La Ética Como Valor en el Proceso de Investigación.
La dinámica de la construcción de conocimiento es cada día más y más
importante para el aprendizaje del ser humano, independientemente de cual sea
su profesión o el lugar en el que esté radicado. Es por ello que el hombre se siente
motivado a emprender proyectos de investigación con normativa de propiedad
intelectual, dando respuestas a situaciones que considera deben ser aclaradas o
presentadas ante un público que poco conoce o a experimentado sobre estas
temáticas extraídas de la realidad y cubrir así una necesidad social desde el punto
de vista de la información y del conocimiento.
La investigación académica es una actividad reconocida. En estos tiempos,
en los que se habla de que estamos en una sociedad de Información y de
conocimiento, merece especial atención ya que se revela que la producción de
conocimiento científico es un factor decisivo que hay que considerar como
resultado de esa tarea del hombre para evolucionar e indagar en el conocimiento
de la naturaleza. Ha sido tradicional la inmersión de las humanidades y de las
ciencias sociales en el proceso de desarrollo científico y técnico: Educación,
Sociología, Economía, Estadística, Ciencia Política, han intentado comprender los
procesos inherentes a la actividad investigadora, a la producción de conocimiento
y a su gestión.
Para cubrir estas necesidades de motivación, el hombre acude al proceso
de investigación, el cual a través de métodos científicos busca información con
carácter fidedigna acerca de una realidad o ámbito de contextualización, aplicando
entendimiento, verificación y explicación del fenómeno objeto de estudio. En ese
sentido, se requiere buscar información sobre algo en diferentes fuentes, bien sea
libros, textos, periódicos, publicaciones, artículos científicos, contenidos de
internet, entre otros; y para ello se necesita contar con hallazgos. Se trata de
indagar acerca de lo que se va a estudiar con un criterio abierto, honesto, ético y
moral.
Los criterios éticos que deben regir en una investigación son: la búsqueda
de la verdad y la honestidad para que la presentación de los resultados de la
investigación correspondan a los que se obtuvieron en el proceso, sin distorsionar
los fenómenos hallados para beneficio personal o de intereses de terceros. ¿Qué
quiere decir esto? Desde el primer momento en que se formula una hipótesis –
paso fundamental para el proceso de investigación social•, se está apostando por
alcanzar objetivos inherentes a un interés personal, grupal o social de acuerdo a la
iniciativa desde donde parta el desarrollo de la investigación. El riesgo al que se
expone el investigador social es que al darse cuenta, generalmente tras arduas
temporadas de trabajo, de que la hipótesis planteada no se corresponde con la
realidad encontrada se verá tentado a “maquillar” sus resultados en aras de
disimular su error.
Sin embargo, rechazar una hipótesis no debe implicar, necesariamente,
desvirtuar los resultados reales de toda la investigación, teniendo en cuenta que
éstos son conocimiento científico y, por tanto, dan cuenta de una realidad
investigada que debe ser valorada. La ética de la investigación ya no se limita a
defender la integridad y el bienestar de los sujetos, a fin de protegerles frente a
eventuales malas prácticas –a pesar de que esto sea todavía un aspecto
fundamental–, sino que pretende definir un marco completo de actuación. Sin
olvidar que la difusión y aplicación de estándares o de buenas prácticas científicas
no sólo beneficiarán a los sujetos de la investigación, los sujetos humanos, sino
también a otros sujetos –no humanos– y a otros grupos. Grupos que antes eran
invisibles o casi irrelevantes para la comunidad científica.
Según el Dr. González (2008), un problema ético es aquello que no está
correcto y que afecta al individuo y a la sociedad. Algo que afecta la dignidad del
individuo. Afecta el bien común. En este sentido trasciende los intereses de la
institución. En un sentido amplio, un problema ético es un acontecimiento en el
que se plantea una situación posible en el ámbito de la realidad pero conflictiva a
nivel moral. Ello demanda, bien una solución razonada del conflicto, o un análisis
de la solución adoptada por el sujeto protagonista de la historia.
FORMACIÓN ÉTICA DEL INVESTIGADOR
El proceso de formación ética del investigador está impulsado por las
exigencias que propicien, sustenten y enfaticen los criterios de la ética, la moral,
los valores y que solidifiquen el comportamiento del investigador. Esta se
fundamentará en las actuaciones del investigador, es decir, estará abierto a
difundir conocimiento, profundizar saberes y demostrar desempeño dentro de las
normas éticas establecidas en la Ley de Universidades.
En tal sentido, Santana (2000), plantea la existencia de elementos que
contribuyen a garantizar las normas éticas en las investigaciones denominadas:
a) Contextualización: Enmarcar la realidad cónsona con las circunstancias donde
se desarrolla la investigación.
b) Credibilidad: Demostrar congruencia de lo que siente, piensa y dice en las
investigaciones tutoreadas.
c) Fortaleza: Trasmitir seguridad y fortaleza apoyada en la autoestima.
d) Perseverancia: Formar hábitos y actitudes éticas con demostración de
constancia en el trabajo.
e) Libertad: Generar conductas espontáneas producto de la propia convicción.
f) Responsabilidad: Asumir los compromisos que se generen en las
investigaciones.
g) Crítica: Razonar críticamente normas, reglas y principios y ajustarlas a la
realidad.
h) Reflexión: Buscar y aplicar estrategias con reflexión profunda.
i) Relación de Cooperación: Demostrar disposición para la interacción,
comunicación, afectividad, respeto y amor.
Estos elementos, propician espacios para que las universidades de hoy
difundan la conformación de novedosas formas de investigar, uso de equipos
modernos, desarrollo de trabajos de investigación, aplicación de métodos
prácticos y atención a los problemas propios del medio ambiente presentes en la
vida diaria intra y extra-universitaria.
Ahora bien, el punto de partida del investigador de acuerdo a las exigencias
del medio, contribuirá e iniciará el verdadero desarrollo de los trabajos de
investigación dotado de ética, responsabilidad, proyección y asertividad. Éste
planteamiento, conlleva a insertar al investigador en la clasificación de los grupos
de trabajo representados por Robbins y Coulter (1996), los cuales representan
utilidad y trascendencia en el hecho investigativo, propician un clima pertinente
que atienda las necesidades y circunstancias del entorno en la formación
investigativa del docente en Educación Superior.
Lcdo. José Angel Salcedo
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