebas pertinentes, conducentes y efectivamente útiles para decidir la
causa. Este tópico será desarrollado con extensión, en los acápites siguientes.
5.6. Decreto de pruebas. Habiéndose fijado el objeto litigioso y teniendo claro cuáles de
los hechos se dan por probados y cuáles serán objeto de prueba, el juez procederá a determinar
cuáles de las pruebas solicitadas y/o aportadas por las partes devienen innecesarias o
inconducentes y decretará las pruebas a petición de parte y oficiosas que con base en lo
estipulado en la fijación del litigio resulten ser necesarias y conducentes.
5.7. Práctica de pruebas. Devis (2015), define la práctica de la prueba como “los actos
procesales necesarios para que los diversos medios concretos aducidos o solicitados se
31
incorporen o ejecuten en el proceso” (p. 415 ), esto es, que en este momento del proceso, lo que
se busca es empezar a ejecutar o desarrollar cada una de las pruebas que hayan sido decretadas
por el juez y así se da inicio al proceso de valoración de las pruebas por parte del funcionario
judicial.
5.8. Alegatos de conclusión. En palabras del profesor peruano Vinatea (2014):
“De algún modo, el alegato es la propuesta de razonamiento que le hacemos al juez para
que le de contenido a su sentencia, pero, en términos más simples, el alegato es la explicitación
de la teoría del caso expuesta al inicio del proceso, con el agregado –fundamental– de la
demostración de cómo así́ ella se cumple.” ( p.129 ).
Así, puede concluirse que los alegatos de conclusión son el momento en el cual, tanto la
parte demandante como la demandada pueden tomar la palabra con la finalidad de convencer al
juez de que su teoría del caso ha sido probada y por tanto deben estimarse o desestimarse las
pretensiones contenidas en la demanda.
5.9. Sentencia. La Real Academia de la Lengua Española (2019) define la sentencia
como “Declaración del juicio y resolución del juez”(www.rae.es) , sin embargo, procesalmente
esta definición se queda corta, siendo adecuada la prescrita por el doctor Miguel Enrique Rojas
Gómez (2013), quien además, explica que no cualquier declaración de juicio o resolución
judicial es una sentencia y debe tenerse presente que:
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La nota distintiva de la sentencia respecto de las otras decisiones judiciales consiste en
que a través de ella se provee solución respecto de la cuestión problemática planteada. Por lo
tanto, no merece ese calificativo, aunque formalmente se catalogue de esa manera, la decisión
que no tenga solución, pues lo que identifica a una providencia judicial no es el nombre que se le
asigne por la ley o por el juez, sino la función que cumple en consideración a su contenido
sustancial. (p. 186).
Ahora bien, muchos doctrinantes y autores se refieren a la Sentencia como la parte
culminante y última del proceso, sin embargo, Rojas Gómez (2013) señala que:
“El desenlace del proceso suele identificarse con la sentencia, pues en muchos casos ésta
comporta la culminación de aquel. No obstante, bueno es advertir que no siempre es así. De un
lado porque en ocasiones el pleito termina sin que se haya pronunciado sentencia; y del otro
porque en el modelo de instancia múltiple, el único fallo que pone fin a la contienda procesal es
el que se emite en la última, pues los otros sólo implican la culminación de la respectiva
instancia”. (p. 186).
En conclusión, la Sentencia es por regla general el acto de cierre del proceso y es la
herramienta que tiene el juez para dar solución material al conflicto presentado entre las partes.
6. Fijación del litigio en Colombia.
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6.1. Antecedentes. Como se anticipó, la oralidad en materia laboral, no es propiamente
una novedad legislativa, pues se incorporó al ordenamiento jurídico colombiano desde el año
1948 con la expedición del Decreto Ley 2158, por medio del cual se emitió el C.P. del T. y de la
S.S. Lo cierto es que, para el proceso laboral, antes de la implementación real de la oralidad, no
se tenía dispuesta la etapa de fijación del litigio o una que al menos hiciera sus veces y cumpliera
su misma función o alguna otra similar.
En este sentido, el artículo 79 del Decreto 2158 de 1948 era muy claro al indicar que una
vez fracasado el intento de conciliación, el juez declararía clausurada esa etapa y procedería a
fijar fecha y hora para la audiencia siguiente que en ese entonces era la de trámite, en la cual se
iniciaba por agotar la etapa de decreto de pruebas de las pruebas que resultaren conducentes y
necesarias, es decir, sin haberse dado un momento procesal destinado a la delimitación o
determinación de los hechos que efectivamente debían ser probados.
Por otro lado, el artículo 77 del Decreto Ley en cuestión, originalmente regulaba la
citación a audiencia pública. En el año 1991, fue modificado por la ley 23 y pese a dicha
modificación, se mantuvo el tema en él regulado. Posteriormente, en el año 2001, se emitió la
Ley 712, que nuevamente modificó el artículo 77 del C.P. del T. y de la S.S. y trajo múltiples
novedades, entre ellas la figura de la fijación del litigio en el proceso laboral.
Finalmente, como última reforma a este artículo, se emitió la Ley 1149 de 2007, que
modificó el texto anteriormente citado, sin embargo, mantuvo la esencia tanto de la audiencia en
34
él regulada como de la figura de la fijación del litigio, pero introdujo ciertos cambios importantes
de cara a la ejecución de la misma.
Es así como a través de diversas modificaciones al C.P. del T. y de la S.S. se llegó a lo
que ahora se conoce como fijación del litigio. Puede notarse que la más reciente modificación y
la que hasta ahora se mantiene vigente, consta, sobre todo en la inclusión y/o modificación de
algunos términos procesales, pero mantuvo intactas la esencia y la regulación que ya se conocía
de la fijación del litigio.
Respecto del desarrollo de esta etapa, explicó la Ley 712 de 2001 que, ante la
imposibilidad de llegar a un acuerdo conciliatorio, el juez debía declarar terminada la etapa de
conciliación y en la misma audiencia, decidir las excepciones previas, adoptar las medidas que
considere necesarias para evitar nulidades y sentencias inhibitorias y lo más importante, es que
creó una etapa de fijación del litigio. (Ley 712, 2001, art. 39).
Por su parte, la Ley 1149 de 2007, que reformó igualmente, el C.P. del T. y de la S.S. con la
finalidad de hacer efectiva la oralidad, porque como se mencionó, ya estaba consagrada. No
obstante, introducir cambios significativos al establecer sólo 2 audiencias, esto es “una de
conciliación, decisión de excepciones previas, saneamiento y fijación del litigio; y otra de trámite
y de juzgamiento” (Ley 1149, 2007, art. 4), mantuvo el procedimiento establecido por la Ley
712 de 2001 para los casos en los cuales fracasare la etapa de conciliación, dejando incólume la
etapa de fijación del litigio en su integridad.
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En conclusión, la etapa de fijación del litigio, en el procedimiento laboral es relativamente
nueva, pues su antecedente remoto data en la Ley 712 del 5 de diciembre de 2001, esto es, hace
más de 14 años.
Ahora bien, pese a que en materia laboral no existió la fijación del litigio hasta el año
2001, no puede obviarse que, en materia civil, el Decreto 2282 emitido en el año1989, en su
artículo 50, se encargó de modificar el Capítulo IV del Título VII del Libro Segundo del Código
De Procedimiento civil y en este sentido, introdujo por primera vez en la legislación colombiana,
la audiencia de conciliación, saneamiento, decisión de excepciones previas y fijación del litigio
que se incorporó al proceso civil por medio del artículo 101 del mencionado código. Así se
evidencia que el momento procesal de la fijación del litigio fue concebido, en principio, en el
proceso civil.
De esta forma, puede concluirse que, la etapa que conocemos como fijación del litigio, es
una figura relativamente nueva en el derecho colombiano y más aún para el derecho procesal
laboral, área del derecho en la ésta que se incluyó apenas en el año 2001. Por tanto, los jueces y
demás operadores judiciales han pasado gran parte de este siglo en una etapa de descubrimiento
y entrenamiento para su correcta ejecución.
6.2. Importancia y finalidad de la fijación del litigio según la jurisprudencia
colombiana. La fijación del litigio es un elemento estructural del procedimiento laboral, tan es
así, que las actuales reformas laborales han implementado y conservado
36
está etapa, incluso la han mejorado en algunas áreas como la civil. Como se mencionó,
tanto la reforma procesal llevada a cabo por la Ley 712 de 2001 como la reforma de la Ley 1149
de 2007, han conservado la misma estructura para la fijación del litigio, sin que existan
variaciones sustanciales en su redacción. En la práctica, la fijación del litigio se erige como
obligatoria para todos los procesos ordinarios laborales pero pese a su continúa utilización, se ha
desnaturalizado al verla como una simple formalidad de la cual se debe salir de paso, olvidando
como lo señala Briceño (2014), que este momento procesal va a permitir “identificar los
acuerdos y desacuerdos” y “las teorías del caso propuestas por las partes” (p. 71), y en sentir de
Vescovi (1986), permite “fijar definitivamente el objeto del proceso y por ende, el de la prueba a
producir que dependerán, naturalmente, de dicho objeto y de los hechos controvertidos a esta
altura” (p. 30).
La fijación del litigio permitirá alcanzar la tan anhelada la celeridad que además de ser un
principio constitucional, constituye un deber del operador judicial que se plasma en los artículos
228 de la C.P., 48 del C.P. del T. y de la S.S. y por aplicación analógica del numeral 1 del
artículo 42 del C.G. del P., aunado al hecho de que la fijación del litigio se desarrolla de manera
concentrada con otras diligencias judiciales como lo son la conciliación, la resolución de
excepciones previas, el saneamiento y la fijación del litigio.
La jurisprudencia ha tocada el tema de fijación del litigio de manera tangencial, sin
embargo, ha sido enfática en señalar su importancia dentro del proceso en general. En efecto, el
Consejo de Estado en sentencia del 15 de octubre de 2015, explicó que:
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La razón de la importancia de esta oportunidad procesal radica sin lugar a hesitación
alguna, en que es en este momento en que el juez y las partes establecen los problemas jurídicos
litigiosos que se han de resolver, acorde a los hechos controvertidos y/o aceptados en la demanda
y su contestación.
Lo anterior significa que si bien la acción o medio de control activa o pone en
movimiento el aparato jurisdiccional, y la contestación de la misma genera y permite a las partes
y terceros interesados ejercer su derecho de defensa dentro de los principios que orientan el
debido proceso, es real y ciertamente en la fijación del litigio en donde las partes bajo la
dirección del juez, concretan, determinan, establecen los hechos que aceptan y aquellos objeto de
probanza durante el mismo.
La finalidad de esta diligencia durante la audiencia inicial, no es otra que la de
racionalizar y delimitar la actuación procesal y circunscribir los problemas jurídicos a lo
estrictamente requerido por las partes, por ser esta una etapa preclusiva, en donde se fija la litis
en forma definitiva, a partir de la cual las partes deben dirigir su conducta procesal y el juez
pronunciar la sentencia (Consejo de Estado, 11001-03-28-000-2014-00139-00, 2015).
Esta misma corporación en sentencia del 14 de junio de 2018 consideró que la fijación
del litigio tiene una importancia dantesca porque se encamina a:
Determinar cuáles son los aspectos fácticos y jurídicos en los que existe controversia, con
evidentes repercusiones en el decreto de pruebas, en tanto se exime a los extremos de la litis de
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acreditar aquellos sobre los que no hay discrepancia (Consejo de Estado, 27001-23-31-000-2008-
00169-01, 2018).
Adicionalmente, en torno a la finalidad de la etapa de fijación del litigio en el proceso y
las facultades de las partes en la misma, resulta relevante traer a colación el criterio precisado por
la Corte Suprema de Justicia (2006) en la sentencia CSJ SL 25844 del 13 sep. 2006, mismo que
fuera reiterado, así:
“Además, obviamente que el sentenciador, al revisar toda la actuación procesal surtida,
tendrá que ceñirse a lo plasmado en la audiencia de conciliación, y a la forma como quedó en
definitiva la fijación del litigio, conforme con el artículo 77 del C. P. del T. y la S. S., modificado
por el 39 de la Ley 712 de 2001.”
Pero, esa última etapa procesal, tal cual lo prevé la citada normatividad, tiene por
finalidad que el juez requiera a las partes y a sus apoderados “..para que determinen los hechos
en que están de acuerdo y que fueren susceptibles de prueba de confesión, los cuales declarará
probados mediante auto en el cual desechará las pruebas pedidas que versen sobre los mismos
hechos, así como las pretensiones y excepciones que queden excluidas como resultado de la
conciliación parcial..” (Decreto 2158, 1948, art. 77), y “..si lo considera necesario las requerirá
para que allí mismo aclaren y precisen las pretensiones de la demanda y las excepciones de
mérito..” (Decreto 2158, 1948, art. 77).
39
En consecuencia, no se trata de una oportunidad procesal para modificar, variar,
enmendar o corregir la demanda, sino que en esa fase de fijación del litigio se descubren los
puntos sobre los cuales versa el proceso, al desechar las reclamaciones conciliadas y los hechos
admitidos expresamente por las partes, caso este en el cual, tales pretensiones y tales hechos no
serán objeto final del pronunciamiento judicial, por haber quedado fuera de controversia;
mientras que los aspectos pendientes, serán decididos en la correspondiente sentencia, pero
obviamente con sujeción a la demanda, su reforma y a la respuesta de la parte accionada, vale
decir, sin salirse de esos límites impuestos legalmente (Corte Suprema de Justicia, SL9013-
2017).
Por último, el Consejo de Estado en sentencia del 28 de febrero de 2019, explicó que la
principal función de la fijación del litigio apunta a:
“Concretar los hechos probados y determinar los aspectos fácticos que son objeto de
debate. Se busca que allí se delimiten las actuaciones del juez y de las partes, se fije el alcance de
las pretensiones y los hechos en que se fundamentan y se precise el acervo probatorio que
permita llegar a una acertada solución jurídica de la controversia. Adicionalmente, constituye
una garantía del debido proceso pues define el marco en el cual se ha de desarrollar el debate y
los aspectos sobre los que los sujetos procesales ejercen el derecho de defensa y contradicción”
(Consejo De Estado, 11001-03-28-000-2018-00035-00, 2018).
Aunque han sido tangenciales los pronunciamientos sobre la fijación del litigio, son
claros en explicar que esta etapa es vital para fijar el objeto del proceso, la estructuración de la
40
fase probatoria, generar celeridad procesal y por supuesto determinar los problemas jurídicos que
habrán de resolverse en la sentencia según lo probado. Por lo anterior, la fijación del litigio
reviste una importancia incalculable no solo para las partes sino para el proceso laboral en
general.
6.3 .Fases de la fijación del litigio en el proceso laboral. Habiéndose expuesto
previamente este momento procesal y teniendo clara su definición y su finalidad, es pertinente
adentrarse en él, pues es esta la etapa que concentra la atención de este análisis. Esta audiencia
en
la que se lleva a cabo la fijación del litigio es algo compleja dada la multiplicidad de los
actos que la componen y esto, aunado a lo determinante de los asuntos que en ella se trata es
justificación suficiente para que ésta deba llevarse a cabo bajo las siguientes reglas respecto de la
comparecencia de las partes, que según Campos (2003) consisten en las siguientes:
1. Si alguna de las partes carece de capacidad para comparecer a la audiencia, deberá
hacerlo su representante legal.
2. Si previo a dar inicio a la audiencia, una de las partes presenta prueba (Si quiera sumaria)
que justifique su no comparecencia, se deberá señalar una nueva fecha para desarrollar la
audiencia y en esa próxima oportunidad no habrá lugar a un nuevo aplazamiento.
3. Si llegada la segunda fecha se presentare prueba de la existencia de fuerza mayor que
impida la comparecencia de alguna de las partes, se llevará a cabo la audiencia de conciliación
con la presencia de su apoderado. (p. 113).
41
Por otro lado, dado el caso en que el demandante o el demandado no comparecieren a la
audiencia y tampoco justifica previamente su incapacidad para hacerlo, no se impide que se siga
adelante con la audiencia y las actuaciones que ella comprende, sino que, el juez podrá proceder
con la fijación del litigio respetando las reglas del artículo 77 del C.P. del T. y de la S.S.
Entonces, como se ha anticipado, el juez dará inicio a la fijación del litigio en caso de que
la conciliación sea fallida y las partes no lleguen a un acuerdo amistoso, en este evento, entonces,
procederá el juez a requerir a las partes y sus apoderados para que sean determinados los hechos
con los que cada uno esté de acuerdo y que sean susceptibles de confesión. Una vez las partes se
hayan manifestado sobre cuáles hechos son aceptados y cuáles no, el juez, mediante auto,
declarará probados los hechos que no son discutidos por las partes y desechará las pruebas que
versen sobre ellos a causa de su inutilidad.
Entonces, realizar de manera correcta esta etapa procesal, permitirá mayor efectividad en el
desarrollo de la siguiente, denominada de trámite y juzgamiento, en especial, permitirá hacer más
eficaz y más ágil la fase probatoria, decreto y práctica. Indica Tejeiro (2013) que:
Esta etapa es de señalada importancia para la eficiencia procesal, como quiera que
de ella depende en gran medida el éxito de las fases que la suceden, porque si se adelanta
satisfactoriamente puede abreviar significativamente la práctica probatoria subsiguiente y
el contenido de la sentencia; más si lo contrario ocurre, esto es, si su realización no se
adecua a las finalidades de la norma, el proceso se puede prolongar innecesaria e
42
inútilmente y generar desgaste entre todos los sujetos procesales también sin necesidad
real. (p. 167).
6.4. Etapas de la fijación del litigio en materia laboral. La fijación del litigio, como
etapa procesal, está compuesta a su vez de varias sub etapas que deben ser agotadas por el juez
en ejecución de su papel de director del proceso, esto con la finalidad de llegar a una fijación del
objeto litigioso de manera afortunada, satisfactoria y sobre todo ajustada a la disposición legal
contenida en el artículo 77 del ampliamente mencionado código. Así las cosas, este artículo
resulta ser suficiente para determinar cuáles son esas etapas que componen este momento
procesal, toda vez que, de manera sucinta, en él se señalan cuáles son los actos que deben
llevarse a cabo para estructurarlo, por tal motivo vale la pena, citar el siguiente fragmento del
artículo 77:
3. “Requerirá (el juez) a las partes y a sus apoderados para que determinen los
hechos en que estén de acuerdo y que fueren susceptibles de prueba de confesión, los cuales se
declararán probados mediante auto en el cual desechará las pruebas pedidas que versen sobre los
mismos hechos, así como las pretensiones y excepciones que queden excluidas como resultado
de la conciliación parcial.
Igualmente, si lo considera necesario las requerirá para que allí mismo aclaren y precisen
las pretensiones de la demanda y las excepciones de mérito.” (Decreto 2158, 1948, art. 77).
43
Del anterior aparte normativo pueden identificarse varios momentos procesales que deben
desarrollarse en una secuencia ordenada.
6.4.1. Verificación de la asistencia de las partes. Para dar inicio a la fijación del litigio es
determinante verificar la presencia tanto del demandado como del demandante y sus apoderados,
pues en caso de identificarse alguna de ellas como ausente, será necesario proceder con la
aplicación de las reglas enunciadas en el acápite 4.1. de este texto, en consecuencia, para efectos
de la fijación del objeto litigioso, se verá remplazada la voluntad de la parte que no se encuentre
presente según las normas que regulan la ausencia.
6.4.2. Requerimiento a las partes. El juez deberá requerir a cada una de las partes con la
finalidad de aclarar los hechos, es este el momento indicado para abordar punto por punto lo
enunciado por el demandante como hechos en la demanda, precisarlo y aclararlo, de cara a lograr
el acercamiento de las partes y así establecer cuáles de esos hechos son aceptados por el
demandado, lo anterior permitirá realizar una limitación temática del litigio y del tema de prueba.
6.4.3. Providencia que declara probados los hechos susceptibles de confesión.
Posteriormente, el juez emitirá un auto en el que se enlisten y se identifiquen de manera precisa
cuáles son los hechos que han sido aceptados por ambas partes, con la finalidad de excluir del
litigio los hechos sobre los cuales no hay discusión, parece esto demasiado obvio, sin embargo,
de no hacerse, se llegarán a discusiones innecesarias.
44
6.4.4. Providencia que rechaza pruebas. Identificados los hechos no probados pero que no
interesan al proceso, el juez deberá proceder a rechazar las pruebas que versan sobre los mismos,
por ser inconducentes, impertinentes e inútiles para el proceso y el debate judicial. Igualmente,
aquellas que fueron solicitadas para probar un hecho que fue confesado y las pruebas sobre
pretensiones y excepciones que fueron conciliadas. De la misma manera, deberá proceder con
las pruebas ilegales y las obtenidas con violación del debido proceso, las manifiestamente
impertinentes, inconducentes y las manifiestamente superfluas o inútiles. Advirtiendo que estas
decisiones estas susceptibles de recurso.
6.4.5. Etapa de aclaración y precisión de pretensiones y excepciones. Por último, el juez
debe requerir a las partes, pero en esta ocasión con la finalidad que aclaren y precisen las
pretensiones de la demanda y las excepciones de mérito, pero sólo en caso de tener dudas en el
entendimiento de las mismas, pues no es permitido como se señaló en la jurisprudencia antes
copiada, que no es una oportunidad para presentar hechos nuevos, porque se trataría de reformas
a la demanda o contestación extemporáneas.
6.4.6. Los problemas jurídicos. Hay un tema que mencionan la doctrina y la jurisprudencia
y que no está relacionado en la norma y es el referente a la determinación de los problemas
jurídicos. Briceño de Valencia (2014), explica que en la fijación del litigio se determinan los
problemas jurídicos y por ello sostiene que:
No impide que el juez incluya un plus del problema jurídico, bien dentro de la
fijación del litigio o por fuera del mismo, a manera de orientación metodológica de gran
45
valía para el recaudo y valoración de la prueba, y desde luego, del análisis normativo que
habrá de hacerse en la sentencia (p. 77).
Llegado a este punto se resumen las actuaciones que deben agotarse para llevar a cabo la
fijación del litigio. En tanto el operador judicial actúe ceñido a estas disposiciones se logrará una
fijación del objeto litigioso que efectivamente cumple con la finalidad bajo la cual fue
consagrada, sin embargo, si el operador opta por saltar alguno o algunos de los pasos señalados,
se tendrá como resultado una fijación del litigio banal, parcial u omisiva, que finalmente será
poco útil al proceso pues no aportará nada de cara a lograr celeridad, precisión y economía
procesal, sino que, será todo lo contrario y significará el desaprovechamiento total de una etapa
procesal que se dará perdida o mal invertida, pues a pesar de haberse superado de manera
superficial implicó despliegue procesal en términos humanos, económicos y temporales, es decir,
no cumplirá sus propios fines y de paso se interrumpirán los que han motivado la
implementación de la oralidad en el proceso laboral.
6.5. Importancia de la fijación del litigio en materia probatoria. Ahora bien, habiéndose
expuesto qué es la fijación del litigio, en qué momento del proceso se lleva a cabo, cómo se
desarrolla y para qué, es pertinente abordar la importancia de su adecuada ejecución. En palabras
del Tribunal Administrativo de Antioquia (2014), la fijación del litigio tiene:
Una función abreviadora o depuradora”, “tiene también una función ordenadora porque le
permite al juez, hasta cierto punto en consenso con las partes, planificar el juicio de tal suerte que
46
sólo se recauden las pruebas pertinentes, conducentes y efectivamente útiles para decidir la
causa” (Tribunal Administrativo de Antioquia, 2014).
En este orden de ideas, la importancia de la fijación del litigio radica en que es ese el
momento en el que se construye la columna vertebral del proceso, se marca el camino que ha de
seguir el mismo, se definen sus cauces a través de la exclusión de aquello que no es necesario
discutir. La fijación del litigio es el momento procesal creado para depurar el proceso de todo
aquello en lo que no se debe invertir esfuerzo y tiempo. Una adecuada ejecución de esta etapa es,
entonces, una excelente forma de aportar celeridad al proceso laboral, toda vez que ésta termina
por reducir el marco del conflicto, pues aclarando cuáles hechos son aceptados por las partes, se
verán reducidos e individualizado, a su vez los hechos discutidos y por ende el debate
probatorio, así que, el juez podrá proceder a determinar cuáles son las pruebas solicitadas,
aportadas y/o declaradas de oficio que finalmente devendrán inútiles al proceso y quedarán
excluidas de la etapa probatoria; además, como consecuencia de aportar celeridad, se logran
reducir los costos procesales.
Una vez fijado el litigio, se determinan claramente cuáles son los hechos que no están
probados y estos son los que constituyen el famosos tema de prueba que según Azula (2003) “se
entiende por tema de prueba lo que requiere de prueba en un proceso determinado, cualquiera sea
el campo al cual pertenezca, por constituir los presupuestos fácticos de las pretensiones y
excepciones” ( p. 31). Entonces, los hechos que no están probados constituye el tema de prueba
y sobre ellos, versará el decreto de pruebas.
47
En esta etapa de la diligencia, el operador judicial valiéndose de los principios de
conducencia, pertinencia y utilidad, deberá elaborar el plan metodológico que permitirá decretar
posteriormente la prueba.
6.6. La fijación del litigio en el Código General del Proceso. Ahora bien, como se ha
anticipado, la fijación del litigio no es una etapa que se haya consagrado de manera exclusiva
para el proceso laboral en el Código Procesal Del Trabajo Y De La Seguridad Social, pues en
otras áreas del derecho también se han incluido figuras que permiten llegar a la determinación de
los hechos sobre los cuales las partes no tienen discusión, conservando además las mismas
finalidades. En materia penal, por ejemplo, encontramos que esto se lleva a cabo bajo la figura
de las estipulaciones probatorias, mientras que, por su parte, en los procesos administrativos y
civiles se ha conservado tanto la figura de la fijación del litigio como su objetivo. Sin embargo,
será objeto de este acápite la forma en que El Código General Del Proceso ha regulado la
fijación del litigio, este código consagra la mencionada etapa procesal en el artículo 372 y
respecto de la forma de fijar el litigio en materia civil señala:
“A continuación el juez requerirá a las partes y a sus apoderados para que determine los
hechos en los que están de acuerdo y que fueren susceptibles de prueba de confesión, y
fijará el objeto del litigio, precisando los hechos que considera demostrados y los que requieran
ser probados”.
Así las cosas, conforme a lo dispuesto por el citado artículo y en consonancia con el
artículo 77 del Código Procesal Del Trabajo Y De La Seguridad Social, puede concluirse que en
48
ambos regímenes se ha optado por conservar la esencia de esta figura, no obstante, a pesar de la
clara intensión del legislador en ambos textos, es pertinente dejar planteados los siguientes
interrogantes: ¿el desarrollo de la fijación del litigio se hace de manera uniforme en los procesos
civiles y en los procesos laborales? O si por el contrario ¿hay alguna diferencia procedimental en
la aplicación de la fijación del litigio en materia civil y laboral?.
49
Tercera parte
7. Metodología Aplicada
7.1. Diseño metodológico.
Este trabajo se llevó a cabo bajo el enfoque propio de la teoria hermenéutica, buscando
comprender e interpretar la norma que regula la fijación del litigio, revelar su importancia
para la etapa probatoria, así como comprender las fases o etapas que a su vez la
componen, de cara a identificar las falencias que se presentan en el suceder fáctico y
posibles fórmulas para contrarrestarlas.
7.2. Perspectiva Dogmática.
Este trabajo se desarrolla bajo una perspectiva de investigación lege data, en tanto
busca identificar el problema jurídico respecto de la inadecuada fijación del litigio y su
impacto negativo en el proceso laboral colombiano, discriminando cada una de sus fases y
resaltando la importancia de su adecuada ejecución, teniendo como marco el sistema
procesal moderno adoptado en Colombia.
7.3. Alcance de la investigación.
50
La presente investigación se desarrolla bajo un enfoque cualitativo – inductivo. El alcance
de la misma es explicativa en consideración al problema planteado y los objetivos perseguidos,
los cuales están encaminados básicamente a analizar la etapa de la fijación del litigio y la forma
en que se lleva a cabo en los juzgados laborales de Medellín, para demostrar que ésta no se
desarrolla de una forma adecuada y así mismo, identificar esas prácticas que conllevan a una
desafortunada fijación del objeto litigioso en el proceso laboral. Además, hay influencia del
alcance exploratorio, debido a que esta etapa procesal ha sido poco investigada y fue necesario
elaborar antecedentes del tema para abordarla y conseguir los datos necesarios para el análisis en
cuestión, cuantificaciones y audiencias celebradas en la ciudad de Medellín durante el periodo
2018 - 2019. En resumen, se trata de un diseño de investigación explicativa con tintes
exploratorios y un enfoque fundamentalmente cualitativo, basado en el estudio de casos.
7.4. Hipótesis.
Los Jueces Laborales de Medellín no hacen una adecuada fijación del litigio y
desaprovechan esta oportunidad procesal para depurar el proceso.
51
Cuarta parte.
8. Datos, resultados y análisis.
8.1. Población y muestra.
La unidad de análisis, la constituyen los audios correspondientes a audiencias reales en
las que los operadores judiciales llevan a cabo la de fijación del litigio. La población, comprende
las diferentes audiencias de la etapa procesal en cuestión, realizadas en Medellín por los
Juzgados Laborales del Circuito entre el periodo 2018 a 2019, es decir, en vigencia del Sistema
Oral. Por último, la muestra, corresponde a un total de Diecisiete (17) audiencias de fijación del
litigio, las cuales fueron tomadas de diferentes Juzgados Laborales de Medellín realizadas en
vigencia de la Oralidad y una de un Jugado Civil del Circuito, esto con la finalidad de recolectar
material apto para comparar el desarrollo de este momento procesal en dos materias diferentes.
8.2. Recolección de datos e instrumentos utilizados. Con la finalidad de obtener
material de análisis, se recurrió a los Juzgados Laborales del Circuito de Medellín, radicando
solicitudes formales ante sus funcionarios, por medio de las cuales se pretendía acceder a una
copia fidedigna de al menos una audiencia obligatoria de conciliación, decisión de excepciones
previas, saneamiento y fijación del litigio que sería elegida de forma aleatoria por el funcionario
52
de turno. De esta forma, fueron recopilados los mencionados 13 audios de audiencias, todas
dirigidas por diferentes operadores judiciales, respecto de los cuales se mantendrán bajo reserva
sus nombres para evitar vulneración a sus derechos.
Teniendo como punto de partida las etapas que componen la adecuada ejecución o
desarrollo de la fijación del litigio, se elaboró una tabla tipo checklist (guía de observación), en la
cual se incluyó cada una de ellas como parte del derrotero que deben agotar los jueces de cara a
fijar el litigio de una forma adecuada y conforme a la disposición legal contenida en el artículo
77 (asunto que se abordó en el acápite 3). Posteriormente, se procedió a escuchar y observar
cuidadosamente cada una de las audiencias recolectadas con la finalidad de detectar si los jueces,
en el transcurso de la audiencia, cumplieron con agotar cada una de esas etapas o si, por el
contrario, obviaron u omitieron alguna o algunas de ellas.
8.3. Resultados obtenidos del estudio de casos de los Juzgados Laborales de Medellín.
Habiéndose sometido los audios recolectados al mencionado análisis tipo checklist de los
momentos que componen la fijación del litigio, pudieron identificarse una serie de situaciones y
prácticas tanto activas como omisivas de parte de los operadores judiciales que, se esbozarán
detalladamente a continuación:
8.4. Diferentes comportamientos de los jueces laborales de Medellín frente a la fijación
del litigio.
53
El juez, como director del proceso tiene autonomía en el desarrollo y ejecución de las
audiencias, claro está que teniendo como marco los límites y parámetros que se han
interpuesto legal y jurisprudencialmente, en este sentido, la posición de estos funcionarios
judiciales varía frente a cada etapa y así mismo, su forma de dirigir el proceso se diferencia
de otros jueces. En lo que a la fijación del litigio se refiere, se evidenciaron las siguientes
posiciones:
8.4.1. La Jueza o el Juez no se detiene en lo absoluto en la fijación del litigio:
Algunos de los jueces fijan el litigio emitiendo una mera afirmación y sin ni siquiera mediar
intervención de las partes, se limitan a replicar el problema jurídico que convoca a los sujetos en
el escenario judicial. Es usual encontrar que el funcionario judicial de por fijado el litigio con
sólo haber enunciado qué debe probarse de manera genérica y teórica en el proceso para que sea
estimada la pretensión, por ejemplo, en una audiencia en la que el cual se discutía el reajuste
pensional del demandante, el juez fijó el litigio con la siguiente afirmación:
“Continuaremos con la fijación del litigio, el cuál deberá circunscribirse básicamente en
determinar si al señor demandante, le asiste o no el derecho del incremento pensional por
cónyuge a cargo, así como la indexación o los intereses de mora sobre las sumas eventualmente
reconocidas y las costas del proceso […]”
8.4.2. La Jueza o el juez se limita a verificar cuáles de los hechos se indican como
ciertos en la contestación de la demanda. El funcionario judicial simplemente se encarga
54
de enlistar verbalmente cuáles de los hechos fueron indicados como ciertos por parte del
demandado en la contestación de la demanda, haciendo un rápido cotejo entre lo indicado por el
demandante en la demanda y por el demandado en la contestación.
8.4.3. La Jueza o el Juez requiere a las partes. El juez, como lo indica el artículo 77 del
Código Procesal Del Trabajo Y De La Seguridad Social, requiere formalmente a las partes
para que se manifiesten respecto de los hechos que dan lugar al conflicto, en primer lugar,
requiere al demandado por si llega a ser necesario hacer alguna aclaración, precisión o incluso
adición de hechos. Acto seguido, se requiere al demandado para que indique sobre cuales hechos
hay acuerdo y cuales discute.
Panorama general de las prácticas observadas: La tendencia judicial respecto de la fijación de
litigio deja entrever cierto menosprecio por esta etapa procesal, se evidencian múltiples prácticas
evasivas y superficiales por parte de los jueces y los mismos apoderados, que conllevan a la una
fijación del litigio vaga o primaria.
En este orden de ideas, se pudo evidenciar que, de 17 casos analizados, en 7 de ellos, la Jueza
o el Juez no se detuvo en lo absoluto en la fijación del litigio; en 4 se limitó a verificar cuáles de
los hechos se indican como ciertos en la contestación de la demanda y en 6 efectivamente se
requirió a las partes para que aclararan los hechos.
55
Tabla: autoría propia
Fuente: datos entregados por Juzgados Laborales de Medellín
Así las cosas, se evidencia que en 41% de los casos analizados, los jueces pasaron de largo
esta etapa, sin abordarla realmente, sino agotándola de manera superficial, en consecuencia,
inadecuada, no sobra mencionar que es esta una cifra bastante alta.
De lo anterior se colige, que un punto común en el actuar de los operadores judiciales que
dirigen las audiencias mencionadas, es que se limitan a presentarle a los o el problema jurídico
que en cada caso puntual convoca a las partes en el escenario judicial, en ocasiones incluso,
replicando el contenido de las pretensiones principales de la demanda y/o como se mencionó
anteriormente, enlistando los elementos que de manera genérica deben probarse de cara a
conseguir la declaración o reconocimiento de los derechos que se persigan en cada caso, pero en
su afán olvidan que este momento procesal reclama del juez, una actitud proactiva y consiente
que permita trazar o elaborar un esquema probatorio eficiente, teniendo presente los hechos y las
41%
24%
35%
La Jueza o el Juez no sedetiene en lo absoluto en lafijación del litigio
La Jueza o el juez se limita averificar cuáles de los hechosse indican como ciertos en lacontestación de la demanda
La Jueza o el Juezefectivamente requiere a laspartes
56
pruebas que allegan las partes, todo con la finalidad de aportarle a la etapa correspondiente al
debate probatorio celeridad y precisión.
8.5. Algunos jueces laborales de Medellín evitan invertir tiempo en la fijación
del litigio. Puede evidenciarse que otra práctica recurrente en la fijación del litigio es que los
jueces evitan invertir tiempo y esfuerzos en una fijación del litigio adecuada y completa, que
efectivamente logre cumplir con su finalidad, pues en el ánimo de buscar una supuesta
“economía procesal”, suelen restar tiempo a esta etapa con prácticas omisivas como por ejemplo,
no requiriendo a las partes para que aclaren posiciones o evitando dar lugar a interacciones entre
el despacho y las partes. En este orden de ideas, se limitan a hacer un par de afirmaciones que
resuman las pretensiones del demandante y pasan de largo las discusiones que se puede llegar a
suscitar respecto de las pruebas solicitadas por las partes y así, vagamente, dan por agotada la
etapa de la fijación del objeto litigioso y pasan al decreto de pruebas, perdiendo de vista que es
justamente en ese momento que deberían invertirse esos esfuerzos en material temporal y física,
pues es esa la oportunidad procesal perfecta para reducir el panorama del proceso y lograr esa tan
perseguida “economía procesal”, no logran limitar la etapa probatoria y excluir de la misma todo
aquello que sea inútil por ser austeros en el momento en que no deberían y en conclusión puede
catalogarse esta conducta como poco estratégica.
Así las cosas, se evidenció que el tiempo que los jueces dedicaron a la fijación del litigio
osciló, en la mayoría de los casos, entre 0 y 5 minutos. Encontrándose probado que estos
funcionaron optaron por recortar el proceso en etapas que justamente por su capacidad
delimitadora deberían focalizar la atención de los operadores, más aún teniendo en cuenta que lo
57
que hasta este momento se define puede encuadrarse en el marco de los acuerdos, pues no media
hasta ahora la voluntad del estado impuesta a través del juez como tercero imparcial.
Tabla: autoría propia
Fuente: datos entregados por Juzgados Laborales de Medellín
8.6. Los jueces laborales de Medellín no aplican la función depuradora de la
fijación del litigio. Como se expuso anteriormente, una de las funciones más relevantes de la
fijación del litigio es la depuradora, pues una adecuada ejecución de esta conlleva a la
identificación de pruebas que devendrán inútiles y en consecuencia podrán ser excluidas del
proceso, logrando así hacer una aplicación efectiva del principio de economía procesal. No
obstante, conforme a las prácticas judiciales observadas en el material de análisis recaudado,
pudo evidenciarse que como consecuencia de una vaga fijación del litigio, esta posibilidad de
depurar queda excluida conjuntamente con la aplicación del mencionado principio, pues en la
mayoría de los casos se pasa la fijación del litigio sin ahondar en detalles y sin determinar los
59%
23%
6%
12%
Menos de 5 minutos
De 5 a 15 minutos
De 15 a 25 minutos
25minutos o más.
58
hechos sobre los cuales no hay discusión, en consecuencia, tampoco se identifican cuáles de las
pruebas solicitadas o aportadas por las partes versan sobre hechos que no se discuten y no se da
el proceso de exclusión o desecho de pruebas innecesarias o inútiles como consecuencia de no
agotarse el mencionado análisis de exclusión.
En este sentido, se identificó que, de un total de diecisiete (17) audiencias analizadas, en
sólo 3 casos se desecharon pruebas a causa de la inutilidad de las mismas en el proceso por
versar sobre hechos que no son discutidos por las partes, mientras que en los 14 casos restantes
no se desecharon pruebas por la mencionada causa.
Tabla: autoría propia
Fuente: datos entregados por Juzgados Laborales de Medellín
Evidenciándose de esta forma que solo en un 18% de los casos estudiados se utilizó la fijación
del litigio para elaborar o trazar un camino probatorio eficiente y acorde a las necesidades
probatorias del proceso y por el contrario, la mayoría de los jueces optaron por un camino
18%
82%
El juez desecha pruebas por innecesarias o inútiles:
Si
No
59
genéricamente señalado, que siendo “seguro” en cuanto a la conducencia de las pruebas, resulta
ser menos estratégico.
8.7. Los apoderados de las partes no reclaman una adecuada fijación del litigio. A
pesar de ser esta una etapa que permite y propicia un ambiente de interacción entre las partes y el
juez, los apoderados, en la mayoría de los casos sometidos a análisis, permitieron el
desaprovechamiento de esta, pues el funcionario judicial, habiendo fijado vagamente el litigio
pregunta a las partes si están de acuerdo y ellas suelen asentir. De los 16 casos estudiados, sólo
en uno de ellos, el apoderado de la parte demandante, al notar que el juez procedería con la
clausura de esta etapa sin haberlo requerido para precisar los hechos, le solicitó detenerse y darle
la oportunidad de referirse a ellos. Situación está que permite afirmar que no sólo los operadores
judiciales desestiman esta etapa, sino que también lo hacen los litigantes, a pesar de su alta
capacidad de manipulación del proceso, desde la academia y la formación jurídica de los
abogados se pasa por alto esta figura.
Por otro lado, al abordarse el análisis de la fijación del litigio desde un punto de vista teórico,
se identificaron varias condiciones o situaciones que se presentan en el suceder fáctico e
impactan de alguna manera la etapa procesal en cuestión y su adecuada gestión, entre ellas,
resaltan las siguientes:
8.8. Falta de desarrollo jurisprudencial, doctrinal y normativo. El C.P. del T. y de la S.S.,
como normal rectora del proceso laboral colombiano, se queda corto en la regulación de la
fijación del litigio, su brevísima descripción de esta etapa no la dota de la relevancia de la que
60
ella, por su gran utilidad, debería gozar en los estrados judiciales, no se encuentra una regulación
puntual o unificada de las etapas que deben agotarse o surtirse de cara a lograr una buena fijación
del objeto litigioso, no se encuentran unos parámetros que determinen el cauce de la fijación del
litigio y menos se encuentran expresos los fines que se persiguen con la misma, ni siquiera a
modo de exhortación judicial. Es esta una figura procesal subestimada por el legislador,
olvidando que es una herramienta de descongestión a la mano, pero por falta estrategia sigue
mayoritariamente inaplicada.
Por otro lado, las reglas de la experiencia indican que la jurisprudencia ha sido
recurrentemente un medio para llenar vacíos legales e incluso interpretativos, las altas cortes, a
través de esta herramienta han resuelto grandes conflictos normativos en diferentes áreas del
derecho, como lo es el caso del reconocimiento de las parejas del mismo sexo, la concurrencia de
estados civiles en materia de seguridad social, entre otros. Situación ésta que abría la posibilidad
de que alguna de las altas corporaciones judiciales colombianas, en ejercicio de sus funciones se
hubiere ocupado de hablar de la fijación del litigio y ahondar en detalles que el legislado ha
evadido, sin embargo, pudo evidenciarse que, también desde la jurisprudencia este momento
procesal ha sido excluido, pues no se han emitido pronunciamientos tendientes a aclarar, ahondar
y precisar detalles de la misma.
Finalmente, la situación respecto de la doctrina no es muy diferente, pues se nota cierta
distancia con el tema de la fijación del litigio. Claramente, muchos autores se ocupan del estudio
del derecho procesal laboral, sin embargo, en lo que a este tema se refiere, logra percibirse cierta
limitación o superficialidad a la hora de abordarlo.
61
Pudiéndose resumir esta situación esbozada como un desinterés generalizado por esta
etapa procesal y desde las fuentes del derecho. Tanto el legislador, como la jurisprudencia y la
doctrina han sido negligentes con la promoción de esta figura en los estrados judiciales del país.
8.9. Falta de técnica procesal para desarrollar la fijación del litigio. Como
consecuencia de la falta de regulación normativa y el desarrollo jurisprudencial y doctrinal, se
carece de principios, bases o normas que permitan unificar o estandarizar una técnica de
ejecución de la fijación del litigio, no hay una estrategia unificada por los operadores judiciales
que delimite o delinee una forma adecuada y eficiente de fijar el litigio, por ello, cada juez
procede de la manera que tenga a bien, cosa que, además, genera desigualdad o disparidad en los
procesos, pues queda la ejecución de esta actuación sometida a factores subjetivos que no
deberían, en principio, afectar el curso del proceso.
Además, en este punto, resulta importante mencionar que, como resultado de la
investigación llevada a cabo, se logra evidenciar que la mencionada falta de técnica para el
desarrollo de esta etapa aunada a la falta de regulación de la misma, ha impulsado a algunos
funcionarios judiciales que son conscientes de la importancia de la misma a trasladar las normas
del proceso civil, contenidas en el C.G. del P. y aplicarlas al proceso laboral y de esta forma se
ha logrado consolidar y darle fuerza a la fijación del litigio en algunos juzgados labores de
Medellín, práctica esta que se observó en algunos audios.
62
8.10. Falta de control. Este momento procesal, viendo siendo agotado por los operadores
judiciales como mero formalismo en el proceso laboral, por salvaguardia del debido proceso y la
legalidad del mismo, es una etapa que bien o mal es de indispensable ejecución, sin embargo, lo
que se deja en entre dicho es la calidad con la que es ejecutada y queda evidenciado el
desaprovechamiento de los momentos procesales para aportar el impulso que es necesario en la
administración de justicia colombiana. Además, puede evidenciarse que la forma en que ésta se
lleve a cabo no se encuentra sometida a un control que le impida a los jueces ejecutar esta etapa
con las evasivas recurrentemente implementadas, no se fomenta su adecuada ejecución por parte
y esto es atribuible a la anteriormente mencionada falta de desarrollo normativo, jurisprudencial
y doctrinal.
63
9. Conclusiones.
La fijación del litigio es un momento determinante en el proceso laboral, toda vez que se
constituye como la oportunidad precisa para estructurar la columna vertebral del proceso, a
través de la delimitación del marco de acción de las partes y del mismo juez durante la etapa
probatoria. Y en este sentido, por su capacidad de depurar el debate probatorio, evitando el
decreto de pruebas innecesarias, inútiles o inconducentes, deviene en un instrumento idóneo para
atacar la congestión judicial que aqueja el sistema, logrando materializar la real aplicación del
principio de celeridad. Sin embargo, de cara a alcanzar ese punto ideal, resulta necesario re
educar en este aspecto tanto a los operadores judiciales como a los litigantes, pues son ellos los
encargados de aportar la cuota técnica al proceso y en este sentido, deben defender y reclamar
todo aquello que lo favorezca y proscribir a partir de la adecuada fijación del litigio discusiones
superfluas que dilaten injustificadamente el proceso e impliquen un desgaste innecesario del
aparato judicial.
Además, es pertinente resaltar que la inversión que se hace en una adecuada fijación del
litigio, en términos de tiempo y esfuerzo, se ve retribuida con la efectiva aplicación del principio
de economía procesal en el resto de las etapas y en esta medida se justifica destinar a su
ejecución cuánto sea necesario. Pese a lo anterior, se evidenció que la fijación del litigio en
materia laboral, ha venido siendo desarrollada de manera inadecuada por la mayoría de los
jueces, pues en términos generales, sus conductas a la hora de fijar el objeto litigioso denotan
subestimación de esta figura, falta de conciencia respecto de los múltiples beneficios que aporta
64
al proceso, evidenciándose así su falta de conocimiento y capacitación para ejecutarla de la
forma más provechosa posible, situación que resulta atribuible a la falta de impulso que la
aqueja, tanto desde la legislación como desde la jurisprudencia y la doctrina, pues claramente,
fortalecer o si quiera ahondar en detalles relativos a este momento procesal no ha sido foco de
atención.
65
10. Recomendaciones.
Es necesario que el legislador realice reformas procesales que permitan estructurar de
una manera más adecuada la fijación del litigio, donde implemente una metodología estándar que
deban aplicar los jueces laborales, buscando en todo caso resaltar la finalidad última de la
fijación del litigio y la importancia que merece dentro del proceso laboral.
Mientras se da lo anterior, los jueces laborales deben proceder a aprovechar la
oportunidad procesal de la fijación del litigio para que le sirva como caballo de batalla para
enfrentar el escenario actual de congestión judicial, pues al diseñar un plan probatorio de acuerdo
a las necesidades del proceso, verá reducida la etapa de práctica de pruebas.
Por último, se hace un llamado de atención a la academia para que proceda en sus
programas de estudio, a hacer énfasis en aquellas etapas del proceso que además de ser insignes,
generan valor agregado a todo el proceso como lo es la conciliación o la fijación del litigio.
66
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