Jornada “Innovar para crecer. Ciencia y tecnología para responder al mercado alimentario”
• Organizada por IMDEA Alimentación, Revista Alimentaria, CIAL (UAM-‐CSIC) y
Alibird-‐CM.
• Han participado centros de investigación, administración, fabricantes y distribución.
• La industria apuesta por la I+D+i para crear productos con valor añadido que
respondan a las demandas del mercado.
• La unión entre alimentación y salud marcan la línea que está siguiendo la investigación actual.
Madrid, 4 de marzo de 2016.-‐ Para que un producto alimentario innovador alcance el éxito, debe responder a algún problema importante para los consumidores. Por eso, investigadores y empresas deben conocer al máximo al consumidor y hacer investigaciones científicas de alta calidad que respondan a sus problemas. Estas son algunas de las conclusiones de la Jornada “Innovar para crecer. Ciencia y tecnología para responder al mercado alimentario” organizada ayer por Revista Alimentaria, IMDEA Alimentación, CIAL (UAM-‐CSIC) y Alibird-‐CM y que reunió en el Salón de Actos de la Fundación IMDEA Alimentación a representantes de centros de investigación, administración, fabricantes y distribución.
El acto fue presidido por Rafael Garesse, Vicerrector de Investigación e Innovación de la Universidad Autónoma de Madrid; Rafael García, Subdirector General de Investigación de la Comunidad de Madrid; Fermín Montero, Subdirector General de
Innovación y Promoción Empresarial de la Comunidad de Madrid; Guillermo Reglero, Director de la Fundación IMDEA Alimentación y Fernando Martínez, Director de Eypasa-‐Revista Alimentaria.
Rafael Garesse, Vicerrector de Investigación e Innovación de la Universidad Autónoma de Madrid, destacó la importancia de que el entorno universitario favorezca la transferencia de conocimiento y la colaboración con la empresa, con el fin de lograr que las ideas puedan mejorar el bienestar social.
Por su parte, Rafael García, Subdirector General de Investigación de la Comunidad de Madrid, y Fermín Montero, Subdirector General de Innovación y Promoción Empresarial de la Comunidad de Madrid, explicaron que la Comunidad está preparando su siguiente Plan Regional de Investigación Científica e Innovación Tecnológica. Rafael García destacó la labor de los IMDEA, que están logrando convertirse en órganos de excelencia científica, por la calidad de su producción científica, la atracción de talento (más del 50% de sus investigadores son extranjeros, procedentes de más de 25 países) y la transferencia tecnológica y colaboración con las empresas. Además, la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid pone en marcha más de 110 Programas de Actividades de I+D que engloban a más de 7.000
investigadores de más de 700 grupos de investigación. Uno de estos programas es ALIBIRD, en el que participa IMDEA Alimentación junto a otros organismos.
Fermín Montero hizo hincapié en que en la Comunidad de Madrid tenemos todos los agentes necesarios para poder innovar: empresas, centros de investigación, entidades de financiación…, pero lo que hace falta es la creación de un sistema de relaciones entre todos los agentes, un ecosistema de innovación.
Por su parte, Fernando Martínez, Director de Eypasa-‐Revista Alimentaria, resaltó que en los años de crisis, mientras que algunas empresas optaron por no invertir en I+D, hubo otras que escogieron apostar por la innovación, reinventarse y buscar ser diferentes en calidad, y “este es el camino a seguir”, aseguró. “Innovar para crecer es fundamental para poder encarar el futuro”, añadió.
También comentó que “la innovación no sería posible sin el apoyo claro y seguro de la administración, como en este caso la Comunidad de Madrid, cuya apuesta por los IMDEA ha sido y sigue siendo una pieza fundamental de su política de I+D+i regional; de las empresas que consideran la I+D como una inversión y no como un gasto, como una estrategia para diferenciarse de su competencia no por precio sino por calidad; y
cómo no, de los investigadores que hacen que estas innovaciones al final lleguen a buen puerto y vean la luz”.
Victoria Moreno, Directora de CIAL (Instituto de investigación en Ciencias de la Alimentación), repasó las actividades de este centro, que ha contribuido al lanzamiento de varios productos innovadores de empresas, como por ejemplo ingredientes antihipertensivos en preparados lácteos, leches fermentadas con elevado contenido en oligosacáridos prebióticos para el tratamiento de la intolerancia en niños, una gama de productos enriquecidos en ácidos grasos omega 3, un extracto de romero para tratamiento de cáncer, y de forma más reciente, una gama de alimentos bajos en sal a partir de extractos de uva para grupos de población específicos. Además, CIAL cuenta con instalaciones punteras capaces de ofrecer nuevas oportunidades de negocio para el sector agroalimentario, como la plataforma Novalindus, especializada en la obtención y análisis de componentes bioactivos; una plataforma de metabolómica para determinar biomarcadores de salud; o un modelo de simulación del tracto gastrointestinal humano, que permite evaluar la digestibilidad de componentes y alimentos.
Ana Ramírez de Molina, del programa Alibird, señaló que se trata de un programa de la convocatoria de actividades de I+D de la Comunidad de Madrid en el que científicos,
clínicos y tecnólogos trabajan juntos en alimentación para la salud, con el objetivo de potenciar la competitividad de la industria alimentaria. Participan nueve grupos de investigación y tres empresas.
Guillermo Reglero, Director de la Fundación IMDEA Alimentación, aportó un dato de “Food Procesing” que señala que la tasa de fracaso de los nuevos productos en el mercado puede alcanzar el 80%. “¿Por qué fracasan tantos productos? Porque no resuelven problemas importantes para la población. En España estamos haciendo investigación científica de enorme calidad en áreas como envejecimiento, cáncer, etc., de gran interés para la población, que se puede traducir en productos concretos”, aseguró.
Para él, las claves son tres: La primera, revisar nuestros planteamientos científicos: la ciencia que hacemos debe ser de alto nivel, no hay que publicar por publicar, sino publicar con calidad. En segundo lugar, mientras que la industria alimentaria española aporta el 16% del valor añadido a nuestra economía, en términos de facturación supone más del 20%, por lo que hay cuatro puntos de margen para crecer. Una forma de hacerlo es aumentar su gasto en I+D, ya que ahora solamente está haciendo el 8% del gasto industrial en I+D. Y en tercer lugar, hay que apostar por la alimentación para la salud, que permite crear productos con valor añadido y más competitivos.
Ignacio Garamendi, Director de Desarrollo de Negocio de IAB en FIAB y máximo responsable de la Plataforma Food for Life-‐Spain, detalló la labor que lleva a cabo dicha Plataforma, liderada y gestionada por FIAB (Federación Española de Industrias de la Alimentación y Bebidas). Esta herramienta pone en contacto a la industria con el resto de agentes de innovación para crear consorcios de investigación que den lugar a productos nuevos y diferenciados. En la actualidad forman parte unas 400 empresas, 154 asociaciones, 75 centros tecnológicos, 39 universidades, así como otras entidades. En 2015 promovió unos 100 proyectos con una cuantía económica superior a los 300 millones de euros.
Garamendi se mostró de acuerdo con Martínez en que hay que lograr que la inversión en innovación se mantenga incluso en tiempos de crisis, y que de esta forma la innovación se convierta en “un agente de transformación económica y social”.
Ejemplos de los fabricantes y la distribución
Marco Antonio Delgado, Director de Innovación de Procesos y Tecnología de Calidad Pascual, expuso las enseñanzas recogidas durante el desarrollo de la gama de productos para diabéticos de BalanceLab, empresa resultante de la unión entre Calidad Pascual y Laboratorios Esteve. El proyecto comenzó buscando un área común entre dos sectores muy distintos, la Alimentación, donde lo emocional y lo sensorial tienen un papel muy importante a la hora de que el consumidor compre un producto; y la Salud, donde por el contrario estos factores no influyen en la compra. Respecto al dato aportado por Guillermo Reglero, indicó que gran parte de los productos que fracasan es porque no entienden al consumidor que va a comprar esos productos. En su caso, debían saber muy bien que el diabético tipo 1, que convive con su enfermedad desde el principio, busca sobre todo que los productos sean eficaces; mientras que el de tipo 2 es muy diferente, ha adquirido la enfermedad y lo que más valora es que el producto sea placentero. A la hora de diseñar los nuevos productos, sus consejos fueron prototipar cuanto antes, porque los debates se deben hacer teniendo un producto tangible. Además, no hay
que querer abarcarlo todo, sino que hay que buscar la colaboración con los investigadores especialistas en cada tema. Por último, una vez lanzados los nuevos productos, advirtió de que no termina el trabajo, sino que hay que analizar los resultados, así como eliminar pronto lo irrelevante, cambiar lo que haya que cambiar, diseñar nuevos prototipos y volver a testarlos con los consumidores.
Por su parte, José María León, Director de Marketing de Makro, expuso varios ejemplos de proyectos innovadores que han puesto en marcha, con sus clientes (profesionales de la hostelería), con científicos y con start-‐ups. En el primer caso, colaboran con profesionales de la hostelería para crear nuevas recetas y de esta forma ser un socio cercano a ellos. Con los científicos colaboran en la creación del Sello Menú Saludable, en concreto con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (SEDCA). El nuevo Sello busca garantizar que los menús que ofrecen los restaurantes de la Comunidad de Madrid sean sanos y equilibrados. Otro proyecto innovador es Alma Makro, que apoya a los pequeños productores locales y contribuye a recuperar productos con sabores de siempre que de otra forma sería muy difícil conservar. Por último, Makro participa en dos aceleradoras, una a nivel nacional llamada Pasion IE, y otra a nivel internacional, con el fin de impulsar la digitalización del sector. Financiación y protección de la propiedad industrial
Estos dos temas también se abordaron en la jornada. El primero, de la mano de Daniel de la Nogal, Jefe de Equipo de I+D e Innovación en Zabala Innovation Consulting, que repasó los diferentes programas de financiación de la I+D a nivel nacional y europeo a los que pueden optar las empresas del sector agroalimentario. A nivel nacional, destacan las ayudas del CDTI, sobre todo los programas CIEN, mientras que a nivel europeo el programa Horizonte 2020 de la Unión Europea ofrece numerosas oportunidades, con un presupuesto de 365 millones de euros para 2016 y 410 millones de euros para 2017, y con medidas específicas para las empresas de menor tamaño, como Instrumento Pyme.
Por su parte, José Antonio Pontijas, Abogado Asociado de Cuatrecasas, Gonçalves Pereira, se centró en la importancia de proteger los resultados de las investigaciones, tanto al final cuando ya se han obtenido, mediante patentes o protección del know-‐how, como durante el proceso de obtención. A este respecto, explicó cuáles son las cláusulas más importantes que debe contener un contrato de investigación, como la cláusula de cesión de resultados y la cláusula de confidencialidad. Señaló que hay que evaluar cada caso concreto y aconsejó que siempre “vale más prevenir que curar. En definitiva, ‘Innovar para crecer’, sí, pero protejamos los resultados para poder seguir creciendo”, concluyó.
Para más información: IMDEA Alimentación Revista Alimentaria Sara Castillo Carolina Gallego [email protected] [email protected] 912 796 964 914 469 659
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