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Al establecer la diversidad regional española puede tenerse en cuenta varios
puntos de vista: físico, demográfico o socioeconómico son los principales. Si dejamos
de un lado los aspectos físicos, analizados anteriormente, y los demográficos, objeto de
análisis en otro tema, nos quedan las características socioeconómicas, que no hacen sino
reflejar los desequilibrios regionales.
En primer lugar, la Cornisa Cantábrica (Galicia, Asturias, Cantabria y País
Vasco), montañosa, de clima oceánico, abundante vegetación y amplio litoral, presenta
una menguada homogeneidad productiva (incluso sin considerar Galicia), descendiendo
los servicios (sobre todo, los públicos) y la industria de E a O, al contrario que la
agricultura y pesca. Igual sentido siguen el PIB (que ha retrocedido, salvo en Galicia, en
cuarenta años), la renta y la densidad de población, concentrada en la costa. No puede
decirse que sea un eje de desarrollo, sino de declive, y, aunque el País Vasco ejerce aún
de motor, la crisis industrial, los escasos enlaces internos, las dificultades con la Meseta
y la débil existencia del eje atlántico europeo colocan interrogantes en su futuro.
Distinta es el área del valle del Ebro (Navarra, La Rioja y Aragón), diagonal
entre el País Vasco y Cataluña, centrada en Zaragoza, con enlaces hacia Madrid y
excelente posición en el triángulo del desarrollo. Posee buenas infraestructuras viarias y
los mayores flujos estatales, tanto en mercancías como viajeros. La composición
productiva se acerca a la nacional en agricultura (aunque más intensiva), destaca en
industria y se nota la importancia de las comunicaciones en los servicios. La densidad es
baja, sobre todo en Aragón, concentrada en la capital, y las tasas de paro (8-9%)
resultan las más pequeñas de todas. El PIB, la RFD y otros parámetros han tenido
evoluciones positivas en general y se sitúan por encima de la media, marcando un claro
sentido O-E, por lo que el País Vasco actúa como gozne de ambos ejes.
Función similar ejerce Cataluña entre el Ebro y el Arco Mediterráneo (además
de Cataluña, Comunidad Valenciana y Murcia), donde el sentido decreciente se acusa
mucho en Murcia (y no digamos si incluimos Andalucía) para variables como la
densidad de población, la tasa de paro, el PIB, la RFD o la industria, que en su mayoría
se mantienen sobre la media nacional. Se trata de un eje de desarrollo ligado al sur de
Europa, con buenas infraestructuras, elevados flujos, potentes ciudades y áreas
metropolitanas, elevada densidad de población y estructura productiva diversificada
(importante agricultura en Valencia y Murcia, destacada industria sustentada en PYME,
economía exportadora, notable turismo, etc.).
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Por otro lado, Andalucía es la periferia de la periferia y se sitúa hoy en el ultimo
lugar de muchas clasificaciones regionales, con la mayor tasa de paro, si bien cuenta
con algunos factores positivos de cara al futuro, además de la situación en diversos ejes
(Arco Latino, Arco Mediterráneo, Arco Atlántico y AVE Madrid-Sevilla) y los recursos
naturales, monumentales y turísticos: densidad de población superior a la media,
importante red urbana con tres centros clave (Sevilla, Málaga y Granada),
infraestructuras que están mejorando, etc. El peso de la producción agraria (más del
doble de la media estatal) es cada vez más de cultivos intensivos y competitivos, el
turismo no tiene aún suficiente reflejo en la distribución del sector y la industria es
escasa, pero progresivamente innovadora.
La Meseta (Castilla y León, Castilla-La Mancha y Extremadura) constituye, por
el contrario, una zona de peores perspectivas, y en diversos mapas y cuadros aparece en
los últimos lugares de muchas variables con densidades muy bajas, y producciones y
rentas inferiores a la media. Altas tasas agrarias, poca industria (salvo enclaves, como
Valladolid, que con Palencia, Burgos y Ávila, parecen dibujar un cierto eje) y
porcentajes cercanos al 30% en servicios públicos (los más altos). La despoblación y la
cercanía a Madrid eleva las rentas de algunas provincias, pero la capital del Estado tiene
un comportamiento particular.
Efectivamente, la Comunidad de Madrid es una pequeña región con una gran
ciudad que ha crecido a la sombra de la capitalidad, recibiendo fuertes inversiones,
situando una gran parte de los funcionarios a pesar de la descentralización, potenciando
las infraestructuras y los equipamientos de ocio y cultura, industrializándose y
acumulando servicios avanzados y sedes de grandes empresas financieras, comerciales,
tecnológicas, etc. Es nudo obligado de comunicaciones y mantiene flujos con todas las
Comunidades, sobre todo con Andalucía, mientras que los ejes cantábrico, del Ebro y
mediterráneo tienen su propia dinámica. Sin embargo, no se aprecia su difusión hacia el
centro y sur peninsular, sino que más bien le sirven como áreas de influencia.
Los dos archipiélagos, en fin, constituyen espacios propios. Su presente y futuro
está muy ligado al turismo. Desde luego, Canarias no forma parte de eje peninsular ni
continental alguno, mientras que Baleares guarda una estrecha vinculación con el eje
mediterráneo. En cualquier caso, existen profundas diferencias entre ambos
archipiélagos, densamente poblados. Baleares posee el PIB y la RFD más elevados del
país y la tasa de paro más baja después del eje del Ebro. Por el contrario, Canarias está
a la zaga en los primeros mientras que presenta una elevada tasa de paro.
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