28 UNiVERSIDAD DE MEXICO
LIBROS
Por Marcelino C. PEÑUELAS
ESPAÑOLA
DE CELA
rencias. Se explica esto claramente ;.¡lconsiderar que los dos autores, desdedistintas posi,ciones, escriben la mismaobra. Se sienten unidos por una visióncomún de la vida y tragedia españolas.
Después de leer el vigoroso reportajeautobiográfico La forja de un rebelde,de Barea, La colmena no resulta nadanuevo. Más bien parece una contíml:lción. Y esto se debe a que los dos escritores tienen idéntica sensibilidad. Vibra en ellos la misma fibra, sienten aEspaña (a la España eterna) de la misma forma. Amargura y crueldad empapan las páginas de las dos obras en untono sostenido de tensa angustia.
Ambas están escritas con un fuertesentido realista familiar en laliteratura española. ro importa que una tratede la España anterior a la guerra y laotra a la España de hoy. Es la misma visión, por otra parte aplicable a cualquierpaís. En La forja de '1M! rebelde, a partir del título, hay un grito sordo y ostenido de protesta y rebeldía. En La colmena no parece haberlo. Por 10 menosconsciente y premeditado. Cela escribeasí porque siente así. Sin objetivo concreto observa aquello que está dentro dela órbita de u vida espiritual, llena detristeza cósmica. El lector puede nI' ensus palabras lo que quiera e interpretarlo como guste. Pero el' alma de Celaparece estar libre de propagandas. Sendllamente sigue :la tradición de otrosgrandes escritore hispanos que ven elmundo y la vida bajo la misma luz angustiosamente azulada. Lo que se salede esta visión monocroma no 10 ven ono quieren \'tTlo. Lo rosa en literaturay quizá en la vida no les interesa. Perola visión esencial: es la misma en los dosescritores. Hablan la misma lengua ypor eso se entienden como artistas porencima de diferencias circun tanciales.
Las pinceladas de Cela son más fuertes, más despiacJ;¡das. Y todaV'Ía creequedarse corto. 1 os dice que toelo ello
NOVELA ACTUAL
COLMENA,
UNA
L A
LA Y<:rsión inglesa de La Colmena,
del novel·ista español .Camilo José Ceja, aparecida en una ediciónpopular en los Estados Unidos
bajo el título de The Hive, incluye unainteresante introducción ele otro escritortambién español, Arturo Barea. Aparentemente esto no tiene nada de particular.Sin embargo las primeras palabras (ledicha introducción rC\'elan algo dignDele atención sobre todo a quienes no conocen a Jos elos escritores.
Dice Barca: "Es una situación peculiar para un escritor expatriado como yo(o, más claro, para un refugiado antifranquista que vive en Inglaterra) el' presentar una obra de un autor español que nosolamente viw y trabaja hoy en Españasino que pertenece a la casta gobernante, habiendo peleado en el lado victoriosoele la guerra civil. Si lo hago conscientemente y con gusto, ello es clara pruebaelel vigor ele la obra de Camilo JoséCela."
La posición política de estos dos e'critores 110 ofrcce eludas. Barca durante momentos críticos de la guerra civilespañola ocupó el puesto ele Jde elel Depa:tamento de l 'rensa y Propaganda del-:YIlI1isterio de Asunto~ Exteriores. Teníaa su cargo la censura de despachos ynoticias que salían al extranjero. Trabajól'on entusiasmo hasta el agotamiento.lJió todo 10 que tenia por su causa )'salió de España enfermo, nncido. moral\. físicamente desquiciado. Ha vividodesde entonces en Inglaterra donde hal'scrito algunas de sus mejores páginas.Cela estuvo siempre con la España deFranco. Fueron enemigos durante laguerra y continúan hoy separados por laprofunda grieta que dicho conflicto abriól'n! re lo~ españoles, C; riela que todavíano se ha cerrado. sobre todo entre loshombres de aquella generación. A pesarde todo los nombres de Barea y Celanparecen juntos en Llna novc-];¡ como dÚIldose la mano por encima de todas difc-
rí f icas, el decapi tado illdemnl: sigul: sumarcha con el gesto ck la más ext rañaexpresión, hasta que el Ila\'ajazo siguiente le muda la horrible mueca,"
La pantalla ha sufrido a través deltiempo diversas transformaciones, Hoyfa indu tria cinematográfica pretend¡;>darnos la pantalla panorámica como unagran mejora; pero hace má de U'eintaaños se soñaba en cambios de esta naturaleza: sustituir el lienzo por pantallasopacas de plata, Vela se opone a estaclase de adelantos técnico : "La mejorpantalla de cine es la sábana humilde, lasábana de los sueños, la sábana de losfantasmas del pueblo y de los miedosinfantiles, Jinguna 'otra materia da mejor rendimiento fantasmagoral." Tal vezpresintiendo el glo1'ioso teehnicolor quehoy sufrimos en el menor descuido, e3cribe en pro de la etiqueta rigurosa, blanco y negro: "La película en colores fracasará siempre por que restituye a estosseres inverosímiles, de luz y sombra, elcolor y la carne que perdieron merced aun refinado secuestro de la cámara oscu ra . .. Fracasará porque suprime estainsinuación de sombra chinesca que esuno de los ingredientes más simples delencanto del cine."
Hoy que nos consume una fiebre deadelantos técnicos, y que, varios sistemasnuevos se disputan el mercado, en el supuesto de que cada uno de ellos es la alfombra mágica que transportará al espectador al país de las maravillas,conviene recordar una noticia que apareció en el Prager Presse (26 de abril de1925): "Por el empleo del cine-Cubor,invención cid ingeniero Cernovicky, sepueden realizar multitud de ilusiones ópticas que hasta ahora no se habían logrado, tales escenas como un mundo in\'ertido, en la cuarta dimensión, movimiento de la n:alidad.,. "La 110ticia noshace sonreir por ingenua; entonces Velase contentó con decir que d cine no necesita semejantes artifil'j,ys. y. señalarcomo más interesante el mundo de losanimales -donde \~Talt Disney ahora hatriunfado por completo- que cita delconsabido libro de Balazs: "Hay cosasen el cine cuyo particular encanto consisteen que muestran la naturaleza en su es·tado original, aún no influiela por el hombre. El placer de mirar animales en elcine está en que 110 representan sino queviven ante nuestros ojos ... Este acechosignifica una relación personal', Ulla actitud muy peculiar frente a la naturalezaque .~iene el colorido de una rara aventura .
Si el \'alor de la literatura rl'sidv ensus simbolos cargados de tradición, cncambio cl elel cine está ('Il el aprendiz;\ ievisual que impone. Quien vea en b P;I ;1talla un ro~tro o un sitio familiar sesorprenderá de Jo di fcrl'nte qm' resultanlk lo~ origina1l'~; plTO no ~;;¡j)r;'1 cll'ci rl'll que e~triba la di fl'I"cncia, ya Cjue ~c
pueele dar la superposición geométricaele las figura~ sin llegar a obtener unaielemi'dad absoluta: siempre iJab'á unaspecto luminoso priYati\'o elc la siluetadel fillJl, Y que. no se encuentra en losobjetos reales, algo parecielo a la coronade luz con que repn'sentan a lo~ santos.La antigua denominación ele linlt'rna mágica para l'l cinl'lwl cstá c0I11]lletal11cntej usti ficada ;\lIn p;lra nuestros d ias, La!otografía \:'n mO\'imiento termina porImponernos su punto de vista mágico,tan opuesto al literario.
VolvlT los ujos ;¡J paSrI<!0 c](; \1('1, C'ncuando e muy ilustrativo.
UNIVERSIDAD DE MEXICO29
no es sino reflejo pálido, una humildesombra de la dura, íntima, dolorosa realidad de cada día. Quizá para él lo sea.En último caso esta visión extrema sería la personalidad del autor, lo cual nore ta valor a su obra. Al contrario. Unaobra de arte no es más que el reflejode la individual personalidad del artista.y nadie duda que Cela lo es en altogrado.
Pero no podemos convencernos de quela visión de la vida en la forma presentada en esta novela sea un reflejopálido de la realidad de cada día. Hayalgo más en dicha realidad que Cela nove porque no quiere o no puede verlo.La tristeza depresiva que empapa Lacolmena sería en todo caso verdaderasólo en parte, con la verdad de las visiones parciales. Reflejo obsesionante deltemperamento del' autor que sólo acusaecos en sonidos del mismo tono que lospropios. No hay que olvidar que alos veinticinco años Cela ya escribía versos titulados Poemas de una adolescencia cn,¡,el y que el resto de su obra tieneel mismo matiz; oscila alrededor de lamisma nota angustiosa, con ribetes morbosos en algunas ocasiones.
En el mundo de La colmena no hayni asomos de ternura o alegría. Resulta un poco fatigoso penetrar en el pesado, acre, despiadado ambiente del café
. de doña Rosa, centro de la acción. Decuando en cuando el autor nos saca deallí y sentimos ci:erto alivio pensandoque vamos a respirar por fin un poco deaire puro. Vana ilusión. Del café todo elmundo va a lugares peores, sean sus viviendas o lugares de trabajo. Todos losseres que desfilan ante nosotros, en alucinante procesión, son enfermos, enfermizos o hambrientos. Los dos niños queestán jugando entre las mesas del caféson serios, tristes; no saben jugar. Yen la call'e nada cambia. Un tranvía nopasa tintineando sino que avanza conpesadez, destartalado, produciendo unruido trágico, lúgubre ...
. Especialmente refiriéndose al puebloespañol (aunque el autor concrete la acción en Madrid) esta actitud exenta deperspectiva y contraste resulta falsa. Sobre todo porque el español quizá seauno de lo pocos grupos humanos quemás fácilmente olvida la tragedia y queríe y goza en medio del dolor. Si eliminamos la sonrisa del rostro erel español,como ocurre en La colm.ena, nos resulta
desconocido.. y aunque es verdad queen el alma hIspana hay un sedimento evid.ente de humana tragedia, también es~lel:to que la afranta cara a cara con una1I~?lferen~ia fatali~ta. Esta es su salvaClOno ASl se explIca también su fuerzay vitalidad 'a prue.ba de reveses, capazde dar sorpresas ll1cluso a quien creaconocerla bien. En La colmena no aparece un resquicio de esperanza, de fe.Se echa de menos en dicha obra la sonrisa, escéptica o abierta, de un pueblofuerte curtido por la desgracia.
La colmena tiene un fuerte abar picaresco. Presenta un mundo todo habitado por pícaros, mejor o peor vestidos.La sombra de Lázaro se agranda hastacubrir las páginas de la novela. Sombraque difumina contornos y funde colores'con su gris disolvente de fantasma ciego.Pero Lázaro es más humano que sustocayos de La colmena. Por lo menosasoma el optimismo en su ánimo y olvidaus pesares cuando la vida suaviza su
fatigosa pendiente. En este aspecto negativo Cda está muy cerca de Baraja.l o .es extraño, pues, que ambos hayanescnto· novelas plCarescas en el siglo xx.Baraja con La busca y Cela con Nuevasandanzas )1, desventuras de Lazarillo deTonnes siguen una tradición de hondasraíces hispanas. Y no es extraño tampoco de Cela a Baraja el prólogo para laprimera edióón de La familia de PascualDuarte, su obra más violenta y brutal.También quizá la mejor que ha salido desu pluma colocando su nombre en laprimera fila de escritores europeos. ABaraja le gustó mucho la novela comoera de esperar. Pero le contestó: "No;mire, si usted quiere que lo lleven a lacárcel vaya solo, que para eso es joven.Yo no le prologo el libro." 1 adie seatreverá a sospechar miedo o timidezen don Pío. Pero esta magnífica novelade Cela rebasa todo límite de violenciaelemental en un género al que la gentegráficamente gusta \Jamar "tremendismo". La primera edición española fuéretirada de la circulación. La brutalidaddel protagonista, monstruo y buena persona al mismo tiempo sin dejar nuncade ser humano, seguramente pareció excesiva a la timorata censura. No hay queasustarse. Simplemente este "tremendismo"es la picaresca elevada al cubo,Hevada a sus últimas consecuencias, conun poco (muy poco en este caso) de re-
t?rcimiento sensacionalista. De buena h;y,Sl11 embargo.
La misma visión y despiadada de lahumanidad se encuentra frecuentementeen Baraja, aunque nunca en forma tan directa y elemental. Queda plasmada sobretocio en una de las novelas barojianas,El 111 lindo es ansí, en forma de un escudoq~~ remata el arco de una puerta de unavteJa casa del pueblo de avarida. Hayen el escuclo tres puñales e grimido pormanos cerradas que se clavan en -trescorazones. Alrededor, e ta leyenda: "Elmundo es ansí", la cual sirve tambiénde título a la novela. E decir, el mundoes todo crueldad, bmtalidad, dolor, pena.y el per onaje de la novela, una ru a,al contemplar el extraño e cudo comenta: "¿ Quién sería d hombre a quien ele ocurrió poner un blasón tan tri te ensu casa? ¿ Qué le habría pasado? ¿ Quépenas, qué dolores tendría?"
El mismo comentario urgirá en lamente cle muchos lectores al deslizar epor las amargas páginas de La colmena.Cela parece colocar el mismo escuela sobre Madrid.
Considerando otras aspectos de la novela su estructura es original. Está escrita en forma de escena cortas, aproximadamente de una página. Son estampasvigoro as presentadas con cuidadoso desorden. No está mal· el método pero Celaabusa de él. Corta la acción con unafrecuencia exasperante. Hay saltos verdaderamente innecesarios, forzados. Elautor, ya lanzado, corta por cortar. La dispersión es a veces tan extrema que lossaltos resultan piruetas sin sentido. Parece ser que Cela intenta presentar lasestampas de modo que tengan valor ensí, dislocadas, desconectadas del conjunto. Lo consigue en cierto modo pero enocasiones llega a restar interés a la narración.
.~ Los numerosos personajes que llenansus páginas no dicen nada extraordinario, ni siquiera importante. En ello precisamente radica gran parte del valorde sus diálogos. Su vulgaridad, profundamente humana, queda plasmada enocasiones en frases tan oidas que escaparían a un espíritu menos fino y agudoque el de Cela. Son pequeños y evocativos detalles de lo vulgar en los que descubrimos nuevas resonancias al oirlos enboca de los grises personajes de Lacolmena,.
ALBERTO. BONIFAZ Nuño, Lacruz del sureste. Letras Mexicanas, 14. Fondo de CulturaEconómica. México, 1954.272 pp.
La cruz del sureste, es unaprimera novela; pero el autorha llegado a su aventura literaria con las aptitudes y lasuficiente madurez que requiere la creación de un mundo novelístico, así es que nosenfrentamos a una obra cabal, y digna de tomarse encuenta por muchas razones.
Esta novela por s.u 1~ma
y realización está situada entre dos corrientes de nuestraliteratura: la que se preocupade la realidad mexicana, y laque se despreocupa de estetema para atender las formasuniversales. Bonifaz Nuñahermana las dos tendencias,
ya que adopta una temáticanacional y la realiza con unmétodo apropiado, y de validez ecuménica. Y no sólo enesto demuestra un buen criterio, sino también en los múltiples problemas que en suobra enfrenta, y resuelve demanera satisfactoria.
Su novela se desarrolladentro de una región más omenos amplia e indeterminadadel sureste de México, esteescenario lejano de las grandes ciudades dista mucho deser un simple decorado ruralde cartón para una fantasíaprovinciana, sino que es unadescripción de lugares tan verosímil, que no se duda dela posible existencia ele "ElTriunfo", las "monterías""A 'Igo es Algo", y "Filón",en algunos puntos del· mapaele la República. Aunque el
tiempo de la acción no se determina don fecha, 0S fácildeelucir por la presencia deciertas máquinas modernas,que éste transcurre muy próximo a nuestros días.
La estructura de La cruzdel sureste está determinadapor numerosos y complejoselementos, que prestan al conjunto una apariencia grandiosa e imponente. En algunospuntos es fácil dictaminar lanaturaleza de us elementos,en cambio en otros pasajeses tan compleja e inexplicablecomo la existencia misma. Lanarración sigue diversos niveles, los hilos de las historiasdesaparecen para luego reaparecer, se adelantan o seatrasan en el tiempo para ayudar a mantener la condiciónfundamental .de toda novel'a;que consenre en suspenso la
curiosidad elel lector. Ademáslas tramas están siempre dispuestas a respaldar los sucesos, así cuando al primer impacto desconcierta la brutallucha entre un padre paralítico y su hijo ciego, despuésse explica ésta por medio delos antecedentes de sius relaciones, del rencor que seacumuló en la mente del hijo.En esta obra nada es productodel destino, sino que todo sedesenvuelve de acuerdo conla naturaleza, aquí todo consecuente está respaldado porun antecedente.
Entre todos los personajesexiste una relación. Por máslejanas parezcan unas deotras, sus existencias contribuyen a dar realidad a sumUl1.do" hasta los anónimosindios que trabajan en "lasmonterías", tienen un napel
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