20
Cultura|s
LaVanguardia
Sábado,8
abril2017
MIRADAS
Elogiode lo
pretencioso
Eladjetivo ‘pretencioso’ sueleserunaformadedescalificación.Sinembargo,unensayode próxima publicación (‘Pretenciosidad. Por qué es importante’, Alpha Decay) alertacontra su abuso y lo reivindica como forma de afirmación de la creatividad
Mirada|s
BEGOÑA GÓMEZ URZAIZ
Lo que sucedió en los últimos pre-miosGrammyseentendiócasiuni-versalmente como un conflicto deltipo música negra versus músicablanca, cuando Adele ganó el pre-mio aArtista del Año en lugar de lafavorita, Beyoncé. Incluso la britá-nica consideró que había sido unrobo y al recogerlo se preguntó:“¿Qué tiene que hacer Beyoncé pa-ra que le den un Grammy?”. Huboalgo de eso, y desde luego, esos ga-lardones no tienen el historial másaperturista. Pero lo que estaba enliza tambiéneraunapugnaentre eldisco pretencioso contra el discosencillo. Y se plasmó perfectamen-te en cómo se defendieron esa no-cheenel escenario. La exDestiny’sChild, que acababa de hacer públi-co su embarazo de la manera másrebuscada posible, con una sesión
de fotos del artista Ewol Erizkucon referencias a Brueghel y Botti-celli, defendió su álbum visual, Le-monade, un compendio de músicay videoarte con numerosas citas(¿o plagios?) a centenares de artis-tas contemporáneos, con una ac-tuación hipnotizante y desvergon-zadamente over the top que bebíade la tradición yoruba, las diosasafricanasde la fecundidady la ima-ginería de las vírgenes cristianas.En cambio, Adele, cuyo álbum sellama25porque los anteriores eran21 y 19 –¿hay algo más simple queeso?– se limitó a hacer lo que hacesiempre: salir conunmicrobajounfoco y cantar.El ejercicio de una corría el ries-
go de resultar risible o sublime (ounamezcla de ambos), el de la otrano. HowardDevoto, autor de him-nos punk engañosamente sencillos
para lasbandasBuzzcocksyMaga-zine, lo resumió así antes de quenacieranBeyoncéoAdele: “Lopre-tencioso es interesante. Por lo me-nos estás haciendoun esfuerzo. Tuambición tiene que sobrepasar atus habilidades en algún momen-to”. Y su contemporáneo, DavidBowie, seconcedióenmuchasoca-sionesel títulodemayorpretencio-so de la historia de lamúsica popu-lar. “Durante mis primeros añossalí adelante abasedepurapreten-sión –declaró en una entrevista aPlayboy en 1976–. Si le enseñas a lagente algo en lo que se ha aplicadoanálisis intelectual o pensamientoanalítico, la gente bostezará. Peroalgopretencioso… ¡eso temantienealerta!”.De todo esto se habla en Preten-
ciosidad. Por qué es importante, unensayo corto y claro del crítico de
arte Dan Fox que publica el mesque viene en España Alpha Decay.Fox despotrica contra el abuso deladjetivo pretencioso para calificartodo aquello que no se comprendedel todo o que se teme, sobre todoporque ese apelativo busca hacerlo contrario de lo que debería ha-
cer un juicio cultural, acabar laconversación en lugar de empe-zarla. Cuando alguien dicede un libro o de una película que espretencioso, lo está acusando de
Se abusa del adjetivo‘pretencioso’ paracalificar aquello queno se comprendedel todo o que se teme
Dan FoxPretenciosidad. Porqué es importanteTraducciónde Albert Fuentes
ALPHA DECAY
23
Cultura|sLaVanguardia
Sábado,8
abril2017
MIRADAS
Grupo
GodóPresidenteJavierGodó,conde
deGodó.ConsejeroDelegadoCarlosGodó
VallsLaVanguardiaDirectorMàriusCarol.Cultura|sRedactorjefeSergioVilaSanjuán.JefasecciónIsabelGómezMelenchón.Redacción
Anna
Duran,AntòniaJusticia,IgnasiM
oya.DiseñoAnna
Belil,CarolTéllez
Cultura|s.Edita:LaVanguardiaEdiciones,S.L.Imprime:CREA,Impresionesde
Catalunya,SL.Depósito
legal:B63891958.
A algunos creadores les persigue tanto la etiqueta de ‘pretenciosos’ (googleen, por ejemplo, ChristopherNolano JulioMedem) que hasta tienen que responder ante esa etiqueta en sus entrevistas. Otros, en cambio, la esquivan pasándose tres pueblos: existe toda una escuela de crítica consistente en explicar por qué las películasde Albert Serra no son pretenciosas. Por tradición, había géneros, como la novela negra, que se creían almargen de recibir esa etiqueta, pero todo está cambiando. Ahí está, por ejemplo, el auge del hiphop con ínfulas.Presentamos aquí una selección de artistas a los que se ha adjudicado el famoso adjetivomás de una, de dos ydemil veces
galería de artistas con ínfulas
TERRENCE MALICKHay quien ve en lasúltimas películasdel director de‘Malas tierras’ elanuncio de segurosmás caro delmundo, en partepor los planosflotantes de sudirector de fotografía, EmmanuelLubezki. Sin embargo, él se mantienefiel a su estilo, querepite en la próxima ‘Song to song’GETTY
JEANLUC GODARDWerner Herzog dijode los filmes de sucolega que erancomo “monedafalsa” y que prefería una buenapelícula de kungfu.Bergman aseguróque eran “falsamente intelectuales”. La etiqueta,para bien o paramal, acompaña alfrancés tanto comola de genio revolucionarioB.HORVAT / GETTY
KANYE WESTLa arrogancia se lesupone al raperocomo el valor altorero, pero Yeezy(diminutivo deYeezus) probablemente la ha llevadoa otro nivel. Aunque es fácil ridiculizar sus declaraciones y su candidatura presidencial parael 2020, quizásalgún día se reconozca su insaciablecuriosidadTAYLOR HILL / GETTY
DAVID FOSTERWALLACEA los nueve años desu muerte, elestadounidense vacamino de la canonización y vendetantos o más librosque cuando vivía,pero también havenido a representar el héroe de los‘fanboys’ quecontemplan la literatura como concurso de acrobacias100% masculinoARCHIVO
MORRISSEYEl líder de TheSmiths exigió quePenguin publicarasu biografía en lacolección Classics,para que tuviera elaspecto de loslibros de W. Blake yGeorge Eliot que lemarcaron. Unperiódico publicó“los diez pasajesmás pretenciosos”del libro, algo queseguro no molestóa su autorB. DORUK / GETTY
DARRENARONOFSKY¿Hay que culpar alos artistas por suinfluencia? ¿Deberesponder Aronofsky de todos losdirectores quehicieron imitaciones de ‘Réquiempor un sueño’? Seacomo sea, eldirector de ‘Cisnenegro’ encabeza laslistas de “directores más pretenciosos” en el IMDBJ.MCCARTHY / GETTY
MARINAABRAMOVICSólo hay unaartista visual vivaque genere memesen internet yparodias en especiales de humor yeso tiene su mérito.El enorme eco quesuscitó ‘The artist ispresent’ disparó supopularidad perono consiguió disiparlas dudas delpúblico respecto alas performancesB.GLIKAS / GETTY
CHRISTOPHERNOLANCuando un periodista quiere divertirsele pregunta a Nolansi piensa añadir“escenas graciosas” tras los créditos, como se suelehacer en el génerode superhéroes.Él no hace eso, ni3D, ni finalescomprensibles, nidiálogos quesuenen a cosas quedicen los humanosK.TANG / GETTY
se que orbitan en torno al tema.Llamar a alguien pretencioso, señala, no deja de ser una forma decuestionar la autoridad que se hanotorgado y unamanera de llamarlela atención por pasarse de frenada.“Usadocomoun insulto, esunaherramienta formal de vigilancia declase, un palo para golpear a alguien que se da aires (…) especialmente en el Reino Unido, donde laclaseesuna formadeneurosis, tanto como un conjunto de condiciones”. En la literatura británica surge con recurrencia esa figura, elpersonaje de un estrato social inferior que intenta culturizarse y, enlugar de celebrarse comouna reinvención, se le ridiculiza. Ahí está la
gobernanta de los hijos de MrsDalloway, que VirginiaWoolf describe con poca sonoridad como“un monstruo de resentimiento,envidia y deseo no satisfecho”, oCharlie Mears, el ingenuo funcionario con sed de conocimientos enEl cuento más hermoso del mundo,de Rudyard Kipling. O LeonardBast, en Regreso a Howard’s End,que recibe el castigo (ojo, spoiler)más cruel de todos por sus aspiraciones socioculturales. Muereaplastado por una estantería repleta de libros.Hacia el final de suensayo, el au
tor recurre a su propia biografíapara defender a esos individuosque se atreven con retos culturalespor encima de lo que en teoría lesestá reservado, comoMears oBast,o su propio padre, un irlandés deorigen trabajador que colgó los hábitos y ejerció de profesor de formación profesional mientras dedicaba los fines de semana a escribirlibros autoeditados sobre numismática romana o la Guerra Civilinglesa.Lo pretencioso, entendido de
esta manera benéfica y generosa,puede ser hermano del camp, queSusan Sontag definió como “elamor por lo exagerado, lo torcido,por las cosas que no son lo que deberían ser” pero se encuentra a kilómetros de distancia del esnobismo. El esnob quiere ser aceptadoen lahorquilla social a laqueaspiray le aterra no conseguirlo. Siemprees consciente de quién y cómo leestá mirando, mientras que al pretencioso no le preocupa especialmente la opinión de los demás. Todos estos conceptos, sin embargo,se enfrentan en distintos momentos al mismo enemigo, el antiintelectualismo, una corriente que enlos últimos años se ha revelado como transnacional y políticamentetransversal: da votos en todos losgraneros. |
Frente al esnob, queaspira a ser aceptado,al pretencioso no lepreocupa la opiniónde los demás
22
Cultura|s
LaVanguardia
Sábado,8
abril2017
MIRADAS
shop”: ceboparaclicsdeprimeracalidad–, pero la polémica entre el“teatro de texto” y las “artes vivas”con las que lo quiere sustituir Ma-teo Feijóo no se explica sólo comouna colisión entre dos propuestasartísticas distintas sino como unchoque entre “lo que se entiende ala primera” y “lo que no”.Laúltimaentregade lospremios
Turner, los más importantes delarte contemporáneo, también es-tuvo animada por una batalla me-diática de regusto bien añejo –po-dría haber sucedido en 1966 enlugar del 2016– entre políticos ycríticos que deploran a los candi-datos y losque losdefienden.Pues-tos a animar el cotarro, el historia-dor del arte Tim Newark trazó enel conservador Express una líneadirecta entre el Brexit y el Turner,y no le faltó la palabra-que-empie-za-por-p: “Puedes pisar cualquiergalería de Londres, Barcelona, Pa-rísoBerlínyveráselmismotipodearte pretencioso dejando fríos a losvisitantes. Como los burócratas delaUEquenieganelBrexit, fracasana la hora de ver la desconexiónentre los artistas y la audiencia,culpando a la ignorancia y el pre-juicio”.Volviendo a la música pop, en
ningún campo artístico se valoratanto loauténtico frentea lo impos-tado. Se puede decir que la mitadde la críticamusical sebasa enhus-mear en busca de agresiones con-tra la autenticidad. Y, sin embargo,señala el ensayo, los músicos quemás se han valorado como reales, yde quienes se presumía con con-descendencia que extraían todo sumaterial de una emoción pura in-contaminada por la educación su-perior, casi siempre andaban se-dientos de fuentes eruditas. “IggyPop, el frontman salvaje de losStooges, que creció en un parquede caravanas, cita el festival ONCEde suciudad,AnnArbor, comounainfluencia primordial. Allí entró encontacto conRobertAshley, PierreBoulez, John Cage y Eduard Varè-
se –elmismoVarèse al queCharlieParker idolatraba de tal maneraque le seguía por las calles deNue-va York sin atreverse a dirigirle lapalabra–. Los Beatles también asi-milaron ideas de la vanguardiaeuropea, junto con lecciones deFluxus y de lamúsica clásica india.El pionero del hip-hop AfrikaBambaataa y los productores detecno de Detroit estaban influidospor los sonidos de Kraftwerk, elgrupo que nació del conservatoriodeDüsseldorf”.Fox es inglés, aunque vive en
Nueva York, y se ocupa de señalarlas cruciales connotaciones de cla-
Tolstói llamó ‘pretencioso’ a Shakespeare, lo que prueba que nadie está a salvo delanzar o recibir el adjetivomás útil y perezoso de la crítica literaria. Y no hablamossólo de los autores, también de los personajes que crean. ¿O no esHamlet, el perso-najemás complejo y rico de la literatura, también un grandísimo pretencioso, consus soliloquios –“le encanta escucharse”, dirían de él–, sus contradicciones y sutendencia a la autoconmiseración? El príncipe danés está en buena compañía. Pro-tagonistas y secundarios comparten con él la tendencia a la pomposidad
pretenciosos de novela
BECKY SHARPLA FERIA DE LAS VANIDADES
William Thackeray se muestra despiadadocon su propia heroína, la pícara y arribistasocial definitiva a la que la EnciclopediaBritánica define como “aventureraamoral”. Y, sin embargo, la resueltaBecky Sharp, que saca el máximo partidode su educación, tiene sus defensores,como el escritor Sebastian Faulks, y se laha releído en clave feminista como unamujer que se aprovecha de las debilidadesde los hombres y expone lo más ridículode la sociedad
HOLDEN CAUFIELDEL GUARDIÁN ENTRE EL CENTENO
Considerado el arquetipo del adolescentemoderno, un ser puro que señala la hipo-cresía del mundo adulto, el bueno deHolden, con sus tendencias misantrópicasy puritanas, fue desde su nacimientoun personaje más polémico de lo que secree. En contra: Joan Didion y GeorgeSteiner. A favor: Norman Mailer, WilliamFaulkner, generaciones de púberes enlucha contra el mundo
IGNATIUS J. REILLYLA CONJURA DE LOS NECIOS
“Los Estados Unidos necesitanteología y geometría, buengusto y decencia”. Esa sería lareceta electoral de la criaturade John Kennedy Toole si nofuese demasiado vago parapresentarse a unas elecciones.Monárquico, que ya tienemérito en América, y admira-dor de todo lo medieval, Reillyreniega de la Ilustración ytodo lo que trajo consigo.Además, reniega de la clasetrabajadora
CORNELIUS FUDGEHARRY POTTER
Considerado uno de los peoresMinistros de Magia de lahistoria en el Universo Pottery adornado por un bombínverde y un reloj de bolsillo deoro, Fudge cede a la tentaciónde autocondecorarse con unamedalla de la Orden deMerlín. Además, se le ve máscómodo entre la gente depostín, como los Malfoys, queentre los humildes, como losWeasleys. Aunque empiezala saga como un vejete bienin-tencionado, el poder acabasubiéndosele a la cabeza
HUMBERT HUMBERTLOLITA
Pedante y erudito, la resbaladiza criaturade Nabokov retuerce el idioma hasta queconsigue que este le sirva para justificarsus actos. “Habla en inglés, papá”, llega adecirle su ‘nínfula’ –esa palabra, el másfamoso de sus inventos– pidiéndole unpoco de claridad. Se cree que el autor seinspiró en Henry Lanz, jefe del departamen-to de Lenguas Eslavas en Stanford, perosiempre se han señalado sus similitudescon el propio Nabokov
“Usado como insulto,es una herramientade vigilancia de clase,un palo para golpear aalguien que se da aires”
>
21
Cultura|s
LaVanguardia
Sábado,8
abril2017
MIRADAS
fracasar de unamaneramuy parti-cular. Por falta de habilidad y dehumildad, por querer moverse delsitio que se le tiene asignado y, porúltimo, por no conectar con la me-dia del gusto popular.El autor fundó y dirige la revista
de arte contemporáneo Frieze ypor tanto está acostumbrado a oírese insulto referido a su propiomedio de vida, ya que nadamereceesevituperio tanamenudocomoelarte contemporáneo, debido a lamanera tradicional en la que sejuzga todavía la actividad creativa.Al fin y al cabo, producir un libro ounapelícula requiereciertoesfuer-zo físico, el trabajo conjunto de ar-
tistasy técnicoscualificados,mien-trasqueunavezque lasartesvisua-les dejaron de ocuparse derepresentar el mundo de manerarealista, todo lo que queda es unpuñado de ideas. Y, ¿qué hay máspretencioso –y peligroso– que unaidea? “El error es el mecanismocon el que las artes se mueven ha-cia delante, como la ciencia. No to-dos los artistas pueden hacer unaobra de arte pero son los experi-mentos los que calladamente seaproximan hacia ellas. Hay una vi-siónmás generosa de la pretencio-sidad que entiende que el espacioentre las expectativas y la realidades una necesidad en lugar de unatara”, abunda Fox, y concluye conuna cita de un director que, iróni-camente, se ha divertidomucho ensu filmografía riéndose de perso-najes y de obras de arte que consi-dera pretenciosos, Woody Allen:“Si no fallas de vez en cuando, esuna señal de que no estás siendomuy innovador”.Si el debate importa, más allá de
una entretenida discusión de Twi-tter ode salón, esporquecasi siem-pre que surge una controversia enel ámbito cultural, los términospueden reducirse así. Lo preten-cioso contra lo popular, loauténtico contra lo afectado. To-memos, por ejemplo, unasunto tanenconado como el que envuelve alanuevadirecciónartísticadelMa-tadero de Madrid. Ahí confluyenpolítica y otras corrientes turbias–una ley no escrita del periodismodigitalactualdiceque jamássedes-aprovechará la oportunidad de es-cribir “Carmena” en el titular. Escomo “Mercadona” o “Photo-
Bowie se autoconcedíael título demayorpretencioso del pop:“Salí adelante a basede pura pretensión”
El escritor irlandésOscar Wilde,habitual en laslistas de pretencio-sos, en una fotogra-fía coloreadadatada en 1893ROGER VIOLLET
COLLECTION / GETTY
>
Top Related