Los GitanosEn el siglo IX el Islam invadía la India y los
habitantes de las regiones noroccidentales comenzaron una
migración a gran escala hacia el oeste. Después una segunda migración hacia el siglo XII, el pueblo gitano huía en esta
ocasión de los ejércitos mongoles, desde entonces su deambular es
constante. El camino desde la India hasta las orillas del mediterráneo fue
paso a paso. Distintos pueblos de origen indio comenzaron a mezclarse entre si.
En Persia fue donde formalizaron este hipotético matrimonio de tribus,
naciendo allá los descendientes del pueblo Dom o Rom. que, transitando en Bizancio, en Persia, en el Egipto
islámico, en Anatolia. Por su gramática y su vocabulario, la lengua gitana se
aproxima al sánscrito y algunas lenguas vivas como el cachemir, el hindi y el gujarati, el marathi o el
nepales. Los Sindhi, Zotts, los Lulis, los Nuris, los Jats, en marcha hacia
occidente fueron estableciéndose en Persia donde se mezclan llegando a
formar el pueblo Dom o Rom, antecesor del actual pueblo gitano.
Una parte continúa su movimiento migratorio, tanto hacia el oeste, Europa, como hacia el suroeste, África. Estos últimos serían los
antepasados de los actuales gitanos africanos. Todavía no se llamaban gitanos los indos que pasaron por
Armenia, tomando palabras a discreción y por el Caucazo, donde adoptaron vocablos de los fieros Ositas. De este modo llegaron a
Europa, aventurando el paso a través del mundo bizantino. Fue un pueblo
de extraordinaria perseverancia.
El hombre occidental descubrió por primera vez un rostro gitano en Modon, puerto de la costa occidental de Morea, que era escala de la ruta de Venecia a
Jaffa. gentes que se llamaban a si mismas Cham, que vivían en cavernas y
en tiendas negras. Los griegos empleaban para nombrarlos el ya
reconocible Atsinganos, que asociaba connotaciones de música y de
clarividencia. La gente llamaba al puerto el Egipto Menor pues contaba con un
delta mínimo que recordaba en la imaginación popular al delta del Nilo.
Y aquí toman el nombre que mas los ha socorrido, pues se escuchan llamar
egipcianos, vocablo que no tardara en dar un vuelco para convertirse en
gitano. Y un día los jefes gitanos dieron en adjudicarse el sonoro titulo de
Duques...o Condes de Egipto Menor. Sus años en Grecia les suministraron nuevas palabras y maneras de vivir.
Después, adaptándose a los modos de la Europa espiritual, se hicieron pasar
por peregrinos, que eran principalmente herreros y vivian
en cabañas.
Contaban a quien quisiera oírlos que provenían de Egipto —¿mentira,
verdad? — que habían estado sumidos en el atroz paganismo para alcanzar la luz del bautismo cristiano. Su debilidad pecadora los había arrojado a adorar a
los ídolos... solo para volverse a convertir al cristianismo y tener un
largo camino de expiación peregrina por delante. Ya para mediados del siglo
XIV se localizaban los primeros asentamientos de romanies en las islas mediterráneas y la Grecia continental.
La primera tierra europea que pisaron los romanies fue Corfa. Un grupo de ellos
siguió la migración hasta alcanzar Europa donde formaron los actuales
pueblos gitanos que habían tenido que atravesar Grecia y Armenia. Hacia 1418
los egiptanos caminan por Hungría y Alemania y obtienen salvoconductos del
emperador Segismundo. Gitanos en Westfalia, en las ciudades libres del
norte y en las orillas del Báltico. Leipzig, Frankfurt del Mein y por fin: Suiza.
En 1418 cruzaron las fronteras de Francia y llegaron a los Países Bajos.
Comprenden que las cartas del emperador no bastan, necesitan la
protección universal del Papa y a ella se acogen. Habría que imaginarse al
duque gitano Andrés y su sequito pasando con majestuosidad por Bolonia declarando a diestra y siniestra que iba
a ver al Papa. En 1427 los gitanos portan los documentos del puño y letra del Papa Martín V y llegan a las puertas
de Paris, en ese tiempo, ocupado por los ingleses. Acampados en las
inmediaciones de la capilla Saint Denis aventuraron a sus mujeres a decir la
buenaventura a las francesas.
Atravesaron Francia declarando que iban en peregrinación a Compostela,
España y bajaron hacia Andalucía, donde fueron recibidos por el conde Miguel de Iranzo, en su castillo de
Jaen. Durante el tiempo que duró su éxodo hasta su posterior disperción por los pueblos del Viejo Continente,
jamás mostraron afanes de conquista, ni intenciones belicas. No estaban
establecidos como pueblo, ni poseían ejércitos, ni territorios.
Llegaba a su fin el impresionante siglo XV. Boabdil lloró por lo que no supo
defender como hombre ni como monarca, mientras que Aixa la Horra
apretaba los dientes y decía adiós a la Alhambra. Tiempos difíciles. De
expansión imperial y de encogimiento de conciencias. España se mutila al expulsar a los moros y a los judíos. Entonces llegan los gitanos con sus salvoconductos, sus mujeres, sus carros como hormigas y su oficio
siempre necesario: herreros. Algunos, pocos, muchos, atisban los
esplendores de la arquitectura que dejaron los moros.
El pueblo rrom con sus tres ramas: los Rromés, los Sintés y los Kalés a su
llegada a la Península Ibérica, son bien acogidos. Vivían con libertad y no sólo
no eran rechazados, sino que los campesinos y aldeanos, les miraban
con simpatía y comerciaban con ellos. Sus habilidades artesanas, su facilidad
para entretener y divertir, eran apreciadas. Los Gitanos eran fácilmente
identificables con los Turcos porque, indirectamente, provenían en parte
desde las tierras de los infieles, por lo tanto eran considerados enemigos
de la iglesia,
Al llegar portaban un saco de leyendas y relatos acerca de sus orígenes. Tal vez en un intento de no ser tomados como invasores, pues ciertamente no lo eran, solo buscaban una tierra prometida y adaptarse pacíficamente a los nativos.
Pero sus dones para la magia, su habilidad para el comercio, aprendida
de su necesidad de supervivencia nómada y sus desconocidos orígenes no consiguieron de Europa mas que temor
y rechazo a lo que representaba... lo desconocido.
La oposición a los Gitanos se desarrolló también en las corporaciones, al excluir la competencia en la artesanía, sobre todo en la elaboración de metales. El
clima de sospechas y prejuicios se advierte en la multiplicación de
leyendas y proverbios tendientes a crear a los Gitanos una mala fama, a tal
punto de usar la Biblia para considerarlos descendientes de Cam,
por lo tanto malditos (Génesis 9:5). Se difundió también la leyenda que ellos
habían fabricado los clavos que se usaron para la crucifixión de Cristo. De los prejuicios se pasó, poco a poco, a
formas siempre más notables de discriminación, hasta llegar a
verdaderas persecuciones
Así, en nombre de la fe, los Reyes Católicos y la Iglesia a través de su
"policía política", la Inquisición, ponen en pie los pilares ideológicos de las
clases dirigentes españolas: "Un único y absoluto poder político, una única religión, una única lengua, una única cultura y por consiguiente una única manera de ser y sentir". Los gitanos, con su forma libre de vivir y su apego
a sus propias costumbres y tradiciones, eran mal ejemplo para
unos campesinos reducidos todos a la categoría de vasallos, resignados a
vivir bajo el peso de la cruz y la espada.
Corría el año 1597 y en los campos ya se olía la presencia de las tres ramas del
pueblo rrom son: los Kalés (o Kalorrés, como se llaman a si mismo – kalo
significando « negro » en rromanó), que se acercan el millón en la península ibérica y Francia, los Sintés de los
países germánicos, y se llaman Sinti en alemán pero Manouches en francés, y
por fin la mayoría de la población rromani de Europa: los diez millones de
Rromés que se llaman a si mismo « Rroma ». de los Rromés hablan el
rromanó, los Sintés hablan una forma muy germanizada o italianizada de rromanó y los Kalés utilizan el caló,
forma críptica de español con muchas palabras rromaníes incluidas
Los poderes públicos en Europa Central y Oriental, se empeñaron durante
siglos en presentar a los gitanos como una población peligrosa contribuyó a residir en territorios circundados por fronteras debidamente vigiladas. Los gitanos en el Imperio Austro-Húngaro fueron sedentarizados en el siglo XVIII en calidad de “nuevos campesinos”,
pero sin recibir tierras. Cuando, sobre todo durante el siglo XIX, esas mismas poblaciones procuraron liberarse del
yugo de los poderosos, las luchas nacionales se llevaron a cabo en
beneficio de un solo pueblo mayoritario,
La historia de las persecuciones del pueblo gitano se puede parece a la del
pueblo judío. Los gitanos fueron rechazados en Europa, casi desde el principio de su aparición. En varios
puntos de Alemania fueron perseguidos como animales dañinos,
llegando en ocasiones hasta el extremo de quemarlos después de
haber sido cruelmente azotados. En Francia, en diversas épocas en 1504
bajo Luis XII, en 1538 con Francisco I y en 1560 reinando Carlos IX se dictaron
disposiciones contra los gitanos, siendo expulsados de esta nación bajo
pena de castigos corporales.
La historia de las persecuciones del pueblo gitano sigue hasta la historia
contemporánea. En Alemania los nazis hicieron listas de todos los habitantes
gitanos. Luego, si alguien tenia huellas de sangre gitana, así se tratase de un
tatarabuelo, se le expulsaba de la escuela o del ejército, de su casa o de la fábrica, de los caminos o de los bosques, y se les
enviaban a un campo de concentración. Se estima que más de medio millón de
gitanos murieron en cámaras de gas, ejecuciones masivas en los países de
Europa ocupados por Alemania durante la guerra II Mundial.
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