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El testimonio de los sentidos,
Entrevista aAlvaro Mutis
L a revista Universidad de México se enorgullece y prestigia con la presencia de ÁlvaroMutis (Bogotá 1923), cuya oúra es reconocida desde el Mediterráneo hasta el Caribe
como una de las más altas expresiones en la literatura hispa1UJa:merírona de nuestro tiempo.En la entrevista se profundiza en la oúra del escritory especialmente en su particular relacióncon MaqroU el Camero, céleúre protagonista de gran parte de la poesía Yprosa del autor desdehace más de cuarenta años. Tríptico de mar y tierra (rwvela) y XI Carminae contra gentiles (poesía), de próxima aparición, son los liúros más recientes del escritor colombia1UJ.
Julio Trujillo: En su primera plaquette depoesía, La balanza, apareció la "Oración de MaqroU el Gaviero", quien desdeentonces lo acompaña. ¿Podría hablarmeun poro sobre la creación de este personajeya legendario?
Álvaro Mutis: En La balanza, qué publiqué en 1948 pero que empecé a escribir desde 1943, aparece Maqroll.La razón de su aparición es muy sencilla. Desde las primeras páginas depoesía que escribí, ya con la intenciónde publicar y en medio de las grandesdudas pero de todas maneras sinarriesgar mucho rubor al pensar enpublicarlas, sentí que mi poesía teníaun tono de desesperanza, un tono dedestrucción, de deterioro en las cosas,en los personajes y en los sentimientos que no correspondía a mi edad;pensé para mí que a los 18 años yo noera ningún Rimbaud para escribir yacon tal distancia de toda ilusión decreer en el sentido de cualquiera delas acciones del hombre y de sus episodios sobre la Tierra. Entonces se meocurrió crear un personaje con la experiencia que autorizara esa desesperanza, y así nació Maqroll. Meacompañó en todos mis libros de poesía durante cuarenta años; en lasobras en prosa que escribí duranteesos cuarenta años, que son algunos
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cuentos como "La muerte del Estratega", "Sharaya", "Antes de que cante elgallo", y el fragmento de El último rostro -la novela sobre Bolívar-, noaparece Maqroll. Curiosamente lodejé en la poesía, y ahí no necesitéhacer una descripción fisica de él, nidarle un pasado, ni una nacionalidad;lo que yo quería darle era una cargade experiencia vital que le permitieraese acercarse al deterioro de los sentimientos, de las cosas y del mundomismo. Después, cuando se me ocurrió escribir la primera novela, La Nievedel Almirante -que fue como un ensayo, yo no sabía que estaba escribiendouna novela; no era esa mi idea; era sencillamente desarrollar una prosa quehabía escrito, que se llama "La Nievedel Almirante", que apareció en unlibro de poesía1 donde yo me di cuenta de que eso no era ya un poema enprosa-, supe que Maqroll, claro, necesitaba una descripción fisica, un pasado. Pero ya era tarde. Después decuarenta años yo no voy a inventarle aun personaje un pasado ni una experiencia "nacional", digamos.
JI': De Mnqroll conocemos $U edad madura y la enImda en la vejez, pero nada sa-
1 "La Nieve del Almirante" aparece en Caravansary.
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bemol de $U juvenbId ni de $U aperimcitJcomo gaviero. ¿Nunca le ha intemtuloresttJIlIr eso. etupa de $U vida7
AM: Esa pregunta viene muy a cuento, porque acabo de terminar unlibro, que se llama Tríptico de mar y Rerra, que consta de tres episodios de laexperiencia afectiva de Maqroll quepara él son totalmente novedosos: elsuicidio de un viejo compañero depesca (que es su íntimo amigo mientras están en el mar, en tierra no seven nunca); una serie de viajes y dehazañas tumultuosas con un pintor(un grande amigo mío, AlejandroObregón, gran pintor colombianoque hubiera muy bien podido ser ungran compañero de largas horas debebida con Maqroll en las islas de lasAntillas y en muchos otros lugares); yla experiencia con un hijo natural deAbdul Bashur, un niño de quien, porcircunstancias.que explico allí, tieneque hacerse cargo Maqroll duranteun largo año. Entonces ahora sí meestá llamando la atención el contar unepisodio de la juventud de Maqroll no voy a adelantarle nada, es un trabajo en gestación. Yo trabajo mucho sinescribir, en la imaginación, creando,viendo, dejando que las cosas sucedandentro de mí. Esto lo aprendí en lassiete novelas que he escrito: no apre-
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surarme; hay una madurez de situaciones que permite ya comenzar a escribir. Desde luego seguirá sinsaberse, a ciencia cierta, dónde nació,pero ya podemos ocuparnos un pocode su físico y de ciertos comienzos ensu vida, no sólo de marino sino de itinerante. Si se leen con cuidado misprimeros poemas, allí aparece Maqroll como gaviero, de vigilante deunos trasatlánticos, muy joven todavía, pero a eso ya volveremos. Esonunca se puede determinar; yo ya nome atrevo a asegurar nada, cuandoterminé La Nieve del Almirante me dijeque esa era la primera y la última n(}ovela que escribía. Estaba decidido avolver a la poesía, y mire ya cuántasllevo. Ya no hay seriedad ninguna.
]1': Es obvio el aliento narrativo que existe en su poesía, pero platíqueme un pocomás sobre su decisión de desarrollmse enla prosa, su "trrmsición"de la poesía a laprosa.
AM: En verdad fue una curiosidad:saber qué va a pasar con esta situaciónque he creado de Maqroll en el m(}omento de bajar de "La Nieve del Almirante", que es una parada de camiones a cuatro mil metros de alturaen pleno páramo en la cordillera.¿Qué le pasó al bajar?, ¿por qué no loconté?, ¿por qué me dio miedo contarlo? Fue como un desafío. Ahora,hay una cosa que quiero aclarar y quecreo que enceya con una parte tácitade la pregunta suya: en todas mis n(}ovelas sigue estando muy presente mipoesía. Creo que una persona que leyera la Summa de Maqroll el Gaviero ytuviera la paciencia infinita de buscaren los poemas episodios, momentos,instantes, paisajes, sensaciones queestán en las novelas, las encontraríatodas, con otro nombre quizá. Mi poesía sí tiene desde el comienzo unaliento narrativo, por una razón muysencilla: mi poesía nace de un deseode evocar una determinada región deColombia donde mi madre y misabuelos maternos tenían una hacienda de café y caña, una hacienda muygrande, muy bella, en donde yo viví
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días y horas y semanas inolvidables,de una riqueza de experiencia y unaplenitud de belleza tal, de paisajes yde encuentro con la gente, que paramí ese sitio es el paraíso. A mí el paraíso no me lo tienen que ofrecerporque yo ya lo conocí; volver a él esosí me lo pueden ofrecer. Entonces,desde mi primer poema, "La creciente", estoy hablando de eso, y tiene unaliento narrativo porque en verdad vadirectamente a preservar, a conservarun instante en la memoria, un hechoreal, una experiencia real mía. Yotengo una gran fe en el testimonio delos sentidos. Está dicho en muchospoemas y varias veces en las novelas.Por eso al final de una narración queyo quiero mucho -el que la quieramucho no quiere decir que me parezca muy lograda ni mucho menos,pero la quiero mucho- que es "Lamuerte del Estratega", en el instanteen que el Estratega agoniza y mueretodo está bien, todo está en orden:tuve en un momento en mis manos elcuerpo de una mujer a quien adoré;esto ya es un regalo maravilloso, esojustifica la vida.
JT: Aunque conocido y celebrado comopoeta dumnte muchos años, el éxito munadúJllo trajeron sus fU1Vf!las. ¿Q!lé género.J;.....fn ' l'....,._mas.
AM: Si quiere que le diga con absolutahonestidad, yo nunca he sentido quepasé de un género a otro; sigo con elmismo personaje, con los mismos paisajes de las Antillas, con el puerto deAmberes, con los puertos del Báltico,con algunos puertos del Mediterráneo; siguen siendo los mismos paisajesy situaciones que me acompañan. Entonces yo no siento que paso de unacosa a la otra. En verdad sí paso, perola frontera entre ambas no la puedodelimitar; ahora, el que se me haya reconocido con más rapidez por las n(}ovelas es muy curioso. Se debe a unhecho muy elemental: en países comoFrancia, Estados Unidos, Alemania eItalia se tradujeron antes mis novelasque mi poesía. Quién sabe lo que hubiera sucedido si se hubiera traducidola poesía. En fin, no me hago muchasilusiones, pero, por ejemplo, ahora vaa salir mi poesía completa en francés yestoy seguro de que tendrá lectores yque los lectores de mis novelas ----queen Francia son ya bastantes, no quierodecir numerosos, no quiero presumirporque no es así- cuando lean lapoesía van a entender todo; en esospaíses sucedió al revés que en los países de lengua hispana.
]1': Desde La Nieve del Almirante aparecen los rasgos que definen a Maqroll ylos temas preferidos de Álvaro Mutis,como esa manía del Gaviero por emprender aventuras en donde no importa ellugar al que se busca llegar sino la búsqueda en sí. Aquí se podría insertar la famosa teoría de Maqroll sobre lascamvanas.2
AM: Yo le iba a decir eso. Bastaría queen este momento citáramos el fragmento sobre la caravana en donde loque importa no son los camelleros, nila caravana, sino el culto de la caravana. Maqroll es un hombre que ya sabeque es inútil buscar nada, que cuando
2 'Una caravana no simboliza ni representa
cosa alguna. Nuestro error consiste en pensar que
va hacia alguna parte o viene de otra. La caravana
agota su significado en su mismo desplazamiento.
Lo saben las bestias que la componen, lo ignoran
los caravaneros. Siempre será asi."
...llustndóm NUDik Sauret
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encontramos es peor que cuando noencontramos, porque lo que encontramos no sólo nos desengaña sinoque nunca será lo que nosotros queríamos. Eso nos sucede en amor, enamistad, en la vida diaria y en este delirio absurdo que es la poesía. Entonces Maqroll emprende esta serie deexperiencias sencillamente porque sino lo hace se muere. Desde luegodesde el comienzo él sabe que no haytales aserraderos en La Nieve del Almirante. La primera vez que los menciona casi se le ríen en la cara. El capitánsabe lo que Maqroll va a encontrar,pero el capitán --que es una especiede doble de Maqroll en ciertos momentos- no le dice nada, ¿para quédecirle?, si ese hombre no está buscando ningunos aserraderos. Lo quequiere, esto sí, por ejemplo, es el pasopor los rápidos, a ver qué sucede, quétan cerca está la muerte, qué cara tiene. Así le sucede con todo. En Amirbarla búsqueda del oro es exactamente lomismo. Yo me he opuesto un poco aluso de la palabra "aventura". El títuloque lleva la totalidad de los libros deMaqroll, que en realidad es un sólolibro con varios episodios, es Empresasy tribulaciones de Maqroll el Gaviero. Asílo veo yo, porque la aventura es unpoco la idea del hombre que va a buscar algo nuevo, y para él ya no haynada nuevo, vuelve siempre a los mismos países. El país donde sucede LaNieve del Almirante es el mismo país deUn hel morir y de Amirbar; siempre visita el puerto de Amberes, los puertosdel Mar del Norte, Túnez, Trípoli, Estambul: son los mismos hábitos familiares que él sabe que son cruces decaminos.
p: Hay varios temas recurrentes sobrelos que se podría conversarjurnadas enteras; dos de los más fundamentales son elazary la muerte.
AM: Vamos a tratarlo por orden. Enalguna novela explico, o explica Maqroll, que el azar no existe. Es comolas coincidencias, en las cuales yonunca he creído; sí creo que pertenecemos a una especie de plan del uni-
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verso --creo en Dios- en donde estáescrito ya todo esto que nos está pasando; yo podría decir qué curioso,me encontré a un redactor de la Revista Universidad --en donde, por cierto,jamás se han reseñado mis libros-,qué casualidad, y no existe tal casualidad, probablemente es este el momento maduro para conversar usted yyo. No existe el azar, pero hay quetener cuidado cuando vamos a calificar algo de azaroso. Mejor preguntarse¿por qué pasó?, yyo estoy absolutamente seguro de que siempre encontraremos la razón oculta detrás de lo quellamamos azar para salir del paso: esmuy fácil hablar del azar. Aquél versobellísimo de Mallarmé "un golpe dedados jamás abolirá el azar"~ una"suerte" de dados, como sugiere Octavio Paz, creo que con razón, que sedebería decir- es muy cierto, jamás
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se abolirá el azar porque el azar sucede siempre, y si sucede siempre esporque no existe, porque no es azar,está inscrito en el universo. Para lamuerte habría que presentar casi losmismos argumentos. Yo describo tresmuertes de Maqroll: una se llama"Morada" y es un poema en prosa quese encuentra en Reseña de los hospitalesde ultramar; otra, en un poema delmismo libro y con un larguísimo título: "Se hace un recuento de ciertas visiones memorables de Maqroll elgaviero, de algunas de sus experiencias en varios de sus viajes y se catalogan algunos de sus objetos másfamiliares y antiguos"; la tercera es"En los esteros", que incluyo al finalde Un beZ morir.3 En ninguna de las
3 "En los esteros' aparece en el libro Caravall
sary.
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Fotografía: Rogelio CuéUar
tres ocasiones su muerte es clara; esono me interesa. Ahora, en un episodio del libro que acabo de terminar senarra el primer encuentro de Maqrollfrente a frente con la muerte; también existe el diálogo que sostienecon Abdul en Abdul BashuT, soñador denavíos en donde se habla de estos encuentros. En esos dos momentos~nTriptico y Abdul Bashuf'- es evidenteque Maqroll no se preocupa ni seocupa de la muerte; la muerte está yaahí. Eso es una convicción mía, y casiuna experiencia interna, espiritual,desde muy niño; no es que no le temaa la muerte, por supuesto que letemo, pero ya la tengo adentro, esinútil extrañarme. Cuando empiezana morirse los amigos, los seres quequeremos -ya perdí a un hermanoque fue mi cómplice y mi amigo íntimo profundo de toda mi vida-, esoes una parte de nuestra muerte. Lamuerte de Alejandro Obregón -unaamistad entrañable de cincuentaaños- el año pasado, es ya un pocomi muerte, porque cuando yo llego aCartagena de Indias donde él vivía,llego todavía con un bagaje de cosasqué contarle y él ya no está; eso esmuerte mía, ya no es muerte de él.Los buenos cristianos saben bastantede esto; estamos viviendo nuestramuerte. Ycuando venga lo menos quedebemos hacer es extrañarnos, dolernos sí, pero extrañarnos nunca.
JI': Mtu¡ro1l se niego a tu:eptar la id«J deque eDste un destino que rige sus actos.Sin embargo se resigna ante los males o
las sorpresas que la vid4 le pueda depa
rar. lno que ahí "'" una apam.te rontradú:ción.
AM: No hay contradicción. Le voy aexplicar cómo siento yo que Maqrollvive las cosas -ahora, yo estoy aquíhablando por cuenta de Maqroll y élya tiene sus propias ideas y me torturaen una forma increíble; ya van dos otres ocasiones en las que estoy escribiendo y él me corrige. Está presentediciendo "un momento, yo no habloasí, eso no me puede pasar a mí, novoy a permitir que me suceda". Enton-
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ces, volviendo a hablar en nombre deél, hay dos cosas que son el eje de lapersonalidad de MaqToll y que soncomplementarias: la aceptación y laindulgencia. La aceptación es: lo quevenga acéptalo, no luches contra lascosas, no luches contra el destino; esoes mentira. La inmensa necedad deAristóteles cuando dijo que el hombrees el arquitecto de su propio destinosólo se le puede ocurrir a un griegotonto y razonador que vive sólo de larazón y para ella. El hombre no es arquitecto de nada y muchísimo menosde lo que se le viene encima; tratar deevitarlo o de transformarlo es de unaingenuidad infinita. Siempre habráuna sorpresa brutal que no tomamosen cuenta, entonces, aceptarlo. Hayun modelo que prácticamente se repite en todas las novelas: los aserraderosen La Nieve del Almirante, el burdel en¡lona llega con la lluvia, las famosascajas que tiene que subir en Un belmorir y la mina de Amirbar; en todosestos casos él sabe ya que de ahí no vaa salir nada. Me han criticado en algunas revistas y en algunos países elhecho de que Maqroll, por ejemplo,sea tan ingenuo como para dejarseenvolver en un negocio como el de lascajas en Un /Jel morir; él desde el primer momento se da cuenta de que eltipo. es un bellaco y que en las cajashay algo sospechoso pero ¿qué va apasar? Eso es lo que me interesa:¿cómo le voy a hacer para subir estasmulas?, pero ilusión no hay ninguna.Después, la indulgencia, que es laconsecuencia de esto. Maqroll jamásmaldice o vierte sobre alguien la responsabilidad o la culpabilidad de algoque él ha sufrido. Si el asunto llega auna situación límite, Maqroll mata,como se narra en Abdul Bashur cuando el filipino intenta asesinarlo; élmata, y ha matado varias veces, perosólo en situaciones extremas. La indulgencia consiste en el pleno entendimiento: quien entiende y comprende, perdona y olvida. Lo que jamáshará Maqroll en su vida será juzgar aalguien, ni acepta juicios de nadiesobre nadie, nunca. Él rechaza fundamentalmente la acción de eso que lla-
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mamas la justicia, la autoridad, losjueces; para él eso es un mundo inexistente; no tenemos condición ni autoridad para juzgar a nadie; si un tipoes un monstruo de maldad, Maqrollni lo juzga ni lo ataca, pero si el tipose vuelve sobre él entonc~s Maqroll sedefiende, mata o se va, según comoesté de humor. Los dos centros de sucarácter son esos. Entonces cambiaenormemente el concepto de destino.Ya no es este destino que nos esperaen el sentido de la tragedia griega,sobre todo en Sófocles, sino que esalgo oscuro que no conocemos bien,que se va foIjando a medida que vanpasando las cosas; no es que esté íntegro allá esperándonos: se ha ido tejiendo, no nos hagamos tontos, diceMaqroll.
JI': En nona llega con la lluvia se desarrolla a fondo otro tema de imporlmu:ÜJen su obra, el de la mujer. Flor Estévez,/lona, Amparo María, Warda, La Regidora, Antonia, casi todas ligadas por unfin trágiro.
AM: No es la primera vez que mehacen esta pregunta, naturalmente, yes la pregunta que nunca puedo contestar con mucha claridad, en unaforma determinante. No sé por qué seme mueren estas mujeres. Lo quepuedo asegurar es, por ejemplo en elprimer caso, el de llana, que nuncatuve la idea de que ella muriera. Incluso cuando me senté a escribir esapágina ella va, se despide de Larissa yse va con Maqroll a Cristóbal a esperar a Abdul, suben a su barco y ahítermina la novela. En medio de la escritura estalló el "Lepanto". Eso ya séque parece inverosímil, pero yo escribo en una forma un poco sonambúlica; dejo que sucedan las cosas y nocorrijo ni controlo mucho lo queestoy escribiendo; algo me mueveadentro, algo comienza a suceder y yolo escribo; después -nada es gratuito, desde luego- me di cuenta deque el carácter de Larissa adquire conla muerte de llona una profundidadtrágica, terrible, demoniaca, pero quenunca se había manifestado hasta ese
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momento, en el que se ve la absolutainmersión en el mal en que está Larissao En el caso de Amparo María, puesen verdad la violencia brutal queviven estos países de América Latina-y el mundo entero, esto hubiera podido suceder perfectamente en fugaslavia o en Líbano o en Irak- siemprela pagan los inocentes. La violenciacuando es más imperdonable es cuando hiere a los que no están en eljuego, y yo creo que por eso murió lapobre de Amparo María. Warda estáviva. Antonia venía mal desde el comienzo. En cambio está el ejemplo deuna mujer como Dora Estela -La Regidora-, que es una mujer centrada,que sabe exactamente en qué pedazode tierra están sus pies. Hay una especie de necesidad en ciertos momentosde dar ese toque brutal, ese golpeenorme a MaqrOIl' a la anécdota queestoy contando y al lector mismo.
JI': QJlé golpe más brutal que la muerteeleAbdul
....Fotografía: Rogelio Cuéllar
AM: Sí, ese no me lo perdona muchísima gente.
JI': En nona aparece un tema diferenteque no existe en los otros libros, tema sobrenaturaly ficticW. Me refiero a las apariciones que ocurren en el "Lepanto".¿Cómo se le ocurrió esto?, ¿cómo se gestó
:.J__ ?esa JUc:u.
AM: Así, tal como está narrado. Ya leexplicaba que yo tengo la tendencia,la disciplina de dejarme ir cuando escribo. Cuando escribí la aparición deesas dos figuras en la cala del "Lepanto", yo mismo no sabía qué diablos estaba pasando, si eran fantasmas o sieran reales -son de dos épocas diferentes de la historia pero son muyconcretos, muy reales, y en su manerade relacionarse con Larissa son muyespecíficos. Después estuve a puntode modificar ese episodio y de darlealguna disculpa literaria, pero ¿porqué?, que el lector se trague la píldoracompleta, yo no me voy a poner a
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arreglarle la vida al lector, yo no sé;eso le pasó a Larissa y ya verá ellacómo lo negocia. No quise en verdadmeterle mano a ese pasaje. Yo escribopor las mañanas y corrijo por las noches, pero la corrección nocturna espuramente formal: palabras, sintaxis,repeticiones, desagradables rimas internas, en fin; dejo descansar el librounos días o semanas y después lo leocomo si fuera un libro ajeno; hagotodo lo posible por leerlo así; entonces cuando llegué a este momento delas apariciones tuve la tentación y dijeno.
JI': Usted, como ya lo dijo antes, ha sugerido un puñado ele veces la muerte elelGaviero. La reaa:ión ele Gon.r.a16~la compartimos muchos lectores que seguirnos con gran intem las tribulacionesde MaqroU. ¿Q!ui opina de este vínculo
4 Gonzalo Rojas amenazó con ir a los lribunales
para impugnar la desaparición de su amigo MaqroU.
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AM: Lo estoy descubriendo. Yo nunca
escribo, no lo hago jamás ni lo hice
con la poesía, imaginando un lector;
entonces cuando aparecen lectores
míos -esto sucede cada vez con
mayor frecuencia, sería inúúl negarlo- y me cuentan sus relaciones con
los libros, me da una sorpresa enor
me. Me da gusto, claro, pero también
me sorprende que algo que yo he es
crito en un estado, le repito, de so
nambulismo, tenga un eco en alguienque no me conoce ni sabe quién soy
yo. Un ejemplo: existe una preferencia femenina muy marcada por un
libro que yo también quiero mucho,La última escaln del Tramp Steamer, que
úene unas lectoras que son absolutamente febriles. Me escriben o me lasencuentro a veces y sin conocerme
me hablan de su relación con el libro.
La mulútud de amigos que úene Maqroll siempre me tomará por sorpresaesa familiaridad, ese conocimientodel lector de todos estos hechos y esa
asimilación a su propia experiencia.Me da también saúsfacción saber que
esas páginas no se perdieron.
JI': Me extraña nunaJ haber encontmdoen sus libros la palabra saudade.
AM: En alguno está, en este momentome es dificil saber. Saudade es una palabra intraducible -yo hablo y leoportugués como si fuera mi lenguamaterna-, Úene una traducción posible: añoranza, pero saudade Úene una
mezcla de placer y dolor cuando sucede que la añoranza no úene, la añoranza es una nostalgia un tanto másintensa: la necesidad de una presencia; la saudade es casi como un com
placerse en una herida y al mismoúempo senÚr un placer nuevo e intenso y sentarse a senúrlo. Tal vez nola he usado pero creo que hay muchos momentos de saudade en mis libros; por ejemplo cuando Maqroll seencuentra con Ilona en la calle en Panamá y se reúnen y se sientan a bebergin and tonic. La satisfacción, el descanso que siente Maqroll es pura sau-
dade, el gusto de haberse encontrado
y la rememoración del pasado. Haymuchos momentos de saudade en mis
libros; creo que en alguna parte estála palabra, no estoy seguro, pero me
da gusto que lo haya notado.
JI': 1h1s persmuu o personajes se.funden yconfunden constantemente: Maqroll,Mutis y un tercer elemento que es el narrador de toda la saga. ¿Se pueden estabka!r relacionesY diferencias?
AM: Está totalmente en lo justo, haytres personas disúotas. Ahora, la pre
gunta sería ¿por qué esa tercera persona no es Álvaro Muús? De eso mehe venido a dar cuenta ahora, al escribir el Tríptico, hasta ahora, en donde
hablo de mi esposa y en donde vayaver con ella a Maqroll en Pollensa. Depronto me doy cuenta de que a esapareja le están pasando cosas que yano son mías tampoco. En los librosmíos el narrador forma parte de lahistoria, no de mi vida, pero ha sidopaulatino este descubrimiento, estesurgir del narrador, a tal punto quelos tres episodios del Tríptico se loscuentan simultánea o alternaúvarnente al narrador personajes de esas mis-
mas narraciones, o Maqroll mismo, u
otras personas con las cuales yo nunca
he estado en contacto. ¿Qué pasa?,
que el narrador se ha vuelto un perso
naje, muy útil para mí. El narrador
sabe más de Maqroll que yo; ellos úe
nen una cierta complicidad; hay cosas
graves que Maqroll ha callado de su
vida. Las sabe el narrador y tampoco
las ha contado, yo no las sé. Cuando
hablan entre ellos uno siente, yo espe
ro que el lector sienta, que estos dos
pájaros se han visto enredados en
asuntos bastante peliagudos.
¡r: La América Ecuatorial, usted lo hadidlo, ha sido víctima de una literaturización exagerada. ¿Cómo relaciona suobro con estefenómeno?
AM: Cuando las cosas suceden en laAmérica Ecuatorial voy directamente
a una descripción y a una evocación
de un paisaje absolutamente real;todo sucede en un plano estrictamen
te real. García Márquez lo hace deuna forma genial con otro esúlo. Yonunca he creído que necesite, en mi
caso, acudir a la fantasía y al famoso
realismo mágico para contar la maravilla y el horror que encarnan en esazona. Si otros lo han hecho en algu
nos me parece un logro magnífico yen otros me parece un absoluto fracaso. La explotación, o la insistencia y laexplicación de lo real maravilloso meparece una gran tontería. Los auténÚ
cos grandes escritores que se han ocupado de esa zona, a través de esecamino, jamás han hablado de lo realmaravilloso; es real y terrible corno es
real y terrible cualquier lugar del
mundo.
¡r: ¿Q!lé me puede contar de su experiencia en Luumberri?
AM: Sobre eso podríamos hablarhoras enteras, días enteros o podría
remitirlo a las páginas que publiquéen el Diario de Lecumberri. No es unamanera de sacarle el cuerpo a la pre
gunta, pero yo creo que uno no Úenederecho de presentar cualquiera de
las experiencias de su vida corno un
.0°
nustración: Nunik. Sauret48 -------------- .
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de sentido de la realidad política deBolívar. Yo quise escribir ese final de
un hombre al que se le ocurre esafrase de una belleza extraordinaria yde una realidad total: "aré en el mar yedifiqué en el viento", en una cartaque escribió antes de morir; esa es suvida. Escribí la novela y de pronto medi cuenta de que necesitaba verificaruna cantidad enorme de episodios dela novela, desde el punto de vista histórico, yeso me dio una pereza inmensa y de pronto le tomé a todo esoun fastidio enorme. Rescaté el fragmento "El último rostro" y lo demáslo quemé. Muchos años después García Márquez vino aquí y me preguntósi yo iba a continuar esa novela, porque él quería hacerla. "La harás comonadie, porque es exactamente el tipode situación y de personaje en la queeres un maestro" le dije.
JI': ¿En qué proyecto de poesía tmbajaactualmente?
hecho excepcional. Todos los sereshumanos tenemos en un momentodado experiencias excepcionales y terribles, que son aleccionadoras, queenriquecen, pero que duelen, entonces la memoria se encarga, muy sabiamente, o de borrarlas, o de maquillarlasy hacerlas todas muy bellas, o sencillamente de dejarlas atrás. Yo lo que lepuedo decir es esto: no hubiera escritolas siete novelas que ya escribí ni lasque posiblemente escriba, ni buenaparte de la poesía que escribí al salirde Lecumberri si no hubiera estadoahí, porque esas experiencias terminales, al final de la cuerda, the end o/ therope, como dicen los ingleses, desdeluego que cargan allá dentro la capacidad de imaginar, de ver y de sentir ynos acercan tremendamente, verdaderamente, a los hombres. Yo no hubieraescrito un libro como Los emisarios,que aparentemente no tiene nada quever con Lecumberri, si no hubiera pasado los quince meses que pasé ahí. Nime pesa haber estado ahí, ni me alegra muchísimo. Hubiera preferido nohaber estado, claro, pero ya pasó; eneso sí tenemos que actuar como Maq-
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rollo Hay una regla fundamental querige la conducta de los marinos deguerra ingleses desde la época de lospiratas hasta hoy; se resume en unafrase: Never explain; never complain.Estoy seguro de que muchos de losepisodios que le ocurren a Maqrollarrastran experiencias que tuve en Lecumberri, que fueron muchas.
JI: ¿Qpépasó con su novela sobre los últi·mos dias de Bolívar?
AM: Fue muy sencillo. Yo tenía la ideade escribir, desde hace muchos años,los últimos días de Bolívar. No es ésteun personaje que me atraiga muy particularmente; siento por él cierta simpatía por su carácter de románticodesaforado, de personaje de Chateaubriand o de Lord Byron, pero comopolítico creo que fue un desastre yque nos hizo un daño inmenso; yocreo que la independencia sucedió enla peor forma en la que podía suceder, en el peor momento y de ahí nosacamos sino guerras civiles que siguen hasta ahora. Eso se lo debemos ala falta de auténtico sentido político y
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AM: Estoy escribiendo un libro que sellamará XI Carminae contra grmtiles, quees una poesía bastante diferente de laque he escrito hasta ahora, aunque essiempre lo mismo: uno siempre tienecosas que decir y no hace sino repetirlas en una u otra forma.
JI: La última frase f:JW tenemos de Mtu¡roll, tú final de Abdul Bashur, es "todose me va de entre las manos", f:JW deja unamargo stJbor de bota.
AM: ¿Usted sabe que el Tríptico de mar
y tierra lo escribí exclusivamente paradar ejemplos de qué real es esa frase?Se le va de entre las manos su compañero de pesca, se le va de entre lasmanos Alejandro Obregón y se le vade entre las manos el hijo de cincoaños de Abdul Bashur -al final deeste episodio Maqroll me dice "¿seacuerda usted de cuando quiso darmeuna foto y yo le contesté que mejor laguardara porque todo se me va deentre las manos?, vea usted cómotodo se me va de entre las manos".Pero así está bien: aceptación eindul
gencia. O
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