Primer Trimestre
Texto N° 1
La Revolución Industrial: concepto, fases y causas
Primera fase (1750-1850)
Se entiende por Revolución Industrial al cambio en la manera de producir
que genera un conjunto de transformaciones económicas y sociales
desde 1750 en adelante, ligadas al invento de las máquinas, que llevan a
la producción masiva de productos industriales.
Comienza en Inglaterra aplicada a la industria textil algodonera y luego
se difunde por otras ramas de la producción.
Se trata de la primera de las grandes transformaciones de la edad
contemporánea.
La Revolución Industrial comienza en la segunda mitad del siglo XVIII
(1750 en adelante), en Inglaterra. Está precedida por un conjunto de
cambios económicos, políticos y sociales que permiten que se haga
realidad en ese lugar. Es tal su importancia, que para muchos
historiadores solo puede compararse con el impacto que tiene para la
humanidad la revolución neolítica (momento de la prehistoria en que el
hombre de la edad de piedra aprende a cultivar).
Gracias a la Revolución Industrial, la gente prefiere vivir en ciudades y
comienza a predominar (primero en Europa y luego en el mundo), la
sociedad urbana; sólo una parte pequeña de la población sigue viviendo
de la producción del campo (producción primaria). En la ciudad, la gente
se dedica a la fabricación de bienes industriales (producción secundaria) y
a los servicios como el transporte, comunicación, educación, salud, etc.
(producción terciaria)
Se pueden establecer 3 fases o momentos de este proceso de cambio :
1) Primera Revolución industrial (1750 en adelante)
2) Segunda Revolución Industrial (1850 en adelante)
3) Tercera Revolución Industrial (en la actualidad)
La Primera Revolución Industrial (1750-1850):
A lo largo del siglo XVII, “algo” cambia en Inglaterra; se producen
lentas transformaciones económicas, sociales y políticas que hacen variar
el antiguo modo de organización y preparan las condiciones para el
nacimiento de una nueva sociedad. El resto de Europa permanece en las
mismas condiciones que antes, ajeno al cambio.
Primera pregunta de todas…
Por qué comienza en Inglaterra y no en otra parte ?
Sin dudas porque en ese reino se dan una serie de condiciones que
en el resto de Europa no están presentes; pero, qué tiene Inglaterra que
no tienen los demás lugares ?
1-Una agricultura y ganadería próspera que hace que los
rendimientos sean mejores año a año.
2-Un sector manufacturero bien desarrollado que provee al
mercado interno. Las manufacturas son aquellas cosas producidas con las
manos gracias al uso de herramientas (instrumentos inertes cuya eficacia
depende por completo de la fuerza y la habilidad del sujeto que los
maneja).
3-Una poderosa flota naval –compañías comerciales- y gran
cantidad de colonias como la India en Asia y las Trece colonias en el norte
de América. En ellas, los británicos compran materias primas baratas y
venden lo que se industrializa en Inglaterra; es decir, tiene asegurado su
mercado externo.
4-Una forma de gobierno –monarquía parlamentaria- en la que en
el Parlamento se representan los intereses de la burguesía. Además, el
gobierno estimula las actividades relativas al comercio por mar y las
protege contra todo lo que las perjudique.
5-Posee yacimientos minerales de carbón; madera y lana.
6-Una gran zona productora de algodón, sus colonias de América
del norte, donde se utiliza mano de obra esclava a la vez que demanda
paños y herramientas de su madre patria.
7-La conciencia de darle importancia a la producción de hierro para
sus armas y para sus barcos –luego lo será también para las máquinas y
herramientas-.
Cómo se produce en Inglaterra y Europa antes de la Revolución
Industrial ?
En toda Europa se produce de igual manera; se trata de una
economía pre-industrial:
a-Producción campesina deficiente: la agricultura y la
ganadería son las principales actividades económicas pero su
rendimiento es muy pobre. Se usan técnicas de cultivo precarias,
con instrumental de madera, poco uso de abono, en campos
abiertos “open field” (sistema de cultivo en el que las parcelas de
los diferentes dueños están entremezcladas; no hay divisiones; los
campos se trabajan en conjunto y no existe la iniciativa individual.
Las zonas de pastoreo no están bien delimitadas; en ocasiones el
ganado termina destruyendo los cultivos.)
b-Tecnología precaria para la producción de
manufacturas:
No existen las fábricas (galpón con máquinas y obreros). Se produce
con las manos. La tecnología es limitada y los medios de transporte lentos
y poco efectivos.
c-Estancamiento demográfico: la población crece de
manera muy lenta. La mortalidad es muy alta, sobre todo la infantil
por las epidemias, malas condiciones sanitarias y por el hambre de
los años con malas cosechas. Se produce menos de lo que se
necesita para alimentarse y para colmo, los sistemas de transporte
de alimentos tampoco son buenos.
Existen tres maneras de producir manufacturas:
El taller artesanal, que está siempre en la ciudad.
Los talleres funcionan como sistema productivo desde la edad
media. Allí trabaja el dueño del taller que es el maestro artesano;
uno o dos oficiales (empleados) y aprendices (los que están
aprendiendo el oficio, que por lo general son él o los hijos del dueño
dado que lo común es heredar el oficio). Los artesanos tienen que
respetar lo que establece el gremio (conjunto de artesanos de la
ciudad que practican el mismo oficio por ejemplo, panaderos,
sastres, herreros, etc.) sobre materias primas que usan, calidad y
precio. No se permiten las innovaciones sin aprobación gremial.
Esto se hace para que ningún artesano termine perjudicando a los
demás. No les interesa mucho el cambio o la modernización.
En general, a nivel artesanal se produce poco y caro; las ganancias
son limitadas porque tienen un número casi fijo de clientes y sus
productos resultan inaccesibles para casi la mayoría de la gente.
El sistema domiciliario rural
Los mercaderes o comerciantes de la ciudad, encargan a los
campesinos productos manufacturados y los venden; por ejemplo,
calcetines, pantalones, camisetas, etc.
Los campesinos luego de hacer sus tareas de campo se dedican a
estas labores. No importa mucho la prolijidad porque la gente que
las va a comprar es de escasos recursos y no pueden hacerlo en los
caros talleres. Al campesino se le paga por pieza; usa sus
herramientas para trabajar pero la materia prima se la da el
comerciante.
La gran manufactura urbana o rural
Se produce en galpones en las afueras de la ciudad; trabajan
empleados que son controlados para optimizar rendimientos.
Ejemplo de estos emplazamientos son los grandes establecimientos
textiles de Francia. No hay máquinas; todo es manual. Al trabajador
se le paga un salario que se llama “a destajo” si se paga por pieza o
“jornal” si se le liquida por horas de trabajo. Algunos de estos
establecimientos son muy grandes y otros chicos como los talleres
de estampados donde trabajan unas 10 personas-.
También hay gran concentración obrera de este tipo en las
explotaciones mineras y en la industria metalúrgica.
La gran pregunta clave es cómo se da el cambio en esa Inglaterra con
condiciones para cambiar:
He aquí la explicación:
Durante los siglos XVII y XVIII a Inglaterra le va bien en el comercio
de ultramar. Esto conduce a querer producir más y genera cambios en el
campo: por ejemplo, el cercado de las propiedades -1700 en adelante-,
permitido por el Parlamento. En esta tarea llevan ventaja los que tienen
tierras más grandes, es decir latifundistas terratenientes. Pero los más
humildes, que tienen tierras pequeñas, es decir, minifundistas, al no poder
competir con los grandes comienzan a endeudarse porque les falta dinero
para pagar sus cosas y de ningún modo pueden competir.
Algunos de ellos, arruinados, venden sus tierras y se emplean como
obreros rurales en los campos de los más poderosos a cambio de un
salario. Muchos otros, se van a las ciudades en busca de un futuro mejor.
Los latifundistas de este modo, se vuelven cada vez más ricos; cercan
todas sus tierras, trabajan sus terrenos de modo individual y obtienen de
ellas máximos rendimientos y grandes ganancias. El estímulo por
aumentar la cosecha hace que se perfeccionen instrumentos como el
arado; se usen abonos, se remplacen herramientas de madera por otras
de hierro -que son caras pero tienen mayor eficacia y resistencia-.
En conclusión, la agricultura aumenta en calidad y cantidad y al mejorar la
producción se cuenta con más alimentos para las ciudades que no
producen alimentos pero si manufacturas.
De pronto las ciudades se ven repletas de nuevos habitantes. Gente
pobre que apenas gana para comer y vestirse. Las autoridades deciden
asegurarle el pan para que no roben o alteren el orden. A medida que se
van instalando, consiguen modestos trabajos. Como tienen que
procurarse vestimenta sencilla y trabajan todo el día no pueden hacérsela
ellos mismos; la deben comprar; pero, cuentan con poco dinero. No
tienen poder adquisitivo para comprar las telas de algodón de hilo fino y
fuerte, importadas de la India, conocidas como “indiadas o muselinas” ni
mucho menos de seda. Los artesanos no quieren saber nada con bajar la
calidad o abaratar sus productos para venderle a esta gente. Es ahí cuando
los comerciantes y sus deseos de ganar $$$$ llevan a ofrecerles productos
baratos y para su nivel: ropa con telas poco finas como la lana y lino
primero y el algodón, después. Es en ese momento cuando los
comerciantes contratan a gente del campo para que hagan estos
productos con el sistema rural a domicilio; les dan la materia prima y
pagan por pieza; luego, lo venden en el mercado y no solo recuperan lo
invertido sino que obtienen suculentas ganancias. No ganan por calidad
sino por cantidad.
Con el propósito de disminuir costos y aumentar la productividad,
se les ocurre que lo mejor es concentrar a todos los trabajadores en
galpones ubicados en las afueras de las ciudades y optimizar las ganancias.
Con lo que se obtiene de dinero, parte es reinvertido en el negocio y el
resto se lo usa para vivir y acumular; así nace el empresario capitalista.
Como la ganancia es muy grande, algunos empresarios impulsan la
creación de nuevas técnicas y herramientas para producir cada vez más
durante una hora de trabajo.
Para que entendamos:
La producción de telas consta básicamente de dos momentos:
-el hilado: producción de hilo que implica transformar la materia prima –
lana, algodón- en un hilo continuado mediante husos y ruecas.
-la producción de la tela: combinando los hilos y tramándolos en un telar.
Veamos ahora cómo se van dando los
inventos de tal modo que al cabo de un no tan
largo tiempo se multiplica la producción:
En 1705, Newcomen arma una máquina a
fuerza de vapor producido por el
calentamiento del agua que utiliza mucho
carbón.
En 1733, John Kay inventa la lanzadera o aguja Máquina a vapor
volante que facilita el trabajo en el telar. Antes, el hilo se enrollaba en una
lanzadera que los tejedores tenían que pasar con sumo esfuerzo entre los hilos
de la urdimbre con un mecanismo de cuerdas que el tejedor podía accionar con
una sola mano. Kay aumenta la eficacia del telar con este invento, provisto de
cuatro rodillos que se mueven por medio de dos raquetas de madera y de un
cordel que el tejedor sostiene en su mano. Posibilita la fabricación de tejidos
más anchos que antes pero además, la labor de tejido, en la que intervienen
dos trabajadores ahora puede ser hecha por uno solo.
Este inglés nacido en una granja de Lancashire, vive un tiempo en Francia donde se
dedica a fabricar instrumentos musicales. De regreso a
su pueblo natal, monta un pequeño taller de
producción de telas donde introduce varias
innovaciones; pero, su invento más espectacular es el
de la lanzadera volante. La novedad constituye una
revolución en el arte del tejido a tal punto que se
generan grandes disturbios por parte de los trabajadores que asaltan su casa y
queman sus telares. Así, emigra de nuevo a Francia. Sin embargo, la lanzadera volante
ya existe y la producción textil va en aumento, con la consiguiente demanda de
hilados.
La producción de hilos se había basado en
medios artesanales muy rudimentarios,
derivados de la rueca y el torno de hilar. Pues
bien, llega el momento de dar un gran salto
adelante: la Spinning-Jenny, máquina de hilar
inventada en 1763 por James Hargreaves,
modesto hilador de Standhill.
Este instrumento es una estructura de madera
que contiene una rueca sobre la cual se montan varios husos. Permite hilar
varios hilos a la vez finos y quebradizos; es manual y aplicada sobre todo al lino.
Tiempo después, en 1768/70, el invento se
perfecciona con la “wáter frame”, primera máquina
que produce un hilo más firme pero más grueso. Su
inventor es Richard Arkwight. La máquina funciona
con energía hidráulica y no humana; ocupa mucho
espacio y necesita gran cantidad de agua.
Arkwight a los 18 años era barbero; instala en Leeds
un negocio de pelucas; conoce y estudia las máquinas
de hilar creadas por Hargreaves. De este modo, idea una inspirada en las ya
existentes y la patenta entre 1769/70, asociándose con John Smalley. En
Lanzadera volante
La Jenny
wáter frame
Cromford edifica la que será la primera fábrica textil de ciclo completo, con
operarios ya asalariados.
Aunque se le puede reprochar haber copiado ideas ajenas, supo conjugarlas
con gran acierto y organizarlas a la perfección. Fallece en 1792, con título de
nobleza, más de cinco mil obreros a sus órdenes y un considerable capital.
En 1769, James Watt presenta una máquina a
vapor más moderna que hasta ahorra energía.
Samuel Cromptom es el personaje que más
brilla entre los inventores de la moderna máquina de
hilar, también el más desdichado. De oficio hilador,
tiene en su casa una máquina de ocho husos con lo
que gana justo lo suficiente para vivir. En sus ratos libres toca el violín en un
teatrucho de Bolton y esto le permite adquirir el material necesario para
construir una máquina de hilar propia, adecuada
para fabricar hilos finos. La prueba en 1779 con
buenos resultados y la patenta con el nombre de
“mula hiladora” o “Spinning mule”. A diferencia de
los anteriores modelos, la calidad del hilo es fino y
resistente. Aquel año, como los hiladores estaban
muy alterados por el invento, la desmontó y la
ocultó, pieza por pieza. Sin embargo, la buena calidad de sus hilos ya había
atraído la atención de varios fabricantes, que le ofrecieron sumas importantes
para poder copiarla, aunque después casi ninguno cumplió lo pactado con él.
Crompton, estafado y desalentado, al borde de la ruina, tuvo la fortuna de que
una suscripción abierta entre personas caritativas le permitiera montar una
pequeña fábrica propia. Mientras tanto, el número de máquinas basadas en su
invento aumenta considerablemente hasta llegar a la exorbitante cifra de
4.600.000 husos distribuidos entre unas 360 hilanderías. Este suceso se supo en
la Cámara de los Comunes y tras un fallo demorado y poco justo, se le asignó
una recompensa de cinco mil libras. Crompton fallece en 1827, después de vivir
pobremente en sus últimos años gracias a una mísera pensión de 63 libras que
le otorga el Club Bolton.
El industrial e inventor británico Edmund Cartwright, hijo de un terrateniente,
estudia en la Universidad de Oxford; se ordena sacerdote anglicano y es
nombrado canónigo de la Catedral de Lincoln -puesto que ocupa hasta su
muerte-. Pero a nosotros nos interesa Cartwrihgt por su faceta de ingeniero e
inventor. Visita las hilanderías de Richard Arkwright y se interesa por los nuevos
métodos en la fabricación de tejidos. Inspirado por lo que ve, diseña un telar
Máquina a vapor
Mula hiladora
mecánico más rápido y eficaz que los existentes. La máquina es patentada en
1785. En 1789 comienza a utilizar las máquinas de vapor producidas por James
Watt y Boulton, para mover sus telares. Todas las operaciones que
anteriormente realizaban los tejedores con las manos y los pies se hacen ahora
de forma completamente mecánica. La principal tarea de los operarios es
sustituir los hilos que se rompen. Con esta máquina se inaugura una época de
mayor productividad y producción textil en gran escala. Cartwright patenta una
máquina de cardadura para limpiar y peinar la lana antes de hilarla. También
inventa una trenzadora de cuerdas, una máquina de vapor que funcionaba con
alcohol y colabora con Robert Fulton en sus experimentos sobre barcos de
vapor. Sin embargo, sus inventos no le proporcionan riqueza y sí –en
ocasiones—dolores de cabeza, como los disturbios protagonizados por los
operarios que ven como sus puestos de trabajo peligran con la introducción de
máquinas. En uno de esos disturbios, los trabajadores destruyen una fábrica de
Manchester con cuatrocientos de sus telares. Poco después se declara en
quiebra y lleva una vida modesta hasta que el Parlamento en agradecimiento a
sus méritos, le concede un premio de 10.000 libras. Cartwright se dedica
también la Agronomía. De hecho se traslada a Londres; inventa una segadora y
gana en 1805 la medalla de oro del Consejo de Agricultura por sus ensayos
sobre la cría y la utilización del estiércol. Después, se retira a una granja en Kent
y pasa el resto de su vida ideando mejoras para la maquinaria agrícola hasta el
día en que muere.
El lado bueno de todas estas innovaciones es que en los siguientes
50 años posteriores a 1780, las exportaciones británicas de tela se
multiplican por cien. Pero el lado malo es que no solo lleva a la ruina de
los artesanos –quienes venden o cierran sus talleres y se emplean en los
centros industriales- sino que comienzan a aumentar el número de
operarios despedidos porque cada vez una fábrica necesita menos gente.
Ahora el precio de los productos los fija el comerciante/productor y
lo hace en función de la oferta y la demanda del mercado; se produce en
serie, más barato y rápido y aumenta el consumo.
Finalmente, se logra que todas las etapas de la producción del tejido
de las telas sea mecanizada; desde la desmontadora de algodón fabricada
en América por Eli Whitney hasta las máquinas inglesas que limpian las
impurezas del algodón en rama (trabajo penoso por el polvo que se
levanta); el cardado y la elaboración mecánica de las madejas de hilo. A
modo ilustrativo, el telar mecánico más preciado de principios del siglo XIX
será diseñado en Francia por Jacquard. El blanqueado de la tela, que antes
demoraba semanas ahora se hace en un par de días desde que en el siglo
XIX se descubre el cloro. El estampado con el que culmina el proceso, se
hace utilizando tacos de madera a mano hasta que en 1785 la aplicación
de un rodillo agiliza la producción.
El uso de la energía hidráulica con ruedas lleva a que las fábricas se
ubiquen cerca de los ríos y tomen el nombre de molinos.
En realidad todas las innovaciones técnicas son combinaciones
sencillas que han tenido resultados geniales y han sido inventadas por
hombres con habilidad que conocen el oficio y no por grandes científicos.
No son máquinas costosas por lo que muchos empresarios se lanzan a
comprarlas.
Un ejemplo que demuestra de qué manera el gobierno inglés ayuda
a estos cambios es la ley que prohíbe la importación de “indianas o
muselinas” para no perjudicar la industria textil inglesa. Las indiadas son
paños hechos en la India de algodón resistente y fino que se compran allí
durante el siglo XVII y se estampan en Inglaterra. De este modo todo
cambia: antes, el mercado interno compraba telas de lana inglesa y telas
de algodón de la India pero desde este momento deberá optar por las de
factura inglesa sea de lana o algodón.
Los grandes centros manufactureros siguen funcionando por mucho
tiempo junto con las primeras fábricas (galpón con máquinas y obreros).
Ya estamos en condiciones de definir qué es una máquina: es un
instrumento hábil que utiliza energía natural en vez de humana. Toda
máquina tiene motor. El motor aparece cuando se consigue transformar la
energía de la naturaleza en movimiento. La unión de un instrumento hábil
y un motor señala la aparición de la máquina. Las hay dedicadas a la
industria textil, a producir cerámica u objetos de metal. Las primeras
fábricas son las hilanderías; se caracterizan por sus grandes máquinas y su
cercanía a los ríos por su alto consumo de agua.
La industria metalúrgica también progresa con los altos hornos y la
sustitución del carbón por el coque permite aumentar la producción de
hierro. El acero es el hierro con una impureza del 1% de carbono;
producirlo en el siglo XVIII es dificultoso y costoso; la fundición del hierro
en un crisol y a mayores temperaturas permite la producción masiva de
acero tan necesaria para las industrias.
La ciudad industrial que más sufre transformaciones en esta época
es Manchester, en la región de Lancashire. En ella existen grandes fábricas
con muchos trabajadores.
Cuáles son las consecuencias de todos estos cambios ?
En lo económico:
El traslado de la actividad manufacturera del taller a las fábricas.
Formación de grandes mercados nacionales e internacionales; el
mercado es la cantidad potencial de compradores y vendedores de
un determinado producto.
El mercado externo –con otros países- también progresa. Inglaterra
vende todo lo hecho en sus fábricas a América, África y Lejano Oriente.
Por ejemplo, Inglaterra compra a sus colonias de América del norte la
materia prima algodón; luego, ya transformado en telas las vende en
las colonias como paños o ropas terminadas.
Al aumentar la cantidad y variedad de calidades de los productos el
consumo aumenta.
Gran importancia del dinero o capital.
En lo político:
Los gobiernos protegen los intereses de los productores y se ponen
del lado de ellos; así por ejemplo, dictan leyes sobre salarios.
Inglaterra pasa a ser la nación más poderosa del mundo: tiene
barcos que comercian por muchas partes del mundo. Por el hecho
de contar con las ventajas de las máquinas es llamada el “taller del
mundo”.
En lo social:
A partir de los cambios en el campo y el mejor rendimiento de las
tierras, la gente se alimenta mejor. Al estar bien alimentada,
aumenta la población y disminuye la mortalidad en general e
infantil en particular- Efectivamente, desde el siglo XVIII, Inglaterra
vive una explosión demográfica (más nacimientos y menos
muertes). También tienen que ver los progresos en la medicina.
El que tiene la suerte de tener trabajo tiene un sueldo y consume;
comienza el consumo masivo o “consumo de masas”.
Aparecen nuevos grupos sociales: ya no sólo están en la ciudad los
comerciantes y los artesanos con su taller –ambos del sector
burgués-. Ahora se les suma a esta categoría los empresarios
dueños de las fábricas y los que trabajan en ella, los obreros.
En cuanto a los obreros que trabajan por un salario o asalariados,
comienzan a ser llamados “proletarios”. Su único bien además de su
prole –hijos- es la fuerza de su trabajo; son pobres y ganan poco.
Como en principio la ciudad no está preparada estructuralmente
para recibirlos, sus condiciones de vida son muy malas: viven
hacinados, en barrios con muy poca agua, calles sucias etc. Su
trabajo es mal pago y muy duro ya que no existe límite de la jornada
laboral.
No hay ningún tipo de leyes sociales que los protejan en su trabajo y
en sus derechos como trabajadores. Mujeres, hombres y niños
trabajan entre 8 y 12 horas sin descanso; a las mujeres y niños se les
paga menos; no existen ni las vacaciones ni la licencia por
enfermedad y mucho menos la posibilidad de jubilarse cuando se
hacen viejos. Todas estas condiciones generan críticas y posturas
reformistas. Los obreros por ejemplo, reaccionan culpando a las
máquinas y como modo de protesta usan el método de destruirlas
sin darse cuenta que al hacerlo pierden su fuente de trabajo. Este
movimiento recibe el nombre de “Luddismo” porque Ned Ludd es
uno de los primeros en manifestarse de este modo.
Con el tiempo, aparecen otros dos sectores que se identifican con
los derechos de los obreros: las organizaciones sindicales por un
lado, que unen a todos los obreros en la lucha por un mejor salario
y mejores condiciones de vida y trabajo y por otro lado, los grandes
críticos del capitalismo industrial, los socialismos en sus diversos
tipos.
Conclusión: el empleo de las máquinas:
1-Ahorra tiempo y esfuerzo 2-Mejora la calidad del producto 3-Permite fabricar en serie lo que los abarata a los productos 4-Permite el uso de materias primas nuevas –algodón-y más baratas0.
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