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Coleccin Regiones de Mxico
ociedad y ostumbres
Lecturas histricas de Guadalajara II
Jos Mara Muri y Jaime Olveda
Compiladores
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EL COLEG10 DEO
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e
iblioteoa
Programa de Estudios Jaliscienses
Instituto Nacional de ntropologa e Historia
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Perfil histrico de la poblacin negra,
esclava
libre 1635-1699
Asuncin Lavnn
Desde que Gonzalo Aguirre Beltrn inici en Mxico los
estudios sobre la poblacin negra en el perodo colonial,
varios otros autores han profundizado nuestro conocimiento
de ese elemento de la poblacin.1 Si bien numricamente
inferior al indgena, el elemento africano dej una huella
histrica de importancia al convrtirse en el tercer compo
nente del proceso de mestizaje, la base socio-econmica de
ciertas formas de mano de obra como el trabajo de plantacin
azucarera e importante eslabn en otros engranajes labo
rales. La eventual contraccin numrica de la etnia africana
durante el siglo XIX hace an ms intrigante su presencia en
los siglos XVII
XVIII.
El ambiente ecolgico de Nueva Galicia impidi que en
esta regin se implantara un sistema de explotacin intensiva
de la mano de obra negra. Sin embargo, la esclavitud
la
Boletn delArchivo Histrico de Jalisco, Guadalajara, Secretara General de Gobierno, vol.
VI, nm. 1, enero-abri11982, pp. 2-7.
Adriana Naveda Chvez, Trabajadores esclavos en las haciendas azucareras de Crdoba,
Veracruz, 1714-1763 , en EIsa Cecilia Frost,
al. pp. 162-182.
Black Laborers and their Experience in Colonial Jalapa , en EIsa Cecilia Frosl, et al.
Colin Palmer Slaves ofthe White God, Cambridge, Harvard University Press, 1976.
Edgar F. Love, Marriage Patterns of persons of African Deseent in a Colonial M
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poblacin africana o sus mezclas, para hablar ms propia
mente, fueron parte importante del desarrollo histrico de la
regin, como varios tipos de fuentes histricas lo indican.
Pocos estudios se han dedicado a trazar el perfil de la po
blacin de origen africano en Nueva Galicia, a pesar de que
sera posible utilizando el acervo de diversos archivos de la
ciudad. Para ilustrar esa posibilidad, en este trabajo nos pro
ponemos examinar las oportunidades de investigacin del
tpico utilizando una de las fuentes histricas de Guadalajara,
los protocolos notariales. Los numerosos detalles provedos
por los protocolos permiten reconstruir varios de los elemen
tos bsicos de la vida de un grupo social que ha recibido escasa
atencin histrica en Jalisco. Para la investigacin he utili
zado los libros de protocolos de: Toms de Orendin, 1653 a
1655, 1658 a 1670; Remando Enrquez del Castillo, 1654-55;
Diego P. de Rivera, 1664 a 1666; Miguel Toms de Ascoide,
1674-1683; Jos L. Ramrez, 1682; Pedro de Agundiz Zamo
ra 1694 y 1696; Nicols del Castillo, 1695, y Felipe de Silva,
1699.2
La notarizacin obligatoria de las operaciones de compra
y venta de esclavos provee un nmero de datos esenciales que
describen tanto a los vendedores como a los vendidos. De los
primeros se obtiene siempre ~u nombre y su ubicacin geo
grfica. Tambin, aunque no siempre, se puede encontrar su
ocupacin u oficio. Usualmente se menciona de quin se
compr el esclavo anteriormente, o la fecha, lo que pennite
establecer en muchos casos, qu tiempo ha estado un esclavo
en posesin de la persona que lo vende. Si el esclavo ha naci
do y se ha criado en la casa del vendedor, este hecho se
meciona para subrayar la confiabilidad del mismo. El precio y
el nombre del esclavo siempre se mencionan. Su edad aproxi
mada es muy frecuente, as como color, su estado general de
salud sano y sin enfermedad secreta , y si est sujeto o no a
hipoteca. Con este tipo de informacin se puede establecer la
correlacin entre sexo, edad y precio. En estudios de largos
periodos de tiempo tambin se puede observar la evolucin
2Estos protocolos notariales se pueden c~nsultar en los Estados Unidos a travs del servicio
de microfilm de la Iglesia de los Santos del Ultimo Da, mormones, en Salt Lake City.
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de los precios. Igualmente se puede determinar el sexo y la
ocupacin de los vendedores y compradores. Datos sobre
evaluacin y ventas de esclavos tambin se pueden obtener
de los testamentos e inventarias de bienes de difuntos.
Utilizando este material y a manera de ilustracin de sus
posibilidades para la investigacin histrica he logrado deter-
minar algunos rasgos generales en cuanto a precios sexo y
edad de los esclavos vendidos en Guadalajara en el periodo
bajo estudio.3 El precio de los nios menores de un ao es
generalmente de 100 pesos no habindose encontrado una
evaluacin mayor. De un ao hasta los 10 el precio corriente
era de 200 pesos como mximo. Los esclavos entre 10 y 18
aos se vendan entre 200 y 400 pesos. El precio ms bajo
registrado fue de 200 pesos por un nio de entre 11y 12 aos.
No hay diferencia alguna en cuanto al sexo y las variaciones
de precios tienen que haber estado relacionadas con algn
factor personal del comprador o el escalvo que no registran
los protocolos. El precio aumentaba notablemente entre los
18 y 20 aos cuando el esclavo alcanzaba su mximo desarro-
llo fsico. Luis un esclavo comprado por Albnso de Ulloa a la
edad de 12 aos por 260 pesos en 1663 fue vendido diez aos
ms tarde por 400 pesos.4 El precio mximo alcanzado por un
esclavo durante la segunda mitad del siglo XVII entre las
edades de 19 a 35 aos fue de 500 pesos. Entre los hombres el
precio ms bajo se registr en un esclavo de 20 aos dado en
pago de una deuda y los ms altos de 450 y 500 pesos fueron
pagados por jvenes de 19 a 25 aos. Los precios de las
mujeres de edad similar fluctuaron entre 200 pesos por una
mujer de 23 aos en una vent a de favor y un mximo de 550
pesos. En el ltimo caso Luca la esclava fue vendida con su
hija de un ao. Los precios de mujeres vendidas con sus hijos
variaban de acuerdo a la edad del menor. En 1666 Gertrudis
de 36 aos fue vendida por 800 pesos con dos hijos de 7 y un
ao respectivamente. Luca de 40 aos y un hijo de 16 se
vendi por el mismo precio. Se puede generalizar que el
3Este mueslreocomprende 132casos deventas. Otras operaciones de evaluacin testamen-
taria se tuvieron en cuenla para llegar a estas conclusiones. En vista del nmero de protocolos
consultados no citar las fuentes en detalle excepto cuando se trate de casos especficos.
4 Protocolos de Toms Orendin
01. lO
1663 foL 37.
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precio medio para mujeres y hombres entre 19 y 35 aos era
de 395 pesos. Las mujeres mayores de 35 aos se vendan
entre 250 y 350 pesos.
Los precios ms bajos fueron pagados por mujeres ma
yores de 40 aos, que nunca alcanzaron ms de 250 pesos en
su venta. En un corto muestreo de 132 ventas no se encontr
caso alguno de hombres mayores de 35 aos, ya que algunos
protocolos no especifican la edad del esclavo. Es de espe
rarse, sin embargo, que los precios tambin disminuan con la
edad en los hombres.
Un hecho interesante respecto a los precios es la super
evaluacin del precio de algunos esclavos que formaban parte
de dotes de novias. No siempre se sigui esta prctica, lo cual
se ha corroborado con otros ejemplos en que el precio de
nios, por ejemplo, reflejan la usual evaluacin de 200 a 250
pesos. Pero en algunas cartas de dote de 1654 y 1658 se
evaluaron esclavas de 14 y 16 aos en 450 pesos, un precio
dudoso para jvenes de esa edad. El objetivo de tal inflacin
era beneficiar a la futura esposa, ya que el marido se haca
responsable por el valor total de la misma.5
Una sucinta consideracin de los vendedores permite apuntar
que en 107 ventas, 32 vendedoras fueron mujeres 20.5 ).
En tre los vendedores de esclavos en tre 19 y 35 aos, 10 de 59
ventas fueron hechas por mujeres. En 13 ventas para las
cuales no hay edad del esclavo, siete vendedores fueron
mujeres. En el grupo de compradores, de un total de 59 que
adquirieron esclavos entre 19 y 35 aos hubo siete del sexo
femenino. En el grupo de compradores de esclavos menores
de 19 o mayores de 35 aos hubo ocho mujeres de un total de
46. La inferencia, que puede ser comprobada con un muestreo
ms amplio, es que la compra y venta de esclavos era un
asunto manejado predominantemente por hombres, pero en
el que las mujeres constituyen un, quizs sorprendente, entre
15 y 20 del total.
Otra observacin interesante es que esclavos hombres
adultos no se adjudican frecuentemente en las dotes. Muje-
5 Protocolos de Hernando Enriquez de Rivera, vol. 4,1654, foL 129; Toms de Orendin,
vol. 9,1658, fol. 4, 10,78 v; 1664, fol. 75; Diego P. de Rivera, vol. 11, 1664, fol. 252; 1666, fol.
378 v; Jos
Ramrez, vol. 1, 1682, foL 150.
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res de varias edades y nios de ambos sexos son los casos ms
frecuentes. En los dos nicos casos de hombres adultos como
parte de cartas dotales parte de los mismos fueron vendidos
para sufragar gastos de la familia. Las mujeres esclavas eran
posiblemente parte del servicio y se esperaba que procrearan.
A los nios se les consideraba probablemente como inver-
siones para el fututro.6
El nmero de manumisiones fue mucho menor que el de
las ventas logrando acumular solo 35 ejemplos y provisiones
para otras siete previo pago de una suma estipulada. Estas
cifras son correlativas a la menor frecuencia del acto de
manumisin. Del nmero total 20 fueron dadas como ltima
voluntad testamentaria. Igualmente las provisiones de liber-
tad. De las 20 14 fueron mujeres. Slo se encontraron dos
casos de redencin por auto compra y tres pagados por otra
persona interesada aunque en otro testamento se menciona
una esclava que est acumulaI1do dinero para su libertad.
Entre los libertas slo se puede determinar el sexo 22 mujeres
13 hombres ya que la edad slo se menciona ocasional-
mente cuando se trata de un nio o una persona de edad
avanzada. Slo seis nias y cinco ancianos fueron denotados
en cuanto a edad.
Cuando la manumisin no fue prometida sino real la
misma fue completa quedando el esclavo en una situacin
similar al individuo nacido libre. Slo en un caso requiri la
duea que el esclavo favorecido sirviera por dos aos en el
convento de Santo Domingo antes de gozar de su ltima
libertad.7 Los motivos de manumisin son escuetamente des-
critos en los testamentos y actas notariales por ejemplo se
citan razones como por haberse criado en mi casa o por
quererlo como a un hijo o por amor y voluntad y el mucho
servicio desde la niez . En estos casos se puede inferir el es-
tablecimiento de un lazo emocional entre el amo y el esclavo
a travs de varios o muchos aos de convivencia. El rico
minero y terrateniente Francisco Rodrguez Poncc duco dc
unos 65 esclavos liber slo a uno en su testamento el mulato
6 Protocolos de Toms de Orendin vol. 16 1666. rol. 33; Miguel Toms de Ascoide. vol.
1 1675.
rol.
170
v; Jos L. Ramrez vol.
1 16S~.
rol.
159.
7 Protocolos de Jos L. Ramrez vol. I. 16S~ rol. l3~.
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Lucas de Varela por lo bien que lesirviyporel mucho amor
que tena tanto al como a su madre a quien los padres de
Rodrguez Ponce haban concedido su libertad s Es difcil de-
terminar con precisin cules son las fuerzas emotivas tras la
decisin de liberar a un esclavo En varias testamentaras se
liberan a unos y no a otros sin que exista la ms mnima
indicacin en cuanto a motivacin Lo que s se ha observado
es que en casos de redenciones mltiples a las mujeres se les
libera de favor mientras a los hombres se les exige pago de
cierta suma Por ejemplo doa Gabriela Fernndez de Se-
plveda en 1682 redime a un nio de una parte cuya madre
no se menciona yauna madre ysushijas de otra Sin embargo
al hijo varn de la ltima exige la suma de 100 pesos para
su libertad 9 Luisa de Alcaraz liberta a una mujer pero a su
hermano le requiere 200 pesos por el mismo privilegio lO
Algunas promesas de redencin se posponen hasta des-
pus de la muerte de una segunda o tercera persona lo que
equivale a la libertad en la vejez del esclavo cuando ya na-
da poda hacer con la misma En un caso diferente la misma
Luisa de Alcaraz citada anteriormente no redime a una es-
clava anciana sino que encarga a su hija la trate como a una
madre por haberla criado Otro tipo de conducta respecto
a los esclavos se observa en algunos casos en que no se libera
al esclavo pero se le hace un obsequio de dinero o ropas Las
cantidades de dinero variaron de 20 a 50 pesos 11
Quizs el caso ms notable de manumisin encontrad en
las fuentes fue el de Ana de Gamboa mulata esclava del
capitn Agustn de Gamboa Su madre era una de las esclavas
de Gamboa y por las caractersticas del caso no sera sor-
prendente que Ana fuera hija del capitn La redencin se
llev a cabo antes del matrimonio de Ana con Francisco
Prez vecino cuya filiacin tnica no se especifica y la ex-
esclava recibi no slo la libertad sino una dote de 400 pesos
que consisti en un vestido de raso bordado varias otras
S Protocolos de Toms de Orendin vol 9 1660 fol 12
9 Protocolos de Jos L Ramrez vol 1 1682 fol 151 v
10Protocolos de Hernando Enrquez del Castillo vol 4 1654 fol 48
11Protocolos de Pedro de Agundiz Zamora vol 1 1694 fol 159;Jos L Ramrez Vol 1
1682 fol 151 v; Hernando Enrquez del Castillo vol 4 1654 fol 48
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piezas de vestir, tela para ropa de cama y 200 pesos en
efectivo.12 La posibilidad de una relacin con la familia tam
bin es fuerte en otro caso de libertad a un mulatillo morisco
blanco y rubio de seis aos, hijo de una mulata esclava de otra
casa, a quien tanto la viuda como la hija que hacen la donacin
declaran querer con tanto amory voluntad como si fuera hijo
propio .13
A pesar de la posibilidad de redencin dentro del sistema y
de ejemplos de magnimidad y sentimiento hay otros aspectos
sombros en el sistema esclavista. El tema de la separacin de
madres e hijos como corolario de la trata aparece en los
protocolos notariales con cierta persistencia deshumanizante.
La donacin de una esclavita de dos aos por un clrigo a su
hermana viuda signific la separacin de la primera de
su madre natural para consolar a la segunda por la prdida
de su marido.14 Luisa de Alcaraz enva a su sobrina una nia de
seis a siete aos y dona a una infante de dos aos una esclavita
de la misma edad para que se cten juntas.15 Los nios que
aparecen en las dotes de mujeres fueron tambin separados
de sus madres, pasando a un nuevo ncleo familiar a servir y
acumular en valor.16 Como para toda regla hay excepciones,
tambin hay ejemplos en que la redencin de nios -fue
admitida para reunidos con sus madres, o provisiones para
que la madre permaneciera junto a sus hijos, especialmente si
eran pequeos. As, doa Teresa de Contreras, viuda de un
oidar de la Audiencia dispuso que su esclava Petrona pasara
a un familiar junto con sus hijos, uno de los cuales era de poco
tiempo .J7Tambin ya se mencion la venta de esclavas con su
prole, que evitaba la separacin.
Otro aspecto importante de la esclavitud fue la exclusiva
filiacin materna que se usaba en las actas notariales. En las
ventas, si se menciona a algn familiar, es la madre, y slo
12Protocolos de Jos L. Ramrez, vol. 1, 1682, fol. 155 v.
13Protocolos de Toms deOrendin, vol. 9, 1658, fol. 20. La licencia con que muchos amos
trataban a sus esclavas mujeres de pie a estas inferencias.
14Protocolos de Toms de Orendin, vol.
9, 1662,
fol.
29.
15Protocolos de Hernando Enrquez del Castillo. Vol. 4, 1654, fol. 488.
16Protocolos de Jos L. Ramrez, vol. 11,1682, fol. 150. En la dote de Ins de Arriola
aparecen dos nios de
8
11 aos evaluados ambos en
600
pesos. Vase tambin, Hernando
Enr~uez del Castillo, vol. 4, 1654, fol. 48.
1 Protocolos d eToms de Orendin, vol.
9, 1660,
fol.
60.
41
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excepcionalmente el padre sea en casos de ventas de nios
como de adultos. No se ha encontrado ningn ejemplo de
venta de padre e hijo. La mujer estableca la filiacin posible-
mente debido al concepto de que el vientre esclavo deter-
minaba la condicin del hijo. La visin de la mujer esclava
como un ente reproductor se escapa en dos ocasiones de los
estrechos lmites de la fraseologa notarial. Doa Mara de
Ziga menciona en su testamento a una esclava de 12 a 13
aos estipulando que cualquier esclavo que produjera pasara
a sus herederos.
Andrs de Ribero y Paz declara que dos de sus negras
esclavas parte de la dote de su tercera mujer han procreado
todos sus esclavos que eran las nicas posesiones de valor en
su testamento.18 Este tcito entendimiento del valor pro-
creativo de la mujer esclava reafirma la filiacin materna de la
prole esclava.
Uno de los usos legales de la poca fue el de utilizar a los
esclavos como colaterales o finanzas de deudas lo que oblig
a especificar en los formularios de venta que el esclavo estaba
libre de hipoteca. Llama la atencin que aun nios eran utili-
zados como fianzas. En 1662 una esclava mulata de nueve o
10 aos fue dada como colateral. Hasta que la deuda se
pagara la nia servira en casa del prestamista. Al cancelar-
se la deuda se descontara de la misma el servicio de la esclava
estipulado a razn de un peso por cada mes de trabajo.
Debido a la bajsima evaluacin del trabajo de la nia es
posible que este tipo de arreglo tuviera ms bien el fin
de servir de incentivo para un rpido [pago] que la explo-
tacin del trabajo de la menor.19 En casos de esclavos de
mayor edad el salario fue evaluado en dos pesos mensuales.
Este tipo de operacin parece haber sido bastante frecuente
en Guadalajara en el siglo XVII pues aun personas de la lite
social como doa Juana de Aylln y Monroy la practicaron.2o
18 Protocolos de Pedro de Agundiz Zamora voL 1 1694 fol. 184; Diego P. de Rivera voL
12 1665 foL 56.
19 Protocolos de Toms de Orendin voL 9 1660 foL 60.
20Prolocolos de Toms de Orendin voL 8 1653 foL 31; vol. 9 1662 fol. 48; vol. 10 1666
foL 3v.
y
1669 foL 55v. 57; Jos L. Ramrez voL 1 1676 fol. 14; 1682 foL 83v; Diego P. de
Rivera vol. 1 1664 roL 53.
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En otros casos menos afortunados para el prestatario las
deudas se cancelaron con el traspaso de los esclavos al pres-
tamista Si el esclavo mora o hua durante el periodo en que
serva de fianza el prestatario estaba obligado a reemplazado
por otro 21
Las donaciones de esclavos ya mencionadas como partes
de dotes o testamentos tambin se hicieron a monjas de los
conventos de la ciudad Estas donaciones ilustran otro as-
pecto de la esclavitud femenina Las esclavas no hacan voto
de profesin pero de hecho pasaban el resto de sus vidas en
los conventos sirviendo a sus dueas y tras de su muerte al
resto de la comunidad ya que para entonces haban perdido
el contacto con el mundo exterior Los conventos de mujeres
siempre alojaron una poblacin esclava relativamente nu-
merosa lo que al parecer no existi con el mismo grado de
intensidad en los conventos de hombres 22
Tal y como madres y padres
muchachos libres ponan a
sus hijos de aprendices bajo un maestro artesano algunos
esclavos fueron entrenados de este modo fuera para proveer
a sus amos con mejores entradas o para alcanzar un mayor
precio en su venta En 1659 Juana de los Reyes puso a un
mulato esclavo suyo de aprendiz de zapatero en casa de
Gabriel Altamirano El contrato es similar al de los mucha-
chos espaoles estipulando la residencia del esclavo aprendiz
por dos aos en casa del maestro quien le dara de comer yde
vestir y atendera sus enfermedades cuando stas no duraran
ms de 15 das 23
Los protocolos notariales tambin permiten seguir cierto
nmero de actividades de negros y mulatos libres Estas ac-
tividades son muy similares a los de espaoles pero aparecencon mucho menor frecuencia debido a la ms limitada ca-
pacidad econmica de los primeros Negros y mulatos libres
aparecen comprando y vendiendo casas o en operaciones de
arrendamiento Usualmente son propiedades de pequeo
21
Protocolos de Toms de Orendin vol 10 1669 fol 70; Nicols del Castillo vol 3 1695
fol 215
22 Protocolos de Pedro 1 Ramrez vol 1 1682 fol 157; Hernando del Castillo vol 4 1654
fol 48
23 Protocolos de Toms de Orendin vol 9 1659 fol 6Ov
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valor raramente de ms de 100 200 pesos. Sin embargo
cabe anotar que al llevar a cabo el acto de compra o venta
esos hombres mujeres estaban ejerciendo uno de los dere
chos bsicos de la libertad personal de acuerdo con el derecho
espaol que era el de poder tratary comerciar. Es importante
observar que las mujeres estn bien representadas en este
tipo de operaciones. Ni hombres ni mujeres saban firmar su
nombre en casi todos los casos pero su analfabetismo no era
bice para el entendimiento de sta y otras acciones comer
ciales. En este sentido los libertos no eran diferentes del resto
de la poblacin que careca de toda educacin forma1.Z4
Hasta qu punto le era posible a un negro o mulato libre o
mujeres de idntica condicin hacerse de bienes y mejorar su
condicin es una pregunta dificil de contestar por la par
quedad de las fuentes. Las mujeres podan recibir mercedes
como Magdalena de la Cruz que recibi una merced de un
cuarto de dlar del Cabildo o heredar de sus padres o ma
ridos o algn bienhechor. Los hombres podan hacerse de
ciertos medios a travs de actividades artes anales. Varias
de las ocupaciones mencionadas en los protocolos notariales
son las de arriero sastre trata lte o mercader y zapatero.
Como corrobor Fernando Winfield Capitaine para la zona
veracruzana algunos miembros de las llamadas castas lo
graron establecer una posicin econmica que si bien ;ara
mente pudiera llamarse acomodada les permita establecer
relaciones econmicas -de dependencia- con miembfos de
esferas sociales ms altas que las suyas.25 Nicols de Santiago
mulato vecino de la villa de Autln dej como su albacea y fi
deicomisario al capitn de milicia y factor de la real hacienda
don Manuel de Lara. Su testamento le seala como dueo de
20 yeguas cerreras 3 mulas 15 caballos mansos y otras pose
siones materiales. Jos de Balmaceda pidi ser enterrado en
la catedral y dej pagados misas y funeral. Sus bienes eran seis
24Vanse como ejemplos los casos de Juliana de la Cruz que vende solar por valor de 200
pesos; el de Magdalena de la Cruz que en 1694 vende a otra mulata un cuarto de solar
Protocolos de Pedro de Agundiz Zamora vol. 1 1694 fol. 209 fol. 282 302; Miguel Toms
Ascoide vol. 1 1683 fol. 16; Toms de Orendin vol. 8 1653 fol. 27; vol. 11 1670 fol. 40.
25 Fernando Winfield Capitaine Testamentos de pardos
mulatos La palabra y el
ombre Rev ta de la Universidad Veracruzana
vol. 8 oct.-dic. 1973 pp. 3-12.
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mulas mansas 12 machos de carga 14 caballos mansos y siete
yeguas. En sus negocios estuvo conectado con la mujer de un
alguacil mayor a quien deba una pequea suma as como a
otro vecino y mercader de conocido nombre Simn de Os-
tia.26En ambos casos la ganadera les sirvi como medio de
desenvolvimiento econmico. Un mulato libre
su mujer
pidieron prestados 200 pesos de la iglesia catedral y lo obtuvo.
Acceso al crdito de la iglesia es otro ndice de cierto esta tus
mci~n .
Los testamentos de tres mulatas libres muestran simili-
tudes y diferencias con los de los hombres. Presentan igual
inters en ser enterradas en la catedral con las misas
pompas
de rigor. Dos de ellas tenan casas propias Francisca Leal y
Bernarda Muoz posean mucha ms ropa que los hombres e
hicieron metculosa lista de la misma. Francisca posea varios
hilos de perlas zarcillos de oro
pulsera de corales. Aunque
las ropas y muebles no estn evalvados es probable que estos
bienes alcanzaran un valor dems de 100 pesos. Bernarda
perteneca a cuatro cofradas religiosas y tena un hijo esclavo.
Mara Sedano tena un hijo natural. En ambos casos este dato
sugiere un reciente despegue de la esclaVitud. Francisca quizs
perteneca a una generacin de nacidos libres ya que estaba
casada y tena dos hijos legtimos. Su madre haba hecho
testamento ante notario y le haba dejado la casa que posea
y que ella pasaba a sus hijos.28Como en el caso de los hombres
ninguna de estas mujeres pudo firmar su testamento pero
igual que ellos alcanzaron un modesto grado de comodidad
material que su condicin de libres les hizo asequible.
La mas importante diferencia entre hombres y mujeres era
que los hombres tenan sus haberes en medios productivos
los animales mientras que las mujeres los tenan en ropas y
casas.
Los datos proporcionados por los archivos notarialessugie-
ren los variados matices de la vida individual y social de los
26 Protocolos de Felipe de Silva vol. 1m 1669 fol. 3; Toms de Orendin vol. 8 1653 fol.
3v; vol. 9 1660 fol. 103.
Protocolos de Diego P. de Rivera vol. 12 1665 fol. 20.
28 Protocolos de Toms de Orendin vol. 9 1659 fol. 2; vol. 11 1670 fol. 27; vol. lO 1666
fol. 17v.
45
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esclavos y libertas en la ciudad de Guadalajara en la segunda
mitad del siglo XVII. Sin embargo quedan fuera de este
cuadro otros aspectos que es necesario buscar en otras fuen-
tes. Datos especficos en cuanto a nmero y ubicacin geo-
grfica de la poblacin as como su perfil en cuanto a edades
y estado civil slo podrn ser reconstrudos a travs de los
archivos parroquiales. Los patrones de preferencia matrimo-
nial los incidentes de la vida diaria como matrimonios re-
laciones socio sexuales entre hombres ymujeres desafos a las
autoridades eclesisticas y civiles juicios en defensa de su
propiedad o por maltratos etc. se encuentran en otros acer-
vos como los de la Audiencia y el de la Sagrada Mitra. Tam-
bin hay que tener en cuenta que los protocolos reflejan
mayormente aunque no de modo exclusivo la poblacin ur-
bana. De todos modos se impone la necesidad de un acerca-
miento a la poblacin de orgen africano o mixto como parte
de un inters ms amplio en la reconstruccin de la historia
de los de abajo lasclases populares de la poblacin que casi
siempre han recibido una medida corta en la historia pro-
fesional pero que hoyen da se consideran justamente como
complemento indispensable de la historia de los privilegiados
y la historia institucional.
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