de los ÁngelesCiudad de guardianes
Impulsar los procesos humanos de creación y recreación de valores, creencias, artes y costumbres en la comunidad poblana, a través de la promulgación y divulgación de su patrimonio cultural tangible e intangible.
Ser una institución moderna y eficiente que fomente las expresiones artísticas tradicionales y de vanguardia, brinde apoyo a proyectos culturales que generen desarrollo social, fortaleciendo el sentido de pertenecía de los habitantes del Municipio de Puebla y el orgullo de ser poblano, en un marco incluyente y participativo.
Impulsar el desarrollo del talento artístico poblano, brindar estímulos a proyectos culturales para hacerlos sustentables y promover el reconocimiento, disfrute, divulgación, apropiación del patrimonio cultural tangible e intangible.
Mensaje de dirección
Rizoma Gestión Cultural
Eduardo Correa Rivera
Autor del textoIsmael Flores Covarrubias
Director de Arte
Alexander Tadlock
Puebla de los Ángeles: Ciudad de guardianes.
Primera edición, 10,000 ejemplares,Puebla de los Ángeles: Ciudad de guardianes se terminó de imprimiren diciembre de 2012 en los talleres de El Errante Editor, S.A. de C.V., Privada Emiliano Zapata 5947, Col. San Baltasar Campeche, Puebla, Pue., C.P. 72550.
isbn: 978-607-00-0063-8Esta es una publicación gratuita editada por el H. Ayuntamiento de Puebla 2011 - 2014 a través del Instituto Municipal de Arte y Cultura de Puebla, Calle 3 Norte 3, Centro Histórico.www.pueblacapital.gob.mx
Este libro pertenece a:
de los ÁngelesCiudad de guardianes
02
¿Tienes familiares o amigos en otras ciudades? De ser así, seguramente habrás notado que su forma de hablar es un poco o muy diferente a la tuya. Puede que incluso, ¡hasta hablen otro idioma! Si aún no lo has notado, para la oreja y fíjate bien.
Te darás cuenta de que ellas o ellos llaman a algunas cosas
de forma distinta. Por ejemplo, mientras tú a un niño le
dices “niño” o “chamaco”, en la ciudad de Nuevo Laredo,
en el estado de Tamaulipas, le dicen “morro”, y en Buenos
Aires, la capital de Argentina, le dicen “pibe”. ¡Y todos se
están refiriendo a un niño! A pesar de que lo llamen de
diferentes formas…
Si ya habías notado esto, a lo mejor te habrás preguntado
por qué. La respuesta es muy sencilla: las personas cuando
vivimos juntas, compartimos. No sólo nuestras cosas, como
sucede en la casa con nuestros hermanos y padres, sino
también en la calle; compartimos la banqueta por donde
caminamos, el camión donde viajamos, la escuela donde
estudiamos e incluso las cosas que vivimos. Las personas
que viven en una misma ciudad comparten el clima, su
historia, las calles, sus costumbres e incluso hasta la forma
de hablar, pensar o sentir. Y como en las ciudades vive
mucha gente, a todas esas cosas se les llama “identidad”,
porque son cosas “idénticas” que comparten, sin importar
si se conocen o no.
¿Sabes tú qué compartes con otras personas de tu
ciudad? ¿No?... Entonces deja que los cuatro guardianes de
la ciudad de Puebla te expliquen en este libro esas cosas que
te hacen similar a otras personas que habitan tu ciudad y
que las hacen únicas en todo el mundo.
Toda ciudad tienesus guardianes
Toda ciudad tiene guardianes que protegen esas cosas que la hacen única. ¡Pero no los imagines con espadas o pistolas! ¡No! Nosotros somos espíritus que susurran ideas, despiertan sentimientos, inspiran o recuerdan cosas. A través de nosotros es como todos cuidan de la ciudad. Como podrás imaginar, ningún guardián es similar al de otra ciudad. En la capital de Puebla habitamos cuatro: Atoyac, Palafox, Atala y tu servidora, Micaela.
04
Empezaré por presentarte a Atoyac.
Su nombre es idéntico al de un río que cruza la ciudad, y no
es coincidencia. En lengua náhuatl (una de las 65 lenguas
indígenas que aún se hablan en nuestro país), su nombre
significa “agua que corre”. Si alguna vez has visto un río, sabrás
que nunca se están quietos; también que alrededor de ellos
siempre hay plantas, insectos, animales y personas.
¿Sabes por qué?
La razón es simple: todos los seres vivos necesitamos agua para
vivir, y Atoyac es el guardián de la naturaleza que habita en la
ciudad. Porque aunque no lo creas, la ciudad está llena de vida:
pájaros, abejas, plantas, mascotas e incluso ríos que cruzan
por debajo de tus pies.
La siguiente guardiana que quiero presentarte es
Atala. A ella quizá la has visto reflejada en la talavera o en
las vitrinas donde venden tortitas de Santa Clara; la has
escuchado en voz de los mariachis del mercado de El
Alto, o en las pinturas del Barrio del Artista. Es la guardiana
del arte y la cultura, su trabajo es inspirarnos para mezclar
un poquito de aquello y otro tanto de esto. Porque no sé si lo
sepas, pero en Puebla nos gusta mucho mezclar: lo indígena
con lo español, lo árabe con lo francés, lo chino con lo alemán.
Sin ella, nuestra ciudad sería aburrida y gris, sin nada que nos
identificara o nos hiciera ver lo bella que es la vida aquí.
06
¿Eres uno de ellos?
Sin mí, y no es por vanagloriarme, en Puebla nunca se
habrían hecho calles tan derechas ni los edificios tan
antiguos seguirían en pie. Tampoco habría escuelas y no
sabríamos cómo resolver los problemas de nuestra vida
diaria. La sensación que tienes cuando aprendes algo nuevo
o cuando por fin logras entender algo que no te quedaba
claro, yo la provoco.
Si me sabes escuchar, siempre estoy susurrando formas de
vivir mejor en la ciudad, gracias a la ciencia, la tecnología y las
disciplinas que buscan entender al ser humano.
Pues bien, ahora que nos conoces, deja que te guiemos para que
descubras qué tiene Puebla que no hay en ninguna otra ciudad.
Ahora toca el turno del más viejo de nosotros: Palafox. Él
es callado pero muy sabio.
¿Te suena familiar su nombre?
Se llama como uno de los hombres más ilustres que han vivido
en Puebla e, igual que en el caso de Atoyac, no es coincidencia.
Palafox se encarga de procurar nuestra historia, de recordarnos
quiénes somos y quiénes han vivido antes de nosotros. Sin él
no tendríamos memoria y no sabríamos valorar todo lo que
nos rodea. Cada que entras a una casona del centro histórico,
cuando vas al Teatro Principal o te mojas en las fuentes que
están frente a catedral puedes escucharlo.
Él es quien te hace sentir esa sensación rara de estar en
un lugar mágico, como sacado de un libro...
Y finalmente, estoy yo: Micaela. Me llamo como un
arcángel que aparece en la leyenda de la fundación de Puebla
y que es patrono de la ciudad: San Miquel Arcángel. Yo, como
los ángeles, me encargo de susurrar ideas a las personas que les
gusta leer, estudiar y experimentar.
08
Una ciudad hecha por ángelesDéjame que te cuenta una leyenda... Dicen que hace mucho tiempo (hace realmente mucho mucho tiempo), el obispo de Tlaxcala, fray Julián Garcés, tuvo un sueño.
En él, el fraile estaba ante un valle inmenso, ¡realmente hermoso! Un lugar donde corrían tres ríos
cristalinos y serpenteantes, llenos de yerbas, flores y manantiales donde brotaba el agua más fresca
que hayas sentido.
En su sueño el fraile comenzó a ver ángeles que, con mucha habilidad, bajaban a la tierra para
tender y sujetar cuerdas sobre el piso, estirándolas mucho para que quedaran bien derechas. ¿Sabes
para qué las estaban usando? Ni más ni menos que para delinear las calles, plazas y fuentes que
formarían una ciudad que todo el mundo conocería como Puebla de los Ángeles.
¿Te gustó la leyenda?
Espero que sí, porque aún hay más…
10
¿Sabías que, a diferencia de la mayoría de las grandes ciudades de México y el mundo, Puebla se “construyó desde cero”? Antes de la llegada de los conquistadores españoles, el lugar donde ahora vivimos estaba habitado únicamente por plantas, animales y los tres ríos que soñó en la leyenda el obispo de Tlaxcala , además de algunos asentamientos humanos muy pequeños de los que apenas tenemos noticia.
El lugar que ahora habitamos era un valle inmenso
rodeado por montañas y volcanes como el Popocatéptl,
el Iztaccíhuatl, el Pico de Orizaba (que, por cierto, es
el más alto de todo México) y la Malinche, el cual es un
volcán inactivo. En este lugar, llamado por los antiguos
Cuetlaxcoapan o “el lugar donde las víboras cambian
de piel”, era cruzado por tres ríos: el que se llama como yo,
Atoyac y que termina su viaje en la laguna de Valsequillo, el
San Francisco que ahora cruza por debajo de la ciudad (justo
donde ahora está el boulevard 5 de Mayo) y el Alseseca.
Como el valle estaba rodeado de montañas y volcanes
muy altos, toda la nieve que se les formaba en invierno
se derretía durante la primavera y alimentaba a los ríos,
provocando grandes inundaciones de tanta agua que
llevaban. Gracias a esto, el terreno donde se levanta la
ciudad de Puebla era –y sigue siendo– un lugar muy fértil,
porque además el clima es templado; lo que significa que
no hace ni mucho calor ni mucho frío, volviéndolo un lugar
ideal para sembrar y criar animales de granja.
Deja que como guardián de la naturaleza, te cuente:
¿Te imaginas cómo era este lugar sin edificios, sin calles ni automóviles?
12
La historia de nuestra ciudad comienza poco después de
la conquista de México, pues como ya te contó Atoyac,
no sabemos claramente quiénes habitaban este lugar. Sin
embargo, había muchos pueblos y ciudades indígenas, como
Cholula, Tepeaca, Huejotzingo, Texmelucan y Tlaxcala,
una de las más importantes de la región.
Sin embargo, después de que el capitán Hernán Cortés
y sus hombres vencieron al imperio mexica (se pronuncia
meshica, porque la “x” en náhuatl se pronuncia como “sh”),
fundaron sobre la antigua Tenochtitlán una ciudad llamada,
primero “Nueva España” y luego, después de la guerra
de independencia, “ciudad de México”. Ésta era la ciudad
más importante del país, por lo que siempre había muchos
viajeros yendo y viniendo desde el puerto de Veracruz hacia
la Nueva España.
Como sabrás, en aquella época los únicos medios
de transporte eran los carruajes y los barcos. El viaje era
largo y lleno de peligros, como animales salvajes, caminos
en mal estado ¡e incluso bandidos! Por lo que, cuando
los conquistadores decidieron fundar una nueva ciudad,
inmediatamente pensaron en este lugar que además de
tener mucha agua y un buen clima, estaba justo a la mitad
del camino entre la Nueva España y el puerto de Veracruz ,
además de estar rodeado por varias de las poblaciones
indígenas con las que podían comprar y vender cosas.
14
La leyenda que te contó Atala hace una páginas es conocida
como “la leyenda de la fundación de Puebla”. Y como toda
leyenda, es una mezcla de cosas que sucedieron de verdad
con otras que la gente imaginó. Como podrás imaginar,
nuestra ciudad en realidad no fue trazada por ángeles,
pero sí por gente que, como estos seres y Micaela, era muy
inteligente y estudiada.
Nuestra ciudad se fundó el 16 de Abril de 1531,
a orillas del río San Francisco, donde actualmente se
encuentra el Templo conventual de San Francisco. Si alguna
vez has caminado o ido en coche por el boulevard 5 de
mayo, habrás notado que tiene una forma serpenteante y
que en Analco existe un puente llamado “de Ovando”,
¡y es porque por ahí antes pasaba el río!
Cuando se fundó la ciudad, ese río era uno de sus
límites. A diferencia de otros lugares que se han ido
poblando de poco a poco y de forma espontánea, es decir,
sin plan alguno, la ciudad de Puebla fue planeada.
O sea, que las personas se sentaron a pensar cómo
podrían construir la ciudad perfecta. Comenzaron
imaginando una plaza grande llena de árboles, donde
alrededor construirían la catedral y los edificios de gobierno.
A partir de ahí, las calles se extenderían derechas y en
proporciones idénticas para que todos sus habitantes
tuvieran casas a las que les da el sol, entra el aire y se va el
agua cuando llueve.
¿Sabes orientarte en el centro histórico?¡Ubicarte en el centro histórico de la ciudad de Puebla es facilísimo! Y encontrar una
dirección es como resolver un acertijo. ¿Si te pidiera que en el siguiente mapa ubicaras la
dirección “8 poniente, esquina con 7 norte”, podrías encontrarla?
16
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May
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AV. JUAN DE PALAFOX Y MENDOZA
2 Poniente 2 Oriente
13 Poniente 13 Oriente
4 Poniente 4 Oriente
11 Poniente 11 Oriente
6 Poniente 6 Oriente
9 Poniente 9 Oriente
8 Poniente 8 Oriente
7 Poniente 7 Oriente
10 Poniente 10 Oriente
5 Poniente 5 Oriente
12 Poniente 12 OrienteM
apa del centro de la ciudad de Puebla
3 Poniente 3 Oriente
AV. REFORMA
18
Las calles del centro están ordenadas por “cuadrantes”; es
decir, por cuadrados imaginarios que sólo podemos ver en
los mapas. Vamos a ubicarlos... ¿ves la estrella que está al
centro? Bien, ése es el zócalo.
¿Ves las líneas punteadas que te he dibujado? Esas
son las calles principales, que sirven como “ejes” para dividir
en cuatro cuadros el centro. Dibuja sobre ellas una línea
del color que más te guste.
¿Ya lo hiciste?... Si es así, verás que ahora hay cuatro
cuadros en el mapa. En la mitad de arriba están las calles
del “norte” y en la mitad de abajo las del “sur”. Nosotros
buscamos una del norte, así que nos concentraremos en las
de arriba. Ahora, las que quedan a la izquierda de la línea que
va de arriba abajo, son las “poniente” y las que quedan a la
derecha son las “oriente”.
Como buscamos una esquina que está en el norte
y el poniente, nos fijaremos en el cuadrado de arriba y a
la izquierda. Ahora que sabemos dónde están los puntos
cardinales, pensemos en los números. De la mitad del mapa
para arriba, todas las calles tienen números pares; es decir, 2, 4,
6, 8, 10 y así sucesivamente. De esa mitad para abajo, todas son
nones, como el 3, 5, 7, 9, 11 etcétera.
¿Y las número 1 y 0, te estarás preguntando? Bien,
esas no se llaman como números, sino tienen nombres
importantes para nuestra historia.
La línea horizontal, del centro de nuestra cruz hacia la
izquierda, se llama Reforma; pero del centro de la cruz hacia
la derecha se llama Juan de Palafox y Mendoza, ¡sí, como
nuestro guardián de la historia y los recuerdos! La línea
vertical, de la cruz hacia arriba, es la 5 de mayo; y de la cruz
hacia abajo es la 16 de septiembre.
Pues bien, ahora que sabes esto, ¡ubica la dirección 8
poniente esquina con la 7 norte! ¿La encontraste? Ubica
entonces las siguientes direcciones de lugares importantes
de la ciudad:
-A: Capilla del Rosario, en la 4 Poniente entre la 3 Norte
y la 5 de Mayo.
-B: “La Casa del que mató al Animal”, en la esquina de la
2 Sur con la 3 Oriente.
-C: Iglesia de San Cristobal, en la 6 Oriente esquina con
4 Norte.
-D: Hospital Universitario, en la 5 Poniente entre 9 Sur y
la 7 Sur.
-E: Ayuntamiento de la ciudad de Puebla, en Juan de
Palafox y Mendoza entre la 16 de Septiembre y la 2 Sur.
Observa a continuación las respuestas y regresa al mapa
para ver si estábas en lo correcto.
Además de sus edificios coloniales, la traza del centro histórico y las manifestaciones culturales, Puebla también es recordada en todo el mundo por un hecho histórico: la batalla del 5 mayo. Seguramente la fecha no te es ajena. En nuestra ciudad conmemoramos este día echando cada año la casa por la ventana con un desfile, eventos culturales, artísticos e incluso una gran feria. ¿Pero sabes qué celebramos en realidad?
Las guerras y batallas nunca son motivo de alegría. Todo lo
contrario: las familias se separan, la vida se interrumpe y el dolor
llena nuestros corazones. Un conflicto, sea entre personas,
grupos o países siempre debe resolverse mediante el
diálogo. Cuando no se logra o no hay disposición para llegar
a un acuerdo, es que surgen las peleas, donde todos –de una
u otra forma– perdemos. Eso ha sucedido en la historia de
la humanidad desde su inicio y todo parece indicar que no
aprendemos la lección.
La batalla del 5 mayo inició así, con un descontento
entre países y personas. México, que tenía apenas unas décadas
de ser un país independiente, estaba muy endeudado. Para
ponerse en pie después de la guerra de Independencia y
comenzar a construir los cimientos de una nueva nación, los
gobernantes habían pedido prestados grandes cantidades de
dinero a España, Inglaterra y Francia. Y, aunque había buena
voluntad para pagarles lo que se les debía, no había con qué.
Para acabarla de amolar, nuestro país estaba dividido
en dos bandos: los liberales y los conservadores. Ambos
grupos de personas tenían sus propias ideas sobre cómo debía
funcionar nuestro país, pero desgraciadamente sus ideas eran
opuestas y no podían ponerse de acuerdo. Mientras unos
optaban por un sistema democrático (es decir, donde todos
elegimos a quién nos va a gobernar mediante el voto), los
conservadores se inclinaban porque tuviéramos un rey; es
decir, que nos gobernara una monarquía.
En pocas palabras: problemas afuera y dentro de la
casa, que se agravaban por la falta de dinero. Benito Juárez,
el presidente liberal de aquella época, y el Congreso,
decidieron que los pagos a España, Inglaterra y Francia
debían suspenderse porque el país estaba en bancarrota; es
decir, porque no tenía con qué pagarles. El 17 de julio de 1861
se publicó una Ley donde se decretaba la suspensión del pago
por dos años, para que así el país pudiera recuperarse un poco
y pudiera continuar pagando. España, Inglaterra y Francia,
temerosos de que nuestra nación no levantara cabeza por sus
conflictos internos, decidieron que debían recibir su pago por
las buenas o por las malas. En el mes de octubre de ese mismo
año se reunieron sus dirigentes en Londres y firmaron un
acuerdo de intervención, donde las tres naciones acordaban
mandar sus ejércitos a México para proteger sus intereses.
20
En diciembre de ese año desembarcaron los españoles al mando del General Prim, y en enero de 1962 los ingleses y los franceses.
Deuda
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Era una situación muy complicada. El decreto de suspensión
de pagos no era un capricho. El país aún estaba en muy
malas condiciones tras la Guerra de Independencia y su
población, dividida en dos bandos, no se ponía de acuerdo
en nada, generando un ambiente pesado de descontento.
Además, ciudadanos extranjeros que tenían sus casas y
negocios en nuestro país, se quejaban de los daños que les
habían ocasionado la guerra y exigían una compensación.
¡Problemas por todos lados! Sin embargo, Benito
Juárez hizo lo más prudente que se puede hacer ante un
conflicto: dialogar y negociar para llegar a un acuerdo. En
febrero de 1862, los diplomáticos mexicanos y de España e
Inglaterra llegaron a un acuerdo para que México pudiera
pagar su deuda. El 9 de abril de ese mismo año, la alianza
entre los tres países europeos se disolvió, regresando
españoles e ingleses a su casa, satisfechos con las condiciones
en que había quedado el contrato de pago.
Sin embargo, los diplomáticos franceses no estuvieron
de acuerdo. Y tampoco tuvieron disposición a negociar.
A pesar de que España e Inglaterra se habían retirado,
dejando solos a los franceses, el emperador Napoleón
III (sobrino del gran conquistador Napoleón Bonaparte)
decidió invadir nuestro país. Y no sólo eso ¡También quería
quitar a nuestro presidente e imponernos un rey! Idea
que a la fracción conservadora de nuestro país le gustó
mucho, por lo que decidieron apoyarlo en derrocar a Juárez
(a quien no le tenían mucha simpatía por ser un liberal).
El futuro para México se veía bastante negro. El ejército
francés era uno de los más grandes, mejor disciplinados
y más fuertes del mundo. ¡Y estaban marchado rumbo
a la ciudad de México! En nuestro país, aunque nunca
nos ha faltado valor o amor por nuestra patria, teníamos
un ejército pequeño y no tan bien entrenado. Si no había
dinero para pagar deudas, mucho menos para que todas las
instituciones de nuestro país funcionaran al cien por ciento.
¿Tú qué hubieras hecho de estar en el lugar del presidente Benito Juárez?
Una situación bastante difícil porque Zaragoza sólo
contaba con apenas dos mil hombres, entre los cuales
destacaban indígenas zacapoaxtlas reclutados para pelear.
Sin embargo, ¿has escuchado aquello de que la pluma es
más fuerte que la espada?
Aunque el ejército francés era más grande que el
nuestro, la inteligencia y la estrategia estaban de nuestro
lado. ¿Por qué? Como bien sabes, la batalla del 5 de mayo
se llevó a cabo en los fuertes de Loreto y Guadalupe, un
lugar de difícil acceso. Sumado a ello estuvo la estrategia de
ataque y defensa de nuestros generales ¡e incluso la lluvia
ayudó a minar el ataque del ejército francés! La batalla
que comenzó en la mañana de ese día ya era una victoria
para el ejército mexicano por la noche.
Más que celebrar una guerra donde se perdieron
valiosas vidas humanas, tanto mexicanas como francesas,
recordamos de esta batalla que el valor y la inteligencia de
nuestro pueblo puede más cuando se trabaja en unión y
persiguiendo un fin común. Desgraciadamente, en aquella
guerra la batalla del 5 de mayo fue tan sólo eso, una batalla.
Aunque las fuerzas del presidente Juárez lograron derrotar a
los franceses en Puebla, en México debimos pasar por más
conflictos armados que culminaron en la imposición de un
monarca: Maximiliano de Habsburgo y su esposa Carlota.
Mucha sangre se tuvo que derramar para llegar hasta
nuestros días, donde la lección aún está a medio entender:
los problemas y conflictos deben solucionarse mediante
el diálogo, no las armas, escuchando la voz de todos para
tener la ciudad, el estado y el país que todos queremos, no el
que algunos quieren.
Puebla, por estar a medio camino entre el puerto de Veracruz (donde desembarcaron los franceses) y la ciudad de México, se convirtió en un punto decisivo para frenar el avance de los franceses. El presidente Juárez ordenó al general Ignacio Zaragoza detener a la tropa liderada por el general Lorencez, que se componía de más de siete mil soldados.
Llamamos patrimonio a algo que le pertenece a una
persona y que puede heredárselo a los suyos; por ejemplo,
la casa, el negocio o dinero que un padre le deja a sus hijos o
esposa para que sigan manteniéndose cuando él no esté.
Patrimonio es todo aquello que es nuestro y en el
caso de una ciudad, es todo lo que heredan los habitantes
de antes a los de ahora. Claro, también lo que nosotros le
dejaremos a los que están por venir.
“¿Cómo qué cosas?” te estarás preguntando. ¡Fácil!
Cosas que son de todas y todos, como los edificios
coloniales del centro histórico, la biblioteca Palafoxiana
o el Parian. “¡Pero eso no es mío, porque no puedo
entrar cuando quiera llevarme cosas de ahí a mi casa o
Seguramente habrás escuchado que el patrimonio esto, que el patrimonio lo otro o aquello. Pero, ¿sabes a qué se refieren?
¿Qué es el patrimonio?
venderlo!”, me puedes objetar. Y en una parte tendrás razón:
no puedes hacer eso porque no es total y únicamente tuyo,
sino que es de todos.
Cualquier decisión que se deba tomar sobre el patrimonio
es un asunto de todos. Por eso se llaman a especialistas para
que decidan lo mejor gracias a su conocimiento, se crean
organizaciones llamadas “patronatos” para cuidarlos y el
gobierno aparta dinero para mantenerlos y restaurarlos. Como
muchas de las cosas que forman nuestro patrimonio son
antiguas, se deben poner reglas y a veces hasta cobrar la
entrada, para que todos aportemos respeto o dinero para
que las siguientes generaciones puedan disfrutarlas y saber
de dónde vienen.
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Ahora, no creas que el patrimonio son sólo edificios
y parques. También lo son fuentes, estatuas, pinturas,
costumbres e incluso la comida. ¡Sí, la comida también
es algo que heredamos, disfrutamos y luego pasaremos
a las siguientes generaciones para que ellos también
las disfruten! Es como ser parte de algo más grande que
nosotros. Considerar la historia, también es hacer historia.
Como te contó Micaela , la guardiana de la ciencia,
el patrimonio no sólo son edificios. También las recetas
para preparar platillos son parte de él. Y aquí tenemos
ejemplos de sobra.
Al ser Puebla una parada obligada en todos los viajes
desde la Nueva España hacia el Puerto de Veracruz (y
de ahí, al resto del mundo), los angelopolitanos estaban
muy acostumbrados a recibir a toda clase de personas;
comerciantes, viajeros, funcionarios de la Iglesia católica,
del gobierno ¡y hasta los mismísimos virreyes!
Y desde entonces hemos sabido cómo agasajar a
nuestras visitas. Y qué mejor forma de llegar al corazón
que a través del estómago. Aquí se crearon algunos de
los platillos típicos mexicanos más conocidos en todo el
mundo, como los chiles en nogada, los dulces poblanos,
y por supuesto, el mole poblano. ¿Los has probado? ¡Son
riquísimos! Y lo mejor de todo es que hoy en día aún
puedes visitar los lugares donde fueron creados.
Cuenta la tradición que en el convento de Santa
Rosa, sor Andrea de la Asunción (la monja encargada
de la cocina) inventó un platillo para deleitar a uno de los
gobernantes de la Nueva España que andaba de paso por
la ciudad. Decidió que a la carne de guajolote la cubriría con
una salsa hecha de chiles ancho, mulato, pasillo y chipotle,
además de ajonjolí, clavo, pimienta, canela, cacahuates,
almendras, anís, chocolate, ajo, cebolla, tomate ¡y hasta
tortillas duras!
¿Te imaginas a qué sabía eso? Pues al virrey le supo a
gloria de ángeles. Y hoy en día lo conocemos bajo el nombre
de “mole poblano”, porque en otros estados, como Oaxaca,
existen otras mil y un formas de prepararlo.
¡Yo soy la ciudad!¡Bien! Ahora que ya sabes un poco más sobre lo especial que es nuestra ciudad, ¿qué te parece poner manos a la obra? Nuestro patrimonio, cultura y tradiciones no se defenderán solos. Para que las poblanas y poblanos del futuro conozcan las maravillas que tú y miles de turistas al año disfrutan, es necesario que las defiendas del olvido, el deterioro y otras tantas cosas que nos impiden vivir en la ciudad del futuro que podemos ser. ¿Te atreves a defender lo que es tuyo? Entonces, recibe el ordenamiento.
30
Yo _______________________________________________
acepto el ordenamiento de ______________________________
de la Heroica ciudad de Puebla y me comprometo a cumplir con
el decálogo de los Guardianes sin pretexto alguno.
El día hoy, _____________________
quedará marcado como mi entrada a la legión y, así a la posteridad.
( Nombre y Apellidos)
(Guardián o Guardiana)
( día, mes y año)
de los ÁngelesCiudad de guardianes
En tus manos está la ciudad que habitas. Al firmar tu
ordenamiento, te comprometes a seguir durante toda tu
vida las siguientes ordenanzas:
1. Me comprometo a cuidar el medio ambiente para que a
mi ciudad nunca le hagan falta ríos limpios de dónde beber,
aire puro qué respirar y áreas verdes que ayuden a mantener el
equilibrio de nuestro clima.
2. Cuidaré del patrimonio de mi ciudad; de sus edificios y
monumentos, de sus costumbres y tradiciones, de sus fiestas y
gastronomía para que los niños del futuro puedan disfrutar de
todo lo que nos hace ser únicos en todo el mundo.
3. Antepondré el interés de todos los que vivimos en la
ciudad por encima de mi beneficio personal. Nada que a mí
me beneficie podrá perjudicar a los demás. De hacerlo, habré
olvidado que mi ciudad no soy yo, sino todos, y que el beneficio
de todos se disfruta más que el beneficio de una sola persona.
4. Participaré activamente de la vida política de mi ciudad, ya
sea eligiendo a nuestros gobiernos o formando parte de ellos.
Siempre pensando en el bien común, el respeto a nuestra
historia y la dignidad de las personas , sin importar qué tan
diferente sea su piel, su cuerpo, sus ideas o costumbres.
5. La ciudad de Puebla no sólo es para los poblanos, sino para
todo el mundo. Por ello, no dudaré en ser hospitalario con el
turista o el recién llegado. Les compartiré todo lo que sé de mi
ciudad para que, como yo, la ame, la respete y la disfrute.
Mi ciudad siempre ha abierto las puertas a los demás y me
aseguraré de que siempre permanezcan abiertas.
6. Amar a alguien es querer saber todo sobre su historia. El cariño
que siento por mi ciudad no tendría ningún sentido si no sé lo que
pasó antes de que yo y los míos nacieran. Por eso, me interesaré
por ella, para descubrir todas sus caras, sus buenos momentos, sus
defectos e, incluso las cosas que no me gustan de ella.
7. El arte y la cultura son dos cosas que nos diferencian del
resto de los seres vivos. Sin ellas, no seríamos quienes somos
y no habría diferencia entre un pueblo y otro. Por ello seré
parte de la cultura y el arte, como artista o espectador, como
estudioso o atento escucha. Será la forma en que me conectaré
con los sentimientos y las ideas de los demás.
8. Los seres humanos sólo podemos ser mejores a través
del conocimiento de nuestro mundo y nuestras acciones,
colectivas y personales. Por eso me avocaré a hacer lo que
mejor hago, sea en el mundo de la ciencia, los negocios,
el conocimiento del hombre o el arte. Seguiré la senda del
conocimiento de mi mundo, los otros y mí mismo.
9. El trabajo honesto es como una fuente que derrama
bienestar sobre los demás. Me esforzaré por que así sea,
haciendo que mi ciudad crezca a la par de mi bienestar. La
ciudad somos todos . Cuando lo bueno le ocurre a más
personas, es más bueno todavía.
10. Me comprometo a compartir mi misión con otras personas,
haciendo más grande el círculo de
Guardianes de la Heroica Ciudad de Puebla. Con mi ejemplo
les infundiré respeto por el pasado, la esperanza de un futuro
mejor para todos y el amor por el lugar en el que vivimos.
Decálogo de los Guardianes de la Heroica Ciudad de Puebla
¡Que así sea!
( Nombre)
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