Reseña de La escuela pública apuesta al pensamiento (W. Kohan)
1 de julio de 2013
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PARA UNA INFANCIA DE LA EXPERIENCIA DEL FILOSOFAR
Acerca del libro La escuela pública apuesta al pensamiento
(Walter Kohan – Fabiana Olarieta)
Dra. Liliana Judith Guzmán
Título: La escuela pública apuesta al pensamiento
Autores: Walter Kohan – Fabiana Olarieta, coordinadores
ISBN 978-950-808-758-4, Rosario: Homo Sapiens, 2013. 253 páginas.
Siempre que uno lee un texto de Walter Kohan (libro, entrevista, conferencia,
seminario, etc.) advierte un conjunto de pensamientos que hacen confluir, en
gran medida, la tradición filosófica occidental, el canon filosófico (o el conjunto
de textos transmitidos escolásticamente en la enseñanza de la filosofía), la
capacidad de pensar y la premisa kantiana según la cual la enseñanza de la
filosofía consta, más que de aprender Filosofía, de aprender a filosofar.
En este contexto, La Escuela pública apuesta al pensamiento, de Walter Kohan y
Beatriz Olarieta, viene a dar continuidad a los trabajos que Kohan desarrolla
desde hace ya largo tiempo, desde sus investigaciones sobre la propuesta de
Mathew Lipman para sus estudios de doctorado. Pero como nota distintiva,
este nuevo libro de Kohan en colaboración con Olarieta, da cuenta no sólo de
la interpretación del Programa Filosofía para Niños, en su variante de
Filosofía con Niños, y como tonalidad específica traza una bella, emotiva,
reflexiva, crítica y proyectiva trama donde se exponen las experiencias
realizadas desde el proyecto de Extensión universitaria “Em Caxias, a filosofía
en-caixa?!” del Núcleo de Estudios Filosóficos de la Infancia (NEFI) de la
Universidade del Estado de Río de Janeiro, con un conjunto programático y
creativo de actividades de promoción de la filosofía, desarrolladas en escuelas
públicas del municipio Duques de Caxias. Ello en consonancia con el trabajo
intenso y riguroso que Kohan lleva adelante hace largo tiempo con distintos
grupos docentes y académicos de distintos países.
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La Escuela pública apuesta al pensamiento es un libro de experiencia. Y de una
experiencia de infancia y de filosofar, donde precisamente el filosofar no
consta de un cuerpo determinado de saberes a transmitir sino de la capacidad
colectiva entre alumnos y maestros para problematizar sus propias preguntas,
sus propias experiencias. En efecto, Michel Foucault nos enseña que todo
libro es una experiencia: “Una experiencia es algo de lo que uno mismo sale
transformado. Si tuviera que escribir un libro para comunicar lo que yo pienso antes de
comenzar a escribir, nunca tendría el valor de emprenderlo. Sólo lo escribo porque todavía no
sé exactamente qué pensar de eso que me gustaría tanto pensar. De modo que el libro me
transforma y transforma lo que pienso. Cada libro transformaba lo que pensaba al terminar
el libro precedente”1.
Entonces, La Escuela pública apuesta al pensamiento es un libro de experiencia: de una
experiencia transformadora construida colectivamente en un horizonte
dialéctico, de conocimiento y de prácticas, de apertura y de diálogo. En su
horizonte de apertura dialéctica, a estas alturas ya característica propia de los
libros de Kohan, este texto también es una obra de intertextualidad entre la
palabra de Sócrates, Platón, Lipman, Foucault, Rancière, Deleuze. Porque en
los textos de Walter Kohan hablan todas las voces de su biblioteca,
dialogando entre sí y propiciando una mirada renovadora de los clásicos y los
contemporáneos para un pensamiento transformador de la educación.
En esa apertura dialéctica de su obra habría que distinguir entre distintas
variantes del discurso que componen el libro, pues como dice Barthes, se trata
éste de un libro cuya interpretación deviene en la lectura de una pluralidad que
debemos poder apreciar: “interpretar un texto no es darle un sentido (más o menos
fundado, más o menos libre), sino por el contrario, apreciar el plural del que está hecho”2.
Una de esas variantes es el diálogo entre pensamiento y extensión universitaria, pues
la universidad en este testimonio del libro es una institución donde la
Educación Superior va al encuentro de la Escuela Pública, no para “transferir”
una línea específica de enseñanza de la Filosofía, sino para generar un espacio
de emergencia del pensamiento en virtud de la cual la Infancia pueda filosofar,
y donde la filosofía puede habitar la palabra de una experiencia educadora. En
esa experiencia hay pensamiento, hay una práctica del filosofar, hay un trabajo
1 Foucault, M. La inquietud por la verdad, Fondo de Cultura Económica: Buenos Aires, 2013, pp. 33-34 2 Barthes, R. S/z, Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2004, p. 14.
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de compromiso y una apuesta a una forma de educar en la cual el diálogo, el
asombro, la interrogación y las historias de vida son el lugar de las preguntas
de la Infancia. Y ese espacio de diálogo y de emergencia, según da cuenta el
relato testimonial que compone la experiencia del libro, es un espacio posible
por obra de un proyecto extensionista, esos nobles y productivos espacios
universitarios en los cuales la universidad va al encuentro de la escuela, para
pensar, para formar(se) y transformar sus prácticas educativas desde otra
forma de pensamiento y de discurso.
Otro punto de encuentro dialéctico es el espacio de relación con el tiempo. En el
libro La Escuela pública apuesta al pensamiento, el tiempo es un tema transversal,
elemental y confluyente. El tiempo como problematización y como morada de
la práctica filosófica, el tiempo como espacio de posibilidades del pensamiento
y como medida singular, única en cada caso, de una experiencia que no es
medible cronológicamente precisamente por constituirse en un instante quizás
poético, quizás metafísico, pero en ese tiempo en que alguien piensa, como
una Infancia arrojada al pensar sea cual sea la edad de quien piensa y se atreve
a habitar el lenguaje desbordado de preguntas, de experiencias, de deseos, de
ausencias, de memoria, de olvidos, y de tantas cosas que hacen a nuestros
modos de estar-en-el-mundo de hoy, en este presente histórico que nos
constituye.
La experiencia de una infancia capaz de filosofar entra, en este texto, en
intrínseca relación con la palabra, con el lenguaje que nos atraviesa, que nos
habla, que nos piensa, nos forma, nos hace ser lo que somos. En este libro la
relación con el lenguaje deviene en un espacio múltiple de reflexión con el
pensar, y en todas sus direcciones: pensar la teoría y sus formas de
conceptualizar la práctica del filosofar, con relación a la enseñanza y a la
transmisión de una experiencia del lenguaje a través de la inquietud, las
preguntas, la pasión por pensar, la inquietud de sí puesta en palabras y en el
cuerpo del lenguaje, sensible, emotivo, no siempre racional, de ese cuerpo del
lenguaje que interroga el pensar y que hace pensar, que hace de la experiencia
(y del tejido de las experiencias que constituyen a cada quien) una morada y
destino del conocimiento, un camino vivo y apasionado al pensamiento, a lo
que se desea pensar.
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Otra relación hecha cuerpo en el conjunto del libro es la intrínseca relación
entre Infancia y Filosofía, eje específico del cuerpo de textos de Kohan y que
aquí se construye con Fabiana Olarieta y todo un equipo de docentes de
universidad y de escuelas. En efecto, esta relación constituye propiamente el
comienzo, horizonte y sentido de ese largo camino que Walter Kohan ha
transitado. Tal camino se trazó de la puesta en diálogo del pensamiento sobre
qué es enseñar filosofía y para qué propiciar la experiencia del filosofar en
varias direcciones: con la biblioteca de los clásicos, con las bibliotecas de los
contemporáneos, con los textos de debate y actualización de colegas y pares,
con los maestros y con la comunidad académica en el deseo de pensar un
mundo mejor, no transformado ambiciosamente por la filosofía, sino deseado
por el lenguaje y los sueños de las preguntas de la Infancia, libre (y liberado)
de dogmas, de totalitarismos, de hegemonías del pensamiento, sean del color
que sean.
La Infancia protagonista de este libro, y lo mismo ocurre en los otros libros
escritos y/o dirigidos por Walter Kohan, le hacen justicia a aquel bello sueño
pedagógico de la educación de los clásicos: la Infancia es un lugar para la
Filosofía, la Filosofía es un tiempo de Infancia, es un tiempo y un modo de
mirar e interrogar el mundo, la vida, a uno mismo para atreverse a pensar y a
ser alguien libre, comprometido ética y socialmente con la historia del
presente. Jaques Derrida, en su lectura de Platón, nos dice que la escritura es
pensamiento escrito que, aunque repetido, acontece y es vivido como un
juego de niños: “… Platón, que ya decía en el Fedro que la escritura no puede más que
repetir(se), que “significa (semainei) siempre lo mismo” y que “es un juego” (paidia)”3. Y
esto ocurre con La escuela pública apuesta al pensamiento, el filosofar juega
preguntando, pregunta jugando, y llevado a la escritura, nos invita a jugar.
En el cuerpo del texto, si uno toma el índice de La escuela pública apuesta al
pensamiento, quizás a primera vista se tiene la ligera impresión de estar ante un
relato de experiencias, y sin embargo, aquí la experiencia se hace pensamiento
y se transmite escritural y vívidamente cual conocimiento activo sobre
problemas, prácticas, teorías, lecturas y consideraciones acerca de qué sea
posible cuando la escuela se dispone a filosofar. Dice Giorgio Agamben que
“la idea de una experiencia separada del conocimiento se ha vuelto para nosotros tan
3 Derrida, J. La Diseminación, Madrid: Editorial Fundamentos, 2007, p. 95
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extraña que hemos olvidado que, hasta el nacimiento de la ciencia moderna, experiencia y
ciencia tenían cada una su lugar propio”4, y ello es evidente en La escuela pública
apuesta al pensamiento: no hay un pensamiento escindido de la experiencia, pero
no hay conocimiento pedagógico sobre el filosofar de, para y con la Infancia
sin que previamente no se constituya tal convocatoria en un dispositivo de
experiencia. Dispositivo de experiencia aquí compuesto por elementos
fundamentales para filosofar con la Infancia: la disposición inicial, la vivencia
de un texto, la problematización de temas/preguntas, el diálogo, los ejes a
desarrollar en el fluir de un pensamiento compartido y la continuidad de cosas
para seguir pensando y nutriendo esa experiencia en otras experiencias y en
terreno de discusión y pensamiento, en práctica de conocimiento5.
¿Qué ejes o problematizaciones, en sí, constituyen el tejido del texto? Todas
aquellas problematizaciones que, en la secuencia de capítulos, hacen a la
misma práctica del filosofar de la que el libro da cuenta: el filosofar como
proyecto (W. Kohan), el filosofar como educación transformadora (Vanise Dutra
Gomes), el filosofar como otro ejercicio del pensar otras formas de relación con la
comunidad (Adelaíde Léo, José Ricardo Santiago), el filosofar como otra
experiencia del tiempo (B. Olarieta), el filosofar como ejercicio de extranjeridad y de
hospitalidad (J. Wozniak), el filosofar como nuevo nacimiento (Mirella Fant y
Solang Noronha), el filosofar como diálogo y conversación (Corina Salas, W.
Kohan), el filosofar como ir a la escucha de otras voces (W. Kohan, F. Olarieta, J.
Wozniak, G. Ferraro, J. Mercon, M. Lorieri, R. Pedro, L. Agratti), el filosofar
como experiencia poética o de creación (Danilo A. Santos Melo).
En su ensayo Infancia e Historia. Destrucción de la experiencia y origen de la historia,
Giorgio Agamben problematiza las posibilidades de la experiencia, y de pensar
la experiencia, en especial atención a como la Infancia piensa su Historia, y
pregunta Agamben: “¿Existe una experiencia muda, existe una in-fancia de la
experiencia? Y si existe, ¿cuál es su relación con el lenguaje?”6. En ese desafío por
pensar la experiencia de la infancia que piensa, y por hacer de la filosofía una
4 Agamben, G. Infancia e Historia. Destrucción de la experiencia y origen de la historia, Buenos Aires: Adriana Hidalgo, 2011, p. 15 5 Tales son los nudos que hacen posible la “composición de una experiencia” en filosofía con niños, según lo expuesto por el autor en su capítulo “Palabras, pasos y nombres para un proyecto”, en La escuela pública apuesta al pensamiento, Rosario: Homo Sapiens, 2013, p. 19 y ss. 6 Agamben, G. Infancia e Historia. Destrucción de la experiencia y origen de la historia, Buenos Aires: Adriana Hidalgo, 2011, p. 47
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experiencia de infancia y de la infancia una experiencia con la filosofía, en ese
desafío Walter Kohan, Fabiana Olarieta y todo el equipo de trabajo de este
proyecto universitario extensionista han podido transitar el camino que va del
pensamiento a la escuela, y de la escuela a la infancia, para luego emprender
regreso al pensamiento escrito, compartido, divulgado y por sobre todo,
filosofado, en una transición de la experiencia de la imagen, la experiencia del
silencio, la experiencia de preguntar y preguntarse, hacia una experiencia del
lenguaje donde el pensamiento piensa la historia, y la piensa como experiencia
aún capaz de pensarse por los ojos y las preguntas de la Infancia, como en un
paidia, como en un juego platónico y no tanto, del país de los niños.
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