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La entrevista como intervencin. Parte I: El diseo de
estrategias como una cuarta directriz para el terapeuta1
KARL TOMM
Una entrevista clnica proporciona muchas ms oportunidades para actuar teraputicamente
de las que la mayora de los terapeutas advierten. Puesto que tantas de estas oportunidades
quedan fuera del conocimiento consciente del terapeuta, es til elaborar directrices que
orienten su actividad general hacia direcciones susceptibles de ser teraputicas. El grupo de
Miln define tres directrices bsicas de este tipo: generacin de hiptesis, circularidad y
neutralidad. La generacin de hiptesis es clara y fcil de aceptar. Las nociones de
circularidad y neutralidad han despertado un inters considerable pero no se entienden con la
misma facilidad. Estas directrices pueden clarificarse y operacionalizarse cuando se reformulan
como posturas conceptuales. Este proceso queda resaltado al diferenciar una cuarta directriz, el
diseo de estrategias, que supone la toma de decisiones por parte del terapeuta, incluyendo
decisiones acerca de cmo emplear estas posturas. Este artculo, el primero de una serie de
tres, explora estas cuatro directrices de La entrevista. Los otros artculos aparecern en un
nmero subsiguiente. La Parte II se centrar en cmo hacer preguntas reflexivas, una
forma de investigar dirigida a movilizar la capacidad curativa de la propia familia. La Parte III
proporcionar un esquema para analizar y escoger entre cuatro tipos principales de preguntas:
preguntas lineales, preguntas circulares, preguntas reflexivas, y preguntas estratgicas.
INTRODUCCIN
Me ha llegado a fascinar la variedad de efectos que puede tener una terapia sobre
clientes individuales o familias en el transcurso de una entrevista clnica. En una sesin
convencional, la mayora de las preguntas del terapeuta estn diseadas ostensiblemente
para ayudar a formular una evaluacin. Las propias preguntas no se consideran
habitualmente como intervenciones para ayudar a los clientes. Sin embargo, muchas preguntas
tienen efectos teraputicos sobre los miembros de la familia (directamente), a travs de las
implicaciones de las preguntas y/o (indirectamente) a travs de las respuestas verbales y no
verbales de los miembros de la familia ante ellas. Al mismo tiempo, sin embargo, algunas de
las preguntas del terapeuta pueden ser antiteraputicas.
Esto ltimo se me hizo penosamente obvio hace unos aos, mientras revisaba una cinta de
1 Reproducido con el permiso de Family Process, 'Interventive interviewing: Part. I. Strategizing as a fourth guideline for the therapist', por Karl Tomm, M.D., Vol. 26, n. 1 (mayo 1987) pp. 3-13. (Traducido por Mark Beyebach) M. Beyebach y J. L. Rodrguez-Arias (Comps.) (1988) Terapia Familiar. Lecturas I. Publicaciones Universidad Pontificia de Salamanca, pp. 37-52
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vdeo de una sesin marital. Una de mis preguntas inocentes result haber estimulado la
reaparicin de un grave conflicto marital. Sucedi durante una sesin de seguimiento en la cual
la pareja estaba hablando acerca del hecho de que no haban tenido ninguna pelea durante
varias semanas. En otras palabras, haba habido una mejora importante en el
matrimonio. Tras una animada y agradable conversacin sobre estos cambios, pregunt: De
qu problemas les gustara hablar hoy?. Tras esta pregunta aparentemente inocua, la
pareja deriv gradualmente hacia una amarga discusin acerca de quin de los dos estaba ms
necesitado de una terapia ulterior. Yo (para mis adentros) reinterpret la mejora como
transitoria e inestable y reanud mi tratamiento de sus dificultades maritales crnicas. Segu
completamente ciego al hecho de que sin darme cuenta haba desencadenado el deterioro, hasta
que un colega me lo seal en la cinta de vdeo2. En retrospectiva, la asuncin que haba tras
la pregunta, que se tenan que identificar y/o clarificar problemas antes de que pudiera actuar
teraputicamente, result ser limitadora y patognica. Limit la discusin a las reas de
insatisfaccin y sirvi para generar interacciones patolgicas. En vez de ello, podra haber
aprovechado los nuevos desarrollos y haber hecho preguntas diseadas para reforzar los
recientes cambios. Por desgracia, no vi esa opcin con claridad en ese momento.
Esta equivocacin y otras experiencias de aprendizaje ms positivas (de las que se informa
en la Parte II) me hicieron darme cuenta de que un terapeuta tiene mucha ms influencia
sobre lo que surge dentro de una sesin de lo que yo imaginaba previamente. Empec a
examinar el proceso de la entrevista en mayor profundidad y finalmente llegu a la conclusin
de que sera ms coherente y heurstico considerar toda la entrevista como una serie de
intervenciones continuas. Por tanto, empec a pensar en trminos de la entrevista como
intervencin, una perspectiva en la que se ampla el margen de oportunidades teraputicas
al considerar todo lo que hace un terapeuta durante una entrevista como una intervencin.
Esta perspectiva toma en serio el punto de vista de que es imposible para un terapeuta
interactuar con un cliente sin intervenir en la actividad de ste3. El terapeuta asume que todo
lo que dice y hace es potencialmente significativo para el resultado teraputico final. Por
ejemplo, puede que se evale cada pregunta y cada comentario respecto a si constituyen una
afirmacin o un desafo a uno o ms patrones de conducta del cliente o familia. Tal y como
qued ilustrado con el ejemplo anterior, preguntar acerca de un problema es inducir su
aparicin y afirmar su existencia. Adems, escuchar y aceptar la descripcin de un problema
es conceder poder respecto a su definicin (Mndez, C; Coddou, F. y Maturana, H.). Dentro de
esta perspectiva no se asume, a priori, que los enunciados ni las conductas no tengan
consecuencias. Ni se considera trivial la ausencia de ciertas acciones. Al no responder a
2 Sera fcil decir que la pareja no haba superado an realmente sus dificultades. Decir esto podra absolverme de toda responsabilidad por el deterioro, pero no me ayudara a convertirme en un clnico ms eficaz. Eleg conceptualizar mi decisin de hacer esa pregunta como un error, a fin de restringir conductas similares en mi trabajo futuro. 3 Los clientes estn tambin, por supuesto, interviniendo continuamente en las actividades del terapeuta. En estos artculos se alude a esta importante caracterstica del sistema teraputico pero no se elabora. Para algunas reflexiones agudas sobre este punto, vase Deissler (K. Deissler, 1986).
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determinados eventos puede que el terapeuta est, a sabiendas o sin saberlo, decepcionado
o respondiendo a ciertas expectativas de uno o ms miembros de la familia. Por ejemplo, el
no poner en duda explcitamente una afirmacin o una determinada interpretacin de una
situacin, es frecuentemente experimentado por los miembros de la familia como acuerdo, apoyo
y/o refuerzo implcitos. Por lo tanto, la entrevista como intervencin se refiere a una
orientacin en la que todo lo que un entrevistador hace y dice, y todo lo que no hace y no
dice, es considerado una intervencin que podra ser teraputica, no teraputica o
antiteraputica. Aunque esta perspectiva diluye el significado convencional del trmino
intervencin, abre la posibilidad de tomar en consideracin un enorme abanico de acciones
teraputicas.
La entrevista como intervencin tambin toma en serio el punto de vista de que el efecto
que de hecho tenga cualquier intervencin con un cliente est siempre determinado por el
cliente, no por el terapeuta. Las intenciones y acciones consiguientes del terapeuta solamente
desencadenan una respuesta; nunca la determinan. Aunque muchas intervenciones teraputicas
deliberadas tienen los efectos deseados, estos efectos nunca pueden garantizarse. Los oyentes
escuchan y experimentan slo aquello que son capaces de or y experimentar (en virtud de su
historia, estado emocional, presuposiciones, preferencias, etc.). As, puede que una pregunta
cuidadosamente preparada que un terapeuta entiende como una intervencin teraputica, no
tenga ningn impacto teraputico en absoluto. A la inversa, algo que el terapeuta no pretende
que sea una intervencin teraputica podra llegar a tener un efecto teraputico importante. Por
ejemplo, una vulgar pregunta exploratoria podra picar la curiosidad del cliente en un rea
crucial y precipitar un cambio importante en los patrones de pensamiento. De hecho, no es
infrecuente que los clientes informen de que fueron influidos significativamente por una
pregunta determinada que al terapeuta le pareca relativamente sin importancia.
Adoptar la perspectiva de la entrevista como intervencin lleva a los terapeutas a centrarse
ms en sus propias conductas dentro de las vicisitudes del sistema teraputico, y no solamente
sobre el sistema del cliente. Al considerar toda accin como una intervencin, los terapeutas
se ven obligados a prestar atencin a los efectos continuos de sus comportamientos, a fin
de distinguir las acciones que, de hecho, fueron teraputicas de las que no lo fueron.
Adems, cuando entre los miembros de la familia ocurre algo indeseable durante la entrevista,
los terapeutas son ms propensos a examinar su propia conducta como un posible
desencadenante. Con este mayor escrutinio de la interaccin entre terapeuta y cliente, la
discrepancia entre intencin teraputica y efecto sobre el cliente se hace an ms evidente. En
consecuencia, los terapeutas tienden ms a reflexionar cuidadosamente sobre todas sus
acciones antes de actuar, y no slo sobre aquellas que previamente hayan decidido definir como
intervenciones. Sin embargo, es imposible monitorizar todas las respuestas y reflexionar
conscientemente sobre los detalles de cada accin antes de actuar. La complejidad de esta
perspectiva podra volverse rpidamente totalmente inmanejable, a no ser que el terapeuta
desarrolle y ponga en prctica algunas prioridades que la organicen. Una forma de abordar
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esta complejidad es establecer directrices que, cuando se dominan, pueden adoptarse como
posturas teraputicas no conscientes que faciliten las acciones deseadas y limiten las no
deseadas.
LA NECESIDAD DE UNA CUARTA DIRECTRIZ
En su artculo original (Selvini-Palazzoli, M.; Boscolo, L.; Cecchin, G. y Prata, G., 1980),
acerca de cmo llevar una entrevista sistmica, el grupo de Miln describi tres principios para
guiar al terapeuta. Estos principios o directrices son bien conocidos hoy en da, y entrevista
circular es el trmino que se usa con frecuencia para referirse al estilo de investigacin
asociado con su aplicacin. Varios autores han empezado a describir y elaborar diversos
aspectos de este mtodo de hacer preguntas (Deissler, K., 1986; Fleuridas, C; Nelson, T. S.
y Rosenthal, D. M., 1986; Hoffmann, L., 1981; Lipchik, E. y de Shazer, S., 1986; Penn, P.,
1982; Penn, P., 1985; Tomm, K., 1984; Tomm, K., 1985; Viaro, M. y Leonardi, P., 1983).
Al final de su artculo original, el grupo de Miln planteaba una pregunta intrigante:
Puede la terapia familiar producir cambio a travs solamente del efecto neguentrpico de
nuestra forma actual de conducir la entrevista, sin necesidad de hacer una intervencin final?
(p. 12)4. Me gustara proponer una respuesta afirmativa: S, la entrevista circular por si sola
puede desencadenar, y desencadena, cambio teraputico. La base para esta respuesta afirmativa
se clarifica si se distingue una cuarta directriz, a saber, el diseo de estrategias, y se reconoce
que el 'hacer preguntas circulares es un tipo de entrevista como intervencin.
Cualquiera que haya observado a los miembros del grupo de Miln haciendo terapia sabr
que planifican con sumo cuidado todos y cada uno de sus movimientos. El proceso de generar
planes de accin, evaluarlos y decidir qu camino seguir no queda limitado a la discusin durante
la inter-sesin en la que preparan la intervencin final. Se produce a lo largo de toda la sesin.
De hecho, segn se va desarrollando la entrevista, los entrevistadores estn tomando
decisiones en todo momento. En efecto, consciente o no conscientemente, se estn planteando
interrogantes y los estn contestando. Algunos de estos interrogantes podran ser: Qu
hiptesis debera explorar ahora?; Est la familia en disposicin de hablar abiertamente de
ese tema?; Qu significara no explorar ese rea justo ahora?; Qu preguntas debera
hacer?; Qu efecto deseo producir?; Cmo debera formular la pregunta?; A quin
debera dirigirla?; Debera continuar con este tema o explorar otro?; Debera recoger
ahora la tristeza del nio, o ignorarla?; Debera ofrecerle un pauelo o debera hacer una
pregunta que podra hacer responder a oros miembros de la familia?, etc. Las respuestas a
estas preguntas surgen de la historia de socializacin como ser humano en general del
terapeuta y de su desarrollo especfico como terapeuta. El equipo detrs del espejo est tambin
4 El trmino neguentrpico tal y como lo emplea el grupo de Miln supone ordenar u organizar. Vase el artculo original (M. Selvini-Palazzoli, L. Boscolo, G. Cecchin y G. Prata, 1980), para una elucidacin de este concepto.
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evaluando activamente la actuacin del terapeuta, y si tienen sugerencias para producir un
cambio significativo en el discurrir de la entrevista interrumpen la sesin y le sacan para
conferenciar brevemente. La mayora de los observadores aceptara de buena gana que toda-la
empresa teraputica gira en torno a los juicios acerca de qu debera y qu no debera hacer
un terapeuta al interactuar con el cliente o familia.
Este proceso de toma de decisiones queda implcito, pero no se explica adecuadamente, en las
tres directrices de la entrevista que describi originalmente el grupo de Miln. De ah que
resulte apropiado describir una cuarta directriz para guiar los terapeutas a la hora de
tomar estas decisiones. El diseo de estrategias podra definirse como la actividad cognitiva del
terapeuta (o del equipo) al evaluar los efectos de acciones pasadas, construir nuevos planes
de accin, anticipar las posibles consecuencias de diversas alternativas y decidir cmo
proceder en cualquier momento dado, a fin de maximizar la utilidad teraputica.
Como directriz de la entrevista, supone elecciones intencionadas de los terapeutas acerca
de lo que deberan hacer o no hacer a fin de guiar al sistema teraputico. Al denominar esta
directriz, eleg el trmino estrategia para subrayar que los terapeutas adoptan una postura
con el compromiso definido de alcanzar algn objetivo teraputico. La forma en gerundio5 se
eligi para subrayar su naturaleza activa, es decir, es el proceso activo de mantener una red de
operaciones cognitivas que dan lugar a decisiones de accin6.
Es posible distinguir diversos niveles de diseo de estrategias. En estos artculos, me
centrar especialmente en dos de ellos: diseo de estrategias acerca de posturas
conceptuales generales a adoptar por un terapeuta, y diseo de estrategias acerca de acciones
verbales especficas a poner en juego. Las cuatro directrices de la entrevista sern presentadas
como posturas conceptuales (en la Parte I), mientras que las preguntas hechas en la sesin
ejemplificarn acciones (vase Parte II y Parte III). Estos niveles estn, por supuesto,
entrelazados, en el sentido de que es ms fcil llevar a cabo ciertas acciones cuando el terapeuta
ha asumido una postura y no otra. Por ejemplo, es ms fcil hacer una pregunta
verdaderamente exploratoria desde una postura de neutralidad, y es ms fcil hacer una
pregunta confrontadora desde una postura de diseo de estrategias. Habiendo optado por
adoptar una postura determinada, el terapeuta puede centrar su atencin sobre otros detalles,
y estar seguro de que la propia postura guiar sus acciones.
5 Se ha traducido como diseo de estrategia el trmino strategizing, estrategizando. En la traduccin se pierde este gerundio [N. del T.]. 6 La nocin de diseo de estrategias tiene mucho en comn con, pero no es equivalente a la de terapia estratgica. Esta ltima implica la adhesin a una escuela especfica de terapia, de la misma forma que terapia sistmica y terapia estructural implican una adhesin a escuelas alternativas. El diseo de estrategias implica un compromiso con el cambio teraputico intencionado en general, y como tal directriz podra aplicarse a todas las terapias. En la Parte III se discutir la intencionalidad inherente al diseo de estrategias.
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UNA REFORMULACION MENOR DE HIPTESIS, CIRCULARIDAD Y
NEUTRALIDAD
Al describir estas tres directrices como posturas conceptuales, estoy intentando sacarlas del
mbito abstracto de los principios trascendentes e introducirlas en la concrecin de la actividad
clnica, y animar a los terapeutas a aceptar una mayor responsabilidad personal por adoptarlas.
Una postura conceptual podra definirse como una constelacin duradera de operaciones cognitivas
que mantienen un punto de referencia estable, el cual apoya un patrn determinado de
pensamientos y acciones implcitamente e inhibe e impide otros. Al igual que una postura fsica,
puede que se adopte sin conocimiento consciente durante el flujo espontneo de actividad
durante una entrevista. Como alternativa, podra ser adoptada deliberadamente como forma
de preparar ciertas acciones o evitar otras. Puede que la consciencia al asumir una postura
especfica sea til cuando un terapeuta est aprendiendo a desarrollar nuevos patrones de
conducta, pero, una vez que se domina, la postura tiende a convertirse en parte del flujo de
actividad no consciente del terapeuta (de forma muy similar a como ocurre con la postura fsica
de un actor, un msico, o un atleta).
Optar por adoptar una postura de generacin de hiptesis supone aplicar deliberadamente
los recursos cognitivos propios para crear explicaciones. Se activan aquellas operaciones
cognitivas que buscan conexiones entre observaciones, datos informados, experiencia personal
y conocimientos previos, a fin de formular un mecanismo generador que podra explicar el
fenmeno que se desea entender. La exposicin que hace el grupo de Miln de la generacin
de hiptesis incluye una descripcin excelente de los elementos implicados. Animo a todos los
lectores que an no estn familiarizados con su artculo (Selvini-Palazzoli, M.; Boscolo, L.;
Cecchin, G. y Prata, G., 1980), a que lo estudien cuidadosamente. El nico punto que quisiera
subrayar aqu es la diferencia entre generacin de hiptesis circulares y generacin de hiptesis
lineales. Si nuestra postura conceptual se orienta a crear explicaciones circulares y sistmicas,
tenderemos a hacer preguntas circulares. Si nuestra postura se orienta a crear explicaciones
lineales, haremos preguntas lineales. Sin embargo, al mismo tiempo las preguntas circulares y
lineales en cuanto intervenciones son susceptibles de tener efectos bastante diferentes en la
entrevista. Las preguntas circulares tienen habitualmente un potencial teraputico mucho
mayor que las lineales (vase Parte III). Por tanto, resulta til desarrollar cierta pericia en
la adopcin de una postura de generacin de hiptesis circulares, para optimizar nuestro
impacto teraputico durante el proceso de la entrevista como intervencin.
Describir la circularidad como una postura conceptual requiere algunos comentarios previos.
Este principio, tal y como lo describiera originalmente el grupo de Miln, ha llevado a una
confusin considerable, con diversas interpretaciones acerca de lo que implica. Parece que la
confusin ha surgido al no establecerse una distincin clara entre los aspectos circulares del
sistema observado (la familia) y la circularidad del sistema observador (la unidad terapeuta-
familia). Esta distincin separa la ciberntica de primer orden (la ciberntica de los sistemas
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observados) de la ciberntica de segundo orden7 (la ciberntica de sistemas observadores) y
delimita dominios muy diferentes (a pesar de que el primero se incorpora como un componente
en el segundo). En esta discusin limitar la nocin de circularidad como directriz de la
entrevista al segundo dominio y la aplicar al feedback recursivo en el sistema teraputico
(observador). Otros aspectos de la definicin original se incluyen en otras directrices. Por
ejemplo, las descripciones cibernticas de primer orden referentes a la reciprocidad en las
diferencias y a patrones circulares entre miembros de la familia son consideradas parte de
la generacin de hiptesis circulares. Las decisiones respecto a qu tipo de preguntas hacer,
como por ejemplo preguntas tridicas para revelar los patrones circulares de la familia, se
incluyen en la nueva directriz del diseo de estrategias.
Dada esta reformulacin, la circularidad se refiere al acoplamiento estructural dinmico entre
terapeuta y familia, que permite al terapeuta establecer distinciones acerca de sta. En cuanto
postura conceptual, supone una sensibilidad aguda por parte de los terapeutas haca los
matices en sus propias respuestas sensoriales durante su interaccin recursiva con los clientes.
Incluye el reconocimiento de la discontinuidad entre intencin y efecto (tal y como se
describi en la introduccin) y orienta a los terapeutas a atender a lo que ellos perciben
como la conducta de los clientes en el sistema teraputico en evolucin. Cuanto ms perspicaz
sea la observacin, ms pueden afinarse las respuestas teraputicas para ajustarse a las
respuestas de la familia y mayor ser el acoplamiento entre terapia y familia. Los
terapeutas no son de ningn modo pasivos en este proceso de observacin. De la misma
forma en que el ojo, para ver, necesita moverse de un lado a otro en un micro-nistagmus
continuo para distinguir diferencias en los patrones de luz que inciden sobre la retina, as
los terapeutas deben sondear continuamente a los miembros de la familia haciendo
preguntas, parafraseando sus respuestas, y tomando nota de sus respuestas verbales y no
verbales a fin de obtener distinciones acerca de sus experiencias. De hecho, esta actividad
por parte de los terapeutas es la principal razn por la que esta directriz se denomina
circularidad y no simplemente observacin. El movimiento continuo por parte del terapeuta
en relacin con los movimientos del cliente o familia es esencial si los terapeutas han de afinar
ms en su acoplamiento estructural con ellos en el sistema teraputico. Es la naturaleza de
este acoplamiento la que proporciona la base para todas las dems operaciones cognitivas
en el transcurso de la terapia8.
Al igual que sucede con la generacin de hiptesis, hay variaciones en la postura de
circularidad. Hay dos formas diferentes, que se podran calificar como circularidad basada en el
afecto y circularidad basada en la obligacin. La primera se basa en el amor humano
natural, la segunda, en la coercin. Llevan a modos diferentes de estar acoplado
estructuralmente en el sistema teraputico. Adoptar una postura afectiva es atender
7 Heinz von Foerster (Foerster H. von, 1981) ha sido una figura central en la elaboracin de esta distincin. Para una excelente revisin histrica, vase Keeney (Keeney, B. P., 1983). 8 Para una fundamentacin terica referente a la naturaleza de la cognicin sobre la que se ha elaborado esta perspectiva de la circularidad, vase Maturana y Vrela (Maturana, H. R. y Vrela, F. J., 1980).
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selectivamente a aquellas diferencias en las respuestas del o de los clientes que ofrecen al
terapeuta la oportunidad de apoyar verdaderamente su crecimiento y desarrollo autnomos.
Por otra parte, adoptar una postura de circularidad por necesidad, tal vez porque el
terapeuta se da cuenta de que debe obrar as a fin de ser un buen clnico, es atender
selectivamente a aquellas respuestas del o de los clientes que proporcionan aperturas para
que el terapeuta sea teraputicamente eficaz. Aunque puede que estas variaciones en la
circularidad no sean siempre mutuamente excluyentes, la postura que el terapeuta adopte
como prioridad influir significativamente en la direccin y el tono de la entrevista. Puede que
el cliente o los clientes experimente(n) por una parte una comprensin afectuosa y sensible
y, por otra, un escrutinio insensible y penetrante.
La neutralidad como principio rector de la entrevista es una nocin difcil de entender
puesto que, en rigor, es fsica y lgicamente imposible permanecer absolutamente neutral. En
el momento en que se acta, no se est siendo neutral respecto a esa accin especfica; la
conducta se afirma a s misma. As, la manifestacin conductual ms clara de la neutralidad
podra ser no actuar. Sin embargo, en situaciones en las que se espera accin, no actuar
puede ser interpretado como una accin definitiva; es antittico respecto a la necesidad de
accin que impone la circularidad. En la prctica real, el terapeuta s acta (guiado por las
otras directrices) pero se esfuerza por equilibrar los movimientos de forma que el resultado
neto sea mantener una postura global de neutralidad. Por tanto, el tiempo es un componente
importante de esta postura. El terapeuta participa en una danza en marcha con el cliente o la
familia y mantiene un cuidadoso equilibrio en relacin con los diversos deseos de los miembros
de la familia (de forma muy similar a los movimientos continuos del equilibrista sobre la
cuerda para mantener el equilibrio en relacin con la gravedad). La dificultad lgica se refiere
al nivel de significados y valores, donde un terapeuta o adopta una cierta posicin respecto
a un tema o no la adopta. No adoptar una posicin es adoptar la posicin de adoptar ninguna,
es decir, no comprometerse, decidir no decidir, o ser deliberadamente ambiguo. Ni la
sntesis de ambos/y escapa al dilema. La sntesis es el comienzo de una nueva dicotoma:
ambos/y versus o/o. El problema de establecer distinciones es inherente al lenguaje, al que no
podemos escapar. Respecto a los significados y valores, a lo que se acerca la neutralidad es a
la adopcin de la posicin de permanecer evasivo.
Pese a estas dificultades, la neutralidad es una directriz extremadamente importante en la
terapia sistemtica. Ser neutral en una entrevista es adoptar una postura en la que el
terapeuta acepta todo tal y como est ocurriendo en el presente, y evita cualquier ataque a,
o rechazo de, cualquier cosa que el cliente o los clientes diga(n) o haga(n). El terapeuta se
mantiene abierto a cualquier cosa que suceda, y se desliza a favor de la corriente de actividad
espontnea, no en contra de ella. Al mismo tiempo, sin embargo, el terapeuta evita ser
arrastrado a adoptar una posicin que est en contra o a favor de cualquier persona o tema.
Adems, el terapeuta sigue abierto a reconsiderar cualquier interpretacin de lo que estuviera
pasando. Al liberarse de toda atadura a sus propias percepciones e intenciones, la neutralidad del
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terapeuta asegura una mayor flexibilidad en la conducta global de intervencin. Hay ms
espacio para que los aspectos intuitivos y no conscientes de la cognicin emerjan y se vuelvan
activos en el proceso teraputico. En la neutralidad, el terapeuta no afirma saber lo que es
exacto o verdadero, lo que es til o intil, sino que coloca la objetividad entre parntesis9. Por
ejemplo, cuando un marido se queja de que su mujer no es razonable con un hijo, el
terapeuta escucha y acepta la queja del marido en cuanto accin suya en el presente, y
luego escucha y acepta lo que tiene que decir la mujer. El terapeuta no se muestra de
acuerdo o en desacuerdo con los puntos de vista del marido o de la mujer, es decir, evita
tornar partido por alguno de los dos. Ni tampoco insiste en que la afirmacin del marido sea,
de hecho, una queja. Al desprenderse de cualquier atadura a una percepcin de este tipo,
aumentan las posibilidades de que surjan otras percepciones intuitivas. Por ejemplo, la
afirmacin del marido podra construir una splica a la mujer para que le acepte ms. Pero
si el terapeuta se hubiera comprometido con la interpretacin en trminos de queja, no se
hubiera tenido en cuenta la posibilidad de que fuera una splica. Puede que durante el
transcurso de la entrevista el terapeuta elija o no indicar una falta de acuerdo o desacuerdo
(por ejemplo, con el contenido o intencin de la afirmacin del marido) en forma de
pregunta o comentario, pero esta decisin tiene que ver con el diseo de estrategias. La
neutralidad en cuanto tal se limita a una postura conceptual en la que el terapeuta se dedica a
experimentar el presente tan de lleno como le es posible y a aceptar como necesario e
inevitable todo lo que ocurre, incluyendo sus propias interpretaciones y las de la familia.
Es posible diferenciar diversas variaciones en esta postura. La neutralidad indiferente, la
forma ms pura, supone una postura en la que el terapeuta atiende a todo y acepta todo con
el mismo inters. Sin embargo, puede que al obrar de esta forma se transmita una relativa
falta de inters por los clientes en cuanto seres humanos nicos. La neutralidad positiva es ms
diferenciada. Orienta a un terapeuta a atender a los individuos en cuanto personas y a
aceptarlos como seres humanos, sean como sean. Tiende a sustentar las conductas del
terapeuta que confirman al otro y, por tanto, aumenta la compenetracin. En este sentido, la
circularidad basada en el afecto y la neutralidad positiva constituyen posturas sinergstcas que se
apoyan mutuamente. La neutralidad distante surge cuando un terapeuta adopta una
metaposicin y se mantiene un tanto alejado. La neutralidad estratgica implica deslizarse hacia
el diseo de estrategias, hacia la utilizacin de la neutralidad como una tcnica estratgica de
cambio ms que como una postura de aceptacin. Por ejemplo, cuando el terapeuta percibe
que la familia est organizada con un solo portavoz, el mantenerse deliberadamente neutral
respecto a las personas igualando la duracin de las intervenciones refleja una decisin nacida
del diseo de estrategias.
9 En su trabajo terico sobre la cognicin, Maturana establece la importante distincin entre objetividad y objetividad entre parntesis. Esta ltima supone el reconocimiento de que un objeto, evento, idea, creencia, etc., es una distincin hecha por un observador. Puede haber tantas distinciones diferentes pero vlidas como observadores haya para hacerlas; y cualquier observador individual puede distinguir tantos objetos o fenmenos como permita la coherencia en sus operaciones cognitiva.
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En esencia, sin embargo, la neutralidad contrasta marcadamente con el diseo de
estrategias. Mientras que la neutralidad se basa en la aceptacin de lo que es, el diseo
de estrategias se basa en un compromiso con lo que debera ser. Inclinarse demasiado en
cualquiera de las dos direcciones puede obstruir el potencial de un terapeuta. Si un terapeuta
adopta demasiada neutralidad, y se limita a aceptar las cosas tal y como son, termina
dejando de hacer terapia. Por lo tanto, este riesgo es auto-limitador. Por otra parte, si un
terapeuta recurre demasiado al diseo de estrategias, se vuelve demasiado intencional, puede
que se vuelva ciego o violento. En sus escritos sobre la mente, Bateson (Bateson, G., 1972 y
1979) nos previene acerca de la ceguera y falta de sabidura inherentes a un exceso de
intencin. A no ser que los terapeutas sean capaces de adoptar cierto grado de neutralidad, no
sern capaces de ver la otra parte de un tema. Adems, los terapeutas que estn demasiado
implicados con sus propias ideas y valores acerca de las soluciones correctas pueden
fcilmente volverse violentos e imponerlas a un cliente o a una familia resistentes. Cuando
esto ocurre, los medios estratgicos derrotan a los fines teraputicos, y se impone claramente
una mayor neutralidad. Por fortuna, un compromiso estratgico con la neutralidad como postura
por derecho propio, es decir, el no ser tan propositivo, puede ayudar a reducir la ceguera y la
violencia potencial de un exceso de intencionalidad.
Puede que un breve ejemplo clnico ayude a ilustrar las consecuencias de la neutralidad.
Al entrevistar a un hombre que haba tenido una relacin incestuosa con su hijastra, me di
cuenta de que yo estaba cada vez ms frustrado por su negativa a reconocer su responsabilidad
por lo que haba hecho. Intentaba hacerle aceptar la responsabilidad personal como un primer
paso hacia un compromiso por cambiar sus patrones de comportamiento. Me daba cuenta de que
no estaba siendo lo suficientemente neutral pero, al resultarme repulsiva su conducta, me v
incapaz de cambiar mi postura. Cuando mi frustracin alcanzaba casi el punto de la ira, me
excus y sal de la sala de terapia. Una vez en el vestbulo, pude concentrarme en intentar
recuperar una postura neutral. Fui capaz de volver a una postura emocional y conceptual de
neutralidad desatollando algunas hiptesis circulares acerca de cmo ciertas actividades de
su mujer y de su hijastra (as como tambin algunos recuerdos de su infancia) participaban
en un patrn sistmico que inclua su conducta incestuosa. Cuando volv y reanud la
entrevista, l empez a responder a mi cambio (de forma y de tono) volvindose cada vez
ms abierto. Slo en ese momento pude empezar a darme cuenta de que l estaba mucho
ms frustrado consigo mismo de lo que estaba yo con l. De hecho, estaba enfadado consigo
mismo hasta el punto de convertirse en suicida por lo que haba hecho. Pas entonces a
trabajar con estos sentimientos y a ayudarle a modificar algunas de sus ideas y conductas
inapropiadas. As, el dar prioridad a la postura de neutralidad result ser muy teraputico en
este caso.
Es razonable preguntarse si es posible adoptar a la vez posturas de diseo de
estrategias y de neutralidad? A fin de cuentas constituyen posiciones contradictorias en muchos
sentidos. Por fortuna, el sistema nervioso humano es lo suficientemente complejo como para que
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podamos operar simultneamente a mltiples niveles conceptuales y dentro de dominios
diferentes. As a un nivel podemos disear estrategias acerca de la necesidad de mantener
la neutralidad, a otro, adoptar esta postura relacional, y a la vez, en otro terreno, estar
haciendo preguntas a partir de hiptesis circulares y ajustamos a la sensibilidad del cliente
en la circularidad. De hecho, al llevar la terapia es probable que la mayor parte del tiempo
estemos empleando no conscientemente aspectos de todas las posturas.
DISEO DE ESTRATEGIAS ACERCA DE LAS POSTURAS CONCEPTUALES
Como se ha sealado ms arriba, puede que la directriz del diseo de estrategias se aplique
a diversos niveles. De hecho, podra dirigir todo el espectro de actividades perceptivas,
conceptuales y ejecutivas del terapeuta. De esta manera, el inherente compromiso con el
cambio teraputico podra permear todo el proceso de la entrevista, descendiendo incluso
hasta el nivel de las conductas no verbales y paraverbales, tales como movimientos de
manos y piernas, orientacin corporal, direccin de la mirada, tono de voz, cadencia de la
intervencin, etc. Sin embargo, lo que sera extremadamente importante incluir, sera el
disear 'estrategias acerca de nuestro propio diseo de estrategias. Ya se ha aludido ms
arriba a esto, que requiere generar hiptesis acerca de los desarrollos que' se producen en el
sistema teraputico. Necesitamos seguir sabiendo si nuestras decisiones de actuar
teraputicamente estn, de hecho, siendo teraputicas o no en cualquier momento dado. Por
ejemplo, yo necesitaba reconocer que mi decisin anterior de animar, persuadir, empujar e
incluso forzar al padre inclinado al incesto a que reconociera explcitamente su
responsabilidad estaba limitando mi capacidad teraputica, ya que puede que de otra
forma no hubiera abandonado ese curso de accin y hubiera perdido el caso del todo. En
otras ocasiones me ha resultado til intentar ayudar no ayudando (Tomm, K.;
Lannamann, J. y McNamee, S., 1983). Los terapeutas son ms susceptibles de desarrollar
esta capacidad de disear estrategias acerca del diseo de estrategias si deciden optar por
una postura de diseo personal de estrategias, con lo que me refiero a que decidan
tomar toda la responsabilidad personal por sus decisiones y acciones. Esta postura podra
contraponerse con el diseo proyectivo de estrategias, en el que se toman las decisiones
porque el terapeuta fue forzado a o no tena eleccin a consecuencia de factores
externos (por ejemplo, la situacin real o las reglas correctas de tratamiento).
Personalizar las propias decisiones es una manera de mantener una mayor flexibilidad y
libertad de movimientos en el diseo de estrategias. Es decir, siempre resulta ms fcil
cambiar las decisiones e interpretaciones propias que cambiar una situacin
determinada externamente.
Otra dimensin importante del diseo de estrategias es el tamao de la unidad de
actividad acerca de la cual el terapeuta disea estrategias. Obviamente esto se relaciona
con el nivel del foco estratgico (eleccin de un movimiento no verbal especfico, tipo de
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pregunta a hacer, tcnica teraputica general a emplear, postura conceptual a adoptar, etc.),
pero no est determinada exclusivamente por el nivel. Por ejemplo, si el terapeuta est
diseando estrategias al nivel de tcnicas o estrategias teraputicas especficas, podra
formular una pregunta determinada para superar un aparente impasse, o podra disear
estrategias acerca de toda una secuencia de preguntas que podran ocupar una parte
importante de la entrevista. Est ms all del objeto de este artculo el discutir la forma
en que la postura de diseo de estrategias apoya la implementacin de tcnicas concretas
de tratamiento. Mi principal propsito aqu es introducir la nocin de diseo de
estrategias como una fundamentacin de la entrevista como intervencin.
Una tarea al adoptar esta perspectiva acerca de la entrevista sera disear estrategias
respecto al desarrollo de la habilidad de mantener una constelacin de posturas conceptuales
cuidadosamente afinadas, de modo que resulte probable que las respuestas espontneas en
cualquier momento dado sean teraputicas. Para hacer esto de forma deliberada y consciente, el
terapeuta tendra que examinar crticamente cules son sus inclinaciones actuales
(preferentemente con la ayuda de un supervisor o colega) y decidir la modificacin y/o el
refuerzo de reas especficas. Por ejemplo, si alguien decidiera mejorar su habilidad en la
generacin de hiptesis circulares, podra unirse a un equipo clnico que practicase la
tormenta de ideas sistmicas. Sin embargo, si alguien quisiera desarrollar una pericia
sustancial en esta rea (especialmente tras una historia de prolongada inmersin en una cultura
dispuesta hacia el pensamiento lineal), tendra que desarrollar un estudio terico considerable
y someterse a auto-exploracin y quizs a algunas experiencias personales correctoras. A
medida que se desarrollan la pericia y la seguridad en el mantenimiento de una cierta
postura, se produce un cambio natural de foco desde las decisiones acerca de la postura a sus
productos conductuales, es decir, a las preguntas y secuencias especficas y a la actividad no-
verbal que se derivan de ella.
Una segunda tarea sera organizar una direccin heurstica para el flujo de la conciencia
del terapeuta. Por ejemplo, una secuencia lgica para la localizacin de la atencin sera
examinar los resultados de la circularidad, luego los de la generacin de hiptesis, luego los del
diseo de estrategias, despus los de la neutralidad, y vuelta a la circularidad. En otras
palabras, los terapeutas pueden empezar estableciendo distinciones acerca de la familia en las
interacciones recursivas de la circularidad y llevar estas observaciones a la generacin de
hiptesis. Habiendo desarrollado una hiptesis de algn tipo (incluyendo posiblemente la
hiptesis de que lo que an le falta a uno es una hiptesis clara sobre la familia), topan algunas
decisiones estratgicas acerca de por dnde seguir (por ejemplo, elicitar primero ms
informacin) y cmo hacerlo (tal vez explorar cmo decidieron ir a terapia). Estas decisiones
se convierten en la base para acciones intencionadas (como por ejemplo preguntar acerca de la
iniciativa para la derivacin). Habiendo intervenido, se vuelve (conceptual y conductualmente) a
una posicin de neutralidad para aceptar lo que ocurra. Se observa a la familia fijndose en las
diferencias en sus respuestas (puede que el padre interrumpa a la madre para sealar que
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les envi el pediatra) y empieza un nuevo crculo. Las nuevas observaciones se incluyen en el
proceso continuo de generacin de hiptesis, y, en base a la hiptesis modificada (por ejemplo,
el marido est minimizando la iniciativa de la familia al pedir ayuda), el terapeuta comienza
una vez ms a desarrollar estrategias acerca de qu hacer (Debera preguntar a la mujer
quin tuvo la idea primero, y est ms interesado por la terapia, o debera respetar el punto de
vista del marido y preguntar por la opinin del pediatra?). As, mientras tiene lugar la
entrevista, puede que el terapeuta atienda a los resultados de la circularidad, la generacin de
hiptesis, el diseo de estrategias, la neutralidad y la circularidad en un circuito recursivo
paralelo al mtodo cientfico. La aplicacin disciplinada de este patrn recursivo de pensamiento y
accin aumentara probablemente de forma significativa la efectividad teraputica de la
entrevista como intervencin.
Otra tarea sera desarrollar una sensibilidad especial hacia las seales en el sistema
teraputico que sugieran que est indicado un cambio importante de postura. Por ejemplo,
cuando la atmsfera en la entrevista se ha vuelto rgida o es de oposicin, es probable que el
terapeuta se est inclinando demasiado hacia el diseo de estrategias. Puede que el o los
clientes est(n) sintiendo que el terapeuta es muy crtico o que le(s) est exigiendo demasiado
cambio. Esto debera ser una indicacin para que el terapeuta cambie de postura y se
vuelva ms neutral. Por otra parte, si la sesin parece ms bien insulsa o aburrida,
probablemente se necesite un diseo ms vigoroso de estrategias. Cuando una entrevista
parece carecer de direccin, est claramente indicada una mayor generacin de hiptesis
(incluyendo hiptesis acerca del sistema teraputico). Si el terapeuta parece tener hiptesis
claras, pero la sesin no parece muy fructfera, se puede prestar una atencin ms afinada a lo
que los clientes estn haciendo y experimentando realmente, centrndose en el feedback de
la circularidad. Se necesita establecer nuevas diferencias o distinciones de las experiencias
de los miembros de la familia que puede que intervengan en las hiptesis existentes del
terapeuta. Adems de aprender a recoger estas seales y a responder a ellas, un terapeuta
debera mantenerse abierto a la reevaluacin y al perfeccionamiento intermitente de posturas
establecidas. Habitualmente se produce algn grado de desviacin inadvertida como resultado
de las intervenciones continuas de los miembros de la familia. Por ejemplo, si el terapeuta no
tiene sensibilidad para captar el engao, la circularidad basada en el afecto podra derivar
hacia la ingenuidad ante clientes con habilidad para explotar la buena intencin y la confianza
de otros. Aqu se requiere ser perceptivo a los cambios en uno mismo (as como a los cambios
en la familia y en el sistema teraputico) .Finalmente, las estrategias para movilizar, mantener y
alterar estas posturas se sumergirn en los procesos no conscientes, as como las propias
posturas conceptuales, de forma que la conciencia del terapeuta pueda flotar libremente hacia
donde ms se necesita para aumentar al mximo la efectividad clnica de la entrevista.
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La entrevista como intervencin.
Parte II: Las preguntas reflexivas como forma de posibilitar
la auto-curacin10
KARL TOMM
El hacer preguntas reflexivas es un aspecto de la entrevista como intervencin
orientado a capacitar a los clientes o familias para que generen por s mismos nuevos
patrones de cognicin y conducta. El terapeuta adopta una postura facilitadora y hace
deliberadamente aquellos tipos de preguntas que sean susceptibles de abrir nuevas
posibilidades de auto-curacin. Se postula que el mecanismo que produce en los
clientes el resultado teraputico resultante es la reflexibilidad entre niveles de
significado dentro de sus propios sistemas de creencias. Adoptando este modo de
investigar y aprovechando las oportunidades de hacer diversas preguntas reflexivas,
puede que un terapeuta sea capaz de aumentar la efectividad de sus entrevistas.
INTRODUCCIN
El principal estmulo para el trabajo que aqu se resume provino de una interesante
experiencia en Rotterdam, Holanda, en 1981. Se dio la circunstancia de que yo estaba tras un
espejo undireccional observando una sesin de terapia familiar que llevaba un terapeuta en
formacin. La familia constaba de los padres, de mediana edad, y de ocho hijos (desde la
preadolescencia hasta la adolescencia). Haban sido derivados debido a que el padre haba sido
excesivamente violento a la hora de disciplinar a los chicos mayores. Una serie de preguntas
circulares revel rpidamente que haba una divisin en las funciones parentales, adoptando
la madre el papel clido y protector y el padre el firme papel disciplinario. De hecho, los
hijos/as describan a su padre como todo un tirano. Se le consideraba una persona poco
cariosa que siempre estaba enfadada y no era razonable en sus exigencias parentales. La
conducta no-verbal de los hijos indicaba una fuerte coalicin con su madre comprensiva y que
les apoyaba. A medida que transcurra la sesin, el padre se iba volviendo cada vez ms
tenso y aislado.
10 Reproducido con el permiso de Family Process, 'Interventive interviewing: Part II Reflexive questioning as a means to enable self-healing', por Karl Tomm, M.D., Vol. 26, n. 2 (julio 1987) pp. 167-83. (Traducido por Mark Beyebach). M. Beyebach y J. L. Rodrguez-Arias (Comps.) (1988) Terapia Familiar. Lecturas I. Publicaciones Universidad Pontificia de Salamanca, pp. 53-76
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Puesto que me estaba preocupando un tanto por la tensin que se haba creado en la
sesin, interrump la entrevista y suger que el terapeuta en formacin preguntara a cada hijo:
Si le ocurriera algo a tu madre, de forma que se pusiera gravemente enferma y tuviera que
ser hospitalizada por un tiempo largo, o incluso muriera, qu pasara con la relacin entre tu
padre y el resto de los hijos?. Cuando el terapeuta en formacin reanud la entrevista e hizo
esta pregunta, el primer hijo exclam: Oh, se volvera an peor! Se volvera ms
violento!; el siguiente respondi: Pero podra vernos desde otro punto de vista, porque
tendramos que hacer que l nos ayudara con nuestros deberes; otro coment: S,
probablemente nos ayudara tambin con la cocina y la limpieza. Cuando todos los hijos haban
contestado, se estaba hablando acerca del padre en trminos afectuosos y paternales y, por
supuesto, ste se relaj y empez a participar en la discusin. La pregunta haba conseguido
su propsito y el terapeuta en formacin pas a explorar otras reas del funcionamiento
familiar.
Ms tarde, durante la discusin de la intersesin, el equipo elabor una hiptesis acerca de
la dinmica interpersonal de la familia. Haba consenso acerca de que se le echaba mucho la
culpa al padre y que estaba relativamente aislado en la familia. Esta posicin le dispona al
exceso de ira y de punitividad. Su hostilidad, a su vez, tena el efecto de unir a la madre y a
los hijos, lo que, de forma circular, disparaba las acusaciones colectivas y mantena su
aislamiento. Se desarroll una intervencin final que se centraba en romper este patrn. Adopt
la forma de una opinin paradjica que connotaba positivamente la conducta despegada y
tirnica del padre como una forma de ayudar a la madre y a los hijos a unirse ms y apoyarse
mutuamente (de momento), porque saba lo mucho que se iban a echar de menos cuando los
hijos dejaron el hogar paterno. Al or esta opinin, los hijos protestaron inmediatamente,
diciendo que su padre no era poco carioso ni tirnico. Insistieron en que era muy afectuoso y
que les resultaba de mucha ayuda! Esta respuesta de la familia constituy una sorpresa para el
equipo, especialmente despus de que el padre hubiera sido descrito de forma tan negativa
durante la parte inicial de la sesin. Tras una reflexin ulterior qued claro, sin embargo, que,
mientras que el equipo haba quedado preocupado con la informacin elicitada al comienzo de
la entrevista, los hijos haban cambiado su visin del padre durante el transcurso de la sesin.
En otras palabras, la orientacin de la familia hacia el padre haba cambiado ms que la del
equipo! Retrospectivamente, no haba, de hecho, necesidad de hacer la intervencin final11.
Cmo se haba producido este cambio en la familia? Pareca que la pregunta dirigida a los
hijos acerca de los efectos de la hipottica ausencia de la madre; haba contribuido a
interrumpir el proceso maligno de la culpabilizacin y haba permitido a los hijos sacar a la
luz una interpretacin de su padre como un progenitor que se preocupaba por ellos. Esta
11 Fue en parte gracias a este incidente que llegu por primera vez a la conclusin, tal y como se indica en la Parte I (Tomm, K., 1987) de estos artculos sobre la entrevista como intervencin, de que se poda contestar s a la pregunta planteada por el equipo de Miln: Puede la terapia familiar producir cambio a travs solamente del efecto neguentrpico de nuestra forma actual de conducir la entrevista, sin necesidad de hacer una intervencin final? (Selvini-Palazzoli, M.; Boscolo, L.; Cecchin, G. y Prata, G., 1980, p. 12).
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realidad alterada no slo permiti que la entrevista prosiguiera ms fcilmente, sino que
tambin supuso un potencial curativo para los miembros de la familia en el sentido de que les
era ms fcil explorar nuevos patrones de interaccin. Por tanto, la propia pregunta pareca
haber funcionado como una intervencin teraputica durante el proceso de entrevista. Pero,
por qu result tan teraputica esta pregunta particular? Cmo fue mediado su impacto por la
familia?
Al plantearme estas cuestiones empec a buscar otras preguntas que parecieran tener
efectos teraputicos similares. Para satisfaccin ma, fue posible identificar una gran cantidad
de ellas. De hecho, parece que la mayora de los clnicos emplean de vez en cuando estos tipos
de preguntas, aunque de diferente forma y con distintos grados de conciencia. Tras discutir con
diversos colegas la naturaleza de estas preguntas y explorar diversas posibles explicaciones,
decid llamarlas reflexivas. Result muy til dar un nombre a estas preguntas. Las
preguntas reflexivas se volvieron ms tangibles y reales para m. A continuacin empec a
emplearlas ms frecuentemente en mi prctica clnica. Con el tiempo, advert que las
intervenciones teraputicas eran introducidas en forma de preguntas reflexivas en la mayor
parte de mis sesiones. Empez a perder fuerza la necesidad de la intervencin formal al final
de la sesin. A veces pareca bastante irrelevante, ocasionalmente incluso contraindicada. Pas
a ser ms importante lo que se respiraba momento a momento durante la entrevista. Aunque
con frecuencia empleo an una intervencin final cuidadosamente preparada, ahora la considero
como slo un componente del proceso de tratamiento y no como el agente teraputico esencial,
como la consideraba antes.
UNA FUNDAMENTACION TERICA
El trmino reflexivo fue tomado del Coordinated Management of Meaning (CMM), una
teora de la comunicacin propuesta por Pearce y Cronen (Pearce, W. B. y Cronen, V. E.,
1980). En la teora CMM, la reflexividad es considerada una caracterstica inherente a las
relaciones entre significados dentro de los sistemas de creencias que guan las acciones
comunicativas. Una breve descripcin de la teora de Cronen y Pearce ayudar a explicar a qu
se refieren ellos con reflexividad, y por qu eleg ese trmino para caracterizar estas
preguntas.
La teora CMM considera la comunicacin humana un complejo proceso interactivo en el que
los significados son generados, mantenidos y/o cambiados a travs de la interaccin
recursiva entre seres humanos. Es decir, no se toma la comunicacin como un simple
proceso lineal de transmisin de mensajes de un emisor activo a un receptor pasivo; es ms
bien un proceso circular e interactivo de co-creacin por parte de los participantes implicados.
Pearce y Cronen fueron los primeros en diferenciar y describir las reglas que organizan este
proceso generativo. Se describieron dos categoras de reglas: reglas regulativas (o de accin) y
reglas constitutivas (o de significado). Las reglas regulativas determinan en qu medida deben
desempearse o evitarse conductas especficas en ciertas situaciones. Por ejemplo, una
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regla regulativa en un sistema particular de comunicacin podra especificar que cuando es
desafiada la propia integridad, es obligatorio defenderse. Las reglas constitutivas tienen que
ver con el proceso de atribucin de significado a una determinada conducta, manifestacin,
evento, relacin interpersonal, etc. Por ejemplo, una regla constitutiva podra especificar que
en el contexto de un episodio de disputa, un cumplido constituye sarcasmo u hostilidad ms
que amabilidad o respeto. La teora CMM propone que una red de estas reglas regulativas y
constitutivas gua la accin de las personas en comunicacin en cada momento.
De particular relevancia para la nocin de preguntas reflexivas es la organizacin de las
reglas constitutivas. Apoyndose en la aplicacin por parte de Bateson (Bateson, G., 1972)
de la teora de los tipos lgicos de Russell, Cronen y Pearce sugieren que los sistemas de
comunicacin en los que estn inmersos los sistemas humanos implican una jerarqua. Ellos
establecen una jerarqua idealizada de seis niveles de significado en vez de los slo dos
(niveles de informe y de mandato) que han popularizado Watzlawick, Beavin y Jackson
(Watzlawick, P.; Beavin, J. H. y Jackson, D. D., 1967) y el grupo del Mental Research
Institute (MRI). Estos seis niveles incluyen: contenido (de un enunciado), intervencin (la
emisin como un todo), episodio (es decir, todo el encuentro social), relacin interpersonal,
guin de vida (de un individuo), y patrn cultural. Adems, siguiendo a Bateson postulan
una relacin circular entre los niveles en la jerarqua (no una relacin lineal como en un
principio indicaron Russell y el primer grupo MRI). Por ejemplo, no slo la relacin (nivel de
mandato) ejerce una influencia al determinar el significado del contenido (nivel de informe)
sino que el contenido de lo que se dice influencia tambin el significado de la relacin
interpersonal. Las relaciones organizativas entre dos niveles cualesquiera de significado
contenido e intervencin, contenido y episodio, relacin y guin de vida, patrn cultural y
episodio, etc son circulares o reflexivas. El significado a cada nivel vuelve reflexivamente
para influenciar al otro. Por tanto, la jerarqua de Cronen y Pearce no es simplemente una
organizacin vertical, sino una red auto-referencial.
Cronen y Pearce pasan a describir la naturaleza de esta relacin reflexiva entre reglas
constitutivas. En cualquier momento, la influencia de un nivel de significado sobre otro, por
ejemplo, del item A en un nivel sobre el item B de un nivel ms bajo, puede parecer ms
fuerte que, viceversa, la influencia de B sobre A. En este caso, Pearce y Cronen diran que A
ejerce dentro de la jerarqua una fuerza contextual hacia abajo, de forma que A determina el
significado de B. Sin embargo, ellos sealan que mientras que la relacin entre estos niveles
puede parecer lineal y estable, respondiendo B pasivamente a la dominancia de A (como en una
jerarqua vertical), la relacin en realidad sigue siendo circular y activa. Es decir, B siempre
sigue ejerciendo sobre A una fuerza implicatva hacia arriba. La naturaleza circular de la
relacin se hace ms evidente cuando las implicaciones de B para A se hacen ms visibles. Por
ejemplo, la fuerza implicativa de B puede ser potenciada cuando se establecen conexiones entre
aspectos de B y ciertos significados a niveles ms altos que A. Adems, si la fuerza
implicativa de B aumenta su importancia, su influencia superar finalmente la fuerza contextual
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de A. Cuando esto sucede, los niveles de la jerarqua se invierten sbitamente. Entonces B se
convierte en el contexto, y lo que previamente era la fuerza implicativa haca arriba de B se
convierte ahora en la fuerza contextual hacia abajo de B que entonces redefine el
significado de A. Segn la naturaleza de B, una inversin de este tipo puede dar lugar a un
cambio dramtico en el significado de A. Esto podra producir un cambio sbito en las
conductas comunicativas debido a que ahora se aplica una regla constitutiva diferente.
Considrese, por ejemplo, que dos individuos tienen una relacin interpersonal que
consideran amistosa. Ambos esperaran tener un episodio amistoso de interaccin si se
encuentran. Por tanto, sus acciones iniciales tenderan a ser amistosas y cada uno de ellos
estara orientado a interpretar las acciones del otro como amistosas. En otras palabras, el
significado atribuido a la relacin proporcionara la fuerza contextual que determinase la
naturaleza y el significado de las conductas iniciales en el episodio interactivo. Pero
supongamos que durante el episodio entran en una discusin y empiezan a estar en desacuerdo
acerca de algn tema. Si sigue predominando la fuerza contextual de la cordialidad,
considerarn la articulacin de las incompatibilidades de sus respectivas posiciones como
esfuerzos tiles para clarificar y resolver sus diferencias. Sin embargo, sus puntos de vista
discrepantes tendran an implicaciones para su relacin; puede que su amistad se volviera
tirante. Sin embargo, si las incompatibilidades se hicieran ms amplias y el desacuerdo
evolucionara hacia un conflicto airado (tal vez debido a que se viera implicado un aspecto
tnico o de guin de vida), el significado del episodio podra pesar ms que la amigabilidad
original de la relacin. Si ocurre esto, se produce una inversin en la jerarqua y el episodio
de conflicto se convierte en el contexto para definir la relacin. Con esta recontextualizacin, la
fuerza contextual del episodio conflictivo podra redefinir la relacin como una relacin de
competitividad o tal vez incluso como de enemistad. Cuando esto sucede, incluso una expresin
conciliadora o una disculpa son susceptibles de ser vistas con suspicacias debido al nuevo
contexto. Los futuros episodios de interaccin empezaran entonces con asunciones distintas
acerca de la relacin y con conductas diferentes.
Tal vez la pregunta dirigida a la familia holandesa haya desencadenado una inversin de
este tipo. Al introducir el escenario hipottico de la ausencia de la madre (en forma de una
pregunta reflexiva), la relacin entre los hijos y el padre fue aislada de la madre y se hicieron
ms claras las implicaciones de que el padre hiciera de padre. Cuando la fuerza implicativa
de las contribuciones positivas del padre en cuanto progenitor se hizo lo suficientemente fuerte
(tal vez en parte porque a los ocho hijos se les hizo la misma pregunta y cada uno de ellos
contaba con las respuestas del otro), se produjo una inversin entre los niveles de la
jerarqua de significados de los hijos de modo que su concepcin de la relacin con su padre
pas de una relacin sin cario a una relacin cariosa. Un cambio de este tipo es
teraputico y potencialmente curativo porque coloca al padre y a los hijos en un contexto
que es mucho ms favorable para trabajar en pos de una solucin mutuamente aceptable.
El trabajo ms reciente en la teora CMM ha explorado dos variaciones en esta relacin
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reflexiva entre niveles de significado. Cronen, Johnson y Lannamann (Cronen, V. E.; Johnson,
K M. y Lannamann, J. W., 1982) sugieren que cuando la influencia contextual e implicativa
llegan a ser relativamente iguales, se crea, mediante la activacin de la reflexividad inherente, un
lazo reflexivo. Se describen dos tipos de lazos: lazos extraos y lazos encantados. Un lazo
extrao significa un proceso reflexivo en el que la inversin de niveles da lugar a un cambio
importante de significado, es decir, se activa una regla constitutiva opuesta o
complementaria. Por otro lado, un lazo encantado indica un proceso reflexivo en el que la
inversin hace que los significados sigan siendo bsicamente los mismos.
El cambio de amigos a enemigos descrito arriba, ilustra los efectos de una inversin
mediada por un lazo extrao. Parecera que un tipo similar de inversin se produjo en la
familia holandesa, de no carioso a carioso. En otras palabras, el efecto teraputico de la
pregunta dirigida a los hijos podra haber sido mediada por un lazo extrao. En los dos
ejemplos citados, el cambio de significado mediado por la actividad y recontextualizacin
reflexivas fue seguido por un cambio dramtico en la conducta: los amigos se volvieron
hostiles, mientras que los hijos y el padre renunciaron a su patrn de escalada de
culpabilizacin. En trminos clnicos, nos podramos referir a estos cambios como cambio de
segundo orden (Watzlawick, P.; Weakland, J. H. y Fisch, R., 1974).
El cambio asociado con lazos reflexivos encantados es diferente. Puesto que los significados
siguen siendo bsicamente los mismos (pese a la recontextualizacin reflexiva), slo se produce
un cambio de primer orden en la conducta. Por ejemplo, hay poca diferencia en la conducta si
un episodio amigable sirve para redefinir una relacin amistosa como amigable. De forma similar,
no cambia mucho cuando una relacin hostil es recontextualizada por un episodio de
confrontacin. Los cambios con los lazos encantados no son grandes o dramticos; tienden a
ser pequeos y sutiles. La activacin de la reflexividad mediada por lazos encantados slo da
lugar a que los patrones se hagan algo ms generalizados o ms profundamente enraizados.
No obstante, el proceso de generalizacin y/o fijacin es extremadamente importante. Un
terapeuta puede hacer preguntas para facilitar una extensin de patrones sanos que ya
existen en la familia, o hacer preguntas para estabilizar desarrollos teraputicos nuevos que
an son dbiles. En otras palabras, algunas preguntas reflexivas pueden realizar su potencial
curativo a travs de lazos encantados. Por ejemplo, durante la entrevista con la familia
holandesa, cabe pensar que el terapeuta en formacin podra haber pasado a fortalecer el
cambio desencadenado por la pregunta reflexiva inicial, haciendo una ulterior serie de
preguntas reflexivas como las siguientes: (a la madre) Cuando estn en casa, cul de los
hijos sera el que ms probablemente viera lo mucho que su marido hace para ayudarles? ...
Quin sera el segundo con ms probabilidad de advertirlo? ... Quin el tercero?; (a los
hijos): Si vuestro padre estuviera convencido de que, en el fondo, reconocis y apreciis las
cosas que hace por vosotros, le sera ms fcil o ms difcil tolerar algunos de vuestros errores?...
Cuando pensis en vuestro padre como un padre que se preocupa por vosotros, estis ms, o
menos, inclinados a hacer lo que os pide?; (al padre): Si decidiera Ud. que como padre
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quiere convencer a Juan de que realmente le quiere, cmo lo hara?... Si se disculpara
despus, cuando reconociera que haba ido demasiado lejos en su disciplina, piensa que le
respetara ms o menos como a un padre que se preocupa por l? Si su mujer decidiera
intentar ayudar a su hijo a ver ms sus contribuciones positivas a la familia, qu podra
hacer?. Estas preguntas podran haber permitido una mayor consolidacin de la nueva
realidad al orientar a la familia hacia percepciones y acciones que apoyasen reflexivamente la
nueva interpretacin de la relacin entre el padre y los hijos.
Por tanto, desde un punto de vista terico, puede que los efectos teraputicos de las
preguntas reflexivas estn mediados por lazos encantados. Las propias preguntas reflexivas
quedan como pruebas, estmulos o perturbaciones. Solamente desencadenan la actividad
reflexiva en las conexiones entre significados dentro del sistema de creencias de la familia. Esta
explicacin reconoce la autonoma de la familia respecto a qu cambio ocurre realmente; es
decir, los efectos especficos de las preguntas estn determinados por el cliente o familia, no
por el terapeuta. El cambio se produce como resultado de las alteraciones en la organizacin y
estructura del sistema de significados preexistente de la familia. Desde esta formulacin, el
mecanismo bsico del cambio no es el insight, sino la reflexividad. Las alteraciones
organizacionales no llegan a la conciencia (aunque puede que los miembros de la familia se
hagan conscientes subsiguientemente de los efectos o consecuencias de los cambios reflexivos).
Llamamos reflexivas a estas preguntas en base a este posible mecanismo de cambio12.
Por tanto, las preguntas reflexivas son, por definicin, preguntas hechas con la intencin de
facilitar la auto-curacin en un individuo o familia mediante la activacin de la reflexividad entre
significados dentro de sistemas preexistentes de creencias que permiten a los miembros de la
familia generar o generalizar por s mismos patrones constructivos de cognicin y conducta. Es
importante advertir que el designar ciertas preguntas como reflexivas se basa en la intencin
del terapeuta al hacerlas, es decir, el facilitar la propia auto-curacin de la familia. En la Parte
III se discutir la importancia de la intencionalidad a la hora de diferenciar las preguntas
reflexivas de otro tipo de preguntas, como las circulares, lineales o estratgicas. Es suficiente
aqu sealar que estas preguntas no se definen en base a su contenido semntico o su
estructura sintctica, sino en base a la naturaleza de las intenciones del terapeuta al emplearlas.
El proceso de hacer estas preguntas es denominado interrogatorio circular. Implica una utilizacin
del lenguaje cuidadosamente considerada y deliberada, que supone una postura conceptual de
diseo de estrategias que es facilitadora ms que directiva.
TIPOS DE PREGUNTAS REFLEXIVAS
La variedad de preguntas que se podran emplear reflexivamente es enorme. Pueden ser
tan variadas como las hiptesis que puede formular un terapeuta acerca de los problemas de un
12 Aunque la eleccin del adjetivo reflexivo no se bas en su utilizacin gramatical, como en el caso de los verbos reflexivos (en los que e! sujeto hace algo a s mismo), la similaridad es compatible y adecuada.
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cliente o familia individual y las estrategias que l o ella considere til a la hora de capacitar a
los miembros de la familia para que encuentren alternativas en sus actividades de resolucin
de problemas. Al presentar la nocin de preguntas reflexivas a otros colegas, me ha resultado
til proporcionar ejemplos de preguntas reflexivas que parecen caer en grupos naturales:
preguntas orientadas al futuro, preguntas que colocan en la perspectiva de observador,
preguntas de cambio inesperado de contexto, preguntas con sugerencia implcita, preguntas de
comparacin normativa, preguntas que clarifican distinciones, preguntas que introducen
hiptesis, preguntas que interrumpen el proceso. Aunque las preguntas incluidas en estos
grupos estn unidas por uno o dos conceptos bsicos, hay un considerable solapamiento entre
ellas. Su secuencia y clasificacin no proporciona una receta para la conduccin de una
entrevista. Los ejemplos especficos se ofrecen slo para ilustrar el tipo de preguntas que se
podran emplear para aprovechar las oportunidades momentneas de intervencin teraputica
respetando a la vez la autonoma de la familia para generar soluciones por s misma. Para ser
apreciada completamente como reflexiva, cada pregunta tendra que ser colocada en el
contexto de un escenario teraputico como el de la familia holandesa y analizada en trminos
de la reflexividad de la teora CMM.
Preguntas orientadas al futuro
Este constituye un grupo extremadamente importante. Las familias con problemas estn a
veces tan preocupadas por las dificultades actuales o las injusticias pasadas que, en efecto,
viven como si no tuvieran futuro. Es decir, se centran tan poco en el tiempo que tienen por
delante que quedan empobrecidas respecto a las alternativas y elecciones futuras. Haciendo
deliberadamente una larga serie de preguntas acerca del futuro, el terapeuta puede incitar a
los miembros de la familia a crear ms perspectivas de futuro para ellas. Puede que los
miembros de familias atadas al presente o atadas al pasado no sean capaces de responder
a estas preguntas durante la sesin. Pero esto no debera disuadir al terapeuta de hacerlas. Con
frecuencia los miembros de las familias se llevan las preguntas a casa y continan trabajando
en ellas por su cuenta. Las eventualidades futuras tienen, por supuesto, implicaciones
importantes para los compromisos y la conducta presentes. Es a travs de estas implicaciones
como las preguntas de futuro ejercen sus efectos reflexivos13.
Se pueden describir varios subtipos de preguntas orientadas al futuro. El ms directo y
sencillo es desarrollar metas de la familia: metas colectivas, metas personales, o metas para
otros. Por ejemplo, se podra preguntar a una hija adolescente que est teniendo un mal
rendimiento en la escuela: Qu planes tiene respecto a estudiar una carrera?... Qu otras
cosas te has planteado?... Cunta educacin formal crees que necesitaras?... Qu tipo de
experiencia sera til para conseguir este tipo de trabajo?... Cmo harn para conseguirlo?;
(a los padres): Qu logros tienen en mente para su hija?... Qu sera razonable para el
13 Utilizando un marco terico diferente, Penn (Penn, P., 1985) ha descrito la utilizacin de preguntas de futuro como una tcnica de feed-forward.
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ao prximo?... Hay alguna meta en la que todos estn de acuerdo y para la que se imaginen
trabajando juntos ahora?... Cmo tienen planeado ayudarla a alcanzar estos objetivos?. Si
el terapeuta considera que sera til para los miembros de la familia operacionalizar objetivos
vagos, podra preguntar: Cmo sabrs cundo se ha alcanzado la meta?... Qu tendra que
hacer ella para mostrar que lo ha terminado?... Qu conducta especfica sera la ms
convincente para Ud.?. Al hacer estas preguntas reflexivamente, el terapeuta est menos
interesado por el contenido concreto de las respuestas que por el hecho de que los miembros de
la familia tomen en consideracin las preguntas y empiecen a experimentar las implicaciones que
podran tener las respuestas. De todas formas, las respuestas se convierten en una til fuente
de datos para la creacin de hiptesis y el diseo de estrategias por parte del terapeuta
acerca de qu otras preguntas hacer.
Otra forma de hacer preguntas orientadas al futuro que sigue de forma natural podra ser
explorar el resultado esperado: Cmo crees que progresar realmente el prximo mes?...
En seis meses?... Quin sera el ms sorprendido si sobrepasara ese objetivo?... Quin
es ms susceptible de sentirse decepcionado si se queda corta?... Cmo se manifestara esa
decepcin? Si el terapeuta quisiera resaltar consecuencias potenciales que pudieran surgir si
continuaran producindose ciertos patrones, podra preguntar: Si su marido contina
mostrando su decepcin de la forma en que lo hace ahora, qu cree Ud. que ocurrira con
la relacin entre ellos?... Y dentro de 5 aos a partir de ahora?.. Qu tipo de relacin
padre-hija se habra producido para entonces? Explorar expectativas catastrficas es una
forma de facilitar la exposicin de temas ocultos, de modo que puedan ser manejados ms
abiertamente. Por ejemplo, se podra preguntar a unos padres sobreprotectores: Qu
temen Uds. que podra pasar cuando su hija sale hasta tan tarde?... Qu es lo peor que
se les ocurre? (a la hija): De qu te imaginas que tus padres tienen ms miedo?...
Qu cosas terribles creen que podran pasar y les mantienen despiertos toda la noche?.
Cuando los miembros de la familia se muestren reticentes a ser abiertos, estas preguntas
pueden ser seguidas de otras para explorar posibilidades hipotticas. Te imaginas que a tus
padres les preocupa que caigas en las drogas o el alcohol?... Temen que te podras quedar
embarazada?... Estn incluso demasiado asustados como para mencionar este tema, porque
piensan que podras ofenderte?; (a los padres): Si comentarais estas preocupaciones con ella,
pensis que se lo tomara como una falta de confianza?... Cmo una intromisin en su
intimidad?... O como una indicacin de vuestra preocupacin como padres?. Se podran
emplear preguntas adicionales para sugerir futuras interpretaciones y/o acciones: (a los
padres) Si decidieran que realmente no pueden Uds. controlar su conducta sexual, pensaran
que necesita saber ms acerca de los riesgos de embarazo, y sugirieran que consultara con el
mdico de la familia acerca de pastillas anticonceptivas, tomara ella esto como un permitir la
promiscuidad sexual, o como un indicador de su apoyo para que se responsabilice ms de
propia vida y conducta?... Si ella se indignara, o incluso se encolerizara si algn chico fuera
un fresco e intentara aprovecharse de ella, estaran sorprendidos?; (a la hija): Te
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apoyaran tus padres si le denunciaras por intento de violacin?.
Las preguntas orientadas al futuro que introducen posibilidades hipotticas permiten al
terapeuta compartir sus propias ideas en un proceso de co-creacin, junto con la familia, de un
futuro. Pueden ser empleadas para estimular a las familias a que tomen en consideracin
posibilidades que puede que nunca haya considerado por s mismas, pero que son
compatibles con sus valores y creencias preexistentes; (a los padres): Pueden imaginarse
que su profundo compromiso a la hora de estar con sus amigos y, por tanto, a la hora de
desarrollar excelentes habilidades sociales, podra dar lugar a una carrera exitosa en el
campo de la promocin?... Con su talento para hablar, cmo creen que se desempeara
de vendedora?... Qu puntuacin creen que obtendra en "relaciones humanas" en un test
de aptitudes?... Disponen de este tipo de tests en la escuela?... Dnde podran
conseguirlos?. Lo que resulta tan seductor de las preguntas hipotticas de futuro es que
ofrecen oportunidades ilimitadas para la imaginacin creativa del terapeuta. El formato
interrogativo puede usarse incluso para introducir historias y plantear dilemas; (a la hija):
Imaginmonos que tu hermana encuentra a un joven que le gusta mucho, y que l se
preocupa lo bastante por ella como para intentar hacerla dejar la bebida, crees que ella
estara ms dispuesta a escuchar su consejo que el de tus padres?... Qu crees que
haran tus padres si descubrieran que l tiene ms influencia sobre ella que ellos?...
Seguiran negndose a dejarla salir, o la animaran a pasar el tiempo con un amigo as?.
Las preguntas de futuro tambin pueden ser empleadas para instigar esperanza y desencadenar
optimismo; (a los padres): Cuando [no "si"] ella encuentre una forma de cuidar mejor de s
misma, quin ser el primero en advertirlo?... De qu manera se manifestar vuestro
alivio o gratitud?... Cmo mejorar vuestra relacin?... Quin sera el primero en sugerir
que se celebre el cambio?.
Preguntas que colocan en la perspectiva de observador
Este grupo de preguntas se basan en la asuncin de que el convertirse en observador
de un fenmeno o patrn es un primer paso necesario para ser capaz de actuar en relacin
con l. Por ejemplo, es imposible empalizar con otra persona cuando se es incapaz de hacer
algunas observaciones acerca de las condiciones de su experiencia.
Adems, cuando los miembros de la familia no reconocen cmo sin darse cuenta se
estn haciendo dao los unos a los otros y a s mismos en el proceso, no pueden aplicar su
buena voluntad para corregir su propia conducta. Las preguntas que colocan en la perspectiva
de observador estn dirigidas a aumentar la habilidad de los miembros de la familia para
distinguir conductas, eventos o patrones que no han distinguido todava, o para ver la
importancia de ciertas conductas y eventos al reconocer su papel como eslabones o conexiones
en patrones de interaccin en curso. Hacer una serie de preguntas de este tipo con frecuencia
ayuda a los miembros de la familia a abrir sus ojos y desarrollar una nueva conciencia de su
situacin. Es posible, por supuesto, hacer afirmaciones directas y sealar ciertas circunstancias a
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los miembros de la familia en vez de intentar conseguir esto indirectamente haciendo
preguntas. Puede que esto resulte mucho ms eficaz y ms deseable en algunas ocasiones.
Sin embargo, el crear un contexto en el que ellos puedan generar las nuevas distinciones por s
mismos tiene ciertas ventajas. En primer lugar, cuando se les pide reflexionar sobre su propia
conducta y sus patrones de interaccin, se estimula a los miembros de la familia a desarrollar
mejores habilidades observacionales. En segundo lugar, cuando establecen realmente nuevas
distinciones por su cuenta, experimentan en ellos mismos y en otros miembros de la familia los
recursos observacionales heursticos y desarrollan una mayor confianza en su propio potencial
curativo. En consecuencia, desarrollan una menor dependencia del terapeuta y de la terapia.
Las preguntas que colocan en la perspectiva de observador pueden categorizarse segn la
persona a la que se le pide que comente y la(s) persona(s) o relacin(es) sobre la(s) que se
pregunta. Por ejemplo, puede que se empleen las preguntas dirigidas a un individuo para
aumentar la auto-conciencia, es decir, para convertirse en un mejor observador de uno
mismo: Cmo reaccionaste?... Cmo interpretaste la situacin que desencaden esos
sentimientos?... Qu otras cosas podras haber hecho?... Si tuvieras la oportunidad, qu
haras de manera diferente?. Las preguntas sobre la experiencia pueden fomentar el tener
conciencia del otro: Qu pensaba l al respecto?... Qu imaginas que experimenta l cuando
se mete en una situacin como sta?... Cuando piensa de esa forma, cmo se siente? A
veces se llama a estas preguntas, preguntas de lectura del pensamiento. Puede que se
elaboren ms para explorar la percepcin interpersonal: Qu piensa l que piensas t que
est pasando cuando amenaza con suicidarse?... Si l sacara la impresin de que t piensas
que l no est en realidad tan deprimido y que solamente est intentando llamar la atencin,
crees que tendra menos deseos de suicidarse, o incluso ms?.
Las preguntas que se hacen para explorar la interaccin interpersonal se centran sobre
los patrones de conducta y puede que incluyan a la persona a la que se pregunta. Son
extremadamente tiles para llamar la atencin sobre la recursividad de los patrones de
conducta en relaciones didicas, tridicas o ms complejas. Por ejemplo, para ayudar a una
pareja casada a ver la naturaleza circular de su interaccin se podra preguntar a la mujer:
Qu es lo que hace Ud. cuando l se deprime y se asla?... Y cuando Ud. se frustra y se
enfada, qu es lo que hace l?; y luego al marido: Qu hace Ud. cuando ella se frustra
y se enfada?... Y cuando Ud. se deprime y asla, qu es lo que hace ella?. Para una
pareja es ms fcil interrumpir un patrn de este tipo cuando pueden ver su carcter
circular que cuando estn limitados a ver slo sus propias reacciones lineales. En terapia
sistmica, el cuestionamiento tridico se refiere a la utilizacin de una serie de preguntas
que se dirigen a un tercero acerca de las interacciones entre otras dos (o ms) personas. En
otras palabras, las preguntas tridicas exploran patrones de conducta interpersonal que no
incluyen a la persona a la que se hacen, permitiendo as que esa persona se convierta en un
observador ms neutral: Cuando tu padre empieza a discutir con tu hermana, qu es lo
que hace tu madre habitualmente?... Se implica o se queda al margen?... Cuando se implica,
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se suele poner de parte de l o de parte de ella?... Cuando se pone de parte de tu
hermana, qu es lo que hace tu padre?... Se siente traicionado por ella o aprecia su
implicacin para ayudarle a darse cuenta de que ha ido demasiado lejos?. Este tipo de
preguntas se usan con frecuencia a efectos de evaluacin, pero tambin pueden ser usadas
reflexivamente.
Una ventaja que tiene el ver a los miembros de la familia juntos en terapia familiar en
vez de verlos por separado en terapia individual, es que el proceso de hacer preguntas
acerca de un miembro de la familia en presencia de otros siempre coloca a los otros en la
posicin de ser observadores. Estos observadores pasivos obtienen una gran cantidad de
informacin. No slo ven y oyen la respuesta abierta de la persona a la que se est
preguntando y ven las respuestas no verbales de otros, sino que tambin obtienen informacin
de sus propias respuestas privadas a las preguntas, de las diferencias entre sus respuestas
privadas y las respuestas reales del preguntado, y de las diferencias entre cmo respondi
el preguntado en comparacin con lo que los observadores puedan haber anticipado.
Estos fenmenos se producen siempre en terapia marital y familiar, pero puede que se
utilicen deliberadamente (mediante la utilizacin de preguntas que colocan en la perspectiva de
observador) para ayudar a los miembros de la familia a ver u or ciertas cosas. Para hacer esto
de forma eficaz, el terapeuta debe llegar a acoplarse lo suficiente con los miembros de la
familia como para ver lo que estn viendo y lo que no estn viendo, y para or lo que estn
oyendo y lo que no. En otr
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