Modelo Pedagógico FranciscanoTrabajo de Tesis.Lic Fr. Ariel Amato ofm
Pasos hacia la construcción de un Modelo Pedagógico
Franciscano
De la intuición de los núcleos de la espiritualidad a la institución
escolar.
Introducción
Francisco de Asís nace aproximadamente hacia el 1182 en el fin de la llamada alta
edad media, al conocer su propuesta y modo de vida, no se ve tan claramente que pueda
ser definido como un hombre puramente medieval. Su contexto vital, era ya de
profundos cambios, por tanto le tocó vivir en una época de transición .Como resultado
tenemos que el hermano de Asís hace nacer para la Iglesia y el mundo un nuevo
proyecto de vida.
La espiritualidad y el pensamiento franciscano por tanto pertenecen a la gran tradición
del pensamiento Cristiano y su tradicional forma de trasmisión de la cultura, pero
constatamos también que el pensamiento filosófico de su movimiento eclesial, recogió
la tradición teocéntrica medieval y la conjugó felizmente, con la emergencia del
humanismo. De ahí que El hermano de Asís es una de las figuras señeras del
humanismo cristiano.
El Hermano Francisco, en sentido estricto de la palabra no era un pedagogo, pero
ciertamente era un formador. Obviamente no conoció las ciencias de la educación, pero
poseía el arte de educar. En él no encontramos pensamientos o discursos abstractos e
intelectuales, Francisco no diserta ni discute mediante razonamientos, silogismos o
disputas teológicas, sino por medio de imágenes, parábolas, cantos, hechos...
”Representar para conmover; conmover para convencer; ganar el corazón para tener a
todo el hombre, éstas eran las etapas en su estrategia de llegar al corazón a lo íntimo del
hombre”1. Es la imagen que deseamos como icono de la relación docente-alumno
(formador –formando). El amplio espacio concedido a la afectividad y a la intuición
revela cómo Francisco realizó, con tantos siglos de anticipación, los postulados
fundamentales de la psicología moderna. El método intuitivo, si bien menos exacto que
el especulativo y dialéctico, aparece como más eficaz en las relaciones con los hombres
y es indispensable para los fines de la educación.
1 ZAVALLONI, R, Apuntes de pedagogía franciscana, en Selecciones de Franciscanismo, vol. IX, n 25-26, año 1980, p 102.
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Podemos caracterizar la personalidad de francisco de Asís como un hombre que
acentúa cf2:
Más lo intuitivo que lo intelectual.
Más lo práctico que lo especulativo.
Más encaminado hacia la práctica del Bien, que en la búsqueda de la
Verdad.
Más volcado y abierto a un amor a la naturaleza como creación de Dios.
Con dones como la cortesía, la hospitalidad y compasión con todo
hombre especialmente con los más pobres.
Con un sentido de nobleza, caballerosidad y transparencia y
magnanimidad.
Con un gran optimismo y jovialidad, es decir un modo de ser abierto,
franco, espontáneo, alegre, de alma juvenil.
Francisco comienza un camino, de seguimiento (un proceso educativo) a partir de cf 3:
un llamado, que provoca un encuentro ( afectivo y efectivo) con el cristo de San
Damián (Jesús Crucificado).
El encuentro con el leproso.
La escucha del Evangelio.
Mediante una vida penitencial desarrollo un proceso de continua conversión que
cambio en dulces las cosas que antes le parecían amargas.
La fuerte experiencia de Dios Como Padre y sumo bien, lo llevo a actitudes de
agradecimiento y de alabanza a creador y lo hizo hermano de todos los hombres
y creaturas.
De dichas notas saldrán características, que darán la posibilidad de construir un modo de
ser y de actuar a la hora de educar, formar y evangelizar, que llamaremos Modelo
Pedagógico Franciscano.
2 SALVADOR DOMINGOS Angel, Formación para la Vida Franciscana, CEFEPAL, Chile, 1981, pag. 89.
3 Ratio Formationis Franciscanae, Orden de Frailes Menores, pag. 27., Roma 2003.
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La dos misiones de la Escuela Católica Franciscana.
Conceptos de Educación, formación y Evangelización.
Las dos misiones fundamentales de la escuela católica es Educar y evangelizar.
En la primer misión de la escuela (educar) deseamos que nuestro accionar este anclado
en el binomio enseñanza y aprendizaje, citando al informe Delors cf4, sobre los pilares
de la Educación decimos que la educación se estructura en torno a cuatro aprendizajes
fundamentales o los pilares del conocimiento: aprender a ser, aprender a conocer,
aprender a hacer, aprender a vivir juntos, y podríamos agregar: Aprender a vivir
religados trascendentalmente con el Otro.
Los Centros Educativos Franciscanos (CEF) consideran la educación como un “proceso
formativo de continuo crecimiento y conversión que compromete toda la vida de la
persona, llamada a desarrollar la propia dimensión humana, cristiana y franciscana”5.
Dicha educación, no sólo socializa sino que también rescata en ellos lo más valioso
como personas, sus aptitudes creativas e innovadoras, que favorecerán los procesos de
humanización (personalización) y socialización.
El concepto educación para los franciscanos encierra como decíamos anteriormente otro
proceso íntimamente unido: La Formación .
La Formación es un concepto clave que es eje y principio fundador de la pedagogía,
como primera aproximación entendemos por la misma
“al proceso de humanización que va caracterizando el desarrollo
personal y comunitario aquí y ahora, según las propias
posibilidades y la del entorno generando procesos de integración
socio -cultural; La formación es la misión de la educación y de la
enseñanza, facilitar la realización personal y comunitaria,
cualificar lo que cada uno tiene de humano y personal, potenciarse
como ser racional y trascendente, autónomo, solidario y social”6.
4 Delors Jaques, La Educación encierra un tesoro, Ed UNESCO, México, 1997, p.89-102.5 Ratio Formationis Franciscanae, pag. 15 , Orden de Frailes Menores, Roma 2003.6 FLOREZ OCHOA Rafael, Hacia una pedagogía del Conocimiento, Mc Graw-Hill, Bogotá, 2000, p.
05.
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O bien podríamos decir “La formación misma se concibe como proceso de unificación
de la persona...”7
Las notas características de la formación franciscana serán 8:
estar atento a la unicidad de cada alumno (formando), al misterio
inherente a él con sus particulares dones, para favorecer el conocimiento de sí y
la búsqueda de la voluntad de Dios.
atento al crecimiento integral .
Ser experiencial y práctico, apunta a transformar en obra lo que se
aprende, Buscando aprender mediante experiencias significativas.
estár inculturada en las condiciones de vida, del ambiente y del tiempo en
que se desarrolla, interactuando con el medio físico (exp de adaptación) con el
medio socio-Cultural (exp de socialización), con el medio trascendente (exp. de
búsqueda de sentido de la vida).
trabajar en sentido de totalidad, integralmente, no desde los valores, sino
desde el hombre real hacia los valores, hacia el hombre nuevo el hombre.
Ser gradual, coherente, interdisciplinario y transversal.
promover nuevas estructuras de pensamiento, y le dedica tiempos
adecuados al estudio para la producción de conceptualizaciónes (reflexivas,
intelectuales, cordiales, espirituales etc) .
promover un auténtico sentido de disciplina, dirigida a la honesta auto-
comprensión, y al autodominio de si mismo.
En la segunda de las misiones de la escuela católica no separada de la primera, la
Iglesia y por ende la Orden de Hermanos Menores mediante la Educación, favorece la
evangelización, o sea el proceso de fe de cada persona, producido por el encuentro con
Jesús, que provoca un seguimiento de conformación.
Todo Ideario (o proyecto educativo) católico y por ende el de los Centros Educativos
Franciscanos (CEF) se dice que es una educación evangelizadora.
La educación es una actividad humana del orden de la cultura; y la cultura tiene una
finalidad esencialmente humanizadora. Se comprende, entonces, que el objetivo de toda
educación genuina es el de humanizar y ayudar al hombre en el proceso de
7 Ratio Formationis Franciscanae, pag. 9, Orden de Hermanos Menores, Roma 2003.8 Ratio Formationes Franciscanae, Orden de Frailes Menores, Roma 2003.
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personalización. Por tanto creemos que la educación resultará más cualificada en la
medida en que más se abra a la trascendencia, es decir, la capacidad del hombre de ir
más allá de sí mismo, hacia un Otro, como verdad y Sumo Bien. Asume la misión de
educar para ayudar al hombre a encontrar este sentido de la vida, en su destino eterno,
para lo cual promueve que el hombre ocupe el puesto que Dios le ha dado en el
cosmos, como señor y protector de todo lo creado y como hermano de los demás
hombres. Glosando nuevamente a Jakc Dellors decimos: “Aprender a vivir religados
con el Otro, Jesucristo el Señor”.
La educación franciscana por tanto desea:
una educación que contribuya a la genuina liberación cristiana, mediante
el anuncio explícito y el encuentro con Jesucristo Salvador y por ende liberador
del pecado de la muerte y de cualquier otra esclavitud que impida la
instauración del Reino de Dios.
Lograr personas con la conciencia y vivencia de haber sido salvados,
restaurados, contenidos y valorados en Jesucristo, el Hombre Nuevo: de
espíritus humildes y compasivos, sencillos, de corazón limpio, pacientes y
tenazes en la búsqueda de la justicia de la paz y el Bien.
Personas con sensibilidad social y política: inserta en la comunidad desde
cuyo interior las construyen, y renuevan; vinculadas a su propia cultura y
abiertas a otras culturas, capacitadas para insertarse en la sociedad de una
manera digna, como elementos eficazes y eficientes de una transformación que
tiene por meta el reino de Dios, la civilización del amor.
personalidades con fortaleza y templanza, tenacidad, espíritu de
sacrificio, responsable, capaces de resistir el relativismo debilitante y vivir
coherentemente la consagración realizada en el día de nuestro bautismo.
una sociedad basada en la persona (desde el momento de su concepción),
justa, libre, participativa, solidaria y fraterna, que tenga como meta la comunión
social, el bien común y como camino el proceso de evangelización y liberación.
una sociedad que coloca al débil, al pequeño, al desprotegido y al pobre,
como sujeto preferencial de su proceso de desarrollo social.
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Toda la tarea pedagógica debe ser guiada por principios organizadores o sea por un
Ideario Educativo9. Entendemos por ideario,
“al sistema coherente de ideas o principios generales destinados a
engendrar y dirigir un proyecto de enseñanza”.... “El ideario
educativo es la expresión pública, reducida e inequívoca del
carácter ideológico de un centro educativo”.... “Es el conjunto de
principios que configuran el tipo de educación que se promueve, la
manera de realizar la acción educativa, el modo de entender el
centro educativo y la postura del mismo.
En el mismo deberá estar plasmado de manera explicita el modelo pedagógico
franciscano.
Con este marco conceptual de fondo, los CEF pueden comenzar la adecuación y
transformación de este marco doctrinal, consensuando en la comunidad educativa, la
elaboración del Proyecto Educativo Institucional (PEI) a la luz y en plena coherencia
con el Ideario educativo.
Definimos al PEI, como:
“instrumento para la gestión integral pedagógica, organizativa y
administrativa de un Centro Educativo (CE)”...con una intención
transformadora, coherente con el contexto escolar, que enuncia y
define las notas de identidad de dicho CE, formula los objetivos
que pretende y expresa la estructura organizativa de la
Institución”...10.
“El PEI, es un proiectum, es lo arrojado hacia delante, lo
propuesto”... “El PEI, define la índole de la institución y genera un
vector de intencionalidad y direccionalidad, para todas sus
acciones”...11
Desde el ideario (que contiene el modelo pedagógico) nos haremos las siguientes
preguntas: ¿Qué somos? ¿Qué queremos ser? ( plasmará nuestra identidad de CEF) y
9 Ideario Educativo Provincial del los CEF,(ed.interna).10 ANTUNEZ, Serafín, El proyecto educativo de Centro, Barcelona, Graó, 1987, p 10.11 BARCIA, Pedro Luis, La Elaboración del Proyecto Educativo Institucional, Bs As,Univ. Austral,
1998, p.13.
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al preguntarnos ¿cómo nos organizamos para lograrlo, surgirán los objetivos generales y
la organización Institucional (PEI.).
De lo expresado surge que un proyecto educativo franciscano acentuara por tanto la
primacía:
– de la persona sobre todo poder o proyecto.
– de la ética personal y social sobre la ciencia y la técnica.
– del cultivo de la interioridad para crecer en la dimensión trascendente
(relación con Dios) y evitar toda forma de manipulación.
– de la defensa del medio ambiente, amenazado en su integridad y armonía
por sistemas políticos y económicos.
– de la creatividad y del juicio crítico como medios indispensables para
insertarse en una sociedad y ser agentes activos de transformación.
– de la Civilización del amor, diciendo sí al hombre y a la dignidad de su
vida, a la libertad, a la verdad, a la justicia, al trabajo y a la familia.
Poder llevar a cabo estas dos misiones de la Escuela Católica Franciscana en las
estructuras y lineamientos propios de dicha actividad es lo que se llama universalmente
“Pastoral Educativa”.
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La espiritualidad franciscana de manera especial dio a la iglesia Católica y es aún fuente
y posibilidad para la humanidad, de dialogo permanente de la cultura con el mensaje
religioso.
Para mantener esta tradición de continuo diálogo, el pensamiento franciscano no
dogmatiza lo que no tiene tal categoría, por eso nuestro modelo pedagógico no desecha
ni se identifica totalmente con los paradigmas propiamente pedagógicos aparecidos a lo
largo de la historia de las Ciencias de la educación. Si ha hecho y hace uso a los largo de
la historia de variadas técnicas, métodos y hasta de principios, que puedan facilitar este
proceso de formación integral. El franciscano cree que la verdad se encuentra también
diseminada por variados rincones, pueblos, culturas, filosofías y postulados, que deben
ser acogidos, interpretados y discernidos. Por tanto aspirar tener un modelo pedagógico
franciscano no significa competir ni descartar las grandes líneas de los postulados
pedagógicos contemporáneos.
Para poder contar con un modelo pedagógico más explicito y en clave educativa,
debemos tratar de responder de manera sistemática y coherente al menos estas
preguntas:
1. ¿Qué tipo de ser humano se quiere formar?
2. ¿Cómo se desarrolla este proceso de humanización?
3. ¿Con qué contenidos (conceptuales procedimentales y actitudinales) se
crece y se desarrolla este ser humano?
4. ¿Con qué métodos y técnicas puede alcanzarse mejor el proceso de
humanización?
5. ¿ Quién debe impulsar el proceso educativo, o sea, cómo se regula la
interacción maestro-alumno?
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Dando pasos hacia la concreción de un Modelo Pedagógico más explícito podemos
definir:
1) Se define la meta esencial de formación o el concepto de ser humano que se
pretende formar, desde un Humanismo-Metafísico- Religioso.. El Concepto de hombre
se toma del personalismo Cristiano y desde la espiritualidad franciscana.. haciendo
hincapié en los siguientes puntos:
Desde la antropología filosófica podemos agregar cf12:
Que es un ser bio /síquico /espiritual /trascendente, y social puesto y
llamado a la existencia.
A la definición de Aristóteles que define al hombre como animal
racional, adjuntamos la dada por Boecio como sustancia individual de
naturaleza racional. Dicha definición agrega el concepto de sustancia
individual e incompartible, para afirmar la unidad esencial a la condición de
persona. Boecio deseaba remarcar ese núcleo de mismidad que no puede ser
violado y que marca la instancia final de la responsabilidad de cada uno.
Completamos estas definiciones diciendo que la persona es el ser
racional que es siendo con los otros.
1. Es el ser: Habla de su condición de individualidad y de unicidad
integral. No es parte de un todo. Es en sí mismo, con lo cual
queda esclarecido el núcleo final de responsabilidad.
2. Racional: Diferencia específica que comparte con las
definiciones de Aristóteles y Boecio. No es cualquier tipo de
animal, ni de sustancia individual, ni de ser. El medio para
resolver para resolver su existencia es su racionalidad, que le
permite conocer de otro modo la realidad y ubicarse también de
otro modo ante ella.
3. Que es siendo con los otros: esta individualidad ne se constituye
en plenitud ni alcanza su plenitud existencial al margen de los
otros. Es en el contexto humano donde la persona puede alcanzar
12 LABAKÉ, JULIO CESAR, Pedagogía de la personalidad, santillana, Bs. As., 2002, pag. 44-46.
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el desarrollo de su potencial original, para completar su proceso
de humanización.
Desde la visión de una antropología teológica:
Una persona que se reconoce Hijo, reconoce a Dios como Padre, se sabe
contenido, escapando al sentimiento de orfandad.
Una persona que acepta a Dios como Padre, se sabe con hermanos.
Vivenciar a Jesús como nuestro Hermanos Mayor, nos abre a la fraternidad.
Una persona que acepta el amor gratuito de Dios Padre, vive con otros y
acepta el ejercicio del Perdón y la reconciliación como un camino del Espíritu que lleva
a la paz.
Una persona que acepta a Dios Creador del Universo, vive la Creación y
el mundo como su casa.
Una persona que acepta a Dios como Principio y fin, como dador de la
Vida, de la cual todo sale, acepta su finitud, con alegría y avanza hacia la muerte como
un paso hacia la nueva vida en Dios.
Desde la visión de una Antropología psicológica cf 13 :
Partimos de un análisis fenomenológico existencial , bastante genérico. Lo primero que
constatamos al observar atentamente a la persona que puede vivir la relación con las
cosas, consigo mismo, con los otros y con Dios, según tres diversos niveles de vida,
estos están interrelacionados entre sí en cualquier acto humano concreto. Normalmente
uno de ellos puede prevalecer sobre los otros dos. Hay una cierta jerarquía entre ellos y
dependiendo en cuál nos situemos tendremos una perspectiva diferente. A medida que
vamos subiendo, el nivel precedente no queda descartado, sino integrado en un
horizonte más amplio y significativo. En cada nivel el elemento psíquico esta siempre
presente aunque en medida y cualidad diversas. Podríamos llamarlos niveles de vida
psíquica.
13 Lopez Galindo adrian, claves antropológicas para el acompañamiento, en cuadernos de formación antropológica para religiosos, ed. Frontera-Hegian, nº 23, año 1998, pag. 13-15.
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Estos son:
Nivel psico-fisiológico: En el se encuadran las actividades determinadas por el
déficit o satisfacción de algunas necesidades fisiológicas fundamentales del
organismo como el hambre, la sed, el sueño, la salud, las excitaciones
instintivas de nuestra afectividad y sexualidad. La motivación que regula este
nivel es la satisfacción de estas necesidades. El objeto que satisface la tensión es
específico, concreto y externo al individuo. El proceso biológico que se pone en
marcha es determinístico y automático en su funcionamiento, busca la
satisfacción inmediata y total. Responde al aquí y al ahora. En este nivel la
manera de percibir la realidad es fragmentaria y parcial. Todo se ve de la propia
necesidad fisiológica. La lectura de la realidad se limita a lo visible, a lo físico,
a lo útil. La persona se define en este nivel en base al propio cuerpo, sus
habilidades físicas y cualidades estéticas.
Nivel psico-Social: Comprende las actividades conectadas con la necesidad de
desarrollar relaciones sociales: estar con otros, crear amistades, dar y recibir
ayuda, formar parte de una comunidad etc. La motivación más inmediata que
empuja esta acción no es una situación de déficit fisiológico, sino la toma de
conciencia de la propia limitación en insuficiencia como persona que le hace
reconocer la necesidad que tiene de los demás. El objeto de satisfacción no es
tas específico como en el primer nivel, ya que aquí están implicadas personas.
El modo de funcionamiento implica un cierto determinismo no absoluto como
el anterior sino relativo. La persona busca un cierto tipo de relación gratificante
o por el que brotará automáticamente una cierta respuesta frente a determinados
estímulos. La percepción de la realidad está aquí marcada por la atención hacia
las personas, y sobre todo en función de una relación positiva con ellas y no
tanto por su valor intrínseco. Aunque sea una visión en parte fragmentada y en
sentido único, abre el horizonte experiencial del individuo hacia la relación
interpersonal, la convivencia y la preocupación por los demás.
Nivel psico-racional- espiritual: Este tercer nivel tiene relación con la
necesidad de conocer la verdad, formular conceptos abstractos y captar la
naturaleza de las cosas en su complejidad y profundidad , más allá de los datos
11
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que dan los sentidos. El hombre pude y desea abstraer, juzgar, discernir, asociar,
conceptualizar, trascender el aquí y el ahora para afirmar y perseguir valores
espirituales. No solo forma conceptos inmateriales de cosas materiales sino que
puede conocer también cosas abstractas como el concepto de virtud, justicia,
bondad, y es capaz de captar y usar símbolos y lenguaje simbólico. El motivo de
esta actividad no esta en un déficit biológico ni en la conciencia de la propia
limitación sino en un deseo-necesidad de saber, de resolver problemas
fundamentales como el conocimiento de sí, del sentido de la vida. Esto es lo que
nos define como seres humanos. La autoconciencia de que yo soy yo, estoy para
algo, vengo de Alguien y me dirijo con un sentido claro hacia algo. La
satisfacción a este nivel nunca es plena, es más compleja y menos automática.
El objeto que se satisface no es concreto como en los otros niveles. Las
preguntas continuas por la búsqueda de sentido y de la verdad no terminan
nunca.
2) Se caracteriza el proceso de personalización y humanización del ser humano, en
el desarrollo de las dimensiones constitutivas del hombre (favoreciendo los procesos
generales de crecimiento cuantitativo, de desarrollo cualitativo y de trascendencia
espiritual y los procesos específicos de Creatividad, maduración y aprendizaje). Es un
camino donde se desarrollan Aptitudes generales ( formación de la mente , del corazón
de la voluntad) y de Aptitudes específicas (capacidad de ajuste o acomodación,
capacidad de asimilación / apropiación, capacidad de transformación) .y el cultivo de
Actitudes (de acogida, de crítica constructiva, de Creatividad. Se propone una
formación cuyo proceso de desarrollo sea progresivo, gradual, secuenciado, coherente,
articulado, pleno e integral del hombre en todas sus notas distintivas como persona.
12
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Desde la espiritualidad Franciscana se podría sintetizar el proceso de conformación o
personalización desde la fe como:
Un hombre, creado a imagen y semejanza de Dios, teniendo como
modelo
a JESUCRISTO pobre y crucificado, verdadero Dios y verdadero
hombre, abierto y en escucha
a una experiencia vocacional (como llamado de Dios: a la vida, a la
plenitud, a distintas formas o estilos de vida) carismática y fundante, que
desembocará en un seguimiento que favorecerá una...
formación integral; entendida como un proceso de conformación dónde
la.....
dinámica activa de la persona en constante......
relación entre personas, estarán al servicio de una....
formación abierta al mundo a nuevas formas de vida, de manera.......
gradual, secuenciada y articulada pondrá al hombre en condición de....
encuentro y reconciliación, consigo mismo, con los otros y con la
naturaleza, dándole
sentido, con lo cual valorando su dignidad logrará un mayor...
respeto y cuidado por su cuerpo, por la vida de toda personas, por las
distintas culturas y religiones, dándose pasos a un...
proceso que va del yo al tú y del tú al nosotros posibilitando ...
el ideal de la fraternidad, y de la no-violencia.
Aceptando y revalorizando en la fe la divinidad y la humanidad de
Jesús, serán con la gracia de Dios...
hombres nuevos.
3) Para afianzar e impulsar el proceso de desarrollo, se incluyen contenidos
curriculares específicos en el proyecto curricular institucional (PCI), que reflejen las
diferentes dimensiones del hombre (la física, la afectiva, la cognitiva, la comunitaria y
social, la ética valorativa y la trascendente). Todas ellos, junto a los demás contenidos
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básicos comunes (CBC) facilitaran el acceso a estructuras superiores del desarrollo
personal y comunitario.
La Propuesta franciscana invita a introducir mediante sus valores contenidos
específicos, como por ejemplo:
La mirada: una nueva mirada sobre sí, sobre los otros y sobre la creación, de
manera bondadosa y abierta, hospitalaria y fraterna.
El encuentro: personas que favorezcan el encuentro o sea estar realmente
presentes, efectiva y afectivamente.
La Celebración: vivir profundamente y hacer del festejo una celebración como
canto de alegre alabanza a la vida.
La Vida cotidiana : vivida con fidelidad, simpleza y responsabilidad.
Solidaridad: Ser hombres y mujeres que influyan positivamente ejerciendo la
solidaridad.
Respeto a la Naturaleza: vivir el mundo y la creación como morada,
Libres: aceptar que el ejercicio de la libertad es siempre con límites, y
responsabilidad.
Paz y Bien: trabajar en la construcción de un mundo donde seamos
instrumentos de reconciliación y la practica de lo bueno.
4) En este proceso de enseñanza y aprendizaje, se opta por métodos y
técnicas que favorezcan, el trinomio CONOCER-COMPRENDER-
COMPARTIR. Junto a este tríptico surgirán, técnicas y dinámicas que
favorecerán la internalización, las capacidades de ajuste o acomodación, de
asimilación o de apropiación, las capacidades de creación o transformación de lo
recibido. Todo esto privilegiando experiencias concretas, vitales y significativas,
para vivenciar valores que posibilitarán la personalización. Este proceso poseerá
diferentes acciones según tiendan a: la asistencia, el cuidado (contención), la
promoción, la liberación, la persuasión y el descubrimiento. Por lo mismo
14
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nuestra didáctica es variada y ecléctica, por eso por momentos será
transmisionista y a la vez variada según el nivel de desarrollo de cada uno,
mayéutico, social-comunitario, de imitación y buen ejemplo, que tienda a poner
en práctica lo que se aprenda, o por momento sólo creando ambientes aptos para
que el mismo alumno ponga en marcha el proceso educativo.
5) Se describe las regulaciones que permiten cualificar las interacciones entre el
educando y el educador en las perspectiva del logro de las metas de formación como
una relación conjunta, integrada y retro-alimentada. Es importante, definir el clima
áulico que se deseaba crear. Es aquí dónde se da el proceso de enseñanza aprendizaje,
por tanto es importante rescatar las relaciones subjetivas como marco de convivencia
para que se de este proceso. Es aquí el lugar por excelencia de la educación. Es en esta
relación de ida y vuelta, el binomio enseñanza y aprendizaje, dónde se producirá el
proceso formativo. Entendemos por enseñanza a “aquel proceso intencional y planeado
para facilitar que determinadas personas se apropien creativamente de alguna porción de
saber con miras a elevar su formación”14.
Es la acción de personas sobre personas. Esta relación pedagógica no es estática sino
dinámica, no es unilateral sino mutua. El educador es educado cuando educa, el
educando es educador cuando es educado. Esta relación se mediatiza por medio de actos
concretos, acciones educativas. Es una relación de causalidad, por la cual el docente
ejerce una influencia, promoviendo la posibilidad y la capacidad de educarse o ser
educado, es decir de crecer, desarrollarse y trascender. La acción educativa debe
conducir al interés, a la motivación hacia lo bueno, lo valioso, que haga posible
entender y tener conciencia de lo que el hombre esta haciendo, viviendo, sintiendo,
pensando, para así asumir, adaptar y crear a partir de lo aprendido.
La acción educativa del docente estará centrada en ser un posibilitador, un estimulador
de experiencia, un provocador de situaciones, un garante en el proceso de educación
(formación); también trasmitirá valores objetivos para que desde la propia interioridad
personal sean construidos asumidos libremente y vivenciados gradualmente.
14 FLOREZ OCHOA Rafael, Hacia una pedagogía del Conocimiento, Mc Graw-Hill, Bogotá, 2000, p. 304
15
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El aprendizaje, “Término que se refiere a aquellos procesos conscientes que
desembocan en modificaciones mentales duraderas en el individuo”15. se dará cuando lo
propuesto logre ser internalizado, comprendido, aceptado y reconocido como necesario
para completar el desequilibrio vivenciado al no poseer dicha cualidad en algunas de las
dimensiones de la persona. Este “desequilibrio” puede ser equilibrado tanto por
contenidos externos propuestos por el docente, como por el propio bagaje oculto, innato
en la propia persona. Por tanto será indispensable partir de los saberes previos que posee
toda persona, para de ahí planificar el proceso educativo.
Si deseamos que cualquier reforma o innovación en materia educativa llegue al aula,
deberá atenderse la capacitación y selección del personal. Es el momento de discernir el
perfil y el rol del educador en esta etapa de transformaciónes.
Para la escuela católica, hablar del docente, del educador es hablar del cristiano-laico, o
sea un miembro de la Iglesia unido por el Bautismo, que participa de la misión
sacerdotal-profética-real de Cristo. Es el evangelizador en el mundo de las realidades
temporales, que vive su vocación de educador en el ámbito de la escuela en actitud de
transmisión critica y sistemática de la cultura, junto al discernimiento evangélico de los
valores culturales.
La vocación es el llamado que surge de lo más profundo del hombre por inspiración de
Dios, produciendo sentido y misión a la vida. A través de su obrar el hombre / mujer-
docente- educador se va haciendo a sí mismo y viceversa su obrar es expresión de su
identidad. El cristiano, al hacer educación hace educación-cristiana, su vocación
profesional es actuación de su vocación cristiana, sino es así habrá que preguntarse si lo
que hace lo hace desde su fe o que lugar ocupa su fe.
El llamado al propio perfeccionamiento y a colaborar en el perfeccionamiento de los
demás es parte de la misma vocación. Por tanto el educador cristiano ve a la formación
permanente, a la capacitación o a la auto reflexión, como parte de su proceso de
conversión constante y renovada a Cristo Maestro. El Cristiano-laico es “hombre de
Iglesia en el corazón del mundo y hombre del mundo en el corazón de la Iglesia”.16 El
15 FLOREZ OCHOA Rafael, Hacia una pedagogía del Conocimiento, Mc Graw-Hill, Bogotá, 2000, p. 302.
16 Episcopado Latinoamericano en Puebla, n 786.
16
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cristiano-educador es “hombre de Iglesia en el corazón de la escuela y hombre de
escuela en el corazón de la Iglesia.”17
Se trata por tanto de una identidad transformadora de la realidad temporal. No hay por
tanto dicotomía entre ser y obrar, entre profesión y apostolado, la alternativa pasa por
ser o no ser. El ser-obrar constituye la personalidad del hombre, del creyente, del
docente.
Siguiendo a Antonio Merino cf18 nos hacemos eco desde la espiritualidad franciscana,
inspirar la acción docente desde los siguientes postulados:
Desde la Presencia y el Encuentro : En momentos de tanta atomización,
individualismo y apatía, se propone para superar esta crisis relacional con una
denominada pedagogía del encuentro y la presencia, o sea una serie de principios que
favorecen la relación interpersonal entre el docente y su alumno, que ayudan a
contrarrestar, la falta de interés que muchos chicos tienen hoy por su educación. Esta
pedagógica que se desprende de la espiritualidad franciscana acentúa la fraternidad y el
hermano como lugar de la presencia de Dios. La posibilidad de encuentro en Él y con el
hombre, es un intento de crear en la educación sistemas de relaciones de más calidad,
que sean más favorables al desarrollo no sólo de los jóvenes sino también de sus
educadores. Observamos y vivimos una gran crisis, hay problemas personales y sociales
entre padres e hijos, maestros y alumnos, entre las generaciones en general. Por eso, el
desafío de la educación es mucho más relacional que intelectual. Asumir este desafío
traerá consecuencias tanto en el perfil como en el rol docente. El docente es uno de los
actores más importantes que podrá realizar una transformación fundamental. Ya no es
sólo un transmisor de conocimientos sino que es aquel que tiene una interacción con los
educandos, en término de practicas y vivencias. Esta pedagogía se basa en una
constatación muy sencilla de la presencia y el encuentro, que es mucho más que la
proximidad física. Se desea establecer una relación que permita al educador acercarse al
educando de manera significativa y ejercer sobre él una influencia constructiva. Esta
relación está marcada por tres características básicas: primeramente, se da una apertura
al tener la experiencia de ser afectado por la experiencia del otro y viceversa. Segundo,
17 El laico católico testigo de la fe en la escuela. n 2318 MERINO, José Antonio, Visión Franciscana de la Vida Cotidiana, Madrid, Paulinas, 1991, p. 249
ss.
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una reciprocidad, un intercambio sencillo que incluye una mirada, un abrazo, una
sonrisa, un incentivo, una apretón de manos, es decir mediaciones humanizantes y
humanizadoras que sea capaz de quebrar la apatía y la indiferencia entre las personas. Y
el tercer componente es el compromiso, o sea asumir una actitud de no indiferencia a lo
que le pasa al otro.
Enseñar desde las convicciones: Para que el proceso de enseñanza,
especialmente el de valores, sea convincente debe partir de una propuesta convencida.
La referencia a valores nos lleva a una auto referencia personal. Esta auto referencia
está inmersa en un mundo de significados culturales que han sido gestados en el cruce
de relaciones de poder. Puede entenderse el poder como la capacidad que tiene una
persona o un grupo para hacer que otros piensen, sientan y actúen de tal manera que esa
acción ajena contribuya al logro de los propios intereses. Inmerso en esta puja de
poderes, el hombre debe afirmar sus convicciones.
La convicción hace lenguaje un compromiso que derivará en la afirmación de una
accionar determinado y la negación de su contrario. Aparece como una certeza
normativa que regula la acción. La afirmación y la negación tienen carácter inamovible.
La convicción nos conduce en una dirección operativa y experimentamos que no hay
otra dirección. La pérdida de convicciones hace que la vida sólo sea una apariencia. que
se tome en nada. La convicción alude a una guerra pero en un sentido activo. Es una
verdad amada y un error odiado; una afirmación teórica y práctica. Las convicciones se
sedimentan como un precipitado de nuestra experiencia. Se construyen con otros, por
eso las convicciones compartidas logran un refuerzo de veracidad.
En el proceso de enseñanza, nuestras convicciones operan por el entusiasmo y por los
límites. El entusiasmo en un deseo que toma posesión de alguien incluyéndolo en su
arrebato, transmite, irradia y contagia. La convicción personal genera en los otros una
adhesión entusiasta por el valor a que ella apela. Estar poseído por el amor a la verdad y
por la práctica del Bien, abre un descubrimiento sin imposiciones, porque el amor
auténtico posee la cualidad de hablar sólo en los códigos de la libertad.
La convicción implica, también, la instalación de límites no negociables. La enseñanza
debe incluir la denuncia de la transgresión de los valores a los que se adhiere con
convicción.
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Desde la Personalización: Al tener la enseñanza un carácter cotidiano, hace que
se incluya en ella, lo público y lo privado. La experiencia íntima opera como condición
de la conducta pública. Este espacio entre lo público y lo privado se denomina espacio
personalizado. Es desde allí, dónde se dará el proceso educativo, dónde se aceptarán o
no lo propuesto. Es el lugar dónde el docente y por ende el alumno se encontrará con su
verdad o también con la VERDAD.
El docente como modelo de identificación axiológica: Como ya hemos dicho la
relación con los otros nos ofrece el descubrimiento de valores, éste último tiene un
trasfondo colectivo. Es preciso aclarar que el modelo de valores no es el "docente
ejemplar". Dar ejemplo consiste en vivir en tensión para ir buscando una coherencia
interna y externa con lo que se cree y asume. Por ende la concreción de los valores
también se da en determinadas normativas, por tanto cumplir concienzudamente con
una norma general o particular, sea en el plano de fe, moral, social o jurídico será la
posibilidad de la concreción de un valor universal.
El modelo de valores vive el valor de un modo único y personal. Aquel que vive
profundamente un valor lo recrea porque lo incorporó al nivel profundo de su identidad
dónde se diferencia de los demás. El valor toma posesión de la persona. Los docentes
"poseídos" por la pasión de algún valor serán inspiradores de valores.
Aunque un docente debe tener coherencia (no contradicción práctica) debe saber que la
coherencia no añade contenido a la experiencia de valores. Todo modelo humano puede
poseer defectos. Y es importante recordar que la debilidad enseña. Por otro lado un
modelo absolutamente coherente se mostraría inalcanzable.
El desvío o la postergación de un valor hacen que éste se manifieste, porque tal vez en
algunas cirscunstancias sería imposible descubrirlo sin haberse desviado. El modelo
auténtico de valores remite al valor, no a sí mismo. En cambio el ídolo sujeta, no remite
más allá de sí. Generan imitadores no generan adhesión al valor. El ídolo es
incuestionable por lo que se justifican todas sus incoherencias. El ídolo desaparece sin
el apoyo de su público, en cambio el modelo vivirá su valor aunque no sea reconocido.
El modelo de valores ejerce inspiración-. siembra un aliento de vida, un soplo. Inspirar a
alguien es despertar en él un comienzo. La inspiración genera autonomía. El que inspira
adhesión a un antivalor se conoce como antimodelo. Ahora bien, la escuela puede
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aportar nuevos modelos. Las convicciones latentes, nacientes, provisorias también son
un recurso válido para la enseñanza. La enseñanza debe ser permeable a los contenidos
personales, debe ofrecer caminos para que éstos se expresen porque las personas son
una fuente de enseñanza irremplazable y su riqueza no puede ser desperdiciada.
Es necesario que el docente construya un espacio de libertad y que favorezca la escucha
emotiva que permitirá un instante de vínculo peculiar con los alumnos. El maestro debe
ofrecer su lado débil, reconocer limitaciones y equivocaciones porque esta actitud
produce una apertura a los valores.
Desde el Silencio Creador: Nuestro tiempo, esta signado por la prisa. La palabra
esta devaluada. La palabra está jaqueada por el ruido y la agitación externa e interna.
Cuando el silencio está en el exilio forzoso, a la palabra le falta su verdadero sustrato y
control. Las ideas. Estas y todo el pensamiento que circula en los ambientes culturales
generalmente están demasiado usados y abusados. Se vive con ideas gastadas y sin
misión particular.
Es cierto que el destino del hombre es primariamente la acción y la comunicación. No
vivimos en este mundo para pensar, sino que se piensa para actuar, vivir y sobrevivir.
Pero no podrá hablarse de acción y de verdadera comunicación si no están apoyadas en
la reflexión , en la capacitación, regidas por una previa contemplación. Todo
pensamiento profundo, creador y originario brota de una reposada meditación y de un
silencio primordial. Se hace necesario o vital el OCIO.
Asimismo toda comunicación con el otro debe ser precedida de un auto encuentro
personal. La soledad está llamada a desembocar en una intersubjetividad, o en el
encuentro con el tú y no debe replegarse en un estéril y espantoso solipsismo. Toda
solitariedad tiene que transformarse en soledad para. Quien es capaz de encontrarse a
solas, tiene la capacidad de estar acompañado. Cuando uno sabe vivir el silencio se
prepara para descubrir la verdad del tú absoluto. La interioridad vivida como soledad
radical y como dinamismo relacionar abre inevitablemente a la trascendencia. Toda
alma inmensa necesita estar sola y, sin embargo, no puede aislarse porque es relación.
El hombre profundo es solitariamente solidario y reflexivamente activo. Se encuentra en
la propia soledad buscada y protegida y se realiza en la acción civilizada y en la
comunicación compartida.
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El franciscanismo como experiencia y como visión de la vida, como interpretación de la
pobreza y vivencia de la fraternidad, puede iluminar y potenciar ese pensar y propone
también la meditación, es decir, el empeño de la mente en las grandes verdades sobre el
hombre y sobre la vida, que no se encuentren atosigados ni acorralados por las
preocupaciones del tener y del hacer. Cuando el hombre se despoja del afán de tener, de
poseer y de dominar, tiene a su disposición mucho tiempo libre para contemplar,
reflexionar y valorar reposadamente.
Se propone el perfil que debería poseer el docente franciscano (o las expectativas de
logros en la auto formación del docente o de la institución que se precie de franciscana.
a saber:
Ser una persona de FE Católica, que tenga la capacidad de vivir la tensión que
esta fe produce en las distintas opciones de nuestras vidas.
Ser una persona que vivir la FE como Camino, buscando continuamente la
conversión, mediante la profundización intelectual, reflexiva, orante, vivencial y
sacramental.
Que tenga la capacidad para asumir su tarea docente como una misión eclesial
compartida con la Orden Franciscana .
que se interiorizarse de los documentos orientativos: Reglamentación oficial,
Ideario, Manual de Roles y Funciones, Proyecto Educativo Institucional, normativa de
convivencia y Reglamentos Internos.
Que asuma las prioridades pastorales de la Entidad Titular, dando cabida cordial
a la animación por ella promovida.
Que tenga la capacidad para producir procesos.(humanos y pedagógicos).
Ser una persona con una personalidad sicológicamente estable, con una
identidad sexual definida, y con una afectividad sana reconciliada y mínimamente
resuelta.
Que tenga capacidad para ser una presencia efectiva y afectiva para el educando
y dar posibilidad de Encuentro.
Que domine básicamente conocimientos de sicología evolutiva y estar al tanto
de las problemáticas de la sociedad y el joven en la actualidad.
Que poseer preferentemente cierta experiencia docente en el ciclo o nivel a
trabajar, o manifestar deseos de crecer y capacitarse.
Que conozca los objetivos generales que conforman el ciclo o nivel, para
planificar el proyecto de dicho ciclo.
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Que posea competencias para planificar de acuerdo a la situación real de los
alumnos.
Que posea capacidad para pensar, a la luz de las condiciones actuales, un ciclo
educativo que revalorice el conocimiento sin desatender lo socio-afectivo en los
alumnos.
Que posea la capacidad de escuchar. Especialmente las necesidades de sus
alumnos.
Que posea la capacidad de trabajo en equipo, favoreciendo la
interdisciplinariedad y la transversalidad.
Que tenga tino, cierta prudencia y una sana autonomía.
Que haya cierta coherencia, entre sus opciones de vida , con el ideario y el
proyecto educativo que sustenta el Centro.
Que se capacite constante.
Que posea responsabilidad personal y co-responsabilidad solidaria.
Que tenga buen trato, amabilidad, cordialidad y hospitalidad.
Que crezca el la motivación, flexibilidad, dialogo y confidencialidad.
Que posea la capacidad de mediación en los conflictos.
Que sea capaz de absorber los propios errores, mediante la corrección o la auto
evaluación.
Que tenga un sano cuidado, por su Cuerpo, su presencia e imagen.
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