Las piedras son los obstáculos que hacen que nuestras aguas
prosigan.Ninguna roca, por más dura y resistente que sea, es capaz de
detener el agua.Ésta tiene la sabiduría de
contornarla y seguir adelante, con la fuerza de la suavidad.
Nada más suave y al mismo tiempo tan fuerte como el agua,
que fluye firme y lentamente, con la sabiduría de tener el mismo destino del hombre:
seguir adelante.
Así también es nuestra vida. Los obstáculos existen para
hacernos caminar cada vez más firmes, más determinados,
totalmente entregados, confiantes en la existencia, fe y
rendición.
Por tanto, cuando el sufrimiento toque a tu puerta no te
lamentes ni te inquietes; sé apenas un testigo de tu dolor.
Sentite un privilegiado porque después de las batallas, resurge
el alma.
Frente a cualquier problema que te parezca sin solución, asumí
una actitud inteligente a tu favor: RESPIRA.
Cuanto menos una persona parezca merecer tu amor, es
quizá cuando más lo necesita.Perdona, perdona cuantas veces
sea necesario, libera tu corazón de resentimientos, abrite a
nuevas emociones.