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Proyecto Especial Arqueológico Caral-Supe/INCJr. de La Unión N° 1040, Lima 1, PerúTeléfonos: 332-5380, 423-9484Correo electrónico: [email protected]

Diseño de carátula: Marco Chacón

Derechos reservados, prohibida la reproducción de este libro por cualquier medio, total o parcialmente, sin permisoexpreso de la dirección del Proyecto Especial Arqueológico Caral-Supe/INC.

ISBN: 9972-9738-0-8Hecho el depósito legal: 1501212003-2870

Impreso en el Perú.

Junio 2003.

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INTRODUCCIÓN

I. LA FORMACIÓN DEL ESTADO Y EL SURGIMIENTO DE LA CIVILIZACIÓN

Del Arcaico al Formativo en los Andes CentralesRuth Shady

La neolitización de los Andes Centrales y los orígenes del sedentarismo,la domesticación y la distinción socialRuth Shady

Los orígenes de la civilización en el Perú: el área norcentral y el vallede Supe durante el Arcaico TardíoRuth Shady, Camilo Dolorier, Fanny Montesinos y Lyda Casas

Los orígenes de la civilización y la formación del Estado en el Perú: lasevidencias arqueológicas de Caral-SupeRuth Shady

El sustento económico del surgimiento de la civilización en el PerúRuth Shady

Sustento socioeconómico del Estado prístino de Supe-Perú: lasevidencias de Caral-SupeRuth Shady

Análisis arqueo-ictiológico del sector residencial del sitio arqueológicode Caral-Supe, Costa Central del PerúPhilippe Béarez y Luis Miranda

La religión como una forma de cohesión social y manejo político en losalbores de la civilización en el PerúRuth Shady

II. LA CIUDAD SAGRADA DE CARAL-SUPE

Caral-Supe y la costa norcental del Perú: la cuna de la civilización y laformación del Estado prístinoRuth Shady

La Plaza Circular del Templo Mayor de Caral: su presencia en Supe yen el área norcentral del PerúRuth Shady, Marco Machacuay y Rocío Aramburú

El Altar del Fuego Sagrado del Templo Mayor de la Ciudad Sagrada deCaral-SupeRuth Shady

Ritual de enterramiento de un recinto en el Sector Residencial A enCaral-SupeRuth Shady y Sonia López

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Evidencias de un enterramiento ritual en un sector residencial de laparte alta de Caral, valle de SupeArturo Noel

Una tumba circular profanada de la Ciudad Sagrada de Caral-SupeRuth Shady y Miriam González

Recuperando la historia del Altar de Fuego SagradoRuth Shady, Marco Machacuay y Sonia López

Enterramiento ritual de estructuras arquitectónicas en un sectorresidencial periférico de Caral (Arcaico Tardío)Rodolfo Peralta

III. MANIFESTACIONES CULTURALES DE LA SOCIEDAD DE CARAL-SUPE

Práctica mortuoria de la sociedad de Caral-Supe durante el ArcaicoTardíoRuth Shady

Artefactos simbólicos de Caral-Supe y su importancia en la tradicióncultural andinaRuth Shady, Pedro Novoa y Dolores Buitrón

Flautas de Caral: el conjunto musical más antiguo de AméricaRuth Shady

Las Flautas de Caral-Supe: aproximaciones al estudioacústico-arqueológico del conjunto de flautas más antiguo de AméricaRuth Shady, Carlos Leyva, Martha Prado, Jorge Moreno, Carlos Jiménez y Celso Llimpe

IV. OTRAS EXPRESIONES RELACIONADAS A LA POBLACIÓN DE SUPE

Un geoglifo de estilo Sechín en el valle de SupeRuth Shady, Marco Machacuay y Rocío Aramburú

Evidencias quechuas en el léxico de «cultivo» de Caral-SupeIsabel Gálvez Astorayme

Ideología y prácticas acerca de la muerte como culminacióndel ciclo vital del hombre en el valle de SupeIsabel Gálvez Astorayme y Antonio Gálvez Ronceros

V. APROXIMACIONES GENERALES A LA SOCIEDAD DE SUPE

Caral-Supe: la civilización más antigua de AméricaRuth Shady

Caral-Supe: la civilización más antigua del Perú y AméricaRuth Shady

CONCLUSIONES

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CUANDO INICIAMOS LAS investigaciones arqueológi-cas en el valle de Supe en 1994, en condicionesfamiliares muy difíciles para mi persona, no ima-giné que el emprender un cambio en mi objeto deinvestigación, que hasta entonces había estado cen-trado en el área nororiental del país, iba a darmetantas satisfacciones pero también que éstas ven-drían acompañadas con las afrentas de algunas per-sonas, llevadas por el ánimo de expropiar, deslu-cir u obstaculizar nuestro trabajo.

Han transcurrido nueve años desde entonces, Caraly la importancia de la sociedad de Supe ya sonconocidas en el Perú y el mundo. Desde nuestrasprimeras publicaciones en 1997, optamos por dara conocer periódicamente los resultados que seiban obteniendo, tanto en publicaciones de circu-lación en el país como fuera de él.

Con el apoyo del Museo de Arqueología y Antro-pología de la Universidad Nacional Mayor de SanMarcos, que estuvo bajo mi conducción desde 1999hasta junio de 2002, en que el nuevo rector dispusomi cese como «reconocimiento» a la labor que sevenía realizando, publicamos una serie de artículosen la revista Arqueología y Sociedad y en el Boletín dedicho museo. Nuestro objetivo fue poner al alcan-ce de los interesados los datos que se recuperabande las excavaciones y las inferencias que se hacían

sobre ellos, a la par que se procesaba la informa-ción para evitar acumulaciones perjudiciales.

Lamentablemente, después de nuestra salida delmuseo este material bibliográfico fue retenido, asícomo también el material arqueológico traídodesde Caral para su análisis, lo que dificultó y tra-bó nuestro trabajo de difusión, contextualizacióne interpretación. Recién, gracias a la intervencióndel gobierno, se nos ha devuelto la colección deCaral y hemos podido retomar la investigación ypronto ésta dará nuevos frutos. Por tal circunstan-cia y para facilitar el acceso a la información sobrelos diferentes aspectos que implica la investigacióncientífica en torno a la Ciudad Sagrada de Caral-Supe, hemos reunido en el presente volumen lasdiversas contribuciones del colectivo de profesio-nales que integra el Proyecto Arqueológico Caral.

Significado de Caral

Caral, una de las más importantes civilizacionesdel planeta, fue creada por el trabajo organizadode sus pobladores en un territorio de configura-ciones geográficas singulares.

Muchos conocen Cusco como la capital del impe-rio Inca y Machu Picchu como el predio de uno de

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los últimos incas; pero pocos todavía saben que laCiudad Sagrada de Caral fue edificada por el pri-mer Estado que se formó en el Perú cuatro milaños antes que gobernaran los incas, y que sentó lasbases de la estructura organizativa sociopolítica detodas las sociedades andinas prehispánicas.

Caral representa a la civilización más antigua deAmérica, desarrollada casi simultáneamente con lasde Mesopotamia, Egipto, India y China. Los ha-bitantes del Perú se adelantaron en, por lo menos,1500 años a los de Mesoamérica, el otro fococivilizatorio de los seis reconocidos mundialmen-te, y en más de 2500 años a la sociedad que edifi-có las reconocidas ciudades mayas.

El precoz desarrollo de la sociedad de Caral-Supela convirtió en la civilización más antigua del Nue-vo Mundo pero a diferencia de otros focoscivilizatorios, como Mesopotamia, Egipto e In-dia, que intercambiaron conocimientos y experien-cias, logró un avance sin precedentes en completoaislamiento de sus coetáneas de América y del ViejoMundo.

En el Perú las formas de organización social ypolítica de las poblaciones de Caral-Supe causa-ron fuerte impacto en la historia del área; trascen-dieron el espacio y el tiempo, y sentaron las basesde las estructuras que tendrían los estados políti-cos en los Andes Centrales.

En el área norcentral la estructura social, tejida porel Estado de Supe, condujo por varios siglos elaccionar de los individuos en los diferentes cam-pos: económico, social y religioso.

La sociedad de Supe en los albores de la civi-lización

Caral es el asentamiento más destacado de los 18identificados a lo largo de 40 km del valle bajo ymedio de Supe, cada uno de los cuales reúne edi-ficios públicos con la característica plaza circularhundida, además de un conjunto de unidades do-mésticas. No es Caral el más extenso pero sí elque muestra un diseño arquitectónico planifica-do y una fuerte inversión de fuerza de trabajo enla construcción de los volúmenes piramidales. Porla extensión y cantidad de trabajo invertida se

puede ordenar estos asentamientos en una serie,lo que ha permitido inferir una organización so-cial unificada en el valle y contar con un indica-dor de jerarquización.

Este patrón de distribución ha sido identificadotambién en los valles de Pativilca y Fortaleza, loscuales, al lado de Supe, debieron constituir el terri-torio base de formación del Estado prístino.

La ciudad de Caral se encuentra al inicio del sectormedio del valle de Supe, provincia de Barranca, a182 km al norte de Lima, en el área norcentral delPerú. Es el asentamiento urbano más destacadopor su extensión y complejidad arquitectónica detodos los identificados en el Nuevo Continenteentre los 3000 y 2000 años a.C.

Caral ocupa 66 ha, en las cuales se distingue unazona nuclear y una periférica. La primera muestra32 estructuras arquitectónicas monumentales, dosclases de conjuntos residenciales distintivos, ade-más de unidades domésticas y de almacenamien-to de los funcionarios, dos plazas circulares hun-didas y espacios de congregación pública masiva.La zona en la periferia tiene numerosas viviendasdistribuidas a modo de archipiélago con «islotes»de viviendas agrupadas a lo largo de la terraza quelinda con el valle.

Millones de piedras fueron cortadas y trasladadasa la ciudad para la construcción de los 32 edificiospúblicos o para enterrarlos periódicamente yremodelar los diseños arquitectónicos.

Condiciones económicas que sustentaron lavida y obra de la sociedad de Supe

Los avances tecnológicos alcanzados en los cam-pos agrícola y pesquero en los valles interandinosy en el litoral, respectivamente, incidieron en el de-sarrollo de las fuerzas productivas de las socieda-des que habitaban los valles costeños del áreanorcentral, en particular en las de Supe. La pro-ducción de algodón y la manufactura de fibra des-tinada a la elaboración de ropa y sobre todo deredes para la extracción masiva de pescado, fo-mentaron la especialización laboral y favorecieronla complementariedad económica mediante el in-tercambio permanente de productos entre los

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asentamientos de agricultores y pescadores. Se hizoposible así la acumulación de la producción, la di-visión social del trabajo y el intercambio a corta ylarga distancia.

La importancia del conocimiento en el desa-rrollo civilizatorio

En estas condiciones económicas se desarrolla-ron las ciencias, tecnologías y artes. Conocimien-tos en astronomía, geometría, aritmética, biolo-gía, medicina, etc., fueron aplicados en la elabo-ración del calendario y la predicción del clima,en las obras arquitectónicas, en el manejo de lossuelos por medio de la excavación de canales deriego o de drenaje y la habilitación de chacras, enel mejoramiento genético de las plantas, en el tra-tamiento de algunas dolencias o enfermedades,en la administración pública y en la manufacturade artefactos con fines ceremoniales, comercia-les y suntuarios. Estos avances en el conocimento,realizados por especialistas, les dio también po-der a éstos y configuraron los modos de vida delas poblaciones del área norcentral en los alboresde la civilización.

La trama social y la formación del Estado

Los excedentes derivados de la producción so-cial, tanto en el campo agrícola como en elpesquero, fueron distribuidos de modo desigual,en beneficio de los representantes de linajes y delos especialistas a cargo de las actividades necesa-rias para garantizar la reproducción del sistema; seformaron así en el área norcentral comunidadesde agricultores y pescadores, pachacas, dirigidas porsus autoridades y «principales», con sus respecti-vos edificios públicos para fines administrativos yceremoniales, sus conjuntos residenciales y su te-rritorio de producción económica.

La producción excedentaria favoreció a las po-blaciones del valle medio de Supe, mejor ubica-das para el intercambio de productos. Los valoresagregados en la manufactura con la fibra de algo-dón y en el procesamiento de la anchoveta y sar-dina, con fines de intercambio, enriquecieron yacrecentaron el prestigio a los «principales» a car-go del comercio interétnico.

Entre los principales se distinguió al hunu o señorde los señores de los asentamientos del valle y dellitoral, y sobre todos los hunus se encontraba elcuraca principal o señor del territorio comprendi-do entre los valles de Santa y Chancay.

Este Estado prístino logró movilizar grandes can-tidades de fuerzas de trabajo, y mediante comple-jas redes de relaciones consiguió atraer en su be-neficio el excedente producido en un extenso te-rritorio, que incluía, además del costeño, el Calle-jón de Huaylas, el Huallaga y el Marañón.

El rol de la religión

Un sistema elaborado de creencias, ceremonias yrituales impregnó a las sociedades de los valles en-tre Santa y Chancay y las sierras colindantes, articu-ladas por el primigenio Estado político de Supe oatraídas por su prestigio. Se formaron complejosuniversos mitológicos y simbólicos. En ausencia deun grupo militar, la religión fue la fuerza de controly de cohesión social. La vida y el quehacer de laspoblaciones transcurrieron dedicados a producirpara su subsistencia y para la mantención de los tem-plos, sus autoridades, funcionarios y servidores, asícomo a servir en los trabajos de construcción, ente-rramiento y remodelación de los templos, para loque eran convocados periódicamente.

Caral y la autoestima social

La primera contribución de Caral a la sociedadactual es en el campo histórico porque, conocien-do las respuestas dadas por sociedades que habi-taron este territorio antes que nosotros, podemosaprovechar las experiencias positivas y desecharaquellas fallidas. José Martí decía: «debemos co-nocer nuestra historia antes que la de los griegosporque la nuestra nos es necesaria».

Desde la perspectiva cultural, Caral está llamado aconvertirse en uno de los más importantes instru-mentos para mejorar la autoestima de los perua-nos y a constituirse en el símbolo más destacadode la identidad nacional, por ser la primera civili-zación y el modelo de organización sociopolíticaque desarrollarían otras sociedades en períodosposteriores en el territorio del Perú.

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En el aspecto económico, la puesta en valor deCaral, a través de acciones de investigación, con-solidación y restauración de sus imponentes cons-trucciones monumentales, lo convertirá en undestino turístico de primer orden a nivel nacionale internacional, y en una fuente de ingresos im-portantes para mejorar las condiciones de vidade las poblaciones de la localidad y del país engeneral. Por lo cultural y lo económico, el invertiren Caral no es un gasto; es contribuir al desarro-llo del país.

El patrimonio cultural como eje que fomenteel desarrollo socioeconómico

Pero no solo se trata del patrimonio cultural. ElProyecto Caral considera que la riqueza arqueoló-gica del valle debe fomentar el desarrollo

socioeconómico en sus diversos aspectos y expo-nerse así en un contexto social en concordanciacon su importancia. Creemos que de este modola población actual podrá identificarse con la fuentede la que derive una mejor calidad de vida y no seconvertirá en mero espectador del bienestar delos visitantes. Con esta perspectiva venimos traba-jando, pero se requiere también del apoyo de losgobiernos Central, Regional y Local para que au-nando esfuerzos se pueda hacer realidad esta aten-ción integradora en beneficio del patrimonio ar-queológico y de la población actual que vive allado de él.

Confiamos en el cambio de actitudes, en el reco-nocimiento que todo peruano debe tener hacia laimportancia de su historia porque ella nos dará lavisión de las acciones que se deben emprender parael desarrollo en beneficio de todos los peruanos.

RUTH SHADY

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(*) Publicado en Revista Andina, año 11, Nº 1, 1993, Cusco,pp. 103-132.

Las sociedades del ArcaicoLas sociedades del ArcaicoLas sociedades del ArcaicoLas sociedades del ArcaicoLas sociedades del Arcaico

EL PROCESO DE neolitización comienza en los An-des Centrales en el Arcaico Temprano, en socie-dades que practican el cultivo de plantas, aun cuan-do fueran predominantes otras actividades eco-nómicas: la extracción de moluscos, la pesca y re-colecta de plantas silvestres en la costa, así como lacaza y recolecta en los valles de la sierra (figura 1).

El Arcaico se inicia aproximadamente hacia los6000 años a. C. y se prolonga hasta los 1800 añosa. C., cuando la mayoría de sociedades ingresa a laetapa siguiente, el Formativo, ya plenamente pre-sente en el Neolítico (véase figura 2). Implica unproceso largo, unos cuatro mil años de experien-cias en la relación con el medio ambiente de partede cada grupo humano, que va seleccionando losrecursos y aprendiendo a utilizarlos.

Es principalmente el cultivo lo que fija al pobla-dor a un sitio, pues espera la cosecha y porquepronto aprende que necesita del conocimiento delas condiciones geográficas y climáticas específicaspara el adecuado crecimiento de las plantas. Perotambién medios muy ricos en recursos naturaleshacen posible el asentamiento estable, como fueen el caso de la puna de Junín o el litoral marino.En condiciones de aislamiento y con fuerte espe-

cialización, los grupos de esta clase de hábitat pue-den permanecer sin mayores cambios en su es-tructura socioeconómica durante un tiempo pro-longado.

La gran diversidad geográfica del territorio andinocentral, fuertemente contrastado en altitud, latitudy geomorfología, requirió de procesos adaptativospeculiares a cada zona, los que fueron experimen-tándose a lo largo de estos milenios.

La inestabilidad de las condiciones geográficas, conperiódicos calentamientos de las aguas marinas,cambios en el nivel del mar, tsunamis, movimien-tos tectónicos, sequías o inundaciones en las tierrascultivables, heladas y enfriamientos en la puna, etc.,fue asumida en esta adaptación mediante el usode distintos ambientes y el desenvolvimiento deactividades económicas mixtas.

La necesidad de integrar estrategias de subsisten-cia variadas y la diversidad de adaptaciones lle-van a niveles de organización social que van ha-ciéndose más complejos en relación con el des-envolvimiento tecnológico y la productividad al-canzada.

Los asentamientos costeños así como los identifi-cados en las otras regiones revelan sociedades que,si bien presentan rasgos en común, tienen otros,derivados de los distintos procesos adaptativos.El ritmo de crecimiento y de cambio es tambiénnotoriamente diferente.

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Los pobladores de la costa

En el Arcaico Temprano, los habitantes del sitiode La Paloma, en la costa central del Perú, vivende modo permanente, entre 6000 y 3000 años a.C.1, en una zona de lomas, cercana al litoral, a 4km de la playa y a unos 8 km del río Chilca. Ellosse desplazan y aprovechan recursos de varios am-bientes: del mar, de las lomas y de las riberas delrío. En ocasiones, al parecer, también subieron alas laderas occidentales de la cordillera, a 12 y 30km de la costa.

Sus actividades para proveerse de alimentos sonvariadas; incluyen la extracción de especies mari-nas: pescados, mamíferos, invertebrados y aves,que constituyen su principal fuente de carne (Reitz,1988: 32-33). Asimismo, recolectan plantas silves-tres terrestres: semillas, frutos y tuberosas. Se haidentificado: mito (Carica candicans Gray), algarro-bo (Prosopis spp.), fruto de cactus (Loxanthocereus

sp.), una tuberosa, begonia (Begonia geraniifolia). Am-bas clases de recursos, de mar y tierra, son com-ponentes importantes en la dieta alimenticia, a laque se suman algunas plantas cultivadas comocucúrbita (Cucurbita ficifolia), frijol (Phaseolus sp.), yquizá guayaba (Psidium sp.) y oca (Oxalis sp.) (Weiret al., 1988: 63-64; Quilter, 1989: 23-24).

Su cultura material es sencilla: entre los artefactosrecuperados hay batanes y manos de moler, algu-nos anzuelos de concha y hueso, unas puntas deproyectil de piedra, posibles pesos de redes, agu-jas y espátulas de hueso, palos. Con ellos utilizanvarios ambientes de su hábitat.

Tiempo después, en el Arcaico Tardío (3000-1800años a. C.), en el sitio de Huaca Prieta, costa norteperuana, otro grupo se asienta en la zona del lito-ral. El lugar se encuentra a 4 ó 6 m del nivel delmar, a 3,5 km de la boca del río Chicama y a unos20 km de las estribaciones andinas. Si bien está en

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la playa, tiene en sus inmediaciones tierraspantanosas. Allí se establece la población por másde milenio y medio, a partir de 2450 años a. C.2

Los depósitos arqueológicos correspondientes aeste período muestran una fuerte dependenciaalimentaria del recurso de mar. Las aves marinasson un componente abundante (33%), especial-mente cormorán, al lado de moluscos, pescados,mamíferos, cangrejos, algunos erizos, tortugas demar y aves de pantanos (Matthiesen, 1988: 18-28).Cabe señalar que hay, asimismo, numerosos restosde vegetales, algunos de ellos cultivados: pallar(Phaseolus lunatus y Canavalia plagiosperma Piper),cucúrbita (Cucurbita ficifolia y moschata), ají (Capsicumbaccatum L.), mate (Lagenaria siceraria), algodón(Gossypium barbadense L.); otros, quizá todavía sil-vestres: Achira (Canna edulis), lúcuma (Lucuma bifera),guayaba (Psidium guajava), ciruela del fraile ocansaboca (Bunchosia armeniaca), zapote (Capparisangulata) (Bird, 1988: 5-9).

A diferencia de La Paloma, la gente de HuacaPrieta explota con mayor énfasis el potencialalimentario del rico mar peruano y en particularla ingente cantidad de aves marinas, que solíapoblar el litoral (éstas representan en La Palomasólo el 1%) (Matthiesen, op. cit.). También es no-toria la presencia de un más variado repertoriode plantas cultivadas.

Integraban sus artefactos de trabajo numerosasredes, flotadores de mate, pocos anzuelos, pesosde piedra para redes, cantos rodados destinados ausos variados, lascas, palos de cavar, canastas, ade-

más de esteras y textiles (Bird, 1948). Sus casas sonpequeñas, subterráneas, excavadas en un medio detierra y ceniza, con paredes recubiertas de piedra,techos de palos y huesos de ballena.

Áspero es otro sitio, mencionado en la literaturaarqueológica por sus edificaciones y en relacióncon el debate sobre el desarrollo de las sociedadescomplejas; se halla cerca del litoral, de una zonapantanosa y del valle de Supe. Es ocupado entre2410 y 2000 años a. C.3, por una población quetiene acceso a recursos marinos y ribereños y dellitoral, que se dedica a la pesca -especialmente depeces pequeños, anchoveta y sardina-, a la caza demamíferos y aves marinas, a la extracción de ma-riscos, a la recolección de plantas silvestres y al cul-tivo. Han sido recuperados restos de mate(Lagenaria sp.), cucúrbita (Cucurbita sp.), algodón(Gossypium barbadense), frijol (Phaseolus sp. e Inga), ají(Capsicum), guayaba (Psidium guajava); maíz (Zea mays)y achira (Canna edulis) (Feldman, 1980: 186).

Como instrumentos de trabajo destacan las redes,confeccionadas de varios tamaños y técnicas paraextraer peces pequeños, medianos y grandes; pa-los o maderos, que podrían haber servido paragolpear mariscos, terrones o excavar la tierra;manos y piedras de moler. También hay bolsas,canastas, unas hachas para trabajar madera y unapunta de proyectil pequeña.

Como las mencionadas, otras culturas costeñas delArcaico Tardío, asentadas en el área entre Chicamay Mala, muestran un cambio importante en la eco-

Figura 2. Ubicación temporal aproximada de sitios del período Arcaico.Figura 2. Ubicación temporal aproximada de sitios del período Arcaico.Figura 2. Ubicación temporal aproximada de sitios del período Arcaico.Figura 2. Ubicación temporal aproximada de sitios del período Arcaico.Figura 2. Ubicación temporal aproximada de sitios del período Arcaico.

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nomía de subsistencia en relación con La Paloma,pues se basa en actividades más especializadas. Estose aprecia en la ubicación de los asentamientos, enlas especies consumidas y en los instrumentos detrabajo utilizados. Se aprovechan con mayor énfasislos recursos del mar y se desarrolla una tecnologíade pesca con redes; pero también se pone muchaatención en los cultivos. Es posible que este interéspor la pesca y el cultivo llevara a la ubicación de losestablecimientos no sólo cerca del litoral, donde sonidentificados mayormente, sino además próximosa las tierras cultivables de los valles. Algunos investi-gadores han sugerido la existencia de asentamientoshacia el interior, destruidos por la actividad agrícolaposterior (Bonavía, 1982: 401-410). No descarta-mos esta posibilidad, pero de los datos disponiblesinterpretamos que estas sociedades se desplazabandesde los establecimientos del litoral para realizarsus actividades de pesca y cultivo.

La preocupación e importancia del cultivo de plan-tas quizás pueda inferirse del hallazgo de algunasofrendas en Áspero, depositadas en relación conuna nueva fase de construcción de los edificiosrituales (Feldman, 1985: 78). Una de las más ela-boradas, encontrada entre los pisos 1 y 2 de lahabitación 2 de la Huaca de Los Ídolos, conteníanumerosas plantas, hojas, canastas y más de unadocena de figuras humanas quebradas de arcillano cocida. Otra ofrenda, en la Huaca de Los Sa-crificios, tenía semillas de algodón, hojas, textiles,135 palos pequeños de madera tallados y un frag-mento de bol de madera decorado con represen-taciones de ranas. La asociación de plantas, figurasquebradas y ranas o sapos sugiere ritos vinculadoscon la lluvia, que son practicados por pueblosandinos actuales, como también de períodos ar-queológicos posteriores (Shady, 1989).

Cuando se comparan las especies consumidas porgrupos del Arcaico Tardío, como los de HuacaPrieta, Alto Salaverry (a 20 km al sur de HuacaPrieta, en el valle de Moche), Huaynuná (Casma),Los Gavilanes (Huarmey), Áspero, de los que te-nemos más información, entre otros coetáneosen la costa, se hace evidente primero que todasestas poblaciones cultivaron plantas en mayor omenor cantidad; que las especies vegetales y ani-males consumidas varían localmente, en relacióncon la ubicación elegida para los asentamientos ylas preferencias culturales por unos recursos res-

pecto de otros. Así, asentamientos como ChilcaI están en un lugar ribereño, próximo a la playa;otros como Asia se hallan en zona de playa conacceso a recursos ribereños o en zonas de lomaso pantanos.

Aunque hay plantas en común, particularmente lasusadas para la fabricación de recipientes y textiles,lagenaria y algodón, ají y frutos, hay plantas culti-vadas particulares. En Áspero y Los Gavilanes seencuentra maíz, pero no en Huaynuná, AltoSalaverry o Huaca Prieta; en Huaynuná hay, entreotros, papa (Solanum tuberosum) y camote (Ipomoeabatatas) (Pozorski y Pozorski, 1987a: 16); en LosGavilanes además de maíz se recogió maní (Arachishypogaea), yuca (Manihot esculenta), palta (Persea ame-ricana), etc. (Bonavía, 1982). Esto lleva a pensarque cada grupo estaba efectuando su particularexperiencia de adaptación de cultivos.

Se puede notar que en el proceso de neolitizaciónlas poblaciones costeras se sustentan durante el Ar-caico Temprano de una variedad de recursos demar y de tierra mediante la extracción de animalesmarinos, la recolecta de plantas silvestres, la caza deanimales terrestres y el cultivo de algunas plantas.Estas actividades son realizadas por comunidadessedentarias. No se ha informado de construccionesespeciales diferentes a los hogares, que pudieran in-dicar una organización distinta a la del parentesco ovecindad para actividades de subsistencia o culto.Esto debió ser practicado en los hogares o en algu-no no muy distinto de los demás.

En un segundo momento, en el Arcaico Tardío,en relación con el avance tecnológico de los ins-trumentos de pesca y en el cultivo de plantas, lasociedad se dedica con mayor intensidad a la ex-plotación de los recursos de mar y a la horticul-tura. Son notables las redes de pesca y se hasupuesto el uso de alguna forma de embarca-ción, dada la extracción de peces propios de maradentro. La intensificación de la pesca y el cultivopermite más disponibilidad de alimentos perotambién crea algunas necesidades relacionadascon la adquisición de ciertos materiales -comoalgodón para el trabajo de redes- o con la con-servación de los productos. Se deben mencionarlos pozos de almacenamiento de maíz, identifi-cados en Los Gavilanes y quizás en Áspero(Bonavía, 1982: 260-263).

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La realización de estas actividades complementa-rias pero sustantivas es compartida por el grupo yrequiere de éste cierto nivel de organización. Lasconstrucciones de Alto Salaverry, Los Gavilanes,Áspero, Bandurria (Huaura), Río Seco y otras, parafines no domésticos, reflejan un cambio en las re-laciones entre los integrantes de estas sociedades.

Las poblaciones de economías dependientes derecursos naturales, aun siendo muy ricas, no re-quieren de organizaciones más complejas. En esenivel pueden permanecer por mucho tiempo. Al-gunas sociedades costeñas podrían haber mante-nido esa forma de vida, mas no ocurrió así en lacosta central y norte del Perú, primero debido aluso de estrategias de subsistencia mixtas adapta-das al medio, y posteriormente, por la especiali-zación alcanzada con mejoras tecnológicas en lapesca y el cultivo de plantas domesticadas. Lascondiciones del medio costeño demandaron al-gunos cambios en las relaciones de producción yen la organización de la comunidad en su con-junto.

Más adelante, la construcción de acequias o cana-les de riego inaugura una nueva etapa, el Formati-vo, caracterizada por el cultivo de la tierra comoactividad primordial, el traslado de la mayoría deasentamientos hacia el interior de los valles, unamayor complejidad en las relaciones de produc-ción, la construcción de centros ceremoniales comoejes de la organización social y un fuerte énfasisideológico.

Los pobladores del interior andino

En los valles de la sierra, los datos disponibles se-ñalan una situación similar a la del litoral, de gru-pos con procesos adaptativos peculiares, que du-rante el Arcaico Temprano se ubican en una loca-lidad y realizan distintas actividades para obtenersu sustento. Si bien el cultivo ocupa un lugar toda-vía secundario, los va fijando a un territorio.

En las vertientes occidentales de la cordillera, enla parte alta del valle de Zaña, a unos 80 km dellitoral, se encuentran evidencias de unos 49 asen-tamientos que datan del período entre 6000 y3000 años a. C.4 Consisten mayormente en uni-dades domésticas dispersas, ubicadas a lo largode pequeños cursos de agua en los conos aluviales.

Uno de los sitios, denominado Cementerio deNanchoc, es exclusivamente no residencial y pre-senta dos pequeños montículos de tierra. En lasinmediaciones del lugar existen bosques de ar-bustos espinosos, pero también, a más altura, unazona de foresta tropical húmeda y hacia abajo, lazona del valle. Los restos recuperados indicanque los habitantes tenían acceso a varios ambien-tes y realizaban actividades económicas variadas:Extensa recolecta de vegetales y caracoles terres-tres, cacería de venado, pequeños mamíferos,roedores, aves, y cultivo de plantas comocucúrbita (Cucurbita sp.), maní (Arachis hypogaea),quinua (Chenopodium quinua), ciruela del fraile(Bunchosia armeniaca), además de frutos y tuberosastodavía no identificados (Dillehay et al., 1989:749-753).

Los instrumentos manufacturados consisten bási-camente en artefactos de piedra de una tecnologíade núcleo-lasca unifacial, para manipulación deplantas y otros usos. Hay además batanes y pie-dras de moler.

Las evidencias orgánicas y los artefactos no muysofisticados sugieren la ausencia de actividades es-pecializadas, aunque es notable una cierta orienta-ción de la sociedad hacia los recursos vegetales.

Es interesante el dato acerca del abandono del si-tio Cementerio de Nanchoc entre los 4000 y 3000años a. C., que coincidiría con la ocupación delvalle por asentamientos como Macauco I. Estacorrelación podría reflejar, como sugieren los in-vestigadores, una mayor atención hacia los recur-sos de esta zona en particular y a la horticultura.Cambios que quizás estén vinculados con ajustesde la estrategia adaptativa frente a una mayor se-quedad ambiental, que haría más difícil la obten-ción de alimentos en el anterior hábitat. Sin em-bargo, se requiere de más investigación de campo.

En el Callejón de Huaylas, los estudios realizadosen la cueva del Guitarrero han permitido identifi-car sociedades, al parecer estacionalmente móvi-les, que desde los 8600 años a. C.5 explotaron va-rias zonas ecológicas a diferentes alturas dentro deun determinado territorio. El sitio se encuentra a2580 msnm, a unos 150 m del río Santa, en laCordillera Negra, cerca del pueblo de Mancos, yes uno de los 32 que han sido ubicados.

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El contenido cultural de la cueva muestra que sushabitantes desde que la ocuparon y por algunosmiles de años, llevaron una estrategia de subsisten-cia mixta y se desplazaron por varios ambientes.

En el período entre 8600 y 5600 años a. C. caza-ron mamíferos, cérvidos, algunos camélidos, aves,roedores, entre otros. Colectaron vegetales, enparticular varias clases de plantas para fibras y fru-tos, y cultivaron oca (Oxalis sp.), pallar (Phaseoluslunatus), frijol (Phaseolus vulgaris) y ají (Capsicumchinense). También se ha identificado cucúrbita(Cucurbita), lúcuma (Pouteria lucuma), pacae (Inga spp.),ullucu (Ullucus tuberosus), lulo (Solanum hispidum) yachuma (Trichocereus peruvianus), que podrían habersido recogidos o haber estado ya bajo su cuidado(Lynch, 1980: 90-111). Entre 5600 y 500 años a.C. añadieron el maíz.

Los artefactos, en concordancia con las varias acti-vidades, son de materiales y técnicas diversos. Losde piedra, hechos en lascas y núcleos, muestran pun-tas de proyectil, cuchillos, raspadores y muchas he-rramientas destinadas a variados usos y a la manu-factura de otros implementos de piedra, madera yhueso que, asimismo, son numerosos. Hay tambiénchancadores, piedras de moler y posibles boleado-ras (Lynch, 1980: 175-252). Especial mención debedarse a la confección de cuerdas, canastas y bolsasde fibra (Lynch, op. cit.: 253-289).

Todos estos materiales orgánicos e inorgánicosevidencian la diversidad de actividades económi-cas y de tecnologías que desenvolvía el grupo paraadaptarse y vivir en un valle interandino con ca-racterísticas ecológicas peculiares.

En el Arcaico Tardío, esta experiencia de mileniosen el cultivo se acentuó, y encontramos pequeñascomunidades asentadas en los campos de cultivocomo Huaricoto o unas más grandes y dinámicas,en contacto con sociedades de otras regiones,como La Galgada.

Huaricoto se encuentra en el sector central delCallejón de Huaylas, a 2750 msnm, en las vertien-tes bajas de la Cordillera Blanca, en una zona tem-plada, de Quichua, propicia para el cultivo. Hacialos 2200 años a. C.6, sus habitantes complementa-ban el consumo de productos vegetales con lacarne proveniente de la caza de venados y algunos

camélidos silvestres (Burger y Salazar-Burger, 1980,1985). Los camélidos domesticados sólo fueronintroducidos alrededor de los 500 años a. C.

La Galgada se encuentra al noreste, en la cuencadel río Tablachaca o Chuquicara, y a 25 km al nor-te de la unión de éste con el río Santa. El cañónprofundo y seco no ofrece condiciones para eldesenvolvimiento de una población como la queconstruyó los edificios allí encontrados, a no serque aprovechara la gradiente escalonada del terri-torio para la implementación de pequeñas acequiasde riego, como sugieren sus investigadores, laproximidad a zonas más adecuadas para el culti-vo y la cacería en la sierra de Tauca, Bolognesi yCabana, y, sobre todo, la ubicación estratégica parael contacto con la costa y la selva (Grieder et al.,1988).

El asentamiento, a 1100 msnm, ocupado por unapoblación sedentaria desde cerca de 2540 años a.C. y hasta el Formativo Temprano7, presenta comoen ningún otro sitio una cantidad muy significati-va de plantas alimenticias. Hay abundante algo-dón (Gossypium), cuyas semillas habrían sido con-sumidas, cucúrbita (Cucurbita maxima y moschata),pallar (Phaseolus lunatus), achira (Canna), frijol(Phaseolus vulgaris y Erythrina), ají (Capsicum sp.), ci-ruela del fraile (Bunchosia), lúcuma (Pouteria sp.) ymate (Lagenaria siceraria). Dadas las condicionessecas del lugar, muchas de estas plantas sólo po-drían haber sido cultivadas mediante riego o traí-das de otras partes. En este segundo caso estánalgunas semillas de palmeras (Acrocomia o Guilielma)y tallos de Ephedra, plantas de climas más húme-dos (Grieder et al., op. cit.: 125-151).

Si bien la información publicada se refiere más alas excavaciones de los montículos rituales, se hanrecuperado algunas herramientas de madera usa-das en el cultivo, morteros y piedras de moler,implementos de tejer, agujas, otros de hueso ymadera, canastas, bolsas y redes.

Los numerosos vegetales cultivados, las construc-ciones, los elaborados textiles con representacio-nes iconográficas y los ítems de adorno u ofren-da, algunos procedentes de otros lugares, ponenen evidencia las actividades variadas de sus pobla-dores para proveerse de alimentos, efectuar susceremonias y ritos y obtener objetos especiales.

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En otro valle andino, Ayacucho, grupos de caza-dores adoptaron, cerca de los 7000 años a. C.,durante la fase denominada Jaywa, un patrón deaprovechamiento de los recursos de varios am-bientes, las ecozonas de bosques y estepas espino-sas (2300-3400 msnm) bosques húmedos (3400-3900 msnm), y puna (3900-4200 msnm) a los quese trasladaban estacionalmente para cazar y colec-tar plantas.

Estos desplazamientos continuaron en las fases si-guientes, con tendencia a una mayor habitabilidadde las zonas bajas y al uso especializado de estazona y de la puna.

En la fase Piki, de 5800 a 4400 años a. C., ademásde los productos de caza tradicionales se encuen-tra abundante cuy, todavía silvestre, y vegetalesdomesticados como quinua, mate y quizá cucúrbita(Cucurbita andina). Este repertorio se amplía en lafase Chihua, de 4400-3100 años a. C., con frijol,achiote, coca, lúcuma y posiblemente papa. Se in-corpora el cuy domesticado, mientras que la cazase hace más selectiva.

En la fase Cachi, de 3100 a 1750 años a. C., seagrega maíz, se acentúa la ocupación de las zonasde bosque y estepa espinosos dedicadas al cultivo,crianza de cuy, colecta de plantas y caza de mamí-feros. Algunos de los asentamientos son de mayortamaño y tres sitios tienen, al parecer, terrazas decultivo. La puna habría sido utilizada para el culti-vo de papa y la crianza de camélidos, medianteestablecimientos vinculados a los de abajo por re-laciones de intercambio de productos. A travésdel área circulan maíz, papa, puntas de obsidiana yazadas, entre otros.

Los cambios en los patrones de asentamiento ysubsistencia en el Arcaico se reflejan en los mate-riales trabajados, que muestran a partir de la faseChihua mayor heterogeneidad en los tipos de ar-tefactos, una sensible modificación en las puntasde proyectil, cuchillos, raspadores, y la incorpora-ción de nuevas herramientas, azadas, choppers y otras,más relacionadas con el trabajo de la madera o lalimpieza de los campos (Mc Neish et al., 1980; McNeish et al., 1981).

En la puna de Junín se han descrito dos clases deadaptaciones muy diferentes. Una, alrededor del

lago de Junín, a 4300 msnm, muy distante de tie-rras de valle, y otra al sureste, a 4420 msnm, conacceso a la quebrada de Parpa y al sistema del ríoShaka-Palcamayo.

Los habitantes de Pachamachay, cueva cercana allago de Junín, se especializaron en la caza decamélidos, establecieron su asiento base en la cuevade donde salían para cazar, recolectar plantas en lasorillas del lago, de los arroyos, o por las peñoleríasy la pampa, para obtener materiales para sus arte-factos, pero retornaban al campamento base. Unpatrón de vida sedentario continúa por variosmilenios, de 7000 a 1500 años a. C.8, aprovechan-do de las condiciones estables de la zona, con arro-yos, pastos, otros vegetales y fundamentalmente ricaen camélidos. Estos animales constituyen el 97% dela fauna consumida, unos pocos cérvidos (2%), roe-dores y aves. Entre las plantas utilizadas predomi-nan Opunthia, Chenopodium y Amaranthus.

Manufacturaron numerosas puntas de proyectil,cuchillos y raspadores de piedra para la caza y pro-cesamiento de los animales. Son pocos los instru-mentos de hueso y raras las piedras de moler (Rick,1980: 234, 268-297; 1988: 17-40).

En hábitats aislados y con abundancia de ciertosrecursos, los grupos tienden a la especialización ypueden permanecer en un mismo estadio durantemilenios si no son incorporados a la esfera de de-sarrollo de otras sociedades. Éste parece haber sidoel caso de los habitantes del contorno del lago deJunín, y quizás también de los uros del altiplanodel Collao.

Otros pobladores de la puna de Junín, con másfácil acceso a otros ambientes, como los deTelarmachay o Ushcumachay (4050 msnm), queson coetáneos, muestran un patrón de subsisten-cia parecido entre sí, pero diferente al dePachamachay.

En la fase 4 de Ushcumachay, la caza de venadosrepresenta el 41,7% frente al 97% de camélidosde sus contemporáneos de Pachamachay, mien-tras que en el período 5 crece la cantidad decamélidos a 82,3%, en relación con el 17,3% devenados. La gente de Pachamachay, en cambio,no modifica sus preferencias por otros animalesen ninguno de los períodos.

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2424242424 LLLLLAAAAA FORMAFORMAFORMAFORMAFORMACIÓNCIÓNCIÓNCIÓNCIÓN DELDELDELDELDEL E E E E ESTSTSTSTSTADOADOADOADOADO YYYYY ELELELELEL SURSURSURSURSURGIMIENTGIMIENTGIMIENTGIMIENTGIMIENTOOOOO DEDEDEDEDE LLLLLAAAAA CIVILIZCIVILIZCIVILIZCIVILIZCIVILIZAAAAACIÓNCIÓNCIÓNCIÓNCIÓN

En Telarmachay, si bien habitan la cueva desde los7000 años a. C., no lo hacen sino estacionalmentey las actividades y modos de subsistencia son mo-dificados a través del tiempo. De una caza genera-lizada de camélidos y cérvidos (98,7%) en el pe-ríodo VII (unos 7000-5200 años a. C.), a la do-mesticación de la alpaca en el período V (4000-3500 años a. C.) y al pastoreo de alpacas y llamasa partir de 3500 años a. C.9, «el cambio no es abrup-to sino gradual, y por tanto es un reflejo del pro-ceso de adaptación del hombre al medio ambien-te altoandino» (Lavallée et al., 1985: 87).

En comparación con Pachamachay, los implemen-tos líticos son diversos y muestran cambios en laproporción de las clases de artefactos, con una ten-dencia en los períodos más tardíos hacia el aumen-to de los unifaciales, disminución de los bifaciales yreducción en las dimensiones de las herramientas(Lavallée et al., 1985: 59-79, 383). Es interesante lainferencia acerca del uso múltiple de algunos raspa-dores y puntas bifaciales: para raspar pieles de ani-

males, cortar plantas como Graminaceae o alisarmadera (Lavallée, op. cit.: 128-133).

Los datos de Junín sugieren el manejo de los re-cursos de puna bajo estrategias distintas, una decazadores casi exclusivamente de camélidos yrecolectores de plantas, con un patrón de vida se-dentario que continúa sin modificaciones por va-rios milenios; y otra más dinámica, de cazadoresde camélidos y venados, así como de recolectores,con acceso estacional a varios ambientes, que vanmodificando sus actividades, de la caza preferen-cial de camélidos primero, al pastoreo de alpacasy llamas, posteriormente, una vez alcanzada ladomesticación, alrededor de los 4000 años a. C.En ambos sitios, sin embargo, es notable la ausen-cia de plantas cultivadas.

La economía en sociedades del Arcaico en los Andes

De la comparación de datos disponibles para si-tios del Arcaico se infiere:

TTTTTabla 1. Dabla 1. Dabla 1. Dabla 1. Dabla 1. Distribución de plantas identificadas.istribución de plantas identificadas.istribución de plantas identificadas.istribución de plantas identificadas.istribución de plantas identificadas.

Plantas

Cucúrbita x x x x x x ? xFrijol x x x x x x x xOca x xPallar x x x x xAjí x x x x x x xMate x x x x x x xAlgodón x x x x x xAchira x x x x xLúcuma x x x x x x xGuayaba x x x x x xCiruela del fraile x x x xMaíz x x x ? ?Palta x x x x xPacae x x x xCamote x xManí x xQuínua x x xChirimoya xYuca xPapa x ?Sapote xOlluco xLulo xAchiote xCoca xAchuma x

Sitios arqueológicos

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1. La particularidad del proceso adaptativo. Fren-te a la diversidad geográfica y el aislamiento delterritorio, quebrado y desértico, aun dentro de lacosta, de los valles interandinos o de una zonacomo la puna, las sociedades generaron estrate-gias de subsistencia igualmente diversas que se ex-presan en la elección de los recursos y en la varie-dad de plantas cultivadas adaptadas a las caracte-rísticas peculiares de cada zona y a la selección desus habitantes.

2. El uso de recursos de varios ambientes, aundentro de la costa o de la sierra, como otra formade estrategia para la supervivencia en el territorioandino.

3. El desenvolvimiento de actividades económi-cas mixtas en el Arcaico Tardío como un aspectode la estrategia adaptativa: extractivo-hortícola enla costa; predatorio-pecuaria en la puna.

4. La tendencia a la especialización en los ambien-tes más ricos en determinado recurso, como lacosta central y norcentral del Pacífico y la puna,donde se desarrollaron tecnologías apropiadas. Aesto debe añadirse la práctica de una economíamás indiferenciada en otras zonas del territorioandino durante el Arcaico Tardío.

5. La posición todavía secundaria de la horticultu-ra en la costa, no obstante que aumenta progresi-vamente el uso de plantas cultivadas, en particularde algodón y mate para la fabricación de redes yotros utensilios.

6. El mayor énfasis en el manejo de plantas culti-vadas en las zonas menos favorecidas en determi-nados recursos naturales, como Guitarrero prime-ro y La Galgada después, donde se habría realiza-do el cultivo por riego (tabla 1).

7. La cuasi contemporaneidad de los procesos yla similaridad del nivel de desarrollo que presen-tan hacia el final de la etapa las sociedades del áreacentral en sus distintas regiones.

8. El menor interés por la domesticación de ani-males, con excepción del cuy en el valle deAyacucho, ya domesticado en la fase Chihua (4400-3100 años a. C.), y los camélidos en la puna, pe-ríodo V de Telarmachay (4000-3500 años a. C.);

la mayor atención fue puesta en el cultivo de plan-tas, tendencia que va a predominar y a definir elcarácter agrario de la mayoría de sociedadesandinas.

Organización del trabajo y construcciones ceremo-niales

Los grupos asentados de modo permanente, dis-tribuidos en diferentes partes del territorio y conprocesos adaptativos peculiares, a la par que culti-van plantas, crían animales y logran mejoras tec-nológicas en el manejo de su hábitat; desenvuel-ven relaciones sociales comunitarias que, de un ni-vel primero simple, van haciéndose más comple-jas, conforme a los resultados de la produccióneconómica del grupo.

Restos de alimentos, viviendas, artefactos, textiles,entierros y de algunas expresiones rituales son tes-timonios de las actividades, mayormente vincula-das con la subsistencia, a las que se dedican socie-dades como La Paloma.

Durante el Arcaico Temprano, la mayoría de losestablecimientos no muestran una marcada dife-rencia interna, aunque hay evidencias en unos sitiosde construcciones modestas, erigidas para un usodistinto al doméstico: reuniones, trabajos tempo-rales comunales, rituales, etc.

Un caso interesante sobre este aspecto presenta elsitio Cementerio de Nanchoc, en el valle de Zaña,con datación entre 6000 y 4700 años a. C., que sediferencia del medio centenar de asentamientos devivienda registrados por tener entre sus compo-nentes dos montículos bajos y un área de trabajoal aire libre. Los montículos miden 0,75 a 1,3 mde altura y 32 a 35 m de longitud. Están levanta-dos mediante capas de uso y rellenos artificiales, ytienen demarcado el perímetro por un alineamientode piedras. El área de trabajo evidencia restos decalcita travertino, trozos de cal, lascas, manchas ylentes de ceniza, fogones, restos de lo que podríahaber sido un taller de producción.

Los asentamientos coetáneos tienen menores di-mensiones, un tamaño promedio de 30 por 40 m,casas de forma elíptica, de 2 por 2,3 m con ci-mientos de piedra y paredes de quincha. Contie-nen fogones, residuos de ocupación, huesos y ma-

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teriales líticos. En uno de estos sitios se excavó unapequeña plataforma de 1,5 por 1 m. Sobre y cer-ca de ella se recuperaron restos de caracoles y frag-mentos de cuarzo cristalino transparente y de cris-tales de cuarzo.

Se ha sugerido que el Cementerio de Nanchoc po-dría haber estado asociado con la manufactura ydistribución de cal, con alguna otra actividad pú-blica relacionada con aquélla, e integrado con losotros sitios. Éstos, además de los restos de ali-mentos, contienen bienes utilitarios que compar-ten la misma tecnología e ítems exóticos, concha,cristales de cuarzo, cuentas de piedra, como ex-presión de acceso a similares condiciones de vida,bajo un patrón integrado.

En el Arcaico Tardío (3000-1800 años a. C.), losedificios de carácter no doméstico aparecen me-jor definidos, y aun cuando estén relacionados conactividades de subsistencia de interés común, re-flejan la organización del grupo para trabajo deconstrucción más grande y por más tiempo, asícomo la realización de actividades directamenteno productivas.

Entre los sitios hasta ahora investigados se nota ciertadiferencia. Son más extensos y numerosos los de lacosta central y norcentral, en comparación con losubicados en los valles del interior andino, por lasventajas de una economía sustentada básicamenteen una mayor especialización para aprovechar de lariqueza del recurso marino, en combinación con elcultivo de las tierras aluviales en los valles, y por laexistencia de actividades económicas interdependien-tes que requieren organización. Es de notar, porotro lado, que los lugares con estructuras de ciertamagnitud identificados en el interior de los Andes-La Galgada, Kotosh, Piruro, pertenecientes a la de-nominada Tradición Kotosh- se encuentren igual-mente en el ámbito de esta área central, por lo cualparece evidente que en esta área se generó una esfe-ra de relaciones que enlazan sociedades del litoral,los valles interandinos, las cuencas del alto Marañóny el alto Huallaga.

Establecimientos en la costa como Asia, Río Seco,Bandurria, Áspero, Los Gavilanes y otros, presen-tan dos o más montículos que sirven de basamentoa una serie de recintos y se encuentran asociadoscon otros componentes, no bien estudiados.

El establecimiento ya mencionado de Áspero, unode los mayores de la costa, ocupa unas 12 ha conmás de 11 montículos, de los cuales 6 parecen pi-rámides truncadas, pero fueron erigidas sobrecolinas naturales mediante un sistema de rellenode cuartos; hay además terrazas, pozos demarca-dos con piedras y estructuras domésticas. Los dosmontículos excavados, Huaca de los Ídolos yHuaca de los Sacrificios, muestran un conjunto derecintos interconectados, paredes pintadas, nichosy frisos. Éstos revelan un patrón de sucesivas re-construcciones, de uso restringido y de carácterceremonial (Feldman, 1980).

El contenido cultural de esta clase de sitios y elcarácter de las estructuras indican asentamientospertenecientes a pescadores-horticultores que guar-dan parte de sus alimentos en pozos excavados enla arena en sectores especiales, ya no en relacióncon los hogares como en La Paloma. Estos habi-tantes realizan periódicamente en forma manco-munada y dirigida actividades de subsistencia com-plementarias y otras no relacionadas directamentecon la obtención de alimentos.

La mayor extensión y elaboración de unos sitiosrespecto de otros, aun dentro de la costa, puedeestar en relación con el éxito alcanzado por unaeconomía a la vez diversificada e interdependiente,por la interacción con grupos de otros territoriosy por la existencia de una autoridad conductorade las actividades económicas y rituales de la co-munidad.

En los valles del interior, los sitios de la TradiciónKotosh son, comparativamente con los costeños,de menores dimensiones y más sencillos.

La Galgada, uno de los más elaborados del gru-po, tiene dos montículos con recintos en la cima,un espacio o plaza circular a un lado y viviendasalrededor. Los recintos, unos cinco, en el Mon-tículo Norte, son unidades pequeñas (3 m), sin apa-rente conexión entre sí. Son construccionesenlucidas de barro, con un fogón central, conduc-to de ventilación, banqueta y nichos. Un patrón deenterramiento y relleno de los recintos inicia la si-guiente fase y crecimiento del montículo.

Sobre la base de los productos vegetales recupe-rados y al hallazgo de posibles acequias se ha pro-

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puesto que desde la fase más antigua de La Galgadahabría cultivos con riego. Asimismo, se mencionala ubicación en el mismo valle y a poca distancia,de unos once sitios de la misma época, algunos detamaño similar. Se requiere, sin embargo, deexcavaciones adicionales para conocer la coetanei-dad y funcionamiento de los varios asentamien-tos, así como su asociación con las acequias deriego. Un patrón de distribución muy parecido seobserva en el Formativo, y quizás una más intensaactividad agrícola con aplicación de riego ya ca-racteriza a las sociedades de los valles del interiordurante el Arcaico Tardío. Por otro lado, se hadescrito que el sitio muestra gradual transforma-ción, del Arcaico Tardío al Formativo Temprano;de un diseño de ambientes cerrados a uno abierto,de disposición axial, con escalinatas y plazas.

Cada uno de los establecimientos de la TradiciónKotosh, Piruro (Tantamayo), Kotosh (Huánuco),Huaricoto, La Galgada, tiene rasgos particulares,pero también algunos en común, como recintosrituales para ser usados por una cantidad reducidade personas, que contienen fogones ceremonialesen la parte central y debajo del nivel del piso. EnHuaricoto se recuperaron de los fogones ofren-das de carne, concha de mar y cuarzo cristalino.Estos sitios, además, poseen algunos artefactos se-mejantes -cuentas, textiles, canastas, conchas, etc.-,los que indican que ya se daba una cierta vincula-ción entre ellos, a pesar de estar ubicados en zonasdistantes entre sí (Burger y Salazar-Burger, 1980,1985; Bonnier, 1983; Grieder y Bueno, 1981,1985).

Algunos investigadores han planteado el uso res-tringido de las construcciones basándose en el ta-maño de los recintos, de las ofrendas y la escalacasi personal de los ritos. Han señalado tambiénque la ausencia de un patrón definido en la dispo-sición de los recintos sería indicativa de que lasrelaciones sociales, si bien organizadas, no estánmuy formalizadas (Quilter, 1991).

Los entierros excavados en ambas clases de sitios,como La Galgada y Áspero, denotan distincionesa algunos individuos, pero sin que éstas los apar-ten de los tratamientos dados al resto del grupo.No obstante, tanto las construcciones cuanto loshallazgos permiten inferir que ya en este tiempo sedaba una cierta organización jerárquica de las acti-vidades en la sociedad, a través de personas que

gozaban de prestigio, pero sin que hubiera mayordiferenciación social interna.

En conclusión, las edificaciones ceremoniales sur-gen en sociedades que desarrollan actividades eco-nómicas interdependientes (pesca y horticultura enla costa y horticultura y caza en los varios ambientesaltitudinales de los valles en la sierra), y que requie-ren de organizarse para regularlas y articularlas.

La interacción entre sociedades del Arcaico

La individualidad de los procesos adaptativos ylos logros diversos alcanzados por las sociedadesasentadas en las diferentes regiones y zonas esti-mularon el establecimiento de redes de interacciónintra e interregional, que se fueron extendiendo enrelación con el avance de la complejidad econó-mica y social.

Ya hemos tratado acerca del interés temprano quemostraron los grupos por tener acceso a los re-cursos esparcidos en varios ambientes, en particu-lar los pobladores de zonas menos favorecidas.

De asentamientos del Arcaico Temprano se men-ciona la presencia aislada de recursos naturales exó-ticos, como ocurre en La Paloma, donde se hanencontrado restos de Opuntia, planta propia de zo-nas elevadas, por encima de los 2000 m, y de dosespecies animales, el mono araña (Ateles spp.) y elpuma (Felis concolor) que -en particular la primera-podrían haber sido obtenidas de la costa norte, deldesierto de Sechura o de la región amazónica (Reitz1988: 33-34). En Zaña se recuperaron fragmentosde once especies de conchas de mar, pero tambiénel pedazo de una punta de proyectil, tipo Paiján,hecha de un sílex rojo de la costa; una punta de tipoAyampitín, manufacturada en un chert marrón queno es de la zona, y otros tipos de piedras exóticas.Todos estos bienes podrían haber sido traídos pordesplazamientos a larga distancia que efectuaba di-rectamente este u otro grupo.

Los distintos bienes producidos y la disponibili-dad de productos intercambiables llevan a un in-terés temprano por la comunicación y la relaciónentre sociedades.

La comunicación y circulación de bienes culturalesparecen más obvias en el Arcaico Tardío. Hay avan-

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ce tecnológico en la pesca y el cultivo de plantas,se organizan trabajos corporativamente, construc-ciones especiales, ritos y se adquieren determina-dos objetos exóticos.

Se ha sugerido la constitución de incipientes redesde contacto, una de carácter intrarregional entre si-tios costeros y otra entre sitios ubicados en los va-lles de las distintas vertientes andinas, sobre la basedel hallazgo de un conjunto de rasgos que son com-partidos por varios sitios: técnicas y diseños textiles,patrones de enterramiento, elementos arquitectóni-cos como los descritos para la Tradición Kotosh.Pero también debe considerarse relaciones másheterogéneas entre las sociedades. Además de losrasgos mencionados se encuentran en los sitios Ban-durria, Áspero, Huaricoto, cuentas de piedra roja,diatomita, de doble orificio y sección biconvexa.También en sitios del litoral y del interior se encuen-tran algunas cuentas de concha marina, piezas deSpondylus y plumas de aves tropicales.

Los ítems distribuidos a través de estos espaciosconectados son más bien objetos elaborados querecursos naturales, en comparación con el Arcai-co Temprano. Ellos pueden ser indicadores delinterés que tuvieron ciertas poblaciones por la ma-nufactura de algunos artículos, así como por sudistribución, pero también de la necesidad que sehabía generado para su obtención. Ellos circula-ron en el área central donde se construyeron edi-ficaciones rituales.

Más allá de los rasgos enunciados, se debe señalarque algunos de estos sitios se hallan en lugares pro-picios para el contacto entre poblaciones de dife-rentes regiones. La Galgada se ubica en una rutade conexión hacia el oriente con el Marañón y elHuallaga; es clave para el acceso a recursos de sel-va y, además, está equidistante de la selva y la cos-ta. Los hallazgos de plumas en este sitio y en Ás-pero o el collar de ishpingo encontrado en Ban-durria testimonian el uso de bienes provenientesde la selva y el rol que tal vez cumplieron algunosde estos lugares en su distribución.

Derivado de esta interacción es el fuerte parecidoen técnicas y diseños que muestran algunos de lostextiles de junco o algodón y las canastas de LaGalgada con los de Huaca Prieta y Asia I de Omas(véase tabla 2).

Simultáneamente a la distribución de bienes, pro-bablemente se transmitieron en esta época diver-sos conocimientos.

Del Arcaico al Formativo

No obstante el avance que muestran las socieda-des del Arcaico Tardío en cuanto al desarrollo tec-nológico al nivel de las relaciones intra eintersocietales, su economía se basa en actividadescomplementarias y con fuerte dosis en las de apro-piación (pesca-cultivo en la costa; cultivo-caza o

TTTTTabla 2. Dabla 2. Dabla 2. Dabla 2. Dabla 2. Distribución tentativistribución tentativistribución tentativistribución tentativistribución tentativa de algunos rasgos culturales.a de algunos rasgos culturales.a de algunos rasgos culturales.a de algunos rasgos culturales.a de algunos rasgos culturales.

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Tradición Arcaico, Costa Central, Perú x x x xTradición Arcaico, «Kotosh» x x x x

Valdivia x x x x xFormativo Andes Centrales x x x x x x

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Litoral Atlántico x ? ? x

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caza-pastoreo en zonas altitudinales de la sierra,según los casos), lo que puede haber limitado laproductividad y la acumulación de excedentes y elcontacto entre grupos, pero sobre todo una ex-periencia de trabajo organizado y disciplinado re-currente, que sólo la daría más adelante, en el For-mativo, una más intensa actividad agrícola pro-ductiva y su necesidad de riego a escala mayor(Shady, 1992).

Como manifestación de los diferentes procesos yritmos de cambio que se daban entre sociedadesdel litoral y del interior de los valles, en la siguienteetapa los establecimientos de prestigio ubicadosen el litoral son abandonados o cambian de fun-ción, mientras que, en el valle, donde el cultivo erapracticado con mayor intensidad, muchos de elloscontinúan con sucesivas reconstrucciones.

Aun en la costa, no todas las poblaciones cambiansimultáneamente. Los complejos Salinas de Chaoy El Paraíso, de la costa norte y central, respectiva-mente, continúan acerámicos y conservan una tra-dición cultural de marcada factura Arcaica. Son,sin embargo, coetáneos con otros centros cere-moniales alfareros (Quilter, 1991), no sólo por losfechados, de 1800 a 1600 años a. C. y 1200 a 1070años a. C., sino, fundamentalmente, por su partici-pación en una esfera de fuerte interacción litoral-valle. Otros exponentes de esta clase de enlace eco-nómico durante el Formativo son los sitios conalfarería contemporáneos de Gramalote en la costade Huanchaco y Huaca de Los Reyes en el valle deMoche (Pozorski y Pozorski, 1990, 1991).

La relación entre estas dos clases de sitios refleja lainterdependencia de comunidades pescadoras, pro-veedoras de recursos marinos y sociedades de losvalles, dependientes de la agricultura de irrigación.

Si bien es cierto que no se han investigado sufi-cientemente los roles que estas diferentes clases decentros tuvieron, del cotejo de los datos parecededucirse que los centros acerámicos interactuabancon los cerámicos, y estaban participando, enton-ces, de un espacio económico más amplio y deuna estructura social mayor.

A pesar del mayor tiempo (varios miles de años)que requirió hacer productivos hábitats diferentesy contrastados, una vez logrado esto, el intercam-

bio de experiencias adaptativas diversas enrique-ció el proceso y estimuló su desarrollo. El contac-to iniciado en el Arcaico fue seguido por una cre-ciente interacción a través del Formativo.

Las sociedades del Formativo

El Formativo es la etapa que designa al Neolíticocon excedentes, derivados éstos de un mayor én-fasis en el cultivo de plantas.

En los Andes Centrales se inicia hacia 1800 años a.C., cuando las viejas sociedades sedentarias, que sehabían sustentado de economías mixtas interdepen-dientes, con fuerte atención en recursos naturales ouna actividad horticultora limitada, pasan a dedi-carse con predominancia a la agricultura de riego(figura 3). Continúan, como es de esperar, teniendovariada importancia otros medios de obtención derecursos alimentarios -caza, recolecta, pesca, crian-za de animales- en distintas combinaciones, de acuer-do con el ambiente geográfico y la elección cultural.Así, la economía agrícola fue complementada en lacosta por la recolecta de moluscos y la pesca; y en lasierra, por el pastoreo y la caza.

Como en la etapa anterior, ésta representa un pro-ceso con diferentes ritmos de cambio, y con ca-racterísticas comunes y también otras peculiares acada sociedad.

En relación con una mayor atención al cultivo, elpatrón de asentamiento cambia cuando se requierede terrenos más adecuados para esta labor. En lacosta, los centros ceremoniales se ubican mayor-mente en los valles para tener acceso a tierrasirrigables, ya sea por inundación o por excavaciónde canales. En el valle de Zaña se trasladan losestablecimientos domésticos y los administrativos,ubicándose en las partes bajas de las quebradas, cercade las tierras fértiles del valle (Dillehay et al. 1989:754-755). En los valles interandinos, los nuevos cen-tros de Huaricoto, Kotosh y La Galgada son cons-truidos sobre el enterramiento de los antiguos.

La actividad agrícola más intensa en las condicionesdel territorio andino plantea una nueva situación: lanecesidad de regular el trabajo mancomunado enlas obras de riego, de conocer la periodicidad delciclo de cultivo, de dar el tratamiento particular que

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requiere cada planta, de afrontar problemas de con-servación y almacenamiento, etc. Esto es, exige or-ganización y disciplina en el trabajo y acostumbra algrupo a ella. La población dispone, en compensa-ción, de mayor número de productos provenientesdel cultivo de una extensión de tierras más grande,que podía seguir creciendo en proporción con lainversión de trabajo e irrigación.

Esta clase de economía, basada en la agriculturade riego es, más que ninguna otra, dependiente dela eficacia en la organización de la sociedad, quedebe ponerse a un nivel muy por encima de lacomunidad de parentesco.

Los centros públicos monumentales que se cons-truyen, de carácter ceremonial-administrativo, sonsostenidos básicamente por la productividad agrí-cola excedentaria. Allí debieron realizarse las ac-tividades organizativas requeridas por el trabajoagrícola, los ritos compensatorios del manejo tec-

nológico todavía insuficiente y grandes ceremo-nias religiosas, de afianzamiento de la cohesióndel grupo y de sustento ideológico de la socie-dad. Las imágenes iconográficas que ornan estosmonumentos son notables por su ubicación, ta-maño y colorido.

La existencia del excedente sostiene, además, unintercambio creciente de bienes que circulan intrae interregionalmente, llevando consigo múltiplesexperiencias civilizatorias. La alfarería es incorpo-rada en la mayoría de los casos, entre otras tecno-logías y objetos culturales.

Las relaciones sociales al interior de la sociedad sevuelven más complejas. No sólo en cuanto a la or-ganización de los que habitan y cultivan las tierras,sino a la incorporación de los sectores dedicados aotras actividades económicas. En la costa, losasentamientos de pescadores continúan con el apro-vechamiento de la fauna marina, pero en evidente

Figura 3. Sitios del período Formativo.Figura 3. Sitios del período Formativo.Figura 3. Sitios del período Formativo.Figura 3. Sitios del período Formativo.Figura 3. Sitios del período Formativo.

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vinculación con los nuevos y más importantes cen-tros de los valles (Pozorski, 1979). En la sierra, enAyacucho y Junín, estancias de pastores se dedicana la crianza de camélidos, pero nada conocemossobre su articulación con sociedades agrarias ni delnivel de desarrollo alcanzado por ellas.

Por otra parte, si consideramos como evidencias lamonumentalidad de los complejos arquitectónicos,su ordenada disposición en el espacio, su carácterpúblico y ceremonial, con amplias plazas abiertas,notorias escalinatas centrales, imponentes íconos ela-borados en grandes dimensiones, en relieve y pinta-dos en varios colores para ornar las paredes y serapreciados desde el exterior y a cierta distancia, y labuena calidad de los artefactos, se puede inferir laimportante función de estos centros y de la ideolo-gía, la existencia de especialistas y de una élite res-ponsable de la organización del trabajo constructi-vo, de las otras actividades y del sustento ideológi-co. Del culto privado o comunitario, practicado demodo muy restringido en el Arcaico, se pasa a cele-braciones públicas en extensas plazas (Burger ySalazar-Burger, 1985: 234), al pie del poder que re-presentan los impresionantes seres sobrenaturales.Los moradores de los templos piramidales se en-cuentran a cargo del cuidado y atención de estosambientes (Burger, 1991: 291). Sus habitantes se en-cuentran al servicio de la sociedad divina y terrenal.De más está mencionar la intervención de esta éliteen la conducción del intercambio de bienes rituales,en las obras de regadío y en el ordenamiento gene-ral de las acciones del grupo social. Las clases y elEstado estaban en formación.

La etapa Formativa en los Andes Centrales supo-ne la existencia de sociedades asentadas de modopermanente con economías agrícolas creciente-mente excedentarias, organizadas por el centroceremonial, regulador del trabajo agrícola, de lasobras públicas, del intercambio y de todas las ac-tividades del colectivo. La producción de exce-dentes y la necesidad organizativa del trabajo a-grícola generan el centro ceremonial étnico, cuyasfunciones llevan a la aparición de especialistas, sa-cerdotes-astrónomos, constructores y artesanos.

Periodificación del Formativo

Como toda etapa, ésta implica un proceso, quepuede identificarse como sigue:

1. El Formativo Temprano, entre 1800 y 900 añosa. C. aproximadamente, de moderados exceden-tes, con centros ceremoniales que ya son de alcan-ce étnico por las relaciones generadas en funciónde la producción agrícola.

Los centros están ubicados cerca de tierras de cul-tivo y cada sector agrícola o localidad tiene uno;así, en la sección baja de un mismo valle puedehaber cinco o seis, dependientes de la productivi-dad de los grupos. Ellos organizan las actividadesde la sociedad y son su sustento ideológico.

Las poblaciones costeñas muestran un mayor cre-cimiento socioeconómico en relación con las delinterior, y sus edificaciones son notoriamente másgrandes y elaboradas. Cabe mencionar los varioscentros identificados: Cardal, Mina Perdida,Manchay Bajo, a corta distancia uno del otro, en elsector bajo de un valle pequeño como Lurín (Burger,1987: 294) o, igualmente, aparte de Las Haldas, losde Pampa de las Llamas-Moxeke, Sechín Alto, Ce-rro Sechín, Taukachi-Konkán, entre otros, en el va-lle bajo de Casma (véase Pozorski y Pozorski, 1987b).

2. El Formativo Medio, que se inicia alrededor delos 900 u 800 años a. C., representa el desarrollopleno de las sociedades neolíticas. En la sierra, losexcedentes crecieron debido a la construcción man-comunada de obras de riego y por su expansión.

El éxito económico alcanzado se expresa en losmonumentales e impresionantes centros ceremo-niales, de carácter supralocal, que se construyen enla sierra norte y norcentral. Ellos se imponen so-bre los centros locales, llegando en unos casos ainsumir sus funciones, con el consecuente aban-dono de éstos. El prestigio de algunos centros lo-gra extenderse a más de un valle cuyas poblacio-nes incorpora bajo su organización y de las quedepende su magnificencia.

Los centros representan la identidad de una na-cionalidad, que se manifiesta en diferentes estilosde vida.

Las personas encargadas de su funcionamiento or-ganizan las actividades del resto de la sociedad, eltrabajo de los campesinos, de los varios especialis-tas requeridos para el servicio de las obras públicasy establecen redes de intensa interacción regional.

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Corresponde este período a lo que podría deno-minarse el «Formativo Regional», identificado porsus manifestaciones culturales distintivas en variaspartes del territorio andino.

A diferencia del Formativo Temprano, las pobla-ciones, tanto costeñas como del interior, han al-canzado un nivel socioeconómico similar que lespermite establecer estrechas vinculaciones e inter-cambios, y desplazarse hasta largas distancias a tra-vés de las diferentes regiones andinas. Debe seña-larse, sin embargo, que por primera vez las pobla-ciones de los valles del interior alcanzan una fuertepresencia interregional. Se construyen fastuososcentros ceremoniales como Chavín de Huántar yPacopampa, ubicados en rutas de conexión con laselva. En contraste, la mayoría de centros coste-ños, como los de la costa central y norte, son aban-donados.

3. El Formativo Tardío, a partir de los 400 años a.C.; anteriormente fue denominado HorizonteTemprano basándose en la amplia distribución deun número de rasgos, supuestamente identifica-dos como procedentes del sitio Chavín de Huántar.

Para el área de los Andes Centrales significa uncambio en las relaciones interregionales, que du-rante el Formativo Medio se habían caracterizadopor la participación simultánea de los centros re-gionales, en esferas de contacto en múltiples di-recciones.

En el nuevo período se distribuye un único con-junto de rasgos culturales, entre los que destacaníconos, representados en la fase Janabarriu deChavín de Huántar.

Los centros ceremoniales de las otras regiones, enmayor o menor grado, incorporan estos rasgosreinterpretándolos, pero un tiempo después su-cumben junto con ellos; y sus otrora espléndidosedificios son abandonados cuando la etapaFormativa es superada e intervienen nuevas fuer-zas sociales que se expresarán plenamente en laetapa siguiente, de los Desarrollos Regionales.

Implicaciones del Formativo en los Andes

El Formativo se da tardíamente en los Andes Cen-trales, un milenio después que en áreas como la

Andina Septentrional; pero, a pesar de su rezago,una vez alcanzado el cambio cualitativo, los AndesCentrales se convirtieron en el área nuclear deldesarrollo civilizatorio. Al final de esta etapa, esta-ban formados las clases sociales y el Estado.

En áreas como la costa de Ecuador, donde hayun Formativo bien instalado desde por lo menos3000 años a. C., el proceso adaptativo tuvo dife-rente connotación. Durante el Arcaico, los pobla-dores de la península de Santa Elena, de la culturaLas Vegas Tardío, entre 6000 y 4600 años a. C.,aproximadamente, desarrollan una estrategia desubsistencia mixta y aprovechan una amplia gamade recursos naturales, dispersos en varios ambien-tes de la costa: playa, esteros, manglares, colinas,quebradas y ríos; cazan venado y otros animalesde tierra, pescan y colectan moluscos, recolectanplantas y cultivan mate (Lagenaria), cucúrbita(Cucurbita) y, al parecer, también maíz (Stothert,1990: 211).

Sus artefactos, como los de Sichis, en Talara, costadel extremo norte del Perú, no son especializadosy deben haber servido para diversos usos: núcleos,numerosas lascas con retoque, guijarros y cantosde distintos tamaños, hachas, caracolas cortadas,etc. (Stothert, op. cit.: 237-260).

Hacia los 3000 años a. C. se encuentran poblacio-nes costeñas asentadas en dos clases de hábitats: ellitoral marino, con asentamientos como el deValdivia, especializados en la pesca y extracción demoluscos, con anzuelos y pesos para redes, entreotros implementos (Meggers et al., 1965); y zonasfluviales, en comunidades como Real Alto, LomaAlta, dedicadas a la agricultura y a la caza (Marcos,1988; Damp, 1988). Sin embargo, es interesantenotar también la presencia de restos alimenticiosmarinos en los sitios del interior.

A diferencia de la costa central y norte del Perú, lastierras aluviales son más anchas, la precipitaciónpluvial aunque estacional es mayor, y los ríos se for-man en la misma región siendo algunos de ellos,como los de la cuenca del Guayas, navegables. Sibien, como en los Andes Centrales, los valdivianosposeen una experiencia de milenios en el uso devarios ambientes, en las condiciones del medio seespecializan en técnicas de pesca en el litoral y decultivo en las tierras aluviales. Se asientan en el litoral

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o en los valles, en comunidades autosuficientes, aun-que establecen algunas redes de interacción entreellas. Hacia los 2300 años a. C., sus recursos crecie-ron a un ritmo más acentuado, lo que les permitióacumular excedentes, establecer relaciones entre sí ycon sus vecinos del sur, asentados en Huaca Prieta,sitio ubicado en el litoral.

Por entonces, en el Perú las actividades económi-cas se diversifican al interior de la misma comuni-dad, pero se mantienen articuladas y coordinadasde forma centralizada. En un medio geográficoinestable, de tierras aluviales estrechas o de secano,el apoyo del grupo en su conjunto es un mediomás de subsistencia. Los centros como Áspero yLa Galgada representan esa relación.

Por otro lado, los pobladores formativos deValdivia no desarrollan, al parecer, una agriculturade riego que llevara consigo una experiencia detrabajo organizado recurrente, a escala amplia, loque sí requieren grupos asentados en los valles delos Andes Centrales con cultivos irrigados por ríosque descienden de la sierra. Aquí, únicamente en elFormativo Temprano se diversifican las activida-des económicas en comunidades distintas de pes-cadores y cultivadores, pero las relacionesintercomunales eran coordinadas por el estableci-miento ceremonial.

El asentamiento del Real Alto, en Ecuador, pre-senta las características de una aldea con las vivien-das dispuestas alrededor de dos recintos sobre pla-taformas modestas, construidos con sucesivasremodelaciones, uno frente a otro, teniendo comocentro un espacio abierto. Áspero o La Galgadapresentan montículos con varios recintos que, conlas diferencias respectivas ya indicadas, correspon-den a una organización de relaciones sociales dife-rente a la de Valdivia.

La sociedad Valdivia en su conjunto no tenía cercade su territorio a otras poblaciones con procesosculturales diferentes y de similar nivel de desarrollo,como sí ocurrió en los Andes Centrales, donde lainteracción a través de los centros ceremoniales fueestableciéndose progresivamente, abarcando dife-rentes sociedades regionales, desde el Arcaico Tar-dío hasta su fortalecimiento durante el FormativoMedio. El contacto hizo posible el intercambio deexperiencias y conocimientos diversos.

En los valles interandinos del sur ecuatoriano y enla Amazonia el Formativo es posterior al deValdivia y casi coetáneo con el Centroandino.

En el área septentrional, el Formativo Tempranono fue seguido, como en los Andes Centrales, porla múltiple presencia de los centros ceremonialesmonumentales con grandes pirámides y muy ela-borados íconos, que caracterizan al FormativoMedio o Regional, época de intensa relación entresociedades a lo largo y ancho del norte, centro ysur de los Andes Centrales (Shady, 1987, 1989).

Resumen y conclusiones

Frente a la diversidad de las condiciones geográfi-cas y al aislamiento del territorio, en los Andes Cen-trales se dan procesos adaptativos particulares ydiversos.

Si algunos rasgos en común pueden inferirse, sonjustamente esta particularización, las estrategiasmúltiples de subsistencia articuladas, que se desen-vuelven como un medio más de adaptación a con-diciones geográficas inestables, y la constante in-terdependencia de los actores de la producción,que se acentúa con la diversificación de la econo-mía y la mayor dependencia de la agricultura.

En el Arcaico Temprano (6000-3000 años a. C.)las actividades son de apropiación de recursosindiferenciados, aunque el cultivo se inicia en asen-tamientos ya sedentarios o semisedentarios.

En el Arcaico Tardío (3000-1800 años a. C.) se in-tensifica el aprovechamiento de recursos locales es-pecíficos. La pesca, el cultivo y el pastoreo son prac-ticados en diversas combinaciones por poblacio-nes sedentarias que practican una estrategia de sub-sistencia diferenciada pero interdependiente. Se cons-truyen edificios ceremoniales modestos y se esta-blecen redes de intercambio con otros grupos.

No son el ambiente natural, la vida sedentaria o lapráctica del cultivo los que permiten explicar porsí solos el cambio cualitativo a sociedades máscomplejas. Hemos visto que en zonas ecológicasparecidas se adoptan cultivos o estrategias de sub-sistencia diferentes y que los cazadores de punapueden vivir en forma sedentaria por milenios sin

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3434343434 LLLLLAAAAA FORMAFORMAFORMAFORMAFORMACIÓNCIÓNCIÓNCIÓNCIÓN DELDELDELDELDEL E E E E ESTSTSTSTSTADOADOADOADOADO YYYYY ELELELELEL SURSURSURSURSURGIMIENTGIMIENTGIMIENTGIMIENTGIMIENTOOOOO DEDEDEDEDE LLLLLAAAAA CIVILIZCIVILIZCIVILIZCIVILIZCIVILIZAAAAACIÓNCIÓNCIÓNCIÓNCIÓN

incorporar mayores cambios en su economía yrelaciones sociales. Igualmente, poblaciones de ca-zadores o pescadores y recolectores incorporanen sus actividades el cultivo y lo realizan por va-rios miles de años sin modificaciones sustantivasen otros aspectos de su cultura. La adaptación esacumulativa, y bajo condiciones especiales se pro-ducen cambios cualitativos. El desarrollo de unaestrategia de subsistencia con acceso a recursos devarios ambientes incentiva un uso intenso de zo-nas también diversas, mediante actividades com-binadas de pesca, cultivo de plantas o pastoreo.

La complementación y articulación económica enlas condiciones de los Andes Centrales, conduce auna temprana organización centralizada de la so-ciedad en sus diversas manifestaciones, como ve-mos en poblaciones de pescadores-horticultores-Asia, Áspero, Bandurria- o de cultivadores-caza-dores -La Galgada, Kotosh-, centralización quelimita el avance cultural del grupo, que continúa encomunidades de nivel Arcaico. En cambio, la di-versificación de actividades en un medio más fa-vorable permite que se establezcan relaciones so-ciales más flexibles, en comunidades autosuficientescon excedentes, como Valdivia, distribuidas en unamplio territorio durante el Formativo.

La necesidad de trabajo organizado y recurrente lle-va a una mayor centralización de las relaciones so-ciales. Este requerimiento sólo se da en sociedadescon actividades interdependientes. En los Andes Cen-trales, la complementariedad de actividades prime-ro, y luego la exigencia de trabajo mancomunadopara la utilización de los ríos que bajan por el terri-torio andino, llevan a una centralización creciente.

La interacción y el intercambio de experienciasadaptativas diversas dinamizan el proceso.

No se identifica en los Andes Centrales la distribu-ción de un patrón neolítico en particular, sino lainteracción entre sociedades sobre la base de losresultados previamente obtenidos. No hay un áreanuclear desde donde se extienda la agricultura juntocon otros rasgos culturales, como fue el caso de ladomesticación de la cebada y de variedades de tri-go, así como la ganadería de ovejas y cabras, difun-didas con el protoindoeuropeo desde Anatolia hastaGrecia y otros lugares del centro de Europa, desdehace más de siete mil años (Renfrew, 1987).

En los Andes Centrales, la diversidad de procesosneolíticos y el aislamiento condicionan la forma-ción de lenguas diferentes que no pueden reducirsea una sola gran familia y parecen genéticamente di-ferenciadas hasta donde la lingüística histórico-com-parativa puede avanzar (Torero, 1990: 238). Proce-sos que conformaron, asimismo, nacionalidadesdistintas, cuyas manifestaciones diversas -divinidades,creencias, comidas, vestidos, música, etc.- puedenser identificadas hasta la actualidad.

A la par que ritmos de cambio distintos, se aprecianniveles de desarrollo desiguales. Para el Arcaico Tar-dío no se ha informado de asentamientos con edi-ficios rituales en la costa y en la sierra sur y norte delPerú, comparables con los del área central.

Finalmente, el Formativo es una designación parael Neolítico con excedentes y una etapa de tránsi-to hacia las sociedades de Estado plenamente cons-tituidas.

No hubo en todas partes la etapa Formativa nituvo necesariamente que haberla. En efecto, haysociedades que permanecen hasta hoy en el «sal-vajismo paleolítico» o «barbarie neolítica». No porello su cultura es menos valiosa; simplemente, re-presentan una opción de vida diferente.

Por otro lado, ciertas sociedades periféricas a loscentros civilizatorios se «ahorraron» parcial o en-teramente este proceso, beneficiándose del inter-cambio. De otro modo no se entendería, porejemplo, el gran desarrollo en metalurgia y orfe-brería que alcanzaron sociedades en Colombia yCentroamérica.

Notas

1 Datación aproximada (Quilter, 1989).2 Fecha aproximada, no corregida.3 Fechados no calibrados (Feldman, 1985).4 Cálculos realizados sobre la base de fechados no calibra

dos (Dillehay et al., 1989).5 Véase Lynch (1980: 32) respecto de los problemas de

datación de los niveles correspondientes al Complejo II.6 Fechado no corregido (Burger y Salazar-Burger, 1980).7 Para la serie de fechados ya calibrados de varios sitios del

Arcaico, véase el cuadro presentado por Grieder et al.,1988: 69).

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LLLLLAAAAA C C C C CIUDADIUDADIUDADIUDADIUDAD S S S S SAGRADAAGRADAAGRADAAGRADAAGRADA DEDEDEDEDE C C C C CARALARALARALARALARAL-S-S-S-S-SUPEUPEUPEUPEUPE 3535353535

8 Discusión y comparación por fases cronológicas (véaseRick, 1980: 316-329).

9 Períodos establecidos sobre una serie de fechados nocalibrados (Lavallée et al., 1985).

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3636363636 LLLLLAAAAA FORMAFORMAFORMAFORMAFORMACIÓNCIÓNCIÓNCIÓNCIÓN DELDELDELDELDEL E E E E ESTSTSTSTSTADOADOADOADOADO YYYYY ELELELELEL SURSURSURSURSURGIMIENTGIMIENTGIMIENTGIMIENTGIMIENTOOOOO DEDEDEDEDE LLLLLAAAAA CIVILIZCIVILIZCIVILIZCIVILIZCIVILIZAAAAACIÓNCIÓNCIÓNCIÓNCIÓN

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PARA COMPRENDER LA temprana aparición de lacivilización en los Andes Centrales del Perú se debeconocer el proceso de neolitización y las caracte-rísticas que éste presentó. El Neolítico se iniciócomo en otras partes del mundo con el Holocenoy la extinción o reducción de los recursos de caza-colecta, en los que basaban su subsistencia los hom-bres. Esta etapa del desarrollo, que ha sido deno-minada Arcaico, casi coincide con el poblamientodel territorio de los Andes Centrales alrededor delos 8000 años a. C. e implicó el cambio de unmodo de vida basado en la apropiación de losrecursos naturales a otro cuya economía había in-corporado el manejo de la reproducción de algu-nas especies y donde ya se daba un cierto gradode nucleación y sedentarismo (figura 1).

El cambio no fue súbito o se produjo en formasimultánea en todos los lugares, ni tuvo las mis-mas manifestaciones culturales; abarcó un largoperíodo, de por lo menos unos seis milenios, através de los cuales los grupos humanos se distri-buyeron por las diferentes regiones y zonasecológicas e iniciaron una relación culturo-ambien-tal, que se expresó en diversos procesos adaptativoso de neolitización. No hubo un solo foco o cen-tro de distribución de un patrón de vida neolítico;

se formaron varios, cada uno en relación con lascaracterísticas del hábitat y con la tradición culturalde los grupos allí asentados. Estos procesos sedesenvolvieron en cierto aislamiento durante elArcaico Temprano (8000-6000 años a. C.), y enmenor grado en el Medio (6000-3000 años a. C.),ya sea en los valles de la costa, separados por ex-tensos desiertos, como en la sierra por su topo-grafía accidentada, ríos torrentosos, o en la másdistante montaña y la llanura amazónica, igualmentecon peculiares características.

Pero, no obstante que las sociedades siguieronpor trayectorias diferentes, algunas de ellas, ubi-cadas en el área norcentral, tanto en la costa, conuna economía orientada a la explotación de losrecursos marinos y de lomas, como en los vallesinterandinos de la sierra adyacente, dirigida alaprovechamiento de los recursos de varios pisosecológicos y al cultivo, tendieron redes de con-tactos interregionales y desarrollaron organizacio-nes sociales complejas simultáneamente hacia los3000-2500 años a. C. La mayor productividadeconómica de estos grupos y la necesidad de co-ordinación de actividades de subsistencia diver-sas en un contexto de alto riesgo permitieron laaparición de «gestores» y de una creciente des-igualdad social.

El Arcaico puede ser subdividido en tres perío-dos, marcados por cambios acumulativos.

La neolitización en los Andes Centrales y losLa neolitización en los Andes Centrales y losLa neolitización en los Andes Centrales y losLa neolitización en los Andes Centrales y losLa neolitización en los Andes Centrales y losorígenes del sedentarismo, la domesticación yorígenes del sedentarismo, la domesticación yorígenes del sedentarismo, la domesticación yorígenes del sedentarismo, la domesticación yorígenes del sedentarismo, la domesticación y

la distinción social*la distinción social*la distinción social*la distinción social*la distinción social*

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(*) Publicado en Saguntum, Nº 28, Universidad de Valencia,1995, España, pp. 49-61.

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3838383838 LLLLLAAAAA FORMAFORMAFORMAFORMAFORMACIÓNCIÓNCIÓNCIÓNCIÓN DELDELDELDELDEL E E E E ESTSTSTSTSTADOADOADOADOADO YYYYY ELELELELEL SURSURSURSURSURGIMIENTGIMIENTGIMIENTGIMIENTGIMIENTOOOOO DEDEDEDEDE LLLLLAAAAA CIVILIZCIVILIZCIVILIZCIVILIZCIVILIZAAAAACIÓNCIÓNCIÓNCIÓNCIÓN

El territorio de los Andes Centrales del Perú

El territorio peruano está atravesado en direcciónvertical por la cordillera de los Andes, que ocupa enel sur unos 500 km de ancho, entre el Océano Pací-fico, hasta donde llega, y el llano amazónico, concerros a altitudes mayores de 4000 msnm y neva-dos a más de 6000 msnm. El ancho de la cordillerase reduce en el norte hasta 100 km, haciendo posi-ble una mayor aproximación entre las regiones na-turales extremas, como la costa de Piura y la cuencadel Marañón. El paisaje es de fuertes contrastesgeomorfológicos, a los cuales se suman los efectosde la corriente marina de Humboldt, el Anticiclóndel Pacífico Sur y la latitud para configurar 20 de las34 zonas de vida del mundo. Aparte de la gran di-versidad ambiental y de recursos naturales debeconsiderarse la inestabilidad climática y los movi-mientos sísmicos: lluvias torrenciales, sequías, mor-tandad de la flora y fauna, provocadas con distintaintensidad por la periódica aparición del fenómenode El Niño; o los aluviones y desplazamientos detierras originados por los terremotos.

La costa es una franja de desierto extremadamen-te árida, con un promedio de 25 mm de precipi-

tación por año, de unos 3080 km de longitud, sólohabitable en los valles formados por 52 ríosestacionales, de no más de 100 km de largo, quebajan por la vertiente occidental de la cordillera,con gradiente aguda y cauce torrentoso, aunquesólo 10 de ellos llegan con agua al mar. Los vallesson estrechos en la parte alta, de poca tierra utili-zable, pero se amplían hacia abajo, formando eldelta aluvial, verdadero oasis aprovechado para laagricultura. Por efecto de la Corriente deHumboldt, la cordillera y los vientos del suroestey del sur se forma una gruesa capa de nubes sobrecasi toda la costa entre mayo y octubre, y una pre-cipitación pluvial muy fina, conocida como garúa,mantiene a una zona de lomas.

Se pueden identificar en la costa, además del de-sierto, las siguientes zonas de vida diferentes: el li-toral frío, rico en fauna marina y en recursos te-rrestres y acuáticos en las lagunas que se formancerca al mar, a excepción del extremo norte don-de el clima es cálido y aparecen los manglares; laslomas en los cerros aledaños con vegetación y faunaestacional; los bosques en las vertientes occidenta-les algo más húmedas, y en el llano aluvial, de 20 a50 km de ancho en el área central, que se amplía a100 km en el norte y casi desaparece en el sur. Éstey las márgenes de los ríos presentaban una cubier-ta de vegetación natural y estaban expuestos a inun-daciones periódicas.

La región ha tenido regresiones y transgresionesdel mar, que dejaron líneas de playas sumergidaso marcadas tierra adentro, levantamientos, asícomo alteraciones climáticas. La Corriente deHumboldt, de aguas frías, modifica el clima quepor latitud le correspondería, 5,5º más calientecomo su contraparte Río de Janeiro, y enriquece lafauna marina, que es una de las más productivasdel hemisferio occidental. No obstante, otra co-rriente marina, denominada El Niño, periódica-mente calienta las aguas en 6,6º y produce impac-tos negativos sobre la vida marina y el clima cos-teño: mata el fitoplancton y toda la cadenaictiológica, ocasiona lluvias torrenciales e inunda-ciones que malogran los sistemas de irrigación.

La costa contiene el 28% del área cultivable, quefue utilizada por los pobladores prehispánicosdesde el Arcaico Medio y, con mayor intensidad,a partir del Formativo, cuando se habría iniciado

Figura 1. Sitios del período Arcaico.Figura 1. Sitios del período Arcaico.Figura 1. Sitios del período Arcaico.Figura 1. Sitios del período Arcaico.Figura 1. Sitios del período Arcaico.

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la construcción de canales de irrigación y una com-pleja administración para el reparto de las aguas yel mantenimiento de los cauces.

La sierra presenta cadenas de montañas entreteji-das que forman desde valles profundos hasta al-tas mesetas, con un mosaico de zonas ecológicasdiferenciadas por la topografía, la altura y el clima.La cordillera occidental va de sur a norte frente alOcéano Pacífico; la oriental limita con la selvaamazónica y su amplia red fluvial. A ambas ver-tientes se desciende a partir de la puna o páramo;por el occidente se encuentra una gradiente dezonas, que va cambiando conforme se baja en al-tura desde la meseta a las laderas templadas y alfondo caliente y abrigado; por el oriente se des-ciende a las montañas boscosas y a la llanuraamazónica.

En el área de la sierra central son reconocidas tra-dicionalmente las zonas ecológicas de: «Yunga», de1000 a 2300 msnm; «Quechua», de 2300 a 3200msnm; «Suni», entre 3200 y 3800 msnm y «Puna»,de 3800 a 4800 msnm. En la sierra norte, en cam-bio, modificada por la cercanía a la línea ecuato-rial, se han identificado las zonas de: «Temple», entrelos 1000 y 1800 msnm; «Quichua», entre 1800 y2700 msnm y «Jalca», por encima de los 2700msnm. La sierra contiene el 55% de tierra cultiva-ble, pero de calidad inferior a la costeña, con ca-pas de suelo delgadas en las punas o laderas, ro-cosas y abruptas, y algo más densas en los vallesinterandinos. La precipitación pluvial está entre 500y 800 mm al año, suficiente para la agricultura desecano, cuyo requerimiento en el caso de la papaha sido calculado en 200 mm.

El cultivo de plantas en esta región habríase inicia-do en el Arcaico Temprano, con el patrón de apro-vechamiento de varias zonas ecológicas altitudinales.Un cultivo más intenso por riego y por habilita-ción de terrazas dataría del Arcaico Tardío. Unasignificativa extensión de esta región andina sólopudo ser aprovechada por la labor colectiva yorganizada de sus pobladores, que construyeronterrazas de cultivo artificiales.

Hacia el oriente se encuentran las montañas cu-biertas de vegetación arbórea, de topografía irre-gular, y el llano amazónico, de alta precipitación ydensa vegetación, cortado por el curso de los ríos

que discurren formando meandros. La mayoríade los ríos que nacen de los lagos y lagunas de lacordillera pertenece a la cuenca del Amazonas,cuyo sistema hidrográfico, el más grande del pla-neta, alcanza siete millones de km2. La red de ríosAmazonas-Orinoco y sus afluentes, atraviesaSudamérica con cauces anchos y navegables; ellossostienen diversidad de peces, reptiles y mamífe-ros. Al este se hallan limitados por la sierra de lasGuayanas y el macizo brasilero. Dos zonasecológicas han sido contrastadas en esta región:«Várzea», con el 10% de tierras fértiles e inundables,y «Tierra Firme», con el 90% restante, pero demenor calidad.

Las poblaciones andinas lograron articular las di-versas y contrastadas regiones y zonas ecológicas,ya sea en forma transversal o navegando por elOcéano Pacífico y por los ríos de la cuencaamazónica.

No se dispone todavía de suficiente informaciónpara la reconstrucción del paleoclima. Los estu-dios realizados en glaciares de la sierra han subdi-vidido al Holoceno en las fases climáticas: «Jalca»(8000-5500 años a. C.), con predominio de climafrío y tres subfases: Jalca 1 caracterizada por unretroceso de los glaciares, Jalca 2 con recrudeci-miento del clima, Jalca 3 con deglaciación intensa;y «Yunga» (5500-2000 años a. C.), de temperatu-ras elevadas. Oscilaciones que han sido anotadas,asimismo, en el Lago Titicaca, cuyo nivel hacia los1000 años a. C. fue 5 m más alto que el actual; alos 8000 años a. C. comenzó su descenso entre 50y 60 m; y entre 5000 y 2500 años a. C. volvió asubir. Sin embargo, muestras de polen recupera-das en la cueva de Telarmachay en la sierra centralevidencian leves cambios en la composición de lasespecies y se tiende a minimizar las diferenciasclimáticas en el Holoceno.

El Arcaico Temprano y el poblamiento de losAndes Centrales (8000-6000 años a. C.)

Se han identificado los siguientes procesossocioeconómicos, sobre la base de las evidenciascorrespondientes a grupos que realizaban activi-dades de subsistencia diferentes, adaptados a losambientes geográficos donde se ubicaron (véasefigura 2):

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4040404040 LLLLLAAAAA FORMAFORMAFORMAFORMAFORMACIÓNCIÓNCIÓNCIÓNCIÓN DELDELDELDELDEL E E E E ESTSTSTSTSTADOADOADOADOADO YYYYY ELELELELEL SURSURSURSURSURGIMIENTGIMIENTGIMIENTGIMIENTGIMIENTOOOOO DEDEDEDEDE LLLLLAAAAA CIVILIZCIVILIZCIVILIZCIVILIZCIVILIZAAAAACIÓNCIÓNCIÓNCIÓNCIÓN

1. De una economía de cierta especialización

1.1. Los habitantes de la costa norte y central,identificados con el complejo «Paiján», de gran-des puntas con pedúnculo, datado entre 9000 y6000 años a. C. Se desplazaban entre el litoral ylas vertientes occidentales de la cordillera, a lolargo de la costa, con una subsistencia basada enla pesca, caza de animales menores, reptiles, roe-dores, zorros, aves, serpientes, caracoles terres-tres y, posiblemente, en la colecta de algunos ve-getales. Muchos de los asentamientos se encuen-tran cubiertos por las aguas debido al fenómenode transgresión marina.

Restos paijanenses han sido recuperados de tresclases de sitios, expuestos en la superficie: canteraspara extraer preformas, talleres para la elabora-ción de las puntas y campamentos donde se reco-gieron implementos variados y pocas puntas. Elcomplejo Paiján incluye, además de las puntas, cu-chillos, raederas, picos, escotados y denticulados.Se recuperaron dos entierros: de un niñoflexionado que llevaba una vértebra de pescado yde un adulto colocado sobre cenizas cerca del niño,cubierto con estera y con una pequeña cuenta dehueso.

1.2. Los asentamientos en el litoral de la costa sur,como el denominado Anillo, ubicados entre 8500y 7000 años a. C., especializados en el aprovecha-miento de moluscos, peces, además de mamífe-ros marinos y terrestres. Fabricaron anzuelos com-puestos de hueso y concha y artefactos de piedrade talla unifacial.

1.3. Los ocupantes de las cuevas y abrigos roco-sos de la zona de puna de Junín, a los 4000 msnm,donde se generó un microambiente favorecido porlas masas de agua, especializados en la caza decamélidos y venados. Los investigadores han pro-puesto dos modelos de adaptación a esta clase deambiente:

• Uno de sedentarismo, alrededor del lago deJunín, a 4300 msnm, representado por las eviden-cias de la cueva Pachamachay, basado en la cazade camélidos, como recurso natural abundante yestable, que habría permitido la vida en campa-mentos base y el desplazamiento a cortas distan-cias (Rick, 1980).

• Otro de temporalidad, representado por las evi-dencias de la cueva de Telarmachay, consistente enel desplazamiento estacional en procura de losanimales de caza, disponibles en la puna pero tam-bién en las cuencas adyacentes (Lavallée et al., 1985).

La industria lítica se caracteriza por un trabajo cui-dadoso y por la gran variabilidad: puntaspedunculadas con aletas pequeñas, foliáceas, raspa-dores, cuchillos, etc. El 65% de los restos óseos dela capa VII de Telarmachay correspondía a camélidosy el 34% a cérvidos, proporción que se encuentra enotros yacimientos de la puna pertenecientes a esetiempo. Además de los entierros de algunos indivi-duos, se recuperaron restos de plantas que eran re-colectadas en las lagunas, como la totora.

2. De una economía de amplio espectro

2.1. Los habitantes de la costa del extremo nortedel Perú, identificados en una serie de asentamientosde las quebradas secas del litoral, ubicados alrede-dor de los 1000 años a. C. Dedicados al aprove-chamiento de una gama amplia de recursos, demar y manglar, a la caza en los montes espinosos yal cultivo en las terrazas fluviales, trabajaron unaindustria lítica indiferenciada, compuesta por arte-factos sencillos, de retoque unifacial, en forma dedenticulados, picos, cuchillos (Richardson, 1981).

Similar proceso habrían seguido los grupos que seasentaron en la sierra norte y realizaron activida-des variadas: caza en los bosques y recolecta deplantas y caracoles terrestres.

Estos complejos formarían parte de una tradiciónampliamente distribuida por la costa y sierra delárea septentrional sudamericana, integrada asimis-mo por los complejos Las Vegas, de Ecuador, yTequendama, de Colombia.

2.2. Los pobladores de los valles interandinos, queaprovecharon los recursos de los distintos pisosecológicos altitudinales mediante un sistema rota-tivo de caza y cultivo. Trabajaron un utillaje varia-do, lítico y óseo. Han recibido investigación loscomplejos denominados Guitarrero y Ayacucho.

Las evidencias recuperadas de la cueva delGuitarrero, en el Callejón de Huaylas, a 2580msnm, han permitido identificar a sociedades

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estacionalmente móviles que explotaron varias zo-nas ecológicas a diferentes alturas entre los 2500y 3500 msnm. Los restos, datados entre 8600 y5600 años a. C., contenían huesos de animalescazados (cérvidos, camélidos, roedores, conejos,zarigüeyas, aves, etc.), plantas como: frijol(Phaseolus vulgaris), pallar (Phaseolus lunatus), ají(Capsicum chinense), algunos tubérculos, olluco(Ullucus tuberosus), lulo (Solanum hispidum), achuma(Trichocereus peruvianus), y frutos: pacae (Inga spp.) ylúcuma (Pouteria lucuma).

Los artefactos son de materiales y técnicas diversos.Los de piedra muestran puntas de proyectillanceoladas, triangulares; cuchillos, raspadores, ade-más de chancadores, piedras de moler y posiblesboleadoras. Son también numerosos los implemen-tos de hueso y madera, además de los textiles, cuer-das, canastas y bolsas de fibra (Lynch, 1980: 90-111).

En Ayacucho, los sitios se encuentran alrededorde los 3000 msnm. Las fases más antiguas,Pacaicasa, Ayacucho y Huanta, entre 18000 y 12000años a. C., han sido cuestionadas. Comprendenunas 173 lascas o fragmentos de núcleos de tufovolcánico, de aspecto burdo, sin formas defini-das, recuperados de los derrumbes de la cueva dePikimachay, en asociación con fauna extinguida.

Las siguientes fases estratégicas, Puente, ubicadaentre 9000 y 7100 años a. C., y la fase Jaywa, de7100 a 5800 años a. C., corresponden a este pe-ríodo del Arcaico. Caracterizadas por un patrónde aprovechamiento de los recursos de variosambientes, a los que se trasladaban estacionalmentepara cazar y colectar plantas (Mc Neish et al., 1980).

El Arcaico Medio, sedentarismo y domesti-cación (6000-3000 años a. C.)

En este período las poblaciones continuaron de-sarrollando diferentes estrategias de subsistencia enlas distintas regiones; y aunque bajo modalidadesadaptativas diversas, se produjo en general un cre-cimiento demográfico.

No obstante que algunas poblaciones usaron pro-cedimientos de almacenamiento y que se dieronciertos niveles de cohesión social, el peso mayorde la economía recaía todavía en el aprovecha-Figura 2. Esquema de los procesos de adaptación.Figura 2. Esquema de los procesos de adaptación.Figura 2. Esquema de los procesos de adaptación.Figura 2. Esquema de los procesos de adaptación.Figura 2. Esquema de los procesos de adaptación.

Gestoría de las actividades y

recursos

Crecimientodemográfico

Acumulación

Semisedentari-zación y seden-

tarización.

Sistema de caza

Eco. agrícolay caza

Sistema de caza y crianzade camélidos

Baja densidaddemográfica

Sedentarización

3 000 a.C.

3 000 a.C.

3 000 a.C.

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6 000 a.C.

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8 000 a.C.

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Pesca, loma yhorticultura

Eco. pesca y loma

Eco. orienta-ción marítima

y de loma

Economía másespecializada

Sistema de caza

Movilidad

Eco. caza,horticultura y

recolecta

Eco. caza yrecolecta

Sistema de am-plio espectro

Eco. caza yhorticultura

Eco. caza yhorticultura

Agricultura y caza

Semisedenta-rización

Crecimientodemográfico

Redistribu-ción

Coordina-ción de acti-

vidades

Gestoría de lasactividades y redistribución

de bienes

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miento de recursos naturales y no aparecieron ex-presiones de estratificación social distintas de lasindicadas por la edad y el sexo.

La abundancia de los recursos marinos en la costay la presencia notable de plantas y animales en laslomas cercanas fueron condiciones naturales apro-vechadas para el establecimiento de poblacionespermanentes o semisedentarias. En cambio, en lasierra interandina con recursos naturales menosdensos, más variados e inestables, en razón de ladisposición vertical del territorio, marcado por laaltitud, topografía accidentada y la poca fertilidadde las tierras, los grupos fueron más móviles ydesenvolvieron un patrón de aprovechamiento delas varias zonas ecológicas. Sin embargo, es allídonde se puso mayor énfasis al cultivo y a la do-mesticación de especies vegetales y animales comoel cuy. En la puna, con abundancia de animales,continuó la actividad de caza especializada y se ini-ció la domesticación de camélidos.

Veamos cómo se presentaron estos procesos enalgunos lugares:

1. La costa central

Uno de los establecimientos mejor estudiados esLa Paloma, ubicado entre el litoral y la zona de lo-mas (a 4 km de la playa y a 8 km del río Chilca).Ocupado entre los 5700 y 2800 años a. C., sus ha-bitantes aprovechaban los recursos de varios am-bientes: del mar, de las lomas y de las riberas del río.En ocasiones, al parecer, también subieron a las la-deras occidentales de la cordillera, a 12 y 30 km dela costa. Sus actividades para proveerse de alimen-tos incluían la extracción de especies marinas, la re-colección de plantas silvestres -en su mayoría delomas-, semillas, frutos y tuberosas y la horticultura.

De los restos marinos, los mamíferos, invertebra-dos, peces y aves constituyeron la principal fuentede carne (Reitz, 1982: 32-33). Los vertebradoshabrían constituido el 71% de la biomasa y losinvertebrados el 20%. Mientras los lobos mari-nos, mariscos y peces presentaron mayor frecuen-cia en los niveles más antiguos, peces como laanchoveta aumentaron en los niveles tardíos.

De los vegetales, se han identificado: frutos decactáceas (Loxanthocereus sp.), mito (Carica candicans),

molle (Schinus molle), algarrobo (Prosopis sp.) y tu-bérculo de lomas (Begonia geranifolia). Entre las plan-tas que habrían sido domesticadas se hallan: frijol(Phaseolus sp.), zapallo (Cucurbita ficifolia), y quizásguayaba (Psidium sp.) y oca (Oxalis sp.) (Weir et al.:63-64). Los estudios de coprolitos indicaron el con-sumo de gramíneas molidas, quenopodiáceas, cu-curbitáceas y solanáceas.

Los habitantes de La Paloma vivían congregadosen casas de planta circular, ovoide o cuadrangular,construidas con armazón de troncos de sauce ocaña en forma cónica o troncocónica con techoplano, cubiertas de fibras vegetales. Practicaron elalmacenamiento de pescado y otros alimentospreservados con sal, como se ha inferido de unos500 pozos excavados.

Los muertos eran depositados en el interior de lasviviendas o en áreas adyacentes, las cuales se aban-donaban después del entierro, y generalmente erancubiertos con una piedra. Fueron excavados losentierros de unos 200 individuos; los cadáveresestaban envueltos como fardos y llevaban ofren-das de conchas, espátulas de hueso, cuentas, ma-nos de moler, huesos, pieles de animales.

Formaban, además, parte de la cultura material:batanes, anzuelos de concha y hueso, puntas deproyectil de piedra, pesos de redes y agujas.

El acceso a recursos pertenecientes a zonas distan-tes está atestiguado por la presencia de un huesode mono aullador (Ateles spp.) y de camélido(Benfer, 1986; Quilter, 1989).

2. La costa del extremo norte

Los pobladores de la costa del extremo norte,identificados con el complejo Siches (6000-2800años a. C.) continuaron con la tradicional formade vida, dependiente de actividades de pesca, cazay colecta. Se recuperaron además de los imple-mentos unifaciales, hachas de piedra pulidas, mor-teros y manos, los cuales estarían relacionados conel aprovechamiento de los recursos vegetales.

3. Los valles de la sierra norte

En las vertientes occidentales de los Andes, en elvalle medio de Zaña, a 80 km del litoral se ubicaron

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cerca de 50 sitios correspondientes a unidades do-mésticas que estaban distribuidas a lo largo de pe-queños cursos de agua en los conos aluviales. Sushabitantes, que residían en pequeños asentamientospermanentes y dispersos, practicaron una econo-mía autosuficiente, dependiente de la horticulturaque realizaban en las cercanías de sus viviendas y delaprovechamiento de los recursos animales y vege-tales existentes en el área circundante. Las casas deplanta elíptica, 2 por 2,3 m, fueron edificadas conadobe, piedra y quincha. La población habría esta-do conformando una unidad mayor para la reali-zación de trabajos comunales. Construyeron en elsitio de Nanchoc dos pequeños montículossubtriangulares alineados por piedras, de unos 30m de largo y 0,75 ó 1,3 m de altura.

La industria lítica es poco diversificada, una tec-nología de núcleo-lasca unifacial, pero con nume-rosos batanes y manos. Se han recuperado restosde zapallo (Cucurbita sp.), maní (Arachis hypogaea),quinua (Chenopodium quinua), ciruela del fraile(Bunchosia armeniaca), yuca, solanáceas, frutos ycactáceas. Entre la fauna se han identificado restosde cérvidos, zorro, felino, reptil, perdiz, serpiente,roedor, caracoles terrestres y moluscos marinos.Éstos indican contacto con el litoral. Asimismo, seencontraron algunas acumulaciones de restos óseosde hombres adultos que fueron depositados enentierros secundarios (Dillehay et al., 1989: 749-753).

4. Los valles interandinos de la sierra

En los valles del Callejón de Huaylas y Ayacucholos pobladores mostraban una dinámica mayor,por su adaptabilidad a la explotación de especiesde diferentes medios ecológicos. Cultivaban dis-tintas especies vegetales, criaban cuyes y cazabananimales variados.

En Ayacucho, en la fase Piki (5800-4400 años a.C.), además de los productos de caza tradiciona-les, había abundantes restos de cuy silvestre y ve-getales domesticados, como quinua, calabaza yquizás zapallo (Cucurbita andina). Este repertorio seamplió en la fase Chihua (4400-3100 años a. C.)con frijol, achiote, coca, lúcuma y, posiblemente,papa. Se agregó a la dieta el cuy domesticado y lacaza fue más selectiva. A partir de esta fase, losartefactos mostraban mayor heterogeneidad, una

sensible modificación en las puntas de proyectil,cuchillos, raspadores, y se incorporaron nuevasherramientas, azadas, choppers y otras más rela-cionadas con el trabajo de la madera o la limpiezade los campos (Mc Neish et al., 1980: 157-566).

5. La puna de Junín

En los abrigos y cuevas de la puna se aprecia unaumento en los restos de camélidos, de un 77% a86% así como de animales neonatos de 28% a58%, cambio que estuvo en relación con la do-mesticación de estos animales, actividad iniciadahacia los 4000 años a. C. Hubo un mayor controldel espacio y una habitabilidad permanente.

El Arcaico Tardío y la organización de socie-dades complejas (3000-1800 años a. C.)

De los procesos identificados solo dos muestranindicadores de cambios sociales significativos, aun-que éstos siguieron trayectorias diferentes: los co-rrespondientes a las sociedades asentadas en la costanorcentral, orientadas a la explotación especializa-da del recurso marino, y las que ocupaban la sierraadyacente, en las vertientes occidental y oriental,dedicadas con preferencia al aprovechamiento devarias zonas ecológicas altitudinales y al cultivo. Lasexpresiones culturales corresponden en amboscasos a organizaciones sociales de cierta compleji-dad, pero presentan sus peculiaridades.

El ceremonialismo formaba parte importante delas acciones durante este período, sustentado en elmayor nivel alcanzado en la productividad eco-nómica y en la organización social. Se erigieronconstrucciones especiales para esta actividad.

Un conjunto de plantas y bienes manufacturadoscircularon a través del área, de la costa a la selva,enlazando a sociedades que habían seguido hastaentonces procesos de neolitización casi en aisla-miento. Intercambio de experiencias adaptativasque debió dinamizar el proceso civilizatorio en suconjunto.

1. La costa norcentral

Las poblaciones costeñas se establecieron más cercadel litoral en relación con una economía mayor-

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mente dependiente del recurso marino. La extrac-ción de moluscos y de peces constituyó la activi-dad especializada básica, complementada por elaprovechamiento de lomas y el cultivo de plantasen las tierras inundables de los valles. De las nume-rosas redes con diversos tamaños se puede inferirel desarrollo de una tecnología de pesca.

El patrón de vida sedentario, el aumento de la pro-ductividad y la disponibilidad de excedentes, el cre-cimiento demográfico, así como la realización deactividades económicas complementarias, hicieronposible y necesaria la función de gestoría, que ge-neró una cierta estratificación horizontal en la po-blación.

Los establecimientos incluyeron edificaciones pú-blicas de cierta magnitud para la realización de ri-tuales y ceremonias colectivas. Su construccióndemandó cierto conocimiento técnico y organiza-ción de los trabajadores.

El intercambio entre poblaciones asentadas en ellitoral y aquéllas de la sierra y la selva permitió lacirculación de un conjunto de bienes, conocimien-tos e ideología que se expresó en el cultivo de unacantidad más variada de plantas alimenticias, en lafabricación de cestos y textiles con las mismas téc-nicas, en la representación de algunos iconos conatributos similares, y en la distribución de ciertosítems exóticos, como cuentas de Spondylus y tur-quesa. Como efecto de la relación entre las socie-dades costeñas y las del interior andino se fue po-niendo mayor atención en la costa al cultivo deplantas alimenticias y al uso de las tierras aluvialesde los valles.

El establecimiento de Áspero, ubicado en el litoraldel valle de Supe, cubría una extensión aproxima-da de 13,2 ha; con más de 11 montículos, terrazas,pozos marcados con piedras y estructuras domés-ticas. Han sido identificadas 6 pirámides erigidassobre colinas naturales mediante un sistema decuartos cubiertos con rellenos. Dos de los montí-culos excavados, Huaca de los Ídolos y Huaca delos Sacrificios, presentaron recintos interconectados,paredes pintadas, nichos y frisos, destinados a fun-ciones ceremoniales y administrativas.

La población realizaba actividades de pesca y ex-tracción de mariscos y utilizaba plantas cultiva-

das, posiblemente obtenidas por intercambiointrarregional con los establecimientos que hansido reconocidos a lo largo del valle bajo y me-dio de Supe, pero que no han sido todavíaexcavados. El contenido cultural de Áspero y elcarácter de las estructuras han permitido definira una sociedad de pescadores-horticultores, queguardaba parte de la producción en pozosexcavados en la arena, en sectores especiales, yano cerca a los hogares como fue en el sitio de LaPaloma del período anterior. Estos habitantesrealizaban periódicamente, en forma mancomu-nada y dirigida, actividades de subsistencia com-plementarias y otras no relacionadas directamen-te con la obtención de alimentos.

En la pirámide denominada Huaca de los Sacrifi-cios fue excavado el entierro de un neonatoflexionado sobre el hombro derecho, cubierto porun tejido de algodón, metido en una cesta y en-vuelto en tela. Sobre el fardo se halló un morterocon cuatro soportes, pintado de rojo en el labio.En la otra pirámide, Huaca de Los Ídolos, habíafiguras antropomorfas, de barro crudo, de 5 a 14cm, que representaban a mujeres preñadas.

Aunque todavía no ha sido suficientemente estu-diado, este valle presenta los vestigios de una seriede establecimientos, no sólo en la costa sino en laparte baja de la cuenca, de igual o mayor comple-jidad que el de Áspero. Esto hace suponer la im-portancia alcanzada por la actividad agrícola enalgún momento de este período (Feldman, 1980).

En Río Seco, en el valle vecino de Chancay, se haexcavado otro de los grandes establecimientos confuerte orientación a la actividad marina. Conteníaentierros entre los restos de viviendas, edificios pú-blicos, objetos manufacturados y plantas o ani-males consumidos.

Huaca Prieta, un asentamiento ubicado cerca dellitoral en el valle de Chicama, desenvolvió un pa-trón de vida similar: actividades de pesca y colectade moluscos, caza de aves marinas, aprovecha-miento de la fauna y flora propias de las lagunascosteras y la práctica del cultivo de plantas comopallar (Cannavalia plagiosperma), frijol (Phaseoluslunatus), ají, tres cucurbitáceas (mates y zapallos),achira (Canna sp.), lúcuma, guayaba y ciruela delfraile (Bunchosia armeniaca) (Bird, 1988). Construye-

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ron casas pequeñas, subterráneas, congregadas. Al-rededor de 33 individuos fueron recuperados aso-ciados a las viviendas.

Integraban sus artefactos de trabajo numerosas re-des, flotadores de mate, pocos anzuelos, pesos depiedra para redes, cantos rodados destinados avariados usos, lascas, palos de cavar, canastas, es-teras y textiles (Bird, 1948). Destacaron los textilescomo uno de los medios usados para plasmar losiconos relacionados desde entonces con la ideolo-gía, que habría de caracterizar a las sociedades delos Andes Centrales. Es interesante, asimismo, elhallazgo de mates con diseños similares a los re-presentados en la alfarería de la cultura Valdivia deEcuador, pues testimonia las vinculaciones que sedieron entre estas poblaciones, aunque las perua-nas no manufacturaron alfarería por ese tiempo.El uso de mates y de piedras quemadas para elcocimiento de alimentos, mayormente compues-tos de carbohidratos, legumbres y carnes, habríahecho innecesaria por ese tiempo la fabricaciónde cerámica, cuyo uso podría estar relacionadocon el consumo de cereales como el maíz.

De Los Gavilanes, un asentamiento excavado en elvalle costeño de Huarmey, se recuperaron eviden-cias de unas 15 especies cultivadas, entre las que sehallaban: maní, jíquima, yuca y maíz. El hallazgo deeste cereal ha sido objeto de cuestionamiento, puesno apareció en otros sitios de la costa del Perú hastala etapa siguiente, conocida como Formativa (1500-200 años a. C.) y no hay evidencia de que tuviese unrol importante en la subsistencia costeña hasta elFormativo Medio (900-400 años a. C.). En cam-bio, en lugares donde se ha efectuado un cernidofino de los suelos y análisis de coprolitos han sidorecuperados restos de tuberosas, pequeñas semillasde Chenopodium, Amaranthus y miembros de lasSolanáceas. Cabe destacar de este sitio la presenciade silos o pozos de almacenamiento.

2. Valles interandinos de la sierra: «La Tradición Kotosh».

En esta región igualmente se edificaron estructu-ras públicas, aunque de menor magnitud que lascosteñas, posiblemente debido también a unamenor productividad y por la necesidad de unamayor inversión de trabajo para la habilitación delas tierras de cultivo. Sin embargo, fueron, asimis-mo, necesarias las funciones de coordinación que

realizaban los gestores sociales dentro de una eco-nomía de explotación vertical de zonas ecológicascon recursos diversos.

En las vertientes occidentales se ha excavado unode los establecimientos, conocido con el nom-bre de La Galgada, donde se identificaron tresfases de ocupación, que datan desde 2540 añosa. C. hasta el período Formativo Temprano. Estesitio se halla ubicado a 1100 msnm, en la quebra-da de Chuquicara, que forma parte de la cuencadel río Santa. Presenta los vestigios de estructu-ras piramidales de piedra con recintos públicos,unas 50 viviendas rústicas, terrazas del cultivo yacequias, correspondientes a lo que habría sido elcentro religioso-administrativo de una poblaciónde agricultores-cazadores, distribuida en los va-rios pisos ecológicos. Se recuperó abundante al-godón (Gossypium), cuyas semillas habrían sidoconsumidas, cucúrbita (Cucurbita maxima ymoschata), pallar (Phaseolus lunatus), achira (Canna),frijol (Phaseolus vulgaris y Erytrina), ají (Capsicum sp.),ciruela del fraile (Bunchosia), lúcuma (Pouteria sp.) ymate (Lagenaria siceraria). Había herramientas demadera usadas en el cultivo, morteros, piedrasde moler, implementos de tejer, etc. (Grieder etal., 1988).

Las casas mostraban planta redonda, paredes depiedra de campo con mortero de arcilla, piso detierra y restos de ceniza en el interior y exterior.La arquitectura ceremonial, periódicamenteremodelada, con 23 pisos en el montículo sur, secaracterizaba por el diseño definido como tradi-ción Kotosh, consistente en: recintos cuadrangu-lares, hornacinas, banquetas adosadas a los mu-ros, doble piso con fogón central y conducto deventilación. Los fogones servían para la realiza-ción de rituales, posiblemente relacionados conla coordinación de las actividades económicas ysociales de la población.

Además de estos rasgos, compartidos con esta-blecimientos de costa, sierra y selva, se han en-contrado en La Galgada artefactos y otros ras-gos, igualmente comunes, textiles, cestos, obje-tos de hueso, piedra, concha, caracoles Strombus,Spondylus, piedras semipreciosas, plantas e icono-grafía. Esto sugiere su articulación con la ampliared que incorporaba los establecimientos del áreanorcentral. Centros como La Galgada, además

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de servir para el enlace interregional, conectandoa los asentamientos distribuidos en las diversaszonas ecológicas, de cuya productividad depen-dían, debió cumplir importante función en el in-tercambio interregional, a través del cual emitióy recibió una serie de elementos culturales.

De este sitio fueron excavados entierros que ha-bían sido colocados en cámaras habilitadas, en unsegundo período de ocupación, en los recintos depatio hundido y fogón central, mediante la cons-trucción de columnas de piedra para crear com-partimientos. En una había tres cuerpos, un hom-bre y dos mujeres, de más de 50 años, flexionadossobre el hombro izquierdo, envueltos en «tapas»de fibra, amarrados con soga de algodón, cubier-tos por manto, una bolsa sobre la cabeza y, final-mente, por una red y estera. Llevaban como ofren-das agujas de hueso, pieza de antracita, cuentas,cristal de roca, cestos de totora, bolsas de algo-dón -algunas decoradas-, recipientes de calabaza ymortero de piedra.

A la misma tradición arquitectónica pertenecía elestablecimiento de Kotosh, del que se tomó el nom-bre para denominar al patrón de diseño comparti-do por los varios edificios ceremoniales de la épo-ca (Burger y Salazar-Burger, 1980). Fue hallado enla vertiente oriental, en la cuenca del Huallaga,Huánuco, uno de los afluentes importantes delAmazonas. Lo conformaban montículos elevadospor la superposición de recintos cuadrangulares,periódicamente remodelados y enterrados. Cons-truidos con muros gruesos de piedra canteada, gui-jarros y barro, enlucidos con arcilla fina. Presenta-ban nichos, piso, banqueta y fogón en la parte cen-tral hundida con un conducto debajo del piso. Losornamentaban frisos en relieve, de brazos cruza-dos. Entre los restos óseos identificados, el 60%correspondía a cérvidos, el 25% a cuy (Cavia porcellus)y el 15% a camélidos, información que indica laubicación de la caza de cérvidos y camélidos comoactividad de subsistencia complementaria a la agri-cultura, y la relevancia que tenía para los pobladoresde la sierra la crianza del cuy.

Similares construcciones han sido excavadas enlos establecimientos coetáneos, encontrados enel sitio de Piruro, en Tantamayo, a 3800 msnm, yen Huaricoto, en el Callejón de Huaylas, a 2750msnm.

Casos comparativos

No obstante las peculiaridades que presentó elproceso de neolitización en los Andes Centrales,pueden identificarse algunos aspectos en comúncon otros procesos, entre los cuales podemos ci-tar los siguientes:

1. El sedentarismo no fue consecuencia del culti-vo, como demuestra el caso de la costa peruana.En California, asimismo, sociedades recolectorasse asentaron de modo permanente y tuvieron es-tructuras sociales jerárquicas (tradiciones Campbelly Canaliño en la costa meridional, Consunanes yHotchkiss en el Valle de Sacramento, Chowchilla,Raymond y Madera en el sur de Sierra Nevada;Mesilla, Birdwel y Swetwater en el norte de SierraNevada). Las actividades de subsistencia incluían:caza de varias especies de animales, recolección debellotas, pesca, colecta de moluscos, caza de ma-míferos marinos, en el caso de los grupos costeros.Sobre la base de la apropiación de recursos varia-dos se desarrolló una cierta densidad de pobla-ción, además del comercio intertribal y se institu-yó el mecanismo social de redistribución. Se hanencontrado evidencias de desigualdad social en loscementerios. Objetos de concha y obsidiana cir-cularon en California mediante una cadena de in-tercambios entre tribus vecinas.

Igualmente fueron sedentarias las culturas del no-roeste, dependientes de la pesca del salmón juntocon otras especies marítimas y costeras. La alta pro-ductividad y regularidad del salmón almacenablesostuvo el crecimiento poblacional y la aparicióndel liderazgo para la coordinación de actividades.En ambos casos, la base de la complejidad alcanza-da estuvo en la capacidad de almacenamiento dealimentos y en la coordinación de su circulación.

2. El cultivo no implicó necesariamente un patrónde vida sedentario, como se infiere de los casosestudiados en los valles interandinos del Perú, elEste de Norteamérica, en la zona de bosques, sur-cada por grandes ríos que forman valles fértiles ydesaguan en el Mississipi -vías naturales de comu-nicación-, en la costa Atlántica, el Golfo de Méxi-co y la llanura costera. Lugares donde se asenta-ron una serie de grupos dedicados hacia los 4000años a. C. a la explotación estacional de los variosrecursos naturales, recolección de nueces y bello-

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tas, cacería del ciervo, mamíferos pequeños, aves,pesca y colecta de moluscos, así como al cultivode calabaza y girasol. Se han recuperado eviden-cias de pozos de almacenamiento y del intercam-bio de materias primas y objetos exóticos a largadistancia e indicios de organización de cierta com-plejidad social.

Un caso parecido presenta el proceso de Tehuacánen México, correspondiente a grupos que habita-ban en cuevas y realizaban algunos cultivos dentrode un patrón de caza y colecta hacia los 7000 añosa. C. En la fase siguiente, Coxcatlán, de 5000 añosa. C., cultivaban maíz, amaranto, calabaza, en unpatrón de vida seminómada. Por la fase Abejas, de3200 a 2300 años a. C., había aldeas pequeñas ypermanentes. En la fase Purrón, de 2300 a 1500años a. C., manufacturaban cerámica imitando laforma de calabazas y recipientes pétreos. Similartendencia mostraron los datos recuperados enTamaulipas: la fase Infiernillo, de 7000 a 5000 añosa. C., presentaba restos de calabaza; Ocampo Anti-guo, de 5000 a 3000 años a. C., calabaza y frijoldomesticados; Ocampo Reciente, de 3000 a 2200años a. C., algo de maíz; Flacco y Almagre, de 2200a 1800 años a. C., aumento de plantas cultivadas;Guerra y Mesa de Guaje, 1800 a 1400 años a. C.,asentamientos más estables y presencia de restoscultivados en un 30% de la dieta alimenticia.

3. No es la cerámica un indicador necesario de lasedentarización ni del cultivo: caso del proceso pe-ruano o mejicano mencionados. Igualmente, nohubo cerámica en Creta hacia el año 6000 a. C., enun contexto económico basado en el cultivo decereales, la crianza de cabra, oveja, cerdo, toro yen la existencia de redes de intercambio deobsidiana entre las islas y el continente.

4. Poblaciones sedentarias de cierta densidad de-mográfica que no dependen de la agricultura, conredes de comercio establecidas pueden presentarorganizaciones sociales complejas, integradas bajola autoridad de gestores, tales los casos de la costade Perú, de California o Soconusco en Chiapas.Este grupo estuvo asentado en la zona de man-glares, de alta diversidad biótica y poca variabili-dad estacional; construyeron establecimientos bajola organización social caracterizada como jefatura.El carácter distributivo de esta clase de formaciónsocial y el intercambio entre sociedades de diver-

so nivel de desarrollo coadyuvarían al beneficiode una clase y al surgimiento del Estado, comoocurrió en Perú.

Interpretaciones sobre el proceso en los An-des Centrales

Se puede señalar que hubo varios procesos deneolitización, mediante los cuales se alcanzó elmanejo del variado y contrastado hábitat. A tra-vés de unos seis u ocho milenios fue lograda laevolución biológica de especies vegetales y anima-les, y la cultural, en el orden social de los gruposhumanos.

La sedentarización tuvo lugar sin asociación con lapráctica intensa del cultivo en ambientes de recur-sos abundantes, tal el caso de los pescadores-mariscadores del litoral que innovaron la pesca conredes, colectaban mariscos, cazaban aves, recogíansemillas y plantas en las lomas.

La organización social de cierta complejidad, sinembargo, sólo se dio en aquellas poblaciones: 1)cuya economía había alcanzado cierta productivi-dad por la implementación de innovaciones tec-nológicas, pesca por redes en la costa o cultivopor regadío en los valles y por el aprovechamien-to complementario de los recursos de varias zo-nas ecológicas en la sierra; 2) que requerían de ges-tores para la coordinación de actividades en elámbito intrarregional, pesca y cultivo en la costa oel cultivo en varias zonas altitudinales en la sierra; y3) donde se tendieron redes de conexióninterregional, el área norcentral, que facilitó el in-tercambio de experiencias adaptativas y dinamizóel proceso cultural del conjunto que vivía en el área.Alcanzada la productividad se rompió el aislamien-to seguido en el Arcaico Temprano y Medio. Estaconexión a larga distancia debió ser estimulada jus-tamente por la existencia de diversos procesosadaptativos, el interés de acceder a las diferentesexpresiones culturales y por la creciente diferen-ciación social.

Otro rasgo del Neolítico andino es la preferentedomesticación de tubérculos, papa (Solanumtuberosum), oca (Oxalis tuberosa), olluco (Ullucustuberosus), camote (Ipomoea batata), racacha(Arracacia sp.), achira (Canna edulis), llacón (Polymnia

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4848484848 LLLLLAAAAA FORMAFORMAFORMAFORMAFORMACIÓNCIÓNCIÓNCIÓNCIÓN DELDELDELDELDEL E E E E ESTSTSTSTSTADOADOADOADOADO YYYYY ELELELELEL SURSURSURSURSURGIMIENTGIMIENTGIMIENTGIMIENTGIMIENTOOOOO DEDEDEDEDE LLLLLAAAAA CIVILIZCIVILIZCIVILIZCIVILIZCIVILIZAAAAACIÓNCIÓNCIÓNCIÓNCIÓN

sonchifolia), jíquima (Pachyrrhizus tuberosus), mashua(Tropaeolum tuberosum), además de legumbres -frijol,pallares- y de frutos -lúcuma, guayaba, pacae-, comoplantas alimenticias, a diferencia de los cereales enel Viejo Mundo o en Mesoamérica. El maíz, aun-que conocido desde los 5000 años a. C., según lasevidencias de Guitarrero, Las Vegas o Huachicho-cana, al parecer no fue parte importante de la die-ta alimenticia y su cultivo no demandó mayor aten-ción hasta el Formativo Medio y Tardío. Igual-mente, la cría de animales, como los camélidos -llama (Lama glama), alpaca (Lama pacos)-, domes-ticados en la puna, o el cuy (Cavia porcellus) en losvalles interandinos, no se distribuyó a otras regio-nes y áreas hasta el Formativo Tardío.

La agricultura de una gran variedad de plantasalimenticias habríase distribuido a la costa desdelos valles andinos a través de difusión, a socieda-des sedentarias ya complejas, mayormente pes-cadoras, como parte del intercambio estableci-do durante el Arcaico Tardío, más que por el tras-

lado de gentes. La ocupación de los valles coste-ños se hizo mediante la intensificación de la acti-vidad agrícola; estas poblaciones mantuvieronestrechas vinculaciones con las del litoral, comolo revelan los restos marinos recuperados de lossitios del valle y los vegetales identificados en loscosteros. La agricultura se desarrolló de modomás intenso previamente en los valles de la sie-rra, que disponían de menor cantidad de deter-minadas especies pero mayor variedad distribui-da en zonas ecológicas diferentes, con tierrasmayormente de secano (tabla 1).

Es también rasgo distintivo de las sociedades andinasdel Perú la ausencia de alfarería, que sólo empieza aser manufacturada en la siguiente etapa, Formativa,alrededor de los 1500 y 1200 años a. C., a pesar dela existencia de poblaciones sedentarias, agrícolas yaglutinadas, con diferenciaciones funcionales y je-rarquías horizontales que erigieron edificios públi-cos de carácter administrativo-religioso. Aunque encontacto con sociedades alfareras, como revelan el

TTTTTabla 1. Dabla 1. Dabla 1. Dabla 1. Dabla 1. Distribución de plantas identificadas.istribución de plantas identificadas.istribución de plantas identificadas.istribución de plantas identificadas.istribución de plantas identificadas.

Plantas

Cucúrbita (Cucurbita spp .) x x x x x x ? x x xFrijol (Phascolus vulgaris y canavalia sp. ) x x x x x x x x xOca (Oxalis tuberosa ) x x xPallar (Phaseolus lunatus ) x x x x x x xAjí (Chili pepper ) x x x x x x x x xMate (Lagenaria siceraria ) x x x x x x x x xAlgodón (Gossypium barbadense ) x x x x x x x xAchira (Canna edulis ) x x x x x x xLúcuma (Lucuma bifera ) x x x x x x x x xGuayaba (Psidium guajava ) x x x x x x x xCiruela del Fraile (Bunchosia armeniaca ) x x x xMaíz (Zea mays ) x x x ? ?Palta (Persea americana ) x x x x x xPacae (Inga feuillei ) x x x x x xCamote (Ipomoea batatas ) x x xManí (Arachis hipogaea ) x x xQuínua (Cheonodium quinua ) x x xChirimoya (Annona cherimolia ) x xYuca (Manihot esculenta ) xPapa (Solanum tuverosum) x ? x xSapote (Capparis angulata ) xOlluco (Ullucus tuberosus ) x xLulo (Solanum hispidum) xAchuma (Trichocereus peruvianus )Jícama (Pachyrrhizus tuberosus ) x x x x x

Sitios arqueológicos

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en común, sin embargo, la capacidad de acumula-ción de excedentes y la necesidad de coordinaciónde relaciones intra e interregionales.

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Conclusiones

1. Hubo diferentes procesos de neolitización enlos Andes Centrales del Perú, resultantes de la adap-tación cultural de tradiciones, quizás distintas, a ladiversidad del territorio.

2. En respuesta a condiciones naturales inestablesy de riesgo los peculiares procesos de adapta-ción en las diferentes regiones tuvieron en co-mún una estrategia de subsistencia que combina-ba varias actividades económicas, rasgo que fuemás acentuado en las poblaciones de los vallesinterandinos.

3. La economía de las poblaciones costeñas tuvouna clara orientación al aprovechamiento de losrecursos de mar y de lomas; la de los vallesinterandinos a la explotación de los recursos devarios pisos ecológicos, con mayor atención en ladomesticación de plantas; la de puna a la caza y,posteriormente, a la crianza de camélidos.

4. Las evidencias más tempranas de domestica-ción de plantas provienen de los valles interandinos,ocho milenios a. C., y de domesticación decamélidos de la puna, cuatro milenios a. C.

5. Durante el Arcaico Tardío hubo mejoramientoen la tecnología de pesca por redes en la costa y enla de cultivo por riego en la sierra, lo que permitióuna mayor productividad económica.

6. Aparecieron organizaciones complejas en regio-nes diferentes, con procesos adaptativos peculia-res y economías igualmente distintas, que tuvieron

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5050505050 LLLLLAAAAA FORMAFORMAFORMAFORMAFORMACIÓNCIÓNCIÓNCIÓNCIÓN DELDELDELDELDEL E E E E ESTSTSTSTSTADOADOADOADOADO YYYYY ELELELELEL SURSURSURSURSURGIMIENTGIMIENTGIMIENTGIMIENTGIMIENTOOOOO DEDEDEDEDE LLLLLAAAAA CIVILIZCIVILIZCIVILIZCIVILIZCIVILIZAAAAACIÓNCIÓNCIÓNCIÓNCIÓN

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«(...) que muriendo el uno curaca de un valle si el q(ue) le zuzedia era de supachaca eredava toda la azienda tierras e ropa (...) y sy este que eredava no era desu parzialidad no eredava m(a)s del señorio y esta orden se tenia y guardava en losdemas curacas de pachacas» (Castro y Ortega y Morejón, 1968: 486).

Los orígenes de la civilización en el PLos orígenes de la civilización en el PLos orígenes de la civilización en el PLos orígenes de la civilización en el PLos orígenes de la civilización en el Perú:erú:erú:erú:erú:el árel árel árel árel área norea norea norea norea norcentral y el vcentral y el vcentral y el vcentral y el vcentral y el valle de Salle de Salle de Salle de Salle de Supeupeupeupeupe

durante el Ardurante el Ardurante el Ardurante el Ardurante el Arcaico caico caico caico caico TTTTTararararardío*dío*dío*dío*dío*

LA DINÁMICA CULTURAL generada en el áreanorcentral del Perú durante el Arcaico Tardío ha-bría sido clave para el surgimiento de la civiliza-ción en el Perú, unos mil quinientos años antes delo supuesto para Chavín de Huántar o unos qui-nientos años antes que en otras sociedades de lacosta central y norte.

Se ha constatado que hasta la fecha, el valle deSupe en la costa norcentral del Perú presenta elmayor número de sitios arqueológicos con arqui-tectura monumental, perteneciente al período Ar-caico Tardío, en un nivel precerámico. Los fecha-dos radiocarbónicos obtenidos en la ciudad deCaral, uno de los centros urbanos más destaca-dos, ubicado al inicio del valle medio, se ordenanentre 2600 y 2100 cal a.C.

En este trabajo presentamos los principales cen-tros urbanos identificados en el valle, sobre la basedel reconocimiento realizado entre los años 1994

y 1995 con los arqueólogos Fanny Montesinos,Lyda Casas y Camilo Dolorier. Adelantamos al-gunas inferencias que, en parte, deben ser conside-radas todavía como preliminares, en tanto no serealicen excavaciones en otros sitios del valle fuerade Caral, establecimiento donde venimosexcavando desde 1996 y en base al cual hemosconfrontado aquella información.

Estamos planteando la existencia en el valle deSupe, durante el Arcaico Tardío, de un conjuntode centros urbanos, construido por una poblaciónque se hallaba integrada culturalmente y en la cualse habría formado el Estado prístino, con un go-bierno unificado.

Por los rasgos que presentan los establecimientosde Supe, se puede señalar que en esa población seprodujo durante el Arcaico Tardío el proceso mástemprano de complejización social; y a esa expe-riencia sociocultural habrán de remitirse los inves-tigadores interesados en el conocimiento de la or-ganización de las estructuras sociopolíticas básicasen los Andes Centrales, pues allí se encuentran lasformas originarias de su formación.

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(*) Publicado en Arqueología y Sociedad, Nº 13, Museo de Ar-queología y Antropología, UNMSM, 2000, Lima, pp. 13-48.

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5252525252 LLLLLAAAAA FORMAFORMAFORMAFORMAFORMACIÓNCIÓNCIÓNCIÓNCIÓN DELDELDELDELDEL E E E E ESTSTSTSTSTADOADOADOADOADO YYYYY ELELELELEL SURSURSURSURSURGIMIENTGIMIENTGIMIENTGIMIENTGIMIENTOOOOO DEDEDEDEDE LLLLLAAAAA CIVILIZCIVILIZCIVILIZCIVILIZCIVILIZAAAAACIÓNCIÓNCIÓNCIÓNCIÓN

El área norcentral: contexto natural y condi-ciones para la organización de sociedadescomplejas

El área norcentral del Perú comprende un espaciogeográfico muy contrastado y diverso. Se ubica alnorte del departamento de Lima y se define delmodo siguiente: al oeste por el Océano Pacífico ylas estribaciones andinas, que comprende la regióncosteña entre los valles de Chancay y Santa; en elcentro, por las sierras de los valles que forman losríos costeños de esa área, que vierten sus aguas alPacífico; entre los que destaca el Callejón deHuaylas, de suelos quebrados y diferenciadosaltitudinalmente, como corresponde a la cordille-ra andina; y al oriente, por los valles cuyos ríosfluyen hacia la cuenca amazónica, como el Hualla-ga y Marañón.

El área presenta marcadas diferencias en el relieve,clima y recursos, no sólo entre las grandes regio-nes mencionadas sino también en el interior decada una de ellas. Estas condiciones naturales, sibien en una etapa previa hicieron necesario un pro-ceso casi singular de tratamiento de cada zona parala producción, una vez lograda ésta, la variabili-dad productiva se habría convertido en un recur-so atractivo para los pobladores del área.

Favorece la interacción en esta área la existencia devías naturales de tránsito en el eje oeste-Este, queinterrelacionan las diversas zonas a más corta dis-tancia que en otras partes del país. Estas vías hansido usadas como rutas de comunicación a travésde los tiempos. Cabe destacar, sin embargo, algu-nas zonas propicias para los contactos:

1. La meseta andina, que presenta en las alturas unterritorio casi plano y continuo con nevados y la-gunas, que dan nacimiento a los ríos que fluyentanto por la vertiente occidental para desembocaren el Océano Pacífico, como por la vertiente orien-tal contribuyendo a la gran cuenca del Amazonas.Espacio elevado que permite una articulación en-tre los diferentes valles al bajar desde sus nacientes.

2. El mar, hacia el occidente, que, asimismo, enla-za a las caletas y puertos a lo largo de la costa.

3. Algunos ríos de la cuenca amazónica, al oriente,como el Huallaga, que los pobladores han usado

para relacionarse con otros ocupantes de los An-des y la Amazonía.

Es interesante observar que, dentro de aquellaárea, el valle de Supe ocupa una posición estraté-gica para la comunicación, con una serie de víasde tránsito que permiten un rápido y fácil accesoa las sierras del Callejón de Huaylas, Conchucosy a los valles del Marañón y Huallaga, en la cuen-ca amazónica. Es decir, en menos tiempo y sinmayores dificultades, sus habitantes pueden ha-cer llegar a la costa productos de la sierra o laselva y viceversa. La vía de Supe ha sido utilizadatradicionalmente y hasta el presente para conec-tar regiones de costa, sierra o selva del país y te-ner acceso a productos variados.

Culturas del área norcentral durante el Arcai-co Tardío

Han sido las condiciones diversas del medio na-tural y las adaptaciones culturales distintivas, re-sultantes del proceso de neolitización en el áreanorcentral, las que fomentaron el temprano inte-rés de las sociedades por la comunicación y elintercambio, una vez que lograron desarrollar susfuerzas productivas. De este modo, las pobla-ciones del área pudieron tener acceso a los pro-ductos provenientes de diferentes procesosadaptativos. Se puede señalar para entonces losavances agrícolas de las poblaciones asentadas enzonas del Santa y sus tributarios, con una serie deplantas domesticadas desde los 8000 años a.C.,según indican los hallazgos en la cueva delGuitarrero (Lynch, 1980); además del conoci-miento sobre la construcción de terrazas de cul-tivo y canales de riego, según la evidencia presen-tada para La Galgada (Grieder et al., 1988). Pa-ralelamente, destacaba la experiencia ganada porlas poblaciones costeñas en la tecnología pesquera,para la extracción masiva, la conservación depescado, moluscos y la comercialización de és-tos, como indican los resultados obtenidos enlos establecimientos de La Paloma (Quilter, 1989),Bandurria (Fung, 1988) y Huaca Prieta (Bird etal., 1985).

A través de procesos diferentes, entre los 3000 y2000 años a.C., en las diversas regiones del áreanorcentral se encontraban sociedades con culturas

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singulares que vivían en centros urbanos, en torno aestructuras arquitectónicas de carácter cívico; habíanlogrado alcanzar un cierto excedente productivo;un nivel de complejidad en su organización social ytenían acceso a bienes producidos en otras zonas,regiones y áreas. Así, productos marinos fueronconsumidos en Huaricoto (Callejón de Huaylas) yKotosh (Huánuco) o se trasladaron a establecimien-tos del litoral productos del oriente, como maderachonta a Bandurria (Huaura) o semillas de huayruro,achiote y un caracol terrestre, Megalobulimus, a Caral.No existe otra área en el país que muestre similardinámica cultural en cuanto a desarrollo y relaciónentre regiones mediante la participación de sus po-blaciones en una esfera de interacción a larga dis-tancia durante el Arcaico Tardío.

Pero, si bien en las varias regiones del área norcentralhabía culturas peculiares, todas ellas compartíanuna misma «tradición», como resultado de lainteracción sostenida. Esta tradición, denominada«Kotosh» (Burger y Salazar-Burger, 1980, 1985),está constituida por creencias, ritos y algunos sím-bolos, que formaron parte de la ideología asumi-da por el Estado de Supe.

Un conjunto de establecimientos, identificados enlas diferentes regiones del área, correspondientesa las diversas culturas allí desarrolladas muestranevidencias de una activa participación en las esfe-ras de interacción configuradas en el área duranteel Arcaico Tardío.

La investigación arqueológica en Supe

El valle de Supe era conocido desde hace variasdécadas por albergar numerosos complejos ar-quitectónicos monumentales. Debido a esta im-presionante obra humana, algunos investigadoresasumieron que ella pertenecía a centros ceremo-niales del período Formativo o a los períodos si-guientes a éste. Ninguno de los estudiosos em-prendió trabajos sistemáticos para recuperar losdatos que permitieran la evaluación de tal suposi-ción.

De los establecimientos del valle mencionados enla literatura arqueológica (Williams y Merino, 1979)sólo había sido excavado el sitio de Áspero(Feldman, 1980), ubicado en el litoral; y, a pesar de

que los resultados obtenidos suscitaron polémicashipótesis en torno al sustento económico del de-sarrollo social complejo, no se asoció éste a losotros establecimientos del interior del valle. Mien-tras unos enfatizaron el rol del recurso marinocomo base del desarrollo civilizatorio, otros seña-laron la importancia de la agricultura, como enotras partes del mundo. Sólo una investigadora,sobre la base de sondeos tubulares realizados enunos sitios del valle de Supe, sugirió diferenciasestacionales en la disponibilidad de alimentos y quela distinción en cuanto a recursos naturales entrelas ecozonas del valle condujo a un patrón de sub-sistencia complejo, basado en la explotación de unconjunto diverso de recursos. Destacó la impor-tancia del recurso terrestre, de plantas como guava,ají, erythrina, algarrobo, además de los recursosde monte, a los que se adicionaron algodón, maní,frijol y lúcuma. Ella señaló también el rol que ha-bría tenido en la economía el aprovechamiento yprobable intercambio de las algas marinas y quelos recursos del mar tuvieron fuerte demanda departe de la población asentada en el interior delvalle, sobre todo en la época de estío (Zechenter,1988: 330).

A partir de 1994 y durante dos años, un equipo dearqueólogos hicimos el reconocimiento, a pie, decada margen del valle de Supe, entre el litoral yPeñico, en el valle medio superior. Desde este sitiohacia arriba del valle sólo visitamos determinadosestablecimientos, que aparecían en el catastro deWilliams y Merino (op. cit.), asociados a plazas cir-culares. El espacio reconocido, donde se ubicaronlos 18 establecimientos del Arcaico Tardío (figura1), comprende un área total de 26880,75 ha. Quea la vez puede ser dividido en cuatro áreas (figura2): Litoral (1859,75 ha), valle bajo (9214,5 ha), vallemedio inferior (8472 ha) y valle medio superior(7334,5 ha).

A pesar de las condiciones geográficas del valle,limitadas en comparación con otros valles coste-ños pues tiene pocas tierras y un río seco la mayorparte del año, en Supe se edificaron un mínimo de18 centros urbanos, entre el litoral y los primeros45 km. La mayoría tiene arquitectura monumental(figuras 1 y 2).

Los establecimientos identificados, de acuerdo consu ubicación en el valle de Supe, son:

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5454545454 LLLLLAAAAA FORMAFORMAFORMAFORMAFORMACIÓNCIÓNCIÓNCIÓNCIÓN DELDELDELDELDEL E E E E ESTSTSTSTSTADOADOADOADOADO YYYYY ELELELELEL SURSURSURSURSURGIMIENTGIMIENTGIMIENTGIMIENTGIMIENTOOOOO DEDEDEDEDE LLLLLAAAAA CIVILIZCIVILIZCIVILIZCIVILIZCIVILIZAAAAACIÓNCIÓNCIÓNCIÓNCIÓN

En el litoral:Margen derecha:

Áspero

En el valle bajo:Margen derecha:

El Molino

Margen izquierda:Piedra Parada

En el valle medio inferior:Margen derecha:

LimánEra de PandoPandoPueblo NuevoCerro ColoradoAllpacoto

Margen izquierda:LurihuasiMirayaChupacigarroCaral

En el valle medio superior:Margen derecha:

Peñico

Margen izquierda:HuacacheCerro BlancoCapillaJaiva

Extensión de los establecimientos identifica-dos en Supe (véase Anexo II)

Sobre la base del cálculo de su extensión (tabla 1,figura 3), los establecimientos han podido seragrupados en las siguientes clases:

Clase A. Establecimientos de 80 a 55 ha:

Era de Pando 79,74Caral 58,00Pueblo Nuevo 55,01

Clase B. Establecimientos de 40 a 30 ha:

Lurihuasi 37,8Miraya 36,0Piedra Parada 33,5

Clase C. Establecimientos de 25 a 15 ha:

Allpacoto 23,10Peñico 22,05Áspero 15,00

Clase D. Establecimientos de 10 a 5 ha:

Chupacigarro 9,40Huacache 7,59El Molino 6,96Jaiva 4,20

Clase E. Establecimientos de menos de 5 ha:Pando 1,95Cerro Colorado 0,98Cerro Blanco 0,80Limán 0,48Capilla 0,16

De esta información se puede inferir:

1. Tres establecimientos destacan por su extensión:Era de Pando, Caral y Pueblo Nuevo. Ellos ocu-

TTTTTabla 1. Dabla 1. Dabla 1. Dabla 1. Dabla 1. Distribución jeráristribución jeráristribución jeráristribución jeráristribución jerárquica de los establecimientos en elquica de los establecimientos en elquica de los establecimientos en elquica de los establecimientos en elquica de los establecimientos en elvalle de Supe.valle de Supe.valle de Supe.valle de Supe.valle de Supe.

Sitios arqueológicos

Era de Pando 79,74Caral 58,00Pueblo Nuevo 55,01Lurihuasi 37,8Miraya 36,00Piedra Parada 33,5Allpacoto 23,1Peñico 22,05Áspero 15,00Chupacigarro 9,4Huacache 7,59El Molino 6,96Jaiva 4,2Pando 1,95Cerro Colorado 0,98Cerro Blanco 0,8Limán 0,48Capilla 0,16

Extensión (ha)

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LLLLLAAAAA C C C C CIUDADIUDADIUDADIUDADIUDAD S S S S SAGRADAAGRADAAGRADAAGRADAAGRADA DEDEDEDEDE C C C C CARALARALARALARALARAL-S-S-S-S-SUPEUPEUPEUPEUPE 5555555555

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Page 56: La Ciudad Sagrada de Caral-Supe - Zona Arqueológica Caral

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Page 57: La Ciudad Sagrada de Caral-Supe - Zona Arqueológica Caral

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pan el 49,07% del área total construida en el valle.Un segundo lugar es ocupado por otros tres esta-blecimientos: Miraya, Lurihuasi y Piedra Parada,que se emplazan sobre el 27,31% de la superficietotal construida. Estos dos grupos ocupan el76,38% del área. Un tercer grupo está conforma-do por tres establecimientos, Allpacoto, Peñico yÁspero, que ocupa el 15,31%. Le siguen dos gru-pos menores, uno con cuatro establecimientos,Chupacigarro, Huacache, El Molino y Jaiva, el otrocon cinco establecimientos, Pando, Cerro Colora-do, Cerro Blanco, Limán y Capilla, los cuales re-presentan el 7,17% y 1,11%, respectivamente. Esdecir que 9 de 18 establecimientos ocupan el 8,28%del área construida del valle. Estos resultados in-dican una distinción marcada en cuanto a exten-sión entre los establecimientos y ella debe reflejardiferencias socioeconómicas y funcionales signifi-cativas entre las cinco clases de centros urbanos.

2. Los centros urbanos más extensos y complejosse encuentran en dos zonas del valle: una primeraconcentración aparece en el valle medio inferior;allí se ubican los establecimientos en lugares muycercanos entre sí y uno frente al otro. Se trata de lazona capital de Caral; esta ciudad es seguida haciael oeste, uno a continuación del otro, por los cen-tros urbanos de Chupacigarro, Miraya y Lurihuasi.Asimismo, este último se ubica frente a PuebloNuevo, en la otra margen del río, como Caral frente

a Allpacoto. De los seis establecimientos, cuatrose hallan en las clases A y B, de mayor extensión,uno en la clase C y uno en la D. Aun cuando ocu-paban el mismo sector del valle, estos centros ur-banos habrían estado ordenados jerárquicamenteentre sí y por encima de los ubicados en las otraszonas del valle.

Una segunda concentración, con característicasdiferentes de la primera, puede ser relacionada conel valle bajo, integrada por Era de Pando y PiedraParada que pertenecen a las clases A y B y se ubi-can en las márgenes derecha e izquierda, respecti-vamente. Estos centros urbanos habrían alcanza-do importancia en un período posterior, al finaldel Arcaico, probablemente en relación con la ma-yor productividad de las tierras irrigadas del vallebajo de Supe y de los valles vecinos.

3. Los centros urbanos más extensos están rela-cionados con vías de comunicación alternativas alos valles vecinos, a través de la serie de quebradasque pasan en forma perpendicular al valle. Loscentros de la zona capital, ubicados en la margenderecha, se encuentran vinculados: a través de laquebrada de Allpacoto, con el valle de Pativilca yFortaleza; y aquellos de la margen izquierda, por laquebrada de Chupacigarro con el valle de Huaura.Igualmente, Peñico enlaza la zona del alto Supecon los valles de Huaura y Chancay; y Huacache

Figura 3. Relación de sitios por hectáreas.Figura 3. Relación de sitios por hectáreas.Figura 3. Relación de sitios por hectáreas.Figura 3. Relación de sitios por hectáreas.Figura 3. Relación de sitios por hectáreas.

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Page 58: La Ciudad Sagrada de Caral-Supe - Zona Arqueológica Caral

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entre el valle medio y alto de Supe y el alto Pativilca.Era de Pando tiene conexión con el valle bajo deSupe y sus vecinos de Pativilca y Fortaleza; mien-tras Piedra Parada lo hace con la parte baja de losvalles de Supe y Huaura (véase figura 1).

Fuerza de trabajo invertida en los estableci-mientos de Supe (véase Anexo II).

De acuerdo con la cantidad y volumen de estruc-turas que poseen, los establecimientos han sido cla-sificados del siguiente modo (tabla 2 y figura 4):

• Establecimientos de primera clase, que muestranla mayor cantidad y volumen de edificaciones:

Pueblo Nuevo 28,99%Caral 27,31%

• Establecimientos de segunda clase:

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• Establecimientos de tercera clase:

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• Establecimientos de cuarta clase:

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• Establecimientos de quinta clase:

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• Establecimientos de sexta clase:

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Estos indicadores ponen en relieve que Caral yPueblo Nuevo concentran el 56,30% del total dela fuerza de trabajo invertida. La segunda claseestá integrada por Miraya, Era de Pando yLurihuasi, con una inversión que asciende al28,43% del total, que representa la mitad de laclase anterior. La tercera y cuarta clase, compues-tas por cinco establecimientos, contienen el13,18% del total. Es decir, una cuarta parte deltrabajo fue invertida en la primera clase de esta-blecimientos. Finalmente, la diferencia es muy no-toria entre aquellos y la quinta y sexta clases pues,a pesar de estar integradas por ocho estableci-mientos, apenas exhiben el 2,08% del total de lafuerza de trabajo invertida.

Es importante resaltar la concentración de más dela mitad del total de fuerza de trabajo invertida ensólo dos establecimientos, Pueblo Nuevo y Caral,los que, además, ocupan más de la cuarta partedel total de hectáreas de los establecimientos cons-truidos en el valle.

La segunda clase de establecimientos, que repre-senta un poco más de la cuarta parte del total de lafuerza de trabajo invertida, aprovecha el 39,09%del total de hectáreas construidas, más de la terce-ra parte. Entre estas clases se encuentran los cincoprincipales establecimientos del valle de Supe: Caral,

Page 59: La Ciudad Sagrada de Caral-Supe - Zona Arqueológica Caral

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Pueblo Nuevo, Miraya, Lurihuasi y Era de Pando.De ellos, Caral y Pueblo Nuevo son de la primeraclase, tanto por su extensión como por la fuerzade trabajo invertida en sus construcciones. Ambosse ubican en el valle medio inferior, en la margenizquierda y derecha, respectivamente.

Diversidad morfológica en la arquitectura delos centros urbanos

Con el fin de complementar nuestra aproxima-ción inicial a la complejidad funcional observadaen los centros urbanos, hemos diferenciado lossiguientes tipos de estructuras arquitectónicas (ta-bla 3, figura 5):

1. Pirámide mayor. La más destacada por su com-plejidad, volumen y dimensiones. Es un edificiocomplejo, de planta rectangular con dos alas la-terales escalonadas y una serie de adosamientosfrontales. Si bien el edificio presenta un ejelongitudinal de Este-oeste, todos los recintos es-tán dispuestos en un eje principal norte-sur y elfrente se orienta hacia el sur. En la parte baja,central y delantera del frontis se ubica una plazacircular hundida con anillo e ingresos opuestos a

través de escalinatas que se alinean con el eje prin-cipal del edificio. De la plaza se asciende a la pi-rámide por una larga escalera que atraviesa losdistintos niveles o plataformas hasta el atrio, ubi-cado en una de las plataformas de la cima.

Este tipo de estructura se encuentra en el extre-mo norte del centro urbano desde donde sobre-sale. Es posible que se trate de una forma desa-rrollada de la Pirámide Escalonada Grande, conla adición sucesiva de nuevos elementos y deremodelaciones hasta alcanzar una formaasimétrica e irregular.

Se han identificado sólo dos ejemplos de estetipo de edificio en todo el valle, ambos ubicadosen el valle medio inferior, uno en Caral, en lamargen izquierda, y el otro en Pueblo Nuevo, enla margen derecha. Ellos son, justamente, los doscentros urbanos de mayor extensión, compleji-dad y con la más grande inversión de fuerza detrabajo.

2. Pirámide. Edificios de planta cuadrangular y vo-lumen piramidal, construidos a base de la super-posición de plataformas. Presenta dos variantes:la pirámide escalonada, que muestra recintos en

Figura 4. Inversión de fuerza de trabajo.Figura 4. Inversión de fuerza de trabajo.Figura 4. Inversión de fuerza de trabajo.Figura 4. Inversión de fuerza de trabajo.Figura 4. Inversión de fuerza de trabajo.

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Page 60: La Ciudad Sagrada de Caral-Supe - Zona Arqueológica Caral

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TTTTTabla 3. abla 3. abla 3. abla 3. abla 3. TTTTTipos de estripos de estripos de estripos de estripos de estructuras identificadas en el vucturas identificadas en el vucturas identificadas en el vucturas identificadas en el vucturas identificadas en el valle de Salle de Salle de Salle de Salle de Supe.upe.upe.upe.upe.

cada nivel elevado y la pirámide trunca, donde lasparedes son oblicuas, empinadas y los recintos seubican sólo en la cima.

Por su tamaño y volumen, tomando como refe-rencia las dimensiones de la base, las hemos clasi-ficado en:

• Pirámide grande. Cuando la base de la pirámidesupera los 80 por 80 m lineales. En las pirámidesescalonadas se ha llegado a contar hasta seis plata-formas superpuestas. En la modalidad de pirámi-de trunca se puede apreciar la adición de módulosmenores. Este tipo de estructura ocupa un lugarpreferencial en los centros urbanos. Ha sido iden-tificado en Caral, Pueblo Nuevo y Miraya.

• Pirámide mediana. Las dimensiones que defineneste tipo se encuentran entre 15 por 15 m y los 79por 79 m. Se han apreciado estructuras de 3 a 5plataformas superpuestas. Con frecuencia se hallaformando parte de conjuntos de edificios y pla-zas, que comparten el mismo eje de orientación.Hay centros urbanos que tienen únicamente estetipo de estructuras o en asociación a una pirámidegrande. Ha sido identificada en los centros urba-nos de Caral, Pueblo Nuevo, Miraya, Lurihuasi,Allpacoto, El Molino y Áspero.

• Pirámide pequeña. Presenta menos de 15 por 15 my alcanza como máximo dos niveles superpues-tos. Este tipo sólo se encuentra como anexo enrelación con los edificios más grandes, con los quecomparte el mismo eje de orientación. Se identifi-caron pirámides de este tipo en Caral, PuebloNuevo, Miraya, Lurihuasi, Áspero, El Molino yAllpacoto.

3. Estructura con plataformas secuenciales y plaza. Setrata de un edificio de diseño planimétrico muyelaborado. Presenta una secuencia ligeramente as-cendente de componentes arquitectónicos que seadosan en un espacio casi continuo siguiendo elmismo eje, norte-sur, uno después del otro. Sepuede determinar dos variantes: una con plazacircular hundida con anillo y otra con plaza cua-drangular. Este tipo de estructura se halla en elextremo sur de los centros urbanos, orientadohacia el norte.

El diseño se repite de uno a otro edificio comoun patrón bien definido y denota una sofisticadaplanificación y organización de espacios. Las di-mensiones y volumen pueden variar pero la se-cuencia de los componentes arquitectónicos y ladistribución de los espacios son casi la misma.

Este tipo de edificio ha sido identificado sólo enla margen izquierda, en Caral, Chupacigarro, Peñicoy Cerro Blanco.

En Caral, la proporción de la plaza circular hundi-da es mayor que la del resto del edificio, lo quepermite suponer una función privilegiada de estecomponente. En uno de los centros, sin embargo,se prescindió de este elemento y de la plataformade ingreso, que fueron reemplazados por una pla-za cuadrangular. Esta variante presenta semejan-zas formales con las estructuras singulares, excep-to en el tamaño.

La secuencia y distribución de los recintos en elespacio es la siguiente:

• Plataforma de ingreso. Ubicada en el extremo nortedel edificio, una especie de puente o plataformarectangular alargada, que conduce a la plaza. Nose presenta en todos los edificios. Para el caso deCaral estaba flanqueada por una serie de nichos,dispuestos en hilera.

Tipología de estructuras

Pirámide escalonada pequeña 44 26,67Plataforma cuadrangular mediana 25 15,15Estructuras singulares 20 12,12Pirámide escalonada mediana 17 10,3Plataforma rectangular mediana 14 8,48Plataforma rectangular pequeña 10 6,06Plaza circular en serie inscritaen ladera 9 5,45Plataforma cuadrangularpequeña 7 4,24Plaza circular inscrita conplataforma 5 3,03Estructura con plataformassecuenciales con plaza 4 2,42Pirámide escalonada grande 3 1,82Plataforma cuadrangular conplaza círcular inscrita 2 1,21Pirámide mayor 2 1,21Plaza circular en secuenciavertical 2 1,21Plataforma cuadrangular grande 1 0,61

Numero de estructuras Porcentaje

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LLLLLAAAAA C C C C CIUDADIUDADIUDADIUDADIUDAD S S S S SAGRADAAGRADAAGRADAAGRADAAGRADA DEDEDEDEDE C C C C CARALARALARALARALARAL-S-S-S-S-SUPEUPEUPEUPEUPE 6161616161

• Plaza circular hundida. Componente arquitectóni-co de planta circular hundida, inscrito en el inte-rior de una plataforma circular. Se accede a ella através de dos escalinatas opuestas que siguen el ejeprincipal del edificio. En uno de los casos, doscolumnas líticas flanquean los ingresos a la plaza.A este tipo de componente, que aparece en Caralcon múltiples graderías concéntricas en la mitadinterna de la plaza, se le ha denominado anfiteatro.

La variante constituida por la plaza de planta cua-drangular, construida a nivel de la superficie, nopresenta mayores elementos asociados y no le an-tecede la plataforma de ingreso.

Esta variante de plaza fue hallada sólo en el sitiode Cerro Blanco.

• Antesala. Siguiendo la secuencia se ubica un re-cinto anterior o delantero, de planta rectangular,con dos vanos opuestos en la parte central. Unode ingreso desde la plaza y el otro de acceso alatrio.

• Atrio. Recinto importante dentro del edificio. Tie-ne forma cuadrangular, circundado por banque-tas escalonadas, que reducen el espacio central,presidido por un fogón central. En el lado opues-

to al vano (siguiendo el eje central principal) pue-de hallarse una escalinata empinada.

• Plataforma principal. Un espacio central de ciertaelevación (Caral, Peñico), baja (Chupacigarro) oubicada sobre una ladera (Cerro Blanco). Tieneplanta rectangular alargada y contiene en la cimapequeñas habitaciones alineadas, a las que se acce-de por una escalinata ubicada en el centro. Estecomponente y el atrio constituyen la parte centraly principal de todo el edificio.

• Plataformas posteriores descendentes con algunos recintos(Caral y Peñico). También se puede encontrar unpequeño patio cuadrangular (Chupacigarro).

• Recintos posteriores. Un conjunto de recintosaglutinados detrás de la plataforma posterior. Iden-tificados en Chupacigarro y Cerro Blanco.

4. Estructuras singulares. Se trata de pequeños edifi-cios planificados, de planta simétrica, que sigue elpatrón de diseño de las estructuras de plataformassecuenciales con plaza pero a una escala reducida.No sólo los volúmenes y dimensiones son meno-res sino que también se pierden algunos elementosarquitectónicos. Representa una versión simplifica-da, que conjuga los rasgos principales.

Figura 5. Distribución porcentual de los tipos de estructuras.Figura 5. Distribución porcentual de los tipos de estructuras.Figura 5. Distribución porcentual de los tipos de estructuras.Figura 5. Distribución porcentual de los tipos de estructuras.Figura 5. Distribución porcentual de los tipos de estructuras.

26,67

15,15

12,1210,30

8,486,06 5,45

4,243,03 2,42 1,82 1,21 1,21 1,21 0,61

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Tipo de estructuras

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Se han identificado tres variedades, diferenciadaspor los elementos arquitectónicos que las compo-nen como:

• Atrio con plataforma principal. Compuesto por es-tos dos componentes arquitectónicos. Primero unatrio cuadrangular escalonado con fogón central(puede presentar patio delantero), al que le sigueuna plataforma baja. Ellos se pueden comunicar através de una escalinata, banqueta o vano. Sólo seidentificaron en Caral.

• Atrio con antesala. Pequeña antesala de muros ba-jos y atrio con un solo ingreso frontal y fogóncentral. Se identificó en Peñico.

• Atrio aislado. Pequeño recinto cuadrangular confogón central y con doble ingreso a través deescalinatas opuestas. Presenta dos variantes, unacon recinto interno, de planta cuadrangular, y otrade planta circular. Esta versión simplifica en sumínima expresión las variantes anteriores. Estetipo de estructura con frecuencia está asociado alas estructuras de plataformas secuenciales conplaza, con quien comparte el mismo eje de orien-tación. Ha sido reconocido sólo en la margenizquierda. Está ubicado en el extremo sur de loscentros urbanos. Se identificó sólo en el estable-cimiento de Capilla.

5. Plataforma cuadrangular con plaza circular inscrita. Secaracteriza por presentar una estructura de plantacuadrangular de grandes dimensiones (más de 80por 80 m) pero baja, con subdivisiones internas,correspondientes a amplios recintos. El frontis prin-cipal puede estar tanto al norte (Piedra Parada) comoal sur (Era de Pando). Delante tiene adosada unaplaza circular hundida, inscrita en una plataformacuadrangular. La orientación de la estructura dependede su ubicación en determinada margen del valle,pues en ambos casos el edificio se encuentra en elextremo final del asentamiento, alejado del río, aun-que se aprovechó el promontorio más alto desdedonde se puede tener una buena visión del conjun-to. En Era de Pando, ubicado en la margen dere-cha, la estructura se halla al fondo de la quebrada,orientada al sur, mientras que en Piedra Parada, enla margen izquierda, está sobre una loma y mirahacia el valle, al norte. Los dos sitios se hallan en elvalle bajo o en el valle medio inferior y se encuen-tran entre los centros urbanos más grandes y com-

plejos de esos sectores del valle. Asimismo, en am-bos casos, esta estructura (plataforma cuadrangularcon plaza circular inscrita) constituye el principal com-ponente arquitectónico.

6. Plataforma cuadrangular simple. Estructura pocoelevada que no representa un volumen significati-vo a pesar de que usaron rellenos constructivospara definir niveles. Muestra una serie de recintossobre la superficie.

Se reconocieron tres tamaños:

• Plataforma cuadrangular grande. Se conoce un soloejemplar, ubicado en Chupacigarro (pues a dife-rencia de Piedra Parada y Era de Pando no tieneplaza inscrita adosada), construido sobre una am-plia loma, donde se aterrazaron las laderas. Susdimensiones superan los 80 por 80 m. En estecaso, el frontis se orienta al oeste y los recintos sonamplios como en los casos mencionados.

• Plataforma cuadrangular mediana. Aparecen for-mando núcleos de edificios, muy próximos unosde otros y que, además, comparten el mismoeje de orientación. Aprovecharon las largas te-rrazas formadas por las escorrentías en el fon-do de las quebradas secas. Las elevaciones natu-rales son las que definen su orientación perpen-dicular al valle.

Este tipo de estructura se ha identificado en sitioscomo Peñico, Caral, Miraya, Lurihuasi, Era dePando.

• Plataforma cuadrangular pequeña. Se encuentra for-mando núcleos acompañando al tipo anterior, a lasplataformas rectangulares y a las estructuras deplataformas secuenciales con plaza. Se han identi-ficado en los sitios de Peñico, Caral, Chupacigarro,Miraya, Lurihuasi y Era de Pando.

7. Plataforma rectangular. Estructura con la mismacaracterística formal que el tipo anterior, sólo di-ferente en la forma de la planta. Esta clase de es-tructura integra los mismos núcleos de edificios y,por lo tanto, comparte con ellos el espacio y laorientación. Presenta una mayor variedad de di-mensiones y tiende a adosarse y superponerse unaa otra lo que determina plantas de trazo irregulary con mayor complejidad interna. Destaca en el

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LLLLLAAAAA C C C C CIUDADIUDADIUDADIUDADIUDAD S S S S SAGRADAAGRADAAGRADAAGRADAAGRADA DEDEDEDEDE C C C C CARALARALARALARALARAL-S-S-S-S-SUPEUPEUPEUPEUPE 6363636363

centro urbano de Miraya, donde integra un con-junto de edificios. A diferencia del tipo anteriorsólo se reconocieron dos tamaños:

• Plataforma rectangular mediana. Presenta la mayorvariabilidad de formas y tamaños. Tiende a sermás alta que los otros tipos de plataformas perosin formar niveles escalonados. Los mejores ex-ponentes se hallan en Caral, Miraya y Lurihuasipero también se los puede encontrar en Peñico yEra de Pando.

• Plataforma rectangular pequeña. Representada porpocos ejemplos. Se la halla asociada a edificiosgrandes o conformando los núcleos anteriormenteseñalados. Identificada sólo en Miraya, Lurihuasiy Era de Pando.

8. Plaza circular en serie inscrita en ladera. Compuestapor la sucesión de plazas circulares inscritas en pla-taformas cuadrangulares adosadas. Se ubican en laparte inferior de una ladera suave o empinada,modificada a través de un aterrazamiento escalo-nado. Ambos elementos arquitectónicos, plazas yterrazas, conforman una sola estructura, que posi-blemente culmina o se relaciona con las platafor-mas o recintos ubicados en la cima de la ladera.

Si bien las dimensiones y el número de plazas pue-den variar, todas presentan rasgos similares comouna suerte de doble moldura en forma de medialuna, ubicadas a cada lado y superpuestas sobre laplataforma, donde se inscribe la plaza circular. Elingreso a la plaza queda así en el centro, limitadopor estas dos molduras. Otro rasgo compartidoes la orientación del eje plaza-ladera escalonada,que sigue una dirección sur-norte, con la plaza alsur y las plataformas escalonadas al norte. Este ejese respetó aunque los centros urbanos estuvieranen márgenes opuestas.

Los sitios identificados con estructuras de este tiposon: Peñico (cinco plazas), Huacache (tres plazas)y Pueblo Nuevo (una plaza).

9. Plaza circular inscrita con plataforma. Tipo no biendefinido, que podría ser una variante del anterior.Consiste en una pequeña plaza circular inscrita enuna plataforma cuadrangular pero delimitada enuno de los lados por una plataforma rectangular.A diferencia del otro tipo se encuentra en las ci-

mas y en laderas altas y, quizás, por ello, se reduje-ron sus dimensiones. Todos los establecimientosidentificados están en la margen derecha: Pando,Limán y Cerro Colorado.

10. Plaza circular en secuencia vertical. Definida a basede un único ejemplo, identificado en el estableci-miento de Jaiva. Se trata de la sucesión vertical dedos plazas circulares hundidas, que ascienden enuna ladera baja y se intercomunican por medio deuna larga escalinata. La sucesión de plaza-escalina-ta-plaza se alinea perpendicularmente al valle. Enla cima, asociada a la segunda plaza, y siguiendo elmismo eje, se ubica una plataforma cuadrangularbaja con una serie de recintos en su interior y de-trás de ellos una plaza cuadrangular delimitada porun muro. Si bien las plazas no presentan el anilloconcéntrico recuerdan a las de ese tipo.

11. Complejo residencial. Se encuentra en medio delas estructuras de carácter público. Varía en rela-ción con su ubicación dentro del centro urbano,en el tamaño de las casas y de los recintos que lasconforman, en el material y las técnicas usadas ensu construcción. Las excavaciones en Caral hanpermitido conocer que esta ciudad contiene, apartede los tipos de arquitectura de carácter público,una serie de construcciones residenciales, que noson distinguibles desde la superficie. Suponemosque una situación similar ocurre en los otros cen-tros urbanos; pero en tanto ellos no sean excavadosno es posible consignar la arquitectura residencial.Anotamos, sin embargo que las variantes identifi-cadas en Caral son:

• Casas construidas con piedra, compuestas de unconjunto de recintos y patios, ubicadas en relacióncon determinada pirámide.

• Casas construidas con material orgánico (palosde guarango, sauce y carricillos). Están ubicadas acierta distancia de las pirámides pero con los acce-sos orientados hacia ellas.

• Casas hechas con material orgánico y ubicadascerca de las pirámides pequeñas con accesos orien-tados hacia éstas. Los recintos son de menor tama-ño que en la variedad anterior.

• Casas pequeñas hechas con canto rodado. Estánubicadas en la parte marginal de la ciudad.

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6464646464 LLLLLAAAAA FORMAFORMAFORMAFORMAFORMACIÓNCIÓNCIÓNCIÓNCIÓN DELDELDELDELDEL E E E E ESTSTSTSTSTADOADOADOADOADO YYYYY ELELELELEL SURSURSURSURSURGIMIENTGIMIENTGIMIENTGIMIENTGIMIENTOOOOO DEDEDEDEDE LLLLLAAAAA CIVILIZCIVILIZCIVILIZCIVILIZCIVILIZAAAAACIÓNCIÓNCIÓNCIÓNCIÓN

• Habitaciones aisladas, ubicadas en las inmedia-ciones de algunas estructuras públicas. Están he-chas de palos, de los cuales sólo han quedado losorificios de éstos, de forma circular, de media lunao cuadrangular.

Con la finalidad de aproximarnos a conocer lacantidad de fuerza de trabajo empleada para laconstrucción de los diversos tipos de estructurasarquitectónicas, vamos a examinar su recurrenciaen los distintos asentamientos ubicados en el vallede Supe (tabla 4, figura 6):

a) Que para la construcción de los cuatro prime-ros tipos compuestos por estructuras piramidales(tablas 4 y 5) se invirtió el 80,11% del total defuerza de trabajo. Este tipo de edificio se encuentraen mayor frecuencia en los sitios de Áspero, ElMolino, Pueblo Nuevo, Allpacoto, Caral y Miraya.En una siguiente categoría se pueden agrupar lasestructuras compuestas por plataformas de di-versos tipos con un 14,62 %; estas se focalizan ensitios como Era de Pando, Piedra Parada,Lurihuasi, Miraya y Caral. Finalmente, aislamosdos grupos menores que apenas concentran el3,16% y el 2,11% de la fuerza de trabajo. Por unlado, tenemos las estructuras con plataformassecuenciales con plaza y estructuras singulares y

por otro lado los tipos compuestos por plazassolas, respectivamente. Los tipos de ambos gru-pos se pueden hallar en forma aislada o al inte-rior de centros urbanos principales.

b) En la tabla 5 se puede apreciar una tendenciahacia la conformación de dos modelos básicos decentro urbano, uno compuesto principalmente porlos diversos tipos de pirámides y el otro por losdiversos tipos de plataformas. En el primer grupoel edificio más relevante es la pirámide mayor, mien-tras que en el otro lo conforma la plataforma cua-drangular con plaza circular inscrita.

c) El desenvolvimiento de diversas funciones encada establecimiento al margen de su extensión ytamaño. Las evidencias de Caral, con una morfo-logía variada de estructuras, tanto de carácter pú-blico como privado, sugieren el uso multifuncionalde los centros urbanos, así como la identificaciónde diversos sectores con viviendas residenciales dediferente dimensión o material constructivo, queindica la distinción social de sus ocupantes.

d) Una mayor representación de los distintos ti-pos constructivos en los centros urbanos más ex-tensos. Variabilidad que debe corresponder a larealización en ellos de, igualmente, un número másamplio de funciones.

e) Distinciones en las diversas clases de centrosurbanos, que estarían en concordancia con un sis-tema de establecimientos jerarquizado con dife-rencias funcionales y con separaciones temporales.

f) Diferencias en las construcciones domésticasdentro de una ciudad como Caral, en cuanto aubicación, dimensiones o material constructivo.Ellas evidenciarían distinciones sociales jerárquicasentre sus habitantes.

Secuencia ocupacional de Caral-Supe

Sobre la base de la información obtenida en Caralse pueden plantear tres grandes períodos:

1. El más antiguo, cuando se habilitaron las tierrasde cultivo, mayormente asociadas a humedales, enfunción de las cuales se construyeron los centrosurbanos, como asientos de los linajes, y se edifica-

TTTTTabla 4. abla 4. abla 4. abla 4. abla 4. TTTTTipos de estripos de estripos de estripos de estripos de estructura en ructura en ructura en ructura en ructura en relación con el velación con el velación con el velación con el velación con el volumen deolumen deolumen deolumen deolumen defuerza de trabajo invertido.fuerza de trabajo invertido.fuerza de trabajo invertido.fuerza de trabajo invertido.fuerza de trabajo invertido.

Tipología de estructuras

Pirámide escalonada mediana 25,07Pirámide escalonada grande 21,06Pirámide mayor 20,05Pirámide escalonada pequeña 13,93Plataforma rectangular mediana 7,65Plataforma cuadrangular mediana 4,60

1,88Plaza circular en serie inscrita en ladera 1,79Plataforma rectangular pequeña 1,21

1,06Plataforma cuadrangular pequeña 0,64Plataforma cuadrangular grande 0,49Estructuras singulares 0,25Plaza circular inscrita con plataforma 0,22Plaza circular en secuencia vertical 0,10

Porcentaje de fuerza de trabajo

Plataforma cuadrangular con plaza circular inscrita

Estructura con plataformas secuenciales con plaza

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ron las estructuras piramidales en Áspero, El Mo-lino, Allpacoto, Pueblo Nuevo, Caral, Miraya. Losjefes de linajes conducirían la vida y las actividadesde los habitantes de cada asentamiento, así comolas relaciones entre los varios asentamientos. Eneste período se pueden identificar varias fases, através de las cuales crecieron los centros en exten-sión y monumentalidad, a la par que se hacía máscompleja la organización social. Las estructuras pú-blicas muestran espacios cerrados para ceremo-nias privadas de una élite, representada por las ca-bezas de linajes.

2. Un segundo período, de fuertes cambios, cuan-do se introdujeron las plazas circulares como es-pacios públicos abiertos, se empleó shicras o bol-sas de fibra, rellenas con piedras, como materialconstructivo. Se transportaron piedras de gran vo-lumen y se elevaron o ampliaron las construccio-nes piramidales con ingente inversión de fuerza detrabajo organizada (pirámide mayor, estructurascon plataformas secuenciales con plaza y estructu-ras singulares). Período que tuvo, asimismo, variasfases, durante las cuales crecieron en monumenta-

lidad los centros urbanos. Alcanzaron gran presti-gio Caral y los otros centros aglutinados en el sec-tor inferior del valle medio (Pueblo Nuevo, Miraya,Lurihuasi) que debieron erigirse como la zona ca-pital dominante de la serie de establecimientosjerarquizados. Se construyeron nuevos centros ur-banos en Peñico, Chupacigarro, Cerro Blanco, Jaivay Capilla. Es el período de formación del Estadoprístino.

3. Un tercer período cuando crecieron en exten-sión y volumen los centros urbanos, como Caral,Miraya, Lurihuasi, Era de Pando y Piedra Parada,mediante la construcción de una serie de estructurasa base de plataformas bajas y se edificaron plazascirculares inscritas en plataformas cuadrangulares.Es interesante observar, asimismo, que las platafor-mas contienen una serie de recintos pequeños, quepodrían haber funcionado como depósitos, eviden-ciando una mayor administración de bienes.

Se reprodujo en el resto del valle este elemento deplazas inscritas, tal como se aprecia en Limán,Pando, Cerro Colorado, Huacache, Peñico. Per-

Figura 6. Distribución de la fuerza de trabajo en los diferentes tipos de estructura.Figura 6. Distribución de la fuerza de trabajo en los diferentes tipos de estructura.Figura 6. Distribución de la fuerza de trabajo en los diferentes tipos de estructura.Figura 6. Distribución de la fuerza de trabajo en los diferentes tipos de estructura.Figura 6. Distribución de la fuerza de trabajo en los diferentes tipos de estructura.

25,07

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1,88 1,791,21 1,06 0,64 0,49 0,25 0,22 0,1

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6666666666 LLLLLAAAAA FORMAFORMAFORMAFORMAFORMACIÓNCIÓNCIÓNCIÓNCIÓN DELDELDELDELDEL E E E E ESTSTSTSTSTADOADOADOADOADO YYYYY ELELELELEL SURSURSURSURSURGIMIENTGIMIENTGIMIENTGIMIENTGIMIENTOOOOO DEDEDEDEDE LLLLLAAAAA CIVILIZCIVILIZCIVILIZCIVILIZCIVILIZAAAAACIÓNCIÓNCIÓNCIÓNCIÓN

dieron importancia anteriores centros urbanoscomo Áspero, El Molino, Allpacoto y PuebloNuevo. Se puede notar que la mayoría de estable-cimientos se hallaba en la margen izquierda, en re-lación quizás con la importancia que iba adqui-riendo la agricultura en el valle vecino de Huaura,de mayor productividad, así como los valles ba-jos norteños, en el caso de Era de Pando.

Unidad cultural y política en la diversidadsocioeconómica

Comparativamente, se puede observar que a lapar que los establecimientos muestran diversoscomponentes, de carácter público y privado, ellostambién contienen algunas estructuras arquitectó-nicas que se repiten en los establecimientos identi-

TTTTTabla 5. abla 5. abla 5. abla 5. abla 5. TTTTTendencia de los sitios a agrendencia de los sitios a agrendencia de los sitios a agrendencia de los sitios a agrendencia de los sitios a agruparse en dos modelos de centruparse en dos modelos de centruparse en dos modelos de centruparse en dos modelos de centruparse en dos modelos de centro urbano: en uno, pro urbano: en uno, pro urbano: en uno, pro urbano: en uno, pro urbano: en uno, predominan los tipos de pirámide yedominan los tipos de pirámide yedominan los tipos de pirámide yedominan los tipos de pirámide yedominan los tipos de pirámide yen el otro, los tipos de plataforma.en el otro, los tipos de plataforma.en el otro, los tipos de plataforma.en el otro, los tipos de plataforma.en el otro, los tipos de plataforma.

ficados a lo largo de los primeros 45 km del vallede Supe, en cuanto a diseño planimétrico, elemen-tos y técnicas constructivas. Esto permite inferirque si bien se realizaban actividades económicas,políticas y religiosas en cada centro urbano, éstoshabían sido integrados al sistema socioeconómicoy político del Estado prístino.

La mayoría de los centros urbanos más extensosy monumentales se halla aglutinada en el sectormedio inferior del valle, uno al lado del otro ofrente a frente, en cada margen del río, a una dis-tancia de 1,5 a 2 km entre sí. Caral y PuebloNuevo son los más notables, en las márgenes iz-quierda y derecha del valle; ambos se encuentrana unos 5,5 km de distancia, ocupan una cuartaparte del total de hectáreas de los establecimien-tos construidos en el valle de Supe y concentran

Tipología de estructuras arquitectónicas

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Pirámide escalonada pequeña 5 3 9 11 6 8 2 44

Pirámide escalonada mediana 1 2 5 2 3 4 17

Pirámide escalonada grande 1 1 1 3

Pirámide mayor 1 1 2Estructura con plataformas secuenciales con plaza 1 1 1 1 4

Estructuras singulares 11 1 7 1 20Plaza circular en secuencia vertical 2 2Plaza circular en serie inscrita en ladera 1 5 3 9Plaza circular inscrita con plataforma 1 2 1 1 5Plataforma cuadrangular grande 1 1Plataforma cuadrangular con plaza circular inscrita 1 1 2Plataforma cuadrangular pequeña 6 1 7Plataforma rectangular pequeña 10 10Plataforma rectangular mediana 2 7 3 1 1 14Plataforma cuadrangular mediana 4 15 4 1 1 25

Total 5 4 12 19 28 19 24 21 4 9 9 1 1 3 2 2 1 1 165

Sitios arqueológicos del valle de Supe

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Se nota por esta información que los establecimien-tos distribuidos en el interior de una misma zonaecológica se hallan a 4 km de distancia, salvo en lazona capital, donde están a 1 ó 2 km. En cambio,hay distancias de 7,5 a 10 km entre centros ubica-dos en diferentes zonas ecológicas. No conocemostodavía el significado de esta separación espacial;podríamos suponer que 4 km sería el espacio detierras cultivadas bajo el control de una comunidady que la separación mayor entre establecimientos dediferentes zonas correspondería a divisiones admi-nistrativas de base económica. Quizás en este espa-cio se encontraban las tierras de beneficio común,para las huacas, el Estado, etc. Es posible que exis-tieran más relaciones de integración o conflicto en-tre los centros vecinos que entre aquellos ubicadosa medio o un día de camino, donde las vinculacio-nes tendrían diferente significado.

Como se ha indicado, la extensión espacial, volu-men de fuerza de trabajo invertida en las cons-trucciones y la variabilidad morfológica de éstashan permitido identificar, por lo menos, cinco clasesde centros urbanos, distinción que debe corres-ponder a una jerarquía de los establecimientos consignificación sociopolítica. La presencia de unmayor número de tipos de estructuras arquitectó-nicas, en particular acentuada en los centros urba-nos de las tres primeras clases, debió estar en con-cordancia con un mayor número de funciones quecumplían sus habitantes.

Por todo ello, podemos plantear la existencia enSupe, durante el Arcaico Tardío, de una sociedaddiferenciada por actividades económicas especia-lizadas, por su distinta ubicación en estratos socia-les jerarquizados y por su distribución en centrosurbanos integrados en un sistema, igualmente, je-rarquizado. Esta diferenciación habría derivado dela posición que se ocupaba en el proceso produc-tivo general, de las valoraciones dadas a las fun-ciones dentro del sistema socioeconómico y de laparticipación que se tenía en la distribución delexcedente producido.

El excedente productivo, acumulado por la socie-dad de Supe, habría servido para el mantenimien-to del sector de la población dedicado al estudiode los astros y a la confección del calendario agrí-cola; al cálculo matemático y al diseño geométri-co, aplicados a la agrimensura y a la edificación de

el 56,30% del porcentaje de fuerza de trabajoinvertida en ese valle. Por todos estos indicadores,extensión, tamaño y volumen de la arquitecturapública de los dos sitios, se infiere la posiciónpreeminente que ellos tuvieron en el sistema po-lítico y el poder de la élite gobernante del nacien-te Estado, que lo conducía. Como bien se ha se-ñalado, «la arquitectura temprana monumental,vista en la costa del Perú como también en mu-chas otras partes del mundo, es una manifesta-ción física de una estructura de poder estatalemergente» (Haas, 1987: 32).

Cabe señalar la presencia de un conjunto de esta-blecimientos en el valle medio inferior, ubicados ensecuencia espacial: Lurihuasi, Miraya, Chupacigarro,Caral, en la margen izquierda, y Pueblo Nuevo,Allpacoto, en la margen derecha, construidos a cor-ta distancia entre sí, de 1 a 2 km, uno seguido delotro (viniendo desde el oeste, de Lurihuasi a Mirayahay 1 km; de Miraya a Chupacigarro, 1 km; deChupacigarro a Caral, 1 km. Cruzando el río, deLurihuasi a Pueblo Nuevo hay 2 km y de Caral aAllpacoto 1,5 km). Estos centros urbanos debie-ron funcionar en algunos períodos como una zonacapital que dominaba la jerarquía de establecimien-tos, dentro de un modelo de conexión, similar alplanteado por Stark (1999: 201-205) paraMesoamérica. Con excavaciones futuras en algu-nos de ellos se tendrán evidencias para precisar lasfunciones que cada cual desempeñó en el conjunto.

Por otro lado, es interesante observar la distanciaque separa los establecimientos principales, ubica-dos en las diferentes zonas ecológicas: De Áspero,en el litoral, a El Molino, en el valle bajo, hay 8,5km y a Piedra Parada 7,5 km. Desde allí, si segui-mos por la margen derecha, del Molino a Era dePando, en el inicio del valle medio inferior, hay 8km; de Era de Pando a Pueblo Nuevo, 5,5 km; dePueblo Nuevo a Allpacoto, 4 km y de Allpacoto aHuacache, éste último ya en el valle medio supe-rior, 10 km, siguiendo el río y un poco menos si seentra por el atajo de Las Minas. Por la margenizquierda tenemos que de Piedra Parada, en el va-lle bajo, a Lurihuasi, en el valle medio inferior, hay14 km; de Caral a Peñico, éste último en el vallemedio superior, 10,5 km; y de Peñico a Cerro Blan-co, 4 km o de Cerro Blanco a Jaiva, 4 km. Final-mente, de Piedra Parada a Era de Pando se tiene10 km; y de Era de Pando a Caral, 9,5 km.

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monumentales obras arquitectónicas; al cálculo deresistencia de materiales; al manejo organizado dela población; a la conducción de las ceremonias yrituales y al mantenimiento de las relaciones políti-cas, administrativas y comerciales entre centros ur-banos cercanos o distantes. Actividades que justi-ficaban su existencia. Éstos fueron los especialistasy los que conformaron la élite de poder en el Es-tado prístino.

La riqueza generada por la sociedad de Supe ypor las sociedades del área que el Estado prístinode Supe pudo concentrar, habría hecho posible lainversión de ingente fuerza de trabajo en la cons-trucción y remodelación periódica de las estructu-ras monumentales. La productividad lograda úni-camente por la población de Supe no explicaría laobra realizada en sus diferentes centros urbanos.

Conclusiones

1. En el territorio andino hubo, como en otraspartes del mundo aunque en un espacio más ce-rrado, una amplia variedad de adaptaciones cultu-rales, pero a distancias relativamente próximas, asícomo diferentes trayectorias y ritmos de desarro-llo sociopolítico. Sin embargo, durante el ArcaicoTardío, las sociedades asentadas en las varias re-giones del área norcentral mostraron un gran di-namismo en sus actividades socioeconómicas,políticas y culturales. Poseedoras de culturas dis-tintivas, habían alcanzado excedentes productivosy un nivel de organización comunal que les permi-tía la construcción de pequeños centros urbanos ysu participación en una esfera de interaccióninterregional.

2. La población de Supe, establecida, asimismo,en centros urbanos, tanto en el litoral como en elvalle, cerca de uno de los mares más ricos del pla-neta y en una zona favorecida por humedales, ha-bía desarrollado una economía productiva, inter-namente complementaria, agrícola-pesquera. Al in-tenso comercio entre ambos grupos de comuni-dades especializadas, que generó una esfera eco-nómica supracomunal y excedentes productivosen escala mayor, se adicionó la conexióninterregional dentro del área norcentral, fomenta-da, además, por la ubicación estratégica de estevalle. Aquellas y estas condiciones favorecieron la

formación de clases sociales y le permitieron a lasociedad de Supe captar en su beneficio los exce-dentes producidos en el área, así como fortalecersu proceso de integración política, bajo la formade un gobierno estatal.

3. Los 18 establecimientos con arquitectura monu-mental, identificados entre la boca del río Supe yJaiva, en un valle pequeño, con escasas tierras y unrío de régimen irregular, seco la mayor parte delaño, difícilmente hubieran sido construidos sobre labase de la productividad lograda únicamente porsus pobladores. La cuantiosa inversión de trabajoen obras monumentales habría sido sustentada porla producción de las poblaciones de los otros va-lles, que el Estado prístino supo captar.

4. Los centros urbanos albergaron estructuras pú-blicas de varios tipos, construcciones residencialesde carácter doméstico, talleres, etc. Ellos fueronmultifuncionales; autosuficientes en su produccióneconómica; tuvieron su propio gobierno, así comosus dioses y prácticas religiosas, en los que susten-taban su identidad.

5. En un primer período, la sociedad de Supe cons-truyó centros urbanos, cada uno de los cuales con-gregaba a un conjunto de linajes. Era conducido porun consejo, integrado por los jefes de éstos, y mane-jaba un determinado territorio de producción. Enun segundo período, con la formación de estratossociales jerarquizados y del Estado prístino, se defi-nió un sistema de centros urbanos diferenciados, entrelos cuales destacaban los ubicados en la zona capitalde Caral. Se construyeron plazas circulares de fun-ción pública y se invirtió una ingente fuerza de traba-jo en las construcciones monumentales. En un tercerperíodo, se amplió el número de centros urbanos enel valle de Supe y se generalizó el modelo de plazascirculares inscritas. Adquirieron prestigio los centrosurbanos ubicados más cerca del valle bajo.

6. El valle de Supe fue el asiento donde se formópor primera vez en la historia peruana un gobier-no estatal. Una clase social dominante ejerció elpoder por sobre todas las comunidades o pachacas,asentadas en centros urbanos, y su influencia seextendió al área norcentral durante el Arcaico Tar-dío. Sin embargo, el modelo estatal y la ideologíaque lo sustentaba trascenderían más allá de ese es-pacio y tiempo.

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Referencias bibliográficas

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Zechenter, Elzbieta1988 Subsistence strategies in the Supe Valley of the PeruvianCentral Coast during the Complex Preceramic and Initial Periods.Tesis. Los Angeles: University of California.

ANEXOS

Anexo I

Relación de establecimientos del valle de Supe

ÁSPERO (10H-01, COORDENADAS 200 500 E Y 8 803 000 N)

Ubicado en el litoral. Conjunto de montículos corres-pondientes a estructuras de diversos tipos, pirámides,plataformas, recintos habitacionales, etc. (figuras 7 y 13).

Conservación

Muy deteriorado por excavaciones arqueológicas ybuscadores de tesoros. Actualmente, viene siendo usadocomo basurero del distrito de Supe Puerto.

EL MOLINO (10 J 02, COORDENADAS 209 000 E Y 8 801 500 N)

Establecimiento en la margen derecha del valle. Es unode los pocos que fue edificado en el fondo del valle. Locomponen cuatro montículos, muy alterados en su for-ma original por ocupaciones posteriores, particularmen-te la moderna (figura 14).

Al noreste se observan grandes espacios donde se hanconstruido estanques, posiblemente sobre el asiento deantiguas plazas hundidas.

Conservación

Los montículos arqueológicos están muy destruidos,recortados, aplanados, excavados y transformados. So-bre este asiento se hicieron viviendas o estanques.

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LIMÁN (10 K-01, COORDENADAS 218 500 E Y 8 799 500 N)

Ubicado en la margen derecha, por encima del valle (fi-gura 15).

Estructura circular inscrita, una serie de terrazas con re-cintos y restos de otros componentes no identificados.Se observan «conchales» dispersos en la pampa.

A partir de este sitio el valle se estrecha, dando inicio alvalle medio inferior.

En el límite con Huaralica hay una estructura de piedrascortadas, muy deteriorada.

ERA DE PANDO (11 L3, COORDENADAS 217 000 E Y 8 801000 N)

Establecimiento grande, en la margen derecha del río Supe,en el inicio del valle medio inferior, sobre terraza aluvial yestribaciones andinas. En las inmediaciones se encuentraun gran manantial, del cual se extrae agua para alimentar aun antiguo canal de irrigación. Presenta varios componen-tes de épocas diferentes (figuras 8 y 16).

Contiene arquitectura de diferente diseño, forma y tama-ño. Se pueden diferenciar pirámides -una de ellas estáasociada a una plaza circular hundida-, plataformas, es-tructuras menores y conjuntos habitacionales de diferen-tes rangos, entre otras.

Destaca una pirámide de planta cuadrangular, de unos 80por 80 m, asociada a una plaza circular, de 20 m de diáme-

tro, inscrita en una plataforma. En la cima de la pirámidese aprecia el atrio en el centro, seguido por una plataformamás elevada y dos recintos laterales, al este y oeste, respec-tivamente. En el frente sur se desciende del atrio a unaplataforma más baja.

Se registró una serie de montículos al oeste, sur y norte dela pirámide principal, compuestos de recintos sobre pla-taformas con atrio o patio central hundido; así comoáreas con recintos habitacionales y otras estructuras, aso-ciadas con las pirámides, formando varios conjuntos. Haysucesivas terrazas con recintos. El acceso se efectuaba pormedio de escaleras.

Conservación

Afectado por la extracción de piedras con maquinaria. Seencuentra ante una inminente lotización. Los varios sec-tores de la ciudad muestran piedras pintadas, usadas comohitos en la delimitación de los lotes distribuidos, a laespera de la obra de irrigación.

PANDO (11L-02, COORDENADAS 218 500 E Y 8 799 500 N)

Establecimiento de la margen derecha, con varios com-ponentes de períodos tardíos. El perteneciente al perío-do Arcaico consiste en una estructura con secuencia deplataformas, asociada a una plaza circular hundida. Unaserie de terrazas con recintos, probablemente de con-juntos habitacionales, se encuentra en las inmediacio-nes y podría corresponder a viviendas de este período(figura 17).

Figura 7. Vista panorámica del sitio arqueológico de Áspero.Figura 7. Vista panorámica del sitio arqueológico de Áspero.Figura 7. Vista panorámica del sitio arqueológico de Áspero.Figura 7. Vista panorámica del sitio arqueológico de Áspero.Figura 7. Vista panorámica del sitio arqueológico de Áspero.

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Conservación

Muy afectada por la construcción de una vivienda sobre lapirámide y por el acondicionamiento de terrazas de cultivo.

PUEBLO NUEVO (11 M-03, COORDENADAS 222 000 E Y 8798 000 N)

Establecimiento grande, ubicado en la margen derecha.Forma parte del conjunto de establecimientos que estáen directa asociación con Caral.

Se ubica frente a Lurihuasi, en el cono de deyección deuna antigua quebrada seca y sobre las estribaciones. Con-siste en un conjunto aglomerado de por lo menos 10estructuras piramidales principales con otras anexas. Losmontículos muestran una secuencia de plataformas conuna serie de recintos. Es el establecimiento del valle conmayor trabajo constructivo (figura 18).

Al fondo de la quebrada destacan dos estructuras, una muyalta con plataformas escalonadas, asociadas a una plaza cir-cular hundida, casi cubierta por la remodelación de las plata-formas y otra plaza circular adosada a una pirámide conplataformas acondicionadas a una elevación natural. Unaserie de terrazas con recintos se halla entre los montículos.

Todas las estructuras tienen sus fachadas hacia el espaciodonde se encuentran las plazas.

Conservación

Los montículos ubicados más cerca del valle están ocupa-dos por las viviendas de criadores de cabras, quienes han

construido una serie de corrales. Por tratarse de una po-blación en principio migrante, está propiciando el trasla-do de otros criadores y el poblado va creciendo en detri-mento del establecimiento arqueológico.

CERRO COLORADO (11M-01, COORDENADAS 223 500 E Y8’797 000 N)

Ubicado en la margen izquierda, en la parte baja de uncono de deyección y en parte alta de las estribacionesandinas (figuras 9 y 19).

Consiste en dos conjuntos, cada uno con una serie deterrazas con recintos y presidido por una plaza circularhundida.

El conjunto de la parte baja está muy deteriorado por lasocupaciones más tardías.

ALLPACOTO (COORDENADAS 225 500 E Y 8’796 500 N)

Establecimiento con componentes de diversos períodos.El correspondiente al Arcaico fue construido en la que-brada de ese mismo nombre, en la margen derecha delrío Supe (figura 20).

Está frente a Caral, en el valle medio inferior, en una zonaprovista de puquiales y en las cercanías a vías naturales decomunicación con el valle de Pativilca y la sierra de Cajatambo.

Muestra dos sectores de construcciones, con diseños deasentamiento y formas arquitectónicas diferenciados, ade-más de estar separados espacialmente. Ellas podrían co-rresponder a dos períodos distintos:

FFFFFigura 8. igura 8. igura 8. igura 8. igura 8. VVVVVista panorámica del sitio arista panorámica del sitio arista panorámica del sitio arista panorámica del sitio arista panorámica del sitio arqueológico Equeológico Equeológico Equeológico Equeológico Era de Pra de Pra de Pra de Pra de Pandoandoandoandoando.....

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7272727272 LLLLLAAAAA FORMAFORMAFORMAFORMAFORMACIÓNCIÓNCIÓNCIÓNCIÓN DELDELDELDELDEL E E E E ESTSTSTSTSTADOADOADOADOADO YYYYY ELELELELEL SURSURSURSURSURGIMIENTGIMIENTGIMIENTGIMIENTGIMIENTOOOOO DEDEDEDEDE LLLLLAAAAA CIVILIZCIVILIZCIVILIZCIVILIZCIVILIZAAAAACIÓNCIÓNCIÓNCIÓNCIÓN

Sector A. Conjunto de pirámides, dispuestas alrededorde un espacio abierto. Al noroeste de este núcleo de es-tructuras públicas se observa otro conjunto de montícu-los menores.

Sector B. Al noreste del anterior, en el borde de la terra-za se halla un edificio con plaza circular hundida, muydestruidos por maquinaria. Una serie de terrazas aleste y oeste podrían corresponder a conjuntoshabitacionales.

Conservación

El establecimiento ha sido intervenido con fines agríco-las y otros. El más afectado es el sector B, donde sóloqueda una parte ínfima de la terraza y de la plaza circular.El sector A también está en peligro, pues el espacio inter-no, alrededor del cual están las pirámides, viene siendocultivado y se aprovecha el agua del puquio que allí seencuentra (Haas, com. pers.).

HUACACHE (12C-01, COORDENADAS 234 500 E Y 8 792000 N)

Ubicado en la margen derecha y en la parte media supe-rior del valle, sobre el espolón que corre paralelo al ríoSupe, frente a Peñico y en uno de los lados de la quebradaque conecta esta parte del valle con el sector de Las Minas(figura 21).

Conjunto de estructuras sobre terrazas, adecuadas a laconfiguración del terreno, asociadas a plazas circulareshundidas y a una serie de recintos.

PIEDRA PARADA (11I-01, COORDENADAS 207 000 E Y 8 799500 N).

Ecología

Ubicado en la margen izquierda, en el valle bajo. Las prin-cipales estructuras se encuentran sobre un espolón roco-so y en la parte media alta de la hondonada, alejadas delfondo del valle, cruzado por una serie de canales o san-grías de drenaje, que revelan una zona pantanosa. Unestanque cercano da vida a la flora y la fauna propias dellugar (figura 22).

El componente perteneciente al período Arcaico tiene dossectores principales y otros menores:

En la hondonada denominada El Tutumo, un cono dedeyección, encima del canal de cemento, que lo ha alteradoen parte, se halla un pequeño complejo de recintos, cons-truidos con cantos rodados, asociado a un camino.

En la siguiente hondonada se ubica Piedra Parada pro-piamente, que presenta los siguientes sectores:

Sector A1. En el ingreso a la hondonada desde el este seencuentra una construcción de canto rodado, de plantasemicircular, con terrazas en dirección al valle. En un pozode huaqueo se aprecia un basural de conchas y restosorgánicos.

Sector A. Continuación de la anterior, en dirección oeste.Se halla uno de los sectores más destacados del estableci-miento. Consiste en una edificación central con dos plata-

Figura 9. Vista panorámica del sitio arqueológico de Cerro Colorado.Figura 9. Vista panorámica del sitio arqueológico de Cerro Colorado.Figura 9. Vista panorámica del sitio arqueológico de Cerro Colorado.Figura 9. Vista panorámica del sitio arqueológico de Cerro Colorado.Figura 9. Vista panorámica del sitio arqueológico de Cerro Colorado.

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formas sobre las cuales se asientan tres grandes recintos,uno al centro y dos laterales, de unos 30 por 50 m, asocia-dos a una plaza circular hundida, ubicada al norte, de 25m de diámetro por 2,5 m de profundidad. El recintocentral muestra dos niveles y una especie de atrio y vestí-bulo con acceso.

Al este del complejo descrito, excavadores clandestinoshan dejado al descubierto paredes y plataformas, hechasde canto rodado con una gruesa capa de argamasa arcillo-sa con mordiente vegetal. También, al oeste del edificiohay otras unidades arquitectónicas que no se ven desde lasuperficie. Asimismo, a unos 80 m se observan otras dosterrazas, de 10 por 4 m y de 6 por 5 m.

Sector B. Complejo arquitectónico construido sobre el es-polón, al este de la hondonada y en evidente relación con elcomplejo allí construido. Las estructuras siguen un ejenorte-sur por la cumbre y faldas del espolón. La cima,angosta, presenta una secuencia de terrazas y recintos hastaun promontorio redondo del cual se desciende a otra te-rraza. De aquí al oeste se ubica otra secuencia de terrazas,con frontis al norte, de planta semicircular, que desciende aotra terraza, donde se han hecho excavaciones clandestinas.

En la falda oeste, que mira a la hondonada, se encuentra, adiferentes niveles, una estructura central y dos laterales. Lacentral presenta una secuencia de plataformas con escalinatasde acceso al vestíbulo y al atrio, muy parecidas a las del sectorA. En la base termina un andén, que bordea la estructura.

La falda este presenta una serie de terrazas angostas conrecintos no bien definidos.

En la parte más baja hay tumbas saqueadas de períodostardíos, pero debajo de ellas se observan algunas paredesy restos vinculados al Arcaico. Es posible que las vivien-das de la mayoría de los habitantes de Piedra Parada hayaestado en este sector, por debajo del cementerio tardío,en la parte inferior del establecimiento.

Conservación

Construcción de canales y excavaciones clandestinas handestruido partes del edificio A.

LURIHUASI (11M-07, COORDENADAS 221 500 Y E 8 796500 N)

Establecimiento en la margen izquierda.

Numerosos componentes arquitectónicos: pirámides,plataformas, conjuntos residenciales, terrazas, etc. distri-buidos en un ordenamiento casi circular, en relación conlos bordes del cono de deyección, por encima del valle. Laarquitectura monumental presenta diversos tiposmorfológicos, en variados tamaños (figura 23).

Conservación

Ha sido afectado por el saqueo del cementerio tardío, quese encuentra en la entrada del sitio

MIRAYA (11M-06, COORDENADAS 223 500 E Y 8 796 000 N)

Establecimiento de la margen izquierda, sobre la terraza ycono de deyección (figuras 10 y 24).

Figura 10. Vista panorámica del sitio arqueológico de Miraya.Figura 10. Vista panorámica del sitio arqueológico de Miraya.Figura 10. Vista panorámica del sitio arqueológico de Miraya.Figura 10. Vista panorámica del sitio arqueológico de Miraya.Figura 10. Vista panorámica del sitio arqueológico de Miraya.

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7474747474 LLLLLAAAAA FORMAFORMAFORMAFORMAFORMACIÓNCIÓNCIÓNCIÓNCIÓN DELDELDELDELDEL E E E E ESTSTSTSTSTADOADOADOADOADO YYYYY ELELELELEL SURSURSURSURSURGIMIENTGIMIENTGIMIENTGIMIENTGIMIENTOOOOO DEDEDEDEDE LLLLLAAAAA CIVILIZCIVILIZCIVILIZCIVILIZCIVILIZAAAAACIÓNCIÓNCIÓNCIÓNCIÓN

Conjunto aglutinado de montículos piramidales de dife-rente tamaño y forma. Hay pirámides, plataformas ensecuencia, plataformas, plazas circulares, etc.

Ocupaciones desde el Arcaico Tardío.

Conservación

Muy afectado por la expansión de las tierras de cultivo delactual poblador; así como por los cabreros que, periódi-camente, lo ocupan con sus animales y corrales.

CHUPACIGARRO (12M-01, COORDENADAS 223 500 E Y 8 795500 N)

Ubicado en la margen izquierda sobre una terraza, en elcono de deyección, en los espolones y faldas de cerros(figuras 11 y 25).

Conjunto de estructuras arquitectónicas, presidido porun edificio con una secuencia de plataformas y una plazacircular hundida. Se han ubicado varios geoglifos.

Conservación

La expansión agrícola ha destruido totalmente la partebaja del establecimiento. Sólo permanecen las construc-ciones que estuvieron en las partes elevadas.

CARAL (12N-02, COORDENADAS 225 000 E Y 8 795 500 N)

Ubicado en la margen izquierda, sobre una terraza aluvial(figuras 12 y 26).

Conjunto de estructuras arquitectónicas distribuidas endos sectores, las más grandes y voluminosas en el sectoralto; las más bajas y pequeñas en el sector bajo. La ciudadse caracteriza por la diversidad de construcciones de carác-ter público como privado. Destacan dos plazas circulareshundidas.

PEÑICO (13C-02, COORDENADAS 234 500 E Y 8 791 000 N)

Ubicado en la margen izquierda, en el valle medio supe-rior, sobre un espolón, paralelo al río y un gran cono dedeyección. Se encuentra en una vía de tránsito que une losvalles de Huaura, Supe y el alto Supe (figura 27).

Tiene dos sectores, uno alto, sobre el espolón, con estruc-turas de diversos períodos. Destaca una secuencia de pirá-mides y terrazas. Asociadas a una plaza circular hundida.En la falda sur se encuentra una secuencia de plataformas,asociadas a plazas circulares. En el sector bajo, hay diversasconstrucciones, entre las que se destaca un edificio con se-cuencia de plataformas, asociado a una plaza circular.

Conservación

Estructuras deterioradas por las ocupaciones sucesivasdel espolón. Inclusive se construyó allí la antigua casahacienda.

CERRO BLANCO (12D-07, COORDENADAS 223 500 E Y 8 797500 N)

Ubicado en la margen izquierda, en la parte media supe-rior del valle. Alejado, al fondo de una terraza, muy cercade la cadena andina, destaca una estructura arquitectónica

FFFFFigura 11. Migura 11. Migura 11. Migura 11. Migura 11. Monolitos que flanquean el ingronolitos que flanquean el ingronolitos que flanquean el ingronolitos que flanquean el ingronolitos que flanquean el ingreso al eso al eso al eso al eso al TTTTTemplo Memplo Memplo Memplo Memplo Mayayayayayor de Chupacigarror de Chupacigarror de Chupacigarror de Chupacigarror de Chupacigarrooooo.....

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con una secuencia de plataformas sin plaza circular. Sepudo notar un atrio, antesala y plaza cuadrangular en laparte baja y las estructuras correspondientes a la pirámidey recintos posteriores en la parte alta (figura 28).

CAPILLA (12E-04, 240 300 E Y 8 794 000 N)

Ubicado en la margen izquierda, en la parte media supe-rior del valle, en un pequeño cono de deyección, sobreuna terraza. Destaca una pequeña estructura arquitectóni-ca de planta cuadrangular con pequeños ingresos latera-les. Aparentemente se trata de un atrio de 10 metros delado por 3 m de alto (figura 29).

JAIVA (12E-01, 241 000 E Y 8 795 000 N)

En la margen izquierda, sobre un espolón, en la partemedia superior del valle (figura 30).

Secuencia de plataformas, adaptadas a la configuracióndel terreno. Destacan dos plazas circulares hundidas uni-das por una larga escalinata que sube por la ladera; en laparte más alta se distingue un conjunto de recintos, ade-más de las terrazas y otros recintos en las laderas.

Anexo II

Procedimientos de medición

a. Extensión de los establecimientos en hectáreas

Se ha efectuado el cálculo espacial del tamaño de los esta-blecimientos desde la percepción de superficie pues, apar-

Figura 12. Vista panorámica del sitio arqueológico de Caral.Figura 12. Vista panorámica del sitio arqueológico de Caral.Figura 12. Vista panorámica del sitio arqueológico de Caral.Figura 12. Vista panorámica del sitio arqueológico de Caral.Figura 12. Vista panorámica del sitio arqueológico de Caral.

te de Caral, los otros establecimientos no han sidoexcavados todavía. Este procedimiento tiene fuertes li-mitaciones, primero porque pueden haber estructuras de-bajo de la tierra que no son percibidas desde la superficiey, segundo, porque puede tratarse de un lugar extensopero tener estructuras pequeñas, caso Era de Pando encomparación con Pueblo Nuevo. Hemos tratado de sub-sanar esta última haciendo también los cálculos de volu-men. Pero estamos conscientes de que sólo lasexcavaciones futuras permitirán mayores precisiones.

Para calcular el espacio ocupado por cada establecimientose tomaron las medidas en los planos a escala de 1:2000;se formaron polígonos cerrados que contuvieran a todoslos edificios registrados en el interior de cada estableci-miento. Se usaron algunos elementos topográficos comolímites, fuertes desniveles, terrazas geológicas, laderas, etc.Se procuró ubicar al establecimiento no sólo en su di-mensión cultural sino también geográfica.

b. Volumen e inversión de fuerza de trabajo

Para confrontar los resultados obtenidos por el cálculoespacial, hemos considerado, asimismo, la variable fuerzade trabajo invertida, mediante el cálculo hecho sobre labase de las construcciones arquitectónicas. Debemos ad-vertir, asimismo, que en tanto no se hagan excavaciones,éstas son aproximaciones para conocer la diversidad deestablecimientos identificada en el valle de Supe. Una va-riable que no podemos controlar por ahora es la antigüe-dad de los establecimientos, pues el tiempo de ocupaciónde ellos también podría estar en relación con el mayor omenor volumen de la arquitectura.

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Figura 13. Establecimiento arqueológico de Áspero.Figura 13. Establecimiento arqueológico de Áspero.Figura 13. Establecimiento arqueológico de Áspero.Figura 13. Establecimiento arqueológico de Áspero.Figura 13. Establecimiento arqueológico de Áspero.

Se hizo la operación sobre la base de las dimensiones, aescala, de cada estructura (largo por ancho), y se multipli-có el resultado por la altura aproximada de cada edificio.Esta última medida fue calculada en el campo a simplevista. Si bien no es exacto el volumen resultante en me-tros cúbicos de cada estructura, aun con el error estándarque se espera, este procedimiento permite apreciar la rela-ción porcentual de fuerza de trabajo invertida en cadatipo de edificio y establecimiento. Se puede disponer, así,de otros indicadores para inferir la relación jerárquica en-tre los centros urbanos del valle.

c. Tipología de estructuras

La definición de cada tipo de estructura está referida bási-camente al aspecto morfológico general: la forma de laplanta del edificio (en relación con figuras geométricas:cuadrangular, rectangular y circular), el volumen (pirámi-des y plataformas) o la combinación de estos elementos.

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Figura 14. Establecimiento arqueológico de El Molino.Figura 14. Establecimiento arqueológico de El Molino.Figura 14. Establecimiento arqueológico de El Molino.Figura 14. Establecimiento arqueológico de El Molino.Figura 14. Establecimiento arqueológico de El Molino.

Figura 15. Estructura principal del establecimiento arqueológico deFigura 15. Estructura principal del establecimiento arqueológico deFigura 15. Estructura principal del establecimiento arqueológico deFigura 15. Estructura principal del establecimiento arqueológico deFigura 15. Estructura principal del establecimiento arqueológico deLimán.Limán.Limán.Limán.Limán.

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Figura 18. Establecimiento arqueológico de Pueblo Nuevo.Figura 18. Establecimiento arqueológico de Pueblo Nuevo.Figura 18. Establecimiento arqueológico de Pueblo Nuevo.Figura 18. Establecimiento arqueológico de Pueblo Nuevo.Figura 18. Establecimiento arqueológico de Pueblo Nuevo.

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Figura 19. Establecimiento arqueológico de Cerro Colorado.Figura 19. Establecimiento arqueológico de Cerro Colorado.Figura 19. Establecimiento arqueológico de Cerro Colorado.Figura 19. Establecimiento arqueológico de Cerro Colorado.Figura 19. Establecimiento arqueológico de Cerro Colorado.

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Figura 24. Establecimiento arqueológico de Miraya.Figura 24. Establecimiento arqueológico de Miraya.Figura 24. Establecimiento arqueológico de Miraya.Figura 24. Establecimiento arqueológico de Miraya.Figura 24. Establecimiento arqueológico de Miraya.

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Figura 30. Edificio principal del establecimiento arqueológico de Jaiva.Figura 30. Edificio principal del establecimiento arqueológico de Jaiva.Figura 30. Edificio principal del establecimiento arqueológico de Jaiva.Figura 30. Edificio principal del establecimiento arqueológico de Jaiva.Figura 30. Edificio principal del establecimiento arqueológico de Jaiva.

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Precisiones teóricas

MUCHOS INVESTIGADORES SÓLO quieren reconocerla existencia de un Estado cuando perciben un granaparato administrativo, un poderoso ejército, unboato impresionante; esto es, cuando están anteun imperio, y, algunos, ni siquiera entonces. Talesinvestigadores no desean aceptar la existencia delEstado en pequeños reinos y, si no fuera por elacceso a documentos históricos, no lo reconoce-rían en las ciudades-Estado griegas.

Otros, aun cuando aceptan su identificación y asu-men que hay diferentes niveles de complejidad enla organización de los Estados, prefieren denomi-nar a las primeras formas de Estado prístino como«chiefdom, jefaturas o señoríos, que vienen a ser

«(...) deste pueblo (...) los indios y principales y camachicos del tenian ytienen chacara destinada a las guacas ydolos que adoraban veneraban ydaban culto (...)».

«(...) idolo dios Guari porque este antes que ubiesse yngas y apoes quando losindios se mataban por defender sus chacaras se aparecia (...) y les repartio todas laschacaras y acequias en todos los pueblos y parcialidades y se las pirco que son lasmismas que ahora siembran y que este era el que les daba las comidas y aguas»(Duviols, 1986: 11, 127).

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lo mismo, pues el estado no se define por el tama-ño del espacio que controla sino por la regulacióninterna en jerarquías» (Macera, 1997: 67).

Como ya se ha señalado, hay la tendencia a tratarlos temas sobre la formación de los Estados, eldesarrollo de la civilización y la aparición de la so-ciedad urbana como si fueran más o menos idénti-cos, pero las categorías de Estado, civilización y ciu-dad son distintas. Ellas se refieren a un tipo de or-ganización política, a un nivel de desarrollo culturaly a una clase de establecimiento, respectivamente; ypueden no aparecer de modo simultáneo en unasociedad determinada (Trigger, 1968: 52).

Identificamos a una entidad política como estatalcuando la sociedad -que produce una economíaexcedentaria y sus integrantes están organizadosen estratos sociales con estatus diferenciados y tie-nen, sobre la base de ellos, una participación, asi-mismo, distinta, en los beneficios del proceso pro-ductivo- es conducida por autoridades, constitui-

(*) Publicado en Boletín del Museo de Arqueología y Antropolo-gía, UNMSM, año 2, Nº 12, 1999, Lima, pp. 2-4 (primeraparte); año 3, Nº 2, 2000, Lima, pp. 2-7 (segunda parte).

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Antecedentes en los Andes Centrales

Los grupos humanos que dejaron atrás el aisla-miento neolítico -característico del período deno-minado Arcaico Temprano (8000-6000 años a.C.)y en menor medida del Arcaico Medio (6000-3000años a.C.)- realizaron durante el Arcaico Tardío(3000-1600 años a.C.), basados en el desarrollode sus fuerzas productivas, una intensa actividadde intercambio de bienes y de otros elementosculturales, para satisfacer ciertos interesessupralocales y de individuos que encarnaban esosintereses; se fue configurando, así, una élitesupralocal (Shady, 1995, 1999a, 1999b).

En la relación supralocal los grupos se fueron pa-reciendo, unificando; se iría constituyendo una es-pecie de nacionalidad (identidad cultural entre losgrupos de un territorio determinado, que se dife-renciaban de otros) con un embrión de clase diri-gente, que buscaría imponer su autoridad sobretodos los antiguos grupos. Al lograr su objetivo,esta élite supralocal se convertiría en un Estado.Una maquinaria clasista definida, distinguidanetamente del resto de la población por interesescada vez más contrapuestos.

El área norcentral y la formación del Estado

En el área de Supe se habrían dado a través deltiempo y desde el Arcaico Tardío situaciones degran concentración política y otras de aparente frag-mentación pero todas dentro del nivel de socie-dades de clases y de Estado. Ya sea con gobiernosde consejos de élite sacerdotal o de reyes.

Se hace evidente allí, durante la parte final del Ar-caico Tardío, la primera concentración de poderpolítico. La construcción de obras arquitectónicasmonumentales, como las de Caral, requirió de unaautoridad central para la ingente movilizaciónpoblacional. Asimismo, aquélla habría sido nece-saria para garantizar el manejo del territorio com-partido, el mantenimiento de la economíaexcedentaria, el intenso intercambio de productosmarinos y agrícolas entre las comunidades del li-toral y del valle y, sobretodo, el acceso diferenciala los beneficios del sistema productivo. Al pare-cer, la división entre «señores» y «plebeyos» (élitessacerdotales-administrativas versus agricultores, pes-

das en forma permanente y con poder coercitivopara sustentar sus decisiones.

Definimos como ciudad al establecimiento cons-truido siguiendo un ordenamiento espacial, don-de reside una población de cantidad apreciable yse realizan actividades diferentes a la directa pro-ducción alimentaria, es decir, de gobierno, religio-sas, administrativas, comerciales. En esta clase deasentamiento, las edificaciones muestran distincio-nes entre sí en cuanto a tamaño y calidad cons-tructiva, como expresiones del status social dife-renciado de los habitantes y de su desigual partici-pación en el excedente social producido.

Usamos la categoría civilización para calificar a lassociedades con estratificación jerarquizada, con-ducidas por gobiernos estatales y que han alcanza-do un nivel avanzado de desarrollo cultural, ex-presado en el diseño y manejo del espacio ocupa-do por una arquitectura monumental, en el cono-cimiento y aplicación de ciencias, como la astro-nomía, aritmética, geometría, y en la elaboraciónde obras artísticas (Childe, 1950). Otros la aplican,de modo similar, a un estadio del desarrollo, cuan-do aparecen los especialistas, artistas, artesanos yestudiosos, cuyos productos y servicios no sondistribuidos entre todos los miembros de la so-ciedad sino van para beneficio del grupo de altoestatus. Con esta distinción en las relaciones entrelos componentes de una población se iniciaría ladiferenciación entre la cultura de élite y la culturafolk dentro de la misma sociedad. Todas las civi-lizaciones conocidas han sido socialmenteestratificadas y han tenido formas de gobiernoestatal (Trigger, op. cit.).

Sobre la base de los resultados de las investigacio-nes en Caral, hemos propuesto la aparición delEstado prístino en el valle de Supe durante el Ar-caico Tardío. Entre los fines de nuestro programase consideró el conocer cómo y por qué se for-mó en Supe la primera organización estatal de losAndes Centrales; qué características presentó esteproceso; y cómo han sido sus expresiones en cuantoal desarrollo urbano y de nivel civilizatorio. Infor-mación con la cual se podrá comparar al Estadoprístino andino con los que aparecieron en otraspartes del mundo y comprender así algunos as-pectos de la conducta política de los grupos hu-manos.

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cadores) estaba ya instituida, era el orden estable-cido. Previamente, habría aparecido el gobiernode comunidad o consejo de muchos, que equival-dría al Estado embrionario, que algunos autoresdenominan jefatura. Serían, en los inicios de Caral,los establecimientos de Áspero, Kotosh, etc. Seproduciría en tales sociedades un comienzo dediferenciación interna -los principalejos o repre-sentantes de ayllus- y vínculos comerciales entrelas distintas sociedades comunales de los que talesprincipalejos aprovechaban y de los que segura-mente derivaban parte de su prestigio y poder.

Los desarrollos costeños fueron más tempranos,sostenidos y vigorosos que los de la sierra debido ala mayor riqueza potencial de los llanos -un marrico en peces, y valles fértiles con ríos que contienenabundantes nutrientes- y a una habitabilidad per-manente, a través de la cual los grupos fueron ad-quiriendo experiencias de vida compartidas, ya seapor confrontación o por integración. A partir detales desarrollos, las sociedades de la costa, sobretodo las del área norcentral, y Supe, en particular,extrajeron excedentes a los pueblos del interior. Lasociedad de Supe, con tales experiencias sociales,riquezas y ubicación en un lugar estratégico (por laexistencia de otras sociedades contemporáneas, denivel organizativo y de cierta complejidad, tanto dellitoral como del Callejón de Huaylas, el alto Huallagay el Marañón) se benefició del intercambio y sus-tentó con esta acumulación la formación del pri-mer Estado en los Andes Centrales.

Finalmente, el Estado no apareció en todas par-tes, ni tuvo necesariamente que haberlo. Así comosólo hubo seis centros originarios de civilización:China, India, Mesopotamia, Egipto, Mesoaméricay los Andes, en el territorio andino este tipo deentidad política se formó por primera vez en elárea norcentral del Perú, teniendo como zona nu-clear al valle de Supe y a Caral como la sede prin-cipal del gobierno. En las áreas periféricas no huboparcial o enteramente aquel proceso, sus socieda-des se beneficiaron del intercambio con los focosoriginarios.

La Ciudad Sagrada de Caral

Los rasgos que presenta Caral revelan compleji-dad en el diseño arquitectónico, en la labor cons-

tructiva y en el uso del espacio: una extensión demás de 50 ha con edificaciones distribuidas siguien-do un patrón determinado; presencia de, por lomenos, seis volúmenes piramidales mayores, ade-más de otras construcciones monumentales me-nores, de cinco diferentes tamaños, y todos elloscon su particular grupo de estructuras auxiliares;así como de conjuntos residenciales, igualmente,de variada dimensión, tecnología y material cons-tructivo. Esta complejidad reflejaría, por un lado,los diferentes estatus de los habitantes de Caral,derivados de una organización social estratificada,que tendría gran parecido a una ciudad-Estado,con su élite gobernante y su población de soporte,dependiente de la productividad de un determi-nado territorio. Y, por otra parte, la organizaciónpolítica alcanzada por la sociedad del valle de Supedurante el Arcaico Tardío, propia de una forma-ción estatal prístina, que por primera vez integra-ba cultural y políticamente a varias comunidades,aprovechándose del excedente productivo de ellasy de su mano de obra, a cambio de un conjuntode bienes y servicios.

Para la sociedad de Supe, Caral, más que un cen-tro ceremonial, habría sido una ciudad sagrada,con rol protagónico en la vida y en las actividadeseconómicas y religiosas de las comunidades de esevalle y de su área de influencia: la costa y la sierracolindante del área norcentral del Perú.

El proceso de integración cultural y política

Las diversas adaptaciones humanas correspondien-tes a las diferentes zonas del territorio andino, seprodujeron casi desde su poblamiento y se expre-saron en sociedades con una economía mixta deamplio espectro, diferenciada una de la otra; asítambién, las culturas e idiomas fueron singulares.Estas distinciones socioculturales devinieron delproceso neolítico, que tuvieron las sociedades casien aislamiento, en un territorio muy difícil, de con-diciones inestables y con recursos contrastados(Shady, 1995). Desde entonces hemos tenido, a lapar que un mosaico geográfico, uno cultural eidiomático.

Todo el paisaje andino de costa, sierra y selva, quehoy apreciamos, es producto del trabajo organi-zado de las sociedades humanas en su intento de

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hacerlo productivo. El período neolítico en losAndes Centrales fue un proceso pluricultural mi-lenario, que involucró la participación de múltiplesgrupos humanos. A partir del Arcaico Tardío, esteproceso fue repotenciado al intensificarse el inter-cambio de productos y de experiencias adaptativas.Se crearon así las condiciones necesarias para eldesarrollo civilizatorio.

Dos actividades económicas diferentes, en las quese dieron avances tecnológicos precoces, permi-tieron el desarrollo de las fuerzas productivas delas sociedades del área norcentral entre los 8000 y6000 años a.C.: la domesticación de plantas en lasvertientes de la sierra y la pesca con redes, quizáscon embarcaciones, en la costa (Shady, 1999b). Concierto énfasis en estas actividades fueron confor-mándose las primeras comunidades sedentarias,en las que apareció una incipiente diferenciaciónsocial interna y pequeñas construcciones públicas,tal como ha testimoniado la investigación arqueo-lógica en La Paloma, cerca al valle de Chilca(Quilter, 1989) o en Nanchoc, en el valle de Zaña(Dillehay et al., 1989).

Progresivamente, se acentuaron las primeras dis-tinciones a favor de algunas comunidades y deciertos linajes, que las representaban, como re-sultado de la asunción de algunos roles en bene-ficio de las otras comunidades, como sería el ac-ceso a determinados productos o servicios (porejemplo, la comercialización de pescado o algo-dón o la información sobre el calendario agríco-la anual). Las condiciones inestables del mediogeográfico con súbitos cambios en la tempera-tura del mar o en las avenidas del agua de losríos, con inundaciones o sequías, habrían requeri-do de predicciones, así como de ceremonias yrituales religiosos que garantizaran el orden delmundo en que se vivía.

A partir de los 3000 años a.C., durante el ArcaicoTardío, una serie de comunidades, ubicadas en lacosta, sierra y vertientes orientales del áreanorcentral, habían alcanzado niveles productivosexcedentarios suficientes para sostener a sus ges-tores, a las construcciones públicas que éstos eri-gían y al intercambio de bienes a larga distancia. Acambio de los productos que entregaban y de sumismo trabajo en las obras públicas, los comune-ros recibían algunos bienes exóticos y, sobre todo,

los servicios para mantener su acceso a los benefi-cios de la producción. El cultivo en pequeñas te-rrazas, irrigadas por cortos canales, y la pesca conredes de algodón constituían las principales inno-vaciones técnicas que incrementaron la producti-vidad de ciertas comunidades. Son conocidos deeste período los establecimientos de Piruro,Kotosh, Huaricoto, La Galgada, Áspero, Caral yotros asentamientos de Supe.

Aproximaciones al sistema de establecimien-tos en Supe y al proceso de formación del Es-tado prístino

La importancia alcanzada por la sociedad de Supeha quedado evidenciada en los numerosos esta-blecimientos con arquitectura pública monumen-tal, que fueron edificados en este pequeño valle,durante el Arcaico Tardío, desde el litoral, el valleinferior, el valle medio hasta el inicio de la sec-ción superior del valle, a lo largo de unos 40 km.Los establecimientos están concentrados en lasdiferentes zonas del valle, en ambas márgenes, acorta distancia entre sí y, también, frente a frente,sobre las terrazas aluviales o en los conos de de-yección, a salvo de los insectos que habitaban enel monte ribereño y en las tierras pantanosas oinundadas.

En la zona del litoral destaca el establecimiento deÁspero entre otros menores. En el valle inferiorsobresale el establecimiento de Piedra Parada, enla margen izquierda, y el de Era de Pando, en lamargen derecha, al final de esta zona.

Desde el inicio del valle medio, los establecimien-tos son más numerosos y parecen competir en-tre sí por la monumentalidad de sus construccio-nes. En la margen izquierda se hallan, uno segui-do de otro: Lurihuasi, Miraya, Chupacigarro yCaral. En la margen derecha, casi frente a losanteriores, se erigieron: Pueblo Nuevo, CerroColorado y Allpacoto. En la parte final de estazona se conservan La Empedrada, aunque muydestruido, en la margen izquierda, y La Mina, enla margen derecha; así como Peñico frente aHuacache.

El patrón recurrente, que aparece en casi todoslos sitios de Supe -como marcador cultural y de

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actividades compartidas- es la plaza circular hun-dida anexa a la pirámide. Su número y tamañopueden variar de acuerdo con la extensión e im-portancia del establecimiento.

Además del tamaño y la complejidad de los esta-blecimientos, que permiten inferir una distinciónjerarquizada de las comunidades que los habita-ron en el valle, existe una evidente diferenciaciónmorfológica y funcional, que debe estar en rela-ción no sólo con la riqueza e importancia de susrespectivas comunidades sino con su ubicación enel sistema político más general.

En forma preliminar, en tanto no se pueda cono-cer mediante excavaciones la función específica delos diferentes sitios, se podrían clasificar los esta-blecimientos de la siguiente manera:

• De categoría A, con más de 50 ha: Caral, con 6grandes complejos piramidales, además de edifi-caciones de cinco rangos con sus respectivos con-juntos auxiliares, plazas abiertas, dos plazas circu-lares hundidas adosadas a pirámides, plataformas,varios conjuntos residenciales de diferentes calida-des y dimensiones.

• De categoría B, entre 25 y 40 ha: Miraya, Era dePando, Pueblo Nuevo, con algunos templospiramidales de tamaño mediano y pequeño, plata-formas, una plaza circular hundida adosada a unapirámide y conjuntos residenciales.

• De categoría C, entre 11 y 25 ha: Áspero, PiedraParada, Lurihuasi, Allpacoto, Peñico, Huacachecon algunas pirámides medianas, plataformas, unao más plazas circulares pequeñas adosadas a pla-taformas y sectores residenciales.

• De categoría D, entre 4 y 11 ha: Chupacigarro, LaMina, Cerro Colorado, Cerro Blanco, La Florida,La Florida Norte, Monguete, Jaiva, La Capilla, etc.,con una plaza circular adosada a una estructuraescalonada y sectores residenciales.

A nivel del valle, por el tamaño y complejidad ar-quitectónica, Caral puede ser considerado comoel establecimiento principal de la sociedad de Supe,asiento del más antiguo gobierno estatal formadoen el área y la expresión más destacada de la pri-mera civilización de los Andes Centrales. Los otros

establecimientos edificados en el valle, si bien mues-tran un patrón arquitectónico similar, son todosde escala menor (Shady et al., 2000).

Se puede observar cierta concentración a nivelde las zonas ecológicas señaladas, como si la ubi-cación hubiera estado en relación con laimplementación agrícola de algunos sectores delvalle, a cargo de un conjunto de establecimien-tos.

El comercio interno, primero, entre las poblacio-nes del valle de Supe, productoras de algodón,entre otros, y las pescadoras del litoral, proveedo-ras de anchoveta y sardina, productos que, al mis-mo tiempo, eran comercializados hacia los pue-blos de los valles vecinos de costa y sierra, fue labase del enriquecimiento de los linajes de algunascomunidades favorecidas por su ubicación parael intercambio (Shady, 1999b).

Posteriormente, el comercio lejano, para proveer-se de productos exóticos -Spondylus de playas tro-picales; huairuros, tutumo, achiote, caracoles dela selva alta o cuenca amazónica, así como cuen-tas de piedra y madera de la sierra-, les permitióa estos linajes, ya enriquecidos, diferenciarse másentre sí y poseer objetos marcadores de su estatuselevado.

Es interesante señalar que casi todos los estableci-mientos contienen, por lo menos, una plaza circu-lar hundida, adosada a una estructura piramidal oplataforma, cuyo uso debió estar vinculado a lasactividades cívicas de cada comunidad. Estas uni-dades arquitectónicas recurrentes sugieren funcio-nes políticas, administrativas y religiosas, a cargode la élite del establecimiento, relacionada con laorganización supralocal.

Reiteramos que, si bien se observa diversidad enel valle en cuanto a la extensión de los estableci-mientos y al número de construcciones monumen-tales, como resultado de distinciones sociales je-rárquicas entre ellos, también muestran unidadcultural en los diseños de algunas estructuras y enel estilo y técnicas constructivas, lo que revela unafuerte comunicación. Diversidad social y comuni-dad cultural derivadas de la integración política ycultural, emprendida por el Estado prístino deSupe durante el Arcaico Tardío.

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Información etnohistórica sobre la organiza-ción sociopolítica andina

En los documentos del siglo XVII se mencionanpara el área andina varias categorías de autorida-des, cuya confrontación hace posible distinguir lossiguientes niveles: Curaca Principal, Principal yCamachico de ayllo.

Por otro lado, en referencia a las instituciones socia-les, bajo las cuales se organizaba a la población, enlas visitas de Hernández Príncipe a la zona del Ca-llejón de Huaylas (Duviols, 1986), éste hace referen-cia a ayllos que conforman pachacas. Asimismo, enotro documento del siglo XVII, concerniente al vallede Huancabamba en el altiplano de Junín, en lasamonestaciones matrimoniales se distingue entrepueblo, pachac y ayllu. La categoría de Pueblo, tam-bién llamado llacta o marca, aparece como el ordenmayor, seguido por pachac y, luego, por ayllu. Variosayllus componen una pachac y varias pachac una llacta.Pero igualmente estas categorías hacen referencia adiferentes afiliaciones; pertenecer a una pachac seríadepender de un determinado señor, y el integrar unayllu significaba, asimismo, formar parte de una co-munidad de familias.

Cada ayllo tenía un representante, cabeza de linajeo de un conjunto de parientes. Varios ayllos con susrespectivos representantes de linajes familiares con-formaban una pachaca, esta vez a cargo de un go-bernante de carácter político. Varias pachacas esta-rían integradas bajo el gobierno centralista del hunuo señor del valle, como señala la Relación deChincha (Castro y Ortega y Morejón, 1968 [1558]).Más tarde, la administración Inca incorporaría a lapachaca en su sistema de tributación.

La tradición organizativa andina

La información obtenida de Supe permite con-trastar las evidencias arqueológicas con la infor-mación histórica y plantear como hipótesis la ubi-cación en el Arcaico Tardío de la siguiente confi-guración social o estructura organizativa complejade los Andes Centrales: sobre la base de los ayllos,grupos de familias emparentadas, identificadas conun linaje, se conformaron las «comunidades» deayllos o las pachacas o los «principalejos», que men-ciona el cronista Acosta. Este nivel de organiza-

ción podría compararse con los establecimientosidentificados en el valle de Supe; ellos serían laspachacas, donde cada una tuvo su núcleo adminis-trativo, religioso, además de los sectores residen-ciales y su territorio de producción y, asimismo,cada una tenía sus autoridades -representantes delinajes- y la gente del común, los «comuneros»,dedicados al cultivo de la tierra y al trabajo en lasobras de interés público.

Estas pachacas tuvieron un comienzo de diferen-ciación interna pero en ellas el consejo de «comu-nidad» seguía tomando las decisiones. Los víncu-los comerciales entre las distintas sociedades, esta-blecimientos o pachacas, les servía a sus represen-tantes para derivar de ellos su prestigio y poder(Shady, 1999b). Aunque estos principales no fue-sen todavía «reyes» serían gestores, porque a la vezque organizaban también administraban.

Más adelante, en un segundo momento, en el esta-dio prístino de la formación de clases y del Esta-do, la capacidad de concentración de riqueza y demovilización de gentes sobre la base del exceden-te alimentario obtenido por la explotación agríco-la y pesquera combinados, así como el desarrollode los oficios y las artes y el acrecentamiento delcomercio, permitieron que los antiguos principa-les devinieran en «reyes perpetuos». Se había con-sumado la formación del Estado como factor deintegración supralocal, con lo cual los antiguosgobiernos de comunidad o consejos sobrevivie-ron sólo para asuntos muy domésticos.

El Estado tuvo así una situación ventajosa para elintercambio a larga distancia (costa, sierra y selva,norte, centro y sur) y supo acumular más exce-dentes extralocales. El éxito de esta forma de go-bierno puede ser cuantificable por el auge de lasconstrucciones de grandes conjuntos monumen-tales, que emprendió el Estado.

El Estado de Supe en su eclosión inicial indudable-mente extrajo riqueza de los valles costeños vecinos(inclusive, de las serranías de Ancash y Huánuco),subyugándolos; más tarde, cuando tal invención fueasumida por las entidades políticas de otros valles,pudo perder su situación privilegiada en razón depolos autónomos (reyezuelos) en los demás vallescosteños y serranos. De esta manera, la riqueza quepor entonces se sabía producir y que el Estado prís-

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tino supo concentrar por algunos siglos en un pe-queño territorio, se diluyó entre los nuevos y múlti-ples Estados, extendidos en la amplia región, queantes Supe había centralizado. Se repartió así la manode obra entre muchos señores.

La religión como medio de cohesión y de ex-propiación

Como bien escribieron los cronistas, no hubo na-ción en el mundo que dedicara más riquezas, cha-cras y servidores a la religión (a las huacas) que laandina. Por eso, inicialmente, el gobierno españolle quitó las tierras y los bienes a la religión estatal, ladel sol incaico. Posteriormente, uno de los objeti-vos de la extirpación de idolatrías era despojar deesa base económica a los cultos nativos para enri-quecer a la iglesia católica -al culto cristiano- conlas tierras, ganados y tesoros expropiados a lashuacas.

Como señalan los procesos de idolatrías del sigloXVII (Duviols, op. cit.), es posible que desde elArcaico Tardío muchos «ministros» y «ministras»,organizados jerárquicamente, habrían vivido de loque producían esas tierras y ganados y de los tri-butos pagados a los dioses nativos.

En la formación del Estado prístino no fue ne-cesaria la construcción de fortificaciones porqueno había enemigos externos. El primer Estadoandino buscó implantar, a través de la religión, ladisciplina laboral y social: la producción obliga-da de la masa en favor de una surgente clase se-ñorial que, de este modo, hace su aparición en lahistoria. Esta nueva clase se expandió, pronta-mente, sobre muchas comunidades de los vallesvecinos de costa y sierra, y las sometió a tributode trabajo y de especies, sin que hubiera ningunafuerza que pudiese detenerla pues no existían otrosEstados.

Hablas «preprotoquechuas» -utilizamos este térmi-no para distinguir un estado de lengua anterior al«protoquechua», descrito por Alfredo Torero(1990)- habrían penetrado en el área norcentral,configurando a la lengua quechua, ya desde en-tonces como idioma de relación de las poblacio-nes de la costa con la sierra. Desde entonces, esaárea no ha sido afectada por «desplazamiento» de

su lengua hasta tiempos recientes. Es posible que,por aquella época, parte de la población de la sie-rra y selva central tuviese un preprotopano opaleopano (Torero, op. cit.).

Conclusiones

1. Los sitios arqueológicos del Arcaico Tardío enSupe con edificaciones ceremoniales, administra-tivas y de vivienda, constituyeron los asentamientosbase para la organización y reproducción de la vidasocial de los pobladores de Supe. Al parecer, ellosfuncionaron como establecimientos o comunida-des autónomas o unidades de producción peroentrelazados por intereses intercomunales, prime-ro, y supracomunales, cuando se formó el Estadode Supe.

2. A nivel sociopolítico, planteamos que estos es-tablecimientos son los antecedentes más antiguosde las pachacas o principalejos.

3. Los componentes arquitectónicos y otros ras-gos culturales compartidos por todos los estable-cimientos de Supe durante el Arcaico Tardío, y,por otro lado, las diferencias morfológicas y fun-cionales, indican fenómenos de integración cultu-ral y política mediante un sistema de manejo jerar-quizado. Si a ello le agregamos las variables inver-sión de trabajo en obras monumentales, desarro-llo civilizatorio y complejidad urbana, que se infie-ren de Caral, sumamos criterios para sustentar laformación del primer Estado en Supe en aquelperíodo.

4. Fueron esas pachacas o principalejos la unidadbásica de la organización sociopolítica complejaen los Andes Centrales. Los Estados preincaicos,incaicos, coloniales o republicanos tendieron so-bre ellos su política de gobierno y de extracciónde riqueza a través de las diversas épocas de nues-tra historia.

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«(...) antes de limpiar las asequias para regar sus chacras juntaban ofrendas (...)y las llebaban a los malquis guaris y se las ofresían porque abian sido losprimeros que fundaron sus chacras y hisieron los estantes y allanaron las chacrasy pusieron paredes por estribos para que no las robasen las aguas» (Duviols,1986: 148).

El sustento económico del surgimientoEl sustento económico del surgimientoEl sustento económico del surgimientoEl sustento económico del surgimientoEl sustento económico del surgimiento de la civilización en el P de la civilización en el P de la civilización en el P de la civilización en el P de la civilización en el Perú*erú*erú*erú*erú*

LAS EVIDENCIAS ARQUEOLÓGICAS recuperadas parael Arcaico Medio (6000-3000 años a.C.) en el áreaandina central del Perú, permiten inferir la exis-tencia de grupos humanos sedentarios en la cos-ta, en los valles interandinos y en las vertientesorientales, cada uno con su propio proceso deneolitización. Estas sociedades desenvolvían ac-tividades económicas mixtas. Las del litoral po-nían énfasis en la extracción de productos mari-nos y las del interior de los valles daban mayoratención a la agricultura.

Posteriormente, en el Arcaico Tardío, a partir delos 3000 años a.C., las diversas sociedades neolíticas,con sus respectivas culturas e idiomas, habían al-canzado diferentes niveles de desarrollo:

• En el área norte del Perú, las poblaciones seden-tarias presentaban diferencias entre sí, en cuanto asu desarrollo. Las sociedades costeñas mostrabanmayor crecimiento económico, lo que motivó quese vincularan con sociedades, igualmente, avanza-

das del área central. Como expresión de esta rela-ción, las sociedades costeñas intercambiaron bie-nes e ideas, como se infiere de las técnicas textilesy diseños iconográficos compartidos por los ha-bitantes de Huaca Prieta en el valle de Chicama(Bird et al., 1985) y los del valle de Asia (Engel,1963; Shady, 1995).

• En el área sur del Perú, las aldeas de pescado-res costeros y los grupos agropastoriles del inte-rior, al parecer continuaban viviendo casi en ais-lamiento. Sin embargo, en algunas ocasiones, gru-pos del interior bajaban a la costa en busca depescado y los costeños iban a la sierra en buscade obsidiana. Compartieron así un nivel de for-mación neolítico.

• En cambio, en el área central, en el espacio deli-mitado por los ríos Santa y Chancay y las zonascordilleranas aledañas, la cuenca del río Santa y susafluentes, el alto Huallaga y el alto Marañón, encomparación con las áreas del norte y del sur, huboun desarrollo mayor, más armonioso entre su po-blación y se generó una esfera de intercambio cul-tural interregional. Esta activación fue alcanzadadebido al avance tecnológico de aquellas socieda-

(*) Publicado en Boletín del Museo de Arqueología y Antropolo-gía, UNMSM, año 2, Nº 11, 1999, Lima, pp. 2-4.

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des: en la sierra, por el cultivo de plantas en pe-queñas terrazas mediante canales de riego, comoen La Galgada (Grieder et al., 1988), y en la costa,por la innovación de las redes de algodón, queposibilitó una pesca de consumo social más queindividual. De este modo, las sociedades que ha-bían desarrollado culturas distintivas, tuvieron dis-ponibilidad de excedentes para sustentar cierta es-pecialización y el intercambio de productos, bie-nes e ideas (Shady, 1993, 1997, 1999).

Hacia los 2500 años a.C. la relación interregionalhabía enriquecido a algunas sociedades del áreanorcentral, en particular a las costeñas, que dis-ponían de mayores recursos, en parte provenien-tes de uno de los mares más ricos del planeta yde tierras agrícolas más productivas. Además, al-gunas sociedades fueron favorecidas por su mis-ma ubicación, que resultó ser propicia para el in-tercambio, al tener vecindad con poblaciones con-temporáneas de cierta complejidad social, ya seaal interior del área, como la de Kotosh (Izumi yTerada, 1972), La Galgada o con otros valles dellitoral y de otras áreas.

La innovación tecnológica en la pesca y la agricul-tura mejoró la economía de estas poblaciones ypropició una serie de cambios sociales: mayor pro-ductividad y disponibilidad de bienes intercam-biables, crecimiento y expansión de la población,diferenciación interna ocupacional y una distintaposición en el sistema productivo de los miem-bros de la sociedad. Asimismo, existió mayor di-ferenciación en el acceso a los bienes producidosy a los beneficios obtenidos, organización de lascomunidades para la construcción de obras deinterés público, avance en el conocimiento de lasartes, entre ellas la música, y en el de ciencias, comola matemática, astronomía y geometría, aplicadasal manejo del territorio y a la construcción de obrasmonumentales.

El territorio norcentral, de condiciones geográfi-cas muy variadas, en gran parte hostiles y contras-tadas, pudo ser modificado y articulado por lassociedades humanas, que tuvieron desarrollos cul-turales diversos. Ellas alcanzaron su primera inte-gración en esta época, de formación de la civiliza-ción peruana, en cuanto se afirmaron en el proce-so productivo, mediante significativos avances tec-nológicos y una creciente organización social.

Las evidencias de Caral-Supe

La información recuperada hasta la fecha en lasexcavaciones arqueológicas de Caral-Supe, permitereconstruir el paisaje de la época, identificar losrecursos que aprovecharon los pobladores y losbienes que obtuvieron a través de redes deinteracción a larga distancia.

Condiciones geográficas

Caral se encuentra en la margen izquierda de la par-te inicial del valle medio de Supe, sobre una antiguaterraza aluvial, a 350 msnm, en un ambiente desér-tico, adonde llegan todavía los efectos de las co-rrientes marinas. El valle de Supe es muy estrechoen esta sección, de 1,5 a 2 km entre las estribacionesandinas. El río que lo atraviesa, proveniente del te-rritorio altoandino, desciende hacia el mar por uncauce ancho, que tiende a ampliarse conforme vandesapareciendo sus hitos naturales: la cubierta ve-getal boscosa y enmarañada del monte ribereño. Elrío es de régimen irregular: la mayor parte del añoestá seco pero en los meses de lluvia en la sierra setransforma en caudaloso y torrentoso, al punto deincomunicar entre sí a los pobladores de las dosriberas entre los meses de noviembre a marzo. Porese tiempo se llenan los estanques, reviven las zonaspantanosas y se extraen peces y camarones. Sinembargo, la mayor parte del año el río presenta uncauce seco, aunque ello no ha sido obstáculo para laocupación de ese territorio, pues el frecuente aflo-ramiento de la napa freática ha permitido la for-mación de puquios permanentes, en torno a los cua-les han vivido diversas especies de plantas y anima-les y desenvuelto actividades los grupos humanos.

Es importante señalar la complementación geo-gráfica natural entre el valle bajo de Supe y la cuencaalta del río Pativilca. En tanto el territorio del altoPativilca es extenso y quebrado, Supe tiene una sie-rra pequeña y un río dependiente, únicamente, delrégimen pluvial. Son escasas las tierras irrigablesdel valle bajo del Pativilca, por donde discurre esterío casi encajonado, sin que se pueda aprovecharsuficientemente sus aguas, las que provienen de losnevados cordilleranos. Las diferentes característi-cas del valle bajo de Supe se deben a que sus tie-rras, casi a nivel del río, carentes de agua, son pla-nas y han sido irrigadas por canales derivados delPativilca desde períodos prehispánicos.

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La importancia de los productos del mar

Si bien Caral está ubicado a 25 km del mar, susocupantes consumieron ingentes cantidades depescados y mariscos: anchovetas (Engraulis rigens),sardinas (Sardinop sagax), machas (Mesodesmadonacium) y choros (Choromytilius chorus). La natu-raleza específica de esta clase de recurso, en me-dio de la abundancia existente en la costanorcentral, indica selección de productos porparte de los distribuidores o consumidores. Estehecho, al que se suma la ausencia de redes o ins-trumentos de pesca en Caral, sugiere la adquisi-ción de tales productos por medio del intercam-bio con poblaciones del litoral, como sus coetá-neas de Bandurria (Huaura) o Áspero (Supe),donde se han encontrado anzuelos y redes de hasta8 por 4 m.

La presencia de choros, propios de playas roco-sas, y de machas, de medios arenosos, estaría in-dicando las diferentes clases de playas de las queprovinieron estos productos. Caral está, justamen-te, en una vía de acceso al valle de Huaura y sulitoral.

La importancia de la actividad agrícola

La abundante presencia en Caral de semillas dealgodón (Gossypium barbadense) se habría debido alespecial énfasis que los habitantes del valle pusie-ron en ese cultivo, cuya fibra era requerida por lospobladores del litoral para la confección de lasredes de pesca. En el valle también se cultivaroncalabazas, zapallos y mates (Lagenaria siceraria), usa-dos para el servicio, almacenamiento y comoflotadores de las redes de pesca. Otras plantas,además de los zapallos (Cucurbita sp.) y calabazas,destinadas para la alimentición, fueron: camote(Ipomoea batatas), frijol (Phaseolus vulgaris), guayaba(Psidium guajava), pacae (Inga feuillei), achira (Cannaedulis), lúcuma (Pouteria lucuma), etc.

Los pobladores del valle medio de Supe no nece-sitaron de una tecnología hidráulica ni de una com-pleja organización para hacer posible extensos tra-bajos comunales, destinados a la construcción delargos canales de riego, como ha sido planteadopara el Medio Oriente (Wittfogel, 1974: 25). Porel contrario, en las condiciones de vida de aquelentonces, sectores del valle eran inundados debi-

do a la ubicación superficial de la napa freática.Una parte de las tierras habría sido convertida enterrenos de cultivo mediante la excavación de sur-cos de desecamiento o sangrías. Asimismo, peque-ños canales servirían para irrigar, con esa mismaagua, las áreas marginales. Estos terrenos de culti-vo, sectorizados en relación con los afloramientosde agua o puquios, estuvieron bajo el manejo y con-trol de cada uno de los principales centros pobla-dos de aquella época.

El aprovechamiento de recursos naturales

Se aprovechaba la copiosa vegetación de monteribereño, constituida, principalmente, por juncos(Cyperus sp., Schoenoplectus sp.), caña brava (Gyneriumsagittatum), carrizo (Phragmites australis), usados parala construcción de viviendas y la manufactura decestos, bolsas, esteras, etc. Otras plantas, como lacola de caballo (Equisetum bogotense), de uso culina-rio y mágico-religioso, formaron un denso y casiimpenetrable bosque.

En las laderas de las terrazas, por encima del río,cortaron madera de los bosques de guarangos(Prosopis sp.), que fue usada en la confección de lasestructuras de sus casas y para la combustión delos fogones.

En las laderas de las estribaciones andinas y en are-nales desérticos aledaños a los centros poblados,recolectaron una floreciente vegetación de achupallaso «cardo de lomas» (Tillandsia sp.), así como losfrutos de la pitajaya. En este medio de lomas reco-gieron caracoles y cazaron vizcachas.

Durante el tiempo final de los meses de lluvias enla sierra, cuando aumentaba considerablemente sucaudal, el río se convertía en fuente de aprovisio-namiento de peces y camarones. En la época deestío, pequeños estanques cerca de los puquios, enreemplazo del río, abastecían de agua y de la floray fauna terrestre y acuática, que habitaban en tor-no a ellos.

Los pobladores contaron con el clima benigno dela zona, sin las temperaturas extremas de otras re-giones. El ambiente era, posiblemente, un pocomás húmedo y había mayor extensión de lomas,como se infiere de la ubicación de algunos pobla-dos en zonas actualmente desérticas.

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Las condiciones favorables del clima permitieronque los pobladores de Caral edificaran sus vivien-das usando palos de guarango y carrizo; y que losforasteros visitantes pudieran establecer sus vivien-das temporales mediante frágiles estructuras de pa-los, cubiertas de telas.

Los centros poblados estuvieron ubicados en losconos aluviales secos, transversales al río, y en lasterrazas elevadas; en asientos alejados de loshumedales del fondo del valle, a salvo de los in-sectos y sus picaduras.

La importancia del comercio

La mayor productividad en el litoral, así como lanecesidad de productos agrícolas, como el algodón,fomentó el desarrollo de la población al interior delvalle e, incluso, su expansión. Posteriormente, la dis-ponibilidad de excedentes y la creciente demandade diversos productos de litoral y de valle, estimula-ron la especialización laboral, el intercambio entrepescadores y agricultores y suscitó una serie de obli-gaciones mutuas permanentes en estos dos gruposocupacionales de Supe-Huaura. Si bien el intercam-bio de productos fue intenso entre pescadores yagricultores de Supe, en esta actividad participabantambién las poblaciones de las otras regiones delárea, como se infiere del frecuente hallazgo en Caralde achiote (Bixa orellana), palillo (Campomanesialeneatifolia), semillas de huayruro (Ormosia sp.) ytutumo (Crescentia cujete), productos vegetales pro-pios de la selva. Venía, asimismo, de la sierra lamadera denominada lloque (Kageneckia lanceolata),con la cual se hicieron palos cavadores y bastones.

Supe se encuentra situado en un lugar estratégicopara la conexión con el mundo más desarrolladodel Arcaico Tardío: las poblaciones de la costanorcentral y norteña, como las de Huaca Prieta enel valle de Chicama, o de la costa sur, tales como ElParaíso, en el valle del Chillón, y las del valle de Asia.Asimismo, tiene una ruta corta y directa con la cuencadel Santa, donde están los establecimientos deHuaricoto y La Galgada, así también con el altoHuallaga, donde está Kotosh, y con el alto Mara-ñón, vía de acceso a Piruro. No es de extrañar, en-tonces, que Supe se constituyera en el centro o ejeprincipal de la esfera de interacción, que dinamizóla economía y el desarrollo civilizatorio en esta par-te del mundo.

Actualmente, se puede notar que una red de cami-nos atraviesa las estribaciones andinas en direcciónperpendicular al valle de Supe y permite la rela-ción entre los habitantes de éste con los de vallesvecinos. De Caral, por ejemplo, sale el camino parael valle de Huaura, a la altura de las tierras de Mazoy el litoral de Végueta. De Allpacoto, un estableci-miento coetáneo en la otra margen del río, frentea Caral, sigue el camino que va a Pativilca, Fortale-za o al alto Supe. Del importante centro pobladode Peñico, contemporáneo a Caral, continúa unavía de acceso natural al valle de Huaura en el sec-tor de Vilcahuaura, hasta el litoral o sigue por elvalle medio al del río Chancay. El valle de Supe es,además, una de las rutas más cortas para tramontarla cordillera y tener acceso a las tierras del altoHuallaga y el Marañón. A través del altiplano deesta área se puede ingresar también a los valles delFortaleza y Pativilca, así como al Callejón deHuaylas y Conchucos. Estas condiciones geográ-ficas fueron aprovechadas por los habitantes delárea, para extender sus redes de interacción, per-manentes desde entonces.

Implicaciones sociales

1. La innovación tecnológica, manifestada en lasredes de algodón para la pesca en la costa y lasterrazas de cultivo y canales de riego en la sierra,permitió la disponibilidad de un excedente pro-ductivo de consumo social, así como el crecimientoy expansión de la población, y una crecientecomplejización de la estructura social en las po-blaciones del área norcentral. El desarrollo de lasfuerzas productivas no se produjo en una solapoblación sino en un conjunto de poblaciones,ubicadas en las diversas regiones del área.

2. La interdependencia entre pescadores y agricul-tores, interesados en adquirir mutuamente los bie-nes que producían, fue el sustento de la diferencia-ción ocupacional de la sociedad de Supe. La de-manda creciente de los pescadores por la fibra dealgodón habría dado mayor beneficio económi-co a los pobladores de ese valle y sustentó su dife-renciación social.

3. El excedente de producción fue utilizado en granparte para la construcción de obras de interés pú-blico y para el sustento de una minoría de «intelec-

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tuales», encargada de actividades diferentes de laproducción alimentaria. Se daría así la primera dife-renciación social, con ubicaciones diferentes en elproceso productivo de los miembros de la socie-dad supana, que no dependían de las relaciones deparentesco: los campesinos y pescadores, la mayo-ría, dedicados a la producción directa de alimentos,así como al servicio, ubicados en la parte más bajade la escala social; y los «intelectuales», una minoría,que ejercía funciones de jefe-sacerdote-administra-dor, en la posición más alta de la sociedad. Estegrupo estuvo dedicado al estudio del movimientode los astros para su aplicación en la confección delcalendario y el ordenamiento de las actividades agrí-colas; a la agrimensura, y a dirigir otras obras debeneficio colectivo, construcciones arquitectónicas,ceremonias y ritos, así como el intercambio econó-mico interno y externo. Estrato social que se formóy justificó su alejamiento de la producción directade su subsistencia por la funciones que cumplía, deinterés colectivo.

4. El comercio interno y externo, a larga distancia,habría beneficiado a esa minoría emergente, queiniciaría el proceso de formación de una clase di-ferente a la de los productores directos, agriculto-res y pescadores, en el sistema socioeconómicodel valle de Supe.

Referencias bibliográficas

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Duviols, Pierre1986 Cultura Andina y Represión. Procesos y visitas deidolatrías y hechicerías en Cajatambo, Siglo XVII. Cusco: CBC.

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sistir y desarrollaron, por ello, experiencias y tec-nologías muy peculiares, apropiadas para la zonadonde se establecieron. Por esta dedicación per-manecieron casi en aislamiento. Los grupos hu-manos fueron creando así culturas diversas enrelación con las particulares condiciones natura-les de su respectivo medio y de su propia estruc-tura social. Con el tiempo estas sociedades, quepudieron haber tenido la misma cultura al ingre-sar al Perú, fueron diferenciándose; y no sólomostrarían singulares expresiones culturales e idio-mas distintos, sino que también alcanzarían dife-rentes niveles de desarrollo (Shady, 1995).

En las tierras altoandinas, la caza, la recolecta y,posteriormente, el pastoreo, constituían las activi-dades de subsistencia principales de pequeñas agru-paciones, distribuidas con un patrón de vidasemisedentario o nómade; algunas de ellas mante-nían esporádicas relaciones de intercambio conpobladores establecidos en las partes más bajasde los valles vecinos. La domesticación decamélidos, entre los 4000 y 3000 años a. C., habríamejorado las condiciones de vida en la zona (Rick,1980; Lavallée et al., 1985).

«(...) y le rogo la madre Raiguana no le llebase su hijuelo que ella repartiria todas lascomidas y assi repartio a los indios serranos papa ocas ollucos masuas quinua y a losyndios yungas amis camotes frisoles y por esta causa adoran a la madre Raiguana comoa diosa y chriadora de las comidas» (Duviols, 1986: 163).

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Antecedentes: el proceso cultural en los An-des Centrales

EL PROCESO DE neolitización (ca. 8000-3000 añosa. C.) comenzó en los Andes Centrales en el Ar-caico Temprano, en sociedades que practicaban elcultivo de plantas, aun cuando predominaban otrasactividades económicas: la extracción de moluscos,la pesca y la recolecta de plantas silvestres, en lacosta; así como la caza de venados, camélidos y larecolecta, en los valles de la sierra (Shady, 1993:103).

En ese proceso, los cazadores y recolectores seconvirtieron de depredadores de los recursosnaturales en agentes reproductores de éstos; acu-mularon un conjunto de conocimientos y adqui-rieron experiencias para hacer productivo suhábitat. Al ser el territorio de los Andes Centra-les muy variado y de fuertes contrastes, las po-blaciones neolíticas tuvieron que aprender a sub-

(*) Publicado en Arqueología y Sociedad, Nº 13, Museo de Ar-queología y Antropología, UNMSM, 2000, Lima, pp. 49-66.

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En los valles interandinos de Ancash, Ayacucho yZaña, a las actividades de caza y recolección se sumóla del cultivo, en un contexto de aprovechamientode los recursos de las varias zonas ecológicasaltitudinales, ubicadas a corta distancia entre sí, enel eje vertical de los Andes. Estos habitantes, me-diante una producción exitosa de frijoles, pallares,quinua, zapallos, papa, entre otros, se asentaron enforma permanente en comunidades aldeanas yestuvieron produciendo un pequeño excedenteintercambiable (Dillehay et al., 1989).

En el litoral y valles costeños, a las actividades deaprovechamiento de los recursos del mar -abun-dante en peces, algas y moluscos-, de los pantanosy montes ribereños y de lomas, se había sumado elcultivo en torno a las tierras aluviales inundables,ricas en flora y fauna, cerca a la desembocadura delos ríos. El poblado de La Paloma, próximo alvalle de Chilca, de 6000 a 3000 años a. C., eviden-cia el consumo de una dieta alimenticia variada,resultante de esas actividades económicas distintas,a las que se dedicaron los costeños (Quilter, 1989).

En el área norcentral del Perú, alrededor de los 3000años a. C., las sociedades habían aumentado su pro-ductividad debido al mejoramiento de las técnicaso instrumentos de trabajo y a una organización so-cial en correspondencia con estos cambios:

1. En la costa, el empleo de las redes de algodónpara la pesca y el cultivo de plantas en las tierras asalvo de las aguas de inundación, hicieron posibleque los pobladores de esta región, como los delvalle de Supe, tuvieran: a) Una mayor productivi-dad y dispusieran de excedentes para una vida encomunidades grandes. b) Una diferenciación entrela población por actividades ocupacionales, prin-cipalmente dedicada a las ramas económicas de laproducción agrícola y pesquera; y que, por esteexcedente, se incrementara el intercambio regionalde productos a distancias considerables.

2. En los valles interandinos de la sierra, el uso deun número variado de plantas y su cultivo por ca-nales de riego en pequeñas terrazas, como indica lainformación de La Galgada, habría producido alos pobladores de la región un excedente, aprove-chado para el intercambio por productos de otraszonas ecológicas cercanas o distantes. Las caracte-rísticas que presenta ese establecimiento, ubicado

en un territorio paupérrimo, no permitiría explicarla inversión efectuada en las construcciones arqui-tectónicas y la prosperidad de sus autoridades oprincipales, que poseían bienes de prestigio exóti-cos. Ese bienestar debió provenir de su rol estraté-gico para el intercambio, al estar este sitio en unaruta de comunicación entre la costa, la sierra y lasvertientes orientales, donde también se habían es-tablecido poblaciones de cultivadores con su pro-pia estrategia de producción.

Niveles diferentes de desarrollo

Hacia los 3000 años a. C. las diversas sociedadesque se encontraban asentadas en los Andes Centra-les, con sus respectivas culturas e idiomas, mostra-ban, además, diferentes niveles de desarrollo. En elárea norte, si bien las poblaciones habitaban en esta-blecimientos sedentarios en las regiones de costa yen los valles interandinos, había diferencias entre ellasen cuanto a complejidad social: las costeñas habíanalcanzado mayor crecimiento socioeconómico, loque les permitía vincularse con sociedades avanza-das del área central. Como expresión de esta rela-ción, las sociedades costeñas del norte y las del cen-tro intercambiaron bienes e ideas; así lo atestiguanlas técnicas textiles y los diseños iconográficos com-partidos por los habitantes de Huaca Prieta en elvalle de Chicama (Bird et al., 1985), de La Galgada,en el cañón Tablachaca, donde discurre el ríoChuquicara, un tributario del río Santa (Grieder etal., 1988) y del valle de Asia (Engel, 1963).

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En el área sur, las aldeas de pescadores costeros ylos grupos pastoriles o agrícolas del interior, con-tinuaban viviendo al nivel de subsistencia, casi enaislamiento; aunque, al parecer, habrían ocurridoalgunos viajes ocasionales a la costa de gruposagropastoriles de altura. Ellos compartían todavíaun nivel neolítico de formación sociopolítica.

En el área norcentral, en cambio, en el territoriocomprendido entre los ríos Santa y Chancay y laszonas serranas aledañas, la cuenca del río Santa ysus afluentes, el alto Huallaga y el alto Marañón,hubo un desarrollo mayor y más armonioso entrelas sociedades que ocupaban las regiones de costa,sierra y selva andina que en las áreas del norte y delsur, generándose más tempranamente que en aqué-llas, una red de intercambio cultural interregional.Esta activación fue alcanzada debido al mayoravance tecnológico en las ramas de la producción,tanto agrícola como pesquera, y a una organiza-ción social más compleja. En cuanto a las activi-dades económicas, en la sierra, cabe mencionar ala agricultura de secano y de irrigación por mediode canales, así como la habilitación de pequeñasterrazas, según atestigua la evidencia de La Galgada.En la costa, la innovación de las redes de algodónhizo posible una producción social más que indi-vidual entre las comunidades del litoral. Ellas tam-bién se dedicaron a la agricultura en las tierras ba-jas de los valles. Las poblaciones del área tuvieron,por ello, un desarrollo comparativamente más ar-monioso; y, de este modo, sociedades que hastaentonces habían creado culturas distintivas, dispo-

nían de excedentes para sustentar cierta especiali-zación ocupacional y el intercambio de produc-tos, bienes e ideas.

Hacia los 2500 años a. C. la relación interregionalentre las sociedades del área norcentral había enri-quecido a las sociedades costeñas, que manejabanuna producción social mayor, en parte provenien-te de uno de los mares más ricos del planeta asícomo de tierras agrícolas más productivas, fertili-zadas con los limos acarreados por los ríos andinos,y tenían, además, una ubicación más propicia parael intercambio. En este aspecto, las habría benefi-ciado su vinculación con poblaciones contempo-ráneas de cierta complejidad social, como las ve-cinas del litoral de las otras áreas, o con las delinterior de su misma área, como Kotosh o LaGalgada. Sociedades como la de Supe habríanhecho circular bienes de la selva, como achiote yhuayruro, entre las sociedades costeñas, o mullu,pescado y moluscos con sociedades de la sierra yselva andina. En tal contexto, se construyeron enel valle de Supe establecimientos con arquitecturamonumental, integrados bajo patrones culturalesen un primer momento y políticos después.

Entre los 2100 y 1600 años a. C., el estableci-miento de Caral se convirtió en una de las másdestacadas expresiones urbanas de la época. Suhegemonía política no sólo se habría hecho sen-tir en su área de incidencia directa, los valles deSupe-Pativilca, Barranca y Huaura, como se infie-re de la distribución del patrón arquitectónico, que

Figura 2. Red de pesca manufacturada en algodón. Proviene de Bandurria, estable-Figura 2. Red de pesca manufacturada en algodón. Proviene de Bandurria, estable-Figura 2. Red de pesca manufacturada en algodón. Proviene de Bandurria, estable-Figura 2. Red de pesca manufacturada en algodón. Proviene de Bandurria, estable-Figura 2. Red de pesca manufacturada en algodón. Proviene de Bandurria, estable-cimiento del período Arcimiento del período Arcimiento del período Arcimiento del período Arcimiento del período Arcaico caico caico caico caico TTTTTararararardío, ubicado en el vdío, ubicado en el vdío, ubicado en el vdío, ubicado en el vdío, ubicado en el valle de Halle de Halle de Halle de Halle de Huara, exuara, exuara, exuara, exuara, excavcavcavcavcavado porado porado porado porado porRosa Fung.Rosa Fung.Rosa Fung.Rosa Fung.Rosa Fung.

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lo singulariza, de la pirámide y la plaza circularhundida, sino que su prestigio se habría extendidohasta el valle de Chao por el norte y al Chillón porel sur, como puede apreciarse en los establecimien-tos de Salinas de Chao y El Paraíso, respectiva-mente. De aquella época debe provenir el nom-bre del valle de Supe, que la tradición ha manteni-do, como lugar sagrado, de respeto y veneracióny éste debe ser el período en que, por primeravez, una lengua «preprotoquechua» habría inicia-do su expansión, vinculada a esa primera «integra-ción interregional».

Las culturas del área norcentral y su integra-ción regional

El área norcentral del Perú comprende el litoraldel océano Pacífico al oeste, el territorio quebra-do de la cordillera andina al centro, diferenciadopor los niveles altitudinales, y la cuenca amazónicaal Este.

En conjunto, el área presenta marcados contras-tes en relieve, clima y recursos, no sólo entre losgrandes espacios mencionados sino en el interiorde cada uno de ellos. Esta área cuenta con víasnaturales que la interrelacionan, en dirección deleje vertical, a través de pasos o abras por dondese puede cruzar las cordilleras; como en direc-ción horizontal por las rutas de las quebradas se-cas, que entrelazan algunos valles. Por otro lado,allí se encuentran otras dos importantes vías paraconexiones a grandes distancias: el mar en el oc-cidente, en beneficio de las sociedades costeñas,y los ríos de la red amazónica en el oriente, usa-dos por las sociedades de selva. Es, sin embargo,principalmente en el eje oeste-Este y viceversaque, en esta primera etapa de integración, se die-ron los principales contactos sociales en el inte-rior del área.

En dirección vertical, la meseta andina de las altu-ras pudo ser el espacio articulador de las pobla-ciones asentadas en la amplia y diversificada geo-grafía hacia el occidente y al oriente de Sudamérica.Allí están los hielos de los nevados y las lagunasdonde nace la mayoría de ríos que, luego, bajantanto por la vertiente occidental hasta desembo-car en el mar, como por la vertiente oriental paraconfluir en la cuenca del Amazonas.

Ha sido justamente el desarrollo de las fuerzasproductivas, a través de la agricultura en la sierra ola pesca-agricultura en la costa, y la singularidadcultural de los grupos que habitaron cada zona losque fomentaron el temprano interés de las socie-dades, que disponían del excedente necesario, entener acceso a los productos logrados por suscontemporáneas.

Entre los establecimientos identificados en las dife-rentes regiones del área, correspondientes a las di-versas culturas que durante el Arcaico Tardío inte-graron esferas de interacción, podemos mencionar:

a. La Galgada. Ubicado en el cañón Tablachaca,donde discurre el río Chuquicara, un afluente nor-teño del río Santa, fue el asiento de uno de los com-plejos arquitectónicos precerámicos más destaca-dos, a pesar de la estrechez y aridez actual de laquebrada. Sin embargo, allí se construyeron edifi-cios de piedra sobre plataformas, compuestos derecintos rectangulares con fogones centrales, nichosy, en los alrededores, estructuras residenciales demateriales más perecederos. Han sido identificadostres períodos de ocupación, dos del Arcaico Tar-dío y uno del Formativo Temprano o Período Ini-cial. Entre los cambios señalados, en el aspecto ar-quitectónico, vinculado a las prácticas rituales, se hasugerido el uso, primero, de los diversos recintosrectangulares en forma independiente, cada unorelacionado con un grupo de parentesco y una or-ganización social todavía igualitaria; posteriormen-te, se habría construido la plaza circular para activi-dades compartidas por todos los ocupantes delestablecimiento, como expresión de una crecienteintegración social; rasgo que se intensificaría en elúltimo nivel de ocupación, como lo indican losambientes amplios, edificados sobre los dos mon-tículos norte y sur. La ubicación del establecimiento,en una vía de conexión entre la costa y los pueblosde la sierra y selva, habría permitido a sus gestoresbeneficios significativos en esa época, condiciónventajosa mantenida hasta el Formativo Temprano,como se refleja en los materiales exóticos de costa yselva allí encontrados, en las innovaciones tecnoló-gicas compartidas y en las sucesivas remodelacionesarquitectónicas, con una creciente inversión de fuer-za de trabajo organizada.

Destacan en este sitio, asimismo, los canales de rie-go y el cultivo por irrigación, practicado desde la

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primera ocupación del sitio; no obstante, difícilmen-te las escasas tierras del cañón habrían producidopara el mantenimiento permanente de los ocupan-tes de La Galgada ni podrían haber sustentado eltrabajo organizado y periódico de sus constructo-res. Por la información disponible sobre este asen-tamiento y la mención que se ha hecho a otros esta-blecimientos contemporáneos de la zona, se puedeinterpretar que La Galgada formaba parte de unsistema sociopolítico mayor, todavía no estudiado(Grieder et al., 1988: 192-193).

Después del Formativo Temprano, La Galgadanunca más volvió a tener una ocupación impor-tante; por el contrario, hoy este lugar impresionapor su infertilidad y pobreza.

b. Kotosh. Se encuentra en el alto Huallaga, cerca dela ciudad de Huánuco. Éste ha sido el primer sitioconocido con arquitectura del Arcaico Tardío enun valle interandino. También sería uno de los es-tablecimientos más relevantes de un conjunto ubi-cado en la zona. Los asentamientos que confor-maban este conjunto habrían estado separados 5km entre sí, aproximadamente. Destacan, entreellos, los que se conocen como Wairajirca yShillacoto (Izumi y Terada, 1972; Izumi et al., 1972).Ellos se caracterizan por la superposición de edi-ficios sobre plataformas elevadas, que soportanrecintos pequeños independientes, decorados conrelieves en espacios internos hundidos, presididospor fogones centrales; los cuales pueden tener eladosamiento de banquetas y nichos. No se cono-ce, todavía, la clase de relación sociopolítica quehubo entre todos estos establecimientos.

Al igual que los otros sitios del Arcaico Tardío,Kotosh tuvo sucesivas construcciones y remode-laciones arquitectónicas. Entre los templosexcavados destacan, en orden de mayor antigüe-dad, los denominados Templo Blanco, ManosCruzadas y Nichitos, pertenecientes al períodoconocido como Kotosh Mito.

c. Piruro. En el alto Marañón, valle de Tantamayo,es un establecimiento con cinco niveles de ocupa-ción sucesivos, de uno o dos edificios ceremonia-les superpuestos, en los cuales es recurrente la pre-sencia de algunos rasgos del patrón arquitectónicoya descrito para los otros sitios. A partir de distin-ciones estratigráficas, se han propuesto dos fases

para el Arcaico: Pre-Mito, definida sobre cuatroniveles sucesivos, y la fase Mito, con un templo enel quinto nivel (Bonnier y Rozenberg, 1988;Bonnier, 1997: 143).

d. Huaricoto. En el Callejón de Huaylas, donde seha identificado la fase precerámica Chaucayán(Burger y Salazar-Burger, 1980, 1985). El estable-cimiento de este período exhibe los mismos ras-gos de los otros sitios contemporáneos, entre elloslos recintos con fogones centrales para la quemade ofrendas en pisos pintados, que actuaron comoaltares.

e. Caral. Con una extensión de casi 60 ha y asenta-do en la zona inferior del valle medio de Supe, esel establecimiento más extenso y complejo hastaahora identificado en el área. Es, asimismo, el másdestacado de un conjunto de, por lo menos, 18establecimientos construidos en ese valle, siguien-do un mismo patrón y estilo arquitectónico. Caralreúne seis grandes volúmenes piramidales, ademásde otras edificaciones, igualmente elevadas, perode diferentes formas y tamaños. Asimismo, con-tiene una serie de estructuras residenciales dequincha o piedra de diferente tamaño y técnicaconstructiva, erigida en varios sectores de la ciu-dad. Ésta muestra planeamiento y orden en elmanejo del espacio y en la distribución de las cons-trucciones, así como sucesivos niveles estratigráficosen las edificaciones y remodelaciones arquitectó-nicas (Shady, 1997, 1999a, 1999b, 1999c). Por lainformación recuperada hasta el presente en estaciudad y por las apreciaciones sobre los otros es-tablecimientos de la época construidos en el valle,se puede inferir que estuvieron integrados bajo elmismo sistema sociopolítico entre los 2100 y 1600años a. C.

La comparación entre los establecimientosexcavados del área norcentral permite señalar quetodas esas culturas regionales, además de compartir,durante el Arcaico Tardío, algunas creencias y prác-ticas rituales («la tradición religiosa Kotosh»), aco-gieron, también, elementos culturales que plasma-ron en sus obras arquitectónicas, en sus textiles, ose interesaron en determinados bienes exóticos,Spondylus, achiote, etc. Estos rasgos compartidosponen de manifiesto la interacción mantenida porlas poblaciones asentadas en el espacio compren-dido entre el mar y las vertientes orientales. Más

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LLLLLAAAAA FORMAFORMAFORMAFORMAFORMACIÓNCIÓNCIÓNCIÓNCIÓN DELDELDELDELDEL E E E E ESTSTSTSTSTADOADOADOADOADO YYYYY ELELELELEL SURSURSURSURSURGIMIENTGIMIENTGIMIENTGIMIENTGIMIENTOOOOO DEDEDEDEDE LLLLLAAAAA CIVILIZCIVILIZCIVILIZCIVILIZCIVILIZAAAAACIÓNCIÓNCIÓNCIÓNCIÓN112112112112112

que proponer una religión compartida, pues de-bieron existir varias -según las culturas que partici-paron en la esfera de integración-, se habría trata-do de una ideología que justificaba la distinción declases y el Estado, que aparecía por primera vezen la historia del Perú y se difundía a través de lasredes de interacción entre las sociedades regiona-les con diversas culturas. Esta estructura ideológi-ca permanecería a través de la historia prehispánica,más allá de las fronteras de los «nacionalismos» yculturas, y explicaría a la llamada «tradición cultu-ral andina», a la que se han referido algunos inves-tigadores.

Suponemos que, de la misma forma como en cul-turas distintas se difundieron algunos aspectos ideo-lógicos, religiosos y determinados elementos arqui-tectónicos (recintos cuadrangulares con fogonescentrales, pisos pintados usados como altares, ni-chos en las paredes) o bienes de prestigio para usode sus autoridades o principales, también, sobre losvarios idiomas existentes en el área, habríase dadola primera expansión de un preprotoquechua comolengua de prestigio y relación. Lengua que debiópartir del valle de Supe, lugar del área norcentralcon mayor número de centros urbanos, el asiento

de la ciudad más extensa y monumental de la épo-ca y donde se produjo la primera integración polí-tica de nivel estatal.

Los sustentos socioeconómicos de la socie-dad de Supe en los orígenes de la civilización

Como hemos visto, las evidencias arqueológicasrecuperadas sobre el Arcaico Medio (6000-3000años a. C.) en el área central del Perú indican la exis-tencia de grupos humanos sedentarios en la costa yen los valles interandinos, con sus respectivos pro-cesos de neolitización, los cuales se dedicaban a ac-tividades económicas mixtas. No obstante, las po-blaciones costeñas daban fuerte énfasis a la extrac-ción de productos marinos; en tanto, las ubicadasen los valles andinos del interior ponían mayor aten-ción al cultivo y al aprovechamiento de los recursosde los diferentes pisos altitudinales.

Posteriormente, en el Arcaico Tardío, la innova-ción tecnológica que representó la red de algodónpara los pescadores y el cultivo en pequeñas terra-zas, regadas por canales, para las aldeas agrícolasde la sierra, mejoró la economía de estas pobla-ciones y propició una serie de cambios sociales,mayor productividad y disponibilidad de bienesintercambiables, crecimiento de la población y laexpansión de ésta, complejidad creciente en lasrelaciones sociales de producción y organizaciónde las comunidades para la construcción de obrasde interés público, etc. Estos cambios, a nivel delárea, aceleraron el desarrollo del conjunto, aunqueel beneficio mayor lo tendrían con el tiempo lassociedades costeñas, en particular las de Supe, alefectuar actividades económicas diversificadas ymás productivas y al estar mejor ubicadas, en esaépoca, para el intercambio entre las sociedadescosteñas y las del interior. En tal contexto, entrelos 2100 y los 1600 años a. C. se dieron las condi-ciones para la formación del Estado en el valle deSupe, la primera forma de gobierno centralizadosobre un conjunto de centros urbanos.

El valle medio de Supe: condiciones del áreade captación

Por las características del valle medio de Supe -deterrenos llanos en las márgenes del río con terra-

Figura 3. Bolsa de fibra vegetal (Figura 3. Bolsa de fibra vegetal (Figura 3. Bolsa de fibra vegetal (Figura 3. Bolsa de fibra vegetal (Figura 3. Bolsa de fibra vegetal (shicrashicrashicrashicrashicra), que contiene piedras.), que contiene piedras.), que contiene piedras.), que contiene piedras.), que contiene piedras.Fue usada como material constructivo.Fue usada como material constructivo.Fue usada como material constructivo.Fue usada como material constructivo.Fue usada como material constructivo.

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LLLLLAAAAA C C C C CIUDADIUDADIUDADIUDADIUDAD S S S S SAGRADAAGRADAAGRADAAGRADAAGRADA DEDEDEDEDE C C C C CARALARALARALARALARAL-S-S-S-S-SUPEUPEUPEUPEUPE 113113113113113

zas suaves y de poca gradiente- los agricultores norequirieron de una tecnología elaborada ni de ex-tensos trabajos comunales, aplicados a la construc-ción de extensos canales de riego. Los canales ac-tualmente utilizados son simples desviaciones delrío hacia cauces excavados siguiendo el nivel delsuelo. Si ellos fueron usados desde entonces nohabrían requerido de una gran inversión tecnoló-gica y social; bastaría con un grupo de personaspara su excavación y mantenimiento anual.

Pero no es el trabajo de irrigación desde el río elnecesario para el cultivo durante todo el año, pueséste permanece seco la mayor parte del tiempo,sino el manejo del agua subterránea, que brota através de diversos manantiales. Las característicasdel valle, con sectores de tierras inundadas en laépoca de crecida del río pero también en la esta-ción de estío debido a la ubicación superficial dela napa freática, habrían presentado condicionesfavorables para la ocupación humana. El proble-ma al que se enfrentarían sus habitantes en aquelentonces no habría sido la falta de agua sino su

abundancia; más que trabajos para irrigación senecesitaría de esfuerzo organizado por sectores delvalle para desecar las tierras, excavar drenajes yacondicionar los campos de cultivo. Justamenteen los sectores del valle donde se cuenta conafloramientos de agua o puquios se construyeronlos principales establecimientos de aquella época.En esos lugares, los pobladores actualmente dese-can las porciones de tierra necesarias o conducenel agua desde los puquios mediante la excavaciónde canales de riego.

El acondicionamiento humano de la parte baja ymedia del valle debió requerir de sus ocupantesuna inversión de trabajo organizado no sólo parala desecación sino para la limpieza periódica delbosque ribereño y la habilitación de las tierras. Cadagrupo de familias o comunidad se habría estable-cido en torno a la extensión de tierras que podíamanejar.

En los terrenos pantanosos y en las márgenes delrío se aprovechó la copiosa vegetación de monteribereño, compuesta por numerosas especies queforman un enmarañado bosque, casi impenetra-ble, constituido principalmente por caña brava(Gynerium sagittatum), carrizo (Phragmites australis),«cola de caballo» (Equisetum bogotense), pájaro bobo(Tesaria integrifolia), entre otras, usadas para la cons-trucción de sus viviendas o con otros propósitosculinarios y mágico-religiosos (tabla 1). En las la-gunas recogieron totoras y juncos (Cyperus sp.,Schoenoplectus sp.) destinados a la extracción de fi-bras para la elaboración de cestos, esteras, etc.

En las laderas de las terrazas, por encima del río,talaron los bosques de guarangos (Acaciamacracantha) y algarrobo (Prosopis juliflora), que usa-

Figura 4. Hoyo donde se depositaron en forma intercaladaFigura 4. Hoyo donde se depositaron en forma intercaladaFigura 4. Hoyo donde se depositaron en forma intercaladaFigura 4. Hoyo donde se depositaron en forma intercaladaFigura 4. Hoyo donde se depositaron en forma intercaladacapas de hojas de sauce (Sector L-14).capas de hojas de sauce (Sector L-14).capas de hojas de sauce (Sector L-14).capas de hojas de sauce (Sector L-14).capas de hojas de sauce (Sector L-14).

TTTTTabla 1. Pabla 1. Pabla 1. Pabla 1. Pabla 1. Plantas usadas para la constrlantas usadas para la constrlantas usadas para la constrlantas usadas para la constrlantas usadas para la construcción, que han sido identificadas en Caral-Succión, que han sido identificadas en Caral-Succión, que han sido identificadas en Caral-Succión, que han sido identificadas en Caral-Succión, que han sido identificadas en Caral-Supe.upe.upe.upe.upe.

Nombre común Especie Familia

Molle Schinus molle Anacardiaceae 2 0,47Guarango Prosopis sp. Fabaceae 1 0,23Caña brava Gyneriun sagittatum Poaceae 280 65,73Calaverita Anthephora hermaphrodita Poaceae 37 8,69Sauce Salix humboldtiana Salicaceae 10 2,35Carrizo Phragmites australis Poaceae 23 5,40Carricillo Phragmites australis Poaceae 65 15,26Pájaro bobo Tessoria integrifolia Asteraceae 6 1,41Grama Poaceae 2 0,50

Uso constructivo Porcentaje

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LLLLLAAAAA FORMAFORMAFORMAFORMAFORMACIÓNCIÓNCIÓNCIÓNCIÓN DELDELDELDELDEL E E E E ESTSTSTSTSTADOADOADOADOADO YYYYY ELELELELEL SURSURSURSURSURGIMIENTGIMIENTGIMIENTGIMIENTGIMIENTOOOOO DEDEDEDEDE LLLLLAAAAA CIVILIZCIVILIZCIVILIZCIVILIZCIVILIZAAAAACIÓNCIÓNCIÓNCIÓNCIÓN114114114114114

ron en la construcción de casas y en la combustiónde los fogones.

En las laderas de las estribaciones andinas y arena-les desérticos, aledaños a los asentamientos pobla-dos, recolectaron una floreciente vegetación de

achupallas o «cardo de lomas» (Tillandsia sp.), em-pleados en la combustión (tabla 2); así como losfrutos de la pitajaya (Cactus pitahaya).

El río era fuente para el aprovisionamiento depeces y camarones, en particular durante la épo-

TTTTTabla 2. Pabla 2. Pabla 2. Pabla 2. Pabla 2. Plantas usadas como combustible identificadas en Caral-Slantas usadas como combustible identificadas en Caral-Slantas usadas como combustible identificadas en Caral-Slantas usadas como combustible identificadas en Caral-Slantas usadas como combustible identificadas en Caral-Supe.upe.upe.upe.upe.

TTTTTabla 3. Iabla 3. Iabla 3. Iabla 3. Iabla 3. Información cuantitativnformación cuantitativnformación cuantitativnformación cuantitativnformación cuantitativa de lo moluscos, cra de lo moluscos, cra de lo moluscos, cra de lo moluscos, cra de lo moluscos, crustáceos y equinodermos del Sustáceos y equinodermos del Sustáceos y equinodermos del Sustáceos y equinodermos del Sustáceos y equinodermos del Sector A de Caral.ector A de Caral.ector A de Caral.ector A de Caral.ector A de Caral.

Nombre común Especie Familia

Cardo de loma, achupalla Tillandsia sp. Bromeliaceae 94 100

Uso combustible Porcentaje

Especies

Choromytilus chorus 1326 41,26 1Mesodesma donacium 879 27,35 2Semimytilus algosus 138 4,29 4Perumytilus purpuratus 29 0,9 10Aulacomya ater 52 1,61 7Argopecten purpuratus 1 0,03 20Semele sp. 11 0,34 14Eurhomalea rufa 33 1,02 9Mulinia edulis 37 1,15 8Petricola sp. 4 0,12 17Donax obesulus 122 3,79 5Protothaca thaca 16 0,49 12Familia Mytilidae 29 0,9 10Bivalvo no identificado 1 0,03 30Gasterópodos marinosConcholepas concholepas 27 0,84 11Crepipatella sp. 332 10,33 3Nassarius sp. 14 0,43 13Prisogaster niger 5 0,15 16Thais sp. 2 0,06 19Tegula atra 1 0,03 20Tegula euryomphalum 1 0,03 20Tegula sp. 3 0,09 18Mitrella sp. 1 0,03 20Xanthochorus buxea 8 0,24 15Fissurella sp. 1 0,03 20Oliva peruviana 1 0,03 20Polinices sp. 2 0,06 19Littorina sp. 2 0,06 19Crassilabrum crassilabrum 1 0,03 20Gasterópodo no identificado 1 0,03 20Gasterópodos terrestresScutalus sp. 119 3,7 6Bostrix sp. 11 0,34 14Gasterópodos dulceacuícolaHelisoma sp. 3 0,09 18Crustáceo 2 0,34 19Crustáceo marino no identificado

NMI Porcentaje Rango

Bivalvos marinos

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LLLLLAAAAA C C C C CIUDADIUDADIUDADIUDADIUDAD S S S S SAGRADAAGRADAAGRADAAGRADAAGRADA DEDEDEDEDE C C C C CARALARALARALARALARAL-S-S-S-S-SUPEUPEUPEUPEUPE 115115115115115

ca de avenida, en los meses de lluvias en la sierra,entre noviembre y abril, cuando aumentaba con-siderablemente su caudal y se transformaba enun río torrentoso y amenazador, al punto de es-cindir el valle e incomunicar a los pobladores delas dos riberas. El resto del año, sin embargo, ellecho estaba mayormente seco o con pequeñosestanques cerca de los puquios, los cuales reempla-zaban al río, abasteciendo de agua, así como deflora y fauna terrestre o acuática, que habitabanen torno a ellos.

Los pobladores contaron con el clima benigno dela zona, muy parecido al actual, sin las temperatu-ras extremas de otras regiones, quizás más húme-do y con mayor extensión de lomas, como se in-fiere por la ubicación de algunos poblados, cercade éstas. Los foráneos, visitantes de Caral, pudie-ron establecer en la ciudad sus viviendas tempora-les, mediante la construcción ligera de una estruc-tura de palos de guarango, cubierta con telas.

La mayoría de los establecimientos del ArcaicoTardío en Supe fueron ubicados en las terrazas

elevadas y en los conos de deyección secos, aleja-dos de los humedales del fondo del valle y a salvode las picaduras de los insectos y las subsecuentesenfermedades.

Caral y la economía de la sociedad de Supe

Caral está ubicado a unos 25 km desde el mar. Susocupantes, sin embargo, consumieron grandes can-tidades de moluscos, mayormente machas(Mesodesma donacium) y choros (Choromytilus chorus) eigualmente, una ingente cantidad de peces, conpredominancia de anchovetas (Engraulis ringens) ysardinas (Sardinops sagax). La especial preferencia encuanto al recurso marino, en dos clases de moluscosy en esos peces pequeños, en medio de la abundan-cia existente en las playas marítimas del áreanorcentral, indica una intencional selección de pro-ductos por parte de los distribuidores o de los con-sumidores. Respecto de esta selección, es interesan-te señalar que, justamente, las machas y la anchovetavienen siendo todavía objeto de comercialización yse llevan a los pueblos del interior del país.

TTTTTabla 4. Especies ictiológicas identificadas en Caral-Sabla 4. Especies ictiológicas identificadas en Caral-Sabla 4. Especies ictiológicas identificadas en Caral-Sabla 4. Especies ictiológicas identificadas en Caral-Sabla 4. Especies ictiológicas identificadas en Caral-Supe.upe.upe.upe.upe.

TTTTTabla 5. Pabla 5. Pabla 5. Pabla 5. Pabla 5. Plantas de uso alimenticio identificadas en Caral-Slantas de uso alimenticio identificadas en Caral-Slantas de uso alimenticio identificadas en Caral-Slantas de uso alimenticio identificadas en Caral-Slantas de uso alimenticio identificadas en Caral-Supe.upe.upe.upe.upe.

Nombre común Especie Familia

Achira Canna edulis Cannaceae 1 0,02Frijol Phaseolus vulgaris Fabaceae 19 0,4Pacae Inga feuillei Fabaceae 1563 32,78Guayaba Psidium guajava Myrtaceae 3025 63,44Palillo Campomanesia Lineatifolia Myrtaceae 41 0,86Palta Persea americana Lauraceae 1 0,02Camote Iponema batatas Convolvulaceae 1 0,02Maíz Zae mays Poaceae 2 0,04Lúcuma Pouteria lucuma Sopotaceae 10 0,21Ají Capsicum frutesiens Salanaceae 2 0,04Calabaza, zapallo Cucurbita sp. Cucurbitaceae 103 2,16

Uso alimenticio Porcentaje

Nombre común Especie

Anchoveta Engraulis ringens 21429 74,070Sardina Sardinops sagax 7419 25,640Lorna Sciaena deliciosa 63 0,220Jurel Trachurus murphyi 7 0,020Bagre Galeichthys peruvianus 5 0,020Corvina Cilus gilberti 3 0,010Tollo Mustelus sp. 1 0,003Róbalo Sciaena starksi o wienri 1 0,003Bonito Sarda chiliensis 1 0,003Pejerrey Odonthestes regia 1 0,003

NISP Porcentaje

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LLLLLAAAAA FORMAFORMAFORMAFORMAFORMACIÓNCIÓNCIÓNCIÓNCIÓN DELDELDELDELDEL E E E E ESTSTSTSTSTADOADOADOADOADO YYYYY ELELELELEL SURSURSURSURSURGIMIENTGIMIENTGIMIENTGIMIENTGIMIENTOOOOO DEDEDEDEDE LLLLLAAAAA CIVILIZCIVILIZCIVILIZCIVILIZCIVILIZAAAAACIÓNCIÓNCIÓNCIÓNCIÓN116116116116116

Por otro lado, el hallazgo esporádico en Caral deotras especies de moluscos (tabla 3) y de especiesde peces de tamaño grande (tabla 4), en propor-ciones significativamente menores, permite inferirque sus pobladores podían tener acceso a una faunamarina más variada y que, sin embargo, hubo unuso preferencial, probablemente impuesto porquienes tenían a su cargo la distribución de aque-llas especies, destinadas a una circulación social demayor ámbito que el de Caral o el valle de Supe.

La abundancia en Caral de esa clase de recursomarino en contraposición a la ausencia de redeso instrumentos de pesca, sugiere la adquisiciónde tales productos por medio del comercio ointercambio con poblaciones del litoral, talescomo las que habitaban por ese tiempo los esta-blecimientos Bandurria o Áspero, ubicados enzona de playa, donde se han recuperado redes yanzuelos.

Es interesante indicar, por otro lado, que éstos yotros asentamientos del litoral se encuentran cercade lagunas y tierras inundadas, con abundante to-tora, junco y aves. Además de la pesca y la reco-lecta, estas comunidades aprovecharon las fibrasde aquellas plantas para la confección de cestos,bolsas, esteras y la construcción de las paredes ytechos de sus viviendas. También consumieron avesmarinas y trabajaron los huesos como artefactospara diversos usos.

En cuanto a las comunidades del interior, la abun-dante presencia de semillas de algodón (Gossypium

barbadense) en Caral se habría debido al especialénfasis que los habitantes del sector medio del va-lle pusieron en ese cultivo, de gran demanda parala confección de las redes de pesca y ropa. De estemodo, el interés mutuo de los pescadores por losproductos cultivados como el algodón y de losagricultores por los recursos del mar, fomentó elintercambio intenso de productos entre pescado-res y agricultores; y se fueron tendiendo así rela-ciones económicas y culturales entre estos dos gru-pos ocupacionales del valle de Supe.

La presencia de choros en Caral, que son de pla-yas rocosas, y de machas, de medios arenosos,estaría sugiriendo que esos moluscos eran extraí-dos de diferentes playas del litoral de Supe o deHuaura, y que Caral era aprovisionado por distin-tos establecimientos.

En el valle de Supe se cultivaron, asimismo, ma-tes (Lagenaria siceraria), usados para el servicio yalmacenamiento de alimentos o como flotado-res de las redes y embarcaciones de los pesca-dores.

Entre los productos cultivados, se han identifica-do en Caral los siguientes: calabaza y zapallo(Cucurbita sp.), frijol (Phaseolus vulgaris), camote(Ipomoea batatas), guayaba (Psidium guajava), pacae(Inga feuillei), lúcuma (Pouteria lucuma), ají (Capsicumfrutescens), achira (Canna edulis), palillo (Campomanesialineatifolia), achiote (Bixa cf. orellana), palta (Perseaamericana), maíz (Confite chavinense) (tablas 5 y 6), entreotros no identificados (tabla 7).

Figura 5. Dos viviendas de élite asociadas a la Pirámide B.Figura 5. Dos viviendas de élite asociadas a la Pirámide B.Figura 5. Dos viviendas de élite asociadas a la Pirámide B.Figura 5. Dos viviendas de élite asociadas a la Pirámide B.Figura 5. Dos viviendas de élite asociadas a la Pirámide B.

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LLLLLAAAAA C C C C CIUDADIUDADIUDADIUDADIUDAD S S S S SAGRADAAGRADAAGRADAAGRADAAGRADA DEDEDEDEDE C C C C CARALARALARALARALARAL-S-S-S-S-SUPEUPEUPEUPEUPE 117117117117117

De las plantas cultivadas llaman la atención, por suabundancia, las semillas de algodón, cuyo cultivodebió concentrar el mayor interés de parte de lascomunidades del valle de Supe. Además de esteproducto, principalmente destinado al comerciocon los grupos de pescadores, los cultivadores in-cluyeron de modo preferencial la producción dezapallo, calabaza, achira, guayaba, camote, frijol ypacae. Junto con el pescado y los moluscos, obte-nidos por el comercio, esos productos vegetalesconstituyeron la base de la subsistencia de la po-blación.

De los vegetales hallados, abundan los restos deplantas silvestres relacionadas con la construcción:carricillos (Phragmites australis), guarango (Prosopissp.), caña brava (Gynerium sagittatum), junco(Schoenoplectus sp.), totora (Typha sp.) y pájaro bobo(Tessaria integrifolia). Ellos se emplearon profusa-mente en la edificación de las paredes y techosde las viviendas; y en el caso de la totora y eljunco, en la manufactura de esteras y bolsas. Deestas dos plantas últimas se habría propiciado sucultivo en los lugares pantanosos, como ocurreactualmente en algunas comunidades del área,para satisfacer la gran demanda que tuvo su con-sumo. Otras plantas, como molle (Schinus molle),macahuito (Tecoma stans), sauce (Salix humboldtiana)

también se encuentran relacionadas con la activi-dad de la construcción (tablas 1 y 8).

Plantas como el sauce, cola de caballo (Equisetumsp.) aparecen en contextos rituales (véase tabla 6).

La presencia del maíz es rara. Sólo se encontrarondos ejemplares, asociados a las fases tardías de laocupación de Caral.

Entre los animales de escasa representatividad re-cuperados en Caral están: la llama (Lama guanicoeglama), guanaco (Lama guanicoe), perro (Canis lupusfamiliaris), rata silvestre (familia Muridae), lobo mari-no (Otaria byronia), guanay, cormorán, chuita(Phalacrocorax sp.), pelícano (Pelecanus cf. thagus), cuculí(Zenaida sp.), sapo (Anura indet.), pájaro (Passeriformeindet.). Ellos pertenecen mayormente a zonas cos-teñas, aunque, en el caso del guanaco, es posible queprovenga de alguna zona altoandina (tabla 9).

Importancia de las vías de comunicación enel valle medio

Actualmente, se puede registrar en el valle mediouna serie de caminos que atraviesa las estribacionesandinas en dirección perpendicular al valle de Supe,

TTTTTabla 6. Pabla 6. Pabla 6. Pabla 6. Pabla 6. Plantas de uso ritual identificadas en Caral-Slantas de uso ritual identificadas en Caral-Slantas de uso ritual identificadas en Caral-Slantas de uso ritual identificadas en Caral-Slantas de uso ritual identificadas en Caral-Supe.upe.upe.upe.upe.

TTTTTabla 7. Pabla 7. Pabla 7. Pabla 7. Pabla 7. Plantas halladas en Caral-Slantas halladas en Caral-Slantas halladas en Caral-Slantas halladas en Caral-Slantas halladas en Caral-Supe que aún no han sido identificadas.upe que aún no han sido identificadas.upe que aún no han sido identificadas.upe que aún no han sido identificadas.upe que aún no han sido identificadas.

TTTTTabla 8.abla 8.abla 8.abla 8.abla 8. PPPPPlantas de uso industrial identificadas en Caral-Slantas de uso industrial identificadas en Caral-Slantas de uso industrial identificadas en Caral-Slantas de uso industrial identificadas en Caral-Slantas de uso industrial identificadas en Caral-Supe.upe.upe.upe.upe.

Clase

Dicotiledónea 1350 99,26Monocotiledónea 10 0,74

Especies no determinadas Porcentaje

Nombre común Especie Familia

Achiote Bixa orellana Bixaceae 112 72,26Cola de caballo Equisetum sp. Equisataceae 42 27,1Huayruro Ormosia sp. Fabaceae 1 0,65

Uso ritual Porcentaje

Nombre común Especie Familia

Algodón Gossypium barbadense Malvaceae 2142 80,56Junco Schoenoplectus sp. Cyperaceae 100 3,76Tutumo Crescentia cujete Bignoniaceae 7 0,26Mate Lagenaria sicerania Cucurbitaceae 408 15,34Lloque Kageneckia lanceolata Rosaceae 1 0,04Huarumo o macahuito Tecoma cf. Sambucifolia Bignoniaceae 1 0,04

Uso industrial Porcentaje

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LLLLLAAAAA FORMAFORMAFORMAFORMAFORMACIÓNCIÓNCIÓNCIÓNCIÓN DELDELDELDELDEL E E E E ESTSTSTSTSTADOADOADOADOADO YYYYY ELELELELEL SURSURSURSURSURGIMIENTGIMIENTGIMIENTGIMIENTGIMIENTOOOOO DEDEDEDEDE LLLLLAAAAA CIVILIZCIVILIZCIVILIZCIVILIZCIVILIZAAAAACIÓNCIÓNCIÓNCIÓNCIÓN118118118118118

y conecta a los habitantes de éste con los de vallesvecinos. De Era de Pando parte la vía hacia el vallemedio y bajo del Pativilca; de Caral y Chupacigarrosalen caminos para el valle de Huaura, a la altura delas tierras de Mazo, y el litoral de Végueta o delmismo litoral de Supe; de Allpacoto, un estableci-miento en la otra margen del río, frente a Caral,sigue el camino que va al Pativilca, Fortaleza o alalto Supe; al asentamiento de Peñico llega una víade acceso natural desde el valle de Huaura, el sectorde Vilcahuaura y su litoral adyacente, y desde allí,parte también el camino a la parte alta del valle deSupe; del vecino de enfrente, Huacache, en la otramargen, salen caminos de comunicación con el va-lle medio y alto del Pativilca.

El valle de Supe es, además, una de las rutas máscortas para tramontar la cordillera y tener acceso alas tierras del alto Huallaga y el alto Marañón. Porotro lado, a través del altiplano de esta área se puedeingresar también a los valles del Fortaleza y Pativilca,así como al Callejón de Huaylas y Conchucos. Estascondiciones geográficas fueron aprovechadas porlos habitantes del valle de Supe en cuanto desarro-llaron sus fuerzas productivas; el conocimiento ymanejo de su territorio les permitió trazar los ca-minos y extender por ellos sus redes de interaccióndesde entonces.

Es interesante señalar la complementación natural delvalle bajo y medio de Supe con la cuenca alta del ríoPativilca: en tanto es extenso aunque muy quebradoel territorio del alto Pativilca, Supe tiene, en cambio,una sierra pequeña y un río dependiente únicamentedel régimen pluvial y que, por tanto, tiene agua sólounos meses en la temporada de lluvias. Asimismo,

mientras son escasas las tierras de cultivo en el vallebajo del Pativilca, donde este río discurre casi encajo-nado en un profundo cauce, sin que se pueda apro-vechar suficientemente su abundante caudal, prove-niente de los nevados cordilleranos, el valle bajo deSupe posee una llanura aluvial casi a nivel del río, aun-que carente de agua la mayor parte del año. Por elloy por la disposición geográfica de ambas cuencas seha considerado que la sierra del Pativilca es la delvalle de Supe y que la costa de Supe se articula con elvalle alto del Pativilca.

Es también importante mencionar que parte del vallebajo de Supe ha sido irrigado por canales deriva-dos del Pativilca desde períodos prehispánicos.

El territorio norcentral, de condiciones geográfi-cas muy variadas, en gran parte hostiles y contras-tadas, pudo ser modificado, articulado y comple-mentado por las sociedades humanas, que tuvie-ron culturas y desarrollos, igualmente diversos. Noobstante, ellas alcanzaron a tener su primera inte-gración interregional en esta época de formaciónde la civilización peruana, en cuanto los gruposhumanos se afirmaron en el proceso productivo,mediante significativos avances tecnológicos y unacreciente intervención en la organización social.

Factores que favorecieron el precoz desarro-llo de la población del valle de Supe

La mayoría de los establecimientos del Arcaico Tar-dío se halla ubicada en relación con tierras vincula-das a humedales. Esta condición habría permitidola habilitación de terrenos para el cultivo por un

TTTTTabla 9. abla 9. abla 9. abla 9. abla 9. OOOOOtrtrtrtrtros animales de menor ros animales de menor ros animales de menor ros animales de menor ros animales de menor repreprepreprepresentatividad en Caral-Sesentatividad en Caral-Sesentatividad en Caral-Sesentatividad en Caral-Sesentatividad en Caral-Supe.upe.upe.upe.upe.

Nombre común Especie

Llama Lama guanicoe glama 5 12,5Guanaco Lama guanicoe 1 2,5Perro Canis lupus familiaris 3 7,5Rata silvestre Muridae indet. 6 15,0Lobo marino chusco Otaria byronia 2 5,0Guanay Phalacrocorax bougainvilli 4 10,0Guanay, cormorán, chuita Phalacrocorax sp. 10 25,0Pelícano Pelecanus thagus 2 5,0Cuculí, paloma silvestre Zenaida sp. 1 2,5Pájaro, ave canora Paseriforme indet. 3 7,5Sapo Anura indet. 3 7,5

Número de especímenes Porcentaje

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grupo de linajes, que se asentó en lugares cercanospor encima del valle, sobre terrazas elevadas y enlas faldas de los cerros, más apropiados para sudefensa y a salvo de la picadura de insectos.

Casi todos los centros urbanos se encuentran en laentrada de las quebradas secas o sobre terrazasaluviales, algo alejados o por encima del valle deSupe pero con acceso al agua subterránea a travésde una serie de manantiales o puquios donde, ade-más, se crían peces, juncos y totorales, aunque elrío esté seco en la época de estío. De esas fuentesse extrae el 95% del agua, que se aprovecha parael riego de las chacras. Con el ligero desnivel delcauce del río y la abundante agua del subsuelo, loshabitantes del valle de Supe no habrían requeridode avanzados conocimientos de tecnología hidráu-lica; la habilitación de tierras pasaba por el trabajoorganizado de un grupo de personas para el dese-camiento o drenaje de las tierras, la construcciónde bordos delimitadores de los terrenos cultiva-dos y el control del avance del monte ribereño.

Por otro lado, es justamente en la zona inferior delvalle, que concentra a los más extensos y monu-mentales centros urbanos, de donde parten las víasde comunicación a los valles costeños vecinos, ydebió ser ésta la condición geográfica que facilitóel aprovechamiento de los excedentes producidosen los otros valles. También, esa zona se halla enmedio de las otras ecozonas diferenciadas del va-lle y, desde ella, la distancia más corta favoreceríael intercambio interno de bienes, en particular, en-tre los establecimientos productores de algodón yotros productos cultivados y de pescadores deanchovetas y extractores de moluscos del litoral.

Los centros urbanos de Peñico y Huacache, asi-mismo, los más destacados del sector medio su-perior del valle, ubicados en las márgenes izquier-da y derecha, respectivamente, se encuentran enlugares estratégicos para las vinculaciones con po-blaciones vecinas: Peñico con las del valle de Huauray la parte alta de Supe; Huacache con el valle dePativilca y la parte media de Supe.

Importancia del comercio

Una vez lograda la mayor productividad, tanto enlas sociedades del litoral por las mejoras en las téc-

nicas de extracción, como en las poblaciones delinterior, mediante la habilitación de tierras para elcultivo, se diferenciaron a nivel del valle de Supedos grupos ocupacionales especializados, claramen-te definidos: los pescadores y los agricultores.

Esta temprana especialización ocupacional fo-mentó el intercambio intenso de productos en-tre pescadores y agricultores de Supe, lo quedinamizó la economía de la sociedad en general,y sentó las bases para su precoz desarrollosociopolítico.

En ese contexto -conforme se acentuaban las dis-tinciones sociales internas, con el acceso diferencia-do a los beneficios del proceso productivo, y seconfiguraba una élite con privilegios- se extendie-ron las redes de intercambio con sociedades de otrasregiones y áreas que habían logrado, igualmente, unexcedente productivo. En Caral se han recuperadovegetales como achiote (Bixa orellana), palillo(Campomanesia lineatifolia), semilla de huairuro (Ormosiasp.) y tutumo (Crescentia cujete), así como la conchadel caracol Megalobulimus sp. (familia Megalobulinidae),productos todos oriundos de la región de selva (enel caso del caracol su hábitat comprende desde laselva alta hasta la llanura amazónica). Venía, asimis-mo, de la sierra la madera denominada lloque(Kageneckia lanceolata), con la cual se hicieron paloscavadores y bastones. Asimismo, se han recupera-do conchas de Spondylus del área septentrional.

Heterogeneidad social versus integración cul-tural y política

Cada centro urbano de los 18 identificados en elvalle de Supe, muestra cierta diversidad morfológicaen los tipos constructivos, lo que sugiere el desarro-llo en ellos de diversas funciones de carácter públi-co y privado, cuya complejidad estuvo en relacióncon la posición que tuvo dentro del sistema socialjerarquizado. Hemos planteado la hipótesis de quecada centro urbano fue el asiento de una comuni-dad, conformada ésta por varios linajes y dirigidapor un consejo de gestores, integrado por las cabe-zas o representantes de tales linajes. En la primeraetapa de su formación cada comunidad o pachacahabilitó sus tierras de cultivo y desarrolló sus activi-dades económicas, administrativas, religiosas demodo autogestionario y sus miembros se identifi-

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caban por su propia huaca o mallqui. Cada centrourbano tuvo su territorio de producción, su go-bierno, sus actividades políticas y religiosas de ám-bito local (Shady, 1999d).

Posteriormente, con la formación del Estado, esascomunidades, representadas por su «principal»,fueron integradas a una esfera socioeconómicamayor, bajo un gobierno estatal centralizado, asen-tado en la zona capital de Caral, que integró a to-dos los centros urbanos del valle. Este gobiernoestatal habría reproducido mitos, dioses y símbo-los como parte de la ideología que reforzara laintegración social y justificara su existencia. Por laevidencia obtenida en Supe, no estamos de acuer-do con la hipótesis formulada por algunos inves-tigadores (Kolata, 1997: 245-254) respecto a quelos pequeños curacazgos y señoríos en los AndesCentrales se formaron después de la crisis y rup-tura de los Estados andinos. Planteamos que ellosse configuraron en los orígenes de la civilización,como forma de organización social básica.

Con el paso del tiempo y los cambios que se pro-dujeron en las esferas de poder a través de la his-toria peruana, estas comunidades fueron articula-das de una u otra forma al Estado unitario, perosu estructura social permaneció sin mayores alte-raciones. Esta estructura social básica, característi-ca de las sociedades andinas, puede ser identifica-da aún hasta nuestros días. Heterogeneidadsociocultural e integración política, dos polos quepueden explicar la complejidad del Perú: la parti-cularidad expresada en un país pluricultural ymultilingüe, con diversas creencias, religiones; perotambién la unidad consolidada por los varios pro-cesos estatales nacionales, de larga data, y la huelladejada por sus respectivas ideologías, como pue-de apreciarse, entre otras manifestaciones, en losdioses panandinos que desde Supe reaparecen enChavín, Tiahuanaco e Inca, etc. Tradición bipolarmilenaria que quizás subyace y explica el desinterésde la población peruana de hoy por los aconteci-mientos de la esfera gubernamental nacional.

Nuevo aporte de Caral-Supe al conocimientohistórico del Perú

Tradicionalmente se aceptaba que en el procesocultural de las sociedades del centro y norte del

Perú, el período Arcaico Tardío comenzaba hacialos 3000 años a. C., con la identificación de esta-blecimientos que mostraban construcciones pú-blicas de magnitud reducida, atribuidos, asimis-mo, a pequeñas jefaturas. Se mencionaban sitiosrepresentativos como Huaca Prieta y Áspero. Sinembargo, cuando los establecimientos presenta-ban mayores dimensiones y obras arquitectónicasdestacadas, como El Paraíso, la tendencia era in-terpretarlos como pertenecientes al período si-guiente, Formativo, aun cuando estuviera ausentela cerámica; se le añadía, entonces, la calificaciónde acerámicos. Con esta posición, sitios como ElParaíso, Salinas de Chao y posiblemente los cen-tros urbanos de Supe, en lugar de ser considera-dos como exponentes de un desarrollo civilizatorioprecoz en el Perú y América, fueron asumidoscomo rezagados, en comparación con otros esta-blecimientos del Formativo que ya habían produ-cido alfarería. Éste habría sido el motivo por elcual los varios centros urbanos de Supe con ar-quitectura monumental pero sin alfarería queda-ron sin atención, a pesar de su cercanía a Lima.

El período Formativo Temprano, que se iniciaríaa los 1600 años a. C. había sido caracterizado porla construcción de centros ceremoniales monu-mentales en los valles de la costa, bajo la conduc-ción de Estados teocráticos. Al respecto, el vallede Casma fue sugerido como la sede de uno delos más antiguos exponentes de la forma de go-bierno estatal en el país (Pozorski y Pozorski, 1987).

Hoy conocemos por los resultados de las investi-gaciones realizadas en el valle de Supe, y en Caralen particular (Shady, 1997, 1999a, 1999b, 1999d)que en ese valle y posiblemente en otros del áreanorcentral, a partir de los 2500 años a. C. se cons-truyó un conjunto de centros urbanos con arqui-tectura pública; y que éstos habrían compartido unaserie de patrones culturales, como resultado de unaprogresiva integración cultural, económica y políti-ca. Entre los 2100 y 1600 años a. C. la élite políticade Supe había logrado movilizar la fuerza de tra-bajo organizada de múltiples comunidades del áreapara la edificación de ingentes obras públicas, enalgunos casos monumentales, en sus varios estable-cimientos y en particular en torno a la zona capital.

En correspondencia con la dinámica desarrolladapor las poblaciones de Supe y del área norcentral,

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este espacio se convirtió en el escenario de la pri-mera integración económica y cultural que huboen el Perú, a nivel interregional. Un conjunto derasgos culturales, expresados en la arquitecturade los establecimientos, en la iconografía y en losrituales religiosos, fue compartido por las socie-dades ubicadas en el territorio comprendido en-tre los ríos Chicama y Chillón, la cuenca del ríoSanta y sus tributarios, el alto Huallaga y el altoMarañón.

Este fenómeno de integración socioeconómica,cultural y política tuvo como eje central a la or-ganización estatal que se formó en el valle de Supe.

Con el avance de las investigaciones arqueológi-cas sobre el proceso cultural de Supe y de Caral,se hace evidente que la forma de vida en centrosurbanos, el origen de la civilización y la forma-ción del Estado se dieron precozmente en el áreanorcentral. La historia del desarrollo civilizatoriodel Perú retrocede en por lo menos mil años, aun tiempo casi equiparable con los focos de civi-lización más antiguos del mundo.

Resumen y conclusiones

• El Estado prístino se formó en el período Ar-caico Tardío, entre los 2100 y 1600 años a. C. enel valle de Supe, sobre la base de un conjunto decomunidades establecidas en centros urbanos.Este proceso se dio en Supe, ubicado en el áreanorcentral del Perú, donde se habían desenvuel-to procesos de neolitización diferentes desde los8000 años a. C. en las varias regiones que la inte-gran: litoral costeño, valles interandinos y vertien-tes orientales. Como resultado de tal proceso mi-lenario había en el área culturas regionales distin-tivas.

• El desarrollo de las fuerzas productivas debi-do a un conjunto de innovaciones tecnológicas-cultivo en terrazas y canales de riego en los va-lles andinos; y redes de algodón para la pesca engran escala-, generó la disponibilidad de exce-dentes de producción en las poblaciones del área.

• La capacidad económica de los pescadores fo-mentó el crecimiento poblacional, así como elpoblamiento y cultivo en el valle de Supe.

• La demanda de algodón para la confección deredes y la provisión de este producto por los agri-cultores del valle, a la par que éstos adquirían pecesy moluscos, promovieron la interdependencia eco-nómica ocupacional. Se formó así la primera inte-gración socioeconómica intrarregional, entre pes-cadores y agricultores, que intercambiabananchovetas, sardinas y moluscos por algodón, ma-tes, zapallos, frijoles y camotes.

• El crecimiento productivo y la complejidad cre-ciente en la organización social de los centros po-blados pesqueros y agrícolas crearon las condicio-nes para la interacción entre las sociedades regiona-les del área norcentral y ésta estimuló la formacióndel Estado y el desarrollo de la civilización.

• La confluencia de varios factores explica la for-mación del Estado prístino de Supe: el autodina-mismo de las sociedades del área norcentral delPerú, con culturas distintivas; el desarrollo de lasfuerzas productivas, alcanzado por las comunida-des de esa área, asentadas en la costa y la sierra,que disponían de excedentes productivos; la ubi-cación estratégica que tiene Supe dentro del áreapara el intercambio interregional; la temprana es-pecialización ocupacional de las comunidades deSupe, su integración socioeconómica y la conse-cuente mayor productividad económica de la so-ciedad de Supe.

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objetivos, con el propósito de aclarar la proble-mática.

Descripción del sitio

El sitio de Caral se encuentra en el valle medio delrío Supe, al norte de Huacho, en la costa norcentraldel Perú (10°54’S-77°29’O). Está ubicado en unaterraza aluvial, en la margen izquierda del río, auna altura aproximada de 350 msnm. El clima esseco y caluroso, el río lleva agua sólo en los mesesde verano, aunque en la zona se producen aflora-mientos de agua por la poca profundidad de lanapa freática. Caral se ubica a unos 22 km delpuerto de Supe y dista, en línea recta, unos 17 kmde la orilla del mar (Shady, 1997).

Las excavaciones se centraron, específicamente, enel Sector Residencial A. Se hallaron cuartos deli-mitados por paredes de quincha, dentro de loscuales se conservó todo el material, tanto de lospisos como de los fogones. Esto sucedió en lossiguientes lugares: Sector A-3a, dos recintos cua-drangulares, Sector A-11, un baúl con ofrendas,en los Sectores A-14 y A- 20, pisos y fogones y enel Sector A-47 (asociado a basura de relleno en laconstrucción de una escalinata que se encuentraadosada al muro perimetral del Sector ResidencialA). Los otros contextos, cuyos contenidos se in-corporaron al análisis, corresponden a cuadrículasexcavadas en diferentes partes del sector residen-

Análisis arqueo-ictiológico delAnálisis arqueo-ictiológico delAnálisis arqueo-ictiológico delAnálisis arqueo-ictiológico delAnálisis arqueo-ictiológico del sector r sector r sector r sector r sector residencial del sitio aresidencial del sitio aresidencial del sitio aresidencial del sitio aresidencial del sitio arqueológico dequeológico dequeológico dequeológico dequeológico de

Caral-SCaral-SCaral-SCaral-SCaral-Supe, Costa Central delupe, Costa Central delupe, Costa Central delupe, Costa Central delupe, Costa Central del PPPPPerú*erú*erú*erú*erú*

(*) Publicado en Arqueología y Sociedad, Nº 13, Museo deArqueología y Antropología, UNMSM, 2000, Lima, pp. 67-77.

PPPPPHILIPPEHILIPPEHILIPPEHILIPPEHILIPPE B B B B BÉAREZÉAREZÉAREZÉAREZÉAREZ YYYYY L L L L LUISUISUISUISUIS M M M M MIRANDAIRANDAIRANDAIRANDAIRANDA

DURANTE LAS EXCAVACIONES realizadas por el equi-po dirigido por la Dra. Ruth Shady, entre 1996 y1999, en el sector residencial de Caral, se descu-brió gran cantidad de pequeños huesos de pesca-do. Esto motivó el análisis detallado y específicodel material óseo encontrado.

Anteriormente, se había notado la presencia deestos mismos restos ictiológicos en excavacionesllevadas a cabo por otros arqueólogos en sitiosprecerámicos, tanto en el mismo valle de Supe(Áspero [Feldman, 1980]), como en otros lugares,relativamente lejanos, del mismo período o ante-riores: Huaynuná (Pozorski y Pozorski, 1990), An-cón (Lanning, 1963) y La Paloma (Benfer, 1986).Moseley (1975) planteó que los recursos marinos,y sobre todo la anchoveta (Engraulis ringens) por suabundancia y alto valor proteínico, pudieron sus-tentar a las sociedades mencionadas. Éstas habríanconsumido tales recursos intensivamente, ya des-de el precerámico tardío. Si bien surgieron variascríticas en contra (Raymond, 1981; Wilson, 1981;Bonavía, 1998), esta hipótesis aún continúa vigen-te. No discutiremos en este trabajo los argumen-tos en favor o en contra de lo sostenido porMoseley y otros; sino que más bien, el análisis quepresentamos debe ser tomado como una contri-bución, en razón a los datos arqueo-ictiológicos

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Figura 1. Vértebras de anchoveta (contexto A-106).Figura 1. Vértebras de anchoveta (contexto A-106).Figura 1. Vértebras de anchoveta (contexto A-106).Figura 1. Vértebras de anchoveta (contexto A-106).Figura 1. Vértebras de anchoveta (contexto A-106).

cial, para así tener una muestra representativa delsitio. Éstos fueron: A-63, A-69, A-99, A-101, A-103, A-106, A-110, A-111, A-112, A-203, A-206y A-H.

Material y métodos

La separación del material óseo se hizo de acuer-do a los sectores o unidades de excavación dedonde provenían las muestras de suelo, siendo re-visada la totalidad del sedimento. El método tra-dicional de flotación en agua no fue utilizado acausa de la extrema fragilidad del material encon-trado (otolitos muy pequeños y vértebras diminu-tas). Se hizo una selección previa a ojo y con lentede aumento a partir de las muestras de tierra paraflotación.

Los restos de peces fueron identificados a partirde cada una de las cuadrículas excavadas, median-te comparaciones con la colección osteológica dereferencia proporcionada por el Instituto Francésde Estudios Andinos (IFEA). Además, se contócon la colaboración del Instituto del Mar del Perú(IMARPE) para la identificación de ciertosotolitos. Sólo se tomaron en cuenta los huesosidentificables específica y anatómicamente, nu-merosos huesos pequeños fragmentados al igualque varios cristalinos desecados quedaron comoindeterminados.

Los restos diagnósticos fueron, principalmente, loshuesos pares de la cabeza y los otolitos. Las vérte-bras de Engraulidae (anchoas y anchoveta), consi-deradas como poco diagnósticas y difíciles de

determinar a un nivel específico, fueron asociadascon las cabezas y otolitos de anchoveta encontra-dos en un mismo contexto. Las vértebras de sar-dinas, a pesar de ser muy parecidas a las del ma-chete (Ethmidium maculatum, Clupeidae), pudieronser diferenciadas gracias a un riguroso análisis (fi-guras 1, 2, 4 y 5).

El número mínimo de individuos se obtuvo divi-diendo el número total de vértebras encontradaspor el promedio de vértebras de un individuo, osea para la anchoveta 46 y para la sardina 50. En elcaso de la lorna, se tomó en cuenta el número deotolitos, su lateralización (derecho o izquierdo) ysu tamaño.

Resultados

Como es habitual en los yacimientos arqueológi-cos, las vértebras son los elementos mejor conser-vados; por lo tanto, fueron los más abundantes enla excavación, sobre todo las vértebras deanchoveta (tabla 1). El análisis de la totalidad delas unidades dio como resultado la identificaciónde 28931 piezas esqueléticas de peces represen-tando 10 taxones a nivel de especie, repartidos enocho familias. Para cada taxón se calculó el núme-ro de especímenes identificados o NISP (numberof identified specimens), el número mínimo de indivi-duos (NMI) representados y su rango de impor-tancia. Los resultados aparecen en la tabla 2. Hayun predominio de piezas esqueléticas de anchoveta,seguido por sardina. A nivel numérico, la anchovetarepresenta los 3/4 del material y la sardina el 1/4restante.

Figura 2. Figura 2. Figura 2. Figura 2. Figura 2. Vértebras de sardina (contexto A-47).

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FFFFFigura 3. Árigura 3. Árigura 3. Árigura 3. Árigura 3. Área de distribución de la anchoea de distribución de la anchoea de distribución de la anchoea de distribución de la anchoea de distribución de la anchovvvvveta (eta (eta (eta (eta (EEEEEngrngrngrngrngraulis ringensaulis ringensaulis ringensaulis ringensaulis ringens), según P), según P), según P), según P), según Pauly yauly yauly yauly yauly yTTTTTsukayama, sukayama, sukayama, sukayama, sukayama, 1987, modificado).1987, modificado).1987, modificado).1987, modificado).1987, modificado).

Ambas especies son peces pelágicos de aguas su-perficiales (0-50 m), costeros o marinos (0-200millas), asociados a la riqueza planctónica de lacorriente de Humboldt y que se movilizan encardúmenes. La anchoveta alcanza una talla máxi-ma de 20 cm y se distribuye desde el golfo deGuayaquil (Ecuador, 2°30' S), hasta Chiloe (Chile,42°30' S), como aparece en la figura 3. La sardina(Sardinops sagax) alcanza un mayor tamaño, 35 cm,pero su rango de distribución es similar. Otra es-pecie representada por algunas piezas es la lorna(Sciaena deliciosa); se trata de un pez muy comúnpróximo a las playas arenosas y que alcanza unatalla de unos 50 cm. Los demás taxones identifi-cados son: el tollo (Mustelus spp.), el bagre (Galeichthysperuvianus), el pejerrey (Odontesthes regia), el jurel(Trachurus murphyi), la corvina (Cilus gilberti), el ró-balo (Sciaena wieneri o Sciaena starksi) y el bonito(Sarda chiliensis). Este conjunto de especies perte-nece a los biotopos ya mencionados para las es-pecies principales, es decir pelágico costero(pejerrey, jurel, bonito) o fondos arenosos (tollo,bagre, corvina, coco, róbalo).

Aparte de los restos de peces, pero dentro de losorganismos acuáticos, cabe mencionar la presen-cia en el yacimiento de numerosos pedazos decarapacho y quelas de camarón de río, Cryphiopscaementarius (Palaemonidae).

Biomasa

Los valores obtenidos para los NMI sirvieronpara la determinación de la importancia que tuvocada especie en la contribución cárnica propor-cionada por los peces. La biomasa total se calcu-ló a partir del peso promedio de cada especiemultiplicándolo por el NMI. Para la anchoveta yla sardina, se estimaron los pesos promedios quese observan hoy en día en los desembarques (30g y 160 g, respectivamente). Para la lorna se cal-culó el peso promedio de los especímenes, re-presentados en la excavación por sus otolitos,usando un modelo matemático establecido porBéarez (2000), el cual proporcionó el valor de304 g (figura 6).

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LLLLLAAAAA FORMAFORMAFORMAFORMAFORMACIÓNCIÓNCIÓNCIÓNCIÓN DELDELDELDELDEL E E E E ESTSTSTSTSTADOADOADOADOADO YYYYY ELELELELEL SURSURSURSURSURGIMIENTGIMIENTGIMIENTGIMIENTGIMIENTOOOOO DEDEDEDEDE LLLLLAAAAA CIVILIZCIVILIZCIVILIZCIVILIZCIVILIZAAAAACIÓNCIÓNCIÓNCIÓNCIÓN126126126126126

TTTTTabla 1. abla 1. abla 1. abla 1. abla 1. TTTTTipos y pripos y pripos y pripos y pripos y proporoporoporoporoporciones de huesos identificados.ciones de huesos identificados.ciones de huesos identificados.ciones de huesos identificados.ciones de huesos identificados.

El peso del róbalo se estimó por comparacióndirecta con los especímenes presentes en la colec-ción osteológica de referencia, o sea 13000 g. Enfin, para las demás especies se tomó un peso pro-medio en relación con el tamaño de los huesosencontrados. La contribución a la biomasa totalde las principales especies aparece en la figura 7.

Luego de hallar los resultados de las identifica-ciones, obteniendo su conversión en biomasa, seobserva mejor la importancia que cada especiepudo tener a nivel alimenticio -si es que ése fue eldestino de los pescados- en el sector residencial.La anchoveta pasa de la primera posición a latercera porque el aporte cárnico de cada indivi-duo es muy bajo. En cambio, un solo individuode róbalo es equivalente en biomasa a más de400 anchovetas. Se puede notar que la sardinadesempeña el primer papel, pero si se toma encuenta que muchos de los huesitos indetermina-dos pertenecen probablemente a anchovetas,

podemos considerar que el par de pequeñospelágicos, anchoveta y sardina, constituye la ma-yor parte de la biomasa representada en el sectorresidencial.

Análisis espacial

El análisis de los resultados, obtenidos a partir deltrabajo de identificación, muestra que a nivel detoda el área excavada la mayoría de los restosóseos se concentra en las cuadrículas A-3a, A-11,A-14-20 y A-47; en estos recintos se halló el 86%de los huesos identificados. Esta concentraciónpodría deberse a un propósito específico o a unamejor conservación relativa (figura 8). Según loscontextos, se puede observar una repartición dis-tinta del binomio anchoveta/sardina; en particu-lar, los sectores A-14 y A-20 contienen anchovetassolamente. En este sector existen fogones quepodrían haber sido ceremoniales.

Figura 4. Otolitos de anchoveta.Figura 4. Otolitos de anchoveta.Figura 4. Otolitos de anchoveta.Figura 4. Otolitos de anchoveta.Figura 4. Otolitos de anchoveta. Figura 5. Otolitos de lorna.Figura 5. Otolitos de lorna.Figura 5. Otolitos de lorna.Figura 5. Otolitos de lorna.Figura 5. Otolitos de lorna.

Familia Especie

Trikidae Mustelus sp. 1Engraulidae Engraulis ringens 20649 651 74 50 5Clupeidae Sardinops sagax 7394 1 19 3 2Ariidae Galeichthys peruvianus 5Atherinidae Odontesthes regia 1Carangidae Trachurus murphyi 4 3Sciaenidae Cilus gilberti 3

Sciaena deliciosa 27 12 2 23cf. Sciaena wieneri 1

Scombridae Sciaena deliciosa 1Total 28085 665 93 55 33

Vértebra Otolito Basioccipital Urostilo Otros

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LLLLLAAAAA C C C C CIUDADIUDADIUDADIUDADIUDAD S S S S SAGRADAAGRADAAGRADAAGRADAAGRADA DEDEDEDEDE C C C C CARALARALARALARALARAL-S-S-S-S-SUPEUPEUPEUPEUPE 127127127127127

TTTTTabla 2. Pabla 2. Pabla 2. Pabla 2. Pabla 2. Prrrrroporoporoporoporoporciones de los diferciones de los diferciones de los diferciones de los diferciones de los diferentes taxentes taxentes taxentes taxentes taxones identificados.ones identificados.ones identificados.ones identificados.ones identificados.

Familia Especie

Trikidae Mustelus sp. 1 < 0,01 1 7Engraulidae Engraulis ringens 21429 74,07 449 1Clupeidae Sardinops sagax 7419 25,64 148 2Ariidae Galeichthys peruvianus 5 0,02 1 5Atherinidae Odontesthes regia 1 < 0,01 1 6Carangidae Trachurus murphyi 7 0,02 4 4Sciaenidae Cilus gilberti 3 0,01 1 6

Sciaena deliciosa 64 0,22 11 3cf. Sciaena wieneri 1 < 0,01 1 7

Scombridae Sarda chiliensis 1 < 0,01 1 7Total 28931 100 618

NISP Porcentaje NMI Rango

Otro dato interesante es que en algunas unidadesno aparecen rastros de anchoveta, sino un peque-ño número de vértebras pertenecientes a peces deotras especies. En las unidades A-63, 69, 99, 101,103 y 104 se han identificado 16 huesos, pero estepequeño número representa, a nivel de la biomasa,una proporción importante. Una sola vértebra deuna especie identificada como róbalo (Sciaenawieneri) pertenecería a un individuo de 13 kilos,aproximadamente.

Discusión

La zona marítima, que se ubica frente al sitio ar-queológico de Caral, se encuentra entre las zonasmás ricas y productivas del mundo en especiesmarinas aptas para la alimentación humana. Lospobladores de Caral aprovecharon esa gran abun-dancia, pero tal vez no lo hicieran directamente sinodirigiéndose a los pescadores del litoral. Es proba-ble que fueran hacia la costa para abastecerse de sus

especies preferidas (anchovetas y sardinas). En efecto,la poca diversidad específica de la muestra analiza-da y el predominio de las anchovetas y sardinas noreflejan la variedad que se debería encontrar en unafaena de pesca artesanal en esta parte del litoral (cf.Los Gavilanes [Bonavía, 1982]). En algún momen-to se practicó una selección de las especies disponi-bles, que pudo haberse realizado al momento depescar, rechazando lo que no era pequeño y pelági-co. Esta segregación pudo producirse al momentode adquirir el pescado de las manos de los propiospescadores, escogiendo lo que era de su preferen-cia con o sin trueque. También, puede haberse de-bido a razones ideológicas pues aquellos restos fue-ron encontrados en un sector residencial y es posi-ble que, en algunos casos, se trate de ofrendas. Aquísólo nos interesamos en los aspectos pesqueros, esdecir con qué técnicas se pudieron obtener estosrecursos marinos.

Generalmente, la anchoveta se aproxima a la cos-ta durante los meses de octubre a febrero, ocu-

Figura 6. Composición por peso del grupo de lornas identifi-Figura 6. Composición por peso del grupo de lornas identifi-Figura 6. Composición por peso del grupo de lornas identifi-Figura 6. Composición por peso del grupo de lornas identifi-Figura 6. Composición por peso del grupo de lornas identifi-cadas.cadas.cadas.cadas.cadas.

Figura 7. Repartición de la biomasa total por especie.Figura 7. Repartición de la biomasa total por especie.Figura 7. Repartición de la biomasa total por especie.Figura 7. Repartición de la biomasa total por especie.Figura 7. Repartición de la biomasa total por especie.

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LLLLLAAAAA FORMAFORMAFORMAFORMAFORMACIÓNCIÓNCIÓNCIÓNCIÓN DELDELDELDELDEL E E E E ESTSTSTSTSTADOADOADOADOADO YYYYY ELELELELEL SURSURSURSURSURGIMIENTGIMIENTGIMIENTGIMIENTGIMIENTOOOOO DEDEDEDEDE LLLLLAAAAA CIVILIZCIVILIZCIVILIZCIVILIZCIVILIZAAAAACIÓNCIÓNCIÓNCIÓNCIÓN128128128128128

TTTTTabla 3. Comparación de las listas faunísticas de 4 sitios prabla 3. Comparación de las listas faunísticas de 4 sitios prabla 3. Comparación de las listas faunísticas de 4 sitios prabla 3. Comparación de las listas faunísticas de 4 sitios prabla 3. Comparación de las listas faunísticas de 4 sitios precerámicos de la Costa Central.ecerámicos de la Costa Central.ecerámicos de la Costa Central.ecerámicos de la Costa Central.ecerámicos de la Costa Central.

pando las bahías y caletas, a veces hasta quedarsevarada en las playas. Este fenómeno también esobservado en otras especies pelágicas costeras yes conocido en el Perú desde antiguo: Garcilasode la Vega (1991:257-260) reportó este fenómeno(1609-1617), y también algunos de los viajeros delsiglo pasado como A. d’Orbigny (1839-43). Peroresulta difícil pensar que ese fenómeno natural fueel único utilizado para capturar anchovetas, ya seacon la mano o canastas; la fabricación de redes eranecesaria para la obtención regular de una grancantidad de especies pequeñas que no se puedencapturar con anzuelo. Estas redes, posiblemente,se fabricaron a partir del algodón, que es uno delos vegetales más abundantes en los desechos ar-queológicos del sitio. Sin embargo, no se encontróni un sólo pedazo de red ni tampoco un anzueloen la excavación del sector residencial. Las demásespecies identificadas pudieron haber sido captu-radas con red o anzuelo. Corvinas y róbalos sondepredadores de anchoveta y pueden fácilmenteacercarse a la orilla y de repente caer en una redtipo chinchorro, tirada desde la playa.

Comparación con otros sitios precerámicos dela Costa Central

Los principales sitios precerámicos de la CostaCentral en los cuales se han trabajado los datosictiológicos son: Áspero (Feldman, 1980), LosGavilanes (Wing y Reitz, 1982), Las Salinas deChao (Alva, 1987), Paloma (Reitz, 1988), El Pa-raíso (Quilter et al., 1991) y Huaynuná (Pozorski yPozorski, 1992).

Un análisis comparativo de las listas faunísticasde algunos de estos sitios (tabla 3) nos ha permi-tido observar que en los sitios con arquitecturamonumental se encuentra poca diversidad, lo quese asume como una especialización en el consu-mo de ciertas especies elegidas, tal como se apre-cia en Caral. En Áspero «de los análisis de coprolitos,se indica una especialización por el consumo de peces pe-queños, anchoveta y sardina» (Feldman, 1980). En elParaíso, «variedades de pequeños peces desplazándose encardúmenes, tal como la anchoveta, fueron la fuente prin-cipal de proteínas obtenidas del mar» (Quilter et al.,1991).

En Paloma, «casi el 60% de los vertebrados identificadosfueron anchovetas (Engraulidae), la familia Sciaenidaeconstituyó el 14%, seguido por las sardinas (Clupeidae, 8%)»(Reitz, 1988). En Huaynuná, Pozorski y Pozorski(1992) hacen notar la gran cantidad de huesos pe-queños de pescado que ellos asumen de anchovetay sardina. De estos datos, se desprende que estaspoblaciones utilizaron intensivamente las redes depesca, dando, por lógica, una gran importancia alcultivo de la materia prima de esos artefactos, elalgodón.

Figura 8. Repartición de los restos ictiológicos en los sectoresFigura 8. Repartición de los restos ictiológicos en los sectoresFigura 8. Repartición de los restos ictiológicos en los sectoresFigura 8. Repartición de los restos ictiológicos en los sectoresFigura 8. Repartición de los restos ictiológicos en los sectoresprincipales.principales.principales.principales.principales.

TaxónIdent. Rango Ident. Rango Ident. Rango Ident. Rango

Condrichthyes x 2 x 9 x x 6Engraulidae x 5 x 1 x 1 x 1Clupeidae x 6 x 4 x x 2Ariidae x 10 x 8 x x 5Carangidae x 1 x 6 x 4Haemulidae x 7 x 5Sciaenidae x 4 x 3 x x 3Scombridae x 3 x 2 x 6

Los Gavilanes

Wing y Reitz (1982)

Paloma

Reitz (1988)

El Paraíso

Quilter et al. (1991)

Caral

Béarez y Miranda

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LLLLLAAAAA C C C C CIUDADIUDADIUDADIUDADIUDAD S S S S SAGRADAAGRADAAGRADAAGRADAAGRADA DEDEDEDEDE C C C C CARALARALARALARALARAL-S-S-S-S-SUPEUPEUPEUPEUPE 129129129129129

Asimismo se habría utilizado la anchoveta por suspropiedades nutricionales, como elemento de in-tercambio y/o como ofrenda; en Caral, se ha en-contrado anchoveta asociada a fogones ceremo-niales. El hecho de haber encontrado tantas vérte-bras, otolitos y hasta cristalinos secos de anchoveta,lleva a preguntarse si el primer uso de este pez fuerealmente el consumo humano. En efecto, cuan-do uno come pequeños pescados tal como laanchoveta, la tendencia es comerlo todo, lo queconduce a la destrucción por lo menos parcial,tanto por la masticación como por la digestión,de un gran número de los huesos del esqueleto. Lapregunta, a este nivel de la investigación, queda sinrespuesta satisfactoria.

Conclusión

El sitio arqueológico de Caral, al igual que otrossitios precerámicos de la Costa Central del Perú,priorizó el consumo de anchoveta y sardina, pe-ces abundantes en esta zona del litoral. Este recur-so desempeñó probablemente un papel funda-mental para la población de Caral hasta convertir-se en una de las materias utilizadas para las ofren-das. Es probable que se haya adquirido directa-mente de los propios pescadores del litoral, me-diante alguna forma de intercambio, pero sólo unestudio de los rellenos de los basurales permitiráconfirmarlo. En fin, la producción de algodón parala fabricación de las redes de pesca debió ser im-portante para satisfacer las faenas de los pescado-res y puede ser que el algodón haya participado enel sistema de intercambio.

Agradecimientos

Los autores agradecen a la Dra. Ruth Shady porhaberles confiado el material ictiológico de Caralpara su análisis. Xavier Pello y Alina Wong acepta-ron leer y corregir el manuscrito original; las gra-cias a ellos. Este trabajo se ejecutó dentro del mar-co de un convenio firmado entre el Museo deArqueología y Antropología de la UniversidadNacional Mayor de San Marcos y el Instituto Fran-cés de Estudios Andinos.

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Orbigny A. d’1839-43 Voyage dans l’Amérique Méridionale. Tomo II. Paris.

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LLLLLAAAAA FORMAFORMAFORMAFORMAFORMACIÓNCIÓNCIÓNCIÓNCIÓN DELDELDELDELDEL E E E E ESTSTSTSTSTADOADOADOADOADO YYYYY ELELELELEL SURSURSURSURSURGIMIENTGIMIENTGIMIENTGIMIENTGIMIENTOOOOO DEDEDEDEDE LLLLLAAAAA CIVILIZCIVILIZCIVILIZCIVILIZCIVILIZAAAAACIÓNCIÓNCIÓNCIÓNCIÓN130130130130130

Anexo IAnexo IAnexo IAnexo IAnexo I

Composición química y nutricional de la anchoComposición química y nutricional de la anchoComposición química y nutricional de la anchoComposición química y nutricional de la anchoComposición química y nutricional de la anchovvvvveta, la sareta, la sareta, la sareta, la sareta, la sardina y la lorna (IMARPdina y la lorna (IMARPdina y la lorna (IMARPdina y la lorna (IMARPdina y la lorna (IMARPE/ITPE/ITPE/ITPE/ITPE/ITP, 96)., 96)., 96)., 96)., 96).

AAAAANEXOSNEXOSNEXOSNEXOSNEXOS

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Análisis proximal

Humedad (%) 70,8 71,3 76,3Grasa (%) 8,2 6,6 1,9Proteínas (%) 19,1 20,2 18,5Carbohidratos (%) 0,7 0,9 2,1Sales minerales (%) 1,2 1,0 1,2Energía (kcal/100 g) 185 180 131

Minerales

Sodio (mg/100 g) 78,0 60,6 32,4Potasio (mg/100 g) 241,4 332,1 349,6Calcio (mg 100 g) 77,1 40,5 3,7Magnesio (mg/100 g) 31,3 33,0 21,7Fierro (ppm) 30,4 19,0 15,9Cobre (ppm) 2,1 1,3 1,2

Anchoveta Sardina Lorna

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LLLLLAAAAA C C C C CIUDADIUDADIUDADIUDADIUDAD S S S S SAGRADAAGRADAAGRADAAGRADAAGRADA DEDEDEDEDE C C C C CARALARALARALARALARAL-S-S-S-S-SUPEUPEUPEUPEUPE 131131131131131

AAAAAnexonexonexonexonexo II II II II II

Orden o Familia Especie

Ident. Rango Ident. Rango Ident. Rango Ident. RangoCarcharhinidae x 6 x x

Carcharhimus sp. x 11Rhyzoprionodon sp. x 10

Sphyrnidae Sphyrna sp. x 14Triakidae Mustelus sp. x 9 x 7Rajiformes xRhinobatidae xDasyatidae xMyliobatidae x xAnguilliformes xEngraulidae x 4 x 1 x 1 x 1Clupeidae x 7 x 5 x x 2Ariidae x 15 x 9 x x 5Merlucciidae Merluccius sp. xMugilidae Mugil cephalus xAtherinidae Odontesthes regiaSerranidae x 13 x

Paralabrax sp. xEpinephelus sp. x

Carangidae x 14 x 11Trachurus murphyi x 1 x 15 x 4Caranx caninus xCaranx sp. x 10Trachinotus sp. x

Haemulidae x x 13Isacia conceptionis xAnisotremus sp. x 12 x 6Haemulon sp. x

Sparidae x 13Sciaenidae x 14 x 14

Sciaena deliciosa x 8 x 4 x x 3Paralonchurus sp. x 5 x 10cf. Sciaena wieneri x 7Cynoscion sp. x 14 x 12 xCilus gilberti x 6Bairdiella sp. x

Kyphosidae Kyphosus sp. xCheilodactylidae Chirodactylus sp. xLabridae Semicossyphus sp. x 11 xEphippidae cf. Chaetodipterus sp. xScombridae x 13 x 2

Thunnus sp. x 13Euthynnus sp. x 7Sarda chiliensis x 7Scomber sp. x 3Scomberomorus sp. x 2 x 3

Centrolophidae Seriolella sp. x x 8Paralichthyidae Paralichthys sp. x

Reitz (1988) Quilter et al. (1991) Béarez y MirandaWing y Reitz (1982)

Paloma El Paraíso CaralLos Gavilanes

TTTTTabla de comparación de las listas faunísticas de cuatrabla de comparación de las listas faunísticas de cuatrabla de comparación de las listas faunísticas de cuatrabla de comparación de las listas faunísticas de cuatrabla de comparación de las listas faunísticas de cuatro sitios pro sitios pro sitios pro sitios pro sitios precerámicos de la Costa Central.ecerámicos de la Costa Central.ecerámicos de la Costa Central.ecerámicos de la Costa Central.ecerámicos de la Costa Central.

Page 132: La Ciudad Sagrada de Caral-Supe - Zona Arqueológica Caral

LLLLLAAAAA FORMAFORMAFORMAFORMAFORMACIÓNCIÓNCIÓNCIÓNCIÓN DELDELDELDELDEL E E E E ESTSTSTSTSTADOADOADOADOADO YYYYY ELELELELEL SURSURSURSURSURGIMIENTGIMIENTGIMIENTGIMIENTGIMIENTOOOOO DEDEDEDEDE LLLLLAAAAA CIVILIZCIVILIZCIVILIZCIVILIZCIVILIZAAAAACIÓNCIÓNCIÓNCIÓNCIÓN132132132132132

AAAAAnexonexonexonexonexo III III III III III

Tab

la d

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La rLa rLa rLa rLa religión como una forma de cohesióneligión como una forma de cohesióneligión como una forma de cohesióneligión como una forma de cohesióneligión como una forma de cohesiónsocial y manejo político en los alborsocial y manejo político en los alborsocial y manejo político en los alborsocial y manejo político en los alborsocial y manejo político en los albores de laes de laes de laes de laes de la

civilización en el Pcivilización en el Pcivilización en el Pcivilización en el Pcivilización en el Perú*erú*erú*erú*erú*

LOS GRUPOS HUMANOS de todas las épocas han bus-cado explicaciones sobre la realidad en la que es-taban inmersos: la naturaleza con su permanentetransformación y el mundo cultural, creado porellos mismos, igualmente inestable y sujeto a per-manentes cambios; comprensión del mundo queles era necesaria para ajustarse al medio y darleseguridad a sus vidas. La religión ha sido el primerinstrumento al que acudió la sociedad para lograrel equilibrio requerido.

Las culturas elaboraron así su propia concepcióndel mundo; formaron su sistema de creencias,codificado y transmitido a través de los mitos ydiversas expresiones culturales. En concordanciacon esta cosmología, las sociedades construyerontemplos e hicieron rituales y ofrendas a sus dioses.

La religión no ha sido una forma de conocimien-to «no racional» anterior al conocimiento «racio-nal»; tanto una como el otro han caminado juntosayer como hoy y responden a diferentes actitudesfrente a un determinado problema. Se puede cons-tatar por la evidencia arqueológica que ha sido fre-cuente la complementariedad entre estas aproxi-maciones; allí donde el conocimiento racional en-contraba límite por el nivel de desarrollo alcanza-do, estaba el recurso de la fe religiosa, que garanti-

zaba el restablecimiento del equilibrio, el ordennecesario para el desenvolvimiento social.

En aquellas sociedades que lograron niveles com-plejos de organización, la religión no sólo conti-nuó dando estructura al comportamiento del gru-po sino que apuntaló los cimientos y fundamen-tos de su sistema político, afirmando la cohesiónsocial requerida para su mantenimiento.

El rol de la religión en la conformación del Esta-do en el Perú ha sido crucial, como puede inferirsede la información arqueológica disponible. Si bienla religión no explica el surgimiento estatal, ella tuvoun papel protagónico en el mantenimiento delnuevo sistema político.

Rol de la religión en los albores de la civiliza-ción en el Perú

En esta etapa del desarrollo social (Arcaico Tar-dío, 3000-1500 años a.C.) se hace evidente la con-junción entre ciencia, religión y política, articula-ción que habría de mantenerse a través de toda lahistoria prehispánica del Perú.

A partir del Arcaico Tardío, las culturas configura-das en las diferentes regiones del área norcentraldel Perú incluían en su bagaje conocimientos deastronomía, geometría y cálculo matemático, vin-culados a creencias y mitos religiosos, los que se

(*) Publicado en Boletín del Museo de Arqueología y Antropolo-gía, UNMSM, año 2, Nº 9, 1999, Lima, pp. 13-15.

RRRRRUTHUTHUTHUTHUTH S S S S SHADYHADYHADYHADYHADY

Page 134: La Ciudad Sagrada de Caral-Supe - Zona Arqueológica Caral

LLLLLAAAAA FORMAFORMAFORMAFORMAFORMACIÓNCIÓNCIÓNCIÓNCIÓN DELDELDELDELDEL E E E E ESTSTSTSTSTADOADOADOADOADO YYYYY ELELELELEL SURSURSURSURSURGIMIENTGIMIENTGIMIENTGIMIENTGIMIENTOOOOO DEDEDEDEDE LLLLLAAAAA CIVILIZCIVILIZCIVILIZCIVILIZCIVILIZAAAAACIÓNCIÓNCIÓNCIÓNCIÓN134134134134134

expresaron en un notable énfasis por las construc-ciones destinadas al culto a los dioses, la celebra-ción de rituales y el manejo de la liturgia.

Bajo motivaciones económicas, políticas y religio-sas las sociedades de esa área erigieron construc-ciones arquitectónicas diversas, algunas monumen-tales, orientadas a los puntos cardinales, dondeplasmaron diseños de recintos cuadrados, rectan-gulares, circulares, cuidando de asegurar la estabi-lidad de la estructura en su conjunto.

La coordinación de actividades necesarias para laproducción y reproducción social, así como laposesión de un conocimiento especializado le diopoder a la élite, que condujo el comportamientode una colectividad. Gobierno que era justificadopor la función social que cumplía, en beneficio delos integrantes de la comunidad. En lugar de tum-bas piramidales, donde se rindiera culto a la per-sonalidad divina de los gobernantes muertos, seedificaron templos piramidales para ofrendar adioses y semidioses protectores, de quienes de-pendía el bienestar.

Todas las acciones de las poblaciones del áreanorcentral del Perú, donde surgió la civilizacióndurante el Arcaico Tardío, estuvieron envueltas enceremonias y rituales. La religión impregnó el com-portamiento de cada poblador dentro de su ho-gar y fuera de él; estuvo en la estructura de la or-ganización social y política, dándole cohesión algrupo para mantener al sistema.

Se ha llamado tradición religiosa «Kotosh» (Burgery Salazar-Burger, 1980) o tradición arquitectónica«Mito» (Bonnier, 1997) al conjunto de elementosculturales asociados, encontrados en todos los esta-blecimientos de esa área en este período, ya sea deuna misma cultura o que pertenezcan a diferentesculturas o que se encuentren en diversos lugares, enla costa, en los valles interandinos o en la selva andina.El patrón es recurrente: una serie de recintos conpisos preparados, usados como altares, que contie-nen fogones en el centro, con o sin canales, destina-dos a la quema de alimentos, objetos y materiales,ofrendados a deidades en actos colectivos depetitorios religiosos. Son bien conocidos los com-plejos arquitectónicos de Kotosh, en las nacientesdel Huallaga (Izumi y Terada, 1972); Piruro, en elAlto Marañón (Bonnier, 1997); Huaricoto, en el Ca-

llejón de Huaylas (Burger y Salazar-Burger, 1980);La Galgada, en el Tablachaca, un tributario del San-ta (Grieder, et al., 1988); Caral y otros establecimien-tos en el valle de Supe (Shady, 1997). Esta tradiciónintegró el área del Supe, Santa, Alto Marañón y elAlto Huallaga, en los Andes norcentrales, con pro-yecciones, hacia el final del período, al valle de Casmay Chao por el norte y al valle del Chillón por el sur(Bonnier, op. cit.: 143).

El territorio donde se distribuyó la tradiciónKotosh, de la costa a la selva andina, estuvo arti-culado por vías de comunicación, usadas desde elArcaico Tardío por sociedades que poseían cultu-ras diferentes y por esto, justamente, tuvieron inte-rés en intercambiar y poseer los productos logra-dos mediante singulares procesos adaptativosmilenarios (Shady, 1995).

Las evidencias religiosas de Caral

Caral, la ciudad que fue ocupada entre los 4500 y3500 años antes del presente, muestra una serie deconstrucciones ceremoniales de tamaño variado:templos piramidales con plataformas superpues-tas de 30 m de altura, templos de segundo tama-ño con anfiteatro, templos de tercer y cuarto ta-maño, todos ellos de piedra con paredes enlucidasde barro y pintadas, algunas veces decorados conrelieves pintados. Además de éstos, se han identi-ficado conjuntos habitacionales, igualmente de di-ferente dimensión y calidad de los materiales cons-tructivos (cañas amarradas con fibras de junco ode piedra), distribuidos en varios sectores de laciudad, enlucidos y pintados.

También se puede notar la posición de piedrasparadas en contextos aislados o, incluso, en algu-nos de los atrios y recintos especiales de los tem-plos. Es posible que ellas estuvieran relacionadascon observaciones astronómicas, necesarias parala medición del tiempo y el control de las estacio-nes en sociedades agrícolas. Igualmente, las cons-trucciones fueron ubicadas en referencia a los pun-tos cardinales y denotan el manejo de cálculosmatemáticos y el trazado de figuras geométricas.Además del conocimiento plasmado en las edifi-caciones, todos los templos y las unidades de vi-vienda muestran evidencias de culto y de la prácti-ca de rituales ofrendatorios. Ello podría indicar

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que tanto las actividades sagradas como las secu-lares estuvieron teñidas de religiosidad.

Si bien las construcciones ceremoniales especialesestán cerca a plazas circulares hundidas (por ejem-plo, el anfiteatro), o dispuestas en espacios gran-des (como en los casos de la Pirámide Mayor ysus asociadas) o menores (como en las pirámidescuadrangulares), la mayoría de los templos tienerecintos pequeños en ambientes cerrados, inclusocercados; esta distinción sugiere la realización dedos clases de ceremonias, unas públicas y otrasmuy íntimas -casi privadas- para un grupo selecto.

La arquitectura u otros materiales manufacturadospueden presentar decoración geométrica o imáge-nes de seres sobrenaturales, que combinan rasgosde diferentes animales, como expresión de unacosmología mítica, que procura fusionar en un serlas facultades de varios, relacionadas con las princi-pales preocupaciones sociales: la vida y la produc-ción de alimentos, el agua y la fertilidad de las tie-rras, la muerte y la destrucción de las cosas. Sinembargo, a diferencia de los dioses del panteóncorrespondiente al período siguiente, el Formativo,los seres divinos de Caral no tienen la fiereza deaquéllos. Pensamos que estas representaciones, quetambién se observan en Huaca Prieta, valle deChicama, pertenecieron a sociedades donde el Es-tado en formación cumplía funciones en beneficiode los habitantes de su jurisdicción; y su gobiernoera reconocido y justificado, por tanto, sin que tu-viera que usar ninguna clase de imposición.

Algunas de las estructuras arquitectónicas de pe-ríodos tardíos de Caral llevaron en las paredespequeños nichos, relacionados con funciones es-trictamente ceremoniales. En ellos se pusieronobjetos especiales, como piedras pulidas pintadasde color rojo, trozos de algodón, alimentos que-mados, etc. Asimismo, se encuentran recintos enlos templos o en los sectores residenciales que re-cibieron determinadas ofrendas: bolsas de fibra,shicras, llenas de piedras, usadas durante el procesode enterramiento arquitectónico, para su posteriorremodelación; un trozo de algodón en cuyo inte-rior había una semilla de huayruro, puesto al ladode una pared; estandartes romboidales, colocadosen la pared externa de una casa; choros morados,escogidos por su tamaño, depositados junto conalimentos y textiles quemados durante el enterra-

miento de algunos ambientes. Cabe destacar laconstrucción de una caja ofrendatoria, en la que secolocaron una serie de objetos, en un contextoestrictamente ritual.

Un tratamiento constante, encontrado en las di-versas edificaciones de la ciudad, consiste en: a)pisoscuidados, enlucidos y pintados con fogones don-de se quemaron, principalmente, alimentos; b) ce-nizas esparcidas debajo o sobre los pisos, cuandoéstos fueron construidos o enterrados; c) hoyoscon paquetes de alimentos, envueltos en hojas, amodo de tamales, o con mechones de pelos hu-manos, fragmentos de textiles y coprolitos o, comoen uno de los sectores, fragmentos de la talla decristales de roca y sodalita; y d) ofrendas de texti-les de algodón o de cestería quemados.

Llama la atención el hallazgo reiterado de muchostextiles de algodón, tejidos bajo la técnica del en-trelazado (torzal), los cuales conformaron laparafernalia religiosa, utilizada en los rituales. Estadedicación se podría comparar a la costumbreandina, referida por los cronistas, de hacer finostextiles destinados al culto. Esta costumbre deofrendar textiles quemados, entre otros, habríatenido, así, su más vieja expresión en el períodoArcaico Tardío.

Son propias de la cultura Supe las figuras de arcillano cocidas, incluso encontradas en pares que, sinembargo, carecen de rasgos sexuales, como si cadauna de ellas representase la combinación de losatributos de los dos géneros y, por tanto, concen-trasen el poder de ambos.

A través de los varios siglos de ocupación de laCiudad Sagrada de Caral sus conductores desarro-llaron un programa permanente de remodelaciónde las edificaciones, estrechamente vinculado conactos religiosos. Los pobladores de Supe y de laszonas, bajo la influencia política y religiosa de Caral,estuvieron reconstruyendo y renovando todo eltiempo los santuarios y edificios seculares de la ciu-dad. Nada permanecía sin cambiar, las paredes ypisos recibieron tratamiento periódico, al igual quecada ambiente o recinto, que se ampliaba o empe-queñecía y, a veces, era transformado totalmente sudiseño. Estas modificaciones se hacían en medio deceremonias, rituales y ofrendas, en relación con ladimensión de los cambios. Los gestores de la ciu-

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dad encontraron en la religión el instrumentojustificatorio del gobierno ejercido sobre los habi-tantes y, en el trabajo organizado en los templos ypalacios, el medio de mantener la cohesión del gru-po. El naciente Estado político y la religión camina-ron fusionados por los valles del área norcentraldurante varios siglos y a partir de entonces ejercie-ron poder sobre las sociedades del Perú.

Referencias bibliográfícas

Bonnier, Elizabeth1997 «Preceramic Architecture in the Andes: The MitoTradition». En Archaeologica Peruana 2. PrehispanicArchitecture and Civilization in the Andes editado por E.Bonnier y H. Bischof, pp. 120-144. SAPA, Reiss-Museum,Mannheim.

Burger, Richard y Lucy Salazar-Burger1980 «Ritual and Religion at Huaricoto». En Archaeology33 (6), pp. 26-32.

Izumi, Seiichi y Kazuo Terada1972 Andes 4. Excavations at Kotosh, Peru, 1963 and1966. Tokyo: University of Tokyo Press.

Grieder, T., A. Bueno, E. Smith y R. Malina1988 La Galgada, Peru. A Preceramic Culture inTransition. Austin: University of Texas Press.

Shady, Ruth1995 «La neolitización en los Andes Centrales y losorígenes del sedentarismo, la domesticación y la distin-ción social». En Saguntum, Nº 28, Universidad de Valen-cia, España, pp. 49-61.

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«(...) desde pueblo (...) los yndios y principales y camachicos del tenían y tienenchacaradestinadas a las guacas ydolos que adoraban veneraban y daban culto (...).

(...) Idolo dios Guari porque este antes que ubiesse yngas y apoes quando losyndios se matabam por defender sus chacaras se aparecia (...) y les repartió todaslas chacaras y azequias en todos los pueblos y parcialidades y se las pirco que sonlas mismas que ahora siembran y que este era el que les daba las comidas y aguas»(Duviols, 1986: 11,127) .

La Ciudad Sagrada de Caral

LOS RASGOS QUE presenta Caral revelan compleji-dad en el uso del espacio, en el diseño arquitectó-nico y en la labor constructiva: una extensión demás de 60 ha con edificaciones distribuidas siguien-do un patrón determinado; presencia de, por lomenos, seis volúmenes piramidales mayores, ade-más de otras construcciones monumentales me-nores de cinco diferentes tamaños y todos elloscon su particular grupo de estructuras auxiliares;así como de conjuntos residenciales, igualmentede variada dimensión, tecnología y material cons-tructivo.

A través de los varios siglos de ocupación de laciudad de Caral sus conductores desarrollaron unprograma permanente de remodelación de las edi-ficaciones. Esta innovación de las estructuras, que setornaron más complejas, implicaba experimenta-ción y conocimiento, y un manejo sociopolítico yreligioso.

Pirámides, estructuras con plataformas, plazas cir-culares y el anfiteatro fueron resaltados en sus di-seños por la presencia de monolitos, frisos, nichosy pinturas de varios colores. El uso del espacio y ladirección del tránsito fueron formalmente con-trolados por pasadizos, vanos, mochetas, escale-ras, etc.

Esta pasión por la obra arquitectónica se plasmóno solamente en los edificios públicos, sino tam-bién en su vida cotidiana. Las diversas unidadesresidenciales, aunque destinadas a un fin cotidiano,presentan finos acabados.

(*) Publicado en Historia de la cultura peruana I. Lima: FondoEditorial del Congreso del Perú, 2000. pp. 45-87.

En la presente edición solamente publicamos la parte delartículo que describe los distintos sectores que componen laCiudad Sagrada de Caral-Supe.

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En general, puede identificarse dos grandes espa-cios o mitades: uno alto, donde se encuentran losvolúmenes arquitectónicos más destacados; y otrobajo, con las estructuras de menor tamaño.

1) El Templo del Anfiteatro

Es el complejo piramidal más destacado del sec-tor bajo de la ciudad de Caral. Está compuestopor la plaza circular hundida más grande de la ciu-dad, una pirámide de regular tamaño con plata-formas superpuestas, un pequeño templo circulary una vivienda de élite, entre otras estructuras.

La plaza circular hundida se asemeja a un anfitea-tro con graderías en la mitad superior y dos es-calinatas de acceso (figura 1). Las paredes inter-nas de la plaza y el piso tuvieron revoque y pin-tura blanca. Hacia el exterior muestra dos plata-formas superpuestas en forma concéntrica. Laplaza está presidida por una plataforma alarga-da, que fue cortada en el lado norte por un alu-vión. En los lados Este y oeste aparece una seriede recintos alineados en forma intercalada, amodo de nichos.

Las excavaciones revelan que la plaza circular seagregó a la estructura piramidal ya existente en unafase media. Posteriormente, en una remodelaciónsignificativa, que cambió el diseño original del fron-tis de la estructura, se construyó una plataformarectangular de 6 m de ancho por más de 30 m delargo y una altura de 2 m sobre la superficie exte-rior. Esta plataforma fue cubierta, en la siguienteremodelación, con otra mayor y más elaborada,de 26 m de ancho y 3,2 m de altura, que presenta-

ba grandes nichos dispuestos en forma paralelaen las caras laterales.

En el edificio piramidal se diferencian tres gran-des recintos: el atrio, el recinto central y el recintosur. El atrio del templo consta de tres plataformasescalonadas en forma de U que circundan un es-pacio cuadrangular en cuyo centro se encuentraun fogón ceremonial. El piso está pintado de uncolor negro plomizo.

Desde el atrio se accede, por una escalera central,a otra plataforma elevada con dos habitacionesrectangulares, una a cada lado, y en donde se apre-cia una antigua pared enterrada, muy maltratada,que llevaba decoración en relieve. Por el centrocontinúa la escalera al recinto principal, que es demenores dimensiones y se encuentra a mayor altu-ra que los demás. En este recinto, dada su ubica-ción en la parte alta y limitado acceso, debió estarla divinidad principal del templo y allí se habríanrealizado las actividades ceremoniales más relevan-tes del grupo social que tuvo bajo su control estaestructura.

El recinto sur pudo funcionar como un patio cua-drangular con una plataforma que abarca casi lamitad del recinto y un acceso ubicado en el murosur.

Las otras estructuras que integran este complejoson: la residencia de élite y el Altar del Fuego Sa-grado:

• La residencia de élite. Anexa a la pirámide, tieneforma cuadrangular y se ubica en la esquina exte-

Figura 1. Vista panorámica de la Plaza Circular de la Pirámide delFigura 1. Vista panorámica de la Plaza Circular de la Pirámide delFigura 1. Vista panorámica de la Plaza Circular de la Pirámide delFigura 1. Vista panorámica de la Plaza Circular de la Pirámide delFigura 1. Vista panorámica de la Plaza Circular de la Pirámide delAnfiteatro.Anfiteatro.Anfiteatro.Anfiteatro.Anfiteatro.

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rior sureste del edificio. Los muros circundantesestán construidos con grandes piedras angulares yalgunos guijarros, unidos con argamasa de arcilla,color grisáceo y enlucido con otra de color amari-llento. En el interior del recinto hay una platafor-ma, asociada a un vano, a modo de banqueta. Unsegundo vano en la esquina suroeste del recinto seune a un pasadizo, que se prolonga hacia el sur.

• El Altar del Fuego Sagrado. Esta estructura se en-cuentra dentro de las murallas que delimitan el es-pacio correspondiente al Templo del Anfiteatro yfue, por tanto, una unidad separada del resto de laciudad e integrada a este conjunto. Pero al mismotiempo, llegó a tener su propia privacidad, demar-cada por un muro, que la circundó a partir de lasegunda fase. Se hace evidente, por las condicio-nes de su ubicación, características, tamaño y con-trol del acceso, que esta estructura tuvo un carác-ter especial, de uso muy restringido (véase Shadyet al., 2000a). Consiste en una unidad arquitectóni-ca de forma trapezoidal, en la que se diferencianseis componentes: un muro circundante, un recin-to circular, un ambiente accesorio con plataformacentral, un patio, un acceso principal indirecto y unsilo (figura 2).

El altar circular tuvo paredes de piedra unidas conargamasa, enlucidas y pintadas, con un techo con-feccionado de cañas amarradas con soguillas. Lasparedes y pisos fueron pintados periódicamente.

El altar habría tenido funciones estrictamente ri-tuales, muy especiales. El servicio dado por susconductores sería reconocido con los bienes en-tregados por los usuarios. La demanda exitosa

habría hecho necesaria la instalación de su respec-tiva administración, mediante la construcción dela plataforma y los recintos del Este, y que hubieseun acceso restringido para mayor control.

El fogón, construido en el centro del altar circu-lar es de forma oval, de doble nivel, cada unodemarcado por lajas de piedra en forma de co-rona, que posteriormente fue enlucido. El pri-mer nivel está relacionado con el primer piso dela plataforma; el segundo, con la elevación de laplataforma. Cerca del piso del fogón salen dosconductos de ventilación, que atraviesan toda laparte central del recinto circular, en direcciónnorte-sur, por debajo de la plataforma interna.La función de ambos habría sido diferente puesel conducto norte contuvo una gran cantidad deceniza, muy blanca; el conducto sur, en cambio,tenía restos de carbón, material orgánico, frag-mentos de artefactos, mates, huesos y semillas.Asimismo, las paredes internas de este conductomostraban capas de hollín, al igual que las pie-dras que formaban su techo. El conducto nortefue mantenido a través del tiempo, mientras queel conducto sur fue sellado y quedó fuera de usoa partir de las nuevas remodelaciones.

Al fogón sólo tendría acceso la persona encarga-da de incinerar los alimentos y otros materiales,ofrendándolos a los dioses.

La ceniza blanca del fogón, muy fina, tiene altocontenido de carbonato de calcio y fluorapatitaque, en el contexto de Caral, podría correspondera la quema en altas temperaturas de conchas y hue-sos de pescado, entre otros.

Figura 2. El Altar del Fuego Sagrado.Figura 2. El Altar del Fuego Sagrado.Figura 2. El Altar del Fuego Sagrado.Figura 2. El Altar del Fuego Sagrado.Figura 2. El Altar del Fuego Sagrado.

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Respecto a la posición cronológica, este tipo deestructura forma parte del grupo de pequeñosedificios con fogones centrales y conductos deventilación, identificados en la costa norcentral,particularmente en el valle de Casma, pertenecien-tes al Arcaico Tardío y al Formativo Temprano. Sibien comparte rasgos con la tradición Kotosh,expresa una modalidad arquitectónica circular,propiamente costeña.

2) El Templo de la Banqueta

Es otra estructura arquitectónica, de menor tama-ño, ubicada a unos 150 m al oeste del Templo delAnfiteatro, en el sector bajo de Caral. Presenta unrecinto central entre un patio anterior y otro pos-terior. En el recinto central se pueden distinguirdos espacios: el atrio y un recinto menor al sur delanterior (figura 3).

Este edificio muestra unas 14 fases de remodelación;cada una de ellas fue objeto de un enterramientoritual, con incineración de ofrendas, antes de laconstrucción de la siguiente estructura.

Es posible que las variaciones en cuanto a la ali-neación de las paredes en sucesivas fases haya es-tado en relación con determinadas medicionesastronómicas, efectuadas periódicamente. Se cam-biaba, igualmente, el color de las paredes: blanco-crema, amarillo mostaza y rojo.

El atrio fue acondicionado con la construcción deplataformas alrededor de un espacio con un fo-gón ceremonial en el centro. En las remodelacio-nes fue aumentando la dimensión de estas plata-

formas y se redujo el espacio central, alterando laubicación del fogón. El recinto posterior se sepa-ró formalmente del atrio mediante una pared di-visoria donde se situaba el vano de acceso que loscomunicaba. Este vano presentaba un diseño es-calonado. El recinto posterior se subdividió en tresambientes por la construcción de una plataformacentral escalonada.

El patio anterior y el posterior fueron agregados enlas fases medias y también tuvieron remodelacio-nes. En el patio posterior se encontraron grandescantidades de material orgánico como moluscos,carbón y vegetales.

3) El Templo Mayor

Es el complejo arquitectónico de mayor exten-sión y volumen de la mitad alta de Caral. Estácompuesto por una plaza circular hundida, quelo preside y una imponente estructura piramidalescalonada, formada por una serie de platafor-mas centrales superpuestas hasta alcanzar los 20m de altura y otras laterales, que fueron sucesiva-mente adicionadas (figura 4). La comunicaciónentre todos estos componentes arquitectónicosse hacía a través de escaleras centrales y laterales.Por su ubicación, extensión y por la asociacióncon la plaza debió ser la estructura principal deesa mitad, entre las seis pirámides más imponen-tes que se edificaron en la ciudad (Shady et al.,2000b).

La plaza hundida tiene forma circular y se extiendehacia el norte mediante una plataforma trapezoidal,con la cual se vincula a la pirámide. Su espacio inter-

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no presenta un diámetro de 21 m de sur a norte y22 m de Este a oeste. El diámetro externo es de36,5 m de Este a oeste. El espacio entre el muroexterno y el muro interno fluctúa entre los 7 y 7,3m. Estas dimensiones convertían a la plaza en unagran plataforma circular elevada hasta el mismo niveldel piso donde se asienta la escalera central de lapirámide. Se ha estimado que la altura de los murosinternos llegó a los 3 m, mientras que en los murosexternos alcanzó entre 1 m y 1,6 m.

El muro interno de la plaza presenta, a la altura de1,40 m, un desplazamiento de 40 cm, que le da unaspecto escalonado, muy decorativo.

Las paredes, construidas de piedras cortadas, fue-ron enlucidas y pintadas. Al pie de las dos escale-ras internas de la plaza se encontraron monolitoscaídos, cuyas dimensiones sobrepasan los 2,5 mde alto por 60 cm de cara lateral.

Desde la plaza circular se accede a la cima de lapirámide por una impresionante escalera centralde 9 m de ancho hasta alcanzar una altura de 18m. En la parte frontal del edificio principal, a am-bos lados de la escalera, se situaban monumenta-les plataformas. La cima de la pirámide mide 65m de largo por 35 m de ancho y contiene unaserie de recintos, aún sin excavar, precedidos poruno central y principal correspondiente al atrio.

El diseño del atrio es muy semejante al del Tem-plo del Anfiteatro; está conformado por un es-pacio central, donde se ubica un fogón ceremo-nial, rodeado de plataformas escalonadas. Des-de este recinto se accede, por las plataformas,

siguiendo el eje central, a otra plataforma eleva-da con dos habitaciones rectangulares, una a cadalado, que tienen fogón central. En el mismo ejese continúa por una escalera hacia la cima de lapirámide. En este nivel, por su ubicación másalta y limitado acceso, se sitúa un gran recinto enel que destaca la presencia de una gran cantidadde nichos.

De la misma manera, desde el atrio se podía accedera recintos secundarios, ubicados a sus lados Este yoeste, que cumplían diferentes funciones. En el ladoEste destaca un pequeño altar cuadrangular con fo-gón central y un conducto hacia el vano de acceso.

4) Conjunto Residencial A

El sector A contiene varios módulos de arquitec-tura residencial, ubicados en la parte alta de la ciu-dad de Caral (figura 5). Las paredes fueron elabo-radas con tramados reticulares de carrizo (Phragmytesaustralis) y postes de guarango (Prosopis sp.), unidoscon una argamasa gris cubierta por un revoque dearcilla amarillenta, pintadas de blanco, gris claro,beige, rojo, amarillo claro, etc.

Los módulos habitacionales funcionaron indepen-dientemente, pero en el transcurso del tiempo ydebido a continuas remodelaciones, varios de ellosfueron fusionados. En las fases tardías se constru-yeron plataformas con muros de contención, ela-boradas con grandes bloques de piedra canteada,unidas con argamasa de barro, que encerraron atodo el conjunto. Su ubicación, características for-males y los hallazgos permiten inferir que estosmódulos habrían sido ocupados por unidades fa-

FFFFFigura 4. igura 4. igura 4. igura 4. igura 4. VVVVVista de las plataformas que componen el ista de las plataformas que componen el ista de las plataformas que componen el ista de las plataformas que componen el ista de las plataformas que componen el TTTTTemplo Memplo Memplo Memplo Memplo Mayayayayayororororor.....

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miliares básicas, vinculadas directamente con la clasedirigente.

El estudio de las fases constructivas indica sucesi-vas remodelaciones, clausura de recintos y, poste-riormente, el enterramiento de las estructuras, con-juntamente con la disposición de ofrendas al mo-mento de producirse el abandono.

5) Conjunto Residencial NN2

Es un conjunto residencial menor, ubicado en laparte baja de la ciudad, a 100 m al norte del Tem-plo de la Banqueta.

Las unidades habitacionales son de forma cuadran-gular y de dimensiones variadas. Cada una contie-ne varios recintos con plataformas y banquetas.Los accesos principales se encuentran orientadoshacia los edificios ceremoniales de este sector.

Los muros de cada unidad residencial se constru-yeron con un armazón de postes de madera queseparaban segmentos íntegros de cañas unidas en-tre sí por soguillas de totora y junco. Esta arma-zón se revestía de barro al que se enlucía y pintaba.Los muros llegaban a alcanzar 1,80 m de altura yguardaban un perfil ondulante debido a la presen-cia de los postes.

En las excavaciones de estas residencias se ha logra-do recuperar instrumentos de hueso, piedra y ma-dera, fragmentos de textiles y abundante materialorgánico. El conjunto ocupa un área de 1500 m2.

6) Unidades Residenciales anexas a la Pirámide B

• Unidad Residencial B1

Esta unidad habitacional se encuentra a unos 20m al sur de la pirámide B del sector alto. Es unaconstrucción de piedras cortadas y cantos ro-dados, asentados con argamasa de barro, mez-clada con fibras vegetales y piedra menuda. Elacabado de los muros y pisos fue de arcilla finay llevó capas de pintura blanca, roja o amarilla(figura 6).

Los recintos internos ocupan espacios cuadrangu-lares, que se comunican entre sí mediante vanos.Una de las habitaciones tiene una plataforma y unapequeña banqueta. El módulo ocupa un área de122,62 m2. Como en los otros casos, presenta unasecuencia de fases constructivas.

Su cercanía a la pirámide, los materiales cons-tructivos utilizados y el acabado muy elaboradode la construcción sugieren que esta casa perte-neció a un grupo familiar que ocupaba una posi-ción elevada en la jerarquía social de la parte altade Caral.

• Unidad Residencial B2

Al igual que la anterior unidad residencial, se hallaen la explanada sur de la Pirámide B y está distan-ciada de la anterior por apenas 2 m. Las caracte-rísticas constructivas son iguales, diferenciándoseen el diseño y las dimensiones del edificio. El área

Figura 5. Vista del Sector Residencial A.Figura 5. Vista del Sector Residencial A.Figura 5. Vista del Sector Residencial A.Figura 5. Vista del Sector Residencial A.Figura 5. Vista del Sector Residencial A.

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de la casa varió a través del tiempo: de 120 m2 seredujo a 72 m2.

En el interior de los recintos también se encuen-tran plataformas, alrededor de un espacio cen-tral y banquetas. Las continuas remodelacionesimplicaron la destrucción de muros, el sellado devanos, la reducción de espacios y cambios en latécnica de construcción de los muros. Los recin-tos presentan sucesivas subdivisiones, que los mul-tiplicaron y redujeron sus espacios. Al igual quela anterior residencia, ésta fue ocupada por ungrupo familiar de alto estatus en la jerarquía so-cial.

7) Complejo anexo a la Pirámide I

• Unidad I-2

Este complejo se ubica al sur de la Pirámide I, conla cual estuvo directamente relacionado. Su áreaalcanza los 500 m2. Se pueden distinguir tres mó-dulos con recintos, uno central y dos laterales.

Como todas las estructuras ésta revela varias fa-ses constructivas, sobre todo en el conjunto cen-tral que fue el núcleo del complejo. El conjuntocentral consta de tres recintos, uno frontal a ma-nera de patio, un recinto medio con un fogónceremonial y uno principal en el extremo poste-rior, subdividido a su vez en dos recintos meno-res. El recinto medio se comunica al norte me-diante un estrecho pasadizo, con un gran patiocuadrangular, donde se han registrado eviden-

Figura 6. Unidades residenciales anexas a la Pirámide B. Módulos residen-Figura 6. Unidades residenciales anexas a la Pirámide B. Módulos residen-Figura 6. Unidades residenciales anexas a la Pirámide B. Módulos residen-Figura 6. Unidades residenciales anexas a la Pirámide B. Módulos residen-Figura 6. Unidades residenciales anexas a la Pirámide B. Módulos residen-ciales, sectores B1 y B2.ciales, sectores B1 y B2.ciales, sectores B1 y B2.ciales, sectores B1 y B2.ciales, sectores B1 y B2.

cias de consumo de alimentos. Hacia el sur sevincula con un conglomerado de pequeñas habi-taciones, de carácter residencial.

Al suroeste del núcleo se presenta una unidad resi-dencial mayor con un área de 80 m2. Ella constade dos grandes habitaciones, una de las cuales tie-ne una plataforma en el vano de acceso central,rasgo que lo asemeja a uno de los recintos resi-denciales anexos a la Pirámide B. Esta habitaciónse asocia a dos recintos menores, uno de los cua-les pudo servir de depósito y otro de dormitorio.En la esquina noreste del conjunto se hallan dosrecintos independientes, ambos subdivididos pormuros y plataformas internos.

Al igual que otras construcciones de la ciudad,ésta muestra sucesivas remodelaciones y recintosen varios niveles estratigráficos. Las paredes es-tuvieron cubiertas con enlucidos y fueron pinta-das, a través del tiempo, de color crema, amari-llo y rojo.

Hemos observado, por lo menos, ocho edifica-ciones superpuestas. En una de las fases, la estruc-tura fue cubierta con numerosas shicras (bolsas defibra vegetal). En otros casos, la shicra está aislada,colocada en medio del relleno, lo que podría indi-car su carácter de ofrenda.

Esta complejidad arquitectónica, asociada tantoa los materiales allí producidos como a los pro-venientes del comercio interno y externo, ratifi-can:

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1. El carácter multifuncional de Caral.

2. Los diferentes estatus sociales de los habitantesde Caral, derivados de una organización socialjerárquicamente estratificada, que en su formacióntendría gran parecido a una ciudad-Estado, conuna élite gobernante y una población de soporte,dependiente de la productividad de un determi-nado territorio.

3. La organización política alcanzada por la socie-dad del valle de Supe durante el Arcaico Tardío,es propia de una formación estatal prístina, quepor primera vez integraba cultural y políticamentea las varias comunidades autosuficientes, aprove-chándose del excedente productivo de ellas y desu mano de obra, a cambio de un conjunto debienes y servicios.

Para la sociedad de Supe, Caral, más que un cen-tro ceremonial, habría sido una ciudad, con rolprotagónico en la vida y en las actividades econó-

micas y religiosas de las comunidades de ese valley de su área de influencia: la costa y la sierra colin-dante del área norcentral del Perú.

Referencias bibliográficas

Duviols, Pierre1986 Cultura Andina y Represión. Procesos y visitas deidolatrías y hechicerías en Cajatambo, Siglo XVII. Cusco:CBC.

Shady, Ruth, M. Machacuay y S. López2000a «Recuperando la historia del Altar del FuegoSagrado». En Boletín del Museo de Arqueología y Antropolo-gía, UNMSM, año 3, Nº 4, Lima, pp. 2-19.

Shady, Ruth, M. Machacuay y R. Aramburú2000b «La Plaza Circular del Templo Mayor de Caral:su presencia en Supe y en el área norcentral del Perú». EnBoletín del Museo de Arqueología y Antropología, UNMSM,año 3, Nº 8, Lima, pp. 2-25.

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nornornornornorcentral del Pcentral del Pcentral del Pcentral del Pcentral del Perú*erú*erú*erú*erú*

«(...) an adorado y dado culto al dios Guari al qual tenia forma de hombre (...) hastaoy le dan culto y beneracion acen chacras y tienen colcas y ofrendas (...) dos veces al añopor carguay mita y el pocoy mita para tener chacras y que los yndios se aumentasen (...)y que el guari auian oydo a los biejos (...) que quando los yndios bibian sin rey nymandon (...) se les aparecio y pirco todas las chacras y repartio a todos los aillos chacrascequias (...) y tenia un asiento de piedra (...) y ally en la cancha donde el Guary sesienta le acen la ofrenda y sacrificio (...)» (Duviols, 1986: 113).

«Entre el pueblo viejo está una plasa y ariba della esta como una cancha y corral (...)y en medio de la dicha cancha esta vn ydolo de piedra (...) y es de forma de persona(...) y en la plasetilla se juntan a haser el baile de la airigua y mochan este dycho ydolo(...) y asi mesmo desde aquella plasetilla adoraban a los demas conopas ydolos ymallquis (...)» (Duviols, op. cit.: 155).

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La Plaza del Templo Mayor (Sector E)

EL TEMPLO MAYOR es el complejo arquitectónicode mayor extensión y volumen de la mitad alta deCaral1. Está compuesto por una plaza circular hun-dida, que lo preside, y una imponente estructurapiramidal escalonada, formada por una serie deplataformas centrales superpuestas hasta alcanzarlos 20 m de altura y otras laterales que fueron su-cesivamente adicionadas. La comunicación entretodos estos componentes arquitectónicos se hacíaa través de escaleras centrales y laterales. Por suubicación y por la asociación con la plaza debióser la estructura principal de esa mitad, entre lasseis pirámides más imponentes que se edificaronen la ciudad (figura 1).

En este informe presentamos los resultados de lasexcavaciones arqueológicas realizadas en la plazacircular, estructura arquitectónica que aislaremos dela pirámide con fines metodológicos. Asimismo,adelantamos algunas interpretaciones acerca de laubicación temporal de la plaza circular hundida enel contexto de Caral y de su relación con la cons-trucción de la pirámide; sobre las distintas activida-des que desenvolvió la sociedad de Supe en estaclase de elemento arquitectónico y de la importan-cia que tuvo en el Perú a partir del Arcaico Tardío.

Excavación y estratigrafía

Se excavaron seis unidades de diferentes dimen-siones en diversos lados de la plaza con el fin derecuperar información sobre sus componentes,conocer su historia constructiva y establecer el pe-ríodo en que fue adosada a la pirámide.

(*) Publicado en Boletín del Museo de Arqueología y Antropolo-gía, UNMSM, año 3, Nº 8, 2000, Lima, pp. 2-25.

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Las unidades de excavación fueron ubicadas de lasiguiente manera: la Unidad 1, de 11 m de largopor 2,5 m de ancho, en el lado Este del murocircular de la plaza; la Unidad 2, de 11 m de largopor 2 m de ancho, en el lado suroeste del murocircular de la plaza; la Unidad 3, de 8,5 m de largopor 2,5 m de ancho, a lo largo del muro de laplataforma secundaria; la Unidad 4, de 4 m delargo por 2,5 m de ancho, a 4,5 m al Este de labaranda de la Escalera Central; la Unidad 5, de 4m de largo por 2,5 m de ancho, en el lado sur delmuro circular de la plaza, al Este de la escaleraexterna; y la Unidad 6, de 3 m de largo por 2 mde ancho, a 4,5 m al oeste de la baranda de laEscalera Central de la pirámide (para mayoresdetalles véase Anexos y figura 2).

Dimensiones de la plaza y características ge-nerales

La plaza hundida tiene forma circular y se extiendehacia el norte mediante una plataforma trapezoidal,con la cual se vincula a la pirámide. Su espacio inter-no presenta un diámetro de 21 m de sur a norte y22 m de Este a oeste. El diámetro externo es de36,5 m de Este a oeste. El espacio entre el muroexterno y el muro interno fluctúa entre los 7 y 7,3m. Estas dimensiones convertían a la plaza en unagran plataforma circular elevada hasta el mismo niveldel piso donde se asienta la escalera central de lapirámide. Se ha estimado que la altura en los murosinternos llegó a los 3 m, mientras que en los murosexternos alcanzó alrededor de 1 m, al aproximarsea las plataformas tardías de la pirámide, y 1,60 m alalejarse de ellas (figuras 2 y 3). Esto se debe a unainclinación del terreno, que se mantuvo a lo largode todas las fases constructivas.

El muro interno de la plaza presenta, a la altura de1,40 m, un desplazamiento de 40 cm, que le da unaspecto escalonado, muy decorativo.

Las paredes, construidas de piedras cortadas, fue-ron enlucidas y pintadas. Aunque el material líticofue seleccionado, destacan los bloques de basaltocon pátina roja colocados de modo intercaladocon bloques de color blanco o gris.

El color de la pintura varió con las continuasremodelaciones. En las escaleras que bajan a la pla-

za se ha observado una serie de capas de pinturasuperpuestas, y esta misma secuencia se aprecia enlos pisos, mas no así en los muros. Por lo anotadose puede inferir que hubo un uso diferenciado decolores en la decoración de los diversos compo-nentes de la plaza.

Estratigrafía y técnicas constructivas

La plaza circular fue construida sobre el terrenoque contenía vestigios vinculados a ocupacionesantiguas de la pirámide. El material recuperadomuestra cascajo mezclado con arena de grano grue-so, lentes de ceniza, desechos de conchillas, carbo-nes, coprolitos; todo asociado a hoyos y restos defogatas con vértebras de pescado. Su espesor al-canza entre 40 cm y 1 m.

Para edificar la plaza hundida se excavó aquellasuperficie, de relieve irregular, entre 70 cm y 1 mde profundidad. El material removido, que en al-gunos sectores incluía el suelo estéril, fue arrojadoen los lados, mayormente hacia el Este y oeste, enmenor cantidad al sur y casi nada en el norte. Estaacumulación diferenciada estuvo en relación conla morfología del terreno y la necesidad de contarcon determinados volúmenes. Con ese material,utilizado como relleno (Capa 3), se formó el ani-llo o plataforma circular entre los muros, levanta-dos, posteriormente, para contenerlo.

Los materiales de relleno

Se puede distinguir los rellenos por la calidad de losmateriales: cerca del muro ordinario interno se usóargamasa y cascajo, que ofrece una consolidaciónestable y al mismo tiempo flexible. En cambio, enlos espacios más alejados el grueso del relleno esta-ba conformado por grandes shicras rellenas con pie-dras cortadas y cantos rodados, contenidas y sepa-radas por piedras unidas con argamasa, que dismi-nuían la presión del relleno sobre el muro interno(figuras 4, 5 y 6). Finalmente, se alcanzaba la alturadeseada mediante el empleo de material ligero ymás fino, como cascajo, guijarros pequeños y tierraarcillosa amarillenta.

Este mismo procedimiento constructivo se utili-zó en el muro externo ordinario y en el estructu-ral, es decir, el levantamiento parcial del muro

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con la consiguiente colocación del relleno. Sinembargo, se observa una diferencia en el tramode muro que aparece en las unidades 1 y 2. Enesta última, el muro fue construido directamentesobre el material de la Capa 3, lo cual le confiriómayor estabilidad, mientras que en la unidad 1 seasentó sobre un relleno adicional. Por esto, enese lado el material acumulado presenta mayorespesor. Esa distinción se debe al desnivel del te-rreno, con una fuerte depresión en el lado Este,que hubo de ser cubierta con mayor cantidad dematerial de relleno.

Los muros de la plaza

Se ha podido determinar que existen diferenciasen la construcción de los muros: el muro ordina-rio del interior de la plaza, como se observa en lasUnidades 1 y 2, se asienta en una especie de zanja,a la cual, con fines de cimentación, se le agregócascajo y lajas, además de argamasa de arcilla, quecubrió la primera hilada del muro. Luego de esto,

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el muro siguió siendo levantado al mismo tiempoque se colocaba el relleno descrito, y que fue con-solidado con arcilla. Los muros han podidoser clasificados en dos tipos: estructural y ordina-rio, y corren casi en paralelo, tanto por el interiorcomo en el exterior de la plaza.

Muro estructural

Consiste en un elemento novedoso, compuesto porretazos de muro de aspecto rudimentario, que nocontinúan el diseño circular sino que muestran unadirección y dimensiones variables. Fue concebidocomo un muro de contención para los grandes vo-lúmenes de relleno, y debido a ello fue construidodonde se consideraba necesario. Está compuestode grandes piedras de basalto, puestas en la base, de77 cm por 33 cm, 75 cm por 35 cm y 43 cm por35 cm. Los litos van disminuyendo en dimensiónconforme aumenta la altura, constituidos por pie-dras cortadas de granodiorita y basalto, de unos 30cm por 20 cm por 16 cm, y cantos de unos 17 cm

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en los intersticios. El material lítico provino de trescanteras diferentes y son de colores rojo, gris yblanco. Presenta un pulimento tosco en la cara quese mostraba al exterior y se observan huellas depercusión en algunos bordes. La argamasa es decolor gris ocuro o gris con restos de fibras vege-tales. Se usó también arcilla amarilla en algunas hi-ladas. Asimismo, quedan huellas de un enlucidobeige o marrón claro, al que se aplicó una capa depintura de color blanco.

Los pisos

El piso interno de la plaza circular muestra unahorizontalidad que sólo es interrumpida por lige-ros desniveles debido al asentamiento del terreno.Permanentemente fue pintado y remodelado,manteniéndose limpio a través del tiempo que es-tuvo en uso.

Escaleras y monolitos

La plaza circular hundida tiene tres escaleras: unaexterna, que asciende desde el sur, y dos internas,de acceso a la plaza hundida, una por el sur y otraal norte, en relación con la pirámide. Las dos in-ternas están orientadas en el mismo eje pero des-ajustadas en relación con la fachada tardía de lapirámide. Posiblemente, la plaza y la pirámide es-tuvieron alineadas en una fase del período mediode la pirámide, cuando se construyó la plaza.

La escalera exterior sur, muy destruida, de formacasi rectangular, ligeramente más ancha abajo quearriba (2,65 m - 2,55 m), conserva tres escalones.Al pie del primer peldaño había un área de tierra

por 15 cm; en los intersticios colocaron piedraspequeñas o cantos. Este material fue unido con unaargamasa de arcilla, color gris oscuro, que contienegrandes cantidades de material orgánico, o de coloramarillo. Sólo en pocos tramos se tuvo cuidado enformar una cara uniforme, mediante el acomodode los lados planos de las piedras. Entre este muroy el muro ordinario de la plaza puede haber unespacio que fluctúa entre los 1,50 y 2,9 m, cubiertocon material de relleno aunque también ambosmuros aparecen casi juntos en algunos tramos.

Muro ordinario

Entre el muro estructural y el muro externo de laplaza se colocó un relleno, cuyo ancho en el ladooeste mide 2,70 m, compuesto de cascajo, capasintermedias de arcilla y shicras de cantos rodadospequeños y regulares, así como de algunas piedrascortadas. Cerca al muro ordinario el relleno tuvoargamasa. En el muro Este el relleno entre ambosmuros externos mide 1 m, compuesto de guija-rros, shicras, cascajo y cantos pequeños. El muroexterno mismo está sobre dos rellenos: se asientasobre cascajo, arena y fragmentos de argamasa,de 26 cm; seguido por un relleno de 60 cm deguijarros, cantos pequeños, shicras, bloques de ar-gamasa, guijarros y arcilla en la parte superior don-de se asentó el muro. El muro externo es de con-tención y presenta una sola cara.

Las piedras del muro son de basalto y granodiorita,de forma angular, con la superficie plana al exte-rior. Su tamaño varía entre 1,05 m por 32 cm por34 cm; 30 cm por 20 cm por 23 cm y 44 cm por22 cm por 28 cm, con piedras cortadas o cantos

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quemada color rojo, de 20 por 20 cm, sin carbónni ceniza, como si hubiera sido traída y depositadasobre el piso intermedio, antes que se pusiera elrelleno que sostuvo al piso tardío.

La escalera interna sur muestra cuatro peldaños, aco-modados en un diseño trapezoidal. Los peldañosson altos y anchos, construidos a base de grandesbloques (1,45 m por 30 cm por 42 cm y 1,38 mpor 33 cm por 45 cm), de basalto y granodiorita.

La escalera norte es también de forma trapezoidaly tiene cinco peldaños. Tanto ésta como su opues-ta son más anchas en la parte superior que en la

FFFFFigura 4. Estratigrafía. Uigura 4. Estratigrafía. Uigura 4. Estratigrafía. Uigura 4. Estratigrafía. Uigura 4. Estratigrafía. Unidad 1, pernidad 1, pernidad 1, pernidad 1, pernidad 1, perfil surfil surfil surfil surfil sur.....

Figura 5. Estratigrafía. Unidad 5, perfil oeste.

inferior. Por medio de la escalera norte se comu-nicaban con la pirámide. Está construida con blo-ques de basalto y granodiorita y presenta algunoscantos y guijarros en los intersticios.

Al pie de las dos escaleras internas se encontraronmonolitos caídos, tres en cada una. Dos alarga-dos, que debieron de estar colocados verticalmenteen cada lado de la escalera, de la misma formacomo se hallaron en las excavaciones realizadas enel centro urbano vecino de Chupacigarro. El ter-cer monolito, más ancho y corto, encontrado en-tre los dos anteriores, consiste en una piedra pla-na, cuya ubicación exacta no se ha podido deter-

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3,30 m por 44 cm por 83 cm. La cara externa seencuentra hacia arriba y no se explica que cayera enesa forma sino que fuera intencionalmente echado.Muestra huellas verticales del pulimento. El mono-lito del lado Este es un conglomerado de minera-les, de forma paralelepípeda, en parte pulido; mide2,99 m por 55 cm por 71 cm (figura 7).

A diferencia de la escalera sur, no había tresmonolitos sino dos, que parecen fragmentados: unoes del material conglomerado, forma columnar, de1,45 m por 45 cm por 69 cm; el otro es degranodiorita, de 65 cm por 99 cm por 33 cm.

Plataforma

La plaza fue adosada a la pirámide a través de unaplataforma, que fue cambiada en sus dimensio-nes. Posteriormente, la forma de este componen-te fue alterada al agregarse a la pirámide las terra-zas delanteras.

Secuencia constructiva

La plaza circular tuvo notables remodelacionesdurante el tiempo que fue utilizada. Fue construi-da cuando ya funcionaba la estructura piramidal,en la que destacaba una gran escalinata central, a lacual fue adosada.

minar pero no habría funcionado como dintel,soportado por los otros dos; interpretación asu-mida en el caso de Chavín de Huántar. En ningu-no de los sitios excavados en Supe, las dimensio-nes del tercer monolito alcanzan a cubrir el espa-cio que media entre los dos monolitos parados.Es posible que se trate, más bien, de un ara o lugarsagrado, donde se ubicaría la deidad o la autori-dad o los símbolos de éstas.

Los monolitos de la escalera sur se encontraronsemiechados, en parte sobre el piso al pie de la es-calera y la parte restante reposaba en el relleno de laplaza. Presentan las siguientes características: el queestuvo hincado al oeste es un bloque de conglome-rado, cuyas dimensiones son 2,30 m por 68 cm por54 cm, de forma paralelepípeda con un muñón oprominencia en la parte superior, adelgazado en labase, de 68 cm a 50 cm. Conserva huellas de per-cusión sobre la superficie irregular pero la cara ex-terna se encuentra pulida. El monolito del lado Estees también un conglomerado en forma deparalelepípedo que mide 2,98 m por 60 cm por 52cm, aguzado en la base, con huellas verticales delpulimento en la cara externa. El tercer monolito, degranodiorita, mide 2,12 m por 1,02 m por 25 cm.

Los monolitos de la escalera norte estaban echadosen el piso de la plaza. El monolito del lado oeste esun bloque de granodiorita, de forma irregular, de

FFFFFigura 6. Estratigrafía. Uigura 6. Estratigrafía. Uigura 6. Estratigrafía. Uigura 6. Estratigrafía. Uigura 6. Estratigrafía. Unidad 2, pernidad 2, pernidad 2, pernidad 2, pernidad 2, perfil surfil surfil surfil surfil sur.....

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En un principio, la plaza presentaba dos compo-nentes principales diferenciados: la plaza circular yuna extensa plataforma rectangular, que partía delextremo norte de la plaza y se extendía hasta el an-tiguo edificio de la pirámide. Esta plataforma fueampliada y modificada a una forma trapezoidal enla etapa de fuerte remodelación, tanto en el ladoEste como oeste. Para ello, se rellenó el espacio en-tre la antigua plataforma y el nuevo muro de con-tención, que fue anexado al muro de la plataformafrontal que tenía la pirámide en ese tiempo.

A partir de su construcción, la plaza circular fueusada permanentemente pero se le fueron hacien-do algunos cambios. Primero, el diseño de las es-caleras fue de forma rectangular, de peldaños ba-jos, construidos con lajas y estuvo asociado al pisoprimero de la plaza hundida. Se ha podido distin-

guir, de abajo hacia arriba, la siguiente secuenciade pisos: amarillo mostaza, blanco, amarillo, rojoy seis de color blanco.

Posteriormente, se introdujeron los siguientes cam-bios: el diseño de las escaleras internas fue modifi-cado a uno de forma trapezoidal, destruyéndolasen parte; los peldaños bajos fueron elevados usan-do grandes bloques de basalto y granodiorita enla escalera interna sur o poniendo nuevas hiladassobre los peldaños anteriores, en la escalera norte;en ésta, también, agregaron un nuevo peldaño; secambió la argamasa amarilla y gris, que cubría lospeldaños de la escalera antigua, a una nueva arga-masa de color beige; se hincaron impresionantesmonolitos en cada lado de las escaleras y, para ello,adecuaron el muro interno de la plaza, remode-lándolo de modo que estuviera alineado con el

Figura 7. Escalera norte de la plaza. Monolitos echados.Figura 7. Escalera norte de la plaza. Monolitos echados.Figura 7. Escalera norte de la plaza. Monolitos echados.Figura 7. Escalera norte de la plaza. Monolitos echados.Figura 7. Escalera norte de la plaza. Monolitos echados.

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nuevo peldaño de la escalera y los monolitos; seaplicó al muro de la plaza un nuevo revoque decolor beige y pintura blanca; se elevó la altura delpiso de la plaza en 12 cm y se usaron otros colo-res en la pintura de los pisos y escaleras. Para hin-car los grandes monolitos rompieron los pisos an-tiguos de la plaza.

Al parecer, la escalera de acceso desde el sur tam-bién tuvo remodelaciones pero no se han con-servado indicadores claros. Sólo se puede apre-ciar en el primer peldaño las sucesivas capas depintura de varios colores. En el área entre estaescalera y el exterior de la plaza identificamos unasecuencia constructiva de tres pisos: uno tardío,que parece apisonado, ocultó parte del primerpeldaño. Uno intermedio, debajo del anterior,cubierto por una capa de basura de 19 cm deespesor, que soportó al piso tardío. Muestra co-lor blanco con inclusiones rojas de arcilla quema-da; debajo de él hay una capa de pintura amarilla,que, asimismo, se halla sobre otra de pintura co-lor blanco. El piso temprano o más antiguo, cons-truido sobre el cascajo rojizo, tiene color amari-llo y fue cubierto por un relleno de 9 cm, quesoportó al piso intermedio.

Debajo de tales pisos, cabe resaltar la superposi-ción estratigráfica de capas con basura y otrosmateriales, en un espesor que varía de 50 cm a 1m, al lado de los restos de las actividades que allíse realizaron. Estas capas estuvieron asociadas alantiguo edificio piramidal, que ya venía funcionan-do cuando se decidió adicionarle la plaza circularhundida.

La plaza antigua se adosaba a la pirámide median-te una plataforma, adecuada al terreno. En el ladooeste tiene entre 1,41 m de altura. El ancho es de17,5 m y ha sido contenida por muros de piedrascortadas, unidas con argamasa de arcilla y guija-rros en los intersticios. Está asociada a varios pi-sos: El piso antiguo tiene 1,5 cm de espesor, y esde color beige, al que se superpone al Apisonado2 compuesto de arcilla, arena, guijarros y materialorgánico, de 4 cm de espesor. Sobre ella hay otro(Apisonado 3), formado por una capa de arcilla,arena y material orgánico, de color más oscuroque el anterior, de 6 cm de espesor. Por encima sehalla el Apisonado 4, compuesto de guijarros, ar-cilla y material orgánico, de 10 cm de grosor.

En la plaza nueva se amplió la anterior platafor-ma cubriéndola mediante un relleno de piedras,en un espacio de 6 m entre el antiguo muro decontención y el nuevo que se construyó. Tam-bién, se elevó la altura de la plaza poniendo unrelleno de 12 a 15 cm de ripio y algunos cantosrodados.

En el lado Este, hemos observado que el nuevomuro de contención de la plataforma fue cons-truido adecuándolo a la morfología del terreno.Muestra una primera hilada de piedras de tamañoirregular, la cual fue cubierta mediante un rellenode unos 19 cm, que formó la base del piso. Enci-ma de éste se echó, en la siguiente fase, otro relle-no de guijarros, cascajo y arcilla, de 24 cm, paraconstruir el piso. Posteriormente, se tendió en lasuperficie de este piso una capa de ceniza, tierraquemada, restos orgánicos y se colocó una ofren-da (descrita más adelante), como parte inicial delritual de enterramiento del piso y construcción delsiguiente. A continuación se agregó un relleno de12 cm compuesto de tierra arcillosa y guijarros,para hacer el piso último.

La construcción o remodelación de los pisos sonlos mejores indicadores de las modificaciones quese introdujeron en la plaza y de la calidad de éstas.Los cambios mayores son producto de inversiónde trabajo para cubrir el piso anterior medianteuna capa de relleno y una elevación de su nivel, allado de alteraciones en el diseño general de la es-tructura y en la adición de nuevos componentes.Los cambios menores se expresan en una cober-tura de menor espesor; los cambios mínimos, másnumerosos, muestran diferentes capas de pintura,del mismo color o de otros colores. Veamos:

El primer piso del interior de la plaza fue cons-truido directamente sobre el terreno estérilexcavado, de color rojizo, al que se agregó unacapa de arcilla compacta de color beige, de 1,2cm de espesor. Sobre ella seguía una secuencia decapas de pintura, una primera de color amarillomostaza, le seguía una segunda de color blancogrisáceo, luego una amarilla semejante a la prime-ra, otra capa de pintura roja y, finalmente, unasseis capas de blanco grisáceo.

Luego de un uso prolongado del piso descrito seprodujo un cambio significativo: el primer piso fue

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elevado, mediante un relleno de guijarros pequeñosenteros y fracturados, cascajo, tierra suelta arcillosa,de 12 cm de espesor. Pero antes de echar al piso elrelleno se esparció una regular cantidad de moluscostriturados, entre los que se han podido identificarmachas (Mesodesma donacium) y choro zapato(Choromytilus chorus). Sobre el relleno se agregó unacapa de arcilla, de 1,5 a 2 cm de espesor, colorbeige o amarillento, con gran cantidad de materialorgánico como desgrasante, vegetales y carbones.Este material no fue bien mezclado, como lo evi-dencia la presencia de grumos de varios colores.Encima de esta base se aplicó un enlucido de arcillaamarillenta, de 0,5 a 1,8 cm de grosor, con inclusio-nes minerales de tonalidades rojizas. A ella se super-ponen hasta cuatro capas de pintura de color blan-co grisáceo.

El tercer piso fue construido, cubriendo al segun-do, con una capa de arcilla de color gris oscuro,con material orgánico, de 1,5 cm de espesor, deconsistencia compacta. A ella se agregó un enluci-do marrón o gris claro y, finalmente, se pintó decolor blanco grisáceo. Se han podido identificarhasta dos capas de pintura con estas tonalidades.Todo el conjunto tiene un espesor de 1,2 cm a 2cm de espesor.

El cuarto piso está asentado sobre una capa de tie-rra arenosa o arcilla amarillenta, de 1,7 cm de espe-sor, que cubrió al tercer piso y sobre la cual se pusoarcilla gris con enlucido amarillo, como base de unastres capas sucesivas de pintura, color blanco grisá-ceo. En la última de ellas se aprecian unas tonalida-des anaranjadas rojizas que no han podido ser iden-tificadas como pintura. Todo el conjunto tiene ungrosor que varía entre los 1,5 cm y 2,5 cm.

El quinto piso está separado del anterior por unatenue capa de tierra mezclada con arena fina de 1a 2 mm de espesor sobre la que se asienta un enlu-cido de color beige también muy fino, al cual seaplicaron sucesivas capas de pintura, entre las quese cuentan los colores blanco, rojo-naranja y ochocapas de blanco grisáceo. Esto indica un uso pro-longado de la plaza sin ningún cambio estructuralde importancia.

A diferencia del cuidado que se tuvo con los pisosen el interior de la plaza, en el exterior sólo se en-cuentran apisonados, construidos con restos de

argamasa que van perdiéndose conforme se ale-jan de los muros. Esta particularidad dificultó lacorrelación entre los apisonados y los cambios quese dieron en el interior de la plaza. Otro rasgo es laasociación de los apisonados del exterior con abun-dantes restos de material orgánico y basura, encontraste con la limpieza encontrada en el interiorde la plaza.

Materiales arqueológicos asociados a la plaza

El interior de la plaza circular fue mantenido lim-pio. Sin embargo, durante el proceso deremodelación, antes de que se pusieran los relle-nos constructivos, se echaba al piso una capa dematerial orgánico carbonizado. Ésta fue una prác-tica ritual muy frecuente también en otras partesde la ciudad.

El exterior de la plaza, en cambio, tuvo un trata-miento diferente, y muestra restos de los deshe-chos orgánicos. En cuanto a los vegetales, los res-tos provienen del exterior de la plaza y de la ocu-pación antigua (Capa 4), compuestos por semi-llas, epicarpo y pedúnculos de mate y semillas decalabaza (véase Anexo IV). Es interesante destacarla observación sobre el gran tamaño de las semi-llas de calabaza.

También, en el exterior de la plaza se recuperógran cantidad de restos de pescado, entre los quedestacan la anchoveta (821 huesecillos) y la sardina(145). Tienen escasa representatividad el tollo y lalorna. En este ambiente como en el resto de laciudad se repite el mismo patrón: la selección quese hacía de la anchoveta y sardina entre toda lavariedad de peces existente en nuestro rico litoral(véase Anexo III). Esta preferencia estaría relacio-nada con el comercio entre comunidades pesquerasdel litoral y las agrícolas del valle. Las primeras,productoras de pescado seco y moluscos, y lassegundas, que producían algodón y otros cultivos(Shady, 2000).

Respecto de los moluscos, también están repre-sentadas las mismas especies que hay en los otrossectores de la ciudad, con predominancia de lamacha y el choro zapato. Algunas de las valvas deesta última especie fueron pulidas con fines orna-mentales para usos diversos.

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Sobre la superficie de la Capa 3, correspondientea la tierra removida para hacer la plaza hundida ycon la cual se formó la plataforma elevada de laplaza, se halló la extremidad completa de un pe-rro, cubierto por los rellenos de la construcción.Creemos que los restos de perro fueron coloca-dos allí de modo intencional.

Ofrenda

En el sector de unión entre la plataforma tardíadel lado Este de la plaza y la terraza de la pirámidese encontró una ofrenda con las siguientes carac-terísticas: choros seleccionados por su gran tama-ño, depositados con la parte ventral hacia abajo,uno sobre otro, y gran cantidad de huesos de pes-cado, dos lascas de cuarzo cristalino y dos frag-mentos de granodiorita micasia.

Los fragmentos de cuarzo son pequeños, de me-nos de 1 cm, en contraste con los toscos trozosgrises de granodiorita, de 4 por 3,5 cm y de 3,5por 2,5 cm y presentan huellas de hollín.

Interpretaciones

El Templo Mayor funcionó en un imponente com-plejo arquitectónico, al que se adosó la construc-ción de la plaza circular hundida en una de la fasestardías de la ocupación de la ciudad. Antes de queesto ocurriera, ya venía funcionando la pirámide.La plaza misma, posteriormente, quedó descen-trada en relación con la pirámide, por efecto delas remodelaciones y ampliaciones efectuadas enésta (Shady, 1997: 54). Esta verificación modificael presupuesto sobre la relación temporal entreambos elementos arquitectónicos, pues se habíasugerido una secuencia diferente a la encontradaen Caral: «En el inicio de la serie se hallan los ejem-plos de Piedra Parada y Chupacigarro A. En am-bos aparece el pozo adosado a otra estructura, sinmayor integración con ella (...) Más tarde, pozo ypirámide formaron una unidad de diseño (...) Elpozo ceremonial crece gradualmente para conver-tirse en el elemento más importante de la compo-sición. La pirámide resulta un elemento menor enel eje de la misma (...)» (Williams, 1980: 406). Elautor, a diferencia de otros, había expresado consuma cautela: «Nuestro razonamiento tiene fun-

damento estilístico, no se ha basado en estratigrafíani excavaciones que eventualmente podrían mo-dificar la secuencia presentada»(ibíd.).

En relación con la importancia de la plaza circularhundida, como bien ha señalado Williams (op. cit.:404), este elemento se utilizó en la arquitectura tem-prana «en un territorio extenso y variado que in-cluye la costa, valles medios del flanco occidentaly valles interandinos». El mismo autor reconoce,sin embargo, que en el valle de Supe «ocurre lamayor densidad de pozos ceremoniales (...) Haycerca de 30 edificaciones con pozo ceremonialrepartidas desde muy cerca del mar hasta lugarescomo Jaiva a 40 km de la costa». Su presenciasería indicativa, según este autor, «de alguna for-ma de organización social que abarque el mismoámbito» (ibíd.).

Sobre la antigüedad y procedencia de la plaza cir-cular hundida, no se dispone de suficiente infor-mación. En Las Haldas, litoral de Casma, la plazaes muy parecida a la del Templo Mayor de Caralpero muestra escaleras de forma trapezoidal, unrasgo que aparece en la plaza tardía de Caral. Aúnno se sabe si, como en este sitio, aquella plaza po-dría haber tenido fases constructivas previas o seconstruyó al final del Arcaico Tardío. Este elementoarquitectónico también se halla en Taukachi-Konkán y Sechín Alto, en el valle de Casma, perte-necientes al período Formativo Temprano. Delmismo modo, se encuentra «el patio circular hun-dido» en Salinas de Chao, componente de la Uni-dad A de la primera fase o más antigua del esta-blecimiento, asimismo, con escaleras de formatrapezoidal, asignado al Formativo Temprano yconsiderado como «un fenómeno culturalacerámico de notable complejidad»(Alva, 1986: 58,71, 91). Se ha informado sobre la plaza de AltoSalaverry, en el valle de Moche (Pozorski y Pozorski,1979: 37-39), la cual es, sin embargo, pequeña, sinasociación a una estructura piramidal y muestra enel centro un hoyo enlucido. Por estas característi-cas y por la presencia en su entorno de arquitectu-ra doméstica, se podría interpretar como un esta-blecimiento de estatus bajo, que habría estado re-lacionado con la sociedad de Supe. Finalmente, hasido investigada la plaza de La Galgada, en la que-brada del río Tablachaca, un afluente del río Santa.Éste es uno de los exponentes más cercanos alestilo constructivo de Caral. Lamentablemente,

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tampoco se tienen datos sobre la forma y secuen-cia constructiva de la plaza, salvo que habría sidocircular, hundida y se ubicaría con las estructurasde la fase más temprana (Grieder, et al., 1988: 20,27, 31, 195-197). En el mismo valle de Supe, sibien casi todos los numerosos centros urbanos delArcaico Tardío tuvieron, por lo menos, una plazacircular hundida, en tanto no se hagan excavacionesen algunos de ellos no se podrá conocer su posi-ción cronológica en relación con la de Caral, endonde fue construida en una de las fases tardíasdel período medio de funcionamiento de esa ciu-dad.

De no haber fases constructivas previas en las pla-zas de los establecimientos de Casma, Chao, Mochey Santa, podemos asumir, sobre la base de los da-tos de Caral, que la presencia en ellos de ese ele-mento arquitectónico sería la expresión regionaldel prestigio cultural y/o control político del viejocentro civilizatorio de Supe y del Estado políticoque allí se formó. Asimismo, es interesante señalarla presencia, hasta varios siglos después, de unaplaza circular hundida asociada al denominadoviejo templo de Chavín de Huántar, en el Callejónde Conchucos, centro del Formativo Medio (ca.900 años a.C.). Esta relación sugiere la importan-cia de ese elemento como símbolo de la autori-dad o poder de una élite y del culto que justificabael orden social de la época. Las diversas socieda-des de costa, sierra y selva norcentral, que integra-ron esa área, fueron testigos durante varios siglosdel esplendor de la civilización y el prestigio delEstado de Supe. Siglos antes que en Chavín, otrassociedades de la costa central, como la de Cardal,ubicada en el valle de Lurín, a finales del Formati-vo Temprano, ya habían incorporado las plazascirculares hundidas, aunque, al parecer, las acondi-cionaron a su propio sistema sociocultural.

En cuanto a su función y significado dentro de lasociedad de Supe, se ha planteado que las plazasno fueron techadas: «Hundidas en el terreno, man-tuvieron relación visual con el cielo abierto. Poresta razón pudieron estar relacionadas con la ob-servación astronómica, como lo ha anotado Car-los Milla. También son posibles las prácticasalucinógenas, culto al fuego y una combinación deéstos y otros ritos» (Williams, op. cit.: 404). El mis-mo autor ha hecho notar que su profusión en Supe«es indicativa de su rol como componentes de una

infraestructura religiosa-administrativa para lamicro-región» (ibíd.).

Por la forma y los materiales asociados, se puedeplantear que la plaza circular hundida fue una inno-vación arquitectónica de las sociedades costeñas,posiblemente a partir de Supe. No obstante, ella seinsertó en las antiguas tradiciones culturales com-partidas por las sociedades del Arcaico Tardío delárea norcentral, en cuanto representa los tres nivelesdel mundo: la superficie que es la tierra que habita-mos; la plataforma superior, o sea el cielo o mun-do de arriba, donde moran determinadas deida-des; y el fondo hundido, el subsuelo, residencia delos muertos y de otras deidades. Estos mundos noestán aislados entre sí, son comunicados por los sa-cerdotes al subir o bajar las escaleras. Ellos son losintermediarios entre la vida, la muerte y el renaci-miento. De este modo, la plaza con sus tres nivelessimbolizaba el poder de las autoridades vivientes, elque era reforzado con los poderes provenientes delos otros mundos. Simbiosis que garantizaba la per-manencia de los recursos necesarios para la vida, elclima y el agua, que aseguraban la provisión de ali-mentos. En los documentos del siglo XVII sobrelos pueblos de Cajatambo, ubicados en esta área,dos eran las fiestas principales: Caruay mita, cuandollegaban las primeras aguas y empezaban a prepa-rar las chacras; y Pocoy mita por Corpus Christi, cuan-do salen las siete cabrillas, al amarillarse las semente-ras. Siembra y cosecha, las principales actividadesde los pueblos agrícolas.

En una sociedad como la de Supe, donde por pri-mera vez se desarrolló en los Andes Centrales unacompleja organización social, la plaza circular sim-bolizaría el poder terrenal de la autoridad, sacralizadopor las deidades de los mundos de arriba y abajo.La amplia distribución de este tipo de plaza en elvalle de Supe estaría en relación con la hegemoníadel gobierno estatal sobre todos los centros urba-nos de ese y otros valles del área, como compo-nente de la administración político-religiosa implan-tada. La construcción de Caral coincide con el in-cremento en el poder de la autoridad para el mane-jo de una mayor cantidad de fuerza de trabajo. Enese período se inició el uso extensivo de las shicraspara el transporte de piedras y se ampliaron o ele-varon masivamente las edificaciones de la ciudad.A partir de aquel entonces, y en un segundo mo-mento, se remodeló el diseño de la plaza y se pusie-

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ron los enormes monolitos de piedra, para cuyotraslado habría sido necesario implementar una in-fraestructura especial. La plaza de Caral no tuvoningún fogón central para la quema de alimentos,textiles u otros, como suele ocurrir en otros am-bientes de la ciudad. Su uso debió estar más vincu-lado al reconocimiento y afianzamiento del poderde las autoridades caralinas.

Antes de la construcción de la plaza circular hun-dida en Caral, que sugiere la realización de activi-dades públicas formalizadas en una estructura ex-presamente construida para tales fines, las reunio-nes debieron ser más bien de carácter religioso yde ámbito privado, efectuadas en los atrios, don-de se encuentran los fogones. De haberse usado elespacio frente a la pirámide, debió hacerse en unaconvocatoria amplia sin mayores formalidades nicontroles.

Conclusiones

La plaza circular es un rasgo distintivo de los cen-tros urbanos del valle de Supe durante el ArcaicoTardío, al margen del tamaño del establecimiento.Aun los más pequeños tienen una plaza circular.Sin embargo, este componente no se encuentra enlas fases más tempranas de Caral.

Al contrario de lo que plantearon otros autores, ycomo se puede inferir de las evidencias arqueoló-gicas recuperadas en el complejo arquitectónicodel Templo Mayor, la plaza circular fue construi-da varias fases después del funcionamiento yremodelación del componente piramidal. Paraaquel entonces ya venía funcionando la pirámide yel atrio antiguo. Éste fue enterrado con un rellenode 1,70 m aproximadamente, compuesto porshicras llenas de piedras. Esa misma técnica de re-lleno se utilizó en la construcción de la plaza.

En la organización espacial de Caral, las dos pla-zas circulares son distintivas y están anexas a lasestructuras más representativas de las dos mitadesen que se divide la ciudad. Ellas debieron ser usa-das para efectuar importantes actividades relacio-nadas con la estructura organizativa dual de la so-ciedad. Pero se puede inferir por las diferenciasmorfológicas que sus funciones debieron ser dis-tintas (Shady, 2000: 5-6; Shady et al., 2000: 11).

La construcción de la plaza implicó especializa-ción. Por un lado, en relación con el conocimien-to de formas geométricas, de cálculos matemá-ticos y de resistencia de materiales y, por otro, encuanto a la organización de los trabajadores ne-cesarios para la obra, traslado de materiales, ob-tención de pigmentos, manufactura de shicras, etc.;además, que todo estuvo en función del uso es-pecífico que se le daría. Su presencia en Caralsupone una sociedad compleja con personas queposeían conocimientos especializados, autorida-des encargadas de organizar el trabajo colectivo,desdoblado en varias acciones. Aparte de los tra-bajadores que participaban en las diversas tareasde construcción.

En el uso de la plaza hubo un permanente cuidadopor mantenerla limpia y por su remodelación pe-riódica. Se puede señalar dos períodos de transfor-maciones importantes: uno, cuando la plaza fueconstruida y adosada a la pirámide con un diseñocircular de escaleras rectangulares; y el otro, que secaracterizó, después de varias remodelaciones me-nores, por la introducción de cambios en el diseñode las escaleras, haciéndolas trapezoidales; por la ele-vación del piso de la plaza; por la colocación deenormes monolitos y por la modificación del murointerno, entre otros. Aparte de estos dos períodos,hubo cuatro cambios menores con pequeñas ele-vaciones del piso de la plaza, entre otros. Tambiénse ha logrado determinar que la plaza fue pintada31 veces.

El segundo gran período de remodelación revelaun mayor manejo de la fuerza de trabajo para eltransporte de los enormes monolitos desde la fuen-te o cantera hasta hincarlos en la plaza, además deltraslado de los otros litos grandes que se usaronen la construcción de los nuevos pasos de las esca-leras.

La distribución de la plaza circular en el áreanorcentral estuvo vinculada con la función y signi-ficado que este elemento tuvo dentro de la ideo-logía de aquella sociedad como símbolo del po-der político-religioso del Estado de Supe. Su pre-sencia en otros centros urbanos de ese valle y dezonas vecinas podría ser expresión de la hegemo-nía política de ese Estado o del prestigio que llegóa tener su civilización más allá de las fronteras desu directo control.

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Sólo las excavaciones en otros de los centros ur-banos de Supe permitirán contar con las eviden-cias arqueológicas que nos permitan contrastaralgunas de las hipótesis vertidas en este trabajo.

Notas

1 Junto con la Pirámide del Anfiteatro, ubicada en la mi-

tad baja de Caral, son las estructuras más representativasde la organización espacial dual que tuvo la sociedad deSupe desde aquellos tiempos; y son las únicas a las que seadosó una plaza circular en esa ciudad.

Referencias bibliográficas

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Shady, Ruth1997 La Ciudad Sagrada de Caral-Supe en los albores de lacivilización en el Perú. Lima: UNMSM.

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Shady, Ruth, M. Machacuay y S. López2000 «Recuperando la historia del Altar del FuegoSagrado». En Boletín del Museo de Arqueología y Antropolo-gía, UNMSM, año 3, Nº 4, Lima, pp. 2-19.

Williams, Carlos1980 «Arquitectura y urbanismo en el antiguo Perú».En Historia del Perú, T. VIII, pp. 369-585. Lima: JMB.

ANEXOS

Anexo I

Excavaciones estratigráficas

Unidad 1, perfil sur (figura 4).

Capa 1: Superficial, conformada por los niveles 1a y 1b.

• 1a: Se compone de arena eólica, mezclada con guijarrosde tamaño pequeño. Presenta una textura suelta colorbeige claro. Forma una superficie irregular y habría sidodepositada en varios momentos. Este nivel de arena dis-minuye de espesor conforme se acerca a la cima de losmuros de la plaza circular. Hacia el interior de la plaza losguijarros son de mayor tamaño y provenien de los relle-nos constructivos de los muros. Llega a tener un espesorentre 20 cm y 1 m en el interior de la plaza.

• 1b: Corresponde a la capa de escombros proveniente dela continua destrucción de los muros y está depositada alpie de éstos (tanto en los muros externos como inter-nos). Se puede diferenciar varios niveles.

Capa 2: Esta capa corresponde a los rellenos constructi-vos. Estos rellenos se pueden diferenciar claramente porel cambio de materiales o por la separación efectuada conargamasa provenientes de la construcción de los murosestructurales y piedras consolidadas a manera de peque-ños muros de contención internos. El material de rellenoha sido depositado conforme se iban levantando losmuros. Se emplearon los siguientes materiales:

• 2a: Bolsadas de cascajo, guijarros pequeños y media-nos, de textura suelta, mezclados con tierra arcillosa. Tie-ne un espesor variable.

• 2b: Shicras con guijarros medianos y grandes, ademásde piedras angulares. Puede tener 90 cm de espesor y seencuentran separadas por argamasa de color gris oscuro,que contiene material orgánico vegetal como desgrasanteigual a la argamasa que une las paredes del muro estructu-ral. Ha sido puesta para consolidar el relleno.

• 2c: Bolsones de cascajo, arena y tierra arcillosa, de colorbeige y muy compactos.

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• 2d: Tierra arenosa de color rosáceo mezclada con cascajoy grumos de arcilla, de textura compacta; esta capa hapermitido nivelar la superficie. Llega a tener 30 cm deespesor en el extremo Este y disminuye al acercarse almuro (hasta 5 cm) sin llegar a unirse a él.

• 2e: Cascajo rosáceo, de textura semicompacta. En algunasáreas se presentan fragmentos de argamasa color gris. Tie-ne un espesor variado. Es más ancho cerca de la base delmuro estructural (18 cm) y debajo del muro externo. Dis-minuye hacia el Este, donde aparece una gran piedra angu-lar de superficie pulida que ha podido ser algún tipo deinstrumento y que después ha sido desechado y utilizadocomo parte del relleno. Ese material ha servido para darleestabilidad al muro exterior; se encuentra separado del si-guiente por una argamasa de color gris.

• 2f: Bolsas de guijarros grandes, medianos y pequeños,de unos 30 cm de espesor, de consistencia suelta. Estáseparada de la siguiente capa por una argamasa gris y hasido utilizada para nivelar la superficie.

• 2g: Guijarros con shicras distribuidas irregularmente yargamasa gris utilizada como material consolidante. Pue-de estar asociado a la base del muro estructural o pasarpor debajo del mismo. Hacia el lado Este se corta casirepentinamente.

• 2h: Cascajo de color gris claro, de consistencia compacta.Fue depositado en niveles sucesivos, cerca al muro ordi-nario y mezclado con la argamasa constructiva. Estos ni-veles se encuentran separados por la misma argamasausada en la construcción del muro. Los niveles de cascajose alternan hacia el lado Este con shicras.

Capa 3: Corresponde al material de la remoción de losniveles de ocupación anterior a la construcción de la plazacircular, incluso con material de la capa estéril. Es irregu-lar, no forma una superficie definida hacia el lado oeste.En cambio, al Este se pueden diferenciar algunos lentesde características particulares que logran alcanzarhorizontalidad. Llega a tener un espesor máximo de 1,50m de espesor pero disminuye hacia el extremo oeste,donde presenta una pendiente muy pronunciada.

Sobre la superficie de esta capa, en el lado Este, se recupe-ró el miembro posterior de algún tipo de cánido. El hue-so próximo a la cadera estaba roto. Presenta restos depelambre corta, de color marrón claro y las uñas. Se ob-servaron huellas de descomposición orgánica por la pre-sencia de larvas de moscas.

En esta capa había, además, fragmentos de carbón, arenafina, tierra arcillosa y material orgánico, como fragmentosde moluscos, semillas, tallos de arbustos y pasto.

Capa 4: Conformada por una serie de capas de desechos yotros vestigios relacionados con la antigua pirámide, antesde la construcción de la plaza circular. Todo el conjuntollega a tener de 18 cm a 40 cm de espesor, con ligera pen-diente hacia el Este. El lado oeste se presenta más grueso,interrumpido por un corte, el cual involucra a la siguientecapa que ya es estéril, efectuado justamente para alcanzar laprofundidad deseada de la plaza circular hundida.

El exterior de la plaza presenta un grupo de lentes de diver-sa naturaleza. En la parte superior había una fogata, la cualha intruido los otros niveles y en donde se encontraronfragmentos de carbones provenientes de troncos gruesos,ramas de arbustos, piedras quemadas (guijarros), fragmen-tos de moluscos, huesos de pescado y semillas.

Los demás niveles son de material variado: tierra arcillosade textura suelta mezclada con ceniza fina, lentes de gui-jarros, material orgánico descompuesto y tierra fina conhormigón.

Capa 5: Es el material estéril. Sobre la superficie se hanencontrado huellas de uso. En el extremo Este de la uni-dad se identificó un fogón de planta circular, de 32 cm dediámetro y 15 cm de profundidad, con abundante carbónproveniente de troncos de árboles, guijarros quemados,huesos de pescado y soguillas de juncos carbonizados.

La superficie estéril presenta una ligera pendiente, elevadahacia el oeste. Fue cortada justo debajo del muro, a modode canal hasta alcanzar los 50 cm de profundidad, el cualha servido para cimentar el muro interno de la plaza.

Unidad 2-perfil sur (ver figura 3).

Capa 1: Corresponde a la capa superficial y contiene arenaeólica y escombros.

• 1a: Es arena fina de naturaleza eólica con piedras, com-pletamente suelta. Tiene un espesor máximo de 1,20 mpero disminuye hacia la cima del anillo de la plaza, dondellega a alcanzar de 2 a 3 cm de espesor.

• 1b: Son escombros del muro. Su espesor fluctúa entrelos 70 cm y 1,40 m de espesor. Al parecer, en este lado laspiedras del muro fueron extraídas ex profeso.

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LLLLLAAAAA C C C C CIUDADIUDADIUDADIUDADIUDAD S S S S SAGRADAAGRADAAGRADAAGRADAAGRADA DEDEDEDEDE C C C C CARALARALARALARALARAL-S-S-S-S-SUPEUPEUPEUPEUPE162162162162162

Capa 2: Conformada por distintos tipos de relleno.

• 2a: Es tierra arcillosa amarillenta y grumosa. Tiene tex-tura suelta, mezclada con pequeñas piedras angulares, cas-cajo, guijarros pequeños enteros y partidos. Su composi-ción no es homogénea.

• 2b: Shicra con piedras angulares y guijarros, en mediode arcilla amarilla.

• 2c: Lente de cascajo rojizo mezclado con tierra arenosade grano grueso. Cerca al muro interno de la plaza estematerial fue mezclado con argamasa, similar a la usada enlos muros. Tiene un espesor que varía entre 20 y 50 cm.

Capa 3: Material removido proveniente de la excavaciónde la plaza. Contiene cascajo rojizo, arena de grano grue-so, material orgánico, ceniza, fragmentos de moluscos.Ha sido depositado a manera de túmulo, su espesoraproximado es de 90 cm.

Capa 4: Niveles de ocupaciones anteriores a la construc-ción de la plaza. Alcanza un espesor de 50 cm al Este y 1m al oeste. Presenta una serie de lentes de ceniza, conrestos de algodón, hierba y gramíneas carbonizadas, frag-mentos de moluscos, coprolitos, etc.

Capa 5: Corresponde al suelo estéril, conformado porcascajo de color rojizo, guijarros medianos y pequeños.Toda la capa se presenta muy compacta. Profundizamoshasta los 30 cm a partir de su superficie.

Estas dos últimas capas fueron excavadas cuando se cons-truyó la plaza para alcanzar la profundidad deseada.

Unidad 5-perfil oeste (véase figura 4).

Capa 1: Corresponde a la capa superficial de arena eólica yescombros.

Capa 2: Consiste en la serie de rellenos constructivos:

• 2a: Son guijarros pequeños mezclados con cascajo ytierra arcillosa de color beige. Su consistencia essemicompacta y alcanza un espesor de 30 cm.

• 2b:Lente con grumos de argamasa de texturasemicompacta. Es de color beige claro con pocos guija-rros. Alcanza unos 20 cm de espesor.

• 2c: Lente de cascajo mezclado con grumos de arcilla decolor rojizo. Tiene consistencia semicompacta y su espe-sor es de 20 cm.

• 2d: Lente de guijarros medianos mezclados con arenasuelta. Su textura es semicompacta y su espesor alcanzaunos 30 cm.

• 2e: Lente de cascajo mezclado con grumos de argamasay arcilla de color rojizo. Es semicompacta y tiene 10 cm deespesor.

• 2f: Bolsas de guijarros medianos y piedras canteadasmedianas mezcladas con arena. Tiene consistencia sueltade unos 40 cm de espesor.

• 2g: Lente de piedras canteadas de tamaño mediano,mezcladas con arena y tierra polvorienta. Su consistenciaes semicompacta y tiene 40 cm de espesor.

• 2h: Shicra con grandes guijarros, algunas piedrascanteadas grandes y tierra arcillosa de textura suelta.Tiene 1,20 m de espesor. Es el relleno principal que hasido depositado al menos en dos niveles, parte delcual pasa por debajo del muro ordinario externo y seencuentra nivelado por argamasa gris, similar a la usa-da en la construcción de los muros. Como parte delrelleno y asociadas a esta capa se colocaron grandespiedras de lados angulares de 80 por 70 por 50 cm,aproximadamente.

Capa 3: Cascajo rojizo mezclado con pequeños guijarros.Proviene de la excavación de la plaza y llega a alcanzarapenas 10 cm en el extremo sur. El grueso de la capa seencuentra hacia el norte de la unidad.

Capa 4: Corresponde a la ocupación antigua. Presenta unaserie de lentes de ceniza, restos de algodón, hierba ygramíneas carbonizadas, fragmentos de moluscos,coprolitos, etc.

Capa 5: Suelo estéril.

Apisonados

En esta unidad se hallaron tres apisonados asociados almuro externo de la plaza, en cuya superficie se encontra-ron niveles de material cultural depositado, en asocia-ción al uso y función de la plaza circular. Los apisonados

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LLLLLAAAAA C C C C CIUDADIUDADIUDADIUDADIUDAD S S S S SAGRADAAGRADAAGRADAAGRADAAGRADA DEDEDEDEDE C C C C CARALARALARALARALARAL-S-S-S-S-SUPEUPEUPEUPEUPE 163163163163163

son muy irregulares. Presentan una pendiente que des-ciende hacia el sur. Conforman revoque con el muro,que son de arcilla amarillenta y sólo tienen unos centí-metros de espesor.

Encima del Apisonado 1, el más antiguo, se encuentratierra suelta arenosa mezclada con material orgánico des-compuesto. Este nivel mide 5 cm de espesor.

Sobre el Apisonado 2 se recuperó una capa con excre-mentos, moluscos, vegetales, semillas, etc. Tiene un fuerteolor a descomposición y es polvorienta. Su espesor es de10 cm y su color es gris oscuro.

Cubriendo el Apisonado 3 se encuentra tierra suelta,mezclada con material orgánico. Tiene fuerte olor a des-composición. La superficie de este apisonado es muydefinida. Tiene color amarillo y 5 cm de espesor.

En otras unidades, como la 3, también se ha podidodistinguir el mismo comportamiento: desechos de ma-terial orgánico sobre los apisonados.

Mineral

Anfibol 2,14Clorita 0,73Cuarzo 60,22Plagioclasa 29,34Muscovita 7,00Hematita 0,57

Concentración (%)Anexo II

Análisis químicoMartha Prado

Análisis por difracción de Rayos X, de la pinturablanca, de la pared interna de la plaza (muestra E-p-1)

El color crema se debería a una combinación de jarosita(mineral amarillo) con los otros minerales. Este com-puesto es recurrente en otros sectores de Caral, bajo laforma de pigmento con un alto porcentaje de hematita.Incluso se encontró un fragmento de mineral, que conte-nía jarosita en un 7% y yeso en 3%, encontrado en elRecinto de Los Nichitos del Templo de la Banqueta (véa-se tabla 1).

Se hizo el análisis a la gota en un pequeño fragmento decolor blanco y se determinó que era carbonato; éste po-dría ser intrusivo pues este componente sólo fue detecta-do en el fragmento señalado.

Análisis de la composición de la argamasa gris de lapared de la plaza por difracción de Rayos X (mues-tra E-p-2)

El color oscuro de la argamasa se debería a la presencia delanfibol y de un material amorfo no determinado (tabla 2).

Resultado del análisis de la muestra de pigmentorojo, que cubrió la escalera sur en una fase tardía(muestra E-p-8)

Mostró signos de intemperismo, pues se nota el cambio decolor rojo a naranja y amarillo en el mismo fragmento. Elanálisis a la gota determinó la presencia de óxido de hierro.

MineralCuarzo 35,15Laumontita 28,37Plagioclasa 13,74Clorita 6,66Muscovita 5,79Yeso 5,17Jarosita 2,73Pirofilita 2,39

Concentración (%)

TTTTTabla 1. abla 1. abla 1. abla 1. abla 1. RRRRResultado del análisis de la pintura blanca de la paresultado del análisis de la pintura blanca de la paresultado del análisis de la pintura blanca de la paresultado del análisis de la pintura blanca de la paresultado del análisis de la pintura blanca de la parededededed

interna de la plaza.interna de la plaza.interna de la plaza.interna de la plaza.interna de la plaza.

MineralAnfibol 0,73Clorita 0,46Cuarzo 55,66Plagioclasa 21,78Halita 1,58Muscovita 6,82Amorfo 13,03

Concentración (%)

TTTTTabla 2. Rabla 2. Rabla 2. Rabla 2. Rabla 2. Resultado del análisis de la composición de la arga-esultado del análisis de la composición de la arga-esultado del análisis de la composición de la arga-esultado del análisis de la composición de la arga-esultado del análisis de la composición de la arga-

masa gris de la pared de la plaza.masa gris de la pared de la plaza.masa gris de la pared de la plaza.masa gris de la pared de la plaza.masa gris de la pared de la plaza.

TTTTTabla 3. Rabla 3. Rabla 3. Rabla 3. Rabla 3. Resultado del análisis de la argamasa amarilla de laesultado del análisis de la argamasa amarilla de laesultado del análisis de la argamasa amarilla de laesultado del análisis de la argamasa amarilla de laesultado del análisis de la argamasa amarilla de la

pared de la plaza.pared de la plaza.pared de la plaza.pared de la plaza.pared de la plaza.

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LLLLLAAAAA C C C C CIUDADIUDADIUDADIUDADIUDAD S S S S SAGRADAAGRADAAGRADAAGRADAAGRADA DEDEDEDEDE C C C C CARALARALARALARALARAL-S-S-S-S-SUPEUPEUPEUPEUPE164164164164164

Análisis por difracción de Rayos X de la argamasaamarilla de la pared de la plaza (muestra E-p-3)

El análisis por vía húmeda determinó un alto contenidode hierro (no detectado por el otro método) al cual sedebería el color ocre amarillo (tabla 3). Este material con-tiene fragmentos de tallos que han sido identificadoscomo carricillo (Phragmites australis).

Resultado del análisis de la arcilla amarilla con pun-tos rojos, que cubría el relleno que elevó en 10 cm elpiso de la plaza (muestra E-p-4)

Esta muestra está formada por tres grumos de arcilla dediferente color (amarillo, gris y beige). Uno contiene tallosde carricillo (Phragmites australis). Otro presenta pigmen-tación de color naranja muy delgada. Al realizarse el análi-sis a la gota se logró determinar la presencia de hierro y quela coloración se debía a la hematita. A través de la observa-ción con el microscopio compuesto de un grumo de tierrase logró reconocer un fragmento malacológico (familiaMytilidae).

Resultados del análisis de la muestra de pintura blan-co-grisácea del piso tercero (muestra E-p-5)

El análisis a la gota para determinar carbonato dio resul-tado negativo. Los análisis realizados anteriormente apigmentos de este color por difracción de Rayos X y porEspectrofotometría de Emisión descartaron la presenciade carbonato de calcio.

TTTTTabla 4. abla 4. abla 4. abla 4. abla 4. RRRRResultado del análisis de la muestra de pigmentoesultado del análisis de la muestra de pigmentoesultado del análisis de la muestra de pigmentoesultado del análisis de la muestra de pigmentoesultado del análisis de la muestra de pigmento

color amarillo mostaza, aplicado sobre la escalera antiguacolor amarillo mostaza, aplicado sobre la escalera antiguacolor amarillo mostaza, aplicado sobre la escalera antiguacolor amarillo mostaza, aplicado sobre la escalera antiguacolor amarillo mostaza, aplicado sobre la escalera antigua

del surdel surdel surdel surdel sur.....

TTTTTabla 5. Rabla 5. Rabla 5. Rabla 5. Rabla 5. Resultado del análisis de la muestra de pigmeesultado del análisis de la muestra de pigmeesultado del análisis de la muestra de pigmeesultado del análisis de la muestra de pigmeesultado del análisis de la muestra de pigmentontontontonto

rojorojorojorojorojo de lde lde lde lde la escalera nortea escalera nortea escalera nortea escalera nortea escalera norte.

TTTTTabla 6. Rabla 6. Rabla 6. Rabla 6. Rabla 6. Resultado del análisis del pigmento blanco, que esta-esultado del análisis del pigmento blanco, que esta-esultado del análisis del pigmento blanco, que esta-esultado del análisis del pigmento blanco, que esta-esultado del análisis del pigmento blanco, que esta-

ba debajo del pigmento rojoba debajo del pigmento rojoba debajo del pigmento rojoba debajo del pigmento rojoba debajo del pigmento rojo.....

TTTTTabla 7. Rabla 7. Rabla 7. Rabla 7. Rabla 7. Restos ictiológicos identificados en la Uestos ictiológicos identificados en la Uestos ictiológicos identificados en la Uestos ictiológicos identificados en la Uestos ictiológicos identificados en la Unidad 3:nidad 3:nidad 3:nidad 3:nidad 3:

Apisonado 1.Apisonado 1.Apisonado 1.Apisonado 1.Apisonado 1.

Resultados del análisis de la muestra de pintura rojo-naranja, puesta sobre la pintura blanca del piso cuar-to (muestra E-p-6)

Se efectuó el análisis cualitativo por vía húmeda a dos frag-mentos muy pequeños que presentaban dos capas depigmentos, una de color naranja y otra de color blanco. Alprimero se logró determinar un alto porcentaje de hierro loque nos permite afirmar que el color ocre rojo se debe a lahematita. Hay que tener en cuenta que la variación de colorde los óxidos de hierro depende en gran medida de losdrásticos cambios de temperatura y humedad (grado dehidratación) a los que puedan verse sometidos.

Resultado del análisis por difracción de Rayos X dela muestra de pigmento color amarillo mostaza,aplicado sobre la escalera antigua del sur (muestraE-p-7)

El análisis por vía húmeda determinó la presencia de ocreamarillo (óxido de hierro), que es un material amorfo nodetectado por el otro método (tabla 4).

Resultado del análisis de la muestra de pigmentorojo de la escalera norte (muestra E-p-9)

Este fragmento presenta tres capas de pigmentos: rojo,blanco y amarillo. En la tabla 5 se presentan los resulta-dos del análisis del pigmento rojo.

Mineral

Cuarzo alfa 49,70Plagioclasa 36,35Amorfo 12,28Hematita 1,40

Concentración (%)

Mineral

¿Diatomita? (amorfo) 45,83Cuarzo 32,43Plagioclasa 21,74

Concentración (%)

Mineral Concentración (%)

¿Diatomita? (amorfo) 70,92Cuarzo 18,10Plagioclasa 10,98

Esp

ecie

Vér

tebr

as

atla

s

Oto

lito

Basi

occi

pita

l

Uro

stilo

Anchoveta 416 8 24 1 2 12Sardina 6 1

Vér

tebr

as

N.M

.I.

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LLLLLAAAAA C C C C CIUDADIUDADIUDADIUDADIUDAD S S S S SAGRADAAGRADAAGRADAAGRADAAGRADA DEDEDEDEDE C C C C CARALARALARALARALARAL-S-S-S-S-SUPEUPEUPEUPEUPE 165165165165165

La coloración roja se debió a la presencia de óxido dehierro (ocre rojo), como indican los resultados del análi-sis cualitativo por vía húmeda, que arrojaron un alto con-tenido de hierro y menor porcentaje de sílice, no cuantifi-cado en el análisis previo por ser amorfo. Se descarta asíque el 45,83% determinado en el análisis por difracciónde Rayos X sea todo de diatomita.

Los resultados del análisis por difracción de Rayos Xdel pigmento blanco, que estaba debajo del pigmentorojo

Los resultados del análisis por vía húmeda determinaronla presencia de hierro en muy baja concentración y sílice enmayor porcentaje. En este caso, el color blanco se deberíaa la diatomita, cuarzo y plagioclasa (tabla 6).

En el Perú existen grandes yacimientos de diatomita for-mados en el Mioceno del Período Terciario. A través delanálisis a la gota del pigmento amarillo se determinó lapresencia de óxido de hierro hidratado (ocre amarillo).

Agradecimiento

Queremos agradecer al Instituto Geológico, Minero yMetalúrgico (INGEMMET) por la colaboración brinda-da con los análisis por difracción de Rayos X.

Anexo III

Análisis de los restos ictiológicos Luis Miranda

Los resultados de la identificación de los restos ictiológicoshallados en los Apisonados de las unidades 3 y 5 sonpresentados en las tablas 7, 8, 9 y 10.

Anexo IV

Análisis de los restos vegetales Rosa Bueno

Los restos vegetales que tienen una mayor representaciónson los de mate y calabaza, que han sido detectados entodas las unidades (tablas 11 y 12). Se han encontradorestos del epicarpo (cubierta externa del fruto) y pedúnculosdel fruto para el caso de la primera especie y semillas paraambas especies, que constituyen el 26,95% del peso total

TTTTTabla 8. Rabla 8. Rabla 8. Rabla 8. Rabla 8. Restos ictiológicos identificados en la Uestos ictiológicos identificados en la Uestos ictiológicos identificados en la Uestos ictiológicos identificados en la Uestos ictiológicos identificados en la Unidad 3:nidad 3:nidad 3:nidad 3:nidad 3:

Apisonado 2.Apisonado 2.Apisonado 2.Apisonado 2.Apisonado 2.

TTTTTabla 9. Rabla 9. Rabla 9. Rabla 9. Rabla 9. Restos ictiológicos identificados en la Uestos ictiológicos identificados en la Uestos ictiológicos identificados en la Uestos ictiológicos identificados en la Uestos ictiológicos identificados en la Unidad 5:nidad 5:nidad 5:nidad 5:nidad 5:

Apisonado 2.Apisonado 2.Apisonado 2.Apisonado 2.Apisonado 2.

TTTTTabla 10. Rabla 10. Rabla 10. Rabla 10. Rabla 10. Restos ictiológicos identificados en la estos ictiológicos identificados en la estos ictiológicos identificados en la estos ictiológicos identificados en la estos ictiológicos identificados en la UUUUUnidadnidadnidadnidadnidad 5: 5: 5: 5: 5:

Apisonado 3.Apisonado 3.Apisonado 3.Apisonado 3.Apisonado 3.

de los restos, que se hallan muy fragmentados. Cabe des-tacar el tamaño de las semillas de calabaza pues hasta elmomento no se habían observado semillas más grandesque los 0,8 cm a 1 cm de longitud; algunas de las encontra-das en el Apisonado 3 de la Unidad 5 superan en largo yancho, en 1,4 cm por 1 cm, a las que comúnmente se en-cuentran en Caral. Esta evidencia nos hace suponer que losfrutos que produjeron dichas semillas estuvieron en unproceso de selección para el cultivo, en transición hacia losactuales frutos, con semillas más grandes.

Para el caso de los restos de tallos es muy difícil determinara qué grupo vegetal pertenecen, ya que en muchos casoscarecen de corteza y en otros han perdido sus característicasal ser calcinados. Se puede reconocer que pertenecen a laclase de las dicotiledóneas, todas ellas plantas leñosas.

Anexo V

Análisis malacológicosManuel Gorriti

Unidad 1: Piso 2

El material malacológico identificado contiene tresbivalvos, dos gasterópodos y un equinodermo (erizo).

Esp

ecie

Vér

tebr

as a

tlas

Epu

ral

Uro

stilo

N.M

.I.

Anchoveta 263 1 5 6 6Sardina 50Tollo 1Lorna 2

Vér

tebr

as

Especie Basioccipital N.M.I.

Anchoveta 2 2Sardina 85 1 2

Vértebras

Especie Vértebras N.M.I.

Bonito 1 1

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LLLLLAAAAA C C C C CIUDADIUDADIUDADIUDADIUDAD S S S S SAGRADAAGRADAAGRADAAGRADAAGRADA DEDEDEDEDE C C C C CARALARALARALARALARAL-S-S-S-S-SUPEUPEUPEUPEUPE166166166166166

En términos cuantitativos es de poco peso en compara-ción con el material procedente de otras unidadesexcavadas. Sin embargo, este material es importante yaque corresponde a los restos esparcidos sobre un pisoque iba a ser cubierto por una remodelación (tabla 13).

Unidad 3: Apisonado 1

Se han identificado tres bivalvos y un equinodermo (eri-zo). En términos cuantitativos, la macha (Mesodesma

TTTTTabla 11. abla 11. abla 11. abla 11. abla 11. RRRRRestos vestos vestos vestos vestos vegetales identificadosegetales identificadosegetales identificadosegetales identificadosegetales identificados.....

TTTTTabla 12. abla 12. abla 12. abla 12. abla 12. RRRRRestos vestos vestos vestos vestos vegetales por unidades y capasegetales por unidades y capasegetales por unidades y capasegetales por unidades y capasegetales por unidades y capas.....

donacium) es la dominante, seguido del choro zapato(Choromytilus chorus) (tabla 14).

Unidad 3: Apisonado 2

El material comprende seis bivalvos, dos gasterópo-dos, un crustáceo, un crustáceo cecil, un equinodermoy un gasterópodo terrestre de loma. La especie domi-nante es el choro zapato, cuyas tallas corresponden aespecies grandes y muy grandes (entre 10 y 15 cm). La

TTTTTabla13. Rabla13. Rabla13. Rabla13. Rabla13. Restos malacológicos identificados en la Uestos malacológicos identificados en la Uestos malacológicos identificados en la Uestos malacológicos identificados en la Uestos malacológicos identificados en la Unidad 1:nidad 1:nidad 1:nidad 1:nidad 1:Piso 2.Piso 2.Piso 2.Piso 2.Piso 2.

TTTTTabla16. Rabla16. Rabla16. Rabla16. Rabla16. Restos malacológicos identificados en la Uestos malacológicos identificados en la Uestos malacológicos identificados en la Uestos malacológicos identificados en la Uestos malacológicos identificados en la Unidad 5:nidad 5:nidad 5:nidad 5:nidad 5:Apisonado 2.Apisonado 2.Apisonado 2.Apisonado 2.Apisonado 2.

TTTTTabla14. Rabla14. Rabla14. Rabla14. Rabla14. Restos malacológicos identificados en la Uestos malacológicos identificados en la Uestos malacológicos identificados en la Uestos malacológicos identificados en la Uestos malacológicos identificados en la Unidad 3:nidad 3:nidad 3:nidad 3:nidad 3:Apisonado 1.Apisonado 1.Apisonado 1.Apisonado 1.Apisonado 1.

TTTTTabla15. Rabla15. Rabla15. Rabla15. Rabla15. Restos malacológicos identificados en la Uestos malacológicos identificados en la Uestos malacológicos identificados en la Uestos malacológicos identificados en la Uestos malacológicos identificados en la Unidad 3:nidad 3:nidad 3:nidad 3:nidad 3:Apisonado 2.Apisonado 2.Apisonado 2.Apisonado 2.Apisonado 2.

Unidad Contexto Taxa Peso (g)Cucurbita sp. 0,02Lagenaria siceraria (p)Dicotiledoneae (c) 0,34

Cucurbita sp. 0,48Lagenaria siceraria 0,31Dicotiledoneae (c) 3,09

Cucurbita sp. 0,10Lagenaria siceraria 0,17Dicotiledoneae (c) (p)

Cucurbita sp. 0,72Lagenaria siceraria 0,58Dicotiledoneae 0,50

Gynerium sagittatum 0,39Gossypium barbadense (c) 0,16Dicotiledoneae 0,86

3 Apisonado 1

3 Apisonado 2

(c) carbonizado; (p) presencia.

Capa 45

5 Apisonado 2

5 Apisonado 3

Especies N.M.I. Peso (g)

Choromytilus chorus 1 14Mesodesma donacium 27Mulinia edulis 1Concholepas concholepas 2Familia crepidulidae 1Equinodermo 5

Fragmentos

Especies N.M.I.

Choromytilus chorus 1 7 3,90Mesodesma donacium 18 11,08Eurhomalea rufa 1 2,95Equinodermo 1 0,10

Fragmentos Peso (g)

Especies

Choromytilus chorus 32 367 1322,2Mesodesma donacium 5 87 122,09Aulacomya ater 10 23 39,74Perumytilus purpuratus 1 2 1,7Protothaca thaca 1 1,0Familia Mytilidae 19 14,45Concholepas concholepas 1 3 54,99Familia Crepidulidae 6 9,49Familia Balanidae 3 3,65Scutalus sp. 2 4 1,92Familia Chitonidae 4 2,0Familia Acmeidae 1 0,28Crepipatella sp. 2 0,71Argopectem purpuratus 1 138Jhelius sp. 3 1,75Equinodermo 1 0,14

N.M.I. Peso (g)Fragmentos

Especies N.M.I.

Choromytilus chorus 8 35 18,25Mesodesma donacium 1 32 17,75Aulacomya ater 1 3 0,59Mulinia edulis 1Familia Mytilidae 2Crepipatella sp. 1 0,27Polinices sp. 1 0,75

Fragmentos Peso (g)

Esp

ecie

Fam

ilia

Nom

bre

com

ún

Part

e ve

geta

l

Peso

(g)

Cucurbita sp. Cucurbitaceae Calabaza semillas 0,97semillas 0,07

fruto 1,23tallo 2,17

carbón 3,43Gynerium sagittatum Poaceae Caña brava tallo 0,39Gossypium barbadense Malvaceae Algodón semilla (c) 0,16( c ) carbonizado.

Dicotiledoneae

Lagenaria siceraria Cucurbitaceae Mate

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LLLLLAAAAA C C C C CIUDADIUDADIUDADIUDADIUDAD S S S S SAGRADAAGRADAAGRADAAGRADAAGRADA DEDEDEDEDE C C C C CARALARALARALARALARAL-S-S-S-S-SUPEUPEUPEUPEUPE 167167167167167

especie que le sigue en importancia es la macha concinco individuos (de los cuales hay un ejemplar gran-de) (tabla 15).

En cuanto a los gasterópodos, la especie Concholepasconcholepas es escasa en el inventario (lo mismo que enotros contextos de Caral), pero tiene un alto contenidocárnico. Cabe mencionar la especie Aulacomya ater (choroque se consume actualmente), que está poco representa-do en Caral y que también tiene un buen contenido cárnico.

De los moluscos y crustáceos identificados en esta uni-dad, siete especies son de zona de sustrato rocoso, dosde playa arenosa y una pertenece a un gasterópodo te-rrestre.

También se encuentra un ejemplar de una especie de lafamilia Chitonidae y dos gasterópodos pequeños sin im-portancia cárnica: Familia Acmeidae y Crepipatella sp.

Asociado con este material había trozos de carbón, aun-que los moluscos no estaban quemados.

TTTTTabla17. Rabla17. Rabla17. Rabla17. Rabla17. Restos malacológicos identificados en la Uestos malacológicos identificados en la Uestos malacológicos identificados en la Uestos malacológicos identificados en la Uestos malacológicos identificados en la Unidad 5:nidad 5:nidad 5:nidad 5:nidad 5:Apisonado 3.Apisonado 3.Apisonado 3.Apisonado 3.Apisonado 3.

TTTTTabla18. Rabla18. Rabla18. Rabla18. Rabla18. Restos malacológicos identificados en la Uestos malacológicos identificados en la Uestos malacológicos identificados en la Uestos malacológicos identificados en la Uestos malacológicos identificados en la Unidad 5:nidad 5:nidad 5:nidad 5:nidad 5:Capa 4.Capa 4.Capa 4.Capa 4.Capa 4.

Unidad 5: Apisonado 2

Se han podido identificar cinco bivalvos, un crustáceo yun gasterópodo. Predomina el Choromytilus chorus. Esimportante destacar la presencia del choro común(Aulacomya ater) ya que son pocos los contextos en loscuales aparece. Asimismo, es importante destacar el ha-llazgo de un pequeño gasterópodo, identificado comoPolinices sp., cuya conchilla ha sido trabajada para elaboraruna cuenta. Esta muestra presenta desgaste en toda susuperficie y una pequeña perforación irregular en su últi-mo giro (tabla 16).

Unidad 5: Apisonado 3

El material comprende siete bivalvos, dos gasterópodos,un crustáceo cecil y un gasterópodo terrestre de lomas.En términos de frecuencia aparecen el choro zapato (alque le corresponden tallas muy pequeñas) y la macha (ta-bla 17).

Unidad 5: Capa 4

En el material analizado se han logrado identificar tresbivalvos y un crustáceo. Hay, además, un caracol terrestrede lomas. La especie dominante es el choro zapato segui-do de la macha (tabla 18).

Especies

Mesodesma donacium 6 48 87,26Choromytilus chorus 11 60 78,58Aulacomya ater 2 12 9,85Eurhomalea rufa 1 3,64Semimytilus algosus 2 1 0,47Bivalvo N.I 2 2,87Familia Semelidae 1,21Fissurella sp. 2 1,26Mulinia edulis 2 1 13,98Crepipatella sp. 1 0,24Perumytilus purpuratus 1 0,16Familia crepidulidae 1 0,62Concholepas concholepas 1 1,73Jhelius sp. 2 3,96Scutalus sp. 1 0,50

N.M.I. Fragmentos Peso (g)

Especies N.M.I.

Choromytilus chorus 5 19 62,81Mesodesma donacium 4 3,40Semimytilus algosus 1 0,03Jhelius sp. 5 2,06Familia bullimulidae 7 6 0,68

Fragmentos Peso (g)

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«(...) de estos dos componentes del poder, la fuerza más decisiva no es la violenciade los dominadores, sino el consentimiento de los dominados (...) es preciso quedominadores y dominados compartan las mismas representaciones para que nascaun consentimiento fundado en el reconocimiento de la necesidad de una divisiónde la sociedad en varias partes y de la dominación de una de estas partes sobre lasotras» (Godelier, 1980: 667, 669).

«Tenía unos ovillos de lana (...) i on paño atado on poco de tierra amarilla quellaman Anaipuio (...) de modo que asia para tener los dichos bienes i si la dixoque ponindose sevo de llama i sango de mayz blanco i que desto dise de comer ala tierra cada mes porque si no lo asia se a de morir» (García, 1994: 409).

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tema ideológico, que tuvo un rol fundamental enla afirmación del naciente Estado.

Ubicación

El altar se encuentra en la cima del Templo Ma-yor, en una zona lateral, al Este del atrio (figura 1),conectado a través de una puerta con mecanis-mos de cierre. Este espacio contiene un conjuntode recintos todavía no excavados, cada uno consu privacidad, a los cuales se llegaba por medio deescaleras, pasadizos y vanos. El altar fue uno deesos recintos, construido sobre una plataformacuadrangular (figura 2).

Características formales del altar

Sólo se ha conservado en buen estado la mitadoeste del recinto; la otra mitad ha sufrido el efecto

Introducción

PRESENTAMOS ASPECTOS FORMALES y funcionales dela estructura arquitectónica que ha sido identifica-da en la cima del Templo Mayor, la cual, si bientiene rasgos singulares, muestra características com-partidas con el otro altar encontrado en el Tem-plo del Anfiteatro, del sector bajo de la ciudad deCaral. Planteamos la hipótesis de que ambas es-tructuras habrían cumplido funciones similares enlos templos mayores de cada una de las mitadesde la ciudad. En cuanto a la organizaciónsociopolítica de sus usuarios, estos altares seríanespacios rituales importantes, vinculados con lasprácticas religiosas que periódicamente seefectuaban en Caral. Ellas formarían parte del sis-

(*) Publicado en Boletín del Museo de Arqueología y Antropolo-gía, UNMSM, año 3, N° 12, 2000, Lima, pp. 2-18.

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devastador de un sismo, que levantó un muro defases anteriores, el cual se halla debajo de la mitadEste del recinto, y la elevó hasta 45 cm sobre elnivel original (figuras 3 y 4).

El altar fue construido sobre una plataforma quecubrió estructuras antiguas con un relleno suelto,conformado por tierra, cantos rodados y algunaspiedras cortadas. La parte conservada de los mu-ros alcanza 60 cm de altura. También se halló lamitad del fogón central.

El recinto del altar es cuadrangular, de esquinasagudas, de 2,81 m de ancho, de Este a oeste, y2,80 m de norte a sur. Los muros tienen un anchopromedio de 40 cm y, posiblemente, alcanzaronuna altura mínima de 1,70 m. El espacio internodel recinto mide 2,11 m de Este a oeste y 2,8 mde norte a sur. El ancho del piso, elevado en 11 a13 cm, mide 88 cm en cada lado, y tiene al medioel fogón y la canaleta.

El altar muestra un vano o puerta angosta, de unos35 cm de ancho, ubicado en la parte central del

lado sur. El acceso es directo y al mismo nivel delpiso exterior. Este nivel se conserva hasta llegar di-rectamente a un fogón central por una canaleta, de35 cm de ancho. En el resto del recinto el nivel delpiso fue elevado para formar una banqueta en tor-no del fogón; por ello, éste adquirió un perfil inter-no escalonado. Así, el diámetro de la boca superiordel fogón habría tenido 54 cm, la boca inferior 35cm y medía 30 cm de profundidad, desde el pisodel nivel más alto. El fogón, ubicado en el centrode la habitación, formó parte de un sistema de ven-tilación con un conducto subterráneo y chimeneas,que describiremos más adelante.

Todo el recinto se encontraba finamente enluci-do y pintado, tanto en las paredes externas comoen las internas. En el interior se ha registrado unenlucido de arcilla amarillenta, muy fino, de 4 mmde espesor, sobre el cual se aplicaron sucesivas capasde pintura de tonalidades plomizas; se ha contadoun mínimo de 15 capas superpuestas. En el exte-rior hubo también sucesivas capas de pintura: lasmás antiguas fueron de color plomo, luego decolor blanco crema y, finalmente, rojo.

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Hay que destacar que en el lado oeste, mejor con-servado, ha quedado registrada sobre la penúlti-ma capa de pintura gris, aplicada a la banqueta opiso elevado del recinto, la impronta de una este-rilla de junco o de totora, que fue colocada direc-tamente sobre la superficie. Se puede apreciar quela estera fue manufacturada con haces de fibracolocados paralelamente y entrelazados cada 8 cmpor fibra del mismo material.

El sistema de ventilación del fogón está conforma-do por la boca de un conducto, el conducto subte-

rráneo y las chimeneas, componentes que muestrandeterminadas características (figuras 5, 6 y 7):

La apertura o la boca del conducto recto se en-cuentra en el muro de contención de la plataformasobre la que se construyó el altar. Mide 25 cm dealto por 26 cm de ancho. Está asociada también auna pequeña plataforma o escalón. Su ubicación acierta altura, en el límite entre dos espacios a dife-rentes, niveles garantizaba el flujo libre y directo delaire. La pequeña plataforma, de 78 por 48 cm y 52cm de altura, pudo servir de apoyo, ya sea como

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Figura 5.Figura 5.Figura 5.Figura 5.Figura 5. El altar con su fogón y el sistema de ventilación. El altar con su fogón y el sistema de ventilación. El altar con su fogón y el sistema de ventilación. El altar con su fogón y el sistema de ventilación. El altar con su fogón y el sistema de ventilación.

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escalón, de acceso a la plataforma del altar y/o parasoplar, emitir sonidos o poner ofrendas.

El canal del conducto se encuentra formado pordos paredes que corren paralelas, construidas conguijarros y piedras angulares pequeñas y medianas.Mide 3 m de largo y 26 cm de ancho. Las piedrasestuvieron unidas con una argamasa de barro decolor marrón, mezclada con vegetales comodesgrasante. Las paredes internas del canal lleva-ron enlucido y pintura sólo en los primeros 25cm; el tramo restante de la sección recta fue tosca-mente revestido de la misma argamasa, con el pro-pósito de cubrir los intersticios entre las piedras.En el techo colocaron lajas y, en algunos casos,guijarros con la cara plana hacia abajo. Estas pie-dras, de dimensiones variadas, no fueron unidascon argamasa. Los espacios que podrían haberquedado entre ellas están sellados con otros guija-rros pequeños y cubiertos con el relleno, que sos-tuvo el piso de toda la plataforma (figura 5).

El conducto muestra dos secciones: una, casi recta,que sigue en dirección al fogón, u otra circular, querodea completamente la base del fogón. El anchodel conducto va disminuyendo en los primeros 40cm, a partir de los cuales alcanza un promedio de21 cm. En los primeros 120 cm el conducto vadesviándose ligeramente en dirección al fogón hastaalcanzarlo en el tramo final con un trazo recto. Enel punto de unión entre las secciones recta y circu-lar, en el sector del fogón, el ancho del conducto hadisminuido hasta 18 cm. El nivel del piso del con-ducto, también, presenta una variación notable. Enlos primeros 100 cm muestra una suave pendientehacia abajo, de 12 cm de diferencia entre ambosextremos; en los siguientes 25 cm baja abruptamenteotros 12 cm y en un tramo de 60 cm vuelve a tenerotra suave pendiente de 12 cm de diferencia, hastaalcanzar un nivel horizontal en todo el tramo finalrecto y circular (véase figura 4: A-A’).

En las secciones destinadas a las chimeneas, quedesembocaban directamente en el fogón, se colo-có una piedra de mayor tamaño. A pesar de ladestrucción, hemos identificado hasta dos chime-neas: una, de menor dimensión (10 cm de anchopor 10 cm de alto y 10 cm de extensión), ubicadaen el lado oeste, y la mayor (18 cm de ancho por15 cm de alto y 10 cm de extensión), en el sur,justo debajo de la canaleta.

Materiales culturales asociados al conductode ventilación

Se ha registrado una estratificación variable de ca-pas de material orgánico, escombros, ceniza, are-na y deposiciones de roedores, los cuales habríanhabitado en el conducto después de su abandono.

Sobre el piso del conducto había una capa de tierraarcillosa con alto contenido de material orgánico:valvas enteras y fragmentadas de moluscos, huesosde pescado, semillas y fragmentos de vegetales (véaseAnexos). Ella habría sido depositada en sucesivosmomentos pues aparece como finas laminillassemicompactas. El espesor de esta capa es variable:está ausente en la entrada del conducto, alcanza sumáximo grosor en la pendiente pronunciada (hasta10 cm) y mantiene, luego, un espesor homogéneode 5 cm pero, gradualmente, se torna más fina en elpiso de la sección circular del conducto.

La segunda capa, que se encuentra en la seccióncircular, es de ceniza y carbón mezclada con res-tos de material orgánico incinerado. Esta capa al-canza su máximo espesor en el tramo sureste deella (hasta 12 cm), y disminuye gradualmente endirección al tramo donde se une con la secciónrecta y se sobrepone a la anterior capa.

Una tercera capa de escombros, compacta y cons-tituida por fragmentos de argamasa, tierra arcillo-sa y algunas piedras provenientes de los muros, esla de mayor espesor (hasta 15 cm) y cubría casicompletamente el espacio del conducto.

Una cuarta capa está conformada por la acumu-lación de excrementos de roedores y algunos hue-sos de éstos. Se halla en toda la extensión del con-ducto. El espesor es variado, hasta 5 cm en el pri-mer tramo del conducto de ventilación.

La última capa está compuesta por arena de natu-raleza eólica, acumulada sucesivamente en los pri-meros 130 cm del conducto, lo cual indica que elconducto no fue sellado.

El proceso de construcción del altar

La construcción del altar se hizo en una de las últi-mas fases de ocupación del Templo Mayor. Para

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ello, se eligió un espacio al Este del atrio y al sur delmuro de la plataforma superior, donde se constru-yó otra plataforma, cuyas dimensiones todavía noconocemos bien. Su nivel fue elevado en 90 cm,con un relleno contenido al norte por el muro anti-guo de la plataforma superior del Templo, al oestepor el muro divisorio con el atrio, al sur por la cons-trucción de un nuevo muro y al Este por otro muro,todavía no identificado. De este modo, quedó ele-vado el espacio de la plataforma en relación conuna especie de antesala, a un nivel más bajo. A esteambiente, de 2 m de ancho, se llegaba desde el atrioa través de un vano con puerta y en él destacabauna pequeña plataforma, ubicada en la esquina no-reste. Asimismo, a él salía la boca del conducto deventilación (véase figuras 2, 3 y 5).

Sobre la plataforma fueron construidos el recin-to cuadrangular del altar con fogón central, unaescalera ubicada al norte de la estructura mencio-nada, que permitía ascender a la cima de la pirá-mide, y un recinto mayor ubicado al Este, orna-mentado con una serie de nichos en las paredes,que viene siendo excavado.

La edificación de la plataforma y el recinto del altarfueron planificados en conjunto y sus constructoreshabrían tenido un diseño previo, pues el sistema delfogón fue ejecutado durante la elevación de la pla-taforma. Posteriormente, se levantarían los murosdel recinto. Así, el espacio donde iba el conductofue rellenado con guijarros desde el muro de con-tención sur y disminución en espesor hacia el fogón(relleno 1). Al norte del fogón, en cambio, se echó,directamente sobre el piso antiguo, un relleno detierra arcillosa con alto contenido de material orgá-nico descompuesto, de color marrón claro, com-pacto, con lentes superpuestos (relleno 2). Luego, secolocó un relleno de ceniza y carbón, mezclado conabundante material orgánico, moluscos fragmenta-dos y guijarros quemados, de consistencia muy com-pacta (relleno 3). Esta capa presenta su máximoespesor al norte del fogón y va disminuyendo haciael sur. Finalmente, se agregó una capa de piedras yguijarros a lo largo del conducto (relleno 4). Esteúltimo relleno está asociado con la construcción delrecinto del altar, la elevación del piso interno y elfogón central. En el espacio externo, al sur del altar,se colocó una capa muy fina de iguales característi-cas que el relleno 3, que sólo alcanza unos 2 cm deespesor, como base del piso.

Estratigrafía del contenido del recinto

En el interior del recinto se excavaron las siguien-tes capas:

a. Capa de tierra con piedras cortadas, cantos ro-dados y arena, de 61 cm de espesor.

b. Apisonado, de consistencia dura, debajo del cualhabía una capa de tierra arcillosa, dura, de unos 10cm con restos de moluscos fragmentados, choros(Choromytilus chorus) y machas (Mesodesma donacium).Sin embargo, en la esquina SE y en la NO del ladooeste habían colocado un choro puesto hacia aba-jo. También se recuperaron semillas, piedras que-madas y una concentración de muchas semillas,hojas y achupallas carbonizadas. Levantada esta capase encontró una delgada capa de ceniza negra so-bre el piso de color gris del recinto.

c. El piso muestra una sucesión de capas de pintu-ra, por lo menos seis colores superpuestos, de arri-ba abajo: gris claro, gris oscuro, blanco, gris, blan-co, rojo.

d. El fogón contenía ceniza gris y trozos de car-bón, algunos choros y machas. Al parecer, el fo-gón fue usado continuamente y muestra variascapas antes del enlucido y la pintura. Cerca de él senotaron huellas de gotas de pigmentos rojo oscu-ro, como si éste hubiera sido asperjado.

Otros materiales recuperados

De una evaluación de los materiales recuperados,que han sido identificados (véase Anexos), cabedestacar lo siguiente:

• El recurrente predominio de la anchoveta y enmenor cantidad de la sardina, entre las especies depeces. La anchoveta habría sido el principal bienintercambiable, que aportaban las comunidadespescadoras del litoral y, como producto aprecia-do por las poblaciones del interior del valle, escoherente su aparición en los contextos rituales deCaral.

• La disminución en las tallas de los moluscos, enparticular de la macha (Mesodesma donacium) y elchoro zapato (Choromytilus chorus), especies que en

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las fases más antiguas de Caral muestran tamañogrande. Es posible que este fenómeno esté reflejan-do cambios en el clima y temperatura de las aguasmarinas o los efectos de una sobreexplotación deeste recurso. Así también la presencia de choros(Aulacomya ater), del equinodermo y de un mayornúmero de especies, ausentes en las capas antiguas,podría estar en relación con los cambios señalados.Por otro lado, mientras antes se tenía acceso porigual a los moluscos de playas arenosas y rocosas,en la fase del altar la mayor variedad proviene deplayas rocosas.

• El marcado predominio de las semillas de algo-dón entre los restos vegetales identificados. El al-godón habría sido para los pobladores del valle elbien más apreciado y, asimismo, habría sido obje-to de intercambio, a corta distancia, con los po-bladores del litoral, y a larga distancia, con las co-munidades de la sierra.

• El hallazgo de fragmentos de arcilla modeladosestá en relación con el contexto ritual del recinto.En similares contextos rituales se han recuperadofigurinas de arcilla enteras o fragmentadas.

• Tubo delgado de hueso de ave. Tiene la superfi-cie pulida y una raya incisa en uno de los extremos.Asimismo, uno de éstos se encuentra fragmenta-do. Mide 3,8 cm de largo por 5 mm. La raya omuesca es la única ornamentación que ostenta.

• Fragmento de cuarzo con algunas lascas des-prendidas. Mide 3 por 3 cm y es amorfo.

Comparaciones entre Caral, La Galgada yotros establecimientos

La estructura F-12: B2 de La Galgada, Chuquicara,Santa, tiene un diseño muy similar al altar de Caral:

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ambas encierran espacios pequeños, presididospor un fogón, que se halla en una pequeña áreahundida en el centro, en tanto el piso sirve a lavez de banqueta. Tienen, asimismo, conducto deventilación subterráneo. Aunque el altar de Caralno muestra nichos, ellos se encuentran en las pa-redes de otros recintos vinculados a éste, en elmismo espacio y fase constructiva; es posible, portanto, que el altar de Caral también hubiera teni-do nichos pero la mala conservación de las pare-des no permite su verificación. Ambos sitios sediferencian, sin embargo, por el diseño semicir-cular de la Galgada con esquinas redondeadas,rasgo muy extendido en la arquitectura de laspoblaciones del valle del Santa; aunque el montí-culo sur de ese sitio tiene también estructuras si-milares a Caral, de forma cuadrada (C-11: I-3)(Grieder et al., 1988: 27-59). El fechado sin co-rregir de la estructura F-12: B2 de La Galgada,3820 +/- 100 a.p., sobre muestras del fogón,ubica a esta clase de recinto en la parte tardía delArcaico Tardío o Precerámico y sería coinciden-te con la posición estratigráfica que ella tiene en-tre las fases más tardías de Caral.

El diseño cuadrado de esquinas rectas es compar-tido también con las construcciones de Kotosh-Mito, en Huánuco.

Si bien los recintos de Caral y La Galgada mues-tran dimensiones reducidas, su diseño con fogóncentral, banqueta, conductos subterráneos y laofrenda incinerada de bienes, los ubican en la de-nominada tradición religiosa Kotosh (Burger ySalazar-Burger, 1980), que fue compartida por lassociedades que habitaban en las diversas regiones,de costa, sierra y vertientes orientales del áreanorcentral; y desde donde se difundiría al norte ycentro del Perú.

Interpretaciones

El Altar del Fuego Sagrado del Templo Mayorhabría cumplido similares funciones que el Altardel Fuego Sagrado del Templo del Anfiteatro; cadauno en la mitad de la ciudad donde estaba ubica-do, el primero en la alta y el segundo en la baja(figura 1). En ambos casos ellos fueron construi-dos en el lado Este de la estructura principal, aun-que en el Templo Mayor la conexión fue más di-

recta con el atrio mismo; en cambio, en el Templodel Anfiteatro el altar fue adquiriendo una progre-siva privacidad hasta tener su propia muralla den-tro del espacio amurallado del templo.

Si la división dual de la ciudad estuvo vinculada aclanes o grupos de linajes con fines exogámicos,ambos altares habrían estado cumpliendo funcio-nes rituales relacionadas con los linajes de la mitadcorrespondiente.

Si bien ambos altares muestran rasgos comunescomo su relativo aislamiento, el espacio pequeñodel mismo altar y el fogón central de perfil esca-lonado con conductos subterráneos, también tie-nen marcadas diferencias: la forma circular en elaltar del Templo del Anfiteatro y cuadrangularen el Templo Mayor; en éste el sistema de venti-lación es más sofisticado, con conductos y chi-meneas.

En ambos altares se quemaron fundamentalmen-te alimentos, conchas, pescados y vegetales, aun-que las temperaturas obtenidas en el altar circulardel Templo del Anfiteatro fueron mayores pueslos productos orgánicos quedaron transformadosen polvillo blanco (Shady, et al., 2000). La formacircular de este ambiente habría contribuido a avi-var el fuego; el único conducto mantenido, ubica-do al norte, serviría para desfogue más que paraazuzar el fuego. No han quedado evidencias de laquema de otra clase de bienes, salvo pequeños frag-mentos de huesos incisos en el altar del Templodel Anfiteatro. En ambos altares, al parecer, losbienes ofrendados más apreciados han estadoconstituidos por alimentos y textiles. Es posibleque el excedente extraído a la colectividad estuvie-ra conformado por los bienes que ella producía,mayormente vegetales cultivados o peces ymoluscos, en el caso de los pescadores ymariscadores, y tejidos de algodón.

Además de los bienes producidos, la poblaciónhabría estado entregando periódicamente sus ser-vicios para la construcción y el mantenimiento delas casas de los dioses y de la élite, ya que ellasmuestran remodelaciones sucesivas de diversogrado.

Se hace evidente que las actividades rituales dedichos altares fueron muy especiales dentro de

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LLLLLAAAAA C C C C CIUDADIUDADIUDADIUDADIUDAD S S S S SAGRADAAGRADAAGRADAAGRADAAGRADA DEDEDEDEDE C C C C CARALARALARALARALARAL-S-S-S-S-SUPEUPEUPEUPEUPE 181181181181181

las funciones de los respectivos templos dondeestán ubicados. Ellas habrían sido conducidas conla participación de algunos miembros de la élite,que dirigían las actividades religiosas, administra-tivas y políticas de aquellos templos (figura 8).

El sofisticado sistema de ventilación del altar delTemplo Mayor, construido antes que se erigierael recinto mismo, indica que la especializaciónhabía alcanzado altos niveles en el campo arqui-tectónico: hubo un diseño elaborado antes de laedificación del altar, que hizo posible la construc-ción previa de los conductos subterráneos, a lapar que se elevaba la plataforma sobre la que elaltar fue construido después. Asimismo, se teníanya conocimientos acerca de la mecánica de flui-dos para hacer circular el aire por los conductosrecto y circular y alimentar indirectamente al fo-gón central a través de las chimeneas, ubicadasen un nivel más alto.

En términos comparativos, el altar del TemploMayor puede ser relacionado por la forma conuno muy parecido del establecimiento de LaGalgada, en la quebrada del Chuquicara, cuencadel río Santa. Son casi idénticos, además del tama-ño, aunque el de La Galgada presenta nichitos, quetambién los tienen otros recintos del mismo con-texto en Caral. Los numerosos rasgos arquitectó-nicos que comparte La Galgada, con los otros si-tios de Supe, sugieren una estrecha relación entreesos asentamientos del Arcaico Tardío. Es posibleque la gran cantidad de restos de algodón, halladaen La Galgada, que se ubica en un medio árido yseco, sin tierras aparentes para su cultivo, haya pro-venido de sociedades agrícolas costeras, como lasde Supe, y que en esa clase de sitios, a modo defactorías, se almacenara el algodón para enviarlocomo materia prima o como productos hacia lasierra (Shady, 1999).

El aporte de la sociedad de Supe en bienes y ser-vicios para sustentar el funcionamiento de los edi-ficios públicos y de la élite que los tenía a su car-go debió estar sustentado en una ideología re-forzada permanentemente mediante prácticasreligiosas. Todas las actividades realizadas por losmiembros de la sociedad de Supe estuvieron te-ñidas de religiosidad, vinculadas con los temploserigidos en los centros urbanos y con la élite quelos gobernaba. De ese modo, las funciones

sociopolíticas, económicas, administrativas y re-ligiosas, imbricadas entre sí, provenían del siste-ma estatal, que articuló las relaciones de los po-bladores de Supe y del entorno bajo su control.

Conclusiones

El altar con fogón central del Templo Mayor fuepara el sector alto lo que el Altar del Templo delAnfiteatro representó en el sector bajo.

Si bien ambos altares compartieron rasgos, deri-vados de funciones similares, presentaron singula-ridades propias, atribuibles a la identidad de lasélites que acudían a los diferentes templos en losque funcionaron.

La construcción del altar con un sistema de venti-lación complejo es otra de las evidencias del nivelavanzado de conocimientos alcanzado por los es-pecialistas de la sociedad de Supe. No sólo plas-maron en sus edificaciones su experiencia sobretécnicas y materiales constructivos sino también delmanejo de fluidos y los efectos de los cambios detemperatura.

El altar con fogón central fue construido en unade las fases tardías del Templo Mayor y habríasido contemporáneo a los recintos ornados connichos, ubicados en la cima de la pirámide; sinembargo, su uso continuó después que aquéllosfueron cubiertos, en una fase siguiente.

El estrecho parecido entre el altar de Caral y el deLa Galgada muestra la fuerte comunicación y re-laciones existentes entre las sociedades que habita-ban las diversas regiones geográficas del áreanorcentral andina durante el Arcaico Tardío.

Referencias bibliográficas

Burger, Richard y L. Salazar-Burger1980 «Ritual and Religion at Huaricoto». EnArchaeology 33 (6), pp. 26-32.

García, Juan Carlos1994 Ofensas a Dios, pleitos e injurias: causas de idolatríasy hechicerías. Cajatambo Siglo XVII-XIX . Cusco: CBC.

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LLLLLAAAAA C C C C CIUDADIUDADIUDADIUDADIUDAD S S S S SAGRADAAGRADAAGRADAAGRADAAGRADA DEDEDEDEDE C C C C CARALARALARALARALARAL-S-S-S-S-SUPEUPEUPEUPEUPE182182182182182

ANEXOS

Anexo I

Identificación de peces Martha Prado y Luz Vergara

1. Capa primera. De escombros y relleno, mezclada debidoa un levantamiento por efecto de un fuerte sismo. Cubríael interior del recinto (tabla 1).2. Capa segunda. De tierra arcillosa sobre piso gris (tabla 2).3. Fogón. Se identificaron dos especies ictiológicas:anchoveta y sardina (tabla 3).4. Conducto de ventilación. Se identificaron cuatro especiesictiológicas: anchoveta, sardina, lorna y machete (tabla 4).5. Rellenos de la plataforma general sobre la que se construyó elaltar. Se identificaron dos especies ictiológicas: anchovetay sardina (tablas 5a y 5b).

Anexo II.

Análisis malacológicoManuel Gorriti

1. Capa segunda

Se han podido identificar tres especies de bivalvos mari-nos, una especie de la clase Polyplacophora y fragmentosmuy pequeños de una especie de equinodermo; los ta-maños de las valvas de cada especie corresponden a tallas

TTTTTabla 3. abla 3. abla 3. abla 3. abla 3. Especies ictiológicas identificadas en Especies ictiológicas identificadas en Especies ictiológicas identificadas en Especies ictiológicas identificadas en Especies ictiológicas identificadas en el fogónel fogónel fogónel fogónel fogón.....

TTTTTabla 5babla 5babla 5babla 5babla 5b. . . . . Especies ictiológicas identificadas en Especies ictiológicas identificadas en Especies ictiológicas identificadas en Especies ictiológicas identificadas en Especies ictiológicas identificadas en eeeeelllll r r r r relleno 3.elleno 3.elleno 3.elleno 3.elleno 3.

TTTTTabla 1. abla 1. abla 1. abla 1. abla 1. Especies ictiológicas identificadas en la capa primera.Especies ictiológicas identificadas en la capa primera.Especies ictiológicas identificadas en la capa primera.Especies ictiológicas identificadas en la capa primera.Especies ictiológicas identificadas en la capa primera.

TTTTTabla 2. abla 2. abla 2. abla 2. abla 2. Especies ictiológicas identificadas en la capa Especies ictiológicas identificadas en la capa Especies ictiológicas identificadas en la capa Especies ictiológicas identificadas en la capa Especies ictiológicas identificadas en la capa segundsegundsegundsegundsegunda.a.a.a.a.

TTTTTabla 5a. abla 5a. abla 5a. abla 5a. abla 5a. Especies ictiológicas identificadas en Especies ictiológicas identificadas en Especies ictiológicas identificadas en Especies ictiológicas identificadas en Especies ictiológicas identificadas en eeeeelllll r r r r relleno 2.elleno 2.elleno 2.elleno 2.elleno 2.

TTTTTabla 4. abla 4. abla 4. abla 4. abla 4. Especies ictiológicas identificadas en Especies ictiológicas identificadas en Especies ictiológicas identificadas en Especies ictiológicas identificadas en Especies ictiológicas identificadas en eeeeelllll conducto de conducto de conducto de conducto de conducto deventilaciónventilaciónventilaciónventilaciónventilación.....

Godelier, Maurice1980 «Orígenes y formación. Procesos de la constitu-ción, la diversidad y las bases del Estado». En RevistaInternacional de Ciencias Sociales 32(4).

Grieder, T., A. Bueno, E. Smith y R. Malina1988 La Galgada, Peru. A Preceramic Culture inTransition. Austin: University of Texas Press.

Shady, Ruth1999 «El sustento económico del surgimiento de lacivilización en el Perú». En Boletín del Museo de Arqueologíay Antropología, UNMSM, Año 2, Nº 11, Lima, pp. 2-4.

Shady, Ruth, M. Machacuay y S. López2000 «Recuperando la historia del Altar del FuegoSagrado». En Boletín del Museo de Arqueología y Antropolo-gía, UNMSM, año 3, Nº4, Lima, pp. 2-19.

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Anchoveta Engraulis ringens 2125 1 12 66Sardina Sardinops sagax 2

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(*) Algunas vértebras están quemadas.

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Anchoveta Engraulis ringens 181 1 10Sardina Sardinops sagax 5

Vér

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(*) Algunas vértebras están quemadas.

Nombre cumún

Especie

Anchoveta Engraulis ringens 2784 16Sardina Sardinops sagax 144Lorna Sciaena deliciosa 1Machete Ethmidium maculatum 1

Vértebras* Otolitos

(*) Algunas vértebras están quemadas.

Nombre cumún Especie Otolitos

Anchoveta Engraulis ringens 131 3Sardina Sardinops sagax 142

Vértebras*

(*) Algunas vértebras están quemadas.

Nom

bre

cu

mún

Esp

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Basio

ccip

ital

Epu

ral

Oto

litos

Anchoveta Engraulis ringens 2340 1 12 68Sardina Sardinops sagax 4

Vér

tebr

as*

(*) Algunas vértebras están quemadas.

Nombre cumún Especie

Anchoveta Engraulis ringens 50Sardina Sardinops sagax 4

Vértebras*

(*) Algunas vértebras están quemadas.

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LLLLLAAAAA C C C C CIUDADIUDADIUDADIUDADIUDAD S S S S SAGRADAAGRADAAGRADAAGRADAAGRADA DEDEDEDEDE C C C C CARALARALARALARALARAL-S-S-S-S-SUPEUPEUPEUPEUPE 183183183183183

pequeñas y muy pequeñas. Estas especies pertenecen ados zonas del litoral marino: de playa arenosa (macha[Mesodesma donacium]) y de acantilado y fondos rocosos(choros [Choromytilus chorus y Aulacomya ater]).

Los restos de equinodermo (erizos) corresponden a unhábitat de zona pedregosa, lo mismo que los restos dechitones (familia Chitonidae).

2. Conducto de ventilación

Se han identificado nueve especies de bivalvos marinos,una de un gasterópodo marino, restos de la clasePolyplacophora; restos del crustáceo cécil (cirrípedos) y

una especie de cangrejo (crustáceo decápoda reptantía);escasos restos de erizos (equinodermo), en particular sus«espinas», así como restos de un caracol de loma, delgénero Scutalus (tabla 7).

Existe en el material analizado una fuerte presencia demachas (Mesodesma donacium) muy fragmentadas. Las ta-llas corresponden a tamaños muy pequeño y pequeño.

También la especie Choromytilus chorus presenta tamañosmuy pequeño y pequeño.

El bivalvo Aulacomya ater muestra talla muy pequeña yalgunos escasos son medianos y pequeños.

TTTTTabla 6. Especies malacológicas identificadas en la capa se-abla 6. Especies malacológicas identificadas en la capa se-abla 6. Especies malacológicas identificadas en la capa se-abla 6. Especies malacológicas identificadas en la capa se-abla 6. Especies malacológicas identificadas en la capa se-gunda.gunda.gunda.gunda.gunda.

TTTTTabla 7. Especies malacológicas identificadas en el conductoabla 7. Especies malacológicas identificadas en el conductoabla 7. Especies malacológicas identificadas en el conductoabla 7. Especies malacológicas identificadas en el conductoabla 7. Especies malacológicas identificadas en el conductode ventilación.de ventilación.de ventilación.de ventilación.de ventilación.

TTTTTabla 8babla 8babla 8babla 8babla 8b. Especies malacológicas identificadas en el r. Especies malacológicas identificadas en el r. Especies malacológicas identificadas en el r. Especies malacológicas identificadas en el r. Especies malacológicas identificadas en el relleno 2elleno 2elleno 2elleno 2elleno 2de la Plataforma General.de la Plataforma General.de la Plataforma General.de la Plataforma General.de la Plataforma General.

TTTTTabla 8a. Especies malacológicas identificadas en el rabla 8a. Especies malacológicas identificadas en el rabla 8a. Especies malacológicas identificadas en el rabla 8a. Especies malacológicas identificadas en el rabla 8a. Especies malacológicas identificadas en el relleno3elleno3elleno3elleno3elleno3de la Plataforma General.de la Plataforma General.de la Plataforma General.de la Plataforma General.de la Plataforma General.

Nom

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N.M

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Macha Mesodesma donacium 2 38 1Choro zapato Choromytilus chorus 2 12 1Chorito Semimytilus algosus 1 2Choro Aulacomya ater 6Almeja rayada Protothaca thaca 1«Choro» Familia Mytilidae 1 2Caracolito blanco Polinices sp. 1 2«Pique» Familia Crepidulidae 1 2«Cirrípedos» Familia Balanidae 1«Erizos» Equinodermo 1Caracol de loma Familia Bulimullidae 1

Frag

men

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Nom

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com

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Macha Mesodesma donacium 50 333 1Choro zapato Choromytilus chorus 23 50 3Choro Aulacomya ater 2 3 5Almeja Mulinia edulis 44 77 2Chorito Semimytilus algosus 4 1 4Chorito Perumytilus purpuratus 2 1 5Almeja rayada Protothaca thaca 1«Choro» Familia Mytilidae 1 1 6«Pique» Familia Crepidulidae 23 1 3«Cirrípedos» Familia Balanidae 3«Erizos» Equinodermo 5Caracol de loma Familia Bulimullidae 1

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Macha Mesodesma donacium 2 23 2Choro zapato Choromytilus chorus 3 26 1Choro Aulacomya ater 3 11 1«Chitones» Familia Chitonidae 3«Erizos» Equinodermo 1

Frag

men

tos

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go

Macha Mesodesma donacium 16 149 1Choro zapato Choromytilus chorus 10 35 3Choro Aulacomya ater 12 32 2Choritos Perumytilus purpuratus 3 4Choritos Semimytilus algosus 3 4Almeja Mulinia edulis 2 1 5Almeja rayada Protothaca thaca 1 6

Petricola sp.«Choros» Familia Mytilidae 1 6

Bivalvo no identificado 6«Pique» Familia Crepidulidae 3 4 4«Chitones» Familia Chitonidae 1«Cirrípedos» Familia Balanidae 3

Crustáceo no identificado 1 6«Erizos» Equinodermo 7Caracol de loma Familia Bulimullidae 1 3 6

Frag

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LLLLLAAAAA C C C C CIUDADIUDADIUDADIUDADIUDAD S S S S SAGRADAAGRADAAGRADAAGRADAAGRADA DEDEDEDEDE C C C C CARALARALARALARALARAL-S-S-S-S-SUPEUPEUPEUPEUPE184184184184184

La presencia de la almeja (Mulinia edulis) es probablementeaccidental, debido a que reside en playa arenosa y en la franjainmediata en profundidad a la habitada por la macha(Mesodesma donacium). Las demás especies identificadas soncuantitativamente escasas y propias de la zona de acantiladosy/o playa pedregosa y fondo rocoso. Solamente se hanpodido identificar pequeños restos de la familia Bulimullidae,que podría corresponder al caracol del género Scutalus sp.,relativamente común en otros sectores excavados en Caral.

3. Rellenos de la Plataforma General

Se identificaron ocho especies de bivalvos marinos, de lascuales predominan: la macha (Mesodesma donacium), el choro(Aulacomya ater) y choro zapato (Choromytilus chorus), detamaños pequeños y muy pequeños. Hay una regularproporción de conchillas quemadas de estas tres especies.Especialmente la Mesodesma donacium está quemada en la

parte externa; es posible que estuvieron unidas las dosvalvas al ser afectadas por el fuego. Es notoria la relativaabundancia de la Familia Crepidulidae (Crepipatella sp., co-nocida como «pique»), debido, probablemente a la abun-dancia del choro (Aulacomya ater), al cual viven adheridosestos piques. Los fragmentos de Equinodermos son muypequeños y están quemados (tablas 8a y 8b).

Anexo III

Identificación de restos vegetales

Martha Prado, Luz Vergara y Rosa Bueno

Los resultados de la identificación de restos vegetales sepresentan en las tablas 9, 10, 11, 12a y 12b.

Anexo IV

Análisis químico Martha Prado

1. Conducto de ventilación

Se halló lo siguiente:

• Un fragmento modelado de arcilla cocida. Tiene formaalargada, de 1,7 cm. En un extremo termina en formaovoide y en el otro está aplastado.

TTTTTabla 12a. Especies vabla 12a. Especies vabla 12a. Especies vabla 12a. Especies vabla 12a. Especies vegetales identificadas en el Regetales identificadas en el Regetales identificadas en el Regetales identificadas en el Regetales identificadas en el Relleno 2 deelleno 2 deelleno 2 deelleno 2 deelleno 2 dela Plataforma General.la Plataforma General.la Plataforma General.la Plataforma General.la Plataforma General.

TTTTTabla 9. Especies vabla 9. Especies vabla 9. Especies vabla 9. Especies vabla 9. Especies vegetales identificadas en la capa primera.egetales identificadas en la capa primera.egetales identificadas en la capa primera.egetales identificadas en la capa primera.egetales identificadas en la capa primera.

TTTTTabla11. Especies vabla11. Especies vabla11. Especies vabla11. Especies vabla11. Especies vegetales identificadas en el conducto deegetales identificadas en el conducto deegetales identificadas en el conducto deegetales identificadas en el conducto deegetales identificadas en el conducto deventilación.ventilación.ventilación.ventilación.ventilación.

TTTTTabla 10. Especies vabla 10. Especies vabla 10. Especies vabla 10. Especies vabla 10. Especies vegetales identificadas en la capa segunda.egetales identificadas en la capa segunda.egetales identificadas en la capa segunda.egetales identificadas en la capa segunda.egetales identificadas en la capa segunda.

TTTTTabla 12babla 12babla 12babla 12babla 12b. Especies v. Especies v. Especies v. Especies v. Especies vegetales identificadas en el Regetales identificadas en el Regetales identificadas en el Regetales identificadas en el Regetales identificadas en el Relleno 3 deelleno 3 deelleno 3 deelleno 3 deelleno 3 dela Plataforma General.la Plataforma General.la Plataforma General.la Plataforma General.la Plataforma General.

Algodón Gossypium barbadense 14Calabaza, zapallo Cucurbita sp. 1Pacae Tallo monocotiledóneo 1

Familia Poaceae 1Caña brava Gynerium sagittatum 2Achupalla Tillandsia sp. 2

No identificados 1 269 24 1

Sem

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Algodón Gossypium barbadense 2No identificados 13

Nombre común

EspecieSemillas no quemadas

Tallos quemados

Algodón Gossypium barbadense 29Phaseolus 1

Achupalla Tillandsia sp. 3Bromeliaceae 1No identificados 94 1

Tal

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Frut

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Nombre común Especie

Sem

illas

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as

Tal

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Algodón Gossypium barbadense 20Phaseolus 1

Pacae Inga feuillei 1No identificados 75 1

Tal

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quem

ados

Pacae Inga feuillei 1No identificados 66

EspecieNombre común

Semillas no quemadas

Tallos quemados

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LLLLLAAAAA C C C C CIUDADIUDADIUDADIUDADIUDAD S S S S SAGRADAAGRADAAGRADAAGRADAAGRADA DEDEDEDEDE C C C C CARALARALARALARALARAL-S-S-S-S-SUPEUPEUPEUPEUPE 185185185185185

• Un fragmento redondo de arcilla cocida. Tiene 1 cm dediámetro. Ambos habrían sido componentes de figurasdestruidas.

• Fragmento lítico de color amarillo sin forma definida.Se determinó el contenido de fierro (40 %). Este resulta-do se debería a la presencia de limonita; lo restante loocuparían silicatos.

• Fragmento lítico de color blanco. Se determinó que escalcita romboédrica.

• En una valva izquierda de macha muy pequeña sedescubrió una pigmentación de color naranja. El análi-sis para determinar fierro dio como resultado un 30 %de contenido. Los restos de tierra contenidos en estavalva dio un alto porcentaje de carbonato (70 %, aproxi-madamente).

• Se recuperó una tusa de maíz, que está en proceso deidentificación.

2. Análisis de fragmentos de enlucidos

Se realizó el análisis por vía húmeda orgánica e inorgánica.Los resultados (tabla 13) son los siguientes:

Con el análisis orgánico se determinó que la mancha rojasobre los enlucidos no era de sangre sino de origen inor-gánico (hematita).

Con el análisis inorgánico se identificó carbonatos y fierro.El pigmento blanco tiene un alto contenido de carbonato.

El pigmento gris está compuesto por silicatos, cuarzo ycarbón orgánico (probablemente). Este resultado ha sidocomparado con el obtenido por difracción de Rayos X,de una muestra de color gris extraída en la localidad deTayta Laynes Alto y de una muestra de enlucido del Sec-tor E de Caral. La coloración es muy similar y éstos tam-poco presentan carbonatos dentro de su composición.Es posible que las tres muestras hayan provenido de lamisma fuente.

TTTTTabla 13. Rabla 13. Rabla 13. Rabla 13. Rabla 13. Resultado de análisis de fragmentos de enlucidos.esultado de análisis de fragmentos de enlucidos.esultado de análisis de fragmentos de enlucidos.esultado de análisis de fragmentos de enlucidos.esultado de análisis de fragmentos de enlucidos.

Color Características Carbonato Fierro Orgánico

(Se descarta que elcolor rojo sea sangre)

-(Se descarta que elcolor rojo sea sangre)

Amarillo +

Rojo - claro +(pigmento rojo)

Fragmento de enlucido que presenta dos capas finas de pigmento de color gris y encima una mancha de color rojo tenue. Ésta podría ser parte de una decoración. La muestra está muy erosionada.

Arcilla de color amarillo.

Enlucido que presenta capas finas de pigmento blanco.

Gris

+

(pigmento gris)-

Fragmento de enlucido con pigmento de color gris. Presenta una mancha tenue de color rojo.

-

-(pigmento gris)

-(pigmento rojo)

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que, por este motivo, se vincularon con sociedadesigualmente avanzadas del área central. Como ex-presión de esta relación, las sociedades costeñas delnorte y las del centro intercambiaron bienes e ideas,como se atestigua en las técnicas textiles y diseñosiconográficos compartidos por los habitantes deHuaca Prieta en el valle de Chicama (Bird et al., 1985),de La Galgada en Chuquicara, un tributario del ríoSanta (Grieder et al., 1988), y del valle de Asia (Engel,1963), (Shady, 1995).

En el área sur, las aldeas de pescadores costeros ylos grupos agro-pastoriles del interior, al parecercontinuaban viviendo en aislamiento, salvo los oca-sionales viajes a la costa de algunos de ellos; com-partieron así, un nivel de formación neolítico.

En el área central, en cambio, en el espacio de-marcado entre los ríos Santa y Chancay y las zonasserranas aledañas, la cuenca del río Santa y susafluentes, el alto Huallaga y el alto Marañón, huboun desarrollo mayor y más armonioso entre lasregiones que en las áreas del norte y del sur y segeneró una esfera de intercambio culturalinterregional. Esta activación fue alcanzada debi-

Ritual de enterramiento de un rRitual de enterramiento de un rRitual de enterramiento de un rRitual de enterramiento de un rRitual de enterramiento de un recintoecintoecintoecintoecintoen el Sector Residencial Aen el Sector Residencial Aen el Sector Residencial Aen el Sector Residencial Aen el Sector Residencial A

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«(...) y oyo a sus antiguos y en esta fe estan todos los indios que el dcho idolo Guaripirco las chacras y saco las sequias y por estos le dan todo culto y veneración y lehacían ofrendas de día y de noche» (Duviols, 1986: 90).

Antecedentes

Las evidencias arqueológicas recuperadas para elArcaico Medio (6000-3000 años a.C.) en los An-des Centrales indican la existencia de grupos hu-manos sedentarios en la costa, los valles interandi-nos y en las vertientes orientales, con sus respecti-vos procesos de neolitización, que desenvolvíanactividades económicas mixtas, con fuerte énfasisa la extracción de productos marinos en el litoral yal cultivo en los valles y tierras del interior (Shady,1993).

En el denominado Arcaico Tardío, entre los 3000 y2500 años a.C., las diversas sociedades neolíticas,con sus respectivas culturas e idiomas, mostrabantambién diferentes niveles de desarrollo. En el áreanorte, si bien las poblaciones habitaban en estable-cimientos sedentarios a través de las varias regiones,había diferencias entre ellas en cuanto a desarrollo,con mayor crecimiento económico en las costeñas

(*) Publicado en Boletín de Arqueología PUCP, Nº 3, 1999,Lima, pp. 187-212.

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do al avance tecnológico de estas sociedades, en lasierra por el cultivo de plantas mediante canalesde riego y pequeñas terrazas, como en La Galgada(Grieder et al., op. cit.), y en la costa por la innova-ción de las redes de algodón, que hizo posible unapesca de consumo social más que individual; deeste modo, las sociedades, que habían desarrolla-do culturas distintivas, tuvieron disponibilidad deexcedentes para sustentar cierta especialización yel intercambio de productos, bienes e ideas (Shady,1997, 1999a).

Hacia los 2500 años a.C. la relación interregionalentre las sociedades del área central había enrique-cido a las sociedades de esta área y, en particular, alas costeñas, que disponían de mayores recursos,en parte provenientes de uno de los mares másricos del planeta, y de tierras agrícolas más pro-ductivas, además de su misma ubicación, propiciapara el intercambio por tener vecindad con po-blaciones contemporáneas de cierta complejidadsocial, ya sea en el interior del área, como la deKotosh (Izumi et al., 1963) o La Galgada, o conlas vecinas del litoral de las otras áreas.

La sociedad de Supe y la ciudad de Caral

En ese contexto, se formó en el valle de Supe laprimera organización estatal, con Caral como unade sus más destacadas expresiones urbanas. Sucontrol sociopolítico e ideológico no sólo se ha-bría hecho sentir en su área de influencia directa,como se infiere de la distribución del patrón ar-quitectónico, que lo singulariza, de la pirámide y laplaza circular hundida, sino que su prestigio se ha-bría extendido hasta alcanzar el valle de Chao porel norte y el Chillón por el sur, como puede apre-ciarse en los establecimientos de Salinas de Chao yEl Paraíso, respectivamente.

El centro urbano de Caral está ubicado a 182 km alnorte de Lima y a 23 km de la carretera Panameri-cana, en Supe, un valle pequeño, de escasas tierras,formado por el río de ese nombre, que toma susaguas de las lluvias temporales. Se dieron en estevalle, sin embargo, condiciones naturales y cultura-les muy propicias para el precoz desarrollo del sis-tema sociopolítico de sus pobladores: la napa freáticamuy superficial en el valle bajo, para irrigar las tie-

Figura 1b. Ubicación del Cajón de Ofrendas en el Sector Residencial A.Figura 1b. Ubicación del Cajón de Ofrendas en el Sector Residencial A.Figura 1b. Ubicación del Cajón de Ofrendas en el Sector Residencial A.Figura 1b. Ubicación del Cajón de Ofrendas en el Sector Residencial A.Figura 1b. Ubicación del Cajón de Ofrendas en el Sector Residencial A.

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rras fértilizadas con el limo acarreado por el río anual-mente, sin necesidad de obras hidráulicas sofisticadas;el litoral marino, uno de los más ricos del planeta enpeces y moluscos; una temprana especialización ocu-pacional entre pescadores y agricultores y la cortadistancia con otras regiones del área, habitadas porsociedades que habían alcanzado, asimismo, nivelesde complejidad social y disponían de excedentes inter-cambiables (Shady, 1999 b).

La Ciudad Sagrada de Caral es el establecimientomás destacado del valle de Supe, de la costa cen-tral y de los Andes Centrales, por la antigüedad desu ocupación (2600-1800 años a.C), por su exten-sión, (alrededor de 50 ha), por su arquitectura mo-numental, por el ordenamiento espacial y la diver-sidad en tamaño y calidad de las construcciones,rasgos todos que no eran esperados para un esta-blecimiento del Arcaico Tardío.

Figura 2. Fases constructivas del Recinto 6, Sector Residencial A.Figura 2. Fases constructivas del Recinto 6, Sector Residencial A.Figura 2. Fases constructivas del Recinto 6, Sector Residencial A.Figura 2. Fases constructivas del Recinto 6, Sector Residencial A.Figura 2. Fases constructivas del Recinto 6, Sector Residencial A.

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A grandes rasgos, se puede describir a Caral comouna ciudad con dos grandes espacios: Caral bajocon las estructuras de tamaño mediano y peque-ño y, el otro, Caral alto, donde se erigieron losprincipales volúmenes piramidales, entre otros.En este orden de distribución se encuentran tam-bién los sectores residenciales. En el alto se hallael mayor número de módulos habitacionales concercos de piedra y conjuntos habitacionales deguarango (Acacia macracantha) o carrizo (Phragmitesaustralis), los cuales contienen los recintos másgrandes; allí también se construyeron algunos mó-dulos especiales de piedra, con habitaciones es-paciosas. En el bajo se halla el conjuntohabitacional de menor tamaño, con paredes dequincha y recintos pequeños.

El Sector Residencial A, donde apareció el recintode ofrendas, corresponde a uno de los módulosdel sector residencial ubicado en el «barrio alto»(figura 1a).

El recinto de la ofrenda

El cajón de la ofrenda se halla en el Recinto 6 delmódulo habitacional A del sector residencial, ubi-cado en el barrio alto de la ciudad (figura 1b).Este recinto formó parte del edificio de una delas últimas ocupaciones, de una secuencia de fa-ses de uso de este espacio. El recinto 6 se levantósobre otro, construido con palos de guarango(figura 2).

Figura 4. Cortes del Recinto 6 y el Cajón de Ofrendas.Figura 4. Cortes del Recinto 6 y el Cajón de Ofrendas.Figura 4. Cortes del Recinto 6 y el Cajón de Ofrendas.Figura 4. Cortes del Recinto 6 y el Cajón de Ofrendas.Figura 4. Cortes del Recinto 6 y el Cajón de Ofrendas.

Figura 3. Cortes del Recinto 6 y el Cajón de Ofrendas.Figura 3. Cortes del Recinto 6 y el Cajón de Ofrendas.Figura 3. Cortes del Recinto 6 y el Cajón de Ofrendas.Figura 3. Cortes del Recinto 6 y el Cajón de Ofrendas.Figura 3. Cortes del Recinto 6 y el Cajón de Ofrendas.

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El Recinto 6 medía originalmente 3,70 por 1,90m. Las paredes eran de quincha, técnica construc-tiva que se puede apreciar todavía en la pared oes-te. Los carrizos fueron puestos en pares, tanto endirección vertical como horizontal, amarrados consogas de junco. Las hiladas horizontales van pordetrás de las verticales formando una estructurade tramado reticular con cuadros de unos 9 cm.Una estructura de palos de guarango sostenía loscarrizos. Sobre la estructura tejida de la pared secolocó una capa de barro por detrás y por delan-te y, luego, una capa de arcilla como revoque,

alisada. Las paredes y el piso estuvieron pintadosde color blanco (figuras 3 y 4).

En un período siguiente, se modificó el Recinto 6mediante la construcción de un muro de reten-ción de piedra, que lo atravesó en dirección oeste-Este y subdividió o modificó el espacio originalen dos ambientes, uno elevado al norte, a modode una pequeña plataforma, construida ésta a basede un relleno de piedra, colocado sobre el pisodel recinto. El espacio restante, al sur, fue dejadoen el mismo nivel.

Figura 5. Contenido del Cajón de Ofrendas.Figura 5. Contenido del Cajón de Ofrendas.Figura 5. Contenido del Cajón de Ofrendas.Figura 5. Contenido del Cajón de Ofrendas.Figura 5. Contenido del Cajón de Ofrendas.

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En una segunda remodelación, el Recinto 6 fueenterrado en su conjunto y como parte de esteritual se construyó un pequeño recinto o cajón y sepuso en él una serie de bienes, en un contexto ce-remonial, de profunda significación religiosa.

El Cajón de Ofrendas

El cajón o recinto pequeño se construyó en elproceso de enterramiento final del Recinto 6, esdecir cuando se cubrió el espacio sur. Este fuerellenado con piedras cortadas y cantos rodados,material que formó también las paredes del ca-jón; y, por ello, éste sólo tuvo caras internas. Alexterior del cajón estaba la acumulación de pie-dras, de la cual se diferenciaba por las caras pla-nas de los muros internos, que delimitaron el es-pacio del depósito.

El cajón medía 120 por 60 cm, en el espacio va-cío en medio del relleno y sobre el piso blanco,correspondiente al Recinto 6 con paredes dequincha, en la mayor parte ya enterrada. Para suconstrucción se aprovechó el muro de retenciónde la plataforma, ya existente al norte del Recin-to 6 (figura 2), se quemó el antiguo piso y seechó encima una capa de ripio y arcilla, de 6 a 7cm de espesor. Las paredes, del mismo materialdel relleno, llevaron en la cara interna una capade revoque, enlucida y pintada de color rojo, pri-mero, y blanco, después. Se aplicó al piso, ade-más de arcilla, un enlucido pintado de amarillo yluego blanco.

Estratigrafía del contenido

En el cajón se colocó una serie de materiales yobjetos, a modo de ofrendas. Se identificó la si-guiente secuencia de capas (figuras 5 y 6):

Capa 1 (desde la superficie) (5 cm aproximada-mente).Tierra marrón rojiza cubría carrizos y un tejido dejunco con diseño reticulado fino, hecho por anu-dado (shicra), que tapaba a un paquete de alimen-tos con hojas, a modo de un tamal, carbonizado.

En el centro del cajón se recuperaron grandeschoros morados (Choromytilus chorus) (figura 7),puestos encima de una capa de barro, unos haciaabajo y otros hacia arriba, los cuales contenían unamasa cubierta de hojas. Al lado, se hallaba una ta-bleta de madera, alisada pero llana.

Capa 2 (10 cm aproximadamente).De barro arenoso, color rojizo con algunas piedraspequeñas. En el lado sur se excavó una acumula-ción de choros enteros y fragmentados; aquéllos,igualmente, contenían una masa, posiblemente dealimentos, tapada con hojas prensadas. Había, asi-mismo, machas (Mesodesma donacium) (figura 7), al-mejas (Mulinia edulis y Protothaca thaca) y abundantescirrípidos, entre tierra, piedras pequeñas, materialorgánico, ramas, hojas apelmazadas (por algún ele-mento líquido) y fragmentos de un envoltorio dealimentos entre hojas, todo prensado, además dehojas, un manojo de hilos de algodón, algunos tor-cidos y otros con tejido entrelazado.

Figura 6. El Cajón de Ofrendas y la secuencia constructiva.Figura 6. El Cajón de Ofrendas y la secuencia constructiva.Figura 6. El Cajón de Ofrendas y la secuencia constructiva.Figura 6. El Cajón de Ofrendas y la secuencia constructiva.Figura 6. El Cajón de Ofrendas y la secuencia constructiva.

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En la esquina suroeste se recogieron conchas dealmejas, puestas en pares, una pequeña dentro deotra de mayor tamaño, ambas con restos de ali-mentos, huesos y hojas. Había también huesos depescado y un panecillo ovalado de barro, coloca-do éste con carrizos junto a la pared.

En el centro del cajón se excavó una capa de barrorojizo, de 4 cm, que cubría al conjunto integradopor grandes choros puestos hacia arriba, cubiertoscon hojas, machas, ramas, piedras pequeñas. Deba-jo del mismo barro se recuperaron fragmentos dealimentos prensados, pescados enteros, hojas, tro-zos de mate, cirrípidos, tres choros puestos haciaabajo, que cubrían huesos, alimentos prensados,hojas. Entre los choros salió un fragmento defigurina de barro y un pedacito de cristal de roca.

Capa 3 (20 cm aproximadamente).Ripio y cantos rodados cubrían fragmentos de ali-mentos prensados, hojas, ramas con amarres,choros, haces de fibra de junco.

En la esquina suroeste (5) se excavaron muchoscarrizos, huesos de pescado, de roedores y vege-tales. Por debajo de los carrizos y puesta sobrepiedras quemadas se hallaba una acumulación deconchas de almejas con una masa de alimentos,barro, ramas y hojas. Encima de un choro habíafragmentos de una cesta y de «tamal» muy carbo-nizado, entre gran cantidad de moluscos partidosy un trozo de barro redondeado. Debajo de laspiedras quemadas se hallaban hojas prensadas, de-positadas sobre una varilla de caña puesta en for-ma diagonal. Pegado a la pared oeste había unpedazo de mate con orificio central.

Cerca del centro (6), debajo de un «tamal», se ha-lló una cubierta de cañas sobre una esterilla de jun-co y hojas, donde reposaban dos figurillas de ba-rro puestas con la cara hacía abajo, algo maltrata-das, asociadas a pedazos de conchas, hojas, trozosde caña amarrados con fibras de junco y almejas,que cubrían otros trozos de barro. Una piedra,ubicada cerca de los fragmentos de barro, teníauna capa de barro, a modo de vestimenta.

En esta dirección pero hacia la pared (7), y debajode un fragmento de «tamal» apelmazado, habíaotra piedra con barro, cubierta con nudos de jun-co, asociada a hojas y carbón.

Al noroeste, cerca de la pared (8), se recuperó unagran cantidad de hojas prensadas sobre cañas, ra-mas, fragmentos de mate e hilos. Debajo de todolo cual se encontraba un fragmento de cesta detejido llano (9) y, pegada a la pared (8a), una flautade hueso fragmentada.

Un poco más al sur de ese conjunto (14) se reco-gieron un hilo torcido, alimentos prensados conhojas, vegetales y ramas.

En la mitad sur del cajón (10) se recuperó un tro-zo de barro cubierto de hojas, muy cerca de lapiedra descrita en el punto (7). Apareció primerola cubierta de hojas, a continuación el barro y de-bajo de éste piedras.

Figura 7. Algunas tipos de concha encontrados como conte-Figura 7. Algunas tipos de concha encontrados como conte-Figura 7. Algunas tipos de concha encontrados como conte-Figura 7. Algunas tipos de concha encontrados como conte-Figura 7. Algunas tipos de concha encontrados como conte-nido del Cajón de Ofrendas.nido del Cajón de Ofrendas.nido del Cajón de Ofrendas.nido del Cajón de Ofrendas.nido del Cajón de Ofrendas.

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Cerca de la pared oeste (13) había fragmentosde cestos, muy destrozados, y trozos de fibrade junco, que formaban cuadros anudados(shicra).

En la esquina sureste (11), y cubierto por una capade tierra, se encontraba un grupo de roedores casicompletos, al lado de restos de pacae, semillas dezapallo, tres valvas de moluscos: una de «pata deburro» (chanque) y dos de choros, todas conte-nían una masa.

Cerca de la pared sur (12), debajo de una capade barro salieron huesos de pescado, grandeschoros, depositados sobre barro, el cual estaba asu vez encima de ripio con cantos rodados. Serecuperaron semillas de algodón, zapallo, pacae,huesos de pescado pequeño y grande, huesos deroedor, coprolitos y un fragmento de piedra pin-tado de rojo.

Hacia la esquina sureste (15), debajo de una capade ripio, que se extendía por todo este lado delcajón, se hallaron coprolitos, restos de pescado yfragmentos de cristal.

Capa 4 (4 cm aproximadamente).En el centro, debajo del ripio, en un área de 30 cmhallamos: ramas y hojas prensadas, le seguían fi-bras de junco sobre hojas prensadas, huesos deroedores, pedazos de mates, machas, piedras que-

madas y un trozo prensado de alimentos o «ta-mal», asociado a conchas enteras y partidas. Todoreposaba sobre el piso del cajón, de color blancoy amarillo, de 1,0 cm de espesor, el cual yacía so-bre otro piso blanco, del Recinto 6.

Interpretaciones

De las ofrendas

Los materiales pueden ser clasificados en:

• Productos alimenticios, los más numerosos, do-nes que podían ser ofrendados, posiblemente,porque estaban ahora a disposición de la socie-dad como resultado del trabajo de ésta. Se pu-sieron productos marinos, como peces ymoluscos, y cultivados, como semillas de zapallo,calabaza, pacae, guayaba. También se ofrenda-ron paquetes de alimentos procesados, de pecesy vegetales, envueltos con hojas. Algunos de es-tos bienes fueron carbonizados. Aparecieron aso-ciados con ellos cantos rodados quemados. Hubo,también, un hueso articular de ave marina, de Sulaspp. o piquero.

• Productos modificados para su uso como reci-pientes: mates, conchas de choros y almejas. En sumayoría fragmentados, salvo en las conchas, lle-nas de una masa no identificada, que fueron colo-cadas de modo especial, unas hacia arriba y otrashacia abajo o una dentro de otra, cubiertas conhaces de hojas

• Bienes manufacturados: fragmentos de cestas ybolsas de junco, manojos de hilos de algodón.

• Objetos especiales: piedras cubiertas con barroo con un tejido de junco, tipo shicra; panecillosde arcilla, tabletilla de madera, fragmentos decuarzo transparente. Destaca en este rubro unapareja de figurinas que, al parecer, estaba en elcentro del depósito ofrendatorio, puestas juntascon la cabeza hacia abajo, y una flauta de hueso,de la ulna o hueso cúbito de pelícano (Pelecanusthagus). Se recogieron también fragmentos deotras figurinas.

• Roedores, esqueletos de roedor del géneroOryzomis sp., animal que todavía algunos poblado-

Figura 8. Figurina encontrada en el Cajón de Ofrendas.Figura 8. Figurina encontrada en el Cajón de Ofrendas.Figura 8. Figurina encontrada en el Cajón de Ofrendas.Figura 8. Figurina encontrada en el Cajón de Ofrendas.Figura 8. Figurina encontrada en el Cajón de Ofrendas.

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res de la costa central lo relacionan con ritospropiciatorios de las lluvias y fertilidad.

• Coprolitos de seres humanos, de presencia re-currente en este como en otros contextos.

• Pinzas de cangrejos, animales que son aún reco-gidos del río Supe, y que aparecen en los contex-tos arqueológicos de ofrendas.

Del sistema económico de la sociedad de Supe

La frecuente combinación de productos de ori-gen marino y agrícola, en este como en otros con-textos, refleja la complementariedad de estas acti-vidades ocupacionales dentro del sistema econó-mico de la sociedad del valle de Supe.

La presencia en el depósito de ciertas especiesmarinas, mayormente sardinas y anchovetas, omachas y choros, por lo demás recurrente en losdiferentes contextos de Caral, es indicativa de lapreferencia que estas especies tuvieron entre laamplia gama de productos marinos disponibles.Es posible que esa clase de pescado pequeño hayasido seleccionada bajo criterios de conservación yde comercio a distancia.

Si bien en algunas épocas del año los cardúmenesde sardinas y anchovetas se aproximan a las costase, incluso, estas especies pueden ser arrojadas a tie-rra por las olas, en condiciones normales tales es-pecies habrían sido extraídas por medio de redesen embarcaciones de fibras. Esa actividad sería rea-lizada por los pescadores, establecidos en el litoral,tales como los de Áspero o Bandurria, lugar estedonde las redes de algodón pueden tener de 8 por4 m y las aberturas de las mallas de 3 por 2 cm, 4por 4 cm o 5 por 4 cm (Buitrón, com. pers., 1999).«Las cuales(sardinas) se crían en tanta cantidad enlas costas dichas, que la mar suele echar gran sumadellas, con que los indios estercolaban y fertilizabanlas tierras de labor marítimas y tenían abundanciadel pescado con que mantenerse ... (Por otra parte)cuando veo tan grande inmensidad de anchovetasen este mar del Sur vengo a sentir, que así comocrió Dios la hierba en los campos para pasto deanimales terrestres, así también crió las anchovetasen el mar para sustento de los acuáticos; porquetodo género de pescado mayor o menor, con otrainfinidad de aves marinas, se mantienen dèllas; y los

pescadores no ponen de ordinario en los anzuelosotra carnada o cebo que de anchoveta, para pescartodo género de peces» (Cobo, [1964]: 299).

Las machas (Mesodesma donacium) provienen de pla-yas arenosas, en tanto los choros (Choromytilus chorus)de playas rocosas. Caral está a 23 km del litoral delvalle de Supe y a 17 km del valle de Huaura; am-bos lugares cuentan con una secuencia de playasarenosas y rocosas y de cualquiera de ellos proce-derían tales productos.

En Caral no ha sido encontrado ningún instru-mento de pescar, pero abundan las semillas de al-godón (Gossypium barbadense); no hay, sin embargo,ningún fragmento de red, aunque aparece otra clasede textiles. Por otro lado, las condiciones geográ-ficas y climatológicas de esa sección del valle lohacen muy favorable para el cultivo de esta plantay, hasta hace unas décadas, era el principal pro-ducto que se comercializaba.

Sobre la base de los datos de Caral, hemos plan-teado la hipótesis de la diferenciación ocupacio-nal de la población del valle de Supe, entre pes-cadores y agricultores, dedicados a actividadescomplementarias dentro del sistema socioeconó-mico. Los pescadores obtenían de los cultivado-res del valle la fibra necesaria para las redes depesca, con las cuales disponían de una produc-ción intercambiable; los agricultores, a la vez,darían algodón y otros productos por pescado ymoluscos (Shady, 1999a).

Del contexto ritual y su significado

La construcción del depósito, en medio del ente-rramiento final de un recinto, y su contenido encuanto a materiales y la disposición de éstos, indi-can que se trata de la manifestación cultural de unaceremonia ritual, de significación religiosa para elgrupo que la hizo.

Se hace evidente la relación de esta ofrenda, ade-más, con el patrón permanente de construcción,enterramiento y reconstrucción, proceso que sir-vió para mantener la cohesión del grupo, comoparte del engranaje social y del sistema religiosode la población de Supe. El hecho lo constata-mos continuamente en esta como en otras edifi-caciones pero no sabemos cuándo y en qué cir-

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cunstancias se decidía la remodelación y se pro-cedía al enterramiento; ni por qué en unos casoslos cambios son insignificantes y en otros muydrásticos.

El enterramiento final del Recinto 6 de este mó-dulo está relacionado con una pareja, representa-da en las figurinas, acompañada de los bienes másapreciados por el grupo social, en medio de que-mas propiciatorias de bienestar.

La presencia de la flauta indicaría, también, la im-portancia de la música en el contexto ceremonial, yde la flauta, en particular, generalmente asociada algénero masculino. En tiempos prehispánicos ésteera un instrumento ejecutado por varones; no setiene evidencias que la tañían mujeres. Su hallazgoen el Cajón de Ofrendas, asociado a las figurinas yotros objetos usados en rituales, podría plantear sufunción especial en las ceremonias religiosas. El mis-mo hecho de estar fragmentada, como algunasfigurinas, nos lleva a preguntar si no se trataría deuna destrucción ritual por razones propiciatorias,como un hechizo de vida y resurección.

Si bien no se ha concluido aún con el análisis delos coprolitos, se puede remarcar el consumo deproductos agrícolas y marinos. Entre aquéllos des-tacan los frutales, como guayaba (Psidium guajava)y pacae (Inga feuillei). Este último está relacionadocon funciones ceremoniales, pues gran cantidadde hojas de pacae cubría determinados objetos.Entre los productos marinos son importantes lospeces pequeños -sardinas y anchovetas- y entre losmoluscos, las machas y los choros. Esa presenciaes recurrente en todos los contextos de la ciudad eindica preferencia por estas especies, como tam-bién ocurría en cuanto a los peces en otros esta-blecimientos del litoral tales como Áspero y AltoSalaverry.

Es interesante poner en relieve la presencia de roe-dores, los cuales son enterrados aún hoy en díapara pedir la llegada de las lluvias y el retorno de lafertilidad a los campos.

Al uso de los choros de talla grande como reci-pientes u objetos ornamentales, se sumó la ubica-ción especial de éstos en el cajón de ofrendas, loque sugiere su importante significación como ob-jetos ceremoniales.

No comprendemos todavía cómo el acto cere-monial que tuvo lugar en este módulo residencialse vinculó con los otros ocupantes de Caral y conel resto de la población, todos, al parecer, ya inte-grantes del mismo sistema sociopolítico.

Conclusiones

1. El Cajón de Ofrendas fue construido para unaceremonia ritual y estuvo vinculado al enterramientode un recinto.

2. En Caral hubo una permanente actividad deconstrucción, destrucción y remodelación arqui-tectónica, como instrumento de manejo políticodel sistema social y en relación con la ideologíareligiosa que lo sustentaba.

3. Los productos alimenticios constituyeron parteimportante de la ofrenda, como expresión delaprecio que se tenía por ellos y, también, de la pre-ocupación por garantizar su aprovisionamiento.

4. La población del valle de Supe tuvo acceso adiversos sistemas de subsistencia, mediante el in-tercambio entre pescadores y agricultores.

5. El recurso marino tuvo mucha importancia en lavida de la población de Caral, a pesar de la ubica-ción de ésta en la sección media del valle: integró sudieta alimenticia, era fuente de materiales para la con-fección de recipientes y objetos ornamentales y for-mó parte de sus actividades religiosas.

6. Las figurinas habrían simbolizado a la pareja huma-na y la flauta a la música que hacía de intermediariacon los dioses para hacerles llegar sus ofrendas.

7. El uso del achiote en la parafernalia ritual indica,también, la importancia del intercambio a largadistancia.

Referencias bibliográficas

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LLLLLAAAAA C C C C CIUDADIUDADIUDADIUDADIUDAD S S S S SAGRADAAGRADAAGRADAAGRADAAGRADA DEDEDEDEDE C C C C CARALARALARALARALARAL-S-S-S-S-SUPEUPEUPEUPEUPE198198198198198

Cobo, Bernabé1964 Historia del Nuevo Mundo. Tomo I. Madrid.

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ANEXOS

Metodología de la recuperación del material: por cernidode los materiales en el campo mediante el uso de dosclases de cernidores, y por flotación. Los análisis fueronencargados a otros especialistas para la identificación co-rrespondiente. A continuación los resultados

Anexo I

Material ictiológicoLuis Miranda

El procedimiento para recuperar las muestras óseas fuemuy paciente, se recuperaron muchos otolitos, espinas,vértebras, bacioccipitales y epurales. Algunos ejemplarestenían las tres vértebras unidas.

Se utilizó un material comparativo actual y el asesora-miento de Philipe Beares, ictiológo del IFEA, y de FlorFernández Ramírez, del Instituto del Mar del Perú.

Los resultados indican una preferencia por especies pe-queñas: anchoveta (Engraulis rigens), sardina (Sardina sagax)y, en menor cantidad, lorna (Sciaena deliciosa). Estas espe-cies son de zonas pelágicas costeras, de playas arenosas.La anchoveta y la sardina se movilizan en cardúmenes.

La identificación de la anchoveta se basó, principalmente,en los otolitos, el bacioccipital y el epural y, de maneracomplementaria, en las vértebras. Es una especieplantofaga, que se alimenta de fitoplancton marino, lasdiatomeas, presentes en los afloramientos, ricos ennutrientes. El tamaño del ejemplar adulto es 13 cm. Seencuentra a unos 20 m de profundidad, aunque puedeacercarse más a la superficie, dependiendo del afloramien-to marino. Es muy dinámica en sus movimientos, sueledesaparecer de un lugar y retornar en busca de nutrientes.Es la primera en la cadena alimenticia y atrae a susdepredadores, que son de mayor tamaño, como la lornay otros.

La sardina es otra especie que también se presenta encardúmenes. Su identificación se determinó con la partediagnóstica del bacioccipital, el epural y en las vértebras,que son muy distintivas en esta especie. El tamaño delejemplar adulto es de 25 cm, como promedio.

La lorna, encontrada en menor cantidad, identificadapor los otolitos y vértebras, llega a medir 50 cm, pero las

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La gran cantidad de otolitos sugiere también que se de-positaron peces enteros. Es posible que estas especiesfueran llevadas a Caral, que está a 17 ó 23 km desde lasplayas de Huaura y Supe, bajo un previo proceso de sala-do y secado (cf. tablas 1-3).

Anexo II

Material malacológicoManuel Gorriti

El Cajón de Ofrendas presenta la siguiente faunamalacológica:

Fauna malacológica Hábitat

Bivalvos marinosMesodesma donacium Playa arenosaChoromytilus chorus Sustrato duro, rocas acantiladosProtothaca thaca Playa arenosa y sedimento finoMulinia edulis Playa arenosaPerumytilus purpuratus Sustrato duro, acantilado

Gasterópodos marinosNassarius sp. Sustrato duro, acantiladoPrisogaster niger Sustrato duro, acantiladoConcholepas concholepas Sustrato duro, acantilado,

rocas

Gasterópodos terrestresBostrix sp. Lomas

Crustáceo marino:Familia BalanidaeCirripidos. Es un epizoo, sobre sustrato

duro

De la identificación taxonómica se desprende quehubo preferencia por la extracción de ciertas especies,como machas (Mesodesma donacium) y choro zapato(Choromytilus chorus), bivalvos, que ocupan el primery segundo lugar, respectivamente. En cuanto a la can-tidad de individuos, peso del material malacológico ytallas (ver tabla 4).

Las otras especies han sido, al parecer, accidentalmenterecuperadas. En cuanto a los gasterópodos marinos te-nemos dos pequeñas especies, Prisogaster niger y Nassariussp., de 1 cm de tamaño cada una, que residen en poblacio-

TTTTTabla 1. Especies de peces identificadas.abla 1. Especies de peces identificadas.abla 1. Especies de peces identificadas.abla 1. Especies de peces identificadas.abla 1. Especies de peces identificadas.

TTTTTabla 2. Dabla 2. Dabla 2. Dabla 2. Dabla 2. Distribución cualitativistribución cualitativistribución cualitativistribución cualitativistribución cualitativa de especies identificadas.a de especies identificadas.a de especies identificadas.a de especies identificadas.a de especies identificadas.

TTTTTabla 3. Especies identificadas a través de los otolitos.abla 3. Especies identificadas a través de los otolitos.abla 3. Especies identificadas a través de los otolitos.abla 3. Especies identificadas a través de los otolitos.abla 3. Especies identificadas a través de los otolitos.

identificadas en Caral eran pequeñas, de 28 cm. Estaespecie se acerca mucho a las playas en busca deanchovetas. También se alimenta de algunos moluscospequeños.

La mayoría de los peces hallados en el depósito de ofren-das mostraba un color amarillento, lo que indicaría que seenterraron peces enteros. Se identificaron 2680 vértebrasde sardinas, que equivalen a 68 individuos; 1969 vérte-bras de anchovetas, de unos 48 individuos, y 10 de lorna,de un individuo. Por este resultado, se podría interpretarque la presencia de la lorna fue casual.

Especies Vértebras

«Anchoveta»Engraulis rigens

«Sardina»Sardina sagax

«Lorna»Sciaena deliciosa

57,52

0,22

(+) equivale a menos de un individuo.

Porcentaje N.M.I.

1969

2680

48

68

(+)10

42,26

Especies

«Anchoveta»Engraulis ringes

«Lorna»Sciaena deliciosa

Otolitos M.N.I.

54

4

27

2

Vértebras 19692 2680 10Epural 2 2 1Opérculo 1 1Basioccipital 4 4Cleito 2Otolitos 54 4

Lorn

a (Sc

iaen

a de

licio

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Elementos Especies ictiológicas

Anc

hove

ta (E

ngra

ulis

rige

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Sard

ina

(Sard

inop

saga

x)

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nes junto con los Perumytilus purpuratus y Sememytilus (estaúltima especie ha sido identificada en otro sector excavado).Ellas no tuvieron importancia en cuanto al aporte cárnico,que es mínimo. También se identificó un fragmento deConcholepas concholepas (chanque o «pata de burro»), espe-cie que corresponde a un medio con sustrato duro y zonade acantilado.

Identificación de zonas de extracción

Se pueden determinar dos zonas del litoral marino, quehabrían sido aprovechadas para el marisqueo y para lapesca, una de playa arenosa y otra de acantilado y pro-montorios rocosos.

Caral está ubicado a una distancia de 23 km del litoral delValle de Supe, y a unos 17 del mar, desde el valle deHuaura. Estas dos zonas del litoral, adyacentes a Caral,presentan las siguientes características.

Zona 1: cerca de la desembocadura del río Supe; en lamargen derecha, se encuentra el sitio arqueológico deÁspero. En la margen izquierda, inmediata a la desem-bocadura del río, se halla una larga playa arenosa.

Zona 2: al sur de la punta Áspero hay una serie de playasarenosas y promontorios rocosos hasta la zona conocidacomo punta Atahuanca.

Inferencias preliminares

1. La información cuantitativa, que se observa en la tabla4, pone en relieve la preferencia por dos especies debivalvos: Mesodesma donacium y Choromytilus chorus.

2. Caral se encuentra ubicado dentro del valle bajo, a 23km del litoral. Las especies identificadas sugieren dosposibles zonas de marisqueo y pesca: playa arenosa parala extracción de machas y la de promontorios rocosospara la extracción de choros.

3. La talla grande de los choros debe ser resaltada porqueella no es frecuente en otros sectores de Caral. La especieMesodesma donacium también muestra tallas grandes. Alparecer, hubo una selección de tamaños para la ofrendadepositada en el cajón.

4. La distribución batitudinal (tabla 5) permite señalarque hubo interés por la especie Choromytilus chorus, a pe-sar de que su extracción necesita buceo.

Anexo III

Material paleoetnobotánicoJosé Roque y José Luis Pino

Metodología

La recuperación de los restos de plantas se hizo por tami-zado, por selección manual de muestras de tierra y porflotación. El análisis de gabinete se efectúo a nivel demacrorrestos. Para la identificación de las muestras se co-lectó flora actual de los alrededores del sitio arqueológico,con el fin de contar con un material comparativo. La tabla6 muestra la relación de los restos vegetales identificados.La tabla 7 presenta su clasificación por función.

Material apelmazado

* «Tamal»: Consiste en paquetes o fragmentos de éstoscubiertos con hojas, que contienen alimentos, a modode un tamal actual.

* Hojas: Haces de hojas apelmazadas por alguna sus-tancia líquida. Identificadas como pacae (Inga feuillei).Este material fue encontrado en casi todas las capas, enasociación con las otras ofrendas, ya sea como base ocolchón de aquéllas o como cubierta protectora. Apa-

TTTTTabla 4. Fabla 4. Fabla 4. Fabla 4. Fabla 4. Frrrrrecuencias de los recuencias de los recuencias de los recuencias de los recuencias de los restos malacológicos identifica-estos malacológicos identifica-estos malacológicos identifica-estos malacológicos identifica-estos malacológicos identifica-dos en el Cajón de las Ofrendas.dos en el Cajón de las Ofrendas.dos en el Cajón de las Ofrendas.dos en el Cajón de las Ofrendas.dos en el Cajón de las Ofrendas.

Bivalvos Rango

Mesodesma donacium 17 158,54 19 1Choromytilus chorus 75 448 17 2Protothaca thaca 8 82,24 10 3Euromalea rufa 4 20,53 1 4Perumytilus purpuratus 1 1 4Mulimia edulis 5 1 4Familia Mytilitae 9 13,13

Gasterópodos

Concholepas concholepas 1 10,06Prisogaster niger 1 1 4Nassarius sp. 1 1 4

Crustáceo marino

Familia Balanidae 15 12,79Gasterópodo terrestres

Bostrix sp. 0,5 1 4

Fragmentos Peso (g) N.M.I.

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reció, tapando también el contenido de los choros yalmejas.

Materiales trabajados

Tabletilla de madera: Fue hallada en la capa 1, asociada agrandes choros zapatos, que contenían dentro una masacubierta de hojas. La tabletilla de madera tenía forma cua-drangular, de superficie llana pero con huellas de habersido alisada.

Fragmento de mate con orificio: Se halló asociado a unas pie-dras quemadas, depositado sobre una varilla de caña, y

pegado a la pared oeste de la capa 3. Consiste en un frag-mento de mate con orificio central.

Anexo IV

Material textil Arabel Fernández

Los materiales conservados que se hallaron en el cajón deofrendas, consisten en pequeños restos de hilo, algodóny cestería:

TTTTTabla 6. Rabla 6. Rabla 6. Rabla 6. Rabla 6. Restos vestos vestos vestos vestos vegetales identificados.egetales identificados.egetales identificados.egetales identificados.egetales identificados. TTTTTabla 7. Clasificación de los rabla 7. Clasificación de los rabla 7. Clasificación de los rabla 7. Clasificación de los rabla 7. Clasificación de los restos vestos vestos vestos vestos vegetales por función.egetales por función.egetales por función.egetales por función.egetales por función.

TTTTTabla 5. Dabla 5. Dabla 5. Dabla 5. Dabla 5. Distribución batitudinal de las conchas encontradas en el Cajón de Oistribución batitudinal de las conchas encontradas en el Cajón de Oistribución batitudinal de las conchas encontradas en el Cajón de Oistribución batitudinal de las conchas encontradas en el Cajón de Oistribución batitudinal de las conchas encontradas en el Cajón de Ofrfrfrfrfrendas.endas.endas.endas.endas.

Comestibles o alimenticios Nombre común

FrutasPsidium guajava «Guayaba»Cucurbita sp. «Calabaza o Zapallito»

LegumbresInga feuillei «Pacae»

IndustrialesTintes y condimentosBixa orellana «Achiote»

FibrasGossypium barbadense «Algodón»Schoenoplectus sp. «Junco»Cyperus sp. «Junco»

Recipientes de FrutosLagenaria siceraria «Mate»

Nombre común Especie

Algodón Gossypium barbadense 0,78Junco Schoenoplectus sp. 0,13

Cyperus sp.Mate Lagenaria siceraria 22,92Calabaza o zapallito Cucurbita sp. 0,29Guayaba Psidium guajava 0,41Pacae Inga feuillei 13,1Caña brava Gynerum sagittatum 2,64Achiote Bixa orellana 0,02Carrizo Phragmites australis 33,72

Tallos Poaceas 10,45Dicotiledoneas 48,08No identificados 124,44

Peso (g)

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1. Hilos de algodón: Pequeños hilos sueltos, dispuestosunos sobre otros, sin formar estructura alguna. La fibraempleada fue algodón de color marrón oscuro. Se en-cuentra hilado en S y retorcido en Z. El diámetro de loshilos tiene un promedio de 0,9 mm.

• Enmarañado de hilos. Atrapados entre éstos se recupe-raron pequeños fragmentos de mate, fibra vegetal y hoji-tas. El estado de conservación dificultó, en parte, seguirel curso de los hilos, pero se pudo determinar que éstosfueron dispuestos paralelamente formando especie deatados doblados. Estos hilos presentan una torsión enZ y retorsión en S. Se observa irregularidad en la torsióny variación en el grosor. El color de la fibra va de blanco abeige. El diámetro promedio de los hilos es de 0,3 mm.

• Pequeños fragmentos de hilos de algodón de colorbeige, su torsión es en Z y la retorsión en S. El diámetropromedio es de 0,3 mm.

A-11 G: Fibra de algodón procesada, sin semilla yabatanada (golpeada, para ordenar la fibra) y fibra vegetal.Ambas se unen formando una especie de ovillo. El algo-dón es de color beige y la fibra de color marrón oscuro. Alno ser éste el color natural de la fibra es muy probable queella haya sido teñida.

A-11 LL: Pequeños fragmentos de hilos de algodón decolor crema. Hilados en S y retorcidos en Z. Otro peque-ño trozo de hilo presenta una torsión en Z y se encuentrahilado fuertemente, creando una torsión conocida comocrepé.

2. Cestería

A-11 U: Pequeño fragmento de cesta, elaborado con fibravegetal (¿junco?). La estructura corresponde a un entrelaza-do de urdimbres pares. Las tramas que sujetan las urdim-bres se tuercen en S. El diámetro de la fibra es de 0,5 mm.

A-11 R: Fragmento de cesta muy frágil, asociado a restosde hojas pequeñas, tallitos, huesecillos de mamíferos yde pescado, unos fragmentos de mate y, adheridos a lacesta, hilos de algodón . Estos hilos son de color marrónoscuro, torcidos en S y retorcidos en Z. Al parecer, loshilos fueron dispuestos paralelamente y, luego, se dobla-ron formando una especie de madeja. También se encon-traron pequeños nudos de estos hilos.

Los únicos restos de cestería se hallaban adheridos a loshilos de algodón.

La estructura de la cesta consiste en un entrelazado de ur-dimbres de pares simples y de pares cruzados. En el frag-mento conservado se observa que cada tres pasadas deurdimbres cruzadas viene un par simple. En algunos casos,las urdimbres quedaron sin ser entrecruzadas por las tra-mas, tal vez con la intención de algún tipo de decoración.

• Cesta muy deteriorada, sólo quedan los restos de lafibra vegetal, de 2 ó 3 tallos torcidos suavemente. Evi-dentemente, éstos estuvieron formando algún tipo deestructura, como se puede deducir por los tallos dobla-dos y las ondulaciones, producto del entretejido con unelemento perpendicular. El fragmento mayor, que co-rresponde a un conglomerado de estos tallos retorcidos,podría tratarse de un entrelazado de urdimbres cruzadas.

Comentario final

Llama la atención en esta ofrenda, en relación con otroshallazgos del sitio, que sólo se pusieron hilos o fibras dealgodón, pero no tejido. En cambio, sí se hallaron restosde cestería en todas las capas del cajón con variedad detécnicas. Se recuperaron desde esterillas con diseñoreticulado fino, hecho por anudado, hasta fragmentos decestas elaboradas con fibras de junco.

Se han identificado dos tipos de técnicas: el entrelazadode urdimbres pares rectas o paralelas y de pares cruzados,y el enlazado en espiral. Ambas estructuras son típicas delArcaico Tardío, aunque predomina el entrelazado; en cam-bio, el enlazado en espiral tuvo un uso limitado y fueempleado para la elaboración de bolsas o gorros.

TTTTTabla 8. Análisis por difracción de Rayabla 8. Análisis por difracción de Rayabla 8. Análisis por difracción de Rayabla 8. Análisis por difracción de Rayabla 8. Análisis por difracción de Rayos X de la pasta de lasos X de la pasta de lasos X de la pasta de lasos X de la pasta de lasos X de la pasta de lasfigurinas de arcilla.figurinas de arcilla.figurinas de arcilla.figurinas de arcilla.figurinas de arcilla.

TTTTTabla 9. Mabla 9. Mabla 9. Mabla 9. Mabla 9. Materiales líticos identificados.ateriales líticos identificados.ateriales líticos identificados.ateriales líticos identificados.ateriales líticos identificados.

Elementos mineralesCuarzo 51,85 51,04Plagioclasa 30,35 28,65Muscovita 5,60 3,70Amorfo 12,20 8,08Anfibibol 3,01Antigorita 0,48Paragonita 5,04

Figurina femenina (%)

Figurina masculina (%)

Elementos minerales Grupo Fórmula

Cuarzo alfa oCristal de RocaCuarzo Óxido Si 02Muscovita o Filosilicato K Al 2(Si 3 Al) OCuarzo lechoso 10(OH)

100 % óxido Si O2

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En algunos casos llama la atención el color negro de losentrelazados de algodón, así como del resto de elementosasociados a estas estructuras. Al parecer, fueron sometidosa un tratamiento especial, relacionado con el fuego.

Anexo V

Otros restos de animales

Además de los peces se hallaron restos de otros animalesque serán mencionados a continuación:

Cangrejos02 quelas de cangrejos violáceos (Platyxanthus sp.).

Aves marinas• Pelícano (Pelecanus thagus), hueso cúbito del ala dere-cha.

• Huesos de 09 individuos de aves no identificadas, detamaño pequeño, de 6 a 7 cm de alto.

• Hueso articular de la mandíbula de piquero Sula spp.

RoedoresSe halló un gran número de roedores en la capa 3; fueronidentificados como Orizomis sp. y, al parecer, colocadosintencionalmente como parte de la parafernalia ritual.

Anexo VI

Figurinas de arcilla

Dos figurinas de baro no cocido (véase tabla 8). Una mide7 cm de alto por 3 cm de ancho; la otra 6,5 cm de alto por2 cm de ancho. Ambas tienen como característica principalel esquematismo, la representación de las facciones básicasprescindiendo de los detalles. De acuerdo con la configura-ción facial podría presumirse que una de ellas representa elgénero masculino y la otra al femenino. No se observan,sin embargo, atributos sexuales. Se esbozan boca, nariz,mentón y ojos para hacer un rostro más o menos estereo-tipado y, aunque existan ligeras diferencias de una a otrafigura, las dos parecen estar bajo una misma idea general.

Las figurinas fueron halladas sobre una esterilla de juncoy hojas, con la cara hacia abajo, asociadas a fragmentos devalvas de almejas, hojas, trozos de cañas amarrados confibra de junco y una piedra «vestida» de barro, junto con

una flauta de hueso de pelícano; se convierten en loselementos de ofrendas más destacados.

Se presume que los autores de estas figurinas compartie-ron el concepto de esquematismo y tenían pleno conoci-miento de la función ritual a la que eran destinados dichosobjetos. En el sitio de Áspero, en el litoral del mismo vallede Supe, fueron halladas figurinas de arcilla no quemadasen el contexto de ofrendas en el relleno entre los pisos f2 yf1 de la Huaca de los Ídolos

1. Se podría especular que estas

figuras constituían un sustituto de sacrificios humanos.

Panecillos

Se ha denominado así a objetos de barro no cocido, deforma ovoide, que asemejan a panecillos, hallados en aso-ciación con los restos óseos de pescado y valvas de alme-jas puestas en pares.

Anexo VII

Material líticoInstituto Geológico, Minero y Metalúrgico

El material lítico de este cajón se limita a una piedra «ves-tida» y a fragmentos de cristal de roca y un fragmento de

TTTTTabla 10abla 10abla 10abla 10abla 10. Análisis por difracción de Ray. Análisis por difracción de Ray. Análisis por difracción de Ray. Análisis por difracción de Ray. Análisis por difracción de Rayos Xos Xos Xos Xos X

TTTTTabla 11. Composición de la arabla 11. Composición de la arabla 11. Composición de la arabla 11. Composición de la arabla 11. Composición de la arcilla del piso del Cajón decilla del piso del Cajón decilla del piso del Cajón decilla del piso del Cajón decilla del piso del Cajón deOfrendas.Ofrendas.Ofrendas.Ofrendas.Ofrendas.

Mineral Grupo Fórmula

Plagioclasa Silicato Na-Al-Si-O-Ca-Al-SiCuarzo alfa amorfo

Óxido Si02

Muscovita 3,63 Filosilicato Kal2(Si3Al)010(OH)F

Clorita 0,37 Aluminio ili

Mg5Al2 Si3010(OH)8

Anfibol 0,93 Silicato NaKCaFeMgFeSiAlOC1

Cuarzo 49,27 Óxido SiO2

Plagioclasa 25,53 Aluminio ili

Na-Al-Si-O-Ca-AlSi

Goethita 17,82 Óxido FeO(OH)

Hematita 2,45 Óxido Fe2O3

Min

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Gru

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Fórm

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Con

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ón (%

)

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piedra pintado de color rojo. Los materiales líticos identi-ficados se muestran en la tabla 9.

También se hallaron restos de cristales de calcita, roca ígneaextrusiva (granodiorita), roca ígnea intrusiva (grano fino),roca andesita, cuarzo con andesita y calcita romboedríca(CO3 Ca) formando parte de las capas de este cajón deofrendas.

Tanto los cristales de roca como el cuarzo lechoso fueronhallados en pequeños fragmentos, como parte constitu-tiva de la ofrenda ritual.

Anexo VIII

Materiales de construcciónMartha Prado

Las paredes y pisos han sido pintados de color blanco,probablemente con motas de algodón, embebidas en elpigmento.

Análisis del pigmento blanco

No se ha identificado el medio de fijación empleado enlos pigmentos pero se supone que sería el zumo obteni-do de cáctaceas, como principal agente activo. Al respectoBetanzos recoge la siguiente información:

«Para que la mezcla que había de llevar en el enlucido delas casas ansi por de dentro como por fuera, pegase bieny no se resquebrajarse, mando (Inca Yupanqui) que tra-bajasen por aquel tiempo mucha cantidad de unos cor-dones que ellos llamaban aguacolla quisca, con el zumode los cuales fuesen untadas las tales paredes»

2.

Análisis por difracción de Rayos X realizado en el INGEM-MET

En la muestra del pigmento blanco no se observó lapresencia de carbonatos. El alto porcentaje de materialamorfo podría deberse a contaminación, al tomar lamuestra, de limonita, cal, vidrio, etc. (tabla 10)

Arcilla de color amarillo

El piso del cajón tuvo una capa de arcilla de color ama-rillo, de 1 cm de espesor. Su composición se muestra enla tabla 11.

Conclusión

La pigmentación de la arcilla se debe a la limonita naturalezaamorfa, no detectable por el análisis de difracción de rayos x,pero aparece asociada comúnmente a la goethita y con pe-queñas cantidades de hematita, muscovita, clorita, anfibol,cuarzo y plagioclasa, que son componentes de la arcilla.

Anexo IX

Instrumento musical: flauta ósea Mónica L. Gudemos

La flauta hallada en Caral es según la tipología instrumen-tal un aerófono, elaborada del cúbito de un pelícano joven.

Descripción

El ejemplar analizado corresponde a la parte superior deuna flauta (del tipo longitudinal, sin canal de insuflación,aislada, abierta con agujeros) hallada en estado fragmenta-rio. Los trozos fueron unidos, y esto permitió constatar laausencia de la parte inferior del instrumento musical.

El fragmento analizado de 216 mm de longitud, es undelgado tubo óseo que presenta en uno de sus extremos elborde ligeramente abiselado mediante un prolijo trabajo depulido que le dio la forma de una embocadura. Éste siguelos lineamientos formales naturales del contorno de la sec-ción ósea. La embocadura no posee muesca o escotadura.

Se observan indicios de tres orificios de obturación ali-neados longitudinalmente, circulares, de 5 mm de diá-metro. El punto medio de cada uno de los orificios seencuentra desde el borde de la embocadura a una distan-cia de 153 mm, 175 mm y 202 mm, respectivamente.

El orificio correspondiente al canal nutricio de la secciónósea ha sido habilmente «sellado» con una pasta resinosade color negro.

Restos de otro tipo de pasta resinosa, más rojiza (similar ala observada en algunas decoraciones y obturaciones deorificios de flautas óseas Pachacamac), se observan en lasuperficie frontal de la flauta. Las marcas dejadas por estaresina (no observables fácilmente) permiten conjeturar laexistencia de una posible decoración «pintada» con dichapasta o quizás de un fino tiento adherido con esta resina,enroscado originalmente al tubo óseo. Esta última posibi-

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lidad es menos probable ya que en la parte posterior de laflauta no se observan restos de la pasta ni marca alguna.

En cuanto a la cantidad, calidad y disposición de los fragmen-tos al momento del hallazgo, se supone la destrucción inten-cional de la sección inferior de este instrumento musical.

Las manchas visibles de uso en el sector de la embocaduray alrededor de los orificios de obturación indican el intensoo prolongado tañido de este instrumento musical.

En la superficie posterior se observan algunas líneas,posiblemente de la acción del pulido.

Consideraciones

En primera instancia y, de acuerdo con los primeros aná-lisis de observación, se plantea que esta sección de la flau-ta posee elementos para señalar un cierto grado de cono-cimiento y avance práctico-tecnológico en la construcciónde este tipo de aerófonos. Tales elementos son:

a. La obturación con pasta resinosa del orificio natural delcanal nutricio de la sección ósea. Tal artificio pone de ma-nifiesto el conocimiento práctico de la necesidad de obtu-rar toda perforación del tubo (cuerpo del instrumentomusical) que no sea intencionalmente diseñada para pro-ducir determinados efectos acústicos. Este conocimientofavorece la calidad sonora del aerófono, ya que, de lo con-trario, la emisión de sonido se habría visto ligeramenteafectada. Ligeramente, porque las escasas dimensiones dela perforación natural no inutilizaría completamente eltubo óseo como aeroducto pero sí perjudicaría la calidaddel sonido «musical» emitido. La pasta resinosa emplea-da para la obturación del canal nutricio es, aparentemen-te, de mayor consistencia que aquella pasta que se observaen otras partes de la superficie de la flauta.

b. La calidad de los trabajos de corte y pulido del tuboóseo en la sección de embocadura permite deducir la in-tención del constructor para lograr un adecuado borde,funcionalizándolo como filo de corte de la corriente delsoplo emitida por el ejecutante, en este caso en forma decinta por presión de los labios por tratarse de una flautasin canal de insuflación.

La ausencia de muesca o escotadura en el borde de laembocadura ( lo que dificulta un correcto corte y unaapropiada direccionalización de la corriente de soplo) exi-

ge al ejecutante mayor destreza para lograr una buenaproducción sonora.

c. Una correcta perforación de los orificios de obturación.Pese a la fragmentación sufrida por el instrumento, esposible observar una correcta perforación de los orificiosde obturación. Éstos son de diámetro semejante, conborde regular alisado. Aparentemente, habrían sido per-forados con el mismo elemento.

Los orificios de obturación o digitación son un artificiodiseñado para la obtención de sonidos de diferente altu-ra, para el cambio de tono. En el caso que se analiza, éstosno se hallan equidistantes ya que entre ellos median 22 y27 mm, respectivamente de arriba abajo (considerandoarriba el borde de embocadura).

d. ¿Posibles complejidades sonoras? Por un lado, se ob-servan claramente indicios de la existencia de, por lo me-nos, tres orificios de obturación no equidistantes entre sí.Por otro lado, no tenemos elementos de juicio comopara descartar la existencia de otros orificios perforadosen la sección ósea faltante(recuérdese que sólo se halló laparte superior de la flauta). En primera instancia, basán-donos en la parte conservada de esta flauta es posibleestablecer la existencia de, por lo menos, cuatro sonidosmusicales determinados: el fundamental del instrumen-to y tres superiores (más agudos) mediante la liberaciónde los orificios de digitación.

Tanto por la construcción del instrumento musical comopor sus posibles capacidades sonoras esta flauta óseasería un ejemplar de notable calidad formal-acústica.

Se plantean como interrogantes: ¿cómo se habría deter-minado la distancia entre los orificios de obturación? y¿respondería a una disposición azarosa o a una intenciónde obtener sonidos determinados?

Notas

1 Feldman, Robert. Aspero, Peru. Architecture, subsistenceeconomy, and other artifacts of a preceramic maritime chiefdom.Tesis. Cambridge: Harvard University, 1980.

2 Betanzos, Juan de. Suma y narración de los Incas. Colec-ción de libros y documentos referentes a la historia delPerú, VIII, 2a. serie, Lima, 1924.

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mericana Norte, se presenta el desvío hacia el pue-blo de Ámbar, desde donde se avanza aproxima-damente 23 km hasta llegar a unos 350 msnm, endonde sobre una terraza aluvial, por encima delvalle, se encuentra el sitio arqueológico de Caral(Shady, 1997: 11).

Ubicación del Sector A

En lo que respecta al Sector A (lugar donde serealizan las investigaciones), podemos indicar queéste se encuentra en la explanada de la terraza aluvialderecha de la quebrada por donde pasó un alu-vión; dicho sector está emplazado en el espacioabierto más extenso de la ciudad, en cuyo entornose erigieron las enormes estructuras piramidales(figura 1).

Ocupa un área de forma rectangular, con terrazasy muros de contención, levantados con bloquesde piedra. Las excavaciones preliminares realiza-das en temporadas anteriores, permiten distinguiren el interior espacios abiertos y subdivisiones,correspondientes al Módulo N° 2, el cual se en-cuentra ubicado de manera contigua al Este delMódulo N° 1, en la parte central del Sector A(figura 2).

Al igual que otros conjuntos arquitectónicos, éstetambién fue objeto de un enterramiento progresi-vo; además, muestra sucesivas remodelaciones.

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LAS EVIDENCIAS OBTENIDAS en el Recinto-1 (R-1),perteneciente al Módulo Arquitectónico Nº 2 delSector A, indican enterramientos rituales que se die-ron durante las diferentes fases constructivas. Engeneral, la información comprende la definición dela secuencia constructiva y el reporte de los hallaz-gos materiales, concerniente a las ofrendas.

Los datos permiten aproximarnos a la compren-sión de la función que habría tenido el recintoexcavado, el cual fue correlacionado con los re-cintos adyacentes (R-2, 3, 4 y 6); así como tambiénnos permiten plantear hipótesis acerca del signifi-cado y el rol que las ofrendas descritas habríancumplido dentro de la cosmovisión inserta en unsistema ideológico que tuvo la sociedad de Caral,en particular, y el Estado prístino de Supe, en ge-neral, durante el período Arcaico Tardío (3000-2000 años a. C.).

Ubicación del sitio arqueológico

Caral se encuentra ubicado en la margen izquierdadel río Supe, provincia de Barranca, en la costanorcentral del Perú, cerca del poblado actual deCaral. A la altura del km 182 de la carretera Pana-

(*) Publicado en Arqueología y Sociedad, N° 14, Museo deArqueología y Antropología, UNMSM, 2002, Lima, pp.19-45.

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Figura 3. Vista norte del Recinto-1 luego de retiradas las Figura 3. Vista norte del Recinto-1 luego de retiradas las Figura 3. Vista norte del Recinto-1 luego de retiradas las Figura 3. Vista norte del Recinto-1 luego de retiradas las Figura 3. Vista norte del Recinto-1 luego de retiradas las shicrasshicrasshicrasshicrasshicras y la ceniza. Se y la ceniza. Se y la ceniza. Se y la ceniza. Se y la ceniza. Seobserva hacia la izquierda el Piso-2 en el cateo-1.observa hacia la izquierda el Piso-2 en el cateo-1.observa hacia la izquierda el Piso-2 en el cateo-1.observa hacia la izquierda el Piso-2 en el cateo-1.observa hacia la izquierda el Piso-2 en el cateo-1.

Estratigrafía del Recinto-1 (Módulo Nº 2)

En principio, la definición del Recinto-1 fue hechabasándose en dos cateos:

El primer cateo (figura 3), en forma de «L», tuvoun ancho que varía de 25 a 45 cm con una longi-tud de 1,80 m (N-S) y 2 m (E-O).

El segundo cateo, de forma cuadrangular, mideentre 70 y 80 cm (E-O) por 110 cm (N-S).

La secuencia estratigráfica obtenida en el Recinto-1 es la siguiente:

• Capa I:Consistencia: Suelta.Color: Beige.Composición

1: Tierra con poca arena y guijarros

medianos y pequeños.Espesor: 11 cm aproximadamente.

• Capa II:Consistencia: Semicompacta.Color: Beige claro.Composición: Tierra con arcilla y cascajo peque-ño y mediano en menor proporción.Espesor: 2 cm aproximadamente.

• Capa III:Consistencia: Suelta.Color: Marrón claro.Composición: Arena con tierra en menor propor-

ción; presenta cascajo mediano y pequeño.Espesor: 23 cm aproximadamente.

• Capa IV:Consistencia: La superficie es semicompacta y elinterior es suelto.Color: Marrón oscuro.Composición: Tierra con cascajo mediano, gru-mos de arcilla gris oscuro y amarillento. Se regis-tró también material orgánico y lítico, además derestos de argamasa y enlucidos.Espesor: Alcanza los 60 cm.

• Capa V:Consistencia: Suelta.Color: Negro.Composición: Ceniza y fragmentos de carbónpequeños. Presencia de material orgánico (fragmen-tos de machas, choros, semillas de algodón, vérte-bras de sardina, fragmentos de mate).Espesor: De 3 a 6 cm aproximadamente.

Piso-1 (a)Presenta pintura beige; arcilla gris claro con inclu-siones de piedra menuda (ripio). Espesor: 2 cm.

Piso-1 (b)Presenta enlucido amarillento; arcilla gris claro coninclusiones de grama. Espesor: De 2 a 3 cm.

• Capa VI:Consistencia: Suelta.Color: Beige.

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Figura 4. Artefacto lítico hallado en la capa VII del Recinto-1.Figura 4. Artefacto lítico hallado en la capa VII del Recinto-1.Figura 4. Artefacto lítico hallado en la capa VII del Recinto-1.Figura 4. Artefacto lítico hallado en la capa VII del Recinto-1.Figura 4. Artefacto lítico hallado en la capa VII del Recinto-1.

Composición: Tierra con cascajo muy pequeño ypiedra menuda (ripio) y algunas piedras angularescasi medianas. Se hallaron dos ofrendas de textilesquemados.Espesor: De 15 a 19 cm.

Piso-2Presenta pintura beige oscuro; enlucido gris claroy arcilla gris oscuro con inclusiones de grama.Espesor: De 1,5 a 2 cm. Se halló un textil quema-do colocado sobre el desnivel N-E. Además, seregistró un hoyo, cerca a la esquina suroeste delrecinto, cuyas dimensiones aproximadamente sonde 45 cm (N-S) por 60 cm (E-O) y una profundi-dad de 47 cm. El hoyo contenía varias ofrendas.

• Capa VII:Consistencia: Suelta.Color: Marrón oscuro.Composición: Tierra arcillosa con cascajo peque-ño y algunos guijarros (redondeados y angulares)de tamaño mediano con huellas de quema.Presencia de material orgánico, tal como hojas, al-godón, pacae y ofrendas (de sauce con algodón ychoros).Además, se halló un artefacto lítico circular, con agu-jero central (figura 4), y un fragmento de cuarzo.Espesor: 44 cm.

• Capa VIII:Consistencia: Suelta.Color: Beige.Composición: Tierra con abundantes cantos ro-dados y piedras angulares de tamaño mediano ycasi grandes.Presencia de choros y restos de roedor no identi-ficado.Espesor: De 10 cm hasta 48 cm.

• Capa IX:Consistencia: Compacta en parte de la superficie,a excepción de la esquina suroeste que rodea elposte, en una distancia de 40 cm aproximadamente.Bajo la superficie, la capa se torna suelta.Color: La compactación es beige claro, para lue-go tornarse a un color que varía entre marrón cla-ro a semioscuro.Composición: Tierra arcillosa con guijarros peque-ños y casi medianos. Se hallaron pequeños me-chones de cabello.Espesor: Se excavó 20 cm aproximadamente, fal-tando aún profundizar.

Contexto de los hallazgos más significativos

En superficie de la Capa V (figura 5):

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Figura 5. Planta del Recinto-1, con ubicación de las Figura 5. Planta del Recinto-1, con ubicación de las Figura 5. Planta del Recinto-1, con ubicación de las Figura 5. Planta del Recinto-1, con ubicación de las Figura 5. Planta del Recinto-1, con ubicación de las shicrasshicrasshicrasshicrasshicras y los «hallazgos». y los «hallazgos». y los «hallazgos». y los «hallazgos». y los «hallazgos».

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Figura 6. Vista norte del Recinto-3 y Recinto-1 cubierto por Figura 6. Vista norte del Recinto-3 y Recinto-1 cubierto por Figura 6. Vista norte del Recinto-3 y Recinto-1 cubierto por Figura 6. Vista norte del Recinto-3 y Recinto-1 cubierto por Figura 6. Vista norte del Recinto-3 y Recinto-1 cubierto por shicrasshicrasshicrasshicrasshicras.....

Figura 7. Detalle del textil con plumas amarillas que fue cubierto por una piedraFigura 7. Detalle del textil con plumas amarillas que fue cubierto por una piedraFigura 7. Detalle del textil con plumas amarillas que fue cubierto por una piedraFigura 7. Detalle del textil con plumas amarillas que fue cubierto por una piedraFigura 7. Detalle del textil con plumas amarillas que fue cubierto por una piedraangulosa, hallado sobre el Piso-1 del Recinto-1.angulosa, hallado sobre el Piso-1 del Recinto-1.angulosa, hallado sobre el Piso-1 del Recinto-1.angulosa, hallado sobre el Piso-1 del Recinto-1.angulosa, hallado sobre el Piso-1 del Recinto-1.

Se hallaron diversos manojos de sauce cubiertos por46 shicras, en su mayoría de Cortaderia sp. (figura 6).

Por otro lado, en la cuadrícula 4-N se hallarondebajo de una piedra angulosa (de 26 por 17 por11 cm), en el extremo sur, varias hojas y ramas desauce y paja, mientras que en el extremo norte sehalló una soguilla de junco; en la parte central, ade-más, se encontró una red que puede ser conside-rada anchovetera, la cual se extiende unos 19 cmde longitud por 9 cm de ancho.

También se observan plumas amarillas sujetadasa la red mediante hilos de algodón muy delga-

dos; la red está asociada a hojas de pacae y vérte-bras de anchoveta, sardina y fragmentos de mate(figura 7).

En la Capa VI: (figura 8)• Ofrenda N° 1 (figura 9).- Ubicada en la cuadrí-cula 6-Ñ (Cateo 1).

Consiste en un textil quemado cubierto por unaarmazón de sauce. La ofrenda mide 22 cm (E-O)por 18 a 22 cm (N-S).

• Ofrenda N° 2 (figura 10).- Ubicada entre lascuadrículas 4-N y 4-Ñ.

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Consiste en una especie de armazón hecha a partirde fibras de junco cruzadas conjuntamente conpequeñas ramas, debajo del cual se halló el textilquemado. La ofrenda mide 15 cm (E-O) por 13cm (N-S).

En superficie de desnivel noreste del Piso-2 (figu-ra 11): En la cuadrícula 3-O se halló un fragmentode textil entrelazado quemado, puesto sobre el des-nivel N-E del Recinto-1.

En hoyo de Piso-2 (figuras 8a y 8b): Ubicado enla cuadrícula 5-N. La ruptura del hoyo mide 45cm (N-S) por 60 cm (E-O), en la cual, hacia eloeste, se colocó un manojo de sauce cubriendouna valva de choro morado.

Hacia el noreste se colocaron hojas que no hanpodido ser identificadas y hacia el sur se depositóuna estera (de 30 cm de longitud por 21 cm deancho), sobre la cual se halló un fragmento de matecortado en forma circular, de 4 a 5 cm de diáme-tro, con un orificio central de 5 mm de diámetro(figura 12).

Debajo de la estera se registró un fragmento tex-til de algodón entrelazado, sobre el cual, al pare-cer, vertieron líquido con barro gris oscuro, loque originó su endurecimiento; se ubica a lo lar-go del extremo sur de la ruptura del piso.

Luego se presenta una compactación de arga-masa beige de 1,5 a 2 cm de espesor, la cual cu-bre otras ofrendas: un mate con cuello de bote-lla, que estaba fragmentado, cubierto en gran me-dida por un apelmazado (de 12 cm N-S por 17cm E-O) de ramas delgadas de sauce que pre-senta en superficie algunas vértebras de anchoveta.Debajo del mate se halló un fragmento de ramade caña brava (de 11,5 cm de longitud aproxi-madamente), y hacia el noreste del hoyo se regis-tró un manojo de ramas de molle.

En la Capa VII: Se halló, a 18 cm aproximada-mente de distancia del Piso-2, una ofrenda múlti-ple colocada sobre piedras de granodiorita de ta-maño grande, constituida por 6 elementos:

• Elemento 1: Manojo de sauce, de 25 cm de lon-gitud; debajo se halló algodón y hojas no identifi-cadas.

• Elemento 2: Manojo de sauce, de 27 cm de lon-gitud.

• Elemento 3: Manojo de sauce, de 20 cm de lon-gitud, asociado a un poco de algodón.

• Elemento 4: Constituido por choros zapato, al-gunos colocados uno sobre otro, formando con-juntos de 2, 3 y 4 valvas, mientras que otros estánsueltos; se observa, además, que los mayores pre-sentan manchas de pigmento de color beige.

• Elemento 5: Manojo de sauce, de 11 cm de lon-gitud, atado con fibra de junco.

• Elemento 6: Manojo de sauce, colocado debajodel Elemento 5 y sobre un bloque grande degranodiorita; no está bien conservado y se encuen-tra asociado a un fragmento de cuarzo y a un pocode paja.

Secuencia constructiva

Son ocho (8) las fases constructivas establecidaspreliminarmente. Se han tenido en cuenta, para ladefinición de ellas, principalmente, los siguientestres criterios:

a. Secuencia estratigráfica de los elementos arqui-tectónicos.

b. Material y técnica constructiva empleada.

c. Probable funcionalidad.

Fase I (figura 13)

Sobre un relleno (capa VII) que contenía ofrendasde manojos de sauce se construyó el Recinto-1(R-1), de forma cuadrangular (de 3,20 por 1,95m), delimitado por una pared de 1,70 m de alturaaproximadamente, que presenta argamasa gris os-cura, enlucida con arcilla amarillenta y pintura bei-ge, construida sobre la base de una estructura in-terna compuesta por un reticulado de carrizos ycaña brava a la cual se le añade cada 50 a 60 cm unposte de sauce o guarango, todo ello sujetado consoguillas de junco. Dicho recinto se comunicaba

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Figura 9. Detalle de la «ofrenda Nº 1»: textil entrelazado quemado, con fibrasFigura 9. Detalle de la «ofrenda Nº 1»: textil entrelazado quemado, con fibrasFigura 9. Detalle de la «ofrenda Nº 1»: textil entrelazado quemado, con fibrasFigura 9. Detalle de la «ofrenda Nº 1»: textil entrelazado quemado, con fibrasFigura 9. Detalle de la «ofrenda Nº 1»: textil entrelazado quemado, con fibrasvegetales (ramas de sauce y carricillos). Debajo del Piso-1 del Recinto-1.vegetales (ramas de sauce y carricillos). Debajo del Piso-1 del Recinto-1.vegetales (ramas de sauce y carricillos). Debajo del Piso-1 del Recinto-1.vegetales (ramas de sauce y carricillos). Debajo del Piso-1 del Recinto-1.vegetales (ramas de sauce y carricillos). Debajo del Piso-1 del Recinto-1.

Figura 11. Detalle del textil entrelazado quemado, sobre un desnivel en la esquinaFigura 11. Detalle del textil entrelazado quemado, sobre un desnivel en la esquinaFigura 11. Detalle del textil entrelazado quemado, sobre un desnivel en la esquinaFigura 11. Detalle del textil entrelazado quemado, sobre un desnivel en la esquinaFigura 11. Detalle del textil entrelazado quemado, sobre un desnivel en la esquinanoreste del Recinto-1. Debajo del Piso-1.noreste del Recinto-1. Debajo del Piso-1.noreste del Recinto-1. Debajo del Piso-1.noreste del Recinto-1. Debajo del Piso-1.noreste del Recinto-1. Debajo del Piso-1.

Figura 10. Detalle de la «ofrenda Nº 2»: textil entrelazado quemado, con fibra deFigura 10. Detalle de la «ofrenda Nº 2»: textil entrelazado quemado, con fibra deFigura 10. Detalle de la «ofrenda Nº 2»: textil entrelazado quemado, con fibra deFigura 10. Detalle de la «ofrenda Nº 2»: textil entrelazado quemado, con fibra deFigura 10. Detalle de la «ofrenda Nº 2»: textil entrelazado quemado, con fibra desauce y laja de piedra cubriéndola. Debajo del Piso-1 del Recinto-1.sauce y laja de piedra cubriéndola. Debajo del Piso-1 del Recinto-1.sauce y laja de piedra cubriéndola. Debajo del Piso-1 del Recinto-1.sauce y laja de piedra cubriéndola. Debajo del Piso-1 del Recinto-1.sauce y laja de piedra cubriéndola. Debajo del Piso-1 del Recinto-1.

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FFFFFigura 12. Figura 12. Figura 12. Figura 12. Figura 12. Fragmento de mate corragmento de mate corragmento de mate corragmento de mate corragmento de mate cortado en forma cirtado en forma cirtado en forma cirtado en forma cirtado en forma circularcularcularcularcular,,,,,con un pequeño orificio central. Hallado en el interior delcon un pequeño orificio central. Hallado en el interior delcon un pequeño orificio central. Hallado en el interior delcon un pequeño orificio central. Hallado en el interior delcon un pequeño orificio central. Hallado en el interior delhoyo del Piso-2.hoyo del Piso-2.hoyo del Piso-2.hoyo del Piso-2.hoyo del Piso-2.

con un espacio ubicado hacia el Este, a través deun pequeño desnivel de 14 cm de altura y es sobreeste espacio que se hallaron restos de consumo deanchoveta.

Fase II (figura 14)

Durante la fase constructiva II, son cuatro los re-cintos interrelacionados:

Un recinto ubicado hacia el norte, denominadoRecinto-4 (R-4), de forma rectangular, el cual pre-senta un vano de acceso de 42 cm.

Este recinto está comunicado directamente con elRecinto-3 (R-3), hacia el oeste, el cual correspon-de a un espacio cuadrangular de acceso previo alRecinto-1 (R-1), el cual presenta básicamente lasdimensiones observadas durante la Fase I, salvopor el agregado de un desnivel ubicado hacia elEste, que cubrió el desnivel anterior; conformán-dose así un recinto de piso hundido que se comu-nicaba, hacia el Este, con dos recintos cuadrangu-lares: R-2 (I) y R-2 (II).

El Recinto-2 (I), ubicado hacia el sur, mide 2,40 mde longitud norte-sur por 2 m de longitud Este-oeste presenta en el vértice suroeste un vano por elque se habrían retirado aquellas personas que pre-viamente se congregaron en el Recinto-1 (R-1).

El Recinto-2 (II), ubicado hacia el norte, no sepresenta bien definido; es probable que se hayacomunicado con un tercer recinto [R-2 (III)], demás de 2,70 m de longitud norte-sur y 1,50 m delongitud Este-oeste.

Fase III (figura 15)

Durante esta fase se construye un nuevo vano deacceso, de 62 cm aproximadamente, al norte delRecinto-1, lo cual le da mayor restricción a su in-greso.

Por otro lado, se establece una separación de fun-ciones por la división dada entre el Recinto-2 (II)y los recintos 1 y 2 (I) mediante la construcción deuna pared delgada en forma de «L» con postesinternos.

Y finalmente se elabora un fogón de 30 cm dediámetro, en la parte central del espacio constitui-do por la unión del Recinto-4 y el Recinto-2 (II),cuya longitud norte-sur es de 2,45 m, por 2,60 mde longitud Este-oeste.

El Recinto-1 y el Recinto-2 (I) pudieron habercumplido una función habitacional, ya que la ac-tividad ceremonial/ritual se estaría dando en elespacio, bastante amplio, con fogón central, con-formado por la unión del Recinto-2 (II) y el Re-cinto-4.

Fase IV (figura 16)

Durante esta fase constructiva la actividad cere-monial/ritual que se realizaba en el espacio com-prendido entre el Recinto-2 (II) y el Recinto-4 estrasladada hacia el Recinto-1.

El Recinto-1 se convierte en el recinto más im-portante de este conjunto, puesto que en la partecentral de este recinto se elabora un fogón de 28cm de diámetro y se concentra en este espacio laactividad ceremonial/ritual.

Para cubrir el R-1 y construir luego el piso-1 confogón central, se hizo previamente un hoyo, en elpiso-2, muy cerca de la esquina suroeste, el que con-tenía ofrendas (un mate con cuello de botella, choros,

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Figura 13. Planta de la Fase I - Módulo Nº 2 (Sector A).Figura 13. Planta de la Fase I - Módulo Nº 2 (Sector A).Figura 13. Planta de la Fase I - Módulo Nº 2 (Sector A).Figura 13. Planta de la Fase I - Módulo Nº 2 (Sector A).Figura 13. Planta de la Fase I - Módulo Nº 2 (Sector A).

Figura 14. Planta de la Fase II - Módulo Nº 2 (Sector A).Figura 14. Planta de la Fase II - Módulo Nº 2 (Sector A).Figura 14. Planta de la Fase II - Módulo Nº 2 (Sector A).Figura 14. Planta de la Fase II - Módulo Nº 2 (Sector A).Figura 14. Planta de la Fase II - Módulo Nº 2 (Sector A).

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manojos de sauce, entre otros elementos); seguida-mente, el piso-2 fue cubierto por una capa (capaVI) de tierra con cascajo muy pequeño, piedra me-nuda (ripio) y algunas piedras angulares casi media-nas; en ella se hallaron tres ofrendas, dos de ellas(ofrenda N° 1 y N° 2) muy cerca de los desnivelesubicados al Este y la tercera sobre el desnivel norte.

Por otro lado, el fogón ubicado en el espacio dadopor el Recinto-2 (II) y el Recinto-4 durante la faseanterior, fue sellado para dar paso a la construc-ción de una pared de 10 cm de espesor dispuestaen sentido Este-oeste, adosada a la pared en for-ma de «L» (hecha con una técnica similar, de ar-mazón interno), conformándose así una delimita-ción del Recinto-2 (II) de forma rectangular, conuna longitud norte-sur de 90 cm por más de 1,60m de longitud Este-oeste.

Finalmente, hacia el Este se habría conformadoun nuevo recinto de 2,10 m de longitud norte-surpor 2,25 m de longitud Este-oeste.

De esta forma el Recinto-4 se convertiría en unaespecie de antesala, a partir de la cual las personaspodrían acceder, por el oeste, hacia el espacio orecinto ceremonial y hacia el Este, a dos recintos:R-2 (II) y R-2 (III) los cuales pudieron haber cum-plido una función habitacional.

Fase V (figura 17)

Se restringe de forma muy marcada el acceso ha-cia el Recinto-2 (II) y al Recinto-2 (III) medianteun vano de casi 40 cm.

A la vez, se construyen muros bajos de piedra quedelimitan nuevamente el Recinto-2 (II), llegando aalcanzar una longitud de 3 m y un ancho de 1 m.

Este recinto seguiría guardando una relación direc-ta con el Recinto-2 (III) ubicado hacia el sureste.

Por otro lado, se clausura, con un muro de pie-dras, el acceso ubicado en el vértice suroeste delRecinto-2 (I).

De esta forma se estaría evitando una circulaciónfluida de ingreso y salida a través del espacio cere-monial del Recinto-1.

Fase VI (figura 18)

La fase constructiva VI constituye un momentoen el cual la actividad ceremonial/ritual se diversificaen dos recintos: R-1 y R-6.

El acceso principal a este conjunto de recintoscontinúa siendo por el lado norte del Recinto-4, apartir del cual se podía ingresar, hacia el oeste, sinmayores restricciones, al Recinto-1, y por el Este,a través de un desnivel, al Recinto-6.

Desde el Recinto-1 se puede ingresar, pero deforma restringida, a través de un vano elevadohacia el Recinto-2, el cual constituye una nueva es-tructura, construida sobre los antiguos Recintos-2(II) y 2 (III), los que fueron cubiertos por una capade tierra y guijarros de diverso tamaño. Este nue-vo recinto (R-2) estuvo delimitado por una paredde quincha.

A continuación, hacia el lado Este del Recinto-2 sehabilita un espacio, el cual presenta un fogón y unpequeño altar, denominado Recinto-6 (R-6) y queconstituye el espacio en donde se concentraría lamayor cantidad de personas durante las ceremo-nias que en este módulo se realizaban.

Si bien en el Recinto-6, con fogón central y altar,se estarían concentrando una mayor cantidad depersonas, es el Recinto-1, también con fogón cen-tral, el que guardaría mayor importancia por rea-lizarse allí una ceremonia de carácter privado conla participación de un grupo social bastante re-ducido, tal vez de mayor rango que aquellas queestarían participando en las actividades del Re-cinto-6.

Fase VII (figura 19)

Se infiere que durante esta fase la actividad cere-monial decae y los recintos se convierten en espa-cios simplemente de concentración de grupos depersonas.

Los fogones tanto del Recinto-1 (figura 20) comodel Recinto-6 fueron sellados; asimismo el vanode acceso entre el Recinto-1 y el Recinto-2 fue se-llado por un muro de piedra de 1,20 m de longi-tud y una altura de 45 cm.

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Figura 15. Planta e isometría de la Fase III - Módulo Nº 2 (Sector A).Figura 15. Planta e isometría de la Fase III - Módulo Nº 2 (Sector A).Figura 15. Planta e isometría de la Fase III - Módulo Nº 2 (Sector A).Figura 15. Planta e isometría de la Fase III - Módulo Nº 2 (Sector A).Figura 15. Planta e isometría de la Fase III - Módulo Nº 2 (Sector A).

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Figura 16. Planta de la Fase IV - Módulo Nº 2 (Sector A).Figura 16. Planta de la Fase IV - Módulo Nº 2 (Sector A).Figura 16. Planta de la Fase IV - Módulo Nº 2 (Sector A).Figura 16. Planta de la Fase IV - Módulo Nº 2 (Sector A).Figura 16. Planta de la Fase IV - Módulo Nº 2 (Sector A).

La quema en algunas partes de los pisos permiteinferir la posibilidad de que se hayan preparado ococinado (en menor medida) algunos alimentos.

El Recinto-1 tan sólo tiene comunicación direc-ta con el R-3 y el R-4. Es en este Recinto-1 don-de también se hallan pequeñas huellas de quemasobre el piso, lo que sumado a su configuraciónarquitectónica constituye indicadores sugerentesde una probable función habitacional/domés-tica.

Fase VIII

Corresponde al momento en que se produce elenterramiento de las estructuras para dar paso a laconstrucción de grandes plataformas elaboradascon muros de contención perimétricos.

El enterramiento que se produce sobre el espaciocomprendido entre el R-1 y parte del R-3 habríatenido un carácter especial:

Primero, se colocó sobre el fogón sellado una can-tidad considerable de argamasa de color gris claro;se observa, además, un bloque de argamasa amari-llenta (de 18 por 17 por 12 cm), guijarros casi me-dianos quemados y algunos sin quemar.

Segundo, cerca de la argamasa que cubre el fogónse colocó sobre el piso (P-1) una bolsa o red, lacual presentaba plumas amarillas sujetadas con hi-los muy delgados; además, había hojas de pacae,vértebras de anchoveta y sardina, y fragmentos demate asociados. Todo ello cubierto por una pie-dra angulosa (de 26 por 17 por 11 cm).

Tercero, se cubrió buena parte del piso con unacapa de ceniza (capa V), la cual alcanzaba un espe-sor de hasta 6 cm, que contenía fragmentos decarbón muy pequeños y material orgánico (frag-mentos de mate, choros, semillas de algodón yvértebras de sardina).

Cuarto, se colocaron manojos de sauce asociadosen conjuntos sobre la ceniza; estos conjuntos a su

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Figura 17. Planta de la Fase V - Módulo Nº 2 (Sector A).Figura 17. Planta de la Fase V - Módulo Nº 2 (Sector A).Figura 17. Planta de la Fase V - Módulo Nº 2 (Sector A).Figura 17. Planta de la Fase V - Módulo Nº 2 (Sector A).Figura 17. Planta de la Fase V - Módulo Nº 2 (Sector A).

vez estaban circundados por piedras angulosas detamaño mediano, algunas con pigmento rojo. Enalgunos conjuntos se hallaron, asociados, artefactoslíticos, porciones de paja, fragmentos de cuarzo, etc.

Y quinto, sobre todo lo descrito anteriormente sedispuso de 46 shicras (bolsas de contención elabo-radas con fibra vegetal, las cuales contienen pie-dras al interior), de las cuales 10 contenían sólocantos rodados y estaban ubicadas hacia el norte,ocho contenían entre cantos rodados y piedrasangulosas (principalmente granodiorita) y fueroncolocadas en la parte central y 28 shicras conteníanprincipalmente rocas de granodiorita, las que fue-ron depositadas en el lado sur del Recinto-1.

Luego todos los recintos fueron cubiertos con unrelleno de tierra y piedras (capa IV), el cual conteníadesechos de moluscos (principalmente choros mo-rados). Todo ello constituiría el relleno constructivocon el que se edificarían finalmente las plataformas,

las cuales han sido hechas con grandes bloques depiedra, que podrían alcanzar alturas de hasta 65-75cm. Dichos muros eran elaborados con piedras de35-40 cm aproximadamente de altura y 20 cm deespesor, unidas con argamasa de color gris oscuro,la cual presenta inclusiones de grama. Cabe señalarque se ha observado al interior de los rellenos (capaIV) ubicados en las periferias del Módulo Arquitec-tónico N° 2, una mayor presencia de choros mora-dos, lo cual indicaría un cambio climático en rela-ción con las fases anteriores, en los que se combinala presencia de choros y machas.

Interpretaciones

De la diversificación de las funciones

Los indicadores muestran una actividad ligada alconsumo de alimentos, así como también recin-tos habitacionales, pero junto con ello hubo es-

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Figura 18. Planta e isometría de la Fase VI - Módulo Nº 2 (Sector A).Figura 18. Planta e isometría de la Fase VI - Módulo Nº 2 (Sector A).Figura 18. Planta e isometría de la Fase VI - Módulo Nº 2 (Sector A).Figura 18. Planta e isometría de la Fase VI - Módulo Nº 2 (Sector A).Figura 18. Planta e isometría de la Fase VI - Módulo Nº 2 (Sector A).

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Figura 19. Planta de la Fase VII - Módulo Nº 2 (Sector A).Figura 19. Planta de la Fase VII - Módulo Nº 2 (Sector A).Figura 19. Planta de la Fase VII - Módulo Nº 2 (Sector A).Figura 19. Planta de la Fase VII - Módulo Nº 2 (Sector A).Figura 19. Planta de la Fase VII - Módulo Nº 2 (Sector A).

pacios en donde se realizaron acciones de culto,dentro de formalidades rituales que habrían des-embocado, con el paso del tiempo, en unacomplejización que también se observa, aunquede carácter mayor, en los templos.

De la arquitectura como reflejo de la religión

Aquellos templos que son estructuras monumentalesy las edificaciones no monumentales, como la investi-gada, son construcciones que reflejan un nivel deexplotación de la clase dominante con uso de lareligión como instrumento ideológico de coerción.

Al respecto, Bate (1984: 79) explica que «con el de-sarrollo de la explotación clasista, se origina y desa-rrolla igualmente la religión como concepción delmundo que (...) refleja la nueva situación social, con-virtiéndose en instrumento ideológico de domina-ción: los sacerdotes que ofician los ritos son (...) losrepresentantes de los dioses ante las comunidades,e intercambian con éstas productos materiales yfuerza de trabajo por servicios ‘espirituales’».

En general, se debe indicar que en Caral existe unmarcado uso diferenciado del espacio, en dondese construyeron grandes estructuras de carácterpúblico, templos y residencias, pues son éstas unaclara expresión física de uno de los centros másimportantes del surgimiento de la ciudad en losAndes Centrales.

En el valle de Supe todo hace indicar que existióuna integración cultural, en la que se habría for-mado un Estado prístino con un gobierno unifi-cado, cuya población habría construido un con-junto de centros urbanos, enmarcado dentro delo que quizá fue el proceso más temprano decomplejización social en los Andes Centrales.(Shady et al., 2000: 14).

De las ofrendas

Las ofrendas pueden ser individuales (manojosde sauce, de molle, textiles quemados con o sinarmazón de pequeñas ramas delgadas, etc.) o múl-tiples (hallados en hoyos, que contenían diversos

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elementos, como por ejemplo, apelmazados devegetales, grandes choros morados, mates, este-ras, etc.).

Además, se observan otros elementos o materialesque también fueron colocados durante el enterra-miento y consecuente remodelación de las estruc-turas; ellos pueden ser: ceniza, textiles, shicras, etc.

Todo lo cual constituye una serie de indicadoresde un trasfondo ideológico; producto de lacosmovisión de la sociedad de Caral, plasmadoprincipalmente durante el proceso constructivo delas edificaciones, hayan o no cumplido éstas unafunción ceremonial/ritual.

En lo que respecta a los mechones de cabello, ta-les como los hallados en la capa IX del Recinto-1,se sabe que han sido reportados en pocos yaci-mientos del Arcaico Tardío: Wendt (1964: 21)menciona que en Río Seco de León, «(...) se halla-ron con cierta frecuencia»; en Los Gavilanes,Bonavía los halló en el Hoyo 1, y envueltos por untejido los halló en la boca del Hoyo 4 y de igualforma en el Hoyo 7; también los halló en el edifi-cio público, entre el relleno pero muy cerca delpiso y sobre el piso, asociado al fogón central.Bonavía (1982: 271) considera que «es posible,como dice Feldman, que sean ofrendas propicia-torias o consagratorias que en el caso de Los Ga-vilanes están asociadas a edificios de interés públi-co, pero que en Áspero parecerían estar vincula-das también a estructuras profanas».

Lo cierto es que los mechones de cabello estánpresentes tanto en estructuras residenciales comoen estructuras dedicadas a actividades rituales oceremoniales; por otro lado, cualquiera que sea laasociación a otro material (textiles, etc.) con el cualse hayan depositado, estos mechones debieron te-ner un significado aún no muy claro.

De las shicras

En principio, el término shicra ha sido recogidodel diccionario quechua del Huallaga: Rimaycuna-Quechua de Huánuco (1998), en el cual tiene el si-guiente significado: «Bolsa o canasta tejida de fi-bra de maguey». Si bien el junco (Schoenoplectus sp.)y la Cortaderia sp. son las fibras vegetales utilizadasprincipalmente en la manufactura y no el maguey,igualmente sigue siendo shicra uno de los términosquechuas que más se acerca a la definición de estetipo de tejidos.

Otros investigadores han optado por dar otrasdenominaciones, como por ejemplo Bonavía(1982), quien las denomina bolsas de contención; Quilter(1985; 1991) las denomina indistintamente sacosde fibra, canastas o shicras; Engel (1967), canastasde carga, etc.

Debemos señalar que en la Costa Norcentral, elreporte más detallado es el realizado por Bonavía(1982: 132-138; 2000: 84) en Los Gavilanes,aproximadamente a 26 km al norte del valle deHuarmey, donde «bolsas de contención» fueron

Figura 20. Detalle del fogón sellado sobre el Piso-1 del Recinto-1. Se observan, enFigura 20. Detalle del fogón sellado sobre el Piso-1 del Recinto-1. Se observan, enFigura 20. Detalle del fogón sellado sobre el Piso-1 del Recinto-1. Se observan, enFigura 20. Detalle del fogón sellado sobre el Piso-1 del Recinto-1. Se observan, enFigura 20. Detalle del fogón sellado sobre el Piso-1 del Recinto-1. Se observan, enla parla parla parla parla parte posteriorte posteriorte posteriorte posteriorte posterior, r, r, r, r, restos de la argamasa que cubría el fogón.estos de la argamasa que cubría el fogón.estos de la argamasa que cubría el fogón.estos de la argamasa que cubría el fogón.estos de la argamasa que cubría el fogón.

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halladas en «un pequeño edificio público que es-tuvo techado y en cuyo centro había un fogón»(Bonavía, 2000: 86). Dicha estructura fue cons-truida hacia los 2500 años a. C., al mismo tiem-po que el sitio fue convertido en un lugar paraalmacenar maíz.

Y en el valle de Supe, su presencia fue reportadapor primera vez por R. Feldman, en el asentamien-to de Áspero, quien indicó que «en las pirámides(...) se introdujo una innovación en el relleno delos cuartos superiores. Consistía en grandes bolsasconfeccionadas de gramíneas y juncos (Cyperus sp.,Typha sp.)» (Feldman 1980, Fung 1999: 179).

La Cortaderia sp. constituyó una materia prima ve-getal flexible, y es probable que aquellas shicraselaboradas a base de esta fibra, y que han sidoreportadas en la presente investigación, pertenez-can a la especie jubata. Lamentablemente laCortaderia sp. no ha sido reportada en yacimien-tos del Arcaico con relación a la manufactura deshicras; se sabe que su uso se ha dado en otrasregiones de América, como por ejemplo el datorecogido por la arqueóloga argentina Cecilia Pérezde Micou (2001), quien a partir de un estudiosobre tecnologías cesteras sobre la base de unacolección que provino de la localidad de Donce-llas, ubicada en la puna de Jujuy, al noroeste deArgentina, identifica en la cestería un uso espe-cializado de algunas partes de la Cortaderia sp.,vegetal que, según menciona, crece localmente.

En la estructura excavada en el Sector A de Caral,se ha podido observar que las shicras fueron colo-cadas en lugares escogidos especialmente, los cua-les han tenido una relación directa con la edifica-ción, sellado o destrucción de un elemento arqui-tectónico.

De esta forma, la shicra habría estado elaboradacon el peso y las dimensiones apropiadas, con-forme a lo requerido en relación directa a la ca-pacidad de carga y resistencia de la persona quela confeccionó, siendo al parecer, una labor rea-lizada más de una vez por cada persona, dentrodel proceso de construcción de alguna estructuradestinada al culto, dada la recurrencia en las va-riables tecnológicas (peso, dimensiones, tipo ytamaños de los guijarros, tipo de fibra vegetal dela estructura principal de las shicras, etc.).

Conclusiones

1. La arquitectura definida hasta el momento, en lapresente investigación, muestra una combinaciónde técnicas constructivas.

2. Existió una actividad ceremonial/ritual al inte-rior del conjunto arquitectónico, pero ésta no siem-pre se mantuvo con la misma intensidad, e inclusolos recintos cambiaron de uso durante algunas fa-ses, diversificándose la función entre lo ceremo-nial/ritual y lo habitacional.

3. Se infiere que hubo actos rituales durante y des-pués de las remodelaciones, evidenciados por lapresencia de ofrendas dejadas al interior de losrellenos constructivos.

4. Las ofrendas pueden ser individuales o múltiples,además de otros elementos o materiales que tam-bién fueron colocados durante el enterramiento yconsecuente remodelación de las estructuras.

5. La utilización de las shicras sería el reflejo, plas-mado en una expresión artesanal, de una por-ción de la cosmovisión de la sociedad que lasempleó.

Notas

1 La descripción en cuanto al tamaño de las piedras conte-

nidas en las diferentes capas estratigráficas está en relacióncon los siguienes parámetros longitudinales, estableci-dos arbitrariamente:Muy pequeño: De 1,5 a 3,5 cm.Pequeño: De 4 a 6,5 cm.Entre pequeño y mediano: De 7 a 10 cm.Mediano: De 10,5 a 15 cm.Entre mediano y grande: De 15,5 a 19 cm.Grande: De 19,5 a 25 cm.Muy grande: De 25,5 a más.

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Bonavía, Duccio1982 Los Gavilanes. Mar, desierto y oasis en la historia delhombre. Lima: COFIDE-IAA.

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Wendt, W. E.1964 «Die Präkeramische Siedlung am Rio Seco, Peru».Baessler-Archiv, Neve Folge, Band IX. pp. 225-275.

ANEXOS

Anexo I

Principales materiales orgánicos identificados en lasdiferentes capas estratigráficas.

TTTTTabla 1. Mabla 1. Mabla 1. Mabla 1. Mabla 1. Material vaterial vaterial vaterial vaterial vegetalegetalegetalegetalegetal

TTTTTabla 2. Mabla 2. Mabla 2. Mabla 2. Mabla 2. Material animalaterial animalaterial animalaterial animalaterial animal

TTTTTabla 3. Mabla 3. Mabla 3. Mabla 3. Mabla 3. Material ictiológicoaterial ictiológicoaterial ictiológicoaterial ictiológicoaterial ictiológico

TTTTTabla 4. Mabla 4. Mabla 4. Mabla 4. Mabla 4. Material malacológicoaterial malacológicoaterial malacológicoaterial malacológicoaterial malacológico

Nombre común

Rata silvestre Muridae indeterminado

Especie

Nombre común

Anchoveta Sardina

Especie

Engraulis ringensSardinops sagax

Nombre común Especie

Mate Lagenaria sicerariaAlgodón Gossypium barbadensePacae Inga feuilleiSauce Salix humboldtianaJunco Shoenoplectus sp.Caña brava Gynerium sagittatumMolle Schinus molleHuarango Prosopis sp.Carricillo Phragmites australisGrama Fam. Poaceae

Nombre común

Macha

Choro zapato o choro morado

Mesodesma donacium

Especie

Choromytilus chorus

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Anexo II

Dimensiones, peso y materia prima vegetal empleada en la elaboración de las Dimensiones, peso y materia prima vegetal empleada en la elaboración de las Dimensiones, peso y materia prima vegetal empleada en la elaboración de las Dimensiones, peso y materia prima vegetal empleada en la elaboración de las Dimensiones, peso y materia prima vegetal empleada en la elaboración de las shicrasshicrasshicrasshicrasshicras.....

N° de Shicra (*)

Estructura principal

Estructura complementaria Norte-sur Este-oeste Espesor Peso (kg. Aprox.)

56 Cortaderia sp. ----- 28 33 23 13,057 Cortaderia sp. ----- 36 35 17 18,558 Cortaderia sp. ----- 39 28 14 13,559 Cortaderia sp. ----- 26 37 16 13,060 Cortaderia sp. ----- 46 45 14 28,7561 Cortaderia sp. ----- 34 37 21 22,162 Cortaderia sp. ----- 24 23 14 6,5063 Cortaderia sp. ----- 30 33 16 13,064 Cortaderia sp. ----- 35 32 11 14,065 Cortaderia sp. ----- 36 35 17 16,566 Cortaderia sp. ----- 35 34 11 17,567 Cortaderia sp. ----- 36 34 15 15,068 Cortaderia sp. ----- 39 29 17 20,069 Cortaderia sp. ----- 32 33 21 17,570 Cortaderia sp. ----- 36 24 16 15,171 Cortaderia sp. ----- 37 40 17 14,072 Cortaderia sp. ----- 34 19 23 15,573 Cortaderia sp. ----- 35 30 19 10,7574 Cortaderia sp. Soguilla de junco (Schoenoplectus sp. ) 30 35 20 13,7575 Cortaderia sp. ----- 28 26 12 10,076 Cortaderia sp. Soguilla de junco (Schoenoplectus sp. ) 36 14 16 8,077 Cortaderia sp. ----- 25 34 17 13,078 Cortaderia sp. Soguilla de junco (Schoenoplectus sp. ) 30 24 19 10,079 Cortaderia sp. Soguilla de junco (Schoenoplectus sp. ) 35 34 25 18,580 Cortaderia sp. Soguilla de junco (Schoenoplectus sp. ) 30 34 19 21,081 Cortaderia sp. ----- 33 30 22 14,082 Cortaderia sp. ----- 35 31 11 18,2583 Cortaderia sp. ----- 34 29 12 16,084 Cortaderia sp. ----- 20 24 15 5,2585 Cortaderia sp. ----- 30 28 20 13,2586 Cortaderia sp. Soguilla de junco (Schoenoplectus sp. ) 27 41 25 18,087 Cortaderia sp. ----- 35 26 19 15,088 Cortaderia sp. Soguilla de junco (Schoenoplectus sp. ) 33 29 18 19,7589 Cortaderia sp. Soguilla de junco (Schoenoplectus sp. ) 29 40 13 13,2590 Cortaderia sp. ----- 28 24 15 14,091 Cortaderia sp. Soguilla de junco (Schoenoplectus sp. ) 39 33 22 13,092 Cortaderia sp. ----- 35 32 18 9,7593 Cortaderia sp. Soguilla de junco (Schoenoplectus sp. ) 26 35 15 8,2594 Cortaderia sp. ----- 22 20 11 3,595 Cortaderia sp. ----- 30 36 24 16,2596 Cortaderia sp. ----- 34 29 25 17,097 Cortaderia sp. Soguilla de junco (Schoenoplectus sp. ) 30 31 16 14,598 Cortaderia sp. ----- 29 30 18 12,7599 Cortaderia sp. Soguilla de junco (Schoenoplectus sp. ) 30 25 22 10,0100 Cortaderia sp. Soguilla de junco (Schoenoplectus sp. ) 36 33 14 16,5101 Cortaderia sp. ----- 29 35 19 12,5

Fibra vegetal Dimensiones (cm)

(*) La numeración de las shicras ha sido hecha en orden correlativo, en relación a aquellas recuperadas en excavaciones anteriores del Sector A.

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«(...) le cortaban al dicho difunto vnos pocos cabellos y los llebaban a los machaisde sus malquis y alli los guardaban (...) ensima de los cabellos echaba chicha cocamais degollaba cuyes (...) raspando vnos polvos de vnas conchas del mar (...)».

«Y que quando morian les cortaban los cauellos y es costumbre» (Duviols,1986: 150).

UUUUUna tumba cirna tumba cirna tumba cirna tumba cirna tumba circular prcular prcular prcular prcular profanadaofanadaofanadaofanadaofanadade la Ciudad Sagrada dede la Ciudad Sagrada dede la Ciudad Sagrada dede la Ciudad Sagrada dede la Ciudad Sagrada de

Caral-SCaral-SCaral-SCaral-SCaral-Supe*upe*upe*upe*upe*

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tor alto de la ciudad de Caral, cerca de un pro-montorio rocoso, con acumulación de grandesbloques de piedras cortadas, que aparece en lasfaldas de las estribaciones andinas y limitan el ladoEste de la quebrada de Chupacigarro. Una dunaque corre en dirección transversal a la quebrada,aísla a la unidad, pues cierra la quebrada y el anti-guo camino de vinculación entre Caral, el valle deHuaura y las playas de Végueta.

La tumba fue construida sobre una pequeña eleva-ción natural del terreno, conformada por cascajo yarena; actualmente ocupada por achupallas (Tillandsiasp.). Aparecía como una plataforma pequeña ente-rrada en medio del terreno desértico (figura 1).

La estructura circular

Esta estructura tiene un diámetro promedio de4,15 m de norte a sur y 4,20 m de oeste a este. Laaltura conservada de los muros varía entre 45 y 51cm, con escombros de 1,25 m de promedio, loque hace suponer una altura original de 1,75 m,que coincide con otras de la ciudad.

LAS EXCAVACIONES SISTEMÁTICAS que se vienen rea-lizando en la Ciudad Sagrada de Caral han revela-do ciertas constantes en cuanto a diseños arquitec-tónicos y técnicas constructivas. Así, son pocas lasestructuras de forma circular y todas, sea por suforma distintiva o por su relativo aislamiento, hansufrido los embates de excavadores furtivos dedistintas épocas.

En el siguiente artículo presentamos las caracterís-ticas arquitectónicas de una de estas estructuras cir-culares y, a la vez, damos cuenta de los restos ha-llados en ella. Nuestro propósito ha sido recupe-rar parte del patrón funerario y de las creencias entorno a la muerte de los pobladores de Caral.

Ubicación de la tumba I-4

La tumba, contenida en una estructura circular, seencuentra aislada en los confines orientales del sec-

(*) Publicado en Boletín del Museo de Arqueología y Antropolo-gía, UNMSM, año 3, N° 5, 2000, Lima, pp. 2-9.

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Figura 2. La construcción circular profanada (los números que aparecen en la figura corresponden a las distintas alturasFigura 2. La construcción circular profanada (los números que aparecen en la figura corresponden a las distintas alturasFigura 2. La construcción circular profanada (los números que aparecen en la figura corresponden a las distintas alturasFigura 2. La construcción circular profanada (los números que aparecen en la figura corresponden a las distintas alturasFigura 2. La construcción circular profanada (los números que aparecen en la figura corresponden a las distintas alturas

tomadas desde el punto datum).tomadas desde el punto datum).tomadas desde el punto datum).tomadas desde el punto datum).tomadas desde el punto datum).

El lado suroeste, donde debió quedar la entrada,estaba totalmente destruido. Casi todo el interiorestaba excavado; sólo se habían conservado in-tactas pequeñas áreas, pegadas a los muros, en unade las cuales se realizó el hallazgo de una cabelleracortada en un contexto especial (figura 2).

El proceso constructivo

La estructura fue erigida sobre el terreno natural;el lugar no había tenido ninguna ocupación pre-via. Se le dio forma circular -bastante regular-mediante el empleo de bloques de piedras corta-das, de aproximadamente 50 cm de largo, unidoscon argamasa de arcilla.

El material de construcción es mayormentegranodiorita, con algunos bloques de basalto ycantos rodados. No se usó el material lítico de la

cantera cercana, a pesar de que hubiera estado dis-ponible con menos esfuerzo.

Sobre la arena se puso una capa de arcilla beige enrelación con la construcción de piedra; el mismomaterial arcilloso, con inclusiones gruesas de arci-lla quemada (algunos trozos muestran improntasde caña), se aplicó como tarrajeo a la pared y piso.En la base de la pared tuvo 10 cm de espesor.Posteriormente, se les agregó una capa de enluci-do y de pintura. Entre el primer tarrajeo y el enlu-cido final se acumuló una capa de arena de 1,2cm, lo que hace suponer que hubo un intervaloentre ambas actividades.

Antes del enlucido se echó una capa de barro gri-sáceo, de 2 cm, mezclada con fragmentos deconchillas, fibras vegetales y huesos de pescado.Sobre ella, la pared externa fue cubierta con unfino enlucido de arcilla, color beige, muy claro y,

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finalmente, se adicionó pintura de color blanco.El piso exterior conservado, de unos 45 cm delargo desde la pared y en torno a la construcción,muestra este mismo tratamiento (figura 3).

No se ha conservado ninguna evidencia de enluci-do en el interior de la estructura.

Estratigrafía

Las excavaciones revelaron el siguiente contenidoestratigráfico (figura 3):

Capa 1. Superficial, compuesta por arenacompactada con inclusiones de granodioritameteorizada, restos de achupallas y algunos frag-mentos de cerámica de pasta color naranja. Gro-sor promedio: 35 cm.

Capa 2. Fragmentos mezclados de muro, piedras,argamasa y arena. Grosor promedio: 50 cm. De-bajo de esta capa estaba la estructura y se halló unaofrenda en el interior de ella.

Capa 3. Enlucido de arcilla de color beige, sobreel cual se agregó un pigmento de color blanco.Constituyó el piso de la estructura, conservado sóloen el exterior.

Capa 4. Barro grisáceo, de 2 cm, mezclado conconchillas, fibras vegetales y huesos de pescado.

Capa 5. Acumulación de arena, de 1,2 cm de espe-sor.

Capa 6. Argamasa de arcilla beige con inclusionesgruesas de arcilla quemada. Algunos trozos tienenimprontas de cañas. Fue aplicada a la pared depiedra y al piso y llevó un alisado tosco.

Capa 7. Bolsones de arena y de roca meteorizadaconstituían el suelo sobre el cual se levantó la cons-trucción.

El hallazgo

En el interior de la estructura fue encontrada unacabellera, sobre la cual se hallaban seis valvas dechoros (Choromytilus chorus), que la cubrían total-mente, con la parte abierta hacia los cabellos. De-bajo de ella, y a modo de base, se habían puestofragmentos de machas (Mesodesma donacium). Aso-ciada a la cabellera, en el lado norte, se recuperóuna piedra horadada en el centro.

El hallazgo estaba sobre tres grandes piedras, lascuales, debido a sus dimensiones y a su forma, nopertenecían al muro. Pensamos primero que ellas

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podrían ser el indicador o sello de la tumba perono fue así, pues inmediatamente después venía lacapa de arcilla, asociada con la base del muro. Estematerial arcilloso sólo se conservaba en una ex-tensión de 1,30 m hacia el oeste; el área restantehabía sido destruida (figura 3).

Otros hallazgos

Al extender la excavación hacia el lado norte de laestructura, a los 3,20 m de la pared, se encontróun fragmento de porra estrellada. Ésta yacía de-bajo de la capa de arena, sobre el suelo natural delsitio, sin materiales asociados (figura 4).

Análisis de la cabellera

La cabellera encontrada tenía los cabellos enrolla-dos; al desenvolverlos, notamos que estaban se-parados en tres grupos y que presentaban los si-guientes rasgos:

• Longitud de 23 cm en promedio; el grupo máslargo tiene 30 cm y el más corto 17 cm.

• Marcas de las ondulaciones formadas por el tren-zado; es posible que antes que fuera cortado elcabello, el individuo tenía un peinado con trenzasy que éstas fueron deshechas.

• Los bordes del conjunto de cabellos están orde-nados. De esto se infiere que habrían sido corta-dos simultáneamente.

• Indicios de alguna sustancia entre los cabellos,probablemente orgánica, que los ha fijado de for-ma rígida. Esta sustancia ha sido agregada des-pués del corte, ya que los bordes de los pelos, pordonde pasó el corte, muestran trazas de la sustan-cia. Además, debió transcurrir el tiempo necesariopara que se secara la cabellera antes de que ellafuera depositada, pues los cabellos no muestranadherencia de arena.

• La existencia de fragmentos de carbón entre loscabellos, de no más de 2 mm de grosor, sin ras-tros de quema alguna, sugiere que el individuoposeedor de la cabellera se habría encontrado cercaa un fogón activo y que el viento u otros agentes,depositaría estos minúsculos trozos. Cabe recor-dar que ni en la capa donde se excavó el hallazgo

Figura 4. Artefactos líticos: a) Piedra horadada. b) Corte de perfil. c) Piedra «estrellada». d) Corte de perfil.Figura 4. Artefactos líticos: a) Piedra horadada. b) Corte de perfil. c) Piedra «estrellada». d) Corte de perfil.Figura 4. Artefactos líticos: a) Piedra horadada. b) Corte de perfil. c) Piedra «estrellada». d) Corte de perfil.Figura 4. Artefactos líticos: a) Piedra horadada. b) Corte de perfil. c) Piedra «estrellada». d) Corte de perfil.Figura 4. Artefactos líticos: a) Piedra horadada. b) Corte de perfil. c) Piedra «estrellada». d) Corte de perfil.

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ni en otras capas de la estructura circular se halla-ron huellas de carbón o ceniza.

Artefactos de piedra

La piedra horadada en el centro está manufactu-rada en granodiorita. Tiene forma lenticular, de10,5 por 9,7 cm de longitud y una altura de 5,0cm. Lleva un agujero cónico, trabajado por am-bos lados, de 4,2 cm de diámetro en la superficieexterna y 2,0 cm en el centro. Presenta un alisadotosco. Se observan huellas de desgaste en el con-torno de la parte media y dos espacios donde seha desprendido la superficie de la piedra; estosúltimos miden 3,5 cm por 2,5 y 2 cm por 1,6.

El fragmento de artefacto de forma estrellada, esde granodiorita fina, de una longitud de 12 cm depunta a punta y 4 cm de altura. Se conservaban dosde las puntas y parte del centro. Las puntas tienenforma cónica, aplanada, de 3,1 cm de diámetro enla base, 1 cm en el extremo adelgazado y una longi-tud de 3 cm. La separación entre las dos puntas, enel extremo es de 6,5 cm. El orificio central tendría2,4 cm de diámetro y 3 cm en la superficie. La pun-ta conservada muestra huellas de desgaste.

En ambos artefactos la técnica de manufactura essimilar. La superficie fue alisada por abrasión.

Interpretaciones

La estructura descrita fue construida en el sectoralto de la ciudad, donde es la única de esa forma ytamaño. Otra de similares rasgos estuvo en rela-ción con el sector bajo. En ambos casos estuvie-ron en áreas marginales, alejadas del espacio ocu-pado por la concentración de las otras edificacio-nes. Es posible que los individuos enterrados enambas construcciones representasen a las dos mi-tades, como símbolo de una antigua organizacióndual de los linajes, que continuaría vigente a nivelceremonial y ritual.

El trabajo de edificación se desenvolvió en dos eta-pas, con un intervalo entre ambas; por ello, se acu-muló la capa de arena entre el tarrajeo y los acaba-dos. Primero se hizo la construcción y tarrajeo y enun segundo momento, ya vinculado con el ritual de

enterramiento, se puso la capa de material orgánico,el enlucido y la pintura en las paredes y pisos.

Se sugiere la función de tumba por el hallazgo dela cabellera, único contexto conservado de la ac-ción destructiva de los profanadores, queexcavaron casi todo el espacio interno. Un pa-trón similar de enterramiento con cabellos corta-dos ha sido descrito para La Galgada, un centrourbano del Arcaico Tardío en Ancash: «En elperíodo más temprano había un elaborado ri-tual de entierro. El pelo del muerto era cortadoen mechones cortos y se cubría la cabeza rapadacon una cesta o bolsa (...) aunque este corte ya nofue practicado por la gente del Precerámico Tar-dío, ellos mantuvieron cuidado sobre su cabello»(Grieder et al., 1988: 196-197). En la sociedad deSupe el cabello fue objeto de prácticas rituales,relacionadas con creencias respecto de él. Se hanencontrado en Caral hoyos con ofrendas ritua-les, constituidas por trozos de textiles, alimentosy mechones de cabellos. En varias culturas andinastodavía se mantiene la costumbre de identificar ala persona con su cabello y existe la creencia en el«daño» que se puede causar a alguien a través delcabello.

El hallazgo de una piedra con horadación cen-tral, asociada a la ofrenda afianza el argumentode asignación de la estructura a Caral y al Arcai-co Tardío (Shady, 1997). No ha quedado claro,sin embargo, la función de este artefacto, quepudo ser para muchos usos: romper moluscos,como se ha planteado en relación con el estable-cimiento del Arcaico Tardío de Río Seco enChancay, destrozar terrones en las actividadesagrícolas o como porra para acciones defensi-vas. En este último caso, su presencia en el mau-soleo especial de Caral estaría vinculada con lafuerza o el poder de la persona enterrada y, comotal, simbolizaría su autoridad.

La filiación de la porra estrellada queda pendientede otros hallazgos en contextos cerrados.

Conclusiones

La estructura circular muestra el estilo y técnicaconstructiva de las otras construcciones de Caral;por tanto, formó parte de esta ciudad. Por ello y

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por el contexto del hallazgo, compartido con LaGalgada, esta estructura puede atribuirse a la cul-tura Supe de Caral del período Arcaico Tardío.

La estructura fue construida ex profeso como tum-ba: se eligió un lugar alejado y sin ninguna ocupa-ción humana previa. No hay indicios de fogones,conductos o restos de alimentos, que la asemeje enfunción al denominado Altar del Fuego Sagrado;en cambio, el contexto del hallazgo y la cabelleracortada sugieren prácticas mortuorias.

La continuidad milenaria de costumbres y ritosvinculados a prácticas funerarias, como puedeinferirse de la información recogida por losextirpadores de idolatrías en la provincia deCajatambo, en el siglo XVII (Duviols, 1986).

La profanación de la estructura ha limitado nuestroconocimiento sobre otros aspectos asociados a losentierros de la sociedad de Supe; no sabremos nadade la persona a quien se le construyó este mausoleoespecial, ni del status y significación que ella tuvodentro de la población; posición importante que, alparecer, prevaleció más allá de su muerte.

Referencias bibliográficas

Duviols, Pierre1986 Cultura Andina y Represión. Procesos y visitas deidolatrías y hechicerías en Cajatambo, Siglo XVII. Cusco: CBC.

Grieder, T., A. Bueno, E. Smith y R. Malina1988 La Galgada, Peru. A Preceramic Culture inTransition. Austin: University of Texas Press.

Shady, Ruth1997 La Ciudad Sagrada de Caral-Supe en los albores de lacivilización en el Perú. Lima: UNMSM.

ANEXO

Restos malacológicosManuel Gorriti

En los análisis de otras ofrendas encontradas en Caral,los choros azules siempre se pusieron enteros, nuncafragmentados. En este caso específico sucedió lo mismo.

Las machas, que se encontraron debajo de la cabellera, amodo de lecho, estaban fragmentadas; y sólo se pudoreconstruir a tres individuos.

En cuanto a las tallas, los choros varían en rangos que vande los 9 a 15 cm. Se ubicaron de la siguiente manera:

• Dos individuos de valvas grandes, lado derecho.

• Dos individuos de valvas pequeñas, lado izquierdo.

• Un individuo de valva muy pequeña, lado izquierdo.

• Un individuo de valva pequeña, lado derecho.

Estas seis valvas son de distintos individuos porque nin-guna de ellas encaja con la otra.

Las machas, en cambio, aparecen:

• Tres individuos de valvas muy pequeñas, puestas en ellado izquierdo.

• Quince fragmentos.

Sobre la base de estas observaciones, podemos afirmarque las medidas y características de los choros correspon-den con la frecuencia de tallas para moluscos utilizadoscomo ofrendas en la Ciudad Sagrada de Caral-Supe.

En este caso, los moluscos no han mostrado evidenciasde haber sido trabajados o modificados como objetosutilitarios (recipientes, herramientas u otros), ni tienenningún material adherido, fortuita o intencionalmente(pigmentos o minerales).

Los choros debieron ser obtenidos mediante el buceo,pues el hábitat de esta especie es la zona del infralitoralrocoso, entre los 4 y 30 m de profundidad. Las machasson de más fácil obtención porque su hábitat se hallaen la zona intermarial o mesolitoral arenoso (playaarenosa).

Estas dos especies son típicas de los contextos arqueo-lógicos excavados en Caral.

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«Y en la dicha colca estaba una casita pequeña que tenia una bentanilla quesalia a una placetilla en la que tenian muchas matas de maiz potos manchadosde sangre cuis enterrados (...) en la dicha placetilla abia un fogon (...) sesentabam todos los dichos yndios (...) y todos le ofrendabam por la ventanilla»

(Duviols, 1986: 23).

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Recuperando la historia del AltarRecuperando la historia del AltarRecuperando la historia del AltarRecuperando la historia del AltarRecuperando la historia del Altardel Fdel Fdel Fdel Fdel Fuego Suego Suego Suego Suego Sagrado*agrado*agrado*agrado*agrado*

cada por un muro, que la circundó a partir de lasegunda fase. Se hace evidente, por las condicionesde su ubicación, características, tamaño y controldel acceso, que esta estructura tuvo un carácter es-pecial y uso muy restringido (figura 1).

Las excavaciones arqueológicas

En 1996, el arqueólogo Arturo Ruiz Estrada, comointegrante del Proyecto Arqueológico Caral, iniciólas excavaciones en algunos sectores del Templodel Anfiteatro y centró su atención en identificarlos componentes de la estructura circular. En esatemporada pudo definir el muro circundante, lapared del Altar Circular, el fogón central y el con-ducto norte (Shady, 1997: 33). Posteriormente, elestudiante Martín García Godos continuó lasexcavaciones para definir los componentes que seapreciaban al Este, al interior de los murosdelimitadores de la estructura circular. Allí apare-cieron dos recintos, separados por una platafor-ma. Finalmente, con el arqueólogo MarcoMachacuay, culminamos el estudio en el campopara identificar la secuencia constructiva. En estatarea, ubicamos el otro conducto, la superposi-ción de pisos en el patio, el silo y definimos el

EN ESTE ARTÍCULO presentamos los resultados delas investigaciones realizadas en la estructura arqui-tectónica denominada Altar del Fuego Sagrado.Se informa sobre la secuencia constructiva, loscambios correspondientes a sus diversas remode-laciones y acerca de los análisis llevados a cabo enlos materiales excavados. Todos estos datos per-miten aproximarnos a la comprensión de las acti-vidades que se desarrollaron en ese lugar a travésdel tiempo y a la función y significado que ellastuvieron para la sociedad de Caral-Supe en los al-bores de la civilización.

Ubicación del Altar

El Altar del Fuego Sagrado se encuentra dentro delas murallas que delimitan el espacio correspondienteal Templo del Anfiteatro, el complejo piramidal másdestacado del sector bajo de la ciudad de Caral;fue, por tanto, una unidad separada del resto de laciudad e integrada a este conjunto pero, al mismotiempo, llegó a tener su propia privacidad, demar-

(*) Publicado en Boletín del Museo de Arqueología y Antropolo-gía, UNMSM, año 3, N° 4, 2000, Lima, pp. 2-19.

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diseño que tuvo el conjunto en sus tres fases cons-tructivas. Hemos contado con la participación dela arqueóloga Sonia López Trujillo, quien se encar-gó de coordinar el análisis de los materiales recu-perados durante las excavaciones.

Estratigrafía

Antes de la excavación, el área aparecía como unamontonamiento de piedras, de forma alargada,casi rectangular, anexada al muro perimetral Estedel Templo del Anfitetaro.

Las capas o estratos excavados son:

Capa A. Compuesta de arena eólica, mezclada conalgunas piedras, de 10 cm de espesor

Capa B. Tierra compacta, bloques de tierra y frag-mentos de revoque color blanco cubrían las es-

Figura 2. Primera fase constructiva del Altar del Fuego Sagrado.Figura 2. Primera fase constructiva del Altar del Fuego Sagrado.Figura 2. Primera fase constructiva del Altar del Fuego Sagrado.Figura 2. Primera fase constructiva del Altar del Fuego Sagrado.Figura 2. Primera fase constructiva del Altar del Fuego Sagrado.

tructuras. Espesor entre 40 y 60 cm. Retirada estacapa, sobre el Altar Circular aparecieron dos frag-mentos de cerámica de pasta rojiza; antes de llegaral piso, se encontró, asimismo, otro fragmento decerámica entre la tierra compacta. El fragmentoes de color rojo con la superficie exterior pulida y,además, pintada de color blanco con un diseñono definido.

Capa C. Correspondiente a un piso pintado decolor gris claro, de 10 cm de espesor.

Capa D. Piso debajo del anterior.

Componentes arquitectónicos del Altar delFuego Sagrado

Visto como conjunto, se aprecia una unidad ar-quitectónica de forma trapezoidal, irregular, de10,40 m por 7 m, que encierra en su espacio cen-

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tral una estructura circular, ligeramente desplazadahacia el norte. Se pueden diferenciar los siguientescomponentes:

1. Un muro circundante, cuyo ancho varía entrelos 35 y 54 cm, construido con cantos rodados ypiedras angulares grandes y medianas. En la basese colocaron las piedras de mayores dimensiones,que pueden abarcar todo el ancho del muro. Estematerial fue unido con argamasa de barro y colo-cado, generalmente, en una doble hilera entrelaza-da.

2. Un recinto circular en el centro, que constituyeel componente principal.

3. Un ambiente accesorio, constituido por una pla-taforma central y dos recintos pequeños, uno acada lado de la plataforma. Ellos están ubicadosal Este del recinto circular principal y separado deél por un muro, muy destruido, que impide distin-guir el acceso al ambiente.

4. El patio o ambiente externo al recinto circular,es decir, el espacio entre el altar y el muro circun-dante.

5. El acceso al conjunto, ubicado en el lado nores-te, de 62 cm de ancho, de forma escalonada, con-siste en una vía de ingreso indirecta, restringidamediante una mocheta (de 54 cm de altura) y elmuro de uno de los recintos del Este.

6. El silo o depósito, asociado a un conducto, enla esquina suroeste.

Figura 3. Corte estratigráfico del hoyo ( A-A´).Figura 3. Corte estratigráfico del hoyo ( A-A´).Figura 3. Corte estratigráfico del hoyo ( A-A´).Figura 3. Corte estratigráfico del hoyo ( A-A´).Figura 3. Corte estratigráfico del hoyo ( A-A´).

El Altar Circular

Es un recinto de 3,60 m, delimitado por un murocircular con un fogón interno, dos conductos deventilación, una plataforma en el interior y otra enel exterior por donde se accede a través de unvano, ubicado en dirección oeste. Tiene 29º NO.

La plataforma exterior o peldaño muestra unaforma trapezoidal, de 2 m de largo en el lado dela puerta, 80 cm de ancho, 2,40 m de largo en ellado opuesto y 15 cm sobre el nivel del piso. Estaplataforma se conecta con el vano de acceso, quetiene un ancho de 41 cm y permite el ingreso deuna persona a la vez.

El nivel del peldaño y del vano se mantiene en unaespecie de canaleta, de 1,50 m de largo, que vadesde el ingreso hasta desembocar en el fogóncentral. El espacio interno restante, en cambio, tie-ne un nivel más alto, de 10 a 12 cm, por encimadel piso de la canaleta, el vano y el peldaño. Laconfiguración interna muestra así un perfil escalo-nado, con dos niveles de piso, la canaleta, el fogóny la plataforma ancha en torno a éste.

El recinto circular tiene paredes de 54 cm de an-cho y una altura conservada entre 62 y 64 cm. Si leagregamos el promedio medido de los escom-bros-1,18 m- podríamos sugerir una altura de 1,80m. La técnica constructiva consiste en una doblehilera de cantos rodados y piedras angulares, degrandes y pequeñas dimensiones; las mayores sepusieron en la base y las más pequeñas han sidocolocadas entre los intersticios a modo de relleno.

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Figura 4. Segunda fase constructiva del Altar del Fuego Sagrado.Figura 4. Segunda fase constructiva del Altar del Fuego Sagrado.Figura 4. Segunda fase constructiva del Altar del Fuego Sagrado.Figura 4. Segunda fase constructiva del Altar del Fuego Sagrado.Figura 4. Segunda fase constructiva del Altar del Fuego Sagrado.

Se definió la forma circular de la pared con unasola cara plana en el exterior; el interior actuó comomuro de contención del relleno que soportó la pla-taforma interna del recinto, formado por materia-les diversos, como cascajo, restos de escombros,materiales orgánicos, piedras angulares, cantos ro-dados y arena fina, en algunas partes mezclados, enotras de forma individual (sólo arena o piedra). Laspiedras del relleno suelen estar cerca del muro, aveces unidas con argamasa para mayor consisten-cia. Al mismo tiempo que se levantaba la platafor-ma interna se construyó el peldaño de ingreso, elfogón y los conductos. Sólo a partir del piso de laplataforma del interior del recinto las paredes inter-nas llevan acabado; debajo del piso de la platafor-ma sólo hay relleno y muro de contención.

El relleno del interior del Altar mide 28 cm des-de el piso antiguo hasta el primer piso de la pla-taforma, y 34 cm, del primero al segundo piso,como efecto de una etapa de remodelación, queelevó la plataforma y, al hacerlo, deterioró el pisoanterior.

Las piedras de la pared externa fueron unidas conargamasa de arcilla de color gris oscuro, que pre-senta como desgrasante abundante material orgá-nico vegetal, particularmente gramíneas.

Entre los escombros del exterior del recinto sehan recuperado fragmentos de argamasa conimprontas de cañas y soguillas, los cuales podríancorresponder a los restos de un techo.

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Tanto el interior como el exterior de las paredesfueron enlucidas y pintadas en distintos períodos.Se aprecia sobre la pared, primero una capa tosca,aplicada en ambas caras, de color gris con mate-rial orgánico, de 3 a 4 cm, seguida por unas capasde arcilla marrón y amarillo al exterior, del mismomaterial usado como argamasa para unir las pie-dras de la pared. Estas capas presentan una super-ficie irregular por el tamaño variado deldesgrasante. Tienen 1,5 a 2 cm y llevan pintura decolor crema.

Posteriormente, se agregó una capa gruesa de ar-cilla de 3 a 4 cm, de color marrón grisáseo, com-pacta, la cual, aunque alisada toscamente, formóuna superficie más homogénea que la anterior.Sobre ésta se añadió un enlucido de arcilla finapulida de color amarillo y fue pintada de colorcrema. Finalmente, aparece una capa de arcilla,color marrón, delgada, de 1,5 cm y capas sucesi-vas de pintura en diversas tonalidades de blanco ygris. El procedimiento de aplicación de un enluci-do general fue repetido hasta tres veces pero larenovación de la pintura ha quedado registrada ennumerosas capas por cada enlucido. Hemos con-tado hasta 25 capas de mayor o menor espesor.Una de ellas está quemada y muestra un color ro-jizo en la pared y el piso, como resultado, aparen-temente, de un fuerte incendio.

Entre los componentes de este conjunto, se hacenotorio que el Altar recibió mucha más atenciónque los otros. El color de la pintura varió duranteel tiempo de funcionamiento del recinto, entre elblanco y gris claro.

El fogón, construido en el centro del Altar Circu-lar, es de forma oval, de doble nivel, cada unodemarcado por lajas de piedra en forma de coro-na, que, posteriormente, fue enlucida. El primernivel está relacionado con el primer piso de la pla-taforma; el segundo, con la elevación de la plata-forma. El fogón tardío mide 22 cm (E-O) por29 cm (N-S); y el más antiguo 40 cm por 64 cm;tiene una profundidad de 34 cm. Las lajas de lascoronas tienen una medida promedio de 7 a 11cm por 4 a 8 cm. La altura del fogón, medidadesde la base hasta el piso de la última platafor-ma, es de 45 cm. El diámetro del fogón fue redu-ciéndose con las sucesivas remodelaciones, puesse le agregaron a las paredes internas nuevas capas

de tarrajeo, enlucido y pintura, hasta alcanzar entre13 y 18 cm de espesor. Finalmente, quedó im-pregnada en la pared del fogón una capa de ceni-za blanca.

La secuencia de capas desde el fogón más recientehasta el más antiguo es: capa de color blanco, de 1cm; capa que muestra al exterior un color blancoy al interior color rojizo por combustión, de 1,5cm; capa de color rojo, de 1 cm; capa marrón, de3 cm; capa marrón-rojiza, de 2 cm; capa de colormarrón oscuro, de 5 cm; piedras de construccióndel fogón con argamasa marrón oscuro y tempe-rante orgánico.

Cerca del piso del fogón salen dos conductos deventilación, que atraviesan toda la parte central delrecinto circular, en dirección norte y sur, por de-bajo de la plataforma interna.

El conducto norte tiene 1,70 m de largo por 20cm de ancho y 10 cm de altura. Su corte diagonales irregular y está definido por dos hileras de pie-dras (cantos rodados y piedras angulares) parale-las, que sostienen a una tercera, a modo de bóve-da. Las piedras están unidas con argamasa y for-man una pared interna homogénea. Este conduc-to atraviesa la pared norte del recinto circular y seextiende en el exterior hasta una distancia de 1,26m, en la forma de un canal, de 14 cm de ancho y10 a 12 cm por debajo del nivel del piso del patioexterno y del muro circundante.

El conducto sur tiene una extensión de 1,66 m delargo por 20 cm de ancho y 18 cm de altura. Suestructura es muy parecida a la del otro conductoy alcanzaba el exterior a través de una abertura enel muro sur del recinto circular pero, a diferenciade aquél, nunca estuvo asociado a un canal exter-no y su acabado fue más tosco. Asimismo, él fuemodificado y sellado durante posterioresremodelaciones del recinto y, por eso, no fue iden-tificado en las primeras temporadas de excava-ción. Este conducto sale del fogón por una aber-tura cónica, de 17 cm de altura, con 8,5 cm deancho en la base y 3,5 cm hacia arriba. La aberturaen la pared sur tuvo 23 por 20 cm en una primerafase y, luego, fue reducida a 11 por 20 cm me-diante la aplicación de un bloque de arcilla en labase y una piedra encima de éste. Un grueso revo-que y capas de pintura lo ocultaron totalmente.

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En general, la trayectoria de los conductos es algosinuosa. La función de ambos habría sido dife-rente, pues el conducto norte contuvo una grancantidad de ceniza, muy blanca; el conducto sur,en cambio, tenía restos de carbón, material orgá-nico, fragmentos de artefactos, mates, huesos ysemillas y, asimismo, las paredes internas de esteconducto mostraban capas de hollín, al igual quelas piedras que formaban su techo. El conductonorte fue mantenido a través del tiempo, mientrasque el conducto sur fue sellado y quedó fuera deuso a partir de las últimas remodelaciones. El con-ducto norte fue encontrado disturbado, sin las pie-dras que servían de bóveda y sin la argamasa derevestimiento. Las aberturas de los conductos en

las paredes del Altar también son diferentes, deforma cuadrangular en el sur y ligeramentetrapezoidal en el norte.

La plataforma de acceso al Altar, de formatrapezoidal, muestra un detalle curioso: la adiciónde una parte en el extremo norte. Al parecer, alfinalizar la construcción y antes de recubrir la super-ficie con enlucido amarillo, trataron de corregir unerror en las dimensiones de ese lado de la platafor-ma mediante la adición de una nueva hilera de pie-dras pequeñas hasta alcanzar los 28 cm adicionales.Para ello, usaron como argamasa el mismo mate-rial utilizado en el enlucido, de color amarillo. Comotodo el Altar Circular, ella fue pintada de blanco.

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Los Recintos del Este

Fueron construidos en el espacio Este del AltarCircular, cuando pusieron el muro circundante ylimitaron el acceso al interior. Ocupan 6,5 m delargo por 2 m de ancho. Están conformados poruna plataforma central (de 2,5 m por 20 cm dealto) y dos recintos cuadrangulares pequeños, unoa cada lado, de aproximadamente 2 m, pues elrecinto norte perdió espacio con el acondiciona-miento del acceso o entrada. Todos ellos fueronconstruidos al mismo tiempo y estuvieron separa-dos del Altar Circular por un muro.

En el interior del recinto norte había una pequeñadepresión cóncava, de 18 cm de diámetro por 5cm de profundidad, pintada al igual que las pare-des y el piso, la cual fue sellada en una remodelaciónposterior. Este hoyo pudo servir como receptá-culo de un recipiente de mate. Adicionalmente, sehan encontrado unos nueve hoyos debajo del pisode los recintos, que deben pertenecer a una faseprevia a la construcción de éstos. En algunos serecuperó un relleno de tierra mezclada con mate-rial orgánico vegetal, trozos de enlucidos, peque-ños guijarros y fragmentos de moluscos. Ellospodrían haber sido hoyos de postes de anterioresocupaciones. Un hoyo tenía 20 cm de diámetropor 14 de profundidad. Contenía fragmentos deuna figura rota, conchuelas, carbones, fragmentosde hueso trabajados, todo enterrado con arena.Debajo de los pisos de estos recintos se encuen-tran áreas quemadas y ceniza, con huesecillos depescado sobre el terreno estéril. La esquina suroestedel recinto sur muestra un hoyo enlucido, de 37cm de diámetro con una pequeña canaleta hacia elnorte, de 13 por 14 cm, el cual fue también ante-rior al recinto.

El muro, que separa estos recintos y el Altar, se di-ferencia de los otros muros porque se utilizaron ensu construcción pequeñas piedras cortadas y cúbi-cas. Es posible que el muro tuviera un vano de ac-ceso a la plataforma, pero su estado de conserva-ción es muy malo. Este muro así como el más viejodel Este muestran enrojecidos algunos sectores delas esquinas de la pared debido a las quemas o fo-gatas que debieron hacerse en esos lugares.

La plataforma central fue construida al mismotiempo que el muro, a base de a un relleno de

piedras angulares medianas unidas con argamasay tierra arcillosa suelta.

Las paredes y pisos de la plataforma y los dosrecintos muestran sucesivas capas de enlucido.

Silo o depósito semisubterráneo

Fue ubicado en la esquina suroeste y sellado cuan-do se construyó el último piso. Estuvo asociadocon el segundo piso (véase figura 4). Es de formaoval, de borde sinuoso e irregular, de 1,40 m delargo por 1 m de ancho en el centro, 54 cm por60 cm en los extremos y 24 cm de profundidad.Las caras internas del silo llevan un enlucido tosco,color blanquecino, que tiene algunas ranuras largasdel artefacto usado como alisador. Los trozos deesta argamasa, de 1,5 cm de espesor, muestran unperfil con abundantes huecos, provenientes de ladesaparición del material orgánico. Este materialcubría un apisonado de barro con restos orgáni-cos, conchillas fragmentadas, y se asentaba sobreel terreno estéril.

El depósito estaba asociado a un conducto, queatravesaba el muro oeste y lo comunicaba con elambiente exterior. Este conducto, de 54 cm delargo, 13,5 por 11 cm en la pared interna y 13 por11 cm en el exterior de la pared, tiene una ligerainclinación hacia el depósito; muestra una formacircular, que sugiere su cierre con un palo o made-ra. El depósito no conservaba ningún indicio so-bre su función concreta.

Cuando se elevó el nivel del patio, el silo fue re-llenado y sellado por el nuevo piso. Éste consis-tió en una arcilla semicompacta de 5 a 8 cm. Paracubrir el silo se colocó una laja de piedra de 30por 48 cm y sobre ella una shicra, que conteníapiedras de diversos tamaños (22 por 15, 18 por11 y 15 por 9 cm), bloques de barro amorfo yalgunos instrumentos líticos toscos (véase figura8a), todo unido con la misma argamasa del nue-vo piso. Pero antes de este relleno se había pues-to debajo de la laja una delgada capa de tierrafina polvorienta, de 1,5 cm de espesor, entre lacual se recuperaron algunos restos de material or-gánico, huesos de anchoveta y fragmentos demoluscos (choro zapato y machas). Esta capacubría el fondo del silo.

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El hoyo ¿ritual?

Antes de que se construyera el Altar Circular y elprimer piso, se excavó un hoyo (figura 2), dondese enterraron cuatro capas sucesivas de hojas y ra-mas «apelmazadas» de sauce (Salix chilense)1, sepa-radas entre sí por capas de ripio. Con ellas habíaunos fragmentos de mate y machas (figura 3). Al-gunos pedazos del «apelmazado» contenían hilosde algodón, los cuales, al parecer, entrelazaban lasramas. Los hilos son de colores pardo y marróncon torsión en Z y un ángulo de 60º. Asimismo,dentro del «apelmazado» se hallaron algunos co-pos de algodón.

El sauce es usado actualmente en la medicinapopular para el tratamiento de algunas dolencias,pero también está vinculado con la conservaciónde algunos alimentos. Es posible que algún usoparecido fuese tenido en cuenta al practicarse elritual de enterramiento descrito.

Secuencia constructiva

Durante una primera fase se construyó el Altar Cir-cular en un área ubicada en la esquina noreste delpatio de la Pirámide del Anfiteatro. Antes de estaconstrucción hubo un piso de color crema amari-llento sobre un enlucido de arcilla gris oscuro, pues-to encima de una capa de ceniza, que va directa-mente sobre el terreno estéril. Este piso estaba aso-ciado a la muralla que circunda todo el Templo delAnfiteatro, a pequeños hoyos de postes y a áreasquemadas. Sobre ese viejo piso se edificó el AltarCircular, que permaneció como un elemento aisla-

FFFFFigura 6. Corigura 6. Corigura 6. Corigura 6. Corigura 6. Corte norte norte norte norte norte-sur (A-Ate-sur (A-Ate-sur (A-Ate-sur (A-Ate-sur (A-A’) del Altar del F’) del Altar del F’) del Altar del F’) del Altar del F’) del Altar del Fuego Suego Suego Suego Suego Sagradoagradoagradoagradoagrado.

do, limitado sólo por la muralla externa. Contabaentonces con la plataforma de ingreso al fogón cen-tral, que tenía una sola corona y los dos conductosde ventilación a nivel del suelo (figura 2).

En una segunda fase se construyó el muro de for-ma cuadrangular, que encerró al Altar; se ubicó elvano de acceso en el muro noreste y la mochetaque cerraba el paso; se agregó la plataforma y losdos recintos del Este, separados del Altar por unmuro interno, que debió tener su vano de accesoelevado en la parte central; se construyó un silosemisubterráneo de forma oval en la esquina su-roeste, al parecer asociado a un conducto ubicadoen el muro oeste (figura 4). Además, se aplicaronsucesivas capas de pintura. Debido a la construc-ción del muro circundante, los conductos de venti-lación fueron modificados: el conducto sur fue clau-surado y quedó oculto con un nuevo tarrajeo, entanto el conducto norte fue extendido al exterior,por debajo del muro, a modo de canal, con 10 a 12cm de profundidad en relación con el nuevo piso.

En el interior del Altar Circular hay evidencias deun incendio, que enrojeció las paredes y el piso. Seelevó la plataforma en 10 a 12 cm; el nivel ante-rior se mantuvo en una canaleta de ingreso, delmismo ancho que el vano, que llevaba al fogón.La elevación del piso de la plataforma fue parale-la con el agregado de una segunda corona al fo-gón central, dándole a éste una sección escalona-da. El fogón quedó reducido en diámetro alagregarse un nuevo enlucido y pintura .

En la tercera fase, se elevó el piso del patio, entre 4y 14 cm, para darle un nivel uniforme. En el área

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Altar Circular; posteriormente, las cenizas corres-pondientes serían devueltas junto con la informa-ción requerida, a cambio de otros bienes entrega-dos al personal de la plataforma, que los deposi-taría en los recintos del Este. Al fogón sólo ten-dría acceso la persona encargada de incinerar losalimentos y otros materiales, ofrendándolos a losdioses.

A diferencia de otros fogones de la ciudad, la ceni-za del fogón del Altar es blanca, muy fina, con altocontenido de carbonato de calcio y fluorapatita que,en el contexto de Caral, podría corresponder a laquema en altas temperaturas de conchas y huesosde pescado, entre otros. El conducto sur conserva-ba, en cambio, restos de mates, zapallos, pescado,palos de huarango y un fragmento de hueso deave, trabajado y decorado con incisiones (figura 7).

Los artefactos enterrados en el silo, dos lajas tos-cas con filos cortantes, sugieren su uso para la sie-ga o corte de plantas y ramas. Asimismo, una lascacon huellas de talla a presión habría servido parafrotar cortezas o pieles. Se encontraron, además,algunas piedras con huellas de golpes, usadas comochancadores. Estos artefactos fueron colocadosdentro del silo, acomodados de un modo espe-cial, en una bolsa de shicra, como si se tratara de unentierro de piedras (figuras 8a-8e).

La secuencia constructiva indica tres grandes fa-ses, con modificaciones mayores, y sucesivasremodelaciones menores. Comparativamente,podemos plantear que el Altar habría sido edifica-do antes que se erigieran en la ciudad las plazascirculares hundidas. Éstas fueron construidas du-rante la tercera fase de funcionamiento del Altar.

del silo, éste fue cubierto con un relleno de piedras,luego de poner como ofrenda algunos productosvegetales y artefactos (figuras 5 y 6). Se agregaron alas paredes y pisos sucesivas capas de enlucidos ypinturas. Se contaron unas siete capas de enlucidos,cada una con varias capas de pintura .

Interpretación

El Altar Circular tuvo paredes de piedra, de 1,80m de altura, con un techo confeccionado con ca-ñas amarradas con soguillas. En un principio estu-vo aislado en el patio Este y, más tarde, fue cerca-do y ampliado en el interior con nuevas construc-ciones.

Este Altar recibió mucha atención; sus paredes ypisos fueron pintados periódicamente.

El Altar Circular estuvo relacionado con las auto-ridades que conducían y administraban el Templodel Anfiteatro, pues se halla dentro del espacioamurallado de éste. Pero, si bien en un primer pe-ríodo el Altar estuvo en el patio Este de aquel Tem-plo, posteriormente adquirió su propia autono-mía, como se evidencia en la construcción de surespectiva muralla, que lo segregó de las activida-des realizadas en ese patio.

El Altar habría tenido funciones estrictamente ri-tuales, muy especiales, las que fueron adquiriendoimportancia creciente, como lo revelan las amplia-ciones que se hicieron y el empeño en darleprivacidad.

El servicio dado por los conductores del Altarsería reconocido con los bienes entregados porsus usuarios. La demanda exitosa habría hechonecesaria la instalación de su respectiva adminis-tración, mediante la construcción de la platafor-ma y los recintos del Este, y que hubiese un accesorestringido para mayor control.

La presencia del silo y el conducto en la murallaoeste podrían indicar una relación entre los con-ductores del Altar y el mundo exterior. Justamen-te en ese lado se halla el peldaño y el vano de in-greso al Altar y el fogón. Es posible que se reci-bieran por el conducto, inclinado hacia el silo, losmateriales que serían quemados en el fogón del

FFFFFigura 7. Figura 7. Figura 7. Figura 7. Figura 7. Fragmento de hueso decorado con incisiones.ragmento de hueso decorado con incisiones.ragmento de hueso decorado con incisiones.ragmento de hueso decorado con incisiones.ragmento de hueso decorado con incisiones.

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Figura 8a. Piedras acomodadas sobre una laja, puesta para rellenar el silo.Figura 8a. Piedras acomodadas sobre una laja, puesta para rellenar el silo.Figura 8a. Piedras acomodadas sobre una laja, puesta para rellenar el silo.Figura 8a. Piedras acomodadas sobre una laja, puesta para rellenar el silo.Figura 8a. Piedras acomodadas sobre una laja, puesta para rellenar el silo.

Figura 8b. Artefactos líticos recuperados de la ofrenda de piedras del silo.Figura 8b. Artefactos líticos recuperados de la ofrenda de piedras del silo.Figura 8b. Artefactos líticos recuperados de la ofrenda de piedras del silo.Figura 8b. Artefactos líticos recuperados de la ofrenda de piedras del silo.Figura 8b. Artefactos líticos recuperados de la ofrenda de piedras del silo.

Figura 8c. Espécimen 1: Diferentes vistas de un artefacto con retoques finos enFigura 8c. Espécimen 1: Diferentes vistas de un artefacto con retoques finos enFigura 8c. Espécimen 1: Diferentes vistas de un artefacto con retoques finos enFigura 8c. Espécimen 1: Diferentes vistas de un artefacto con retoques finos enFigura 8c. Espécimen 1: Diferentes vistas de un artefacto con retoques finos enuno de los bordes.uno de los bordes.uno de los bordes.uno de los bordes.uno de los bordes.

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Respecto a la posición cronológica del Altar delFuego Sagrado, éste forma parte del grupo de pe-queñas estructuras arquitectónicas con fogones cen-trales y conductos de ventilación, identificado en lacosta norcentral, particularmente en el valle deCasma, perteneciente a los períodos Arcaico Tar-dío y Formativo Temprano (Posorski y Posorski,1996: 341-353). Esta clase de edificación tendría susantecedentes en la tradición religiosa Kotosh, aun-que ella expresa una modalidad arquitectónica cir-cular propiamente costeña, como se ha señalado.El ejemplar de Caral podría ser, sin embargo, elantecedente de esta modalidad, como se infiere dela secuencia constructiva reconocida para este sitio.

La forma circular del Altar y ovoide del fogóncon una abertura cónica sugieren su asociacióncon el género femenino; asimismo, la quema dealimentos y otros materiales indicaría la introduc-ción de ofrendas a la tierra como rito propicia-torio de buenas cosechas. Comparativamente, hayotro altar similar, de forma cuadrada, identifica-do en el Templo Mayor, el más destacado de lamitad alta de la ciudad, de la misma forma comoel Templo del Anfiteatro lo es para la mitad baja.Esta hipótesis de identificación de géneros po-dría vincularse con la división dual de la ciudad ycon principios de la organización de la sociedadde Supe.

Figura 8d. Espécimen 2: Diferentes vistas de un artefacto con bordes adelgazadosFigura 8d. Espécimen 2: Diferentes vistas de un artefacto con bordes adelgazadosFigura 8d. Espécimen 2: Diferentes vistas de un artefacto con bordes adelgazadosFigura 8d. Espécimen 2: Diferentes vistas de un artefacto con bordes adelgazadosFigura 8d. Espécimen 2: Diferentes vistas de un artefacto con bordes adelgazadospor percusión.por percusión.por percusión.por percusión.por percusión.

Figura 8e. Espécimen 3: Diferentes vistas de un artecfacto con filo adelgazado porFigura 8e. Espécimen 3: Diferentes vistas de un artecfacto con filo adelgazado porFigura 8e. Espécimen 3: Diferentes vistas de un artecfacto con filo adelgazado porFigura 8e. Espécimen 3: Diferentes vistas de un artecfacto con filo adelgazado porFigura 8e. Espécimen 3: Diferentes vistas de un artecfacto con filo adelgazado porla técnica de percusión.la técnica de percusión.la técnica de percusión.la técnica de percusión.la técnica de percusión.

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LLLLLAAAAA C C C C CIUDADIUDADIUDADIUDADIUDAD S S S S SAGRADAAGRADAAGRADAAGRADAAGRADA DEDEDEDEDE C C C C CARALARALARALARALARAL-S-S-S-S-SUPEUPEUPEUPEUPE 249249249249249

ANEXOS

Anexo I

Material lítico

Se hallaron tres artefactos líticos (véase tabla 1) entre elconjunto de piedras puesto dentro del silo, como partedel relleno, sello del conducto y remodelación del AltarCircular.

Dos de ellos muestran percusiones toscas en los bordes,con mayor adelgazamiento en uno de los lados, que de-bió ser usado como un filo cortante de cortezas o ramas;el otro tiene retoques finos, también en el borde lateral, elcual debió ser utilizado para raspar o frotar objetos másblandos.

Pozorski, Thomas y Shelia Pozorski1996 «Ventilated Hearth Structures in the Casma Valley,Peru». En Latin American Antiquity 7 (4), pp. 341-353.

Shady, Ruth1997 La Ciudad Sagrada de Caral-Supe en los albores de lacivilización en el Perú. Lima: UNMSM.

1999a «La religión como forma de cohesión social ymanejo político en los albores de la civilización en el Perú».En Boletín del Museo de Arqueología y Antropología,UNMSM, año 2, Nº 9, Lima, pp. 13-15.

1999b «El sustento económico del surgimiento de lacivilización en el Perú». En Boletín del Museo de Arqueologíay Antropología, UNMSM, año 2, Nº 11, Lima, pp. 2-4.

1999c «Los orígenes de la civilización y la formación delEstado en el Perú: las evidencias arqueológicas de Caral-Supe (primera parte)». En Boletín del Museo de Arqueología yAntropología, UNMSM, año 2, Nº12, Lima, pp. 2-4.

2000 «Los orígenes de la civilización y la formación delEstado en el Perú: las evidencias arqueológicas de Caral-Supe (segunda parte)». En Boletín del Museo de Arqueología yAntropología, UNMSM, año 3, Nº2, Lima, pp. 2-7.

Terray, Emmanuel1971 El Marxismo ante las sociedades «primitivas». Bue-nos Aires: Editorial Losada.

Como ya se ha planteado (Shady, 1999a, 1999b,1999c, 2000), la ciudad está claramente divididaen dos grandes sectores, uno bajo, donde se en-cuentra una serie de estructuras de tamaño regu-lar y pequeño, siendo la más destacada el Tem-plo del Anfiteatro; y otro alto, donde se constru-yó una serie de estructuras de tamaño grande, enla que resalta el Templo Mayor. En las dos es-tructuras destacadas se han identificado estos pe-queños altares con fogones, pero en uno es cir-cular y en el otro es cuadrangular. Son, además,las únicas que están conectadas a su respectivaplaza circular hundida. Pensamos que los dos sec-tores donde se distribuyeron espacialmente lasdiversas estructuras son expresiones supervivien-tes de la dualidad, que regulaba las relaciones en-tre linajes con fines de ordenamiento exogámico;división espacial que permanecería aun cuandocambiaran las fuentes del poder político (Terray,1971: 83-89). Asimismo, las varias estructuras ar-quitectónicas de cada mitad corresponderían alas numerosas pachacas o «parcialidades», que in-tegraban la organización social del valle de Supe,de base territorial, ya jerarquizada, en el ArcaicoTardío; en Caral, ellas estarían representadas encada templo grande, regular o pequeño, que tie-nen su propio conjunto administrativo anexo. Ladistinción entre estructuras, expresada en los dis-tintos tamaños y complejidad, con una principalentre todas, correspondería al ordenamientopolítico jerarquizado, de base estatal de la socie-dad de Supe, que aparecía por primera vez en lahistoria del Perú. Caral sería el asiento principalde tal Estado, la sede donde se ubicó el gobiernoestatal y se concentraron las factorías de los «prin-cipales», gobernantes de los otros establecimien-tos del valle, pachacas o «parcialidades», para ad-ministrar sus intereses.

Nota

1 Las hojas fueron identificadas por el botánico Hamilton

Beltrán, del Museo de Historia Natural de la UNMSM.

Referencias bibliográficas

Duviols, Pierre1986 Cultura Andina y Represión. Procesos y visitas de ido-latrías y hechicerías en Cajatambo, Siglo XVII. Cusco: CBC.

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LLLLLAAAAA C C C C CIUDADIUDADIUDADIUDADIUDAD S S S S SAGRADAAGRADAAGRADAAGRADAAGRADA DEDEDEDEDE C C C C CARALARALARALARALARAL-S-S-S-S-SUPEUPEUPEUPEUPE250250250250250

TTTTTabla 1. Mabla 1. Mabla 1. Mabla 1. Mabla 1. Material lítico encontrado en el silo del Saterial lítico encontrado en el silo del Saterial lítico encontrado en el silo del Saterial lítico encontrado en el silo del Saterial lítico encontrado en el silo del Sector L-14.ector L-14.ector L-14.ector L-14.ector L-14.

Espécimen 1 Andresita 17,4 10,3 3,6Espécimen 2 Andresita 21,9 11,2 3,6Espécimen 3 Canto rodado 18,9 11,2 4,4

Gro

sor

max

. (cm

)

N° de inventario L-14 Silo

Material

Larg

o (c

m)

Anc

ho

max

. (cm

)

Respecto al pacae, esta clase de árboles frutales ha sidoimportante desde el punto de vista alimenticio y tambiénpor su presencia en las ofrendas. Es posible que los fru-tos pudieron ser colectados de árboles silvestres, aunquesu cultivo por los pobladores de Caral no puede ser des-cartado. Actualmente, se le encuentra en las tres grandesregiones del país (véase tabla 3b).

Para el caso de la calabaza, ésta es una planta rastrera,cuyos frutos, también usados en la alimentación, proba-blemente pudieron ser obtenidos del cultivo. Se conoceque es muy antiguo.

El junco es una planta de la clase Monocotiledónea (comolos pastos, carrizos, totora, etc.), mayormente utilizada en

TTTTTabla 2. Mabla 2. Mabla 2. Mabla 2. Mabla 2. Material malacológico encontrado en el sector L-14aterial malacológico encontrado en el sector L-14aterial malacológico encontrado en el sector L-14aterial malacológico encontrado en el sector L-14aterial malacológico encontrado en el sector L-14.....

TTTTTabla 3a. Rabla 3a. Rabla 3a. Rabla 3a. Rabla 3a. Relación de las diferelación de las diferelación de las diferelación de las diferelación de las diferentes taxas encontradas en lasentes taxas encontradas en lasentes taxas encontradas en lasentes taxas encontradas en lasentes taxas encontradas en lasdistintas unidades del Sector L.distintas unidades del Sector L.distintas unidades del Sector L.distintas unidades del Sector L.distintas unidades del Sector L.

Estos artefactos acompañaban a una gran laja, que tam-bién mostraba algunas percusiones y a un canto rodadocon huellas de golpes en los extremos. El conjunto, ade-más de otras piedras y fragmentos de barro, había sidoacomodado con una shicra en el hoyo del silo, a modo deun entierro de piedras.

Anexo II

Material malacológicoManuel Gorriti

En el patio, cerca al muro oeste se recuperaron dos especiesde bivalvos: choro común (Aulacomya ater), que vive en elsustrato duro de las playas pedregosas, y macha(Mesodesma donacium), propia de la playa arenosa (véasetabla 2). Estas dos zonas del litoral fueron intensamenteexplotadas por los pescadores-mariscadores de Supe.

La presencia del Aulacomya ater es comparativamenteescasa en el sitio de Caral, a pesar de ser un bivalvo conbuen contenido cárnico. La especie Mesodesma donacium,en cambio, está muy bien representada en casi todas lasunidades excavadas de la ciudad y, en este caso, el Altar nofue la excepción.

Anexo III

Material paleobotánicoJosé Roque y Rosa Bueno

Se ha podido encontrar en el recinto cuatro taxas dife-rentes, de leas cuales una se ha determinado hasta elnivel de especie, una hasta género, otra sólo hasta clase;la última no ha podido ser identificada (tabla 3a).

Los restos más abundantes, respecto al número y peso,corresponden a tallos de Dicotiledóneas; la mayor pro-porción de tales restos se halla sin quemar y una menorproporción está carbonizada. Respecto a la claseMonocotiledónea (a la que pertenecen los pastos o elcarrizo), sólo se ha encontrado una pequeña fracción deuna Cyperaceae (Schoenoplectus sp.).

Respecto a los materiales calificados como N.I., éstos nopudieron ser identificados ya que no se cuenta con mate-rial comparativo. No se observa una presencia importan-te de plantas frutales, salvo un cierto porcentaje de pacae.

Especie N.M.I. Porcentaje (%)

Peso (g)

Choro común(Aulacomya ater)Macha(Mesodesma donacium)

1 16,7 8

5 83,3 98

Tax

a

Esp

ecie

Nom

bre

com

ún

Part

e ve

geta

l

Tallos

N.I.

Fruto

Calabaza Semillas

Tallos, semilla,

hojas, fruto

Inga feuillei

Cucurbita sp.

Schoenoplectus sp.

Pacae

Junco

Clase Dicotiledoneae Familia Fabacaeae

Familia Cucurbitaceae

Clase Monocotiledone

Familia Cyperaceae

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TTTTTabla 3babla 3babla 3babla 3babla 3b. . . . . TTTTTaxas encontradas entraxas encontradas entraxas encontradas entraxas encontradas entraxas encontradas entre las unidades del Se las unidades del Se las unidades del Se las unidades del Se las unidades del Sector L-14. Sector L-14. Sector L-14. Sector L-14. Sector L-14. Se incluye incluye incluye incluye incluyen datos sobren datos sobren datos sobren datos sobren datos sobre sus posibles usos, hábitats y su actuale sus posibles usos, hábitats y su actuale sus posibles usos, hábitats y su actuale sus posibles usos, hábitats y su actuale sus posibles usos, hábitats y su actualdistribución nacional.distribución nacional.distribución nacional.distribución nacional.distribución nacional.

cestería u otro tipo de tejidos, cuyos tallos largos no pre-sentan nudos, como los pastos, por ejemplo. Esta plantahabita en zonas húmedas o inundadas (véase tabla 3b). Sediferencia del resto de las especies de la familia Cyperaceaedebido a que sus tallos largos son de sección circular, entanto los otros tienen sección triangular. Todos los miem-bros de la familia pueden ser usados para trenzar o tejersus tallos o fibras cuando están aún frescas o húmedas.

La mayoría de los restos sólo se determinaron hasta elnivel de clase Dicotiledoneae, debido a lo difícil de su iden-tificación por el estado de deterioro, y por la falta de mate-rial adecuado para la comparación. A esta clase pertenece lamayoría de plantas que han sido identificadas en relacióncon el uso alimenticio (frijol, pacae, calabaza, guayaba, etc.).

Anexo IV

Restos óseos

Animales

Roedores, provenientes de los recintos del Este, hansido identificados como Orizomys sp. Se hallaron huesoslargos, extremidades, vértebras, fragmentos de maxilarsuperior con incisivos y molares sueltos.

Su presencia está documentada desde tiempos antiguoshasta nuestros días. Estos roedores son por naturaleza

cavadores de galerías. El hallazgo de sus restos, tantodesperdigados como hacinados caóticamente, hace pensaren plagas, que pudieron estar asociadas a un almacenamientode granos. El cronista Cobo describía: «Hánse visto en estereino de Perú algunas avenidas destos ratones bajar comoenjambres de la sierra a los valles marítimos y dejarlosasolados».

Anexo V

Material ictiológicoLuis Miranda

La lorna se recuperó del conducto norte; la anchoveta y lasardina provienen de los recintos del Este y del conductosur. No se descarta que en el conducto norte hubiesen másmuestras, pero en ese lugar fueron calcinadas (tabla 4).

Anexo VI

Análisis químicos Martha Prado

Resultados del análisis de cenizas

Se realizaron análisis químicos de las cenizas por me-dio de difracción de Rayos X. Para esto, se contó con la

Especie Nombre común Familia Hábitat y

condición Región Usos Parte usada

Cucurbita sp. Calabaza Cucurbitaceae Posiblemente cultivado Costa, sierra Alimenticio Fruta

Inga feuillei Pacae FabaceaePosiblemente cultivado y

silvestre

Costa, sierra, selva

Alienticio (fruta) Industrial

(preservante, combustible, fabricación de

cuerdas, material de construcción)

Semilla, tallo, hoja

Schoenoplectus sp. Junco Cyperaceae Silvestre humedales Costa, sierra Industrial

(combustible) Tallo

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TTTTTabla 4. abla 4. abla 4. abla 4. abla 4. Especies ictiológicas encontradas en el SEspecies ictiológicas encontradas en el SEspecies ictiológicas encontradas en el SEspecies ictiológicas encontradas en el SEspecies ictiológicas encontradas en el Sector L-14.ector L-14.ector L-14.ector L-14.ector L-14.

TTTTTabla 5a. Análisis de la composición química de las cenizasabla 5a. Análisis de la composición química de las cenizasabla 5a. Análisis de la composición química de las cenizasabla 5a. Análisis de la composición química de las cenizasabla 5a. Análisis de la composición química de las cenizasdel Altardel Altardel Altardel Altardel Altar.....

TTTTTabla 5c. Composición química de los moluscos.abla 5c. Composición química de los moluscos.abla 5c. Composición química de los moluscos.abla 5c. Composición química de los moluscos.abla 5c. Composición química de los moluscos.

TTTTTabla 5babla 5babla 5babla 5babla 5b. Composición química de la par. Composición química de la par. Composición química de la par. Composición química de la par. Composición química de la parte blanda de late blanda de late blanda de late blanda de late blanda de laanchoveta.anchoveta.anchoveta.anchoveta.anchoveta.

TTTTTabla 5d. Composición química de los vabla 5d. Composición química de los vabla 5d. Composición química de los vabla 5d. Composición química de los vabla 5d. Composición química de los vegetales.egetales.egetales.egetales.egetales.

colaboración del Instituto Geológico, Minero y Meta-lúrgico (INGEMMET).

Con los compuestos encontrados en las muestras delFogón, Fogón Capa 1 y Fogón Capa 2 se puede afirmarque ellos son el producto de la incineración de restosóseos, ya que la composición química ósea está con-formada por carbonatos, fosfatos y puede, en algunoscasos, presentar una pequeña porción de carbonato demagnesio; estos compuestos están presentes en las

TTTTTabla 5e. abla 5e. abla 5e. abla 5e. abla 5e. VVVVValoraloraloraloralores Mes Mes Mes Mes Munsell para el color de cenizas y enlucidosunsell para el color de cenizas y enlucidosunsell para el color de cenizas y enlucidosunsell para el color de cenizas y enlucidosunsell para el color de cenizas y enlucidos

muestras (véase tabla 5a). Los restos óseos podríancorresponder al material ictiológico, el cual contieneuna alta cantidad de fósforo, calcio y hierro, tanto en laparte ósea como en la parte blanda (véase tabla 5b).Esta deducción se basa en el hallazgo de vértebras calci-nadas en el piso de este sector.

La alta concentración de carbonato de calcio podría in-dicar la incineración de material malacológico, el cualposee un alto contenido de carbonato, tanto en la parte

Nom

bre

com

ún

Esp

ecie

Oto

litos

N.M

.I.

Lorna Sciaena deliciosa 7 (*)Anchoveta Engraulis ringens 678 10 13Sardina Sardinops sagax 3 (*)Total 688 13

Vér

tebr

as(*) Equivale a menos de un individuo.

Veg

etal

es

Cal

cio

(mg)

Fósf

oro

Hie

rro

Camote 22 47 0,7Achiote 120 116 5,6Frejol verde 60Pallar 28Zapallo 39

Carbonato de 69,57 70,38 79,68 11,16calcio Fluorapatita 6,43 6,12 5,78Carbonato 2,52de magnesioHematita 0,87Magnetita 0,1Cuarzo 12,26 15,53 9,84 46,8Arcilla 8,89 7,67 2,48 37,92Anfibol 3,02Amorfo 5,02

Con

duct

o su

r

( % )

(*) Las muestras minerales fueron analizadas por difracción de Rayos X en el INGEMMET.

Min

eral

Fogó

n

( %

)

Fogó

n C

apa

1

( % )

Fogó

n C

apa

2

( % ) M

olus

cos

Cal

cio

(mg)

Fósf

oro

(mg)

Hie

rro

(m

g)

Choro 202 206 0,7 Lapa 102 81 0,2 Macha 80 190 4 Almeja 50 221 2,8

Esp

ecie

ic

tioló

gica

Cal

cio

(mg)

Fósf

oro

(mg)

Hie

rro

(mg)

Anchoveta 105 300 4,6

N° de inventario Elemento Color Valor Munsell

21 Ceniza de fogón * Gris claro 10YR8/1 (white) 5023 Ceniza de fogón * conducto norte Gris claro 10YR8/1 (white) 48024 Pared externa, pintura crema Amarillo claro 2.5YR7/3 (pale yellow) 1,525 Pared externa, color del enlucido Amarillo 10YR6/4 (light yellowwish brown) 1,826 Ceniza de fogón * conducto norte-capa 1 Gris claro 10YR8/1 (white) 1927 Ceniza de fogón * conducto norte Gris claro 10YR8/1 (white) 8,528 Ceniza de fogón conducto norte Gris 10YR7/1 (light gray) 1100

Peso (g)

(*) Muestras analizadas por difracción de Rayos X en los laboratorios de INGEMET.

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calcárea como en la parte blanda (véase tabla 5c). Ade-más, en este sector se han encontrado fragmentos muychicos de material malacológico quemado.

La presencia de carbonato de calcio en la muestra to-mada del conducto sur y la ausencia de fosfatos sugierenla incineración de material malacológico.

Finalmente, aunque con menor probabilidad, los restosminerales también podrían provenir de vegetales carbo-nizados. Sin embargo, es imposible identificarlos (véaseTabla 5d y 5e).

Anexo VII

Otros materiales arqueológicos

Cerámica

Los tres fragmentos de cerámica corresponden a partesdel cuerpo de vasijas cerradas. El temperante es

mediamente fino, con restos pequeños de carbonatos; laconsistencia de la pasta es semicompacta y presenta frac-tura regular. El color de la pasta es rojizo, de una oxida-ción completa. La superficie, de un color anaranjado y conun alisado uniforme, presenta decoración externa, conpintura crema, sin diseño definido; el interior muestraun alisado tosco, de superficie irregular con marcadas es-trías.

Estos tiestos habrían sido introducidos por losexcavadores «clandestinos» prehispánicos, que se inte-resaron por las construcciones circulares existentes enCaral.

Artefacto de hueso

En el conducto sur se recuperó un fragmento de huesocon incisiones. Esta pieza se encuentra pulida y decoradacon dos líneas incisas diagonales. El tamaño del frag-mento no permite determinar su función. El hueso es deave (figura 6).

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Enterramiento ritual de estructurasEnterramiento ritual de estructurasEnterramiento ritual de estructurasEnterramiento ritual de estructurasEnterramiento ritual de estructuras ar ar ar ar arquitectónicas en un sector rquitectónicas en un sector rquitectónicas en un sector rquitectónicas en un sector rquitectónicas en un sector residencialesidencialesidencialesidencialesidencial

periférico de Caral (Arperiférico de Caral (Arperiférico de Caral (Arperiférico de Caral (Arperiférico de Caral (Arcaico caico caico caico caico TTTTTararararardío)*dío)*dío)*dío)*dío)*

RRRRRODOLFOODOLFOODOLFOODOLFOODOLFO P P P P PERALERALERALERALERALTTTTTAAAAA

se conforma por 32 conjuntos arquitectónicos dediversa magnitud y función, de los cuales se hanidentificado hasta el momento seis edificiospiramidales mayores y una serie de construccionesmedianas y pequeñas, entre templos, sectores resi-denciales, plazas públicas, altares, etc. (Shady,1997).

Los primeros trabajos en un sector periférico deCaral, fueron realizados por la entonces estudiantede arqueología Dalila Huachaca en 1998, en el Sec-tor X. Posteriormente, en agosto de 2000, y comoparte de un curso de la especialidad de arqueologíade la UNMSM, tres alumnos, entre los cuales seencontraba el autor, continuamos con los trabajosen el sector mencionado. En esa temporada fueexcavada la cuadrícula denominada Unidad N0W1de 2 por 2 m, profundizándose hasta uno de losniveles más próximos a la capa estéril (a 20 cm). Enla segunda etapa, el trabajo estuvo encaminado a laobtención de datos que sirvieran para complemen-tar la información antes obtenida.

Ubicación del área investigada

El sitio arqueológico de Caral se ubica en la mar-gen izquierda del río Supe, en la parte inferior delvalle medio, a 350 msnm, en la costa norcentraldel país. Las coordenadas geográficas son 10º53’latitud sur y 77º32’ longitud oeste.

EL RECUBRIMIENTO RITUAL de estructuras arqui-tectónicas es un fenómeno recurrente en diversasregiones del área andina. Muchos investigadores haninterpretado esta práctica como una acciónpreservadora de la integridad del piso, al cual losantiguos andinos habrían conferido una noción desacralidad (Bonnier, 1988; Shimada, 1986). Esta ac-tividad tuvo sus primeras manifestaciones en la ar-quitectura de la región norcentral del Perú duranteel período Arcaico Tardío (3000-1500 años a. C.).

Elizabeth Bonnier (1997) integró dicho patrón alo que ella denominó «tradición arquitectónicaMito», luego de realizar un estudio comparativoentre cinco sitios de la región: Kotosh, Shillacoto,La Galgada, Huaricoto y Piruru.

Las evidencias recuperadas en un sector residen-cial periférico de la ciudad de Caral, denominadoSector X (figura 1), refuerzan muchos de los prin-cipios propuestos por Bonnier, a la vez que se re-velan otros elementos distintivos, que contribuyenal enriquecimiento del debate.

Desde 1996, cuando comenzaron los trabajos deexcavación en Caral, la mayor parte de ellos seconcentraron en el área monumental o nuclear. Ésta

(*) Publicado en Boletín del Museo de Arqueología y Antropolo-gía, UNMSM, año 4, Nº 6, 2001, Lima, pp. 143-152.

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Figura 2. Isometría del Sector Residencial X. Vista panorámica de sur a norte. Los recintos articulados pertenecen al primerFigura 2. Isometría del Sector Residencial X. Vista panorámica de sur a norte. Los recintos articulados pertenecen al primerFigura 2. Isometría del Sector Residencial X. Vista panorámica de sur a norte. Los recintos articulados pertenecen al primerFigura 2. Isometría del Sector Residencial X. Vista panorámica de sur a norte. Los recintos articulados pertenecen al primerFigura 2. Isometría del Sector Residencial X. Vista panorámica de sur a norte. Los recintos articulados pertenecen al primermomento de ocupación (Pmomento de ocupación (Pmomento de ocupación (Pmomento de ocupación (Pmomento de ocupación (Período I).eríodo I).eríodo I).eríodo I).eríodo I).

El Sector X se encuentra en la periferia NW delárea monumental, a unos 180 m de las edifica-ciones públicas más cercanas (Sector D)(véasefigura 2).

Entorno ecológico y desarrollo interregional

El área norcentral es el territorio comprendidoentre los ríos Santa y Chancay, las zonas serranasaledañas, el alto Huallaga y el alto Marañón. Estáconformada por diversos nichos ecológicos, enrelación occidental u oriental, a la cadena monta-ñosa andina y al nivel de altitud; los recursos dis-ponibles en esta región fueron entonces muy va-riados (Bonnier, 1988; Shady, op. cit.).

Para el caso específico de Caral, se aprovecharonproductos del valle costeño más próximo, cuyadensa vegetación conforma el denominado «monteribereño»; por otro lado, los cerros de la cadenaandina, que limitan ambas márgenes del valle, seconvierten en lomas durante los meses de invier-no; es posible que en el pasado cubriesen una mayorextensión y proporcionaran recursos animales yvegetales, al igual que los pantanos circundantes.Hacia el litoral, el mar se constituyó en una fuenteinagotable de peces, algas y moluscos.

Las evidencias recuperadas -un patrón arquitectó-nico compartido y la presencia de recursos pro-ducidos en diversas zonas ecológicas de esta re-gión- señalan la existencia de contactos interregiona-

Figura 3. Secuencia de capas halladas en el lugar excavado.Figura 3. Secuencia de capas halladas en el lugar excavado.Figura 3. Secuencia de capas halladas en el lugar excavado.Figura 3. Secuencia de capas halladas en el lugar excavado.Figura 3. Secuencia de capas halladas en el lugar excavado.

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LLLLLAAAAA C C C C CIUDADIUDADIUDADIUDADIUDAD S S S S SAGRADAAGRADAAGRADAAGRADAAGRADA DEDEDEDEDE C C C C CARALARALARALARALARAL-S-S-S-S-SUPEUPEUPEUPEUPE258258258258258

Figura 4. Detalle de una cuchara de madera, depositada comoFigura 4. Detalle de una cuchara de madera, depositada comoFigura 4. Detalle de una cuchara de madera, depositada comoFigura 4. Detalle de una cuchara de madera, depositada comoFigura 4. Detalle de una cuchara de madera, depositada comoparte del relleno del Nivel B de la Capa 2.parte del relleno del Nivel B de la Capa 2.parte del relleno del Nivel B de la Capa 2.parte del relleno del Nivel B de la Capa 2.parte del relleno del Nivel B de la Capa 2.

les entre los diversos centros identificados para elArcaico Tardío. Varias hipótesis se han postuladopara explicar estos vínculos, aunque son dos lasposturas predominantes: una pondera el aspectoreligioso y la otra, el político, como base de unaeconomía excedentaria. Para la primera se postulala existencia jerárquica de centros ceremoniales, deacuerdo a la escala, tecnología y labor invertida(Bonnier y Rozenberg, 1988; Burger y Salazar-Burger, 1980); para la segunda, el desarrollo de lasfuerzas productivas, gracias a la implementaciónde un conjunto de innovaciones tecnológicas, ge-neró una complejidad social en los centros pobla-dos pesqueros y agrícolas, creando las condicio-nes para su articulación bajo una organización detipo estatal (Shady, 2000).

En estas páginas no discutiremos la validez de al-guna de estas consideraciones. Sólo destacaremosla ubicación privilegiada del valle de Supe que fa-cilitó su vinculación con regiones de la costa, sierray selva del país, gracias a una serie de vías naturalesde comunicación, que posibilitaron el acceso a unaproducción variada (Shady, ibíd.).

Evidencias

Fue detectado el enterramiento de estructuras ennuestro sector de investigación. Éste contenía edi-ficaciones pertenecientes al último momento de

ocupación del Arcaico Tardío. El sector reconoci-do comprendió originalmente más de una unidad1,

de las cuales, para fines prácticos de investigación,se seleccionaron 4: las unidades N0W1, N0W2,S0W1 y S0W2. Aquí sólo serán expuestas las evi-dencias recuperadas en la Unidad N0W1, excavadaen nuestra primera temporada de campo.

Se reconocieron ocho capas en total, desde la su-perficial hasta la estéril (roca madre) y sucesivos(véase figura 3):

Capa Superficial: compuesta por arena eólica deorigen marino, transportada desde el litoral al in-terior del valle por los fuertes vientos costeros.Presenta algunos restos de tiestos y material orgá-nico removido, proveniente de la última ocupa-ción prehispánica. Color: amarillo claro. Consis-tencia: suelta. Espesor: 2-3 cm.

Capa 1: desechos de la última ocupaciónprehispánica. Contiene tiestos, artefactos líticos, demadera, textiles (telas e instrumentos) y materialorgánico diverso (malacológico, ictiológico, botá-nico, óseo animal). Color: marrón oscuro. Consis-tencia: suelta. Espesor: 4-10 cm.

Capa 2: compuesta por siete subcapas, libres deevidencia cerámica, con apariencia de apisonadossucesivos. Éstas son:

• Nivel A: arcilla aplanada a manera de apisonado,marrón claro, semicompacta y de 1 cm de espesor,sobre un relleno conformado mayoritariamente pormaterial orgánico diverso (malacológico, ictiológico,botánico, óseo animal), ceniza y cantos rodadospequeños y medianos; en menor proporción, sehallaron algunos fragmentos de arcilla quemada yuna lasca de cuarzo. Color: gris oscuro. Consisten-cia: suelta. Espesor: 8-11 cm.

Los siguientes niveles presentaron similar aparien-cia superficial y de relleno respecto al Nivel A. Poreste motivo, en adelante sólo mencionaremos lasdiferencias relevantes en relación con este primernivel identificado.

• Nivel B: no presentó lascas de cuarzo. Se encon-tró una cuchara de madera (véase figura 4). Espe-sor del relleno: 4-8 cm.

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LLLLLAAAAA C C C C CIUDADIUDADIUDADIUDADIUDAD S S S S SAGRADAAGRADAAGRADAAGRADAAGRADA DEDEDEDEDE C C C C CARALARALARALARALARAL-S-S-S-S-SUPEUPEUPEUPEUPE 259259259259259

• Nivel C: espesor del relleno: 8-12 cm.

• Nivel D: espesor del relleno: 4-6 cm.

• Nivel E: presentó en el relleno una figurina frag-mentada de barro no cocido, de similares caracte-rísticas a las encontradas en el Sector Residencial A(Shady y López, 1999) del área monumental (cer-ca al perfil E de la unidad); también presentó,como parte del relleno, un fragmento de tobavolcánica. Espesor del relleno: 8-12 cm.

• Nivel F: espesor del relleno: 8-14 cm.

• Nivel G: espesor del relleno: 10-12 cm.

Capa 3: Piso 1. Original de la Plataforma 2 (Plat-2), que empalma con el muro sur de la Platafor-ma 1 (Plat-1). Presentó una capa superficial arci-llosa gris claro, compacta, de 1 cm de espesor. Surelleno consistió mayormente de material inorgá-nico canteado de la propia roca madre, de colorrosáceo claro, aunque también presentó algunosrestos orgánicos (malacológicos, ictiológicos, bo-tánicos) mezclados con ceniza. Color del relleno:rosáceo oscuro. Consistencia: semicompacta. Es-pesor: 4-6 cm.

Capa 4: Piso 2. Piso original de la Plat-1. Presentósimilares características que el piso anterior, salvoen la apariencia arcillosa superficial, que es de co-lor crema amarillento.

Capa 5: Piso 3. Pertenece a una estructura (recintode muros de quincha), asociada a una fase arquitec-tónica anterior2. Presentó una capa superficial arci-llosa gris clara, semicompacta, de 0,5-1 cm de es-pesor. Su relleno es similar al de los dos pisos ante-riores, salvo por la presencia abundante de frag-mentos de carbón y ceniza, que le da una colora-ción gris muy oscura. Reemplaza casi por comple-to el material inorgánico rosáceo. Espesor: 6-12 cm.

Capa 6: Piso 4. Corresponde a edificaciones pertene-cientes a los primeros momentos de ocupación delsector3. Su superficie arcillosa es de color gris claro,compacta y de 0,5 cm de espesor (véase figura 5).

Capa 7: roca madre. Terraza aluvial de escasa pen-diente, pero de relieve irregular. Presenta colora-ción rosácea clara y una escasa dureza estructural.

Aparte de la secuencia de «apisonados» y pisos, seencontraron dos edificaciones (Plat-1 y Plat-2) an-teriormente nombradas. Éstas son sus caracterís-ticas:

a. Plataforma 1 (Plat-1): de forma cuadrangular conesquinas rectas. Pudieron excavarse tres de sus mu-ros, a partir de los cuales se dedujo que su áreaaproximada es de 3 m². De éstos, sólo una partedel muro sur estuvo contenida en la unidad N0W1.Sus muros son de cantos medianos y grandes uni-dos con argamasa de barro semicompacta, colorcrema amarillento. Estos muros contienen un relle-no de cantos mezclados con algunos restos orgáni-cos (valvas de moluscos, carbones, etc.).

b. Plataforma 2 (Plat-2): tiene forma cuadrangulary esquinas rectas. No se le puede dar un área aproxi-mada, pues ninguno de sus muros fue totalmentedescubierto. La unidad N0W1 contiene sólo frag-mentos de sus muros N y W, los cuales presentanpiedras cortadas angulosas unidas con barro com-pacto, color crema amarillento. El tipo de rellenocontenido fue algo diferente. Aparte de los com-

FFFFFigura 5. «Aigura 5. «Aigura 5. «Aigura 5. «Aigura 5. «Apisonados coberpisonados coberpisonados coberpisonados coberpisonados cobertortortortortores». Pes». Pes». Pes». Pes». Perererererfil E de Ufil E de Ufil E de Ufil E de Ufil E de Unidad N0W1,nidad N0W1,nidad N0W1,nidad N0W1,nidad N0W1,Piso 4, Capa 6.Piso 4, Capa 6.Piso 4, Capa 6.Piso 4, Capa 6.Piso 4, Capa 6.

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LLLLLAAAAA C C C C CIUDADIUDADIUDADIUDADIUDAD S S S S SAGRADAAGRADAAGRADAAGRADAAGRADA DEDEDEDEDE C C C C CARALARALARALARALARAL-S-S-S-S-SUPEUPEUPEUPEUPE260260260260260

ponentes mencionados para la Plat-1, presentó unaconsiderable cantidad de material canteado de laroca madre a manera de ripio.

El muro sur de la Plat-1 conjuntamente con losmuros N y W de la Plat-2, forman un «corredor»entre ambas plataformas (figuras 6 y 7). Las cabe-ceras de todos los muros de contención se en-cuentran destruidas.

Resumen e interpretaciones

Vistas las evidencias, podemos deducir lo siguiente:

1. Existe una clara diferencia entre los niveles com-ponentes de la Capa 2 y la sucesión de capas sub-yacentes (de la Capa 3 a la 6), que nos permite

distinguirlos en «apisonados» («apisonados cober-tores», según veremos luego) para los primeros y«pisos», para los segundos. Pese a presentar similarsuperficie arcillosa, ésta varía en la coloración y enla composición: para los apisonados, marrón cla-ro y textura semicompacta; para los pisos, gris cla-ro (salvo el Piso 2 que es crema amarillento) y con-sistencia compacta.

En cuanto al tipo de relleno, proporcionalmente esmás notorio el contenido de material orgánico enlos apisonados que en los pisos, en donde predo-mina el material inorgánico rosáceo canteado de laroca madre4. Debido a esto, el color del relleno delos apisonados es más oscuro que el de los pisos.

2. De la Capa 2 se analizó el contenido orgánicode tres niveles (A, E, F). En cuanto al análisis

Figura 6. Detalle del corredor formado por las Plataformas 1 y 2.Figura 6. Detalle del corredor formado por las Plataformas 1 y 2.Figura 6. Detalle del corredor formado por las Plataformas 1 y 2.Figura 6. Detalle del corredor formado por las Plataformas 1 y 2.Figura 6. Detalle del corredor formado por las Plataformas 1 y 2.

FFFFFigura 7. igura 7. igura 7. igura 7. igura 7. VVVVVista panorámica del corrista panorámica del corrista panorámica del corrista panorámica del corrista panorámica del corredor desde el Pedor desde el Pedor desde el Pedor desde el Pedor desde el Perererererfil N de la Ufil N de la Ufil N de la Ufil N de la Ufil N de la Unidad N0W1,nidad N0W1,nidad N0W1,nidad N0W1,nidad N0W1,Capa 2, Nivel E.Capa 2, Nivel E.Capa 2, Nivel E.Capa 2, Nivel E.Capa 2, Nivel E.

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LLLLLAAAAA C C C C CIUDADIUDADIUDADIUDADIUDAD S S S S SAGRADAAGRADAAGRADAAGRADAAGRADA DEDEDEDEDE C C C C CARALARALARALARALARAL-S-S-S-S-SUPEUPEUPEUPEUPE 261261261261261

malacológico (véase tabla 1 y figura 8), se obser-va la presencia variable de machas (Mesodesmadonacium) en los 3 niveles, siendo la especie pre-dominante en el Nivel F. En los niveles A y Epredomina el chorito playero (Semimytilus algosus)que, en contraparte, no está presente en el NivelF; en el Nivel E, que destaca por su mayor varia-bilidad de especies, se observa una presencianotable de caracol de loma (Scutalus), mientrasque el choro zapato (Choromytilus chorus) se en-cuentra casi ausente.

En referencia al estudio ictiológico (véase tabla 2 yfigura 9), existe una mayor presencia de dos espe-cies en los 3 niveles analizados: anchoveta (Engraulisringens) y sardina (Sardinops sagax).

De ambos análisis se desprende que existe una cier-ta homogeneidad en los contenidos de los relle-nos de 3 niveles de esta capa.

3. Sólo los rellenos de los apisonados contienenartefactos, tales como lascas de cuarzo, fragmen-tos de figurinas no cocidas, utensilios de madera ofragmentos de arcilla quemada, desprendidos delas paredes de algún fogón cercano5 .

4. A diferencia de los pisos, ningún apisonado haceempalme con algún muro de ambas plataformas.Éstos se unen con los muros sin desviar la direc-

ción horizontal de sus superficies, lo que constitu-ye una prueba irrefutable del carácter «cobertor»que tuvieron.

El recubrimiento del «corredor» por la sucesiónde «apisonados cobertores» de la Capa 2, consti-tuyó un contexto cerrado como resultado de unaactividad social específica: el enterramiento ritualde las estructuras contenidas por el Piso 1. Estehecho guarda estrecha similitud con otras dos evi-dencias identificadas en el mismo valle y para elmismo período: el «Cajón de Ofrendas» descu-bierto en el Sector Residencial A del área monu-mental de Caral (Shady y López, op. cit.) y el pe-queño «callejón sin salida» que R. Feldman (1980)observó entre los pisos 1 y 2 del Cuarto 2 de laEstructura 1+2 de Huaca de los Ídolos, en Áspe-ro. Esto constituye un claro indicador de filiacióncorológica: la formación social que practicaba losrituales de enterramiento de estructuras era la mis-ma (sistema de creencias o superestructura com-partida).

5. Para el recubrimiento del «corredor» se habríanefectuado las siguientes actividades: deposición deofrendas alimenticias sobre el Piso 1; quema de can-tos medianos en algún fogón cercano, para luegocolocarlos, al igual que algunos fragmentos de arci-lla quemada, desprendidos de sus paredes, sobrelos alimentos; capa de tierra mezclada con cantos

TTTTTabla 1. Rabla 1. Rabla 1. Rabla 1. Rabla 1. Relación cuantitativelación cuantitativelación cuantitativelación cuantitativelación cuantitativa de especies malacológicas de la Ua de especies malacológicas de la Ua de especies malacológicas de la Ua de especies malacológicas de la Ua de especies malacológicas de la Unidad N0W1, Capa 2, Nnidad N0W1, Capa 2, Nnidad N0W1, Capa 2, Nnidad N0W1, Capa 2, Nnidad N0W1, Capa 2, Niviviviviveles A, E y Feles A, E y Feles A, E y Feles A, E y Feles A, E y F.....

Ind.* Frag.** Rango Ind. Frag. Rango Ind. Frag. RangoMesodesma donacium 2 11 3 10 51 3 2 53 1Donax obesulus 6 8 2 2 5Choromytilus chorus 6 21 2 2 2 2 1Familia Chitonidae 3 33 2Familia Mytilidae 1Eurhomalea rufa 1Scutalus sp. 19 3 2Semimytilus algosus 8 1 23 7 1Perumytilus purpuratus 1 4 4 4Fissurella sp. 1 1 2Jhelius sp. 4Donax sp. 1 1 6Concholepas concholepas 1 1 6Gasterópodo (n.i.) 1Familia Acmaeidae 1 6Familia Bulimullidae 2

* Ind. = Individuos.

** Frag. = Fragmentos.

Nivel A Nivel E Nivel F

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LLLLLAAAAA C C C C CIUDADIUDADIUDADIUDADIUDAD S S S S SAGRADAAGRADAAGRADAAGRADAAGRADA DEDEDEDEDE C C C C CARALARALARALARALARAL-S-S-S-S-SUPEUPEUPEUPEUPE262262262262262

pequeños, alimentos, ceniza, carbones y algunos ar-tefactos (lascas de cuarzo, figurina, «cucharita demadera»); finalmente, todo este relleno es cubiertopor una capa arcillosa de 1 cm de espesor. Luegose vuelve a comenzar el mismo procedimiento conla elaboración de un nuevo apisonado y así sucesi-vamente, hasta completar los 7 niveles.

6. Existe una clara diferencia entre la Capa 1 y elresto de capas. Mientras la Capa 1 presenta unaconformación muy heterogénea producto de laacumulación de desechos domésticos de socieda-des cerámicas diversas6, el resto está formado por

un homogéneo estrato de apisonados y pisos sindesechos superficiales, que constituyen un contex-to acerámico perteneciente, por tipología arqui-tectónica y patrón de recurrencia en el sitio y laregión, a sociedades del Arcaico Tardío.

Conclusiones

1. El recubrimiento de estructuras arquitectónicaspor varios niveles de apisonados, detectado en launidad N0W1, fue el resultado de un ritual queformaba parte del corpus de actividades religio-sas de una formación social específica, asentadaen la región norcentral durante el Arcaico Tardío(3000-1500 años a.C.). Para el caso específico denuestra área de investigación (Sector ResidencialPeriférico X), sus ocupantes estarían inmersos enla esfera de cohesión social desarrollada por loslíderes religiosos del área monumental de Caral: laacción misma del ritual habría sido hecha por manode obra comunal, es decir, por los propios resi-dentes del sector, pero bajo una ideología religio-sa centralizada.

2. El ritual de enterramiento se habría hecho conel fin prioritario de salvaguardar el Piso 1, el cualempalma con las 2 plataformas identificadas en launidad N0W1 (Plat-1 y Plat-2). El ritual guardauna relación de analogía con la repetición, en dis-tintas fases constructivas, de otro ritual caracterís-tico de la tradición arquitectónica identificada paraesta sociedad: el recubrimiento de los pisos conlos escombros de las estructuras que contuvo.

3. Gracias a investigaciones de las últimas décadas,sabemos que uno de los aspectos distintivos de latradición cultural, que articulaba a dicha sociedad,es la edificación de estructuras públicas religiosas.Con la presente investigación, queda confirmadoque uno de los caracteres más notorios de esta tra-dición constructiva, lo constituye el enterramientode elementos estructurales contenidos en un piso.

4. Es evidente que el grupo social que ocupó elsector investigado contó con una economíaexcedentaria, básicamente lograda gracias al desa-rrollo de sus fuerzas productivas en pesca y agri-cultura, tal como puede desprenderse de la prácti-ca ritual de ofrendar recursos naturales a los edifi-cios que le sirven de albergue.

FFFFFigura 8. Pigura 8. Pigura 8. Pigura 8. Pigura 8. Porororororcentaje de especies malacológicas (por númercentaje de especies malacológicas (por númercentaje de especies malacológicas (por númercentaje de especies malacológicas (por númercentaje de especies malacológicas (por númerooooode individuos).de individuos).de individuos).de individuos).de individuos).

TTTTTabla 2. Rabla 2. Rabla 2. Rabla 2. Rabla 2. Relación cuantitativelación cuantitativelación cuantitativelación cuantitativelación cuantitativa por númera por númera por númera por númera por número de individuos (de-o de individuos (de-o de individuos (de-o de individuos (de-o de individuos (de-ducidos por número de vértebras y basioccipitales) en losducidos por número de vértebras y basioccipitales) en losducidos por número de vértebras y basioccipitales) en losducidos por número de vértebras y basioccipitales) en losducidos por número de vértebras y basioccipitales) en losNiveles A, E y F de la Capa 2.Niveles A, E y F de la Capa 2.Niveles A, E y F de la Capa 2.Niveles A, E y F de la Capa 2.Niveles A, E y F de la Capa 2.

FFFFFigura 9. Pigura 9. Pigura 9. Pigura 9. Pigura 9. Porororororcentaje de especies ictiológicas (por númercentaje de especies ictiológicas (por númercentaje de especies ictiológicas (por númercentaje de especies ictiológicas (por númercentaje de especies ictiológicas (por número deo deo deo deo deindividuos).individuos).individuos).individuos).individuos).

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NIVEL A NIVEL E NIVEL F

Scutalus sp.

Mesodesma donacium

Donax obesulus

Choromytilus chorus

Semimytilus algosus

0%

10%

20%

30%

40%

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60%

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100%

Nivel A Nivel E Nivel F

Engraulis ringens

Paralichthys adpersus

Trachurus murphyi

Sciaena deliciosa

Sardinops sagax

Sarda chiliensis

Nivel A Nivel E Nivel FSarda chiliensis 1 1Sardinops sagax 2 1 1Sciaena deliciosa 1 1Trachurus murphyi 1 1Paralichthys adpersus 1Engraulis ringens 12 5 1

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5. La evidencia de artefactos ofrendados, talescomo la figurina no cocida y la «cucharita de ma-dera», indicarían, de acuerdo con su incipiente téc-nica de manufactura, el desarrollo de un tipo deartesanía comunal.

6. La ubicación estratégica del valle de Supe, den-tro de la región norcentral, les permitió a sus so-ciedades acceder a una base económica variadacon apropiación de recursos de diversosecosistemas. Esto se deduce por los productosdepositados en los rellenos de los apisonados (pro-ductos de loma, valle y litoral).

Agradecimiento

Un agradecimiento especial a los arqueólogosManuel Gorriti Manchego y Luis Miranda Muñozpor el apoyo brindado en los análisis del materialmalacológico e ictiológico.

Notas

1 En realidad, el área de enterramiento ritual comprendió el«sellado» del piso de varias plataformas, en su últimomomento de uso, de las cuales sólo se han reconocido 3,hasta el momento de concluir los trabajos. De esta forma,se construyó una especie de «corredor» entre las 2 platafor-mas (Plat-1 y Plat-2), el cual estuvo contenido, sólo parcial-mente, en 5 unidades de 2 por 2 m de nuestra excavación.La porción de este «corredor» contenida en la unidad N0W1es el área específica de nuestra investigación.

2 Este recinto fue cubierto íntegramente por el relleno dela Plat-1. Ambas estructuras pertenecen a fases sucesivas.

3 Es un conjunto de recintos conexos, de muros de pie-dra y barro, que ocuparon el área central de nuestro sectorde excavación.

4 El material inorgánico más notorio de los apisonadoses el canto rodado.

5 Sí se han encontrado artefactos, tales como mates, enlos rellenos de los pisos de las ocupaciones más tempra-nas, pero en otros sectores de la excavación, no en N0W1.

6 Faltan aún los análisis ceramográficos para una aproxi-mación a la filiación cultural de cada una de ellas.

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IIIIIIIIIIIIIII

Manifestaciones culturales de laManifestaciones culturales de laManifestaciones culturales de laManifestaciones culturales de laManifestaciones culturales de lasociedad de Caral-Ssociedad de Caral-Ssociedad de Caral-Ssociedad de Caral-Ssociedad de Caral-Supeupeupeupeupe

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«Quando los yndios acen casas nueuas echan en los cimientos sangre de llama ycuyes para que este fuerte la dicha cassa y quando estan fechas las paredes las rociande dicha sangre para que los indios quando la cubran no se caigan y se maten (...)y la carne de la dicha llama se la comian (...) para que no se pierda y acabe ladicha casa» (Duviols, 1986: 15, 30).

RRRRRUTHUTHUTHUTHUTH S S S S SHADYHADYHADYHADYHADY

todos los cuales coadyuvan al conocimiento de lavida, economía y organización sociopolítica de loshabitantes del área norcentral del Perú durante elArcaico Tardío.

La Pirámide Alta (Sector C)

No sólo es una de las pirámides de mayor alturaconstruidas en Caral sino que fue erigida de unasola vez hasta cerca de la cima; y la que recuerda, encuanto a forma, a la Huaca Los Ídolos del estable-cimiento de Áspero, ubicado en el litoral de Supe.

En una prospección preliminar se pudo estable-cer que la Pirámide Alta tiene 21 m de altura yjunto con la Pirámide Mayor formaría el conjuntoceremonial más destacado de la parte alta de Caral,con frente a una explanada.

En aparente asociación con la fachada de la Pirámi-de Alta, ubicada al Este, se encuentra una platafor-ma construida a base de sucesivas terrazas, desde lapirámide, en dirección oeste-Este, soportadas por

PPPPPráctica morráctica morráctica morráctica morráctica mortuoria de la sociedad detuoria de la sociedad detuoria de la sociedad detuoria de la sociedad detuoria de la sociedad deCaral-SCaral-SCaral-SCaral-SCaral-Supe duranteupe duranteupe duranteupe duranteupe duranteel Arel Arel Arel Arel Arcaico caico caico caico caico TTTTTararararardío*dío*dío*dío*dío*

Introducción

EN EL AÑO 1996, durante las excavaciones efec-tuadas en el Subsector C2 del sector de la Pirámi-de Alta de Caral (Sector C), el arqueólogo ChristianMesía Montenegro halló el entierro de un infante,que había sido puesto como ofrenda en el proce-so de construcción de una terraza, parte de laampliación arquitectónica de este sector (figura 1).Damos a conocer esta práctica funeraria comoexpresión de la conducta social de las poblacionesde Supe.

Este entierro no sólo presenta una parte de la ideo-logía de la sociedad, puesta de manifiesto en elritual, sino diversos otros aspectos de la cultura deSupe en aquella época: recursos utilizados, activi-dades productivas, nivel nutricional, objetos ma-nufacturados, bienes valorados o de prestigio, etc.,

(*) Publicado en Boletín del Museo de Arqueología y Antropolo-gía, UNMSM, año 3, N° 3, 2000, Lima, pp. 2-15.

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MMMMMANIFESTANIFESTANIFESTANIFESTANIFESTAAAAACIONESCIONESCIONESCIONESCIONES CULCULCULCULCULTURALESTURALESTURALESTURALESTURALES DEDEDEDEDE LLLLLAAAAA SOCIEDADSOCIEDADSOCIEDADSOCIEDADSOCIEDAD DEDEDEDEDE C C C C CARALARALARALARALARAL-S-S-S-S-SUPUPUPUPUPEEEEE268268268268268

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muros de contención, formados por grandes blo-ques de piedra. Esta área, que denominamosSubsector C-2, podría haber sido parte de un pro-yecto de ampliación de la pirámide o de edificaciónde una nueva estructura piramidal (figura 2).

Subsector C2

El Subsector C-2 es un espacio casi cuadrado, deunos 67,50 m por 60,60 m, de relieve desigual,con depresiones y elevaciones en las que se apre-cian cantos rodados y arena; en apariencia muysimilar a la configuración del Sector Residencial Ay, por ello, se asumió en un primer momento quese trataba de un sector residencial, asociado a laPirámide Alta.

Este subsector está definido en el lado norte poronce grandes litos y dos más pequeños, todos ali-neados, formando un muro con una orientaciónN 117º al E.

Varios muros de piedra, perpendiculares al muroperimetral norte de los grandes litos, corren ali-

neados de norte a sur, como contenedores de lassucesivas terrazas, hechas a base de acumulacionesde cantos rodados, arena y diversos materiales cul-turales. Uno de ellos, ubicado a 28,50 m de la basede la Pirámide Alta, excavado por el estudiante dearqueología Gabriel Rimachi, presenta una orien-tación N 25º al E y muestra una longitud conser-vada de 8,10 m.

El hallazgo del entierro

Con el propósito de definir la arquitectura subya-cente en este subsector, Christian Mesía, en 1996,efectuó algunos cortes de prueba y en uno de ellos(figura 2, Unidad 4) halló un entierro humano, partedel cual estaba en la base de uno de los muros decontención mencionados.

La estratigrafía presenta la siguiente secuencia decapas (figura 3):

Capa A. Casi inexistente en esta unidad. Apareceen otras partes del subsector como un piso dearcilla, color amarillo.

FigFigFigFigFigurauraurauraura 2. Subsector C-2. Muros de contención de las terrazas que formaron la plataforma 2. Subsector C-2. Muros de contención de las terrazas que formaron la plataforma 2. Subsector C-2. Muros de contención de las terrazas que formaron la plataforma 2. Subsector C-2. Muros de contención de las terrazas que formaron la plataforma 2. Subsector C-2. Muros de contención de las terrazas que formaron la plataforma.....

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Capa B. Compuesta por cantos rodados media-nos y pequeños, mezclados con tierra, arena, cas-cajo, ripio, moluscos, vegetales, grumos de arcillaquemados y fragmentos de revoque. Consisten-cia suelta. Espesor: 52-60 cm. Es el relleno de laterraza nueva, que cubrió el muro, el cual a su vezcontenía otro relleno, depositado previamente, muyparecido en composición y consistencia. Es la capacon la que se construyó la terraza.

Los constructores del muro colocaron piedras máspequeñas en la base o en los lados para nivelar lasdesigualdades de las piedras cortadas y ensamblar-las con argamasa de arcilla.

Capa C. Predomina el color oscuro, provenientede los materiales orgánicos quemados, moluscosy vegetales. Hay fragmentos de carbón y ceniza.El espesor es variable: 2,5, 3,5, 1,9 cm y se en-cuentra ausente en algunos espacios, donde se in-trodujeron shicras como ofrenda, asociadas al es-trato anterior. Esta capa se halla debajo de las pie-dras del muro.

Capa D. Apisonado de color gris claro, de 2 a 3 cmde espesor, aunque puede ensancharse en el centro.

Capa E. Relleno de cascajo y arena, material muyparecido al suelo estéril del subsector, de 8 a 10cm.

Capa F. Apisonado de color oscuro, casi morado.Espesor: 2 cm. Fue roto al excavar la fosa delentierro.

Capa G. Compacta, de color rosáceo, estéril. Enella se excavó la fosa para colocar el entierro.

Características y asociaciones del entierro

La fosa del entierro fue excavada en el suelo estéril,cortando un apisonado color oscuro. La matriz tie-ne 34 cm en la boca y 68 cm de altura (figura 4).

El relleno del entierro estaba constituido porcarboncillos, cantos rodados y arena, de consis-tencia suave. Retirado el relleno, de 1,42 m, se en-contró el paquete funerario, de 28 por 89 cm.

La tumba mide 68 cm por 110 cm y fue orienta-da de Este a oeste, con algunas lajas de piedra enlos lados de la fosa.

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El paquete funerario seguía la misma orientaciónde la fosa, Este-oeste, de forma ovoide; estabaenvuelto con una esterilla de junco y sujetado consoguillas del mismo material.

A los pies del paquete funerario se hallaba una cestavacía de, aproximadamente, 10 cm de diámetro.Al estar una parte de la tumba debajo del muro, setuvo que extraer el paquete funerario en dos par-tes. El cráneo1 fue encontrado en el lado Este, conla cara hacia la Pirámide Alta. Estaba totalmentefragmentado y tenía adheridos los restos de unaredecilla tejida, sobre la cual se había puesto unacesta de junco, idéntica a la encontrada a los piesdel paquete funerario.

Al lado norte del cráneo fue depositado un choromorado (Choromytilus chorus), al igual que a la alturadel hombro derecho. En este mismo lado, habíauna aguja de hueso y a la altura del estómago unatela deteriorada (figura 5).

Debido a la ubicación del entierro debajo del muro,no fue posible identificar in situ todos los compo-nentes asociados. Al finalizar la extracción del far-do, se recuperó, en la zaranda, un fragmento decristal de cuarzo, una cuenta de mineral y una cuen-ta de piedra.

Especímenes asociados

E-001. Choro morado o zapato, en el lado dere-cho del cráneo (figura 7a).

E-002. Choro morado o zapato, a la altura delhombro derecho (figura 7b).

E-003. Aguja de hueso, a la altura del brazo dere-cho (figura 7c).

E-004. Esterilla de junco (figura 6a).

E-005. Envoltorio textil (figura 6b).

E-006. Cesta, ubicada a los pies del paquete fune-rario (figura 6d-e).

E-007. Textil a la altura del estómago (figura6c).

E-008. Fragmentos de cesta adheridos a la redeci-lla del cráneo.

E-009. Redecilla adherida al cráneo.

E-010. Lasca de cristal de roca, encontrada en lazaranda (figura 7e).

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E-011. Cuenta o dije, recuperada en la zaranda.

E-012. Cuenta de cuarcita, recuperada en la zaranda.

E-013. Fragmentos textiles, adheridos a la parteinferior del cuerpo.

E-014. Soguilla de junco.

El cadáver y su identificación

Los restos humanos estuvieron en mal estado deconservación, ennegrecidos por acción del ahu-mado, que debió hacerse antes del enfardelamiento.Asimismo, los médicos forenses han observadola ausencia de algunas partes blandas y probablesdesgarramientos de éstas o cortes en los huesos:intervenciones que pudieron ser hechas con finesrituales, como, milenios después, se harían conanimales, para propiciar el éxito de la obra porconstruir, así como su duración.

El estudio radiográfico de los huesos ha permiti-do calcular la edad ósea del individuo, que sería 15meses si fuera de sexo masculino y 12 meses sifuera de sexo femenino (véase Anexo II).

Interpretaciones

El Subsector C2 fue una extensa plataforma, cons-truida en varios momentos a través de sucesivasampliaciones, a partir de la fachada de la PirámideAlta. Cada ampliación consistió en la acumulaciónde materiales líticos y desechos de basura, conte-nidos por un muro de grandes bloques de piedra.La nueva terraza, ampliada de este modo, llevabaenlucido y pintura en la pared del muro y en elpiso, que quizá formó parte de un patio en deter-minado período. En la siguiente ampliación, secubrió con un relleno similar el muro y el piso, asícomo se construyó otro muro de contención y unnuevo piso. De esta manera, se continuó avanzan-do en dirección este hasta concluir la plataforma.

Figura 5. Figura 5. Figura 5. Figura 5. Figura 5. El entierro y la ubicación de algunos especímenes asociadosEl entierro y la ubicación de algunos especímenes asociadosEl entierro y la ubicación de algunos especímenes asociadosEl entierro y la ubicación de algunos especímenes asociadosEl entierro y la ubicación de algunos especímenes asociados.....

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El Subsector C2 tuvo dos grandes etapas cons-tructivas, la primera con sucesivas fases de am-pliación y una última cuando quedó concluida laextensa terraza. Las actividades desenvueltas en estesubsector estuvieron relacionadas con las que serealizaban en la Pirámide Alta, a la cual está asocia-da físicamente.

El entierro del niño estuvo relacionado con unade las ampliaciones. Se excavó la fosa, se colocó elfardo y sus ofrendas y se selló la tumba con unpiso y material carbonizado, sobre el cual se cons-truyó el muro. Por ahora, no hay indicadores deotros componentes arquitectónicos intermedios,por lo que asumimos que las varias capas antes delmuro son parte del ritual previo a la construcción

de éste. El piso roto al excavarse la fosa quedapendiente de mayor investigación.

Las características que presenta el cadáver del niñoindican que él fue objeto de tratamiento especialantes de ser enfardelado. El cadáver fue ahuma-do, desarticulado en parte y despojado de algunosórganos y músculos.

El enterramiento y sellado, previos a la construc-ción del muro, y el tratamiento especial del cadáversugieren una ofrenda vinculada a la construcción dela nueva terraza. Como indica Duviols (1986:30)con la ofrenda de una llama todavía se aseguraba,en el siglo XVII, el éxito en la construcción em-prendida, la duración de ésta y la protección de los

Figura 6. Técnicas utilizadas en la manufactura de los tejidos de algodón y fibra vegetal.Figura 6. Técnicas utilizadas en la manufactura de los tejidos de algodón y fibra vegetal.Figura 6. Técnicas utilizadas en la manufactura de los tejidos de algodón y fibra vegetal.Figura 6. Técnicas utilizadas en la manufactura de los tejidos de algodón y fibra vegetal.Figura 6. Técnicas utilizadas en la manufactura de los tejidos de algodón y fibra vegetal.

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albañiles contra accidentes. Creencia que prevalecehasta la actualidad a través de los festejos y ritos quese celebran en ocasión de la construcción de las pa-redes y del techado de las viviendas.

Las ofrendas, constituidas por los bienes aprecia-dos por la sociedad de Caral-Supe, demuestran elacceso que ésta tenía a los recursos y productos deun conjunto de zonas ecológicas de la costa: con-chas, peces y la cuenta de carbonato, provenientesde la zona del litoral marino; fibras vegetales de

junco y totora, de las zonas pantanosas; carrizos ycaña de las riberas del río; achupallas (Tillandsia sp.)de las lomas, que eran usadas como combustible;algodón, mate, calabaza o zapallo, producidos enel valle. Asimismo, la presencia predominante deespecies cultivadas con fines industriales, como al-godón y mate, señalan la importancia que estosproductos tenían, posiblemente por su valor eco-nómico como medios para la obtención de otrosproductos o recursos a través del intercambio(Shady, 1999b).

Figura 7. Objetos asociados al entierro.Figura 7. Objetos asociados al entierro.Figura 7. Objetos asociados al entierro.Figura 7. Objetos asociados al entierro.Figura 7. Objetos asociados al entierro.

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El ajuar del niño, los materiales que lo acompaña-ban y el conocimiento tecnológico que éstos exhi-ben forman parte de la cultura propia de la socie-dad de Supe y del conocimiento alcanzado porésta y otras sociedades del Arcaico Tardío. Lasdiferentes técnicas textiles, aplicadas al algodón, yla cestería son comunes a sociedades de ese perío-do; su conocimiento y manejo revela también lainteracción social que por entonces se daba.

Por la técnica arquitectónica de los muros de con-tención del Subsector C2 y por la asociación delentierro a rellenos con ofrendas de shicras, se pue-de plantear que este entierro está asociado con lafase constructiva de Caral, que usó intensamentelos rellenos de espacios con shicras, correspondientea la parte tardía de la secuencia de Caral.

Las ceremonias rituales en Caral, además de ga-rantizar las condiciones necesarias para la repro-ducción social, mantenían la integración de lospobladores y el orden sociopolítico establecido(Shady, 1999a). No hubo otra etapa en la historiade las sociedades y culturas del Perú donde estaactividad recibiera más atención que en el Arcai-co Tardío, por el nivel de desarrollo de las fuer-zas productivas y por haberse dado en ese tiem-po el primer ensayo de organización de nivel es-tatal.

Nota

1 El año 1998, el cráneo fue entregado al Dr. Ernesto

Nava Carrión, del área de Patología del Hospital NacionalArzobispo Loayza, para su estudio. Pero hasta el mo-mento está pendiente el respectivo informe y, también, ladevolución de este importante material.

Referencias bibliográficas

Duviols, Pierre1986 Cultura Andina y Represión. Procesos y visitas deidolatrías y hechicerías en Cajatambo, Siglo XVII. Cusco: CBC.

Shady, Ruth1999a «La religión como forma de cohesión social ymanejo político en los albores de la civilización en el Perú».En Boletín del Museo de Arqueología y Antropología,UNMSM, año 2, Nº 9, Lima, pp. 13-15.

1999b «El sustento económico del surgimiento de lacivilización en el Perú». En Boletín del Museo de Arqueologíay Antropología, UNMSM, año 2, Nº 11, Lima, pp. 2-4.

ANEXOS

Anexo I

El proceso de desenfardelamientoGloria Quispe

Para el desenfardelamiento se procedió a cuadricular elfardo.

Primero se identificaron las soguillas de junco (E-014),que sujetaban el fardo. En seguida venía la esterilla dejunco (E-004)(figura 6a). Al retirarse la esterilla se encontróun textil de algodón a la altura del estómago, de colornegruzco (E-007)(figura 6c). Debajo de este textil se hallóotro, manufacturado con fibra vegetal muy delgada, quecubría, también, la parte inferior del cuerpo (E-013).

Luego de retirar todos estos especímenes se halló el textil(E-005), que envolvía directamente al cadáver del niño.

El material textil

Cuatro textiles formaban parte del ajuar funerario;lamentablemente, ellos fueron encontrados en pésimoestado de conservación y sólo se pudo recuperar algunosfragmentos, que han servido para la identificación de dosy, únicamente, a nivel tecnológico:

Espécimen E-005 (figura 6b), cubría directamente el cuerpodel niño. Estaba confeccionado con fibra de algodón(Gossypium barbadense), tejido con la técnica del torzal,también conocida como entrelazado o twined, que consisteen una estructura formada por dos sistemas de elementosorganizados ortogonalmente, donde se enlazan doselementos horizontales móviles, llamados tramas,alrededor de elementos verticales estáticos denominadosurdimbres. En el proceso de la manufactura del torzal, lastramas son activas mientras que las urdimbres son pasivas.

Este textil presenta la variedad del torzal de pares alternos,mediante la cual se cogen dos urdimbres pares en laprimera hilera y dos impares en la segunda hilera. Las

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urdimbres se encuentran juntas mientras que entre tramay trama existe una separación de 5 cm.

Las urdimbres están formadas por dos hilos plegados,uno de color marrón claro y otro marrón oscuro, cuyatorsión es en Z; cada uno de ellos mide 2 mm de diámetro.Las tramas son más delgadas y miden cada una 1 mm dediámetro. El ángulo de torsión de los hilos es de 55º.

E-007. Textil en muy mal estado de conservación; fueencontrado a la altura del estómago del individuo. Estáelaborado con fibra de algodón, mediante la técnica deltorzal, en la variedad de pares alternos. La torsión de loshilos en Z forman un ángulo de 50º; el diámetro de loshilos es similar a los del textil anterior. Esta pieza presentauna coloración negruzca.

E-009. Textil en muy mal estado de conservación, estuvoadherido al cráneo del individuo; fue manufacturado conla técnica del torzal. Este material no pudo ser analizadodebido a su estado.

E-013. Residuos de un textil en mal estado deconservación, elaborado con fibra vegetal no identificada.Las urdimbres están formadas por dos hilos plegados,de torsión en Z y fue tejido con la técnica del torzal.

La Cestería. La cestería es una de las manufacturas másantiguas en el mundo, después de la producción lítica.Fue anterior a la textilería en fibras de algodón y lana. EnCaral se encontraron soguillas de junco, una esterilla delmismo material y dos cestas; debido al mal estado deconservación, no se pudo analizar la cesta, catalogadacomo E-008.

E-014. Las soguillas han sido elaboradas con fibra vegetalde junco (Schoenoplectus sp.); cada una de las fibras mideaproximadamente 8 mm de ancho. Con ellas se sujetótodo el contorno del fardo.

E-004. Esterilla que envolvía completamente al fardo,sujetada con las soguillas. Manufacturada con la técnicadel torzal simple, donde la trama coge una urdimbre entodo el proceso del tejido; las urdimbres han sidoconfeccionadas con fibra de junco, mientras que las tramascon fibra de algodón. Las fibras de las urdimbres seencuentran juntas y miden 3 mm de diámetro, en tanto laseparación entre trama y trama es de 1,5 cm.

E-006. Cesta elaborada con la técnica del trenzado1. Elespécimen medía aproximadamente 10 cm de diámetro;

estaba confeccionado con fibra de junco. El borde de lacesta muestra la variante del trenzado simple, que consisteen entrecruzar de arriba hacia abajo todas las fibrasconformantes de la cesta, proceso realizado en formaordenada, incorporando los elementos uno a uno. Luego,se continuó la confección del cuerpo, con la variante deltrenzado tipo sarga. Ésta presenta intervalos 2/2, queconsiste en hacer el cruce al compás de cada dos elementos:se cogieron en la primera hilera las urdimbres pares, en lasegunda las impares y en la tercera se enlaza la urdimbreimpar de la primera hilera y la urdimbre par de la segunday así, sucesivamente. El color que presenta la parte supe-rior de la cesta es marrón, más oscuro que la parte restantey cada fibra mide 0,3 cm de diámetro.

E-008. Presenta la misma técnica constructiva que la delespécimen E-006; fue hallada en pésimo estado deconservación.

Anexo II

1. Estudio radiográficoAdalberto Pérez

2

Radiografía Nº 1

En el centro de esta radiografía se visualizan los fémuresdispuestos en forma de T, que muestran reacciónperióstica y, uno de ellos, fractura condílea interna. En elcontorno izquierdo de la radiografía se visualizan lospies, uno de los cuales muestra fractura del quintometatarsiano.

En la parte inferior se aprecian los huesos de las piernascon fracturas distales y en el extremo superior derecho sepueden apreciar fragmentos óseos de una de las manos,con algunos huesos que se han conservado íntegros.

Radiografía Nº 2

En el extremo superior derecho se visualizan los doshuesos de uno de los antebrazos. En el centro de laradiografía se ven los huesos ilíacos y un fragmento de lacolumna dorso lumbar. A la izquierda y hacia abajo seobservan fragmentos de los huesos de otro antebrazo,así como fragmentos costales múltiples.

Conclusión. La edad ósea de los huesos radiografiadossería de 15 meses para el sexo masculino y de 12 mesespara el sexo femenino.

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A nivel de la columna lumbar se evidenciaron los cuerposvertebrales desde L1 a L5, que estaban unidos por tejidoblando anterior, de modo que se manifiesta claramente lacurvatura o lordosis lumbar fisiológica.

Examen radiológico

Aparente óptimo estado de salud antes de la muerte.

Actitud viciosa, que hace suponer una probable muertepor mano ajena.

Evidencias de descarnado, compatible con práctica deantropofagia u otra.

Recomendación: se hacen necesarios trabajos más finos,como el estudio por resonancia magnética, paraprofundizar los detalles diagnosticados.

Anexo III

Material malacológicoManuel Gorriti

En asociación con el entierro se encontraron dos valvasde «choro zapato» (Choromytilus chorus): E-001 y E-002.La primera valva mide 6,3 cm de largo por 3,6 cm deancho y pesa 4,85 g. La segunda mide 5,6 cm de largopor 3,4 de ancho y su peso es de 2,45 g. Las doscorresponden a individuos diferentes. Sus tallas, encomparación con otras valvas de Caral son catalogadascomo muy pequeñas.

En el análisis de las valvas se observaron capas depigmentos: una primera capa de color amarillo y unasegunda, de color blanco, que no han podido seridentificadas por su escasa presencia.

Anexo IV

Material óseoGloria Quispe y Víctor Pacheco

6

E-003. Aguja de hueso, confeccionada de la tibia de unmamífero

7, de forma alargada y redondeada, con una

perforación en el extremo superior. Mide 15,8 cm de largo.Instrumento para la confección de textiles.

2. Estudio de los restos óseosCarlos Vecco

3, Gerardo Laureano

4 y María García

5

Estado del cuerpo

Se encuentra desarticulado. El muslo, pierna, mano,brazo, antebrazo, pie y columna vertebral han sidoseccionados.

Se evidencia la aplicación de un proceso de momificaciónde las partes blandas, con presencia de todos los planosentre la piel y los huesos, probablemente debido adesecación y calor artificial.

En algunas secciones de los miembros, a nivel depantorrillas, muslo, brazo, etc., hay indicios para suponerque se retiró la masa muscular exprofesamente; en el casode la pantorrilla derecha, se notan colgajos y signos dedesgarro. En la superficie descarnada de los huesos, pareceque hubo un escalpe ligero.

Se observa tizne (carbón) en las partes externas de lascostillas, mas no así en el interior de ellas. Asimismo, eldescarnado, si lo hubo, fue hecho después del ahumadoya que no está tiznado el hueso limpiado.

Es probable que existiera corte con apertura del pecho yeviseración torácica y abdominal (para confirmar estasobservaciones se deben realizar más estudios).

Postura del cadáver

En el examen macroscópico de las partes óseas se puedeapreciar el brazo izquierdo extendido, el antebrazo enpronación máxima, la mano ligeramente extendida conlos dedos flexionados y el pulgar ligeramente abierto yflexionado.

Se puede deducir que la postura indicada es artificial. La pel-vis y la columna tórax columbar estaban en posición decúbitodorsal, con el ilíaco izquierdo ligeramente rotado hacia laizquierda. El miembro inferior derecho estaba en flexiónmoderada a nivel de la cadera y a 70º a nivel de la rodilla.

La cabeza estaba separada del cuerpo y están ausentes, alparecer, las vértebras cervicales.

De todo lo indicado se infiere que la posición del cuerpopudo ser decúbito dorsal, ligeramente inclinada a laizquierda, con el miembro inferior derecho flexionado yel brazo izquierdo extendido.

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Anexo V

Material líticoMartha Prado y Oscar Sacco

8

E-012. Cuenta de cuarcita de color marrón oscuro. Tieneforma ovoide con perforación en el centro; mide 1,3 cm delargo y 1 cm de ancho. Deriva de una arenisca por intensometamorfismo. Roca formada esencialmente de cuarzo.

E-010. Lasca de cristal de roca. Mide 0,9 cm de largo por1,7 cm de ancho.

E-011. Cuenta confeccionada a partir de un fragmento decarbonato con partículas de diatomita, de origen marino.Tiene forma rectangular con agujero en el extremo supe-rior, mide 1,1 cm de largo por 0,9 cm de ancho, y presentala superficie pulida. Se observa desgaste, posiblementepor un uso prolongado, como pendiente de cuello.

Se hizo la determinación del material por análisis a la gota.

AnexoVI

Restos vegetalesJosé Roque y Gloria Quispe

De la tabla 1 se infiere la presencia de varias clases de plantas:

Productos comestibles: pacae (Inga feuillei) y calabaza(Cucurbita sp.).

Productos industriales y/o artesanales, cinco especies:mate (Lagenaria siceraria), totora (Schoenoplectus sp.),algodón (Gossypium barbadense), caña brava (Gyneriumsagittatum) y carrizo (Phragmites australis). La mayor cantidad

de especímenes industriales identificados, en relación conlos comestibles, indica la importancia que éstos tuvieronen los ritos funerarios, en particular algodón y mate. Elmate sirvió como flotador para los pescadores, recipientepara alimentos y bebidas, y como contenedor deproductos diversos; en posteriores épocas, este materialfue reemplazado mayormente por la cerámica. Laimportancia del algodón reside en su empleo como ma-teria prima en la elaboración de textiles y, en particular,para la elaboración de redes.

La totora y el junco fueron utilizados como materia primaen la elaboración de cestería, esteras y bolsas o shicras.Éstas sirvieron para transportar diversos productos, enespecial, bloques de piedra destinados a las construccionesarquitectónicas y como tales, fueron empleadas en ritualesasociados a esta actividad. Son plantas que crecen en sueloshúmedos.

La caña brava fue utilizada en la construcción de viviendas.Crece en las riberas de los ríos.

El carrizo, al igual que la caña brava, fue utilizado en laconstrucción de viviendas.

Todas estas plantas han sido utilizadas no sólo por loshabitantes de Caral sino de otras sociedades costeñascontemporáneas.

Anexo VII

Material ictiológicoLuis Miranda

Se identificaron siete vértebras de anchoveta (Engraulisringens) en la fosa. En el hoyo de las piedras quemadas se

TTTTTabla 1. abla 1. abla 1. abla 1. abla 1. Especies vEspecies vEspecies vEspecies vEspecies vegetalesegetalesegetalesegetalesegetales encontradas en encontradas en encontradas en encontradas en encontradas en la U la U la U la U la Unidad 2nidad 2nidad 2nidad 2nidad 2.....

Nombre común Nombre científico Familia Clase Peso (g) Porcentaje (%)

Mate Lagenaria siceraria Cucurbitacea Fruto 0,22 1,24Carrizo Phragmites australis Poaceae Tallo 0,72 4,06Pacae Inga feullei Fabaceae Fruto 0,05 0,29Calabaza Cucurbita sp. Cucurbitaceae Semilla 0,05 0,29Totora Schoenoplectus sp. Gyperaceae Tallos 0,41 2,3Algodón Gossypium barbadense Malvaceae Semillas 0,54 3,05Caña Brava Gynerium sagitattum Poaceae Rizoma 4,64 26,15Dicotiledónea N. I. N. I. Tallos 11,01 62,01N. I. N. I. N. I. ¿Fruto? 0,11 0,61Total 17,75 100

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LLLLLAAAAA C C C C CIUDADIUDADIUDADIUDADIUDAD S S S S SAGRADAAGRADAAGRADAAGRADAAGRADA DEDEDEDEDE C C C C CARALARALARALARALARAL-S-S-S-S-SUPEUPEUPEUPEUPE 279279279279279

recuperaron 100 vértebras de anchoveta y ocho otolitosde la misma especie.

Notas

1 Los criterios utilizados para definir las técnicas empleadas

en la confección de las cestas han sido tomados del libroBasketry Technology. A guide to identification and analysis(1977) de J. M. Adovasio .

2 Jefe del Departamento de Radiología del Hospital

Nacional Arzobispo Loayza, Lima.

3 Patronato de Ciencia y Cultura del Perú.

4 Hospital Cayetano Heredia, Lima.

5 Jefa del Departamento de Radiología del Hospital

Cayetano Heredia.

6 Jefe del Departamento de Mastozoología del Museo deHistoria Natural de la Universidad Nacional Mayor SanMarcos.

7 El Dr. Pacheco no pudo precisar la identificación por las

alteraciones producidas en el material, al haber sidotrabajado.

8 Facultad de Geología de la Universidad Nacional Mayor

San Marcos.

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Artefactos simbólicos deArtefactos simbólicos deArtefactos simbólicos deArtefactos simbólicos deArtefactos simbólicos deCaral-SCaral-SCaral-SCaral-SCaral-Supe y su imporupe y su imporupe y su imporupe y su imporupe y su importanciatanciatanciatanciatancia

en la tradición cultural andina*en la tradición cultural andina*en la tradición cultural andina*en la tradición cultural andina*en la tradición cultural andina*

RRRRRUTHUTHUTHUTHUTH S S S S SHADHADHADHADHADYYYYY, P, P, P, P, PEDREDREDREDREDROOOOO N N N N NOOOOOVVVVVOOOOOAAAAA

YYYYY D D D D DOLORESOLORESOLORESOLORESOLORES B B B B BUITRÓNUITRÓNUITRÓNUITRÓNUITRÓN

Al iniciar las excavaciones, encontramos fragmen-tos del piso 1, de color blanco, correspondiente auna construcción ya destruida por el paso del tiem-po y los factores ambientales. Retiramos el rellenodebajo de ese piso, de 90 a 110 mm de espesor,compuesto de tierra suelta y piedras pequeñas conpajilla, semillas de algodón, fragmentos de textilesquemados, de mates, carbón, pedazos de chorosmorados, etc. Este relleno también incluía algunosmódulos de piedra con huellas de uso comochancadores y algunas piedras pulidas.

Debajo del relleno hallamos un nuevo piso, deno-minado 2, de color blanco. Este piso hacía revo-que con la parte superior de las paredes sur y oes-te del recinto, donde se conservaba en buen esta-do. Las paredes también estaban pintadas de co-lor blanco; sin embargo, son más antiguas que elreferido piso, pues continúan hacia abajo de él.

Inmediatamente, debajo del piso 2, y como pre-paración de éste, se había puesto arcilla de 25 a 30mm de espesor, de color amarillo, la cual cubría auna capa de piedras pequeñas, tierra y ripio, conalgunas soguillas, restos de pajas y semillas de al-godón, huesos de pescado, sobrepuesta a tres hi-leras de cantos rodados pequeños, de unos 80 mm,acomodados con barro. Entre los cantos encon-tramos chancadores o núcleos retocados. El fon-do mostraba un apisonado tosco (piso 3) con

Introducción

EN EL PRESENTE artículo presentamos los resulta-dos del análisis de tres objetos hallados en el sitioarqueológico de Caral-Supe. Se trata de unos ar-tefactos formados por vástagos de carricillo, dis-puestos en forma de cruz y circundados con hilosde algodón, todos pertenecientes al período Ar-caico Tardío. Estos especímenes, cuyo significadoy contenido aún no son bien comprendidos, mues-tran una distribución y presencia continua, a partirde su aparición en Caral, en las culturas del áreanorcentral del Perú.

El hallazgo y su estratificación

Los objetos fueron recuperados en la excavacióndel recinto de una casa en la sección baja de laciudad de Caral. La vivienda, ubicada en el sectorresidencial NN2 (figura 1), está asociada, comotodo el conjunto, a estructuras arquitectónicas decarácter público menor. El recinto, identificado conel número 20 (figura 2), mostraba una secuenciade cuatro pisos claramente definidos y separadosentre sí por rellenos constructivos.

(*) Publicado en Boletín del Museo de Arqueología y Antropolo-gía, UNMSM, año 4, N° 4, 2001, Lima, pp. 87-94.

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MMMMMANIFESTANIFESTANIFESTANIFESTANIFESTAAAAACIONESCIONESCIONESCIONESCIONES CULCULCULCULCULTURALESTURALESTURALESTURALESTURALES DEDEDEDEDE LLLLLAAAAA SOCIEDADSOCIEDADSOCIEDADSOCIEDADSOCIEDAD DEDEDEDEDE C C C C CARALARALARALARALARAL-S-S-S-S-SUPUPUPUPUPEEEEE282282282282282

Figura 1. Planta parcial del Sector NN2, donde está ubicada la unidad doméstica del hallazgo.Figura 1. Planta parcial del Sector NN2, donde está ubicada la unidad doméstica del hallazgo.Figura 1. Planta parcial del Sector NN2, donde está ubicada la unidad doméstica del hallazgo.Figura 1. Planta parcial del Sector NN2, donde está ubicada la unidad doméstica del hallazgo.Figura 1. Planta parcial del Sector NN2, donde está ubicada la unidad doméstica del hallazgo.

improntas de haces de fibra, cubierto por un nivelde tierra, ceniza y fragmentos de vegetales, chorosy machas.

Sobre el piso 3, recostados en la pared sur delrecinto, se encontraron juntos los tres artefactos,encima del nivel con ceniza y fragmentos de car-bón. En el lado Este del recinto había un rellenode piedras pequeñas con mucha grama, fragmen-tos de estructuras antiguas, carbones, coprolitos,erizos de mar y vainas, correspondiente a un relle-no diferente.

El piso 3 está asentado sobre un relleno de ripiorosado, de 40 a 50 mm, que cubría a otro pisotosco con ranuras y restos de fibras en la superfi-cie. En este piso inferior había un hoyo cubiertode piedras, fibras y gramas.

Estratigrafía

Las evidencias indican que el Recinto 20 tuvo lasiguiente secuencia constructiva:

Una fase antigua, cuando el recinto era alargado,con un piso gris tosco (piso 4) con huellas de rayasy puntos, impregnado de paja.

Una fase media, durante la cual se echó sobre elpiso antiguo una capa de ceniza, ripio rosado ybarro oscuro, de 50 mm de espesor, y se constru-yó el piso 3, de color gris oscuro, de acabado tos-co. También el recinto era alargado.

Una fase media-tardía, cuando se edificaron dosplataformas, una en el lado oeste y otra en el Estedel recinto, por medio de muros de contencióndivisorios; de ellos, apenas quedan huellas. Así seformaron dos superficies elevadas en los extre-mos, de 180 a 200 mm de altura, mientras que lasuperficie central quedó más baja, al nivel antiguo.El entierro de las cruces ocurrió en esta fase, cuan-do se construyó la plataforma divisoria oeste. Estaplataforma tenía 2,18 m de largo, y su superficiefue descrita como piso 2.

Una fase tardía, correspondiente al relleno que cu-brió todo el recinto; sobre él se construyó el piso de

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LLLLLAAAAA C C C C CIUDADIUDADIUDADIUDADIUDAD S S S S SAGRADAAGRADAAGRADAAGRADAAGRADA DEDEDEDEDE C C C C CARALARALARALARALARAL-S-S-S-S-SUPEUPEUPEUPEUPE 283283283283283

la última ocupación. La erosión no ha dejado másevidencias. Para esta última remodelación se des-truyó el muro de contención de la plataforma oeste.

Descripción de los objetos

En general, cada objeto está constituido por unabase hecha con dos vástagos de carricillo dispues-tos en forma cruzada. Aprovechando esta confi-guración, desde el punto de intersección se tendie-ron hilos de algodón en forma sucesiva yconcéntrica, hacia fuera. El resultado es un objetode aspecto cuadrilátero, romboidal o rectangular,con dos caras: en una de ellas, el anverso, sola-mente son visibles los hilos, mientras que en la otrase hacen evidentes los ejes de la base (figura 3).

La descripción particular de los objetos es la si-guiente:

Artefacto Nº 1

Muestra tres rombos concéntricos, formados, unotras otro, por hilos blanco, beige y blanco, desde elcentro (figura 3a). Tiene 47 mm de largo por 43mm de ancho, en total (tabla 1).

La base estuvo compuesta por dos ejes perpendi-culares (tabla 2), de los cuales sólo se ha conserva-do uno de ellos. Éste es de carricillo, mide 44 mmy tiene 4 mm de diámetro.

Desde el centro se tendió un hilo blanco de algo-dón, plegado en Z, tensión fuerte, de 1 mm de

Figura 3. Dibujo esquemático de los artefactos.Figura 3. Dibujo esquemático de los artefactos.Figura 3. Dibujo esquemático de los artefactos.Figura 3. Dibujo esquemático de los artefactos.Figura 3. Dibujo esquemático de los artefactos.

Figura 2. Isometría de la unidad doméstica del Sector NN2 y del recinto donde se encontraron los artefactos.Figura 2. Isometría de la unidad doméstica del Sector NN2 y del recinto donde se encontraron los artefactos.Figura 2. Isometría de la unidad doméstica del Sector NN2 y del recinto donde se encontraron los artefactos.Figura 2. Isometría de la unidad doméstica del Sector NN2 y del recinto donde se encontraron los artefactos.Figura 2. Isometría de la unidad doméstica del Sector NN2 y del recinto donde se encontraron los artefactos.

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MMMMMANIFESTANIFESTANIFESTANIFESTANIFESTAAAAACIONESCIONESCIONESCIONESCIONES CULCULCULCULCULTURALESTURALESTURALESTURALESTURALES DEDEDEDEDE LLLLLAAAAA SOCIEDADSOCIEDADSOCIEDADSOCIEDADSOCIEDAD DEDEDEDEDE C C C C CARALARALARALARALARAL-S-S-S-S-SUPUPUPUPUPEEEEE284284284284284

TTTTTabla 2. Análisis de los ejes de carricilloabla 2. Análisis de los ejes de carricilloabla 2. Análisis de los ejes de carricilloabla 2. Análisis de los ejes de carricilloabla 2. Análisis de los ejes de carricillo.....

grosor. El hilo está conformado por dos hebrastorcidas en S, tensión media, cada una de 0,5 mmde grosor. Con este hilo se cubrió 7,5 mm de labase.

A continuación se tendieron dos hilos de color beige,hasta cubrir 7 mm desde el hilo blanco anterior. Elestado del objeto no permite observar bien el ordenen que se tendieron. Uno de ellos, el predominante,es de algodón, plegado en Z, tensión media, de 1mm de grosor, formado por dos hebras torcidas enS, tensión media, cada una de 0,5 mm de grosor. Elotro es de algodón, plegado en S, tensión media, de0,8 mm. Formado por dos hebras torcidas en Z,tensión media, cada una de 0,4 mm de grosor.

Finalmente, se tendió nuevamente un hilo blancode algodón, plegado en Z, tensión fuerte, de 1mm de grosor, formado por dos hebras torcidasen S, tensión media, cada una de 0,5 mm de gro-sor. Con este hilo se cubrieron 7 mm a partir delhilo beige (tabla 3).

No se observaron nudos de sujeción.

El estado de conservación de este artefacto es malo.Como anotamos, está incompleto.

Artefacto Nº 2

Muestra tres rectángulos concéntricos, formadospor hilos blanco, beige y blanco, desde el centro

(figura 3b); de 65 mm de largo por 34 mm deancho total (tabla 1).

La base está compuesta por dos ejes (tabla 2), conun ángulo de cruce de 50º. Miden 70 y 68 mm.Ambos tienen 4 mm de diámetro, son de carricillo,y están quebrados.

El hilo central es de algodón blanco, plegado enZ, tensión media, de 1 mm de grosor. Formadopor dos hebras torcidas en S, tensión media, cadauna de 0,5 mm de grosor. Con este hilo se cubrió7,5 mm de la base.

A continuación se tendieron dos hilos de color bei-ge, hasta cubrir 13 mm desde el hilo blanco central.Como en el caso anterior, no es posible determinarcon exactitud la disposición de ambos. El hilo pre-dominante es de algodón, plegado en Z, tensiónmedia, de 1 mm de grosor, formado por dos he-bras torcidas en S, tensión media, cada una de 0,5mm de grosor. El otro es también de algodón peroplegado en S, tensión media, de 0,8 mm, formadopor dos hebras torcidas en Z, tensión media, cadauna de 0,4 mm de grosor.

Finalmente, se tendió nuevamente un poco de hiloblanco de algodón, plegado en Z, tensión media,de 1 mm de grosor, formado por dos hebrastorcidas en S, tensión media, cada una de 0,5 mmde grosor. Con este hilo se cubrieron 20 mm apartir del hilo beige (tabla 3).

TTTTTabla 1. Aspecto general de los objetos.abla 1. Aspecto general de los objetos.abla 1. Aspecto general de los objetos.abla 1. Aspecto general de los objetos.abla 1. Aspecto general de los objetos.

1 2 1 2 1 21 2 90º 44 Perdido 4 Perdido Carricillo Perdido2 2 50º 70 (roto) 68 (roto) 4 4 Carricillo Carricillo3 2 90º 58 9 4 4 Carricillo Carricillo

Longitud de los ejes (mm) Diámetro (mm) MaterialNúmero de objeto

Número original de objetos

Ángulo de cruce

1 Romboidal 47 x 44 Blanco - beige - blanco Rombos concéntricos

Malo, incompleto

2 Rectangular 65 x 34 Blanco - beige - blanco Rectángulos concéntricos

Regular, roto

3 Romboidal 58 x 44 Blanco - beige Rombos concéntricos

Malo, incompleto

Efecto decorativoEstado de

conservación

(*) Diagonal mayor/diagonal menor.

Número de objeto FormaDimensiones

(DM/dm)* (mm)Disposición de los hilos

(desde el centro)

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LLLLLAAAAA C C C C CIUDADIUDADIUDADIUDADIUDAD S S S S SAGRADAAGRADAAGRADAAGRADAAGRADA DEDEDEDEDE C C C C CARALARALARALARALARAL-S-S-S-S-SUPEUPEUPEUPEUPE 285285285285285

No se observaron nudos de sujeción.

El estado de conservación de este artefacto es re-gular. Como anotamos, los vástagos están rotos.

Artefacto Nº 3

Como el primero, muestra dos rombos concén-tricos, formados por hilos blanco y beige, desdeel centro (figura 3c), de 58 mm de largo por 44mm de ancho (tabla 1).

La base estuvo compuesta por dos ejes, con unángulo de cruce de 90º (tabla 2). De uno de ellossólo se ha conservado un fragmento de 9 mm,que muestra en un extremo una huella de corte. Elotro mide 58 mm. Ambos tienen 4 mm de diá-metro y son de carricillo.

El hilo central, con el que se cubrió 10 mm desdela base, es de algodón blanco, plegado en Z, ten-sión media, de 1 mm de grosor, formado pordos hebras torcidas en S, tensión media, cada unade 0,5 mm de grosor.

El hilo exterior, que cubre 9 mm a partir del hilocentral, es de color beige, plegado en Z, tensiónmedia, de 1 mm de grosor, formado por doshebras torcidas en S, tensión media, cada una de0,5 mm de grosor (tabla 3).

No se observaron nudos de sujeción.

El estado de conservación de este artefacto es malo.Está incompleto.

Aspectos estructurales

Para elaborar los soportes de los objetos se prefi-rió el carricillo (Phragmites australis), eligiéndose cui-dadosamente su diámetro. En el caso del artefac-to rectangular se nota que se cortaron ambos pa-litos a un tamaño parecido.

En ninguno de los casos ambos soportes fuerondejados intactos. En uno de ellos, un vástago pa-rece haber sido cuidadosamente retirado, en otrocortado y en el último ejemplar ambos palitos fue-ron quebrados.

Con las limitaciones indicadas, se puede sugerirque los carricillos entrecruzados en aspa fueronmás grandes que aquellos en forma de cruz. Asi-mismo, en los tres ejemplares, el carricillo hori-zontal fue fragmentado.

Los hilos presentan un plegado predominante enZ, una tensión media y un grosor uniforme (1 mm).Las hebras de estos hilos en Z fueron torcidas en S,manteniendo la tensión media y el grosor uniforme(0,5 mm). Se observa un uso menor de hilos plega-dos en S, justamente en los hilos de algodón colorbeige, aunque en estos pocos casos también se man-tuvo una tensión media y un grosor relativamente

TTTTTabla 3. Análisis de los hilos por objetoabla 3. Análisis de los hilos por objetoabla 3. Análisis de los hilos por objetoabla 3. Análisis de los hilos por objetoabla 3. Análisis de los hilos por objeto.....

Blanco Algodón 7,5 2s z 0,5 30º 1 45°Beige Algodón 7 2s z 0,5 30º 1 40°Beige Algodón 2s z 0,4 35º 0,8 39°

Blanco Algodón 7 2s z 0,5 35° 1 45°

Blanco Algodón 7,5 2s z 0,5 40° 1 35°Beige Algodón 13 2s z 0,5 35° 1 32°Beige Algodón 2s z 0,4 35° 0,8 35°

Blanco Algodón 2 2s z 0,5 40° 1 35°

Blanco Algodón 10 2s z 0,5 30° 1 40°Beige Algodón 9 2s z 0,5 35° 1 40°

(*) Desde el borde interno del mismo hilo hacia su borde externo.

3

Grosor delhilo (mm)

Medida de ladistancia que cubre

el hilo* (mm)

N° Grosor de lahebra (mm)

Ángulo detorsión de la

hebra

Hilos (Desdeel centro)

Fórmula delos hilos

Ángulo deplegado del

hilo

1

2

Material

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MMMMMANIFESTANIFESTANIFESTANIFESTANIFESTAAAAACIONESCIONESCIONESCIONESCIONES CULCULCULCULCULTURALESTURALESTURALESTURALESTURALES DEDEDEDEDE LLLLLAAAAA SOCIEDADSOCIEDADSOCIEDADSOCIEDADSOCIEDAD DEDEDEDEDE C C C C CARALARALARALARALARAL-S-S-S-S-SUPUPUPUPUPEEEEE286286286286286

TTTTTabla 4. Labla 4. Labla 4. Labla 4. Labla 4. Lugarugarugarugarugares de aparición de los ares de aparición de los ares de aparición de los ares de aparición de los ares de aparición de los artefactos.tefactos.tefactos.tefactos.tefactos.uniforme (0,8-1 mm). Las hebras de estos hilos ple-gados en S fueron torcidas en Z, con tensión mediay el grosor uniforme (0,4-0,5 mm).

Interpretación

1. La uniformidad observada tanto en la tensióncuanto en el grosor de las hebras e hilos indicaríauna tendencia hacia la estandarización, comparti-da por quienes hilaban el algodón.

2. El mismo patrón de hilado que muestra el al-godón blanco en los tres artefactos sugiere queellos fueron manufacturados por el mismo grupocultural.

3. En cuanto al algodón beige, se observa un usomás restringido y un hilado distinto. Esto podríareforzar las ideas de una menor disponibilidad deeste algodón de color beige natural y que parte deél se obtenía por intercambio con otro grupo cul-tural, que hilaba y plegaba los hilos con un patróndiferente.

4. La forma variada de los artefactos, que consti-tuyen figuras romboidales y rectangularesconcéntricas, reflejaría contenidos simbólicos dis-tintos, concordantes con la ideología de la socie-dad de Supe durante el Arcaico Tardío.

Aspectos superestructurales

El hallazgo de los artefactos en un contexto ritual,vinculado con la construcción de una plataformay una fase de remodelación del Recinto 20, de unacasa del sector NN2, ubicada en la mitad baja deCaral (figura 2), indicaría también el carácter sim-bólico de ellos, en relación con el enterramientode un recinto previo y el advenimiento de unonuevo, con cambios arquitectónicos.

A nivel social, los tres artefactos podrían indicar elestatus o roles del individuo que ocupó la habita-ción. Se podría señalar que cada artefacto era dis-tinto de los otros, aunque dos sean parecidos y unosea completamente diferente. Los rasgos, marca-dos en parte por la recurrencia del color y la formadel diseño, o justamente por las diferencias de dise-ño, formarían parte de códigos sociales distintivos.

Distribución de los artefactos

Un artefacto similar se ha encontrado en el litoralde la bahía de Paracas, sitio 14ª VI-3, asociado atumbas precerámicas y de Paracas (Engel, 1991: 116,figura 93); lamentablemente, no hay datos precisosde los contextos arqueológicos a los que estaba aso-ciado. Otro objeto, aunque manufacturado con fi-bra vegetal, proviene de la Huaca San Marcos, valledel Rímac, vinculado a materiales de la cultura Lima(Jijón, 1949: 449 y lámina XCI, figura 4). Tambiéncuatro objetos de cruces de cañas partidas, delga-das, con hilos de algodón blanco, fueron descritosde una tumba Chancay último, saqueada porhuaqueros (Fung, 1957: 119-120). Diseños cruza-dos en forma romboidal se han observado en unceramio de Luriama. Un artefacto en forma decruz, de trozos de caña, con hilos de colores, fuerecuperado en Mazo. Estos dos últimos sitios sondel valle de Huaura, y los objetos fueron dejadospor saqueadores de tumbas, con materiales corres-pondientes al período de Integración Huari y a losEstados Regionales Tardíos, respectivamente. EnAncón, asimismo, se ha documentado su presenciacomo parte del tocado de fardos funerarios, parti-cularmente en tumbas del período de IntegraciónHuari y de los Estados Regionales Tardíos (Reiss yStübel, 1998 [1880]: láminas 12, 13, 21, 22 y 32;Carrión, 1959: 140-141). Mejía Xesspe manifestóque había visto cruces con hilos desde Huaura hastaMala (Fung, op. cit.: 120).

Se ha anotado su uso en los techos de aposentos,y se les ha denominado «cruces de San Andrés»(Jijón, op. cit.: 449). Debido a su falta de utilidadpráctica, y al gran esmero puesto en su ejecución,se les adscribió una función simbólica, mágico-

Supe

Paracas

Ancón

Cuenca delAguaytía/Ucayali

?

x

x x x

x x

? ?? x

Lugar

Período ArcaicoTardío

IntegraciónHuari

Estados Regionales

Tardíos

Épocaactual

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LLLLLAAAAA C C C C CIUDADIUDADIUDADIUDADIUDAD S S S S SAGRADAAGRADAAGRADAAGRADAAGRADA DEDEDEDEDE C C C C CARALARALARALARALARAL-S-S-S-S-SUPEUPEUPEUPEUPE 287287287287287

religiosa (Fung, op. cit.: 119-121). Por su presenciaen las tumbas, se les ha llamado también «crucesde muertos» (Engel, op. cit.: 116, figura 93).

Hoy en día, en Cajatambo, sierra aledaña a Supe,denominan a estos objetos «ñahuin tuctopilli» y ha-cen referencia a los ojos de un ave de nombretuctopillin, relacionada también a creencias mágico-religiosas (Gustavo Solís, 2001, com. pers.). Según eldiccionario quechua de Huánuco, ñawi es ojo y pillunes envolver hilo en un palito o algo parecido (Wise,1998: 376, 413).

Ejemplares etnográficos similares fueron registra-dos entre los shipibos de Maputay, Yarinacocha, ylos cashibo de la cuenca del río Aguaytía, gruposambos de la familia lingüística pano (Girard, 1958:231-270; tres fotografías entre las pp. 256 y 257).Actualmente, los artesanos shipibos venden en lasferias, cruces con diseños romboidales.

Se ha mencionado que los cashibos hacen unostocados en forma de banda, en los cuales insertancuatro de estas cruces con hilos: al frente, detrás ya los costados. Ellos solían usar tales tocados du-rante sus festividades. Este grupo creía que en lapuerta del cielo había una gran cruz y que el centrodel firmamento coincidía con el punto de inter-sección de la cruz. Los brazos de la cruz apunta-rían hacia los puntos cardinales de la tierra, queconciben como cuadrangular. Cada esquina delmundo concordaría con un punto solsticial(Girard, op. cit.: 271). Las cruces serían una síntesisde la concepción del mundo. Estos datos señalanun conocimiento astronómico que, en la práctica,permite computar el tiempo y calcular la ocurren-cia de solsticios y equinoccios, información nece-saria para el desarrollo de las actividades produc-tivas en el campo.

El uso de estos artefactos habría sido más amplio,sin embargo, como se infiere de la presencia de unosmuy parecidos entre otras sociedades americanas yaustralianas (Lothrop y Mahler, 1957: 20-25; Engel,ibíd.: 116, figura 94). Está el caso de los puebloscuna, asentados en el sur de Panamá (Girard, ibíd:316). Igualmente, grupos como los navajo consi-deran estos objetos como atrapadores de los sue-ños y pesadillas u ojos de dios (Fernando Fuenzalida,1999, com. pers.). Es inquietante, también, su presen-cia entre ciertos grupos amazónicos de diferentes

familias lingüísticas. Estos indicios sugieren la im-portancia simbólica de este diseño (tabla 4).

Discusión

Si bien conocíamos de la amplia distribución deestos artefactos, es interesante su presencia en Caraldesde el período Arcaico Tardío. Es posible queellos sean los más antiguos hasta ahora registradosen el Perú. Formaban parte del contexto culturalde sociedades agrícolas, productoras de algodón,con cuya fibra hilada fueron manufacturados, perocabe también que hayan sido elaborados con otrasfibras vegetales, como sugiere el ejemplarexcavado en Huaca San Marcos.

En el Arcaico Tardío estaba activa una red deinteracción entre poblaciones de costa, sierra y sel-va. Esta red habría conectado las actuales locali-dades de Supe, Callejón de Huaylas, Huánuco y laselva. La recuperación de materiales exóticos,como madera lloque de la sierra o achiote, semillade huayruro y caracoles de tierra (Megalobulimus sp.)de la selva, son otras evidencias del intercambiocultural interregional en el cual participó la socie-dad de Caral. Por esa vía también pudo difundir-se el uso y simbología de tales artefactos, entreotro bienes e ideas.

La aparición temprana de estos artefactos y su con-tinuidad en el área central a través de los diferentesperíodos del proceso cultural prehispánico hasta laactualidad, indicarían que ellos han formado partede la tradición cultural compartida por los distintosgrupos étnicos del área norcentral, entre Ancón yPativilca y la sierra y selva colindantes. Grupos to-dos que habrían mantenido interacciones económi-cas, políticas y sociales a través del tiempo.

Las evidencias hasta ahora disponibles permitenobservar cambios materiales en la confección deestos artefactos en la costa central. Inicialmente, seutilizaron vástagos cilíndricos de carricillo e hilosde algodón. Posteriormente, se emplearon seccio-nes delgadas de caña, y se introdujo el uso de hilosde lana de varios colores. Este cambio podría da-tar del período de los Desarrollos Regionales. Eluso de secciones delgadas de caña pudo deberse aun intento por hacer menos patente la diferenciaentre anverso y reverso.

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MMMMMANIFESTANIFESTANIFESTANIFESTANIFESTAAAAACIONESCIONESCIONESCIONESCIONES CULCULCULCULCULTURALESTURALESTURALESTURALESTURALES DEDEDEDEDE LLLLLAAAAA SOCIEDADSOCIEDADSOCIEDADSOCIEDADSOCIEDAD DEDEDEDEDE C C C C CARALARALARALARALARAL-S-S-S-S-SUPUPUPUPUPEEEEE288288288288288

Los datos indican que la amplia distribución en elárea norcentral del Perú se habría dado a partirdel período de Integración Huari, aunque su anti-güedad fuera mayor en el valle de Supe, cuya so-ciedad había sido la primera en difundir su usodirecta o indirectamente en su área de interacción.

Sobre la base de los datos etnográficos, el conte-nido simbólico parecería relacionado con la con-cepción que el grupo cultural tenía sobre el mun-do natural, donde moran los dioses y los muertos,y en el que se inserta, asimismo, la sociedad huma-na; y la necesidad de poseer un objeto vinculanteentre ambos.

La presencia de estos artefactos entre grupos dis-tanciados geográficamente, suscita una serie deinterrogantes. Se puede plantear que, a nivel de al-gunos grupos de América, la sociedad de Supe,productora del algodón y conocedora del hiladoy arte textil, fuese quien transmitiera esta clase deartefacto y su contenido simbólico, entre otrosproductos y bienes, a través de la red de intercam-bio interregional, que funcionaba durante el Ar-caico Tardío. Así, ello sería llevado desde los An-des Centrales a grupos de selva, y desde allí viaja-ría por la red de ríos de la Amazonía al sur y alnorte de Sudamérica, el Caribe y Mesoamérica.

Conclusiones

1. Los artefactos están asociados en Caral al ente-rramiento y remodelación de determinada habita-ción en una casa de la mitad baja de la ciudad. Tie-nen una carga simbólica, todavía no descifrada.

2. La persistencia en el uso de estos artefactos através del proceso cultural de las sociedades de lacosta central indica su carácter simbólico e impor-tancia sociocultural; así como la larga data de estecomponente en la tradición cultural de las socie-dades de esa área.

3. La presencia de estos artefactos en las diversasregiones, de costa, sierra y selva, sugieren anti-guas y nuevas relaciones culturales entre las po-blaciones de las distintas regiones del área centraldel Perú.

Referencias bibliográficas

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LA CIUDAD SAGRADA de Caral es el establecimien-to más imponente del Perú durante el ArcaicoTardío, por su extensión de más de 50 ha, por losvolúmenes piramidales, plazas, conjuntos resi-denciales y por la diversidad en tamaño y calidadde las construcciones, características que no eranesperadas para ese período del proceso cultural.

Caral se halla en el distrito de Supe-Pueblo, a 182km al norte de Lima y a 23 km de la carreteraPanamericana, en un valle pequeño, de pocas tie-rras, regado por el río Supe, únicamente cuandoéste se carga en época de lluvias. Tiene, sin embar-go, condiciones propicias para el asentamiento hu-mano temprano: la napa freática muy superficial,que abastece de agua durante todo el año y unacorta distancia al mar, a la sierra y la selva andina,que permite el acceso rápido a productos de esasregiones.

Los pobladores del valle de Supe lograron nivelesde organización sociopolítica más avanzados quecualquier otra sociedad de su época e ingresaronal proceso civilizatorio antes que otras sociedades

contemporáneas. En Supe se formó el primerEstado peruano (Shady, 1997).

Entre los 5000 y 4000 años a.p. el Estado prístinode Supe había sintetizado en su provecho la expe-riencia adaptativa exitosa de los viejos pobladoresdel litoral de uno de los mares más ricos en recur-sos del mundo, y de los valles interandinos de lasierra y de la selva andina, dedicados temprana-mente a la domesticación y al cultivo de plantas.La pesca y la agricultura fueron las principales ac-tividades económicas, sobre las que se sustentó elnaciente gobierno estatal.

Ingentes cantidades de anchovetas y sardinas, asícomo de choros y machas fueron provistos porlos pescadores costeños para el consumo y benefi-cio de los habitantes de Caral y de los otros estable-cimientos del interior. El cultivo de algodón porparte de los habitantes del valle proveyó la fibranecesaria para las enormes redes de pesca, comolas halladas en Bandurria, cerca de Huacho, algunasde 8 por 4 m. El comercio entre costeros y vallunoshabría sido una de las actividades económicas con-ducidas por los gobernantes.

Además de recursos marinos hubo productoscultivados, como zapallo, frijol, camote, pacae y

Flautas de Caral: el conjunto musicalFlautas de Caral: el conjunto musicalFlautas de Caral: el conjunto musicalFlautas de Caral: el conjunto musicalFlautas de Caral: el conjunto musicalmás antiguo de América*más antiguo de América*más antiguo de América*más antiguo de América*más antiguo de América*

RRRRRUTHUTHUTHUTHUTH S S S S SHADYHADYHADYHADYHADY

(*) Publicado en Boletín del Museo de Arqueología y Antropolo-gía, UNMSM, año 2, N°10, 1999, Lima, pp. 4-5.

«y las viejas cantaban aillis y taquies del tiempo antiguo asiendo memoriasantiguallas» (Duviols, 1986:148).

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MMMMMANIFESTANIFESTANIFESTANIFESTANIFESTAAAAACIONESCIONESCIONESCIONESCIONES CULCULCULCULCULTURALESTURALESTURALESTURALESTURALES DEDEDEDEDE LLLLLAAAAA SOCIEDADSOCIEDADSOCIEDADSOCIEDADSOCIEDAD DEDEDEDEDE C C C C CARALARALARALARALARAL-S-S-S-S-SUPUPUPUPUPEEEEE290290290290290

guayaba, que constituyeron la base de la dietaalimentaria de los pobladores de Supe durante elArcaico Tardío.

A la ciudad de Caral habrían llegado los habitan-tes de ese valle y de los valles vecinos para con-tribuir con su trabajo y sus excedentes de pro-ducción en las actividades constructivas, llevadasa cabo en medio de grandes ceremonias religio-sas y ofrendas rituales. Allí se erigieron, por lomenos, seis grandes volúmenes piramidales dehasta 30 m de altura; varias plazas, entre ellas doscirculares hundidas, una correspondiente al anfi-teatro con gradería; templos de segunda, terceray cuarta categoría, en cuanto a dimensiones y, tam-bién, varias clases de conjuntos residenciales, di-ferenciados por el tamaño y calidad del materialempleado.

El Estado de Supe alcanzó fuerte prestigio cultu-ral, político y religioso en el Perú de entonces, concapacidad para movilizar a los pobladores del área

norcentral, en torno a intereses económicos y reli-giosos. Logró, así, integrar por vez primera a lapoblación de este amplio espacio, lo que permitióno sólo el acceso a productos de las diversas re-giones desde el mar hasta la selva andina sino elintercambio entre culturas diversas y la confluen-cia de los logros alcanzados en experienciasadaptativas singulares.

Es posible que, paralelamente con el prestigio so-cial y cultural alcanzado, la lengua de relación delEstado supano -que pudo ser un protoquechua- sedistribuyera por toda esa amplia área y que se con-virtiera, ya en esa época, en la lengua general demayor uso en el Perú prehispánico. En cuanto alquechua, ésta sería la más remota expresión del pres-tigio de esta lengua, asociada a la formación delprimer Estado político en los Andes Centrales.

Culturas coetáneas con la de Caral-Supe han sidoidentificadas en Huaricoto-Marcará, en el Callejónde Huaylas; en La Galgada, en el cañón del

Figura 1. Conjunto de 32 flautas encontrado en la Ciudad Sagrada de Caral-Supe.Figura 1. Conjunto de 32 flautas encontrado en la Ciudad Sagrada de Caral-Supe.Figura 1. Conjunto de 32 flautas encontrado en la Ciudad Sagrada de Caral-Supe.Figura 1. Conjunto de 32 flautas encontrado en la Ciudad Sagrada de Caral-Supe.Figura 1. Conjunto de 32 flautas encontrado en la Ciudad Sagrada de Caral-Supe.

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LLLLLAAAAA C C C C CIUDADIUDADIUDADIUDADIUDAD S S S S SAGRADAAGRADAAGRADAAGRADAAGRADA DEDEDEDEDE C C C C CARALARALARALARALARAL-S-S-S-S-SUPEUPEUPEUPEUPE 291291291291291

Tablachaca o Chuquicara, un afluente, asimismodel río Santa; en Kotosh, Alto Huallaga; en Piruru,Alto Marañón. En la costa se incluiría al estableci-miento de Áspero, en el litoral del mismo Supe; y,por el norte, Las Haldas y Cerro Sechín, en el vallede Casma; Salinas de Chao y Huaca Prieta, en losvalles de Chao y Chicama. Por el sur, Bandurria yRío Seco, en el litoral de los valles de Huaura yChancay, respectivamente, hasta el Paraíso, en elvalle El Chillón. Todas ellas, ubicadas en el áreanorcentral, compartieron un conjunto de rasgosculturales, expresado en la arquitectura, en las ofren-das rituales y en los diseños textiles, como resulta-do de la esfera de intensa interacción, en la queparticiparon sus sociedades. Ninguna, sin embar-go, tuvo establecimientos tan numerosos y com-plejos como los de Supe y Caral.

El hallazgo del conjunto de flautas

El conjunto de flautas fue encontrado en la esqui-na suroeste del Anfiteatro. Éste es una plaza circu-lar hundida, adosada a un conjunto arquitectónicode segundo orden (en cuanto a dimensiones), peroes el más destacado del sector bajo de Caral. Estecomplejo está compuesto por la plaza circular hun-dida más grande de la ciudad, una pirámide deregular tamaño con plataformas superpuestas, unpequeño templo redondo, una vivienda de élite,entre otras estructuras. El acceso a este conjuntofue restringido por un muro que lo circunda.

La plaza circular hundida se asemeja a un anfitea-tro con graderías en la mitad superior y dos es-calinatas de acceso. Las paredes internas de la pla-za y el piso tuvieron revoque y pintura blanca.Hacia el exterior muestra una serie de platafor-mas superpuestas en forma concéntrica. La pla-za está presidida por una plataforma alargada,que fue cortada en el lado norte por un aluvión.En los lados Este y oeste aparece una serie derecintos alineados en forma intercalada, a modode silos o depósitos.

El conjunto, compuesto de 32 flautas (figura 1),apareció enterrado con arena, acomodado sobreuna piedra cortada, en un espacio delimitado en laparte superior por piedras cortadas, en el costadoderecho por un canto rodado y en el izquierdopor una especie de figura humana sin rostro, mo-

delada con el mismo barro, que se deshacía al con-tacto. No tenía una matriz bien definida o una re-lación con otros materiales, fuera de los mencio-nados; sólo arena cubría al conjunto.

Las flautas son traversas, manufacturadas en hue-sos de ala de pelícano (Pelecanus thagus), húmeros,ulnas, radios, decoradas con figuras incisas y pin-tadas de rojo o negro. Entre los diseños destacapor su realismo y número de representaciones lafigura de un mono en actitud de saltar, con laboca abierta, grandes manos y patas, que lleva unobjeto esférico en las manos. Ocupa un segundolugar la representación de aves pero es más so-brenatural, pues combina rasgos de aves y otroser, un felino o mono, como queriendo conden-sar las facultades de ambos. Se hallan tambiénfiguras de serpientes con rostros de ave o unacabeza bicéfala de ave y serpiente y dos figurasantropomorfas.

Se puede notar que las flautas, en general, fuera delos monos, tienen algunos rasgos distintivos porpares: dos llevan pintura roja, dos tienen diseñostriangulares en el cuerpo. En el grupo con pinturanegra en las incisiones, igualmente, hay flautas conciertos detalles, trazados en pares.

Llama la atención la representación de una cara hu-mana de perfil metida en una especie de malla, quesólo alcanza a verse completa cuando forman elpar. Ambas flautas fueron enterradas juntas en esaposición. Están aisladas una figura humana con losbrazos levantados, asociada a una cabeza de ser-piente y una cabeza bicéfala de serpiente-cóndor.

Finalmente, se encuentra el grupo de flautas pe-queñas y llanas.

El conjunto fue depositado siguiendo un deter-minado orden. Estuvieron estratificadas por figu-ras. Las primeras en aparecer fueron las flautas demonos y las caras humanas, éstas en un extremo;debajo de los monos salieron, luego, las aves ydebajo de las caras las flautas llanas.

Ubicación temporal

Al no tener este hallazgo una matriz en directa aso-ciación con las estructuras arquitectónicas del Ar-

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caico Tardío de Caral, se pueden plantear dos hi-pótesis sobre la filiación y ubicación temporal delconjunto:

1. Que haya estado asociado a la cultura del Arcai-co Tardío de Caral. Para ello, se cuenta con su proxi-midad al Anfiteatro y la compatibilidad funcionalde ambos; el carácter del contexto, muy similar aldel Arcaico, entre piedras y una figura de barro; elestilo de los diseños, naturales o sobrenaturales perosin los rasgos que se encuentran en la mayoría defiguras del Formativo (colmillos, garras, etc), muyparecidos a los representados por otras culturas delmismo período, tales como Huaca Prieta o Asia.

2. Que haya sido una ofrenda puesta en el sitiopor culturas de otros períodos, cuando ya la ciu-dad del Arcaico estaba abandonada. Hacen pen-sar en esta posibilidad los ojos de las aves, determinaciones triangulares, rasgo común en esti-los del Formativo, mayormente del áreanorcentral. Sin embargo, carecen de los otros ras-gos propios de las culturas del Formativo, que yamencionamos.

Al respecto, se podría pensar que serían los ante-cedentes de los estilos formativos del área o unaexpresión posterior, del Formativo Tardío, del cualhay un establecimiento cercano.

A falta de un contexto arqueológico claro, ladatación por radiocarbono del hueso de las flau-tas podrá ayudar a contrastar estas hipótesis.

Significación de las flautas para la historiaperuana

Las flautas encontradas reúnen condiciones impor-tantes:

1. Se encontraron en conjunto 32 flautas en uncontexto cultural cerrado. Ellas presentan diferen-te largo y grosor y si bien aparecieron juntas, hanestado, al parecer, agrupadas por diseños y pintu-ras. Estas características del hallazgo permitiránhacer el estudio de la música y del nivel alcanzadoen este campo por las tempranas sociedades pe-ruanas en los orígenes de la civilización.

2. Los diseños de las flautas muestran rasgosestilísticos propios de la tradición Chavín de lacosta y sierra norcentral; de verificarse su anti-güedad se constituirían en los más remotos ex-ponentes del arte y de la ideología que predomi-nará en la mayor parte del territorio en losmilenios siguientes.

Referencias bibliográficas

Duviols, Pierre1986 Cultura Andina y Represión. Procesos y visitas deidolatrías y hechicerías en Cajatambo, Siglo XVII. Cusco: CBC.

Shady, Ruth1997 La Ciudad Sagrada de Caral-Supe en los albores de lacivilización en el Perú. Lima: UNMSM.

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Las FLas FLas FLas FLas Flautas de Caral-Slautas de Caral-Slautas de Caral-Slautas de Caral-Slautas de Caral-Supe: aprupe: aprupe: aprupe: aprupe: aproooooximaciones alximaciones alximaciones alximaciones alximaciones alestudio acústico-arqueológico del conjuntoestudio acústico-arqueológico del conjuntoestudio acústico-arqueológico del conjuntoestudio acústico-arqueológico del conjuntoestudio acústico-arqueológico del conjunto

de flautas más antiguo de América* de flautas más antiguo de América* de flautas más antiguo de América* de flautas más antiguo de América* de flautas más antiguo de América*

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de Supe, territorio donde se formó el primer Esta-do peruano. En esta ciudad se erigieron, al menos,seis grandes volúmenes piramidales de hasta 18 mde altura, varias plazas, entre ellas, dos circulareshundidas, una correspondiente al anfiteatro con gra-dería, templos y varias clases de conjuntos residen-ciales (Shady, 1997). El Estado de Supe alcanzó fuer-te prestigio cultural, político y religioso en el áreanorcentral del Perú; y logró así integrar por vez pri-mera a la población de este amplio espacio, permi-tiendo el acceso a productos de las diversas regio-nes, desde el mar hasta la selva andina, y el inter-cambio entre culturas diversas.

El hallazgo

El conjunto de flautas fue encontrado en la esqui-na suroeste del anfiteatro. El complejo arquitectó-nico está compuesto por una plaza circular hundi-da semejante a un anfiteatro, una pirámide conplataformas superpuestas en forma concéntrica,un pequeño templo redondo y otras estructuras(figura 1).

El grupo de instrumentos apareció cubierto dearena, acomodado sobre una piedra cortada, enun espacio delimitado por piedras cortadas, cantorodado y una especie de figura humana sin rostro,modelada con el mismo barro. Las flautas fuerondepositadas siguiendo un determinado orden.

Introducción

LAS 32 FLAUTAS traversas fueron encontradas en laCiudad Sagrada de Caral-Supe. El conjunto fuehallado en el exterior de la plaza circular hundidade un complejo piramidal cuya antigüedad se cal-cula en 2500 años a.C. Las flautas están manufac-turadas en huesos de pelícano y fueron encontra-das en un contexto cultural cerrado. Por esta ra-zón, su estudio permitirá conocer sus posibilida-des musicales y el grado de conocimiento acústicoalcanzado por tal sociedad.

Contexto arqueológico

La Ciudad Sagrada de Caral-Supe es el estableci-miento más imponente del Perú durante el ArcaicoTardío, por su extensión de más de 65 ha y la diver-sidad en tamaño y calidad de las construcciones.Caral se halla a 182 km al norte de Lima, en el valle

(*) Ponencia presentada al II Congreso Iberoamericano de Acús-tica, XXXI Congreso Nacional de Acústica-Tecniacústica 2000-,II Jornadas Iberoamericanas de Ultrasonidos, II Congreso Ibéricode Acústica y EAA SYMPOSIUM on Architectural Acoustics,desarrollados en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de laUniversidad Politécnica de Madrid del 16 al 20 de octubre de2000. Publicado con correcciones en Boletín del Museo deArqueología y Antropología, UNMSM, año 3, N° 11, 2000,Lima, pp. 2-9.

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Figura 2. Estructura ósea del ala deFigura 2. Estructura ósea del ala deFigura 2. Estructura ósea del ala deFigura 2. Estructura ósea del ala deFigura 2. Estructura ósea del ala depelícano (pelícano (pelícano (pelícano (pelícano (PPPPPelecanus thaguselecanus thaguselecanus thaguselecanus thaguselecanus thagus) que mues-) que mues-) que mues-) que mues-) que mues-tra las partes con que fueron confec-tra las partes con que fueron confec-tra las partes con que fueron confec-tra las partes con que fueron confec-tra las partes con que fueron confec-cionadas las flautas.cionadas las flautas.cionadas las flautas.cionadas las flautas.cionadas las flautas.

Figura 1. Ubicación de la zona de hallazgo en el Anfiteatro de la Ciudad Sagrada de Caral-Supe.Figura 1. Ubicación de la zona de hallazgo en el Anfiteatro de la Ciudad Sagrada de Caral-Supe.Figura 1. Ubicación de la zona de hallazgo en el Anfiteatro de la Ciudad Sagrada de Caral-Supe.Figura 1. Ubicación de la zona de hallazgo en el Anfiteatro de la Ciudad Sagrada de Caral-Supe.Figura 1. Ubicación de la zona de hallazgo en el Anfiteatro de la Ciudad Sagrada de Caral-Supe.

Estuvieron estratificadas de acuerdo con las figurasincisas que decoran su superficie. Las primeras enaparecer fueron las flautas decoradas con monos ycaras humanas, luego las aves y, finalmente, apare-cieron las flautas sin decoración (llanas) (Shady, 1999).

Descripción de las flautas

Los artefactos fueron confeccionados sobre hue-sos de ala de pelícano (Pelecanus thagus). Se hanpodido reconocer 15 húmeros, 9 ulnas (cúbitos) y8 radios, lo que indicaría que se sacrificaron ochoaves como mínimo, si se considera la utilizaciónde ambas extremidades del individuo (figura 2).

El conjunto fue encontrado en regular estado deconservación. Se tienen diez artefactos que pre-

sentan fisuras, siete incompletos (que carecen dealgunos fragmentos) y quince completos. En elinterior del hueso y al fondo de un orificio, aproxi-madamente en el centro de cada pieza, estaba untabique de arcilla, adosado a las paredes interiores.En algunos ejemplares estos aditamentos se des-prendieron o desintegraron durante el hallazgo oal efectuarse la limpieza de las piezas, debido aque la arcilla había perdido humedad (tabla 1).

Confección

Los restos óseos

A partir de las dimensiones (espesor, longitud ydiámetro) que presentan los instrumentos, se hapodido deducir que se seleccionaron especímenes

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TTTTTabla 1. Características físicas de las flautas de Caral-Sabla 1. Características físicas de las flautas de Caral-Sabla 1. Características físicas de las flautas de Caral-Sabla 1. Características físicas de las flautas de Caral-Sabla 1. Características físicas de las flautas de Caral-Supe.upe.upe.upe.upe.

de pelícanos jóvenes y bien alimentados. Los ha-bitantes de Caral-Supe eligieron estos materialescon la finalidad de fabricar un instrumento queprodujera ciertos sonidos (para alcanzar ciertostonos). Con este fin, cortaron los huesos con dife-rentes longitudes y buscaron la parte más idónea.Luego del corte de los huesos se procedió a hacerun orificio (embocadura) aproximadamente en elcentro del instrumento. Este orificio presenta, bá-sicamente, dos formas: una ovalada y otra rectan-gular. Para lograr una adecuada producción desonidos se procedió a sellar con arcilla todos losagujeros que, por la conformación fisiológica, pre-sentara el hueso. Experimentalmente se compro-bó que los cúbitos y radios son lisos en el interiory pueden ser usados directamente; mientras loshúmeros son cavernosos en el interior y requierenser pulidos para eliminar las asperezas que puedaninterferir en el flujo de aire.

Los tabiques

El tabique de arcilla, adosado a las paredes inte-riores del hueso, presenta diferentes tamaños deacuerdo a las dimensiones del fondo del orificio

que sirve de embocadura (figura 3). Las caracte-rísticas fundamentales de los tabiques son su dure-za y consistencia. Se han determinado tres tama-ños: grandes, medianos y pequeños, cuyos pesospromedio son 0,54 g, 0,31 g y 0,15 g.

Para formar el tabique se adosó al fondo del ori-ficio de la embocadura, mediante presión, unapequeña masa de arcilla no cocida. El tabique esde forma triangular y de lados redondeados, sualtura y el ancho de su base son variables. Paradarle la forma requerida se utilizó, posiblemente,una varilla de origen vegetal a modo de paleta conla que se fue retirando el material excedente.

Decoración: los dibujos incisos

Entre los diseños destacan, por su realismo y nú-mero de representaciones, las figuras de un monoy, asimismo, de aves con rasgos felinos o de si-mios. Se hallan también figuras de serpientes conrostros de ave o una cabeza bicéfala de ave y ser-piente, y dos figuras antropomorfas. También seencontró un grupo de flautas sin decoración. Larepresentación de una cara humana de perfil meti-

1 Húmero 16,7 1,0 1,3/1,4 9,0 7,6 1,2/1,62 Húmero 16,6 0,9/1,2 1,1/1,5 8,5 8,1 1,1/1,63 Húmero 16,4 0,8/1,1 1,2/1,3 1,0/1,54 Húmero 16,5 1,2/1,1 1,1/1,4 1,1/1,45 Ulna 16,2 0,9/1,0 0,9/1,0 1,0/1,56 Ulna 16,2 1,2/1,4 1,3/1,5 1,0/1,5

14 Húmero 16,5 1,4/1,1 0,6/1,1 7,9 8,6 1,1/1,415 Húmero 16,3 1,3/1,3 0,7/0,8 1,0/1,318 Húmero 16,4 1,0/0,9 1,5/1,1 7,8 8,7 1,0/1,420 Ulna 16,3 1,0/1,3 1,0 8,0 8,3 1,0/1,521 Húmero 14,0 1,1/1,3 0,9/1,4 1,0/1,422 Húmero 13,3 0,8/1,0 0,9/1,1 7,2 6,0 0,9/1,223 Húmero 13,4 0,8/1,0 1,3/1,2 6,1 7,4 1,0/1,227 Radio 12,6 0,6/0,6 0,9/0,6 6,3 6,2 0,7/0,831 Radio 11,6 0,6/0,8 0,5/0,6 0,6/0,8

* La relación (Dh/Dv) representa los diámetros horizontal (Dh) y vertical (Dv) de cada orificio central (embocadura) y de los extremos distales de las flautas.

Nota: Los elementos 7 a 13, 16 y 17, 19, 24 a 26, 28 a 30 y 32 no fueron analizados debido a su mal estado de conservación.

Distancia del extremo

derecho-cresta del tabique

Diámetro de embocadura

(Dh/Dv en cm*)

Parte ósea utilizada

Número de flauta

Diámetro externo izquierdo (Dh/Dv

en cm*)

Diámetro externo derecho (Dh/Dv

en cm*)

Longitud de flauta

(cm)

Distancia del extremo

izquierdo- cresta del tabique

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MMMMMANIFESTANIFESTANIFESTANIFESTANIFESTAAAAACIONESCIONESCIONESCIONESCIONES CULCULCULCULCULTURALESTURALESTURALESTURALESTURALES DEDEDEDEDE LLLLLAAAAA SOCIEDADSOCIEDADSOCIEDADSOCIEDADSOCIEDAD DEDEDEDEDE C C C C CARALARALARALARALARAL-S-S-S-S-SUPUPUPUPUPEEEEE296296296296296

Figura 3. Vista esquemática deFigura 3. Vista esquemática deFigura 3. Vista esquemática deFigura 3. Vista esquemática deFigura 3. Vista esquemática deuna flauta.una flauta.una flauta.una flauta.una flauta.

Figura 4. Representación gráfica de las formas de uso de las flautas, que se infieren a partir de las huellas dejadas por lasFigura 4. Representación gráfica de las formas de uso de las flautas, que se infieren a partir de las huellas dejadas por lasFigura 4. Representación gráfica de las formas de uso de las flautas, que se infieren a partir de las huellas dejadas por lasFigura 4. Representación gráfica de las formas de uso de las flautas, que se infieren a partir de las huellas dejadas por lasFigura 4. Representación gráfica de las formas de uso de las flautas, que se infieren a partir de las huellas dejadas por lasataduras.ataduras.ataduras.ataduras.ataduras.

da en una especie de malla sólo alcanza a ser vistaen forma completa cuando se junta un par de flau-tas. Ambas fueron enterradas juntas en esa posi-ción. Los diseños de las flautas muestran rasgosestilísticos propios de la tradición Chavín, de lacosta y sierra norcentral; de verificarse su antigüe-dad, se constituirían en los más remotos exponen-tes del arte y de la ideología, que predominaronen la mayor parte del territorio en los mileniossiguientes (Shady, 1999).

Es pertinente mencionar que, además de las deco-raciones incisas y en bajorrelieve, algunas flautaspresentan posibles huellas de ataduras. Al respectose han planteado cuatro hipótesis (figura 4):

a) Que hayan servido para establecer la unión dedos músicos ejecutantes, cada uno de los cualestocaba la flauta amarrada por un extremo y co-nectada a la otra por un cordel (figura 4a).

b) Que hayan servido como amarras con finespuramente ornamentales (figura 4b).

c) Que hayan sido usadas para ser colgadas delcuello del músico ejecutante (figura 4c).

d) Que hayan servido para mantener unidas dospiezas. Esta idea encuentra su refuerzo en las hue-llas que se pueden apreciar en los extremos distalesde las piezas y a los costados de la embocadura.Debe tenerse en cuenta que al ser unidos aquellosinstrumentos decorados con la mitad de un ros-tro forman uno completo (figura 4d).

Análisis acústico

Tomando en consideración las características fí-sicas de las flautas es posible pensar que se po-drían dar cuatro diferentes condiciones dedigitación para su ejecución (figura 5, de arribahacia abajo):

••••• Condición cerrado-cerrado (tipo C1): tapandoambos extremos de la flauta,

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LLLLLAAAAA C C C C CIUDADIUDADIUDADIUDADIUDAD S S S S SAGRADAAGRADAAGRADAAGRADAAGRADA DEDEDEDEDE C C C C CARALARALARALARALARAL-S-S-S-S-SUPEUPEUPEUPEUPE 297297297297297

Figura 5. Condiciones de digitación para la ejecución de lasFigura 5. Condiciones de digitación para la ejecución de lasFigura 5. Condiciones de digitación para la ejecución de lasFigura 5. Condiciones de digitación para la ejecución de lasFigura 5. Condiciones de digitación para la ejecución de lasflautas (posiciones básicas).flautas (posiciones básicas).flautas (posiciones básicas).flautas (posiciones básicas).flautas (posiciones básicas).

Figura 6. Análisis espectral de la Flauta Nº 9, condición deFigura 6. Análisis espectral de la Flauta Nº 9, condición deFigura 6. Análisis espectral de la Flauta Nº 9, condición deFigura 6. Análisis espectral de la Flauta Nº 9, condición deFigura 6. Análisis espectral de la Flauta Nº 9, condición dedigitación C1, 1ra. octava.digitación C1, 1ra. octava.digitación C1, 1ra. octava.digitación C1, 1ra. octava.digitación C1, 1ra. octava.

Figura 7. Análisis espectral de la Flauta Nº 9, condición deFigura 7. Análisis espectral de la Flauta Nº 9, condición deFigura 7. Análisis espectral de la Flauta Nº 9, condición deFigura 7. Análisis espectral de la Flauta Nº 9, condición deFigura 7. Análisis espectral de la Flauta Nº 9, condición dedigitación A1, 1ra. octava.digitación A1, 1ra. octava.digitación A1, 1ra. octava.digitación A1, 1ra. octava.digitación A1, 1ra. octava.

••••• Condición cerrado-abierto (tipo A1): tapandoel extremo del semitubo izquierdo y dejando libreel extremo del semitubo derecho,

••••• Condición abierto-cerrado (tipo B1): tapando elextremo del semitubo derecho y dejando libre elextremo del semitubo izquierdo,

••••• Condición abierto-abierto (tipo C2): dejando li-bres ambos extremos del tubo.

Adicionalmente, se consideraron los tipos A2, B2y C3 que corresponden a las mismas condicionesde digitación A1, B1 y C2 pero con una mayorvelocidad en el flujo de aire.

Las figuras 6 a 9 muestran espectros de algunas delas flautas originales evaluadas. En todos los casosse observa un pico secundario al lado del primero segundo armónico, dependiendo cuál de ellosse está activando al ejecutar el instrumento. En mu-chos de los casos evaluados (15 flautas) se obser-va que estos picos secundarios acompañan a losarmónicos de orden superior.

Se observó que al aumentar la velocidad del flujode aire durante la ejecución era posible pasar delprimer al segundo armónico, fenómeno que es co-nocido en los instrumentos de viento actuales. Alejecutar el instrumento se pudo apreciar que en al-gunos casos existían pulsaciones. Con la finalidadde entender el comportamiento de las flautas, seprocedió a construir un prototipo hecho de tubode PVC con características similares a las originales.

Análisis del prototipo de PVC

Para realizar mediciones acústicas sin dañar las flau-tas originales se construyó un prototipo de PVCcon características físicas similares a la Flauta Nº 5.El prototipo fue excitado empleando los diferen-tes tipos de digitación mostrados en la figura 5,mediante un flujo continuo de aire, cuya veloci-dad era posible variar de acuerdo al armónico quese deseaba reproducir. Se utilizó un probe microphonepara sensar la presión sonora dentro del prototi-po y un analizador de FFT de dos canales para elprocesamiento de los datos medidos.

Distribución de presión sonora. Las figuras 10a y 10bmuestran la distribución de presión sonora den-tro del prototipo para el modo fundamental de

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MMMMMANIFESTANIFESTANIFESTANIFESTANIFESTAAAAACIONESCIONESCIONESCIONESCIONES CULCULCULCULCULTURALESTURALESTURALESTURALESTURALES DEDEDEDEDE LLLLLAAAAA SOCIEDADSOCIEDADSOCIEDADSOCIEDADSOCIEDAD DEDEDEDEDE C C C C CARALARALARALARALARAL-S-S-S-S-SUPUPUPUPUPEEEEE298298298298298

Figura 11. Espectro de frecuencia alrededor del tono funda-Figura 11. Espectro de frecuencia alrededor del tono funda-Figura 11. Espectro de frecuencia alrededor del tono funda-Figura 11. Espectro de frecuencia alrededor del tono funda-Figura 11. Espectro de frecuencia alrededor del tono funda-mental. Condición C2, semitubo derecho.mental. Condición C2, semitubo derecho.mental. Condición C2, semitubo derecho.mental. Condición C2, semitubo derecho.mental. Condición C2, semitubo derecho.

Figura 12. Espectro de frecuencia alrededor del tono funda-Figura 12. Espectro de frecuencia alrededor del tono funda-Figura 12. Espectro de frecuencia alrededor del tono funda-Figura 12. Espectro de frecuencia alrededor del tono funda-Figura 12. Espectro de frecuencia alrededor del tono funda-mental. Condición C2, semitubo izquierdo.mental. Condición C2, semitubo izquierdo.mental. Condición C2, semitubo izquierdo.mental. Condición C2, semitubo izquierdo.mental. Condición C2, semitubo izquierdo.

Figura 9. Análisis espectral de la Flauta Nº 4, condición deFigura 9. Análisis espectral de la Flauta Nº 4, condición deFigura 9. Análisis espectral de la Flauta Nº 4, condición deFigura 9. Análisis espectral de la Flauta Nº 4, condición deFigura 9. Análisis espectral de la Flauta Nº 4, condición dedigitación C2, 2da. octava.digitación C2, 2da. octava.digitación C2, 2da. octava.digitación C2, 2da. octava.digitación C2, 2da. octava.

Figura 10. Distribución de presión sonora dentro de la flauta.Figura 10. Distribución de presión sonora dentro de la flauta.Figura 10. Distribución de presión sonora dentro de la flauta.Figura 10. Distribución de presión sonora dentro de la flauta.Figura 10. Distribución de presión sonora dentro de la flauta.

Figura 8. Análisis espectral de la Flauta Nº 1, condición deFigura 8. Análisis espectral de la Flauta Nº 1, condición deFigura 8. Análisis espectral de la Flauta Nº 1, condición deFigura 8. Análisis espectral de la Flauta Nº 1, condición deFigura 8. Análisis espectral de la Flauta Nº 1, condición dedigitación C2, 2da. octava.digitación C2, 2da. octava.digitación C2, 2da. octava.digitación C2, 2da. octava.digitación C2, 2da. octava.

la flauta y el segundo armónico respectivamentedel espectro de frecuencia medido. Al observar ladistribución de presión sonora y analizar el espec-tro de frecuencia del prototipo se determinarondos posibilidades de comportamiento que con-cuerdan con mediciones realizadas. La primeraopción sería considerar al tubo comportándosecomo un todo en su segundo armónico (para loscasos 10a y 10b); la segunda opción consideraríala flauta como dos tubos acoplados activados ensus frecuencias fundamentales. Ambas posibilida-des se considerarían como casos perturbados.

Análisis espectral. Con la finalidad de verificar lasposibilidades de comportamiento antes mencio-nadas, se procedió a realizar el análisis espectraldel prototipo en tres tipos de digitación (figura 5):abierto-abierto (C2), cerrado-cerrado (C1) y ce-rrado-abierto (A1).

Se utilizó el instrumental descrito anteriormente.Se tomaron medidas en el interior del tubo en po-siciones convenientes de ambos lados del tabiquecentral con el prototipo, operando en condicionesnormales. Asimismo, se efectuaron mediciones en

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LLLLLAAAAA C C C C CIUDADIUDADIUDADIUDADIUDAD S S S S SAGRADAAGRADAAGRADAAGRADAAGRADA DEDEDEDEDE C C C C CARALARALARALARALARAL-S-S-S-S-SUPEUPEUPEUPEUPE 299299299299299

Figura 13. Superposición de espectros de semitubos derechoFigura 13. Superposición de espectros de semitubos derechoFigura 13. Superposición de espectros de semitubos derechoFigura 13. Superposición de espectros de semitubos derechoFigura 13. Superposición de espectros de semitubos derechoe izquierdo. Condición C2.e izquierdo. Condición C2.e izquierdo. Condición C2.e izquierdo. Condición C2.e izquierdo. Condición C2.

Figura 14. Espectro en el dominio del tiempo de la modula-Figura 14. Espectro en el dominio del tiempo de la modula-Figura 14. Espectro en el dominio del tiempo de la modula-Figura 14. Espectro en el dominio del tiempo de la modula-Figura 14. Espectro en el dominio del tiempo de la modula-ción entre ambos semitubos.ción entre ambos semitubos.ción entre ambos semitubos.ción entre ambos semitubos.ción entre ambos semitubos.

Figura 15. Espectro de frecuencia alrededor del tono funda-Figura 15. Espectro de frecuencia alrededor del tono funda-Figura 15. Espectro de frecuencia alrededor del tono funda-Figura 15. Espectro de frecuencia alrededor del tono funda-Figura 15. Espectro de frecuencia alrededor del tono funda-mental. Condición C1, semitubo derecho.mental. Condición C1, semitubo derecho.mental. Condición C1, semitubo derecho.mental. Condición C1, semitubo derecho.mental. Condición C1, semitubo derecho.

Figura 16. Espectro de frecuencia alrededor del tono funda-Figura 16. Espectro de frecuencia alrededor del tono funda-Figura 16. Espectro de frecuencia alrededor del tono funda-Figura 16. Espectro de frecuencia alrededor del tono funda-Figura 16. Espectro de frecuencia alrededor del tono funda-mental. Condición C1, semitubo izquierdo.mental. Condición C1, semitubo izquierdo.mental. Condición C1, semitubo izquierdo.mental. Condición C1, semitubo izquierdo.mental. Condición C1, semitubo izquierdo.

TTTTTabla 2. Rabla 2. Rabla 2. Rabla 2. Rabla 2. Relación de los tonos fundamentales de algunas flautas de Caral con la escala temperada eurelación de los tonos fundamentales de algunas flautas de Caral con la escala temperada eurelación de los tonos fundamentales de algunas flautas de Caral con la escala temperada eurelación de los tonos fundamentales de algunas flautas de Caral con la escala temperada eurelación de los tonos fundamentales de algunas flautas de Caral con la escala temperada europea.opea.opea.opea.opea.

C1 880 A5 C1 880 A5 C1 928 A5/A5#

A1 976 A5# /B5 A1 896 A5/A5# A1 1020 B5/C6

B1 944 A5# /B5 B1 B1 976 A5# /C6

C2 1790 A6/A6# C2 1760 A6 C2 1810 A6/A6#

A2 1940 A6# /B6 A2 1900 A6# /B6 A2 1840 A6/A6#

B2 B2 1940 A6# /B6 B2 2240 C7# /D7

C3 C3 2660 E7/F7 C3 2740 E7/F7

(a) (b) (c)

Condición de digitación

Tono fundamental

(Hz)

Flauta N° 5 (Ave-felino) Flauta N° 6 (Ave-felino) Flauta N° 15 (Mono)

Condición de digitación

Tono fundamental

(Hz)

Escala temperada

Condición de digitación

Escala temperada

Tono fundamental

(Hz)

Escala temperada

ambos lados del tubo pero anulando la mitadopuesta de tubo, para lo cual se introducía un ta-pón hasta chocar con el tabique central. Las figu-ras 11 y 12 muestran, respectivamente, el espectropara el tono fundamental medido en el semituboderecho y el semitubo izquierdo cuando el proto-tipo está en condición de digitación abierto-abier-to. Se observa claramente el acoplamiento entreambos semitubos. En el dominio del tiempo seobservó que existía una modulación entre ambasfrecuencias. La figura 13 muestra la superposiciónde las mediciones individuales de los dossemitubos, siempre con el lado opuesto cerrado.

Se puede ver que existe una correspondencia en-tre los picos de esta figura con los mostrados enlas figuras 11 y 12.

La figura 14 muestra en el dominio del tiempo lamodulación correspondiente al espectro de la fi-gura 16, la cual era audible con toda claridad. Lasfiguras 15 y 16 muestran como en el caso anteriorel acoplamiento existente para el tono fundamen-tal del prototipo en condición de digitación cerra-do-cerrado. En el caso de digitación abierto-ce-rrado, que también fue evaluado, el acoplamientoobservado fue muy débil, probablemente debido

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MMMMMANIFESTANIFESTANIFESTANIFESTANIFESTAAAAACIONESCIONESCIONESCIONESCIONES CULCULCULCULCULTURALESTURALESTURALESTURALESTURALES DEDEDEDEDE LLLLLAAAAA SOCIEDADSOCIEDADSOCIEDADSOCIEDADSOCIEDAD DEDEDEDEDE C C C C CARALARALARALARALARAL-S-S-S-S-SUPUPUPUPUPEEEEE300300300300300

a la diferencia de niveles de presión sonora entreambos semitubos, como se muestra en la figura10 (aproximadamente 20dB).

Aspectos musicales

Clasificación organológica

En la tipología propuesta por Erich Stockman yOskar Elschek (Muriel, 1988: 75) se considera másprecisa la clasificación de los instrumentos musi-cales de acuerdo a la forma de fabricación, en lu-gar de la forma de obtención de sonidos, debidoa que hay múltiples posibilidades de ejecución enla mayoría de ellos; y no se conoce cómo se ejecu-taba música en estos instrumentos. Entonces, deacuerdo a su morfología, las 32 piezas pueden serconsideradas como flautas tubulares horizontaleso traversas (Leyva, 1999).

Aspectos de notación musical

La tabla 2 muestra los tonos fundamentales dealgunas de las flautas originales analizadas y su re-lación aproximada con la escala temperada.

Comentarios

Se ha observado una fuerte influencia de la cargareactiva debido a la impedancia de radiación; aúnestá en estudio cómo se distribuye la carga acústi-ca de este tipo de flautas.

Posteriores análisis acústicos permitirán determi-nar los patrones de radiación de las flautas bajo lasdiferentes condiciones de digitación y de veloci-dades de flujo de aire.

Referencias bibliográficas

Leyva, Carlos

1999 «Apreciaciones musicológicas preliminares de lasflautas de Caral». En Boletín del Museo de Arqueología yAntropología,UNMSM, año 2, Nº 10, Lima, p. 6.

Muriel, Inés1988 «Instrumentos musicales arqueológicos deEcuador». En Boletín de Música de Casa de las Américas, Nº112-113, La Habana, pp. 72-101.

Rayleigh, J. W. S.1945 The Theory of Sound. Volumen II. New York:Dover Publications.

Shady, Ruth1997 La Ciudad Sagrada de Caral-Supe en los albores de lacivilización en el Perú. Lima: UNMSM.

1999 «Las Flautas de Caral: el conjunto musical másantiguo de América». En Boletín del Museo de Arqueología yAntropología,UNMSM, año 2, Nº 10, Lima, pp. 4-5.

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IVIVIVIVIV

OOOOOtras exprtras exprtras exprtras exprtras expresiones resiones resiones resiones resiones relacionadas a laelacionadas a laelacionadas a laelacionadas a laelacionadas a lapoblación de Spoblación de Spoblación de Spoblación de Spoblación de Supeupeupeupeupe

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RRRRRUTHUTHUTHUTHUTH S S S S SHADHADHADHADHADYYYYY, M, M, M, M, MARARARARARCOCOCOCOCO M M M M MAAAAACHACHACHACHACHACUCUCUCUCUAAAAAYYYYY

YYYYY R R R R ROCÍOOCÍOOCÍOOCÍOOCÍO A A A A ARAMBURÚRAMBURÚRAMBURÚRAMBURÚRAMBURÚ

Formativo peruano, período al cual eran asigna-das (1600-200 años a.C.). Algunos investigado-res llegaron a plantear, basándose en esas carac-terísticas, una datación posterior. No obstante,investigaciones más recientes, conducidas porPeter Fuchs en Cerro Sechín, aportaron fecha-dos radiocarbónicos de mayor antigüedad, so-bre la base de los cuales él sugirió la existencia, enel establecimiento de Cerro Sechín, de compo-nentes anteriores al Formativo (Fuchs, 1997: 145-161). Esta propuesta, sin embargo, fue recibidacon cierta incredulidad por la mayoría de losarqueólogos especializados en el tema.

Por otro lado, el hallazgo de representaciones vin-culadas al mismo estilo en sitios arqueológicosubicados en otros valles, como Nepeña, Chicama(Huaca Prieta), Moche (Alto Guitarra), el Callejónde Huaylas (Chupacoto) y el Callejón deConchucos (Bischof, 1994: figuras 4e, 7, 8a, 13b,16, 17 y 18a, b, d) había sugerido una amplia dis-tribución del estilo Sechín y el prestigio de la cultu-ra con la que estuvo identificada. En la mayoría deellos, lamentablemente, sólo se estudiaron litos uobjetos aislados, sin los adecuados contextos. Poresto, tal interpretación y otras interrogantes de ca-rácter cronológico y corológico quedaron aúnpendientes de ser completamente esclarecidas.

El hallazgo de un geoglifo en Supe, de irrefutableestilo Sechín, asociado con establecimientos delArcaico Tardío (2500-1600 años a.C.), permitereplantear nuevamente la discusión.

UUUUUn geoglifo de estilo Sn geoglifo de estilo Sn geoglifo de estilo Sn geoglifo de estilo Sn geoglifo de estilo Sechín en elechín en elechín en elechín en elechín en elvvvvvalle de Salle de Salle de Salle de Salle de Supe*upe*upe*upe*upe*

Introducción

DURANTE LA PROSPECCIÓN arqueológica del esta-blecimiento de Chupacigarro-Supe, efectuada porlos arqueólogos Marco Machacuay y RocíoAramburú -integrantes del equipo de investigado-res del Proyecto Arqueológico Caral-Supe- se ha-lló una serie de geoglifos geométricos y uno figu-rativo, que llamó nuestra atención por la represen-tación de una cabeza de perfil de estilo muy simi-lar al de las figuras talladas en las estelas de CerroSechín, en el valle de Casma.

A continuación, presentamos las características yel contexto donde fue encontrado este diseño yadelantamos algunas reflexiones sobre lasimplicaciones que este hallazgo tiene, en relacióncon el proceso de complejización social en la cos-ta norcentral del Perú.

Planteamiento del problema

Por largo tiempo, el estilo de las piedras talladasdel establecimiento de Cerro Sechín en Casmahabía llamado la atención porque la mayoría defiguras mostraba rasgos distintivos, más realistasque estilizados, y no llevaban los colmillos y ga-rras, que son frecuentes en los otros estilos del

(*) Publicado en Boletín del Museo de Arqueología y Antropolo-gía, UNMSM, año 3, N° 1, 2000, Lima, pp. 2-11.

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OOOOOTRASTRASTRASTRASTRAS EXPRESIONESEXPRESIONESEXPRESIONESEXPRESIONESEXPRESIONES RELACIONADASRELACIONADASRELACIONADASRELACIONADASRELACIONADAS AAAAA LALALALALA POBLACIÓNPOBLACIÓNPOBLACIÓNPOBLACIÓNPOBLACIÓN DEDEDEDEDE S S S S SUPEUPEUPEUPEUPE304304304304304

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Ubicación del geoglifo Sechín

El geoglifo Sechín de Supe se encuentra asociadoal establecimiento denominado Chupacigarro, elcual se ubica en una pequeña quebrada al oeste, a1 km de la Ciudad Sagrada de Caral. Ambos si-tios conforman un sistema de establecimientosubicados en las márgenes izquierda y derecha delrío Supe, desde el litoral hasta la parte inicial delsector alto de su cuenca (figura 1).

La quebrada aledaña al establecimiento deChupacigarro, bastante estrecha y de ligera pen-diente, presenta una acumulación de materialaluvial, de época geológica y relieve suave, con unaalternancia de pampas y pequeñas colinas, ademásde una serie de dunas, de origen eólico, de másreciente formación. Esta quebrada ha sido unaimportante vía natural de comunicación con lacosta y el valle bajo del río Huaura.

El establecimiento de Chupacigarro se ubica so-bre algunas elevaciones, cerca a la deyección dela quebrada. Se compone de estructuras de di-versa forma y tamaño, todavía no bien conoci-das, donde destaca una estructura mayor, asocia-da a una plaza circular hundida, muy semejante ala Pirámide Mayor de Caral, que está presidida,igualmente, por una plaza circular hundida, aun-

que estas estructuras muestran menores dimen-siones en Chupacigarro.

Puede apreciarse la cabeza de estilo Sechín sobreuna duna estabilizada, en la pampa al centro de laquebrada, detrás del establecimiento (figuras 1 y 2).

Características del geoglifo Sechín de Supe

El geoglifo está en los 10º 53’ 47’’ de latitud sur y77º 31’ 49’’ de longitud oeste, en el interior de laquebrada desértica, con una extensión de 40 m delargo por 24 m de ancho (figura 3).

La figura consiste en una cabeza de perfil, orienta-da hacia el Este, con el ojo cerrado y la boca sim-ple. El cabello, batido por el aire, o la sangre, quefluiría de la cabeza, dan movimiento y dinamismoa la representación. Fue construida sobre la pen-diente norte de una duna estabilizada, que muestrauna inclinación de Este a oeste y de sur a norte ytiene la parte más elevada hacia el sur y el Este(figuras 3 y 4). Esta morfología le confiere unacaracterística singular al geoglifo, pues sólo puedeser visto en toda su magnitud y detalle desde lascolinas rocosas del noroeste (figuras 7a y 7b). Encambio, como se puede notar en el levantamientotopográfico de la figura, ésta resulta distorsionada

Figura 2. Vista aérea del geoglifo.Figura 2. Vista aérea del geoglifo.Figura 2. Vista aérea del geoglifo.Figura 2. Vista aérea del geoglifo.Figura 2. Vista aérea del geoglifo.

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OOOOOTRASTRASTRASTRASTRAS EXPRESIONESEXPRESIONESEXPRESIONESEXPRESIONESEXPRESIONES RELACIONADASRELACIONADASRELACIONADASRELACIONADASRELACIONADAS AAAAA LALALALALA POBLACIÓNPOBLACIÓNPOBLACIÓNPOBLACIÓNPOBLACIÓN DEDEDEDEDE S S S S SUPEUPEUPEUPEUPE306306306306306

FigFigFigFigFigurauraurauraura 33333. Planta y co. Planta y co. Planta y co. Planta y co. Planta y corrrrrtes del geoglifo de estilo Sechín en Chupacigarro, Supe.tes del geoglifo de estilo Sechín en Chupacigarro, Supe.tes del geoglifo de estilo Sechín en Chupacigarro, Supe.tes del geoglifo de estilo Sechín en Chupacigarro, Supe.tes del geoglifo de estilo Sechín en Chupacigarro, Supe.

Figura 4. Cortes del geoglifo.Figura 4. Cortes del geoglifo.Figura 4. Cortes del geoglifo.Figura 4. Cortes del geoglifo.Figura 4. Cortes del geoglifo.

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cuando se trata de apreciarla desde otras direccio-nes que no sean las indicadas (figuras 2 y 3).

Las excavaciones efectuadas verificaron la natura-leza íntegramente eólica de la duna, que no fuemodificada cuando se elaboró el geoglifo.

La construcción del geoglifo no habría requeridogran esfuerzo, si se tienen en cuenta sus dimensio-nes y los materiales empleados, pero sí necesitó deun cuidadoso planeamiento de la perspectiva; porello, creemos que la construcción debió ser dirigi-da desde las colinas del noroeste. Hace pensar, tam-bién, en esta ubicación la existencia de estructuras

circulares con características constructivas simila-res a las del geoglifo.

El material constructivo empleado consiste en pie-dras angulares, de tamaño mediano y grande, pro-venientes de las formaciones rocosas cercanas alárea. Las piedras fueron colocadas directamentesobre la superficie estabilizada de la duna, en unahilera simple o en dos y paralelas (en este casopara contención de otras piedras menores, aco-modadas a modo de relleno) (figuras 5-6, 9-10).Buscaron que el lado plano de las piedras quedaseexpuesto hacia el exterior. No se han observadorestos de argamasa.

FigFigFigFigFigurauraurauraura 55555. Capa 3 y . Capa 3 y . Capa 3 y . Capa 3 y . Capa 3 y cccccortes del geoglifo.ortes del geoglifo.ortes del geoglifo.ortes del geoglifo.ortes del geoglifo.

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Estratigrafía

Capa 1, superficial, conformada por arena fina, suel-ta, de naturaleza eólica, acumulada irregularmentesobre toda la superficie de la duna. Esta capa alcan-za un espesor de 10 a 30 cm (con la mayor acumu-lación al lado de las hileras de piedra, que han servi-do de contención a la arena desplazada por el vien-to). La superficie presenta una coloración verdosadebido a la arenilla producto de la degradación delmaterial rocoso de los cerros aledaños. En la super-ficie se encuentran fragmentos de cerámica de esti-los locales pertenecientes a períodos tardíos.

Capa 2, fina acumulación de arena de grano grue-so, mezclada con arena fina, de naturaleza eólica,suelta. Tiene unos 2 cm de espesor. No tiene ma-terial cultural asociado.

Capa 3, corresponde a la formación de la duna, so-bre cuya superficie se construyó el geoglifo. Estáconformada por arena fina, compacta, de color beigeclaro, estéril. En las calas se pudo observar que estascaracterísticas se mantienen homogéneas hasta 40cm de profundidad, y que a partir de allí se alternanuna serie de lentes de caliza, indicadores de la anti-

güedad y de la naturaleza de esta formación (figuras9 y 10). Para confrontar el contenido se excavó has-ta 1,20 m de profundidad, desde la superficie.

Interpretaciones

La ubicación del geoglifo y la orientación que pre-sentan sus trazos, compartida con la de algunosrecintos de Chupacigarro, indican una estrecha re-lación con ese establecimiento, que viene siendoexcavado por los arqueólogos Machacuay yAramburú. Chupacigarro exhibe los mismos ras-gos culturales que Caral y pertenece, por tanto, alperíodo Arcaico Tardío (2500-1600 años a.C.). Si,además de la asociación espacial entre el geoglifoy Chupacigarro, y de los rasgos que comparten encuanto a orientación, materiales y técnicas cons-tructivas, consideramos las construcciones de lascolinas al noroeste, desde donde se puede apre-ciar mejor el geoglifo, podemos asumir que talrepresentación estuvo relacionada con algunas ac-tividades de los pobladores de ese establecimien-to. Por otro lado, refuerza este argumento la au-sencia en la quebrada de componentes o rasgosculturales del Formativo; y, por tanto, al igual que

FigFigFigFigFigurauraurauraura 66666..... Capa 3, planta y corte del geoglifoCapa 3, planta y corte del geoglifoCapa 3, planta y corte del geoglifoCapa 3, planta y corte del geoglifoCapa 3, planta y corte del geoglifo.

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Figura 7a. El geoglifo deFigura 7a. El geoglifo deFigura 7a. El geoglifo deFigura 7a. El geoglifo deFigura 7a. El geoglifo deestilo Sechín en medio deestilo Sechín en medio deestilo Sechín en medio deestilo Sechín en medio deestilo Sechín en medio dela quebrada aledaña al es-la quebrada aledaña al es-la quebrada aledaña al es-la quebrada aledaña al es-la quebrada aledaña al es-tablecimiento de Chupa-tablecimiento de Chupa-tablecimiento de Chupa-tablecimiento de Chupa-tablecimiento de Chupa-cigarro, Supe.cigarro, Supe.cigarro, Supe.cigarro, Supe.cigarro, Supe.

Figura 7b. Figura 7b. Figura 7b. Figura 7b. Figura 7b. Acerca-Acerca-Acerca-Acerca-Acerca-miento miento miento miento miento aaaaal geoglil geoglil geoglil geoglil geoglifffffo.o.o.o.o.

el establecimiento citado, puede ser asignado al pe-ríodo Arcaico Tardío.

En la secuencia planteada para Cerro Sechín, lasfases asociadas al edificio más antiguo (de Barro)se remontarían a unos 2400-2200 años a.C. El edi-ficio de piedra posterior, estuvo terminado e in-cluso reparado antes de los 1900 y 1800 años a.C.y permaneció en uso hasta los 1600/1400 añosa.C. (Fuchs, op. cit:: 159). Si consideramos que elgeoglifo de Supe muestra su más cercana relacióncon la iconografía representada en la fase más an-tigua del edificio de piedra de Cerro Sechín (figu-ras 8a y 8b), al punto que las cabezas aisladas,expuestas allí con reiterada frecuencia, son casi idén-ticas a la del geoglifo (Fuch, ibid.: 148-150, figura8b), podemos inferir que éste se correlaciona conesa fase constructiva de Cerro Sechín. Esta hipó-tesis se refuerza, además, con el fechado coinci-dente, obtenido de la muestra radiocarbónica aso-

ciada a una de las últimas fases constructivas deChupacigarro, calibrada con dos sigmas: 2465 a2125 y 2075 a 2055 años a.C. (3830-60 a. p., segúnedad convencional).

No tenemos elementos de comparación entreChupacigarro y las fases anteriores de CerroSechín, pero se puede suponer que las expresio-nes culturales informadas sobre este sitio debencorresponder a las poblaciones contemporáneas,identificadas con las fases más antiguas deChupacigarro y Caral, cuando el valle de Supeera la sede de la organización sociopolítica máscompleja y prestigiosa del Perú, pero cuandotodavía no se había constituido la organizaciónpolítica estatal regional, que, posteriormente, enla época del geoglifo, integraría al área norcentral.Comparativamente, por entonces, las sociedadesde Casma tendrían un menor nivel de integra-ción política.

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El geoglifo de Supe es de singular importancia por-que representa el estilo Sechín fuera del área deCasma; pero a diferencia de lo mayormente su-puesto, con excepción de lo asumido por Fuchs, lapresencia de este estilo en Supe indicaría su asocia-ción a una cultura del Arcaico Tardío, período alcual se adscribirían también las representaciones si-milares más antiguas hasta ahora conocidas.

Planteamos como hipótesis que la ocurrencia deesta clase de representaciones en un área extensa,entre Supe y Chicama y la sierra colindante, enparticular el Callejón de Huaylas y el de Conchucos,podría estar indicando el territorio sobre el cualextendió su influencia la cultura Caral, así comotambién el control del Estado prístino de Supe(Shady, 1999a, 1999b).

Sobre la función del geoglifo

La ubicación del geoglifo en un lugar de ciertaelevación, aislado, en medio de la pampa, entredos alineamientos de piedra, le confiere un trata-miento cultural especial, vinculado a patrones so-

ciales, todavía no bien identificados. Se puede pen-sar en actividades relacionadas con la observaciónastronómica, como se ha sugerido para esta clasede representaciones, pero a la vez estaría mostran-do el sello distintivo de una sociedad, donde lascabezas trofeo cumplían un rol importante en de-terminadas actividades, que normaban las relacio-nes sociales de sus integrantes. Nos sugiere estesupuesto la frecuente representación del ícono dela cabeza en los litos que conforman la escenapuesta en el pasaje sur de la fase más antigua deledificio de piedra de Cerro Sechín (Fuchs, ibid.:figura 8b).

La construcción del geoglifo en una vía de comu-nicación entre los sectores medio y bajo del valle yel litoral de Huaura y Supe, reitera la importanciaque tuvo esta representación iconográfica.

Aspectos de conservación

En la actualidad, el geoglifo se encuentra en re-gular estado de conservación; se han detectadoáreas disturbadas por excavadores clandestinos

Figura 9. Detalle que muestra parte del geoglifo sobre laFigura 9. Detalle que muestra parte del geoglifo sobre laFigura 9. Detalle que muestra parte del geoglifo sobre laFigura 9. Detalle que muestra parte del geoglifo sobre laFigura 9. Detalle que muestra parte del geoglifo sobre lasuperficie original de la duna.superficie original de la duna.superficie original de la duna.superficie original de la duna.superficie original de la duna.

FigFigFigFigFigurauraurauraura 88888b.b.b.b.b. Representación Representación Representación Representación Representación de Cede Cede Cede Cede Cerro Sechín, valle de Casma,rro Sechín, valle de Casma,rro Sechín, valle de Casma,rro Sechín, valle de Casma,rro Sechín, valle de Casma,similar al geoglifo ubicado en Chupacigarro.similar al geoglifo ubicado en Chupacigarro.similar al geoglifo ubicado en Chupacigarro.similar al geoglifo ubicado en Chupacigarro.similar al geoglifo ubicado en Chupacigarro.

FigFigFigFigFigurauraurauraura 8a8a8a8a8a..... Representa- Representa- Representa- Representa- Representa-ciones en el Pciones en el Pciones en el Pciones en el Pciones en el Pasaje Sasaje Sasaje Sasaje Sasaje Sur deur deur deur deur deCerro Sechín, Casma.Cerro Sechín, Casma.Cerro Sechín, Casma.Cerro Sechín, Casma.Cerro Sechín, Casma.

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y por el tránsito a través de diferentes épocas.Las piedras que delineaban el ojo, por ejemplo,han sido desplazadas de su lugar original. Por otrolado, debido al tiempo transcurrido, se ha for-mado una pátina sobre la superficie de las pie-dras expuestas, además de la cubierta de arenaeólica.

FigFigFigFigFigurauraurauraura 1010101010. Detalle de la técnica constructiva del geoglifo. Detalle de la técnica constructiva del geoglifo. Detalle de la técnica constructiva del geoglifo. Detalle de la técnica constructiva del geoglifo. Detalle de la técnica constructiva del geoglifo.....

Referencias bibliográficas

Fuchs, Peter1997 «Nuevos datos arqueométricos para la historiade ocupación de Cerro Sechín-Período Lítico al Formati-vo». En Archaeologica Peruana 2. Prehispanic Architectureand Civilization in the Andes editado por E. Bonnier y H.Bischof, pp. 145-161. SAPA, Reiss-Museum, Mannheim.

Bischof, Henning1994 «Toward the Definition of Pre and Early ChavinArt Styles in Peru». En Andean Past 4, pp.169-228. LatinAmerican Studies Center, Cornell University, Ithaca.

Shady, Ruth1999a «El sustento económico del surgimiento de lacivilización en el Perú». En Boletín del Museo de Arqueologíay Antropología, UNMSM, año 2, Nº 11, Lima, pp. 2-4.

1999b «Los orígenes de la civilización y la formacióndel Estado en el Perú: las evidencias arqueológicas deCaral-Supe». En Boletín del Museo de Arqueología y Antropo-logía, UNMSM, año 2, Nº 12, Lima, pp. 2-4.

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en el valle de Supe. Ciertos lexemas quechuas hansido adaptados al castellano mediante la incorpora-ción de morfemas tal ocurre con despancar, despanque,despancadora, términos en los que el morfema básicoquechua panqa: «envoltura de la mazorca de maíz»,ha recibido morfemas propios del castellano. Lomismo ocurre con champeo, champería (que provie-nen del quechua champa, en quechua II: «céspedcon raíces y tierra»; en quechua I: «fibra de penca demaguey»), cuyo uso local, respectivamente, es «lim-pieza de la acequia madre» y «actividad que consisteen sacar las champas de las acequias». Y capacha (delquechua kapachu: «pellejo para llevar barro, pie-dras, etc.»), palabra que en Caral corresponde a «de-pósito, especie de saco, donde se lleva el abono quese va echando a los cultivos o para llevar la semilla eir sembrando». El lexema apachar (del quechua apa-y: «llevar») es otro término que ya forma parte delléxico del español local con el significado de «car-gar objetos en la espalda». Y, asimismo, pañador (delquechua palla-y: «coger a mano, coger de árboles,recoger») que tiene el significado local de «trabaja-dor que cosecha los productos cultivados, como elalgodón, ají, etc.»

En otros casos, mediante la adaptación fonológica,algunos lexemas quechuas han ingresado al léxicoespañol de la localidad, como en los casos: Pilca(del quechua pirqa: «muro») cuyo significado lo-cal es «muro rudimentario para rodear corrales»;lloclla (del quechua lluqlla: «avenida repentina delas aguas del río con barro y piedras») usado enCaral para expresar la «salida impetuosa de lasaguas del río»; colca (del quechua qullqa: «granero,almacén») que en el uso local significa «granero para

EEEEEvidencias quechuas en el léxico devidencias quechuas en el léxico devidencias quechuas en el léxico devidencias quechuas en el léxico devidencias quechuas en el léxico de«cultiv«cultiv«cultiv«cultiv«cultivo» de Caral-So» de Caral-So» de Caral-So» de Caral-So» de Caral-Supe*upe*upe*upe*upe*

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LOS RESULTADOS DE las investigaciones históricasobtenidas en el complejo arqueológico de Caralhan convertido a esta zona en un lugar importantepara diversos tipos de investigaciones científicas.Los hallazgos arqueológicos demuestran la exis-tencia de una antigua ciudad con alto grado decivilización en el período Arcaico Tardío, aproxi-madamente 3000-1500 años a.C. El grupo socialque pobló el valle de Supe debe haber tenido uncorrelato lingüístico y cultural que merece nuestraatención para diversos tipos de investigaciones lin-güístico-socioculturales.

Con el propósito de determinar evidenciaslingüísticas que señalan la presencia de la posible oposibles lenguas nativas en el valle de Supe, elabo-ramos el léxico de «cultivo» de Caral. Para tal efecto,nos planteamos la siguiente hipótesis: Algunas delas unidades semánticas de una lengua extinta semantienen en el léxico de la nueva lengua. Por ello,el estudio de los léxicos puede revelar los sustratoslingüísticos y culturales, más aún tratándose de unléxico como el agrario, que se caracteriza por re-ferirse a una actividad en la que la memoria colec-tiva va manteniendo, junto a la particularcosmovisión del hombre sobre su medio en rela-ción con la naturaleza, formas lingüísticas y cultu-rales de lenguas nativas.

Los resultados de las investigaciones del léxico de«cultivo» de Caral nos muestran evidencias quechuas

(*) Publicado en Boletín del Museo de Arqueología y Antropolo-gía, UNMSM, año 2, N° 9, 1999, Lima, pp. 11-12.

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guardar la cosecha»; topo (del quechua tupu: «me-dida de cualquier cosa») utilizado como: a) medi-da que se utiliza para determinar la longitud deuna acequia que hay que limpiar; b) medida que seusa en la división de la tierra de cultivo.

Otros lexemas quechuas no sufren alteracionesmorfológicas ni fonológicas, como en los casossiguientes: rantin: «ayuda mutua», actualmente exis-tente en el quechua ancashino (QI), que equivalesemánticamente a ayni, de uso actual en el QuechuaII; rawkana: «herramienta de punta fina con quese extrae la grama»; mita (del quechua mita: «tur-no, semana de trabajo»), que en el uso local signifi-ca «turno que recibe cada usuario para regar susementera durante la escasez del agua».

Existen numerosas denominaciones quechuas re-ferentes a las plantas silvestres como: Chunkuy,«planta de tallo herbáceo que sirve de alimento alos animales», nombre conocido en Quechua I(ancashino); yuyo (del quechua yuyu: «hortaliza, ver-dura»), que en la zona tiene dos variedades: Yuyomacho y yuyo hembra, alimentos, en el primer caso,para los animales y en el segundo caso, para per-

sonas; muña (del quechua muña: «hierba aromáti-ca usada en la sopa»); pichana (del quechua picha-y: «barrer» + el morfema nominalizador -na, cuyosignificado es «escoba»), que en la zona se refiere auna planta de tallo cilíndrico y delgado que sirvede escoba; marku (del quechua marku: «altamisa,arbusto de sabor amargo»), que en la zona es elnombre de una planta de tallo herbáceo con hojaspartidas de sabor amargo, usada como frotacióncurativa. También encontramos árboles como elshururu (del quechua suyruru: «choloque», cuya frutao espiga sirve a los muchachos para jugar. El fru-to es de color negro y duro), que en la zona es unárbol de fruto redondo en racimos cuya envoltu-ra se usa para lavar la ropa.

También encontramos topónimos referentes a lastomas de agua como: Alpacoto (del quechua allpa:«tierra» + qutu: «cerro de pequeña elevación»);Llamahuaca (del quechua llama: «auquénido» +waka: «entierro de gentiles»), nombre que se debea una creencia: En la zona cuentan que en una fe-cha remota llegó una manada de llamas cargadasde oro y desapareció en un cerro; Lurihuasi (delquechua urin: «la parte baja» + wasi: «casa»).

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correlación lingüística con los resultados de lasinvestigaciones históricas realizadas en el complejoarqueológico de Caral- se propone hallar eviden-cias lingüísticas y culturales de la sociedadprecolombina que pobló Supe, a través del estudiosincrónico de la ideología y prácticas acerca de lamuerte como culminación del ciclo vital delhombre, en el valle de Supe, y asimismo a travésdel cotejo de sus resultados con los documentoshistóricos del siglo XVII sobre extirpación deidolatrías reunidos por Pierre Duviols (1986) yreferidos a Cajatambo, posible zona de influenciade la sociedad que habitó Caral (Shady, 1997). Losresultados tienen carácter complementario respectode los obtenidos a través de otro proyecto nuestroque en 1997 dedicamos al léxico del cultivo deCaral. Para el presente estudio partimos de lahipótesis de que el sistema conceptual de un puebloresponde a un conjunto de conocimientos en elque sus símbolos representan al mundo cultural,recogido en el léxico, y expresan relacionesmateriales y espirituales propias, determinadas porun modo particular de ver el mundo; por tanto,algunas de las unidades semánticas de una lenguasuelen mantenerse en el léxico de la nueva lengua(Torero, 1974).

La información recogida en el valle de Supe lahemos organizado en un léxico que da cuenta dela ideología y prácticas acerca de la muerte. La

Ideología y prácticas acerca de la muerteIdeología y prácticas acerca de la muerteIdeología y prácticas acerca de la muerteIdeología y prácticas acerca de la muerteIdeología y prácticas acerca de la muertecomo culminación del ciclo vital del hombrcomo culminación del ciclo vital del hombrcomo culminación del ciclo vital del hombrcomo culminación del ciclo vital del hombrcomo culminación del ciclo vital del hombreeeee

en el ven el ven el ven el ven el valle de Salle de Salle de Salle de Salle de Supe*upe*upe*upe*upe*

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Introducción

EN EL ÁREA central andina -área concebida de ma-nera amplia como integrada por los Andes (costay sierra) del actual Perú y el altiplano Perú-Bolivia-no-, hacia los años 500 de nuestra era ya se habíaconfigurado en lo básico la repartición territorialde las lenguas (Torero, 1990). De acuerdo con estaconfiguración, el quechua ocupaba la costa y sie-rra centrales del Perú.

Los importantes resultados históricos reveladospor las investigaciones en el complejo arqueológi-co de Caral, en el valle de Supe, costa central delPerú, indican que la cultura que floreció en dichazona -entre los 3000 y 1500 años a. C.- tiene mu-cho que ver con el origen de la civilización en elPerú, así como con la formación del Estado y elorigen de las ciudades (Shady, 1997, l999a, 1999b).Por su ubicación, Supe vendría a inscribirse en loque Torero denomina área central andina.

Tomando en cuenta este contexto lingüístico ehistórico, el presente estudio -realizado en 1998como parte del Programa de investigacióninterdisciplinario que trata de establecer una posible

(*) Publicado en Fabla, año 1, N° 1, Instituto de Investigacio-nes Lingüísticas, UNMSM, 2002, Lima, pp. 47-70.

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OOOOOTRASTRASTRASTRASTRAS EXPRESIONESEXPRESIONESEXPRESIONESEXPRESIONESEXPRESIONES RELACIONADASRELACIONADASRELACIONADASRELACIONADASRELACIONADAS AAAAA LALALALALA POBLACIÓNPOBLACIÓNPOBLACIÓNPOBLACIÓNPOBLACIÓN DEDEDEDEDE S S S S SUPEUPEUPEUPEUPE316316316316316

mayor parte de las entradas del léxico lo formanpalabras; las demás entradas están constituidas porfrases, entre nominales y verbales. Como era deesperarse, por ser el valle de Supe zona de hablacastellana, casi todas las entradas pertenecen a esteidioma; sólo un porcentaje menor de palabras sonadaptaciones de una lengua nativa, el quechua.

El léxico registrado se presenta de acuerdo conel siguiente orden: luego del término, en primerlugar la lengua de la que proviene, que en lamayoría de los casos es el latín, muy ocasional-mente el árabe y escasamente el quechua; ensegundo lugar, el significado o significados quetiene en la lengua general, de acuerdo con elDiccionario de la Real Academia Española; entercer lugar, el significado local (cuando éste co-incide con el de la lengua general, se omite) yfinalmente en muchos casos se transcriben y enotros se refieren los testimonios ofrecidos porlos informantes, con el propósito de remitir elsignificado a las creencias y prácticas culturalesque lo fundamentan.

La primera y segunda partes (1 y 2) de la exposiciónque a continuación sigue tienen carácter deintroducción al léxico y a la vez son un sumario desu contenido: dan a conocer los criterios usados enla organización de su material, las secciones queabarca y las entradas más destacables. (El léxicopormenorizado será materia de otra publicación).La tercera parte ofrece los correlatos de aquellosaspectos de la ideología y prácticas acerca de lamuerte recogidos en el valle de Supe con otros tantosregistrados en los documentos de extirpación deidolatrías referidos a Cajatambo.

1. Ideología acerca de la muerte

La índole etnolingüística de nuestra investigaciónha puesto el foco de atención en el contenido cul-tural, razón por la cual solo se han considerado lascreencias sobre enfermedades y muertes calificadaspor los informantes de extrañas, y atribuidas porellos a agentes sobrenaturales malignos y a malospresagios.

1.1. Enfermedades y muertes extrañas

1.1.1. Agentes sobrenaturales malignos

Esa impresión repentina causada en el ánimo porsorpresa y que se denomina susto y puedeprovocar la muerte súbita o ser la causa de unaenfermedad que puede acabar con la vida de quienla padece, es el efecto inmediato de algunos agentessobrenaturales malignos. Estos agentes forman unrepertorio de entradas entre los que figuran:aparecido (ser del otro mundo que en forma humanao de cualquier animal aparece al caminante en algúnlugar desolado y en altas horas de la noche, con elpropósito de que muera de miedo y apoderarsede su alma. Se cree que el aparecido es el diablo oalgún espíritu maligno), la llorona (mujer descono-cida que llora a altas horas de la noche en lugaresapartados; se presume que es una transformacióndel diablo que así quiere atraer incautos parallevarlos al otro mundo), llamado (reclamo de lapresencia de una persona a quien se menciona porsu nombre en altas horas de la noche para queacuda al lugar desde donde se la llama. Se atribuyeel llamado a un espíritu maligno o al diablo, quequieren llevarse al otro mundo al individuo. Algunasveces la voz con que se llama puede ser imitaciónde la de alguno de sus allegados. Un informanterefiere que un señor oyó que lo llamaba su hijo; alos cinco días oyó que lo llamaba su hija, y al mesoyó que lo llamaba su mujer, pero él en ningúncaso acudió), fantasma (alma condenada de algúndifunto cuya aparición nocturna y en lugardesolado provoca pánico a la persona ante la cualaparece, hasta el punto de privarla del conocimientoo causarle la muerte súbita. Puede presentarse enforma de una persona vestida de blanco o en lade un pavo blanco muy grande. En el primer casopermanece suspendido en el aire y no dice nada.«Da mucho miedo, se te paran los pelos y todo elcuerpo te tiembla y se te sacude como si alguien teestuviera moviendo», dice un informante).

Como podrá advertirse en el contenido de casitodas esas entradas, el agente sobrenatural malignoes una forma encubierta del diablo. En el valle deSupe, el diablo es el agente sobrenatural malignoen grado sumo, pues se lo concibe como el sersobrenatural que, por oposición a Dios, representael mal y puede adquirir diferentes identidades, seanhumanas, sean animales y aun de objetos, paraengañar al ser humano a fin de provocarle lamuerte, apoderarse de su alma y someterla alsufrimiento eterno1. En el valle de Supe existe-sobre todo entre los campesinos- no solo la fuerte

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convicción de que el diablo existe sino también laseguridad de que su presencia es constante, hastael punto de creerse que tiene su residencia en unlugar específico del valle. Ese lugar es un cerro delfundo denominado Peñico, lo que ha permitidoregistrar como entrada de este léxico la frase nomi-nal diablo en Peñico. Asimismo, en relación con eldiablo se han registrado otras entradas, comoocurre con los términos compactado o empactado(formas locales con que se indica al individuo queha pactado con el diablo).

Otros agentes sobrenaturales malignos estánreferidos en un grupo de entradas que son frasesnominales que empiezan con el término susto. Lafrase se completa con la preposición de seguidadel nombre del agente que causa el susto; porejemplo: susto de agua, susto de ánima, susto de culebra,susto de espíritu, susto de ojo seco; y en otros casos lafrase se completa con un adjetivo, como en sustosombreado, en la que el adjetivo indica indirectamenteel modo que usó el agente para provocar el susto:proyectar su sombra.

Según la información registrada que definesemánticamente estas entradas, ellas tienen un hechode índole común, provocado por el agente paralograr el susto: una situación inesperada de granpeligro para la vida del individuo involucrado. Así,en la entrada susto de agua es el hecho de que elindividuo haya estado a punto de morir al caer enlas aguas de una acequia, un río o el mar; en susto deánima, el que el individuo haya oído en la noche quelo llamaban por su nombre y al acudir no encontróa nadie, o el que haya sentido en la oscuridad de lanoche que desde atrás alguien lo tocó con la manoy, al volverse, no había nadie; en susto de culebra, elque el individuo se haya encontrado de súbito conuna culebra; en susto de espíritu, el que el individuo sehaya encontrado con una persona conocida yamuerta o que vio en sueño; en susto de ojo seco (en laque ojo seco es una metáfora que alude a la creenciade que la mirada de algunas personas es perniciosa),el que el individuo (un niño) haya recibido el efluviomaligno que emanaba de los ojos de otro cuandolo miraba; en susto sombreado, el que el espíritu de undifunto, que ha retornado del otro mundo, hayaproyectado su sombra sobre una persona,cubriéndola, para llevarla a su lado por haberlaquerido mucho en vida. En relación con esta clasede susto un informante de la zona rural denominada

Allpacoto dice: «El hemano de mi nuera tenía cuatroañitos y hacía dos semanas que su mamá habíamuerto. Un día el chiquito salió de la casa hacia ellado del sauce. Después lo encontraron tirado en elsuelo, botando baba y espuma. Lo llevaron almédico, pero nada porque de eso el médico nosabe. Lo llevaron a la campiña donde un curanderoy este dijo que lo que tenía era susto sombreado.Pero no lo curaron bien. Ahora el asustado tiene 37años, ya tiene familia, pero le sigue dando ataques.Porque ese susto ataca el cerebro, dicen. Ahora denuevo se está curando con el curandero y este havuelto a decir que es sombreado.‘De cuatro años teha sombreado tu mamá’».

Sin embargo, en estas frases hay una transferenciasemántica: el término susto, que significa impresiónrepentina del ánimo por sorpresa, miedo, espantoo pavor, equivale a enfermedad. De tal modo quedecir, por ejemplo, susto de agua equivale a decir«enfermedad provocada por el agua». Los límitesque definen el contenido semántico de estas frasesse encargan de señalar el medio, es decir, a travésde qué hecho o situación el agente provocó elsusto. El susto es el punto de partida de una extrañaenfermedad que puede conducir a la muerte. Estaenfermedad se caracteriza generalmente por fiebrey pérdida de peso continuas.

Esta transferencia semántica sólo puede existir enuna sociedad en la que los sectores populares tienenprofundamente arraigada la creencia de que encualquier momento sus vidas pueden pasar a sergobernadas por fuerzas sobrenaturales malignas,fuerzas que conciben solo como fuente de miedo,terror, espanto, pánico, puntos de partida deltránsito «la enfermedad» hacia la muerte.

1.1.2. Malos presagios

Dentro de las creencias sobre causas de enfer-medades y de muertes extrañas, el repertorio deentradas que se refieren a los malos presagiosagrupa, de un lado, a los sueños consideradosnefastos y, de otro, a los animales y plantasigualmente considerados nefastos.

1.1.2.1. Sueños

Entre las entradas referidas a sueños se registran lasque indican que ver en sueños agua turbia, o soñar

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que uno se baña en acequia, o soñar que uno cargaleña o soñar que se ve sangre significan que se habráde padecer una enfermedad; asimismo, las entradasque señalan que soñar que uno ve flores, o soñarque uno se extrae un piojo y lo mata significan queun familiar morirá; igualmente las entradas que serefieren a que soñar que uno vuela, o soñar que unove dos velas encendidas significan que los padres deuno o algunos familiares pronto morirán; tambiénlas entradas que refieren que soñar que uno carga ypasea un bebé, o soñar que uno ve un gato significanque le han hecho a uno la brujería o alguien quierehacérsela; asimismo, la entrada referente a que soñarque una culebra entra en la casa significa que la fa-milia se va a alejar de la casa.

1.1.2.2. Animales y plantas

Entre las entradas acerca de animales y plantas con-siderados como malos presagios se registran lostérminos eucalipto, higuera, guardacaballo y zorro, en-tre otros.

El eucalipto es un árbol muy temido en la zona enrazón de los poderes sobrenaturales malignos quese le atribuyen, pues se afirma que es fuente dehechos extraños, inexplicables, y que provoca que-branto de la salud y hasta puede ocasionar la muer-te repentina.

Acerca de un eucalipto gigantesco que hay en lazona denominada Caral, se cuentan sucesos muyextraños. Unos refieren que hay noches en que sele caen las ramas, pero que al día siguiente estácon sus ramas completas. Otros dicen que en lamedianoche «se echa a dormir», es decir, se cae,pero a las dos o tres de la madrugada está levan-tado.

Asimismo se dice que a un hombre que se apelli-daba Jara ese eucalipto lo mató. Le chupó la san-gre mientras dormía al pie de ese árbol.

Se cuenta también que un hombre que cierta vezse acercó a ese eucalipto a cortar unas ramas, casise muere. Estuvo internado varios meses en el hos-pital. Había perdido mucha sangre. El hombre lo-gró mejorar.

Otro informante refiere que en la época en que éltrabajaba de peón en la chacra donde está el

eucalipto, cierta vez se echó a dormir al pie deleucalipto y éste no lo dejó dormir tranquilo. En susueño se veía amenazado por unos perrosencadenados, que ladraban y querían jalarlo; sedespertó asustado. Se sentó, luego se levantó, perovencido por el sueño volvió a echarse a dormir.Pero los perros volvieron en su sueño. Tuvo quedespertarse y alejarse del lugar.

Se dice que la higuera es una planta bajo la cual aveces el diablo espera que alguien se acerque parallevárselo al otro mundo, o bajo la cual algún almacondenada se le aparece al que se acerque paramatarlo de miedo.

Un informante refiere: «Yo tengo una planta de higo.El otro día un muchacho, mi sobrino, pasaba porahí y vio junto a la planta a un señor desconocidovestido de blanco. Mi sobrino lo saludó y el desco-nocido no le contestó. Mi sobrino tuvo miedo ycomenzó a caminar muy rápido a la casa. Pero sin-tió que el desconocido venía detrás y lo llamabapor su nombre. Mi sobrino casi no podía avanzarcomo si el desconocido lo jalara de lejos. Con lasjustas ha llegado a la puerta de la casa. Mi hermana,que estaba dentro, ha escuchado cuando la puertaha sonado. Salió y encontró al muchacho en el sue-lo, con los brazos abiertos, botando espuma. Elmuchacho no podía hablar. Estuvo muy mal. Des-pués él mismo ha contado lo que le sucedió».

Otro informante refiere que cierta vez un chaca-rero salió de su casa y se dirigió a su chacra. Eranlas doce del día. Entonces oyó que de una higuerasalía el llanto de un niño. Se acercó y vio al pie dela higuera a un bebé desnudo que lloraba.«Pobrecito. De repente su mamá lo ha abandona-do. No habrá tenido cómo mantenerlo», dijo elchacarero. Levantó al bebé para llevarlo a casa.Entonces el bebé le dijo: «Mírame bien quién soy».Sorprendido de que un bebé hablara, lo miró y levio un diente enorme y deforme. El chacarero seasustó y botó a la criatura y regresó corriendo a sucasa. Cuando volvió a la higuera acompañado deotras personas, el bebé había desaparecido.

El guardacaballo es un pájaro de color negro queacompaña al ganado equino y vacuno mientraspasta, y que cuando abre las alas y emite un cantotriste se cree que está anunciando que alguien seráobjeto de una desgracia.

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LLLLLAAAAA C C C C CIUDADIUDADIUDADIUDADIUDAD S S S S SAGRADAAGRADAAGRADAAGRADAAGRADA DEDEDEDEDE C C C C CARALARALARALARALARAL-S-S-S-S-SUPEUPEUPEUPEUPE 319319319319319

El encuentro con un zorro se interpreta como se-ñal de que la persona se enfermará pronto, siem-pre que este animal se le cruce por delante y, antesde alejarse, mueva la cola y mire fijamente a lapersona.

2. Prácticas acerca de la muerte

Dos grupos de entradas informan sobre prácticasacerca de la muerte: de un lado, el que refiere lasprácticas que se realizan para conjurar enfermedadesy la muerte; y, de otro, el que indica aquellas prácticasque se llevan a cabo en el seno familiar ante la muertede algún miembro de la familia.

2.1. Conjuro de enfermedades y de la muerte

Este grupo de entradas informa de prácticas quetienen el propósito de evitar o curar enfermeda-des consideradas extrañas y aun impedir muertesigualmente calificadas de extrañas. Se trata de prác-ticas que se sitúan fuera de la ciencia del médicoprofesional, en razón de la creencia de que talesenfermedades y muertes son ocasionadas poragentes sobrenaturales malignos. En este primergrupo de entradas unas dan cuenta de la terapiamágica utilizada en el valle y otras de los animales yobjetos protectores.

2.1.1. Terapia mágica

En la terapia mágica hay entradas que constituyencontrapartes de cada una de las enfermedades de-nominadas sustos, que anteriormente se han men-cionado. Tres de dichas entradas son contra el sustode culebra, contra el susto sombreado y contra el susto deagua.

Si el que padece de susto de agua no sana a los ochodías de haber adquirido el susto, un rezador llevalas ropas del asustado al lugar donde se asustó yempieza a llamarlo por su nombre y a rezarlo. Estaoperación se repite durante ocho días. Algunos in-formantes señalan, además, que si el mal está avan-zando, el rezador lleva, como ofrenda, coca y ci-garro, y entierra en el lugar una lima vieja para queel mal se traslade a esa herramienta.

Para acabar con la fiebre y la pérdida de peso queafectan al niño que sufre el susto de culebra, intervie-

ne el rezador, quien ante el afectado pone en for-ma de cruz dos ajíes panca (ajíes secos de colorrojo) y comienza a rezar; luego, en el lugar dondeel niño vio a la culebra, entierra los dos ajíes enforma de cruz.

Para curar del susto sombreado hay que proveerse desiete piedras de colores y de un trozo de raíz deuna clase de huarango que se caracteriza por tenerla corteza medio rojiza. Se calientan las piedras auna temperatura muy elevada y sobre ellas se asael trozo de raíz y luego se pone a hervir. El enfer-mo debe beber esa agua varias veces durante unperíodo determinado hasta lograr la mejoría.

2.1.2. Animales y objetos protectores

Entre las entradas que se registran sobre animales yobjetos protectores señalamos las siguientes:

Calavera. Se cree que conservar en casa o cerca decasa una calavera es proteger la casa de ladrones yotros daños que ellos pueden ocasionar, pues seafirma que los espanta arrojándoles piedras o tie-rra. El dueño de casa le enciende una vela todoslos días, y una vez al año manda celebrar una misapor el alma del difunto.

Un informante refiere: «Uno tiene en su casa unacalavera como guardián. La calavera es un buenguardián. Eso es sólo para la chacra. Cada añohay que decirle su misa. Asusta a la gente que esladrón. Tira piedra o tierra al ladrón y éste ya nopuede entrar a robar. Yo tenía un patrón en elSauzal, cerca del Castillo. Él criaba cantidad decuyes, conejos, pavos y gallinas, y se iba por dos otres días al pueblo. Yo iba y daba de comer a losanimales. Él tenía la calavera cerca de un cerrito.Siempre se velaba y nunca se perdió nada. Cuandose fue a vivir a Supe, ‘me llevo mi guardián’, dijo.Contó que hacía tiempo cuando cavaba un pozopara enterrar el maíz, encontró un esqueleto. Sequedó con la calavera, y el resto lo llevó alcementerio para enterrarlo. Él siempre había sabidoque la calavera es guardián».

Hueso de gentil. Cualquier hueso de restos humanosprehispánicos. Se emplea para curar el mal de sus-to. Para ello se frota con el hueso el cuerpo delque padece el mal y se deja el hueso en el lugardonde fue encontrado.

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Perro. Sus ladridos pueden hacer que el amo sepercate de lo irreal de una situación provocadapor el diablo, con la que éste lo atraía para llevár-selo al otro mundo.

Un informante refiere que un hombre caminabamuy cerca de las ruinas arqueológicas conocidascon el nombre de El Castillo y vio un grupo demujeres jóvenes que reían y bailaban; las mujereslucían joyas de plata y esmeralda. El hombre sedetuvo a mirar. Entonces una de las mujeres co-menzó a llamarlo. «Ven, ven», le decía. El hom-bre, emocionado, avanzó hacia ella. Pero enton-ces oyó que un perro ladró y todo cambió paraél, como si hubiera salido de un sueño: las muje-res habían desaparecido y él se hallaba, inexplica-blemente, en lo alto de El Castillo. En la partebaja se hallaba su perro; era evidente que lo ha-bía seguido sin que el hombre se diera cuenta. Elinformante dice que todo había sido un engañourdido por el diablo y que estaba claro que éstequería que el hombre muriera despeñado.

Otro informante cuenta: «A las dos de la mañanaterminé de regar una sementera de mi patrón y mefui a mi casa. Yo vivía en la parte alta. En mi casacriaba gallos. Oí que cantaban. ‘Ya voy a llegar a micasa’, me decía. Los gallos seguían cantando. ‘¿ Tantocantan los gallos?’, me decía. Y yo no tenía cuándollegar a mi casa. De repente oí ladrar a mi perro, yfue como si despertara porque en lugar de estar enla parte alta, donde está mi casa, me encontraba enla parte baja junto a un guarango, y ya no cantabaningún gallo. Mi perro me sintió y me pasó la voz;si no, seguro que el diablo me lleva».

2.2. La muerte en el seno familiar

Este segundo grupo de entradas sobre prácticasacerca de la muerte se refiere, como ha quedadodicho, a las prácticas que se llevan a cabo en elseno familiar ante la muerte de algún miembro dela familia.

El grupo comprende cuatro tipos de entradas 1)Funeral; 2) Sepultura; 3) Ritos funerarios; 4) Cere-monias recordatorias.

El funeral y la sepultura implican prácticas obliga-torias: el primero, por la necesidad de la familia dehacer partícipes de su dolor a otras personas me-

diante la exposición del cadáver usando las for-mas y medios establecidos por la comunidad (loque ha permitido registrar entradas como ataúd,capilla ardiente, mortaja y velatorio); el segundo, porrazones de dignidad, que obligan a que el cadáversea sepultado en el lugar adecuado (lo que ha per-mitido el registro de entradas como sepulcro, bóve-da, cementerio, fosa, nicho y mausoleo).

En cuanto a las ceremonias recordatorias, se hanregistrado como entradas los términos calvario, misa,rezo y visita al sepulcro. Los ritos funerarios se dan aconocer mediante los términos agua, compaña, lahua,música y pichcar, que son sus denominaciones.

A modo de ilustración, explicaremos algunos detales ritos.

• Música. Dícese del enterramiento que se realizacon música. La música pertenece al repertorio po-pular y es ejecutada por una banda mientras el ca-dáver es llevado desde su domicilio hasta el ce-menterio.

La elección de la pieza o las piezas musicales quese ejecutan es decisión de los deudos, sea porquesaben que fueron del agrado del que ha fallecido,sea porque el contenido conceptual que evoca lamelodía, expresa un sentimiento doloroso ante lapérdida de un ser querido o puede aplicarse a loque caracterizó su vida. Excepcionalmente, la piezamusical que se ejecuta puede obedecer al deseoque antes de morir formuló la persona a susallegados.

• Agua. Acto ritual que consiste en dar de beberagua al difunto para que no padezca sed en la otravida. Para ello, los deudos colocan un vaso de aguaen el lugar donde se ha velado el cadáver. Si elagua disminuye, significa que el difunto estuvo consed. Si se consume el primer día, el vaso de aguase coloca durante ocho días.

• Lahua. (Del quechua lawa, gacha de harina demaíz, chuño, etc., con carne o queso. Por extensión,toda materia que se asemeje a la mazamorra encuanto a su espesor.). Comida ritual que se sirveen los velatorios y en fechas conmemorativasrelacionadas con el difunto, tales como en sucumpleaños y asimismo al término de la misa quese oficia al mes y al año del fallecimiento.

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La lahua es una comida a base de maíz y carneaderezados con ajo, pimienta, comino y ají panca.La cantidad de maíz, carne y aderezo depende delnúmero de personas que serán servidas. Se preparadel siguiente modo: se tuesta el maíz. Se muele elmaíz tostado y se pone a remojar en un poco deagua. Se troza la carne y se la sancocha en una ollaaparte. Se separa del caldo la carne sancochada.En otra olla se fríen juntos los componentes deladerezo y luego se vierte en la ella el caldo de lacarne. Este caldo se pone a hervir. Al primerhervor se le vierte el maíz molido ya remojado yse hierve la mezcla, revolviéndola continuamentedurante más o menos una hora, tiempo que seconsidera suficiente para que espese. La mezcla sesirve con la carne.

• Pichcar. (Del quechua pichqa-y, ceremonia que serealiza al quinto día de la muerte de una persona.De pichqa, cinco.). En la zona de Caral, ceremoniaque consiste en lavar la ropa y limpiar laspertenencias y la habitación del difunto, al quintodía de su muerte.

Esta ceremonia consta de los siguientes pasos:

Lavar la ropa. Cinco días después de la muerte selleva la ropa del difunto lo más alejado posiblepara lavarla.

Velar la ropa. Después del secado, en la casa se colocala ropa como si fuera el difunto y luego se vela.

Soltar el alma. A las tres o cinco de la mañana serecoge la ropa y, sacudiéndola, se suelta o espantael alma para que salga de la casa. Si en vida eldifunto fue miedoso, se suelta el alma a las cincode la mañana; de lo contrario, a las tres de lamañana.

Huellas de pisadas. Previamente al acto de sacudir laropa para que el alma salga de la casa, se esparcecenizas en el suelo exterior a la casa, en la partemás inmediata a la puerta de entrada, con el fin deobservar las huellas que al salir deje el alma deldifunto. La verificación se hará al amanecer, porlo cual los asistentes a la ceremonia no podrán salirde la casa sino cuando amanezca. Si las huellastienen la forma del pie, ello significa que va a fallecerotra persona mayor; si tienen la forma de las

pisadas de una paloma, se interpretan en el sentidode que va a morir un niño.

3. Correlatos etnolingüísticos

Las investigaciones arqueológicas de Caral nosseñalan que «a través de los varios siglos deocupación de la Ciudad Sagrada de Caral susconductores desarrollaron un programa permanentede remodelación de las edificaciones, estrechamentevinculado con actos religiosos» (Shady, 1999a: 15) yque «el naciente Estado político y la religióncaminaron fusionados por los valles del área nor-central durante varios siglos y a partir de entoncesejercicieron poder sobre las sociedades del Perú»(Shady, loc. cit.). Esto nos indica que la culturaespiritual adquirida por los grupos sociales de Caral,referida a la ideología y prácticas acerca de la muerte,se difundió a otras áreas de expansión en el procesode la práctica histórico-social. Una posible zona deinfluencia de la antigua sociedad que pobló Caral esCajatambo.

En la sociedad actual del valle de Supe, no ob-stante ser éste un territorio costeño y de hablahispana, encontramos que algunas manifestacionesde la ideología y prácticas acerca de la muerte tienensus correlatos en otras tantas que aparecen en losdocumentos de extirpación de idolatrías del sigloXVII referidos a Cajatambo (Duviols, 1986), zonaeminentemente andina. Por la naturaleza prehis-pánica de los hechos que fueron objeto deextirpación y por haber sido Cajatambo una posiblezona de influencia de la sociedad que pobló Caral,existe la posibilidad de que los elementos de lacultura espiritual revelados por dichos documentoshayan provenido de la mencionada sociedad.

Cierta variación de carácter no esencial con quetales manifestaciones prehispánicas se dan en laactual sociedad del valle de Supe respecto de lasde los documentos de Cajatambo, se explicaríanpor la influencia que deben haber recibido deotras culturas.

Los correlatos etnolingüísticos referentes a laideología y prácticas acerca de la muerte en el vallede Supe, con los registrados en los documentoshistóricos sobre extirpación de idolatrías enCajatambo, se refieren a:

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Susto de culebra

La culebra, que, según se afirma en Supe, ocasionala enfermedad denominada susto de culebra en todapersona que se encuentre de modo imprevisto coneste reptil, aparece mencionada con frecuencia enlos documentos de Cajatambo como un animalque causa mucho temor:

1. «y sano a la dha su hermana y le dijo el dhoechizero que su mal abia procedido de haberlearrancado la cola del camaquen de su hermanoGuara Yacolca y era el camaquen una culebra quellamaban Guayarara la cual tenia plumas de HastoTucto en la cola (...) Y a oido decir que estosguayarera son unos culebrones grandes que andanpor bebajo de tierra y suelen hacer caer los cerrosy cuando se derrumba y cae dho zerro dize que elguayarara lo derrumbo» (p. 57).

2. «y cuando ben una culebra que llaman Caruaguaray que es pintada de amarillo blanco y negrocolorado llamada quillay cocha que son prietas conpintas blancas llacsa guaraz culebras pintadas deberde y blanco entran en alguna casa dizen que ande morir todos los que están en ella» (p. 58).

3. «Y asi mismo ha visto que los indios tienenabusos diciendo que han de enfermar ellos y susparientes y que se le ha de perder todo cuantotiene cuando ven culebras oyen cantar pajaroshuaichaos bicochos» (p. 91).

Contra el susto de culebra

En Supe la curación de este tipo de susto requiereque el rezador se valga de dos ajíes que pone enforma de cruz ante el afectado mientras reza yluego los entierra igualmente en forma de cruz enel lugar donde el paciente vio a la culebra.

En la práctica de curanderismo registrada en elsiguiente pasaje de los documentos referidos aCajatambo el ají es un elemento importante:

«y quando curaba [a] los dichos enfermos tanbienles hacia fricaciones con aji de chile y arina de maistodo lo qual echaba en la lumbre y quando el ajino daba tosigo con el umo era señal que elenfermo habia de sanar porq. en el aji se pegaba laenfermedad / Fol. 35/ por cuya causa el aji no

daba tos y quando el humo del aji daba desia semoriria» (p. 82).

Contra el susto sombreado

En Supe, para la curación de la persona que padeceesta clase de susto, se utilizan siete piedras de colores,las cuales se calientan y sobre ellas se asan trozos deraíz de un huarango que se caracteriza por tener lacorteza rojiza. El enfermo debe beber el agua enque posteriormente se hierven los trozos de raíz.

En el siguiente pasaje de los documentos sobreCajatambo se da a conocer el uso de piedras de colorespara lograr toda clase de bien y la curación de males:

«y que Fra.cº chachapoyas bendio a este t.º tresguacanquis en tres años los quales dijo eran paratener hacienda comidas y ventura los quales erantres piedras de cristal vna colorada y otra blanca yotra asul le dijo que quando estubiese malo lesechase en agua y la bebiese» (p. 241).

La llorona

La llorona, nombre que en Supe se da a la mujerdesconocida que llora a altas horas de la noche enlugares desolados y que se presume sea unatransformación del diablo que así quiere atraerincautos para llevarlos al otro mundo, es posibleque sea una versión occidental (por la identidadque se le atribuye con el diablo y por el consiguientetemor que infunde) de aquellas mujeres de las cualeslos documentos de Cajatambo refieren queconjuntamente con sus parientes salían a las callesa llorar a sus difuntos. En este caso se trata de unacto ritual:

1. «al canto del gallo salieron todas las yndias por lascalles llorando echando y aspergando sangre de ladicha llama y chicha llamando a los dicho difuntosy Pedro Mina compañero deste testigo en estos ritosllebaba la camiseta y la manta del dicho difunto yesto duro toda la noche» (p. 12).

2. «y al canto del gallo salen los parientes del difuntollorando por las calles con bordones en las manosy los acompaña el ministro de ydolos el qual llebaen dos mates en el vno chicha y sangre de la llamaen el otro y la ba rosiando por las calles y bangritando y llamando al difunto» (p. 222).

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3. «y al primer canto del gallo el dicho ministro deydolos salia con los parientes del dicho difuntocon bordones en las manos tapadas las cabezascon ropas del difunto y llevaban un cantaro dechicha y otro de la sangre de la llama que abianmuerto y con vnos yzopos de vna paja que llamanguaillapa yban por las calles llorando y meneandolas cabezas y llamando al dicho difunto para queoyese sus clamores y como le sentian y lloraban sumuerte y que no se enojase con ellos ni los maldijesede la otra vida cuando se fuese a descansar a supacarina» (p. 200).

Lahua

Como ha quedado dicho, en el valle de Supe lalahua es una comida ritual que se sirve en losvelatorios y en fechas conmemorativas relaciona-das con el difunto, tales como en su cumpleañosy asimismo al término de la misa que se oficia almes y al año del fallecimiento. Es una comida abase de maíz y carne. El vocablo proviene delquechua lawa, gacha de maíz, chuño, etc., con car-ne o queso. Por extensión, toda materia que se ase-meje a la mazamorra en cuanto a su espesor.

Los documentos de Cajatambo informan de unacomida ritual que se prepara y consume tanto enel velatorio de una persona como al cabo de unaño de haber fallecido. La comida es de carne dellama y se bebe chicha:

1. «los parientes del difunto llaman al ministro desu aillo de ydolos y matan una llama y combidan atodos los del pueblo para lo cual tienen prebenidamucha chicha y en presencia del difunto se ponentodos a beber toda la noche y comen de la carnede aquella llama que a muerto» (p. 222).

2. «y pasado vn año después de la muerte del di-funto sacan los cabellos y vñas que le cortaron ylas ponen sobre sus ropas o camizetas que dejo ycombidan [a] todo el pueblo matan llama o dos ymucha chicha que tienen preparada beben vnanoche entera» (p. 200).

Agua

Como ya lo indicamos, en el valle de Supe se prac-tica un acto ritual que consiste en poner un vasode agua en el lugar donde se ha velado el difunto,

con el propósito de que el alma beba y no padez-ca de sed en la otra vida. Los informantes señalanque si el agua disminuye, significa que el alma estu-vo con sed y que si se consume el primer día, elvaso de agua se coloca durante ocho días.

En los documentos de Cajatambo un rito similares ofrecer al alma del difunto, durante cinco días,comida y chicha:

1. «después de enterrado el dicho difunto en layglesia sinco dias con sus noches los dichos pa-rientes del difunto le hacen de comer y la comidase la ponen en su cassa chicha» (p. 222).

2. «y sinco noches belaban el difunto en su mesmacasa y le guisaban de comer carne de llama y enfuego echaban arina de mais y pedasos de carne yle ponian chicha porque desian benia el alma deldifunto a comer aquella ofrenda» (p. 200).

3. «y quando yba amaneciendo se bolbian a su casadonde bolbian [a] hacer otras ofrendas al dichodifunto y sinco dias le ponian de comer y beberdonde abia muerto» (p. 268).

Pichcar

Como hemos indicado anteriormente, en la zonade Caral se denomina pichcar a la ceremonia queconsiste en lavar la ropa y limpiar las pertenenciasy la habitación del difunto, a los cinco días de sumuerte.

Hemos indicado asimismo los pasos de que cons-ta esta ceremonia:

1) lavar la ropa; 2) velar la ropa; 3) soltar el alma;4) huellas de pisada.

En sus elementos esenciales esta ceremonia se en-cuentra registrada en los documentos de Cajatambo:

1. «y pasadas cinco días los parientes de los dichosdifuntos llebaron toda la ropa a labar al puquiollamado Curur Puquio» (p. 12).

2. «y al quinto día sacaban sus ropas buenas deldifunto y las lleban al río que está junto al pueblo ylas lababan con arina de mais blanco y polbo de lapasca y toda la ropa vieja del difunto pellejos y

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pajas de su cama la quemaban con coca polbosde la pasca y arina de mais blanco y este rito yseremonia llaman el pacaricu o pisca puncha porquedisen que al quinto dia biene el difunto y lleba todolo que a escupido vñas y cabellos que se a cortadoy pasado vn año después de la muerte del difuntedel difunto sacan los cabellos y vñas que le cortarony las ponen sobre sus ropas o camizeta que dejo»(p. 200).

3. «y en los cinco dias baylan con tamborcillosechan zeniças por los patios para ver si a buelto elalma y si ay algunas pisadas de pajaros o otrosanimales en biendolas o algun moscon o moscaayapaura a quinras que es un moscon que ensuciala carne y entonces daban con las mantas por todasla paredes porque decian que aquello era el almadel difunto y le decian: ‘Idos ya esta no es vuestracasa pues ya emos ofrecido los que os abiamos dedar’» (pp. 63-64).

Nota

1 Este esquema tradicional, sin embargo, tiene en el vallede Supe una excepción: el diablo en actitud amable y pa-pel de protector, cuando aparece de noche entre la hacien-da Binto y el cerro Chuchio, para limitarse a acompañarun largo trecho al caminante que se aventure por ese para-je. Esta insólita versión del diablo ha quedado registradaen el léxico con la entrada diablo acompañante.

Referencias bibliográficas

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El asentamiento arqueológico de Caral

Caral está ubicado en la costa del área norcentraldel Perú, a 182 km al norte de Lima y a 23 km dellitoral, en la parte inicial del sector medio del vallede Supe, a 350 msnm.

La Ciudad Sagrada de Caral se encuentra sobreuna terraza aluvial, 25 m por encima del fondodel valle, en un medio desértico, cubierta de arena,rodeada de cerros y poblada por achupallas, queproliferan y se llenan de flores rojas durante losmeses de invierno. La ciudad se yergue entre elcielo y la tierra. Abajo queda el río, la vegetacióncolorida y el bullicio de la vida humana cotidiana.Las excavaciones arqueológicas vienen haciendoresurgir la obra humana milenaria del fondo delpaisaje natural.

El asentamiento urbano ocupa un área de 65 ha,con una zona central de arquitectura monumental,residencial y no residencial. El núcleo de la ciudadestá compuesto por 32 estructuras arquitectónicasmonumentales. Hacia el valle, en el borde de laterraza aluvial, se percibe la aglomeración de lospequeños recintos de un extenso sector residen-cial, alejado de centro público.

Caral está entre los dieciocho asentamientos urba-nos que hemos identificado en el valle de Supe, yes uno de los cinco asentamientos más extensos,de similar magnitud, que se construyeron en unradio de 10 kilómetros cuadrados (Shady et al.,2000: 13-48).

La investigación en Supe y Caral

El valle de Supe era conocido por los arqueólogosfundamentalmente por dos importantes sitios:Chimo Cápac, un asentamiento que se atribuía alsupuesto imperio Huari y que las investigacionesmostraron que pertenecía al Formativo Tardío, yÁspero, un asentamiento de pescadores del Arcai-co Tardío, registrado primero por Uhle en 1905 y,posteriormente, excavado en forma preliminar porWilley y Corbett (1954). Al no encontrar cerámicaen el sitio, ambos arqueólogos equivocaron su ubi-cación cronológica: asumieron que sería contem-poráneo con los restos de un cementerio cercanoe interpretaron que la carencia de alfarería seríamás bien resultado de distinciones funcionales. Añosdespués, en 1970, cuando Willey y Moseley vol-vieron al sitio, se dieron cuenta de que las elevacio-nes que habían supuesto naturales eran en realidadmontículos artificialmente construidos. Lasexcavaciones emprendidas allí por Feldman, esemismo año, proporcionaron evidencias para sus-tentar que el sitio era mucho más antiguo de loque se había estimado y que la carencia de cerámi-

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(*) Publicado en Investigaciones Sociales. Revista del Instituto deInvestigaciones Histórico Sociales, UNMSM, año VI, Nº 9, abril,

2002, Lima, pp. 51-81.

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ca se debía justamente a esa gran antigüedad másque a diferencias funcionales (Feldman, 1980). Apartir de estos resultados Áspero dejó de ser con-siderado como un sitio acerámico y fue calificadocomo precerámico, con fechados radiocarbónicosque retrocedían su ubicación hasta el tercer milenioantes de Cristo. Además de una datación más pre-cisa, se dieron a conocer aspectos distintivos deÁspero: la extensión del asentamiento, que ocupaunas 12 ha, donde destacan algunos montículosescalonados, así como la predominancia de pro-ductos marinos entre los restos alimentarios. Es-tos resultados, la datación temprana y la fuerteorientación marítima en la economía de los po-bladores, fueron usados por Moseley (1975) parasustentar su teoría sobre los cimientos marítimosde la civilización andina.

Respecto a los sitios ubicados en el interior delvalle de Supe, fue Kosok uno de los primerosarqueólogos que dio cuenta de la existencia deasentamientos con arquitectura monumental. Noobstante, sobre la base de una visita efectuada alcomplejo Chupacigarro hacia fines de la décadade 1940, señaló que «la ausencia de cerámica eneste sitio hacía virtualmente imposible calcular suposición cronológica relativa» (Kosok, 1965: 223).Posteriormente, otros investigadores hicieron al-gunas exploraciones de superficie, como las deWilliams y Merino (1979), que consistió en un re-conocimiento general de los sitios arqueológicosdel valle de Supe, o los limitados sondeos deZechenter (1988) en los sitios más grandes. Que-daba, sin embargo, la incertidumbre sobre ladatación de los sitios del interior del valle, comolo atestigua la siguiente conclusión de Burger (1992:31): «Si la fecha precerámica de estos centros esconfirmada por las investigaciones, tendrá quereexaminarse el rol de la agricultura de subsisten-cia en los desarrollos tempranos de la costa».

Como se ha podido apreciar, si bien se conocía laexistencia en el valle de Supe de asentamientos conarquitectura monumental, hasta nuestra interven-ción no se habían emprendido excavaciones paraevaluar su antigüedad y significación en el procesocultural peruano. En 1994, con un equipo dearqueólogos constituido por Fanny Montesinos,Lyda Casas, Camilo Dolorier y, eventualmente, porLucy Palacios, emprendimos la prospección delvalle bajo y medio de Supe, con apoyo económi-

co del Instituto Nacional de Cultura y, posterior-mente, de National Geographic. Todos los fines desemana, de viernes a domingo, durante dos años,caminamos en ambas márgenes del valle, basán-donos en fotos aéreas y en el catastro arqueológi-co efectuado por Carlos Williams y FranciscoMerino (op. cit.). Pudimos así reconocer cientos desitios arqueológicos, pero entre todos ellos identi-ficamos dieciocho asentamientos que atribuimosa un mismo período de temprana datación por larecurrencia de algunos rasgos arquitectónicos. Losresultados de este trabajo motivaron mi interés poremprender excavaciones en por lo menos uno, conel fin de ubicarlos en el tiempo y caracterizar lasexpresiones socioculturales de sus constructores.

En 1996 decidí iniciar excavaciones en Caral, asen-tamiento elegido porque se encontraba entre losmás extensos, por la distribución ordenada quemostraba su traza urbana y por su variada arqui-tectura monumental. Con los arqueólogos ArturoRuiz Estrada, Manuel Aguirre Morales, Lyda Ca-sas, Pedro Espinoza y Cristian Mesía excavamosen cinco sectores de la ciudad durante dos mesescon apoyo económico de National Geographic. Altérmino de la campaña, los resultados indicabanque Caral era un asentamiento especial, de prime-ra magnitud, debido al contexto cultural recurren-te, correspondiente al período Arcaico Tardío,antigüedad que contrastaba con el tamaño del asen-tamiento y la monumentalidad de sus construc-ciones.

La carencia de fondos económicos fue el princi-pal escollo. Sólo con la participación de los alum-nos Pedro Espinoza y, posteriormente, de MartínGarcía Godos y Elizabeth Enríquez, se pudo pro-seguir con las excavaciones y mantener abierto elprograma. En esa etapa fue decisiva la ayuda delex alcalde de Supe, Sr. José Arámbulu, concretadaen víveres, entregados semanalmente y, más tarde,en la construcción de una casa para los arqueólogos.

En 1997, el Rector de la Universidad NacionalMayor de San Marcos, Dr. Manuel ParedesManrique, visitó Caral y prometió involucrar a launiversidad en el programa de investigación. Des-de entonces, el apoyo de esta institución ha per-mitido continuar con la investigación de campo yde gabinete y obtener los resultados que presenta-mos sobre Caral al Perú y al mundo (Shady, 1997a,

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1997b). También los alcaldes de las Municipalida-des de Supe y de Barranca comprometieron elapoyo de sus instituciones. Con limitados recursosaportados por estas instituciones el proyecto hapodido continuar con las investigaciones en Caralhasta la actualidad. El CONCYTEC en el año 2001ha entregado una partida para contribuir en la so-lución de algunos de los problemas arqueológicospendientes. Asimismo, PROMPERU se interesóen colaborar con el estudio musicológico del con-junto de flautas traversas recuperadas en Caral.

En 1999, mi colega la Dra. Betty Meggers, delSmithsonian Institution, ofreció obtener financiaciónde la Fundación Taraxacum para colaborar conel fechado radiocarbónico de seis muestras deCaral. Posteriormente, otros dos arqueólogos, elDr. Jonathan Haas y la Dra. Winifred Craemer,llevaron doce muestras más para dataciónradiocarbónica, con el compromiso de obtenerfinanciación de sus instituciones, el Field Museumde Chicago y la Northern Illinois University res-pectivamente. Hacia fines de 2001 recibimos tam-bién diez fechados radiocarbónicos que el Dr.Henning Bischof gestionó en Alemania.

Los 28 fechados radiocarbónicos no hicieron sinoconfirmar lo que por cronología relativa ya había-mos establecido desde nuestras primeras publica-ciones en 1997, que Caral era el asentamiento ur-bano más extenso, con arquitectura monumentaldel Perú y de América.

Precisiones teóricas

Para algunos investigadores, todas las civilizacio-nes conocidas han tenido excedentes productivos,clases sociales estratificadas, ciudades y forma degobierno estatal. Para otros, sin embargo, podríahaber civilización sin Estado -y citan el caso de laIndia- o sin ciudades, y presentan como ejemplo aEgipto. Subyacen en estas apreciaciones diferentesposiciones teóricas, de acuerdo con las cuales sehan definido las categorías Estado, ciudad y civili-zación.

Nosotros identificamos a una entidad políticacomo estatal cuando la sociedad es conducida porautoridades, constituidas en forma permanente ycon poder coercitivo-ideológico y/o militar para

sustentar sus decisiones; con una economíaexcedentaria; con integrantes organizados en cla-ses por la diferente posición que éstas ocupan enel sistema productivo y por el distinto acceso que,en consecuencia, tienen a la distribución del exce-dente.

Definimos como ciudad al asentamiento de ciertaextensión, construido siguiendo un ordenamientoespacial, donde reside una población de tamañoapreciable y se realizan actividades diversas y adi-cionales a la directa producción de alimentos, esdecir, de gobierno, religiosas, administrativas, ma-nufactureras y comerciales, además de las propia-mente residenciales. Diversidad funcional y socialque quedará plasmada en la variabilidad arquitec-tónica y en la diferenciación de los contenidos cul-turales.

Usamos la categoría civilización para calificar alas sociedades que han alcanzado un nivel avan-zado de desarrollo cultural, expresado en el di-seño y manejo del espacio ocupado, en el cono-cimiento y aplicación de ciencias exactas ypredictivas, como la aritmética, la geometría, laastronomía y las obras artísticas; que tienen exce-dentes productivos, clases estratificadasjerárquicamente y son conducidas por gobiernosestatales (Shady, 2001: 46-47).

Los Andes Centrales durante el Arcaico Tadío(3000-1600 años a.C.): niveles de desarrollodiferentes

Hacia los 3000 años a.C. las diversas sociedadesasentadas en los Andes Centrales, con sus respecti-vas culturas e idiomas, mostraban, además, dife-rentes niveles de desarrollo:

1. En el área norte, las poblaciones costeñas ha-bían alcanzado mayor crecimiento socioeconómi-co, que les permitía vincularse con sociedades avan-zadas del área norcentral. Intercambiaron bieneso ideas, los habitantes de Huaca Prieta en el vallede Chicama, de La Galgada y del valle de Supe,entre otros.

2. En el área sur, las aldeas de pescadores costerosy los grupos agrícolas o pastoriles de los valles yterritorios altoandinos, si bien sedentarios, vivían

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en pequeñas agrupaciones de parentesco y conti-nuaban con un sistema de autosubsistencia. Elloscompartían todavía una formación social de nivelneolítico.

3. En el área norcentral, en cambio, en el territoriocomprendido entre los ríos Santa y Supe y las zo-nas aledañas de las vertientes occidentales u orien-tales, hubo un desarrollo mayor y más armoniosoentre las sociedades de la costa, la sierra y la selvaandina que en las áreas del norte y del sur; y segeneró, más tempranamente que en aquéllas, unared de intercambio cultural interregional sosteni-do. Esta activación fue alcanzada por el avancetecnológico en las ramas de la producción agríco-la en el interior, como pesquera en el litoral, quecreó condiciones para cierta especialización ocu-pacional y una organización social más compleja.Cabe destacar los aportes de la sierra en la agricul-tura de irrigación por medio de canales, así comola habilitación de pequeñas terrazas, según atesti-gua la evidencia de La Galgada. En la costa, lainnovación de las redes de algodón para una pes-ca de consumo mayor.

El área norcentral y la importancia de Supe

Hacia los 2600 años a.C. la relación interregionalentre las sociedades del área norcentral había enri-quecido a las sociedades costeñas, que manejabanuna producción social mayor, en parte provenien-te de uno de los mares más ricos del planeta asícomo de tierras agrícolas más productivas, fertili-zadas con los limos acarreados por el río a travésde los territorios andinos y tenían, además, unaubicación más propicia para el intercambiointerregional. La sociedad de Supe hizo circularbienes de la selva, como madera, plumas, achiotey huayruro entre las sociedades costeñas, o mullu,pescado y moluscos secos entre las sociedades dela sierra y selva andina.

La economía de los asentamientos de Supe:las evidencias de Caral

La actividad pesquera en el litoral, potenciada conla extracción mediante redes de algodón, y la acti-vidad agrícola en el valle, mejorada con la expe-riencia lograda por las comunidades serranas, el

riego, además del drenaje de tierras, fomentaronla productividad y la especialización ocupacional.Asentamientos pesqueros como Áspero, o agrí-colas como Caral, Miraya, Lurihuasi, Allpacoto,entre otros del valle de Supe, acumularon exce-dentes que sustentaron un intenso intercambio. Lacomplementación económica permanente entrelos asentamientos agrícolas y pesqueros caracteri-zó la economía de la sociedad de Supe. Los pes-cadores adquirían algodón para la manufactura deredes y ropa, mates y maderos para los flotadoresy los remos de sus embarcaciones, además de otrosproductos vegetales con fines alimenticios; los agri-cultores del valle recibían, a cambio, pescado seco,especialmente anchoveta y sardina, además dechoros y machas. Pobladores de los asentamientoscomo Caral intercambiaban no sólo con los pes-cadores del litoral sino que aprovechaban de estarelación económica para llevar a los habitantes dela sierra y selva los productos costeros, anchovetasy machas secas, así como algodón, mates y obje-tos artesanales (Shady, 2000: 49-66). La ubicacióngeográfica de Caral fue estratégica para esta vin-culación interregional.

Los grupos costeños enriquecidos con el intercam-bio fueron extendiendo sus relaciones e incluye-ron a los pobladores de los valles vecinos y a lascomunidades de la sierra y selva andina. Se fueformando así una élite de poder, asentada en lu-gares estratégicos para las conexiones regionales einterregionales. Sus asentamientos crecieron y seembellecieron con elaboradas construcciones ar-quitectónicas (véase Shady, 2000: 64-66).

Formación del Estado prístino

La sociedad de Supe quedó así diferenciada so-cialmente entre los productores, pescadores yagricultores, y las élites, comerciantes y conduc-tores de los asentamientos; distinción que fueacentuándose en relación con el prestigio alcan-zado por algunos miembros de las élites. Éstosdejaron de producir directamente para su sus-tento y se dedicaron a actividades especializadas,como la observación astronómica para la medi-ción del tiempo y la elaboración del calendario;la experimentación y aplicación de conocimien-tos de aritmética y geometría en las construccio-nes arquitectónicas destinadas a actos públicos;

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la celebración de ritos y ofrendas propiciatorias,que garantizaran la reproducción de las condi-ciones materiales necesarias para la vida de lapoblación. A cambio de estos servicios recibi-rían partes significativas de la producción exce-dente. Con esta base económica y el prestigiosocial se fue formando un gobierno centralizadoque ejerció el poder político e ideológico no sóloen el valle y litoral de Supe sino, también, entrelos pobladores de los valles de Fortaleza y Pativilcay cuyo prestigio alcanzaría a los habitantes de lasáreas central y norte del Perú.

Poder e ideología

Además de la arquitectura monumental vinculadaa ceremonias religiosas, se encuentran objetos queevidencian el importante rol de la ideología en laconducción de las poblaciones del valle de Supe yde los valles vecinos. Algunos investigadores hanplanteado que para reconocer una forma de go-bierno estatal ésta debe haber sido sustentada porel poder militar. Las evidencias de Caral muestran,sin embargo, que en la etapa de formación delprimer Estado la religión tuvo ese rol coercitivo,de control social sin el despliegue de guerreros,acciones bélicas ni de construcciones defensivas.Se aceptó la existencia de un gobierno centraliza-do por el convencimiento de que su gestión eranecesaria para garantizar la reproducción de lascondiciones de vida. Los gobernantes mediabanentre la sociedad de los humanos y vivientes y lade los dioses y los muertos.

Son frecuentes en Caral las ofrendas de objetosdiversos, alimentarios y manufacturados, puestasen recintos ceremoniales con fogones centrales,donde eran quemados. Las mismas estructurasarquitectónicas fueron sometidas a continuasremodelaciones. La población vivió trabajandopara sí y para los dioses de la ciudad, cortandopiedras y acarreando materiales permanentemen-te, ya sea con el fin de construir, enterrar oremodelar y levantar nuevos edificios. Había unaideología que impelía a la sociedad a realizar unaserie de actividades en medio de rituales. Cabenotar la abundante presencia de shicras, puestascomo contenedores de piedras en los rellenos delas plataformas. Se ofrendaron, además de alimen-tos de origen vegetal y animal, textiles, cestas, ma-

tes, figurinas de barro no cocido, flautas de huesode pelícano y cóndor, entre otros, que fueron otor-gados en calidad de tributo o de pago a las deida-des de la ciudad o a las autoridades que las repre-sentaban.

Las figuras de arcilla no cocida constituyen un tes-timonio de las actividades de carácter ritual queno sólo se dieron en Caral sino en otrosasentamientos de la época. Se ha informado delhallazgo de figuras de arcilla no cocida en sitioscomo Bandurria, Río Seco de León, El Paraíso,Chilca, Las Haldas y Áspero. En la Huaca de LosÍdolos, perteneciente a este último sitio del vallede Supe, se han registrado trece figuras antropo-morfas de arcilla no cocida, que formaban partede un depósito ritual.

Las cuentas constituyeron una parte importante enlas prácticas religiosas que caracterizaron a las so-ciedades prehispánicas. En Caral fueron elabora-das de diversos materiales. Destacan las de conchade molusco (Spondylus sp., Oliva peruviana,Choromytilus chorus, etc.) y de piedras (crisocola, tur-quesa, etc.). La mayoría de ellas fue utilizada paraformar collares y algunas sirvieron como marca-dores de estatus.

Los fragmentos de cuarzo también formaronparte de los rituales religiosos y propiciatorios,celebrados en los diversos sectores de la ciudad.Debieron ser traídos por intercambio de otroslugares. Algunos presentan huellas de uso, otrosson simplemente trozos, pero la mayoría, inclu-yendo lascas, ha sido hallada en contextos que su-gieren su vinculación a actividades rituales.

Las valvas de macha y choro estuvieron asociadasa rituales, solas o con sustancias o pigmentos, yasea colocadas de modo natural o quemadas.

Cruces de palitos entrelazados con hilos de algo-dón fueron encontradas en contextos rituales. Ac-tualmente, algunos grupos de la selva peruanamanufacturan estos objetos como símbolos depoder. En otras partes del mundo los denominan«ojos de dios». Se las encuentran también en lasociedad Chancay, que se desarrolló a partir delaño 1000 d. C. Las cruces halladas en Caral y enalgún otro sitio del Arcaico Tardío constituyen lasexpresiones más antiguas de estos ejemplares sim-

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bólicos en los Andes Centrales, de gran persisten-cia en la tradición cultural de las sociedades.

Por las características de la arquitectura y por elcontexto de los hallazgos se puede afirmar quetodas las actividades realizadas en Caral estuvie-ron teñidas de religiosidad. Sus ocupantes vivie-ron dependientes de las decisiones tomadas por laélite gobernante, que les garantizaba la reproduc-ción de sus condiciones de vida.

La Ciudad Sagrada de Caral

Caral habría sido el asiento capital de este primergobierno estatal. Su traza urbana revela compleji-dad en el uso del espacio, en el diseño arquitectó-nico y en la labor constructiva. Presenta seis volú-menes piramidales mayores, además de otras cons-trucciones monumentales menores de cinco dife-rentes tamaños, todos ellos con su particular gru-po de estructuras auxiliares; así como conjuntosresidenciales, igualmente de variada dimensión,tecnología, material constructivo y ubicación den-tro de la ciudad. La Pirámide Mayor mide 160 mpor 150 m y 18 m de altura.

Durante los siglos que duró la ocupación de laciudad de Caral, sus conductores desarrollaron unprograma permanente de remodelación de las edi-ficaciones. Esta innovación de las estructuras, quese tornaron más complejas, implicaba experimen-tación y conocimiento y un manejo sociopolíticoy religioso.

Seis construcciones piramidales, la mayor de las cua-les mide 160 por 150 m y 18 m de altura y la máspequeña 60 por 45 m y 10 m de altura, numerosasestructuras menores con plataformas, dos plazascirculares y el anfiteatro fueron resaltados en susdiseños por la presencia de monolitos, frisos, ni-chos y pinturas de varios colores. El uso del espacioy la dirección del tránsito fueron formalmente con-trolados por murallas, pasadizos, vanos, mochetas,escaleras, etc. Emplearon en estas construccionesparedes de piedra cortada, que retuvieron rellenosde cantos rodados y piedras cortadas.

Esa pasión por la obra arquitectónica se plasmóno solamente en los edificios públicos, sino tam-bién en su vida cotidiana. Las diversas unidades

residenciales, aunque destinadas a un fin cotidiano,presentan finos acabados.

En general, es posible identificar dos grandes es-pacios o mitades: uno alto, donde se encuentranlos volúmenes arquitectónicos más destacados; yotro bajo, con las estructuras de menor tamaño,donde resalta, sin embargo, la construcción delanfiteatro. Distinción simbólica con significadosocial, político-religioso y de género, femenino-masculino. Esta dualidad espacial reflejaría la or-ganización social dual, que imbricaría todas las ac-tividades políticas y religiosas de las sociedadesandinas, y que se convertiría en un aspecto «estruc-tural», tradicional de éstas.

La música en la ideología de los antiguospobladores de Caral

En distintos espacios y tiempos, los grupos hu-manos han desarrollado diversos lenguajes e ins-trumentos musicales para exteriorizar conocimien-tos y emociones. La tradición cultural milenaria delPerú presenta uno de los patrimonios musicalesmás ricos de América. Desde épocas remotas lassociedades asentadas en el espacio andino fuerondesenvolviendo complejas formas musicales ycoreográficas en las que plasmaron su particularpercepción del mundo natural y social. Y aunqueno se pueda conocer cómo era la música creadaen otros tiempos, los instrumentos que se emplea-ron aún se conservan y se puede estudiar su as-pecto sonoro.

El conjunto de flautas hallado en Caral revela an-tiguos y avanzados conocimientos acústicos y com-plejas formas de expresión artística. Este conjun-to fue encontrado en la esquina suroeste del anfi-teatro, enterrado con arena, en un espacio delimi-tado por piedras y una especie de figura humanasin rostro, modelada con barro.

Las flautas son traversas, manufacturadas en hue-sos de pelícano (Pelecanus thagus) y de cóndor(Vultur gryphus) decoradas con figuras incisas, pin-tadas de rojo o negro. Entre los diseños desta-can, por su realismo y número de representacio-nes, las figuras de un mono y aves sobrenatura-les, que combinan rasgos de aves y de otro ser,un felino o mono. Aparecen también figuras de

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serpientes con rostros de aves o una cabezabicéfala de ave y serpiente y dos figuras antro-pomorfas. Los diseños se repiten por grupos ydebieron tener alguna significación dentro delconjunto musical. Igualmente, fueron deposita-dos en el lugar de enterramiento siguiendo unorden por grupos iconográficos.

Algunas flautas tienen rasgos distintivos por pares:dos llevan pintura roja, dos tienen diseños triangu-lares en el cuerpo, etc. Llama la atención la repre-sentación de medio rostro humano metido en unaespecie de malla, que sólo alcanza a verse comple-to cuando se une con otra flauta que presenta de-coración similar. Se encontraba también un gru-po de flautas delgadas y llanas.

El fondo del orificio central de algunas flautasmuestra un tabique de forma triangular, de ladosredondeados que sirve como regulador de soni-do y que corta en dos el aire emitido por el ejecu-tante, produciendo, en algunos casos, dos sonidossimultáneos. El tabique fue elaborado con arcillano cocida y adosado al fondo del orificio de laembocadura mediante presión.

Tipológicamente, de acuerdo con la forma de fa-bricación, más que con la forma de obtención desonidos, las 32 piezas pueden ser consideradascomo flautas tubulares horizontales o traversas.

En la actualidad las técnicas interpretativas son di-ferentes; nuestros oídos y concepción estética in-ducen a dar juicio de valor a determinados soni-dos, tal vez muy diferentes de los que acompaña-ron las festividades y ritos de los antiguos habitan-tes de Caral. Sin embargo, han quedado los instru-mentos de Caral y aun cuando su investigaciónestá en proceso, podemos ya identificar regulari-dades entre sus sonidos y esto permite suponer laexistencia de una práctica musical de formas pe-culiares.

El impacto de los fechados radiocarbónicos

Los dieciocho fechados radiocarbónicos obteni-dos, publicados en la revista Science (Shady et al.,2001: 723-726), han concitado gran interés en elmundo científico y en el público en general debi-do a que la fecha más antigua, de 2627 años a.C.

ubica al asentamiento urbano de Caral, a la orga-nización sociopolítica compleja que lo construyóy al nivel avanzado de conocimientos en ciencia,tecnología y arte plasmados en su arquitectura,como los más antiguos de América, sólo compa-rables a otros focos civilizatorios del Viejo Mun-do, desarrollados en Mesopotamia, India, China yEgipto. A nivel de América estos resultados susci-tan interesantes preguntas sobre las condiciones quehicieron posible este desarrollo precoz en el Perú.La cultura Olmeca de Mesoamérica data de los1200 años a. C. y un asentamiento con dimensio-nes y arquitectura monumental comparables a Caralpuede ser reconocido en el valle de Oaxaca, enMéxico, sólo a partir de los 500 años a. C. A esca-la mundial hay interés por conocer las característi-cas del proceso peruano, teniendo en cuenta queéste se produjo en total aislamiento de otros fo-cos civilizatorios contemporáneos, relación que, encambio, se dio entre algunas civilizaciones del Vie-jo Mundo, como Egipto, Mesopotamia, China eIndia.

Por otro lado, el excelente estado de conserva-ción del asentamiento de Caral, ubicado sobreuna terraza aluvial, protegida de fenómenos na-turales mayores y del saqueo por la carencia dealfarería, ha permitido que se conserven las evi-dencias de las ocupaciones desde la etapa inicialy a lo largo de los varios siglos de su hegemoníaen el área. Condiciones que lo convierten en unlaboratorio de primer orden para investigacio-nes sobre aspectos sociales, económicos, políti-cos e ideológicos vinculados con los orígenes dela civilización.

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alimentaria y estaba al servicio del Estado y susespecialistas.

Entretanto, el resto de la población mundial con-tinuaba con un nivel de vida menor, residiendo enpequeños conglomerados y bajo relaciones socia-les de cierta igualdad, con distinciones marcadasúnicamente por el parentesco, por la edad o poralguna cualidad personal especial.

No obstante, los modelos de vida civilizatorios sedifundieron, a través del tiempo, a sociedades quellegaban a reunir determinadas condiciones para laformación de organizaciones sociopolíticas com-plejas; aparecieron así nuevos Estados y florecieronnumerosas ciudades. Nuevas relaciones, algunasveces de conflicto, fueron modificando el panora-ma mundial de los orígenes de la civilización.

Paradójicamente, en tanto las civilizaciones avan-zaron en el conocimiento y en la capacidad tecno-lógica y a través de ellos pudieron obtener mejo-res condiciones de vida para sus poblaciones, pro-ceso que ha continuado en forma creciente hastanuestros días, simultáneamente se inició en el inte-rior de cada una de ellas un proceso de diferencia-ción social, que las dividió en estratos jerarquizadoscaracterizados por fuertes desigualdades, en cuan-to a la distribución de la riqueza producida y a laposición de sus integrantes, situación que, asimis-mo, se ha ido acentuado hasta involucrar en unmismo sistema jerarquizado a las sociedades na-cionales del planeta.

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Estados prístinos en el mundo

LOS SERES HUMANOS desde que han poblado la tie-rra hace cinco millones de años han vivido la ma-yor parte de ese tiempo dedicados a proveerse delos recursos que aseguraran su supervivencia. Sólohace cinco mil años, seis sociedades en todo elplaneta pudieron generar las condiciones que hi-cieron posible su convivencia en asentamientosurbanos, su trabajo en diversas actividades, asícomo tener modos de vida organizados bajo go-biernos estatales. Ellas lograron adaptacionesexitosas en los siguientes lugares: Mesopotamia,Egipto, India y China; y en nuestro continente,Mesoamérica y Caral-Supe en Perú.

Los nuevos cambios en los modos de vida con-sistieron en: la obtención de excedentes en la pro-ducción agrícola, pecuaria o pesquera, los cualesse distribuyeron de modo desigual, según la po-sición social o estatus; y la inversión de esos exce-dentes en la construcción de ciudades y de edifi-cios arquitectónicos monumentales, en el trabajode especialistas dedicados al conocimiento y de-sarrollo de ciencias, como la astronomía, mate-máticas, geometría, medicina, agronomía, al co-mercio y a las labores administrativas, religiosas,políticas y artísticas. La población mayoritariaseguía a cargo de las actividades de producción

(*) Publicado en Múltiple. Cultura peruana, Nº3, setiembre,2002, Lima, pp. 60-68.

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El origen de la civilización en el Perú

En el Perú, la civilización se formó en el áreanorcentral durante el período denominado Arcai-co Tardío, entre los 3000 y 2500 años a.C.Asentamientos con arquitectura pública, comoCaral, Miraya, Áspero, Pueblo Nuevo, Piedra Pa-rada, Era de Pando, entre otros, fueron construi-dos en el valle de Supe casi al mismo tiempo quelas ciudades sumerias de Mesopotamia o las pirá-mides de Giza en Egipto. Pero a diferencia desociedades como India, Mesopotamia y Egipto,que mantuvieron entre ellas un sistema deinteracción e intercambio de bienes y conocimien-tos, que les permitió aprovechar de las experien-cias del conjunto, el proceso peruano se dio entotal aislamiento, pues se adelantó en, por lo me-nos, 1500 años al de Mesoamérica, el otro fococivilizatorio del Nuevo Continente.

En el territorio andino hubo, como en otras par-tes del mundo aunque en un espacio más reduci-do, una amplia variedad de adaptaciones cultura-les, pero a distancias relativamente próximas, asícomo diferentes trayectorias y ritmos de desarro-llo sociopolítico.

El temprano desarrollo de la cultura Supe se de-bió a la creciente complejización de los sistemassociales que se consolidaron en las distintas regio-nes del área norcentral durante el Arcaico Tardío,en los valles costeños ubicados entre Chancay yChicama, en la zona serrana vecina del Callejón deHuaylas y en las vertientes orientales, en las cuen-cas del Marañón y el Huallaga. Las sociedades re-gionales de esta área mostraron un gran dinamis-mo en sus actividades socioeconómicas, políticasy culturales. Poseedoras de culturas distintivas, ha-bían alcanzado excedentes productivos y un nivelde organización que les permitía la construcciónde edificios públicos y su participación en redesde interacción interregional.

Las poblaciones de asentamientos del litoral comoRío Seco, Áspero, Huaca Prieta o de aquellos ubi-cados en el interior de los valles costeños de Supe,Pativilca y Fortaleza y los de Huaricoto, Kotosh yPiruro, edificaron monumentos con rasgos arqui-tectónicos compartidos y tuvieron ceremonias re-ligiosas con ritos similares como resultado de suparticipación en varias esferas de intercambio de

bienes y conocimientos. La verificación de la recu-rrente presencia de un conjunto de rasgos cultura-les en todas estas sociedades sugirió su integracióna una misma tradición cultural, llamada «Kotosh»o «Mito» (Burger y Salazar-Burger, 1980, 1985).

Entre todas las sociedades coetáneas del áreanorcentral, la de Supe logró sintetizar en su prove-cho las diversas experiencias adaptativas y supoaprovechar en su beneficio el excedente producti-vo. Los 18 asentamientos con arquitectura públicaidentificados en el valle de Supe, pequeño, con es-casas tierras y un río de régimen irregular, seco lamayor parte del año, difícilmente hubieran sidoconstruidos sobre la base de la productividadobtenida únicamente por sus pobladores. La cuan-tiosa inversión de trabajo en obras monumentaleshabría sido sustentada por la producción de laspoblaciones de los otros valles, que el Estado prís-tino supo captar. La extensión de los asentamientosprincipales de Supe: 65 ha en Caral, 79 ha en Erade Pando, 55 ha en Pueblo Nuevo, 37 ha enLurihuasi, 36 ha en Miraya, etc., frente a las 11 ó13 ha de los asentamientos de otros valles, expre-sa una marcada diferencia (Shady et al., 2000).

Lugar de edificación de la Ciudad Sagrada deCaral

La Ciudad Sagrada de Caral, ubicada a 182 kmal norte de Lima y a 23 km hacia el Este desde lacarretera Panamericana, fue construida sobre unaterraza aluvial desértica, en la parte inicial del va-lle medio de Supe, a 350 msnm Sus habitantesresidían en un medio desértico, rodeado de ce-rros y dunas cubiertos con achupallas rojas, aisla-dos del mundanal ruido. Desde la ciudad sólopercibían el cielo, arriba, lugar en que morabansus dioses, y el valle, abajo, donde transcurría lavida cotidiana de los agricultores, de la cual losseparaban densos bosques de huarangos. La se-quedad del río en la mayor parte del año, erareemplazada por numerosos canales de riego quedistribuían copiosas aguas desde los manantialeso puquios hacia los campos de cultivo, atravesan-do el frondoso, variado y casi inexpugnable bos-que de las riberas fluviales, poblado de venados,vizcachas, palomas y pájaros de colorido pluma-je. En los meses de enero a marzo, de intensaslluvias en la sierra, el río se transformaba, llenaba

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su cauce y tronaban incesantes sus torrentosas yacaudaladas aguas hasta dejar sin conexión a losasentamientos humanos ubicados en ambas már-genes del valle. Las tierras se llenaban de zancu-dos, mosquitos y se extendían los terrenospantanosos.

El espacio cultural de la ciudad de Caral

Caral ocupa 65 ha. Comprende un núcleo con es-tructuras públicas y una zona marginal con un con-junto de viviendas de rango menor. En el áreanuclear, las edificaciones están distribuidas en dosgrandes mitades, una alta, donde se pueden apre-ciar los volúmenes piramidales más destacados,así como el sector residencial más extenso, y unabaja con estructuras de menores dimensiones y unconjunto residencial igualmente menor.

La mitad alta de la ciudad

En ella se encuentran seis grandes estructuraspiramidales, un extenso conjunto residencial dequincha y varias agrupaciones de residencias, ubi-cadas en relación con determinada pirámide. Es-tructuras distribuidas alrededor de un gran espa-cio abierto y entre las que destaca la denominadaPirámide Mayor y su plaza circular hundida, condos escalinatas presididas por grandes litos para-dos. En la cima de la pirámide se aprecia un atrioescalonado, cuya versión antigua, durante un pe-ríodo medio, muestra en una de las paredes unimpresionante diseño de serpientes entrelazadas,al más puro estilo de lo que caracterizaría a la cul-tura Lima 2500 años después. Resaltan, también,el recinto sagrado decorado con cabezas modela-das a base de pequeños nichos y el pequeño altarcuadrangular donde funcionaba un fogón conconducto de ventilación subterráneo. Desde estapirámide se tiene, asimismo, una vista panorámicadel valle.

En el espacio alto de la ciudad se puede visitar,además:

La Pirámide de la Cantera, con sus estrechas terra-zas al lado de una escalinata central, su altar circu-lar, ubicado en la cima, presidido por un aprecia-ble fogón, igualmente con un conducto de venti-

lación subterráneo, y varios conjuntos de residen-cias en su contorno.

El conjunto residencial de quincha con la murallade piedra que lo encerraba y las varias viviendascon paredes de quincha, pintadas de blanco, ama-rillo y rojo.

El conjunto residencial aledaño a la Pirámide Cua-drada, que muestra tres grandes viviendas con re-cintos para diversas funciones.

La mitad baja de la ciudad

En este espacio de la ciudad la distribución de losedificios es diferente, pues se encuentran alineadosen un eje Este-oeste. En general son de menoresdimensiones que los del sector alto pero destacaentre todos la Pirámide del Anfiteatro, justamentepor estar conectada a la plaza circular hundida másgrande de la ciudad. Esta pirámide constituye uncomplejo amurallado con varios componentes ar-quitectónicos en su interior. Está presidida por unaplataforma que contiene una serie de cubículos odepósitos alineados en dos hileras a ambos lados.Le sigue la plaza con graderías en la mitad supe-rior, que contiene dos escalinatas y paredes ador-nadas con nichitos. La versión más antigua de estaplaza muestra una impresionante escalinata por lacual se accedía a ella, que fue construida antes deque se anexara la plataforma. En el lado oeste dela plaza se recuperó un conjunto de 32 flautas. Acontinuación viene la pirámide con su atrio esca-lonado en el cual se puede observar la serie defogones construidos a través del tiempo y dondedebieron realizarse los rituales más prominentes yexclusivos de la ciudad. En el lado Este y dentrodel perímetro de este complejo se hallan el altarcircular, asimismo amurallado, lo que sugiere suprivacidad, con fogón y conductos de ventilaciónsubterráneos y una extensa residencia compuestade espaciosos recintos, que se conectaba a la pirá-mide.

Otras construcciones excavadas en la mitad bajade la ciudad son:

• El Templo de la Banqueta, con su pequeño atriocon fogones centrales, delimitado por una ban-queta y sus varios componentes, la antesala, re-

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cintos de la plataforma superior y patio poste-rior.

• El conjunto de viviendas de quincha, de meno-res dimensiones pero también cercado por unamuralla de piedra.

• La Pirámide Amurallada con su maciza plata-forma de piedra que la circundaba.

Actividades económicas de los pobladores deSupe

La población de Supe, asentada en centros urba-nos, tanto en el litoral como en el valle, cerca deuno de los mares más ricos del planeta y en unazona favorecida por los humedales y la disponi-bilidad de tierras llanas de fácil riego con aguasprovenientes de manantiales o puquios, había de-sarrollado una economía productiva, internamen-te complementaria, agrícola-pesquera. Los agri-cultores producían algodón (destinado a la con-fección de redes y ropa), mates y productos ali-menticios como frijol, calabaza, zapallo, camote,pacae, guayaba, etc; los pescadores extraíananchovetas y sardinas, que secaban en grandescantidades, además de machas, choros, entreotros. El intenso intercambio interno entre am-bos grupos de centros especializados generó unaesfera económica supracomunal y excedentes enescala mayor.

Al intercambio interno se adicionó un intercam-bio externo, extendido a otras áreas costeras y alas regiones de sierra y selva del área norcentral, dedonde adquirieron bienes como madera, caraco-les, plantas medicinales, etc. La conexión alcanzó agrupos de lugares distantes, como la costa del ex-tremo norte del país o del actual Ecuador, para laadquisición del preciado Spondylus, con el cual ma-nufacturaron objetos de valor simbólico.Interacción favorecida por la ubicación estratégi-ca del valle de Supe.

Aquellas y estas condiciones favorecieron la for-mación de clases sociales y le permitieron a la so-ciedad de Supe captar en su beneficio los exce-dentes producidos en el área, así como fortalecersu proceso de integración política, bajo la formade un gobierno estatal.

Formación del Estado

Los 18 asentamientos o «pachacas» identificadosen el valle de Supe albergaron estructuras públicasde varios tipos, construcciones residenciales decarácter doméstico, talleres, etc. Si consideramosla información recogida en el siglo XVI de pobla-dores del área que mostraban un patrón de asen-tamiento parecido, se podría plantear que los deSupe habrían sido multifuncionales, autosuficientesen la producción económica, tendrían su propiogobierno, conducido por el denominado principal,así como sus dioses y prácticas religiosas en losque sustentaban su identidad.

Con la formación de estratos sociales jerarquizadosy del gobierno estatal se definiría un sistema decentros urbanos diferenciados, entre los cualesdestacaban los ubicados en la zona capital de Caral.Se construyeron plazas circulares de función pú-blica y se invirtió una ingente fuerza de trabajo enlas construcciones monumentales.

El trabajo de los principales (conductores depachacas), especialistas, sacerdotes, gestores de lasactividades agro-pesqueras, arquitectos, etc., sólofue posible por los servicios que prestaban a lasociedad y a cambio de los cuales recibían de lapoblación una parte de los bienes que producían yla prestación de trabajo. La autoridad y el ejerciciodel poder de este sector de la población fueacrecentándose con el tiempo, como lo atestiguanlos dieciocho asentamientos identificados en el vallede Supe, que comparten algunas edificacionesmonumentales y el estilo arquitectónico; así comola fuerte influencia, y quizás control, ejercida sobreasentamientos similares, ubicados en los valles ve-cinos, de Pativilca y Fortaleza. Incluso el sitio LaGalgada, en el valle del Tablachaca, en la cuencadel río Santa, podría haber constituido un impor-tante bastión para el intercambio con poblacionesde la sierra norte, relacionado con el Estado deSupe, como se infiere de la existencia de una seriede componentes y rasgos arquitectónicos compar-tidos.

Una clase social dominante ejerció el poder sobretodas las comunidades o «pachacas», asentadas encentros urbanos y su influencia se extendió al áreanorcentral durante el Arcaico Tardío. Se había for-mado un gobierno estatal por primera vez en la

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historia peruana. Sin embargo, el modelo estatal y laideología que lo sustentaba trascenderían más alláde ese espacio y tiempo (Shady et al., 2000: 13-48).

El rol de la religión

Para algunos se requiere constatar que hubo un ejér-cito o fuerza militar para probar la existencia de laforma política estatal. Pero en los inicios de la for-mación estatal tal control de la población no fuenecesario. La religión era el instrumento de coer-ción de la población y de gran efectividad.

La ideología prestigiada por el Estado supanohabría actuado como el nexo de cohesión másimportante de los grupos sociales que se encon-traban bajo la dominación del gobierno centrali-zado. Los dioses, posiblemente presididos porHuari, como lo indican documentos sobre el área,les habrían enseñado a preparar sus chacras, trazarsus canales, sembrar las plantas y construir sus hi-tos. Al sol, al agua y a la tierra había que rendircultos propiciatorios y cumplir con el calendariode ceremonias y ritos. La religión se convirtió asíen la fuerza principal de dominación ejercida porel Estado. Todas las actividades realizadas en Caralestán de una u otra forma relacionadas con cere-monias, rituales y sacrificios.

La música y su importancia en la sociedad deCaral

Un conjunto de 32 flautas, elaborado en huesosde cóndor y pelícano, recuperado en una esquinadel Anfiteatro, evidencia una elaborada prácticamusical y la participación de esta relevante ex-presión artística en las actividades públicas de lasociedad de Supe. Las flautas están decoradascon diseños incisos y pintadas con figuras demonos, serpientes, cóndores, águilas e imágeneshumanas.

Otro conjunto de 38 instrumentos, probablementecornetas, manufacturado con huesos de camélidosy venados, recientemente recuperado de otro sec-tor de la Pirámide del Anfiteatro, confirma la prác-tica musical colectiva de la sociedad de Caral-Supe,tradición artística que formaría parte de la herenciacultural andina de todos los tiempos.

Figurinas humanas

Extraordinarias figuras humanas, elaboradas en ar-cilla no cocida, que debieron ser manufacturadaspara rituales de propiciación o fertilidad, han sidorecuperadas de varias estructuras monumentales yen contextos ceremoniales.

Adornos personales

Los pobladores de Caral elaboraron cuentas dehueso, concha, piedras semipreciosas, para el arre-glo personal de vivos y muertos. Se ha encontradoen Caral un taller de elaboración de algunos de es-tos materiales. Materia prima como el Spondylus eratransportada desde aguas tropicales ecuatorianas.

Importancia del algodón y los textiles

Se manufacturaron textiles de algodón, elaboradoscon agujas de hueso, en variados diseños estructu-rales y en distintos colores naturales, ya sea para fi-nes domésticos, comerciales o rituales. Como ofren-da a los dioses frecuentemente se incineraban teji-dos, costumbre que persistiría a través de la historiaprehispánica del Perú. Cabe señalar, asimismo, laabundante cantidad de semillas y motas de algo-dón recuperadas de algunos recintos de la ciudad.

Instrumentos de trabajo

Tallaron instrumentos de piedra para las activida-des agrícolas, la tala en los bosques, la cacería; parala adquisición de materia prima de mayor dureza;y para la manufactura de objetos.

Elaboraron cestos y bolsas de fibra vegetal (shicras),mayormente utilizadas para el transporte y depó-sito de piedras en los rellenos constructivos o parael enterramiento de los muertos. Se encuentran tam-bién artefactos de hueso para uso diverso: agujas,inhaladores, adornos, etc.

La vida cotidiana

En los pueblos ubicados en los conos de deyec-ción y sobre las terrazas aluviales de los valles de

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Supe, Pativilca y Fortaleza se encontraban conjun-tos de viviendas elaboradas con quincha y pinta-das de color blanco, amarillo, rojo, distribuidas entorno a plazas y presididas por los templos y lascasas de los gobernantes o principales.

En el valle los campesinos limpiaban acequias y cui-daban sus cultivos de zapallo, frijol, calabaza, algo-dón, camote, mate y en días festivos cazaban en losbosques y montes. A sus autoridades les entregabanparte de sus cosechas y les prestaban servicios cuan-do eran convocados a trabajos colectivos

En el litoral, los pescadores vivían también enasentamientos amplios y ordenados, bajo la auto-ridad correspondiente. Preparaban las extensasredes para salir al mar en sus embarcaciones, seca-ban pescado para el intercambio y aprovechabande los recursos vegetales y animales de los panta-nos. Al igual que los campesinos entregaban partede los recursos extraídos y estaban al servicio desus principales.

Por los caminos transversales de la costa, sierra yselva, los comerciantes costeños transitaban car-gados de algodón, pescado y moluscos; y volvíancon maderos, hierbas, semillas, pigmentos y cara-coles, que hacían circular a su vez por losasentamientos costeños.

En ciudades como Caral, los intelectuales reflexio-naban sobre las ocurrencias de cada día en el con-texto de su ideología, cotejaban sus datosastronómicos y marcaban los calendarios para ajus-tar las actividades del pueblo; los encargados delas ceremonias dirigían los actos y rituales públi-cos, preparaban los trabajos colectivos y adminis-traban los bienes recaudados; los comerciantesorganizaban nuevos intercambios y los artesanostrabajaban con los materiales que transformabanen objetos.

La sociedad y cultura de Supe llevaban una vidapolítica, social, económica, religiosa, diferente a lade las poblaciones de otras áreas del Perú que con-tinuaban con un patrón de vida transhumante osedentario, en pequeñas agupaciones, dirigidas porel pariente más viejo o de mayor prestigio de lacomunidad.

Conclusiones

Las evidencias de Caral permiten plantear que lasociedad de Supe tuvo una organización con ran-gos sociales estratificados, un gobierno estatal delvalle y, posiblemente, de los valles vecinos de lacosta norcentral; y que logró significativos avancesen el conocimiento científico, tecnológico y artísti-co. Veintiocho fechados radiocarbónicos han con-firmado su antigüedad como la ciudad más anti-gua del Perú y América.

Desde la perspectiva cultural, Caral está llamado aconvertirse en uno de los más importantes instru-mentos para mejorar la autoestima de los perua-nos y a constituirse en el símbolo más destacadode la identidad nacional, por ser la primera civili-zación y el modelo de organización sociopolíticaque desarrollarán otras sociedades en períodosposteriores en el territorio del Perú.

En el aspecto económico, la puesta en valor deCaral, a través de acciones de investigación, con-solidación y restauración de sus imponentes cons-trucciones monumentales, lo convertirá en un des-tino turístico de primer orden a nivel nacional einternacional, y en una fuente de ingresos impor-tantes para mejorar las condiciones de vida de laspoblaciones de la localidad y del país en general.Por lo cultural y lo económico, el invertir en Caralno es un gasto; es contribuir al desarrollo del País.

Referencias bibliográficas

Burger, Richard y Lucy Salazar-Burger1980 «Ritual and Religion al Huaricoto». En Archaeology33(6), pp. 26-32.

1985 «The Early Ceremonial Center of Huaricoto».En Early Ceremonial Architecture in the Andes editado porC. Donnan, pp. 111-138. Dumbarton Oaks ResearchLibrary and Collection, Washington D. C.

Shady, Ruth, C. Dolorier, F. Montesinos y L. Casas2000 «Los orígenes de la civilización en el Perú: el áreanorcentral y el valle de Supe durante el Arcaico Tardío».En Arqueología y Sociedad, N° 13, Museo de Arqueologíay Antropología, UNMSM, Lima, pp. 13-48.

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1. Caral-Supe es el sitio arqueológico más repre-sentativo de la etapa de los orígenes de la civiliza-ción del Perú.

2. Las excavaciones efectuadas y los contextos re-cuperados, que revelan la extensión y la compleji-dad del asentamiento de Caral, refrendados por28 fechados radiocarbónicos, permiten ubicar aéste como el asentamiento urbano más antiguodel continente americano.

3. A diferencia de los otros cuatro focoscivilizatorios, reconocidos en el Viejo Mundo, queintercambiaron entre sí bienes y experienciasadaptativas, y pudieron beneficiarse de los avan-ces del conjunto, la sociedad de Caral-Supe no sólose desenvolvió en aislamiento de aquéllos sino tam-bién del mesoamericano, el otro foco civilizatoriode América, por haber adelantado su desarrolloen, por lo menos, 1500 años.

4. Caral y los otros 17 sitios arqueológicos identi-ficados en el valle de Supe muestran un patrón deasentamiento recurrente, marcado por la asocia-ción entre la edificación pública, la plaza circularhundida y las unidades de vivienda. Si bien la ma-yor concentración de asentamientos se da en elvalle de Supe, este patrón se repite en los valles dePativilca y Fortaleza, donde sin embargo losasentamientos no alcanzaron a competir en canti-dad, extensión o monumentalidad con los de Supe.Conforme se aleja del área “nuclear” es tambiénmenor la representatividad de este patrón, quemuestra una distribución continua hasta el valle delSanta y sus afluentes en el norte y el valle de Chancay

por el sur, con las particularidades derivadas delas influencias culturales respectivas.

5. Los asentamientos del valle de Supe evidenciandiferencias en cuanto a extensión y cantidad de losedificios públicos y las unidades de vivienda. Es-tos rasgos permiten ordenarlos en varias catego-rías, las cuales sugieren un sistema jerarquizado enla organización social.

6. La distribución de las construcciones en Caralmuestra un ordenamiento y diseño urbano, pre-viamente planificados, que revelan la estructuraorganizativa andina mantenida hasta períodos tar-díos, una mitad alta, donde se concentraron losedificios principales, cuyas fachadas están dirigi-das de modo concertado a un espacio central abier-to, y una mitad baja con edificios de menor tama-ño y volumen, alineados en relación con la mitadalta. En ésta, sin embargo, se construyó la plazacircular más grande de la ciudad, que estuvo aso-ciada a dos conjuntos de instrumentos musicales.Se hace evidente la diferencia entre los edificiosconstruidos en las dos mitades y su significaciónsocial y simbólica, que esperamos esclarecer.

7. La integración de los asentamientos que com-parten una serie de rasgos, en Supe y en los vallesvecinos, así como el ordenamiento concertado delos edificios en Caral y las distinciones entre éstosy sus contenidos ponen en evidencia la unidad derasgos pero al mismo tiempo la variabilidad enesa unidad. Estos indicadores permiten plantearque los habitantes del área norcentral, y del vallede Supe en particular, estuvieron organizados bajo

ConclusionesConclusionesConclusionesConclusionesConclusiones

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un gobierno centralizado, que impuso determina-da normas de conducta social pero también queestatuyó diferencias sociales jerarquizadas.

8. Los avances tecnológicos alcanzados en el áreanorcentral, la producción agrícola organizada enlos valles interandinos y potenciada en los vallesfértiles de la costa, además con la producción dealgodón, y la extracción pesquera por redes en ellitoral, crearon las condiciones para el cambio so-cial. El valor agregado a la manufactura textil abase de algodón, y a la pesca masiva de anchovetay sardina hicieron posible no sólo la disponibili-dad de excedentes y la especialización laboral en-tre agricultores y pescadores sino que enriquecie-ron a un sector de la población a través del inter-cambio de productos. Los pobladores del valle

de Supe, ubicados en una zona estratégica para lasconexiones con valles vecinos e interregionales,lograron beneficios económicos, poder político yprestigio en el área.

9. En las condiciones económicas, sociales y polí-ticas alcanzadas por la sociedad de Supe se desa-rrollaron las ciencias, tecnologías y artes. Conoci-miento especializado, producido por un sector dela población y aplicado en las diversas actividadesde ésta, que fortaleció el poder de quienes lo ge-neraban.

10. Todas las actividades de Caral fueronimbricadas con ritos y ceremonias. La religión seconvirtió en el instrumento de control y de cohe-sión de la sociedad.

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