2013
KARIN SOTO ROSALES
GESTIÓN DE PROYECTOS Y TICS, UCR
Influencia de la educación pública sobre la construcción de
identidades de adolescentes
Karin Soto Rosales
Resumen
En este artículo se abarca el tema de la educación intercultural y la
construcción de identidades, para lo cual se hace una crítica al sistema educativo,
ya que a pesar de todas las reformas que se han hecho, el currículo que se
imparte en todo el país es el mismo, el problema de esto es que es
homogeneizador, estándar y propicia la asimilación de una cultura predominante.
Lo cual hace que no todas las personas se acoplen al sistema por considerarlo
poco interesante, lo que causa que los jóvenes no se desarrollan plenamente pues
es en la adolescencia que es una etapa esencial en la construcción del sí mismo,
en donde se descubren y modelan como personas.
Palabras clave: Cultura, Adolescencia, Educación intercultural, Construcción de
identidades.
Abstract
This article is comprised the subject of intercultural education and the
construction of identities, for which is a critique of the educational system, that
despite all the reforms that have been made, the curriculum that is taught
throughout the country is the same, the problem with this is that it is
homogenizing, standard and promotes the assimilation of a dominant culture.
Which makes that not all persons assemble is system considering it boring or
without nothing to do with interests, young people are not developed fully
because in adolescence that is an essential stage in the construction of the self,
where you will discover and modelled as people.
Key words: Culture, adolescence, intercultural education, construction of
identities.
Hoy en día gracias a la gran cantidad de medios de comunicación y de
transporte se puede estar en contacto con personas de todas partes del mundo, esto
se ve claramente en nuestro país el cual goza de una rica diversidad sociocultural,
compuesta por asiáticos, europeos, afrodescendientes, indígenas, entre otros, a pesar
de esto las entidades gubernamentales no se han interesado por hacer políticas
inclusivas, donde se permita el desarrollo espontaneo de sus tradiciones, un ejemplo
de esto es el sistema educativo de nuestro país, el currículo educativo que se da en
todo el territorio es el mismo, se enfoca en lo
mínimo por resaltar las características culturales
de cada uno de estos grupos, es
homogeneizador y sobre todo propicia la
asimilación de la cultura predominante.
Es por esto que en este artículo se pretende dar
una mirada hacia algunas de las características
del sistema educativo costarricense que más
influyen sobre los adolescentes, también es
imprescindible tomar en cuenta el tema de la interculturalidad, ya que a pesar de las
reformas educativas que promueven una tolerancia a la diversidad se ha visto poco la
aplicación de estas, pues al utilizar un único currículo para todos es tratar a los jóvenes
como si todos tuvieran las mismas necesidades, sin tomar en cuenta sus contextos,
costumbres y tradiciones.
Se sabe bien que la educación tiene un papel de suma relevancia sobre la vida del ser
humano, ya que por medio de esta las nuevas generaciones asimilan y aprenden
conocimientos, normas de conducta, modos de ser y formas de ver el mundo de
generaciones anteriores, dándole al ser humano la oportunidad de reinventarse de
forma creativa y continua, en general es un proceso de vinculación
y concienciación cultural, moral y conductual. Sin embargo, muchas veces esto ha sido
olvidado por amplios sectores de la sociedad, que han preferido restarle importancia a
la educación, dando por hecho que este proceso en nuestro país va marchando bien
(Delors, 2006).
La educación en las etapas iniciales toma un papel fundamental en la formación y en la
construcción de identidades, es en las escuelas y colegios donde niños y jóvenes se
relacionan socialmente con una mayor cantidad de personas, en estas etapas logran
conseguir las herramientas necesarias para desempeñarse durante el resto de sus
vidas, se sabe bien que el ser humano por naturaleza es un ser social, por lo que no
puede vivir para sí mismo como individualidad, ya que es en las relaciones con los
demás en donde se descubre y modela como persona. Sin embargo, la mayoría de los
jóvenes se encuentran el día de hoy con dificultades para adquirir estos aprendizajes
de convivencia y de aceptación de los demás, porque en los entornos donde socializan
no siempre se potencian estos valores (Muñoz, 2000).
Por lo que se debe hacer efectivo la promoción de valores y se deben respetar los
derechos, tal y como el derecho a la propia identidad respetando a cada uno como es,
este derecho supone un conjunto de atributos, de cualidades, tanto de carácter
biológico como los referidos a la personalidad, que permiten la individualización de un
sujeto en la sociedad, desde la educación se debe promover la aceptación y valoración
de las diferencias para “aprender a vivir juntos” lo que implica la comprensión del otro
(Muñoz, 2000).
Es por esto que según Deloirs, la educación en la diversidad es un medio fundamental
para el desarrollo de nuevas formas de
convivencia basadas en el pluralismo, el
entendimiento mutuo y las relaciones
democráticas. Esto permite construir y
reafirmar la propia identidad y así
distinguirse de los otros. De manera que
los jóvenes se realizan como miembros de una comunidad y una cultura, y en el
respeto a su individualidad (Deloirs, 2006).
De ahí que el mayor problema de que se les dé a todos los estudiantes una educación
homogénea es que no se les está enseñando a ser tolerantes, a respetar la diversidad,
ni tampoco se les está permitiendo expresar libremente su cultura, si no que el
proceso de educación se está limitando a solo impartir conocimientos, que además de
ser poco atractivos, se enfocan en lo mínimo en desarrollar habilidades para la vida.
Las políticas educativas en nuestro país han sido manifestadas en discursos de doble
moral pues por un lado establecen que la educación debe promover valores, debe
respetar la diversidad sociocultural, pero por otro lado el poco interés que tienen las
entidades gubernamentales por ayudar a mejorar la educación ha sido casi nulo.
Y más bien los pocos cambios que se han realizado no han tenido éxito debido a que lo
que se ha hecho es copiar currículos exógenos, que difícilmente cubren las
necesidades educativas de la realidad costarricense, según Achugar, América Latina
vive un periodo en el que se está consolidando una nación homogénea o la
construcción de un estado único y todopoderoso. Lo que está ocurriendo es un
proceso de globalización que parece volver obsoleto todo tipo de categorías, nuestro
país desde hace tiempo no se queda atrás en este proceso, mediante proyectos de
educación universal, vemos como la educación que se imparte en las aulas hasta la
actualidad favorece la cultura predominante y globalizada, y propicia la dilución del
resto de las costumbres, se les ha enseñado por mucho tiempo a los jóvenes a aceptar
todo lo que se les presenta sin protestar, ya que se les ha invisibilizado y su voz no ha
sido escuchada, hasta llegar al extremo de que los conocimientos y los cambios que
suceden se dan de forma tal, que son recibidos de forma casi acrítica (Achugar, 1996:
845).
En el texto de Achugar se hace la siguiente pregunta: ¿En qué medida la
transformación en la construcción de las identidades locales está regida por tradición,
por el rito o por la inercia y no por la globalización? Ante esto cabe mencionar que la
globalización es un proceso ya inevitable, porque está muy arraigado en nuestra propia
cultura. De lo anterior podemos ver que en la actualidad no hay forma de desligar
ambas, aunque inevitablemente una dependa más de la otra, es necesario lograr un
mayor involucramiento de estas culturas en la realidad del país, ya que de esa forma,
al acercarlas más es como se logra que el otro deje ser visto como un ente ajeno a
nuestra realidad. Sin embargo, en este proceso de acercamiento se debe procurar que
siga existiendo la diversidad, esto suena algo paradójico, tal como lo menciona Lins
Ribeiro en el texto sobre las cosmopolíticas, en donde él propone que se dé la igualdad
entre los diferentes, apoyando la heterogeneidad, con tal de que ambos salgan
favorecidos, y puedan adaptarse a las facilidades que trae consigo la globalización,
pero que tengan suficientes argumentos críticos sobre la globalización realmente
existente, estos criterios de juicio pueden ser compartidos desde los centros
educativos, en donde se les brinde las herramientas necesarias para que desarrollen
un pensamiento crítico, de manera que no acepten todas las cosas que se nos venden
de forma indiscriminada (Lins Ribeiro, 2003: 27).
La heterogeneidad es una característica principal de los
pueblos latinoamericanos y esto no tiene por qué
cambiar, por lo que una educación intercultural es lo más
deseable para un sistema educativo que provea las
herramientas necesarias para educar jóvenes con
suficiente habilidades sociales. Ya que son muchas las
características del sistema educativo que influyen directa
o indirectamente sobre las identidades de los jóvenes.
Según Montero (1987), la construcción de la identidad no es algo sencillo, ya que no es
algo con lo que se nazca, sino que se va conformando a través del tiempo, de las
experiencias propias, de las relaciones con los demás, de las percepciones personales,
hacia los demás y al ambiente que lo rodea. La tarea actual es hacer el cambio,
comenzar en las aulas y en los hogares, sensibilizando a los jóvenes a convivir en
medio de la diversidad, en un ambiente lleno de tolerancia y respeto, pero sobretodo a
ser ellos mismos sin miedo a lo que digan los demás. Ya que la consolidación del
sentimiento de identidad depende no solamente del mundo interno del individuo sino
también de una serie de factores sociales y económicos que pueden obrar con la
finalidad de facilitarla u obstaculizarla.
Uno de esos factores que intervienen en la construcción de identidades es la
interacción con los demás, como mencionaba anteriormente, los medios de
comunicación y transporte han disminuido las fronteras entre países y en cada aula es
común encontrar individuos con diferentes costumbres. De manera que la presencia
de estudiantes extranjeros o provenientes de diversas culturas en las aulas a puesto de
manifiesto la multiplicidad de identidades que componen los grupos y los individuos.
La identidad esencial se basa fundamentalmente en la memoria afectiva y la herencia
impuesta es la base sobre la que se construye la personalidad. Siendo así, que
resaltando y valorando estas identidades individuales es como la educación preparará
a estos alumnos y alumnas para un proyecto social y político plural, diverso, pero
común (Ruiz de Lobera, 2004).
Otro factor es la perspectiva con la que nos
miran quienes nos rodean, esto influye
directamente en nuestra percepción de lo que
somos y de lo que podemos llegar a ser. La
importancia de los estereotipos determina no
sólo la convivencia intercultural sino la propia
identidad de la persona. Por lo que las
actitudes, valoraciones, ideas preconcebidas
(especialmente en el caso del alumnado
extranjero) pueden llevar a reforzar o a denigrar
su autoimagen (Ruiz de Lobera, 2004).
Por lo tanto se debería promover una educación intercultural en la que los jóvenes
vean como algo normal compartir con personas de otras culturas para se conozcan
mejor, compartan experiencias y respeten la diversidad. Según Mariana Ruiz de
Lobera, la clave está en que se establezcan procesos de reconocimiento de las
personas implicadas, que se trate de actividades participadas y participativas, en las
que se pueda establecer una reflexión sobre la valoración de la diferencia y se tengan
en cuenta las diferencias de cada uno, no sólo por el hecho de pertenecer a una
cultura, también por tener diferentes opiniones, intereses, deseos, etc. La diferencia
no sólo se contempla como tema sino que se reconoce como parte constitutiva de la
actividad. En el desarrollo del trabajo hay un reconocimiento de la diversidad con el
cual se cuenta desde el inicio, y éste es el mensaje y el valor que se transmiten. Desde
la perspectiva intercultural, cuanta más responsabilidad, es decir, cuanta más
capacidad se dé a la persona en la toma de decisiones, más verdaderamente formativa
y participativa es la actividad.
Sobre las características que debe tener la educación intercultural, Ruiz de Lobera
(2004), menciona sobre esto en el texto Metodología para la formación en educación
intercultural:
“La educación para la interculturalidad tiene que ser una educación que sirva
para tomar conciencia de la realidad, de nuestra realidad sentida. No se trata de
aprender unos principios y valores bonitos a defender sino de un proceso
fundamentalmente de toma de conciencia, tal y como explica Paulo Freire,
porque éste es el camino para hacernos sujetos de nuestra propia historia, para
adquirir la capacidad y la responsabilidad de intervenir activamente en la
realidad. La educación intercultural pretende ser transformadora. Necesita de
una metodología participativa para la concienciación y el empoderamiento de
las personas”
De lo que se habla es de una educación intercultural cuya finalidad es promover
determinados valores sociales, despertar sensibilidades de interés por la otra persona.
En definitiva de una educación como un proyecto de intervención social en el que,
como en cualquier proyecto de intervención, se pretende modificar, transformar la
realidad (Ruiz de Lobera, 2004).
Sin embargo, en la medida en que el sistema de la educación costarricense no este
dispuesto a ser flexible, al cambio o a dialogar con las personas directamente
involucradas, es decir, los adolescentes, la educación intercultural y cualquier otro
proyecto o reforma que se proponga va a ser muy difícil que tenga un impacto real
sobre la vida de los jóvenes, debido a la separación con la vida cotidiana de los
estudiantes.
Para lograr un verdadero cambio tanto en el currículo educativo como en las aulas se
necesita una verdadera transformación, a esto Blanchard (2005), denomina como una
escuela transformadora la cual se enfoca en el ser humano y se desarrollo pleno,
entiende la igualdad como progreso y
contribuye a construir una sociedad
más justa y equitativa, una sociedad
sostenible, capaz de mirar hacia el
futuro con la suficiente flexibilidad y
sabiduría. En fin es una escuela que se hace cargo de formar ciudadanos reflexivos y
críticos, comprometidos en dicha transformación. Este tipo de escuela precisa de un
conjunto de personas con sensibilidad para observar detenidamente lo que sucede en
la realidad y comprender los mecanismos implicados en ello, y está decidida a
transformar la sociedad cercana, a sabiendas de que, desde un planteamiento
sistémico, sus acciones van a repercutir en todos los subsistemas a los que pertenece
el alumnado, profesorado y familias (Blanchard, 2005).
Es útil mencionar lo establecido por Camacho (2004), la función de la antropología
contemporánea es conocer, entender, actuar y contribuir a una mejor comprensión de
las diferencias y prioridades de los perfiles culturales de cada grupo humano, y
defender el derecho de cada uno de ellos a reivindicar esas diferencias, manifestarlas y
mantenerlas. El papel de los antropólogos dentro de esta problemática puede llegar a
ser muy importante, si hubiera un mayor involucramiento y un verdadero
compromiso, en la recuperación de las culturas, una promoción del respeto a lo
diverso, y una incursión en las políticas que se establecen para la educación a nivel
nacional, esto con el fin primordial de que el resto del país conozca las características
que tienen estas comunidades y no los vean como los otros, sino que los vean como
parte de la identidad de nuestro país, como parte de uno mismo.
CONCLUSIÓN
En este artículo se trató el tema de la educación pública y su influencia sobre el
proceso de construcción de las identidades de los adolescentes, se pudo ver que son
muchas las características que influyen, entre ellas un currículo estándar y
homogéneo, una educación que poco incentiva el desarrollo de las costumbres y
tradiciones, además de esto no proporciona las herramientas necesarias para educar
seres humanos ricos en habilidades para la vida, los conocimientos impartidos tienen
como único fin el cumplir una serie de contenidos, que muchas veces parecen vacíos y
sin importancia más allá de las aulas. Cabe resaltar que los adolescentes están en
proceso de conformar su identidad, proceso en el que tanto la familia, como el grupo
de pares y el entorno social educativo tienen pesos importantes.
Nuestro papel como antropólogos en este proceso radica en que tenemos las
herramientas para hacer el cambio en la educación, por medio de investigaciones para
mejorar el enfoque del currículo costarricense y darle un carácter más inclusivo en el
que se permita un desarrollo pleno de las individualidades de cada ser humano.
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