El nacimiento de Merlín se sitúa en las Islas Británicas, en Gales, hacia el año 470, algún tiempo antes de que naciera el rey Arturo. Se cree que su padre era un magistrado romano y su madre una vestal (sacerdotisa virgen consagrada a Vesta, la diosa romana del fuego del hogar) que renegó de sus votos. En los tiempos pasados del Imperio romano, una conducta de este tipo se condenaba con la pena de muerte. Para salvar su vida, la madre de Merlín expuso ante los jueces que su concepción había sido sobrenatural, afirmando que el hijo que llevaba en su seno era el elegido de los dioses. Además, al nacer el niño le llamó Ambrosio, que significa "inmortal" (la ambrosia era el néctar de los dioses mitológicos). Más tarde, Ambrosio se convertirá en Merlín, bardo o poeta, músico y cantante, pero al mismo tiempo druida adivino, mago y consejero de Ambrosio Aurelio, el príncipe liberador de la isla de Bretaña que se opondrá al rey y perseguirá a los sajones, aliados de este último, hacia finales del siglo V.
La leyenda cuenta que un día los adivinos y los magos del país anunciaron al rey de Bretaña que su trono estaba en peligro.
Según éstos, el responsable era una divinidad mala que se oponía a sus designios, se trataba de un niño nacido sin padre. Los soldados del monarca empezaron la búsqueda de este niño y habiéndolo encontrado, lo llevaron ante él. Era, efectivamente, Ambrosio, futuro Merlín, que realizó entonces su primera profecía. Ante los adivinos y magos, y delante del rey, reveló la presencia de una gran capa de agua bajo el castillo, donde se encontraba una caracola; en su interior, dos serpientes: una roja y otra blanca. Para comprobar su presagio, rompieron la caracola y salieron las dos serpientes; la blanca agredió violentamente a la roja, que pareció sucumbir al tercer ataque. Sin embargo, la roja acabó por dominar a la blanca y la hizo su presa. Ambrosio explicó entonces que la serpiente blanca representaba el estandarte del rey apoyado por los sajones, y la serpiente roja el del pueblo de Bretaña. Predijo también que después de haber sucumbido tres veces bajo el yugo del rey traidor, el pueblo bretón se rebelaría para expulsar al tirano y a los bárbaros. Efectivamente sucedió de este modo.
1 parte
Historia de Merlin segunda parte.
Este es pues, según la leyenda bretona, el primer prodigio de Ambrosio, su primera profecía cumplida. Es en ese momento cuando el bardo bretón se convierte en el mago Merlín. En la religión de los celtas, el druida no es sólo un sacerdote que venera los árboles, los manantiales, las piedras, los animales míticos del bosque, los espíritus del fuego, del aire, de la tierra y del agua, sino que es también médico, curandero, filósofo, astrólogo, mago, adivino, poeta, músico, pedagogo y ejerce una influencia política importante. Por su gran capacidad para todo ello, Merlín está considerado un druida fuera de lo común, una gran figura del druidismo. A continuación, la desbordante imaginación de los hombres y su necesidad de soñar hicieron el resto.
Cuenta la leyenda que Uther, Rey de lo que se conoce ahora como Gran Bretaña,
decidió un día firmar la paz con uno de sus más fieros enemigos: el duque de Cornwall.
Para ello invitó al duque y a su señora esposa a su castillo. Cuando Uther conoció a la
duquesa Ingraine quedó totalmente enamorado de ella.
Al darse cuenta de esta situación, la duquesa le pide a su marido retirarse
inmediatamente del castillo y regresar a casa. El duque de Cornwall se retiró del
castillo y reinició la guerra. El amor de Uther por la duquesa era tan grande que se
enfermó y buscó la ayuda de Merlin, el mago de la corte.
Éste le dijo que lo único que tenía era "Mal de Amores" y que podía ayudarlo con una
condición: el hijo que tuviera con Ingraine se lo entregaría a él (a Merlin), para educarlo
y prepararlo para cumplir su destino, que no era otro que ser el más grande Monarca
de Inglaterra.
Esta conversación animó a Uther para ir con sus tropas , en busca de su amor. El
duque se enteró de sus intenciones y fue a su encuentro. En la lucha Cornwall muere y
los mensajeros de Uther convencen a Ingraine para que se convierta en su esposa. Al
final, ella accedió y pronto se casaron.
Cuando nació el heredero, fue Merlin a ver a Uther y éste se lo entregó como había
prometido. La criatura fue entregada a Sir Héctor, un noble de la corte, quien no tenía
conocimiento de la sangre real del niño. El infante fue bautizado con el nombre de
Arturo.
Historia de Merlin. Tercera parte
Cuando Arturo contaba con dos años su padre, Uther, murió. El reinó entró entonces
en una etapa de anarquía casi incontrolable que duró por años. Un buen día Merlin
reunido con el arzobispo de Canterbury le dijo a los nobles de la corte que sería Cristo
a través de un milagro quien señalaría el sucesor legítimo de Uther. El milagro no se
hizo esperar, y en el cementerio próximo a la iglesia apareció un espada encajada en
una piedra. En la hoja de la espada estaba inscrito: "quien pueda desencajarme de esta
piedra será Rey de toda Bretaña por derecho de nacimiento". Ante este milagro todos
los nobles intentaron sacar la espada, sin ningún resultado.
Los éxitos de los bretones fueron tan extraordinarios que llamaron la atención de sus contemporáneos, quienes atribuyeron tales victorias a fuerzas sobrenaturales al servicio del rey Arturo.
Al final de su vida, hacia el año 560, Merlín es testigo, esta vez con impotencia, de una guerra fratricida contra los bretones de Gales y Escocia. Este último episodio de la historia tendrá efectos desastrosos sobre su salud mental y su fe en los hombres. Volverá de nuevo a la vida salvaje y morirá solitario, algún tiempo después, en los bosques de Cornualles, entre los espíritus de la naturaleza.
Merlín el druida, profeta y mago, entra a partir de entonces en la leyenda por haber presagiado, entre otras cosas, el nacimiento del rey Arturo, la resistencia de los bretones y la derrota de los invasores bárbaros. Esta leyenda traspasa rápidamente las fronteras de la isla de Bretaña para extenderse por toda la cristiandad. En efecto, poco después de la muerte de Arturo y de la de Merlín, el papa Gregorio, llamado el Grande, delega a los monjes benedictinos la evangelización de los bretones. Y será a lo largo del siglo siguiente, cuando a la leyenda de Arturo y Merlín se añada la de la búsqueda del Grial, que se convierte en el fin último y supremo de los caballeros de la Tabla Redonda. De éste modo, los cristianos mezclaron las hazañas legendarias de los héroes bretones con los relatos bíblicos y encontraron en ellas materia para propagar las palabras de Cristo
La leyenda.
Hace muchos años, cuando Inglaterra no era más que un puñado de reinos que batallaban entre sí, vino al mundo Arturo, hijo del rey Uther. La madre del niño murió al poco de nacer éste, y el padre se lo entregó al mago Merlín con el fin de que lo educara. El mago Merlín decidió llevar al pequeño al castillo de un noble, quien, además, tenía un hijo de corta edad llamado Kay. Para garantizar la seguridad del príncipe Arturo, Merlín no descubrió sus orígenes.
Cada día Merlín explicaba al pequeño Arturo todas las ciencias conocidas y, como era mago, incluso le enseñaba algunas cosas de las ciencias del futuro y ciertas fórmulas mágicas.
Los años fueron pasando y el rey Uther murió sin que nadie le conociera descendencia. Los nobles acudieron a Merlín para encontrar al monarca sucesor. Merlín hizo aparecer sobre una roca una espada firmemente clavada a un yunque de hierro, con una leyenda que decía:
"Esta es la espada Excalibur. Quien consiga sacarla de este yunque, será rey de Inglaterra"
Los nobles probaron fortuna pero, a pesar de todos sus esfuerzos, no consiguieron mover la espada ni un milímetro. Arturo y Kay, que eran ya dos apuestos muchachos, habían ido a la ciudad para asistir a un torneo en el que Kay pensaba participar.
Cuando ya se aproximaba la hora, Arturo se dio cuenta de que había olvidado la espada de Kay en la posada. Salió corriendo a toda velocidad, pero cuando llegó allí, la puerta estaba cerrada.
Arturo no sabía qué hacer. Sin espada, Kay no podría participar en el torneo. En su desesperación, miró alrededor y descubrió la espada Excalibur. Acercándose a la roca, tiró del arma. En ese momento un rayo de luz blanca descendió sobre él y Arturo extrajo la espada sin encontrar la menor resistencia. Corrió hasta Kay y se la ofreció. Kay se extrañó al ver que no era su espada.
Arturo le explicó lo ocurrido. Kay vio la inscripción de "Excalibur" en la espada y se lo hizo saber a su padre. Éste ordenó a Arturo que la volviera a colocar en su lugar. Todos los nobles intentaron sacarla de nuevo, pero ninguno lo consiguió. Entonces Arturo tomó la empuñadura entre sus manos. Sobre su cabeza volvió a descender un rayo de luz blanca y Arturo extrajo la espada sin el menor esfuerzo.
Todos admitieron que aquel muchachito sin ningún título conocido debía llevar la corona de Inglaterra, y desfilaron ante su trono, jurándole fidelidad. Merlín, pensando que Arturo ya no le necesitaba, se retiró a su morada.
Pero no había transcurrido mucho tiempo cuando algunos nobles se alzaron en armas contra el rey Arturo. Merlín proclamó que Arturo era hijo del rey Uther, por lo que era rey legítimo. Pero los nobles siguieron en guerra hasta que, al fin, fueron derrotados gracias al valor de Arturo, ayudado por la magia de Merlín.
Para evitar que lo ocurrido volviera a repetirse, Arturo creó la Tabla Redonda, que estaba formada por todos los nobles leales al reino. Luego se casó con la princesa Ginebra, a lo que siguieron años de prosperidad y felicidad tanto para Inglaterra como para Arturo.
"Ya puedes seguir reinando sin necesidad de mis consejos -le dijo Merlín a Arturo-. Continúa siendo un rey justo y el futuro hablará de tí"
Cuento Irlanda – El Unicornio y su deseo
En un bosque muy tupido en tierras celtas vivía un Unicornio, llamado Eoin (Juan como mi Papá que
es mi ángel). Todos los días caminaba por su querido territorio. Hacía su recorrido como siempre,
encontrándose con animales, hadas y duendes; haciéndose un ratito para charlar y ayudar a quien lo
precisara.
Se sentía muy solo dado que era el único Unicornio que existía, aunque era muy
amigable; quería formar una familia. No era una novedad para aquellos que habitaban
el bosque. En algunos momentos, reposaba debajo de un Abeto, que estaba a las
orillas de un arrollo; viendo su cara triste reflejada en él.
Una tarde pasaron varias hadas buenas volando a su alrededor, no pudieron dejar de
ver sus ojos apenados por lo cual se acercaron.
Una de ellas, que era la más parlanchina le preguntó: …“¿Eoin, siempre estas
contento y ayudando a todos; que te sucede?”, él respondió: “…quiero a todos aquí,
son mi familia de corazón; pero deseo una propia y no tengo pareja?. Las hadas ante
semejante respuesta, hicieron una ronda y charlaron bajito, para que él no las
escuchara.
El hada Saoirse (que significa brillantez), le dijo:..”Eoin, no te preocupes por tu deseo;
es tan puro y profundo que se volverá realidad”. Después de esto las hadas se fueron,
rápidamente entre los árboles.
Al día siguiente el Unicornio salió como siempre a caminar, y sintió la necesidad
impetuosa de ir de nuevo al arroyo, donde había estado con las hadas. Grande fue su
sorpresa cuando se agachó a tomar agua, había dos rostros que se reflejaban en él.
Cuando levantó su cabeza, al lado suyo estaba la pareja que siempre había deseado. El tiempo pasó, y
los habitantes del bosque vieron a Eoin, con su pareja y su primer hijo galopando juntos.
Publicado en el mundo celta el de arriba y el de abajo.
La llamada cruz celta es un icono religioso que combina una cruz cristiana
con un círculo rodeando su intersección. Se remonta a los primeros tiempos
del cristianismo en Irlanda, donde constituyó el diseño básico de las famosas
high crosses: altas cruces monumentales hechas de piedra y ricamente
ornamentadas con motivos de arte céltico insular.
Esencialmente no es sino una cruz cristiana con el significado que le es
propio. La finalidad del anillo, sin embargo, continúa siendo un misterio en
torno al cual se ha especulado mucho.
Una leyenda popular en Irlanda afirma que la cruz “celta” fue introducida
por San Patricio u otro santo irlandés durante su evangelización de los
paganos de la isla, pero no subsiste ninguna cruz procedente de esa
temprana época. También se dice que San Patricio unió el símbolo cristiano
a una representación circular del sol o de la luna, vinculando así el
significado de la cruz a la espiritualidad pagana a fin de transmitir mejor su
mensaje. Otros consideran más probable un origen en cruces con coronas de
hojas o flores en torno a su intersección.
Lo cierto es que la explicación más lógica e históricamente aceptada resulta
bastante más prosaica: el anillo habría sido inicialmente un mero recurso de
los escultores para asegurar la estabilidad de las cruces, convirtiéndose
luego en un elemento decorativo.
Sus funciones eran religiosas y conmemorativas. Se alzaban en el exterior de
los monasterios y lugares de culto cristianos, a modo de monumentos
identificativos y centros de predicación. Muchas eran asimismo un símbolo
de estatus relacionado con determinados personajes ilustres (abades y
patrocinadores). Se desconoce cualquier otro uso que pudieran haber
tenido.
No todas las high crosses poseen el característico anillo, aunque sí la
mayoría.
En cuanto a sus grabados, las más tempranas sólo muestran entrelazados y
diseños geométricos propios del arte nativo de las islas británicas, pero a
partir de los siglos IX y X aparecen representaciones figurativas de escenas
bíblicas. Estas cruces son llamadas Scriptures crosses (“Cruces de las
Escrituras”) y su complejidad es tal que se las ha llegado a definir como
“sermones en piedra”.
Las cruces de Inglaterra presentan una estética mixta, fusionada con la
tradición similar de las cruces anglosajonas.
Cruz de Muiredach (Irlanda), decorada con escenas bíblicas
Las primeras cruces datan del siglo VII y no son high crosses, sino grabados
en grandes piedras planas extendidas en el suelo. Las cruces propiamente
dichas fueron erigidas por los monjes irlandeses al menos desde el siglo VIII ,
primero en Irlanda (donde sobreviven la mayoría) y más tarde en Gran
Bretaña (conservándose en Cornualles, Gales, Northumbria, Escocia,
archipiélago de las Hébridas e isla de Iona).
Las cruces celtas (anilladas) dejaron de erigirse en el siglo XII y la tradición
más amplia de las grandes cruces conmemorativas de piedra se interrumpió
definitivamente en el siglo XV.
Las cruces celtas fueron resucitadas mucho más tarde durante el llamado
“renacimiento celta” (celtic revival) del siglo XIX, muy influído por el
romanticismo y por el nacionalismo irlandés. Desde entonces vuelven a
alzarse cruces celtas en Irlanda, sobre todo con propósitos funerarios
(reminiscencia de su antiguo uso conmemorativo). El símbolo en sí se ha
convertido en un típico emblema irlandés y como tal aparece en joyería,
logotipos, etc.