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II CONGRESO INTERNACIONAL DE MOBBING Y BULLYING
Ciudad de Buenos Aires, 7 -8 y 9 de mayo de 2014
Promoción, restablecimiento y protección de la dignidad humana
Daniel Passaniti
El presente Congreso tiene por lema y objetivo central el restablecimiento y la
promoción de la dignidad humana, ello a partir de situaciones de hostigamiento, de
acoso y de violencia observadas cada vez con mayor frecuencia y gravedad en el
ámbito laboral, escolar e institucional. En las conferencias y ponencias aquí
presentadas, expertos en el tema han hablado de las distintas formas de violencia
psicológica extrema y del maltrato que a menudo ocurren en el lugar de trabajo
(mobbing) y en la escuela (bullying), fenómenos éstos que afectan a la persona
humana y a su propia dignidad, todo ello con inevitables consecuencias que
repercuten en su entorno familiar, laboral y social.
Se nos ocurre entonces, y como primera idea, reflexionar acerca de la dignidad
humana. De qué estamos hablando cuando hablamos de dignidad humana? Qué es lo
que queremos proteger, restablecer y promover?
La adecuada respuesta a este interrogante supone -como veremos- una correcta
concepción antropológica, una correcta concepción del hombre y de su libertad.
I. La dignidad humana
Muchas veces, afirma un autor, se da como supuesta la dignidad humana, no se la
define para poder así obviar posturas contrarias, y sólo se señalan conductas que
pueden lesionar misma. De esta forma, sin una determinación conceptual clara, sin
una adecuada valoración del ser humano, se deja al concepto vacío de contenido y
2
difícilmente defendible y sostenible ante posibles ataques, e incluso ello dificulta la
construcción de un marco institucional para tutelarla; aún más, este vacío conceptual
permite el uso ambiguo de la dignidad y de los derechos humanos dando lugar a la
justificación de hechos que atentan contra los mismos (aborto, eutanasia, entre otros).
De modo que –concluye este autor- es necesario un concepto claro y preciso de la
dignidad humana a efectos de poder actuar en su defensa y promoción.1
Desde la Segunda Guerra Mundial el concepto de dignidad humana fue adquiriendo
una importancia creciente, no sólo en el ámbito de lo social sino también en el
ámbito ético y jurídico; todas las declaraciones sobre derechos humanos desde la
Declaración Universal de 1948 (ONU) hasta el presente, consideran que el principio
de la dignidad humana debe ser entendido como fundamento último del orden moral
y legal, no obstante esta convicción, algunos autores reconocen la gran divergencia
existente en torno a las implicancias éticas y jurídicas que de él derivan.2
Veamos entonces.
Digno es lo que tiene valor en sí mismo y por sí mismo; digno es aquél que es
valioso, apreciado y merecedor de lo que le es proporcionado a su mérito o
condición. La dignidad supone ser tratado como lo que se es, de modo que sabiendo
primero lo que el hombre es podremos luego tratarlo como merece, esto es, tratarlo
dignamente.
En la Antigüedad la dignidad se asociaba a la condición social del individuo
(pertenencia a un grupo social o funciones realizadas en la vida pública), otros la
fundamentaron en la autonomía de ser humano que lo diferencia del resto de los
seres vivos, o en la racionalidad humana, pero con el advenimiento del cristianismo
la dignidad adquiere sustento y razón de ser en la filiación divina del hombre, creado
1 Victor Manuel Martinez Bullé-Goyri: Reflexiones sobre la dignidad humana en la actualidad. Boletín Mexicano de Derecho Comparado, Vol XLVI –Nro 136. Universidad Nacional Autónoma de México. Distrito Federal, México. Año 2013. 2 Cfr. Los fundamentos de la dignidad de la persona humana, en Revista Digital Bioética –Volumen 6
Nro 1, Enero-Abril 2006. Centro de Bioética Juan Pablo II, La Habana –Cuba, www.cbioetica.org
3
a imagen y semejanza de Dios (imago Dei), de modo que “la razón más alta de la
dignidad humana consiste en la vocación del hombre a la unión con Dios”3
Decir que el hombre es creado a imagen de Dios, es decir que el hombre es capaz de
conocer (ser inteligente) y de amar libremente a su Creador y a su prójimo. En
cuanto creado a imagen de Dios tiene la dignidad de persona: no es “algo” sino
“alguien” capaz de conocerse, de donarse libremente y de entrar en comunión con
Dios y con el resto de los hombres.4
Para una mayor precisión del concepto, suele distinguirse la dignidad ontológica de
la dignidad ética.
Dignidad ontológica
Desde este punto de vista la dignidad de la persona humana radica en su ser y no en
su obrar, y por tanto es merecedora de respeto y consideración. La persona es digna
por el mero hecho de ser persona, independiente de la forma en que actúe, de lo que
tenga, de su capacidad de hacer, de su condición social, raza, cultura, sexo, o grupo
social al que pertenezca. Esta dignidad distingue al hombre esencialmente del resto
de las creaturas, y representa el valor intrínseco, absoluto e insustituible que le
corresponde en razón de su ser, de lo que esencialmente es, imago Dei. Dignidad que
nunca se pierde y que no supone la superioridad de un hombre sobre otro, sino la de
todo ser humano sobre el resto de las creaturas; la condición de imagen divina en el
hombre le otorga el señorío sobre todas las cosas demás creadas, puede reinar no por
derecho propio sino ejerciendo su señorío como imagen respecto de Dios.5
En virtud de esta dignidad ontológica de la persona humana ella se resiste ante la
posibilidad de ser tratada como cosa, como algo, como instrumento, como objeto, en
3 Vaticano II, Gaudium et Spes, 19 4 Cfr. Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, 66
5 Cfr. Romano Guardini: Meditaciones Teológicas, Ediciones Cristiandad, Madrid 1965, pag 37.
4
lugar de ser tratada como alguien, como sujeto, con un valor intrínseco y absoluto y
con un fin trascendente. De esta dignidad y de este fin trascendente de la persona
humana, derivan deberes y derechos universales e inviolables y principios éticos
normativos (ley natural) que deben ser protegidos y promovidos por la sociedad toda.
Dignidad ética o moral
Es aquella dignidad que radica no ya en la esencia de la persona, en el ser, sino en su
obrar, puesto que se refiere a la naturaleza de los actos humanos que pueden
dignificar al hombre o convertirlo en un ser indigno desde el punto de vista moral,
aunque conserve su dignidad ontológica. De modo que esta dignidad moral solo
puede lograrse en base al ejercicio de las virtudes: el hombre alcanza esta dignidad
cuando, liberado totalmente de la cautividad de sus pasiones, tiende a su fin con la
libre elección del bien y se procura medios adecuados para ello con eficacia y
esfuerzo crecientes.6
Esta doble dignidad de la persona (ontológica y ética) tiene consecuencias directas en
el plano social, a saber: 1) la sociedad política se ordena a la perfección de la
persona, la ciudad existe para el hombre y no al revés; 2) la condición de persona
hace al hombre sujeto de derechos y deberes, que son universales, inviolables e
inalienables; 3) el hombre es agente activo, esto es, sujeto, fundamento y fin de la
vida social.7 No sólo consecuencias desde el punto de vista social, sino también
implicancias éticas y jurídicas, en tanto la legitimación moral de la sociedad tendrá
lugar solo sí sus instituciones y sus leyes actúan en favor de esa dignidad
trascendente de la persona humana y de sus derechos.
6 Vaticano II, Gaudium et Spes, 17
7 Cfr. Carlos A. Sacheri: El orden natural, IPSA –Buenos Aires 1975.
5
II. Realidades que afectan gravemente la dignidad humana
El hombre, como creatura libre y responsable de sus propios actos, desde que es
hombre se encuentra en permanente tensión, esto es, vivir conforme su propia
naturaleza, la que le ha sido dada, reconocerla y respetarla (realismo antropológico),
o sentirse con el poder de crear un orden y una condición humana “a su medida”
haciendo mal uso de su libertad (subjetivismo antropológico).
Esta última postura es la que ha prevalecido en los últimos siglos, con graves e
inevitables consecuencias si de lo que se trata es de respetar la dignidad humana. En
efecto, no obstante el aumento de riquezas y de posibilidades materiales que ofrece el
mundo actual, gran parte de la población mundial vive en extrema pobreza y en
condiciones indignas de vida; no obstante el avance de la cibernética (internet) gran
parte de la humanidad –aunque hiperconectada- vive incomunicada, cuando no en la
más absoluta soledad y angustia, consecuencia ello del indiferentismo egoísta y del
individualismo que caracterizan las relaciones sociales en el mundo actual; no
obstante los grandes avances científicos y tecnológicos y en aras del mismo progreso
no se duda en justificar la manipulación del embrión humano, el alquiler de vientres,
la eutanasia, el aborto. El progreso científico y los adelantos técnicos enseñan
claramente que en los seres vivos y en las fuerzas de la naturaleza impera un orden
maravilloso y que, al mismo tiempo, el hombre posee una intrínseca dignidad, por
virtud de la cual puede descubrir ese orden y forjar los instrumentos adecuados para
adueñarse de esas mismas fuerzas y ponerlas a su servicio.8
Hoy más que nuca es necesario reiterar que todo hombre es persona (sustancia
individual de naturaleza racional), creado a imagen y semejanza de Dios y con un fin
trascendente, de modo que el respeto de la persona conlleva el respeto de los propios
derechos que derivan de su dignidad de creatura. Y estos derechos son anteriores a la
sociedad misma y se imponen a ella, al punto que menospreciándolos o negándolos
en su legislación positiva esa sociedad, y toda autoridad política, mina su propia
legitimidad moral. Así entendida la persona, con una dignidad y un fin trascendentes,
8 San Juan XXIII: Pacem in Terris, 2
6
es que reiteramos las tres consecuencias directas que de ello derivan: a) la sociedad
política se ordena a la perfección de la persona, b) la condición de persona hace al
hombre sujeto de derechos y deberes, que son universales, inviolables e inalienables;
y c) el hombre es el sujeto, fundamento y fin de la vida social.
III. Familia, Escuela y promoción de la dignidad humana
Lamentablemente, en los últimos años, aquí en Argentina, los hechos de acoso y de
violencia protagonizados por jóvenes y adolescentes se vienen reiterando con mayor
frecuencia y gravedad, tanto en ámbitos escolares como en otros ámbitos también.
Lo cual lleva a preguntarnos cuáles son las causas de tan lamentables hechos.
Sin ser expertos en el tema ni querer agotar el tema, podemos aproximar una primera
respuesta. Diremos entonces que existen graves notas de la actual realidad social
argentina que abonan esta generalizada e inusitada violencia instalada desde hace
algunos años a esta parte. Veamos.
En su Mensaje de Cuaresma9 para el corriente año el Santo Padre Francisco
distinguió tres tipos de miserias, a saber: a) la miseria espiritual, que se refleja en la
autosuficiencia del hombre y la consecuente negación de Dios; b) la miseria moral,
reflejada en la falta de ética y en la esclavitud del pecado, el alcohol, la droga y la
pornografía; y c) la miseria material, habitualmente –dice el Papa- llamada pobreza y
reflejada en condiciones de vida que no se corresponden con la dignidad de la
persona humana, privada de los bienes de primera necesidad y de sus derechos
fundamentales.
En la última década, y en particular en los últimos años, Argentina evidencia graves
síntomas de descomposición social que, podríamos decir, se corresponden con estos
tres tipos de miseria señalados por el Papa Francisco. En efecto, el ataque virulento
contra las instituciones básicas de la sociedad como el Matrimonio y la Familia;
9Mensaje para la Cuaresma, 26-XII-2013. L’Osservatore Romano del 7-II-2014
7
decisiones legislativas que ignoran o rechazan la ley de Dios y que atentan contra la
vida, la dignidad de la persona, y contra los principios y valores morales sobre los
cuales se ha forjado la misma Nación; la corrupción generalizada, el narcotráfico, el
deterioro institucional, las escandalosas desigualdades económicas, la marginación y
exclusión social como rasgo estructural de la sociedad, son signos elocuentes de esta
triple miseria que caracterizan, lamentablemente, a la Argentina actual. A ello se
suma la existencia de un Estado que, además de convalidar esta triple miseria, actúa
en desmedro de la libertad y responsabilidad individual (principio de Subsidiariedad)
como así también de la eficiencia y eficacia social (principio de Solidaridad)10
, no
obstante su genuina competencia y su obligación como garante del Bien Común.
En estas actuales circunstancias, nos interesa destacar el rol de la Familia y de la
Escuela como principales instituciones a partir de las cuales puede y debe
promoverse una auténtica ecología humana que haga posible revertir esta grave
descomposición social por la que atraviesa la sociedad argentina.
Familia.
Cuando hablamos de Familia hablamos de una institución natural y necesaria, que
existe antes que el Estado o cualquier otra comunidad y que está fundada sobre el
matrimonio, esto es, en la unión íntima entre varón y mujer. Dicho lo cual, este
concepto de familia, hoy devaluado e identificado peyorativamente como modelo de
“familia tradicional”, está en las antípodas de aquéllas posturas actualmente
plasmadas en leyes que atentan contra la dignidad de la persona humana, al proponer
modelos de familia y de matrimonio contrarios a su propia naturaleza y a la ley
moral11
. Ello así por cuanto el matrimonio no equivale a la legalización de una
convivencia ni tampoco significa la unión de dos iguales, antes bien el matrimonio
supone la unión de lo diverso (masculinidad, femineidad) que se complementa para
enriquecerse y para desarrollar de mejor forma la capacidad de amar. Por lo tanto,
10
Cfr. Juan Pablo II: Discurso en la Academia Pontifica de Ciencias Sociales, 25-4-1977 11 Cfr. Ley 26618 (julio 2010), conocida como ley de matrimonio igualitario
8
“únicamente en la unión entre dos personas sexualmente diversas puede realizarse
la perfección de cada una de ellas, en una síntesis de unidad y mutua
complementariedad psico-física”12
;
Así como existe legítima preocupación y medidas tendientes a preservar de toda
contaminación la casa física que habitamos (ecología ambiental), más importante es
el cuidado de la casa espiritual (ecología humana) en donde el hombre debe
encontrar el hábitat propicio para crecer y educarse como persona, y la casa espiritual
adecuada para esta finalidad es la familia. Lamentablemente hoy se advierten signos
de grave contaminación de esta casa espiritual cuyas consecuencias comprometen a
las actuales y futuras generaciones: delincuencia juvenil, violencia juvenil,
adicciones, suicidio juvenil, deserción escolar, trastornos escolares, desamor y falta
de compromiso.
En virtud de los disturbios ocurridos en la ciudad de Londres y otras ciudades
vecinas en agosto de 2011 (saqueos, incendio de edificios, más de 30 policías
heridos), el primer ministro inglés, David Cameron, denunció el “colapso moral”
cuyos síntomas fueron aquellos hechos de vandalismo y actos criminales que
conmocionaron a la sociedad británica. Como dato ilustrativo de tales hechos, un
informe del Instituto de Investigación de las Políticas Públicas destacó la mayoritaria
proporción de menores implicados en los mismos e hijos de familias monoparentales
y hogares desestructurados.
William Oddie, columnista del Catholic Herald y uno de los formadores de opinión
más importantes del catolicismo inglés, se encargó de destacar las causas más
profundas de los disturbios ocurridos y del colapso moral al que hacía referencia el
primer ministro inglés. Publicó un artículo en el mencionado diario que tituló “Ahora
tenemos la prueba de que abolir los derechos de los padres y animar a las familias
monoparentales era algo desastroso: el desastre ha sucedido” En un pasaje de ese
artículo afirmó: “La familia basada en el matrimonio es la institución que hay que
reconstruir con mayor urgencia (…) Durante décadas nuestro país ha minado el
12 CDSI, Nro 228
9
matrimonio, la familia, los derechos de los padres (…) y ahora de golpe queremos
que los padres les digan a sus hijos adolescentes cómo tienen que comportarse (…)
desde los años sesenta el divorcio ha sido cada vez más fácil de conseguir y se ha
difundido la idea de que hay muchos formas de familia y de que el matrimonio es
sólo una opción más”13
Debemos entonces tomar conciencia de la necesidad de preservar la casa espiritual
que es la familia, escuela de gratuidad donde el hombre es valorado
incondicionalmente por lo que es.
Ahora bien, esta promoción y ayuda requiere el previo reconocimiento de la
verdadera identidad de la familia, sociedad natural fundada sobre el matrimonio, que
nada tiene que ver con otras formas de convivencia que, por su naturaleza, no pueden
merecer ni el nombre ni la condición de familia, ni pretender, en consecuencia,
iguales prerrogativas y derechos.14
Escuela.
Si advertimos que esta grave descomposición social por la que atraviesa la sociedad
argentina obedece ante todo a un problema axiológico, es decir a una crisis de
valores (miseria espiritual y moral), otra de las urgentes tareas, además de reivindicar
y de promover el único y verdadero modelo de Familia, es también reivindicar a la
Escuela como ámbito propicio y reservado a la contemplación, al cuidado de la vida
interior y a la elevación de la inteligencia.15
Es en la Escuela, y a través de una educación perfectiva (no servil y utilitaria), donde
se debe formar verdaderos hombres para ser más hombres (no para el hacer), y
13 Catholic Herald, del 15-08-2011 14
Cfr. CDSI, Nro 253 15
Cfr. Antonio Caponetto: Pedagogía y educación. Cruz y Fierro Editores -Colección Ensayos Doctrinarios, pág.17 y ss. Buenos Aires, 1981.
10
donde la persona, a través de esa educación perfectiva, completa su enriquecimiento
moral, intelectual, estético y espiritual.
Sin embargo, la Escuela hoy está quebrada y negada a sí misma, su misión ha
quedado desvirtuada, ha perdido su identidad. En efecto, y más allá de las modernas
corrientes pedagógicas que sumidas en el más crudo inmanentismo han dado
primacía a una educación igualitarista, utilitaria y niveladora de lo mediocre, la
Escuela se ha venido transformando en mero ámbito de contención de niños y
adolescentes provenientes de familias desavenidas o en situación de marginación
social y económica.
Asimismo, en cuestiones relativas al concepto de autoridad y libertad tan ligadas a la
Escuela, algunos observadores expertos en esta materia afirman que esta sociedad se
caracteriza por ser adolescéntrica, en tanto los jóvenes son quienes dictan los
comportamientos culturales contemporáneos, induciendo a los adultos a imitar la
adolescencia. “De este modo, la sociedad se organiza en torno al mito de la
juventud, perdiendo el sentido objetivo y fundante de la relación educativa (…) De
esta forma, se provoca la desaparición de la tarea de transmitir los valores vividos
que les permiten (a las primeras generaciones) un correcto y libre proceso de
identificación. Al debilitarse la figura de los adultos, se llega a la consecuencia de
que los jóvenes, a menudo, no tienen otra posibilidad sino aquella de identificarse
con ellos mismos, en ausencia de una sociedad que se manifieste verdaderamente
adulta”. A ello se suman otras problemáticas como la crisis de ejemplaridad
educativa, crisis de la transmisión de la cultura y de la experiencia entre
generaciones, mal entendido concepto de libertad (libertad sin condición, sin límites,
como mera posibilidad de hacer lo que se quiera) y crisis de autoridad (identificada
con el autoritarismo), que se traduce como crisis de la propuesta axiológica y de las
reglas de comportamiento requeridas por la misma naturaleza del hombre.16
16 Angelo Vicenzo Zani: La educación hoy, pags 68-70. Agape Libros, Buenos Aires 1982
11
IV. Responsabilidad del Estado y de las Organizaciones Sociales en la
promoción de una auténtica ecología humana.
El desafío de lograr y preservar una auténtica ecología humana que sea garantía de la
salud personal, familiar y social, y que –por ende- promueva a la persona, su propia
dignidad y sus derechos, requiere de políticas y distintos planos de acción. Como
bien decía un experto en estos temas17
, hacen falta: a) políticas sociales de familia, b)
políticas empresariales familiarmente responsables, c) política de Estado de familia.
Políticas sociales de familia
Tales políticas surgen en razón de la acción subsidiaria y solidaria del Estado a
efectos de brindar atención a la familia en situaciones especiales, teniendo en cuenta
para ello a los sectores más vulnerables. Aquí pueden mencionarse, entre otras, la
política de distribución del ingreso, la política de vivienda, la política sanitaria, la
política de empleo.
En opinión de algunos analistas de temas sociales y familiares, el dinero repartido en
Argentina a través del “plan jefes y jefas de hogar” en cierta manera convalida a las
familias débiles y monoparentales mayoritariamente pobres, en las que existe más
cantidad de hijos con padres ausentes. Es precisamente en estas familias donde se
observa mayores adicciones, mayor propensión al delito por parte de los menores, y
mayor deserción escolar, por el contrario, en las familias bien constituidas existe un
mejor desempeño laboral, mayores ingresos e hijos mejor preparados.
Así también y como señalan diferentes fuentes, tiene un efecto negativo en materia
de desarrollo y de equidad social el déficit educativo registrado en los adolescentes.
No obstante Argentina haber aumentado sustantivamente la inversión en educación
durante la primera década del siglo XXI, haber declarado obligatoria la enseñanza de
nivel secundario promediando la misma y haber instrumentado programas de
asistencia económica a efectos de paliar la exclusión educativa de los adolescentes,
17 Cristián Conen – Ciclos de Cultura y Ética Social –Año 2010, CIES-Fundación Aletheia.
12
con todo, la situación de déficit educativo persiste y obedece a desigualdades
estructurales. Ello así –como señala un estudio- por cuanto la población de
adolescentes es especialmente vulnerable a la exclusión educativa en un contexto de
hogares monoparentales y con mayor cantidad de niños en ambientes de pobreza.18
Según cifras publicadas en estudios recientes, existen unos 2,5 millones de jóvenes
(de 18 a 24 años) con serios inconvenientes de inserción social; entre éstos unos 750
mil (15%) no estudian, no trabajan ni buscan trabajo, son los denominados “Ni-Ni”,
otros 550 mil (11%) están desocupados y 1,2 millones (25%) se encuentran ocupados
en empleos informales y de baja calidad.19
Por su parte el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina
demuestra que entre 2004 y 2012 aumentó la brecha social entre los sectores medios
y los más vulnerables, y se deterioró el acceso al empleo formal, a la vivienda, salud
y educación dignos 20
. Los datos son elocuentes:
1) más de 10 millones de argentinos son pobres (25% de la población);
2) la mitad de los trabajadores tienen empleo precario, inestable, o hace trabajos
de indigencia (cartoneros); sobre la población económicamente activa de 18
años o más, 8 millones de personas no cuentan con pleno empleo;
3) más de la mitad de los nuevas generaciones de adultos está excluida del
sistema de seguridad social; en la actualidad, 8 millones de trabajadores sin
acceso a la seguridad social y sin protección (49%);
4) más de 3 millones de personas están mal nutridas;
5) 1 de cada 10 viviendas no tiene agua corriente (1,4 millones de hogares);
6) 3 de cada 10 viviendas no tiene cloacas (3,5 millones de hogares);
7) 37% de los jóvenes no termina la secundaria (casi 3 millones);
18
Ianina Tuñón y María Sol Gonzalez: “Efecto de las políticas de transferencias condicionadas en la inclusión educativa”, Revista Latinoamericana de Estudios Educativos –Vol. XLII, Nro 4. México 2012. 19
Cfr. Marcelo Capello, Gerardo García Oro y Sofía Picasso: “La problemática social entre los jóvenes y el Programa PROGRESAR. Una primera aproximación” Foco Social –IERAL –Fundación Mediterránea, Año 3, Edición Nro 5 del 27-01-2014. 20 Cfr. Observatorio de la Deuda Social Argentina (UCA): “Heterogeneidades estructurales y desigualdades sociales persistentes”; y “Desajustes en el desarrollo humano y social” –Informe Anual de la Deuda Social Argentina -Barómetro de la Deuda Social Argentina /Serie Bicentenario, Año III – Año 2013
13
8) 17% de los jóvenes de 18 a 29 años, no estudian ni trabajan (1,3 millones);
9) 500 mil hogares se mantienen en situación de indigencia sin poder acceder a
la canasta básica alimentaria; 2 millones de indigentes (5% de la población);
10) El 12% de los niños de entre 5 y 17 años debe realizar alguna actividad
laboral para satisfacer las necesidades económicas del hogar;
“La marginalidad estructural no mejoró en la Argentina a pesar de años en los que
el país creció a un ritmo de 8% anual. Se cristalizó la pobreza estructural, la
imposibilidad de alcanzar niveles elementales de bienestar e integración social”21
.
Los estudios e informes de este Observatorio demuestran que el crecimiento
económico y los programas sociales no han sido suficientes para evitar la existencia
de una matriz social fragmentada con una “población sobrante” que no puede
integrarse productiva, social ni culturalmente. Al respecto, El Papa Francisco habló
de la urgencia de resolver las causas estructurales de la pobreza y expresó claramente
que “Los planes asistenciales, que atienden ciertas urgencias, sólo deberían
pensarse como respuestas pasajeras. Mientras no se resuelvan radicalmente los
problemas de los pobres (…) tacando las causas estructurales de la inequidad, no se
resolverán los problemas del mundo y en definitiva ningún problema. La inequidad
es raíz de los males sociales”22
En el caso de Argentina, la poca eficacia de dichos planes se constata por la simple
razón de que, a pesar de la magnitud de los mismos, en los últimos 10 años la
población en villas de emergencia aumentó un 50% y la pobreza actual alcanza a un
25% de la población. Por otra parte, sin dejar de afirmar la obligación subsidiaria y
solidaria del Estado en materia de políticas sociales, esta miseria material pareciera
estar convalidada (cuando no promovida) por la gestión de gobierno en virtud de la
abultada cifra de ayudas y subsidios que se multiplican a nivel nacional y
21
Agustín Salvia, en Diario La Nación, 26-XII-2013 22 Papa Francisco: Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, Nro 202
14
provincial23
, y por aquellos mismos beneficiados que asumen su condición de tales
sin voluntad de cambio y de progreso. Peor aún, esta pobreza, más propiamente
miseria, es asumida como política y filosofía de vida que resulta “conveniente” para
ambas partes (clientelismo, prebendas y dependencia del gobierno de turno); y este
es un dato no menor que ha venido configurando, lamentablemente, la matriz socio-
cultural argentina de los últimos años mediante la administración de miseria a costa
de la misma dignidad humana.
Politicas empresarias familiarmente responsables
La promoción de políticas de empleo a efectos de garantizar el derecho al trabajo y
de procurar condiciones de vida digna para el trabajador y su familia, compromete
también y en grado sumo a la empresa.
Ello así por cuanto una economía centrada en la dignidad de la persona humana y en
la familia requiere de empresas que asuman un fuerte compromiso social y
comunitario, en las que se puedan integrar las responsabilidades profesionales con
las familiares, tanto para la mujer como para el hombre, actitud que permite rescatar
el valor ético de todo aquello que contribuye a crear riquezas y bienestar social.
Resulta entonces necesario avanzar hacia una nueva cultura empresaria, hacia el
concepto de empresa personalista, fundada en los principios de flexibilidad (lugar y
tiempo de trabajo, trabajo por objetivos), en el respeto a la diversidad
(complementariedad hombre y mujer, distintos para el trabajo) y en donde los
vínculos familiares sean la principal motivación. Ello traerá aparejado un clima
laboral propicio con alto impacto recíproco para la empresa y para la familia.
Esto supone que la empresa no debe quedar sofocada por la ley del beneficio, sino
que debe de estar disponible y abierta a otros valores superiores como la familia, la
23
Cfr. Fundación Libertad y Progreso: “La trampa de la dependencia económica: un análisis de los planes sociales en Argentina y en la provincia de Buenos Aires”. Sitio www.libertadyprogresonline.org
15
sociedad, la cultura y Dios. Ello permitirá –como expresara Juan Pablo II- dar a la
empresa y al trabajo empresarial su sentido verdadero y su justa medida.24
Políticas de Estado de familia
A diferencia de las políticas sociales que van dirigidas a situaciones especiales en
subsidio de determinadas familias, las políticas de Estado de familia apuntan a la
familia como célula básica de la sociedad, independientemente de su situación social
o económica. En tal sentido reiteramos las palabras de Benedicto XVI: “(…) los
estados están llamados a establecer políticas que promuevan la centralidad y la
integridad de la familia, fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer,
célula primordial y vital de la sociedad”25
Existen varias razones –afirma Conen- que sustentan estas políticas de Estado, a
saber: 1) razones jurídicas: art. 14-bis de la Constitución Nacional, la ley establecerá
la protección integral de la familia; 2) razones sociológicas: las causas de la
violencia, de la delincuencia juvenil, de las adicciones, de la deserción escolar, entre
otras, radican en el deterioro de la familia; 3) razones económicas: las familias bien
constituidas dinamizan la economía, mayor propensión al ahorro, la inversión y la
creatividad; 4) razones demográficas: en orden a asegurar el recambio generacional;
5) razones culturales: poder educar en valores a través de la familia, primera
educadora.
Y estas políticas de Estado de familia, concluye el autor mencionado, cumplen
funciones sociales estratégicas, por cuanto aseguran el recambio generacional, la
mejor crianza y educación de las futuras generaciones y la posibilidad de lograr un
hábitat ecológico adecuado para la vida humana, donde el hombre es valorado
incondicionalmente por lo que es.
24Juan Pablo II: Mensaje a empresarios y obreros, Verona –Italia 1988. 25
Caritas in Veritate, 44
16
Mencionaremos algunos de los ámbitos y conceptos que deben dar sustento a estas
políticas de Estado de familia.
La defensa de la vida
La apertura a la vida está en el centro del verdadero desarrollo, expresó SS Benedicto
XVI, sin embargo las legislaciones contrarias a la vida están muy extendidas
promoviendo una mentalidad antinatalista como si fuera ello un progreso cultural.26
Consecuencia de esta mentalidad antinatalista, producto de un proceso de cambio en
los valores sociales, en donde el matrimonio es menos frecuente y toman cada vez
mayor relieve las separaciones, los divorcios y la existencia de familias
monoparentales, la pirámide social está sufriendo mutaciones importantes camino
hacia el envejecimiento poblacional, con todas las connotaciones sociales y
económicas que ello acarrea.
A su vez, la ausencia de políticas orgánicas que promuevan la familia, la maternidad,
la vida y la protección de la infancia, para que –como dice Benedicto XVI- el hijo no
se vea como un problema27
, trae inexorablemente consecuencias no favorables al
desarrollo humano, en tanto se soslaya la importancia fundamental de la célula básica
de toda sociedad humana y la tutela de sus derechos.
Educación y libertad de enseñanza
El auténtico desarrollo de una nación, supone necesariamente una sociedad educada
en las virtudes y en los deberes sociales, y en esto mucho tiene que ver la familia
como primera educadora. La educación, y por ende toda política educativa, debe
tener por finalidad el enriquecimiento moral, intelectual y estético de la persona, y
26
Caritas in Veritate, 28 27
Benedicto XVI: Políticas de apoyo a la familia, maternidad y trabajo. Discurso a los administradores de la región italiana del Lacio y del ayuntamiento y la provincia de Roma (14-11-2010)
17
sólo una educación fundada en la virtud y en el deber, fundamento de todo derecho,
hará posible una sociedad más justa y una auténtica ecología humana.
Recordemos que la dignidad moral se conquista sólo mediante el ejercicio de las
virtudes, desde esta perspectiva el hombre es digno en la medida en que actúe
libremente conforme a la verdad, el bien y la belleza. La pedagogía permisiva y
emancipadora hoy predominante, ignora también la correcta concepción del hombre
y de su libertad, esta última entendida como libertad del instinto (sin límites) y no
como libertad de la persona 28
La pedagogía actual, fundada en los derechos antes que en los deberes, conforma una
sociedad individualista y eficientista, en la que el éxito y el beneficio personal son
difíciles de conjugar con el vínculo familiar y comunitario, la conciencia solidaria y
las obligaciones para con el prójimo y más necesitados., siendo ello un verdadero
obstáculo para el logro de un auténtico desarrollo humano, tanto en el plano personal,
familiar, como social.
Moral pública
El Estado como responsable y garante del Bien Común debe preservar –como
dijimos anteriormente- no sólo la salud o el bienestar material de la familia, sino
también velar por su salud moral y espiritual. Dentro de las condiciones sociales
necesarias para el desarrollo y perfección de la persona y de las familias, la moral
pública tiene un lugar destacado.
Como le dijera Juan Pablo II a los gobernantes argentinos, las exigencias de los
valores morales deben informar la gestión de los poderes públicos, de modo tal que
dichas exigencias se traduzcan en instrumentos institucionales y legales que ordenen
la vida ciudadana a efectos de preservar esos valores. Y éste –dijo el entonces Papa-
28
Rocco Buttiglione: Sin límites no hay libertad. Academia Pontificia de Ciencias Sociales. L’Osservatore Romano, Nro 10 (7-III-2010).
18
es un deber insoslayable de la autoridad pública en orden a la tutela y promoción de
los derechos humanos29
.
La moral pública, es otro de los ámbitos en el que el Estado no puede ser indiferente,
por el contrario, los valores morales deben informar y guiar la acción de los poderes
públicos y ordenar la vida ciudadana, he aquí el rol protagónico del Estado en orden
a preservar la salud espiritual y moral de las familias (ecología humana).
En referencia a Argentina, deberá tenerse en cuenta, en este ámbito de la moral
pública, la influencia de los medios masivos de comunicación social, en especial la
televisión, en la que, sin ningún tipo de reparo y control, el 80% de los programas
transmitidos ridiculizan la fidelidad, el matrimonio y el verdadero modelo de familia,
socavando los principios morales y los valores culturales que sostienen los cimientos
de nuestra Nación.
El Santo Padre en su Mensaje de Cuaresma refiriéndose a la miseria moral expresó:
“¡Cuántas familias viven angustiadas porque alguno de sus miembros –a menudo
joven- tiene dependencia del alcohol, las drogas, el juego o la pornografía!¡Cuántas
personas han perdido el sentido de la vida, están privadas de perspectivas para el
futuro y han perdido la esperanza!”30
Como no mencionar la iniciativa denominada “Chau Tabú” que lanzó la Dirección
General de Políticas de Juventud, dependiente de la Vice-jefatura de Gobierno de la
ciudad de Buenos Aires, a través de un sitio web que brinda a los jóvenes
información sobre salud sexual y reproductiva para que puedan disfrutar de su
sexualidad de forma segura y responsable. Por cierto, distintas organizaciones de la
sociedad civil han manifestado su más amplio repudio a esta iniciativa que alienta la
corrupción moral y que pone en grave riesgo la salud física y psicológica de
adolescentes y jóvenes, aconsejando prácticas reñidas con el orden natural de las
cosas.31
29
Juan Pablo II: Discurso a los gobernantes argentinos, Buenos Aires 6-04-87 30
Papa Francisco: Mensaje para la Cuaresma, 26-XII-2013. L’Osservatore Romano del 7-II-2014 31 Cfr. Boletines Notivida, Año XII, Nros 914, 913, 912, 911, 910 y 909.
19
En relación a la miseria moral que denunciaba el Papa Francisco en su Mensaje de
Cuaresma, debemos decir también que el aumento de la corrupción en Argentina es
el más grande de la región y uno de los mayores a nivel global. El sondeo indica que
el país obtuvo 34 puntos en una escala de 0 a 100 y se ubicó en el puesto 106 de un
total de 177 países auditados (el año 2012 había registrado 35 puntos quedando en el
puesto 102).32
Al aumento de corrupción se agrega el crecimiento de actividades relacionadas con
el narcotráfico, las que han encontrado en las clases más pobres e indigentes el
campo apropiado para seguir creciendo a través de la distribución y consumo del
PACO (pasta base de cocaína).
Así también, en la última década ha habido un crecimiento sistemático de la
delincuencia y de la inseguridad, y que el narcotráfico y los delitos conexos al mismo
afectan en mayor proporción a las clases más humildes, barrios más relegados y
villas de emergencia, lugares donde la droga ha llegado a ser parte de la vida de
todos los miembros de la familia y representa una “economía narco de subsistencia”
(distribución y consumo). Los estudios revelan que en el 36% de los hogares
entrevistados existen problemas relacionados con la venta o tráfico de drogas,
aumentando a un 47,9% en los estratos sociales más bajos y a un 64,2% en las villas
o asentamientos precarios: “El miedo en las villas afecta a siete de cada diez
hogares que declararon venta de drogas en su propio barrio” 33
En relación a las adicciones, otro estudio no menos preocupante del mencionado
Observatorio revela que el 80% de los jóvenes entre 15 y 25 años y el 70% de los
jóvenes entre 15 y 17 años consumen alcohol; que el 30% de los jóvenes alguna vez
consumió droga y que el 60% ha consumido droga y alcohol al mismo tiempo.34
32 Cfr. Reporte de Transparency International's Global Corruption Barometer 2013 33
Cfr. Observatorio de la Deuda Social Argentina, Pontificia Universidad Católica Argentina: Venta o tráfico de drogas: un agravante más al problema de la inseguridad, Nota de investigación en Informe Barómetro de la Deuda Social Argentina 2012; y Vulnerabilidad al delito y sentimiento de inseguridad en las grandes áreas urbanas de la Argentina: factores que influyen en el riesgo de victimización y disparan el miedo al delito. Documento de Trabajo, año 2012. 34
Cfr. Observatorio de la Deuda Social Argentina, Pontificia Universidad Católica Argentina: Consumo de sustancias psicoactivas en jóvenes de Gran La Plata. Presentaciones, año 2013.
20
La percepción generalizada es la ausencia del Estado a efectos de contener el
florecimiento de villas y asentamientos ilegales en todo el país35
y de evitar que esos
lugares se conviertan en territorio narco; así también, la sociedad percibe la falta de
voluntad política y de dotación de recursos para llevar adelante políticas de
prevención y control, de elaboración de estadísticas y tratamiento de adictos.
Sobre esta lamentable realidad, agravada en la Argentina de los últimos años, se han
referido los Obispos en su 106ª Asamblea Plenaria. Afirmaron: “La sociedad vive
con dolor y preocupación el crecimiento del narcotráfico en nuestro país (…)
Sabemos que este problema es un emergente de la crisis existencial del sentido de la
vida en que está sumergida nuestra sociedad. Se refleja en el deterioro de los
vínculos sociales y en la ausencia de valores trascendentes (…) La Argentina está
corriendo el riesgo de pasar a una situación de difícil retorno. Si la dirigencia
política y social no toma medidas urgentes costará mucho tiempo y mucha sangre
erradicar estas mafias que han ido ganando cada vez más espacio.”36
Con razón decía el ahora Santo Juan Pablo II en aquélla visita pastoral a Argentina:
“Por otra parte, el fomento ininterrumpido de la moralidad pública es inseparable
de las demás funciones del Estado. En efecto, sabemos muy bien que un deterioro
progresivo de la moralidad pública crea peligros más o menos latentes contra los
derechos y libertades del hombre, incluso contra la seguridad ciudadana; además
pone en entredicho importantes valores de la educación y de la cultura común y, en
definitiva, debilita los ideales que dan cohesión y sentido a la vida nacional”37
35 En diez años aumentó 50% la población de las villas en la ciudad de Buenos Aires ( www.infobae.com, Diario Infobae del 6-01-2014) 36
Conferencia Episcopal Argentina: El drama de la droga y el narcotráfico. Pilar, 7-11-2013 37 San Juan Pablo II: Discurso a los gobernantes argentinos, Buenos Aires 6-04-87
21
V. La ecología humana como clave de la salud personal, familiar y social
Como venimos expresando, la familia es el hábitat ecológico espiritual para la vida
humana, ya que es el ámbito donde se valora incondicionalmente a la persona, en
tanto vale por lo que es. Asimismo, la falta de esta valoración genera falta de salud,
en la misma proporción a su carencia. 38
Algunos observadores señalan la paradoja de una era de progreso económico y
material que va de la mano de una era de degradación moral y de declinación
familiar, la revolución industrial y tecnológica operada a partir del siglo XX se ha ido
desarrollando paralelamente a la desaparición de la familia tradicional y natural en la
mayor parte del mundo occidental.
En efecto, la familia ya no es comunidad de mesa, por cuanto los padres están en las
fábricas y oficinas, los hijos en comedores infantiles y escolares y los abuelos en los
geriátricos. La familia ya no es comunidad doméstica, por cuanto padres e hijos han
desplazado su centro de gravedad fuera de la familia, el hogar se ha convertido en
algo frío, un hotel donde se come y se duerme; por último, la familia ha perdido el
sentido cultual, por cuanto el ritmo vertiginoso de vida, las ocupaciones y
preocupaciones diarias ya no dejan espacio para la oración en familia; las fiestas
cristianas pasan inadvertidas. La familia ha dejado de ser lo que es, ya no es
concebida en su “subjetividad social” y hábitat ecológico espiritual necesario para el
logro de una vida buena, esos nuevos paradigmas de la sociedad post-industrial,
fundados en una concepción inmanentista y una cultura individualista y
economicista, han transformado a la familia en una mera asociación de individuos,
reducidos cada uno de ellos al papel de centros productores de ingresos.
Debemos resaltar la importancia de preservar la salud espiritual y material de la
familia, y la responsabilidad que le cabe al Estado y a las organizaciones sociales en
este punto, por cuanto sólo a partir de la promoción de la verdadera familia y la
38Cristián Conen – Ciclos de Cultura y Ética Social, CIES-Fundación Aletheia 2010.
22
defensa de su integridad y centralidad podrá remontarse el vacío moral y la ausencia
de valores trascendentes que caracterizan al mundo actual.
En lo que refiere al ámbito local, si para la gran mayoría de los argentinos el valor
más importante es la familia, fundada en el matrimonio de varón y mujer, entonces el
Estado y las organizaciones sociales no pueden ser neutrales en dicha materia, ser
neutral es no ser justos, por cuanto no se puede tratar de igual forma a los ciudadanos
comprometidos con la familia como a los que atentan contra ella y proponen como
alternativa otras formas contrarias a la naturaleza y a la dignidad de la persona. Dicha
neutralidad discrimina en contra de la mayoría de los argentinos.
Y si la mayoría de los argentinos está a favor de la familia, del único y verdadero
modelo de familia, menos aún debieran existir leyes que atenten contra la misma, por
tanto, debieran ser abolidas.
Aunque parezca una obviedad, ante la realidad social y cultural que nos toca
presenciar, hay que decir y reiterar incansablemente ante nuestros políticos y
legisladores, que tienen bajo su responsabilidad la gestión del Bien Común de la
sociedad argentina, que si el futuro de la humanidad se fragua en la familia 39
, el
futuro de Argentina también.
De modo tal que mientras se siga permitiendo un ámbito público que hostiga y
ridiculiza principios y valores tan caros a nuestra identidad nacional, mientras se siga
legislando en contra de la familia promoviendo modelos extraños a la naturaleza y a
la dignidad de la persona, mientras no existan políticas de Estado que alienten y
promuevan el matrimonio, la maternidad y la familia bien constituida, entonces el
futuro de Argentina está seriamente comprometido.
La pobreza material, las situaciones de vulnerabilidad y de violencia generalizada
que hoy presenciamos en todos los ámbitos, no son sino consecuencias de la falta de
salud moral y espiritual de la sociedad. En la última década Argentina ha
39 San Juan Pablo II: Familiaris Consortio (1981)
23
experimentado cambios radicales que atacan certeramente los principios y valores
cristianos sobre los cuales ha forjado su identidad nacional y la dignidad propia de la
persona humana.
Remontar esta crisis existencial y moral sólo será posible en la medida en que
Familia y Escuela recuperen su identidad, y en la medida en que el Estado y el resto
de las organizaciones sociales trabajen en la promoción de la persona, de su auténtica
dignidad y verdaderos derechos.
24
II CONGRESO INTERNACIONAL DE MOBBING Y BULLYING
Ciudad de Buenos Aires, 7 -8 y 9 de mayo de 2014
Promoción, restablecimiento y protección de la dignidad humana
Daniel Passaniti
1. La dignidad humana: ontológica y ética
2. Realidades que afectan gravemente la dignidad humana
3. Familia, Escuela y promoción de la dignidad humana
4. Responsabilidad del Estado y de las Organización Sociales en la
promoción de una auténtica ecología humana: a) políticas sociales de
familia, b) políticas empresariales familiarmente responsables, c) política
de Estado de familia
5. La ecología humana como clave de la salud personal, familiar y social
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