El uso de las metforas en el discurso de la guerra
Mara Ins Loyola, Mara Jos Villa y Mara Teresa Snchez *
Resumen: Deseamos presentar aqu algunas observaciones preliminares en relacin al uso de la
metfora en la situacin de guerra. Partimos de Lakoff y Johnson (1998) que sealan que si bien
el punto de partida de la metfora es de base lingstica, deben comprenderse no tanto como
un rasgo de estilo sino como una construccin cultural. Completamos el enmarque terico con
las conceptualizaciones acerca de la cultura de Yuri Lotman, lo que nos permite pensar la
metfora como la frontera entre lo cotidiano y lo artstico y articular las relaciones entre el arte,
otros textos de la cultura (TV, periodismo, discurso poltico, moda, cocina, publicidad, etc.) y la
vida. Procuramos comprender cmo el discurso blico (de Bush, del nazismo, de la dictadura
argentina) se construye esencialmente a partir de metforas que se reiteran, con diferentes
matices, a travs de los aos y que intentan convertirlo en una discusin moral. La presentacin
que hacemos en esta oportunidad es preliminar de un estudio que aborda el funcionamiento
cultural de las metforas en los discursos del arte y de los medios de comunicacin.
Introduccin
Este trabajo se inscribe en uno mayor: el estudio del funcionamiento de las metforas de la vida
cotidiana en los discursos complejos, cmo stas se elaboran dentro de una comunidad, no como
marca de estilo individual sino como modo de produccin cultural.
El uso de las metforas en los discursos deja ver operaciones culturales fundamentales ms all
de los intercambios comunicaciones y la transmisin de informacin. Esta perspectiva ampla la
concepcin clsica aristotlica de la metfora como forma expresiva del lenguaje basada en la
teora de las comparaciones.
El sistema metafrico se conforma en la construccin del pensamiento, podemos pensar entonces
a la metfora como un principio estructurador. El concepto de principio metafrico no es tomado
en esta investigacin con una perspectiva ontolgica o esencialista sino relacional. Esa relacin
se establece en una suma de discursos y prcticas culturales a manera de un eje vertebrador que
vincula sentidos.
Lakoff y Johnson (1980) plantean que las metforas se encuentran entre nuestros principales
vehculos de comprensin y por lo tanto desempean un papel central en la construccin de la
realidad social y poltica.
La verdad siempre es relativa al sistema conceptual y la construccin metafrica facilita por un
lado construir "diferentes verdades" y por el otro, en los niveles de la comprensin, la aceptacin
o la rplica nos permite entender el mundo y estructurar entidad sobre l. Entonces, an lo que
resulte difcil de entender (como una guerra, por ejemplo), adquiere nuevos sentidos, y su
explicacin slo es posible en trminos culturales. Este principio metafrico condensa informacin
y adems, desarrolla mecanismos complejos de creacin, dos operaciones que Iuri M. Lotman
(textos de 1994, 1995, 2000, 2001) atribuye a las culturas.
Decimos entonces, que las metforas cruzan todos los discursos, no solamente los poticos. A
travs de ellas se exacerba y se oculta, se producen asociaciones e identificaciones. En este
sentido podemos analizar el discurso justificador de la guerra como una metfora totalizante en
la que se entrecruzan distintas versiones vinculadas a nivel cognitivo en diferentes planos: poltico,
econmico, religioso, moral, etc.
La guerra como cuento de hadas
Lakoff seala que se intenta justificar la guerra a travs de la metfora convirtiendo el discurso en
una discusin moral. En relacin a la primera guerra del Golfo (1991) dice: "La metfora del
enemigo como demonio se presenta como consecuencia del hecho de que entendemos cul es
una guerra justa en trminos de cuento de hadas".
Existe un conflicto que es necesario reivindicar. Un malvado se ha apoderado de la vctima, usurpa
sus derechos, la relega a una vida de privaciones y castigos, y el hroe decide salvar a la vctima
e inicia su lucha contra el malvado. En las dos invasiones estadounidenses a Afganistn e Irak, el
principio metafrico se reitera, es decir un principio estructurador del pensamiento cuya base es
cultural y que intenta mostrar el conflicto del Golfo como una guerra justa. Este modelo tambin
fue utilizado por el nazismo y por la dictadura argentina (1976-1983).
El malvado es muy malvado, no tiene lmites ni escrpulos. Es capaz de usar cualquier arma para
reducir a la vctima. El malvado y perverso tiene una historia reiterada de usurpaciones y de
sometimientos hacia los ms desvalidos.
El hroe es llamado por la vctima para que la salve, o bien posee una actitud de atenta vigilancia
para estar listo a actuar ante una situacin de injusticia. El hroe tambin puede ser molestado
por el malvado y actuar en consecuencia.
El hroe debe ganar, porque es el bien que debe triunfar sobre el mal. El hroe puede tropezar,
pero nunca va a caer. Debe doblegar al malvado y destruirlo...hasta que aparezca otro malvado.
Veamos:
Al da siguiente de producido el ataque a las Torres Gemelas (11 de setiembre de 2001) el
presidente norteamericano George Bush y sus funcionarios comenzaron a estructurar un discurso
metafrico sustentado en restaurar la moral.
As, por ejemplo, Bush dijo el 12 de setiembre de 2001 que se aproximaba "una batalla
monumental entre el bien y el mal"; y que la accin contra las Torres era "un atentado contra la
libertad y la democracia".
En el discurso, el bien est representado por Estados Unidos y el mal encarnado en Osama Bin
Laden. Tambin para sealar cul es el enemigo se acude a construcciones que los identifican
con animales: "Hallaremos a los que hicieron esto, los sacaremos de sus agujeros". As el principio
metafrico que intenta justificar la guerra, endemoniza al contrario: "Los eventos odiosos y
manacos del martes muestran que no hay lmites morales en los mtodos para asesinar". "Un
enemigo diferente, que se esconde en las sombras y busca ocultarse" (Bush). "Nosotros sabemos
que ellos irn, si pueden ir, ms all. Y usarn armas de destruccin masiva, qumico, biolgico e,
incluso, nuclear" (Blair).
Se necesita "accin para destruir la mquina del terror y descubrir cmo los grupos terroristas se
financian, lavan su dinero y se vinculan entre ellos y con el crimen organizado" (Blair).
"Al principio, los terroristas podrn esconderse en cuevas y otros sitios. Pero nuestra accin militar
est tambin diseada para despejar el camino a operaciones ms amplias y sostenidas que les
hagan salir y comparecer ante la justicia" (Bush, al comienzo de la invasin a Afganistn).
"Compartimos el convencimiento de que el terrorismo es un cncer para la condicin humana, y
tenemos la firme intencin de oponernos a l donde se encuentre" (Secretario de Defensa Donald
Runsfeld, al comienzo de la invasin a Afganistn).
Entonces, el enemigo es:
Diferente (ms malvado que nunca); sin lmites morales, se esconde (en cuevas, en las sombras,
busca ocultarse); asesino; una mquina del terror; destruye masivamente, un cncer.
La caracterizacin del enemigo en trmino metafricos se reitera en los discursos previos al
ataque a Irak. En este caso, Saddam Husseim pasa a ocupar el lugar de Osama Bin Laden y el
rgimen Talibn. A las caractersticas anteriores se suma el no respeto por las convenciones de
guerra: "un enemigo que no tiene respeto por las convenciones de guerra" (Bush).
Tambin, ignorantes: "Nuestros adversarios no tienen la ms plida idea de lo que caer sobre
sus cabezas" (coronel de la fuerza Area Gary Crowder, responsable de la estrategia del
Pentgono); "los das de Saddam estn contados". "Decapitar el rgimen" (Donald Rumsfeld).
Tambin se recurre a la metfora para denominar la operacin de guerra. Es necesario aclarar
que desde la creacin de la Organizacin de Naciones Unidas (1945), el uso de la fuerza ha
quedado reservado nicamente a dicha organizacin; por lo tanto, tal como expresa la Carta de
ONU en la declaracin de los principios con que habrn de regirse los estados que la conforman,
la amenaza o uso de la fuerza por parte de un pas es simplemente una conducta ilegal. En este
sentido, segn lo seala el organismo supranacional la invasin armada al territorio de un estado
configura un acto de agresin.
En el caso que analizamos, la palabra guerra tiene otro sentido y en la totalidad del discurso se
la califica de "justa". Es as que lo que sera un "acto de agresin" en la letra de las Naciones
Unidas, termina siendo entendida como una accin heroica. En ambas intervenciones, los
nombres de las operaciones incluyen el vocablo libertad: Operacin Libertad Duradera
Afganistn-; Operacin Libertad de Irak Irak-.
Es decir, hay una inversin en el sentido. La agresin implica muerte, dolor, prdida, hambre,
opresin, sumisin. La libertad implica plenitud, falta de subordinacin, condicionamiento slo a
las leyes de la naturaleza y de la sociedad. Ambos trminos aparecen como antagnicos en el
saber comn. En este caso, y va la metfora de la guerra vista como resolucin a un conflicto
moral, un estado (la guerra, la agresin) desembocar en el otro (la libertad), una vez vencido el
mal. "Y el blanco seleccionado, si es destruido exitosamente, debe permitir un mayor grado de
libertad con el tiempo" (Donald Rumsfeld, das previos al ataque a Afganistn).
El hroe siempre acude en defensa de una vctima que no puede enfrentar sola al malvado. En
ambos casos analizados las vctimas son los pueblos afgano e iraqu, a pesar de que en el caso
de la invasin a Afganistn la vctima directa del ataque a las Torres Gemelas fue el propio pueblo
norteamericano. "Al mismo tiempo, el pueblo oprimido de Afganistn conocer la generosidad
de Amrica y sus aliados. Al tiempo que bombardeamos objetivos militares, dejaremos caer
comida, medicamentos y suministros para los hambrientos, hombres mujeres y nios de
Afganistn. Estados Unidos es amigo del pueblo afgano y somos amigos de los casi mil millones
de personas que profesan la religin islmica en el mundo. Estados Unidos es enemigo de
aquellos que ayudan a los terroristas y de los brbaros que profanan esta gran religin
cometiendo asesinatos en su nombre. (...) (Discurso de Bush, al inicio de la invasin a Afganistn)
Pero a diferencia del enemigo que se esconde entre las sombras, el hroe siempre es claro, y
antes de atacar, propone la rendicin del malo. Esta frmula de cuento de hadas tambin se
observa en la novela popular, en las leyendas del oeste y en las historietas de superhroes.
"Ninguna de estas exigencias ha sido cumplida, y ahora los talibn pagan el precio" (Discurso de
Bush, luego de haber ordenado el ataque a Afganistn. Se refiere a que el gobierno talibn no
dio respuesta al ultimtum norteamericano). Un ao despus el mismo presidente
norteamericano dar una ltima oportunidad a Saddam antes de atacar Irak: su entrega
incondicional junto a sus hijos varones.
Por otro lado, las acciones a las que se ve obligado a enfrentar el hroe, muchas veces no son
las deseadas, pero el fin es el que importa. En este caso, se reitera la idea de que la paz es el
mejor estado del hombre, pero que a veces es necesaria la guerra para "ganar" la paz:
"Somos una nacin pacfica. Sin embargo, como hemos podido comprobar de forma repentina
y trgica, no puede haber paz en un mundo de terror imprevisto. Ante esta nueva amenaza, el
nico camino para perseguir la paz es perseguir a aquellos que la amenazan." (Discurso de Bush,
luego de haber ordenado el ataque a Afganistn); "Ninguno de los jefes implicados en esta accin
quiere la guerra. Ninguna de nuestras naciones la quiere. Pero nosotros sabemos que para
resguardar la paz, tenemos que pelear. Nosotros slo lo hacemos si la causa es justa" (Tony Blair,
anuncio de la invasin a Afganistn).
Aqu tambin se observa la inversin de sentido en la oposicin guerra-paz; la paz slo es posible
mediante la guerra. Es decir, el equilibrio es restaurado luego de la accin del hroe que triunfa.
Tambin la figura del hroe siempre aparece en el cuento de hadas sin intereses personales. El
altruismo es su caracterstica. Su objetivo es el bien general y la defensa del oprimido: "Al tiempo
que bombardeamos objetivos militares, dejaremos caer comida, medicamentos y suministros
para los hambrientos hombres mujeres y nios de Afganistn". "No slo defenderemos nuestras
preciosas libertades, sino tambin la libertad de todo el mundo que quiere vivir y criar a sus hijos
libres de miedos" (Bush, comienzo de la invasin a Afganistn). "Nosotros tenemos que actuar
por razones humanitarias para aliviar el dolor y el sufrimiento de la gente afgana, y para
entregarles estabilidad para que puedan permanecer en esa regin" (Tony Blair, anuncio de la
invasin a Afganistn). "No tenemos ninguna ambicin sobre Irak, nada ms que liberarlo" (Bush,
comienzo del ataque a Irak). Se alivia el dolor, el sufrimiento, se defiende la libertad y se libera
del miedo a travs de la guerra.
Tambin en el conflicto moral, los amigos del malvado son tan malvados como l y sobre ellos
tambin hay que actuar. Es decir, las posiciones estn bien sealadas: el bando de los buenos
est compuesto por el hroe y sus amigos: "Todas las naciones tienen una opcin que tomar. En
este conflicto no hay terrenos neutrales. Si algn gobierno patrocina a los criminales y a los
asesinos de inocentes, se convertir en criminal y asesino. Y tomarn por su cuenta este camino
asumiendo el peligro que conlleva. (...)(Comienzo de la invasin a Afganistn). "Un llamado al
mundo", para combatir al enemigo (Bush, 12 de setiembre de 2001); "Una coalicin global en
contra del terrorismo" (Collin Powell: 12 de setiembre de 2001). Adems, las naciones cercanas al
malvado por derrotar conforman el "eje del mal".
Siguiendo con esta analoga con el cuento de hadas, no hay otra solucin posible que el triunfo
del hroe. ste est garantizado desde las primeras lneas: "No vamos a aceptar un resultado que
no sea la victoria" (Bush, al ordenar la invasin a Irak). "Dada la naturaleza y alcance de nuestros
enemigos, ganaremos este conflicto mediante la paciente acumulacin de xitos, enfrentando
una serie de retos con determinacin y voluntad"; "No vacilaremos, no descansaremos, no
faltaremos, no fallaremos" (Bush, al comienzo de la invasin a Afganistn).
La confianza en la victoria se liga a la contundencia de la decisin de salir a enfrentar al malvado:
"sta no ser una campaa a medias tintas" (Bush, comienzo del ataque a Irak); "Los das de
Saddam estn contados"; "Vamos a decapitar el rgimen" (Donald Rumsfeld, secretario de
Defensa; al comienzo del ataque a Irak);
En el discurso de la dictadura argentina
Estas construcciones metafricas no son privativas del discurso de estas guerras sino que se
repiten en la justificacin de los diferentes conflictos armados polticos e ideolgicos. Huelgan
ejemplos en el discurso del fascismo y el nazismo. En nuestra reciente y nefasta historia
enmarcada en el sanguinario "Proceso de reorganizacin nacional"1 cuya denominacin tambin
puede ser leda como metfora, encontramos el mismo esquema conceptual metafrico. Aunque
este es un trabajo futuro de investigacin queremos presentar algunos ejemplos que pueden
considerarse anlogos a los desarrollados en esta ponencia.
Veamos unos pocos ejemplos2 slo para observar de qu modo el discurso, recurriendo a
metforas de la vida cotidiana, se va estructurando de tal forma que invierte los sentidos originales
al punto de construir nuevos significados en los que crmenes de lesa humanidad se intentan
convertir en acciones heroicas, morales y justas.
"El objetivo fundamental del proceso es permitir la plena vigencia de la democracia,
representativa, republicana y federal, tal como lo concibe nuestra tradicin.... Ya que tenemos el
convencimiento profundo de que ese es el camino idneo a travs del cual debemos transitar,
inspirados en una tradicin histrica y cristiana del mundo y del hombre" (Jorge Rafael Videla,
13/5/76).
La caracterizacin del estado de situacin previo al golpe de 1976 en Argentina, tambin es
explicado a partir del uso de la metfora: "El cauce de la democracia en el pas se hallaba
obturado, obstaculizado. Haba crecido la maleza y de ah que el estilo nacional se hallaba
desbordado" (Jorge Rafael Videla, 13/4/76).
"En este contexto de escndalo, desorden y violencia, las fuerzas armadas han asumido, la
peligrosa, la abnegada misin de combatir la subversin y dar una imagen de austeridad ante la
falta de ella en los cenculos civiles. Para esta patritica tarea, que incumbe a su alta misin de
defender la nacionalidad y la paz amenazadas por la guerrilla y el crimen cobarde, se contradice
con la irresponsabilidad de los responsables polticos y se perjudica por la falencia del poder..."
(Monseor. Antonio Plaza, vicario castrense, 30/12/75).
Y para denominar al enemigo tambin se utilizan giros similares a los que vimos con anterioridad:
"Las ideas nefastas de la izquierda marxista atentan contra nuestras familias, nuestra patria,
nuestra libertad. Sepamos defenderlas" (Albano Harguindeguy, Ministro de Interior, 19/6/76).
"Si alguien quiere hacerse aptrida, ateo, perverso y sanguinario siga la intencin marxista de la
Biblia Latinoamericana. La Biblia Latinoamericana encuadra dentro del plan establecido por el
comunismo internacional cuya doctrina es atea, perversa y sanguinaria..." (Monseor Ildefonso
Mara Sansierra, arzobispo de San Juan, 5/9/76).
Del mismo modo que en los ataques a Afganistn e Irak el hroe poda llegar a cometer actos
no deseados ("daos colaterales"), tambin en el caso de la dictadura argentina estas situaciones
son explicadas en torno a alcanzar los fines: "En esta guerra no se puede adobar el pavo. Hay
que ir a los papeles y pronto. Yo respaldo incluso excesos de mis hombres si el resultado es
importante para nuestro objetivo" (General Acdel Eduardo Vila, en relacin al accionar del
Operativo Independencia3 en Tucumn; 1/10/76).
A modo de conclusiones
El discurso justificador de la guerra va construyndose a partir de distintas versiones (tambin las
de la prensa) que estructuran un eje relacional basado en la utilizacin de las metforas de la vida
cotidiana para hacer comprensibles, justificables y aceptables prcticas que estn vedadas por las
legislaciones internacionales, y tambin por el sentido comn (por ejemplo sojuzgar a otro). Si
bien no nos hemos detenido aqu en el discurso intermediario del periodismo que toma posicin
segn los intereses en juego de la institucin medios de comunicacin y su relacin con el poder
y con el mercado, resulta clave para que la versin oficial sea aceptada y compartida. El anlisis
del discurso meditico sobre "las guerras" es objeto de un trabajo que est en curso.
_____
Notas:
1 As se autodenomin el gobierno de facto que comenz a partir del golpe de estado del 24 de marzo de 1976.
2 Los ejemplos fueron extrados de BLAUSTEIN, Eduardo y ZUBIETA, Martn: Decamos ayer. La prensa argentina bajo
el proceso. Colihue. Buenos Aires. 1998
3 Cabe aqu la analoga con los dos Operaciones: Libertad Duradera y Libertad a Irak. En el caso del Operativo
Independencia se trat del accionar armado del ejrcito contra grupos guerrilleros en la provincia de Tucumn,
Argentina.
__________
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