LA UNIVERSIDAD PROFESIONAL Y LA SUSTENTABILIDAD ECONÓMICA Y SOCIAL
María Mercedes Hernández Abril (2014) Página 1
LA UNIVERSIDAD PROFESIONAL Y LA SUSTENTABILIDAD ECONÓMICA Y SOCIAL
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ISBN: 1690-3064
Depósito Legal: pp200203AR289
Reservados todos los derechos conforme a la Ley
Universidad Bicentenaria de Aragua
Decanato de Investigación, Extensión y Postgrado
Coordinación de Doctorado y Postdoctorado
Comisión de Arbitraje
Dra. Nancy García
Dr. José Domingo Mora
Dra. Aura de Perales
Dra. Marioxy Morales
Dr. Gustavo Ruíz
Diseño de Portada y Diagramación:
M.Sc. Nohelia Alfonzo
Compilación: Dra. Crisálida Villegas G
Asistente Editorial: M.Sc. Larry Hernández
Formato Electrónico: Nohelia Alfonzo
e-mail: [email protected]
Fecha de Aceptación: Marzo 2014
Fecha de Publicación: Abril 2014
Serie de Libros Arbitrados por el Decanato de Investigación, Extensión
y Postgrado UBA
Dirección: Avenida Intercomunal de Turmero, San Joaquín de Turmero, Venezuela
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INDICE
pp.
Prólogo…………………………………………………………. 4
Introducción…………………………………………………… 7
I. Visión de la Realidad Universitaria Actual………………. 12
II. Desarrollo Sustentable y Reforma Curricular Universitaria……………………………………………………
17
Sustentabilidad Social………………………………… 23
Desarrollo Económico…………………………………. 27
III. Educación Universitaria y Competitividad………………. 32
Formación por Competencias……………………….. 43
Teoría del Capital Humano…………………………… 53
IV. La Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez. Un Caso de Estudio…………………………….
60
V. En la Búsqueda de Categorías para una Nueva Universidad……………………………………………………..
77
Categoría Universidad Profesional………………….. 79
Categoría Formación Profesional……………………. 82
Categoría Sustentabilidad Económica y Social…… 85
VI. Reconstrucción Ecosistémica de la Universidad Profesional…………………………………………………….
87
Competencias del Profesional Universitario……… 90
Docencia Universitaria………………………………… 92
La Investigación como Solución de Problemas….. 96
Tecnologías de la Información y la Comunicación y el Nuevo Docente………………………………….
102
Vinculación Universidad-Sector Productivo………. 111
Desarrollo Sustentable……………………………… 114
Referencias……………………………………………………. 120
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PRÓLOGO
La obra titulada La Universidad Profesional y la Sustentabilidad
Económica y Social, que nos presenta la Dra. María M Hernández,
producto de su investigación doctoral, rescata una noción clásica la de
universidad profesional y nos la devuelve con una visión innovadora,
adaptada a los nuevos tiempos, como una institución formadora de
ciudadanos capaces de satisfacer las necesidades y problemas de su
comunidad, así como de emprender proyectos colectivos, con el fin de elevar
la calidad de vida de la población, actuando bajo los principios autónomos,
colaborativos y éticos de las distintas especializaciones y área. La
universidad profesional se plantea como un espacio del saber y lucubración
inspirado en el deseo de superación permanente.
Venezuela hoy está involucrada en múltiples procesos de
transformación, así como en diversos campos que afectan la actividad
profesional y productiva, permitiendo a su vez la revalorización del talento
humano, situándolo en un lugar privilegiado, estimulando el crecimiento
personal y profesional. Se reconoce el desafío del sector universitario en
cuanto a la formación del talento humano como profesional y ciudadano.
En este contexto, cada actor educativo es una parte importante del
capital de la organización, que se va incrementando en un valor agregado a
la competitividad, sobre la base de un proceso continuo de mejoramiento. Se
instaura de esta manera, un nuevo paradigma representado en el desafío de
grandes transformaciones del mundo global, donde cobra mayor espacio la
educación, para alcanzar un escenario con mayores ventajas competitivas,
con sostenibilidad económica y social. Desde este punto de vista, las
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políticas que se plantean en pro del desarrollo, se convierten a futuro en
pilares fundamentales para propiciar un cambio radical en las universidades
dedicadas a la formación profesional.
Desde esta perspectiva, es necesario revisar los alcances de la acción
formativa en la universidad, entendida ésta como el proceso que permite
construir itinerarios para el impulsar el desarrollo de las competencias de las
personas que se encuentran en formación, con el fin de responder a las
nuevas modalidades del sector productivo, dadas las fuertes modificaciones
que ha sufrido. Estos cambios implican la combinación de tres factores
claves: el saber (conocimiento), saber hacer (competencias) y las actitudes
(compromiso personal).
Esto con miras a lograr bienestar social y mejoramiento de la calidad
de vida de las sociedades, en función de la sustentabilidad económica y
social. El docente constituye una de las piezas fundamentales del cambio
que demanda el proceso educativo como medio para transformar un país.
Especialmente cuando se es consciente de la poca vinculación entre el
sector universitario y el sector productivo.
De ahí la relevancia de la obra realizada por María M Hernández,
profesora universitaria, cuya experiencia en educación en este subsistema
educativo, su interés en la investigación en este vasto campo de la
vinculación universidad- sector productivo y el enfoque de sustentabilidad
económica y social, han influido sin duda, en la delineación interpretativa y
crítica que hace de la temática. En tal sentido, la producción teórica que se
da a conocer presenta dos cualidades que al converger incrementan su
valor: una sólida fundamentación y no obstante de ligera comprensión.
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No queda más que invitar a los lectores, a transitar juntos la reflexión
sobre un tema tan importante a la cual nos motiva la autora, consciente que a
pesar de las diferencias que pudiera tener quien lea la obra, la disfrutará.
Espero que sea de suma utilidad para los profesores y profesionales
universitarios interesados en el área.
Dra. Nancy Elena García
UBA, 2014
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INTRODUCCIÓN
En el contexto histórico actual la educación es la vía para transformar la
sociedad, al agregar valor al talento humano representado por el ciudadano;
sobre todo en estos momentos cuando las economías se integran y las
tecnologías avanzan y se reproducen con gran velocidad, de allí que
perfeccionar al ciudadano es invertir en el talento humano.
Desde esta visión la educación representa la vía más idónea para lograr
la sustentabilidad económica y social, como el desafío más fuerte de nuestro
tiempo. Hacer realidad lo expuesto implica introducir cambios en los más
diversos sectores de la vida nacional y particularmente en el ámbito
universitario, de manera de redefinir sus compromisos y responsabilidades
para responder con pertinencia a los requerimientos de la sociedad de
hacerse más productiva.
En tal sentido, se requiere redimensionar la formación del potencial
humano para lo cual es ineludible emprender significativas transformaciones
en los contenidos y procesos de enseñanza y aprendizaje. Para ello, es
prioritario apropiarse de los adelantos científicos y tecnológicos
complementándolos con un nuevo sistema de valores e ideas contenidas en
un nuevo proyecto educativo y de sociedad. Para que la Universidad prepare
y eduque, realmente, en la vida y para la vida debe superar definitivamente
los enfoques tecnológicos y funcionalistas.
Por el contrario, debe tender en sus prácticas profesionales, tanto
internas como externa, a un carácter más relacional, más cultural-contextual
y comunitario en cuyo ámbito adquiera importancia la interacción entre todas
las personas vinculadas, bien sea por su trabajo, en condición de usuario, de
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agente social o de simple miembro de la comunidad. Esta interacción debe
reflejar el dinamismo social y cultural de la universidad, como una institución
que es de y para el servicio de la comunidad.
La Universidad debe dejar de ser un lugar exclusivo en el que se
aprende una profesión, para asumir que es también una manifestación de
vida en toda su complejidad, en toda su red de relaciones y dispositivos con
una comunidad que la contiene, para mostrar un modo institucional de
conocer y por tanto, de producir y divulgar saberes del mundo, en todas sus
manifestaciones. En este contexto, es imposible afrontar el futuro sin enseñar
y aprender la complejidad de ser ciudadano y las diversas sensibilidades en
las que se materializa: democrática, social, solidaria, igualitaria, intercultural y
medioambiental.
En este sentido, es parte de la esencia de la universidad, de su
compromiso con los intereses colectivos, contribuir a la solución de
problemas sociales; en consecuencia en oportunidades su labor como
formadora de profesionales deberá realizarla envuelta en la contradicción
que supone la aparición de una gran neomiseria o pobreza, endémica
inmersa en una población imbuida de cierto analfabetismo cívico. Es en este
marco más imperioso aún transformarse para satisfacer las necesidades de
estos contextos societales, formando profesionales que puedan generar
sustentabilidad económica y social a su comunidad de origen.
Para ello, la Universidad necesita que otras instancias culturales y
sociales se involucren y participen en el proceso de formar al ciudadano, esto
implica que la formación universitaria se haga más compleja, más integral,
mucho más que el mero enseñar (transmitir) a una minoría homogénea,
propia de una época en la que el conocimiento y su gestión estaban en poder
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de pocas manos, monopolizando el saber. Como consecuencia, si la
formación de los seres humanos es muldimensional y multidiversa, la
profesión docente universitaria también lo será.
Esa complejidad se ve incrementada por el cambio radical y vertiginoso
de las estructuras políticas, científicas, tecnológicas, sociales, culturales,
axiológicas y educativas, en un sentido amplio, que son las que dan apoyo y
sentido al carácter institucional del subsistema universitario. En los tiempos
venideros se necesita una renovada universidad, una nueva forma de educar
en unas estructuras organizativas universitarias distintas y ello requiere,
romper con muchas inercias institucionales.
Los planteamientos anteriores hacen necesario una redefinición de la
universidad, del desarrollo de nuevas competencias por parte de los
profesionales y por parte del profesorado. Es decir, la nueva sociedad
requiere una nueva universidad, que he denominado La Universidad
Profesional, cuya finalidad es proporcionar a cada persona la capacidad de
dirigir su propio destino y brindarle los medios para alcanzar un mejor
equilibrio entre el trabajo, el aprendizaje y para el ejercicio de una ciudadanía
activa.
Es una universidad que sale de sus muros, de sus marcos tradicionales
y se inserta a la sociedad, mediante una formación universitaria con visión de
sustentabilidad social y económica. En tal sentido, el titulo del texto que
hoy presento a la comunidad intra y extrauniversitaria.
La obra que se presenta constituye una amplia reflexión sobre esta
nueva universidad, la cual es producto de una investigación con base a
fuentes documentales y de campo, actuando como informantes ocho
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docentes de una universidad nacional, pública y experimental de la región
central del país, que se asumió como caso de estudio. En tal sentido, el
desarrollo de los contenidos se plasmo distribuido en capítulos de la
siguiente manera.
El primero titulado Visión de la Realidad Universitaria Actual, explora
la realidad en el escenario universitario caso de estudio, con el fin de dejar
sentada la postura con la cual se ha accedido a la situación educativa, de lo
vivido cotidianamente en el ambiente laboral, propio de la dinámica
universitaria. El segundo capítulo, Desarrollo Sustentable y Reforma
Curricular Universitaria, hace referencia a como el concepto de desarrollo
sustentable ha impactado la educación y la incidencia que debe tener en una
reforma curricular, así como los paradigmas teóricos que se estructuran
alrededor de estas ideas, tales como la sustentabilidad social y el desarrollo
económico, que le sirven de sustento.
El tercer capítulo referido a la Educación Universitaria y
Competitividad, plantea los requerimientos que le hacen a la Universidad
el sector productivo y la sociedad en general. En este se incluyen los
planteamientos de la teoría del capital humano y la formación por
competencias.
El cuarto capítulo La Universidad Nacional Experimental Simón
Rodríguez. Un Caso de Estudio, refiere a las características propias de la
Universidad caso de estudio por su carácter experimental y andragógico, lo
que podría permitir la incorporación de innovaciones como las que se
plantean como aporte final del texto.
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El quinto capítulo titulado En la búsqueda de Categorías para una
nueva Universidad, se vincula con la presentación de los significados y
sentidos de las categorías emergentes de la información recopilada de
informantes docentes universitarios.
El sexto capítulo, presenta la Reconstrucción Ecosistémica de la
Universidad Profesional, como vía hacia la articulación conceptual de
tríadas como: docente-praxis-educativa-humanista-saberes innovadores;
docente-educando-valores; docencia-investigación-extensión; talento
humano-tecnologías-capital social; universidad postmoderna-redes-
empresas; universidad-comunidad-valores, que conformen los elementos
ideales de la Universidad en el Siglo XXI. Se finaliza con unas reflexiones
para los lectores a manera de colofón.
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I. VISIÓN DE LA REALIDAD UNIVERSITARIA ACTUAL
La universidad como Institución, ha pasado por profundas
transformaciones, según los diversos paradigmas culturales, filosóficos y
políticos acaecidos en la humanidad. Su historia se inicia en Venezuela en el
año 1592, cuando la Colonia Española solicita que se establezca una
Cátedra de Gramática y la creación de un Colegio Seminario. En Diciembre
de 1721, luego de innumerables diligencias ante la Corona Española, el Rey
Felipe V decreta la creación de una Universidad en Caracas, al servicio de la
iglesia y dirigida por ella.
En el año 1826 la Universidad de Caracas deja de ser Pontificia, para
denominarse Universidad Central de Venezuela. Un evento importante fue
cuando se decretó que la Educación Universitaria en Venezuela fuese
promulgada en el Decreto de Instrucción Pública, Gratuita y Obligatoria, el 27
de Junio de 1870. En el transcurrir de los años, en 1974 se crea la
Universidad Nacional Experimental “Simón Rodríguez” (UNESR), con la idea
de solucionar el problema de déficit educacional, mediante nuevos métodos,
procedimientos y técnicas de aprendizaje.
La Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez tuvo un
carácter experimental debido a que ensayó nuevos esquemas organizativos,
novedosas metodologías para el logro de los aprendizajes, concibió
funciones y disponibilidades universitarias, explorando nuevos senderos con
el fin de incrementar la productividad de los logros académicos en función del
desarrollo nacional.
Fue creada con la finalidad de impartir formación profesional y a la vez
diseñar formulas experimentales orientadas a explorar caminos para la
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solución de tres cuestiones esenciales en la problemática del desarrollo de la
educación universitaria en Venezuela, éstas fueron: (a) La atención de un
mayor número de estudiantes con índices de costos menores, (b) La
vinculación real y desde el inicio de la universidad con la producción y el
mercado de trabajo, (c) La creación de fuentes propias y desarrollables de
ingresos, destinados a lograr un alto porcentaje de autofinanciamiento.
Esta universidad surgió ante la falta de respuestas de las universidades
tradicionales, a los problemas de masificación (calidad) y democratización
(cantidad) en la vida universitaria, cuando cada día se hacían más
acentuadas las condiciones societales de esa época. También se agregaron
a estos hechos, la estructura escolarizada de la vida universitaria sometida al
mundo pedagógico tradicional.
El carácter andragógico incorporó la condición de adultez del estudiante
universitario, como participante de su propio aprendizaje, con capacidad para
la toma de decisiones y asumir las responsabilidades en su vida social y
educativa. La metodología propia de la andragogía centró el proceso de
aprendizaje en el participante, sus metas no son predeterminadas por el
sistema educativo, sino que surgen de sus aspiraciones formuladas con
finalidades personales y sociales.
Dentro de las consideraciones expuestas se inserta el hecho que la
educación universitaria está destinada a la formación profesional del hombre
en función de su inserción el mercado laboral, de allí que esta deba
orientarse hacia el egresado crítico, reflexivo, analítico y proactivo. Hoy el
mercado laboral demanda la actuación proactiva del profesional.
Paralelamente la vinculación entre la universidad y el mercado laboral deriva
en un conjunto de expectativas y parámetros de desempeño, que
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fundamentan los planes y programas educativos, obligándolos a adecuarse
al sector productivo.
No obstante, en la evolución histórica de la universidad venezolana se
ha notado que el énfasis fundamental de la acción universitaria ha estado
primordialmente centrado en la actividad docente y orientada hacia la
formación de talentos humanos profesionales, cuyos niveles de calidad y
pertinencia social son variables, de acuerdo con el tipo de universidad y
carrera.
Tal como lo señala Ruíz (2003), el perfil del egresado de la universidad
venezolana varía en calidad y pertinencia dependiendo del tipo de
universidad y del área del conocimiento del que se trate. Hay universidades
cuyos egresados son altamente demandados en el contexto nacional e
internacional, en carreras de corte tecnológico, lo cual habla por sí mismo de
los niveles de calidad y pertinencia del egresado.
En concordancia con lo planteado, entre los problemas que presenta la
universidad de acuerdo con Lanz (2001), se encuentra la pérdida de sintonía
de la Universidad Venezolana así como Latinoamericana con su entorno, a
riesgo de quedar desvinculado de la producción de conocimiento con
pertinencia social, por la distancia que presenta la vida académica, vista
curricularmente, en su estructura, sus organizaciones, su calidad, las cuales
conforman un ángulo general, que denotan que el mundo universitario tiene
problemas para sintonizarse bien con el contexto externo, el país, así como
la realidad económica y social que se vive en la actualidad.
En los actuales momentos, Venezuela construye un modelo de
desarrollo para el cual el sistema educativo en su conjunto es un eje que
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integra lo social y cultural que el país está generando, además de la matriz
política, social y cultural vigente. Este planteamiento se desarrolla como una
transformación educativa, que se inició en el año 1999, donde se contempla
una educación integral y de calidad para todos. Este paradigma educativo
tiene como centro al ser humano como ser social, capaz de responder y
participar activamente en la transformación de la sociedad.
Así la Educación Bolivariana, contexto actual del proyecto educativo
nacional se plantea una educación integral, de calidad para todos dentro de
un continuo de desarrollo humano, definiendo los procesos de enseñanza y
aprendizaje en un contexto de naturaleza humana total e integral. De forma
que los niveles y modalidades como instrumentos administrativos del sistema
educativo, se correspondan a los momentos del desarrollo humano propios
de cada edad en los componentes biológico, psicológico, cultural y social,
con el fin de crear los escenarios de aprendizaje para la formación integral de
los ciudadanos y ciudadanas del país.
El contexto socioeconómico actual plantea retos exigentes y cada vez
más evolutivos, de allí que el profesional deba atender necesidades y
expectativas diversas, para lo cual requiere de competencias que de una u
otra forma se entrelazan en su desempeño profesional. Ante esta pluralidad
de exigencias, la educación universitaria pasa a ser el principal sistema
encargado de formar talentos calificados, producir e incorporar conocimientos
en las personas, desarrollar las capacidades para producir y manejar el
conocimiento disponible, así como de formar la fuerza social para responder
a los criterios de calidad, productividad y pertinencia.
De ahí que es fundamental el papel de la universidad como ente
mediador del desarrollo local, o como partícipe en los esfuerzos por el
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desarrollo de la sociedad. En consecuencia, la universidad tiene que
implementar mecanismos de gestión, formación, sensibilización y reflexión
crítica para enfrentar los retos que se le presenta, en cuanto a la
construcción y desarrollo sustentable de la sociedad.
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II. DESARROLLO SUSTENTABLE Y REFORMA CURRICULAR
UNIVERSITARIA
En esta temática es oportuna la afirmación de De Utria (2002), cuando
señala “El concepto y el término desarrollo constituyen uno de los legados
más confusos y frustrantes del siglo XX”(p.20). Con esta sentencia se quiere
significar que al desarrollo como constructo teórico no siempre se le ha
otorgado una clara significación, sino que por el contrario sus significados se
han multiplicado, dependiendo de los contextos sobre los que se ha aplicado.
Las distintas acepciones que se han tejido en torno al término,
confirman su carácter polisémico y de aproximaciones sucesivas como
consecuencia del pluralismo ideológico, que en el subyace, de su
complejidad y multirreferencialidad. Sin embargo, Carvajal (2001), plantea
enfáticamente que el desarrollo sustentable es:
Un modelo, desde donde la educación como base del conocimiento, de la información, y del desarrollo se constituye en un ideal para alcanzar la civilidad ciudadana y en sano equilibrio entre la necesaria apertura a las distintas culturas de Latinoamérica y del mundo, por una parte, y el arraigo dinámico en los valores históricos de la propia etnia, región y nación por la otra (p.89).
De la cita anterior se puede afirmar que la educación es la base para la
construcción de la nueva ciudadanía, impartiendo sus saberes y
conocimientos desde diseños curriculares contextualizados, que hagan
posible la formación de los nuevos ciudadanos, donde se puedan incorporar
otros componentes, que no tienen valores económicos, pero necesarios para
la formación del talento humano, como son: los valores estéticos, culturales,
religiosos y ecológicos.
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Esta nueva ciudadanía no debe quedar reducida al campo político
electoral o al intercambio en el mercado como consumidor; debe ser un
ciudadano presente en diferentes espacios colectivos, locales, orientados
hacia la solidaridad, cooperación y voluntariado. Para esto se requiere una
visión de futuro, donde las Universidades deben establecer una relación
dialógica, entre quienes representan la sociedad política y la civil para
establecer vínculos efectivos como una red social, que promueva la creación
y la formación de profesionales, desde un ámbito futurista con una cultura
participativa y orientada hacia el desarrollo local sustentable.
Del mismo modo, la diversidad de tendencias, análisis e
interpretaciones del currículo está en directa relación con el contexto real o
escenario in situ, sea éste social, territorial y temporal (adaptación de
términos asociados al desarrollo sostenible) del cual emerge. Por esta razón
se precisa acudir a la definición latina de currículo como cursus o camino,
puesto que ofrece una insinuante metáfora sobre la dialéctica del
movimiento, sobre lo no estático, en el entendido que cada sociedad le da la
connotación que el momento histórico le asigna. Plantea Maldonado
(2001),”es la idea de un río que nace en un lecho para ir creciendo hasta
lograr que otros afluentes se sumen a él con el propósito de sobrevivir
mutuamente, y de aumentar su cauce y su fuerza”(p.89).
Asumiendo que el desarrollo tiene una connotación esencialmente
social, es posible significar que, este enfoque le imprime a la formación
profesional ciertos atributos especiales de alta complejidad y
dimensionalidad, que la apartan diametralmente de cualquier enfoque
convencional, reduccionista, dicotómico y fragmentario, como es el caso de
la concepción desarrollista, desde la cual el fenómeno económico, asociado
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a una formación profesional de corte tecnocrático, ha constituido el centro del
proceso curricular.
En consecuencia, la finalidad social y política de una nueva concepción
del desarrollo, en la que subyace una dimensión teleológica, que lleve a
pensar en un proceso de desarrollo y transformación similar al interior de la
educación universitaria, como una postura que supere las rígidas
demarcaciones, derivadas del paradigma mecanicista, caracterizado por la
división disciplinar del conocimiento, la supremacía del análisis sobre la
síntesis, el abordaje lineal de los problemas desde una relación causa-efecto
y la preparación del talento humano, según los requerimientos del aparato
productivo.
Desde este enfoque se daría paso a la noción de globalidad no
fragmentada, es decir, una imagen unitaria y compleja de la realidad social y
universitaria, que forman un escenario de tejidos entrelazados de
dependencia mutua y activación recíproca, que supone la unidad de lo
diverso en todos sus ámbitos, desde la óptica de la educación integral y
permanente enmarcada en la transversalidad, interdisciplinaridad, la
pluridisciplinaridad y la transdisciplinariedad, desde las cuales las exigencias
cambian y los conocimientos tienen una rápida obsolescencia.
En este escenario, la producción y transferencia de conocimiento
adquiere un rol estratégico, que marca un acentuado cambio en los
enfoques, normativas, ofertas y respuestas académicas, estrategias,
sistemas organizacionales de las universidades y sobre todo, en sus
relaciones con el Estado, la sociedad y el sector productivo. Esta
circunstancia deriva en la necesaria construcción y desarrollo de un proceso
de reforma curricular, que apunte hacia las transformaciones requeridas,
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como estrategia global para la re-creación, reformulación y actualización de
la formación universitaria.
Esta reforma debe producirse desde la perspectiva del cumplimiento
óptimo de la misión institucional, bajo condiciones sostenibles, viables y
sustentadas en una declaración general de principios (políticas) a largo
plazo, que brinden direccionamiento a toda la organización ante los retos que
imprime la contemporaneidad. Vista así la reforma, puede establecerse como
premisa que el desarrollo sustentable constituye eje y objetivo central para
definir el carácter y la misión de la formación universitaria.
En estas condiciones, parece evidente que los procesos de reforma
curricular, para dar respuesta a nuevas necesidades económicas y sociales,
constituyen una tarea colectiva como garantía viable de la estrategia de
transformación que se asuma. Es decir se requieren simultáneamente de la
adopción de acciones, desde el paradigma de la cooperación, hasta las
nuevas circunstancias a los fines de facilitar cambios profundos en los
sistemas de gestión y de decisión. Todo esto mediante un proceso de
consulta y de acción transformadora de abajo hacia arriba, sustentado en
principios de libertad académica y autonomía institucional
Este razonamiento se apoya en el planteamiento, que el proceso de
reforma de las universidades es paradigmático, no programático. Implica
transformaciones radicales y profundas en la manera de ver y comprender la
realidad (reforma del pensamiento), en la cual la formación universitaria,
como parte integrante del proceso social, está hoy día en la intercepción de
la ruptura paradigmática según lo planteado por Delgado (2004).
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En estos tiempos de agotamiento y surgimiento de nuevos paradigmas
es preciso comprender que las organizaciones y la sociedad son una
comunidad de intereses individuales y que la suma de los pensamientos de
los actores configura el pensamiento social.
De ahí la pertinencia de iniciar el proceso de transformación curricular
con la reingeniería del pensamiento y con la configuración e introyección de
un nuevo ethos universitario. La construcción de este ethos es un desafío,
puesto que se aspira al desarrollo y fortalecimiento de la mentalidad moral y
el conjunto de creencias, que los ciudadanos deben consolidar con respecto
a la misión que el país les encomienda (ethos institucional) y como criterio
para la valoración moral de lo que el individuo piensa, proyecta y hace (ethos
psicológico).
En este sentido, el nuevo perfil profesional para la comprensión y
promoción del desarrollo sustentable, debe partir de la base de un cambio de
visión, de un paradigma emergente que gira en torno a la relación: sociedad–
economía–naturaleza, denominado entre otros autores por Castellano
(2005), triángulo de sostenibilidad, en el sentido de que se intenta armonizar
el crecimiento económico, el mejoramiento social y la conservación del
ambiente, manteniendo los principios de equidad entre grupos sociales,
territorios y las generaciones actuales y futuras, dependiendo así la definición
que cada sociedad asigna a cada uno de estos tres elementos en cada
momento histórico.
Actualmente se vislumbra, que la tendencia curricular que se perfila
para la formación universitaria en el contexto de la sociedad del conocimiento
y del desarrollo sustentable es la hermenéutica-reflexiva, por cuanto se
beneficia el desarrollo del pensamiento complejo, enriquecido por la teoría
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del caos y en los que convergen varios paradigmas psicosociales: el
constructivista, como opción epistemológica y cognitiva, que establece
pautas para la construcción del conocimiento de forma dinámica y dialéctica;
el sociocultural o contextual de Vigotsky (1992), el cual enfatiza la
importancia del entorno para la construcción social del conocimiento y del
desarrollo personal.
Igualmente, la pedagogía redefinida por Flórez (1994), como ciencia
interdisciplinaria que explica y promueve procesos inherentes a la formación
integral por competencias en un contexto de diversidad e innovación; la
teoría crítica, impulsada por Carr y Kemmis (1988), según la cual el currículo
es circunstancial en respuesta a la dinámica de la vida social; la visión
curricular de Stenhouse (1987), quien supone una concepción abierta del
currículo como proceso e hipótesis de acción, prospectivo, de construcción
cooperativa e in situ (endogénesis) que puede mantenerse, evolucionar o
trascender sobre la base de sus propósitos y los planteamientos
metodológicos de Le Botert (1991), Punk (1995) y Braslauky (1998) respecto
a la configuración de un currículo centrado en competencias integrales o
polivalentes según lo planteado por Carrera(2004).
Esta red epistemológica hace suponer, que los cambios que se están
produciendo en el mundo del trabajo, a partir de la aplicación y la ampliación
de las tecnologías de los empleos, está provocando que un sector social
importante domine no sólo conocimientos actualizados, sino además, un
conjunto de cualidades actitudinales que le permitan responder a las
exigencias que el desarrollo del propio conocimiento trae consigo.
Es así como producto de estas formas de obtener información relevante
y del desarrollo de prácticas de desempeño oportuno para crear
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conocimientos locales a partir del acceso a saberes significativos, que en
diversas partes del mundo se han generado, se perfila una disminución de la
importancia de los trabajos rutinarios y de las acciones estandarizadas para
dar paso al uso de habilidades intelectuales y de aptitudes profesionales
asociadas al pensamiento estratégico y al ejercicio ciudadano para la
participación en democracia.
Entre estas habilidades intelectuales y las aptitudes profesionales se
pueden citar competencias para resolver problemas, adaptarse a nuevas
situaciones, seleccionar información relevante en los ámbitos de trabajo,
adoptar estrategias para el aprendizaje en contextos de cambio tecnológico y
sociocultural acelerados, para el ejercicio de la ciudadanía, para el dominio y
la transferencia de contenidos y los procesos desde la interdisciplinaridad, la
transversalidad y la transdisciplinariedad, adaptar estrategias para actuar
ante el conflicto y la incertidumbre y para la toma de conciencia de la
incidencia de la acción individual y colectiva, como medio de valoración del
pluralismo, la diferencia, la indagación y la comunicación.
Sustentabilidad Económica y Social
La sostenibilidad es la habilidad de sobrevivir y adaptarse
indefinidamente a las condiciones cambiantes. Este concepto hace referencia
a la interrelación de tres elementos: (a) ambiental, que refiere a la necesidad
que el desarrollo no destruya de manera irreversible el ecosistema; (b) social,
cuyos aspectos esenciales son el fortalecimiento de un estilo de desarrollo
que aspire erradicar la pobreza, la justicia social y la participación ciudadana;
(c) económica, entendida como crecimiento económico que promueva la
equidad social y establezca una relación armónica con la naturaleza.
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Desde este punto de vista, es un concepto dinámico y evolutivo,
asociado al cambio y a la adaptación como sus propiedades constitutivas. La
sostenibilidad es un principio funcional aplicables a determinados sistemas.
Es una premisa básica del desarrollo sostenible, que se asume como una
opción que incluye objetivos sociales y de satisfacción de necesidades,
según determinadas escalas de valores y en contextos variables que van
cambiando en el tiempo como un proceso abierto que se retroalimenta
progresivamente.
En tal sentido, Zuleta (2000), señala que en la Conferencia de las
Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (1992), realizada
en Río de Janeiro se define como Desarrollo Sustentable:
El estilo de desarrollo que busca lograr la satisfacción de las necesidades fundamentales de toda la población, mediante un manejo racional de los recursos naturales, propiciando su conservación, recuperación, mejoramiento, y uso adecuado, de tal manera que tanto esta generación como las futuras tengan la posibilidad de disfrutarlos con equilibrio físico y psicológico, garantizando por lo tanto su calidad de vida y la supervivencia del ser humano y del planeta (p. 8).
Entre las definiciones de sustentabilidad en términos económicos, está
la que contiene el Informe Brundtlant (1987), el cual indica “satisfacer las
necesidades de las generaciones presentes sin comprometer la capacidad
de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”. En
principio, esta definición tiene como idea central la de mantener el patrimonio
natural, considerar a la naturaleza como un legado que hay que conservar,
de modo que mantenga la capacidad de cumplir sus diferentes funciones.
LA UNIVERSIDAD PROFESIONAL Y LA SUSTENTABILIDAD ECONÓMICA Y SOCIAL
María Mercedes Hernández Abril (2014) Página 25
No obstante, al tratar de mantener el patrimonio natural en todos sus
elementos, cualquier uso de recursos no renovables, por pequeño que fuese,
sería incompatible con la sustentabilidad. De hecho, que si la actividad
económica humana degrada recursos de baja entropía (combustible fósiles o
materiales), no sólo existirá un límite a la capacidad de sustentación de cada
período, sino también a la vida humana total, que la tierra puede mantener.
El proceso de desarrollo humano y sostenible debe ser capaz de
generar un desarrollo, no sólo sostenible en términos ecológicos, sino
también sociales y económicos. Esto es que además de asegurar su armonía
con el medio ambiente, es inherente a un desarrollo con este calificativo,
transformaciones institucionales, las cuales permiten el cambio social gradual
y un crecimiento económico autosostenido. Al respecto, para Morales(2003)
el desarrollo sustentable, se considera como un triángulo cuyos vértices son
el crecimiento económico, la equidad social y la protección del medio
ambiente, están en equilibrio dinámico .
Durante muchos años, el concepto de desarrollo utilizado por las
naciones, estaba exclusivamente relacionado con los aspectos tecnológicos,
científicos y económicos, los cuales, como plantea Morín (2000), se
consideraban suficientes para lograr el desarrollo humano, es decir, libertad,
democracia, autonomía y moralidad.
Sin embargo, ese tipo de desarrollo no ha sido capaz de dar respuesta
a la evidente inequidad que existe en el mundo actual, ya que al trabajar sólo
ciertas perspectivas (tecnológicas, científicas y económicas) olvida uno de
los más importantes aspectos: el humano, sin el cual como plantea Klisberg
(1997), los avances económicos no poseen la sustentabilidad necesaria para
mantenerse en el tiempo.
LA UNIVERSIDAD PROFESIONAL Y LA SUSTENTABILIDAD ECONÓMICA Y SOCIAL
María Mercedes Hernández Abril (2014) Página 26
La necesidad de incluir el factor humano como variable decisiva en un
desarrollo integral, fue lo que dio origen a la idea de un desarrollo
sustentable, que aún cuando viene gestándose desde la década de los
sesenta, es en los ochenta cuando se difunde como concepto. El desarrollo
sustentable o sostenible (dependiendo del autor que lo plantee) se convierte
en el año 1987 en una estrategia, propuesta por la Comisión Mundial para el
Medio Ambiente de la Organización de las Naciones Unidad (ONU).
El tema del desarrollo sustentable, para Arias (2003), se configura en
todos los ámbitos como la nueva estrategia de desarrollo, que permitirá
alcanzar niveles de vida más justos y equitativos, en los que se conjugue una
protección y uso responsable de los recursos naturales, con un incremento
en los niveles de bienestar de la mayoría de la población y un crecimiento
económico sostenido. Esto supone integración de esfuerzos y compromiso
por parte del Estado, comunidad científica, iniciativa privada, organizaciones
no gubernamentales y sociedad civil en general, universidades incluidas.
Este nuevo concepto de desarrollo promueve una alianza entre
economía, humanidad y ambiente fundamentándose en bases éticas, que
indican que debe cambiarse la idea de subordinación de hombre-naturaleza
a la economía; por aquella que fomente una cooperación entre ellos, que
permita un desarrollo a corto y largo plazo. A tales efectos se requiere de un
gran sinergia; es decir, los tres actores mencionados deben funcionar de
forma interdependiente, de manera tal que se puedan ir minimizando los
destrozos, que han venido causando las clases convencionales de
desarrollo.
LA UNIVERSIDAD PROFESIONAL Y LA SUSTENTABILIDAD ECONÓMICA Y SOCIAL
María Mercedes Hernández Abril (2014) Página 27
En la actualidad existen muchos intentos para difundir las ventajas de
este modelo que permitirá paralelamente, un desarrollo económico y social,
lo cual se traducirá, como apunta Klisberg (2002) en un real desarrollo. Para
la implementación y éxito de un modelo de desarrollo que permita la
sustentabilidad, debe existir una participación activa de la comunidad
afectada, entendiéndose ésta como la humanidad entera. Es imperativo que
los seres humanos conciban la importancia de aliarse para un bienestar
común, es decir, aquél que no signifique el malestar de otros y que en el
largo plazo se convertirá en un daño para todos.
Desarrollo Económico
El tema sobre desarrollo es considerado enrevesado y de múltiples
dimensiones, debido a la complejidad que representan los prolongados y
sostenidos procesos y la diversidad de relaciones sistémicas que existen en
estos, pero además, las multiplicidades de enfoques, niveles y dimensiones.
Desde la evolución de los términos progreso, crecimiento y desarrollo, hasta
los diferentes niveles que se han conceptualizado, como: integral, regional,
nacional, rural, local, sostenible (sustentable), humano, endógeno, son
términos y conceptos que se refieren a aspectos de un fenómeno común,
pero que responden a escalas, realidades y sobre todo a necesidades e
intereses muy concretos.
De igual manera, las dimensiones del desarrollo pasan por un abanico
de temas y aspectos, como lo son: social, económica, territorial, ambiental y
jurídica, entre otras que enfocan y determinan al desarrollo, sin contar con
sus dimensiones transversales, como equidad, justicia y género, que
expresan los enfoques y determinaciones de quienes manejan en la práctica
este desarrollo.
LA UNIVERSIDAD PROFESIONAL Y LA SUSTENTABILIDAD ECONÓMICA Y SOCIAL
María Mercedes Hernández Abril (2014) Página 28
Partiendo de la definición clásica del desarrollo, el Diccionario de la
Real Academia de la Lengua Española (2005), lo expresa como evolución
progresiva de una economía hacia mejores niveles de vida. El Banco Mundial
(1991), define al desarrollo económico como el mejoramiento sostenible del
nivel de vida, el cual comprende consumo material, educación, salud y
protección del medio ambiente, cuyo objetivo es dotar de mayores derechos
económicos, políticos y civiles a todos los seres humanos, sin distinción de
sexo, grupo étnico, religión, raza, región o país.
También, el Informe del Banco Mundial (1992) plantea que desarrollo es
mejorar el nivel de bienestar de las personas, elevar los niveles de vida, así
como mejorar la educación, la salud y la igualdad de oportunidades, los
cuales son componentes esenciales del desarrollo económico. En estos
conceptos, el desarrollo es fundamentalmente un asunto de economía, de
estado y de mercado. La satisfacción de las necesidades básicas constituye
uno de los aspectos centrales del desarrollo económico y esta concepción,
que en el pensamiento liberal se soporta inicialmente, sobre la dominación de
la naturaleza, posteriormente, se ha sumado la industrialización y el
mercado.
Pero desde que Smith y la economía clásica impone sus reglas y
preceptos, el equilibrio entre la oferta y la demanda ha sido el elemento del
equilibrio económico, en un enfoque mecanicista y excluyente de otros
elementos, como los sociales, culturales y ambientales. Este enfoque parte
según Saravia (2003), del planteamiento en cuanto a que sólo produciendo
bienes es como se resuelven las necesidades humanas.
De acuerdo con Méndez (2000), en estos procesos el desarrollo viene
a ser un mito, cuando se define como el crecimiento beneficia a todos y
LA UNIVERSIDAD PROFESIONAL Y LA SUSTENTABILIDAD ECONÓMICA Y SOCIAL
María Mercedes Hernández Abril (2014) Página 29
estos pueden acceder al desarrollo gracias a la difusión del progreso
tecnológico y a la incorporación de nuevos sectores de la población
económicamente activa en empleos más calificados, generadores de
ingresos más elevados.
Esta definición hace, suponer que los países y sectores más ricos, van
a compartir el excedente de su riqueza, así los más pobres podrían acceder
también a esta. Dado que el concepto de desarrollo no es estático, sino que
tiende a evolucionar, al igual que la sociedad, se ha visto un movimiento
desde los conceptos clásicos más tradicionales, hasta nuevos conceptos de
globalización y conglomerados.
El problema del desarrollo, por lo tanto es también un problema
metodológico, cuya concepción como lo afirma Méndez (2000), es más “una
representación mental, general, abstracta”. Una representación que tiene que
ver con la percepción que las personas y los grupos sociales tienen de su
entorno y de las relaciones allí existentes.
En los años ochenta para América Latina, hubo transformaciones
profundas en el pensamiento económico alrededor del desarrollo, como lo
señala Vázquez (1999), uno de los cambios más importantes que ha tenido
lugar en la teoría del desarrollo económico en los últimos veinte años, es la
formación de un nuevo paradigma que se conoce como desarrollo endógeno.
Ante este panorama, las insatisfacciones generadas del agotamiento de
un modelo de desarrollo impuesto o condicionado desde afuera, ha generado
una reacción defensiva frente al enorme peso del contexto global. En sus
primeros momentos, el concepto de desarrollo local como lo señala Malé
(2001), “es relativamente nuevo y surge como reacción ante las agresiones y
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cambios bruscos, que sufren las economías y sociedades locales, como
consecuencia directa de la crisis del sistema económico mundial en los años
70”.
Asimismo, el desarrollo local proyecta la forma de ir articulando de
manera progresiva las iniciativas locales, en respuesta a la desprotección
que produce ese contexto y ese modelo globalizador, que pretende hacer del
mundo, un espacio único de mercado libre y la aplicación irrestricta de las
políticas neoliberales, como la reducción del Estado y las privatizaciones de
sectores estratégicos, entre otras. También, la histórica alianza capital
nacional entre Estado - Nación se ha reducido, diluido y en su lugar el Estado
va asumiendo un papel de agente de la globalización económica y de las
políticas económicas globales.
Ante este panorama los espacios locales deben hacer frente a las
demandas de sus ciudadanos y a las necesidades de desarrollo
socioeconómico, en un marco donde el tejido productivo, humano y cultural
del espacio local o del municipal, como la expresión político-administrativa
básica de lo local, que ha sido golpeado por la crisis, ya no encuentra en el
estado central, su principal aliado. Para ello, estos deberán ser capaces de
formular políticas locales, que den respuesta a esas demandas, sin
abandonar el sentido de país. Al respeto, cabe citar a Maza (2006), para
quien la sustentabilidad y sostenibilidad, son:
Condiciones necesarias y simultáneas para el desarrollo...asegura para el futuro el acceso a las facilidades proporcionadas por el cambio y que refuerzan el impulso de éste, entre otras las siguientes: la reposición del capital real y su acumulación sostenida, la renovación de las fuerzas productivas en niveles más elevados de potencial y eficacia, la capacidad de innovación en la conducción del proceso productivo y la organización social y del
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Estado, el adelanto tecnológico adaptable a las características del medio económico considerado...De este modo la sustentabilidad y la sostenibilidad dan por resultado el desarrollo endógeno...(p.27).
En el párrafo precedente, se evidencia que el desarrollo endógeno, que
significa desarrollo desde adentro, es un modelo socioeconómico en que las
comunidades desarrollan sus propias propuestas. Es decir el liderazgo nace
en la comunidad y las decisiones parten desde adentro de la comunidad
misma. Busca que los procesos locales y globales se complementen. Su
meta es el desarrollo a nivel local, pero que trascienda hacia arriba, hacia la
economía del país.
En este escenario, la universidad juega un papel trascendental
formando a ese ciudadano capaz de transformar su comunidad, su
sociedad. En tal sentido, la universidad puede lograr convertir a este hombre
en un profesional, cualquiera sea su nivel académico, sociocultural, o área
de experticia. De ahí la connotación de Universidad Profesional.
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III. EDUCACIÓN UNIVERSITARIA Y COMPETIVIDAD
La capacidad de una sociedad para atender a la formación de un
sujeto con principios morales, es cada vez más urgente y esto lo vincula a su
condición humana, algo contrario a la concepción tecnológica, que idealiza al
hombre por su sentido competitivo y pragmático, sin dejar de reconocer que
los factores tecnológicos son generadores de fuentes perdurables de
ventaja competitiva entre los países, sustentado en el conocimiento y la
innovación. Por lo tanto, esta formación debe fundamentarse en un conjunto
de políticas que favorezcan el desarrollo de capacidades científico-
tecnológicas endógenas, así como la inserción de manera efectiva en la
economía, como elemento clave de fortalecimiento del sector socio-
productivo.
Ello implica un proceso de redefinición de la educación universitaria
conformando centros de generación de conocimientos, que respondan a
nuevos esquemas educativos en valores, requerimientos tecnológicos, y
sociales y más específicamente, hacia la generación de conocimientos
dirigidos al sector productivo. En este sentido, la sociedad ha tenido que ver
a las organizaciones educativas como un recurso disponible para el
desarrollo socioeconómico, las cuales han tratado de responder a este
desafío, no sólo por razones financieras, sino también por circunstancias
políticas y de imagen.
En la actualidad, se vive una presión por resultados y una escasez de
recursos que también afecta a la ciencia y la tecnología, lo que trae como
consecuencia que las empresas tienen que administrar un ciclo de vida más
corto de aquellos productos típicamente competitivos. Por esta razón, la
sociedad está aprendiendo a evaluar procesos, aunque sea intuitivamente,
LA UNIVERSIDAD PROFESIONAL Y LA SUSTENTABILIDAD ECONÓMICA Y SOCIAL
María Mercedes Hernández Abril (2014) Página 33
ya que la relación beneficio-costo de los recursos que se asignan a los
diversos sectores, demuestra que las organizaciones anhelan respuestas
más rápidas para los nuevos desarrollos y esperan soluciones en forma de
bienes y servicios de los organismos que actúan en la investigación,
desarrollo e innovación, especialmente universidades.
Es evidente que las relaciones entre la universidad y el mundo
productivo están experimentando cambios profundos en los diferentes
contextos mundiales. En los países latinoamericanos, a partir de los años
noventa, ocurrió una redefinición de la tradicional función de la extensión
universitaria, constitutiva de la cultura organizacional reformista, la cual ha
potenciado una estrecha vinculación entre la academia y la empresa, con la
subsiguiente transferencia de conocimientos y prestación de servicios a
usuarios definidos en el mercado productivo, reportando simultáneamente
recursos financieros para las instituciones universitarias, en un contexto de
escasez de fondos públicos, como lo indica D’Onofrio (2002).
No se trata de estimar las posibilidades generadas con la
implementación de instrumentos de aproximación entre academia y
producción, sino de dimensionarlas a efectos de generar círculos virtuosos
reales, evaluando la dirección y el sentido que toman, a partir del análisis de
la realidad que rodea las instituciones. Es decir, tomando en cuenta las
condiciones de desarrollo de los países, las trayectorias y estrategias
empresariales, las políticas económicas implementadas por los gobiernos y
la situación interna de las instituciones académicas.
En cuanto a los enfoques para la formación profesional desde la
perspectiva del Banco Internacional de Desarrollo (BID) citado por Moura
(2000), los países latinoamericanos tienen muchos activos a su favor, sin
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embargo factores como la política, burocracia, falta de legitimidad, no han
permitido obtener los resultados derivados de una buena educación, De ahí
que los esfuerzos deben encaminarse al cambio. Por su parte, García(2000),
señala que la formación profesional se manifiesta con la intención de
prácticas orientadas a la reconversión profesional de los trabajadores , en pro
de facilitar la adecuación de sus capacidades a los requisitos del nuevo
contexto laboral.
Desde una perspectiva macro y en consideración con la complejidad de
la globalización, la construcción de garantes de la competitividad implica la
participación de actores capaces de asumir el gran reto del desarrollo
productivo de las organizaciones de los países de América Latina. Desde un
nivel micro social, la competitividad se basa en la interrelación entre la
dimensión organizativa, social y tecnológica. De ahí que su búsqueda no sólo
puede regirse por las pautas que marca la economía internacional, sino por
el contrario se debe tomar en cuenta los patrones particulares de cada país.
La competitividad así debe orientarse a la extensión de las relaciones
inter empresariales, a través de las conexiones con las universidades
mediantes alianzas estratégicas y las tecnologías. En este contexto Vega
(2001), refiere el esfuerzo que realizan los Estados de los países
latinoamericanos para introducir modificaciones y reformas de carácter
flexibilizador, que generen nuevas modalidades y enfoques orientados al
mejoramiento de los procesos formativos y al desarrollo del empleo Estos
enfoques deben potenciar el papel que juega el Estado y las universidades
en el pro al desarrollo de la competitividad empresarial.
LA UNIVERSIDAD PROFESIONAL Y LA SUSTENTABILIDAD ECONÓMICA Y SOCIAL
María Mercedes Hernández Abril (2014) Página 35
En este marco el entorno económico mundial se caracteriza por nuevos
modelos de competencias, tecnologías y conceptos de organización. Al
respecto Porter (2003), expone:
… en un mundo en que la competencia, es cada vez más internacional, las naciones resultan más importantes y no menos, como la base de la competencia se ha desplazado cada vez más hacia la creación y asimilación de conocimientos, ha aumentado la importancia del papel de la nación. La ventaja competitiva se crea y se mantiene a través de un proceso muy localizado. Las diferencias de una nación en valores, culturas, estructuras económicas, instituciones e historia contribuyen todas ellas al éxito competitivo (p. 163).
Como puede verse en torno a la competitividad de los países son dos
los aspectos fundamentales a considerar: por un lado la intervención del
Estado como ente regulador de las políticas del mercado laboral y por el otro,
las empresas y las universidades, estas últimas responsables de generar
conocimientos y por ende formación acordes a las demandas del sector
productivo.
En este orden de ideas, cobra mayor relevancia la integración de
factores como: la competitividad y el aprendizaje, los conocimientos y la
innovación. Hay que tener presente que muchos empresarios se encuentran
en la constante búsqueda de perfiles altamente competitivos. Es decir, en la
selección de trabajadores que estén dispuestos a responder y adaptarse a
las transformaciones que sufren las organizaciones, se busca que el talento
humano demuestre sus competencias y que sean capaces de trabajar con el
fin de alcanzar una mayor productividad y competitividad.
LA UNIVERSIDAD PROFESIONAL Y LA SUSTENTABILIDAD ECONÓMICA Y SOCIAL
María Mercedes Hernández Abril (2014) Página 36
Al respecto Reina (2001), afirma: “El capital humano contribuye al
progreso económico de las naciones y este…puede incrementarse y
desarrollarse mediante una inversión en educación que mejore los
conocimientos y la cualificación de los individuos” (p.71). De ahí que se
enfatiza cada vez más, en el escenario de la competitividad, la necesidad de
invertir en una mayor formación y en el desarrollo del talento humano, así
como en el establecimiento permanente de universidades que respondan
eficientemente y en forma oportuna a las necesidades que presenta el sector
productivo.
Las instituciones universitarias de los países latinoamericanos se han
abocado a responder a la exigencia del mundo actual globalizado, integrando
para ello, estrategias y programas en pro de la competitividad. Esto ha
conllevado a una innovación permanente, un mejoramiento continuo y una
formación constante y creciente en el desarrollo del talento humano. En las
últimas décadas las instituciones nacionales y privadas dedicadas a la
formación, se han estructurado y transformado de cara a los cambios que
propicia la economía internacional, resultando con ello un sin fin de
convenios, e integración con instituciones de otros países, en búsqueda de
opciones que puedan significar un valor agregado a los programas, que se
imparten en los países latinoamericanos.
En América Latina se tiene un inventario de actuaciones en materia de
formación profesional, que evidencia el papel protagónico que tiene el
Estado en las políticas que dimensionan lo laboral, lo tecnológico y lo
educativo. En este sentido, se destaca la relevancia de las universidades
nacionales dedicadas a la formación profesional, cuyo alcance se manifiestan
en la estructuración y en la ejecución de las políticas en el marco de los
profundos procesos de reestructuración productiva, aparejados a
LA UNIVERSIDAD PROFESIONAL Y LA SUSTENTABILIDAD ECONÓMICA Y SOCIAL
María Mercedes Hernández Abril (2014) Página 37
significativos cambios en los mercados de trabajo, dotando de un mayor
valor agregado al sector productivo de gente calificada.
En Venezuela, la relación entre el desarrollo económico y el nivel
educativo no está claramente delimitada; de allí que se deba promover el
desarrollo local, regional y nacional, en busca no sólo del crecimiento
económico, social y cultural; sino también el educativo para lo cual se
requiere estimularlo, dirigirlo y coordinarlo a través de la acción del Estado y
los respectivos entes empresariales de cada región.
En concordancia a lo expresado anteriormente, Schavino (2005),
destaca que axiológicamente la educación universitaria se orientan hacia la
formación de talento humano, el cultivo del saber, la intelectualidad en
contextos académicos y el crecimiento científico. Mientras que las
organizaciones del sector productivo apuntan hacia la producción de bienes y
servicios, la obtención de beneficios económicos, la comercialización y la
rentabilidad. De tal manera, que para el logro de una adecuada vinculación
con el sector productivo, debe establecerse un puente axiológico orientado
hacia el beneficio mutuo, el mejoramiento continuo, la excelencia, la
competitividad, la productividad, la solución de problemas y la satisfacción de
necesidades.
En consecuencia, se está en presencia de la necesidad de un cambio
en lo educativo, para asumir el reto planteado por las exigencias del
desarrollo científico y tecnológico. Igualmente de la urgencia de replantear su
papel, con sentido de orientación de la realidad científica, social y económica,
para el establecimiento de vínculos estrechos entre los centros generadores
de conocimiento y los sectores productivos que los transforman en
tecnología.
LA UNIVERSIDAD PROFESIONAL Y LA SUSTENTABILIDAD ECONÓMICA Y SOCIAL
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Al respecto, expresa Duarte (2005), la concreción del puente
vinculante entre ambos sectores, constituye una posibilidad viable de
autogestión financiera para las universidades, en un momento histórico
cuando el insumo más valioso es el conocimiento y cuando el desarrollo
económico se perfila básicamente por la capacidad de innovación
tecnológica de las sociedades.
Asimismo, es cada vez mayor la necesidad que tienen los países de
desarrollar el talento humano de las universidades, como parte del esfuerzo
para competir efectivamente en el mercado mundial. Además, actualmente
hay un crecimiento en la conciencia pública en cuanto que la revitalización de
la economía puede ser solamente lograda si todos los sectores de la
sociedad, actúan conjuntamente. El enfoque económico para fundamentar la
explicación de la relación universidad-sector productivo se centra en el hecho
que el desarrollo económico es un proceso de innovación, que incrementa la
capacidad de los individuos y las organizaciones para producir bienes y
servicios, y en consecuencia, crea riqueza.
Este proceso puede conducir en las comunidades, estados y regiones a
la creación de empleos, flujo de ingreso y una base de impuestos. La
participación ideal de la universidad, en el desarrollo económico se expresa
en el uso estratégico de los recursos basados en el conocimiento para
sustentar el desarrollo de la economía local, estadal y regional, tal como lo
enuncia Schavino (2003). Por lo anteriormente expuesto, las universidades y
los sectores productivos contribuyen con el desarrollo económico y social,
con la generación de empleos y con el bienestar general de la población. El
impacto que generan las universidades en el desarrollo económico y en la
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competitividad nacional e internacional, es producto de sus actividades y su
contribución con la ciencia y tecnología.
Las profundas transformaciones en el ámbito tecnológico, reclaman de
manera persistente que las personas posean mayores conocimientos y
preparación para trabajar en industrias cada día más complejas, lo cual exige
sistemas educativos en mejores condiciones para formar este talento. Más
allá de la constatación, que competitividad es un concepto sistemático, se
puede afirmar que el aumento de competitividad en las empresas, el país y
las regiones, depende de la calidad del talento humano con que se cuenta.
Por tal motivo, cuando las empresas incursionan en el mercado
internacional con bienes y servicios, los mismos llevan incorporados el
diseño, la investigación y la gestión previa, que dependen de personal
altamente calificado, de una red de apoyo en laboratorios, centros de
investigación e información, centros técnicos de empresas y universidades,
que hacen posible la competitividad de esos bienes y servicios en el
mercado internacional.
Las organizaciones son creaciones humanas y en la medida en que el
hombre se encuentre mejor formado y con mayores conocimientos, podrá dar
mejores respuestas a los problemas que se le presenten en el mundo del
trabajo, independientemente de su contribución al grupo social, al cual
pertenece y a la sociedad como un todo.
En otras palabras, un profesional con más y mejor educación, puede
desempeñarse con mayor competitividad en el campo de la producción de
bienes, servicios y ofrecer una mayor contribución al crecimiento y desarrollo
económico y social, como lo indica Llanos de la Hoz (1977), al señalar que la
LA UNIVERSIDAD PROFESIONAL Y LA SUSTENTABILIDAD ECONÓMICA Y SOCIAL
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educación si contribuye al desarrollo económico, sin embargo aunque es una
causa necesaria no suficiente para lograrlo. Las condiciones del mercado
ocupacional determinarían el empleo productivo de los conocimientos que
tengan las personas.
De la misma manera, Friedmann (1968) y Kindleberger (1971), han
planteado que la educación general podría considerarse como un bien de
consumo, pero que la educación técnica y profesional correspondería a un
bien de producción. Sin embargo, esta distinción no corresponde con la
realidad, puesto que la educación general es un requerimiento previo para
acceder a la educación técnica y profesional. Por ello, la respuesta más
apropiada sería, que la educación contribuya al desarrollo económico, en la
medida en que sea el producto de la aplicación de los recursos.
Sin embargo, las condiciones cambiantes del mercado ocupacional
debido a los adelantos técnicos y los retrasos existentes para hacer en el
campo educativo las reformas necesarias, hacen pensar, siguiendo a Blaug
(1996), que la principal contribución de la educación, al crecimiento
económico consiste en complementar la función socializadora de las familias,
en lo concerniente a inculcar los valores y las actitudes necesarias para un
funcionamiento laboral, adecuado en una sociedad industrial.
En este sentido, no debe olvidarse que muchos valores y actitudes
tienen su origen en el propio hogar y que la escuela, complementa o
suplementa esos valores, los cuales favorecen el desarrollo económico y
social. En este contexto Page (1977), señala:
El hombre ocupa el centro de la actividad económica –pues es a la vez su agente y su fin- y la educación por lo que aporta al hombre,
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en su doble condición de individuo y de miembro del cuerpo social, puede contribuir al desarrollo económico...Cualquiera sean sus características, el sistema de enseñanza tiene siempre sus raíces en el medio sociocultural, de modo que, de forma más o menos fiel, refleja los valores, las tendencias y las reglas de vida características del medio...La educación, entonces, puede ser un factor de desarrollo en la medida que quiere ser agente de cambio y da cabida a las preocupaciones económicas.
Ante la interpretación de estos planteamientos, se puede señalar que el
medio socio-cultural, en el cual se desenvuelve el individuo constituido por la
familia y los valores predominantes de ese grupo social, determinan la
orientación y formación para participar en el desarrollo económico, donde la
educación es una condición necesaria. No obstante, no es suficiente como
factor de desarrollo, ya que se enfrenta no sólo a las dificultades de
transformación y cambio en el sistema educativo, sino también a las
características de atraso, lentitud o dinamismo que tenga la economía donde
se desempeñen los entes sociales.
La interacción entre los sectores académicos y productivos no
representa una novedad absoluta en los países desarrollados. La
consideración referida a que el sector productivo de un país debe
beneficiarse de la experticia y de la investigación universitaria, cada día
cobra mayor fuerza. La tendencia de las universidades a restringirse así
mismas, a desempeñar exclusivamente roles de proveedores de
profesionales preparados y a expandir las fronteras del conocimiento; se
viene cuestionando desde el propio interior de estas instituciones de los
países industrializados, debido a la innegable capacidad y potencialidad, que
tiene para integrarse al soporte y desarrollo de la sociedad.
LA UNIVERSIDAD PROFESIONAL Y LA SUSTENTABILIDAD ECONÓMICA Y SOCIAL
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Tales transformaciones están caracterizadas por la difusión de saberes,
bajo las relaciones entre las instituciones académicas y el sector productivo,
tratadas como una revisión de la clásica función de extensión como acción
extramuros de las universidades, mientras que para otros constituyen la
emergencia de una nueva función, diferente de la extensionista, de
transferencia de conocimientos científicos y tecnológicos y demás prestación
de servicios al mercado productivo.
Resulta claro reconocer que las instituciones de educación
universitarias por constituir espacios naturales para la generación, creación,
transferencia, gestión y aplicación de conocimiento de alta pertinencia e
impacto social, requieren de estrategias precisas en sus funciones básicas,
puesto que el escenario al cual tienen que adscribirse los investigadores es
altamente flexible y rápidamente cambiante, si se está atento al impacto que
los nuevos saberes (ser, saber, hacer, aprender y emprender) y las diversas
interpretaciones de lo que estos provocan en las problemáticas y soluciones.
Por consiguiente la educación universitaria, que ha dado sobradas
pruebas de su capacidad para transformarse y propiciar cambios en la
sociedad, tiene que emprender desde su propio seno la transformación, la
renovación y el asumir dimensiones, donde el desarrollo sostenible con rostro
humano se constituya en núcleo central de la formación universitaria.
Esto sólo podrá alcanzarse, cuando estas instituciones logren
convertirse en fuerzas competitivas, productivas y creadoras de procesos
endógenos generados por los actores universitarios no sólo después de la
formación. Sino incluso que en el centro de los procesos formativos, de
investigación y de extensión; las decisiones, diseños de políticas y prácticas
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educativas sean un producto endógeno y estén asociados a problemáticas
regionales y locales.
Formación por Competencias
La formación ocupacional y profesional de las personas nace de las
necesidades específicas de instituciones claramente constituidas, ya sean
oficiales o de iniciativa privada. Este sistema de formación obedece a
principios semejantes que fundamentan y explican el sistema educativo, el
cual parte de un estudio de necesidades presentes y futuras a corto y a
medio plazo, enfocado a los usuarios del proceso: productores de bienes y
servicios, expertos en formación y los propios sujetos de formación. Estas
necesidades debidamente analizadas, jerarquizadas y sistematizadas, serán
la pauta que habrá de seguir el proceso de formación.
Una de las alternativas viables es la aplicación de la formación por
competencias laborales, la cual comenzó en 1973 y se instrumentó en una
Escuela de Enfermería de nivel medio ubicada en Estados Unidos. En 1984
se aplicó en un Colegio de Enseñanza General de Canadá y se instrumentó
en Escocia, Gran Bretaña a nivel obrero. Estas experiencias tienen un
marcado carácter conductista y son rechazadas por algunos investigadores
en materia educacional.
Luego, en 1986 comenzó en el nivel medio profesional en Canadá,
con buenos resultados, a partir de las condiciones materiales que tienen los
Colegios Profesionales los cuales permiten la utilización de simuladores,
medios de enseñanza y computadoras, entre otros. En 1988 se aplicó en el
nivel de técnico medio en Reino Unido, en 1993 se aplicó de forma general
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en la formación básica y preuniversitaria de Canadá, estas últimas
experiencias están basadas en el constructivismo.
En la actualidad la formación por competencias laborales se aplica en
numerosos países, entre ellos están: México, España, Argentina, Canadá,
Francia, Alemania, Australia, Gran Bretaña, Brasil, Chile y otros de América
Latina.
Al respecto Irigoín y Vargas (2003) señalan que la formación por
competencias laborales puede ser entendida como un proceso abierto y
flexible de desarrollo que, con base en las competencias identificadas,
ofrece diseños curriculares, procesos de enseñanza y de aprendizajes,
materiales didácticos, actividades y prácticas laborales con el fin de
desarrollar en los participantes, capacidades para integrarse a la sociedad
como ciudadanos y trabajadores. Esta definición identifica las competencias
como capacidades y reconoce el carácter flexible de los diseños curriculares,
para desarrollar la formación por competencias laborales.
En este marco, se puede concebir la formación por competencias
laborales, como un proceso en el que los resultados esperados son las
competencias laborales, los objetivos de aprendizaje y las metas a lograr por
medio de las actividades a desarrollar durante el proceso de educación
técnica y profesional. El contenido, los medios de enseñanza y las formas de
organización de la clase se estructuran en función de la competencia a
formar.
La evaluación y sus indicadores se especifican anticipadamente por
escrito. Estos elementos están estrechamente relacionados con el proceso
de educación técnica y profesional, pero necesita que durante la formación
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María Mercedes Hernández Abril (2014) Página 45
se desarrollen los procesos motivacionales y metacognitivos del estudiante y
por supuesto, sus cualidades para formar un sujeto productivo y
transformador de la sociedad.
Ante este panorama es necesario, definir qué se entiende por
formación por competencias laborales: Es el proceso de educación técnica y
profesional, que se estructura de manera que contribuya a proporcionar
conocimientos, habilidades, hábitos, procedimientos, valores, actitudes,
motivos, componentes metacognitivos y cualidades de la personalidad,
donde la persona alcance el desarrollo del pensamiento y formaciones
psicológicas más amplias y profundas, que traen como resultado un
desempeño efectivo de su labor y que quede organizado en un diseño
curricular por competencias laborales.
Un diseño por competencias laborales es aquel, que se estructura
didácticamente respetando lo que una persona necesita saber, hacer y ser,
según las exigencias de la profesión para la que se está formando,
potenciando su preparación para la vida. Por lo que un diseño curricular por
competencias laborales debe considerar la perspectiva humanista en la
educación intelectual; sociopolítica para el trabajo así como la formación y
desarrollo de una cultura general integral para valorar el talento humano, no
sólo como un portador de conocimientos y habilidades, sino ante todo como
ser humano.
También se concibe este tipo de diseño, como la integración plena del
trabajador en la sociedad, las necesidades y exigencias socioeconómicas del
país y las específicas del puesto de trabajo y de la profesión, para desarrollar
en la formación más procedimientos, actitudes y potenciar el conocimiento, el
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autoconocimiento, el desarrollo de intereses, motivaciones y de recursos
personológicos.
Una mayor integración entre la universidad, sector productivo y
sociedad, con un diseño curricular por competencias laborales no forma un
super-técnico , pero sí se puede formar un persona más integral y mejor
preparada para la vida porque en el proceso de formación por competencias
laborales, se demanda que haya una conjugación entre los conocimientos,
habilidades, procedimientos, motivos, componentes metacognitivos, valores,
las cualidades de la personalidad y las actitudes, que el individuo debe
poseer para enfrentar su vida futura y nunca como una infalible herramienta
de producir y de competir.
Un diseño curricular por competencias laborales se caracteriza por
poseer principios para su estructuración, los cuales según Robitaille y Daigle
(1999) son:
1. Los programas de formación se organizan y estructuran a partir de
competencias a formar y/o desarrollar.
2. Las competencias varían en función del contexto en el cual se
aplican.
3. Las competencias se describen en términos de resultados y normas.
4. Los representantes del mundo del trabajo participan en el proceso de
diseño, durante el desarrollo y en la evaluación curricular.
5. Las competencias se evalúan a partir de los componentes que la
integran.
6. La formación tiene un alto contenido práctico experimental.
Los programas de formación se organizan y estructuran a partir de
competencias a formar y/o desarrollar. Este es uno de los principios más
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pertinentes, ya que considera el logro de las competencias laborales como el
objetivo principal de la formación. Se trata de un cambio de perspectiva en
comparación con los modos de enfocar tradicionalmente los programas, los
cuales tenían la tendencia a considerar el campo disciplinario como el
principio organizador de la formación. Sustituyendo el diseño disciplinario por
el de competencias, se potencia la necesidad de colocar en primer plano la
aplicación de conocimientos y habilidades, así como el desarrollo de los
componentes metacognitivos, motivacionales, valores y cualidades de la
personalidad.
Las competencias varían en función del contexto en el cual se aplican.
Este principio que se deriva del anterior precisar lo que debe realizarse y
esto depende del contexto, en el cual se aplica la formación profesional y la
formación general. En el contexto de la formación general, la principal
referencia para definir las competencias a desarrollar es la función de trabajo.
Esta puede referirse a un oficio, una técnica, a una profesión, o englobar las
funciones del trabajo de la misma naturaleza. Las competencias laborales se
derivan a partir de tareas específicas de una función de trabajo y del contexto
en que esta se desempeña. Resulta en consecuencia, un programa de
formación específica por función del trabajo.
Las competencias se describen en términos de resultados y normas.
Las competencias de un programa de formación deben quedar bien
delimitadas, por ello, para cada competencia deben establecerse: los
resultados asociados a la demostración de la competencia, los criterios de
evaluación que van a permitir medir el éxito de la formación y el medio en el
cual se desarrollará la evaluación.
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María Mercedes Hernández Abril (2014) Página 48
Para lograr el establecimiento de estos elementos, es necesario
cumplir con los indicaciones que garanticen el desarrollo de la personalidad
del sujeto, para lo cual hay que tener presente no solo el componente
cognitivo, sino también los componentes motivacionales, metacognitivos y las
cualidades de la personalidad, que deben formar parte de la descripción de la
competencia.
Los representantes del mundo del trabajo participan en el proceso de
diseño, durante el desarrollo y en la evaluación curricular. Las competencias
laborales definen las necesidades de formación, por lo que las personas
relacionadas con los sectores industriales o de servicio, podrían intervenir en
el proceso de elaboración de los programas, así como en la formación y
evaluación de la competencia. Esta participación se solicita en el momento
de la identificación, descripción y evaluación de las competencias.
Las competencias se evalúan a partir de los componentes que la
integran. Evaluar las competencias es lo primero, evaluar el salto cualitativo
de los sujetos en el marco de la realización de la actividad de carácter
profesional, la demostración de las cualidades de los sujetos, los otros
componentes de la competencia laboral y cumplir las funciones técnicas, más
que conocer la situación de los conocimientos de los estudiantes. Este
principio tiene un impacto sobre los medios de evaluación, privilegiando
todas las formas de control, que van a permitir al estudiante demostrar lo que
realiza de forma independiente y cómo es, que hace y cómo actúa.
Los resultados asociados a la demostración de una competencia se
evalúan a partir de los criterios, que se establecen por el mundo del trabajo,
profesores y estudiantes. Este principio implica finalmente, que la
Universidad que funcione según un modelo de formación por competencias,
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tiene que establecer vínculos muy estrechos con los organismos
empleadores, con el objetivo de recibir la información que le permita
actualizar o desarrollar nuevas competencias.
La evaluación de los programas de formación se hace de acuerdo con
el medio al cual se sirve; además es necesario que el estudiante se
autoevalúe, participe de forma activa en su proceso de evaluación, que
reflexione sobre sus debilidades y fortalezas antes de enfrentar la evaluación
final o parcial de la competencia. Es imprescindible que el alumno conozca
los criterios de evaluación y participe conjuntamente con los evaluadores en
su determinación.
Al respecto se asume los criterios de Chirino (2002:85) respecto a la
evaluación. “Deben quedar atrás los exámenes fríos (...) para ser actividades
científico - productivas de carácter profesional.” Se exige la participación de
los estudiantes en la evaluación, para eso se tiene presente los criterios e
indicadores planteados en el cuadro 1, a continuación, y se realizan algunas
adecuaciones al contexto laboral en el que se evalúan las competencias”
Cuadro 1 Criterios e Indicadores
Fuente: Hernández (2014).
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La formación tiene un alto contenido práctico experimental. Dado que
las competencias se refieren a situaciones reales, los profesores tienen que
reproducir las mismas lo más parecido posible, o poner al alumno
directamente en contacto con la realidad en la producción de los servicios.
Esto significa lograr la unidad entre teoría y práctica, la unidad entre docencia
y producción, todo ello en el vínculo del estudio y el trabajo.
Es por ello, que toda organización pedagógica relacionada con las
actividades de enseñanza y aprendizaje, están definidas en función de la
formación de competencias laborales. De ahí, la importancia de la
colaboración de la industria, al proceso de educación profesional. El principio
de vinculación estudio y trabajo, crea magníficas condiciones para este tipo
de formación.
El diseño curricular por competencias laborales se caracteriza por
propiciar un aprendizaje más cercano a la vida laboral, que no se opone al
diseño por objetivos y determina la estrategia pedagógica de situar al
estudiante en el centro del proceso de educación técnica y profesional.
También se caracteriza por la integración y la obligación de entregar
resultados según normas establecidas con la colaboración del ámbito laboral.
Ante todo lo planteado, es necesario transformar el proceso de
educación profesional, para que sitúe al estudiante en el núcleo del mismo,
promueva la resolución de problemas, potenciar el empleo de métodos
productivos de enseñanza y aprendizaje, de manera que permita desplegar
todas las potencialidades de los estudiantes, desarrollar su independencia
cognoscitiva y lograr que sea responsable de su propio aprendizaje.
LA UNIVERSIDAD PROFESIONAL Y LA SUSTENTABILIDAD ECONÓMICA Y SOCIAL
María Mercedes Hernández Abril (2014) Página 51
En cuanto al personal docente habría permanentemente que
recalificarlo para que desarrolle en los estudiantes competencias que él
previamente debe adquirir; cambiar los diferentes tipos de prácticas que los
estudiantes realizan en la producción o los servicios, desarrollar un trabajo
profundo para la determinación y perfeccionamiento de las habilidades y
capacidades rectoras de la especialidad y lograr que la evaluación cumpla
una función esencial en la formación por competencias laborales: la
formación para la autoevaluación. De ahí que para elaborar un diseño
curricular por competencias laborales se hace necesario:
-Determinar las competencias laborales; además de las
caracterizaciones de la industria o sector productivo, de la especialidad y de
la institución, después que se realice el análisis de la situación de trabajo se
debe tener: la definición del profesional; las tareas y funciones que realiza; el
proceso de trabajo en cual se desempeña; las operaciones y suboperaciones
que realiza; las habilidades, conocimientos y hábitos a adquirir; las
cualidades de la personalidad, actitudes y valores que debe desarrollar; los
equipos a manejar; las condiciones en la industria, los requisitos para ejercer
las funciones de la especialidad y el modo de ejecución de las tareas.
-Descripción de la competencia laboral desde el punto de vista del
diseño curricular; cada competencia se describe en términos de objetivo y de
norma, a esto se nombra plan marco o descriptor de la competencia. El
objetivo tiene dos componentes: enunciado de competencia y elementos de
competencia.
El enunciado de competencia se expresa con un verbo de acción y un
complemento directo. Los elementos de la competencia son resultados
ligados a la demostración de la competencia. La norma tiene dos
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componentes: el contexto de realización de la competencia y los criterios de
desempeño por cada elemento. El contexto de realización determina lo que
necesita el estudiante, o lo que puede utilizar al momento de demostrar la
competencia. Los criterios de desempeño determinan las exigencias, que
tiene que cumplir el estudiante para alcanzar los resultados esperados en
términos de logros cognitivos, metacognitivos, motivacionales y de
cualidades personales.
-Elaboración del plan de curso o programa de la competencia. El
modelo propuesto tiene cuatro partes y cada una tiene informaciones que se
completan. La primera tiene todas las informaciones que permitirán sacar
una visión global de la formación. La segunda describe las etapas de la
formación. Cada etapa es en realidad una secuencia de aprendizaje. La
tercera presenta el procedimiento de la evaluación.
La formación por competencias laborales tienen su fundamento en la
Pedagogía de la Educación Profesional según Abreu ( 2004), donde se logra
una educación desarrolladora que considera al hombre como un sujeto
productivo y protagonista del proceso. Los componentes personales del
proceso son el profesor, el instructor de la empresa y el grupo de
estudiantes.
El profesor debe ser mediador del proceso de educación profesional,
en tanto cree situaciones de enseñanza y aprendizaje, que coloquen al
estudiante en una posición crítica, reflexiva, participativa, productiva, donde
él tenga un papel protagónico, que reflexione, que analice cómo aprende,
qué le falta, cómo es como persona.
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El contenido se determina sobre la base de las competencias laborales
y en función de las condiciones de las universidades. Los métodos, los
medios y las formas organizativas que se apliquen deben estar en función de
una enseñanza y aprendizaje que permitan la formación del sujeto
protagonista y productivo al que se aspira.
Teoría del Capital Humano
El término capital Humano se desarrolla para explicar la relación de la
educación, la experiencia con la remuneración y conocer qué determina la
educación que reciben las personas. Es el valor del potencial de obtención
de renta que poseen los individuos, incluye la capacidad y el talento innatos,
así como la educación y las calificaciones adquiridas.
Bajo esta perspectiva, los conocimientos y las capacidades humanas
son activos, y como en las máquinas, equipos o instalaciones, se invierte y
se rentabiliza a lo largo de un período de tiempo. El capital humano visto así,
no es nada humano, ni tampoco es capital de la persona en la sociedad
capitalista; es tan inhumano como cuando se concibió la organización en
términos mecánicos, puesto que concibe como parte del capital aquellos
elementos más tangibles o mensurables de la persona, la riqueza de la
persona en función de la aplicación del conocimiento al potencial productivo
de la empresa, en su innovación.
Se trata tanto en la teoría, como en la práctica de la importancia de lo
humano en las organizaciones, de su dimensión social , en la medida en que
se han ido desarrollando las concepciones de organización de aprendizaje y
gestión de conocimientos; en este marco: lo humano, es necesario tenerlo
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en cuenta puesto que es un factor esencial para los cambios
organizacionales.
Hay que destacar la relevancia de la educación y la experiencia como
elementos determinantes del capital humano productivo. Aunque autores,
como Shultz (1972), no están de acuerdo en que habilidades y
conocimientos humano forman parte de capital. Sin embargo, en la práctica
con los años y bajo supuestas nuevas formas de trabajo y de organización
empresarial, actualmente vuelve a reducirse el trabajo humano a la condición
de capital acumulable, razón por la que se insiste tanto en la formación y en
el conocimiento como factores, vinculado a los activos intangibles, que
determinan el valor de una empresa.
Esto condujo a la creación de la teoría del capital humano, que al
considerar el trabajo como forma de capital, considera los conocimientos,
habilidades y destrezas como capital humano. A partir de ese momento,
empieza a cobrar mayor interés la actividad funcional de recursos humanos
en las organizaciones y se empiezan a proponer índices e indicadores
económicos y financieros, que reflejen el impacto de la inversión realizada en
la formación y preparación del personal. Según Becker(1975), a mayor
acumulación de capital humano, mayor crecimiento económico sostenido,
aunque los salarios no tengan los mismos aumentos.
De esta manera, ambos conceptos: recursos humanos y capital
humano son limitados, pues no se consideran las capacidades grupales y
las colectivas, así como la propia organización como un todo.
El concepto de capital humano surge de las teorías sobre crecimiento
económico y los primeros estudios sobre el Capital Humano se deben a
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Becker (1975) y Shultz (1972). Luego con los aportes de Romer (1980), se
estudió un Modelo Endógeno de incorporación de la tecnología y el
conocimiento como factor de crecimiento económico. Se evidenció la
relación directa entre capital humano y los avances de productividad y
competitividad de la economía, por esto el capital humano se presenta junto
al capital físico, bienes materiales y tecnología, como parte del crecimiento
económico.
Por lo tanto, el aumento de conocimiento y de mejoras de
competencias en las personas se muestra como una necesidad para el
crecimiento económico. Igualmente son necesarias la implantación de
técnicas, de gestión del conocimiento y de gestión de competencias para
generar innovación vinculada a las tecnologías de información y
comunicación.
Se ha visto como la tecnología y la información están al alcance de
todas las personas, organizaciones y empresas, por lo que no se presenta
como una ventaja competitiva el tener tecnología, sino que lo que puede
diferenciar, entre otros elementos a una organización de otra, son los
individuos con los que se cuenta; en consecuencia, se reconoce que las
inversiones en capital humano, que incluyen entre otras: la escolarización, la
formación en el puesto de trabajo o la seguridad social, mejoran la valoración
sobre el crecimiento de las organizaciones y de la sociedad en general.
En estas teorías la educación es una forma de acreditarse en el
mercado de trabajo, por lo tanto sirve para mejorar las condiciones en que se
compite, pero en principio no para aumentar la productividad. Si bien es
verdad que estas posturas sobre el papel de la educación en la economía no
son contradictorias, son más bien complementarias.
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Los modelos de capital humano demuestran la forma como la
educación posibilita, que todo el proceso de producción se beneficie con las
externalidades, que una sociedad genera con mayor nivel de educación. El
personal que labora y que está más capacitado utiliza el recurso de manera
más eficiente, con lo cual pasa a ser más productiva.
El capital humano, constituye, un conjunto intangible de habilidades y
capacidades que contribuyen a elevar y conservar la productividad, la
innovación y la empleabilidad de una persona o una comunidad. Se entiende
por empleabilidad la posibilidad de las personas para encontrar un empleo
que retribuya sus capacidades laborales, por medio de diferentes influencias
y fuentes, tales como: las actividades de aprendizaje organizado por medio
de la educación formal e informal, por medio del entrenamiento desarrollado
en los diferentes puestos de trabajo de las organizaciones, de acuerdo con
cada individuo y al contexto de uso.
Shultz (1983), ha señalado cinco factores que han contribuido a mejorar
la capacidad humana:
1. Equipos y servicios de salud, ampliamente concebidos para que
incluyan todos los gastos que afectan la expectativa de vida, fuerza,
resistencia, vigor, y vitalidad de un pueblo.
2. Formación en el puesto de trabajo, incluyendo el aprendizaje al
viejo estilo, organizado por las empresas.
3. La educación formal organizada en el nivel elemental, secundario y
superior.
4. Los programas de estudio para adultos que no están organizados
por las empresas, incluyendo los programas de extensión.
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5. La emigración de individuos y familias para ajustarse a las
cambiantes oportunidades de trabajo.
En vista de estos planteamientos es necesario que el capital humano
encuentre una aplicabilidad económica a través del mercado, para que las
personas, como consecuencia, de una mayor formación, encuentren las
oportunidades para mejorar su desempeño en el trabajo, incrementen la
productividad e impulsen el crecimiento de la economía.
En este sentido, la política económica debe concebir el capital
humano, como un activo que contribuye al crecimiento y promueve la
empleabilidad creando las condiciones necesarias para que las personas
lleven a la práctica su capacidad de emprender y que los adelantos
tecnológico – económico, por su parte conduzca hacia una dinámica de
cambio acelerado, que retribuya sus capacidades laborales, las cuales, se
transforman cada vez que se completa un ciclo tecnológico en la economía.
En el mismo orden, Becker (1983), define el capital humano como el
conjunto de las capacidades productivas que un individuo adquiere por
acumulación de conocimientos generales o específicos, puede ser
acumulado, o usarse. Es una opción individual, una inversión. Se evalúa por
la diferencia entre el coste de los gastos de educación y los gastos
correspondientes (compra de libros, por ejemplo), y el coste de productividad,
es decir, el salario que recibiría si estuviera inmerso en la vida activa y sus
rentas futuras actualizadas.
Como resultado de esto, el individuo hace una valoración arbitrada
entre trabajar y continuar una formación, que le permita en el futuro percibir
salarios más elevados que los actuales. El, toma en cuenta también el
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mantenimiento de su capital psíquico (salud y alimentación) optimizando sus
capacidades y evitando, que no se deprecien demasiado, bien por la
desvalorización de sus conocimientos generales y específicos o bien por la
degradación de su salud física y moral, e invirtiendo con miras a aumentar su
productividad futura y sus rentas.
Cabe señalar, que el concepto de capital humano se asocia al
conocimiento de las personas (capacidad y compromiso) y se relaciona con
las competencias (conocimientos, habilidades y cualidades profesionales).
Igualmente tiene que ver con la capacidad de innovar y mejorar, con el
compromiso y la motivación (dedicación y calidad en la actuación). Según la
OIT (2004), la gestión con relación al capital humano se centra en:
1. Las competencias, que se materializan en:
- Gestión de la formación que supone contemplar la cantidad de
formación, su calidad, la aplicabilidad y el acceso a la misma.
- Gestión para la definición y difusión de competencias o valores
necesarios para alinearse con la estrategia y el logro de los objetivos.
2. La capacidad de innovar y mejorar, que se materializan en:
- Gestión de la diversidad.
- Gestión de la colaboración
- Gestión de la iniciativa y de la creatividad.
- Gestión del aprendizaje.
- Gestión del cambio.
3. El compromiso y la motivación, que se materializan en:
- Gestión participativa: interiorización y compromiso con el proyecto
- Gestión del reconocimiento, la motivación y la compensación.
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- Gestión de la comunicación interna: canales y mensajes.
-Gestión del clima de trabajo.
- Gestión del cumplimiento.
La teoría del capital humano y los posteriores estudios, que se han
realizado han demostrado que la educación es un bien imprescindible para el
individuo y para la sociedad en su conjunto, ya que amplía las posibilidades
de acción, en la medida que es un potencial económico, que se encuentra
depositado en las capacidades de las personas.
Cabe señalar, que un incremento de capital humano por efecto de la
educación, no se traduce en forma inmediata en un aumento en la
productividad y en la competitividad. Por ello es necesario, que los individuos
reciban una formación con base sólida de conocimientos, que les permitan
ser emprendedores y capaces de ir modificando las dinámicas de demanda
de capital humano y las dinámicas empresariales. Se considera a la
universidad como un vehículo importante para el desarrollo del capital
humano de un país, porque a través de la investigación, extensión y docencia
se promueve la generación de ideas científicas tecnológicas y contribuye al
desarrollo económico y social de la sociedad en general.
Ahora bien, dado que el capital humano es un recurso estratégico para
los procesos de productividad, es necesario redimensionarlo para la creación
de capital económico y para el fortalecimiento del desarrollo integral del país.
En vista de lo cual es necesario, que el estado en cooperación con los
sectores involucrados en ese desarrollo, delinee políticas educativas y
formativas, orientadas a potenciar el conocimiento de los ciudadanos para
lograr cohesión social, desarrollo económico sostenible y una inserción
ventajosa en la economía nacional y mundial.
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IV. UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL “SIMÓN RODRÍGUEZ”.
CASO DE ESTUDIO
La Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez (UNERS),
tiene presencia en casi todo el territorio nacional a través de sus 20 Núcleos
ubicado en 14 estados. Es una institución de carácter nacional y
experimental, principios que le permite flexibilidad para ser creativa e
innovadora en la búsqueda de nuevas opciones, dirigidas a minimizar esa
desvinculación productiva y social que enfrenta la universidad en la
actualidad.
Lo planteado se puede lograr a través de las acciones orientadas a
ensayar nuevas metodologías, estrategias y técnicas articuladas con las
funciones sustantivas de docencia, investigación y extensión, en
concordancia con su visión-misión. Desde el año 1995, la UNERS en su
visión institucional según Bastardo (2002), plantea:
…hacer de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez una institución global de vocación integracionista y latinoamericana, abierta al cambio, flexible, innovadora, andragógica y de excelencia que promueva y practique su libertad de pensamiento y acción, fomente la participación y la profundización de los valores éticos democráticos que permanezcan en la búsqueda constante del desarrollo sostenido y armonioso con la sociedad y el individuo que esté profundamente comprometido con el desarrollo de la comunidad (p.11).
En cuanto a su misión Calles (2003) señala, que la misma está
orientada a:
…generar, aplicar y difundir conocimientos integrando la investigación, la docencia y la extensión en escenarios
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caracterizados por la participación, que garanticen el análisis crítico y la reflexión permanente de los asuntos de interés nacional, con un sentido ético y colectivista en interacción con los valores de libertad, justicia social, pertinencia, creatividad, cooperación, compromiso, tolerancia y solidaridad. (p.15).
En consideración a esta visión y misión se aprecia que la UNERS, está
en vía de transformar su quehacer universitario, con la finalidad de tener una
plataforma tecnológica, que facilite su conexión en redes para adecuarse a
los requerimientos de la globalización y de los avances tecnológicos, que se
suscitan de manera vertiginosa y están conformando nuevos escenarios
como la sociedad del conocimiento.
Desde el punto filosófico, el modelo educativo de la UNERS se basa en
los postulados que fundamentan la andragogía de disciplina que según
Adam (1997), que no es más que la ciencia de la educación que estudia
como aprende el adulto. De allí que el aprendizaje en esta universidad está
centrado en el participante por lo cual se pueden utilizar tres formas de
aprendizaje diferentes:
-La autodirigida en la cual el facilitador deja ser una figura vertical y se
convierte en un elemento más de la interacción entre adultos.
-La de autogestión, donde el participante puede actuar con
independencia, en términos de marchar a su propio ritmo y tomar sus
propias decisiones.
-La forma práctica, aquí la experiencia educativa es parte de su vida y
no una preparación de ella.
La UNESR es una comunidad de aprendices adultos, que están en
capacidad de formular su propio proyecto y alcanzar sus fines a nivel
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estudiantil. El estudiante avanza a su propio ritmo, de acuerdo a sus
capacidades y a su experiencia con el ambiente donde se desenvuelve y la
eficiencia como producto de su auto responsabilidad es el principio de la
filosofía universitaria.
En este sentido, entre las funciones de la UNERS se encuéntrala la de
investigación, como uno de los pilares fundamentales de la universidad, por
tanto, es innegable la importancia que revisten las Líneas de Investigación
de la universidad, a través de sus propósitos generales que se señalan, a
continuación en el gráfico Nro. 1:
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Grafico 1. Propósitos Generales de las Líneas de de Investigación de la UNESR Núcleo Maracay. Fuente: Informe de Gestión de Postgrado (2009).
La Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez, asume valores
que la caracterizan y determinan las orientaciones para el desarrollo de las
actividades en todo el ámbito institucional y de los miembros de la
comunidad, los cuales se describen seguidamente.
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Pertinencia: Como parte de la comunidad, la Universidad actuará
siempre en función de una profunda responsabilidad y compromiso con su
entorno, contribuyendo al análisis científico, la acción tecnológica y la
orientación ética en armonía con sus necesidades de desarrollo y crecimiento
en el ámbito institucional y de la persona.
Excelencia: Un valor primordial que orienta la vida del hombre es la
búsqueda de la superación de sus condiciones actuales de vida, tanto
intelectual como social. Es el nivel de calidad de todos sus procesos y
acciones en el desarrollo de su misión universitaria, que conlleva a
exigencias cualitativas del desempeño de todos los integrantes de la
comunidad educativa.
Calidad de vida: Es preocupación de la Universidad que el
mejoramiento continuo de la calidad de vida, tanto en el ambiente interno
como en el entorno alcance su máximo nivel, actuando y gestionando su
misión institucional con la participación conjunta de los participantes,
facilitadores, su personal administrativo y la comunidad.
Naturaleza: Un compromiso obligatorio de la Universidad, en todas sus
instancias y acciones, es la conservación de la naturaleza, como un bien
colectivo que permite la existencia de la vida humana y cuya destrucción y
deterioro ponen en riesgo el desarrollo sustentable como única alternativa
para la supervivencia del hombre.
Ética: La conformación de una conciencia humanística de respeto al
trabajo, amor a la naturaleza y dignificación del hombre constituye la fuerza
moral que guía la actuación de la Universidad en todas sus esferas, de tal
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forma que se preserve el comportamiento integro observado por la
comunidad, en su vida familiar, profesional y social.
Creatividad: La búsqueda y generación de nuevas soluciones en todos
los ámbitos y actividades de la Universidad, es el factor que guía las
acciones de la comunidad, orientada por sus valores, hacia la creación de
manifestaciones genuinas en las áreas del arte, la ciencia y la tecnología.
Cooperación: Como parte de la comunidad, la Universidad actuará
siempre en función de una profunda responsabilidad y compromiso con su
entorno, contribuyendo al análisis científico, la acción tecnológica y la
orientación ética en armonía con sus necesidades de desarrollo y crecimiento
en el ámbito institucional y de la persona.
Compromiso: La Universidad asume con responsabilidad el pacto social
con los actores internos de la institución y con el entorno regional y nacional-
global de formar recursos humanos, impulsar decididamente la investigación
y desarrollo, extensión y producción de bienes y servicios en beneficio de la
comunidad, con profundo sentido ético de servicio y de pertinencia,
contribuyendo al modelo de sociedad deseable.
Solidaridad: La Universidad asume la solidaridad como el desarrollo del
sentido de identidad y pertenencia, el respeto de las necesidades y derechos
de las personas e instituciones, y su participación en la solución de los
problemas por vía del aprendizaje, la investigación y la asistencia técnica.
Actualmente, la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez,
en su proceso de Refundación ha asumido una vanguardia significativa al
importante y novedoso Proyecto Educativo “Simón de los Pueblos”, el cual
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persigue como propósito general que la Universidad se incorpore al
desarrollo integral de las comunidades, el mismo está siendo desarrollado a
nivel nacional, en las poblaciones de Mucuchíes (Mérida), Capaya (Miranda),
La Sabana (Guárico) y Guárico (Lara).
Este proyecto se comporta como una muestra de integración de la
universidad con el pueblo, a los fines de construir una universidad popular,
que se aleje conceptual e ideológicamente de la formación individualista del
profesional y en contraposición a esquemas tradicionales se orienta a formar
un profesional consustanciado con el sentir social. El propósito central es
hacer protagónico y partícipe al sujeto oprimido y excluido, para fortalecer la
emancipación de hombres y mujeres y concretar una visión de sociedad
multiétnica, democrática y pluricultural.
En esta línea de pensamiento, el objetivo es vincular el conocimiento al
quehacer, aptitudes y capacidades de los pobladores sin discriminaciones
por pensamiento político, condición social o edad, de acuerdo con el
pensamiento del maestro Simón Rodríguez, quien dejó grandes ideas como
aprender haciendo.
En esta concepción, el proyecto Simón de los Pueblos es una
Universidad, que se erige como plataforma real para la equidad y la inclusión
social, revalidando la educación como una acción crítica, emancipadora y
liberadora, sustentada en el diálogo entre iguales, inserta en el contexto
social transformador y comprometida con las transformaciones políticas,
económicas y sociales, establecidas en la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela (1999) y expresadas en los ejes estratégicos del
gobierno actual.
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El Proyecto Educativo, Simón de los Pueblos es un ensayo que
pretende incorporar a toda la población a la universidad y ello, supone
establecer una oferta académica en todos los niveles: desde el preescolar
hasta el superior. Igualmente pretende vincular la formación académica al
proyecto de cada quién y a los grupos con intereses comunes, manejando el
concepto de educación integral, lo cual supone una universidad que haciendo
sinergia con los Consejos Comunales se moverá en todos los ámbitos del
bienestar social: educación, salud, energía, hábitat, alimentación, trabajo,
producción, comunicación, seguridad, esparcimiento y transformación
humana, entre otros.
Lo planteado anteriormente supone crear comunas universitarias,
donde se diseñe un pensum curricular para cada persona, de acuerdo a sus
necesidades, sus aptitudes, deseos, aspiraciones de vida y experiencias. Eso
requiere que el profesor, que se denomina Magister Robinsoniano, se
desempeñe como facilitador y debe estar en capacidad de crear un esquema
curricular de acuerdo al proyecto de vida de cada individuo. Hay que formar
un ser con una visión del colectivo, pero al mismo tiempo, desarrollando
todas sus potencialidades individuales, inclusive la espiritual, el cambio de
valores y la ética, entre otros; no solamente el conocimiento científico y
académico, per se.
Desde esta perspectiva social y educativa, se pretende que la
Universidad Simón Rodríguez se convierta en una universidad con una
profunda visión robinsoniana, que sirva para guiar y orientar la visión
educativa popular, inclusiva, emancipadora y socialista. Derivado de lo cual,
el participante al ingresar a la universidad, de inmediato comienza a
interactuar con su contexto y con su profesión, cosa que lo lleva a cumplir
LA UNIVERSIDAD PROFESIONAL Y LA SUSTENTABILIDAD ECONÓMICA Y SOCIAL
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con etapas de aprendizaje que lo acreditarán como Técnico Medio, Superior
y finalmente como Licenciado.
Es un esquema distinto al de las universidades tradicionales, en donde
se ingresa y a los cuatro o cinco años se gradúa y sólo después, comienza
su carrera profesional. Imbricado en las pretensiones anteriormente
expuestas, el Proyecto Simón de los Pueblos no pretende desarraigar un
individuo, llevarlo a una universidad para que aprenda algo que nada tiene
que ver con su realidad diaria, sino que en su propia comunidad se entrena
para que resuelva los problemas de la misma. Por ejemplo, si se trata de una
comunidad eminentemente agrícola, las carreras serán orientadas a resolver
los problemas de las actividades agrícolas y así sucesivamente.
Es una concepción diferente y ambiciosa, porque eso implica tener a
disposición una gran cantidad de contenidos curriculares y para alcanzar esta
meta, la Universidad ha creado el Proyecto Ciber Robinson. Aunado a lo
cual, se explica que la idea no es reproducir el modelo de universidad, como
un edificio cerrado donde se administran determinadas carreras, sino hacer
algo diferente.
En el caso del Programa Simón de los Pueblos, un facilitador
Robinsoniano irá a una comunidad y servirá de guía para conocer las
necesidades educativas individuales de quienes allí viven, acreditará sus
experiencias y a partir de eso, creará currículos que se adapten a esos
requerimientos, para que las personas puedan obtener una licenciatura en su
área de interés.
En este orden de consideraciones, se destaca que la intención es
formar egresados con capacidad de emprender Proyectos, que la
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Universidad apoyaría a los efectos de que sean exitosos como productores
de riqueza, dentro de un concepto que pone a la educación y a la
investigación en base a la demanda que establezcan las comunidades y los
diversos esquemas de desarrollo. Planteamiento asumido por la Universidad
sobre todo en aquellas áreas de la producción agropecuaria, donde se tiene
una gran fortaleza de casi cinco mil hectáreas en todo el país, como
Estaciones Experimentales con que cuenta la Simón Rodríguez.
En atención a lo indicado, se desprende que, ello permitirá crear
empresas de producción con la participación de los participantes,
facilitadores y miembros de la comunidad, dentro del concepto del apoyo
hacia el participante, no sólo de ser formado en una determinada carrera,
sino que esa carrera esté vinculada a su actuación como productor de
riquezas exitosas; el objetivo básico es lograr los mecanismos que permitan
poner la gran riqueza nacional al servicio del desarrollo colectivo. Tales
consideraciones del Proyecto Simón de los Pueblos se sustentan, en los
planteamientos de Simón Rodríguez; quien planteaba una educación
humanista, que incluyera a todos los sectores de la población.
Bajo este paradigma la UNESR se presenta como una institución
orientada a la búsqueda de la verdad, al afianzamiento de los valores del
hombre, realizando una función rectora en la educación, hacia el colectivo la
cultura y la ciencia, mediante actividades de docencia, investigación y
extensión; para lograrlo se ensaya de manera experimental nuevas
metodologías, estrategias y técnicas.
En el Núcleo de la ciudad de Maracay el cual está ubicado en la
Urbanización Caña de Azúcar y teniendo como visión lo siguiente:
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Ser un ente dotado de actualizadas tecnologías, así como recursos humanos especializados para asistir a facilitadores y participantes en el aula, núcleo y entorno, hasta convertirlos en actores principales y líderes positivos de una acción educativa transformadora, con la posibilidad de propiciar los cambios favorables en el proceso de enseñanza-aprendizaje y en el mejoramiento de su calidad de vida. Al interactuar en el ámbito universitario, cuyo propósito es la formación
profesional, se logran percibir que los conocimientos adquiridos en el espacio
académico, no son adecuados a las exigencias del mundo empresarial y
educativo; la Universidad se incorpora con una lentitud exagerada a las
necesidades y cambios ocurridos en el entorno, y ello está representado por
la no incorporación al sector productivo a pesar de la formación profesional
universitaria, en algunas carreras.
Esto lo comparte Albornoz (1999), cuando afirma “las universidades
mantienen en la actualidad una profunda desubicación e impertinencia que
las separa de sus entornos reales, del aparato productivo, así como una
inadecuada calidad y equidad en su función social” (p.40). Sobre la base de
lo expresado, se infiere que estos espacios educativos parecen estar
orientado hacia la no productividad y la debilidad como patrón social, debido
a la inexistencia de nociones efectivas de trabajo, curricula no pertinentes,
disciplinas poco competitivas y en general, una pérdida de la mística social e
individual.
Esta insatisfacción ha sido estudiada y corroborada por diversos
investigadores, cuando expresan según Guedez (2001:187) citado por
Olivares(2005), “que en el mundo empresarial existe una avidez de
conocimiento, experimentación e innovación muy superior a las iniciativas,
que se observan en el subsistema universitario”. Se evidencia que las
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universidades tienen dificultades para sostener actividades de docencia,
investigación, extensión y una relación con la sociedad, acorde a las
exigencias de un mundo en proceso de cambio y transformaciones
tecnológicas y organizativas. Al respecto, Mollis (2003), sostiene que:
Para alcanzar esta función social dentro de las comunidades se requiere abrir las puertas de la universidad para que estas vayan a las mismas, para que la comunidad entre a la universidad y para que juntas en espacios convencionales o no, intercambien, aprendan una de otra y unidas emprendan los caminos para lograr que el hombre sea sujeto y objeto participativo de su desarrollo local comunitario (p.1).
Ante tal afirmación se observa que la relación entre la universidad y su
entorno se ha convertido en un tema de mayor reflexión, sobre las medidas
que deben tomarse para participar activamente en diálogos y acciones
concretas, donde las funciones de docencia, extensión e investigación, estén
relacionadas con las necesidades del entorno universitario. Repensarse o
refundar la universidad siguiendo a Parra (2006), es un imperativo que exige
el contexto situacional.
Es así, como la tríada conocimiento, sociedad y desarrollo sustentable
evidencia una profunda desarticulación con el compromiso y la
responsabilidad de educar en el ámbito global y del siglo XXI. Esto por
cuanto aún con las tendencias que existen como la emergencia de
conceptos y definiciones de la sociedad redimensionada a la visión de la
creatividad, el talento humano, capital social y la consolidación de un saber
clave; la realidad puntual es el gran deterioro de la universidad. Ante este
panorama, la limitante es que no se puede avanzar en las necesidades del
contexto social, si el docente como tal, no asume el protagonismo para la
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innovación y el ejercicio de una práctica educativa acorde a los desafíos de la
época.
Se manifiesta entonces, la crisis educativa y para mejorar la calidad de
la educación continuamente, los factores pedagógicos deben ser atendidos
con sentido humanístico, participativo y social; se requiere entonces que los
actores hagan frente a los desafíos paradigmáticos, a través de una manera
distinta de pensar y percibir la realidad. Esto implica un proceso de
transformación de la universidad que rompa con las viejas concepciones
pedagógicas, concretamente en lo que se refiere a los curricula, contenidos,
estrategias generales y específicas de instrucción y la formación docente
aplicadas durante el proceso educativo.
Entre los elementos considerados en el Documento Asamblea Nacional
de Educación (1998), Propuestas para Transformar la Educación, se
encuentran: el mejoramiento de la pedagogía, de los procesos enseñanza y
aprendizaje con énfasis en la interacción y en lo social, ampliación de los
espacios educativos más allá de los recintos escolares, educar para la vida
productiva y considerar como referentes lo local, regional, nacional y mundial.
Sólo si estos elementos son tomados en conjunto en la formación
docente, la educación podría cumplir una misión trascendental en la
sociedad, puesto que estaría dirigiendo sus esfuerzos hacia la producción de
conocimientos significativos para el individuo, favoreciendo la sustentabilidad
económica y social del país.
En Venezuela se viene promoviendo un proceso de refundación
nacional que exige la transformación y participación pertinente del sector
universitario, con este fin, la UNESR, ha replanteado sus políticas
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extensionistas hacia propuestas de sensibilización, indagación, reflexión,
intercambio, promoción sociocultural, formación, capacitación y actualización
socialmente pertinentes en los diferentes entornos, donde la Universidad se
encuentra inscrita, con la intención de descubrir, sistematizar, reconstruir,
compartir prácticas y saberes ancestrales de nuestros pueblos que
fortalezcan el conocimiento formal y viceversa.
Para ello, se avocaron a la elaboración del banco de saberes (formales
y no formales) con la comunidad intra, extra universitaria y participación en la
organización del conocimiento en diversas formas de difusión y socialización,
con miras a ser integrados en un macrobanco de saberes al servicio del
conglomerado local, regional, nacional e internacional.
El cual servirá de base a la propuesta de emprendedurismo y empresas
de producción social que la UNESR adelanta. De esta manera, el
conocimiento y la información estarán al servicio de quien lo necesita, en el
momento oportuno, como herramientas capaces de favorecer el desarrollo
endógeno, el empoderamiento popular y la construcción de una nueva
ciudadanía, con base en la corresponsabilidad social e institucional.
En consecuencia, la educación universitaria debe basarse en el co-
acompañamiento y el diálogo de saberes, bajo condiciones que satisfagan
las exigencias reales y potenciales del país y de cada quien. La universidad
como parte del todo, requiere valorar el saber popular para transformar en un
espacio incorpóreo de socialización y generación del conocimiento, que
como señala Prado (2008):
(…) active los cambios societarios necesarios para impulsar nuevos modos de pensar, de sentir, de vivir y convivir. Que
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asuma el hecho educativo como social, ético, político, cultural y espiritual y por ende active una conciencia transdisciplinaria, pluripolar, ecologizante y colectiva. Que revalide la educación como una nueva acción crítica, emancipadora y liberadora. Que sustente la educación en el diálogo entre iguales, e inserta en el contexto social. Una educación comprometida con las transformaciones políticas, sociales y económicas, culturales, encausada en los ejes de este proceso emancipador y revolucionario (…)
Actualmente, el modelo educativo de refundación universitaria se
sustenta en la necesidad de promocionar la transacción Universidad-Pueblo,
sin exclusión, con iguales oportunidades, con quién sea, donde sea y como
sea; promover la sinergia con los Consejos Comunales (bases del pueblo);
garantizar la aplicabilidad de las TIC, la acreditación por experiencia y el
aprendizaje por Proyectos, entre otras estrategias formadoras.
Así como promover saberes articulando experiencias de aprendizajes
en el contexto comunitario, con la educación a distancia a través de las TIC;
cocrear un saber para la vida en colectivo; velar por una formación continua y
de por vida, conformando una Universidad para cada quién; asegurar la
formación de promotores y emprendedores, el desarrollo de talento humano,
la innovación, la transformación y el desarrollo de las condiciones científicos-
técnicas, que conduzcan a la creación de empresas de producción social y
propicien el desarrollo endógeno.
De la misma manera, coincidiendo con Morín citado por Prado (2008),
la necesidad de producir cambios en los estilos de vida y comportamientos
impera para lo cual la educación juega un papel preponderante. En esta línea
de pensamiento y acción se encuentran los principios de la refundación
universitaria correspondiente a la UNESR.
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Uno de estos es el Banco de Saberes, el cual requiere para su
consolidación la reflexión individual y colectiva, sobre el potencial propio y del
resto de los actores sociales, asociados estos a la práctica cotidiana como
resultado de la experiencia innovadora, o como efecto de apropiación de las
tradiciones ancestrales académicas y no académicas que constituyen el
patrimonio conceptual, actitudinal y espiritual del pueblo.
Asimismo, el Banco de Saberes se plantea como objetivo general,
proponer el intercambio de saberes de la comunidad intra y extra
universitaria para el fortalecimiento del emprendedurismo, las empresas de
producción social y el desarrollo endógeno de las comunidades. Para
alcanzar este objetivo general, la UNESR se dispone como objetivos
específicos, los siguientes:
1. Propiciar oportunidades de transacción social, que permitan descubrir
el talento humano intra y extra universitario.
2. Apoyar la sistematización de experiencias formales y no formales de
generación del saber, que faciliten la organización y difusión del
conocimiento.
3. Presentar, a través de las TIC al colectivo local, regional, nacional e
internacional, el conocimiento organizado.
4. Proponer la participación protagónica de la comunidad no académica
en la facilitación del conocimiento, en los contextos donde determinado saber
es necesario.
Finalmente, la Dirección Nacional de Extensión de la UNESR, se
propone desarrollar el Proyecto Banco de Saberes en el mediano plazo y
espera atender los requerimientos de la comunidad local, regional, nacional e
internacional que así lo solicite, haciendo uso de su partida presupuestaria y
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aquella, que resulte del apoyo de entes públicos y privados, nacionales e
internacionales, interesados en reconstruir la visión y misión de la educación
universitaria para garantizar: la valoración real del ser y de los saberes
ancestrales, la academia y la investigación socioculturalmente pertinente; la
participación protagónica, la corresponsabilidad social e institucional, el
bienestar del colectivo y la emancipación de los pueblos, la generación de
saber como herramienta de emancipación y la consolidación del poder
popular.
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V. EN LA BÚSQUEDA DE CATEGORÍAS PARA UNA NUEVA
UNIVERSIDAD
La investigación social, constituye el proceso en el que se aplican
método y técnicas científicas al estudio de situaciones de la realidad social.
Tiene como objetivo ampliar los conocimientos en ciencias sociales, a partir
de las respuestas encontradas. Así mismo, involucra la creación de
conocimiento sobre las instituciones, los grupos y las personas, a partir de
las relaciones sociales que se dan en su vida cotidiana. Es así como el
investigador o investigadora juega un rol importante en la búsqueda de ese
conocimiento social; el cual puede ser elemento o factor de transformación
de la realidad abordada.
De allí que para el investigador cualitativo, todos los escenarios y
personas son dignos de ser estudiados, dado que ningún aspecto de la vida
social es demasiado frívolo o trivial para no ser estudiado. Todos los
escenarios y personas son a la vez, similares y únicos. La similitud se da que
en cualquier escenario o entre cualquier grupo de personas, se pueden hallar
algunos procesos sociales de tipo general. Son únicos por cuanto, en cada
escenario o a través de cada informante se puede estudiar del mejor modo,
algún aspecto de la vida social.
En este sentido, los discursos contenidos en los relatos emitidos por los
informantes clave, junto al proceso de triangulación, sumergen en los
significados elaborados por los actores universitarios, que emergen de sus
experiencias, de sus sentimientos, de sus creencias, de sus carencias cuya
esencia permite entender las relaciones interpersonales de lo humano, en la
búsqueda de esa formación profesional en el contexto de la universidad
profesional y la sustentabilidad económica - social.
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De acuerdo con la orientación metodológica de la investigación, se
puede decir que los sentidos y significados construidos por los entrevistados,
manifiestan no sólo la naturalidad y espontaneidad de sus opiniones, sino
también el valor para emitirlas de una manera franca y abierta. Como
resultante de esta actividad intelectual, surgieron del discurso tres
categorías, que hicieron posible presentar la información compilada,
relacionando sus contenidos.
Según los discursos contextualizados de los actores sociales estas
categorías son:
-Universidad como espacio académico para la socialización del
conocimiento interactuando con el entorno circundante, en esta están
inmersas las funciones de docencia, investigación y extensión.
- La formación profesional, que centra su interés en las competencias
que posee el docente para ejercer la praxis educativa, siendo sus ejes
fundamentales la formación humanista y el desarrollo personal.
-Sustentabilidad económica y social, que se enfoca hacia el equilibrio
de las partes internas y externas del país, se refiere a los sistemas
productivos y al desarrollo sustentable. Estas categorías que emergen de la
investigación se visualizan en el siguiente gráfico.
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Gráfico 2. Categorías Emergentes Fuente: Hernández (2014)
Categoría Universidad Profesional
La universidad se perfila como el proceso en avance para la
transformación de la educación, desde sus funciones sustantivas de
docencia, investigación y extensión con una visión humanística,
emancipadora, abierta a las corrientes del pensamiento en correspondencia
con la visión y los planes del Estado y las exigencias de un mundo
globalizado. Formar talentos humanos, plantea la necesidad de hacer
innovación en la praxis educativas fundamentadas en currículos flexibles y
estrategias de aprendizajes centradas en el interés del estudiante, así como
interdisciplinarias y transdisciplinarias, contextualizadas en la realidad
compleja, que se vive en el día a día.
Esto lo ratifica la Ley de Universidades (1970), al señalar que la
Universidad estará abierta a las diferentes corrientes del pensamiento, tiene
EDUCACIÓN
UNIVERSITARIA
Formación
Profesional
Sustentabilidad
Económica y Social
Universidad Profesional
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que organizarse y funcionar en estrecha coordinación con las necesidades
sociales, económicas y culturales, que demanda la nación para su desarrollo
a través de los estudios de pregrado y postgrado, medios que permiten el
cumplimiento de los fines de la educación, establecidos por el Estado, la
visión y la misión de cada universidad.
De lo anteriormente planteado, se interpreta que la educación
universitaria como proceso permanente, donde se forma el talento humano,
debe responder a los principios de equidad, calidad y pertinencia, puestas al
servicio de las necesidades de la sociedad. Así mismo esta educación
deben responder al desarrollo económico y social, desde una perspectiva de
sustentabilidad, para responder a las exigencias de los avances tecnológicos
y de las comunicaciones que han cambiado la forma de percibir el tiempo y
las distancias, pero que han impregnado cambios positivos y abren nuevas
perspectivas para ejercer la praxis pedagógica de las funciones
universitarias.
A este respecto el docente 1 señala que la nueva forma de educar debe
ir cónsona con un diseño curricular adaptado a los avances tecnológicos, las
necesidades de la sociedad y la relación existencial entre institución-
empresa; facilitador-participante concerniente a conocimiento y formación.
Por su parte, el docente 2 dice: con participación estrecha entre la
universidad y la sociedad para desarrollar aspectos sociales y económicos
que contribuyan a la productividad de las empresas y por ende al desarrollo
sustentable del país.
Asi mismo el docente 3 plantea que en la universidad la praxis
educativa tiene que enfocarse en lo social y ser emancipadora; la relación
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educativa horizontal que permita el desarrollo del pensamiento sociocrítico y
ecoético para lograr esa vinculación Estado-Institución-Empresa-Comunidad.
Tales expresiones abarcan una dimensión integradora manifiestas en una
praxis educativa que depende de la subjetividad de cada docente, su
renovación en el aula, diseños curriculares flexibles e interdisciplinarios,
adopción de tecnología de punta, formación de aprendizajes desde las
perspectivas integral e investigación, enfoque humanista; aprendizaje
andragógico.
Formar talentos en esta universidad, bajo esta perspectiva requiere
asumir prácticas educativas con una profunda transformación en las
concepciones didácticas y metodológicas del facilitador, en las actitudes y
relaciones de todos los sujetos que interactúan en el proceso. Por tal razón,
es imperante propiciar desde los espacios de la educación universitaria,
currículos abiertos y flexibles que de acuerdo a Morín (2005), cambien las
formas de pensar y proceder frente a los problemas del conocimiento y de
esta manera, hacerlos competitivos y productivos en la sociedad y en la
sustentabilidad económica y social del país.
Para ello, es importante lograr una interrelación en las funciones
universitarias docencia, investigación y extensión, así como, con cada uno de
los elementos ordenadores de la praxis educativa como son: proyectos
especiales, convenios, currícula abiertas, flexibles, gestión de los procesos
investigativos, bases para la construcción de conocimientos y saberes en la
vinculación universidad-empresa, universidad-comunidad, comunidad-
comunidad, universidad y demás sectores de su entorno social, que
promueven el desarrollo de sus actores y sus comunidades, desde una
perspectiva sustentable.
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Categoría Formación Profesional
La formación del recurso humano y del capital social desde la
Universidad, hoy debe orientarse hacia el cambio que provea una visión en e
compleja, adaptada a la cultura multidimensional. El cambio de la cultura
según Pérez (2003), produce una ruptura de las necesidades objetivas, es
decir, la nueva visión estratégica y el nuevo estilo de gestión de los
adquirientes, que poseen necesidades sociales.
Actualmente en el marco, del siglo XXI, la inversión en desarrollo
humano y capital social, es importante para los países en vía de desarrollo y
también los gastos en ciudadanía y educación. Sin embargo, con la
revolución científica que se da a partir del siglo pasado, la educación, el
conocimiento, las habilidades y la participación en redes, se convirtieron en
factores decisivos para determinar la productividad y competitividad en las
universidades, esto permite responder a los criterios de calidad e
internalización planteados por la UNESCO (1998).
Este cambio hace de este siglo en proceso, la era del conocimiento y la
información donde el capital humano y social, sus habilidades, conocimiento
y desarrollo como ciudadanos, son un factor condicionante primario del nivel
de vida de un país. Esta es la era de las personas o sujetos, que se
proyectan hacia entornos complejos y donde la orden es el caos en la
transdiciplinariedad del mundo en devenir.
Resulta claro, que formar y educar para la democracia, la paz y el
desarrollo humano sustentable es una tarea de muchos, especialmente de la
Universidad, que exige una interconexión institucional y de sus actores en
procesos de concienciación, de forma que los saberes y los conocimientos
LA UNIVERSIDAD PROFESIONAL Y LA SUSTENTABILIDAD ECONÓMICA Y SOCIAL
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que se construyan empoderen su accionar eco-complejo-biocéntrico en este
siglo de avanzada.
Educación a lo largo de la vida, conocimientos, habilidades y
participación en redes, se convierten en factores decisivos para determinar la
productividad, la competitividad y la permanencia como espacio académico
e innovador en la nueva sociedad del conocimiento.
En este orden de ideas, la docente 4 dice que la formación debe ser
competitiva tomando en cuenta la relación institución-sector productivo-
comunidad. Por su parte, el docente 6 señala que los profesionales deben
ser altamente capacitados y cualificados para que compartan conocimientos,
con sus pares de diferentes instituciones sociales.
Así mismo, el docente 7 plantea que se requiere romper paradigmas,
además la educación tiene que ser integral para que el sujeto formado sea
proactivo. Estos planteamientos coinciden con lo expresado por Moreno
(2007), quien destaca que para tener profesionales de excelencia se:
Debe profesionalizarse la docencia universitaria y prestigiarse socialmente esa actividad que es fundamental para el destino del país, asegurándoles remuneraciones adecuadas a los docentes, un sistema de carrera que promueva el mejoramiento continuo y la actualización de sus conocimientos, con estudios de cuarto y quinto nivel y el reconocimiento al mérito y al desempeño. Sólo así podrá eliminarse el gremialismo clientelar y se podrá incrementar el porcentaje de profesores dedicados a tiempo completo a la labor docente y de investigación (p.302).
De la cita precedente se evidencia, que es importante jerarquizar la
profesión docente en los espacios académicos y mejorar la capacitación del
mismo, a fin de contar con un sistema avanzado de educación universitaria
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capaz de producir nuevos conocimientos científicos, de hacer uso inteligente
de las tecnologías y de adaptarlas a las circunstancias del país, de manera
que permita la sustentabilidad económica y social con énfasis en la
distribución equitativa del producto de ese crecimiento.
En tal sentido, la nueva educación deberá incluir entre sus objetivos
prioritarios, la formación del profesional como ser humano integral, con
pensamiento crítico y creatividad, con altos valores éticos y morales, que le
permitan promover los valores de la solidaridad, la convivencia y la paz.
En virtud de ello, Davini (1997), expresa que el docente debe buscar su
continuo crecimiento profesional. Para un buen desempeño en su quehacer
educativo, tiene que pensar en enriquecer su acervo profesional y los
fundamentos de su conocimiento, destrezas, métodos educativos y
pedagógicos. A mayor educación del docente, mayor serán los beneficios en
el proceso de desarrollo educativo y cognitivo de los educandos.
Es así como el docente, debe estar consciente de su rol. Su tarea
principal es educar a sus estudiantes y su gestión, debe estar centrada en el
desafío que conlleva a compartir conocimientos y experiencias. Así mismo,
debe estimular en el educando el desarrollo físico, emocional, intelectual,
social, ético y espiritual; a través de los tiempos el docente es visto como un
modelo de sociedad.
Por tal razón, el docente ante un mundo globalizado debe auto-
reconocerse como un estudiante de por vida. Aspirando continuar estudios
de cuarto y quinto nivel, con el propósito de adquirir herramientas teóricas,
prácticas, didácticas y tecnológicas modernas, que le ayuden a fortalecer su
labor.
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Categoría Sustentabilidad Económica y Social
El ser humano es un sistema abierto en desarrollo, al igual que las
actividades que realiza. Este llega al mundo con necesidades primordiales, a
partir de cuya insatisfacción, el ser humano inscribe sentimientos básicos,
sobre las cuales construirá lógicas personales con las que procurará captar y
comprender la realidad.
Trae al mundo potencialidades que al ser estimuladas por el contexto
cultural en que le toca vivir, producen un determinado desarrollo perceptual.
Sin embargo, el Banco Mundial (1992), define el desarrollo como mejorar el
nivel de bienestar de las personas, la educación, la salud y la igualdad de
oportunidades, es decir la calidad de vida.
Es importante acotar, que desde el año 1976 a partir de la Conferencia
de Estolcomo, del Informe de Brutland (1987) y la Cumbre de Río de Janeiro
(1992), a nivel planetario se ha repensado acerca de algunos elementos
alrededor del desarrollo, cobrando auge el concepto de sustentabilidad y
sostenibilidad en los procesos productivos y del desarrollo. En tal sentido,
Friedmann (2005), plantea que la sustentabilidad está bien siempre que no
incurra en altos costos.
En este aspecto, la docente 2 señala que la sustentabilidad es la
satisfacción de necesidades, gestionando los bienes ambientales. Para el
docente 5 es la distribución de costos y beneficios equitativamente en una
sociedad. El docente 6 dice que es el equilibrio o competencia de los
sistemas productivos con otras dependencias dentro y fuera del país.
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Es el equilibrio competitivo entre las partes internas y externas de un país
con relación a las necesidades productivas, tecnológicas y comerciales para
el docente 7.
De acuerdo a los planteamientos anteriores, la sustentabilidad
económica y social está orientada hacia la búsqueda de la equidad y justicia
del sujeto como ser social que se construye interna y externamente, a través
de los vínculos que crea con sus semejantes, en pro de su bienestar
individual y colectivo.
En consecuencia, la sustentabilidad económica y social incluye el
conjunto de elementos culturales, económicos y sociales que deben ser
estudiados en cualquier sociedad, destinado a lograr la mejor utilización de
los recursos naturales y demás acervos para satisfacer las necesidades
humanas y mejorar constantemente su calidad de vida con equidad.
De esta manera que no se generen tensiones sociales, se respeten los
derechos humanos y se de mayor cabida a la participación de los individuos,
que conforman esa sociedad. Para ello se requiere, de la integración de los
sistemas productivos con miras al desarrollo sustentable, es decir, el
aprovechamiento de los recursos naturales de manera racional, para
satisfacer las necesidades de la sociedad.
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VI. RECONSTRUCCIÓN ECOSISTÉMICA DE LA UNIVERSIDAD
PROFESIONAL
Las universidades como espacio multidimensional e interdisciplinario
connotan una gama de importantes posibilidades, para lograr cambios
profundos y transformaciones dinámicas, consustanciales a su propia
naturaleza. De acuerdo con esta visión se enfrenta con múltiples retos, entre
los cuales cabe enfatizar el papel rector, no sólo como instancia académica
generadora de conocimientos, sino como una organización capaz de colocar
a disposición de la sociedad saberes socialmente pertinentes.
En el marco de tales connotaciones, la gestión del conocimiento deriva
en un proceso dialéctico, dinámico y cambiante; es un fenómeno temporal,
pues es una construcción social intersubjetiva, que surge en un contexto
histórico y cultural determinado; por ello la construcción del conocimiento es
colectiva, multifacética, cooperativa y transdisciplinaria, la cual transforma la
responsabilidad, que tradicionalmente recaía en unos pocos especialistas
reconocidos, en una responsabilidad amplia de carácter social.
La importancia creciente del conocimiento como el más preciado factor
de producción en el marco de las complejas relaciones entre la universidad y
la sociedad, ha generado una interesante discusión epistémica en torno a la
necesidad de derivar patrones o modelos de gerencia del conocimiento,
como categoría conceptual y como instrumento de intervención de la
realidad.
LA UNIVERSIDAD PROFESIONAL Y LA SUSTENTABILIDAD ECONÓMICA Y SOCIAL
María Mercedes Hernández Abril (2014) Página 88
Lo anterior denota la necesidad de concebir las relaciones entre la
universidad, las empresas y el Estado desde una perspectiva
interorganizacional, cuya interacción se inscribe en el núcleo conceptual
básico integrado por tres ideas coherentemente articuladas, donde se crean
y se recrean los saberes de la universidad y de de las organizaciones
sociales, en el marco de unas relaciones de poder político que orienta las
acciones del Estado. Al respecto refiere Ibarra (2004):
Las recientes modificaciones en las relaciones de la universidad con el Estado y sociedad en el contexto de la globalización/localización, supone la operación de nuevos dispositivos que modifiquen las prácticas y las identidades de instituciones y sujetos (…). Hoy más que nunca necesitamos mirar a la universidad y considerar las actuaciones específicas de los agentes que la conducen y la habitan, lo que significa examinar con detalles suficientes sus estrategias y relaciones con el contexto (p.20).
El sistema sujeto-universidad y sociedad se inscribe en una dinámica
estratégica y fundamental, donde se imbrica un flujo de relaciones entre
organización, individuo y poder, las cuales pueden ser entendidas en el plexo
de la gerencia del conocimiento, a través de una nueva arqueología del saber
compartido. En este sentido Balza (2009), expresa:
Esta arqueología del saber compartido es necesario abordarla desde una nueva epistemología acerca de las complejas relaciones que se derivan de la convivencia interorganizacional, pero sin que la universidad se desdoble frente a su identidad institucional para sumir la rectoría de los procesos de cambio (p.21).
En el marco de estas ideas, la Universidad tendría como objetivo,
proponer el intercambio de saberes de la comunidad intra y extra
LA UNIVERSIDAD PROFESIONAL Y LA SUSTENTABILIDAD ECONÓMICA Y SOCIAL
María Mercedes Hernández Abril (2014) Página 89
universitaria para el fortalecimiento del emprendedurismo, las empresas de
producción social y el desarrollo endógeno de las comunidades.
En este sentido la universidad profesional, tendrá como misión
fundamental la gestión del conocimiento, fomentar la estructura de los
sistemas integrados de información académica interinstitucional e impulsar
enfoques transdisciplinarios en el desarrollo de las actividades académicas
del docente – investigador, tal como se ilustra en el gráfico 3:
Gráfico 3.Universidad Profesional Fuente: Hernández (2014)
Igualmente, la universidad juega un papel fundamental en la dinámica
social por estar inmersa en el interior de la problemática diaria, siendo
abierta, receptiva, dispuesta a la autoevaluación, acreditada, convirtiéndose
en una universidad permanente, que eduque para la vida, la paz y la
UNIVERSIDAD PROFESIONAL GESTIÓN DEL CONOCIMIENTO
PARA LA SUSTENTABILIDAD ECONÓMICA Y SOCIAL
F O R M A C I Ó N
D O C E N T
E
C U R R I C U L U
M
TECNOLOGÍA DE INFORMACIÓN Y COMUNICACIÓN
TICS Y ED
VINCULACIÓN UNIVERSIDAD ENTORNO
(PERTINENCIA SOCIAL)
Docente Investigador
Líneas de Investigación
Aproximación teórica de la Universidad del Futuro para la sustentabilidad económica y social
Personal
Profesional
Praxis Educativa
Roles: Organizativo Social Intelectual
Flexible
Dinámico
Abierto
LA UNIVERSIDAD PROFESIONAL Y LA SUSTENTABILIDAD ECONÓMICA Y SOCIAL
María Mercedes Hernández Abril (2014) Página 90
tolerancia. Una universidad esencialmente humanística que sea centro de
formación donde reine la equidad, la calidad y lo relevante, una institución
capaz de generar crecimiento personal y profesional, despertando en el
egresado la consciencia que ese crecimiento pueda volcarse sobre la
sociedad para impulsar el desarrollo del país, tomando como base el
conocimiento generado en todos sus contextos.
Asimismo, se necesitarían docentes constituidos en verdaderos
buscadores del desarrollo, hombres dispuestos a inventar un mundo
diferente, individuos creativos y visionarios, que girando con temple y
fortaleza lleven a todos los estamentos universitarios a ejercer el rol
vanguardista, que deben tener al interior de la sociedad. Los docentes tienen
que estar actualizados, con especializaciones, estudiantes permanentes,
investigadores, con publicaciones, gestores de productos y servicios.
Competencias del Profesional Universitario
En cuanto a este tópico, la sociedad contemporánea exige al
profesional universitario enfrentarse con situaciones difíciles y complejas:
concentración de poblaciones de alto riesgo, diversificación cultural, grupos
extremadamente heterogéneos, multiplicación de diferentes lugares de
conocimiento y de saber, acceso a trabajos en forma provisoria, rápida y
enmpermanente evolución cultural y social, especialmente en los jóvenes en
quienes existe la sensación, que no hay futuro y una suerte de pérdida del
sentido del saber o el aprender.
La presión creada por la aceleración de los procesos sociales en la vida
contemporánea lleva a un currículo de innovaciones, pero hay que evitar que
las concreciones carezcan de sentido e impregnen a la actividad profesional
LA UNIVERSIDAD PROFESIONAL Y LA SUSTENTABILIDAD ECONÓMICA Y SOCIAL
María Mercedes Hernández Abril (2014) Página 91
de un carácter provisorio e indeseable por la precariedad de conceptos,
métodos, actividades y recursos.
Para comprender el sentido y las dificultades estructurales de la
propuesta de la profesionalización del ciudadano, hay que determinar cuáles
son las exigencias que esta transformación exige, ya que la profesión es una
combinación estructural de conocimientos acreditados mediante títulos,
autonomía en el desempeño, prestigio académico y reconocimiento social.
Los estudiantes universitarios expresan dificultad para reflexionar sobre
lo que están haciendo, para proyectarse en el futuro, para anticiparse a
determinadas situaciones y para capitalizar su experiencia. Los profesionales
viven la transformación asociada a la idea de pérdida y a sentimientos de
inseguridad e incertidumbre acerca del futuro.
Las competencias productivas tienen que ver con la capacidad de estar
abierto e inmerso en los cambios que se suceden a gran velocidad para
orientar y estimular los aprendizajes de jóvenes; las competencias
interactivas están destinadas a estimular la capacidad de comunicarse y
entenderse con el otro, ejercer la tolerancia, la convivencia y ejercer la
cooperación entre diferentes entes.
Si bien la nueva concepción profesional propone trabajo
interdisciplinario, trabajo en equipo, responsabilidad compartida y dominio de
la especialización para enfrentar el volumen de conocimientos propios del
futuro: la competencia especificadora, se refiere a la capacidad de aplicar un
conjunto de conocimientos fundamentales, a la comprensión de un tipo de
sujeto, de instituciones o de un conjunto de fenómenos y procesos, con un
LA UNIVERSIDAD PROFESIONAL Y LA SUSTENTABILIDAD ECONÓMICA Y SOCIAL
María Mercedes Hernández Abril (2014) Página 92
mayor domino de contenidos de las disciplinas y de sus metodologías. Los
ciudadanos para una mayor profesionalización de su función, deben:
-Planificar y movilizar otros actores.
-Adquirir o construir contenidos y conocimientos a través del estudio o la
experiencia. Hay que saber cuando un proceso o actividad es aplicado en
situaciones o prácticas, que requieren dicho saber.
-Identificar los obstáculos o problemas que se presentan en la ejecución
de proyectos u otras actividades de la cotidianidad. Lo que requiere una
capacidad de observación que debe aprenderse, ya que no se encuentra
naturalmente.
-Seleccionar diferentes estrategias para el desarrollo del proceso de
aprendizaje, en la optimización del tiempo, de los recursos y de las
informaciones disponibles.
-Modificar parte de lo real, según una intención y por actos mentales
apropiados. En el desarrollo de proyectos se hace y promueve el proceso de
aprendizaje.
Docencia Universitaria
En este orden de ideas Olivares (2005), plantea que: “En la actualidad
la praxis pedagógica ejercida por los docentes universitarios en los espacios
áulicos está impregnada por aspectos que caracterizan a la modernidad, es
decir, se hace de manera lineal, vertical, mecanicista, la cual está centrada
en un currículo cognitivo, que sólo permite el desarrollo de procesos básicos
de pensamiento como son observar, memorizar, comparar, analizar y
sintetizar.”
LA UNIVERSIDAD PROFESIONAL Y LA SUSTENTABILIDAD ECONÓMICA Y SOCIAL
María Mercedes Hernández Abril (2014) Página 93
La praxis pedagógica se sigue ejerciendo así, motivado a que aún
prevalece el modelo de educación tradicional en la formación docente que
privilegia el desarrollo de un currículo cognitivo con énfasis en la adquisición
de conocimientos y habilidades. Ello significa, que la Universidad seguirá
egresando profesionales con una concepción atomizada de la realidad,
descontextualizados, sin sentido de involucrarse, ni de participar y con una
gran resistencia a los cambios.
Todo ello se traduce en un profesional, que tiene poco estima por su
profesión y que al mismo tiempo asume la práctica como el quehacer que
desarrolla en un horario establecido y en una institución en particular. No se
crea el compromiso social, porque su realidad y él como individuo, miembro
de una comunidad nada tiene que ver con lo que pasa a su alrededor, hasta
que las situaciones extremas le afecten directamente.
En otro orden de ideas, el modelo pedagógico vigente en la sociedad
contemporánea, no se ha modernizado, es tradicional, el docente representa
la autoridad y el método básico de aprendizaje es el academicista, es decir,
él es sólo un transmisor de conocimientos. Esto hace que estos mismos
profesionales, también sean los futuros docentes universitarios, cuya
formación es diversa y específica para su área de formación profesional. Al
respecto, Varela (2000:4), señala:
El sujeto trascendental del pensar, debe entenderse a priori como intersujeto, es decir, como argumentación y discurso. Su autoconciencia reflexiva no puede ser tomada a través del intento de autoobjetivación en el sentido de la relación sujeto-objeto, sino
LA UNIVERSIDAD PROFESIONAL Y LA SUSTENTABILIDAD ECONÓMICA Y SOCIAL
María Mercedes Hernández Abril (2014) Página 94
sólo como autocomprensión mediadora lingüística y comunicativamente.
Con esto se quiere reafirmar, que el hombre es un ser intersubjetivo,
producto de la relación del hombre con el hombre. Él en sí mismo, revela
toda la cultura, las costumbres, modos de ser y de pensar del contexto
sociohistórico al que pertenece y toda esa síntesis de sí y del mundo que le
rodea se manifiesta en la comunicación y el lenguaje.
En este sentido, el ser humano llega a construir realidades,
construyéndose a sí mismo en un proceso intersubjetivo, donde le otorga
significados particulares a esa realidad. Es decir, cada persona y cada
hombre, se diferencian singularmente de otro, no por razones de índole
biológica, sino porque hay distintos modos de creencias, de comportamientos
y puntos de vistas distintos, coherentes a su propio devenir histórico.
La universidad está descontextualizada de la sociedad a la que
pertenece, de su entorno cultural, de los contextos en los cuales las
especificidades llamadas disciplinas no responden a la realidad. Como
institución de los saberes carece de complejidad, de transdiciplinariedad, de
redes sociales, de dialogicidad tolerante y de horizontes laterales. En lugar
de disminuir, han aumentado las docentes tradicionales, que evitan los
procesos de investigación y de tutorías.
En la sociedad de la información y de la complejidad de las disciplinas
se perfila la gestión de un sistema educativo formativo, amplio y abierto, que
presenta notables potencialidades, pero también fuertes riesgos. En cuanto a
LA UNIVERSIDAD PROFESIONAL Y LA SUSTENTABILIDAD ECONÓMICA Y SOCIAL
María Mercedes Hernández Abril (2014) Página 95
las estructuras educativas tradicionales y en ausencia de una profunda
renovación, existe el peligro de una progresiva decadencia. En este contexto,
si las universidades quisieran mantener su rol central, en la generación de
conocimientos, sería necesario que:
-Identificaran nuevas políticas de intervención para dar respuestas
adecuadas a las necesidades de formación, incrementando la flexibilidad.
-Redefinieran sus funciones para insertarse en el nuevo contexto y en el
nuevo ambiente de la sociedad de la información.
-Modificaran el rol profesional de los docentes.
-Se confrontaran con otras iniciativas de formación, paralelas y
separadas, que ya se han desarrollado o que están por desarrollarse, en
otras instituciones.
En un plano más plural, la educación universitaria constituye el
agregado sociocognoscitivo y cultural del individuo, que le permite afrontar,
comprender y transformar la realidad que le circunda, a través del
reconocimiento de la unidad y la diversidad, la simplicidad y complejidad del
ser humano. Por ello, la tarea de educar y el acto de aprender, se integran
en una sola dinámica axiológica que permea la vida, donde se construyen y
desconstruyen saberes, los cuales se expresan en cambios de la conducta
del hombre y se proyectan en el tiempo a través del metalenguaje, como una
herencia cultural de la sociedad.
Como se puede apreciar, la educación universitaria concebida en estos
términos significa la activación y desarrollo de la capacidad del individuo para
la apropiación, a lo largo de su vida de un corpus de conocimientos sin
límites, que emergen, tanto de las construcciones socioculturales colectivas
como de su propia experiencia de vida. Se trata de aprendizajes de
LA UNIVERSIDAD PROFESIONAL Y LA SUSTENTABILIDAD ECONÓMICA Y SOCIAL
María Mercedes Hernández Abril (2014) Página 96
naturaleza cognitiva y afectiva, pero también de ética, política, economía y
cultura. Es decir, una educación pensada desde la perspectiva de la
transversalidad del conocimiento, que se nutre de saberes construidos, en
proceso de construcción e imaginarios, a través de un pensamiento liberador
que circula en una sociedad sin frontera.
En consecuencia, el hombre se va educando en tanto evoluciona la
diversidad de referentes culturales de la sociedad. Es decir, se educa cuando
es capaz de apropiarse de forma relacional de los referentes, significantes
provenientes de la disciplinariedad, de la interdisciplinariedad y cuando esta
relación progresa y se proyecta más allá, se educa desde la
transdisciplinariedad del conocimiento.
La Investigación como Solución de Problemas
La investigación como actividad cognoscitiva y humana está dirigida
hacia la indagación y el descubrimiento de algo que aparenta ser
desconocido, la misma se origina en la curiosidad y deseos del investigador
por conocer el cómo y el porqué de las cosas. En otras palabras, esclarecer
desde un determinado modo de pensar, cuáles son las posibles causas o
razones ontológicas de los hechos y/o fenómenos abordados, todo ello con el
deliberado propósito de encontrar solución a los problemas planteados,
ampliar el conocimiento existente y generar nuevas interrogantes en una
determinada área del saber.
Ahora bien, cada modo de pensar, cada perspectiva de abordaje de la
realidad (epísteme) que adopta un investigador, conduce a un determinado
modo de conocer. Es decir, una metódica de trabajo o camino que sigue y se
LA UNIVERSIDAD PROFESIONAL Y LA SUSTENTABILIDAD ECONÓMICA Y SOCIAL
María Mercedes Hernández Abril (2014) Página 97
construye en el mismo caminar, en tanto ese camino generalmente sugiere
ciertos modos de operar y proceder de la búsqueda del conocimiento. Todo
lo anterior traduce que entre modo de pensar (episteme), modo de conocer
(metódica) y el modo de operar y proceder, existe una relación en la
construcción del conocimiento, en el contexto de las realidades sociales y
humanas.
En este sentido, la investigación está direccionada por el manejo del
enfoque paradigmático que determina la forma y el estudio de la realidad. Al
respecto Sandin (2003:28), acota que un paradigma supone una determinada
manera de concebir e interpretar la realidad, en tanto constituye una visión
del mundo compartida por un grupo de personas y por lo tanto, un carácter
socializador.
La investigación produce un acercamiento conceptual al objeto de
estudio, de la realidad donde el debate académico en las universidades
venezolanas se acerca a la construcción, difusión y aplicación del
conocimiento, las demandas de conocimiento, por parte de las
organizaciones y la comunidad parecieran multiplicarse en forma
exponencial, para darle respuestas a una compleja red de problemas
sociales.
En este contexto, el debate epistemológico se profundiza cuando la
discusión se orienta a dar cuenta acerca de las líneas de investigación como
ejes de formación en el marco de la transdisciplinariedad de los saberes. En
lo concerniente a las líneas de investigación, usualmente se les define como
las múltiples formas y modelos de organizar la investigación en las
universidades a los fines de generar, difundir y socializar el conocimiento.
LA UNIVERSIDAD PROFESIONAL Y LA SUSTENTABILIDAD ECONÓMICA Y SOCIAL
María Mercedes Hernández Abril (2014) Página 98
Las líneas de investigación deben ser espacios académicos
permanentes para la gestión del conocimiento, tanto en su origen como
destino, los cuales deben operar a través de un esfuerzo intelectivo
planificado, transindividual e institucionalizado, que aborden problemas en
forma transdisciplinaria, aporten soluciones y que a su vez enriquezcan y
relacionen el currículo universitario. Además, las líneas deben constituirse
en potentes instrumentos para gerenciar la investigación a través de una red
de áreas, programas y proyectos en el marco de un proceso de aprendizaje
autosostenido, desde la trandisciplinariedad del conocimiento.
Por lo anteriormente expuesto, en la Universidad Profesional se
requiere un despliegue discursivo para el campo de la investigación, donde
se reoriente los procesos de generación, validación, difusión, transferencia y
aplicación del conocimiento. Ello constituye un debate permanente que se
bifurca en dos grandes vertientes.
Por una parte, se plantea la necesidad de articular la investigación con
la docencia y la extensión de la cultura, como una vía para fortalecer la
academia y responder a las demandas de la sociedad. Por otra parte, se
discute con intensidad acerca de la pertinencia social y productividad del
conocimiento derivado de los procesos de investigación, pues, se enfatiza
acerca de la necesidad de hacerlo más productivo, más conectado con el
mundo real, más contextualizado para utilizarlo como instrumento de solución
de problemas sociales. Tal como se visualiza en la consolidación de las
Líneas de Investigación de la UNESR, Núcleo Maracay, la cual aparece en el
Informe de Gestión de Postgrado para el año 2009.
LA UNIVERSIDAD PROFESIONAL Y LA SUSTENTABILIDAD ECONÓMICA Y SOCIAL
María Mercedes Hernández Abril (2014) Página 99
Grafico 4. Consolidación de las líneas de investigación de la UNESR Núcleo Maracay Fuente: Informe de Gestión de Postgrado (2009)
Para lograr tales exigencias, es requisito preeminente definir y operar
estrategias de organización y gerencia de la investigación, pues como lo
plantean Valdez y Navarro (2005), “con preocupación, observamos la baja
producción de conocimientos sociabilizados por nuestras universidades,
como también, la baja creación y permanencia en el tiempo de instancias
para la investigación, como centros, institutos, unidades, grupos o líneas”
(p.1).
Conforme a esta referencia, las líneas de investigación deben ser
concebidas como una manera de gestionar el conocimiento, tanto en su
origen como en su destino, a través de un esfuerzo intelectivo, planificado,
participativo e institucionalizado, que integre a una comunidad de
investigadores identificados con el desarrollo del conocimiento, para abordar
LA UNIVERSIDAD PROFESIONAL Y LA SUSTENTABILIDAD ECONÓMICA Y SOCIAL
María Mercedes Hernández Abril (2014) Página 100
problemas y aportar soluciones en tanto, la dimensión colectiva del saber
conduce al enriquecimiento del currículo. Ello supone asumir la investigación
como un proceso sinérgico, que debe operar a través de redes
interconectoras de áreas, programas y proyectos de investigación, conforme
a las demandas del entorno, en el marco de un aprendizaje colectivo.
Las nuevas perspectivas de una sociedad globalizada exigen a las
organizaciones universitarias, cambios profundos y duraderos para que éstas
puedan hacer frente a la complejidad generada por las transformaciones
ocurridas en el entorno cambiante. Ante esta situación, las organizaciones
deben aprender a mirarse a sí mismas y conocer cómo es su proceso de
aprendizaje.
Esta es una manera permanente para desarrollar capacidades, crear
estructuras emergentes, efectivas, de participación y comunicación. Así,
también aprenden a convivir mejor con las situaciones día a día y de este
modo emprender acciones, que respondan de manera efectiva a las
exigencias de un entorno, cada día más dinámico y cambiante.
En este contexto organizativo, las universidades venezolanas están
obligadas a repensar en función de nuevas realidades, que contribuyan a
crear un espacio privilegiado para emprender los retos que han de asumirse,
donde la universidad, como sistema abierto a la comunidad no puede ser la
institución que enseña únicamente a sus participantes, sino también a los
docentes en su interacción con los distintos actores sociales.
En este sentido, promover cambios profundos en la cultura universitaria
permitiría crear un contexto organizativo para aprender a aprender, dado que
a partir de este constructo, se conformaría un espacio de interacción entre
LA UNIVERSIDAD PROFESIONAL Y LA SUSTENTABILIDAD ECONÓMICA Y SOCIAL
María Mercedes Hernández Abril (2014) Página 101
los diferentes actores educativos, que facilitan el proceso de aprendizaje,
pero uno organizacional, el cual pasa primero por uno individual, para luego
integrarse en una gestalt del colectivo, es decir, se privilegia la capacidad de
la organización en combinar y realizar su discurso en prácticas.
La eficiencia social de las universidades está en estrecha relación con
su capacidad para realizar aprendizajes y desarrollar ambientes apropiados,
en los cuales los miembros de esta, puedan compartir lo aprendido, sobre la
base de la experiencia o el cambio de circunstancias y de su capacidad para
aprender a aprender como organización.
Es evidente que las especificidades locales y regionales se construyen
a través de los vínculos históricos y los intereses comunes de los pueblos,
constituyen las raíces de una comunidad, pero también deben ser garantes,
promotoras y articuladoras de desarrollo. Por lo tanto se plantea a futuro el
reto de propiciar las opciones y las respuestas acertadas ante los nuevos
mecanismos de mercado, las nuevas relaciones de producción, el avance de
las nuevas tecnologías que penetran cada vez más en la cotidianidad de los
pueblos y tienden a lesionar las raíces de los pueblos.
Al considerar los planteamientos anteriores, los pueblos obligan a los
miembros de una localidad, como sujetos históricos, a comprender e
interpretar sus lazos históricos e identificarse con los mismos. Vale significar
que junto a estas, dialécticamente, superviven las representaciones y
significaciones colectivas. Toda una simbología inserta en el hombre y su
comunidad, cuya expiación deviene de los códigos socio-históricos dándole
vida a esa cotidianidad. Categoría ésta que permite percibir las
transformaciones y tendencias, no sólo del orden local, sino a su vez del
orden mundial y globalizador.
LA UNIVERSIDAD PROFESIONAL Y LA SUSTENTABILIDAD ECONÓMICA Y SOCIAL
María Mercedes Hernández Abril (2014) Página 102
Tecnologías de la Información y la Comunicación y El Nuevo Docente
En este contexto, las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC)
posibilitan la creación de un nuevo espacio social de carácter virtual en la
sociedad. En este nuevo entorno, se está desarrollando la educación,
obligando a las instituciones educativas, a plantearse cambios en sus
estructuras, para evitar quedar marginados ante el avance tecnológico.
Es evidente, que la inserción de las TIC creó nuevas teorías y modelos
educativos en los procesos de aprendizaje y producción de conocimiento, a
través de redes modernas de comunicación, que promueven la globalización
y la difusión de una cultura de masas. Sin embargo, aunada a estas ventajas
existen algunas limitaciones que están incidiendo en la implementación de
estas tecnologías a nivel universitario.
Entre las que se encuentran la tradición oral e impresa en la que tiende
a desenvolverse la cultura universitaria, y el papel que juega el profesor
como comunicador de información, el desconocimiento de las autopistas de
la información y su uso a nivel académico, el escaso aporte de las
plataformas tecnológicas institucionales, la formación académica tradicional
del profesor universitario y los altos costos de las tecnologías para las
instituciones universitarias, son algunas de las limitaciones que existente.
En otro orden de ideas, no existe organización que pueda prescindir de
la información, donde las tecnologías de información y comunicación
mediatizan el proceso de comunicación. El uso de la información genera
nuevos conocimientos y habilidades que permiten, a su vez, encaminar
nuevos procesos de búsqueda de información tendientes a una espiral. La
universidad ha sufrido cambios trascendentales en su historia, en la medida
LA UNIVERSIDAD PROFESIONAL Y LA SUSTENTABILIDAD ECONÓMICA Y SOCIAL
María Mercedes Hernández Abril (2014) Página 103
que se ha adaptado a las realidades de su entorno y de su tiempo, que esta
misma ha contribuido a transformar.
El subsistema de educación universitaria, resulta determinante para el
desarrollo de una nación y la Universidad tiene encargos sociales, que
cumplir para alcanzar el mejoramiento de la sociedad, donde se inserta; es
un motor de gestión del conocimiento por excelencia y un eslabón clave
dentro de la sociedad de la información y el conocimiento. La Universidad del
siglo XXI es un modelo de industria de información y del conocimiento, que
está obligada a asumir un nuevo paradigma, para garantizar compromisos
sociales como es el aprendizaje en forma continuada, a distancia y de
manera integrada. En este sentido, Garito (2005), ilustra lo anteriormente
expuesto:
Las nuevas tecnologías de la comunicación amplían enormemente el acceso al conocimiento. Las redes telemáticas, la televisión satelital, Internet y la realidad virtual modifican los procesos de comunicación y de adquisición del saber. Se crean canales capilares de difusión que ofrecen nuevas e inéditas posibilidades para una plena democratización del acceso a la formación y a la instrucción. No de modo casual, para caracterizar estas potencialidades, se habla del pasaje de una sociedad de la información a una sociedad del conocimiento. Estamos viviendo una revolución social y cultural y ello pone en discusión los modelos institucionales y tradicionales de la escuela y de la universidad.
Asimismo, el citado autor, afianza lo señalado al expresar que:
De hecho, los instrumentos de formación, en parte ya hoy disponibles gracias a las nuevas tecnologías, permiten adquirir conocimientos y competencias, incluso, fuera de las estructuras educativas y formativas tradicionales. Hoy todos pueden aprender a través de las redes telemáticas. Las instituciones formativas,
LA UNIVERSIDAD PROFESIONAL Y LA SUSTENTABILIDAD ECONÓMICA Y SOCIAL
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ante los procesos de cambio que caracterizan y caracterizarán siempre más esta fase de transformación, deben estar en condiciones, permanentemente, de innovar los contenidos de las disciplinas, reorganizar las curricula e identificar nuevas direcciones de desarrollo vinculadas a las necesidades específicas de un mercado del trabajo flexible e internacional.
Concentrando la atención en el nivel universitario, surge de manera
clara la exigencia de dar una nueva función a la Institución universitaria y al
sistema de formación permanente, por lo tanto, la necesidad de renovar los
instrumentos y los mecanismos para llevarla a cabo.
Al respecto Marcano (2006), considera que uno de los factores más
importantes para asegurar el mejor aprovechamiento de las TIC en el
aprendizaje del estudiante universitario, es la competencia tecnológica del
docente y sus creencias y prácticas académicas. Mientras muchos
profesores están acogiendo con entusiasmo el uso de las TIC para su trabajo
de clase, otros muestran temor o escepticismo acerca de los beneficios, que
pueda implicar el uso de esas tecnologías en las universidades. Ellos
necesitan más información de cómo las TIC pueden mejorar y enriquecer las
oportunidades de estudio en los estudiantes.
Las TIC no son poderosas herramientas para el mejoramiento de la
educación, donde es importante que los profesionales aprecien las
conexiones de éstas con los diferentes aspectos de su trabajo profesional, es
decir, las teorías de aprendizaje, los lineamientos o estándares académicos y
los métodos de evaluación, entre otros.
En tal sentido, la universidad está en la obligación de impulsar la
incorporación de las tecnologías, a los curricula como un medio de apoyo a
LA UNIVERSIDAD PROFESIONAL Y LA SUSTENTABILIDAD ECONÓMICA Y SOCIAL
María Mercedes Hernández Abril (2014) Página 105
las actividades planificadas, lo cual implica cambios conceptuales que
resultan retos para la formación de profesionales e incluyen las habilidades
prácticas para el diseño de los cursos y su aplicación. El proceso de
asimilación de las TIC en la enseñanza universitaria necesita la modificación
de conceptos, conocimientos, hábitos y habilidades de docentes y
estudiantes, logrando cambiar de modo paulatino.
La universidad venezolana se encuentra hoy sometida a retos e
incertidumbres, donde tiene un alto protagonismo la innovación, la educación
y la creatividad de los individuos quienes forman la sociedad del
conocimiento, por lo que cualquier programa de transformación
organizacional debe apoyarse en la generación de conocimientos y una
información masiva diferenciada y orientadora, que promueva el impacto
sobre conductas y clima organizacional acordes con un nuevo esquema de
universidad.
En este orden de ideas las instituciones universitarias, tienen una cuota
de compromiso y responsabilidad en la necesidad de actualizar la formación
integral de cada uno de sus actores, a fin de colocarlos a tono con los
avances tecnológicos. Las tecnologías de información y comunicación juegan
un rol importante ante nuevas realidades, que viven las instituciones
universitarias en lo concerniente a las actividades de docencia, extensión,
investigación, y gestión del conocimiento, en relación a su posibilidad y
capacidad de almacenar, transformar, acceder y difundir información.
Un elemento fundamental a considerar es el talento humano, para el
cual se deben promover procesos de aprendizaje permanente de estas
tecnologías de información y comunicación, que permitan modificar los
hábitos de trabajo y los conduzca a enfrentar con éxito los desafíos
LA UNIVERSIDAD PROFESIONAL Y LA SUSTENTABILIDAD ECONÓMICA Y SOCIAL
María Mercedes Hernández Abril (2014) Página 106
presentes y futuros. La formación de una cultura informática es considerada
actualmente como un proceso que le asigna pertinencia a las labores a
desempeñar, procurando generar cambios que eleven la disposición y
capacidad para desarrollarse efectivamente en el contexto global.
Para responder a esta situación, los sistemas de información y
comunicación tienen que constituirse en elementos integradores de los
procesos académicos y de gestión universitaria, donde las tecnologías de
información y comunicación constituyan un elemento clave, en cuanto a los
procesos de almacenaje de datos y distribución de éstos, para todos los que
cumplen una labor en las instituciones universitarias; lo cual conduce al
cumplimiento de la excelencia, como uno de los valores fundamentales de
las universidades.
La digitalización y los nuevos soportes electrónicos, según Pérez
(2002), están dando lugar a nuevas formas de almacenar y presentar la
información. Los tutoriales multimedia, las bases de datos en línea, las
bibliotecas electrónicas, los hipertextos distribuidos, hipermedios,
videoconferencia, software educativo, video beam y sistemas de
teleformación son nuevas maneras de presentar y acceder al conocimiento,
que superan en determinados contextos, las formas tradicionales de la
explicación oral, la pizarra, los apuntes y el manual.
No es necesario explicar las bondades de las simulaciones de
procesos, la representación gráfica, la integración de texto, imagen y sonido
o de la navegación hipertextual. En el futuro, este tipo de soportes serán
utilizados de modo creciente en todos los niveles educativos.
LA UNIVERSIDAD PROFESIONAL Y LA SUSTENTABILIDAD ECONÓMICA Y SOCIAL
María Mercedes Hernández Abril (2014) Página 107
Al considerar las TIC como un elemento curricular más, entonces se
definirán, considerarán y aplicarán, dependiendo de las corrientes y
perspectivas curriculares en las que se esté desenvolviendo. De ahí que el
docente universitario, requiere tomar decisiones para establecer qué
programas, aplicaciones o recursos utilizar y cómo emplearlos
adecuadamente, para que el estudiante pueda lograr el mayor provecho de
cada uno de ellos. Para esto es indispensable que los docentes conozcan
con claridad, cuáles son sus objetivos, de donde parte y a dónde quiere
llegar con el uso de las TIC.
A juicio de García (2001), como actor principal de este escenario
educativo, el docente debe cambiar la concepción del proceso de
aprendizaje, dejando las clases magistrales, para convertirse en facilitador
del conocimiento, orientador y guía de los estudiantes. Además, de experto
en el manejo de herramientas de comunicación, promotor de la interacción
profesor-alumno, alumno-alumno, alumno-contenidos y capaz de cambiar los
materiales educativos por materiales, que promuevan la interacción con
estos contenidos.
Por otra parte, en cuanto el perfil profesional que deben tener los
docentes en la universidad profesional existen acuerdo en cuantas algunas
características:
-Actitud democrática, convicción de libertad, responsabilidad, respeto
por todas las personas y grupos humanos.
-Principios éticos, sólidos, expresados en una auténtica vivencia de
valores.
-Sólida formación pedagógica y académica.
-Autonomía personal y profesional.
LA UNIVERSIDAD PROFESIONAL Y LA SUSTENTABILIDAD ECONÓMICA Y SOCIAL
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-Amplia formación cultural con una real comprensión de su tiempo y de
su medio, que le permita enfrentar con acierto y seguridad los diversos
desafíos culturales.
-Capacidad de innovación y creatividad.
Se pretende que los docentes y los participantes en situación mutua de
aprendizaje, orienten sus capacidades cognitivas y sociales al ejercicio de
dar sentido a la sociedad. Los contenidos curriculares dejarán de ser fines en
sí mismos, para transformarse en medios necesarios para alcanzar esas
capacidades, que entrenan en el análisis, la inferencia, la prospección, la
solución de problemas, el aprendizaje continuo, la adaptación a los cambios
y la proposición de valores favorables a la intervención solidaria, en la
realidad.
Estos buscadores del saber serán los facilitadores, para que la
Universidad pueda establecer un diálogo amplio hacia su interior y hacia el
exterior. Serán los líderes que impongan la formación de hombres y mujeres
íntegros, de estructuración elaborada, profesionales de elevada calidad, con
una gran fundamentación humanística, llenos de una ética de servicio hacia
su comunidad, interesados en la investigación de la problemática cotidiana,
capaces de innovar y generar cambios, que a su vez sean el motor del
desarrollo de la sociedad.
En este sentido, Salinas (1998), analizó el cambio del rol en el
profesorado universitario como consecuencia de la era digital y enumeró
algunas de las habilidades y destrezas que deberán poseer los profesores,
tales como guiar a los alumnos en el uso de las bases de información y cono-
cimiento así como proporcionar acceso a los mismos para usar sus propios
recursos., Igualmente potenciar a los estudiantes para que se vuelvan activos
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en el proceso de aprendizaje autodirigido, en el marco de acciones de
aprendizaje abierto, explotando las posibilidades comunicativas de las redes,
como sistemas de acceso a recursos de aprendizaje.
Asesorar y gestionar el ambiente de aprendizaje en el cual los
estudiantes están utilizando estos recursos. Los profesores tienen que ser
capaces de guiar el desarrollo de experiencias colaborativas, monitorear el
progreso del estudiante; proporcionar realimentación de apoyo al trabajo
para ofrecer oportunidades reales en la difusión de su trabajo. Así como dar
acceso fluido al trabajo del estudiante, en consistencia con la filosofía de las
estrategias de aprendizaje empleadas y con el nuevo alumno-usuario de la
formación descrito.
En este sentido diversos autores perciben, que el docente universitario
debería desempeñar roles y funciones diferentes, a los que desarrolla en el
modelo tradicional. Así Gisbert (2000), indicó que el docente debería asumir
los siguientes roles en los entornos tecnológicos: consultores de información,
colaboradores en grupo, trabajadores solitarios, facilitadores, proveedor de
recursos y supervisores académicos.
Por su parte, para Cabero (2000), los cambios más significativos en
los profesores se van a producir en las siguientes dimensiones: (a) Consultor
y facilitadores de información; (b) diseñador de medios; (c) moderadores y
tutores virtuales; (d) evaluadores continuos y asesores; (e) orientadores y (f)
administradores del sistema. Este autor consideró, que otra de las funciones
que van a desempeñar los docentes, es aquella relacionada con el diseño de
los medios y de los entornos de aprendizaje:
La utilización de los entornos de tele-formación va mucho más
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lejos del simple hecho de la ubicación de la información en la red, aunque ésta siga una estructura específicamente creada y desarrollada para el mismo. Por el contrario, supone la organización y gestión de diferentes elementos para que de esta forma se pueda facilitar el aprendizaje en los estudiantes. Ello supone también que el profesor realice una serie de esfuerzos para garantizar que todos los participantes en el proceso, tienen, las mismas garantías para su incorporación, independientemente de sus posibilidades de acceso a la tecnología, de su localización física, de su nivel de comprensión del lenguaje, o de su habilidad y pericia para interaccionar con el sistema, además de que todos estén trabajando progresivamente con la información que progresivamente se les vaya presentando, realizando las actividades y siguiendo el cronograma que se haya previsto para secuencia de actividades (p. 52).
Por otro lado Goodyear, Salmon, Spector, Steeples, y Tickner (2001),
realizaron una síntesis de los principales roles que los docentes desempeñan
en una enseñanza a distancia, destacando los siguientes: facilitador del
proceso de enseñanza, consejero/orientador, diseñador, asesor,
investigador, facilitador de contenidos, tecnológico, organizador /
administrador. Mientras que Barajas (2003), consideró que la formación de
los equipos docentes y de todo el personal que esté involucrado en el
proceso de aprendizaje a distancia es irrenunciable.
Es decir, la formación de quienes han de llevar la responsabilidad del
diseño y desarrollo de los programas a distancia, se hace necesaria si se
quiere garantizar la calidad. Pero no es sólo la incorporación, la mejor
integración de las tecnologías a los procesos educativos y formativos, sino de
hacerlo sin imitar en la red, las prácticas pedagógicas reproductoras de la
formación tradicional.
Para Blázquez (2004), los roles de los docentes universitarios irían
encaminados hacia los siguientes aspectos: (a) un rol organizativo: donde
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el profesor establece la agenda y debe actuar como líder impulsor de la
participación del grupo; (b) un rol social: crear un ambiente agradable de
aprendizaje, interactuando constantemente con los alumnos y haciendo un
seguimiento positivo de los mismos; y (c) un rol intelectual: como facilitador
educativo: el cual centrar las discusiones en los puntos cruciales, hacer pre-
guntas y responder a las cuestiones de los estudiantes para animarlos a
elaborar y ampliar sus aportes académicos.
En fin, se puede destacar que las funciones del docente a distancia
deben cambiar con respecto a las del docente presencial, debido a que sus
actividades se desarrollarán en un entorno virtual, dejando de tener las limita-
ciones geográficas, físicas y temporales propias de los métodos tradicionales
e incorporando las nuevas formas metodológicas y de comunicación.
Asimismo, el rol del docente será el de facilitador en la formación de
estudiantes críticos, con pensamiento creativo dentro de un entorno de
aprendizaje colaborativo, a la vez que debe ser poseedor de una visión
constructivista y formativa. El docente se convierte en un consejero, en una
ayuda para el alumno a la hora de decidir, cuál es el mejor camino para
conseguir los objetivos educativos, que se ha propuesto.
Vinculación de la Universidad - Sector Productivo
En el marco de la complejidad de la sociedad de la información y
comunicación, donde la economía mundial ha entrado en una etapa de
profundos cambios y transformaciones como producto de la evolución
tecnológica, la sociedad pareciera avanzar a un ritmo mucho más acelerado
que el de sus propias organizaciones. Es por ello, que las universidades
concebidas como unidades de producción intensiva de conocimientos, están
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llamadas a repensar sus vínculos con la sociedad productiva, a los fines de
dar respuestas a las demandas de éstas.
Balza (2009), al respecto indica que dicha intencionalidad sólo es
posible concretarla a través de una convivencia interorganizacional, que
permita la construcción y gerencia del conocimiento, tanto en su origen como
en su destino. En este contexto, la vinculación entre las universidades y el
sector productivo, constituye un referente epistemológico y axiológico
relevante, puesto que le corresponde a la universidad la tarea de atender las
demandas de la sociedad productiva, a través de la generación del
conocimiento y las organizaciones, la aplicación de tecnologías que el país
requiere para su crecimiento y desarrollo armónico.
Es por esto, que el vínculo universidad-sector productivo pone a prueba
una capacidad interorganizacional indispensable para asegurar la producción
y la utilización del conocimiento científico, el cual representa el recurso
estratégico sustantivo para intervenir la realidad, en una sociedad cada vez
más global y con una economía exigentemente competitiva.
En este sentido, la gerencia del conocimiento representa la capacidad
de los actores organizacionales para aprender a generar, utilizar y valorar la
sabiduría humana, lo cual implica ocuparse tanto del origen como del destino
del conocimiento, concebido este como el instrumento insustituible para la
transformación de la realidad, en función de lograr el progreso y bienestar de
los grupos sociales.
De tal manera, que para el logro de una adecuada vinculación
universidad-sector productivo, se requiere de un puente axiológico orientado
al beneficio mutuo, el mejoramiento continuo, la excelencia, la competitividad,
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la solución de problemas y la satisfacción de necesidades. Este norte solo
parece posible cuando se gerencie el conocimiento; y en consecuencia el
nuevo estilo de relaciones entre la universidad y el sector productivo
trasciende los intereses particulares de cada uno de estos.
La visualización que se tiene de una sola sociedad y de una nueva
economía global, encamina a los actores organizacionales a negociar
alianzas estratégicas concertadas, para enfrentar las fuerzas que regulan y
modelan, tanto la actividad económica como las de naturaleza social, política,
científica y educacional, en los espacios internacionales, nacionales y
regionales.
Específicamente para el logro de la vinculación académica y laboral
entre el contexto universitario y el productivo-social, se propone bajo la
concepción de responsabilidad compartida el establecimiento de convenios
interinstitucionales universidad-empresa, los cuales asegurarían el desarrollo
sostenido y exitoso, tanto de la empresa como de la academia; la realización
de actividades académicas conjuntas, que permitan potenciar la utilización de
capacidades técnicas y profesionales.
La articulación de los entornos científicos, tecnológicos y productivos
para una gestión eficaz del conocimiento; y finalmente, la inserción de los
egresados en el mercado laboral con una formación que enfatice las
competencias blandas (habilidades) sobre las competencias duras
(conocimiento específico) sobre la base del logro de la empleabilidad o
capacidad de ser empleable, en una época de permanente cambio,
incertidumbre y competitividad.
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En este contexto, Schavino, (2009), expresa: “Se propone potenciar en
los futuros egresados universitarios las habilidades que les posibiliten la
gestión adecuada del conocimiento; entre éstas destacan la inteligencia
emocional, el liderazgo, la creatividad, el trabajo en equipo, la innovación y la
capacidad para cambiar con las necesidades de la organización.” (p.49). El
logro de lo anterior favorece la realización de un ajuste continuo con el
modelo personal y el modelo organizacional, así como la inserción en el
mercado laboral, con el cometido del desarrollo permanente de su potencial.
En este hilo discursivo cabe compartir las palabras de Castells (2003),
para quien la universidad es potencialmente la principal fuerza productiva, en
el nuevo modelo de desarrollo basado en la información y el conocimiento;
capaz de desarrollar una compleja estructura productiva en una relación en la
que el Estado, la universidad y la sociedad se triangulen sinérgicamente.
Finalmente, los nuevos retos asignados a la Universidad Profesional
tienen que ver con su necesaria participación en hacer de la sociedad, una
economía más competitiva en los mercados globalizados. Es allí donde la
universidad fortalece su gestión para el fomento sinérgico de la docencia, la
investigación y la extensión, apuntando hacia el logro de altos niveles de
competitividad, sin pérdida de la atención a los aspectos esencialmente
humanos.
Desarrollo Sustentable
Uno de los grandes desafíos del mundo contemporáneo es junto con el
llamado: desarrollo sustentable, la transformación del conocimiento en
riqueza. ¿Cómo establecer patrones de producción y de consumo, que
tengan en cuenta las demandas de poblaciones en aumento en todos los
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rincones de la Tierra, preservando la calidad de vida y el equilibrio del medio
ambiente en el planeta?. Esta es en resumen, la pregunta que nos plantea el
así llamado: desafío ecológico. ¿Cómo transformar el conocimiento en valor
económico y social o cómo agregar valor al conocimiento?.
Responder a esa pregunta es aceptar un segundo desafío, al que
podríamos llamar: desafío tecnológico. Para enfrentar estas tareas propias,
de la sociedad del conocimiento, deberíamos estar preparados, entre otras
cosas, para cumplir todo un ciclo de evoluciones y de transformaciones del
conocimiento. Ello va desde la investigación básica producida en las
universidades y las instituciones afines, pasa por la investigación aplicada y
resulta en innovación tecnológica, capaz de agregar valor comercial, esto es,
resultado en un producto de mercado.
La otra cara de ese mismo desafío es pues, transformar riqueza en
conocimiento, creando así la dinámica de un círculo virtuoso, en el cual el
conocimiento genera riqueza y ésta, con la gestión adecuada propicia a
través de la práctica, buenas políticas públicas de ciencia y tecnología, las
condiciones de fomento para la generación, la difusión y la divulgación de
nuevos conocimientos.
Los actores principales de ese momento del proceso del conocimiento,
ya no son solamente las universidades, sino también las empresas. Entre
tanto, para que la actuación de las empresas sea eficaz, es necesario que
tengan en su interior como parte de su política de desarrollo, centros de
investigación propios o en consorcio con otras empresas y con laboratorios
de universidades. Lo importante es que la política de investigación y
desarrollo sea de la empresa y apunte a las finalidades comercialmente
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competitivas. Sin eso no existe el desafío del mercado, no hay avance
tecnológico y no hay innovación en el producto.
Uno de los presupuestos esenciales de esta sociedad es pues, mucho
más allá de la capacidad de producción y reproducción industriales, la
capacidad de generar conocimiento tecnológico y por medio de este, innovar
constantemente para un mercado ávido de novedades y vigoroso ante las
exigencias del consumo.
En la economía típicamente industrial, la lógica de producción era
multiplicar el mismo producto, masificándolo para un número cada vez mayor
de consumidores. Se acostumbra a decir que en la sociedad del
conocimiento, esa lógica de producción tiene un signo invertido: multiplicar
cada vez más el producto, en un proceso de constante diferenciación, para el
mismo segmento y el mismo número de consumidores.
Plantea Maza (2006), para quien la sustentabilidad y sostenibilidad, son
condiciones necesarias y simultáneas para el desarrollo y además, asegura
para el futuro el acceso a las facilidades proporcionadas por el cambio, entre
otras las siguientes: la reposición del capital real y su acumulación sostenida,
la renovación de las fuerzas productivas en niveles más elevados de
potencial y eficacia, capacidad de innovación en la conducción del proceso
productivo, la organización social y del Estado; el adelanto tecnológico
adaptable a las características del medio económico, considerado de este
modo la sustentabilidad y la sostenibilidad, las cuales dan por resultado el
desarrollo endógeno.
En tal sentido, Zuleta (2000), señala que, en la Conferencia de las
Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, realizada en Río
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de Janeiro, en el año 1992, se define como desarrollo sustentable, el estilo
de desarrollo que busca lograr la satisfacción de las necesidades
fundamentales de toda la población, mediante un manejo racional de los
recursos naturales, propiciando su conservación, recuperación, mejoramiento
y uso adecuado, de tal manera que tanto las generaciones actuales como las
futuras, tengan la posibilidad de disfrutarlos con equilibrio físico y psicológico,
garantizando por lo tanto su calidad de vida y la supervivencia del ser
humano y del planeta.
Una definición de sustentabilidad conceptualizada en términos
económicos es la que presenta el Informe Brundtlant (1987), el cual señala
que es satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin
comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus
propias necesidades. En principio, esta definición parece muy clara, pero lo
es menos si se profundiza en el concepto, ya que la idea central es la de
mantener el patrimonio natural, considerar a la naturaleza como un legado
que hay que conservar, usufrutuar de modo que mantenga la capacidad de
cumplir sus diferentes funciones.
De entrada, aparece una primera objeción, pues al tratar de mantener el
patrimonio natural en todos sus elementos, cualquier uso de recursos no
renovables, por pequeño que fuese, sería incompatible con la
sustentabilidad. De hecho, que si la actividad económica humana degrada
recursos de baja entropía , no sólo existirá un límite a la capacidad de
sustentación de cada período, sino también a la vida humana total, que la
tierra puede mantener.
El proceso de desarrollo humano y sostenible debe ser capaz de
generar un desarrollo, no sólo sostenible en términos ecológicos, sino
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también sociales y económicos. Esto es, que además de asegurar su
armonía con el medio ambiente, será inherentes a un desarrollo con este
calificativo, transformaciones institucionales que permitan el cambio social
gradual y un crecimiento económico autosostenido..
Por tanto, las distintas definiciones de desarrollo sustentable, tienen sus
primeras raíces en las Reuniones Preparatorias de la Conferencia de las
Naciones Unidas sobre Medio Ambiente(1972), irrumpiendo con fuerza en
1987, durante los trabajos realizados por la señora Brundtland, cuyo informe
se difundió con el título de Nuestro Futuro Común.
Desde entonces, el concepto de desarrollo sustentable ha sido
entendido como aquel, que permite satisfacer y las necesidades del
presente, sin comprometer la capacidad y necesidades de las futuras
generaciones. Además se trata, de que no se impongan una por sobre la
otra, sino de construir nuevas realidades en que coexistan armónicamente y
se potencien. Entonces el desarrollo sustentable, se considera según
Morales(2003), como un triángulo cuyos vértices, el crecimiento económico,
la equidad social y la protección del medio ambiente, están en equilibrio
dinámico.
En esencia, la educación para el desarrollo sostenible propone impulsar
una educación solidaria, que contribuya a una correcta percepción del estado
del mundo, que sea capaz de generar actitudes y compromisos responsables
y que prepare a los ciudadanos para una toma de decisiones
fundamentadas, dirigidas al logro de un desarrollo culturalmente plural,
socialmente justo y ecológicamente sostenible, que supere las posiciones
antropocéntricas clásicas y que esté orientada a la búsqueda de modelos
más comprensivos e inteligentes de interacción con los ecosistemas.
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Satisfacer esta expectativa amerita de una nueva universidad que he
denominado profesional en una nueva connotación. Es una universidad
llamada a dar respuesta a realidades complejas, desde su propia
especificidad, donde la vocación profesional debe ser parte fundamental del
proyecto de vida de cada miembro de la comunidad universitaria.
Esta vocación a su vez debe orientar a la universidad para aportar los
conocimientos y experiencias necesarias sociedad para que contribuyan de
manera eficaz al cambio social desde la especificidad e interdisciplinariedad
de todas las áreas del saber. Es un compromiso con las mayorías, donde el
profesional que se forma sea capaz de colocar sus conocimientos al servicio
de la sociedad, un profesional creativo, indepedendiente, cuya finalidad es la
superación como desarrollo del sujeto para su mejoramiento humano y
profesional.
Es así que educar, mediante la formación de profesionales
contribuiría al desarrollo sustentable y el mejoramiento de la sociedad,
elevando la calidad de sus procesos y abriendo espacios hacia un
aprendizaje desarrollador y permanente que garantice la sustentabilidad
económica y social del país. Esto hace percibir que la educación es el puente
que vincula la universidad con su entorno, mediante la construcción y
reconstrucción de saberes y conocimientos. En esta relación bidireccional la
comunidad-empresa son los ámbitos donde se debe proyectar la pertinencia
social universitaria y aprehender de las relaciones mutuas que se dan entre
las partes intervinientes.
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LA UNIVERSIDAD PROFESIONAL Y LA SUSTENTABILIDAD ECONÓMICA Y SOCIAL
María Mercedes Hernández Abril (2014) Página 128
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