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ejércit
REVISTA ILUSTRADADE
LAS ARMASY SERVICIOS
ÑUM. 32 f SEPTIEMBRE• 1942
SUMARIO
Defensa de los frentes del
mar.
— Coro
nel González Pons.
La Infantería.
— Teniente CoronQi Ar
mendáriz.
El boxeo como deporte militar de com
bate.
—
Comandante Cervera Cencio.
Artillería de asalto.
— Capitán Ediandi.
Las “Reflexiones Militares”, de Santa
Cruz de Marcenado.
Papeles olvidados del Gran Sitio de
Gibraltar. — Teniente Coronel Vigón.
Defensa antiaérea. — Capitán Martínez.
Lorenzo.
Bombardeos aéreós. — Teniente Coronel
Loscertales.
Cosas de antaño.
—
General Bermúdez
de Castro.
La ‘Prensa, arma de guerra. — Teniente
Coronel Díaz de Villegas.
Morteros de 81.’ Preparación del tiro.—
Teniente Coronel Rodríguez Cano.
Equilibradores de cuna. — Comandante
Ordinas.
Ideas, reflexiones.
1
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EL CRITERIO
Uno de los problemas más interesantes de la guerra mo
derna es el de la organización y dirección de la lucha en los
frentes del mar.
En la actual contienda, fuerzas importantes se trasladan
de continuo por el aire y por el mar para combatir en luga
res alejados de sus bases de partida; las batallas se denomi
nan ya del Atlántico, del Mediterráneo y del Pacífico, nom
bres que por sí solos expresan la extensión mundial de la
guerra y la importancia de la lucha por el predominio sobre
las rutas del mar.
Aparecen en la guerra de hoy conceptos nuevos de lucha
integral, que hacen desaparecer las ideas de predominio
entre las actuaciones características de los diversos Ejérci
tos: “Brilla como ha dicho nuestro Caudillo, en ocasión
de enjuiciar la actual contienda.— la acción de conjunto en
los movimientos y en la coordinación de los medios, de tal
modo que no sabemos a quién admirar más: si a los que
asaltan las líneas fortificadas más potentes que la Historia
registra, o a los que coordinan la acción del Aire, del Mar
y de la Tierra para la Victoria.”
En la defensa de losfrentes del mar se hace más estrecha
la colaboración de los Ejércitos por la necesidad de coordinar
su epleomediante.una.serie de acciones y de reacciones
que se complementan. La unidad de mando, como garantía
de esa coordinación, es fundamental para la conducción de
la batalla. Por esto, y del empleo simultáneo y conjunto de
los diversos Ejércitos, ha nacido el nombre genérico que los
ha fundido bajo el de Fuerzas Armadas, en un concepto
integral que representa el poder naval, el poder aéreo y el
poder terrestre de la Nación en armas.
EL PODER MARITIMO
El poder marítimo de un país depende esencialmente de
su situación geográfica en el mundo. Difícilmente puede
engrcindecerse un pueblo, o conservar su grandeza, si su
posición geográfica no le proporciona un poder marítimo
decisivo sobre alguna de las grandes rutas intercontinen
tales.
No es sólo la posición geográfica, sino también la conf iga
ración de losfrentes del mar. En este aspecto puede afirmarse
que la configuración geofísica de un país determina sus po
sibilidades en relación con su poderío marítimo.
El poder naval, el aéreo y el terrestre hacen efectivo aquel
poderío y garantizan su desarrollo y conservación. Pero es,
sobre todo, el afán de la raza por imponer sus derechos al
dominio, del espacio indispensable para su desarrollo vital
el que constituye, con su fe en el porvenir, y en la justicia
histórica de aquel derecho, el espíritu imperial que abre a
los pueblos el camino de su grandeza sobre las rutas
del mar. .
EL PODER NAVAL
Las flotas de guerra y de comercio, con sus bases navales
y la libertad de acción sobre las grandes rutas interconti
2
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F1UiilMT1 S MELHAJIL
1
nentales, constituyen, en pazy en guerra, el poder naval de
una náción.
Las bases son el complemento indispensable de las flo
tas. Cadenas de bases jalonan los caminos de ur Imperio
y expresan siempre un propósito de dominio marítimo cla
ramente definido: dominio de rutas intercontinentales sobre
pasos obligados en la comunicación de mares y océanos;
jalonamiento de las rutas cuyo dominio permite defender o
alcanzar emporios coloniales; frentes del mar que permiten
defender las bases y los litorales contra las agresiones de
potencias rivales. La situación y. calidad de las bases, sus
cualidades estratégicas para la dispersión y concentración
de los medios, es lo que mejor define, con la calidad y canti
dad de las flotas, lo que es y significa el poder naval.
Las bases navales, con sus arsenales y frentes marítimos
organizados, constituyen el fundamento estratégico del em
pleo de las Flotas de guerra. En la defensa de esos frentes
participan todas las fuerzas armadas, y de esas bases parten
las expediciones ultramarinas que permiten conservar o con
quistar el espacio vital indispensable a la expansión de la raza.
- Las Flotas de guerra se organizan a base de los grandes
y poderosos acorazados modernos, capaces, con los porta
avions de hacer efectivo el dominio de los mares; son-los
que luchan por el predominio en misiones esencialmente
ofensivas, cuyo principal objetivo es la destrucción de los
acorazados del adversario. Solamente en caso de sobra de
medios se emplearán los barcos de línea, que constituyen el
fundamento del dominio, en misiones de apoyo de opera
ciones combinadas con las demás fuerzas armadas. Sin
embargo, elforzamiento de pasos obligados, cuando el éxito
de su intento tenga carácter trascendental para la solución de
la guerra, podrá ser también misión principal de las Flotas.
La artillería primaria o principal de un acorazado mo
derno se compone de ocho a diez piezas de calibre único en
cada Unidad. Todos los calibres de esas piezas oscilan entre
los 35 y los
40
centímetros, a emplear con proyectiles de alto
explosivo o gran fuerza de penetración, que representan el
transporte, a velocidades superiores a los 8oo metros por
segundo, de masas que varian con aquellos calibres de los
600 a los i.ooo kilogramos de peso, y alcance de
30
y hasta
50
kilómetros.
En los acorazados, el enorme peso que representa esa ar
tillería y sus municiones; la de calibre medio y la anti
aérea, que alcanzan entre todas el ¡8 por roo del total; el
de las corazas verticales, ya en algunos modelos de
40
cen
tímetros de espesor, y de las horizontales, sencillas o dobles,
y superiores a una mitad de aquel espesor, con un peso en
total del
32
por
¡00;
y el de las máquinas, que llega al
18 por roo, no impide que éstas sean tan poderosas que les.
permiten una velocidad de
50
kilómetros por hora, como
término medio.
Un barco de línea no es otra cosa, en síntesis, que un
fuerte acorazado y móvil dotado de una masa de artillería
capaz de efectuar concentraciones de fuego por salvas cen
tradas rápidamente mediante el empleo de direcciones de
tiro muy precisas, capaces de hundir en pocos minutos a
sus rivales. Y en esto precisamente descansa el principal
principio de. la táctica naval: procurar siempre la concen
tración defuegos para obtener inicialrnente la rápida inuti
lización de alguna Unidad de línea del adversario.
Los cruceros de batalla, con mayor velocidad que los bar
cos de línea, gracias a su más débil coraza, son el comple
mento de los acorazados en la batalla naval, porque consti
tu yen una masa de fuego móiiil y muy potente que permite
obtener grandes concentraciones de fuego sobre una parte
de la Flota, adversaria. Pero la experiencia de la batalla de
Jutlandia, y actualmente el rápido hundimientó del “Hood”,
dan la preferencia al acorazado.
El crucero acorazado pesado constituye un refuerzo 4e
fuego en la batalla, y es el encargado del apoyo de acciones
combinadas con el Ejército de tierra, cuando el dominio de
los mares está asegurado contra la actuación de la Flota
principal adversaria. La artillería principal de
estos
cru
ceros es de
20
a
30
centímetros de calibre.
Los cruceros ligeros, de gran velocidad y escasa potencia
artillera, efectúan la exploración y toma de contacto; la
protección de convoyes en rutas dominadas, y actúan eficaz-
mente por golpes de mano sobre líneas de navegación y ços
tas del adversario.
Los destructores constituyen la escolta indispensable de
los acorazados, cruceros y portaaviones; realizan la explo
ración próxima; vigilan y actúan sobre los submarinos;
atacan, sobre todo de noche y por escuadrillas, a los grandes
barcos de la Flota adversaria, y colaboran con los cruceros
ligeros en la persecución después de una batalla naval vic
toriosa. Su gran velocidad y potencia ofensiva les hace im
prescindibles en todas las operaciones ñavales.
Los submarinos desempeñan misiones que requieren di
versos tipos: de gran radio de acción y poder ofensivo para
la’ actuación lejana; de tipo medio para el ataque, en rutas
próximas, a convoyes y defensa de litorales, y, por último,
los de pequeño tamaño para golpes de mano en el interior
de las bases eenmigas, y probablemente para su empleo
en la base naval. Estos últimos tipos, aun desconocidos,
‘debe suponerse son transportados a bordo de otros barcos,
incluso de submarinos de gran radio de acción, puesto que
han actuado a grandes distancias de sus bases. Por eso es
por lo que suponemos han de poder emplearse en la batalla
naval, a la que no pueden concurrir los que se trasladen con
sus propios medios a velocidades pequeñas.
Los submarinos de mediano radio de acción actúan con
tra los convoyes enlazados, orientados y dirigidos desde el
aire. Para esta misión se émplean escuadrillas de subma
rinos, y se simultanea su acción con la de aviones de gran
radio. La combinación submarinos y aviones permite es-
parar y dispersar los convoyes y sus escoltas; después, la
persecución y destrucción de los. 1.arcos mercantes.
La lancha rápida torpedera es, por su velocidad a pesar
de su escaso radio de acción, un enemigo temible incluso
para los destructores, a los que supera en velocidad. Son
3
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- indispensables para la defensa activa de las bases navales
y para impedir el paso de los Estrechos, siempre que en el
interior de éstos dispongan de refugios bien protegidos:
mantiehen la vigilancia antisubmarina y. de los campos de
minas y son el complemento indispensable en toda defensa
activa de los frentes del mar.
El barco,minador y el rastreador de minas se destinan a
la creación o anulación de los campos de minas. Estos cons
titu yen una defensa pasiva que, como todas las de esta clase
• requieren su conjugación con la defensa activa por el fuego
y por medio de barcos rápidos que impidan su destrucción o
rastreo.
El portaaviones, barco de gran velocidad y radio de
¿icción, con poderosa coraza, constituye ,el medio de trans
porte de la aviación naval, complemento indispensable para
la actuación de las Flotas y para todas las operaciones na
vales importantes.
EL PODER AEREO
Si la Flota üérea puede enfrentarse con una Flotc naval
adversaria, no protegida por la suya, probablemente resul
- fará
vencedora. Por lo menos, así lo hace creer el hundimiehto
de los acorazados “Bismarck;”, “Prince Of Wales” y
“Repulse”.
Estos éxitos no son de carácter definitivo: debemos espe
rar el resultado de las grandes batallas navales, que proba
blemente habrán de desarrollarse durante la actual con
tienda mundial, en las que todo parece como si la solución
definitiva estuviese pendiente precisamente del dominio en
la lucha entre los medios navales y aéreos.
Lo que sí podemos establecer ahora es que la velocidad de
los barcos de guerra y su defensa antiaérea, incluso con
tando con el auxilio de los barcos rápidos, especialmente
* armadas para la lucha contra la Aviación, no son suficiente
garantía contra los ataques de aviones’ torpederos, lanzados
en cantidad suficiente y con propósito decidido de alcanzar
sus objetivos.
Por eso, cuando ‘las Flotas navales tienen que operar
fuera del radio de acción de sus bases aéreas terrestres,
deben ir acompañadas de portaaviones para disponer deuna protección aérea que permita la exploración, el enlace
QUEMA núm. i.—Despliegue teórico de la artillería
primaria en una base naval.
4
B. primarias de
3
8 B. intermedias de
3
52 B. ligeras de4
y el dominio del aíre durante la batalla. Tan fundamental
es este dominio, que llega a considerarse necesario para la
victoria.
La Aviación embarcada ha de ser muy potente, para
poder obtener el predominio sobre la del adversario, y será
muy difícil lograrlo sin disponer de bases terrestres próxi
mas. Por eso se impone el metodismo del avance y çreación
sucesiva de bases aéreas, para asegurar el éxito en las gran
dés empresas navales. Confiar en los portaaviones para
obtener el dominio del aire, es muy arriesgado, porque la
potencia y el radio de acción de sus medios aéreos es limi
tado y, probablemente, equivalente entre las grandes Flotas.
Con sólo esa Aviación, lo más probable es que se anulen
mutuamente al equilibrarse sus pérdidas, sin que ninguna
de las dos en presencia logre obtener el dominio sobre el
cielo de la batalla.
Sería un grave error considerar que una Flota naval no
precisa el concurso de los portaaviones porque las bases
aéreas terrestres puedan apoyarlas en los mares próximos.
La acción aérea del enemigo’ será tan rápida, que difícil
mente podrá .evitarse con la Aviación terrestré; aparte de
que, para ejercer una protección eficaz durante las opera
ciones’ navales, se produciría un desgaste excesivo al vérse
obligada a mantener en vuelo gran cantidad de aviones para
poder combatir en todo momento. El portaaviones ocupa ac
tualmente un papel casi predominante en la composición de
las Flotas, como lo demuestra el hecho de etnplearse, cada
vez con mayor frecuencia, la combinación de uno o dos aco
razados con un portaaviones para efectuar operaciones ofen
sivas en mares alejados de las bases aéreas terrestres.
Lo indudable es qué en todas las grandes batallas el pre
dominio, del aire es esencial para el triunfo, y que la idea
estratégica está totalmente subordinada hoy a conseguir
previamente la seguridad de obtenerlo.
En la defensa de losfrentes del mar es mayor, si cabe, la
importancia del dominio aéreo, hasta el punto de no podér
cohcebirse ninguna acción naval contra ellos, y menos la
óperación de desembarco, sin tener la seguridad de obtenerlo.
La vulnerabilidad aérea de, los transportes y barcos,auxi
liares hace muy dfícil y peligrosa su aproximación a costas
sobre ‘lasque el adversario posea ese dominio: la Flota se
expondría a bajas muy importantes para obtener ,efectos
muy limitados, si sólo se propone el bombardeo; y en caso
de desembarco, las fuerzas desembarcadas serían aplastadas
probablemente por la Aviación adversaria, antes de conse
guir establecer una amplia base de operaciones. Los abas
tecimientos y servicios serían punto menos que imposible en
esas circunstancias, y muy difícil’lograr la superioridad de
,fuegos que semejantes operaciones requieren.
En ‘la defensa de los frentes del mar es imprescindible’
establecer las bases aéreas con despliegue que permita la dis
persión de los medios, quedando garantizada su concentra
ción en tiempo y en espacio para obtener el dominio del aire.
Este problema es fácil de resolver cuando aquellos frentes
corresponden a territorios amplios, o cuando se trate de pasos
obligados en los que la Aviación puede actuar desde bases
situadas en el interior de las dos costas; pero es problema
difícil de resolver cuando se trata de la defensa de bases
nava les creadas en islas pequeñas y alejadas, o en terri
torios de pequeña extensión.
La acción aérea ha extendido tan considerablemente su
radio de acción, que alcanza hoy, con carga eficaz, distan
cias superiores á 3.000 kilómetros. En,lo que a la posibilidad
del apoyo de operaciones combinadas se refiere, ese radio
permite realizarlas prácticamente casi sin limitación, en
cuanto se escalonen las bases.
Por lo que se refiere a la acción aérea, combinada con los
submarinos, en la destrucción de convoyes, el ataque sobre
las rutas del mar más alejadas se hace posible, porque el
avión permite el aprovisionamiento de aquéllos a grandes
distancias.
La exploración, la vigilancia inmediata, la acción anti
submarina ‘en la defensa de los frentes del mar, se realiza
piezas
= 12
piezas.
piezas
=
24
piezas
=
48
Total.
•
84 piezas.
Base
4
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El
ataque dila Aviacion,
bien que proceda de porta
aviones o de bases, no pue
de contrarrestarse más que
con el empleo de la aviación
de caza, en cantidad sufi
ciente para obtener la supe
rioridad sobre la adversaria
e interceptar el camino a la
de bombardeo.
La coordinación de los
medios aéreos con los te
rrestres para oponerse a las
acciones naval y aérea del
adversario es de importancia
capital. El arma aérea ha
de combatir principalmente
para obtener el dominio; ha
de cooperar en la batalla
con sus aviones torpederos y
de gran bombardeo; ha de
mantener también constante
exploración y vigilancia, y
debe crear campos de minas
donde no sea posible situar
las ancladas. Se dibuja per
fectamente que las dos pri
meras acciones son princi
pales. Ambas requieren
concentración y mandos se
parados, debiendo quedar la
aviación de cooperación di
rectamente subordinada al
mando de conjunto delfrente
defensivo.
La lucha por el dominio
del espacio aéreo debe ser
independiente cuando a la
vez tenga que atender a otros
frentes.
EL PODER
TERRESTRE
hoy casi exclusivamente por medio de la Aviación; garan
tiza además contra los ataques por sorpresa, siempre que la
situación de las bases de partida del adversario no le permi
tan la aproximación y ataque durante la noche.
El avión explorador de alta mar, con gran radio de accióny poderoso armamento defensivo, goza de gran autonomía
y constituye un elemento indispensable de observación y
coordinación de los medios navales, tanto de superficie como
submarinos, y la garantía de que los medios terrestres po
drán actuar a tiempo sin necesidad de tener que mantenerse
desplegados sobre los frentes del mar.
Lasfortalezas volantes, con capacidad para llevar cinco
proyectiles de I.ooo kilogramos de peso, que pueden alcan
zar el blanco con velocidades próximas a los 500 metros por
segundo, son enemigos temibles para los acorazados y los
portaaviones; pero son los torpederos aéreos el peor de sus
adversarios, porque, pilotados por hombres decididos al sa
crificio, será muy difícil evitar los torpedos lanzados al
agua a pocos cientos de metros del objetivo.
Las fuerzas arrnadas del
Ejército de tierra son un ele
mento básico en la defensa
fuego,
defrentes del mar.
Los medios terrestres se
distribuyen en dos grandes
agrupaciones: elementos de
reacción defensiva y elemen
tos de reacción ofensiva. Las zonas fortificadas representan
la garantía de permanencia de los elementos fijos y la liber
tad de acción de los móviles, tanto de la agrupación defen
siva como de la ofensiva.
Las dos agrupaciones deben estar bajo un solo mando,
con medios propios de vigilancia aérea que le permitan ob
tener una información segura por losmedios más rápidos.
Los elementos fijos de la acción defensiva terrestre son la
Artillería de costa y el despliegue de los medios de observa
ción, con y sin visibilidad Pueden considerarse también
como elementos fijos las tropas desplegadas en las zonas de
resistencia organizadas.
Elementos móviles de reacción defensiva terrestre son los
mismos; pero que no se instalan para poder desplegarlos en
los lugares donde se efectúe el ataque principal y puedan así
actuar por sorpresa.
Los medios de reacción ofensiva son esencialmente móviles
y deben ser motorizados. Desde el momento en que al ene
migo no le será casi posible realizar sus ataques en todo el
La artillería montada sobre ferrocarril exige una perfecta estabilidad en el
que se consigue con grandes puntales clavados en el terreno.
5
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ESQUEMA núm. 2.—Despliegue teórico de la artillería
primaria eñ un Estrecho.
• frente simultáneamente, la defensa debe mantener, por lo
menos, la mitad de sus medios en reserva• para lanzárlos
a la contraofensiva inmediata, antes de que el adversario
consiga establecerse sólidamente al amparo de su poder
naval y aéreo. Constituyen los medios móviles ofensivos las
fuerzas del Ejército de tierra, a base de la Infantería, apo
yada por Artillería de campaña y antiaérea, y con fuerte
proporción de elementos acorazados. Sus misiones princi
‘pales serán vigilar y anular la acción de los paracaidistas
y lanzarse a la contraofensiva inmediata.
Las zonas fortificadas deben establecer un sistema que
comience en las orillas accesibles del mar y no termine
hasta comprender, en profundidad, los principales com
partimientos del terreno, en forma que sea posible ejercer
desde ellos la acción contraofensiva, en forma violenta in
mediata, hacia el que sea ocupado por el enemigo.
La cantidad de elementos fortificados debe responder es
trictamente a la importancia de cada parte, con arreglo a
una idea de maniobra, en la que se destaque netamente dóri
de habrá de realizarse probablemente el esfuerzo principal
del adversario. Esto es difícil de discernir con claridad en
toda acción defensiva, sobre todo en la de losfrentes del mar.
Por eso habrá que contentarse én la mayoría de los casos con
establecer una zona de resistencia a’ base de un sistema de
fuegos cruzados, mcís o menos densos y profundos, con arre
glo a la importancia de cada lugar. En todo caso, compren
deremos que hay suficiente prof un4idad en la zona cuando
garantice una resistencia en tiempo que permita la llegada
de las reserva.ç móviles. En los demás lugares, de escaso in
terés, hahrá que limitarse a instalar una zona’ de vigilancia
que impida la sorpresa.
El elemento principal de la defensa de losfrentes del mar
es el artillado. Un frente marítimo debe artillarse bajo los
mismos principios de aplicación a los terrestres, que permi
ten dispersar el material sin perder la posibilidad de obte
ner concentraciones de fuego de masa suficientes para poder
neutralizar la principal ventaja del enemigo: concentra
ción rápid. de sus medios para obtener la sorpresa y la su
perioridad de fuegos.
El despliegue e instalación de la Artillería de costa debe
obedecer a un plan de fuegos netamente definido, porque la
rectificación es muy costosa y conduce a veces a la descon
fianza en la eficacia del sistema, dando lugar a dudas que
no deben producirse en asunto de tanta importancia para
la defensa nacional.
No siendo posible ni necesario establecer un plan de arti
llado que comprenda todos los frentes del mar, éstos deben
clasificarse por zonas, comenzando por diferenciar los que
deben organizarse con carácter prohibitivo (como son las
bases navales principales y el paso de los Estrechos), de los
que sólo requieran una defensa que aleje relativamente una
acción naval que trate de destruir poblaciones y éentros in
dustriales de importancia. En las zonas indicadas como
principales debe impedirse que la Artillería de costa pueda
ser neutralizada por una, acción de flanqueo fijo, como ocu
rrirá probablemente en caso de despliegue en proximidades
de una frontera con país adversario, o cuando la conf igura
ción dé la costa facilite fondeaderos apropiados a esa acción
de flanqueo desde el mar.
En todo caso, la oposición al flan queamiento la propor
ciona mejor, una masa móvil de artillería capaz de efectuar
contra batería eficaz e impedir el estacionamiento de los bar
cos en los lugares previstos.
El empleo de esa masa móvil requiere la previa construc
ción de caminos y emplazamientos diversos que permitan su
actuación, sin que haya sido posible al adversario descubrirla
mediante la información, como ocurriría si se estableciese
un apoyo fijo de artillería. Esa masa móvil deberá organi
zarse con gran propbrción de material antiaéreo, como ga
rantía de que su actuación no pueda ser neutralizada desde
el aire.
La cuestión de la dispersión del material y de la concen
tración de sus fuegos es diferente según se trate de bases
o
de Estrechos. En la defensa de’aquéllas la dispersión debe
ser mínima, para que los’sectores de tiro se superpongan al
máximum posible y cubran la totalidad del sector exterior,
cuyo radio ‘ha de ser, por lo menos, de
50
kilómetros para
obtener la debida protección contra el bombardeo naval.
En la defensa o prohibición de paso por los Estrechos, la
dispersión se aumenta al combinar los emplazamientos
entre las dos orillas, cuando la anchura permita la confu
gación de fuegos, y aumenta también la dificultad del
mando de conjunto. En todo caso, el despliegue debe ser
anplio y de la mayor longitud posible para que ‘la Flota
que trate deforzar el paso esté el mayor tiempo posible some
tida a concentraciones de fuego de densidad destructora su
ficiente. Estas concentraciones deberán cubrir todo el eje
principal del Estrecho.
El despliegue éomprenderá las agrupaciones de artillería
primaria, las de artillería intermedia y ligera y la artillería
especialmente antiaérea, en proporciones adecuadas.
Lo que distingue un calibre primario no es su medida,
sino el alcance y la potencia de perforación y destrucción de
sus proyectiles, en función de su masa, de su velocidad ini
cial y remanente, y de la rasancia de sus trayectorias.
A las grandes distancias, el tiro desde los barcos es muy
impreciso y sólo eficaz contra objétiuos muy amplios. La
artillería primaria de costa, invulnerable prácticamente
para la de los barcos’a distancias mayores de ¡8 a 20 kiló
metros, debe óbtener sobre aquéllos impactos que incidan
bajo ángulos inferiores a los
20
grados para poder perforar
los blindajes verticales de los acorazados. Para perforar las
cubiertas es necesario el empleo de proyectiles de 1.000 kilo
gramos, que alcancen el blanco bajo ángulos mayores de
30
grados y a velocidad remanente de, por lo menos,
500
me
tros por segundo. Pero no es necesaria la perforación para
inutilizar un acorazado. Basta el empleo de proyectiles de
alto explosivo, incluso a las mayores distancias de tiro, y
6 B. primarias de 3 piezas
=
i8 piezas.
52 B. intermedias de 3 piezas
=
36
—
i8 B. ligeras de 4 piezas = 72
- —
Total. 126
Longitud total del eje: zoo krns.
-1-
+
+
+
-1-
Radio alcance Primario. 35 kms.
Eje bajo el fuego de
2
B.
4 B.
68.
35 kms.
49
—‘
i6
—
Total. loo
—
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de aquí la gran ventaja de’las Baterías primarias de costa
en ‘su combate contra acorazados.’
La distancia de combate entre los barcos de l(nea y la
artillería primaria de costa depende esencialmente de la
visibilidad, que será siempre favorable a los primerós, por
estar en su mano la hora de iniciar la lucha.
En la batalla de los Dardanelos, la ayuda de los cañones
de los barcos fué extraordinaria en favor de las tropas des
embarcadas; muy apreciable contra los fuertes y Baterías
fijas, e ineficaz contra los cañones y obuses de la artillería
móvil qise actuaba desde posiciones ocultas: no pudo impe
dir la reacción de esta artillería, si bien hay que tener en
cuenta que se careció prácticamente de apropiada observa
ción aérea.
A las piezas primarias fijas les conviene, para su sega-
• ridad, disponer de cúpulas acorazadas; sin embargo, como
éstas no resisten sin averiarse en su funcionamiento el im
pacto directo de cañón
o
de la bomba pesada, habida cuenta
de su elevado coste y dificultad de instalacón, se estiman
improcedentes en la mayoría de los casos. La casamata de
hormigón armado es inadecuada para piezas de longitud
superior a cinco metros. Aun con esta dimensión es necesa
rio que la pieza pueda girar para disparar en todos lqs sec
tores de tiro, y los apoyos de la masa cubridora producirán
sectores muertos, que a toda costa deben suprimirse, porque
el ideal dé esta artillería, incluso la de calibres medios y pe
queños, es poder disparar en los 360 grados.
Aun está por resolver la cuestión de la defensa aérea de
esta artillería: los emplazamientos en caverna limitan el
sector de tiro y ofrecen la facilidad de corregir el tiro sobre
ellas y obtener su destrucción mediante un solo impacto
horizontal. En realidad, la garantía en la defensa antiaé
rea de la Artillería de costa no puede obtenerse más que por
medio de una gran densidad de piezas y ametralladoras
antiaéreas, y, sobre todo, por la reacción inmediata de la
aviación propia de caza.
Las Baterías primarias deben constar, de tres -piezas,
mejor de cuatro, para obtener la salva, único medio de cen
trar un blanco en movimiento. Buena prueba de esta nece
sidad la proporciona la acumulación de cinco y hasta de
seis piezas primarias en las torres superpuestas de los aco
razados.
La instalación en alto de las Baterías primarias es’acon
sejable, porque así domiñan mejór.para la-puntería directa.
Es esencial que la Art illéría de costa no quede, en un día a
ocasión trascendente, privada de aquélla y a mérced de una
avería de su dirección de tiro. La altura de emplazamiento
no interesa por el aumento de alcance, que es peqüeño; la
desventaja de quedar al descubierto en esa situación se corn
pensa con creces con la dificultad del tiro de los barcos si
tuados a nióel más bajo,- y la de corregir el tiro desde ellos
cuando detrás y delante del emplazamiento existan barran-
cadas que impidan la observación.
La principal condición dé los emplzamientos de Artille
ría de costa es que dispongan de buenos observatorios, y que
la silueta de sus piezas se proyecte sobre terrenos de mayor
cota. La desenfilada debe ser compatible con el tiro directo
y nula cuando sea necesario disparar a distancias cortas
o
con ángulos de depresión.
La artillería primaria no debe rehuir el .duelo con los
grandes navíos de’línea; por el contrario, debe actuar antes
que ellos para poder concentrar sus fuegos con tiempo para
mantenerlos alejados. -Los proyectiles de alto explosivo le
permiten actuar en esa forma. -
Este modo de proceder se justifica porque la inutilización
rápida de un acorazado es muy desmoralizadora para la
Flota atacante, y eso, que solamente puede lograrse mediante
la concentración de salvas, dada la gran capacidad dé resis
tencia de aquellos barcos, hay que tratar de conseguirlo cuan
to antes. La concentración de muchos disparos por minuto
sobre una sola Unidad naval’ es de mayor eficacia que el
duelo aislado de Batería contra acorazado.
En la lucha de un acorazado contra las Baterías prima-
rías de costa,’ la ventaja es a favor de éstas, por la mejor
observación dél tiro; por su estabilidad, diseminación y se
guridad, y, sobre
todo,
porque la coñcentración del fuego
será siempre más peligrosa para los barcos y más difícil de
obtener por ellos, ante la dificultad de conseguir una buena
observación, si no disfrutan de constante supremacía del
aire. La eficacia delfuego de los barcos contra las Baterías
de costa requiere el combate a distancias medias, en tanto
que el ‘de la costa contra ellos puede ser a distancias
grandes.
En realidad, la artillería fija de costa no podrá casi
- nunca -evitaran bombardeo lejano o prohibir en- absoluto
él forzamiento de un Estrecho, a menos de ser numárica
mente muy potente. Su acción debe reí orzarse con el apoyo
de artillería m6iil y con los medios navales y a’reos, lo
que requiere su conjugación con estos medios activos y
con los pasivos que representan los campos de minas,
minas a la deriva y estaciones de torpedos; éstas cuando se
trate de pasos obligados de anchura apropiada.
No está claramente determinada la clasificación de los
materiales de costa que puede considerarse como primaria.
Sin embargo, atendiendo a la velocidad inicial, al alcance
y a la potencia, puede considerarse que lo
son
el L.
28-45
alemán con-proyectil de
300
kilos, velocidad inicial de 870
metros y 34 kilómetros de alcance; el cañón francés C. ‘24
sobre ferrocarril, que alcanza 56 kilómetros, con proyectil
de 163 kilogramos y velocidad inicial de 1.065 metros; el
norteamericano C. 356-50, con proyectil de 635 kilogramos,
velocidad de
850
metros y alcance de 48 kilómetros, y, natu
ralmente, todos los de calibre 38 (entre los que descuella un
modelo alemárí de 72 kilómetros de alcance), y los que reba
sen ese diámetro. El máximo calibre de cañón primario es,
hasta ahora, el C.
406-50
norteamericano, de alcance 57 ki
•lómetros, proyectil de 1.067 kilogramos y velocidad inicial
de
823
metros. ‘ -
La artillería intermedia de costa, que es la de calibres
ESQUEMA núm. 3.— Despliegue teórico de la artille
primaria en un Estrecho.
Eje bajo el fuego ‘de 2 B. 35 kms.
-
4B.39
—
6B.26
6 B. primarias, de 3 piezas
=
18 piezas.
¡2
8. intermedias de 3 piezas
=
36
—
i8 13. ligeras de 4 piezas
=
12
—
Total. 126piezas.
Radio alcance Primario:’35Tkms.
1-
2
• Total. ¡po kms.
Longitud total -del eje:
¡oo
kms.
7
7/17/2019 RET 032 Septiembre 1942
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comprendidos entre
20
y
30
centímetros, con potencia suf i
ciente para perforar corazas de cruceros, desde los 18 a
20
kilómetros de distancia, e incluso la de los acorazados, a
menos de los io kilómetros, se conjugan con las Baterías
primarias en la proporción de una de éstas por dos de
aquéllas. Las piezas ligeras de costa son las de calibres io
a
15
centímetros. Su misión es contra barcos ligeros, batir
espacios muertos, protección de campos minados y para el
flanqueo de los accesos de las lanchas a as playas. Moder
namente se construyen con dispositiuo que les permite el tiro
antiaéreo.
Esta artillería no debe superponer su fuego al de la arti
llería primaria y media, aunque lo permita su alcance,
reservándose para el combate próximo y, sobre todo, para
la prohibición de desembarcos y tiro contra la Aviación.
Su mejor empleó es por sorpresa, y su proporción muy va-
Un detalle de las
fortificaciones ale
manas de la costa
atlántica. Refugio
para submarinos.
8
o
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riable; pero dado el gran número de barcos ligeros rápidos
que jorman parte de las Flotas y la eficaz acción de su arti
llería contra las piezas de costa, no situadas bajo cúpulas o
desenfiladas, así como la necesidad de disponer de piezas
antiaéreas de calibre entre io y 55 centímetros, aconsejan
que en todo despliegue de artillería de costa se cuente coñ
un número de Baterías ligeras igual a la suma de las pri
marias y de calibre intermedio.
Si se admite que la destrucción o, por lo menos, la inutili
zación rápida de un acorazado requiere la concentración de
las salvas de dos Baterías primarias, este número da el mí
nimo defuego que es preciso obtener en cada sector de prohi
bición. Teóricamente, si se trata de una base naval (es
quema núm.
i),
serían suficient’es dos sectores para cubrirla
a
50
kilómetros contra la acción naval enemiga que intente la
destrucciónde sus iñstalaciones; pero si el despliegue co
rresponde a la prohibición de paso de un Estrecho, habrá
que instalar varias agrupaciones de dos Baterías primarias
para garantizar la destrucción de los acorazados que inten
ten forzarlo. La artillería primaria deberá ser, en este caso,
en cantidad suficiente para que en toda la longitud del paso
se pueda obtener la concentración delfuego de dos Baterías
primarias, por lo menos. Teóricamente, también son ‘nece
sarias seis Baterías primarias, conjugadas en las dos ori
llas o desplegadas en una sola, para batir longitud de roo ki
lómetros de recorrido y para obtener en los extremos del eje
la concentración de dos; la de cuatro en casi todo el canal, y
en el centro de éste la de las séis Baterías. Como quiera que
los acorazados tardan dos horas en recorrer esa longitud, es
tiempo más que sobrado para la prohibición (esquema nú
mero
2).
El esquema teórico número 3 demuestra que es más
favorable el despliegue sobre una sola orilla, cuando la an
chura sea pequeña, no sólo por mayor potencia, sino por
mayor facilidad en el mando.
El empleo de la artillería de campaña, comprendido en
ella los cañones anticarro, constituye la garantía contra los
desem barcos en el momento de saltar a tierra la Infantería
adversaria. Piezas sueltas, Secciones y Baterías de todos
los calibres cruzarán sus fuegos en forma que hagan
imposible él acercamiento de las lanchas de motor y de
los barcos de transporte de las tropas de desembarco.
Y si éstas logran saltar a tierra, deberán quedar bajo el
fuego de destrucción de las masas móviles de artillería y .de
las armas automáticas situadas en la zona de resistenciapróxima a las playas. La garantía de la actuación de esta
artillería móvil, ya lo hemos dicho, depende de su protección
antiaérea.
Para la acción antilancha deben emplearse calibres pe
queños, de tipo rápido, entre los que son de mayor. eficacia
las piezas anticarro de la Infantería y los de la Artillería
antiaérea ligera.
Las posibilidades de despliegue de la Artillería anti
aérea en losfrentes del mar influye án la elección de.los asen
tamientos de las Baterías de costa, porque se debe tener en
cuenta que el enemigo no intentará el ataque sin tener ase
gurada su superioridad aérea. Entonces comenzará su ata
que a la costa con una intensa actuación de su poclér aéreo,
que tendrá por misión principal neutralizar, y si puede des
truir, la Artillería de costa.
La defensa antiaérea exige profundidad para que obtengaeficacia, porque la Aviación enemiga tendrá muchos cami
nos para llegar a alcanzar sus objetivos, y no se limitará a
venir de frente sobre la costa, a menos que la propia no le
cierre los demás. Estos caminos son los estratégicos; los tác
ticos, que son las partes de aquéllos inmediatos a los objeti
vos, no serán su continuación, en cuanto al rumbq, porque
éste, al llegar a las proximidades de las zonas .dé lanza
miento, tendrá que tener en cuenta la luz que favórezca el
bombardeo y, a la vez, perjudique a la reacción de.la arti
llería antiaérea, que será la encargada de la deferisá cuando
las formaciones propias de la caza-combate y persecución
sean impotentes para interceptar a los bombarderos ene
migos. .-
Los Grupos A. -A. deben situarse de modo que batan los
accesos probables, ten iendó en cuenta que los modernos apa
ratos de escucha A. A. permiten descubrir a los aviones,
con buena visibilidad, hasta
30
kilómetros antes de encon
trarse sobre la vertical.
En la determinación del número de Baterías y de Grupos
debe calcularse a base de poder obtener una barrera conti
nua que cubra el despliegue de la artillería primaria, por
lo menos en las direcciones probables del ataque, y cúya den
sidad, guarde relación con la importancia de las Baterías a
cubrir. Y cuando esto no sea posible, incluso contando con
la colaboración de la Artillería ligera de costa, provista de
dirección de tiro que permita disparar con ángulos de 8o gra
dos y proyectiles de espoleta apropiada, el número de Bate
rías A. A. será el de una por cada una de las primarias y
de las intermedias, siempre que las agrupaciones estén si
tuadas en espacio que permita cubrirlas, eficaz y simultá
neamente, por la acción coniunta de las Baterías A. A.
afectas a cada Batería. La proporción de Baterías de
20
mi
límetros para la defensa contra aviones en picado debe ser,
por lo menos, igual; es decir, Batería A. A. por Batería
de costa, siempre que la agrup.ación de éstas permita super
poner el fuego de aquéllas para cubrir simultáneamente a
las Baterías de cada una.
Complemento del despliegue.de la artillería en un frente
del mar es el de los çrganos de observación diurna y nocturna.
Lo más importante es asegurar la observación a través de las
nieblas naturales y artificiales. Esto se consigue con apara
tos a base de ondas hertzianas y de rayos infrarrojos.
Las primeras tienen una gran aplicación conjugando sus
estaciones en las orillas de los Estrechos. Estos aparatos
permiten obtener, sobre una pantalla, la silueta de los
barcos ocultos por la bruma
o
determinan su situación
porque su- masa impide la propagación de las ondas eléc
fricas.
La iluminación mediante proyectores, proyectiles, bombas
y. focos de iluminación )ermiten, con radio de acción res
tringido, la observación durante la noche. Los focos sirven
también para cegar a lós bárcos enemigos, situándolos
entre ellos y las costas.
El reparto de los medios de observación constituye un
verdadero despliegue táctico, bajo normas semejantes a los
que determinan el de artillería. Se destinan elementos a la
exploración y a la observación del tiro, y se mantiene siem
pre.una parte del material en -reserva. En principio, cada
Batería debe poseer süs medios propios de observación
diurna, y nocturna pero los proyectores deben colaborar
todos en la iluminación general del sector en que se en
cuentren.
- Es algo parecido a lo que ocurre con la artillería de
apoyo, directo, cuya acción se conjuga, en ciertas circuns
tancias, con la de conjunto en manos del Jefe de la gran
Unidad.
Todos los elementos de exploración sin visibilidad cons
tituyen un escalón de conjunto, y los aparatos de observa
ción, excepto los de ondas o rayos, que han de estar próxi
mos al nivel del mar, se instalarán en cota alta y lo más
avanzados que sea posible.
La superposición de medios es indispensable para asegu
rar la observación sin visibilidad. Al despliegue de explo
ración deben surnarse los elementos de Batería y de Grupo
y reforzar’el conjunto, en caso de ataque, mediante el empleo
de proyectiles de iluminación y las reservas de material
móvil.
Los proyectores deben tener. mando a distancia y varios
emplazamientos, así como observatoriospropios. Los apara
tos más importantes deben situarse en emplazamientos blin
dados y en lugares separados de las Baterías .y de sus pues
tos de mando y observación, para que éstos no sufran los
efectos del füego que’ se dirige contra aquéllós.
El Jefe de la observación sin visibilidad debe enlazarse
personalmente con el/jefe superior de la Artillería de costa
y poseer medios propios de enlace y transmisiones.
9
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Teniente Coronel
ARMENDARIZ
Del Regimiento2
EN
todas épocas se midió la superioridad del Ejército por
el valor de su Infantería, por ser ella la que rpresenta
el factor moral esencial de la victoria, la que prepara y eje
cuta el choque final y l a que asalta y toma posesión del
terreno del adversario. Por todo ello, los distintos Ejércitos
la proclaman en sus Reglaxlentos,como el Arma principal.
‘o
No obstante, todas las Armas deben ser solidarias y coope
rar en la lucha para asegurar el triunfo con el menor desaste
pósible; pero todas ellas, como dice el Reglamento táctico,
tienen que ‘obrar en beneficio de la Infantería, que es, en
definitiva, quien tiene que decidir el resultado final y vic
torioso del combate. Por lo tanto, debe siempre darse la im
portancia que merecen a la moral, instrucción y armamento
de la Infantería; cuando surgen perfeccionamientos en los
elementos que la integran, es cuando el Arte de la Gurra
se perfecciona y prospera. En la guerra actual puede obser
varse cómo la Infanterí a conserva su papel primordial. Por
eso, los alemanes se han preocupado siempre tanto de ella,
hasta el extremo de considerarla como el alma de su pode
roso Ejército.
Siendo, por consiguiente, la Infanterí a el Arma principal,
de su preparación en la paz tienen que depender, en gran
parte, los éxitos de la guerra.
La lucha de la Infantería es muy variada y com
prende los temas más diversos. Tiene por misión avan
zar, atacar, vencer y destruir al enemigo, ocupar el te—
r
fi
“La ¡nf anioría es el Arma principal. Todas ¡as
strab 4rmas dependen de ella. Con el fuego y el
asalto destruye al enemigo En el ataque
rompe
sus
sfltimas reSistencias, y en su defensa fracasan los
asal’os enemigos. La ¡nf sntería soporta la carga
prinii/,al del combate y sufre el
mayor
sacrificio.
Por ello ¡e pertenece la más alta gloria. La fuerza
principal de la Infanterla está en su espirite de
ataque. Este espíritu alienta en la confianza de sus
propias fuer sas. Su lucha debe ser dominada con la
voluntad de “1Adclante, siempre hacia el enemigo ”
(Reglamento alemán.)
Del soldado de asalto de ¡nf anteria se exige todo
lo más grande que el hombre puede dar. Por eso son
de especial importancia lah palabras que dicen:
CON EL VALOR DE SU EJERCITO, UN
‘PUEBLO PROSPERA O PERECE, Y CON
SU INFANTERIA, UN EJERCITO VIVE O
MUERE.
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rreno, mantenerse en él, enlazarse con otras Unidades,
informar al Mando de cuantas noticias de interés pueda
adquirir, etc. Misiones que por su variedad exigen de la
Infantería especial instrucción, p4rticular organizacióñ y
diverso armamento.
De los factores que intervienen en la lucha, el elemento
esencial y que sirve de fundamento al éxito es el soldado.
La fuerza nerviosa del hombre es el arma más decisiva y
temible; pero tiene gran importancia la fuerza material, el
armamento, cuya atención y cuidado debe ser objeto pre
ferente.
Los progresos de las arsas, y especialmente la dotación
que de e llas se hace hoy en día al-infante, influyen podero
samente en las consecuencias del combate, hasta el extremo
de que solamente puede combatirse hoy oponiendo a los
modernos armamentos otros equivalentes.
La maniobra, cuando puede efectuarse, es factor deci
sivo en el combate; pero el movimiento, la mayoría de las
veces, no es pesible sin la destrucción o neutralización del
enemigo por medio del fuego, factor de rearación. La
potencia de fuego reside en las armas; y la de choque, en
los hombres, aun cuando ambas están ligadas íntimamente
en el combate. La marcha debe ser preparada y protegida
por las armas, y por medio de ellas se llega al asalto que,
en definitiva, constituye el objeto final y más importante
del tombate.
-
El armamento debe ser objeto de preferente atención.
La guerra actual exige una variedad de armamento muy su
perior al de las anteriores, observándose, en primer lugar, la
necesidad de que la Infantería l leve consigo armas mediante
las cuales se baste a sí misma y pueda independizarse de las
Armas hermanas durante el combate; pues si bien es verdad
la necesidad de la cooperación de todas ellas para asegurar.
el triunfo, muchas veces se verá la Infantería en la necesidad
de resolver los problemas del combate por sí sola; y en este
caso, como decimos, necesita contar con armamento capaz
de ayudarla a r esolver la cuestión de manera rápida y ven
tajosa. Por esta razón, el Ejército alemán, modelo siempre
en cuestiones castrenses, ha dotado al Regimiento de Infan
tería con las ametralladoras ligeras y pesadas, lanzaminas,
morteros, etc., y- además con una Compañía de cañones
(13.8 Compañía), compuesta de tres Secóiones ligeras de
a. dos cañones de calibre 7,5 cm. cada una, y
de una Sección pesada con dos cañones de ca-
. -
libre i cm.; y otra Compañía de antitanques
(la 14.8), constituIda por cuatro Secciones de
a tres cañones antitanque cada una. Para la
lucha contra objetivos ocultos, tiene los mor
teros de 8 cm., que forman, dentro de la
Compañía de ametralladoras, una Sección es
pecial, y cuyo empleo está subordinado al
Mando del Batallón. Además, está armada la
Infantería con pistolas ametralladoras y fusi
les antitanque. La protección contra los ata
ques de la Aviación, y defeosa contra ellos,
se hace con las mismas ametralladoras, mon
CAÑON-onus de
152
mm. —Posee un al
cance superior a
17
km., pudiendo hacer un
disparo por minuto. Su peso es de
7.000
k., y,
arrastrado por un tractor, marcha a velocida
des del orden de
20
¡cm. á la hora.
(Esta
foto y las siguientes son dema
terial ruso cogido por los alemanes.)
tadas sobre dispositivo especial, y con ametralladoras anti
aéreas.
Para la transmisión de noticias, además de los elementos
y medios aprppiadqs para ello, el Regimiento de Infantería
alemán cuenta con una Sección montada para su seguridad,
exploración y agentes de enlace. Y con objetó de que los
Regimientos de Infantería sean aptos para ejecutar ligeros
trabajos de zapadores, cuentan también con una Sección
de zapadores con utensilios y herramientas necesarias para
su fin, dependientes también del Mando del Regimiento.
Como se ve, el moderno Regimiento de Infantería alemán,
por su variedad de armamento y por la diversidad de ele-
mentos con que cuenta, constituye por sí solo una Agrupa
ción. Su jefe t iene durante el combate los elementos necesa
nos para colocar el centró de gravedad de sus armas pesa
das de fuego en los lugares precisos y con arreglo a las nece
sidades del desarrollo del combate.
Existe, en consecuencia, la necesidad de que la Infantería
cuente con elementos propios y de los cuales pueda disponer
sin limitación alguna, en su beneficio y en la medida que
sólo su jefe es capaz de juzgar/
Fusileros.
,
pesar de la diversidad de armas con que
cuenta, o debe contar, un Regimiento de Infantería, la Com
pañía de fusiles és la medula del mismo, toda vez que el
tirador de esta Compañía esel soldado de asalto. A la Com
pañía de fusiles, por cónsiguiente, corresponde el principal
papel en el combate. Su misión es avanzar hacia el enemigo,
y protegido por el fuego ‘de las armas pesadas, romper su
resistencia. La intervención personal de cada uno de
-
sus
soldados es decisiva para el resultado final y victorioso de
la lucha. Cuando los fusileros llegan tan cerca del eoemigo
qu&su protección con las armas pesadas no es ya posible
sin perjudicar a la parte avanzada propia, entonces tienen
que continuar el combate con us propias armas (fusiles,
granadás de mano, pistolas, machetes, etc.), llegar al cuerpo
a cuerpo y posesionarse del terreno que ocupa. Porque aun
cuando la Artillería pesada, con sus certeros disparos, haya
esmbrado la muerte en las filas contrarias; la. Aviación, óon
continuas pasadas, desorganicé y merme sus columnas; los
Carros de combate, con su decidida intérvención, ronipan el
frente enemigo y penetren en sus líneas, la verdadera victo-
- :‘ —. — ... -
— —
1
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ria sólo se logrará cuando la fuerza de asalto de la Infantería,
con su personal participación, arroje al enemigo del terreno
que ocupa y se posesione. de él.
Ametralladoras. La Compañía de ametralladoras es, al
lado de la dé fusiles, la Uniçlad indispensable de la Infan
tería. Su misióx en todas las situaciones es ápoyar y proteger
constantemente a la Compañía de fusiles. Puede combatir
desde posiciones ocnltas Sus rápidos disparos y la duración
da
su fuego son de tan extraordinario valor, que la bacen
muy temida por el enemigo.
Ametralladoras antiaéreas. Su misión principal es l a de
fensa contra aeronaves de las tropas en marcba o estaciona
miento, y del matérial, depósitos, baterías y, en general, de
•
todo lo que necesita protección contra aeronaves; Se emplea
también como anticarro, perobay que teneren cuenta que
esta misión es secundaria y que, por lo tanto, deben situarse
-
estas armas en la posición decuada para la defensa anti
aérea; y cuando desde esta posicién pueda cumplir también
•
la de anticarro, se las podrá emplear en dicba misión, y sólo
a distanóias cortas o medias. Sólo excepcionalmente puede
emplearse contra nidos u observatorios,
á
base exclusiva-
• mente de utilizar su gran precisión para batir sus troneras.
Morteros. Los morteros ligeros perténecen, como arma
mento de Infanterík, a las compañías de fusiles,: éstando los
morterós pésados subordinados al. Mando de batallón. Su
-
misión durante el combate, por ser armas de tiro curvo, es
batir aquellos objetivos ocultos que, por diferentes causas
no puedan serlo por otras arírias. Les morteros ligeros son
de corto alcance y se emplean contra objetivos que no pue
dan ser batidos por los cañones a causa del peligro que su-
pondría el empleo de estas armas cuando las fuerzas propias
se encuentran muy próximas al enemigo. Lbs morteros pesa
dos, cuyo alcance es mucho mayor, se emplean para batir
objetivos ocultos de particular importancia, y que no son
asequibles para otros armamentos por hallarse desenfilados.
Los morteros pesados pueden concurrir ventualmente, con
sus fuegos, a la barrera de destrucción y hostigamiento eje
cutados por los cañonés.
•
12.
AMETRALLADORA SOBREPESADA de
12,7
milímetros, sistema Degtjarew.—Posee. n alcance
de 3,5 ¡cm., contra objetivos terrestres; de
1,5
¡cm.,
contra objetivos aéreos, y de
300
metros, empleada
como antitanque. Su soporte o cureña es plegable.
Dispara de
550
a 6oo disparos por minuto, y su
peso en posición es de
140
¡cg.
Lanzaminas. Los lanzaminas (morteros perfec
cionados) son armas de tiro curvo ligeras y fácil
mente transportables. Su misión es batir a t ropas
que se encuentren en abrigos desenfilados, destruir
o neutralizar las ametralladoras, alambradas y obs
táculos que se opongan al avance de la Infantería,
y, en los momentos precursores del asalto, lanzar
una gran cantidad de explosivos.
Cañones de Infantería. Mientras la Artillería,
con sus cañones de largo alcance, bate los objeti
vos distanciados, y con frecuencia a retaguardia
del frente enemigo, las Secciones ligeras de cañones
de Infantería tienen por misión destruir los objetivos que
no Puedan ser batidos por las tropas de Artillería; y cuando
estos añones ligeros no puedan destruirlos, por su fuerte
resistencia, entéan en acción los cañones pesados de Infan
tería. La Compañía de cañones de Infantería, constante
e imprescindible compañera de las Compañías de fusiles,
debe obrar siempre en íntima relación con éstas durante
la lucha decisiva. Con ella se dota a la Infantería de unas
armas con las cuales el jefe del Regimiento puede obrar
de manera enérgica y audaz en los momentos decisivos
del combate, neutralizsndo las armas del adversario, con
centrando los fuegos con enorme rapidez y potencia sobre
os elementos de resistencia que se presenten, facilitando
dé esta manera el movimiento de avance y asalto de su
Unidad.
Cañones antitanques.
La Compañía de. antitanques pro
tege al Regimiento contra los ataques de los carros enemi
gos, combatiendo en estrecho enlace con las demás Unida
des del mismo. Actúan por sorpresa con intervención ins
tantánea y con gran precisión de tiro, encaminada más a
destruir que a neutralizar. Su misión principal es la acción
añticarro. Pueden también emplearse excepcionalmente en
misión de acompañamiento en los siguientes casos: maniobra
de fuego sobre amplio frente y falta accidental o temporal
de la Artillería de apoyo. La totalidad de la Compañía de
antitanques depende del Mando del Regimiento, el cual la
emplea según sus necesidades. Durante la marcha, los caño
nes antitanques deben acompañar al Regimiento en frente,
flancos y retaguardia. Los cañones aislados, sin embargo, no
siguen el compás de marcha de la columna, sino que se t ras
ladan a puntos peligrosos del terreno, de antemano deter
minados. Cuando el Regimiento entra en combate, la Com
pañía de antitanques asegura la protección contra los carros
del adversario; durante el combate, cañones aislados acom
pañan a las líneas avanzadas del Regimiento y, en cualquier
-
momento, los ántitanques deben hallarse dispuestos a batir
a los carros enemigos que por sorpresa, en dirección desco
nocida y con gran velocidad, puedan aparecer en cualquier
momento. El combate para los equipos antitanques consti
tuye una prueba de valot y de nervios. En la lucha trágica,
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de vida o muerte, que tienen que entablar, no caben indeci.
siones; deben sus hombres, con sus cañones, destruir a los
carros enemigos que avanzan, lucba que únicamente pueden
desarrollar con eficacia hombres serenos, duros y experi
mentados.
Enlaces.
Los enlaces de noticias y transmisiones juegan
un papel importantísimo en e l combate. De la rapidez y efi
cacia de su empleo depende muchas veces la marcha deci
siva de las operaciones. Por ello debe dotarse a la Infantería
de los medios de enlace necesarios, los cuales deben ser ser
vidos po’x-Unidades éspeciales pertenecientes a ella. La ins
trucción de dichas Unidades debe abarcar la del telefonista,
radio y medios de transmisióui con aparatos de luces y seña
les. La misión de estos enlaces es el establecimiento de la red
táctica a través de la cual pueda el Mando permanécer cons
tantemente en contacto con sus Unidades ubordinadas du
rante el combate. El enlace de las Armas hermanas debe
también estar asegurado mediante la colaboración de los
medios con que cuente cada una de ellas. Por medio de los
aparatos de que pueda disponer, tiene la Infantería poderosos
medios técnicos de enlace; pero nunca debe olvidarse la im
portancia qúe en todo tiempo ha tenido el ágente de enlace,
máxime teniendo en cuenta el peligro que en la lucha existe
de que todos los medios mencionados puedañ ser
destruidos, quedando sólo entonces, para transmi
tir noticias, el empleo de dichos ageñtes de enlace.
De ellos puede depender en muchas ocasiones el
victorioso resultado del combate, razón por la cual
debe hacerse una exquisita selección de los’ hom
bres que deben desempeñar tan importantísimo
papel.
Sección montada. En el Ejército alemán, como
hemos dicho, el Regimiento de Infantería cuenta
con una Sección montada cuyas misiones son de
exploración, seguridad y transmisión de noticias,
y se emplea ventajosamente en misión de explo
ración a los flancos abiertos y en servicios de se
guridad durante los altos o descansos.
Sección de zapadores. También tiene el Regi
miento de Infantería del Ejército alemán una
Sección de zapadores, cuya Unidad tiene por mi
aión realizar trabajos fáciles de zapadores. Su ma
yor elogio es el resultado observado en las diferen
tes misiones que se le han asignado en las operacio
nes de la guerra actual.
Regimientos motorizados. Para poderse trasla
dar a diferentes puntos, donde convenga, para
asegurar el triunfo y operar con toda rapidez, dii
AMETRALLAD ORA CUADRUPLÉ de
7,62
milímetros, sistema Maxini, con refrigeración por
agua. —Dispara
500
disparos por minuto por cada
unode sus tubos. Las cintas de cartuchos contienen
250
cada una, lo cual permite disparar r.ooo car
tuchos sin necesidad de recargarla. El alcance má
ximo es de
3.500
metros. Los movimientos necesa
rios para la puntería en altura son ‘ayudados me
cánicamente por medio del aire a presión contenido
en un recipiente que se observa en su parte inferior.
Normalmente, esta ametralladora va montada rígi
damente sobre camiones.
pone también el Ejército alemán de Regimientos de In
fantería motorizados, siendo su organización la misma que
para Regimientos normales, con la única diferencia de estar
completamente motorizados.
Batallones de ametralladoras motorizados.
También está
dotado el Ejército alemán de Batallones de ametralladoras
motorizados, compuestos de una Compaífla de ametrallado
ras sobre motos y varias Compañíás de ametralladoras, que
lo son al mismo tiempo de fusileros; pudiendo, por consi
guiente, según la misión que se les encomiende, ser em
pleadas como Compañías de fusiles o de ametralladoras.
Estos batallones tienen también una Compañía pesada, cons
tituída por Secciones antitanques y lanzaminas pesados.
Por su composición, el Batalldn de ametralladoras motori
zado es una Unidad de extraordinaria potencia de füegó,
capa? de solucionar por sí mismo las situaciones más difíci
les y que requieran rápida actuación.
Tropas de Montaña. La Infantería precisa también de
fuerzas especiales para operar con eficacia en altas monta
ñas, donde la nieve, sus elevadas cumbres y sus profundos
barrancos cambian completamente las características de la
lucha.
.
--a
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No todos los individuos on aptos para el desarrollo nor
mal de la vida en ciertas montañas, precisándose hombres de
elevada moral, sanos y fuertes, con musculatura de acero,
gran capacidad de pulmones y enorme resistencia de cora
zón, sin asumos de vértigo, muy acostumbrados a l a trepa
y bien instruidos en , el deporte de las altas montañas. La
elección de dicljo personal debe hacerse con sumo cuidado,
prefiriéndose los procedentes o habituados a la vida de
los montes.
La organizáción de lás tropas de Montaña debe diferen-.
ciarse, y se diferencia notablemente, de las otras de Infan
tería. Las características de su misión y la lucha que deben
desarrollar obligan a dotarlas de especial equipo, vestuario
y armamento, d&das las incomodidades del clima y las di
ficultades que ofrece el terreno. El transporte se hace a lomo,
empleándose, en general, mulos para conducir armamento,
municiones, útiles, víveres y material diverso; teniendo, en
muchos dasos, necesidad de conducirlo a hombros.
Para enlaces y transmisiones se emplean elementos eléc
tricos (teléfonos y radios), elementos ópticos (heliógrafos, lu
ces,cohetes, banderas) yelemento anim,al (estafetas y perros).
La radón alimenticia también debe ser especial, eligiendo
alimentos de poco volumen y gran cantidad de elementos
nutritivos que proporcionen el número de calorías necesa
rias para mantener en perfecto estado de salud a una tropa
que tiene que estar expuesta a tantai fatigas.
Instrucción de la Infantería. La penetración en las líneas
enemigas por sí sola, a pesar del apoyo de las Armas herma
nas, exige de la Infantería las más altas cualidades de ms
truccjón para el buen desarrollo del combate, así como el
l6minio completo de las armas y elementos que utiliza.
La instrucción de la Infantería, por su variedad, requiere
una profunda atención, sobre todo en lo que se refiere al
soldado como tirador, para la lucha próxima y para el asalto,
teniendo en cuenta que la mayoría de las véces puede versé
obligado a obrar por sí solo. Por lo tanto, además de ense
ñarle el mdnejo de l as distintas armas, es de la mayor im
portancia la preparación del infante como tirador y como
soldado de asalto. Primeramçnte se le enseñará el manejo
del fusil, fusil ametrallador, mortero ligero, pistola, granada
de mano y machéte, pasando después a la enseñanza de la
ametralladora pesada, norteros pesados,
cañones de Infantería y antitanques,
para los que deban constituir estas Uni
dades, completando la instrucción con
el erviciO de enlaces, zapadores, equita
ción, lectura de planos y, en general
con el manejo de todos los medios de
ataque. La finalidad de la instrucción
del infante debe ser formarlo de tal
manera que, en caso necesario, pueda
por sí vencer todas las dificultades que
en la lucha se le puedan presentar.
Educación moral. No debe olvidarse
la educación moral, por ser de extra
ordinaria importancia, toda vez que la
mayoría de las veces se verá el soldado
sometido a distintas impresiones que la
guerra. trae consigo; y únicamente
cuando posea. una enorme fuerza espi
ritual es cuando estará decidido al sa
crificio que supone el caminar con paso
firme y seguro de victoria a través del
fuego del gas y del hierro, para enta
blar la lucha cuerpo a cuerpo con el
enemigo, vencerle y apoderars’e del te
rreno que ocupa.
Solamente cuando el soldado de In
fantería haya sido educado corporal y
moralmente, es cuando estará en con
diciones de cumplir, con el mayor éxito,
la importantísima misión que la patria
le confía, y de esta manera, conservar
siempre el cetro como REINA DE LAS
BATALLAS.
MORTERO DE TRINCHERA de
82
mm.—Se transporta con la ayuda
de un carrillo especial, sobre mulos, o
por un &ju’ipode tres hombres, para lo
cual se descompone en tres partes: pla
taforma de anclaje, bípode de apoyo y
tubo. Su alcance es de
3.100
metros, y
el peso del proyectil es de 3,35 ¡cg.
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10
¿ a,mk4e,
L ASección de Educación Física afecta a la Dirección
General de Enseñanza Militar promulgó el calen
dario anual de pruebas, que tiene como fin la cele
bración de campeónatos gimnásticos deportivomilitares,.
unos con carácter nacional y otros regional.
Para el justo enfoque y debido encauzamiento de estas
disciplinas se crean al mismo tiempo Juntas Regionales
de Educación Física y Deportes, y se encarga asimismo
a cada Cuerpo la constitución de un equipo, el cual será
dirigido por un Oficial, Profesor titulado.
Entre otras especialidades figura el boxeo, cuyos cam
peonatos regionales debieron éelebrarse del al io de
junio.
Aunque este deporte atlético se esbozaba ya tímida
mente en nuestros reglamentos, en la práctica puede de
cirse que es ahora cuando por primera vez ha tomado es
tado oficial en las Unidades activas del EJército. Aunque
data de antiguo, como decimos, se iba,- no obstante, in
troduciendó en los cuarteles con la prudencia, la reserva
y las precauciones propias de todo aquel que siente bajo
sus pies la base conmovible y temblorosa de un tremedal.
La falta de decisión en este aspecto del deporte es per
fectamente comprensible, pues si bien para todas las de
más pruebas deportivas se exige una preparación física
adecuada, en este que nos ocupa estamos obligados a
centuplicar nuestros desvelos, ya que el pugilista ha de
ser un atleta superdotado, por las duras condiciones de
lucha y preparación a que debe someterse.
-
Con este fin escribimos estas líneas, de un lado dirigi
das a las Juntas regionales deportivas, tratando de bo
rrar de su mente los prejuicios que en principio pudieran
sentir en contra de este noble deporte, que acaso tenga
más detractores que ningún otro, y, por otra parte, aspi
ramos a poner en guardia a los Profesores titulares elegi
Comandantede Infantería
CERVERA CENCIO
dos, en orden a la selección de personal verdaderamente
capacitado para la práctica del pugilismo, cuyo descuido
puede acarrearnos las mayores responsabilidades.
El trágico desenlace que tuvieron algunos combates
entre boxeadores profesionales y la espectacular contun
dencia de esta modalidad de lucha ha sugerido a muchos
la creencia de que el pugilismo es un deporte brutal.
A esto debemos aducir que tal como ha de practicarse
en el Ejército, es decir, en su grado de “amateurismo”, o
boxeo de afición, excluye ya en principio las ásperás con
diciones del profesionalismo, porque descartamos de este
modo los combates a gran distancia, o de fondo, el guante
reducido de cuatro onzas como objeto vulnerante, los ven
dajes duros y el afán por la conquista de un nombre, en
cuya cumbre encuentran los más afortunados — muy po
cos
—
una holgura económica con que rubrican el fin de
su carrera.
- - - -
Ninguno de estos peligros encierra el. boxeo llamado
-
de
afición, que es el que se debe practicar en los cuarteles,
-
celebrañdo combates a la distancia olímpica, con guantes
de seis y hasta de ocho onzas, que aminoran la percusión
y en los que se descarta toda idea especulativa o de lucro
personal, sin que esto excluya el noble estÍmulo que se
debe inculcar a todos los deportistas en general para que
en su día dejen bien -puesto y a la altura que se merece el
Cuerpo donde presten sus servicios.
De haber, pues, brutalidad en estas condiciones, en
gran parte pudiera provenir de una ‘preparación negli
gente y descuidada, o de una absoluta carencia de idonei
dad por parte del Oficial preparador del equipo. Son in
admisibles, por tanto,- las con tingéncias desagradables
que pudieran provenir de este origen, ya que el conductor
ha de ser un Oficial competente y consciente de su deli
cada misión.
- -
15
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Los conodmientos, empero, y las practicas polidepor
tivas que se exigen a un moderno profesor de Educación
Física son hoy tan vastas, que no debemos extrañarnos
en modo alguno de su flaqueza en el dominio de algunas
materias, y máxime en ésta, que, como antes dijimos, es
de, las que intuitivamente han sido objeto de un cierto
despego.
Para salvar este inconveniente, que no excluye, sin
embargo, dejación de deberes, ni da margen a descuidos
de su alta misión rectora, el Oficial Profesor escogerá
como práctico en esta materia algún soldado
—
que siempre se encuentra — iniciado en boxeo y que se haya en
cerrado alguna vez entre las cuerdas de un cuadrilátero.
En ausencia de este medio deberá acudirse a especialistas
civiles, como asesores, aunque con carácter transitorio,
que podrían muy bien poner en marcha las primeras se
siones, dedicadas a la detallada
-
explicación práctica de
cada uno de los golpes clásicos del pugilismo, los finteos
simples de su esgrima, la esquiva’y las paradas, así como
los detalles de colocación de guantes, vendaje, coquilla
protectora y aun de otros pormenores que constituyen el
relleno espectacular indispensable antes de pisar un
ring
de combate.
El atleta boxeador exige, más que ningún otro especia
lista del deporte, un examen a fondo de sus funciones vi
tales, sometiéndose previamente a la observación minu
ciosa de su potencial biológico, y si fuera preciso, remon
tándose en su historial de herencia, que debe arrojarnos
un coeficiente impolutoen una o dos generaciones ascen
dentes.
Los médicos de los Regimientos serán exigentes en ex
tremo al dar su visto bueno con un mínimo de capacidad
funcional estudiado de antemano.
En principio pódemos asentar que ningún boxeador
debe subir a un tablado si no arroja una elasticidad torá
cica igual o superior a siete centímetros, comprobada por
un sistema espirométrico de garantía, más que por la cin
ta metálica, muchas veces engañosa.
Un buen Profesor, de penetración escrutadora más que
mediana, podría seleccionar unplantel de soldados ,bo
xeadores por la observación directa de la noble eminen
cia de nuestro ser.
La cara es la tarjeta de visita de la constitución física
de un sujeto. Y no solameñte es el espejo del alma, sino
que también lo es del cuerpo, pues viene a ser,. -en suma,
como una expresión comprimida del complejo psicofísico
del hombre.
En el boxeador, y antes de estar deformada su faz por
los hematomas del martilleo de los guantes, se aprecian
rasgos característicos diferenciales sobre el resto de los
atletas que brillan en otras especialidades del deporte, es-
•
tigmatizados en un rostro, generalmente achatado y fir
me, qúe se asienta con solidez en un cuello robusto de Ii-
neas paralelas.
Algunas veced, sin embargo, podríamos engañarnos, y
es preciso en todo caso acudir a pruebas tangibles más de
finitivas.
La edad del soldado es, por fortuna, la más propicia
para la práctica de este viril deporte, que no se debiera
ejercer antes de los veinte años, o, por lo menos, antes de
los dieciocho, insignificante detalle, al parecer, que cons
tituyó uno de los secretos de la asombrosa vitalidad de
Paulino Uzcudum, iniciado en este deporte -cuando había
-traspasado con largueza estas cifras, y todos recordamos
cómo se mantuvo en pie, imbatido, hasta los treinta y
cuatro años
No para este deporte, sino para todos en general, el sol
dado es especialmente apto, no por la sola circunstancia
de su edad crítica, sino también porque es un producto
naturalmente seleccionado entre lo más sano e íntegro de
la juventud de un pueblo.
‘Conviene ádvertir, no obstante, que no es siempre en
esta edad cuando se ha llegado al vértice de un desarrollo
Lisiológico completo. xisten 6rganós oI11o el respirató
rio
—
tan importante en los boxeadores
—
que no ad
quieren definitiva plasmación hasta bien pasados los
treinta años, y así, hemos observado con asombro indivi
duos de meseta, cumbre fisiológica retardada, que en un
lento y noble desarrollo han presentado una superior es
tampa física en nada comparable a la enteca de sus
años mozos
—
ya traspuestos los treinta años, como fe
liz anuncio de un cuadro interno de funcionalidad per-
-
fecta.
-
Llamarnos, pues, la atención de los preparadores, que
no deben desanimarse si al topar con un educando de
grandes condiciones, pero con un déficit orgánico respi
ratorio, les lleve
-
al desaliento, eliminándoles del elenco
pugilístico, por riollenar los mínimos antes exigidos, pues
en sus propias manos tienen el hermoso resorte de los
ejercicios respiratorios puros y en todos los de gimnasia
educativa, que salvarán con toda seguridad esta defi
ciencia circunstancial. La experiencia nos ha demostrado
hasta la saciedad -que uno de los puntales más firmes don
de descansa el sistema sueco es la
absoluta garantía
de
adquirir una eficiente capacidad pulmonar cuando metó
dicamente ha sido dirigido a este fin.
Constituye ya una firme garantía la sabia división en
ocho categorías de pesos que establece el reglamento por
el que se rige este deporte.
-
Ningún aficionado ignora que la razón de las ocho categorías existentes, desde el peso mosca al peso pesado,
está motivada en caisas deportivas y humanitarias, ya
que nuestro contrincante no es un enemigo a quien ten
gamos que triturar; sino, por el contrario, un compañero
a quien debemos demostrar una superior pujanza física
y técnica, partiendo siempre de condiciones pariguales y
de equidad.
Tienen su fundamento en el equilibrio que debe existir
entre la potencia y la resistencia de dos rivales, indepen
dientemente de las demás condicionés, como son la supe
rioridad de estilo, velócidad, destreza, aptitud ingénita
para este arte, etc., que uno de los boxeadores puede lucir
sobre el otro.
- -
No’ sería humano ni deportivo enfrentar al campeón del
mundo de los pesos gallos con el más vulgar peso medio
militante.
•
Existen, no obstante, raras’ excepciones
—
una de las
cuales fué Fitzimmons
—
que hah hecho papeles lucidí
-simos en divisiones para las que no estaban catalogados.
Pero huyamos de los casos raros para sentar en buena
lógica deportiva que el campeón del mundo de cada Di
visión ha de vencer y ser potencialmente superior a todos
los púgiles de las anteriores categorías, dentro del cuadri
látero, se entiende, pues teóricamente puede,muy bien
ocurrir que una categoría inferior en peso a otra sea,
sin embargo, superior a ésta en arte. • • -
El desgraciado accidente ocurrido al boxeador norte-’
americano Schaff, que murió a manos del gigante italiano
Camera, dió pie a los críticos deportivos para enzarzarse
en una curiosa polémica que dió por resultado el propo
poner la creación’ de una nueva catégoría de pesos que
se dió en llamar superpesados, y en la que entraban aque
llos boxeadores que acusasen en la báscula un peso supe
rior a noo kilogramos.
-
Desde las columnas de una revista profesional, y en
frentado con expertos de varios países, propugnamos con
vox clamantis in deserto
lo improcedente de tal decisión.
De momento, los hechos nos quitaron la razón, ya que
Camera llegó a ostentar el cetro que nosotros le disputá
bamos; pero su reinado fué tan efímero, que, en definitiva,
se vino a reconocer aquella,ligereza.
-
No debemos considerar como frágiles a los pesos pe
sados actuales cuyo límite inferior es de 79 kilogramos,
pues al enfrentarse con los pesos gigantes, no existe des
proporción inhumana entre la potencia y la resistencia,
que es lo que a toda costa conviene evitar.
-
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Al intentar crear esta división no se tulio en cuenta
más que el peso; pero son otros los factores que asimismo
deben figurar en la balanza.
Fijándonos, por ejemplo, en el factor ta’lla, considere
mos que la de Ufl 1,90 metros
—
frecuente en los pesados
actuales
—
es hoy día extraordinaria en las razas de to
dos los países, incluso en los de índice medio elevada, y
ésta será, o poco más, la misma que tengan los que mili
ten en la categoría
quintal.
Si con tallas sensiblemente iguales tienen éstos un peso
desproporcionado en parangón con la inmediata inferior,
significa estó desventaja para los mastodontes, pues será
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luchador, que son las que verdaderamente brillan y deci
den en un combate.
Los gigantes, lejos de ser superhombres, son seres de
una funcioñalidad inferior, y su desarrollo, es inarmónico
y poco racional, obedeciendo a leyes casi teratológicas.
La endocrinología no tiene aún sentados sus juicios
de-’
finitivos a este respecto; pero parece indicar que esta
anormalidad proviene de -un defectuoso funcionamiento
de la glándula hipofisaria.
Los gigantes no son hijos de gigantes, y que están en
marcados en la ‘patología lo demuestra la experiencia
fracasada de querer obtener generaciones de gigantes
porla unión de éstos.
Otra cosa füera si estas medidas extraordinarias se ob
tuvieran como resultado de un mejoramiento continuo
—
y no esporádico
—
de los índices antropológicos de
una raza. -
Una curiosa y racional eugénesia dirigida a este fin,
con el poderoso auxiliar del ejercicio físico y ‘con la ayuda’
también del decurso de los siglos, acaso nos proporcio
nase un producto natural del gigantismo, y entonces sí
quehabría que crear, no una más, sino las divisiones en
peso que fuesen necesarias, porque entonces la diferencia
sería real, manifestándose en la contundencia- del golpe,
la cual hoy es inapreciable en estos pobres acromegálicos,
poco preparados para ejercicios de gran violencia y que
soportan con dificultad la pesadumbre del terrible es
quema de su osúmenta.
‘ -
-
De esta quimera está lejana la Humanidad, y hemos
de- conformarnos con el tope de 1,90 metros; pero esto,
- sí, obtenido racionalmente, debiendo conformarnos ‘tam
bién, en consecuencia, con la división de las ocho catego
rías existentes en la actualidad.
-
Hemos visto con cierta curiosidad que en recientes
convocatorias anunciadas para ingresar en determinadas
instituciones
—
por primera vez en la legislación espa
flola
—
se pone corno tope para el ingreso la talla de
2,95 metros, que aunque aparentemente esté aconsejado
por consideraciones estéticas,’ en el fondo viene a coinci
dir con nuestra tesis. - - - -
-
Esta lógica súbdivisión de zonas clasificando los -pesos,
la adopción del guante de gran mullido
—
innoyación, de-’
bida al Marqués de Queensbérry
—,
la limitación del nú
mero dé asaltos
(rounds)’
y las reglas- estreçhas a’ que se
haya sometido desechan dé su ámbito el, .instinto feroz
que tuvo en los tiempos de l a antigua Grecia, en qu se
celebraban los combates a puño desnudo y hasta la exte
nuación del contrario, quedando así convertido el boxeo
en un arte perfectamente definido y uno de los más ele
gantes que pueden practicar nuestras juventudes.
Examinemos las luchas entre los seres de todas las
especies y observemos también las discordias ocasionales
e involuntarias por la perpetuaci6n del más fuerte que
nos brinda la Naturaleza, y deduciremos que de las com
peticiones ‘dualistas, únicamente el boxeo lleva en sí una
paridad de fuerzas de franqueza sin igual.
Queremos llevar al ánimo de las Juntas Regionales de
Educación Física y Deportes que los antecedentes apun
-
tados descartan por completo el contingente sanguinario
que tanto impresiona a los pusilánimes impugnadores del
boxeo,’ para hacer triunfar en su pureza, en un admirable
concierto de fuerzas, las cualidades. del artífice pugilista,
condensadas en su resistenéia,’velocidad, fuerza, agili4ad,
equilibrio, destreza y armonía.
-
Tanto el boxeo como todos los- deportes atlétic9s cons
tituyen el doctorado’ de la educación física integral, ya
que exigen un rendimiento de esfuerzo vecino al límite
de la potencia humana; pero no debe llegar a él nadie
que no haya pasado previamente por el
bachillerato ele
mental
que constituye la gimnasia educativa, progresiva,
racional y metódicamente administrada. En este lógico
proceso formativo somos especialmente intransigentes, e
igualmente aconsejamos que lo sean los educadores del
soldado.
No seamos ingratos con el boxeo, ya que ha rendido su
tributo al arte de todos los tiempos. La magnífica esta
tuaria que nos legaron los helenos no son más qu’eimpere
cederos trasuntos de los atletas que ellos mismos forjaron
y entre los que descollaba el púgil.
En los albores de este siglo se proclamaba en París,
como canon de perfección plástica, al famoso
-
boxeador
Carpentier, en quien los -críticos- veían un nuevo Apo
xyomenos redivivo.
La misma figura cicl6pea de Paulino habría satisfecho
las concepciones fantásticamente vigorosas de un Miguel
Angel, y cuántos discóbolos de Mirón no pudiéramos ha
ber formado con la pureza de líneas que hemos observado
en nuestras antiguas andanzas por -los tablados de com
‘bate y en las salas de entrenamiento.
En
elfrontis
de nuestros gimnasios y en los cuadrángu
los de nuestras palestras deportivas debieran figurar,
plasmados en la materia definitiva del mármol y delbronce, tanta perfección como se observa en nuestros
atletas; y en el exergo de nuestros escudos deportivos de
biéramos grabar asimismo, con vivos caracteres, el si-
-
guien te lema: ‘la belleza de la forma es la antesala que nos
conduce a un espíritu selecto.
Insistimos como al principio: no hay motivos funda
mentales para dejar de lado este bello deporte que con
alegría se introduce en nuestros cuarteles, y al que de
bemos acoger con los brazos abiertos, sin prevención de
-ninguna clase, recordando que el’ boxeo no se circuns
cribe, para los soldados que lo practiquen, a beneficios
de orden puramente corporal, sino — lo que más nos
interesa
—
desarrolla en su grado máximo cualidades es
pecíficas del infante, como son: tenacidad, voluntad de
resistencia a la fatiga y un gran espíritu combativo.
Así esperamos delas Juntas regionales que lo estudieny encáucen con cariño, estimulando al mismo tiempo a
los Oficiales profesores y haciéndoles resaltar lo delicado
de su misión en esta especial preparación, y grabemos
en- nuestra mente que no es la pistola quien dirime en
ocasiones los mil incidentes, de poca monta, que nos pre
senta la vida cotidiana, haciéndola aún más triste, sino
un puñetazo oportuno que, a manera de cloroformo, su
prime cordialmente a nuestro oponente, sin mayor’ res
ponsabilidad por’ otra parte.
Este lujo de medios que adquirimos por accidente,
cuando practicamos el boxeo, no se crea, ni con mucho,
que es, sin embargo, nuestro fin mediato, pues la poten
cia ofensiva y la defensa, en su aspecto de trifulca, poco
o nada nos interesa; pero sí la práctica continuada del
ejercicio físico, de generación en generación, al objeto de
evitar que se produzca —‘y, lo que es peor, que se per
petúe
—
el tipo-homúnculo o concreción sietemesina del
hombre, que haya de pasear por el mundo la más triste
de las herencias: una miserable y enteca fisiología en
geñdradora, las más de las veces, de pensamientos po
bres y de pasiones malsanas que bailan con ellos una
sardana infernal,
- - -
-18
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Capitán de Infanterfa
JUAN 1. ECHAND URI
E Larmas automática, apoyada en la fortificación, es el con
junto que opone el más serio obstáculo a la Infantería.
No es objeto de estas cuartil las erponer una vez más el
porqué de la aparición del blindado, ni aun siquiera la aparición
del zapador de asalto ante la fortificación permanente; pero si
conviene a mi intento de justificar la aparición de la Artillería de
asalto, el ir a buscar su antecedente en la forma en que se estaba
realizando la satisfacción de la necesidad de anular ese conjunto
de arma automática y fortificación que opone a la infantería el
máximo obstáculo a su misión de avance.
Una Unidad de Infantería lanzada al frente desde su base de
partida, bien sea en la fase de aproximación o en la de ataque,
pues ambas resultan análogas a nuestro propósito (y refiriéndo.
nos ya esencialmente a la segunda de las citadas), ha sido prece
dida por una actuación artillera y de aviación que habrá allanado
aquellos obstáculos previstos que han sido objetivo de la prepa
ración. Pero como el enemigo no ha renunciado a su movilidad ni
a su defensa, aparecerán ciertamente una serie de obstáculos ¡tu.
previstos, sean nuevos o sean armas, que, servidas por hombres
bien templados, han escapado a la acción de destrucción prepa
ratoria para aparecer ahora como elementos más o menos disper
sos; pero que, amparados en los restos da una obra o en un replie
gue del terreno, impiden el avance iniciado en virtud do la rapidez
de fuego de la ametraUadora que sirven; tenemos en este mo.
mento a nuestra supuesta Unidad paralizada en su marcha.
Es verdad que tiene para resolver su situación unas armas (mOr
teros) orgánicamente asignadas; pero no es menos cierto que la
acción de las mismas no es suficiente, bien por imprecisión en el
tiro o simplemente porque la supuesta máquina de nuestro caso
(y será una circunstancia corriente) so habrá procurado una pro.
tección contra ellos, lo cual no es demasiado difleji obtener: queda
la maniobra para superar el obstáculo, pero no siempre podrá
hacerse en las condiciones deseadas. Se precisa, pues, que la
acción artilera continúe facilitando la progresión.
Se ha dicho que “La Infantería que avanza o que se defiende
necesita que su enemigo quede bajo la acción del fuego, y esto lo
conseguirá la Artillería aplicando su técnica con pensamiento de
infante”; el Jefe de Artillería autor de la frase ha marcado con
elJa un paso en la aparición de la Artillería de asalto.
Naturalmente, que necesidad tan fuertemente sentida como la
que nos venimos refiriendo ha merecido todos los esfuerzos para
su satisfacción, y no es otra cosa en esencia que el arbitrar medio
adecuado a dichos fines la especialización dentro del conjunto de
Artillr1a de las misiones de apoyo directo, así como la de acom
pañamiento inmediato; esta última como antecesor inmediato,
a mi juicio, de la Artillerla que nos ocupa.
Respecto a la última de estas dos misiones citadas, es preciso
reconocer que realmente su rendimiento no justifica el perjuicio
que supone restar al Mando una parte de los medios en su mano
para
intervenir en la batalla, disminuyendo la acción de masa
en la actuación artifiera al dar misiones a unos grupos que no
pueden ser recuperados en un momento determinado; inconvenien
tes son éstos que superan al resultado que se pueda obtener, pese
a cuantos esfuerzos hagan esas Baterías o esos Grupos encargados
de la misión de acompañamiento, ya que la Infantería requeriría
una instantaneidad de acción que la Artillería no podrá cumplir
al precisar necesariamente un espacio de tiempo para poder satis
facer la demanda. Falta así el fuego artillero durante un periodo
más o menos Corto, pero precisamente en el momento crítico y
en el punto necesario, apareciendo en la Infantería la angustiosa
impaciencia que produce el no ver neutralizado el obstáculo insu
perable para ella.
Conocida de todos es lá manera de evitar este vacío a base de
un perfecto enlace; pero en la realidad. ¿cómo es posible obtenerlo
en forma eficaz y Continua? Ciertamente mal, pues el Jefe de esas
piezas, en misión de acompañamiento necesita imprescindible-
mente un señalamiento preciso y cierto para localizar el obstáculo
presentado, y las primeras noticias serán “que tirán de allí”, seña.
laudo con un dedo toda la extensión de la línea de Contacto de la
primeras Escuadras; pues si bien es cierto que el procedimiento
adecuado seria el señalamiento sobre el plano del obstáculo a ha.
tir, no es menos cierto que la posibilidad de hacerlo es mínima
por la desorientación natural, salvo en el caso de actuar en una
zona perfectísimamente conocida, caso no corriente ni casi pro
bable en cuanto se rebase la primera línea de la defensa enemiga.
Pudiera ser un paliativo de esta dificultad la costumbre de actuar
unidas las Unidades de Infantería y las de Artillería que se hayan
de encargar del acompañamiento de aquéllas, a fin de establecer
*
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un sólido enlace espiritual; lo que supone tanto coma crear unas
Unidades artil leras especializadas para cada Unidad dc Infantería.
sta costuMbre de actuar juntos ha dado muy buenos resultados
enla práctica, apareciendo una característica de estricta comiie
netración con determinadas Unidades y que pudiera ser exigida
a la nueva modalidad artillera.
A todo lo expuesto hay que añadir la necesidad de que las
trausmiíiones funcionen permanentemente a la perfección; que
la fracción que necesita el apoyo tenga un observador avahzado
enlazado telefónicamente con la Unidad arti llera correspondiente;
en una palabra: que en todo momento se cumplan las condiciones
precisas que requiere en orden a observación y transmisiones la
ejecucióú de un tiro artil lero efectuado con eficacia y oportunidad,
ya que las características del material requieren una instalación
retrasada. Se puede objetar que la aplicación del moderno mate
rial de radio en las transmisiones puede ser la solución del pro-
Mema; pero aun suponiendo que así sea, resultará todavía qne el
sistema no es bueno porque tendremos una masa artiliera mayor
o menor paraactuar sobre un objetivo tán pequeño, que si tene
mos en cuenta la dispersión, resalta fácilmeute una falta evidente
de adecuación de lbs medios al f in. En cambio, esa misma peque
ñez requiere una puntería directa y próxima; es d ecir, pieza in
mediata, móvil, poco vulnerable, con lo que obtendremos un má
ximo en rendimiento.
Estas consideraciones llevaron durante la pasada guerra euro
pea a destacar lo más próximo posible de la primera línea incluso
piSas sueltas para batir los obstáculos imprevistos, solución con
corde con lo que venimos exponiendo, pero que tropieza con el
grave inconveniente de que el material empleado está falto de la
movilidad adecuada, aunque tiene la gran ventaja de que el Co
mandantç de la fracción artillera de que se trate se da cuenta
instantáneamente del obstáculo que se precisa batir, interviniendo
incluso por propia iniciativa en caso necesario.
Las eonsideraçiones precedentes pueden ser aplicadas en su
aspecto general, y aun con mayor razón, a la acción de la Artille
ría en misión de apoyo, más sometida a l as previsiones estableci
das con anterioridad a la batalla y, pon lo tanto, sin que uos
pueda solucionar el momento que consideramos, independiente
mente de no fundamentarse la citada modalidad en la necesidad
a que nos venimos refiriendo, lo cual refuerza el argumento.
Resulta, pues, que se ha producido un vacío en la cooperación
artillera durante el combate, vacío que no se ha llenado ni aun
con la asignación de
Artillería
de acompañamiento, si esta Arti
llería ha de actuar dentro de l as normas generales prescritas par,a
una Unidad artillera, que, naturalmente, son aquellas que dan
lugar a un máximo zendimiento del fuego, puesto que se reco
•
mieuda o, mejor, ha habido que llegar al empleo de piezas sueltas
como medio de alcanzar una mayor eficacia en la misión de acom
pañamiento; procedimiento éste que es la negación
del
más ele
mental principio de la actuación de la Artillería en relación con
-
los efectos a conseguir con su empleo.
Con el ánimo de superar esta crisis, Alemania crea una Unidad
nueva que; siendo artillería en cuanto al material, se agrupa con
las Unidades de Infantería para obtener de la convivencia una
exacta adaptación a su peculiar manera de ser y combatir, siendo,
pues, Infantería desde este punto de vista, y nacen las Compa
filas de cañones de Infantería con tres Secciones de material
ligero y una de material pesado. Ya en4el nombre hay implícita
una diferenciación en la manera de actuar el material, “Compa
ñías de cafiones”; esto ya sugiere una primera idea de individua
lidid, en oposición a “Batería”, palabra que tiene en sí un sen
tido de agrupación de piezas en la acción; así, en el párrafo 135
del Reglamento para su empleo, dentro del capítulo que trata de
su misión, dice: “Corresponde a los cañones ligeros de Infantería
batir en la zona de Infantería enemiga aquellos objetivos sobre
-
los c uales las ametralladoras o lanzagranadas no tienen efecto, o
sólo un efecto insuficiente; que no son reconocidos por la Artille
ría o que no pueden ser bütidos por ésta a causa de la mayor dis
persión de su tizo o de su ocupación en otras tareas”; y continúa
en el número siguiente: “Los cañones pesados de Infantería
deben emplearse en la zona de la Infantería enemiga sobre obje
tivos de resistencia especial, cuando el efecto de los cañones lige
ros no sea suficiente y cuando sea imposible la intervención de
20
la Artillería peada’. Tomando en cuenta la reducida dotación de
munición de las piezas de Infantería, hay que limitar sus tareas
en tiempo y e n espacio.” Más tarde prescribe no sean empleadas
como antitanque, salvo en caso de amenaza directa o d e falta de
cañones antitanque en los momentos de los altos y descanso
(número 346, párrafos 2 y 3).
Se trata por ahora de una nueva modalidad de la antigua Arti
llería de acompañamiento, pero con materiales análogos; así, el
Mayor Félix von Frantzius, comentando este Reglamento, dice
‘lo siguiente: “Se destaca muy claramente el carácter complemen
tario que poseen los C. 1. Representan una cierta clase de armas
auxiliares de segunda línea o reserva que se deben emplear sólo
cuando las otras armas faltan o fallan. Dicho en otros términos,
los C. 1. dehen ser empleados sólo cuando no hay prohabilidades
de batir determinados ohjetivos por otras armas y con iguales
posibilidades de éxito. Esta regla básica conduce por sí m isma a
un empleo restringido de los C. 1., lo que se recomienda debido
a las dificultades para el movimiento de las piezas en l a zona de
la Infantçría y por su municionatp.iento.”
Resulta, pues, que para poder llegar a un pleno empleo de esas
piezas precisamos una mayor movilidad de l as mismas en la zona
de la Infautería; su máximo reudimiento útil podemos esperarlos
‘en cuanto adoptemos un medio que les dé esa movilidad que les
falta, resultado lógico dentro. del análisis que veuimos haciendo;
pues si necesitamos unalgo que participe de las cualidades de
Artillería e Jnfautezía conjuntamente, será preciso disponga de
la potencia de la primera, su esencial característica, y de la movi
lidad de la segunda; ambas condiciones dejan entrever ya un
cañón asentado sobre un medio mecánico que, formando cuerpo
con él, le permita el libre y fácil movimiento por ese terrenó de
la Infantería, es decir, el cañón cuyas ruedas han sido reempla
zadas por un motor y una cadena oruga.
Volviendo al Reglamento alemán aludido, el capítulo III,
referente al empleo, dice en el número 274: “Todas las medidas
para la cooperación en el ataque deben ser preparadas. Sólo
cuando los C. 1. disponén del tiempo suficiente para este
fin,
las
Compañías de fusileros pueden contar con el apojo eficaz de su
fuego”; y en los números 287 y 288: “En general, la Sección pe
sada será mantenida en principio en reserva, pero se la tendrá
preparada para las diversas posibilidades; es decir, pesan fuerte
mente las características de un tiro artillero, es i neludible la pre
paración del fuego, la localización de óbjetivos, la existencia de
un observatorio, etc.; en una palabra: todo aquello que era causa
de la falta de eficiencia en la
Artillería
de acompañamiento.”
Y dice también en los números 141 y 142: “La Unidad de combate
y de fuego es la Sección, porque sólo ésta dispone de todas las
fuerzas auxiliares y del material necesario para la intervención
y para el fuego desde posiciones ocultas. Circunstancias especiales
pueden hacer necesario por tiempo limitado el empleo de piezas
ligeras aisladas.” Vemos, pues, que siguen acnsándoso fuertemente
las condiciones generales de empleo de toda Artillería; no obs
tante, aparece la posibilidad del empleo de piezas aisladas; es que
se quiere el tiro directo, próximo, el que hemos visto nos hacía
falta; pero no lo encontramos tçdavía. porque el material que dis
ponemos tiene las servidumbres que ya vimos en l a Artillería de
acompañamiento.
Pero cuando se afirma nuestra idea es al seguir estudiando el
Reglamento varias veces mencionado, y en los números 279- 280
y 314 nos presenta el aspecto más interesante del problema al decir
en ellos, por el orden citado, lo siguiente: “La cooperación (en el
ataque) debe sar tanto más estrecha cuanto ms se destaquen
los focos do resistencia enemiga. Puede entonces presentarse la
necesidad de subordinar, por tiempo limitado, Secciones y piezas
aisladas a los Comandantes de las Compañías de fusileros delan-
teras. En un terieno do mala visibilidad puede esto ser necesario
ya al iniciarse el combate.”
“Cuando el ataque, progresando en la profundidad de laposi
ción enemiga, se desmiembra en luchas aisladas (con frecuencia),
en este caso es necesario subordinar piezas aisladas al Comandante
del sitio más próximo, sea en virtud de una orden del Mando o
debido a la propia iniciativa.” Creo oportuno señalar especial
mente estas circunstancias de subordinarse a un Comandante de
Unidad por propia iniciativa.
e
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Y en el último de los números citado dice: “En combates en
localidades de mayor extensión y en bosques,. hay que subordinar
piezas ligeras a las Compañíak y Secciones
¡le
fusileros de lirimera
línea.”
-
Pero las situaciones indicadas por lascitas que acabo de con
signar son simplemente lasf de asalto a
una
posición enemiga, y
esa Artillería necesariamenie subordinada a las Unidades de pri
mera línea tipo Compañía y Sección inclusive, subordinación rea
lizada incluso por propia iniciativa; empleada poz piezas indepen
dientes, con su consecuen’éia natural de actuar con fuegos directos
y próximos, tiene que tener un nombre que no puede ser ‘otro que
Artillería
para el asalto.
Y si quitamos a e sas piezas la servidumbre desu falta de movi
lidad en la forma dicha anteriormente, podrán acompañar, sin
duda, en plenas condiciones de eficacia, a esas fraccioñes a quienes
se subordina, las habrmos hecho aptas en grado suficiente para
el perfecto cumplimiento de estas misiones; pero téndremos un
elemento nuevo que ya no será
una Artilleríá
normal, con carac
terísticas especiales, constituyendo un medio nuevo, que será la
“Artillería de asalto”, marcando su denominación una misión pri
mordial concreta y eápecífica.
Tenemos, pues, el elemento buscado; ya va a ser posible un acom
pañamiento eficaz, p±óximo, rápido y potente, con las caracterís
ticas que son necesarias. En efecto: si analizamos los capítulos
que se refieren a misióñ y empleo de los C. 1. en el Reglamento
alemán y eliminamos
de
él lo artículos o los apartados que pode
mos llamar restrictivos, cuyas restricciones hayan sido derivadas
de las características del material para que el Reglamento fué es
crito, obtendremos nuévas ‘posibilidades de empleo y nuevas mi
siones posibles.
Con respecto a la misión, su misma denominación indica qfue
está orientada con una marcada tendencia ofensiva. En ella se
encargará prefereitemente de anular aquellos obstáculos para la
progresión de la Infantería que hayan ‘escapado a la acción de la
preparación artifiera y al fuego de la del apoyo; acudirá a l a zona
de acción de la fracción detenida, partiendo desde una posición
inicial deteéminada por orden del Jefe, que tendrá así en sus
manos un poderoso medio de
influir
en la marcha del c’ombate con
su Unidad; so moviidad, en unión de un buen enlace, la’hará
recuperable con facilidad, ya que, una vez actuando en favor de
una Unidad determinada de las de primera linea, debe seguir las
inspirsciones del Comandante de esa Unidad fraccioniria, sin
que
esto quiera decir que ante un obstáculo inopinadamente presentado
o frente a una necesidad imprevista no pueda actuar en conse
cuencia por propia iniciativa, siempre que la naturaleza de la in
cidencia u obstáculo sea de tal índole que precise la acción del
cañón para ser destruídó por estar fuera de las’posibilidades dé
las armas normales de una Unidad de primera línea.
Una vez que el ataque vaya progresando, la subordinación- de
piezas de asalto a las Compañías de vanguardia parece ser muy
-
indicado, ya que las dificultades de observación para el Jefe de
Regimiento van en aumento a medida que progresa el avance.
De esta forma se pueden resolver rápidamente incidentes en la
lucha que de otra forma darían lugar a una detención de la Uni
dad de vanguardia. Por la misma razón será recomendable dicha
subordinación cuando la compartimentación del terreno haga
que escape a la observación dci Jefe del Regimiento la zona de
marcha de alguna de sus Unidades, descendiendo a subordinarlas
a Compañías y, en ocasiones, aun a Secciones de fusileros por
piezés ais ladas en localidades y bosques.
Una nueva misión aparece posible para esta arma, y es la “caza
del carro”. La defensa anticarro actual, conforme está concebida,
lleva en sí
una
idea estática; no obstante ser manejable y móvil
el anticarro, su movilidad es, en realidad, aplicada para acudir
a un lugar donde, su presencia sea necesaria; pero ‘u acción re
quiere previameate la aproximación del carro a una cierta dis
tancia, quedando el a nticarro inactivo cd tanto esta condición se
cumple; esta nueva arma puede ir al encuentro del carro como
“cazador de carros”, utilizando para ello su movilidad, el terreno,
y la potencia y a lcance del cáñón; modalidad que no debe confun
dirse con la defensa anticarro, pues para esta fuñción estará el
cañón de dicha- denominación formando las oportunas barreras
anticarro; se t rata de un concepto dinámico de la lucha anticarro,
distinta ensu iód’alidad ,a la acción anticarro por el carro pro
Oj puesto que esta última ‘entraña, una idea de ataque de
más
amplia envergadura, en tanto quela primera es realmente eso,
la cada -del éarto, con el fin limitado de evitar la acción de unó
de estoi ingenios del enemigo. fuera de la acción de la defensa
anticarro propia.
Remos tratado dé hablar, en líneas generales, sobre las misio-
-
nes y empleo de esta nueva arma, exponiendo sugerencias. muy
ligeras provocadas por la lectura ílel Reglamento alemán para el
empleo de las Compañías de cañones de Infantería. Un estudio
detallado y metódico que no tenga, como estas líneas, nii sedcillo
fin de exposición, daría como consecuencia una puntualización
de misiones y modos de empleo más exactos y coñ mejor criterió
que lo que hasta ahora va expuesto en este trabajo.
Queda por exponer’ las clases de tiros a realizar; me limitaré a
transccibir lo que el tantas veces citado Reglamento prevé, pues
todos ellos son posibles con las nuevas piezas. Estos son: Según
las punterías: o) tiro directo; Ls)tiro indirecto. Según la Unidad:
a) tiró don una sola pieza; Ls)tiro con toda la Secçión; aun cuando
se reúnan varias Secciones para alcanzar un efecto unitario de
fuego, sus posiciones quedan separadas’ en el tórreno (núm. 268)
de iñanera que no se conoce un tiro de Compañía ‘o de var ias Sec
ciones bajo dirección unitaria; Seglin la concentración del fuego
de la Sección: e) fuego por salvas (las piezas disparan simultá
neamente); Ls) fuego por decargas (una pieza después de la otra)
(número 212). Según la observación: a) tiro observado (las piezas
han de dirigir su fuego generalmente contra objetivos que, ente
rrados y bien oéultos en el terreno, pueden ser batidos eficaz
mente sólo mediante el fuego observado) (núm. 139); Ls) tiro sin
observación; “sólo excepcionalmente corresponde a los cañones
de Infantería” (núm. 140). Naturalmente que cii la actualidad pre
dominará ciertamente con más’ razón el t iro directo, puesto que el
Reglamento a que ños referimos está redactado con anterioridad
a la aparición de las piezas sobre oniga.
Será preciso esperar se disponga de más datos que los pocos
hoy existentes para formar un juicio más certero acerca de esta
nueva Artillería, tanto en cuanto’ se refiere a su material como a
las modalidades de empleo, aunque su campo de acción se pre
siente ha de ser muy amplio, puesto que lo mismo conviene su
‘empleo dentro de. Unidades normales qñe dentro de Unidades
motomecanizadas en formaciones de Arma rápida; pero lo. q ue sí
se puede asegurar es que se trata de un nuevo medio que merece
atraer la atencióñ sobre el estudio de sus características y posibi-’
lidades.
-
Para terminar, unas consideraciones referentei a nuestro país:
Indudablemente, el éxito en la guerra es nñ aiEgumento de tal
fuerza, que:es
difícil
razonar en su contra; no obstante, será pre
ciso no olvidar que “ni la razón sola, ni la experiencia sola, nos
dan el conocimiento de la realidád”; y como quiera que la expe
riencié e nuestro suelo pudiera ‘llevarnos a consecuencias distin
tas que las obtenidas en la experieficia de hoy, aun cuando la
razón nos presente plenamente aceptable el rendimiento de esta
modeéna Artillería, pudiera resultar que la adaptación
sin
reser
vas a nuestro Ejército del nuevo eleménto no’ tuviera el favorable
resultado que pueda obtenerse en ottos países En efecto: el Ejér
cito alemán, teniendo que ser empleado forzosamente en zonas
-
de Europa en las que la llanura es predominante, ha da reunir
características que pueden no ser aplicables o, por lo menos, no
ofrezcan el mismo rendimiento que en un terreno accidentado
como el nuestro; precisa saber, pues, si este rendimiento mínimo
justifica el esfuerzo que sería necesario realizar para la incorpo
ración a nuestras Unidades del material a que noS venimos refi
riendo. Sobre este punto, que aparece en interrogante siempre que
se trata de la adopcióci de un nuevo elemento de lucha para nues
tro Ejército, no está ‘a mi alcance el dar una respuesta afirmativa
-
o negativa. Sí se puede asegurar que la Artillería de asalto, que,
como todo en la guerra, no ha nacido caprichosamente, es un ele
mento de gran valór en el ataque, que puede cumplir en las mejo
res condiciones la neesari& misión de acompañamiento de la In
fantería, y Sn c ualquier tipo de Unidades, sean normales o mote
mecanizadas, siempre que la acción se desarrolle sobre terreno
en el que la nueva arma pueda hacer uso de sus condiciones mec4-
nicas de movilidad...
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Reflexiones Militares, del Marqués de Santa Cruz de Marcenado, Teniente
General D. Alvaro de Navia Ossorio, es una obra escrita por sú ilustre autor a comiun
zos del siglo XVIII. Preciada joya de nuestr literatura militar, muy estimada en
sus tiempos por tan grandes caudillos como Federico II de Prusia y Napoleón Bo
naparte, no es, sin embargo, todo lo conocida que debiera entre nuestra Oficialidad,
a causa, sin duda, de su considerable extensión, y también del arcaísmo que es
propio de ls obras clásicas, atracción por ello de los eniditos principalmente..
Vendrían muy bien a la actual generación de Oficiales discretas antologías de esta
y otras obras análogas donde, seleccionando hábilmente las ideas que todavia
conserven, valor y vigencia en los tiempos actuales, se haga fácil y provechosa su lec
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tura a los no eruditos. Nos ha parecido útil y atractiva esta idea, y como muestra
de ella transcribimos a continuación algunos fragmentos interesantes del Libro Pri
mero de las Re/lexiones Militares. La transcripcióñ es fiel al texto del autor, sin otra
diferencia que lo referente a la ortografía y púntuación. Creemos que estas antolo
gías deben conservar íntegro el pensamientó del autor, con la misma forma que él
empleó, y que no son admisibles las mutilaciones a que se arriesgan ciertos com
pendiadores que Tia tenido, por ejempli, esta obra (x).
—
N. de la R.
CanítuloJ El CondeGaleazzoGualdo,en su Guerreroprudente, quiereque el Generalhaya tratado
• con variasnaciones,yparticu1armentecon aquellaa qüienhubierede hacerla guerra;pero
no siempredan lugar a los viajeslas ocupacionesdel servicio...Conqueme parecedebeel Generalcontentarse
de saberel geniode dichasnacionespor medio de hombresentendidos,que las hayan practicado,o de libros
modernos,que describanfielmentesu inclinación,ventajasy defectos...
El TenientegeneralM. de Langé,’en su DisciplinaMilitar,pretendeque el Generalno sea muy mozoni
muy viejo;porqueno le faltecorduray experienciapara resolver,ni vigorparaejecutar.Proponetambiénque
no se ehja sobradorico;porquea fuerzade dádivasno se /abriqueun partidocontrael Príncipe;y últimamente
halla útil que tengafamilia, para que, por no dejarlaenvileciday pobre,no pienseen’algunanovedadcontra
el Soberano.
El caballeroDe la Valiére,en su Práctica.y máximas de la guerra,deseaen el Generalun buen aspecto,
que le haga, desdeluego,recomendablea sus tropas.
Don Diegode Alaba,en su PerfectoCapitán,le buscaafortunado.El EmpetadorLeón,en sus Documen
tos de guerra,lesolicitanoble,diciendoque los Oficialesobedecenpocogustososa un Jefe de inferiorcalidad;
no obstante,le suponeel Emperadoradornadode los demásrequisitos,no apoyándoseúnicamentesobrela
Nobleza.
Todas lós calidadesarribadichasconvendríanciertamentea un General;pero no me detengoa tiscurrir
sobre ellas,porqueno está en tu mano el ser de buen aspecto,de mediana edad,de proporcionadariqueza,
noble, afortunado,etc.Así, trataré sólode las prendasque puedesadquirira costade tu diligencia,sin anti
cipado favor dé la naturalezao de la fortuna, que no admitenmás preceptosque los divinos; y considerando
lá partidade valerosotan sabidamenteprecisaque la extensiónde la pruebaseríaofensade la notoriedad,creo
digas con Mario: Nada temo sino una fama afrentosa; o con Alcibíades:Ni aun vivir quisierasi fuese
cobarde.
Cariítulo/7 Sirva de primeravisoelque Isócratesdió a Nikóeles,que no defándosedominarde culpableslaceres,se hiciesemás dueñode sus pasionesque de sus puteblos.Victoriaplausiblellama
Platón a la quede ellose logra,y pérdidavergonzosaal ser de las mismasvencido.Abstinencia.de los delitos
es la primeracalidadqueSanto Tomás buscaen la vidamilitar; mas comolos vicios,quedebeshuir, loscole
girásde las virtudes,qe te aconsejaréde imitar, especificarétres de los primeros,porqueno se mueren de las
segundas; y son la Impudicia,la Embriaguezy laIra...
Si no pudieresabstenertede la cólera(respectode que estehumornacecon nosotros,más o menosfuerte),
excúsate, a lo menos,de tomaralgunaresoluciónmientrasestásen ella;paraque,pasandotu primerímpetu,
sea partonaturalde tu entendimientoeldictamen,que anteshubierasido monstruoabortadode tu ira.
Capítulo¡JI Empresaridículasería castigaren otrosel vicio de que tú mismo no sepaslibrarte;y si
vives desordenadamente,no sóloharásmal para ti, sino tambiénpara las tropas,quepen
sarán lisonjeartecon la imitacióno disculparsecon el ejemplo...
CapítuloIV De una vidá virtuosano sólotendrás el sabidopremio de una eternarecompensa,sino
también el terrenologrode que tus súbditosy tus émulos,creyéndoteauxiliadode superior
mano, estaránmás prontosa obedecerley más remisosa calumniarte... -
(i) Quesepamos,existenen nuestroidiomatresedicionesmásomenoscompendiadasdelasReflexionesMilitares,deSanta
Cruz deMarcenado:laprimera,publicadaen1787porD. JuanSenénContreras,esmásbienunresumenqueunaverdadera
selección;la segundasepublicón 1850porla BibliotecaMilitarde Bolsillo,dirigida/sorD.LeoncioRubín,y latercera—la
más fiely completa—/uépublicadaen 1885or la RevistaCientíficoMilitar,conocasióndelsegundocentenariodelnatalicio
del insignetratadistaquenosocupa.Perotodosestoscompendiossonaúndemasiadovoluminosos.En losfragmentosquesegui
damentetranscribimosnoshemosatenidofielmentealtextodela ediciónoriginalimpresaenTurínen ¡724porJuan Francisco
Mairesse,excepto‘porloquesere/ierea algunacorreccióndepuntuaciónu ortografía,conarregb a lasnormasmodernas,a la
‘traduccióndealgunacitalatinao a la sustituciónde girosdesusados.
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Capítulo• Debesendurecertea la fatiga y a la vigilia; porqueeltrabajoes a vecesmás precisoal Gene-
/ ralque al soldado,atendiendoésteúnicamenteá su personaen la marcha,o a su puesto en
la centinela,en la cualhay otrosque le mudan; peroel Generalno cuidade sí solo,ni de un parajeseñalado,
sino de millaresde Izombresyde algunasleguasde terreno,que su Ejércitocogemarchandoo campando...
CapítuloVII Huye cuantopuedaslos aduladores,genteque a la Virtud pega el achaquede Soberbiay’
pro tana su nombredúndoseleal Vicio: impidende conocerlo malopara apartarsede ello,
de donderesultaque, deslumbradala razón’dequien losescucha,caeésteen el precipiciode la culpa,sin tener
siquiera el infeliz consuelode arrastrarconsigoal mismo adulador,el cual, comoprácticodel caminoqueoculta al otro,.evitael mal paso,dejandoa su compañeroa la orillade la ruina y condifícil retirada,pues le
abandina cuandola mala fortunale ha cerradotodaslas vías delrecobro;así, vemosque son lisonjeadoslos
hombres mientrassu dichalosmantieneen grandesmanejos;peroapenasla ruedahacesu giro, que los adu
ladoresdesaparecen...
La razónde esta inconstanciade los aduladoreses que no son amigosde aquela quien adulan,sino dci
empleoque posee;conqueen acabándoseelmotivo,que es el favor,cesael efecto,que es la lisonja...Así, a tal
gente serálo mejortenerlasiemprelejos,comocontagiadade un veneno,quefácil y disimuladamentese insinúa,
• y comoindicadade una infidelidadcontrala cualnuncase anticipasobradola precaución.
Ganítulo ‘VIII Al contrariode losque lisonjean,sonapreciableslos que con inocentefranquezadescn
gañan, debiendoconsiderarloscomotantosapoyosde tu virtud,pues con elavisola sostie
nen siempreque la ven resbalarhaciaalguna dañosapasión...
Canítulo)( Nada te instruirátanto comoel leer buenoslibros...Son particularmenterovechosas las
historiasque tratande Capitanesfamosos,de cuyoshechosaprenderásen pocosmeseslo que
la experienciasola no te enseñaríaen muchosaños; pues aunquesirvas ? esdeniño, será bastanteque
llegues a ver cincuentaocasionesdignasdereflexión;peroen los librosencontrarásmillaresde pasajes,que
en su feliz o desgraciadoéxito, en las buenaso erradasdisposicionesy en el juicio que de éstas hicieron
hombres sabios, te muestren,para en lancesiguales,el partidoque debesseguir y el que fuereconveniente
evitar...
Los impensadosacaecimientosde la guerramuchasvecesobligana determinacionestan prontas,que no
dan.lugar a una largameditación,ni a juntar el Consejode guerra;conquesóloquedael arbitriode resolver
por las reglas,queen pocosinstantesprescribala memori.ade los expedientesque en semejantescasostomaron
otros Generales;porqueel principiopensardespacioy ejecutar de prisase entiendecuandoel tiempode dis
currir no destruyeal de obrar...
Capítulogjj Otrofruto de los libros será estimulartea la
gloria con el recuerdoque suscitan de las heroi
cas accionesy plausiblesrecompensasde muchosGenerales;y como
dice Solís: Comenzarása triunfar con los pensamientos del
triunfo...
No me desvon la vulgar opiniónde que las historiasantiguas
enseñan pocopara la guerra presente,respectode que’son muy di
versos losmediosde atacary defenderque habíaentonces
y losque se practicanahora... Lo menosque tiene que
saber un Generales lo que consisteen el,modo de las
armas o fortificaciones(según hallarásen la presente
obra), y lo más queestá a tu cargoes la Políticamilitar
y civil, a la que seguramenteno le pasóla moda...
CapítuloXlii Pudieranlos librossolosadquirirte
uficiente gloria, si no tuviesesa
tu cargo el Mando, pues ellas bastaríanpara hacerte
sabio...; pero sería locura decirteque,
fiado en la Teórica,no considerasespre
cisa la Práctica,siendociertoquela expe
riencia aclaralas cosas...Puedeañadirse
que en ninguna profesiónes tan necesaria
la experienciacomo en la guerra,cuyos
peligros suelenhacerolvidaren el campo
lo que se aprendióen el gabinete...
“24
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El CoronelLucas Antonio Thomassoni escribe:
No se puede juzgar fácilmentede dóndesaquemás utilidad
el Capitán, si de la Teórica o de la Práctica,siendo así que ambas importan mucho, y la una es imperfecta sin
la asistencia de la otra, faltando la pericia del actoprácticoen las ejecuciones,y la práctica delhábito en las re
glas, en las leyes y en los ejemplos, mediante los cualespodrá remediars’een los casos impensados...
Capítulo Prevengo con el caballero Borri que no corras sin necesidad a ejecutar lo que hallares
aconsejado en los libros políticos o practicadoen las historias, si primero no examinas
las razones de aquella opinión o conducta y confróntas sus particularidades con las del presentelance...
No siempre los historiadoresexplican bien las materias, ni todos los escritoresmilitares y políticos acon
se jan lo más conveniente. En cualquiera ciencia encontrarás proposiciones que, a primera vista, parecerán
honestas y ventajosas; pero si las desmenuzas, tal vez injustas,o inútiles. El servirte de escogidosautores te.
librará, en parte, de estosriesgos,y del embebecertede especies bajas de otros...; mas para que sepasqué histo
rias son buenas, expresarélosrequisitosque les busca Tácito, y son que no sólo se pueda venir por ellas en cono-
cimiento de los casosy de los sucesos, sine también de la razón y de las causas...
Dirás que... los casosde la guerra son infinitos y obligan a prontas resoluciones,precisamenteajustadas a
los accidentesde que vienen acompañados.Respondo que..., aunque en ciertas ocurrenciasno te den instrúcción
los libros, en muchísimas ocasiones te suministrarán expediente seguro, y será menos mal no poder aprove
charte de algunos que ignorarlos todos...
CapítuloXV Seríate muy ventajosa la partida de elocuentepara inspirar a tus tropas deseosde comba
tir; para apaciguar un disgusto o revoluciónde las rttismas; para relevarlesel espíritu
cuando, por algún infeliz suceso, estén abatidas de ánimo y para otras infinitas ocurrencias...
Esta habilidad de bien orar no es gracia solamentede la naturaleza, comoalgunos creen; dígoloporque si
luiste del primer dictamen, no te abandonesal desaseadoestilocon que tal vez te criaste; bien que pocosignoran
que el orador se hace y el poeta nace.’
CapítuloXVI Cuandote halles querido de.las tropas, serás bien servido de ellas; pero site aborrecen,un aquelloque sea de su obligaciónejecutaránperezosamente,a truequede que,no lógrán
dose algún buen suceso bajo tu mahdo, no consigas aplauso ni premio...
El Temor..:, por regla general, sólo de los enemigosy de los deUncuentesle busques,contentándolede exigir
de los demás aquella parte de veneraciónque se halla compatible con el afecto,sin tocar los límites del miedo,
que, como nos desagrada, nos malquista con quien lo impone; aunque le procuren como esencia del Mando
muchos autores,que presentan para el Gobierno preceptosque sólo cuadran a la Tiranía...
CapítuloXVII La liberalidad con las tropas te granjeará el cariño de ellas; por este medioaseguraron•
César y otros muchos el de las suyas... Pero si me replicas que para adquirir amigos,
como César, necesitas las riquezas de César, respondo que, a proporción de tu posibilidad, serán igualmente
apreciables tus dádivas, en las cuales, conforme a la ordinaria opinión, se miran tres cosas; estoes: quien da
a quién y en qué ocasiones; mas yo diría que solamente una se requiere, y es la buena gracia.en el dar.
CapítuloXVIII Si alguno de tus antecesoresen el Mando no fué bien visto de las tropas o de los
pueblos, procura saberqué es lo que hallaban de malo en él; y no habiendo inconve
niente, huye de practicar todo lo que le hizo aborrecible, y, por el con
trario, imitarás lo que a éste o a otro haya hecho recomendable,cual
quiera de cuyos medios contribuirá a granjearte el afecto de tus súb
ditos; pero el último te añadirá la convéniencia de poner a tu sucesor
en cierta precisión de honrar tu memoria...
En casoque el aborrecimientoque los pueblos o las tropas tenían a
tu antecesoro a ti procediesede fiar los negociosa algún subalterno o
ministro generalmente odiado, a menos de grave precisión, debes no
servirte en la menor cosa de dicho ministro, a la descubierta, pues aun-.
que tus órdenes fuesen buenas y justas, pasando por aquel canal, se
tendrían por desrazonablesy tiranas; así como el agua, qúe puesta en
vidrio de colorparece toma el mismo, a pesar de la propia diafanidad...
CapítuloXIX Los beneficiospartan de ti, sin que se conozcaen.
ellos manq ajena; los castigos, aunque tú los dis
pongas, deja que salgan como de la justicia dá tu Auditor, Consejode
guerra u otro Tribunal...
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Aconsejaba Mecenasa Augusto que, dejandosalir de
sus Tribunaleslas sentenciasgravosas,se reservasela liber
tad de.moderarla pena... Lo ciertoes quemás habilidadhay
en hacerde un maloun buenopor mediodel moderadocas
tigo, que de un vivo un muerto por ejecuciónde la severa
sentencia...
Aun de la ejecuciónde los justos indispensablescasti
gos que ordenareste mostraráspesaroso,porquese veaque
la tuerza de la Ley, y no la crueldadde tu genio,condena
al delincuente;pues aunqueen tal casola Piedadsea‘inútil
para la práctica, se experimentaráprovechosapara el
‘
Crédito...
CapítuloXX.
Hay algunas justicias tan general
mente deseadas,que, en lugarde odio,
granjean aplausoa quienlas ordena.Tales son las que e
ejecutan sobrecasosconocidamenteatroces,en los cuales,
no habiendopersonaque tengacompasióndelreo,su muerte
no lastima;antes bien, la tardanzade su castigoirrita...
CapítuloXXI Digo,pues, que cuandote pidan una
gracia que no quieras,no puedaso no
debas conceder,te excusescon palabrasque, en lugar de
agraviado, dejen reconocidoal que la solicitó;respectode.
que tambiénen el negarhay su modode agrado,comoen el
concederle hay de desabrimiento;perosi otorgaslo quete piden, seacon un aireque hagaestimarla respuesta
más que la dádiva...
Advierto que no por despedircontentoal que te pide,le afirmesloque no puedascumplir;pues granjearías
crédito de mentiroso,en lugarde fama de agradable...
Cuando nieguesuna gracia,consuelaal que la pidió,persuadiéndoleque no le seríaventajósa;pues le ser
viría de estorboparalograrotramás importante;y, en fin, esfuérzatea hacerdemodoquete den agradecimiento
por el consejoy no te resultenodiospor la negativa.
Capítulo
xxJJ
Graciánaconsejaque el
no
se dilate;porquepasadoel primerardor de la pretensión,se siente menosel mal lograrla...Al contrariodel
no,
debeser prontol
si,
porqueel pretendienteno createner’adelantadala satisfaccióndel
bene/icio con la dilaciónde la esperanza.
CapítuloXXIII
Son a veceslos beneficioscomó las flores, que no se estiman sino recientementeogidas; así, convendráreservar
.
algunos, porque no se marchiten de un golpe
distribuidos todos...
Otro motivopara no hacerde un golpesobradosbeneficioses que con ellosfabricarlasuna casi precisa
ingratitud; pues, comodice T4cito,los beneficiosno.son agradablessino en cuantoel beneficiadose hallaen
paraje de corresporzderlos,y cuandouna vez excedenmuchoal poderdequien los admite,se pagancon aborre
cimiento en lugar de gratitud...
CapítuloXXIV
AconsejaJenofonte que te complazcascon lo tuyos cuandoles sucedaalgún bien,e lastimescuando les acaezcamal y los socorrasprontamenteen sus adversidades.
Quiere asimismoJenofontequeel General,hablandoconsus 0/iciales,llamea cadaunoporsu nombre,y dice
que estoles hacecreerque los tiene en memoria,y que siendoconocidosdel Jefe se guardaránmás de caeren
alguna falta..:
Tu familia, particularmenteel secretario,ayudantesy otrosque ejerzanalgúnempleocercade tu persona,
deben tratarcongrandeatencióna todoslosquetuvierenquecon/erirconelloso entrarenen tu casa,puesmuchas
veces la descortesíade un criadohaceenemigosal amo...
•Caníulo
Cuidarástambiénde que algunode losque andan cercade ti no se interesecon otros
por el gustó
o,servicioque
les hicieres
a petición
de dichoallegadotuyo, pues nosólo
tu agasajoperderíade su ‘graciapara conel que le recibe,sino que éste se persuadiría,
conrazón,a quete
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utillzabas por mano del domésticoo amigo que hizo de tu galanteríasu negociación,dejándotecréditode
ambicioso,por loque hablasde merecerfama de agradable...
CapítuloXX VII Cuandoun Oficial adquieraalguna gloria, no se la usurpes, atribuyéndolaa ti
sólo por haberdadolas órdenes;antesbien, la publicaráspor suya, paramostrartu
justificación y paraexcitaren otrosel deseode distinguirse,sin el riesgode que s1umerecidocréditose disrni
nuya, y de que, por consiguiente,le falte la recompensadel príncipe...
CapítuloXXVIII Nada más irrita a los Oficialesde un Ejército que el ver a su Generalde con(i
nuo entrometidoa las prerrogativaso manejosde cada uno, porquesospechanque
se desconfíade su cuidadoo sientenquese dismintiyade su autoridad;conquepara no concitártelosenemigos
y para que las cosasvayan por su regularcamino,dejaque ellosejerzanlibrementelas funcionesde sus em
pleos, contentándotede observarsi cometenfaltaque seadigna de reprensión,advertenciao castigo...
Para que el Generalno entrecada instanteen bagatelasdel directoencargode los súbditos,se ahadeque
tan ridículafigura haceel Jefe metidoa sargentocomoel sargentopuesto a Jefe, el cual, si se embarazaen
cuidadosde pequeñaconsecuencia,hallaráel tiempode menospara lascosasde grandeimportancia.
CapítuloXXIX Para cumplir conla obligaciónde tu empleoy para ganar el afectode las tropas,
contribuirámuchoel sercon la cortebuenagentedeellasen cuantoa sus pagas,cuar
teles, camas,hospitales,vestuarios,etc.,y de los Oficialesde méritopor loque tocaa sus ascensos...
CapítuloXXX VI incapaz de grandesnegocioscreíanlos persas al que hallabatrabajoen guardarun secreto... -
Pitaco, uno de lossietesabiosde Grecia,aconsejabaa sus amigosquecuandointentasenhaceralgunacosa,
no la dejasenhastadespuésde haberlaejecutado;porquemalográndosela empresa,no quedasenexpuestosa
ser burlados...
CapítuloXXX VII Advierteque el secretono leguardan solamentelos labios; el semblantesuele,a
esar de la clausurade éstos, propalaraquél,porquelos que andan cercade ti
considerando,según el estadopresentede las cosas,qué negociosson losque pueden tenerteocupadoel pen
samiento, a pocaaberturaque les des, leerántus ideasen tu rostro,haciendointeligiblecarácterde tu alegría,
tristeza o apresuración;y así, es menesterque mientrasla lenguacalla,los ojos mientan...
CapítuloXXX VIII Las advertenciasdel capítulo anteriorson para contigomismo; veamosahoralas precisaspara con los sufetosa quieneshubieresde fiar tu secreto...
Si necesitasde fiarle a alguno,paraque te ayudea tomarexpediente,sea a sujetosnaturalmentecallados,
porque quientiene hechohábitoa decirtodolo que sabe,aunquele importaseun mundo,no guardaríalargo
tiempo el secreto...
Sobre todo, guardarástu secretode los que
tienen facilidaden descubrirlos propios;pues
quien no mantiene el suyo, mal callará el
ajeno...
Tampoco fiarás secretoa quien tenga el
vicio de beberen demasía,porqueel vino y el
silencio no cabenen un lugar...
También sería mala regla entregartu se
creto a quienpueda tenerinterésen descubrirle:
el proverbio,supóngoleburlesco,dice que mal
se quiere el enfermo que deja por herederoal
médico...
Ni menos se debe encargar a mujeres
secreto importante,porquesobreque ordinaria
mente no son ellas capacesde aconsejaren
materias de estadoo guerra,por la mayorparte
se hallaque tienen más largala lenguá que an
cho el pecho...
Aun de los hombrescalladosy sin algún
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defectode los arriba dichos,fiarás el secretoa los menosque puedas,respectode que no hay dos cosastan
encontradascomola muchedumbrey el secreto.
. . .
Ganítulo“y’J(J)( Procuraestablecerlos créditosde tu buena,fe, sin lo cual también lbs enemiÉos
emplearíanla mala;y haciendoentre tú y ellosuna guerrade bárbaros,no habría
capitutaciónque valgaen las plazas,ni formalidadde tropasen las vuestras...
Ca ítulo XLII La actividadharápróntoel logrode,tus empresas,y baratas.muchasoperaciones,que
sin ella te serían difíciles o acasoimposibles.Así, dice Vegecioque ordinariamente
en la guerraaprovechamás la celeridadque la fuerza; y Solís escribe:Si se dejaperderel tiempo,sueledesa
zonarse la ocasión... . . . . . . . .
Ca tuló
XLIII
No seastan amigo de tu dictamenque, por excusar el ajen, pase entreotrospor
certidumbrede necedadloque sería en ti presunciónde sabiduría... Entre muchoses
natural que algunoprevengalo,qtietú solotal vezolvidariizs...’La razónes haberla divinaProvidenciarepar
tido de tal suertela sabiduría,quede ordinariose hallaen cadaunoporciónde ella,no viéndosequetodajunta
se contentede pararsea ilustrarun soloentendimiento...
‘Ca.ítuló
L
y No te debenensoberbecerlas felicidades,ni abatirle.los infortunios. De lo primerote
resultaría negligenciaen el empleo,relajaciónen las costumbresy tal vez aborrecimient
en los amigos,En lo segundomostraríasun pequeñocorazón,indignode tu carácter...
..
.0 .
/
28
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+
Tra/
ttrçaetfrat
Tenienta Coronel de ArtIllerla
.JOR6E VIOON SUERO-DIAZ
D E
1779
a
1782
duran el’ bloqueo y el sitio de
Gibraltar; que, salvo error, es el décimocuar
to de los que registran los historiadores del Peñón.
Su misma duración da ya una idea, tanto de la
imperfección, de la flojedad y de la ineficacia del
cerco, como del escaso efecto de los medios de ata
que empleados. Sin embargo, el
gran süio
se había
anunciado como el más sensacional espectáculo del
siglo. Acudieron a presenciarlo desde las fincas de
las inmediaciones, a modo de proscenios, muy enco
petados personajes de otras naciones, y dió luego
ocasión a una bibliografía tan copiosa, que puede
que no falte razón a quienes llegan a estimar enfa
doso volver sobre el tema
(i).
-
Declarada la guerra a Inglaterra, apenas se rom
pen las hostilidades (i6 de junio de
1779)
se esta
blece el b loqueo marítimo —que el io de julio se
anuncia al Cuerpo diplomático—, con daños tan
llevaderos para los bloqueados que no pueden com
pensar las contrariedades ue sufren los bloqueado
res. Pero Gibraltarera un objetivo inexcusable. Si
los españoles habían de sentir, con Felipe V, como
espinas n los pies
en .tanto que el Peñón siguiera
-.
en manos de Inglaterra, Carlos III tenía muy espe
ciales razones para proponerse su reconquista. “La
honradez y hombríá de bien de este Monarca—escri
bía el Conde de Fernán Núñez en su “Vida” de
aquel Monarca—le había inspirado constantemente
el deseo de restituir a la nación, siempre que lo
pudiere, estos dos importantes puertos —Mahón y
Gibraltar—, que se habían perdido al principio del
siglo por poner la Corona sobre las sienes de su
padre. Si el amor que le profesaba le hizo, desde
luego que llegó a España, mandar pagar las deudas
a los particulares, no es extraño desease pagar ala
nación entera la que cónocía había contraído en su
obsequio.”
Síntoma de esta, angustia patriótica, compartIda
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por los mejores españoles, son los infinitos proyec
tos, más o menos acertados, que para la reconquista
de la plaza se someten por entonces a la aprobación
de las autoridades. No menos de sesenta y siete re
gistra Santa María en su obra (n.° 37 de la nota
i).
Desde el primero, de carácter estratégico, que su
giere el Conde de Aranda desde París, donde a la
sazón está de embajador, hasta el del caballero
D’Arçon, que habrá de ser aceptado y de fracasar
rápidamente.
Proponía Aranda al romperse las hostilidades que
se dispusiera la invasión de Inglaterra con 8o bata
llones,
50
escuadrones y la artillería correspondiente,
con lo que suponía ociosa toda acción directa contra
Mahón y Gibraltar; que caída Inglaterra en nuestras manos, vendrían a ellas sin el menor esfuerzo.
Más tarde imaginará un sistema de escollos artificia
les para impedir la entrada de buques en el puerto
de Gibraltar, proyecto que, en su esfera más modes
ta, no puede estimarse mucho más sensato que el
anterior.
D’Arçon
(2)
proponía la construcción de grandes,
baterías flotantes, especie de barcazas —cuya insu-’
mergibilidad garantizaba—, artilladas con 22 pieZa
cada una, que podían aproximarse fácilmente a los
objetivos para batirlos con eficacia.
Entre uno y otro quedan los restantes sesenta y
cinto proyectos rechazados.
Era uno de ellos el presentado por D. Silvestre
Abarca
(a).
Una circunstancia fortuita trajo, hace
ya tiempo, a mis manos el original de la propuesta
por él presentada, que a título de curiosidad histó
rica me ha parecido.interesante reproducir. Dice así:
“PROYECTO
DE ATAQUE CÓNTRA LA PLAZA
‘DE GIBRALTAR
POR EL TENTE. GRAL. D. SIL
VESTRE ABARCA
“Luego que el armamento de nuestra Marina comenzó a
anunciarme próximo el rompimiento con la Inglaterra, con
sideré que el principal objeto de nuestro Soberano seria reco
brar la importante plaza de Gibraltar, y pareciéndome una
de las obligaciones más esenciales de mi empleo enterarme
de su situación, estado y circunstancias, me dediqué a reco
ger, leer y examinar con todo cuydado. y-atención quantos
papeles, relaciones y proyectos habín formado sobre su
ataque varios ‘Oficiales prácticos e istruídos en el Arte.
Militar, a fin de hallarme prevenido si S. M. tenía a bien
honrarme con la dirección de esta empresa, o pasarme a in
forme algún proyecto formado al mismo fin.
“Entre todos los que pude adquirir, ninguno llenó tan
completamente mis ideas como un borrador del informe que
dió a S. M. en el año 1726 el célebre Ingeniero General Mar
qués de Berboon (4); el qual, después de 49 años de buenos
servicios, los más en guerra viva, y de haber reconocidó
personalmente la plaza en los a ños de zi y 24, la creia in
expugnable por tierra,- siendo de dictamen que solamente
por mar podía conseguirse su rendición a poca costa.
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“El desgraciado suceso del sitio, que se emprendió en
siguiénte año de 27, y el dictamen que dieron al General
Conde de las Torres (5) los directores del ataque D. Antonio
Montaygu (6) y D. ‘Diego Bordick (y), Ingenieros muy hábi
les, y experimentados al tiempo de levantar el sitio, acredi
taron las juióiosas reflexiones de Berboon, que con superior
conocimiento preveía las fuiiestas resultas del ataque por
tierra.
“Enterado de estos antecedentes, y deseoso.de adoptar el
pensamiento de Berboon en quanto lo permitiesen las actua
les circunstancias, encargué al Ingeniero destinado en
San Roque; que, con el máyor cuydado y disimulo, procu
rase reconocer a Gibraltar, y formar plano y proyecto de su
ataque, aprovechando la ocasión de poder entonces entrar
y salir en la plaza sin que los enemigos pudiesen recelar el
iñtento, con el fin de cotejar después sus pensamientos y
noticias con las que yo tenía apuntadas para quando llegase
la ocasión de formar el proyecto.
“Enterado ya del actual estado de sus fortificaciones y.
defensas, creo moralmente imposible su conquista por el
frente de tierra, pues si en el año z graduaban de temeraria
la empresa por esta parte Berboon, Montaygu y Bordick,
¿qué dirían ahora después de 52 años en que no han cesado
los enemigos de aumentar las baterías en todos los resaltos
del escarpamento, y han abierto, y perfeccionado, una pro
funda inundación para cubrir el referido frente?
“El recinto del mar presenta otro aspecto muy diferente.
Los ingleses han desatendido esta parte por, haber siempre
contado con la superioridad de su Marina, y aunque últi
mamente han procurado reparar su descuido con aumentar
dos baluartes en los parages qu&creyeron más expuestos,
no por eso han añadido a la plaza considerable defensa, por
que estas obras nuevas, a más de no haber tenido tiempo
para secarse y adquirir la resistencia de las antiguas, están,
como ellas, descubiertas hasta su pie, y pueden batirse, y
arruinarse desde el mar Sin mucho trabajo.
“Estas consideraciones me hablan hecho abrazar el pro.
yecto de Berboon, que consiste en un verdadero y vigoroso
ataque por mar, auxiliado por tierra con otro de diversión
o fingido, quando S. M. se dignó mandarme concurrir con el
Conde de Gazola(8), Comandante General del Rl. Cuerpo
de Artillería, para examinar el proyecto que de su Rl. orden
)*bía formado al mismo fin el M ariscal de Campo D. Juan
Cavallero
(o),
con el dictamen del Comandante General delBloqueo Dón Martín Albarez de Sotomayor (zo), y los de los
Gefes de Marina y Artillería.
“Habiendo .tenido varias juntas y conferencias sobre este
proyecto, y examinándolo con todo el cuydado, reflexión y
pulso que requiere su importancia, hemos alabado el zelo
que manifiesta cada uno dé estos Generales en sus respectivos
•
ramos, y aprobado mucha parte de sus pensamientos; pero
sin embargo no nos hemos podido conformar eií el todo por
ser imposible aprontar quanto juzgan preciso para empren
der y terminar el sitio. El crecido número da artillería, su
calidad y calibre; lós morteros a p’aca, balas, bombas y pól
vora que piden, ni los hay ni es fácil que los p ueda haber
en mucho tiempo, y como por falta de ellos pudiera S. M .
desistir de tan gloriosa empresa, nos hemos aplicado a con
vinar un proyecto que asegure la coñquista de Gibraltar en
40
días, valiéndonos de la artillería, y municiones, que
existen.
“Desauésde haber comunicado recíprocamente nuestras
ideas, y de haber entrado en el detalle, o pormenor de cada
ramo, hemos concluIdo, que lexos de faltar cosa alguna de
las que esencialmente se necesitan para el ,vigóroso ataqiíe
que se propone, no seiá tal vez preciso consumir, ni poner
en uso todas las que hay, y se pueden aprontar.
“Por cuya razón, con acuerdo del referido Conde de Gazola
propongo este proyecto de vigoroso ataque contra Gibraltar,
cifiéndome a la artillería, morteros, bombas y municiones con
que se puede contar en e l día, a f in de qué ‘si otras razones
más poderosas no determinaran a S. M. a ‘desistir de una em
presa en que interesa tanto el honor de sus R.s Armas, y
el de tóda la Nación, no dexe de emprenderse la conquista
de esta Plaza por la falsa suposición de que faltan medios
para conseguirla.
-
“Y no siendo suficiente que haya medios por tierra, sino
que también es necesario que los haya por mar, y que se
puedan emplear con acierto, conviené ante todas cosas saber
si podrá aprontar la Marina todo lo que pide Don Antonio
Barceló (ix), y examinar después en una junta formada de
los Oficiales de Marina destinados al Bloqueo, y sitio de
Gibraltar, 1.0 qué embarcaciones serán más a propósito para
hacer callar con sus fuegos los de la Plaza, y abrir brecha
en ella; z.° si hay el fondo necesario para colocarlas en los
parages, y direcciones convenientes, pues habiendo de ser el
verdadero ataque por la parte del mar, nada se puede esta
bleer sin estos precisos requisitos, que yo creo practicables,
y remitiéndome a dichos Oficiales de Marina para que re
suelvan lo más conveniente, supondré, pór ahora, que para
quitar fuegos, arruinar flancos y hacer ataques de diversión
por todo el r9cinto’del mar, han adoptado 8 barcos chatos
capaces de 8 cañones de a 24 cada uno, y que para abrir
brechas han preferido a las flotantes (como a mí me parece)
8 navíos viejos del comercio del caño del’ Trocadero; de los
quales se emplearán 6, y quedarán 2 de repuesto por si algu
no se ya a pique, o se incendia. Estos navíos sin jarcia, ni
velamen, se podrán considerar como baterías flotantes, y con
120 cañones harán callar en breve tiempo qualquiera bate
ría que los incomode.
“Para tolerar la fatiga de los trabajos, y remplazar muer
tos, heridos y enfermos (que pueden sér muchos en una em
presa de tanta entidad) se necesitan 25.000 hombres, com
prehendiendo en este número 2.500 voluntarios de los pre
sidioi mayores con sus Oficiales, los quales se deben destinar
al servicio de los navíos que hán de batir la plaza, de donde
no tendrán facilidad de desertar como los que se sacaron
anteriormente para los trabajos de la Línea,
Prevenidos los barcos chatos, y navíos u otras embarca
ciones equivalentes en su lugar, y hechos los acopios de fagi
nas, cestones y demás utensilios que expresa el e stado que
sigue a e ste discurso, paso a explicár por mayor el o rden y
conducta que se deberá observar en el progreso del ataque,
omitiendo muchos detalles, y disposiciones particulares, que
deben contribuir a la facilidad, y prontitud de construir las
baterías abanzadas con menos riesgo, y de servirlas con
acierto, y economía de municiones en mar, y tierra, por no
alargarme demasiado, y evitar confusión; advirtiendo tam
bién que quanto diga en punto a la colocación de las líneas,
y baterías, es solamente para dar’ una idea general, porque
su verdadera situación depende de la naturaleza del terreno,
y del objeto para que se establecen.
“La primera y mayor dificultad, que se p resenta en esta
empresa, es dar principio a los trabajos, porque la plaza
tiene entonces todos sus fuegos intactos. Ya se ha visto
varias veces acercarse los navíos a tiro corto de cañón a las
.baterías de tierra, y arruynarlas enteramente con la superio
ridad de gu artillería sin quedar ellos muy maltratados.
Yo
n,o
dudo que los nuestros podrían hacer lo mismo contra
la plaza; pero como’el fin que me propongo es que se logre
la conquista sin grande pérdida por nuestra parte, se colo
carán los navíos, y barcos, chatos (después ‘dehaber destruí-
do, e inutilizado las embarcaciones que haya en la plaza)
en la posición M a 500 tuesas (12) poco más o menos de las
baterías de la montaña, y las bombardas detrás a su justo
alcance en L (13); Unos y otras procurarán enfilar, batir,
e incomodar el muelle viejo, el frente de tierra y las baterías
del monte, reuniendo todo su fuego, que cónsiste en 184 ca
ñones, y 12 morteros, contra estos puestos para auxiliar el
principio de los t rabajos que se deben emprender con todo
vigor y aceleración por derecha, e izquierda, abriendo las
trincheras A, B.
“En la i.S noche se ha de adelantar quanto se pueda, a
fin de establecer con prontitud las baterías D de io cañones
cada una en los parages, y direcciones convenientes para en
filar y batir las de l a montaña, y la E de otros lo algo más
fl
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apartada contra las altas construidas últimamente: así mismo
las de 20 morteros H, Y, Y: de las quales los de E son a
placa, y los de Y regulares. Unos y otros se emplearán al
principio contra las baterías, y puestos desde donde los ene
migos incomoden nuestras naves y trabajadores, pero des
pués se destinarán los morteros a placa contra la ciudad, y
sus edificios, enfilando también la muralla del mar para
molestar y desalojar a los enemigos de sus defensas.
“En todas estas baterías se debe procurar montar desde
luego algunos cañones, y morteros para que a f avor de su
fuego puedan perfeccionarse los demás.
“Al mismo tiempo que se construyen las antecedentes
baterías, se adelantarán las trincheras A, B hasta unas 200,
ó 250 tuesas de las bateríasdel monte, yse,tirará a esta dis
tancia la línea CC que,,pervirá,de,última paralela contra la
pláza, y será el término de_donde no se debepasar, así para
no dar el flanco al monte, como por no meterse bajo el alcan
ce del fusil que en semejantes ocasiones es el arma que causa
más estrago.
“En esta paralelase podrán establecer las baterías G, G
de
30
cañones cada una dándoles las direcciones convenien
tes para arruinar el frente de tierra, y el muelle viejo, si la
marina no ha obligado a los defensores a desamparar este
último, y servirán además para enfilar el recinto del mar
que es el verdaderamente atacado después de haber hecho
callar el fuego de los enemigos.
“Y aunque no parece regular que intenten hacer salidas
pará enclavar nuestra artillería por la dificultad de retirarse
desfilando por el estrecho, o calzada en que serían flanquea
dos por nuestra marina, no sería inútil la precaución de hacer
dos reductos O, O a la cabeza de las líneas A, B en los quales
se pondrán 6 n 8 cañones de a 12, u 8 para flanquear, y
defender la paralela CC, y asimismojse colocarán en ellos
algunos del mismo calibre contra el mar por si 1os enemigos
intentasen inquietar nuestros trabajos con lanchas sin em
bargo de que deben haber embarcaciones remeras d&guardia.
“Luego que hayan comenzado a jugar todas las,baterías
expresadas, y su constante efecto haya arruinado los para
petos de la plaza y acallado su fuego, podrán los navíos acer
carse çon .toda seguridad al parage E a 250 tuesas poco más
o menos, y aplicando 2 de cada parte del muelle, abrirán en
poco tiempo competentes brechas para subir al asalto, para
lo cual no se ofrece gran dificultad estando el r ecinto de la
plaza descubierto hasta el pie.
“Entre tanto que se abren las brechas se destinarán los
barcos chatos a arruinar los flancos, que puedan ofender a
los asaltantes; asf mismo se habrán hecho varios amagos y’
ataques fingidos por toda la muralla del mar hasta la puerta
nueva, y los naves de guerra deslinadas al b loqueo se_apro
ximarán a la vela, tirando algunas andanadas a la guarni
ción, y vecinos, que procuren guarnecerse del inmenso fuego
que se haga por mar, y tierra contra la plaza, fuera de su
recinto hacia la punta de Europa.
“Finalmente se procurará por todos los medios imagina
bles inquietar,
y
disminuir la guarnición, no permitiéndoles
el menor sosiego para rehacer sus trabajos, ni para hacer
cortaduras, retrincheramientos detrás de las brechas, ni aun
para dormir, a fin de que reniidos de la fatiga, e intimidados
con el inminente riesgo, que les amenaza, traten de capitu
lar antes de llegar al último trance del asalto,
“Pero si se obstinasen en esperarlo, se darán las disposicio
nes correspondientes abriendo y allanado bien las brechas,
y quitando el fuego de todos los flancos, o redientes que las
defiendan, apostando también contra dichos puestos barcas
parapetadas, y en ellas buenos tiraáores, que incesantemente
hagan fuego contra los defensores.
“Así mismo se reunirá todo el fuego de mar, y tierra con
tra las brechas, y sus defensas, y después a una concertada
señal cesarán disparando con pólvora solamente cuando haya
llegado nuestra tropa a la playa.
“Para que vaya menos expuesta se construirán unas plan
chas, o balsas con sus parapetos, los quales se dejarán caer
para que sirvan,de puentes, y pueda la tropa saltar en la
arena con más facilidad, y orden.
“Su valor y denuedo atropellará a unos enemigos ya cons
ternados al verse acometidos por muchas partes y abando
nados a su propio valor, o desesperación, la qual cederá sin
duda al superior número de los asaltantes a los quales para
animarlos se prometerán premios, y mercedes en nombre
del Rey.
“Todas estas disposiciones tendrán en la práctica alguna
variación según la facilidad, u obstáculos que presente el
valor, inteligencia, temor, o impericia de los defensores, pero
de todos modos yo creo muy probable la rendición, y con
quista de Gibraltar si s e ataca en los términos que he pro
puesto.
“CALCULO PRUDENCIAL DE LO QUE SE
NECESITA
PARA EL SITIO DE GIBRALTAR POR MAR Y TIERRA
“PARA TIERRA
Empieza este capítulo por una largá relación de material
de fortificación, que omitimos por no fatigar al lector.
“ARTILLERIA
“Cañones de a 24Go
“Id. de a sGGo
“Id. de a 8, ódea 12sG
“MorterosGo
7/17/2019 RET 032 Septiembre 1942
http://slidepdf.com/reader/full/ret-032-septiembre-1942 34/82
‘MUNIC1ONE5.
“Balas de a 24 45.200
“Id.deai645200
“Cartuchos de metralla para los cañones de a 12
. .
3.200
“Bombas3.200
“Lo correspondiente al tren lo dispondrá el Comandánte de
Artil lería, bien entendido que ya se comprehenden en esta
relación las faginas, salchichones, y sacos de tierra.
“MARINA
“8 navíos viejos los 6 con 20 cañones de a 24 cada uno
y 2 de repuesto8
“Barcos chatos con 8 bañones de a 24 cada uno8
“Bombardas6
“Balsas, .o p lanchas pafapetadás contra el fusil de a
8 varas en quadro
. . . .
50
“Genté de mar para el Govierno de las embarcaciones, y
planchas: ioo hombres de maestranza sin contar con la
de los buques: repuestoproporcionado de fierro de todas
clases, clavazones, herramientas, betunes, y jarcias, ma
deras tablazón, perchas, surtidas de arboladura, ydemás
géneros propios .y precisosTpara habili tación, y reparo de
embarcaciones, y para cualquier máquina que pueda oíre
cerse en la práctica del ataque.
“zoo pares de remos de lancha de navío; porciónd&cami
sas de fuego, y además orden en los arsenales, y departa
mentos de Marina para que faciliten todos los auxilios,
y efectos que puedan necesitarse.
“NAVES DE GUERRA
“Navíos de línea6
“Fragatas2
“Javeques12
“Galeones3
“Galeotas7
“Embarcaciones menores entre Javeques, y escampa
vías20
“Brulotes2
“ARTILLERIA
“Cañones de a 24
“Balas ídem
“Bombas de a 52 pulgadas
“Pólvora quintales
“TOTAL BE MAR y TIERRA
“Cañonesdea242441
“Id. de a ‘560 320
“Id.dear2
. .
¡6)
“Morteros72
“Balas253.200
“Bombas,12.600
“25.824 qqs. de pólvora a que se añade el quarto
para cartuchos de fusil, y cargar bombas, hacen. 27.280
Madrid, a i.° de enero de 1780.
SILVESTRE ABARCA
Como la fiebre de los proyectistas no remitía y
las peticiones de material de todas especies eran
realmente abrumadoras, pocos días después escri
bía el mismo D. Silvestre al Conde de Ricla
(14):
“Excmo. Sr.: Muy Sor mio: Con la de V. E. de 8 del co
rriente he recivido la relación de la artillería1 y demás per
trechosdCguerra, que han pedido Albarez, Cavaliero, y
Tilly (i5) para el itío de Gibraltar, y veo que y: E. tiene
todo pronto, a excepción de las bombas, por si fuera conve
niente hacór el s it io según el proyécto de aquellos Oficiales.
“En las conferencias, que tuvimos el Conde de Gazola,
y yo, examinamos los estados de Tilly, y Cavallero. Convina
dos ambos, y haciéndonos cargo que dichos estados cran
solamente por lo r espectivo al ataque detierra, que ha de
ser el de diversión, o falso, y que para la marina, que ha.
de hacer el verdadero, se necesitarían muchas más moni
ciones; me insinuó, y yo convine en que no se podría afrontar
todó 16 que pedían para tierra, y lo que pediría la Marina
por su parte a Guerra, si lo había de proveer Gazola.
“De aquí resultó explicarle yo mi pensamiento de. lo que
se necesitaría por mar, y tierra, y hecho cargo convino en
que podría afrontarse lo que contiene el éstado que V. E.
se ha servido embiarme, y que devuelvo, el qual no ví en
tonces, y esta es la causa de decir yo en mi proyecto que no
nos habíamos podido conformar en el todo con el de Cava
llero por considerarse imposible moralmente aprontar lo que
pedía.
“V. E. habrá reconocidopor el informe que_dimos en de
diciembre último, y por mi carta reservada otras razoñes
para separarme de dicho proyecto, las quales no me pareció
regular repetiren mi discurso que sólo se d irige a_dar una
idea en general para conocimiento de V. E.: a quien remito
copia de dicho informe, por si acaso no lo ha embiado toda
vía Gazola con motivo de sus indisposiciones: porque para
¡a total inteligencia de mi proyecto se deben tener,,presentes
también la referida carta, e informe de 4 de diciembre.
“Habiendo examinado el estado he_quedado_plenamcnte
convencido de que hay pronto todo lo necesario por mar, y
tierra según mi proyecto, a_no_ser_que la Marina no adopte
mi pensamiento, perodudo que haya suficiente para_el de
Cavallero, porque no se sabe todavía lo que pedirá la Mari
na, que regularmente ha de ser mucho más en asunto de
municiones de guerra como que es la que ha de hacer.el ata
que formal hasta abrir las correspondientes brechas.
“Nro. Sor. gue a y. E. m.s a.s como deseo. Madrid, a
ix de enero de x780.—Ex.mo Señor.—B. L. M. a V. E., su,
“más af.° y oblig.° sr., SILVESTRE ABARCA.
“Remito a V. E. esta Idea del modo que pienso se
forren los navíos viejos, pero si los Marinos allan otro
que sea mejor me conformaré con gusto.
Exmo. Sor. Conde de Ricla.
Entretanto, y durante los largós meses que si
guieron, en mares y, tierras lejanos la guerra cox
tinuaba con varia fortuna. Cayó Mahón en manos
de las tropas españolas el
15
de febrero de
1782,
con lo que, recuperada Menorca, cobró singular re
lieve la figura del Duque de Crillon (‘6), que había
alcanzado, mandándolas, tan señalado éxito. Diósele
entonces el encargo de ganar para el Rey la plaza
de Gibraltat, a cuyo fin se concenttaron en el campo
de San Roque, 40.000 hombres entre franceses y
españoles, que fueron puestos a sus órdenes.
Por entonces se consultó a Barceló el plan que
consideraba más adecuado para conquistar la plaza;
pero dolido el viejo marino de que se le hubiera des
pojado del mando de la empresa, se negó a dar su
parecer, limitándose a ofrecer al Rey la plaza si le
permitía obrar libremente.
No se accedió a tal pretensión y se aceptó, a1
cabo, como ya queda dicho, el menos razonable pro
yecto de D’Arçon, con el que a regañadientes hubo
de conformarse el Capitán general Duque de Crillon,
aunque no sin dejar bien claramente dicho ,que “re
chazaba la gloria del triunfo si se conseguía por este
184
163.200
3.600
‘3.632
33
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medio, y la responsabilidad del descalabro que es
peraba”.
Y asÍ, contra la plaza guarnecida por 5.000 hom
bres, que contabá ¿on 400 cañones y 46 morteros,
‘se rompió, el 9 de septiembre de 1782, el fuego de
las baterías de, tierra; cinco días más tarde levan
anclas lasbaterías flotantes, se acercan a 40 toesas
de la plaza y rompen el fuego. La tarde del mismo
dí
13
sirve de fondo al dramático fracaso. Mil muer
tos, un número muy crecido de heridos y medio
millar de prisioneros ponen término al último intento
serio llevado a cabo contra el Peñón. -
Señalan algunos autores que la artillería que actuó
contra la plaza en esta ocasión estaba compuesta por
1a 220 piezas de las diez baterías flotantes y las 193
que artillaban las baterías de tierra.
Santa María, en su citada obra, señala como com
posición del tren de sitio lo que sigue:
Cañones de a
24
Id. deai6.,
Morteros de placa
Id. de a iz pulgadas
Id. dea 9 fd.Obuses
Tial de piezas
Pero-la cifra de
413
piezas en fuego se compadece
bastante. bien cón el efectivo d las tropás que las
servían, que según el mismo Santa María, formaban
dos batallones, con 1.341 entre sargentos, cabos y
artilleros.
Se corñprende que a pesar del fracaso del invento
de D’Arçon, y con el del mal meditado propósito,
no dejó de aquilatarse el mérito personal de los que
intervinieron en la preparación y en la ejecución de
la empresa. Con fecha 12 de noviembre de 1782 for
mulaba el Duque de Crillon al Conde de Florida-
blanca una ‘propuesta de los “Oficiales del Real
Cuerpo de Artillería
.
que contemplo acreedores a
que S. M. les atienda por haber construido baterías
y mandado la artillería de las flotantes, como por el
mérito que han contraído desde el principio del
bloqueo y continuación del sitio dé la plaza de Gi-.
braltar, en donde se han distinguido”.
La propuesta de Oficiales de Artillería, que es
sólo parte de la muy extensa de todas las armas que
formula el Duque de Crillon, la firma el Conde de
Lacy (ip) en San Roque y la cursa Crillon el día 14,
conformándose con ella por suponer que el Conde
de Lacy “conocería el mérito de sus subalternos”.
Son setentay seis entre Generales; Jefes y Oficia
les de Artillería los que Lacy propone para grados,
sueldos.y pensiones de cuantía variable,.especifican
do claramente sus méritos y servicios. Nómina que
sería bien corta, ciertamente, si el éxito hubiera co-.
ronado la empresa de volver a 1colocar en su lugar
aquella “primera piedra que cayó de la española
Monarquía; chica, pero no de poca consecuencia”.
N O .T A.
s
.(i) “El gran sitio ha sido demasiado divulgado ya, hasta en sus meno
res,episodios, para que insistamos sobre la ,efemérides”; así dicen Areilza
y Castiella, en sus Reivindicaciones de Es palta.
Pero tal consideración que, evidentemente, está allí en su lugar, quizá
no es válida en esta otra otasión. Aunque sólo,fuera como pretexto para
llamar la atención sobre este libro que’ toca cuestiones de tan subido inte
rés para nosotros, valdría la pena de haber vuelto, una vez más, aunque
se,a sin ninguna novedad, sobre el tema.
Ya no será posible hacerlo con suficiente conocimiento, sin haber tenido
a la vlsti la. bibliografía de Abbot
(A n introduction té
f
he documents re ating
lo.
f
he’international status of Gibraltar z704-t934, by Wilburg C. A bbott
I’ew York, 5934), Y ea un servicio, que hemos de. agradecer a los autores
de Reivindicaciones de EspoSa, haber llamado la atención sobre ella.
‘Están, éin embargo, descuidadas ‘a veces allí las necesarias ‘referencias
bibliográficas,. y, —lo que es inevitable, en trabajosde. esta naturaleza—
se pueden sefialar en éste algunas, omisiones. A continuación se inserta una
breve rélaclón’de’.libros. artículos y’papeles que tienen relación con’el tema
del:presente:artlcUlo, y en ella se consignan en cursiva las omisiones o los
errores de Abbott:
r.—Sobre la devolución de Gibraltar a Espafia.
(Articulo en
ja Asamblea del Ej ¿reiloy Armada, a.’ ¿poca, .1863 Tomo IV,,
‘pdg: 386.)
Abbott,.n.°
217.
1.—ACOSTA
DE LA
TORRE(LsBoRIo): La cuestión de Gibraltar.
Apuntes históricos, críticos y políticos. Madrid, ¡869.
Abbótt, n. 231.
3 .—AECELL’(S AM SJ EL): A circunstancial Journal of tlie bloc-’
-
kage andsiege of Gibraltar. (London, 1784.)
Abbott,n.° 8a.
4.—ARAOÓN (JoRGE DE): La cuestión de Gibraltar. Apuntes
históricos.
(Madrid
19i5)
Abbott, n.° 43 .
.
3.—ARE5LZA (Josú M AR IA ) y CASTIELLA(FERNÁN-DoMARlA):’
Reivindicaciones de Espafla (Madrid, ¡941),, pgs. 103 4 Z43.
6.—BoRnsK (D. Dstoo): Proyecto ofensivo
y
defensivo para’
tomar’ a’ Gibraltar. zz.
(Ms.
del Archivo.de
Simancas;copia ‘en
laantigua -Biblso
teca de Ingeniefos.)
Abbott, n’.°.8.
. ‘ ,
7.—DESCRIPTIONliistorlque et topographique de Ii montagne,
de la ville, et des tertificatloiss de Gibraltar, présentement
assiegée par les armées Espagnole et rançaise, etc. Avec
le détail et le plan topograpbique’ de la place. Gibraltar,
1782.)
Abbott, n.° 6.
8.—Driaro del sitio de Gibraltar por el Duque de Cr(llon, desde’
35
de’diciembre de 1782 al’ 35 de ‘marzo de 1783.
(Ms.
anónimo de la antigua Biblioteca de Ingenieros.)
Abbott, a.° 554.’,,,
9.—DiAz BE NJUME A (NIcOLÁs): Gibraltar to Spain; or the Im
portant queetion of the cession of this fortress by England,
etcétera. (London, 1863.)
-
Abbott,u.° 253.
Io,—DSsCURSOpanegírico, de la profesión militar y del superior
mérito que adquirieron los espafioles en las operaciones
contra la plaza de Gibraltar. (Articulo anónimo en el “Me
,tnorial Literario de Madrid”,
1788.)
Abbott, u.’ 57.
, , ,
II.—DRINKWATER (JçntN):
A history of the late siege of Gibral.
tar. (LondOn, 1783.) Varias edicionesonda.
bbott,’ u;0 74;
‘ ‘
12.—DONCAN (JOHN):
Gibraltar. Bay, Rock and Town showingthe worlcs, positlons of ths attack. (London, Wiid 1782.
Abbott, a .° 72.
13.FERNÁNDEZ
PORTII,LO(D. ALONSO):Historia de Gibral
tar (5600).
. , -
(Ms. -de la Biblioteca Nacional.)
14.—GARRATE
(G. T.):
Gibraltar and fha Mediferranean. (Lon
don, 1939.)
13.—GIBRALTAR and its siegas. (London, 1911.)
Abbott, 0° 418.
16.—GIRARD (A.):
La
grand
siége de Gibraltar de ¡782. (Buifetin
Hispanique, tomo XIV,
1912.)
I.—GÓMEZ DE ARTECHE
(D. Jos8): HIstoria del último sitio
de. Gibraltar. (lnfor,me de una obra, de D. Joaquín Santa
Maria y Pizarro,’ en el “Boletínde la Adademis de ls His
toria”. Tomo X, 1887.)
Citado por Abbott,
fl0
s88.
(Ver n.° 37
nsds
abajo.)
629
254
IZO
8o
8o
38
1.201
34
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http://slidepdf.com/reader/full/ret-032-septiembre-1942 36/82
s8,—HeeaseAun
(GERRARO): Gibraltar, La puerta del Medite
rrdoeo. Trad. de
f. J.
López ¡bar.
(Santander, 1938;)
sp.—HssrosnE du yugo de Gibraltar falt pendant l’été de z78s
eous les ordres du capitaine giniral duc de Crillon. Par un
nfticier de l’arsnio frangaise. (Cadix, 1783.)
(Almirante dice que algunas atribuyen esta
obra a
Michaud
-
d’Arçan, y efectivamente aparece en ciertas notas bibliagrá
ficas coma de
J.
C. L.-Eldo Lemichaud d’Arçan); sin embar
go, el verdadero autor parece ser lloudan-Deslandes —como
en su lugar se consigna, con referencia a otra edición—,
y
al
que Almirante llama Des Landes de Houdan.)
Abbott lo atribuye a Crillon. (N.° 76 de su bibliografis.)
ao.—HnseAn (D. JUAN DE): E?oio histórico del valeroso Crillon,
escrita en francés par el Cande de Ptatiére
y
traducido al
español. (Madrid. Imprenta Real, 1790.)
az.—HounAie-DestAn055 (FuAnçoia
SILVAnODmurs):
Iflstotre
du siége de Gibraltar. (Lyon, 1783.) (Ver v.° ¿y.)
a2.—ICLRSIA ID. Antonio
DE LA):
Historia mIlitar de la plaza
de Gibraltar. s8so.
(Ms. de la antigua Biblioteca de Ingenieros.)
Abbott, n.° 557.
-
a3.—JtJriEIelAs (JULIÁN):Gibraltar. Apuntes para la historia
de la pirdida de esta plaza, de los sit ios que la pusieron
los españoles y de las negociaciones entre España e Ingla
terra referentes a su restitucidn.
1704-1796,
(Madrid, ¡955.)
Abbott, n.° 433.
24.-KNESERECIC CC.vox ozx): Geschlohte der cburbannoveri
acben. Truppen in Gibraltar, Minorca uad
Ostindien. (Han
nover. Hilwing, 1845.)
Abbott, n,°
sb6.
a5.—Lz MICEAUDn’Ançon
(JEAN
C. E.): Conseil de guerro
privé sur l’évenément de Gibraltar en
5782, conlenant
l’extrait d’une informalion géne’ralesur toutes les -circonslaü-
ces de cette enlre/srise, etc. Pour servir d’ezercice sur l’art des
silges.
5785.
(Sic nombre del autor, aparecla como anónima,)
Abbott, n.° 87.
a6.—Lz MSCnAUD o’Aaçon (JEAN
C. E.): Mensoire pour eervlr
a l’bistoire do aiége de Gibraltar, par l’auteur des Batteriee
flottaotes. (Cddi*, 1783, y Madrid, 1783.)
(Sin nombre del autor.)
Abbott, n.° Ss.
a7.—LÓPEZ DE AYALA
(D.
TonAdo): Historia de Gibraltar.
(Madrid. Sánchez,
5782.)
Hay una traduccidn de esta obra, al Inglés, becba en 1845,
por J.
BelI, que contiene algunas ampliaciones.
Abbott, a.° 73 y ‘64.
z8.Sropssans (FREDERIC G.): Hiatory of Gibraltar and Ita
Sieges; witb pbntograpbic illustrationa. (London. Provos,
x86g.)
Abbott, 0. 238.
(Almirante la atribuye a J. H. Mann, que es el autor de las
ilustraciones.)
35
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29.—MARTIN (E.):
Les su gea de Mahon et de Gibraltar.
(Garceta de la Labretache, tomo VI, 1907.)
30.—MONTERO(D. FEÁNcisco MARIA):Historia de Gibraltar y
de su Campo. Cootiene los planos topográficos de 1727,
2782 y
r8óo, con ssaticias de Loasitios que aquella plaza ha
sufrido.
Abbott,
0.0
209.
3,.—Moze’r, (D. ANOaL MARi A): Historia de Gibraltar. (Sevi
lla, 2852.)
Abbott,
0.0
187.
- 32.—NAVARRETE
)JoaÉ): Las llaves del Estrecho; estudio sobre
la reconquista de Gibraltar. (Madrid, 2881.)
Abbott, u.” 263.
33.—NOTES
sur les Mémores milutaires aftribués au duc de
•
Guilen, en ce gui cancerne le sil ge de Gibraltar.
(Sin fecha, ni lugar de impresión, se refiere a las “Memoires
Milifaires” publicadas en Paris en ‘791 y atrs’buldaa al
Duque de Crillon.)
34.—PRIMO DR RIVERA
Y
ORBANEJA MIouaL):
Recuperación
de Gibraltar. (Discurso de recepción eu la Real Academia
Hispano-Americana de Cádiz. Cádiz, ‘9,7.)
Abbott,
n.0
450.
35.—PuOPRIETV.—The ——— of retaining Gibraltar impartially
• . considered. London, 1783.)
Abbott,
0.0
8s.
,36.—PE0TE5TA
que hicieron lue Ingenieros directores del ataque
de Gibraltar,
Don Francisco Monteaguf y Don Diego Bordih
•
alGeneral del Ejército. Conde de las Torres, sobre los incon
venientes de seguir la empresa. 1727.
(Ma. de la antigua Biblioteca, de Ingenieros.)
Abbott, n.o 567.
37.—SANTA MARIA Y PSZAEEO
(D. JOAQUi N): “Historia del últl.
mo sitio
de Gibraltar.” a887.
(Ms. presentado por el autor
a
la Real Academia de la His
toria, donde debe hailarae en la actualidad, acerca del cual
•
emitióinforme D. José Gómez de Arteche.)
-
Véase el n.°
17
de esta nota. A bbotlsupone que Santa Maria
y Pizarro es un seudónimo. Es, por el contrario, el nombre
de un Capitán de Artillerta que a fines del pasado siglo cul
tivó con fruto, los estudios históricos.)
38.—ScnAnnonaT (G. J. D. von): Gescblcbte der Delagerung
von Gibraltar, von aufange ‘derselben in Jabre 1779 bis
zur Heendiguug durcb des Friededscblusee.
1782.
Hanno
ver, 1834.)
Abbott,
u.5 540.
• .
39. Sieocs. (MEINRICM;FEEIHEEE von): Gibraltar: Militbriacb
• HisloriacheSkizze.(En “Genie.Comité-Mutlheilien gen” de
‘867).
Abbott, n.°229..
40.—SIEGa
La)
deGibraltar en r782 Rey. Milif aire. Archives
historiques. 1950. —
41.—SITIO de Gibraltar en
1779
y ‘780.
(Ms. en forma de Diario que pertenecla
a
la antigua Biblio
teca de Ingenieros.)
. -
bbott,
0.0
553
42.—SprLeovao (J.): Ajournal of tbe siego of Gibraltar ‘779-
2783. (Gibraltar, 2908.)
Abbott, n.° 406.
43.—Tunsuo (D.FRANcisco M AR IA ): Gibraltar ante la Historia,
Ja Diplomacia y la PolíticO. (Sevilla, 2863.).
Abbott, n.°sxb.
44.VEn000N (Joaoe PEóapaEo, Monquia
DE): Descripción
del oitio donde se hallan los vestigios de las antiguas y cile
ree ciudades de tao Algeciras, la de sus contornos, y Babfa
do Gibraltar.
(...,
x76.)
(Ms. que pertenecia al Depósito Fotogrdfico de Ingenieros.)
Abbott, n.° 575.
45.—VILLALONGA
(D.
RAMÓN): Reconocimiento de la costa del’
Çampo de Gibralfar,
1796.
(Ms. de la antigua Diblioleca de Ingenieros.)
(a)
Jean
Claude E. Le Mióbaud d’Arçon
1733-1800),
ingeoiero francis
que gozaba de cridito por ano trabajos cfentlficocartográficos singularmente, tocado de la fiebre do invención que despertaba en España la reconuieta de Gibraltar, se presentó con su plan en Madrid a linee de
1791
y
gozó aqui, temporalmente, del favor que la Fortuna se complace a veces
en dar a prietamo. Más tardo ganó..el criditó, perdido frente a Gibraltar,
en otras empresas a las órdenes de generales de 10 Revolución, como Dumou
risa y Carnot. (Ver u.°
15
y 26 de la nota anterior.)
()
D. Silvestre Abarca (1707.1784), ingeniero, bajo cuya dirección se
conatruyeron las fortificacfones de La Habana (castillo del Morro, fuertes
de la Cabaña, do Atarie y del Principe). En
2779
es Comandante do Inge
nieros de las Fuerzas del bloqueo. En ‘783 asciende a Teniente General.
()
En- ‘726 formula Berboon la “Descripción” que se menciona en la
nota x, n 44, que contiene un bosquejo del proyecto de torti ticacióo d’el
Campo de Gibraltar; este Marquia de Borbuon, francis de origen, y al ser
vicio del Rey de Eepaña, es autor de otros trabajos, algunos de loa cualte
registrO Almirante en su “Bibliografla”.
(5) D. Cristóbal de Moscoeo, VII Señor do las Torree de la Alcarria,
croado Conde do las Torree por Carlos II
00
‘683, y M&rquis de Cullera
por gracia de Felipe V en 1707, fui Capitán General dolos Reales Ejircitos,
Comisario General de la Infanterla y Caballerf a do España, y Virrey da
Navarra. En 1717 mandó las fiser±ae españolee que sitiaban Gibraltar, con
una falta de fortuna que corrobora el juicio do “hombre singular oignorante
de en profesión”, que de
u
tormula Fernán Núñez, en au “Vida de Car
los III”.
(6) Vid; nota (1), n.0 36.
(7) Vid. nota (ij,
0.0
6 y 36.
(8) D. Filíx de Gazzola, Conde de Gazzola, de Eaparavanza, Coretro
Landi y Macineao, 05, 00 1761, Mariscal de Campo y Comandanf e General
de Artillerfa en el Ejircito de Nápoles; en este mismo año, Carlos III le
admite a su servicio en España con el grado de Teniente General; a finea
de 1761 es Inapector del R.l C.° de Arsfllerf’a; en 1763, Comandante General
del Cuerpo, único Inspector de it y do las Fábricas de Armas y Municiones.
Muere en Madrid el de mayo de 1780, aloe ocbenta y un años.
(9) D.Juan Caballero, Mariacaldo Campo (I7z2.z791j. Venido de Nápo
les, de cuyo Reino sra natural, con el Rey, en ,73, defendió Melilla en 5774
y tuvo en Gibraltar el mando dotas tropas en c779.
(,n) D. Martin Alvarez de Sotomayor, Conde de Colomera; promovido
a Teniente Generalen ,7», dirigió, eu
s779,
el bloqueo de Gibraltar, tenien
do a sus órdenes, a tal fin, 16 batallones de Infanterla y II escuadrones de
Caballería. La afortunada salida hecha por los ingleses en la noche del a6
al
27
de noviembre de ‘78’, determina su relevo y su desgracia. Nació en
Lucena (Córdoba) el z de marzo de
1714
y murió en 1819. Entre los man
dos que tuvo fueron los más importantes: el de Inapecto’r General de Mili
cias Provinciales, en z763, y el de Comandante del Campo de San Roque,
en ,767. Desempeñó los cargos de Capitán General de Navarra, en 1794, y
el do Inspector General de Artillen a, por nombramiento do 22 do marzo
de
1795.
Perteneció al Consejo de Estado, en z8o8, y empañó luego su nom
bre prestando juramento a Josi Bonaparte; se oancionó a al mismo, reti
rándose en 1814 a la vida privada, donde continoó hasta su fallecimiento,
cinco años más tarde. Viajó por las Cortes de Europa, y en la de Prusia
fui Enviado extraordinario cerca del Grao Federico, del que recibió, en
obsequio a Carlos III, una marcha majestuosa que gustó tanto al Rey, que
con el t ftuln de
Marcha Real
la adoptó ‘en España para, rendir honores a
las regiaa personas. Del tiempo de esta comisión en Prusia cnintase una
aoicdota que, si ‘no ea exacta, bien morecia serlo por su sabor bbaoluta
mente español. Se dice que al pedirle Colomera al Rey de Prusia la táctica,
reglamentos y demás preacricpionea con que se Instruí a en Ejircito, que
tanto le babia llamado la atención por su marcialidad, prsciaión en loa mo
vimientos y brillantez en la presentación, le contestó el Rey que sra espa
ñola, y la habfa aprendido en las
Reflexiones militares,
del Marquis de
Santa Cruz del Marcenado; quedando nuestro general suspenso y corrido,
a la vez que en poca airosa situación, por desconocer, como todos ana con
temporáneos en España, una obra de un compañero de tanto relieve, aienóo
a esto debido que t’omara en nueatro pata resonancia en su debido mirito,
la Importante producción de D. Alvaro de Navia y Ossonio Colomera fui.
repuesto en sus tltuloa y honores en 1814, ‘por Fernando VII, y falleció
a la edad de ciento cinco años.
(,x) D. Antonio Barceló, Capitán Toni, que de corsario afortunado
llega a las más altaa jerarqnías de lo Armada; Inventor de las lanchas caño
neras y bombarderas, armadaa, respectivamente, con un cañón da a 24
y
con un mortero de placa. Jugaron frente a Gibraltar y en la expedición
a Argol.
(12) Una toesa eqnivalfa a seis
pies franceses
(z,949 m.).
13)
Pordesdicba, el plano o vista a qno se refiere el manuscrito ori
ginal que poseo, se ha pprdido.
(re) Era el Conde de Ricla, D.Ambrosio Funes de Villalparsdo y Abarca
‘de Bolea, próximo deudo del de Arsnda. Fui Mariscal de Campo, Ministro
en Rusia (‘760) Jefe de Ejircito en Portugal (1761) a las órdenes de su
antedicho pariente;
-
Capitán General de Cataluña, ltiinistro de la Guerra
(de
2772
a
1775),
Capitán General en
1777,
Decano del Consejo de Guerra
y Consejero de Estado.
-
(z5) D. Rndesindo Tilly, Mariscal deCampo y Coronel del Real’Cuerpo
de Artilleria, fui segundo Comandante de la Artillerla durante el grau sitio,
a las órdenes def Conde de- Lacy.
(,6) Lonis de Berton des Balbes de Quiere, Duque de Crillon, creado
Duque de Mahón en recompensado la afortunada reconquistado esta plaza.
Era Capitán General de los Reales Ejircitoa. Murió en Madrid el 5 de abril
de 1796. (Vid. n.° 3 de la nota
,.)
-
irlandia,
(17) Francisco Antonio de Lacy Conde de Lacy de origen
sirvió como militar en Italia, en la cmpaña de Portnal, en el bloqueo de
Gibraltar y luego en Cataluña. Acabó su carrera siendo Teniente General,
Comandante General del Real Cuerpo de Artillerla, Gobernador y Capitán
General del Ejircfto y del Principado de Cataluña, Inspector General del
Cuerpo de Artilleria en la ipoca dsi sitio de Gibraltar, y tui el Comandante’
General de la Artfllerf a.
•
36
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Comandante
VI NTE
MARTINEZ
LORENZO
1rea
Ñormasraraelenleotácticoe ladefeadeu o zo
D
efiniciónde defensa antiaérea. Se conoce con
este nombre el conjunto de elementos de una
organización defensiva, cuya misión es proteger un
determinado objetivo, de cualquier dimensión,
contra todo ataque enemigo que pueda provenir
del aire.
En la guerra moderna, ningún punto de las na
ciones combatientes está libre de ataques aéreos
enemigos; pero no a todos puede dotárseles de una
protección o defensa antiaérea que les garantice una
relativa inmunidad contra la Aviación adversaria.
La defensa se extendería tan considerablemente,
que no hay nación que pueda soportar tan cuantiosa
dispersión, por lo que se reduce la defensa directa
a los puntos o zonas de verdadera importancia mi
‘litar por su acción activa en la guerra, y cuya cla
sificación y enumeración es tan variada, que no es
posible encuadrarla dentro del margen de estas
lineas.
Para este trabajo, consideraremos de un modo
general que lo que se trata de defender es un punto
o una zona, variando este objetivo sólo en sus di
mensiones y teniendo esto poca influencia en el
objeto de la cuestión.
Elementos de la defensa. La eficacia de una de
fensa antiaérea depende principalmente de la coor
dinación de los elementos que la integren, o sea de
su empleo táctico dentro de un método racional y
lógico, consecuencia de sus propias características
y de la misión para que fueron proyectados:
Los elementos de la defensa pueden agruparse en
dos clases: elementos activos —piezas, ametrallado
ras, localizadores, etc.— y elementos pasivos —ba
rreras de globos, secciones de ocultación, etc.—,
constituyendo conjuntamente el sistema defensivo.
Base de la defensa. La idea fundamental’ que
debe presidir la organización de un sistema defen
sivo es la de que el enemigo debe ser batido lo más
lejos posible del objetivo, siendo básico para ello el
establecer hipotéticamente la táctica que empleará
para su ataque, deducida de los, medios que posea
y de la importancia del objetivo, así como de otras
consideraciones de índole geográfica, meteorológi
ca, etc., ya que todas tienen influencia en la hipó
tesis fundamental.
‘Definiciones. Cuando se trata de defender con
tra todo ataque aéreo un objetivo (punto o zona),
es necesario, en principio, conocer las dimensiones
del mismo, de. las que se deducirán las de la zona
que, rodeándole, ha de ser batida por las piezas -
antiaéreas: esqueleto de la defensa total.
Rodeando al objetivo existe una línea desde la
cual ha de lanzar el avión enemigo sus bombas, para
“37
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tener la seguridad de que caerán dentro de él. Esta
línea, que se conoce con el nombre de línea de lan
zamiento,.
estará a más o menos distancia del con
torno del objetivo, según la altura del avión y su
velocidad, y se determina esta distancia aplicando
la conocida fórmula de caída de los cuerpos,
en la que t es el tiempo que tardará en llegar al suelo
una bomba lanzada desde un avión que vuele a la
altura h. Para su aplicación, h se expresará en me
tros; g (aceleración debida a la gravedad) es 9,81
metros por segundo, y obtendremos el tiempo en
segundos; por lo tanto, el avión estará separado del
contorno del objetivo una distancia igual al. pro
ducto del tiempo hallado por la velocidad del avión
en metros por segundo. (Se hace abstracción del
coeficiente de forma de la bomba.)
Si suponemos que el avión bombardero vuela a
una altura de 6.ooo metros, el tiempo que tardará
una bomba que lance en llegar al suelo es de 35 se
gundos; y si, además, admitimos que la velocidad _____
del avión sea de
400
kilómetros por hora, o, lo que
es lo mismo,
111,11
métros por segundo, pára que
tenga la seguridad de que la bomba cae dentro del “°‘
objetivo tendrá que lanzarla 35 segundos antes de
llegar al contorno del mismo, lo que representa una
distancia horizontal de 3.888,85 metros, que será la
que separa la línea de lanzamiento del contorno
citado. -
Ahora bien: para el lanzamiento con, precisión de
bombas pesadas, es necesario que el avión conserve, _
durante un cierto tiempo antes del lanzamiento
unas condiciones de movimiento constantes, que se
supone por lo menos durante un minuto; por. lo
tanto, durante este tiempo, anterior a su llegada a
la línea de lanzamiento, está en condiciones de ser
seguido por los aparatos calculadores de las direc
ciones de tiro antiaéreas, creándose, por lo tanto,
alrededor de la línea citada, una zona crítica para
los aparatos, y denominada, por consecuencia,
zona
crítica, que con los datos antes establecidos (velo
cidad de
400
kilómetros por hora) alcanza una an
chura de 6.666,66 metros.
Sumando a la distancia desde la línea ‘de lanza
miento al contorno del objetivo, el ancho de la zona
crítica, resulta para nuestro ejemplo un total de
10.555,51
metros en distancia horizontal, que es el
ancho a partir del contorno, de la zona en que deben
ser batidos lbs aviones enemigos por la defensa.
La velocidad que hemos supuesto y la altura del
avión son datos
que varían con
los progresos de
la industria
aeronáutica, y
básicos para el
establecimiento
de un sistema de
defensa anti
aérea.
En la figura
i
se ve claramente
lo que acabamos
de explicar, y ahorra el entrar en más detalles sobre
estas definiciojes.
En la Revista “Coast Artillery Journal” (mayo-
junio de
1940)
se han publicado unos gráficos para
determinar rápidamente la distancia de la línea de
lanzamiento y el ancho de la zona crítica, conocien
do la velocidad y la altura del avión, hechos por el
Comandante R. T. Sharpe. (Se acompaña como
ejemplo de gráficos de esta índole, debiéndose notar
que se ha conservado la expresión de las distancias
en millas, yardas y pies, propios del país de origen.)
Cuando se trata de bombarderos ligeros o volan
do a menor altura, es necesario que el ancho de la
zona crítica sea mayor que el que corresponde a un
minuto de vuelo, por las propias condiciones de su
acción.
Consideraciones generales. Cuando se trata de
defender objetivos pequeños, es posible conseguir,
con corto número de baterías, el cubrir toda la zona
crítica; es decir, que, ésta quede dentro del alcance
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Figura
1.
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Figura 3.
eficaz de dichas baterías; pero por regla general ha
de pretenderse el que dicha zona sea batida en todas
sus partes, por lo menos por el fuego de una bate
ría de- la defensa.
Un sistema de defensa antiaérea no puede consi
derarse (y en la presente guerra se está. compro
bando) como una barrera impenetrable para la Avia
ción enemiga, pues sólo la audacia y el valor de los
pilotos son los que deciden el éxito de un ataque;
pero no cabe duda de que un avión batido durante
un cierto tiempo por piezas antiaéreas, tiene- una
gran probabilidad de ser destruído; y que cuanto
mayor sea este tiempo, mayor será la probabilidad
de abatirlo; por lo que el número de baterías que
se consideren necesarias para el establecimiento de
un sistema defensivo, tendrá un mínimo, pero nunca
un máximo, ya que siempre será posible extender la
defensa en profundidad, hasta el límite quimérico de
considerar todo el territorio nacional como zona
crítica.
Es evidente que en esta extensión de la defensa
influye notablemente la importancia que se conce
de al objetivo y sus dimensiones. Si se trata de un
punto (una fábrica, un puente,, un almacén, etc.),
las probabilidades de un impacto afórtunado son
pequeñas, y un corto número de piezas es suficiente
para su defensa, que no necesita- ser profunda; por
el contrario, si se trata de una zona industrial, un
centro demográfico de importançia, de un puerto
comercial o militar, en los que los objetivos -son nu
merosos y la probabilidad de un impacto afortunado
es grande, es necesario que el cinturón defensivo sea
de relativas dimensiones, y que la Aviación, enemiga
sea batida bastante tiempo antes de llegar a la línea
de lanzamiento, par.a que se rompan sus, formacio
nes, no puedan tirar con precisión sus bombas y
para que sea más fácil derribar los aviones ata
cantes. - - -
Número de baterías necesarias. Enúmero de ba
terías necesarias para la defensa de un punto o de
una zona se deduce exactamente con arreglo a un
método que más adelante explicaremos; pero pode
mos anticipar que en el trabajo de la Revista antes
citada se anuncia una regla práctica que en primera
aproximación da el número mínimo, y es la si
guiente:
“El número de baterías requerido para una de
fensa completa será igual a la distancia. media ex-
- presada en kilómetros que exista entre el centro del
objetivo y la línea de lanzamiento de bombas, de
biendo redondearse, en el caso de que resulte una
fracción, al entero superior inmediato.”
“Esta regla podrá adaptarse a aquellos casos en
que la forma del objetivo no sea circular, prome
- diando la forma
del mismo para
obtener el valor
del radio me
dio.”
-
Método para
elección de asen
tamientos y nú
mero de bate-
Figura
.
rias. Hay
que partir
de conocer
las carac
terísticas
del mate
rial a em
plear, con
el fin de
hallar la
pro ye c
-
ción hori
zontal de
la zonaba
tida por las piezas, a una altura de vuelo que 5
admite como hipótesis, que debe ser la máxima al
canzada por los aviones más modernos de bombar
deo y que llamaremos alcance eficaz; (fig.
2).
Se recortan unos discos transparentes con un ra
dio igual a este alcance, y se opera de la siguiente
manera: (fig. 3).
1.0 Se traza en un plano conveniente la zona a
defender, marcando- su contorno y forzándolo de
forma de no obtener una figura muy irregular, para
lo cual se debe forzar siempre con exceso.
-
z.° Alrededor de este contorno del objetivo se
trazan la línea de lanzamiento y la zona crítica,
con arreglo a los datos que se hayan supuesto para
la Aviación atacante, y determinadas las dimensio
nes, conforme hemos indicado en el párrafo de -
“Definiciones”.
3,0 Se establecen, como consecuençia de un de
tenido estudio, las líneas más probables de aproxi
mación enemiga, basando este estudio en. las defen
sas próximas, en la distancia de las bases aéreas, en
la configuración del terreno, etc.
4° Se estudia sobre el plano para elegir una po
sición que, por sus condiciones topográficas, sea de
indudable necesidad. (Campo despejado, cota ele
vada, etc.), -
5.°
Se sitúa, con centro en dicha posición, uno
de los discos transparentes, recortado en la misma
escala del plano.
6.° Se sitúan los discos quesean necesarios para
que toda la zona crítica quede cubierta at menos
por una batería, procurando que queden también
cubiertos los cilindros muertos de cada una de ellas.
Esta superposición de discos se efectuará repetidas
veces, variando en lo posible su situación, hasta
conseguir el mínimo de discos posible.
7,0
Los centros de los discos indicarán-aproxi
madamente las posiciones para las baterías y, en
consecuencia, el número de ellas. -
8.° Se comprueba posteriormente en el terreno
la posibilidad de dichas posiciones dentro de una
zona de unos
750
-metros, alrededor del punto
hallado. -
9.° Si consideraciones particulares, consecuencia
del apartado 3.°, aconsejasen reforzar la defensa en
determinado’sentido, se hará este refuerzo sobre el -
plano, siguiendo luego lo que se indica en los pá
rrafos 7.° y 8.° . -
lo. Si se dispusiese de mayor número de’ bate
3-
TICA
6raP,co de 7’a,,geceori
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Un tipo de construcción de una batería antiaérea alemana. Fábrica de cemento, y en la cúpila a que pertenece la
puerta que están accionando los sirvientes termina un ascensor de municiones.
rías de Ías necesarias, deducidas con arreglo a este
• método, se reforzará la defensa extendiéndolá en
• profundidad.
.11.
Si el material a emplear fuese móvil, se bus
carán varias soluciones, a fin de podér cambiar elsistema defensivo las veces que se considere conve
niente, para evitarla información enerñiga.
Siguiendo el método que acabamos de indicar, se
obtendrá el esquema de una organización defensiva
que, si• no suficiente, responde, al menos, a las más
apremiantes necesidades contra todo ataque aéreo.
Proyectores. El artículo de la Revista americana
ya citada, partiendo de que la doctrin táctica pres
cribe que los proyectores para el servicio antiaéreo
deben estar colocados en dos círculos concéntricos
con el que aproximadamente determinarán las ba
40
:
terías, y a una distancia de
4.000
y 8.ooo metros,
respectivamente, deduce una regla práctica para
hallar el número de proyectores necesarios, que es
la siguiente:
“El número de próyectores necesarios para cubrir
la circunferencia inferior será igual al número de
baterías, más 4; y para cubrir la circunferencia ex
terior, se. necesitará una cantidad igual-al número
de baterías, más zo.”
Estas reglas dan un valor aproximado, y el nú
mero exacto se puede obtener con arreglo a-las si
guientes normas: •
1.0 Los proyectores se situarán en líneas con
céntricas con relación al centro del objetivo, o para
lelas a su contorno.
2.0 La distancia de la línea más próxima será la
de la batería más cercana al contorno, aumentada
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en 4.000 metros; y la de la línea más alejada, la
misma distancia anterior, incrementada en otros
4.000
metros.
30
La separación de cada dos proyectores en
cada una de estas líneas, será de unos
4.500
metros.
4.° Si se trata de una zona de relativa exten
sión, pueden situarse dentro de ella, y de forma que
no coincidan en las proximidades de objetivos im
portantes; con la condición de que queden separa
dos de los demás, asentados con arreglo a los apar
tados anteriores, las distancias indicadas.
5,0 Cada proyector debe tener elegido más de un
asentamiento, para poder variar con frecuencia la
figura que se descubre desde el cielo.
6.° Debe preverse el asentamiento diurno de los
proyectores.
Fonolocalizadores. Los fonolocalizadores actúan
en unión de su proyectores, y la distancia que debe
separarlos es la compatible con los elementos de en
lace de que están dotados para su servicio.
Cuando actúan secciones de fonolocalización, los
“fonos” satélites se distribuirán dentro del total de
proyectores, de forma que cada proyector piloto
quede dentro de dos satélites.
Ametralladoras. La misión de éstas, dentro del
sistema defensivo, es actuar contra la Aviación ene
miga cuando ésta ataca, en vuelo bajo o en picado,
contra los objetivos a defender, incluyendo entre
ellos las instalaciones de la defensa, lo mismo pie
zas antiaéreas que proyectores y fonolocalizadores.
Estas ametralladoras se emplean en secciones de
a cuatro piezas, situándolas en las proximidades de
los objetivos a defender, y de forma que puedan ser
fácilmente mandadas a la voz por el jefe de la
sección.
Cuando se trata de la defensa de un punto defini
do, se establecen tres secciones en los vértices de un
triángulo de aproximadamente I.Soo metros de
lado, el centro del cual ha de corresponder al obje
tivo. Si se trata de una zona de relativa extensión,
las secciones se sitúan a una distancia, unas de
otras, de aproximadamente z.ooo metros, reforzan
do su densidad en casos particulares, dependientes
de la importancia de los objetivos.
Puestos de información. Aunque existala red
general de información antiaeronáutica, cada siste
ma defensivo contará sus puestos propios que le ga
ranticen la alarma con unos cinco minutos aproxi
madamente de adelanto, .antes de su aproximación
a la zona crítica, lo cual queda satisfecho adelan
tando los puestos unos 35 kilómetros con relación
al contorno exterior de la zona crítica, y aumen
tando esta distancia o, por mejor decir, reforzando
la información con otra línea menos densa (depen
diendo su densidad de las zonas próximas), a unos
6o kilómetros del objetivo.
Estos puestos de información tendrán asegurado
su enlace con el mando de la defensa y con el Ser
vicio de Defensa pasiva.
(S’erePuerzala dePensa
en elsectormasproba
ble deeaque’.
Figura 4.
Reumen. Con lo que acabamos de indicar queda
expuesta a grandes rasgos la forma de estudiar un
plan de defensa antiaéréa para un punto o zona,
sin haber citado los globos barrera y otros servi
cios auxiliares, como son los de ocultación por nie
blas, humos, etc.; los de enmascaramiento por falsos
asentamientos, zonas simuladas, etc., porque su co
nocimiento. es más generalizado y no está sujeto a
normas rígidas ni concretas como las que hemos
citado.
Siguiendo las normas que se han dicho, se puede
establecer un sistema defensivo; pero teniendo siem
prç presente que cada caso tiene sus características
particulares y ofrece un problema especial, que re
querirá un estudio meticuloso, haciendo uso de la
flexibilidad que permiten las normas aquí enun
ciadas.
,0’eto de
Es’quemageneral
‘.‘—
n?as
deaaque.,,
41
7/17/2019 RET 032 Septiembre 1942
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Teniente Coronalde ingenieros
AOUSTIN LOSCERTALES
C OMOno se ha encontrado todavía el medio de
evitar los bombardeos aéreos, deben limitarse,
en lo posible, las víctimas y daños que aquéllos pro.
ducen, y esto sólo se consigue organizando la de
fensa pasiva en buenas condiciones.
Es, por lo tanto, indispensable reglamentar las
construcciones para que se sometan a ciertas reglas
que contribuyan a los fines de defensa.
Aunque el coste de los edificios se aumenta con
esto, hay que teher en cuenta que con las medidas
higiénicas que se les obliga a cumplir también se en
carecen las construcciones y nadie protesta de ello,
pues estas medidas higiénicas pueden ahorrar mu
chas vidas en casos de epidemia.
Pensando en las víctimas ocasionadas por los
bombardeos aéreos, se comprende que la organiza
ción de brigos en los edificios es una medidá que
constituye una
nueva higiene de las construcciones.
En casi todos los reglamentos de defensa pasiva,
al tratar de los refugios que debe haber en cada
casa, no se pretende que sus estructuras resistan al
choque y explosión de una bomba, sino que, supo
niendo que la bomba derribe el edificio antes de cho
car con el techo del refugio, éste se construya o re-•
fuerce de manera que resista el peso de los escom
brosde la casa.
Suponiendo, que el refugio esté en el sótano, el
peso de los escombros viene a ser de i.ooo a
2.000
kilogramos por metro cuadrado (según el número
de pisos y altura d,e los muros).
Desde luego, los muros del sótano no hay que re
forzarlos, pues que sostienen la misma carga si se
hunde el edificio que cuando está en pie, y en el piso,
suponiendo que esté calculado para una resistencia
correspondiente a una carga de
350
kilogramos por
metro cuadrado, bastará reducir la luz de las vigue
tas a la mitad por medio de un apoyo central, para
que su resistencia se cuadruplique.
No resulta, por lo tanto, muy costoso habilitar
abrigos en los edificios construídos con muchas pro
babilidades de que se salven los que se refugien en
los sótanos habilitados en esta forma, puesto qué es
lo normal que si una bomba cae en un edificio de
varios pisos, en los choques que tiene qúe sufrir has
ta llegar al sótano, tropiece con algún elemento su
ficientemente resistente para producir la explosión.
En las nuevas edificaciones, las ordenanzas muni
cipales deben exigir el cumplimiento de ciertas re-
•r•”
Figura
2.
glas que garanticen en lo posible la seguridadde los
que habiten los edificios.
En primer lugar, para evitar que la explosión de
una bomba pueda producir el derrumbamiento de
los muros, se deben enlazar éstos a la altura de los
pisos por medio de una solera o zuncho de hormigón
armado. Esto da muy buenos resultados y evitas
casi siempre la caída de los muros, aunque se agrie
ORGANIZACIÓN DE LA
.
DEFENSA PASIVA
O
Figura
a
IFÇñ1
42
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ten y desplomen; y si alguna vez se desprende algún
trozo de muro; no arrastra en su caída a los pisos
que resisten apoyados en la solera. Las losas de hor
migón armado, cuando su espesor es pequeño, son
atravesadas por las bombas, sin que se produzca la
explosión; pero no ocurre lo mismo si la bomba cho
ca con una vigueta o un pilar, o cuando el espesor
de la losa es grande. Si se trata de edificios termina
dos en azotea, puede producirse la explosión en ésta,
adoquinándola. En Zaragoza, en Valladolid y en
otros puntos se ha podido observar que un adoqui
nado sobre un buen firme de hormigón ha provo
cado siempre la explosión en la superficie del terreno,
y en muy pocos casos se han producido embudos,
y cuando eso ha ocurrido, han sido de poco volu
men. Una azotea sólidamente construida y adoqui
nada produciría la explosión, y aunque la fuerza
viva del choque desorganice y quebrante el entra
mado, no por eso se producirá el derrumbamiento
del edificio.
Por lo tanto, el peligro para los que vivan en edi
ficios así construídos es pequeño, si se prepara un
sótano para refugio, y menor todavía si se protege
el acceso a éste, o sea la escalera. El Ingeniero militar señor Martín de la Escalera, en su tratadó de
hormigón armado, propone construir las escaleras
como se indica en la figura
1a
Una caja de escalera
circular, formada por un doble muro de hormigón
armado, con caja de aire intermedia y con cubierta
muy inclinada; ventanas protegidas por vuelos; el
vestíbulo también protegido y en forma de corchete.
¿Qué inclinación debe darse a la cubierta? El ideal
es que el proyectil, al chocar con la misma, lo haga
en la forma que indica la figura
2a,
con objeto de
que resbale y que no haya choque. Como si el
ángulo de éncuentro del eje del proyectil con la
cubierta es menor de 450 se produce, por regla ge
neral, el rebote, y el proyectil, cuando no se lanza
desde muy poca altura, tiene su eje mayor casi ver
tical; cuando llega a tierra, si la inclinación de la cu
bierta es de
600 0
más, lo normal será que se pro
duzca el rebote al chocar el proyectil, y que éste no
la destruya.
Si se protege, por lo tanto, la escalera en la forma
indicada, como en un edificio construído como he
mos dicho es muy difícil que los efectos de la explo
sión lleguen al sótano,lo probable es que no se pro
duzcan víctimas, si se organiza allí el refugio de la
casa.
Como el número de víctimas que producen los
bombardeos es muy grande, si con normas de cons
trucción adecuadas se pueden disminuir, no hay
duda que esto debe hacerse no sólo por humanidad,
sino como defensa.
¿Puede asegurarse que en algunas decisiones rá
pidas de la actual guerra no ha influído la depresión
moral ocasionada por las víctimas y destrozos pro-
ducidos por algunos bombardeos?
Es preciso proteger los edificios para que una
bomba que estalle en sus inrnediiciones nd produzca
un embudo que pueda derrumbar parte o toda la
construcción.
Las instrucciones belgas anteriores a la guerra
recomiendan que los cimientos de los edificios des
tinados a abrigos bajen i,5o metros más que el vér
Figura 3&
tice del embudo que puede producirse por la explo
sión de una bomba.
Preferible es el adoquinado y de protección más
eficaz. Este adoquinado debe asentarse sobre una
caja de hormigón. En las grandes ciudades, esto es
lo que constituye el pavimento de las calles, y a él
se tiende en todas partes por su duración y buenos
resultados. Por lo tanto, deben rodearse los edifi
cios en las inmediaciones del refugio por pavimen
tación de adoquines hasta cinco metros de distancia
de los muros.
Pyecaucioies contra incendios.
Los peligros de
incendios son muy grandes, puesto que las bombas
incendiarias sonde muy poco peso, y un avión pue
de llevar algunos centenares. Una escuadrilla puede
lanzar un millar de ellas en un espacio de tiempo
reducido, y producir tal número de incendios, que
su extinción se haga casi imposible.
Llevan estas bombas sustancias inflamables, que
generalmente son compuestos de aluminio o mag
nesio. La combustión se provoca con espoletas, y la
temperatura llega hasta
1.0000.
Es seguro que cual
quier sustancia combustible que soporte esta tem
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peratura arde, y, por lo tanto, la producciófi de in
cendios es segura.
En los sótanos y desvaneshay que hacer desapa
recer todas las sustancias combustibles; deben pm
tarse las maderas con pinturas ignífugas, y conviene
organizar brigadas provistas de aparatos extintores
de incendios. Hay que tener en cuenta que el calor
producido por las bombas incendiarias dura muy
poco, y que, por lo tanto, de no encontrarsé con ma
terias combustibles, la extinción del fuego no pre
sentaría grandes dificultades, sino por el extraordi
nario número de focos incendiarios que pueden pre
sentarse en un corto espacio de tiempo.
Consfruccóu de refugios. — Como en todos los
edificios no podrían establecerse refugios, porque
en algunos no será posible la construcción de sótanos, y en’otros; por la sen
cillez de su construcción o por. ser de
pocas plantas, no será probable la ex
plosión de la bomba antes de -penetrar
en el sótano, hay necesidad de organi
zar refugios generales para determinadas
barriadas, cuyo acceso sea fácil, y que
estén en puntos céntricos con respecto
a la barriada.
Si se ‘trata de un abrigo enterrado,
los muros tendrán el espesor necesario
para sostener la cubierta y soportar
el empuje de tierras. Sin embargo, gene-
ralmente se pone un contramuro interior de hor
migón armado de
25
a
30
centímetros de espesor.
La cubierta a veces se organiza especialmente, si se
trata de abrigos de poca luz con dós vertientes muy
inclinadas de construcción ligera que desvíen el
proyectil. Entonces la losa del abrigo puede ser de
poca resistencia. Cuando no se hace esto, es indis
pensable llegar a espesores que, si son los que da el
cálculo, resultarían sumamente costosos.
El esfuerzo a que está sometida una estructura
cuando choca con ella un proyectil puede conocerse -
con bastante áproximación, puesto que se puede su
poner el peso-y la velocidad aproximada que, calcu
lada con un poco de exceso, sirva para obtener la
fuerza viva del proyectil en el momento del choque.
Si queremos saber la penetración del proyectil en un
medio determinado, resulta que ésta depende de
tres factores, que son: el coeficiente balístico del
proyectil, la velocidad de caída y el medio en que
penetra; con esto y por medio de fórmulas empíricas
se obtiene la penetración aproximada, y en posesión
de esta penetración y de la carga explosiva del pro
yectil se deduce ‘elembudo que forma el terreno al
producirse la explosión.
Las construcciones de hormigón armado, especial
mente si se trata de pórticos, como ocurre general
mente en losabrigos, resisten muy bien las vibra
ciones producidas por un choque por la solidaridad
de todos sus elementos, como resiste también en
buenas condiciones los movimientos sísmicos esta
clase de construcción.
Pueden, por lo tanto, organizarse los abrigos en
pórtico de manera que los apoyos tengan una gran
resistencia y que su cubierta no sufra directamente
las consecuencias del choque ni de la explosión.
- De las experiencias de la guerra actual, si se ha
sacado alguna consecuencia con respecto a la dispo
sición de los refugios, no se ha publicado; pero en.
España se ha llegado a la conclusión de que las cu
biertasde los refugios deben organizarse en la forma
que indica la figura 4.& Una capa superior de hor
migón armado, pavimentándola con adoquines muy
duros que provoquen la explosión. Una capa de aire,
para que los efectos de la onda explosiva se repartan,
y una cubierta de hormigón armado. Los espesores
pueden -ser los que enla misma figura se indican
como suficientes para bombas de
250
a
300
kilogra
mos de peso. Esta disposición, adoptada en Espana,
la aconsejaban también algunos arquitectos italia
nos en instrucciones dadas en 1936. No obstante,
parece que sólo en Italia y España se ha adoptado.
Figura
4.a
44
Figura 5.
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Lógico es que con apoyos muy resistentes, el cho
que de una bomba de gran potencia con la primera
capa de hormigón podrá producir la rotura de ésta;
pero si los apoyos resisten bien, el abrigo subsistirá,
y no es probable que la cubierta inferior sufra dete
rioro. Será preciso que caigan dosbombas casi en
el mismo sitio para que el bombardeo ocasione víc
timas.
Pero no basta que los abrigos resistan los efectos
del choque de los explosivos y los peligros de incen
dio. Es preciso además que la violencia de la onda
explosiva no produzca víctimas y que no sea ata
cable por los gases tóxicos.
Aunque en esta guerra no haya habido ataqi.les
con gases asfixiantes, el hecho de que en todas las
naciones se estudie la guerra química y haya orga
nizaciones para dicha guerra,. no es nada tranq.uili
zador, y conviene precaverse contra sus peligros.
Para evitar estos peligros se. disponen cierres de
esclusas, se mantiene un exceso de
presión en el abrigo con respecto al
exterior. La toma de. aire para la
ventilación artificial se hace por.
intermedio de un filtro, y se dispone
de bombas para los ventiladores,
que .puedan ser movidas a mano
en caso de interrupción de la co
rriente.
Con respecto a los efectos de la.
onda explosiva, en España podemos
recordar dos casos, en los que se hizo
notar de modo bien patente su v io
lencia y sus efectos a distancia. En.
octubre de
1893
ardía en el puerto
de Santander el vapor
Cabo Machi
chaco,
que.iba cargado con dinamita.
Se pródujo la explosión de parte
del cargamentp, y esto ocasionó en
Santander más de
2.000
víctimas,
sin que volara la totalidad del bar- Figura
6.
co, en el cual, meses después, aun
se produjo una pequeña explosión, que ocasionó
lo 6
12
muertos, y aun hubo que volar posterior-
mente en el fondo del mar el resto de la dinamita.
Es indudable que parte de las. víctimas producidas
lo serían por los proyectiles que la explosión arrastró
consigo; pero la mayor parte tuvo que ser por la
violencia de la onda explosiva,por choque directo
con la gente que había en el puerto contemplando
el siniestro, y en parte, por las desgracias oçasiona
das por los edificios que derrumbó la explosión.
Muchos años después voló un polvorín en Caraban
chel, y la onda explosiva produjo desperfectos en
los ventanales del Palacio Real que dan al campo
del Moro. Verdad que se trataba de grandes canti
dades de explosivos; pero en uno de los bombardeos
de Zaragoza, la onda explosiva producida por una
bomba que cayó en el paseo de María Agustín hirió
a una persona que estaba en el interior de una habi
tación de un quinto piso de una casa próxima, con
unos vidrios de unas ventanas proyectadas violen
tam&nte por la onda.
Para precaverse de esto en los abrios que se ha
biliten en los sótanos de las casas, si éstos tienen
ventanas al nivel de la calle, pueden ponerse aco
pios de gruesos cantos rodados. que las cubran’
puesto que así la onda se fraccionará a través de los
huecos de los acopios. Los refugios construídos de
planta np deben tener vanos; el camino hasta el re
fugio debe ser en corchete; la puerta sólida, abrién
dose hacia el exterior. De este modo la onda llegará
atenuada a la puerta y la oprimirá contra el cierre.
La colocación de persianás en las ventanas de los
edificios y todo lo que sea establecer un muelle de
aire que contrarreste en parte el efecto de la explo
sión, es siempre conveniente.
De/ensa pasiva en campaña. — En los atrinchera
mientos provisionales se debe huir de la línea recta:
primero; para localizar las explosiones; segundo,
hacer que sea más difícil el empleo continuo de las
ametralladoras, siguiendo una línea recta. Los re
vestimientos con sacos terreros son más convenien
tes para evitar que se derrumben los taludes.
Con respecto a abrigos hay un
proyecto de un ingeniero francés,
consistente. en tubos de palastro,
que se entierran, y que tienen sus
bocas de acceso, pudiendo cubrirsecon tierra y adoquinado. Su trans
porte puede hacerse por trozos en
vagones. Tiene aparatos de ventila
ción, escaleras, etc. No tenemos noti
cia de que s hayan utilizado (fig. 5.a).
Hemos dado una idea de cómo pue
den órgan.izarse los abrigos y de las
condiciones que deben reunir. Sus
dimensiones pueden deducirse de las
figuras que se acompañan.
Si los edificios están preparados
para la defensa aérea y hay abrigos
en número suficiente, sólo resta cons
truir algunos refugios hospitales de
urgencia. En la figura 6..
a
se indica
uno de los propuestos por la Comisión
belga.
Preparados los refugios, deben organizarse briga
das de socorro y ávisar al público para que, en cuan
to suene la alarma, se apaguen las luces y acuda cada
uno a su refugio. Es conveniente siempre organizar
algunos ensayos.
Indudablemente, de la guerra actual saldrán en
señanzas muy interesantes para la defensa pasiva,
y seguramente de los estudios de los efectos de los
bombardeos se deducirán procedimientos de cálculo
menos empíricos que los, actuales; pero, hasta la fe
cha, lo único que se ha demostrado es que, por muy
fuerte que sea una nación en el aire y por grande
que sea su dominio en él, ño puede evitar los bom
bardeos, y, por lo tanto, cada día es más necesario
el estudio y reglamentación de la defensa pasiva.
De nuestra guerra se puede sacar la consecuencia
de que cuando se hace caso de las señales de alarma,
se disminuye notablemente el número de víctimas.
En Huesca, en Zaragoza y en Palma de Mallorca,
en los primeros bombardeos hubo muchas víctimas,
producidas por la metralla; pero- después ya nó las
hubo, porque basta colocarse en un refugio -cual
quiera para encontrarse protegido delos proyectiles
lanzados por la exjlosión.
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LA GALANTERÍA ESPAÑOLA
D ESDE que, realizada por los Reyes Católicos la unidad
de España, prosiguieron, en mayor escala, los espa
ñoles las aventuras de Aragón, lanzándose más allá de sus
costas y fronteras, fueron dejando a través de la Historia
claras muestras, de su hidalguía y caballerosidad, aprendi
das y practicadas a lo largo de la reconquista, llevando su
fama de hidalgos a todos los confines del mundo: con el
Gran Capitán, a Italia; con Roger de Flor, a Oriente; con
Carlos V, a Alemania; con Farnesio, a las Flandes, y con
Pizarro y Cortés, a toda la América; digan lo que quieran
los historiadores extranjeros.
Clío, atraída por las grandes magnitudes de los aconteci
mientos marciales, desdeña siempre en sus relatos el detalle
de la galantería, tan proverbial en los soldados españoles;
y hay que tirarse de cabeza al proceloso mar de las cró
nicas, relaciones y doumentos particulares que duermen
su modorra en los archivos bajo la frágil losa de sus ca
rátulas, y bucear como los buscadores de perlas, para en
contrar el episodio novelesco, el lance jugoso, el sello racial
de las grandes acciones. La galantería militar, clásicamente
española, brillü con su gracia y elegancia en el gesto de la
rendición de Turnay, impregnado de aquella finura, delica
deza y poesía que no menguaban la recia condición de los
españoles.
Era allá por el año
1581.
Alejandro Farnesio, al frente
de los muy mermados, pero invencibles Tercios, tenía que
hacer cara a la invasión de Bélgica por los numerosos Ejér
citos franceses, holandeses e ingleses, a más del levanta-
miento total de los’flamencos protestantes. Revolvíase contra
todos, como fiera acosada, sin perder un instante la ofen
siva, y acometiendo a cada uno de los enemigos a zarpazos
y dentelladas, de tal suerte y tan rápido, que les dejaba ven
cidos y atónitos.
Luego de marchas velocísimas, algunas con agua a los
pechos, y de combates anfibios en que, a nado, la espada en
tre los dientes y el arcabuz sobre el sombrero, asaltaba los
barcos con Infantería como si fuesenfortalezas, Farnesio
y su reducida hueste se presentaron’el
z.°
de octubre ante
los muros de Turnay, importante cabeza de puente, nudo de
caminos y magnífica base de operaciones. La plaza (que,
con fundamento, suponía muy lejos a las tropas españolas)
quedó asombrada y sorprendida; ni siquiera estaba en ella
su desprevenido y confiado gobernador, orangista furibundo
y luterano a machamartillo; pero su esposa la gobernadora,
Cristina de Lalaing, se encargó de defender el puesto y el
honor militar de su marido, asumiendo el mando en jefelde
la plaza.
Era la dama, además de muy bella, sobrina de los condes
de Hormes y de Montigny, ambos degollados por el terrible
y justiciero duque de Alba; el marido, gobernador, Prín
cipe de Espiniiy, también tenía en su familia víctimas do
la férrea mano del de Toledo; no es menester más para dis
culpar el odio a muerte del matrimonio hacia los españoles.
La intimación de éstos para que se rindiese la plaza fué ga
llardamente contestada por Cristina:
También las mujeres
flamencas saben pelear por la Patria.
Y en verdad que era bien
flamenca
(en el sentido español
de la palabra) aquella valentísima señora; la guarnición no
contaba con mucha fuerza, pero había entrado en la plaza
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gran número de paisanaje protestante, gente fanática, y
organ izándola muy bien un señor de Estrelles, Oficial ve
terano y valeroso, la gobernadora se propuso resistir a todo
trance.
Farnesio reconoció perfectamente las fortificaciones, no
muy sólidas, pero diestramente trazadas; escogió, con ins
tinto de ingeniero, el frente de ataque, y el.
15
de octubre,
emplazadas sus
23
piezas de Artillería, abrió la trinchera y
principió a minar. Contrariá bale el tener por contrincante a
una mujer, y recomendó a los artilleros que si, lo que no es
peraba, apareciese sobre los parapetos la dama, suspendie
ran elfuego o desviasen la puntería. Ni el nutrido tronar de
los cañones sitiadores, ni la voladura de largos trozos de
muralla abatieron lo más mínimo el ánimo de la defensora.
Varias tentativas de asalto, infructuosas, convencieron a
Farnesio de que no se trataba de una broma, y era preciso
economizar sangre; los sitiados hacían salidas continuas,
en que se luchaba encarnizadamente cuerpo a cuerpo, y el
combate no se interrumpía ni de día ni de noche. Un soco
rro enviado por el de Orange fué deshecho a cuchilladas por
la Caballería de los sitiadores; el coraje de éstos iba cre
ciendo con los obstáculos.
Farnesio, como siempre, inalterablemente sereno, se apro
ximaba al muro para examinar la eficacia de su artillería;
una certera pedrada le magulló un brazo; otra dejó muerto a
su acompañante, el Coronel Buquoy, Jefe del sector, que por
católico militaba a su lado. Días después, observando desde
una casa en ruinas el tiro de brecha, un cañonazo de la
plaza la echó abajo, aplastando a su comitiva e hiriéndole
a él gravemente en la cabeza.
Acompañaba a este bregar un temporal violentísimo, que
retardaba los trabajos de aproche y hacía muy dura la vida
de los sitiadores, privados de todo abrigo, ateridos de frío
y calados hasta los huesos. Nuevos asaltosfueron rechazados;
mas eran tan sangrientos y tan fieros los ataques de los es
pañoles, que la plaza se iba quedando sin defensores. suf i
cientes para cubrir los parapetos. En lo más brioso de la
pelea solía aparecer Cristina de Lalaing, y a su presencia,
hasta los moribundos se alzaban y oponían sus cuerpos a
la terrible embestida de los asaltantes.
Frenéticos ya los españoles y picado el orgullo indómito
de los incomparables soldados de los Tercios, juramentá
ronse todos para acabar de una vez y morir o entrar por la
brecha en un asalto definitivo; el deseo y el decidido propó
sito era no perdonar vida ni dejar piedra sobre piedra.
Farnesio, dominando sus dolores y la fiebre, abandonó la
yacija en que postrado se encontraba, y vistióse los arreos
de combate, mientras las Compañías, conducidas por sus
respectivos Capitanes, iban sucesivamente al pequeño ce
menterio donde enterraban sus muertos, para prometerles
venganza y poner fin a aquella lucha.
Formados ya en el frente de Banderas, cada cual en su
puesto y esperando tan sólo que el día amaneciese por com
pleto, la Artillería rompió fuego furioso como preparación
de asalto; en una de las pausas impuestas por la lentitud de
la carga, y para que se disipara el denso humo.de pólvora,
oyóse dentro de la plaza el toque de llamada, y se vió que los
cañones permanecían mudos, y un soldado tremolaba desde
lo alto de las ruinas de la brecha una bandera blanca. Res
pondieron las cornetas del sitiador tocando a cesar elfuego,
y el Ejército aguardó, curioso, el espectáculo que aquella tre
gua prometía.
El esforzado señor de Estrelles, ambos brazos en cabestri
llo, precedido de un trompeta, salió por un portillo de la mu
ralla y, llegándose cerca de la última paralela, pidió en mal
español parlamentar con Farnesio, postrado nuevamente en
su lecho de campaña por el esfuerzo que hiciera al vestirse,
armarse y acudir a mandar su gente en el ataque decisivo.
Llevado el parlamentario a su presencia, se ajustó en segui
da la rendición: la plaza pagaría
200.000
florines como
contribución de guerra, y los restos de la guarnición saldrían
con todos los honores de la guerra; es decir, con banderas
desplegadas, tambor batiente y bala en boca; fijándose la
fecha del acto para el día siguiente,
30
de septiembre, que
amaneció con sol y cielo limpio, tan azul, como el que recor
dában los soldados de España.
Lczs diez de la mañana; la luz del astro arrancaba relám
pagos de plata de los bruñidos arcabuces, las buídas puntas
de las picas, los relucientes coseletes, los aceros toledanos y
los morriones de Milán; Farnesio se hacía conducir a la
puerta de la ciudad, escuadronándose perpendicularmente a
la muralla piquetes de todos los Tercios, Escuadrones y Ba
terías, para rendir honores a la valiente guarnición rendida.
Los demás soldados y Oficiales formaron calle, a fin de ver
y saludar a los valerosos enemigos.
A la cabeza de éstos, sola, sin acompañamiento alguno, y
General
LUIS BERMUDEZ DE CASTRO
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muy delante de la hueste vencida, apareció la Gobernadora,
Cristina de Lalaing, rigiendo un poderoso caballo negro,
cuyo color contrastaba con el nítido traje blanco de ia.apuesta
amazona; nada de su delicado aspecto pudiera hacer pensar
que dentro de un cuerpo tan femenino hubiese una alma tan
bravía: ojos azules muy claros, cabellos de oro, talle más
esbelto y flexible que los opulentos de las damas flamencas’
modelos de los desnudos de Rubens, ¿quién habría previsto
que figura tan fina fuese capaz de hazaña tan heroica como
la defensa. de una plaza mal amurallada y contra los terri
bles Tercios de la Infantería éspañola?
Presentaron las armas los piquetes; abatiéronse las ban
deras de las dos fuerzas adversarias en señdl de saludo; des
cubrióse, reverente y galante, Farnesio, y la dama agitó su
pañuelo contestando a la cortesía del caudillo español. Mas
los soldado sueltos que formaban calleprorrumpieron en cla
morosos vivas a la heroína, poniendo sus chambergos en la
boca y punta de los arcabuces y picas, y arrojando al suelo
las capas, a manera de alfombra, para que las pisase la ca
balgadura, que, asombrada de tanto gritQ y movimiento,
piafaba y se revolvía con riesgo de desmontar a la amazona.
Entonces, dos Capitanes españoles sujetaron y tranquiliza
ron alfogoso animal, ,y tomando cada uno una rienda, des
cubiertos como dos palafreneros, condujeron a través de la
entusiasmada tropa a la bella dama, cada vez más impre
sionada y conmovida, por las muestras de respeto y admira
ción que recibía. Muchos soldados se apartaban’ corriendo
para coger del campo flores y deshilachaban las cuerdas de
los arcabuTces,atando ramos que entregaban a los soldados
flamencos
para la señora.
Los Oficiales de Caballería montaron a caballo para es-
coitar a Cristina hasta el pueblo rnds próximo, donde la
aguardaba su marido con una carroza, y, a fin de honrarla
más, tomaron los estandartes de sus escuadrones, pidiéndole
que los tocase con sis manos, y no se acercaban a ella sin
destocarse respetuosamente.
Y
aquella mujer, que había
mirado impasible la agonía de los soldados, el fuego de las
Baterías y el arrojo feroz de los asaltos, no pudo resistir la
emoción de contemplar a los odiados españoles rindiéndola
el tributo y homenaje que merecía su firmeza, su abnegación
y su valor.
Largo rato la acompañaron, y ¡quién sabe hasta dónde
hubieran ido si Farnesio, temeroso de que llegaran a impor
tunarla demasiado, no hiciese tocar asamblea en el campa
mento, con lo que se detuvieron todos para volver al real, no
sin rodearla con ánimo de despedirse. ‘Lloraba la amazona,
presa de nerviosa emoción, y con turbada voz tuvo, aliento
bastante para gritar lo que jamás pensara que hubiese salido
de sus labios: “iCaballeros soldados españoles ¡ Viva Es
paña ”
Desde aquel punto y hora, los Príncipes de Espinay, los
enemigos de España y de la religión católica, se refugiaron
en su palacio de Bruselas, y no sólo no volvieron a reanudar
actividades oran gistas ni aceptaron trato con los rebeldes,
sino que su hogar espléndido lo fué también de todos los es
pañoles que residían o pasaban por la ciudad. Aquellos que
fueron testigos del heroísmo de Cristina nunca dejaron de
acudir a ponerse a sus pies.
El valor español ganó en buena lid la plaza de Turnay;
la militar galantería española había ganado algo más dif í
cii cuando. lo defiende el dolór y el resentimiento: el corazón
de una mujer.
Farnesio es herido en la batalla de Caudebec.
-—
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Misión trascendental de la Prensa moderna.
La prensa, el periódico, tal como hoy le entende
mos, es una conquista moderna; hijo, en realidad,
de la imprenta, de la que ya alguien dijo debía de
ser “la pólvora del pensamiento”. La influencia del
periódico en la vida de hoy cada vez es más trascen
dental, cada vez cala más hondo, cada día difunde
más y más hojas impresas. El diario llega a todos
sitios. Sirve a todos la excelencia de su observación
ordenada, sagaz e ilimitada. Nada se le escapa.
Todo lo ve y refiere. A la hora puntual de coménzar
nuestra vida cotidiana, gçacias al periódico, el hon
bre de hoy sale a la calle conociendo las últimas
novedades de la vida nacional, la cuantía de la co
secha argentina, la incidencias de la crisis japonesa,
el viaje de tal personaje de la máxima actualidad,
las cotizaciones más recientes del Wall Street, el es
tado del mercado del plomo, el resultado de este
campeonato, la inauguración de aquel servicio, el
detalle de la última sesión académica, el más re-
ciente acontecimiento teatral, las nuevas apasionan -
tes quizá de la guerra... Balzac pudo creer que si la
Prensa no hubiera sido inventada, habría conve
nido abstenerse de descubrirla. Es, ciertamente, un
punto de vista. Pero la realidad es que la Prensa
vive y que vivirá cada vez más intensamente. Para
algunos entusiastas del periodismo, Bernard Shaw,
por ejemplo, el periodismo es incluso la forma más
sublime de la literatura. Mas no hay neçesidad de
debatir la clase de estas letras. Es mucho más prc
tico señalar su influencia. Y, lo que importa más, es
menester advertir que no es lícito, ni siquiera le
está permitido, a ningún hombre público ignorar la
Prensa, desconocer el periódico, volver la espalda a
la hoja impresa ccitidiana.
El poder captador de la Prensa es enorme. Spen
gler lo advirtió bien. Este poder no es, ciertamente,
menor sobre las clases humildes que sobre las clases
selectas. En realidad, lo que ocurre es que cada capa
social necesita una Prensa y una dicción. En tal
sentido, los más importantes rotativos del mundo,
II
Ir
Tenlerte Coronel de Estado Mayor
JOSE DIAZ DE VILLEOAS
de la Escuela 5. del Ejército
49
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en razóñ de su poderosa influencia sobre, el sentii
nacional — Tke Times, en Inglaterra; Le Tems, en
Francia; New-York Times, en América —, no son
los periódicos de máxima difusión. La Prensa infor
mativa, sensacionalista, suele tener lectores mucho
más numerosos. Lo que pasa es que aquella Prensa
selecta actúa sobre las capas directoras, sobre mino
rías elegidas, y su influencia es, por tanto, mucho
mayor que la de los rotativos populares. Sin negar
que para nosotros la gobernación del Estado es
mucho más función de las clases selectas y directo
ras que de las masas, no podemos, sin embargo, de
ducir la necesidad de cultivar con predilección un
tipo de Prensa, para abandonar la restante a la in
solvencia o, a lo que es aún peor, a la demagogia y
al partidismo.
El Mando militar no puede permanecer ignorante
de la Prensa. En caso de guerra, tal ignorancia y
descuido suele traer gravísimas consecuencias.
En 1854, lord Ranglan se queja, desde Crimea, de
que las informaciones de los corresponsales ingleses
son tan minuciosas, que los rusos no tienen más que
buscar los objetivos de su Artillería en las columnas
de la Prensa lóridinense. En i866, los prusianos se en
teran por los mismos periódicos británicos de la
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ecoglençioft a clLs rara ítplkar a fu bluina Magefiadle dlg—
A cal-
concentración de los austríacos en el valle del Bis
triza. La noticia tiene un colofón catastrófico para
Austria, que pone Moltke: Sadowa. Igual provecho
vuelve a sacar el viejo Mariscal prusiano, cuátro
años después, cuandolos mismos periódicos de In
glaterra anuncian los movimientos de Mac Mahon,
partido de Chálons, que pretende unirse a Bazaine.
Los II y III Cuerpos de Ejército germánicos habían
perdido el contacto con el adversario. Aquellas infor
maciones les resultan preciosas. Y la guerra tiene
entonces este otro colofón, trágico para los france
ses: Metz y Sedan. El general ruso Mortinow se la
mentaba igualmente, con razón, de la indiscreción
de ciertas informaciones que permitían a los agen
tes chinos discutir los planes rusos, con pleno cono
cimiento de causa, en las fondas públicas de las
estaciones del Transiberiano... El relato es dema
siado prolijo para prolongarle. En cambio, es Ku
roki el que, en junio de
1904,
emplea a la Prensa
para desorientar al enemigo, haciéndole publicar
referencias totalmente inexactas sobre los propios
efectivos que constituían su Ejército. Y somos nos
otros mismos, allá en el verano de
1925,
los que in
sinuamos a la Prensa nacional y europea falsas in
formaciones sobre supuestos intentos y proyectos de
desembarco en Sidi Dris y Uad Lau, ocultando así
• nuestros propios deseos de desembarcar en Alhu
cemas.
Un periódico, lector, es, sin duda, una gran em
presa industrial. En alguno de nuestros primeros ro-
- tativos trabajaban, con anterioridad a la Cruzada,
un millar de obrerós. Cuando se aproxima el mo
mento de hacer el número, la redacción vivé unas
horas febriles. Llegan por centenares los telegramas,
conteniendo’ las informaciones de los países más le
janos y remotos. Todo aquello hay que depurarlo,
ordenarlo, extractarlo y titularlo. Se ojean rápida
mente anuarios, mapas, antecedentes traídos a toda
prisa del archivo, recortes, notas, fotografías. Todo
debe ser dispuesto rápida y adecuadamente. En se
giida; abajo, la rotativa empieza sus reVoluciones
de vértigo. Alguna de estas máquinas, como la
“Covadonga” de nuestra Editorial Católica, puede
lanzar 65 a
70.000
ejemplares por hora, de
32
pági
nas, a dos’ colores, contados y doblados. Las gran
des “leviatanes” del Extranjero editan números de
enormes tiradas, con un consumo de papel diario
fabuloso. Cada uno de estos grandes periódicos con
sume una selva’ entera todos los años. Por ello no es
extraño que algunos de estos colosos, como, por
ejemplo, el Daily Mail, posea de su propiedad fá
bricas de papel y bosques para pasta.
La Prensa vive dos regímenes bien distintos en
la actualidad, consecuencia cierta de la división del
mundo en dos hemisferios poilticos también distin
tos. Hay una Prensa libre, que se edita en los países
Do
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-
Dosregímenes;dos
Prensas.
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io (e.
‘nc.
3
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http://slidepdf.com/reader/full/ret-032-septiembre-1942 52/82
liberales, y otra dirigida, que se publica en los Esta
dos de tipo totalitario.
La Prensa libre tiene su principal auge en Ingla
terra y en los Estados Unidos. Esta Prensa libre,
lector, tiene en principio una gran amplitud de mo
vimiento. El liberalismo no admite la evidencia de
que el exceso de libertad puede ser tan pernicioso
al pensamiento como a la economía o a la política.
“Los males de la libertad, con la libertad misma se
curan”, dice. En realidad, los españoles de 1936 ten
dríamos que hacer muy serias y graves objeciones a
esta rotunda afirmación.
La Prensa de los países totalitarios se inspira en
principios y en una ética absolutamente distintos.
Aquí, el periódico no es una industria, ni una em
presa creada exactamente con fines de lucro. La
Prensa es simplemente un servicio. Una función so
cial y política que está dirigida. Cuando el fascismo
triunfa en Italia, tras una evolución relativa
mente rápida, se pasa pronto de una Prensa vigi
lada, con régimen de censura previa, a otro de
Prensa inspirada desde una Dirección que se crea al
efecto. En realidad, los periódicos conservan inicia
tiva y autonomía; pero siempre trabajan sobre el
camino de la inspiración que conviene abs intereses
generales del país. Alemania copia el procedimiento,
y en su Ley de octubre de
1933
acuerda las condi
ciones que han de reunir los directores de ‘periódi
cos, que, a su vez, son elegidos por el Gobierno.
El doctor Goebbels, al tomar posesión del nuevo
Ministerio de Cultura y Propaganda, dice: “El Go
bierno no se contentará con dar a la Prensa infor
maciones: le dará también instrucciones...”
Gracias a este concepto nuevo; merced a quedar
la Prensa al servicio nacional, el Gobierno y la di
rección política del país no tienen ya eñ ella un ene
migo terrible, capaz de pulverizar, con el tiempo,
cuanto se proponga. Al contrario, en lo sucesivo,
en estos países la Prensa será un arma de la gober
nación del Estado. He aquí la gran diferencia.
He aquí el gran triunfo.
Este régimen de Prensa tiene, sin duda, motivos
generales para ser elogiado. Tanto por lq que se re
fiere a la gobernación del país, como a lo que res
pecta a la política extranjera. Se evita, en efecto,
que ciertas campañas patrióticas que éligieran por
tema asuntos exteriores, sean contradichas por la
mala Prensa, no pocas veces movida desde fuera. No
faltarían, al efecto, éiert amente, ejemplos que citar.
La Prensa y las revoluciones.
En cuanto a la política interior, un régimen de
libertad de Prensa sin medida lleva, invariable
mente, al desastre. Y cuando la revolución llega, los
hombres que la hacen se apresuran a negar la liber
tad que antes habían pedido e imponen la Prensa
de clase. Siempre fué idéntico el proceder de los
hombres de la izquierda: en la oposición, piden a
4-,
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del V
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Estrago reios IsJ’e,Çot
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OIr:cen crcunflancia5 Muy dignas de notare; pero las Cese.
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ipales barrlo del Pueblo.Llevo
la gala ‘mas
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aegun aus habares, y le preceden5.parsen-
res
mas cercanos:
3’
amente ci,n’ una
tiopa de Bonas 6
Santones,y antamukinud,de Muicos y danzantes ,que van
tocando y baylando delante de él: Lleva as, mirnu st rrd.
dut
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que
tiene
; unos defendien—
doi l cabeza con un gran Quitssol muy aluarado de co
Lores y adornos, y otros esparciendo flv.rvs, baisamos y lico.
res ototooz llenando de fragancia todo el
re,
n
disposiejon, y con esta Comides s igue hatia llegar á la eas
de la Novia , y alli se apta
,
y es tetibido en una especie
‘‘do dçndi de cntaft4, donde se Ueisf5I ureretindra y adr.
se-
gritos la libertad; desde el poder, imponen en el acto
su férrea dictadura. En Rusia, la Prensa roja lué
encargada de cambiar la mentalidad del pueblo
ruso’. Más ‘de 8.oo diarios se editaron luego en
la U. R. S. S. De ellos, unos
5
6 6.ooo en ruso. El
resto, en las lenguas y dialectos diferentes que se
hablan en la torre de babel moscovita. En esta
Prensa diaria se cultivaba cuidadosamente__Stalin
lo recomendó__la mentira como, arma. Se editaban,’
además, otros 2.500 periódicos para las colonias del
campo, y cerca de otros dos mil diarios, para las
fábricas. Añada aún el lector otros aoo.ooo periódi
cos murales de inmensa difusión y de mínimo gasto.
Era menester precipitar el embrutecimiento dél
“mujic”; hacerle abjurar de su fe tradicional, deste
rrar los iconos, exaltar el materialismo más grosero
y engañar
—
engañar siempre
—.
al pueblo bolche
vique con respecto a lo que pasara por el resto del
Mundo. Este pélear salvaje de los rusos de hoy;
esa lucha feroz que lleva hasta simularse herido
para disparar a mnsalv’a sobre el sanitario que acu
de solícito; esas mutilaciones terribles que cometen
con las propias mujeres que se ven forzados a aban
donar, no se explican má que por la campaña ve
nenosa y constante de una Prensa repleta de odio y
de mentiras.
51
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El libertinaje de cierta Prensa española con mu
cha anterioridad a la guerra de Liberación, provocó,
día a día, la catástrofe de 1936. Hace ahora poco
más de un cuarto de siglo, cuando comenzara la pri
mera guerra europea, en Madrid * verdadera cabe
cera de nuestra verdadera Prensa nacional
—,
se
editaban los periódicos del llamado “trust”, regido
por Moya e inspirado por las sociedades secretas,
que comprendía
El Imparcial, El Liberal
y el
Heral
do de Madrid. El segundo de estos periódicos pu
blicaba, además, ediciones en Murcia, en Bilbao y
en Sevilla. Se publicaban a la sazón en la-capital de
España los diarios republicanos Es paña Nueva,
España Libre y El Pais; el diario de clase El So
cialista; los’periódicos liberalés La Mañana y El
Diario Universal; el independiente La Correspon
dencia de España; los conservadores A B C y
La Epoca, y los católicos El Debate, El Correo
Español
y
El Universo.
En resumen: veintidós
años antes de que estallara en España la guerra de
Liberación,se editaban por la Prensa nacional diez
periódicos de izquierdas, uno independiente y. sólo
cinco conservadores o católiços. Nadie dirá, ad
vertido de ello, que los males que provocaran el
Glorioso Alzamiento de 1936 no tuvieran engendro
viejo.
Y es que un. Prensa mal dirigida, navegando
a la deriva por las aguas procelosas del mal, en
gendra, sin dudarlo, la catástrofe. Los Gobiernos se
ven mediatizados. La política se perturba bajo la
capa de uña fiscalización engañosa. La hostilidad
de unos cuantos rotativos, hábil y persistente-
mente, mantenida, es capaz de derrumbar los pun
tales más firmes. Alguien que habitara en un país
liberal ha llamado a la Prensa “el cuarto poder”. Así
concebida la Prensá, tení a, sin embargo, un poder
ilimitado. Una campaña periodís
tica podía barrenar los poderes
más altos. Imagínese el lector, en
efecto, el poder de los enormes
“trusts”, de los “cómbinados” o
de las “cadenas” de algunos paí
ses liberales. Su fuerza es enorme.
Prácticamente incontrarrestable.
Recuérdese, por ejemplo, la deci
sión de Stinnes, el llamado “Rey
del Ruhr”, adquiriendo, en la Ale
mania de la postguerra,
140
perió
dicos de un golpe. O la determi
nación de los hermanos Berry, en
Inglaterra, que compran a su vez
120
diarios. O las organizaciones
de lord Beaverbrook y de Rho
thermare, interviniendo cada uno
enormes sectores -de la Prensa
británica, sin que esta diferen
ciación de ‘empresa fuera tan
absoluta como para evitar que en
la cartera de cada una de ellas
existiera un buen paquete de ac
ciones de la contraria.
La Prensa, lector, es un arma
demasiado poderosa, demasiado
potente, para que el Estado y la
nación desconozcan y abandonen
su utilización. Pero ha de usarse
sin agobiarlñ sin cominería, sin
espíritu de negación. Debe, sobre
todo, inspirarse. Concederla zo
nas de acción, asignarle misiones,
confiarle objetivos. Quedará a su
arbitrio’ el método táctico para
lograrlo. Otorgarla, al efecto, toda
la libertad, la máxima libertad,
para realizar el bien. He aquí el
rico privilegio de los Estados
autoritarios.
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M w4NIflej
L& T* t*ifl
• sIUa .aó*si
• •• .,
(, ‘.—
La Prensa
y
el Mando mi- H-.
litar 1
El nuevo y alto papel
—tan alto como ñobilísimo—
otorgado a la Prensa en el
régimen totalitario, tiene,
para el Mando militar, sola
mente ventajas también. Ya
no serán los periodistas,
para el Mando de hoy, como
lo fueran para Wolseley, la
maldición de los Ejércitos
modernos. La Prensa es aho
ra, al contrario, una colabo
radora. Un arma más que el
que manda debe saber ma
nejar hábil e inteligente
mente.
Se ha hablado mucho del
nuevo concepto de la “gue
rra totalitaria”. Tanto, que a
fuerza de repetirse esta frase,.
parece haberse convertido en
un tópico. Y, sin embargo,
no lo es. Es necesario insistir
cómo la guerra alcanza hoy a todo el mundo. Como
por cada aviador que vuela sobre el país enemigo
hay veinte obreros y técnicos trabajando en la reta
guardia propia, y como por cada soldado que hay en
el frente, labran la tierra, ejercen la industria o se
emplean en los transportes en el interior otros ocho
o diez hombres más. Hay que advertir que quizá
aquel día precisamente que transcurriera tranquilo
en las trincheras, trajo un bombardeo, en masa, de
la Aviación sobre tal ciudad, varios centenares de
kilómetros detrás del. frente. Una guerra moderna
exige una preparación minuciosa. Un plan de ope
raciones, un plan de transportes, un plan de cons
trucciones.., y también un pian de roaganda y de
Prensa. Si en la guerra totalitaria importa tanto
sostener el buen rendimiento de las industrias mili
tares, el exacto ritmo de los transportes, la produc
ción máxima del campo, etc., es evidente que no
debe importar menos el mantener tensa y elevada
la moral de la opinión. Y para ello pocas armas tan
adecuadas, quizá ninguna, como la Prensa.
Si antaño pudo alguien encogerse de hombros
cuando se hablara de Prensa, un Mando militar
moderno y consciente no podría hacerlo hoy. Sería
tanto como renunciar al empleo de la Artillería, o
de los carros, o de la Aviación. El periódico es, más
que nunca, un arma de guerra, en efecto. A decir
verdad, no descubrimos, al hablar así, ninguna cosa
nueva. Cuando ahora los Ejércitos germanos, al
avanzar por los distintos frentes, hacen editar dia
riamente,. sobre la marcha, utilizando los medios de
impresión y tirada que se encuentran al paso, gran
4es rotativos que en nada difieren de un buen pe
riódico moderno alemán, inglés
o americano, es menester recor
dar un remoto precedente: el de
Gustavo Adolfo haciendo publi
car periódicos en los lugares que
ocupaba, inmediatamente que
conquistaba un país.
No es raro, por otra parte, en
los grandes Capitanes aficiones
periodísticas. Federico II, es
‘bien sabido, encontraba a dia
rio alguna hora libre durante
la guerra de Siete Años para enviar sus crónicas a
cierto periódico berlinés, que las encabezaba con
est titular genérico: “Cartas de un testigo ocular”.
Era el propio Napoleón el que se envaneciera de su
cuidadoso estilo cuando escribiera en Le Moniteur.
El mismo Bonaparte y el gran Federico• supieron
adelantarse magistralmente a lo que hoy se llama
“política de la noticia”, dirigiendo personalmente, con
singular habilidad, la Prensa siempre que precisara.
La “politica de la noticia” y su arma la Agencia
informativa.
Un plan integral para preparar una guerra o sim
plemente para dirigir una política, no debe ni puede
limitar su preocupación a la Prensa nacional. Cierto
que la opinión interna importa al hombre de Es
tado, como al Mando militar, de manera capital,
como ningún otro dato del problema bélico quizá.
Pero no puede olvidarse que es necesario preocu
parse también de la opinión allá de las fronteras.
He aquí algo que Alemania olvidó, sin disculpa,
en 1914-18, y que tan caro hubo de costarle enton
ces. Hitler había advertido y mostrado el mal, y no
es, por tanto, una improvisación la “política de la
noticia”, que el Reich realiza hoy tan sagazmente,
al menos, como su política diplomática y su política
militar.
Para cultivar la opinión internacional, bien se
comprende que la Prensa propia es impotente., Es
necesario montar cpara ello un aparato de amplia
envergadura. ‘Este organismo es la Agencia de In
formación.
3
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Las Agencias de Información tienden su red por el mündo
entero e intercambian noticias con otras extranjeras. Llevan,
por así decirlo, fuera de los confines patrios, los latidos todos
del sentir y querer nacionales. Ello es de la mayor importan
cia. Gracias a la Agencia nacional, el mundo exterior sabrá
del país propio lo que éste mismo le diga, no lo que le digan
por su cuenta otros. Se comprende bien cómo estas Agencias,
que suministran las informaciones a los periódicos del mundo
entero, tienen habitualmente protección y aun orientación
oficial. Ningún Estado digno de este nombre descuida tal
menester. Cada país tiene su Agencia, cuando no tiene varias.
Sus informaciones son siempre más o menos oficiales. Son,no
obstante, las Agencias de las grandes potencias del mundo
las que se disputan, no el mercado, sino mejor la influencia
de la noticia.
Los nuévos medios de comunicación han ido dando cre
ciente pujanza a su radio de acción. Cúando en
1909
se cele
bra en Inglaterra la primera Conferencia de la Prensa Impe
rial, los medios de transmisión de las infQrmaciones son el
telégrafo y los cables. Cuando en
1920
se celebra la Conferen
cia de Otawa, se ha comenzado ya a transmitir la información
por la telegrafía sin hilos. En la actualidad, las Agencias lla
man por teléfono a América, por ejemplo, con idéntica sen
cillez que antes llamaran a un Gortesponsal inmediato. Hoy se trans
mite con teletipo al Nuevo Mundo a razón de 6o, 8o y aun 90 palabras
por minuto, y la copia clara del despacho puede pasar en el acto a
manos del linotipista.
He aquí las principales Agencias y el régimen propio de su trabajo.
Reuter fué un excelente soldado inglés en la guerra pasada, como iem
pre. Cuando en
1916
la situación de la Empresa es tan poco prósipera
que llega a producirse una crisis y los americanos quisieron poner su
mano sobre la Agencia, el Gobierno inglés lo impidió con su apoyo.
Como lema futuro de la empresa se escribe: “Reuter debe permanecer
imperial, independiente, imparcial y desligada de Empresas comercia
les.” Reuter quedaba, pues, al servicio preferente y exclusivo de la
política británica. La Reuter suministra las informaciones de los gran
des rotativos londinenses y lleva al Mundo entero la novedad diaria
de cuanto ocurre en el Imperio británico, y la Press Association faci
lita las informaciones de los periódicos ingleses de provincias. El capi
tal social de Reuter asciende a
550.000
libras; pero los gastos anuale
de la Empresa no bajan de 5.000.000 de libras.
Todo el poder de Reuter está representado en estas cifras, que in
dican la importancia de sus servicios. Suministraba esta Agencia, antes
de la guerra, información, fuera de -Inglaterra, a 187 periódicos en Francia,
144 en Dinamarca, 89 en Finlandia, 70 en Italia, 50 en China, 25 en el Japón,
50
en la India,
90
en Polonia.
Francia tiene su servicio la Agencia Hayas, actualmente denominada
por el Gobierno de Vichy Havas-Ofi. Esta agencia data de i8ii, convirtién
dose en Sociedad anónima en 1879. Su capital social es de io millones de
francos. El principal ingreso, además del que le proporciona el servicio de
noticias, lo constituye el anuncio, y la distribución también a los periódicos
de’ artículos, colaboraciones, informaciones financieras y folletines. Hayas
tenía una fuerte participación en las grandes Empresas periodísticas de París:
en Le Jounal, L”uvre y Petit Journal. La Agencia Hayas es, naturalmente,
una Agencia oficiosa. Pero oficiosa sin paliativos. En una junta celebrada
en 1937, sus rectores fijan así el carácter de la Empresa: “La Agencia Hayas
no es susceptible de vivir una3hora en desacuerdo con el Gobierno, cual
quiera que éste sea. ¿Qué Gobierno? El de ayer, el de hoy, el de mañana.
Nosotros no cambiamos nunca de opinión. Es el Gobierno el que cambia.”
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7/17/2019 RET 032 Septiembre 1942
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La U. R. S. S. cuenta para informar al exterior
con su Agencia Tass-Telegrafnoje Angentswo So
jusa. Cuando en igi8 triunfa la revolución roja,
crean los soviets el Instituto General de Noticias
(“Rosta”), que suministraba a la Prensa rusa infor
maciones y artículos, siempre orientados hacia la
más desatada propaganda comunista En
1925
se
funda Tass, que se asocia en seguida con las res
tantes agencias mundiales. Gracias a esta poderosa
arma, el Kremlin ha irradiado su perniciosa acción
por el Mundo. Las informaciones de Tass, siempre
tendenciosas, frecuentemente falsas, han contribuído
a envenenar al Universo como ningún otro tóxico.
Los americanos tienen, ellos también, no hay que
decirlo, su Agencia -o, aun mejor, sus Agencias; con
posibilidades casi ilimitadas. La Associated Press
es, a la postre, una verdadera cooperativa de perió
dicos para intercambiar y procurarse información.
Tiene arrendados
360.000
kilómetros de telégrafos,
sirviéndose de tal modo la información, que llega al
mismo tiempo a todos los asociados. Cuenta a su
servicio con 8o.ooo funcionarios, redactores y em
pleados; de ellos,
4.000
telegrafistas, y sus informa
cions se cifran en
50.000
palabras diarias, 5.Óoo
consagradas a las noticias de Bolsa y
10.000
reser
vadas para el servicio internacional. Los periódicos
asociados a los que sirve pasan de
1.500.
Además de esta poderosísima informadora tienen
lo americanos aún la United Press, con
2.500
co
rresponsales y 38 filiales en el Extranjero, y que
sirve a
1.250
clientes distintos; de ellos,
350
fuera
de los Estados Unidos. Su poder en América del Sur
es considerable, ya que proporciona informaciones
a 8o periódicos distintos. Aun existen otras agen
cias americanas, como International News Service
o la Univ.crsal Service.
Italia dispone de otra Agencia poderosa que f un
dara, en 1853, Guglielmo Stefani, en Turín, y que
ha consérvado el nómbre del fundador.
Stefani ha servido siempre con diligencia, y acier
to la causa de su Patria. Buena parte de nuestras
informaciones de Prensa están suministradas por
aste servicio.
• En Alemania-había, hasta diciembre de
1933,
dos
Agencias principales de información: la llamada
Agencia Wolff, del nombre del fundador, patro
cinada y estimulada por Bismarck, y el Servicio
Internacional de Noticias, esto es, la llamada
Unión Telegráfica. Fué en aquellafecha señalada
antes cuando el Reich creara su actual Agencia ofi
- cial: la Deutsches Nachrichten Büro, abreviada
y habitualmente la D. N. B. Esta Agencia pare
cía llegar, en realidad, demasiado tarde. Las Agen
cias preexistentes más poderosas, en efecto, se ha
bían repartido la influencia del Mundo. Según un
acúerdo de
1913,
estas Empresas informatiyas cam
biaban susnoticias, iñformando directamente Reu-
-
ter de todo lo que afectara el Imperio inglés, a Ho
landa y al lejanó Oriente; la Associated Press
tenía el monopolio de las informaciones de todo el
Continente americano; Hayas refería a su gusto
al Mundo cuanto pasara no sólo en Francia y en su
Imperio colonial, sino también en España, Italia,
Portugal y los países balcánicos. A la antigua
Agencia Wolff se le había reservado tan sólo la
información de su propio país y la de los Estados
septentrionales de Europa.
Pero la D. N. B. impuso pronto la bondad de sus
servicios gracias a la ventaja que le proporcionaba
el uso de la radiofonía. Fué menester, por lo tanto,
que las demás Empresas negociaran con ella, con
viniendo diversos acuerdos, que se firman en el
año
1934.
-
La D. N. B. es una Empresa de razón social
limitada y de marcado carácter oficial, aunque con
plena libertad de movimiento. Su capital asciende
a
2.000.000
de “reichsmark”. Tiene en el interior
de Alemania
42
sucursales, con una completa red de
subdelegaciones, desplazando por el Mundo más de
ioo corresponsales fijos y centenares de redactores
enviados ocasionalmente. Sus servicios se divulgan
por el Mundo entero por medio de servicios de men
sajeros, correo urgente, telégrafos, teletipos, teléfo
nos y radiofonía. En total, realiza
150
servicios de
información diferentes; de ellos, 46 de carácter polí
ticonacionaj (cursando al efecto todos los días más
de
25.000
palabras);
32
de índole económica; 44 de
portista; 7 gráfica, etc. Al Extranjero se cursan dia
riamente más de 6.ooo palabras. La D. N. B.,
como la Stefani, intercambia su servicio con la
Agencia E. F. E. española.
- Ello aparte, Alemania conserva la Agencia Trans
ocean, fundada poco antes de la guerra europea an
terior, y especializada en información exterior.
Esta Agencia emite sus noticias por radio tres veces
al día en español otras tantas veces en francés y
seis en inglés. Facilita información a América.
Conclusión.
-
En resumen: la Prensa, por ser la más poderosa
palanca de la opinión, es también una excelente
arma de guerra. He aquí algo que los Mandos y los
Estados Mayores de la política y del Ejército no
pueden desconocer nunca. Para Stalin, “la Prensa
es el arma más eficaz y afilada del partido, debiendo
aumentar su importancia por horas, no por días”.
Para Hitler, “el periódico debe llegar a cada ciuda
dano e incluso a la choza del más pobre”. He aquí
una coincidencia de apreciación absoluta entre dos
regímenes diametralmente opuestos. Pero no basta
hoy, con ser ello tanto, dirigir e inspirar a la Prensa.
A la gobernación del Estado le está reservada tam
bién otra misión no menos trascendental: dirigir,
como hemos dicho, la “politica de la noticia”, aso
marse a las cabinas de las Agencias tal como lo com
prendieran Cavour y Bismarck, y como se practica
generalmente hoy por todos los grandes paises.
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ID.
81
CoNSIDERACIONESPRELIMINARES
Mi propósito al escribir este trabajo es el de poner al alcance
de los Oficiales de morteros conceptos y principios del tiro arti
llero que son indispensables para la buena utilización de esta Arma.
De la importancia del fuego de morteros se puede juzgar por
opinión de todo el que ha estado en nuestra Guerra. Los morteros
producían verdadero terror; el efecto de sus potentes grauadás,
contra las cuales las trincheras no representaban protección eficaz,
con su llegada silenciosa como fantasmas destructores, fué verda
deramente notable desde los puntos de vista material y moral.
La prueba de la eficacia del mortero la tenemos en la gran canti
dad de Unidades
que
se orgánizaron por todas partes; y hasta su
empleo eu masa, en icarias ocasiones. Otra prueba la da el
que
en la guerra actual es corriente asignar seis morteros por batallón.
El tiro de mortero se realiza, en general, por procedimientos de
masiado burdos. Esto tiene su justificacióu; porque, entre otras
cosas, uinguna Unidad de mórteros cuenta con el mínimo de ele
mentoú de personal y material indispensables para establecer un
observatorio; y sin un observatorio regularmente organizado no
hay posibilidad de hacer un
tiro
aceptable con estas armas.
El tiro de mortero con puntería directa es absolutamente iuad
misijle, porque precisamente las carcterísticas de estas armas es
la de poder tirar desde posiciones ocultas. Los autitanques, los
cañones de acompañamiento inmediato, los cañones antiaéreos
tiran, en general, con puntería directa, porque tampoco sería con
veniente otra; pero los morteros perderían una de sus mejores
características: tampoco sería lícito ponerles en tiro directo enfrentede armas de más precisión. Diferencia este
tiro
del artillero, entre
otras cosas, la poca precisión de estas armas, un poco rústicas,
que aunque se perfeccionen, dada la duración de la trayectoria
quedan las granadas en el
aire
más sometidas a las influencias
exteriores. La cola estabilizadora, si bien evita la derivación, es
muy inférior al efecto de las estrías del ánima del cañóu.
Como el tiro de morteros se ejecnta amenos distancia quei
de Artillería, los errores que se cometan en la preparación de aquél,
repercutirán menos en sus efectos que si se tratase de Artillería;
p. ej., el error de 15 milésimas en la deriva a 1.200 m., es de 18 m.;
como lá dispersión total del mortero es de 37 m. a esa distancia,
el error puede tener poca trascendencia. En cambio, el mismo
error en el cañón del 75, mod. 1906, a 5.000 m., tiene mucha im
pórtancia a isa distanvia. 15 milésimas ion 75 ni., yla dispersión
total con carga normal es de 44; o sea, que con ese error no hay
tiro
eficaz. -
La posición del observatorio, sobre lo que se insistirá más ade
lante, es también importante, porque deforma el triángulo pieza-
observatorio-blanco.
Finalmente, las Planas Mayores de Artillería, por ser más nu
merosas y disponer de más elementos, pueden hacer la preparación
por procedimientos más complejos.
Los morteros están más cerca del enemigo; linervosidad propia
del peligro más próximo hace que los procedimientos no puedan
ser tan exactos comolos artifieros. Estas y otras razones baceu
que e- tiro de morteros, sin separarse en lo fundamental del arti
llero, tenga, sin embargo, una modalidad especial que le da una
personalidad diferente. Esta es, fundamentalmente, la justifica
ción del presente trabajo.
¿A qué Unidad deben aaignarse los morteros del 81? No quisiera
entrar en
una
discusión de orden táctico, fuera de mi propósito
actual; esta pregunta la hago en lo que se refiere al punto de vista
del tiro. Quiero, pues, estudiar sólo el pro y el contra, desde este
punto de vista: la conveniencia de que los morteros se asignen al
batallón o al regimiento. Desde luego, la asignación a la Compañía,
hoy no se discute; y en todos los Ejércitos se ha dejado a las Com
pañías el mortero ligero; mientras, en general, los morteros del 81
forman parte de las Compañías de ametralladoras en los batallones.
Siu embargo, si la Agrupación de morteros no va a tener la direc
ción de
tiro
adecuada en el batallón, sería preferible formasen una
Unidad dentro del regimiento, mandada por un Capitán y con
una
Plana Mayor adecuada. Tiene la ventaja el mando único de
morteros de poder constituir con ellos una mása que actuaría
cuando fuese necesario por concentraciones que serían a veces
decisivas. Si hace falta repartir la Unidad regimental de morteros
entre los batallones, no hay ninguna dificultad; aun en este caso
estarían auxiliadas técnicamente por la Plana Mayor las. Seccioneí
destacadas de la Compañía, y por la presencia del Capitán, donde
fuese necesario.
Eu los batallones, pertenecen las Unidades de morteros a la
Compañía de ametralladoras, que por eso constituye una Unidad
muy heterogénea, y los morteros sou considerados como un adi
tamento de las ametralladoras, sin suficiente personalidad. Aaigna
dos a los batalloues, la maniobra de fuegos de conjunto de los mor
terosdel regimiento es prácticameute imposible.
Por éstas considericionee, a las cuales añidiría otras de orden
Teniente Coronel de Infanteria. ALBERTO RODRIGUEZ CANO
de la División de VoiuntariosEspeñOiee
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-
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técnico
y práctico, tal vez fuese preferible formar con todos los
morteros del 81 del regimiento una Unidad de la PJana Mayor
Regimental.
Todo esto,:se comprenderá mejor después de la lectura de este
artí culo.
PROCEDIMIENTO PARA SITUARSE EN EL PLANO
En general, no dará tiempo para una ejecución absolutamente
correcta; es decir, de una grañ precisión. El procedimiento del
papel transparente Pothenot, si el plano es de escala
1:
20:000
6 1: 25:000, creo que da una
.B precisión aceptable ti se tra
_.-» baja con escrupulosidad. Des-
cribo el procedimiento a con
tinuación. Supongamos que
conocemos en el terreno tre8
puntos claramente expresa
dos en el plano, y sean ellos
los 4, B y C. (Figura 1.)
Nosotros estamos en el punto
O, que no está determinado
en el plano. Con un gonió
metro se miden los ángulos
Fzgw’a
I.
AOB,BOC y COA; si no
se dispone de goniómetro, se
pueden medir con una plancheta. Si sólo se dispone de una plan.
dieta y
unos
alfileres,
se
procede así: se clava uno de éatos en el
centro del papel transparente, y otro en cualquier otro, sitio. En
seguida se mueve la plancheta, mantenida bien horizontal, basta
que la línea formada por los dos alfileres coincida con la dirección
a uno de los puntos, por ejemplo, con la OA sin mover la plan
cheta se clavan alfileres en las direcciones OB y
OC,
en la forma
que indica la figura. Se trazan en el papel transparente las líneas
OC y OB. Si los ángulos se han determinado con goniómetro,
se
dibujan las líneas en papel transparente, sirviéndose del transpor
tador. El papel
se
lleva sobre el planO y por tanteos se hace que
cada recta dibujada pase exactamente por el punto correspondiente
del plano que ha sido visado en el terreno; y el sitio donde caiga en
el plano el punto o del dibujoç señala dónde estamos situados.
Si se dispone de go.
niómetro y de más
tiempo, se puede solu
cionar el problema por
el procedimiento de
tos arcos capaces: se
determinan, como an
tes, los ángulos A OB,
BOC, etc.; se coloca
un papel transparente
sobre el plano, para no
estropearle, y se fi ja
bien sobre él. Los
puntos A, B y C se
unen con rectas. (Fi
gura 2.) En B se traza
una recta que forme
con BC un ángulo
igual al
BOC;
por B
se levanta a ésta una
perpendicular y otra
en el punto medio de
BC. Por C
se
traza
otra que forme con
CA
un ángulo igual
a COA, y por Cse
levanta una perpen
dicular a ésta, y otra
por el punto medio de
CA. Igual’ se
hace,
mutasis mutandi, en
AAsj se obtienen los
puntos o’, o” y o”. Desde cada uno de
éstos
como centro, y con
radios
o’B, o”C
y
o”A,
se trazan los arcos que se eu en l a figu
ra, y el punto de intersección es la solución del problema.
También se puede emplear el método llamado italiano. Como en
los procedimientos anteriores,
se
determinan los ángulos A OB, etc.
Como antes, se fija un papel transparente sobre el plano y se
unen
los puntos A y B que resulten más cerca. (Figura
3.)
Por el.
punto A, y del lado donde queda el punto O, se traza un ángulo
igual al BOC; y por el B, y del lado opuesto adonde queda el
punto O, uno igual al A OC;
las rectas trazadas se encuentran en
D.
Se unen C y D, y desde B se traza una recta que forme con DG
un ángulo igual al BOC. El vértice es la solución.
Si
en el método de arcos capaces, en vez de coincidir todas las
curvas en un mismo punto, forman un triángulo, el centro de gra
vedad de éste, intersección de las bisectrices, nos da el punto en
que estamos.
-.
Nos podemos valer también del procedimiento’ de itinerario.
Se parte de un punto conocido del terreno y bien situado en, pláno,
y de una dirección también conocida del plano y del terreno;
p. ej., una carretera en línea recta.que pase por el punto a que
nos referimos; por medio de
un itinerario lomág corto que sea
posible, se llega al
punto del terreno
qúe nos interesa.
El itinerario tiene
que hacerse a la
escala del plano en
que trabajamos.
Lo mejor es valer
se
e un gonfóme
tan o, en caso de
carecer de éste, de
plancheta. Si el iti
nerario es largo,
no podemos con
fiar mucho en él,
porque los errores
que se cometan en
la medida de los
ángulos
pueden de
formar completa
mente el dibujo.
Conviene usar pa
pel transparente,
en vez de trabajar
directam:nte so.
Si nos encontra
mos en un punto
. -
conocido en el pla-
‘
Figura3.
no y en el terreno,
y no disponemos de una dirección a
que
podamos hacer referen
cia,
no hay otro
camino que
el empleo
de
la brújula.
No debe confundirsé el meridiano magnético que nos da la
brú
jula, con el meridiano geográfico, que es la recta que desdeel
Sitio en que estemos pasa por los polos, ni con los meridianos Lam
bert usados en nuestros planos y que, como se sabe, son las rectás
paralelas
al meridiano de Madrid utilizadas para cuadricular.
El meridiano magnético forma con el geográfico un ángulo llama
do declinación magnética,
que
varía con el t iempo y que viene seóa
lado en el margen de cada hoja del plano. El meridiano geográfico
forma con el Lambert
un
ángulo llamado
convergencia de meridia
nos,
que
es cero en el
meridiano de Madrid y
va
aumentando a
medida que nos separamos de éste. También viene seóalado en el
margen de cada hoja. De forma que, corregida la declinación de la
brújula, estamos en el meridiano geográfico; y
para pasar de éste
al Lambert, es p recisa una nueva corrección, excepto en los pun
tos situados en el meridiano de Madrid. El ángulo que forma una
recta con el meridiano magnético se llama rumbo; el que forma
con el meridiano geográfico se llama azimut, y el que forma con
el meridiano Lambert se llama orientación.
Si trabajamos sobre el plano partiendo de un punto conocido,
y nO disponeuíót de una dirección
a la
que poder
hacer
referencia,
It-
8
/
/
Figura 2.
.s7
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G
Figura
5.5
la dirección de que nos tendremos que valer para realizar el i tine
rano será el meridiano Lambert, y tendremos que medir en el
terreno una orientación. La brújula no nos da más que el rumbo;
es, pues, precisa la corrección. Para pasar del rumbo a la orien
tación, se resta aquél la declinación, con lo que pasamos al azimut,
y al resultado se suma o resta la convergencia de meridianos ,según
el punto de partida del itinerario esté situado al oeste o al e ste del
meridiano de Madrid.
GONIOMETRO DE
MORTERO
El limbo horizontal está dividido por un diámetro en dos par
tes iguales, y divididas cada una de delante a atrás en 3.200 mi
lésimas. El limbo es
fijo.
la Haca 0-3.200 es paralela al plano de tiro.
Cuando el índice señala
O,
el eje óptico del goniómetro es paralelo
al plano de tiro. Si se gira el goniómetro a un lado o a otro, en
las posiciones simétricas se hacen las mismas lecturas. Es, pues,
forzoso, para determinar la posición del goniómetro, no sólo indi
car la lectura de la deriva que le corresponde, sino también el
sentido en que se ha de contar: derecha o izquierda. Las indica
ciones de aumentar o disminuir para expresar la dirección, no sirve
en este goniómetro, porque si estamos (fig. 4) en 800 a la dere
cha, y decimos aumentar 800, pasaremos a 1 .600; pero si estamos
a la i zquierda, al aumentar 800 hemos hecho el g iro de 800 a 1.600
en sentido contrario.
Parece, a primera vista, que las denominaciones derecha e iz
quierda deben significar que el e je óptico se mueve en ese sentido;
es al contrario: veamos la figura 5. En ella, C es el cañón y G el
goniómetro; A es el blanco auxiliar al cual apunta el goniómetro.
Si queremos desplazar el mortero a la derecha, habremos de aumen
tar (en nuestro caso) el ángulo que forma el c añón y el c je óptico;
o sea que el goniómetro tendrá que abrir el ángulo hacia la izquier
da, y d espués, al apnntar de nuevo a
A,
el mortero se desplazará
girando hacia la derecha. De forma que, en todos los casos, para
hacer girar el mortero a la derecha, el goniómetro deberá ir a la
izquierda; y para apuntar el mortero a la izquierda, el goniómetro
se desplazará a l a derecha. Así, cuando a partir de un blanco auxi
liar se ‘mande una deriva a la derecha, se marcará en el goniómetro
esa der iva a la izquierda, etc.
El tambor que mueve el goniómetro se mueve a la derecha, en
el sentidn de las agujas de un reloj,, para los desplazamientos del
mortero a la derecha; y en sentido contrario, para la izquierda.
Así que cuando al a puntador le digan
tantas milésimas a la derecha,
moverá el t ambor a la derecha, contando las milésimas que le han
dicho.
Unicamcnte así son imposibles las confusiones.
‘MORTEROS EN PARALELISMO
Como se verá más adelante, los datos de tiro se calculan pard
una sola pieza, que se llama pieza
directriz.
Una vez apuntada ésta, los
,
otros morteros deben apuntarse
paralelamente al primero. Esto
se consigue por varios procedi
mientos:
Puntería recíproca sohre los g o- ¿7
— O
uiómetros. Supongamos el pro
blema resuelto, y que. los morte-Figura17.&
58.
ros
A
y
C
están en paralelismo
(figura 6); si se unen los puntos
ti
A y C cnn una recta, el ángulo
BAC será el suplemento de
B’CA; luego para ponerlos en
paralelismo suponiendo al A bien
apuntado, se apunta con el go
niómetro del mortero
A
al de
C,
y se mide el ángulo
BAC.
Sea,
p. ej., 1.500 milésimas; el suple
mentario, o sea 3.200
—
1.500
Figura 6J =1.100, en sentido contrario, se
marca en el goniómetro de
C y
se mueve el motero hasta que su goniómetro apunte perfectamente
al de
A.
La voz demando (no está en niúgún Reglamento) será
ésta:
Morteros en paralelismo por puntería recíproca sobre
los gonió
metros:
Pieza directriz
(la que sea). El apuntador de la pieza di
rectriz (en general, la da la izquierda), sin mover los mandos del
mortero, apunta el goniómetro al de la pieza más inmediata, y le
dice al apuntador de ésta la deriva, y después se hace lo mismo
con respecto a los otros morteros. Supongamos que al apuntador
de la segunda pieza le ha dicho: 2.000 milésimas a la izquierda;
éste pone la deriva 1.200 a la derecha y mueve el mecanismo de
puntería en dirección del mortero basta que el goniómetro apunte
a la pieza directriz.
Por jalonamiento en la dirección goniómetro-goniómetro. Si los
morteros están colocados de forma que los goniómetros no se pue
den ver, se colocará un jalón en la forma que representa la f igura 7.
en alineación con los morteros A y C; si se prolonga la línea CA,
y en ella se pone un jalón D, para que sean los morteros paralelos
será necesario que los ángulos que forman los morteros con la
línea
DA C
sean iguales. Se manda algo así: En
paralelismo por
jalonamiento de goniómetros a goniómetros sobre tal pieza.
El apuntador de l a pieza directriz A apunta con el goniómetro
sin mover el mortero a D, y dirá alda B la deriva; p. ej., 1.500 mi
lésimas derecha;
el otro hace la puntería del mortero con la misma
deriva sobre-O. De la misma forma se alinearan los otros mórteros.
-
Por punterías sobre un goniómetro auxiliar El goniómetro
auxiliar se coloca a retaguardia. Sea G (fig. 8) el goniómetro,
y A y
C
los morteros. Con G se mide el ángulo AGC; en el trián
gula AGC,
de donde
4CG = DAG —AGC
1?CG= BAG—AGC
Se mandará a la pieza directriz A que apunte su goniómetro
a G y diga la deriva; p. ej., 1.900 milésimas derecha. Si el ángu
lo
AGC
es de 200, se mandará a l a pieza
C
que marque en el gonió
metro la deriva 1.700 milésimas derecha, y el apuntador procede
como ya se sabe. Para las otras piezas, se determina en’G el ángulo
que forman con la
PD,
y se procede igual.
Si el punto G está como indica la figura 9, la deriva de
A
que’
sirve para el cálculo es la señalada.
Paralelismo sobre un blanco auxiliar. Si éste es muy lejano,
no hay inconveniente en utilizarle: se mide la deriva sobre él de
la pieza directriz y se m anda que los otros morteros apunten con
la misma deriva al mismo blanco. Si el blanco auxiliar está cer
cano, hay que calcular paralajes , y es mejor no utilizar el método.
Alineación valiéndose de la brújula. Se pone un piquete en la
dirección apuntada por la PD y se mide con la brújula el rumbo
de la línea mortero-piquete, colocándola en esta alineación algo
o
800 ,(‘fl’eOo
1600 ($(- -)1.600
2.400 ‘Kj/2400
5200
Figura
4.5
/
4,-
-
Figura.8.-- Figura
/
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‘‘
alejada del mortero para evitar las perturbaciones que le ocasiona
el acero del tubo. En los puutos en que se hayan de asentar los
restantes morteros se h ace estación con la brújula y se deja seña
lada la dirección de igual rumbo-por medio de un piquete todo lo
alejado que sea posible. Se asienta el mortero exactamente donde
estovo la brújula y se apunta al piquete.
También -puede. señalarse con la brújula• la dirección norte
para cada pieza, y valerse de esa dirección como blanco auxiliar.
Otros procedimientos, como el construir paralelógramos o rec
tángulos en el terreno, loa consideramos demasiado inexactos
e inapropiados cuando se dispone de goniómetro.
Una vez las piezas en paralelismo, cada apuntador elige un
blanco auxiliar y, s in mover el mortero, apunta a é l el goniómetro.
Anota en un papel la lectura, y todos los transportes de puntería
los hace a partir de ese blanco auxiliar.
PREPÁRÁCION
DEL TIRO
Cualquiera que sea el problema que se presente, en ofensiva
o defensiva, siempre se necesita un’observatorjo con todos los ele
mentos necesarios. Además, el jefe que mande ejecutar un tiro
debe tener presente que por mucha rapidez que se dé a todas las
operaciones, la preparación y corrección necesitan un mínimum
de tiempo, sin el cual no sería fácil entrar en fuego de eficacia.
La buena instrucción, de una Unidad de morteros consistirá en
poder entrar en un tiro de eficacia, realizando las operaciones con
cienzudamente, en unos minutos. Según mi experiencia, una ifni-
dad mal instruida, en posición en coutrapendicnte, con varios
objetivos probables a batir, tarda unas horas en preparar el fuego,
suponiendo que el jefe conozca bien la técnica; a medida que la
instrucción áe hace más sólida, adquiere soltura todo el petsonal,
se aprovecha el tiempo y en unts minutos todas las operaciones
se realizan fácilmente.
Figura ro
El observatorio necesita un teléfonoen comunicación con otro
situado en las piezas, telémetro, goniómetro, una plancheta y
algunos útiles de dibujo. Para’manejar esto, es necesario una
Plane Mayor. Comodar- estos elementos por Pelotón parece dema
siado, creo deberían los morteros agruparae, -al menos, por Sec
ciones de 4 piezas.
La finalidad de la preparación del tiro es adquir ir los datos nece
sarios para cumplimentar las misiones que hayan sido encomen
dadas a la Unidad de m orterús en lá Orden de operaciones. En el
plan de fuegos de la Orden se marcará a la Unidad los objetivos
a batir, clase de fuego que ha de hacer; es decir, neutralización,
-
prohibición, etc. Si no recibe orden ninguna el jefe de morteros,
en el reconoeimidtto que debe hacer del terreno hará un caueváa
de los puntos que deban ser batidos con sus morteros, y sobre los
cuales hará fuego si recibe orden, o, en caso de estar autorizado,
-
por iniciativa. Aun en el caso en- que la Orden le marque puntos
coneretós a batir, deberá ampliar la preparación de sus tiros a
otros blancos apropiados, para, en caso de precisión, poder cum
plimentar rápidamente otras órdenes de fuego.
Los datoé necesarios púeden anotarse en unos cuadros como
los que se i nsertan a continuación: Como se ve, son dos estados:
uno, para los datos generales y los referentes a la pieza directriz;
y otro, en eP que se inscriben las modificaciones que es preciso
introducir en los datos correspondientes a las otras piezas según
el tiro que haya de ejecutarse.
Como procedimiento general, se parte de la posición de las
piezas en paralelismo en la dirección de vigilancia. Después de
cualquier tiro que se ejecute, los jefes de, pieza situarán nueva
mente las piezas en paralelismo. sobre la dirección de vigilancia,
para que no haya error posible al dar los datos sobre un nuevo
objetivo.
Cuando el j efe reconoce el t erreno o el p lano, en seguida puede
darse idea de la distcibnción de los blancos. Tomará el objetivo
e
o
1.500
L000 500 0 500
1.000
‘-Sto
2,000
PLAN DE FUEGOS DE
DATOS DE LA PIEZA DIRECTRIZ
.
Numero
del
tIro
OIIJETI-
VOS
SILUE-
TAS
Jefe que
puede
ordenar el
ORDEN
O SEÑAL
CLASE
DEL TIRO
DURA-
CIÓN
MUNICIONES
or
DISTAN-
CIAS
Sople-
meatos
.
Ángulos
de
elevaclón
DERI-
VAS
.
OBSERVACIONES
—_______________
59-
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ralmente vi.nen dados en la Orden de operaciones, en el artículo
de Plan de fuegos.
Los objetivos pueden sefialarse en el. plano, por superponible,
o directamente sobre el terreno. A ser posible, se debe dar deter
minado por coordenadas; en la casilla de Observaciones se procu
rará la mayor cantidad de datos En la carilla correspondiente se
dibujarán, con el menor número posible de trazos, las siluetas
de los objetivos. Es importante hacer constar el jefe que puede
ordenar el fuego, así como la forma de pedirle, para evitar cuMu
siones. Si el fuego se hace ordenadamente y obedeciendo siempre
a un propósito del Mando, el resultado será favorable. La clase
de tiro es importante, porque es la manera de interpretar debida
mente los deseos del jefe. La duración del tiro es importantísima,
porque, si no se tiene en cuenta el tiempo, la noción de densidad
del fuego pierde su principal característica. Sobra todo ello se
insiste más
adelante.
PREPARACION DEL TIRO POR ALINEACION A VAN
GUARDIA. Consiste en colocar un jalón en la dirección pieza-
blanco, para que la puntería en dirección de la misma se haga
sobre el jalón. Se practica la alineación por medio de parejas-de
hombres portadores de jalones de unos dos metros.
Alineación con una pareja. Se colocan separados de 200 a
300 m., o más, dándose frente, y de manera que el primer hombre
vea el blanco y el segundo la pieza; supongamos que se han puesto
primeramente en la posición señalada en la figura 11:
Uno de los dos, el segundo, p ej., tiene la obligación do cubrir-
se con el primero y la pieza; y al realizarlo, quedan en la posiión
de la f igura 12.
En ese caso, el primero tiene la obligación de desplazarse en
el sentido que ve el blanco; o sea, en el caso, a la izquierda, y
quedan según se ve en la figura 13.
El segundo cubre y queda como indica la figura 14.
El primero sigue viendo el blanco a la izquierda del segundo
hombre y se mueve hacia ese lado. (Fig. 15.)
El segundo se alinea (Fig. 16.)
Ahora ve el primero el blanco a la derecha del segundo y se
mueve hacia ese lado. (Fig. 17.)
El segundo se almea. (Fig. 18.)
En fin: por pequeños desplazamientos se conseguirá rápida
mente que los dos hombres se coloquen en la línea pieza-blanco.
Afinan la alineación con los jalones, y el segundo clava el suyo
verticalmente; ése será el blanco auxiliar del mortero.
Cuando, por lo variado del terreno, no es posible conseguir por
una pareja la alineación, a causa de que si el segundo ve al pri
mero y a la pieza, no pueda el primero ver al blanco, entonces es
preciso servirse de otra pareja, o más. Se procederá de esta forma
(figura 19): El primero y el segundo se dan frente, y lo mismo el
tercero y cuarto. El segundo debe ver al primero y a la pieza;
el primero, al segundo y al tercero; el tercero, al cuarto y al blanco;
el cuarto, al tercero y al segundo. El segundo y cuarto tienen la
obligación de cubrir, el segundo con el primero y la pieza, y el
cuarto con el tercero y el segundo, sin atender a más; los prime
ros y terceros se moverán: el primero, hacia el lado que vea al
tercero con respecto al segundo, y el tercero hacia el lado que vea
al blanco con respecto al cuarto. Ejemplo: las parejas se han colo
cado, como primera providencia, como indica la figura 19.
El segundo y el cuarto cubren y quedan según indica la figura 20.
Ahora, el primero ve al tercero a la izquierda del segundo, y
el tercero ve al blanco a la derecha del cuarto; se mueven en estos
sentidos, y quedan como se ve en la figura 21.
-
-
Vuelven a cubrir, y quedan como en la figura 22.
Fi
20 Otra vez se mueven el primero y el tercero, y así suécsivamente
.
hasta que el primero ve al tercero cubierto por el segundo, y el
tercero’ve”al blancÇcubiertopor el cuarto?Afinan la alineación
con los jalones,’como ya se dijo. El hacer toda esta maniobra
«
2
para cada uno de los objetivos y morteros, clavar un jalón paracada objetivo y pieza, es operación interminable que se presta
a muchas confusiones-’Supongamos (fig. 23) cuatro morteros 1, 2,
3, 4, a los cuales se les asignan cuatro objetivos probables
A, B,
23
C
y
D;
hechas las alineaciones, el resultado sería el que se ve en
la figura. No hace falta más para ilemstrar la cóufusión que
ori
ginaría métndó semjante.
más central coni el centro de la organización del tizo al cual
deberá apuntarse la pieza directriz; las otras, en paralelismo sobre
la primera. El tiro a los otros objetivos se hace por transporte
a derecha e izquierda, a partir de la primera dirección. Esta pri
mera puntería se llama puntería de vigilancia.
Además de los estados, conviene que se disponga de una plan
cheta como la que se ve en la figura 10, la cual está hecha a escala
Elementos a modilicar para la 2., 3. y 4.a piezas.
1/10.000 y dividida de 25 en 25 milésimas. Estas planchetas se
deben llevar impresas en papel transparente, y nos serán de gran
utilidad también en la preparación de los datos del tiro, como se
verá más adelante. Por el momento, la plancheta sirve para escri
bir gráficamente los datos de distancias y derivas. En la línea
O
central se colocaría, suponiendo la pieza directriz en el centro de
la plancheta, con arreglo a la escala, el blanco que nos serviría
para la dirección de vigilancia; y a derecha e izquierda se señala
rán los otros objetivos, según los datos que vayamos obteniendo.
En los estados de tiro, éstos se.seiialan con números, que gene-
pp
øp
0/?
Op
0/?
0,?
Op
Op
Ja-,
02
, Figura
II
»
12
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Sólo se puede admitir el sistema para la pieza directriz, colo
cando los otros morteros en parslelismo de la manera que ya cono
cemos. Se hacen las alineaciones con los distintos blancos, se•
apunta la pieza directriz alque constituirá la dirección de vigi
lancia, y con su goniómetro se miden las derivas de los otros blan
cos a derecha e izquierda; se ponen las otras piezas en paralelis
mo, se toma otro blanco auxiliar y se quitan los jalones. Con los
datos adquiridos se llena el estado que ya conocemos.
Estas maniobras de alineación son difíciles de ejecutar cerca
del enemigo, ‘y no evitan, para la debida corrección del tiro, la
mayoría de las operaciones que deben realizarse en el observato
rio; con todas estas peligrosas maniobras, sólo se han conseguido
pues, unos datos mejr deficientes.
PREPARACION DEL ‘TIRO PÓR OBSERVATQRIO Y
PUNTERIA INDIRECTA SOBRE EL GONIOMETRO DE
MANDO. Este procedimiento lo he empleado corrientemente
hasta que he adoptado el sistema de la doble plancheta, que des
cribo más adelante. El
.4
0
‘
jefede morteros recibe or
den de batir varios objeti
vos, establece los morte
ros en posición o fija la
posición del de la izquier
da con un jalón (ésta será
la pieza directriz), y se
adelanta a organizar el
observatorio desde donde
preparará el tiro. Supon
gamos primeramente que
la’pieza directriz, que en
general es la de la izquier
da, ero que puede ser
otra cualquiera, y el go
niómetro de mando, se
ven. En la figura 24, M
es el mortero (que no ve
el objetivo) y O el obser
vatorio. Con el telémetro
o con cinta métrica se
mide la distancia obser
vatorio-mortero; con el
telémetro, la distancia ob
servatorio-objetivo V; con
el goniómetro, el ángnio
MDV. Con estos elemen
tos se construye, en un
papel y a escala 1:10.000,
el triángulo MDV; en él
-
semide la distancia MV
¿gura
23
yel ángulo OMV.
Supongamos que el án
gulo es de 1.000 milésimas; M apunta a O coñio blanco
ai,xiliar
con ese ángulo, y el mortero quedará en la dirección del objeti
vo; sólo queda el tomar en las Tablas de tiro, conocida la dis
tancia MV, los elementos de puntería en alcance. Los otros’ mor
teros se colocarán en paralelismo.
Resolvamos un caso práctico con este procedimiento: En la
Orden de operaciones se designan como objetivos de morteros
A, V, C, D, y zona de asentamiento M. (Fig. 24.) Desde el obser
vatorio
O
se miden las distancias a
M, A, V, C
y
D,
y los ángu-’
los MOA, MDV. MDC y MOD; se construyen, a escala 1 : 10.000,’
los triángulos del mismo nombre, y en ellos, con transportador,
se miden los ángulos DMA, OMV, OMC y OMD, y las distan
cias
MA, MV, MC
y
MD.
El objetivo central es
V,
y a ese que
darán las piezas en paralelismo en la puntería de vigilancia. Se
miden los ángulos VMA, VMC y VMD, y con todo ello tenemos
los datos necesarios para iniciar el tiro.
Supongamos que el ‘goniómetro del mortero no ve al de mando.
En este caso se establece
una
alineación entre ambos puntos, en
la forma que ya sabemos, y se hacen las punterías sobre los jalo
nes que se bayan clavado convenientemente
En caso deque el goniómetro de pieza, a causa del sector muerto
de paeteria, n p’iali apuntar alde mándó, ie ¿stablich un piquete
a la izquierda del mortero, alineado con los dos goniómetros.
Entonces el blanco auxiliár será. el piquete clavado, y la deriva
4e la pieza deberá ser el suplemento del ángulo que bubiese tomado
apuntando al goniómetro de mando.
En las condiciones ordinarias del tiro indirecto del mortero, en
el cual se,deben aprovechar las grandes cantrapendientes para
que estas ármas queden a cubierto, el observatorio no podrá estar
nunca en las condiciones ideales para hacer la determinación de
los jmralajes; y esto, por la razón de
que el observatorio tendrá qué estar
forzosamente bastante distante de
los morteros. Por consecuencia, será’
de mucha dificultad el empleo de
blancos auxiliares, si éstos no están
prácticamente en el infinito.
El procedimiento de la circunfe
rencia de error nulo requiere: o bien
colocar el punto de estación cerca
de las piezas, o establecer el obser
vatorio próximo a la línea de tiro;
y, además, el blanco auxiliar bebía
de estar a retaguardia. Este proce
dimiento, como el del cálculo de
grandes paralajes, no lo creemos de Fi
ura
2
utilidad, y por eso no hacemos más g
que citarlos.
Lo mismo hemos de
ecir
del procedimiento de puntería sobre
uia
referencia situada en el infinito, pues en muy raras ocasiones
se presentará el pico de
una
montaáa muy lejana claramente
diferenciado.
PROCEDIMIENTO GRÁFICO DE LA DOBLEPLANCIIETA.
Este procedimiento no creo debá considerarse como una gran
innovación; pero, en mi concepto, da resultados aceptables en la
práctica y es de
gran
facilidad de ejecución. Me sirvo de dos
plancbetas de papel transparente, análogas a la representada en
la figura 10; algunas veces me he servido de la reproducción de
una plancbeta, dibujada en papel vitela, en papel ozalid, transpa
rente, que no es muy ¿aro. En la plancheta del observatorio se
fija con chinches una de las dos planchetas de papel, y se mide
la distancia observatorio-pieza en la forma conocida. Se supone
el observatorio en el centro de la plancheta, y se establece en el
diámetro limite de ésta la posición de la pieza directriz, con arre
glo a escala,-eu la forma que indica la figura 25. Con el goniómetro
se miden los ángulos que forman las direcciones a los distintos
objetivos con la línea observatorio-pieza; a la vez, se miden con
el telémetro del observatorio las distancias a dichos objetivos, y
se elidan éstos en la plancheta. Heeba esta operación, se toma otra
plancheta de papel transparente igual a la anterior, que llama
‘mos plancheta de pieza, y la colocamos encima, de manera que
el centro coincida exactamente con el punto que representa la
pieza, y la línea
central pase exac
tamente sobre el
blanco más cen
tral, que será el
que tomaremos
para la puntería
de ‘vigilancia; y ya
no queda más que
leer sobre la plan
cheta de la pieza
los ángulos y dis
‘tancias; es decir,
todo lo que se ne
cesita para comçn
zar
el fuego. La
posición de las planchetas se representa en el esquema de la fi
gura 25;
Es conveniente representar la distancia observatorio-pieza.
Para situar la, pieza directriz en la plancheta del observatorio
debe tomarse la distancia entre ambos puntos reducida al bori
zonte; esta reducción al horizonte tambiéñ la hacemos gráfica
mente:
en la plancheta dé maifera bemo’s gido un pepel como
61
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el de l a figura 26, que nos resuelve todas las dificultades. No cree
mos sean necesarias explicaciones para su comprensión;
También la doble plancheta nos puede valer para la determi
nación de distancia en caso de que no dispongamos de telémetro.
Serán necesarios’dos observatorios bien situados entre sí y con la
pieza diiecttiz topográficamente.
Desde cada obscrvatorió se miden los ángulos que forman las
visuales a los objetivos con la línea observatorio-observatorio; las
planchetas se colocan de manera análoga a como indica la figura 25.
TIRO SOBRE EL PLANO. Será muy corriente el caso en que
los objetivos les sean dados al comandante de la Unidad de mor
teros sobre un plano. También le darán la zona de asentamiento.
Si dispone de un buen plano, puede tomar los datos de él para
pasar desde luego al tiro de corrección. En este caso procederá
de la siguiente forma: elige el asentamiento de los morteros y
sitúa en el plano la pieza directriz; elige un blanco auxiliar para
la primera pieza, o para todas ellas; mide el ángulo blanco auxiliár
pieza-objetivo; se hace la puntería con esos elementos sobre el
blanco auxiliar; se ponen las piezas en paralelismo, si no lo esta
ban; simultáneamente se habrá elegido observatorio, y se situará
en el plano para hacer la observación y corrección del tiro de ma
nera adecuada. Esto, si se dispone de un plano a escala 1 : 20.000,
o níayor; porque, en caso contrario, no podremos estar dispensados
de hacer la preparación del tiro con el detalle que hemos dicho
más arriba.
VISTA PANORAMICA. Además de las planchetas y de los
cuadros descritos, se puede hacer una vista panorámica, tomando
como centro el punto y; pero la vista panorámica tiene el incon
veniente de la dificultad material de su ejecución, y es de menor
utilidad que los otros elementos de trabajo descritos. Una vista
panorámica, no lo ignoramos, hace lucir mucho lá presentación
de un trabajo a la Superioridad; pero en el orden de cosas a eje
cutar debe considerarse como lo de- menos importancia. No es
necesario hacer observar que si la vista panorámica no está hecha
a escala, su utilidad disminuye mucho. -
DEPURACION DE LOS DATOS bE TIRO -
ANGULOS DE SITUACION. Las Tablas de tiro del mortero
del .81, publicadas en el Reglamento, no contieñen las coordena
das de los distintos puntos de la trayectoria. En los cañones, los
ángulos de situación son tomadás por las piezas como cosa indis
pensable; al ángulo de situación se aumenta el ángulo dd elevación
según la distancia; sumados los dos, forman el ángulo de tiro con
que tira la pieza. Pero en el mortero las cosas no suceden así, por
que aumentando el ángulo de situación al que dan las Tablas,
si aquél es positivo,, el resultado sará que habríamos tirado más
corto, lo contrario de lo que queríamos; y al revés, si el ángulo
de situación es negativo.
Como la caída del proyectil es prácticamente vertical, si el án
gulo de situación es pequeño no le tendremos en cuenta pero si
esgrande, lo mejor será alargar ligeramente el tiro, si es positivo;
y retrasarle, si es negativo.
VIENTO. La influencia del viento es tan grande, que le po
demos considerar como uno de los mayores enemigos del tiko de
mortero. No hay tampoco, que yo sepa, estudios como los hechos
para el tiro de ametralladoras; pero aunque se hubiesen hecho,
tampoco servirían en -la mayor parte de los casos. En efecto: la
velocidad del viento casi nunca es constante, y tampoco es la
misma a diferentes alturas. Ejecutando el tiro con viento fuerte
se observa cómo la granada en el aire es juguete de él, y el resul
tado es una dispersión tan grande, que puede llegar a ser impo
sible toda corrección.
PRESION ATMOSFERICA, NIEBLA, LLUVIA, ETC. No
creo valga la pena tenar-en cuenta estos datos; en caso de lluvia
intensa, alargar algo el tiro.
N. dé
la
R.
Este estudio será completado en el número pró
ximo por otro del mismo autor sobre la Ejecución del Tiro.
Escala.-- -
/000 -
lo 20 So 4o So So 70 dó -% /00 /10 /2o /30 /40/50 /60
Es calt—?--
/0000.
62
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Comandante de Artillería
BARTOLOME ORDINAS FÚSTER
Profesor de la Academia
Preliminares.
Al moderno material de Artillería se le exige, entre otras cua
lidades, el aumento de alcance.
El alcance de un material depende, además de sus condiciones
balísticas, del ángulo de tiro que le permite el montaje.
En casi todos los materiales, el sector de tiro en altura debe ser
de gran amplitid. En efecto:
Los cañones antiaéreos, los obuses y los morteros tienen nece
sidad de tirar por encima de los 45°; en los cañones, en general,
se ha visto la enorme conveniencia de aprovechar no solamente
el máximo ángulo de
tiro
(algo superior a los
450),
sino llegar a
los
60°,
para óbtener efectos de aplastamiento dn el objetivo.
- No basta
dar
gran amplitud al sector de puntería vertical para
conseguir un gran ángulo de tiro; es preciso, además,
que
el plano
de culata ño encuentre a la cureña ni al-terreno, bien sea al dar
inclinación a la boca de fuego, bien sea en el retroceso de ésta.
La primera dificultad queda solucionada adoptando montajes
de mástil partido. Para resolver la segunda se recurre a los. s i•
guiéntes procedimientos:
1.0 Retroceso variable.
2.° Deformación compuesta.
30 Retroceso diferencial o adelanto del disparo.
4.° Freno de boca.
50 Aumento de la tensión inicial del órgano elástico.
- 6.° Aumento de la altura de rodifiera, pero conservando cons
tante la longitud de retroceso.
-
7.° Retraso del eje de muñones de la cuna.
Nos referiremos en este artículo a este último sistema.
Objeto del equilibrador de cuna.
El retraso del eje de muñones da lugar a la existencia de una
gran preponderancia de boca, con los siguientes inconvenentes:
-
l.° Falta d precisión en la puntería vertical, por el e levado
esfuerzo que hace falta aplicar en el correspondiente mecanismo.
2.° Gran fatiga en el personal que sirve la pieza, por el mo
tivo que acabamos de señalar.
-
Antes de exponer las soluciones adoptadas para remediar tales
desventajas, es conveniente establecer Ja siguiente definición:
Se dice que una boca de fuego está equilibrada, cuando el eje de
muñones pasa aproximadamente por el centro de gravedad (c. d. g.)
de ¡a masa oscilante (1).
En caso contrario, la boca de fuego está
desequilibrada.
Enton
ces, si el eje de muñones dista mucho del e. d. g expresado, la
puntería puede llegar
a ser
imposible, de no recurrir a los siguien
tes procedimientos:
a) Anular la preponderancia con la adición de
una
masa en
(1) Llamaremos
masa oscilante
al conjunto cuna-masa recu
lante.
-
culata; pero ofrece el inconveniente de. aumentar el peso del
sistema.
b) Introducir en el sistema
una
fuente de energía auxiliar,
suministrada por un órgano especialilamado equilibrador de cuna,
cuyo objeto es absorber el trabajo del par de jreponderancia y el
trabajo de las
fuerzas de rozamiento.
Clasificación.
Se clasifican en:
Equilibradores de muelles.
Equilibradores de gas,
segÚn que la energía del equilibrador sea proporcionada por un
muelle comprimido ouna masa gaseosa comprimida, respectiva
mente.
Esfuerzo soportado por el mecanismo de puntería. Necesidad del
equilibrador.
-
Calculemos, en primer lugar, el esfuerzo que es necesario apli
car en el mecanismo de puntería vertical para vencer la prepon
derancia de boca de una pieza no provista de equilibrador.
Sean (fig. 1): S el sector y
?
el piñón del mecanismo de punte
ría; M el eje de muñones y Co el centro de gravedad de la masa
oscilante. Designemos por:
= Peso de la masa oscilante = Gr (peso de la masa recu
lante) + G (peso de la cuna).
R
= radio del sector de puntería en altura.
a
=
distancia del eje de muñones a la vertical que pasa por el
c. d. g. de la masa oscilante.
b = Mf.
c
C0J.
Para mantener la boca de fuego con
una
cierta inclinación es
preciso equilibrar la preponderancia; ésta da lugar a que se ejerza
una acción entre el sector S y el piñón P. La reacción que apli
quemos para equilibrada deberá satisfacer la condición de suma
de momentos igual a cero; de donde encontramos para
F:
F=G0a [1],
R
en la cual .a tiene por valor:
a=c.cos—b.sen4,=f(4,) [2].
Como en la expresión [1] son constantes
G0 y R,
el esfuerzo F
dependerá de a, que a su vez es función del ángulo de tiro 4,;
luego F será dependiente sólo de
4,.
•
El máximo de F corresponderá al máximo de a; o bien, cuando
f’(4,)
= 0, sif”(4,)<0,
-
lo que
ocurrirá para
un ángulo de tiro 4,o, tal que
tang 4,.
— —
=
—
tang y [3],
o sea, cuando la recta
MC0
sea horizontal, el máximo de
a
adqui
rido tiene por valor
a = c. cos y
+
b.sen y.
El esfuerzo
mínimo
F = O se tendrá para
a= e. cos4,m —ksen4,m = O;’
e
tung 4,m =
cuyo ángulo 4,ni es complementario del anterior 4,, y la recta MC0
es vertical.
Para formarnos
una
idea del valor del esfuerzo F, suponga
mos que
-
= 4000 kg.
R = 0,36 m.
b = 0,15 m.
-
con lo que se obtiene: F = 13251 kg
e = l,20m.
Este esfuerzo es notablemente reducido (4 ó 5 kg.) si se adopta
un equilibrador. El equilibrador es, pues, necesario.;1]
‘OU1LIPÁDOPS
CUNA;0]
de donde:
63
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TO1tIA DL tQUILI1RAt1Ó
Organización esquemática del equilibrador.
Todo equilibrador consta de dos órganos elásticos simétricos.
Cada uno de ellos se compone, en esencia, de un cilindro E
(fig. 1), que puede girar alrededor de un eje, que llamaremos
puuzofsjo del equilibrador, situado en la cureña.
El cilindro aloja un émbolo, impulsado por un agente, muelle
o gas, cuyo vástago QL tiene su extremo articulado en L al bxtre
mo de un brazo ML, brazo del equilibrador, siendo su otra extre
midad solidaria de la cuna; pero de un modo esquemático lo po
demos suponer solidario del eje de muñones
M. -
El equilibrador geométricamente se reduce al triángulo defor
mable LMN, del cual los vértices M y N son fijos.
Principio del equilibrado.
El órgano elástico E del equilibrador (fig. 1) debe proporcionar
en todo
instante una
tensión T capaz de anular totalmente, o en
gran parte, la preponderancia.
Se logrará el equilibrio cuando, cualquiera que sea la inclina
ciÓn de la boca de fuego, siempre se verifique
G0.a—T.do.oO [4].
Ahora bien: como el momento de preponderancia 13,
.
a
13,, .f() disminuye al crecer 4, el equilibrador habrá de orga
nizarse de modo que su órgano elástico proporcione una tensión
T
variable, debiendo
disminuir
T a medida que aumenta el ángulo
de tiro
.
El equilibrado se puede resolver por dos procedimientos:
1.0 Equilibrado teóricamente riguroso.
2.° Equilibrado aproximado.
Antes de razonar el planteamiento y resolución del problema
del equilibrado, aunque parezca paradójico, es conveniente, para
su mejor comprensión, exponer la solución aproximada.
Los triángulos LMN y ¡(MÍN proporcionan:
m
sen(0+)sení3 .m.n.tefl(O±4
d ¡
sen
= —
En el triángulo LMN se’
verifica:
¡
‘tI
m2
+
n2
—
2 m. n. cos (0
+
P) [7].
Y sustituyendo los valores [6] y [7] en la igualdad [5], resulta:
m. n.
seu
(0
+
4)
/ & + n
—
2 m. n. cas (0+ 4)
Si hacemos k = relación constante para cada equilibrador,
la anterior expresión puede escribirse:
-
m. sen(0+ )
Finalmente; sustituidos en la expresión [5] loa valores de a y
de
d
encontrados, respectivamente, en [3] y en [8],
resulta para
la tensión del equilibrador:
— —
(e.cos
—
b.
sen
4)./lc—2k
cos (0
+4)+
1 —
— m.sen(0+q) —
[9]
Para un material determinado, son constantes: 1, y e; y para un
equilibrador montado en aquél, son constantes: k, m y O; luego
queda demostrado que la tensión es función de la única variable 4i,
y además, según [9], disminuye al crecer el ángulo de tiro .
Al aplicar la fórmula [9] en las condiciones supuestas, que res
ponden al equilibrador descrito esque
máticamente, se obtiene un equilibrado
aproximado, como demostraremos a con
tinuación.
Empecemos por enunciar el proble
ma del equilibrado:
Determinar la organización y dimen
siones del equilibrador que proporcione la
tensión estrictamente necesaria para que
quede equilibrada ¡a masa oscilante, cual
quiera que sea la posición que éste ocupe
en el campo de puntería vertical.
La ecuación [9] da el valor de la ten
sión de equilibrio dentro del campo de
puntería vertical, para que el sistema
esté teóricamente equilibrado. Tratemos
de ver si en la práctica puede un equi
librador proporcionar exactamente la
tensión de equilibrio.
Tal como hemos supuesto organizado
al equilibrador, ,n constante, el equi
librio rigurosamente teórico no queda
logrado, porque la ecuación [9], puesta
en función de los desplazamientos del
émbolo, varia según una ley compleja
y, por tanto, no lineal, mientras que la
tensión proporcionada por un órgano
elástico de muelles varia según una ley
lineal, y si es de masa gaseosa, varia se
gún una ley isoérmica, lo que obliga a
adoptar una solución aproximada.
[5], Sin embargo, es posible resolver teóricamente el problema,
dando otra organización al equilibrador.
Por consiguiente, el problema del equilibrado admite dos solu
ciones:
a) Solución teórica.
b) Solución aproximada.
a) Solución teórica. A las anteriores conclusiones hemos llega.
[6].
[8].
Equilibrado aproximado: tensión del equilibrador.
Se supone
constante el brazo m
del equilibrador.
De la expresión [4] se d educe, para la tensión
del equilibrador,
El problema del equilibrado.
a
¡
r.
Figura 1
la cual depende solamente de una -variable, l ángulo de tiro 4’
como vamos a demostrar. En efecto:
Llamemos O
a
la
suma de los ángulos
u
y
8 (fig.
1),
constantes
para un determinado
equilibrador .
Tenemos, pues,
.4
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o
do bajo la hipdtcsis de ser ni constente pero podemos obtener
la tensión teórice de equilibrio si concebimos un equilibrador en
el cual la tensión varíe por una ley lineal o isotérmica, según la
naturaleza del órgano elástico, y que el brazo m sea variable; de
modo tal, que el valor de su longitud verifique la ecuación [9]
para cada valor de 4,
La solución teórica está, pues, caracterizada por: m = p(4i).
El único procedimiento de conseguir mecánicamente el equili
brado riguroso consiste en introduciruna ¡eva cuya ecuación venga
dada por m = p (4,). Esquemáticamente se reduce a un cable
flexible que tiene un extremo fijo a un punto de la ¡eva, la cual
es solidaria del eje de muñones de la cune, y el otro extremo se
une a la extremidad del vástago del órgano elástico, debiendo ser
dicho cable tangente a la leva; se comprende que, por ser flexi
ble el cable, la tensión debe ser necesariamente transmitida por
hace ión.
b) Solución aproximada. Su desarrollo ha quedado expuesto.
Está carncterizado porm = constante.
La organización del equilibrador ha sido tambiénlindicada.
Por estar constituido el equilibrador por un sistema
articulado, la tensión puede ser transmitida por trac
ción o por empuje.
Nos referiremos únicamente al equilibrado aproxiina
do, por ser el más generalizado.
Equilibrado aproximado.
Base del cálculo del equilibrado aproximado és la
eeuación [9], en la cual, para un equilibrador determi
nado, It, m y Oson constantes; pero en el estudio y pro
yecto del equilibrador estas cantidades son unos pa
ránzetros cuyos valores deken elegirse acertadamente
para reducir al mínimo la I iscrepancia existente en
tre los valores de la tensión dados por la ecuaciózi [9]
y los proporcionados por el órgano elástico del equili
brador.
Por otro lado, se comprende la conveniencia de que
la tensión T sea pequeña, para no auméntar el tama
ño del órgano elástico; la tensión será pequeña procu
rando que d sea grande y o pequeño.
Como el equilibrado no es rigurosamente exacto y
en la expresión [9] intervienen tres parámetros, habrá que pro
ceder por tanteos.
Se reducen los tanteos asignando a los parámetros valores com
prendidos entre ciertos limites que la experiencia aconseja, y resol
viendo el problema del equilibrado por medio del cálculo gráfico.
El campo de variabilidad de los parámetros es el siguiente:
Brazo m. En equilibrador de muelles:
Para montaje de ruedas: m = de 1,4 a 1,7 calibres; puede llegar
a 2 calibres.
Para montajes antiaéreos: m = 3 calibres, pudiendo llegar hasta
la longitud de 4 a 6 calibres.
En equilibrador de gas comprimido: m = de 1,5 a 1,6 calibres.
Relación It y ángulo O. El análisis de la ecuación [9] nos per
mite estudiar la posición relativa más conveniente del punto
N
respecto del eje de muñones, así como el valor más adecuado para
el ángulo a; lo que determina, juntamente con los datos experi
mentales, dar valores a It y a O en una primera aproximación.
Organo elástico. Para su cálculo, es digno de tener en cuenta
los valores experimentales de la relación
,
enlaque
1,,
es la lon
gitud mínimá del segmento variable NL y D es el diámetro del
émbolo del cilindro.
En equilibrador de muelles: = de 3 a 5.
En equilibrador de
gas :
-
=
de Sa 6.
Cáleulo gráfico.
Como el equilibrador se aplica a una pieza definitivamente ter
minada, se conocerán las dimensiones, repartición de pesos y cen
tros do gravedad de sus diferentes partes, como masa recuiante,
mesa oscilante, cureña, etc.
Se podrá, por lo tanto, dibujar a una escala suficientemente
grande las líneas generales del sistema boca de fuego-cuna, y la
parte que intereie de la cureña.
Se dará, en el dibujo, a la boca de fuego la mínima inclinación
que le permita el montaje, o bien la que ocupe en la posición de
marcha, o la correspondiente al máximo valor del momento de
preponderancia (MCO horizontal), según los casos y tipos de mon
taje. En lo que sigue supondremos este último caso.
De acuerdo con las consideraciones que sobre los parámetros
hemos hecho, asignémosles unos determinados valores, y sean
éstos m1, It, y O.
En el dibujo se señalarán: la situación del eje de muñones, las
de los centros de gravedad de las masas recuiaate y oscilante, la
del punto fijo del equilibrador y el brazo m1.
En el d ibujose podrán medir b y e.
En lugar de hacer el estudio sobre la función T = F (4,), es
más cómodo y fácil efectuarlo sobre T = F (l). Para ello cons
truyamos sobre el dibujo, y mejor en papel transparente, el si
guiente gráfico:
A la misma escala del dibujo se traza una circunferencia (fig. 2)
de radio igual a m1, con centro ea el eje de muñones de la cuna M.
Observemos que el punto
L
de la figura 1 describe un arco circu
lar, al dar incl nación a la cuna.
Señalemos en dicha circunferencia la situación del punto fijo
del equilibrador y la del punto L correspondiente a la posición
de la boca de fuego para el máximo valor del momento de prepon
/
derancia. Se tendrá: L0MH = a
—
y.
Unamos los puntos N y L y llamemos 1, = NL a la longitud
mínima que adquirirá el segmento variable NL.
A cada valor de 4, le corresponderá en el gráfico una posición
al punto L, y un cierto valor al segmento NL, tal que ¡ = NL’.
Evidentemente, el desplazamiento del émbolo del equilibrador
estará expresado por la ecuación
s= ¡—1,.
Si damos valores a 4,, por ejemplo de Í0° en 10°, comprendidos
entre los limites del campo de puntería vertical, podríamos calcu
lar analíticamente la
tensión de equilibrio
por la fórmula [9]; pero
es más rápido, y de sobrada exactitud, medir en el dibujo los
correspondientes valores de
d
y determinar las tensiones por la
fórmula
T = = c5e-eoá4,
—
b.sen4,
Procediendo en esta forma formaremos una tabla de valores
correspondientes y simultáneos entre las tensiones T y las lon
gitudes 1, que llevados a un sistema coordenado T, 1 (fig. 3), nos
dará una curva It1, representación gráfica de la función T = F
(1, m1,lea,O,).
Si damos otro valor It, al parámetro It, y construimos un grá
fico análogo al de la figura 2, obtendremos otra curva It (fig. 3),
representación gráfica de la función T5 = F (1, m1, It,, Os).
Lo
--
•
Figura 2.°
65
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De este modo conseguiremos dibujar en el sistema cartesiano
T, 1,
una familia de curvas que corresponderá al valor
0
del pará
metro
0.
(Fig. 3.)
Para un nuevo valor 0 seguiremos el mismo procedimiento, y
corresponderá una familia de curvas de la función T5 = F
(1, m, k, 02).
Y así, sucesivamente, reuniremos una serie de gráficos coor
denados.
Preparados estos gráficos, se podrán calcular las característi
cas del órgano elástico, para lo cual es eonvenientç considerar los
dos sistemas de equilibradores: a) de muelles, y b) de ges.
a) Equilibrador de muelles.
La tensión del muelle es función lineal de la longitnd del mismo;
si a es el coeficiente de elasticidad del muelle, fácilmente se
deduce:
T=cl—cl0
En papel transparente podemos representar la recta [10], en
el sistema cartesiano
T,
1, que se trazará a la misma escala que
la de los gráficos de la figura 3. Dando valores al parámetro c
obtendremos un haz de rectas.
Sé superpone el gráfico que acabamos de dibujar sobre los grá
ficos representativos de la función T = F (1,
m,
k,
0),
hasta
encontrar una curva kn que tenga un t ramo suficientemente grande
en coincidencia con una recta del haz, o que no exiíta más que
una discrepancia despreciable.
Asi encontraremos los valores de los parámetros
kn, Oc
y Sn, que
satisfacen las condiciones del problema y con los cuales se caleula
el equilibrador.
En caso contrario se da nuevos valores a los parámetros ir, á, ø
y a, y se opera en la forma conocida.
b) Equilibrador de gas.
Como el movimiento del émbolo de un equilibrador es bastante
leñto, se puede admiuir sin error sensible que la masa gaseosa sufre
una transformación isotérznice, caracterizada por la ecuación
pv
=
p5v0
[11]
en la cual
p0
y e0 reprcsentau, respectivamente, la presión y el
volumep correspondientes elaTmáxima tensión proporcionada por
el órgano elástico; para otra posición cualquiera del émbolo,
sean p y e los valores qoe respectivamente toman la presión, y
el volumen.
Para deducir la ley de la f unción T = F (1) observemos la figu
ra 4, en la cual N es el punto fijo del equilibrador, L la posición
inicial del extremo del vástago y L’ la posición del mismo des
‘pués de un desplazamiento
s
—
s
del émbolo. Llamemos £1 a la
sección del émbolo y q a la longitud constante q = g
+
r.
Podemos escribir:
[12]
s
que en un sistema coordenado T, 1, está representado por una
hipérbola equilátera tal como la ABC. (Fig. 5.)
Es preciso hacer observar que la distancia inicial de l a cara del
émbolo al fondo del cilindro, o sea el valor de z, no debe ser
pequeña para un valor dado de (1), pues, si así ocurriera, resul
taría, según se ve en la siguiente expresión, derivada de la fun
ción ‘[12]:
(iT T0s0
que a medida que
s
creee, para pe4eños desplazamientos del
émbolo, las caídas de tensión serían muy rápidas, lo que se puede
compensar aumentando el valor de s0. Esto equivale a subir la
hipérbola en el sistema coordenado (fig. 5), con la ventaja de
obtener una’ isoterma A’ B’ C’ con un tramo de curva más ten
dida, dentro de los mismos limites de T y de 1.
Esta consideración justifica que los ‘equilibradores de gas sean
de mayor longitud que los de muelles.
Si variamos las eondieiónes iniciales de la masa gaseosa p0’, y0t,
p01’, e0”, cte., obtendremos una serie de isotermas que se dibu
jarán sobre papel transparente para seguir el mismo procedimiento
operativo que para el cálculo del equilibrador de muelles, con lo
cual deduciremos los valores más convenientes de los paráme
tros m,
k
y
0,
y de las condiciones iniciales p0, e0 de la masa
gaseosa.
El proyecto del equilibrador de gas es más complejo que el de
muelles. Es conveniente partir de valores pequeños de
p0
y gran
des de e0 (diámetro relativamente grande y altura s, , muy grande).
En todo el problema del equilibrado hemos prescindido de las
resistencias pasivas, que deberán tenerse en cuenta adoptando
coeficientes adecuados.
(1) Recordemos que la tensión del equilibrador debe ser
pequeña.
of
e =íLsi
obien
e0
= £1
.
s
.rc
=1(l —q)
1.
v
= £2 (l
—
q)
Figüra
30
que sustituidos en la ecuación [U], proporcionan la ecuación
pCI (1
—
q) = p0C2 (l
—
q) = p0L2s0
o, lo que es lo mismo,
T(l—q) = T0z
de donde,
[10]
Figura
5.&
rL -r
•
1;
--1
Figura 4.a
66
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panorama del campo de batalla. Escritas con criterio moderno y bajo la preocupación de las armas actua
les, seducen también al lector por su estilo original,’ claro y agudo. Son obras que interesan a todos los
oficiales. No es posible el uso y desarrollo inteligente’ de la iniciativa sin una clara conciencia del conjunto y
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e
67
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A NUESTRA COLABORACION
--
Las páginas de EJERCITO están abiertas a la colaboración de todos los Oficiales, sea cualquiera
su categoría, escala y situación.
Remuneramos invariablemente los trabajos que se publiquen con una cantidad no menor de
trescientas pesetas, que puede elevarse hasta setecientas cincuenta cuando el mérito lo justifique.
-
El tipo de artículo de Revista no debe exceder de.
25
a 30 cuartillas de r renglones. Correspon
dencia para colaboración, al Directór de EJERCITO.
-
tJI” CONC1JR sc 1.It.J’?’i I’’I’:EI.ES..A_1’i’E
Deseamos recibir
de nuestra colaboración trabajos que desarrollen temas
sobre Educación Moral.
Estos trabajos están dirigidos a lograr dos fines: actuar en el perfeccionamiento moral del Oficial y propor
cionarle ideas que le auxilien en su obligada tatea de educador y creador de la moral militar del soldado.
A continuación indicamos un conjunto de conceptos que no están ordenados ni ligados por un riguroso
método de Psicología o de Etica, y que se exponen únicamente como sugerencia dé temas para los trabajos.
Cada autor puede desarrollar uno de éstos o varios, a voluntad, y adoptar los que se indican
u otros expre
sados y agrupados de distinto modo, siempre que se encaminen al fin que se persigue.
Los trabajos deben tener de x a 20 cuartillas de i renglones. Los que sean admitidos quedarán de pro
piedad absoluta de la Revista EJERCITO,
y adquirida definitivamente aqudila mediante el pago de
setecientas
cincuenta pesetas
por cada artículo admitido; es decir, que si varios de los- admitidos son de
un mismo autor,
se
atribuirá la cantidad expresada a cada artículo. La Revista podrá
insertarlos en cualquiera de
sus
publica
ciones, incluso la Editorial, si conviniera, como resultado del concurso, editar uno o varios libros con ellos.
Los trabajos que aspiren a tomar parte en este concurso deberán ser enviados al Director de EJERCITO
antes del 35 de diciembre del corriente año.
Hablad al soldaclo.—Eficacia de la palabra.—La conver
sación.—Las lecciones de la instrucción teórica.—La
conferencia.—Senci.llez, amenidad, agudeza.
-
Conceptos fundamentales: la Bandera como símbolo; el
Caudillo, la Jura de la Bandera.
El espíritu militar.—Valor, obediencia y disciplina—El
orgullo de la profesión y del Cuerpo.—La relación afec
tiva mutua entre superiores e inferiores.—Camaraderfa
y humanitarismo—El saludo, la cortesfa.—La veraci
dad y el trabajo.—El comportamiento en la vida social.
El cnartel.—La vida en común y su efecto sobre el sol
dado.
-
La Instrucción.—Ojeada sobre los servicios de campaña.
La destreza, la responsabilidad, la iniciativa en el com
bate. La moral por la instrucción.
. -
Ojeada sobre los servicios de guarnición. El uso del mate
rial y del ganado.—Lo que cuesta, cómo se malgasta,
- cómo se cuida y se aplica útilmente. -
Higiene anímica y corporal.—Alegría y confianza.—El
continente digno y el buen humor.—La cólera y los
modales descompuestos—Las enfermedades, el con
tagio, el alcohol, el juego, las malas costumbres.—La
mala compañía.
- -
El libro.—El saber, la aplicación.—La lectura y la escri
-tura.—Las buenas lecturas.—La mala palabra.
-
El licenciamiento.—Ojeada sobre la estancia en el cuar
tel—Resultados obtenidos y utilidad del sacrificio
realizado.—Consejos de ciudadanía—Consejos para la
movilización.
Invitamos a toda la Oficialidad a la colaboración en
Guión,
revista ilustrada de los Mandos subalternos del
Ejército, editada por la Revista EJERCITO, y que ha empezado a publicarse en junio último.
Los autores que nos envíen sus trabajos pueden obtener una satisfacción inapreciable utilizando las páginas
- de
Guión,
cuya resonancia se deriva de su gran tirada, para hablar a nuestras laboriosas Clases de Tropa e influir
provechosamente sobre su moral y cultura. - -
Los trabajos publicados en
Guión
serán remunerados con
una
cantidad que variará de
ciento cincuenta a qui
nientas
pesetas, según su importañcia.
Correspondencia,- al Director de
Guión. -
Ij
Las verdades eternas.—La aspiración natural hacia la
fi Divinidad.—Fundamentos. del espíritu militar en los
II sentimientos religiosos.
fi El hombre.—Su misión y destino.—Sociabilidad.—De
h beres esenciales de la ciudadanía.
. -
La Patria—Cómo nace, se engrandece y decae la Nación.
fi El Estado y su construcción jerárquica.
-
fi España y los espaüoles.—Ventajas y desventajas geográ-
- II
ficas del solar nacional—Sus riquezas y sus defectos
materiales—Influencias del ambiente geográfico sobre
fi
el español; virtudes y defectos—El ideal hispano, sus
fi defensores y enemigos.
La guerra.—Sus orígenes y causas.—Sus caracteres esen
ciales, su finalidad- y factores.—El Ejército.—La Na
II ción en armas.—Deberes del ciudadano para la defensa
fi nacional.
--
fi
El mando militar—La
jerarquía y el ascendiente.—La
responsabiljdad, la iniciativa.—La disciplina activa y
pasiva—El entusiasmo, el sacrificio, ambición, amor
a la gloria.
-
fi El soldado español—Sus características naturales.—Pre
fi
patación, educación e instrucción premilitares.
La Historia.—La Raza.—Los períodos de grandeza.—
Los descubrimientos y.las conquistas—El decaimien
to.—La leyenda negra.
- -
fi El Levantamiento.Nacional de 1936.—Su origen y resul
- tados.—El espíritu nuevo.
68
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Z[gs,.127aaii
CRIA CABALLAR
Coronel de Caballería EMILIANO FERNANDEZ SALAZAR
LA selecta producción caballar, asnal y inulatera en
una nación es demanifiesta importancia para la Eco
nomía nacional, y singularmente para su Defensa y
su Agricultura; tal es la razón por la cual, aunque con
distintas modalidades, todos los Estados tutelan severa
mente esta actividad mediante organismos oficiales que
marcan con unidad de doctrina directrices imprescindi
bles para la mejor eficacia en pro de su fomento y mejora.
La natural aspiración de los Depósitos de Sementales
y Yeguada del Estado es obtener productos óptimos, de
razas reconocidas como mejoradoras, con garantías de
pureza genealógica, caracteres étnicos y excelente con
formación general, que, seleccionados por sus pruebas
(trabajo), permitan esperar de ellos una buena actuación
como reproductores.
De las Paradas Particulares en general, por no dispo
ner del personal técnico ni de los recursos ecónórnicos
con que cuenta el Estado, no cabe esperar tan difícil mi
sión; pero sí puede, y es obligado, aspirar a que su des
envolvimiento y actuación rinda la eficacia apetecible.
Selección y apreciación de los reproductores. —
Base de
toda mejora de las especies animales en general, es la de
emplear reproductores óptimos y de características ade
cuadas a la utilidad y servicio a que ha de ser destinada
su descendencia. -
Concretándonos a la especie caballar, es indiscutible
que nunca será suficiente para calificar un presunto se
mental su genealogía e individualidad, si su desarrollo
fisiológico no és previamente garantizado por la prueba
(trabajo), adecuado a su raza o aptitud.
Así, el pura sangre inglés fué logrado no sólo gracias a
la depuración de sus ascendiéntes, sino a los estudiados.
acoplamientos de los mismos, al esmero con que el ani
mal fué atendido en su alimentación, ejercicio e higiene
desde su nacimiento, y, finalmente, a la selección por la
prueba en carreras públicas de hipódromo.
El árabe tradicional debe su fama a las garantías de
pureza de raza exigidas a los re-productores, al trabajo de
ellos exigido, probatorio de su ligereza, sobriedad y resis
tencia a la fatiga, y también a lós pastos y clima propios
del área geográfica de que son originarios.
Las-raáas caballares con características de aptitud para
tiro, reconocidas en España como de más utilidad para
servicio de la Agricultura y tracción hipomóvil en gene
ral, sabido es que fueron obtenidas mediante cruzamien
tos o mestizajes sabiamente realizados, bajo la influencia
dé un medio, clima y pastos favorables, sobre la base de
una cuidada selección ‘de los reproductores en punto a
caracteres de conformación general, propios y probada
mente transmisibles a su descendencia, formándose así
familias de bien definidos y uniformes caracteres; califi
cados que fueron los reproductores en función de la cali
dad de su descendencia en punto a fijeza de característi
cas apetecibles, fué dable iniciar la redacción de libros ge
nealógicos con garantías de eficacia. -
Tal ejemplo nos es obligado seguir no sólo por lo que
afecta a la producción nacional del caballo de tiro de tipo
agrícola-artillero, sino del garañón, en sus variedades
conocidas con las denominaciones de catalana, leonesa-
zamorana o andaluza, cuya utilidad es manifiesta, como
así también la fijeza de sus características raciales en de
terminadas
-
comarcas de nuestra Península.
En definitiva, conocida que sea la calidad de la des
cendencia de un reproductor, ella es, sin duda, la nota
que merece más alto coeficiente para su calificación,
-
como así también es muy importante su grado de fecun
didad.
La castración de caballos de mal carácter, de confor
mación defectuosa o con taras transmisibles, es ineludi
ble, en atención a que su utilización para la función de
semental tiene que sér altamente perniciosa para el fo-•
mento de la Cría Caballar.
Acoplamientos. —
La conformación y características de
la yegua, en punto a plástica (peso, pérfil y proporciones)
y en cuanto a energética (temperamento), deben estar de
acuerdo con las del semental; cuando entre unas y otras
existe antagonismo, se lleva mucho adelantado para que
-
el producto sea un animal desarmónico y propenso a no
dar el rendimiento de trabajo apetecible.
Manifiesto error es el de suponer que, acoplando un
semental en posesión de-determinada falta por defecto,
con una yegua que acuse idéntica falta por exceso, han
de resultar ellas neutralizadas en el producto.
En la yegua es de la mayor importancia. la conforma
ción de su pelvis, teniendo en cuenta que gran número de
partos distócicos o anormales son motivados por sus re
ducidas dimensiones.
-
Sabido es que en las especies superiores del reino ani
mal, sin ovulación, no puede haber fecundación. Cono
cido es, por lo que afecta a la yegua y asna, que la dura
ción de su celo verdadero, por lo general, no excede de
ocho días, y que la ovulación sobreviene días después de
-
la aparición del celo.
Por ello no es indicado-apresurarse a presentar la yegua
al semental al aparecer el celo, recordando que las expe
riencias realizadas demostraron que el mayor porcentaje
de yeguas fecundadas lo resultaron al cuarto o quinto
día de iniciarse éste.
A los nueve días del parto
suele ser
cuando las yeguas
reciben mejor al semental, y hasta los quince es el período
más a propósito para el éxito de la cubrición.
Las yeguas dedicadas a la reproducción deben ser ob
jeto de especiales cuidados durante la preñez, cuya gesta
•
ción es aproximadamente de once meses y diez días.
Las -causas de aborto más comunes son los golpes, el
alimento inadecuado, como es el pasto cargado de rocío,
sobre todo el de prados artificiales, máxime los alfalfares,
el excesivo trabajo y los motivados por enfermedades o
infecciones, entre los cuales figura la muy peligrosa lla
mada durina, o mal del coito, que tantos estragos oca
siona, de no ser diagnosticada con prontitud.
Fecundidad y calidad de la descendencia son, con sus
características morfológicas y raciales, las determinantes
de la calificación por la yegua merecida.
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Los métodos de reproducción
son: a) Por
consanguinidad,
que es la obtenida por el acoplamiento de reproductores
de la misma familia.
b)
Por
selección,
unión de individuos de la misma raza.
c)
Por
cruzamiento,
unión de individuos de razas dife
rentes, denominándose cruzante a la mejoradora, y cru
zada a la que se trata de mejorar; el producto resultante
se denomina cruzado o mestizo.
d)
Por
mestizaje,
que es el acoplamiento “inter se” de
los individuos resultantes del cruzamiento; y, por último,
c)
La
hibridación,
que es la unión sexual de reproduc
tores del mismo género, pero de distinta especie; los pro
ductos obtenidos de la hibridación son en las especies
equinas infecundos, salvo anormalidades.
En las especies animales o vegetales, en general, la
característica de los híbridos puede ser de infecundidad
absoluta bilateral o unilateral; es decir, que pueden ser
agenésicos o digenésicos, y en este caso los productos hí
bridos
hembras
pueden ser acoplados con machos de uno
de los troncos de que se derivan, dando nacimiento a pró
ductos fecundos capaces de reproducirse “inter se”, sin que
pueda aspirarse a que tales productos tengan caracteres
de conformación uniformes propios del iñicial acopla
miento, motivo por el cual sólo en el aspecto utilitario y
no en el zootécnico interesa este método de reproducción.
Sabemos que la consanguinidad es la reproducción de
seres vivos llevada a cabo dentro de muy estrechos lími
tes de parentescó.
Autoridad zootécnica, cual es Sanson, expresó su jui
cio diciéndo que “la consanguinidad eleva la herencia a
su más alto grado de poder”; así es -manifiesto que si se
eliminan divergencias sexuales que neutralicen la poten
cia hereditaria de los reproductores, su consecuencia será
la convergencia de la acción de dichos poderes, acumu
lándose en el producto lo mismo las buenas que las malas
cualidades de los progenitores, y como quiera que de
algún defecto no pueden estar exentos, preciso es tomarlo
-
en consideración.
- -
Ejemplo del más alto grado de la consanguinidad la
tenemos en las plantas que se reproducen por autofecun
dación, y en ellas la degeneración es manifiesta en el
transcurso de pocas generaciones, traduciéndose en su
debilitación paulatina, menor producción de semillas y
mayor sensibilidad a las enfermedades, cuyos perjuicios
crecen hasta la quinta generación, estabilizándose des
pués. La experiencia ha demostrado que si durante la re
producción consanguínea se verifica un cruzamiento con
individuo ajeno a las formas degeneradas, vuelvan los
descendientes al estado normal de las formas originarias.
Lo manifestado refiérese al caso general, pues es sabido
que existen especies
inmunes
a la
consanguinidad.
De todos modos, creemos que el ganadero puede seguir
permitiendo las misiones consanguíneas no incestuosas en
tanto no aparezca en los productos algún carácter que le
haga desmerecer; en tal momento es obligado el refresca
miento de la sangre, o más propiamente dicha renovación
de sangre, utilizando reproductor de distinta familia, aun
que de igual raza, sise aspira a este método de reproducción.
Sabido es que los troncos de origen del pura sangre inglés fueron los caballos Byerley (turco), Darley y Godol-
-
phin
(árabes), importados a Inglaterra, el primero, en el
siglo XVI, y los segundos, en los años 1712 y 1731, respec
tivamente, cuyos sementales fueron cruzados con yeguas
indígenas, y así, también con sus productos hembras,
siguiendo el sistema de consanguinidad, hasta la cuarta
generación, naturalmente, sobre la base de una selección
esmerada; posteriormente, obtenidos lcs provechos de la
consanguinidad, a fin de evitar los serios inconvenientes
de la muy próxima y reiterada, tuvo lugar la formación
de varias familias, utilizando reproductores de un tronco
próximo, persiguiendo la unificación de características
sin usar de las uniones consanguíneas estrechas.
Los citados ejemplares fueron progenitores, por línea
paterna, de los actuales
the race horse
(caballos de -carre-
-
ras), y ascendientes directos, respectivamente, de
King
Herod, Eclipse
y
Matchem,
cabezas del famoso
Studbooc
(libro genealógico de la raza
thoroughbred),
cuyo primer
volumen apareció en el año x8o8.
Eclipse,
cuya excepcional calidad fué universalmente
reconocida, era hijo de
Spiletta,
hija de
Regulus
y nieta
de
Godolphin.
Herod
fué también incestuoso, y a ello se atribuye la
excepcional calidad de sus hijas.
En cuanto a las yeguas, los historiadores discrepan,
atribuyendo algunos, como el más garantido origen de
pura sangre inglés, a las
royal-mares,
del Rey Carlos II
(año i66o).
-
La reproducción por selección o elección. —
Puede ser
conservatriz,
o bien
progresiva
o
económica,
deduciéndose
de su denominación las características de una y otra, te
niendo siempre presente que son cualidades cada vez más
indispensables para el caballo de silla con destino a la Re
monta del Ejército, las de velocidad, sobriedad, resistencia
a la fatiga, equilibrado temperamento y buen carácter.
El método de reproducción por selección consiste en
escoger y utilizar aquellos reproductores dotados de más
perfecta conformación, en relación con las característi
cas propias de su raza, siempre que tengan probada su
capacidad de adaptación a la comarca o región en que
hayan de pro ducirse y criarse; la selección metódica y
continuada, que es, sin duda, el medio más seguro de me
jora, adolece del inconveniente de ser más lento en sus
resultados que el de cruzamiento y-mestizaje; pero evita
riesgos de otra naturaléza inherentes a la aclimatación y
probable falta de armonía o uniformidad del tipo en los
produçtos.
Naturalmente, al fomento y mejora de la Cría Caballar,
si bien le es necesaria la utilización de reproductores óp
timos, ello no será suficiente si a los productos no se les
somete, en la edad de su crecimiento y desarrollo, a una
alimentación, ejercicio e higiene adecuados, ya que, al
igual que ocurre con las especies vegetales, desmerecerá
ostensiblemente la semilla seleccionada si ella se depo
sita en tierras de composición iñcompleta, en las que no
cuenta Ja planta con los elementos indispensables para su
nutrición y desarrollo.
De las leyes de herencia, tan discutidas por biólogos y
zootecnistas, nos concretaremos en estos renglones a dar
•
ligera noticia de sus denominaciones, refiriéndonos a la
herencia normal, sin extendernos a la patológica; son
ellas: la
preponderante,
la
bilateral,
la
atdvica,
la
homó
crona
(caracteres que en los productos se acusa a la edad
en que se manifestaron en los progenitores), la
reinvertida
(que se acusa frecuentemente en los mestizos, parecién
dose en la primera edad a los progenitores, y luego, de
adultos, a -los indígenas); la
homotópica
(detalle o espiga
que en la idéntica región del individuo se transmite a la
descendencia), y la
héterotópica
(cuando tal particular se
transmite, pero en región distinta del cuerpo).
Finalmente, apuntaremos la influencia de determina
dos reproductores para la procreación de productos de su
sexo, y otros para la transmisión del color o caracterís
ticas de su capa.
-
Alimentación del semental. —
Durante la temporada de
cubrición, p’recisa sea sana y abundante, a base de ce
bada, avena, salvado y heno, otorgando preferencia al de
prados naturales sobre el de alfalfa, esparceta o trébol; el
•forraje se dará sólo en muy escasa cantidad, y no a todos
los caballos, y también con mucha circunspección las
habas; de manifiesta conveniencia son las empajadas
con harina, y en determinados casos, el pienso caliente,
o
mash,
confeccionado como a continuación se previene:
200 gramos de paja, 500 de cebada, 150 de salvado de si
miente de lino, 8o de harina de cebada y 13 de sal; todas
cuyas sustancias se colocarán en un cubo de madera por
orden de mayor densidad, echando luego agua hirviendo
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hasta cubrirlas; después se tapan con una manta, y des
pués de dejarlo enfriar durante tres o cuatro horas, se su
ministra templado.
Esta
rnash
o pienso caliente, tan beneficioso para caba
llos enfermos, inapetentes o que se nutren o digieren mal,
debe darse, en vez de pienso de la noche, una vez por se
mana, cuidando no excederse en la proporción de simiente
de lino, a causa de sus efectos debilitantes.
En general, puede servir de base para racionamiento
de un semental de tipo enmétrico (peso medio), durante
la temporada de cubrición, la de 6 a
7
kilos de cebada y
xx de paja, incluí do en ésta la necesaria para cama, natu
ralmente; en evitación de los inconvenientes que lleva
consigo la ración monótona, aconséjase que sean realiza
dos prudenciales cambios en el régimen alimenticio, efec
tuándose racionales sustituciones, tomando en considera
ción el valor nutritivo de los que se suministren.
Un modelo de ración puede ser el integrado por 3 kilos
de cebada, más. 2 de avena, 6 de heno, 4 de paja y 8oo
gramos de harina en empajadas.
La cebada que se suministre conviene que no sea recién
recolectada y que su peso no sea menor de 52 a
54
kilos
el hectolitro, y en cuanto a la avena, será aceptable con
4 kilos menos de peso en hectolitro.
El agua será objeto de estimada precaución, evitando
la utilización de abrevaderos públicos que no denoten
limpieza extremada.
Alimentación de losproductos.
—
Infructuosos serán todos los esfuerzos en pro del- mejoramiento de las razas
caballares, si a los productos,
precisamente
en la edad de
su crecimiento y desarrollo, no se les otorga racionamiento
adecuado en cantidad y calidad; algún experto dijo; para
señalú su importancia, la frase: “la mitad de la Zootecnia
está en el arcón”; lo cual no quiere decir que la otra mi
tad, no menos importante, cuales son las leyes de heren
cia, son de ineludible observancia.
Ejercicio. —
Excepto en el pura sangre, que tanto el
macho como la hembra han de acreditar su aptitud en el
hipódromo, en las demás razas o variedades equinas es
distinta la prueba de aptitud (trabajo), que precisa tener
probada antes de su utilización como reproductores; el
destinado a esta función de semental debe, fuera de la
época de paradas, realizar el trabajo adecuado a su raza
o aptitud, pues sabido es que “de la ociosidad es secuela
el vicio” y que “la función hace al órgano”; demostración
de esto es el hecho de que si a un caballo de raza con apti
tud de tiro se le emplea o utiliza sólo para silla -y en tra
bajos que requieran velocidad, su músculo se alarga, en
perjuicio de su espesor, con lá consiguiente modificación
ensu plástica en general, y queun caballo de silla utili
zado para el arrastre o tracción, el músculo se acorta y
aumenta de grosor, modificándose en su elasticidad, y,
en definitiva, también las características de conformación
general del animal.
En cuanto a la yegua de vientre, la gimnasia funcional
la es también indispensable;.si vive en régimen de liber
tad o pastoreo, su instinto y sus necesidades la obligarán
a realizar el ejercicio indispensable; pero si su régimen es
de estabulación, preciso es que sea dirigido y racional el
trabajo que ejecute; su inobservancia es causa de numero
sos abortos, al igual que el descuido en lo que afecta a
higiene y alimentación.
En cuanto a los pbtros, si bien en su primera edad les
comprende lo dicho para las yeguas de vientre, a partir
de los dos o los tres años, según que sean de razas con
aptitud de tiro o silla, deben ser sometidos a una doma y
a un trabajo, mediante el cual sea factible lograr el fisio
lógico desarrollo de que sea susceptible el animal, no ol
vidando que es el periodo de su vida más a propósito al
fin perseguido; y que si para semental ha de destinarse, la
prueba
de trabajo
es de la más acusada importancia, sin
que sea prudente utilizar como semental un animal que
en ella no haya sido bien calificado.
En el Reglamento del Centro de Entrenamiento ySe
lección de Reproductores, dependiente de la Jefatura de
Cría Caballar, se puntualiza cuanto afecta a la selección
por. la prueba de los futuros reproductores.
Higiene. —
Las Paradas
.
Particulares deben tener en
cuenta que la influencia del medio (clima, habitaciones,
pastos, altitud y desenvolvimiento económico) es mani
fiesta en las especies animales que en una comarca nacen.
•y se desarrollan; corpulencia, características de confor
mación, temperamento y trastornos sanitarios acusan os
tensibles diferencias en los distintos países, y por tal ra
zón son ostensibles las variaciones o modificaciones que
en el fenotipo (r) experimentan los individuos producidos
en medio y clima no similar al del área geográfica que fué
cuna de su raza o tipo.
Así, por ejemplo, en un país pobre, de escasos pastos y
poco ricos en principios nutritivos, no es prudente aspi
rar, si no es artificialmente, a producir caballos de gran
alzada y corpulencia, precisando conformarse con obte
ner caballos sobrios, rústicos y bien conformados, de
talla reducida.
Si la influencia del medio es manifiesta en la constitu
ción del animal, obvio es señalar la importancia que en
sí tienen los alojamientos en cuanto a emplazamiento, cu
bicación, orientación, ventilación, materiales de cons
trucción, disposiciones de ventanales, pesebreras, rastri
llas, etc., bien sean para animales adultos de uno y otro
sexo, o para las crías, como así también las camas y em
plazamientos de pajeras, heniles y graneros, y, por fin,
de los estercoleros.
Las pesebreras y rastrillos han de ser susceptibles de
perfecta limpieza y desinfección.
Libros genealógicos.
—
Su objeto primordial es que el
comprador de un reproductor cuente cón la garantía, no
sólo de las características de individualidad que acuse en
presencia y acción el animal, sino la pureza de la raza de
sus ascendiente, con probada capacidad de transmisión
de aquéllos a la descendencia, mediante la cual cabe espe
rar su aptitud para reproducirlos, sin desordenadas va
riaciones propicias en los acoplamientos de mestizos, y
más en la hibridación.
(r) Fenotipo es similitud en el conjunto de caracteres
externos y capacidad biológica apreciable; su transmisión
es problemática.
El genotipo comprende a todos los factores hereditarios
recibidos por el individuo de sus ascendientes.
El genotipo tiene daracteres de fijeza en la descendencia
y el fenotipo puede ser similar entre individuos de genotipo
distinto.
En definitiva, el genotipo se transmite por herencia, y el
fenotipo no siempre.
Para ocupar cargo importante en gestión de abastecimientos y compras industriales, se
necesita persona con práctic.a y título de categoría profesional técnica.
Apartado 139
Sociedad Anónima «JOSE MARIA QUIJANO))
-:
FORJAS DE B.UELNA
(Santander)
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SERVICIO SANITARIO EN EL BATALLON
DURANTE LA CAMPAÑA DE
LAS MARCHAS
A lo l argo de once meses de campaña en el frente
del Este, no hemos podido menos de deducir una serie
de consecuencias tras una larga serié de observaciones
y de nuestra propia experiencia del Servicio Sanitario,
que son interesantes: unas, porque pueden servir para
ulteriores campañas, y otras, de interés casi puramente
teórico; ya que no es presumible que nuestro Ejército
haya de mantener una campaña en condiciones seme
jantes. Las primeras son fundamentalmente dos: el servi
cio sanitarioen las marchas y la organización y material
sanitario de un Ejército moderno, y la segunda, el servi
cio sanitario en la campaña invernal. Me propongo des
arrollar estos tres puntos, teniendo en cuenta, ante todo,
algunas condiciones previas: 1a, que la experiencia per
sonal es lo único que he de exponer; 2•a, que me absten
dré en absoluto de indicaciones que sirvan para dar a
conocer la organización y material del Ejército alemán,
ya que a ello me he comprometido formalmente, y 3a,
que teniendo esto en cuenta; no considero quebrantar mi
promesa hablando de asuntos que ya antes de salir de
España me eran perfectamente conocidos.
En esta primera comunicación es mi propósito ocu
parme exclusivamente de las marchas.
Realmente, no es cosa nueva en nuestras campañas las
marchas de gran magnitud, si bien no conozco ninguna
que haya tenido la duración y longitud que alcanzó la
realizada por la División Azul. Por esta razón puede ésta
servir de tipo, ya que es de presumir que una tropa que
ha adquirido el hábito de la marcha, a lo largo de 1.200 ki
lómetros, puede, sin género de dudas, ampliar su marcha
sin quebranto dos o tres veces esta distancia.
Conocida es la profilaxis de las lesiones que se produ
cen en las marchas largas, y que se describé en numero
sos libros de higiene militar. Sin embargo, en marchas de
esta magnitud se hace preciso un reajuste del servicio y
un examen detenido de sus peculiaridades, si se quiere
que el número de bajas sea reducido al mínimo.
Para que una tropa sea capaz de realizar esfuerzo se
mejante, no es necesario que se haya habituado a mar
char; es decir, que haya adquirido, tras muchas marchas
de entrenamiento, la necesaria capacidad. Basta que se
hayan realizado con una anticipación pequeña dos o tres
marchas progresivas para que el soldado se encuentre ya
en condiciones de marchar, de una manera constante, du
rante un mes o más. Al menos ésta es nuestra experien
cia. Claro es que si se tratase de soldados que en su vida
civil estuviesen dedicados a profesiones sedentarias, re
queriría una mayor atención, quizá un mayor entrena
miento, y, sobre todo, una mayor dosis de espíritu por
parte del soldado.
El calzado a emplear para este tipo de marchas ha de
se,r precisamente la bota de cuero. Aparte del enorme
desgaste de otro tipo cualquiera de calzado, la bota de
cuero reúne todas las condiciones requeridas para que el
esfuerzo que se exige al soldado le cause un mínimo de
perjuicios en sus comienzos. El pie marcha más solida
mente sujeto, y,no está expuesto a la acción de las aguas
de charcas, etc. Su duración es grande y no exige un
cambio frecuente del calzado dela tropa, con lo que el
suministro de este artículo se simplifica extraordinaria
mente. Si las posibilidades del país lo permiten, la bota
debe ser alta, hasta media pierna, y holgada, para que
no oprima cuando en los últimos kilómetros de la Jor
nada se produzca, como ordinariamente sucede, un au
Teniente Médico
VICENTE JABONERO SANCHEZ
mento de volumen de ambas piernas, sobre todo de su
tercio inferior y medio.
Tanta importañcia como la bota tiene el pantalón.
El pantalón con polaina ajustada con botones a toda la
pierna es, además de incómodo, porque oprime en exceso
por la razón apuntada, origen de un intolerable dolor
que aqueja al soldado por la compresión de ambas pan
torrillas, que en ocasiones determina una claudicación
de las extremidades inferiores. Se ha revelado como
ideal el pantalón recto, largo, sin ceñir al tobillo por cinta
o manguito del propio pantalón. Si se usa bota alta, se
lleva dentro de ésta y no produce la menor molestia,
a pesar de una larga marcha. Si se usa bota bája, el pan
talón colocado por fuera de ésta se recogerá con una
polaina pequeña, sujeta con dos hebillas que permitan
graduar la holgura, a fin de evitarla compresión.
El pantalón recto y largo suprime otra fuente de mo
lestia: el polvo de la carretera se incrusta entre el panta
lón y la piel, dando lugar, en unión del sudor, a un moles
tísimo picor que produce, al rascarse el soldado, verdade
ros procesos de piodermitis por infección de los araña
zos. Por todo ello, el pantalón con polaina o venda no
tiene sino inconvenientes, y, en cambio, todas las venta
jas están de parte del pantalón recto.
Interesante también es el sistema de sujeción del pan
talón. El ceñidor de cuero presenta varios graves incon
venientes, entre los cuales no es el menor el que ha de
regularse ‘su presión varias veces en el día, con los inevi
tables reajustes del equipo, y, sobre todo, que necesita
por parte del soldado un cuidado que no todos están en
coñdiciones de prestar. . El ceñidor apretado en exceso
es causa de frecuentes molestias, como tenemos costum
bre de observar a diario; la altura de su colocación no se
conserva por el descenso que le.originan las diversas inci
dencias de la vida diaria; y, por si esto fuera poco, exige
un cuidado especial del soldado, si en todo momento
quiere permanecer con las prendas correctamente. colo
cadas. Por todo ello presenta gran ventaja sobre él el
uso de los tirantes, que, haciendo gravitar todo el peso
sobre los hombros, evitan en absoluto todos los inconve
nientes apuntados. Respecto al género empleado en la
confección del vestuario, se ha demostrado una vez más
que, para la mayoría de los climas, es superior el tejido
de paño, bien lana, bien sintético, sobre el algodón
o dril.
Atención especial merece el equipo. La manta colocada
en bandolera determina una gran fatiga para el soldado,
ya que le causa un calor excesivo; además, los movimien
tos no se hacen con absoluta libertad; por ello es preferi
ble colocarla a la espalda, sujeta por correas a los tirantes
del correaje, o bien a la mochila, que debe sustituir a la
bolsa de costado, porque en ésta el peso queda gravitando
sobre un solo hombro; la bolsa molesta continuamente
durante la marcha, y en ella no puede colocarse el equipo
con la comodidad y en la cantidad; por la limitación que
imponen, las molestias originadas por su excesivo peso,
que en la mochila.
El sistema de repartición de los cartuchos en el co
rreaje también es de suma importancia. No es indiferente
agruparlos en tres cartucheras, que distribuirlos en pe
queños departamentos tipo canana. Sin entrar en la cues
tión de si ha quedado o no probado en la guerra moderna
la inutilidad de un número de cartuchos por individúo
del orden de los ciento cincuenta, ha de afirmarse que,
desde el punto de vista higiénico, el peso de ciento cin
cuenta cartuchos es excesivo, teniendo en cuenta todas
RUSIA
72
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las denás prendas y armamento y útiles que el soldado
ha de llevar sobre sí. Y además de esta consideración, el
tipo de correaje usado por los Ejércitos, en general, no
permite alojar tan elevado número de cartuchos. Podría
fijarse en setenta y cinco los que el infante puede llevar
enoperaciones ofensivas y en marchas. Las cartucheras,
siempre de pequeño tamaño
—.
para tres cargadores de
cinco cartuchos —‘ se distribuirán solamente en la región
anterior del correaje, para equilibrar lo mejor posible el
peso de las partes del equipo que van a la espalda, suje
tas a los tirantes (mochila y manta) y colgada del cinta’
rón del mismo (útil de mango corto, cantimplora y cu
chillo-bayoneta). También va a lá espalda, pero indepen
diente, la máscara antigás. El casco se colocará colgado,
delante, para que ayude a equilibrar el peso.
En las marchas de entrenamiento, el soldado llevará
sobre sí, exclusivamente, el armamento, útil y máscara,
además del cascó. Progresivamente se -le añadirán las
restantes piezas del equipo; pero en marchas largas es
preferible implantar el carro de bagajes, y las mochilas,
más la manta, se llevarán siempre en él.
Una prenda del equipo que es indispensablé lleve el
soldado sobre sí es la lona impermeable, que además de
servirle para pernoctar armando sus tiendas, le preser
vará de la lluvia durante la marcha.
PROFILAXIS DE LAS-LESIONES
QUE SE ORIGINAN EN LAS MARCHAS
El peor enemigo del soldado en las marchas es un cal
zado defectuoso. Si es nuevó, le producirá
indefectible
mente
lesiones, que varían desde la simple erosión hasta
la formación de vesículas de variado tamaño, que, según
su localización, le impedirán la marcha por un tiempo
más o menos largo. El calzado, por lo tanto, habrá de
ser usado por el soldado, a lo menos, durante quince días
antes del comienzo de las marchas, si queremos reducir
al mínimo el número de los lesionados.
La preparación del calzado que nos ha dado méjores
resultados es la siguiente: Impregnar el cuero con aceite
de ricino, frotando con cepillo y luego fuertemente con
un paño; preferible es con la mano, “sobando” bien toda
-
la piel. Esto se hará por dos o tres días consecutivos.
Con ello queda extraordinariamente suave la piel. Des
pués se engrasa con sebo de carnero, grasa de cerdo y, si
es posible, con grasa del animal de la misma clase que el
cuéro. Este engrasado se hará diaiiamente durante una
semana. Se cuidará que diariamente el calzado quede
limpio al terminar la marcha, ya que el
-
almacenamiento
de polvo en las arrugas impide luego el perfecto engrasa-,
miento, y el agrietamiento y rotura prematura, La bota
-
habrá de escogerse suficientemente holgada para que
pueda ponérsela con dos pares de calcetines: uno de ellos
de lana, que, absorbiendoel sudor, favorece la conserva-
-
ción del pie y del calzado.
-
Como las marchas se emprenden generalmente al ama-
•
necer, no será posille muchas veces que el soldado lave
los pies antes de partir. Por ello nosotros establecimos- el
lavado de la forma que luego se indicará,, con objeto de
poder vigilar que ningún soldado lo eludiese. Cada sol
dado recibirá un paquete de polvos de talco con forma
lina para espolvorearse los pies y calcetines al vestirse.
Con esto se evitan las maceraciones producidas por el
sudor, que en este tipo de marchas es abundante en todo
el personal. El lavado de los pies se hará precisamente
con agua fría, que fávorece una mejor circulación, super
ficial y “endurece” el pie óon su práctica repetida, ‘a’más
de producir una sensación agradable de descanso, si el
baño de agua fría, se prolonga de quince a treinta minutos.-
De otro orden, pero interesantes, son las medidas refe
rentes al agua de bebida. Cada una de nuestras Unidades
tipo batallón lleva, un filtro,, con objeto de preparar en
los grandes altos y en los fines de etapa agua limpia, que
se potabiliza en los casos necesarios (en Rusia es indis
pensable siempre), bien por adición de permanganato po
tásico, bien por el empleo de las tabletas de hipoclorito,
que se emplean también como antiiperítico. ‘Pero como
estas prácticas exigían en las marchas un tiempo del que
no siempre disponíamos, se apeló al sistema de implantar
la obligatoriedad del empleo de infusión de té frío, sin
azúcar, que preparaban las cocinas de las Compañías.
Cada soldado llenaba su cantimplora al comenzar la mar
cha y en el gran alto central, y’se vigilaba rigurosamente
que no tomasen agua de las fuentes, casas o ríos.
SERVICIO SANITARIO EN LA MARCHA
La Unidad tipo Batallón debe tener asignados dos
médicos (un médico y un médico auxiliar), un practi
cante por Compañía, más uno por la Plana Mayor.
Durante la marcha, los puestos eran los siguientes: Und
de los médicos, en vanguardia, turnando ambos en su
cometido. El otro, a retaguardia y retrasado de la Uni
dad cien a ciento cincuenta metros, con objeto de poder
darse cuenta de si queda algún soldado’ en los terrenos
próximos a la carretera y providenciar lo que corresponde,
si se trata’ de una indisposición surgida en la marcha.
Este médico no permitía por ningún concepto que soldado
alguno, fuese cualquiera la causa, quedase tras ‘él.Tras el
Oficial médico, el practicante de Plana Mayor, en una
motocicleta con
side-car,
para practicar durante la mar
cha las curas necesarias, atender a los eventuales enfer
mos e incorporarlos ,con ella a su Unidad. Cada practi
cante, a retaguardia de su Compañía, montado en bici
cleta, recorre su Unidad para observar a los soldados y
señalar inmediatamente al médico aquellos que, por cual-,
quier motivo, no se encontraban en condiciones de pro
seguir la marcha, quedándose rezagados con ellos hasta
ser alcanzados por el Oficial médico, quien providenciaba
lo pertinente.
En cada alto horario, los practicantes atendían a todos
los que presentaban molestias en sus pies, curando en la
forma. que luego se dirá. Antes de partir el Oficial médico,
estudiaba sobre el plano el itinerario, para proponer al
Jefe de la Unidad un alto de duración suficiente, a fin de
que los soldados pudiesen verificar en río, lago, etc. , el,
lavado diario de pies, que era vigilado por los Oficiales
de servicio y los médicos, a fin de que no lo eludiese
nadie. Al llegar al término de la jornada, fuese cualquiera
la hora, se tocaba reconocimiento, para que los soldados
acudiesen al p.esto de socorro indicado por la bandera
de neutralidad izada sobre un mástil. En este reconoci
miento se curaban las incidencias del día y se hacía una
clasificación, si alguno no podía verificar al día siguiente
la marcha a pie, agrupando quienes. la verificarían en
carro o camión, porque su lesión fuese recuperable en
plazo de dos o tres 4ías, o quienes habían de pasar a un
hospital dedicado exclusivamente a este tipo de lesiona
dos. Al mismo tiempo, al cuidado de un practicante, se
instalaba el filtro del Batallón, para que ordenadamente
recogiesen agua los soldados. Si el lugar lo permitía, pa
saban dé nuevo las Cómpañías enteras a un curso de
agua, para bañarse o, a lo menos, tomar un baño de pies
de,una duración no inferior a quince minutos.
Al toque de diana se hacía una nueva clasificación de
los enfermos, decidiendo los casos que hubiesen quedado
pendientes.
La Uñidad llevaba dos carros vacíos para, recoger los
que durante la marchá, a juicio del médico,, no pudiesen
continuarla y llevarlos hasta el fin de la jornada. ‘Para
los casos de urgencia, tras el Regimiento marchaba una
ambulancia automóvil, a’cargo del médico de servicio de
Batallón de retaguardia. Todos los médicos disponían de
caballo, y, pasado el reconocimiento a la llegada, mien
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tras el auxiliar quedaba en la Unidad, el Oficial. médico
jefe marchaba a dar las novedades al Jefe de Sanidad
regimental.
El tratamiento empleado en las erosiones y vesículas
de los pies fu.a1 principio la apertura de la vesícula, pre
,viamente embadurnada la piel con yodo, de un tijeretazo,
y cubrirla directamente con esparadrapo. Para evitar que
le acción del calzado tse ejerciese reiteradamente sobre
el mismo lugar, almohadillóse posteriormente con algo
dón el sitio afectado. Esta sencilla cura bastó, en la to
talidad de los casos, para permitir la marcha a pie, cu
rando las lesiones sin infectarse.,
La Unidad mantuvo en el hospital un
1,57
por xoo de.
su efectivo total, lsionados por el calzado.
La consecuencia a deducir es la siguiente: Es indispen
sable llevar al máximo la atención al servicio, en las
marchas largas, curando
en el acto
toda lesión incipiente,
teniendo siempre en cuenta que sólo las lesiones de talón
y las, de cara dorsal de los dedos, si son extensas, justifi
can que el soldado no prosiga la marcha a pie.
EL CAUCHO
Y LA BUNA
Coronal de Artillería JOSE FERNÁNDEZ FERRER
De la EscuelaSuperior del EjércIto.
L Abuna es una maravilla de la técnica alemana, que
ha librado al mundo de una pesadilla siniestra y ha
emancipado a una parte infeliz de la Humanidad de
la tiranía sangrienta y la tragedia tenebrosa del caucho,
crimen sistemático de crueldad diabólica, cuyos episo
dios estremecen
.
de horror.
En un trabajo publicado por el ingeniero Richard
Scheller en
Die Welt der Techni/c
(Franck, Sche Verlaugs
Handlung, Stuttgart,
1938)
encontramos una curiosa iri
formación He aquí la historia de la goma, historia que
constituye una serie de dolorosos y dramáticos cuadros
reveladores del egoísmo especulador más desenfrenado;
una descripción de la trama económicopolítica cosmopo
lita y una breve exposición de las causas que han sumido
a millares de seres humanos en el martirio de una desven
tura invencible y de un sufrimiento inconcebible.
El árbol de la goma existía a fines ‘del siglo pasado en
el Congo y en el Brasil. Durante varios años no se dió a
su explotación industrial una gran importancia, hasta
que en el año 1888 el veterinario Dunlop ideó las llantas
neumáticas y co’hstruyó una fábrica de cámaras para rue
das de auto.
Entonces se elevó repentinamente el consumo mundial
de goma, desde ‘400, a 30.000 toneladas anuales.
En Alemania, con el invento de la dínamo Siemens, la
industria eléctrica adquirió también en esa época un im
pulso. vertiginoso, y por las necesidades de ambas indus
trias
—
la de automóviles y la electrotécnica
—
se elevó
enormemente el consumo degoma, haciéndose muy pron
to ‘sensible en Europa la escasez de este artículo.
Un número gradualmente’ creciente de buscadores de
goma invadió entonces las cuencas fluviales y bosques del
Brasil, destruyendo, por el afán inmoderado de obtener
rápidamente grandes rendimientos, cientos de miles de
árboles del caucho.
Así iban surgiendo ciudades abrasadas por la sed del
oro en el Amazonas y en el Orinoco, y nuevos enjambres
de blancos y negros se lanzaron a través de las selvas vír
genes de América, asolando, como una plaga, los bosques
de goma descubiertos.
Los industriales, por su parte, apremiaban al. mismo
tiempo sin cesar a los proveedores del caucho, para cuya
recolección se iban encontrando dificultades considera
bles y crecientes, hasta el .punto de que ya no era fácil
hallar obreros voluntarios.
Para los blancos era muy penosa la labor, y los negros
tenían que reclutarse con engaños y crueles coacciones,
que no bastaban, sin embargo, para nutrir el contingente
de las brigadas de recolección de la goma.
En vista’ de ello se organizaron pequeñas unidades de
fuerzas indígenas, bien armadas, que se utilizaron como
tropas de vigilancia y de acoso ‘de los trabajadores escla
vizados.
A pesar de todas estas medidas draconianas, no se lo-
graba recoger la goma necesaria para ‘cubrir las necesida
des de Europa, y entonces, con capital inglés, se fundó la
“Peruvian Amazon Company”, una organización que,
extremando los métodos de rigor de sus predecesores, con
ün desprecio absoluto para la vida y los sufrimientos de
los indios, llegó a decuplicar el rendimiento de la explota
ión en la América del Sur.
El desgraciado que no entregaba por la tarde la canti
dad de goma exigida, era atado a un poste y azotado
hasta dejarlo casi muerto, o ligado a un árbol para que
sirviera de blanco en el tiro.
Tan crueles y. sangrientos eran los métodos de explo
tación en Sudamérica, que en la región del Putumayo (un
afluente del Amazonas), por ejemplo, se redujo la pobla
ción, en diez años, a la sexta parte.
Treinta años düró la guerra entre Bolivia y el Brasil,
que se disputaban los bosques de caucho de la zona de
Acre, hasta, que se concertó el tratado de Petrópolis, en
virtud del cual Bolivia perdió la citada zona y el Brasil
se comprometió a. construir el ensangrentado ferrocarril
de Porto-Velbo. Este ferrocarril, que costó la vida a
40.000.
indios, ha sido la vía férrea más cara del mundo.
Medio millón de marcos fué el gasto exigido por kilóme
tro, y cuando se terminó, resultó que era ya innecesario,
porque los árboles de la goma de los territorios de Acre y
de’ Berú habían sido talados y destruidos, víctimas de la
codicia rapaz de ‘los explotadores.
En la actualidad sólo circula un tren por semana por
este ferrocarril, empapado en sangre.
Algunas ciudades sudamericanas, presa del vértigo del
oro, construyeron con las ganancias carreteras de granito,
palacios de mármol y cabarets exóticos. Mientras los dis
turbios y las vicisitudes de la guerra del caucho agitaban
a las campiñas lejanas, con las conmociones de una fiebre
perpetua, circulaba a torrentes el champán en La Paz y
en Santa Cruz, y en los bosques milenarios resonaban los
lamentos de agonía de los indios martirizados por el de
monio de la goma.
Esto ocurría también en el extenso territorio del Congo
belga. En ‘la frontera oçcidental de este dominio se en
cuentra un pequeño lago que lleva el nombre de Leo
poldo II, Rey de los belgas, que, negociante extraordina
riamente experto, había invertido por aquella época
enormes sumas en las compañías ‘inglesas del caucho de
la América del Sur.
El año 1877 se enteró Leopoldo, por el explorador afri
cano Stanley, de que en el Congo no sólo existían yaci
mientos de cobre, sino que se daba también el árbol de
la goma, y entonces fundó rápidamente una Sociedad:
El Comité de estudios del alto Congo.
Pronto surgió eñ el
Africa occidental, como consecuencia, el Estado del Congo,
que, después de algunos rozamientos con Inglaterra, y
mediante los buenos oficios de Bismarck, quedó bajo la
soberanía de Leopoldo II. El sistema de colonización se
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organizó con sencillez. Se armó a un par de miles de indí
genas, y con esta tropa mercenaria se asaltaron las aldeas
pacíficas. Las mujeres y los niños fueron secuestrados y
concentrados como rehenes en locales de seguridad con
veniente, y los hombres enviados a los bosques de cau
cho para trabajar como forzados.
Millares• de estos infelices rehenes morían de hambre
en sus miserables prisiones o eran vendidos como esclavos
a.
los Hedschas y a los abisinios.
Como se exigía a los recolectores la entrega deenormes
cantidades de goma, era frecuente el que no todo el cau
ho contenido en las vasijas fuera de la pureza requerida,
y entonces se obligaba a los infelices negros a tragarlo a
la fuerza, ocasionándoles la muerte.
Los métodos de explotación del Congo eran de una
brutalidad tan cruenta, que al fin llegaron a provocar las
protestas de los Estados civilizados de Europa; pero todo
fué inútil. Las necesidades de goma iban en aumento, y
los látigos de plomo de los capataces del Congo siguie
ron
estimulando
a los indígenas, con su diabólico chas
quido.
El número de habitantes de las zonas ribereñas del
Congo descendió desde 40 a i6 millones, sin que en el
Brasil hubiera cesado la tragedia del caucho, a pesar de
las declaraciones y protestas de los diplomáticos y perso
nalidades humanitarias de Europa.
Fué entonces cuando un inglés concibió el proyecto de
plantar el árbol del caucho en otras regiones tropicales
del mundo.
Este inglés
—
Henry Wickham
—
se puso en combina
ción con el director del más importante jardín botánico
de Inglaterra, que interesó en el proyecto a sus extensas
relaciones, y entre todos acordaron, a pesar de las pro
hibiciones del Gobierno del Brasil, robar algunas de las
plantas de goma de este Estado para trasladarlas a In
glaterra.
Con astutos y refinados procedimientos se preparó el
plan, que pudo por fin llevarse a cabo, venciendo todas
las dificultades.
Las plantas de la preciada savia se cargaron de noche
en canoas, en el Amazonas; se trasladaron a un vapor,
que las llevó hasta Pará, y en esta ciudad lograron pasar
el control aduanero. Después de algunas semanas llega
ron los árboles a Kew-Garden, pasando por El Havre y
Liverpool. Allí se plantaron en invernaderos de cristal,
y cuando su desarrollo, minuciosaménte cuidado y vigi
lado durante varios meses, se juzgó suficiente, empren
dieron su segundo viaje, desde Kew-Garden, por Ceilán,
a los dominios de la Malasia. En esta tierra arraigaron
y se desarrollaron los árboles espléndidamente, quedando
así cimentada la poderosa hegemonía del caucho de la
Gran Bretaña.
En el añó 1907 apareció en el mercado el primer caticho
inglés obtenido por el procedimiento indicado, causdndo
un enorme pánico y la ruina de los especuladores. El cau
cho del Brasil fué perdiendo gradualmente importancia
hasta anularse casi como elemento comercial, y lo mismo
le ocurrió a la goma africana. Los precios del caucho del
Congo y del Brasil experimentaron un descenso catastró
fico, y con ello terminó el terrible martirio de los esclavos
de América y de Africa.
Bien pronto se vió, sin embargo, que el monopolio de
la goma no había desaparecido, sino que se había des
plazado, pasando solamente a otras manos: las inglesas.
Inglaterra comenzó entonces a utilizar su monopolio sin
consideración alguna, y como las necesidades de caucho
iban aumentando rápidamente en enormes proporciones,
los ingleses pretendieron aprovechar esta coyuntura, pos
terior a J929, para amortizar con su venta las deudas de
la guerra.
Los fabricantes americanos de automóviles se vieron
obligados a pagar a los reyes inglesés de la goma todo lo
que éstos exigían, y esto dió lugar a rozamientos inter
nacionales que produjeron una peligrosa tensión diplomá
tica angloamericana.
Entonces Heúry Ford, que por esa época había llegado
a ser el primer fabricante de autos del mundo, se, propuso
quebrantar por su cuenta el monopolio de Inglaterra, y
para ello estableció en Sudamérica plantaciones de goma
de extensión gigantesca. Pero como los habitantes de Bo
livia, el Brasil y el Perú no se habían olvidado de los mé
todos de extracción del caucho utilizados por los predece
sores de Ford, se negaron a trabajar, aunque se les pro
metían jornales seis veces más altos que los corrientes, y
la empresa fracasó. En vista de ello, Firestone, el gran
fabricante de neumáticos de América, emprendió otro
camino de
eficacia acreditada.
Se dirigió a los personajes
influyentes de la República de Liberia, y ofreciéndoles
un empréstito de cinco millones de dólares, con la pro
mesa de dar a toda la población masculina trabajo bien
remunerado, obtuvo, en cambio, del Gobierno del país
la seguridad de que se le suministraría la mano de obra
indispensable para la explotación de las nuevas planta
ciones de caucho.
No llegó a aplicarse, sin embargo, este acuerdo, recu
rriéndose de nuevo a la aplicación de los
antiguos métodos.
Un
Frontier-Army,
organizado para la recluta y los
trabajos forzados de los indígenas, irrumpió en las aldeas,
incendió. las viviendas 1e los moradores y, a tiros y lati
gazos, obligó a trabajar a los hombres en las plantaciones
de goma. Lo que desde hacía cincuenta años había ocu
rrido en el Brasil y en el Congo se repitió en Liberia, en
la misma forma y bajo
otro protectorado.
Durante este tiempo se realizaban en Java,
-
en las
granjas experimentales de Buitenzorg, ensayos científi
cos laboriosos para mejorar la especie del árbol del cau
cho, llegándóse a obtener un aumento en el rendimiento
mayor del ioo por xoo. Las plantaciones de Malaia pro
porcionaban unos 300 kilogramos de goma por hectárea,
y en las de Buitenzorg se alcanzó la cifra de 65o kilo
gramos.
Entonces advirtieron los americanos que se les pre.
sentaba una. oportunidad favorable. Organizaron exten
sas plantaciones con la especie de árboles seleccionada
en los cultivos de Java. Idearon nuevos métodos de ex
plotación, que incrementaron aun más el rendimiento, y
así surgió, frente al monopolio inglés, un rival temible.
Merced a progresos incesantes en los sistemas de explo
tación, se llegó a incrementar el beneficio en proporcio
nes enormes, y entonces pareció resuelto definitivamente
el problema del caucho, porque ya se podía producir
todo lo que se necesitase en el mundo.
A pesar de ello, continuó la lucha por el dominio de la
goma. Abundaba, pero su distribución seguía siendo in
justa y arbitraria.
Entonces, como resultado de negociacionés de los pro
ductores, se creó un sindicato o Cartell internacional del
caucho, que, prohibiendo el establecimiento de nuevas
plantaciones de goma, tendía a restablecer el predominio
de Inglaterra.
La lucha comenzaba a encenderse de nuévo, y todo el
penoso esfuerzo de las investigaciones fructíferas de Java
parecía perdido, volviendo a caer la industria europea en
la esclavitud servil de los señores feudales del caucho.
¿No había medio de émanciparse de esta tiranía y de
librarse de este azote de la Humanidad? ¿Es que era
imposible apagar este foco de guerra latente en Europa?
Los químicos alemanes han logéado realizar esta aspi
ración humanitaria.
En la exposición del automóvil de Berlín se exhibie
ron, ya por primera vez, las llantas de
Buna;
es decir,
de goma sintética.’
Las penosas investigaciones realizadas durante treinta
años para analizar la constitución química del caucho,
a través de numerosas decepciones y dificultades, pare
cían condenadas al fracaso, ante un problema insoluble.
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Se sabía ciertamente desde hacía más de medio siglo que
el caucho es una combinación de carbón e hidrógeno;
pero respecto a la estructura de su molécula no proyec
taba una luz definitiva el análisis.
Aunque en el año ¡905 se había comprobado ya que
el caucho es un
polímero,
es decir, un
mltiplo
del hidro
carburo (C5 H8), permanecía como una incógnita el valor
de este múltiplo y la disposición intramolecular de los
átomos.
Se ignoraba si al polímero correspondía el factor ¡o
o el I.ooo, u otro distinto, y así se hallaba la cuestión
hasta que el profesor Svedberg, de Upsala, agraciado con
el premio Nóbel de 5926, se decidió a construir una cen
trífuga gigantesca con una altura aproximada de dos pi
sos y, unas i6o.ooo revoluciones por minuto. Para dar
una idea de la intensidad de los esfuerzos desarrollados
poresta enorme turbina, basta indicar lá particularidad
de que en su periferia se desarrollaba una fuerza centrí
fuga un• millón de veces mayor que la acción de la grave
dad terrestre.
Enla Ilanta del volante se dispuso una pequeña célula
de cristal, en la que se alojó la muestra de análisis del
caucho, y mientras, por la acción de la inconcebible fuer
za centrífuga del giro del volante, se rompían las liga
zones internas de la molécula del caucho, se encendía
-
peri&dicamente delante de la célula cristalina una luz
blanca de mercurio, que actuaba precisamente en el
momento en que la célula pasaba por delante de unacámara microfotográfica;. de este modo quedaban regis
trados fotográficamente todos los fenómenos de disgre
gación de la muestra. Tres veces voló por los aires la tur
bina, hasta que, por.fin, se logró que resistiese la tre
menda prueba, indispensable para la investigación mo
lecular.
Al mismo tiempo que se realizaban estos ensayos, otros
investigadores habían emprendido otró camino. Después
de disgregar el caucho, lo iluminaban con los rayos X
y obtenían radiofotogramas de la estructura molecular,
consiguiendo averiguar así, después de varios años de
ensayos, que el peso molecular del caucho se hallaba
comprendido entre 7o.ooo y 140.000.
Se fabricó sintéticamente el hidrocarburo Cg H
—
el
isópreno
—
partiendo del aceite de trementiña y varios
alcoholes.
-
El químico alemán Hofman obtuvo sintéticamente
también el isópreno de ciertos derivados del alquitrán.
Vino después la guerra mundial, y Alemania se encontró
bloqueada.
Los químicos buscaron febrilmente entonces un sus
titutivo del caucho, pero sin l legar a un resultado def i
nitivo. Por, fin se obtuvo el caucho metílico, sintético;
pero al terminar la guerra y. comenzar de nuevo la venta
de la goma natural fué desterrada por este producto la
fabricación del caucho artificial.
H Asido en la pasada guerra europea cuando se llega
ron a estudiar a fondo las características de las
heridas contusas producidas por la Artillería, el
momento en que esta parte del Servilio de Sanidad llegó
a su mayoría de edad.
Antes de la llamada Gran Guerra, el Servicio de Sani
dad, en armonía con la organización táctica de entonces,
era doble y casi independiente el uno del otro. Uno de
Los químicos prosiguieron, no obstante, su labor, y así
transcurrieron varios años, hasta que repentinamente, el
año 1934, aparecieron en el mercado las primeras
llantas
Duprene,
de América, de caucho artificial, para los autos.
Estas llantas eran de precio muy elevado y menos resis
tentes que las de goma natural; pero estos inconvenientes
fueron eliminados posteriormente por los químicos de la
1. G. Farbenindustrie. Venían ya estos químicos tra
bajando desde treinta años antes que los americanos en
este problema, y sabían que la dificultad principal con-,
sistía en llegar a la “polimerización”, es decir, a la agru
pación artificial de los hidrocarburos moleculares, ocu
rriéndoseles la idea de que era más fácil polimerizar el
caucho líquido que el sólido para elaborar a continuación•
la masa flúida, del mismo modo que la savia gumífera.
Los químicos de Lever Kussen llegaron por este camino
a un resultado completamente satisfactorio, y pueden
fabricar actualmente varias clases de goma, a la que se
le pueden dar, por el proceso elaborativo, las propieda
des deseadas para aumentar su resistencia mecánica o su
insensibilidad contra el calor y agentes químicos. Estas
condiciones dan al caucho artificial un valor industrial
y práctico mayor que el de la goma natural.
El Ejército alemán ha sometido las nuevas llantas de
goma sintética a las pruebas más duras, sobre caminos
de las peores condiciones y haciéndolas recorrer diaria
mente’ unos óoo kilómetros.
Se ha visto que cada cubierta podía resistir, sin dete
rioro, un recorrido de,
50.000
kilómetros, resultando su
duración casi el doble de las de caucho natural.
En vista de estos’ brillantes éxitos, en la primavera del
año 1936 se lanzó ya el mercado la goma sintética, y en
la Exposición del Automóvil de Berlín fué objeto de ad
miración entusiasta este glorioso triunfo de la técnica
alemana.
No faltaban algunos escépticos y descontentadizos que
alegaban el inconveniente de que el precio de las cámaras
y cubiertas de goma resultaba casi el doble que el de las
de caucho natural; pero teniendo en cuenta que su dura
ción en las pruebas del Ejército es también dos veces,
mayor y que la 1. G. Farbenindustrie cuenta con poder
reducir considerablemente los precios de coste, se ad
vierté que dicha objeción carece de valor y que quedan
compensados con creces el enorme trabajo y los gastosinvertidos en la empresa de emancipación de los mono
polizadores de la goma.
La trascendencia inmediata e indirecta que este in
vento pueda tener en otros sectores de la Economía in
dustrial sólo podrá apreciarse en el porvenir; pero es de
suponer que sea de grandes consecuencias.
De todos modos, lo importante es que el caucho obte
nido con carbón y con cal’ya no está sujeto a la servidum
bre del clima y ha librado al mundo de los peligros pro
vocados por especuladores sin conciencia.
Comandante Médico .JUAN MARTIN ROCHA
De la Escuela de E. M.
extrema
vanguardia,
ligero, móvil, que se establecía a
muy poca distancia de la línea de fuego, de función rela
tivamente compleja, en íntimo contacto con el Mando;
y otro de
retaguardia,
instalado en la zona de etapas, con
organización más estable.
Era director del Servicio de Vanguardia el Jefe de Sa
nidad de Cuerpo de Ejército, que era entonces la Gr4n
Unidad estratégica y tenía como órganos de ejecución del
FUNDAMENTOS CIENTIFICOS DEL SERVICIO
DE SANIDAD EN CAMPAÑA EN SU PAPEL
DE RECUPERACION DÉ ‘LOS EFECTIVOS
76
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Servicio una serie de formaciones sanitarias constituídas,
en el Ejército francés (el que más completa organización
tenía), según tres tipos diferentes: Unas intercambiables,
las llamaban ambulancias (cuatro por cada División que
entrara a formar parte del C. E.), quellevaban personal
y material para establecer un puesto de curación éncar
gado de la clasificación de los heridos, que debían quedar
en el campo, y de los que debían evacuarse a retaguardia.
Otra agrupación la constituían las Secciones de hospita
lización (tres por cada División), que en cuanto una am
bulancia se inmovilizaba, por reunir un lote de inevacua
bies, automáticamente se unía a ella y-formaba un solo
grupo. La tercera agrupacióh la constituía el Grupo de
camilleros divisionarios, que llevaba además çoches para
el transporte de los heridos. Los equipos de camilleros
tenían por misión acarrear heridosde los puestos de cu
ración de los Cuerpos a la ambulancia; de ésta a las pri
meras organizaciones de retaguardia, eran transportados
los heridos por los elementos rodados del Grupo de ca
milleros.
El. Servicio de Retaguardia, enclavado en la zona de
etapas, tenía un organismo encargado de recibir el “bloc”
de heridos preparados para evacuar que le enviaba el
Servicio de Vanguardia, llamado Hospital, Origen de
Etapas u Hospital de Evacuación, que tenía por misión
ser una especie de receptor temporal del aluvión de bajas
de vanguardia y dar salida a esas bajas por vía férrea
en corriente regularizada, no deteniendo más que aqué
llos que se agravaran en su estado.
Esto podía hacerse porque en las guerras anteriores a
la europea, el 8o por ioo de las bajas habidas en el campo
de batalla eran de fusil de repetición, de cuyos proyecti
les de envuelta dura, a distancias superiores, a los mil
metros, producen heridas limpias. Estas heridas eran
prácticamente no infectadas, de pronóstico benigno, si
no lesionaban un órgano esencial para la vida. Si el he
rido no moría en el campo de batalla por lesión de algún
órgano vital, se le podía transportar a grandes distancias,
sin grave riesgo, con sólo tapar la herida con una cura
estéril, para evitar su infección secundaria.
Quedaba un
20
por xoo de heridos de artillería, de pro
nóstico más sombrío, hasta que las experiencias de la
guerra europea vinieron a resolver el problema de su tra
El Servicio de Sanidad se encontraba con este problema
que resolver: dos lotes de heridos de desigual tamaño y
de pronóstico dispar. Lógicamente lo resolvió, quedán
dose en el campo de batalla con los graves, que sonlos
menos, y mandando evacuar al interior del país a aque
llos que solamente necesitaban tiempo para que su he-
rida cicatrizase, y a los cuales un transporte más o menos
largo y de más o menos duración no perjudicaba.
Esta organización era la lógica, dada la organización
militar de entonces y la manera de hacer la guerra.
Sin embargo, no era perfecta: tenía un punto negro, ger
men de su fracaso ruidoso al comienzo de la. contienda.
Ese grupo ‘de heridos graves de artillería y -fusil daba un
tanto por ciento de mortalidad terrible. Von Reyher afir
mó, ya en
1909,
entré vivas protestas de muchos de sus
colegas, que casi todas las heridas de guerra estaban in
fectadas primitivamente. No se hizo caso de estas adver
tencias, y en esté servicio, así organizado, funcionaba,
tanto en vanguardia como en retaguardia, una cirugía,
cuyas. intervenciones eran determinadas por la infección
ya establecida, desaprovechando un tiempo precioso,
como luego veremos.
En el mundo científico de entonces imperaba el crite
rio sostenido por el gran cirujano Bergman, después de
sus estudios en la guerra de los Balcanes, de que en las
heridas de guerra no se deben hacer más interyenciones
que las de extrema urgencia, las de indicación vital: liga-.
duras, terminar una amputación espontánea, regularizar
un gran destrozo, etc. Es más: en la guerra del Transvaal
se preconizó el abstencionismo en las heridas addomina
les, por la teoría del célebre tapón de mucosa. En una pa
labra: era la expectación armada, la cirugía curativa de
la infección ya establecida.
HISTORIA DEL FRACASO DEL SERVICIO- DE
SANIDAD AL COMIENZO DE LA GRAN GUERRA
Con esta organización y esta doctrina empieza la gue
rra. Desde los, primeros momentos se vió que el campo
de batalla no era el mismo de las guerras anteriores: la
gran cantidad de artillería de todos los calibres y el fuego
densísinio de armas automáticas hicieron fracasar el fun
cionanliento acostumbrado del escalón de extrema van
guardia; sus formaciones sanitarias tuvieron que reple
garse y establecerse a gran distancia, y además se embo
tellaron rápidamente, pues el tanto por ciento de heridos
de artillería aumentó considerablemente (el 8o por loo)
y el de los de fusil disminuyó (el
20
por xoo), quedando
la fórmula invertida. Fué preciso, pues, evacuar aquéllos,
a gran distancia, en bloque y casi sin destino definitivo.
El 24 de agosto de 1914, después del desastre de los alia
dos en la línea de Mons-Chaleroi, emprendieron éstos una
retirada jalonada por una serie de -combates para hacer
más lento el avance enemigo, que no se detuvo hasta el
de septiembre- en la línea del Mame.
El Alto Mando, ante la probabilidad, del sitio de París,ordenó reservar las formaciones hospitalarias de esta
ciudad para el Ejército encargado de su defensa, y llevó
las bajas más lejos, después de un transporte largo y pe
noso por vías férreas llenas de trenes con transporte de
tropas, municiones, aprovisionamientos y material de
todas clases.
La llegada de este material humano sangrante a su des
tino definitivo constituye la catástrofe más grande que
registra la Historia: todas las heridas,
-
infectadas y con
infecciones graves. La mortalidad fué horrorosa. Aquel
grupo de heridos graves de artillería y fusil se aumentó
al 8o por ioo y se extendió como mancha de aceite al
servicio de retaguardia. Entonces se dieron cuenta del
problema, agravado considerablemente, porque la mayor
parte de los heridos sufrieron cuatro o cinco días de ho
rroroso abandono en la conocida fórmula de la cirugía
expeç’tante. Al levantar los apósitos al cabo de ese tiempo,
ya era tarde: la cirugía nada podía hacer, se había genera
lizado la infección y los heridos morían a montones.
El Alté Mando, asustado, llamó a capítulo a las auto
ridades sanitarios y les dió carta blanca para proceder
‘con urgencia a una reorganización del servicio que mo
di-ficara estos resultados tan catastróficos, y estas auto
ridades emprendieron la tarea con tanto entusiasmo, que
consiguieron resolver el problema, que parecía a primera
vista sin solución. Esta la encontraron en el estudio de
las características de las heridas- de guerra y en el de la
evolución que estas heridas sigue en el proceso de su cu
ración natural.
-
ESTUDIO DE LA BIOLOGIA DE LAS HERIDAS
-DE GUERRA
-
Estudiando el proceso de curación natural de éstas he
ridas y su anatomía patológica, se Yió que alrededor de
su trayecto había siempre una cantidad de tejidos aplas
tados, desgarrados, faltos de circulación sanguínea, que
el organismo, en el proceso de cicatrización natural, no
aprovechaba: los eliminaba nor una serie de’procesos bio
lógicos que se verificaban en el fondo de la heida.
A las pocas horas de producirse la herida, empiezan a
llegar a ella gran cantidad de células leucocitarias de la
sangre, las cuales segregan un fermento que tiene la pro
piedad de digerir, de descomponer las células de los teji
dos mortificados o triturados por el proyectil, y que el
77
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organismo no quiere aprovechar en el proceso de cicatri
zación. (Esta digestión celular es•ayudada por un pro
ceso de autoliquefacción que se verifica en todo tejido
que se ve privado de circúlación.)
Esta digestión parcial, que se verifica en el foco de
toda herida contusa, descompone la molécula albuminoi
dea en otras más pequeñas, pasando por los estadios su
cesivos de proteasas, peptonas, propipéptidos y amino
ácidos. Algunos de los cuerpos de esta cadena intermedia
son eminentemente tóxicos, y como los tejidos del fondo
de la herida tienen una gran facilidad de absorción, pue
den acabar con la vida del herido, por intoxicación pro
teica, antes de que la infección venga a implantarse en la
herida y acabar también con él.
Claro que este peligro de autolisis e intoxicación se
suele superar, pues las células del fondo de la herida, que
no están privadas de riesgo sanguíneo, en seguida apren
den a segregar otro fermento antitrípsico que limita al
proceso, y el organismo establece una barrera precisa
entre lo vivo y lo muerto.
En. la Gran Guerra, el máximum de proyectiles que se
emplearon eran con espoleta a percusión, y éstos, antes
de estallar, tocan el suelo y sus cascos arrastran partícu
las de tierra, trozos de vestido, suciedades que se quedan
incrustadas y escondidas en los trayectos sinuosos e irre
gulares que producen estos proyectiles. Estas suciedades
llevan los microbios del suelo: bibrión séptico, estreptococo, estafilococo, etc., que en los productos de descom
posición proteolítica que hemos dicho se producen en el
foco de la herida; sobre todo las peptonas, con la tempera
tura del cuerpo humano encuentran un excelente medio
para desarrollarse y crecer; así que, al peligro de la into
xicación proteica, se añade el más tardío, pero mucho más
grave e inevitable, producido por la infección microbiana.
También se observó, con un gran sentido clínico, que
estos procesos de liquefacción y descomposición de teji
dos contusos y de desarrollo de colonias microbianas no
eran inmediatos a la producción de la herida:, había un
período de latencia que en los más graves solía durar
unas seis horas, durante el cual en el foco de la herida no
se notaba ninguna modificación importante. Y entonces
se pensó: si lo que el organismo va a hacer espontánea
mente lo hacemos de una manera cruenta antes. de que
empiecen esos procesos, evitamos al herido esos dos pe
ligros de intoxicación e infección. En una palabra: quedó
establecido el principio fundamental de que toda herida
de guerra no tiene otro tratamiento que el quirúrgico,
precozmente empleado. Este tratamiento consiste en po.
ner al descubierto todo el trayecto que el próyectil ha’
hecho, limpiarlo de todos los cuerpos extraños que con
tenga y extirpar, como si fuera un tumor, todos los tro
zos de tejido que estén mortificados y que no ofrezcan
garantía de integridad de riego sanguíneo. Es decir, la
cirugía de guerra pasó automáticamente de su papel de
cirugía curativa de la infección a ser profiláctica de esa
infección.
Toda la terapéutica’ de las heridas de guerra está ar
ticulada para llevar a la práctica este principio biológico:
En una herida de guerra, los tejidos muertos y contusos son
el factor esencial de la infección llevada por los cuerpos
extraños incluidos en la herida.
Se impone, por consi
guiente, ‘aprovechando el período de latencia’ de esa in
fección, extirpar la parte de tejidos machacados desvitali
zados del foco de la herida, que el organismo no va a
aprovechar, así como también todos los cuerpos extra
ños que existan, reconstituyendo la región plano por pla
no, como si fuera una operación aséptica cualquiera.
Pero aunqué aparentemente nos desviemos un poco de
,nuestros razonamientos, vamos a echar otra ojeada al
proceso de curación espontánea de los heridos en el mo
mento’ en que lo dejamos: en aquel en que el organismo
ha eliminado los trozos de tejido mortificado que no
aprovecha. Ya está la herida limpia y empieza el proceso
de cicatrización. Los músculos, tendones, aponeurosis,
etcétera, no se regeneran: el vacío de lo eliminado lo llena
el organismo de un tejido especial llamado
de granulación,
que poco’a poco va creciendo y metiéndose, como las raí
ces de un árbol, por los intersticios de los tejidos sanos
vecinos; además de rellenar la cavidad, que termina por
cubrirse de epitelio, llegando a la cicatrización completa.
Pues bien: este bloque de tejido cicatricial, cuando se
hace adulto se convierte én un bloque duro, fibroso; se
retrae y aprisiona entre sus raíces los hacecillos de los
músculos vecinos; los atrofia y da lugar a deformaciones
y retracciones peligrosas que comprometen mucho el
porvenir del miembro’herido desde el punto de vista funl
cional. Y los cirujanos dijeron: Si una vez hecha la lim
pieza quirúrgica de la herida, reconstituyo la región plano
por, plano y por suturas sucesivas cierro la herida, con
sigo la cicatrización rápida sin que se forme el bloque ci
catricial que compromete el porvenir funcional del miem
bro, y por contragolpe aligero enormemente la recupera
ción (hasta el punto que en dos o tres semanas pueda vol
ver al frente un herido que antes necesitaba tres o cuatro
meses en ponerse en condiciones de prestar servicio).
Esto es lo que llamamos’ nosotros
sutura primitiva,
que
ha aligerado el servicio de recuperación, con la economía
que esto lleva consigo, hasta tal punto, que en los últi
mos años de la guerra, de ioo evacuados, 90 volvían al
frente, y de esos 90, 6o en un plazo de un mes, después de
un pequeño permiso, y
30
después de cinco meses.
El establecimiento por los estudiosos del principio de
la intervención quirúrgica precoz de toda herida de gue
rra coincidió con la estabilización de los frentes después
de la batalla del Mame, y los beligerantes transformaron
los hospitales de evacuación del antiguo servicio de re
taguardia, encargados de encauzar y regularizar las eva
cuaciones, en formidables centros de tratamiento, a x6
o 20 kilómetros del frente, rápidamente abordables con
los medios de transporte modernos y que cumplían a la
perfección el nuevo principio establecido.
Al servicio de extrema vanguardia se le eximió de la
misión de hospitalización, y se organizó para que tuviera
objeto, exclusivamente, recoger los,‘heridos, prestarles los
cuidados más urgentes y ponerlos en condiciones de su
frir ‘un transporte a las primeras organizaciones de reta
guardia.
Como la estabilización duró tres años, tuvieron tiempo
de perfeccionar estas instalaciones y de multiplicarse, de
manera que, paralelamente al frente y a la distancia an
tes indicada, se crearon una serie de centros de gran ca
pacidad y gran rendimiento quirúrgico, en donde el
herido de pocas horas antes encontraba el óptimo de cui
dados de todas clases. Las estadísticas de curación eran
maravillosas, pero...
La guerra estabilizada no decide’ una campaña, es una
situación transitoria. Aquellas grandes formaciones hos
pitalarias no tenían movilidad; si el ‘Ejército avanzaba,
como no le podían seguir, no se cumplía el precepto tera
péutico establecido con la prontitud deseada. Si el ‘Ejér
cito retrocedía, caían fatalmente en poder del enemigo,
como sucedió en él frente occidental al empezar las gran
des ofensivas. Había, pues, que buscar una organización
que sirviera igualmente para las dós clases de guerra, y
también se encontró, a pesar de lo difícil que parecía.
El Alto Mando sanitario siguió encontrando la solu
ción en el estudio clínico de las heridas de guerra. En el
curso del funcionamiento del servicio se observó que el
período de latencia infecciosa de las heridas era variable
según su gravedad. Su duración oscila entre las seis y las
treinta y seis horas, aproximadamente. Y entonces se
pensó: Si se desdobla este taller quirúrgico en dos, y el
uno se deja donde está y el otro se lleva más a retaguar
dia, a la zona del Gran Cuartel General, a un sitio donde
los heridos de latencia grande puedan llegar por ferroca
rril en diez o doce horas como máximo, el precepto tera
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péutico sigue cumpliéndose, y ya la formación de van
guardia no tiene tanto volumen y podrá con menos difi
cultades seguir al Ejército en sus avances y retrocesos.
Para que el servicio funcione inteligentemente, no hay
más que disponer que en esa formación de tratamiento
de vanguardia un cirujano haga un apartado concienzudo
de las bajas, quedándose en la formación con los que no
admitan espera y enviando a operar a los de latencia
grande a la formación de retaguardia.
Esta organización así planeada, con este escalona
miento en profundidad de las dos formaciones de trata
miento, cumple perfectamente su cometido en guerra
estabilizada, y además responde eficazmente en caso de
retroceso; pero cuando el Ejército avanza, esa primera
organización de tratamiento, a pesar de la ligereza que
ha adquirido con su fraccionamiento, no le puede seguir
al mismo aire: la distancia del lugar en donde las bajas se
producen, esa formación de tratamiento aumenta fatal
mente en guerra demovimiento, y hay una categoría de
heridos que, al contrario de los de latencia grande, no
sólo exigen una intervención quirúrgica urgente, sino que
tampoco aguantan un transporte de larga duración.
Observando el campo de batalla moderno, se vió que
la zona posterior de él (entre los Ioa los ¡8 kilómetros
aproximadamente) no estaba batida más que por la arti
llería de Ejército, que si bien es más potente, es menos
numerosa y tira contra objetivos precisos. Y se pensó:
Si con el margen que concede el convenio de Ginebra co
locamos, ápartado de los objetivos de la Artillería, una
formación de tratamiento muy móvil y de capacidad li
mitada que sé encargue de ese lote pequeño de heridos
graves que en la guerra de movimiento es peligroso trans
portar al hospital de evacuación, se habrá dado un mar
gen de tiempo a esa formación para que siga el avance
del Ejército con el ritmo natural a que su pesadez logís
tica la obligue. Este primer escalón de tratamiento es el
que en el Servicio de Sanidad moderno funciona en plena
jurisdicción del escalón militar Cuerpo de Ejército; es el
denominado hospital de campaña de los franceses, o el
equipo quirúrgico de vanguardia de nuestra Cruzada.
La organización del Servicio de Sanidad moderno con
siste, pues, en instalar los tres escalones de tratamiento
•
quirúrgico profiláctico que hemos descrito en la corriente
general de evacuación que desde el frente hasta el inte
rior se establece, y que aun persiste, como en el antiguo.
Por último, para los heridos leves, recuperables a corto
-
plazo, que no necesitan intervención quirúrgica, persisten,
aun en el servicio moderno, Centros especiales -cerca del
frente, adonde se les envía con vistas a una próxima in
•
corporación a sus Unidades.
CLASIFICACION DE LOS HERIDOS
Los heridos, según la urgenciade su tratamiento y la
duración que permitan en su transporte, se clasifican en
cuatro categoríás, que se denominan de primera, segun
da, tercera y cuarta urgencia.
Son heridos de primera urgencia. —
Aquellos que no so
lamente necesitan una intervención inmediata, sino que
también el transporte agrava sti estado. Son los antiguos
intransportables, que por la densidad del fuego en el
combate moderno es materialmente imposible dejarles en
el campo de batalla. Son la’clientela de los equipos qui
rúrgicos de vanguardia, y constituyen el
5
por roo del
total de heridos que entran en el Servicio de Sanidad.
Ejemplo de ellos son: los de grandes hemorragias, los
portadores de un garrote, los abdominales, los torácicos
asfícticos, los de grandes fracturas de miembros, los de
gran shock.
Son heridos de segunda urgencia.
— Aquellos que tam
bién necesitan una intervención precoz, pero no tan ur
gente como los del caso anterior; aquellos a los que un
transporte de corta duraciÓn, si no les favorece, tampoco
los perjudica mucho, siempre que sea de corta duración
y en buenas condiciones. Son los antiguos inevacuables;
éstos y los de primera urgencia son los que se quedaban
en el campo de batalla en las ambulancias inmovilizadas
del antiguo servicio. Constituyen el ¡7 por roo del total
de heridos y son la clientela del segundo escalón quirúr
gico, el hospital de evacuación primaria.
Ejemplo de ellos son: los torácicos no asfícticos, los de
fracturas abiertas con aparatos de contención provisio
nal, los de heridas múltiples, los de shock, etc.
Son de tercera urgencia.
—
Aquellos a los que la inter
vención quirúrgica se les puede retrasar, sin grave daño,
hasta veinticuatro horas; aquellos que pueden sufrir un
transporte de mediana distancia sin que por ello se ‘les
perjudique. Son parte de los antiguos evacuables; cons
tituyen aproximadamente el 62 por xoo del total de he
ridos y son la clientela del tercer escalón quirúrgico, o
sean las formaciones sanitarias del Gran Cuartel General.
Ejémplo de ellos son: los del esqueleto con aparato de
contención bien colocado, los de especialidades, los de he
ridas de partes blandas sin rotura de nervios ni vasos
importantes, etc.
La cuarta ‘categoría
comprende los de heridas superfi
ciales sin duerpos extraños, los de arañazos, contusiones,
etcétera. Son aquellos a los cuales no es necesario inter
venirles quirúrgicamente o su intervención se reduce a
una simple escisión. Estos heridos se pueden transportar
a todas las distancias, y la duración de su transporte
puede ser larga. Constituyen del 12 al r5 por roo del to
tal de bajas y son la clientela de los centros de recupera
bles de’ que antes hemos hablado.
Resumen: por cada roo heridos
entrados
en el Servicio
de Sanidad:
Moribundos1
¡a Urgencia5
¡7
3a
—‘
6z
4.& —
‘ ¡5
Totalroo
ORGANIZACION DEL SERVICIO POR ESCALONES
EN CORRESPONDENCIA CON’ LOS MILITARES.
Hemos visto que el Servicio de Sanidad moderno, en
vez de doble, como el antiguo, es único, indivisible y de
función coordinada, que tiene por misión recoger al he
rido del campo de batalla, prestarle los cuidados más ur
gentes, prepararlo para sufrir un primer transporte que
le aleje de la zona batida por el fuego enemigo y lo lleve
a la primera formación de tratamiento, en donde, según
su gravedad, se quedará a sufrir ‘la intervención perti
nente o se le preparará para seguir otra evacuación más
alejada.
Para que se cumplan las funciones necesarias del Ser
vicio de Sanidad, es lógico que los órganos de ejecución
de ese Servicio sean’ distintos en cáda escalón militar, con
medios apropiados a la función parcial que de la del con
junto le corresponda, teniendo cada escalón militar su
escalón sanitario apropiado a las posibilidades de su fun
cionamiento, en el’ sitio que le corresponda y siguiendo
su suerte.
Los escalones de extrema vanguardia, Batallón, Regi
miento, División, no pueden tener más •que organizacio
nes de relévo. y transporte. El Cuerpo de Ejército podrá
tratar los casos de primera urgencia y asegurar el trans
porte de las restantes categorías a las formaciones de re
taguardia. Al Ejército corresponde tratar los casos de
segúnda urgencia y asegurar las evacuaciones de todo el
lote de transportables a mediana o larga distancia, que
no pueda tratar en sus organizaciones.
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Al Gran Cuartel General, como elemento de cóordina
ción,
le corresponde constituir centros de tratamiento es
tables y de gran rendimiento, centralizadores de las evá
cuaciones de los Ejércitos y suministrar a ellos sus ele
mentos de trabajo, manejando ponderadamente un buen
cuadro de reservas.
Por consiguiente, cada escalón militar debe estar do
tado de los elementos sanitarios especializados, en rela
ción con su papel, formando parte de la organización de
-
su escalón y evolucionando siempre con él.
Pero si los escalones tienen individualidad propia, de
ben ser solidarios los unos de los otros. El escalón mme-
-
diatamente superior es el coordinador y sostén de los es
calones inmediatamente inferiores. En la repartición de
medios, cada escalón superior debe contar con elementos
OCULTACION
A
CEPTO y empleo esta palabra para designar con ella
todo lo referente a disimulación, enmascararnientóy mimetismo.
Derivada del latín
ocultare,
significa esconder, tapar,
encubrir, callar alguna cosa o disfrazar la verdad inten
•
cionadamente. Analizando las démás palabras emplea
das para designar el hecho de impedir al enemigo el for
marse una idea exacta de nuestros medios y de nuestras
intenciones, vemos que todas las demás son incompletas
o inexactas.
Enmascaramiento.
—
Proviene del árabe
mazjara:
cu
brir el rostro con máscara; en el siglo XII se encuentra
latinizado, llegando a tomarse por cara supuesta, rostro
fingido, artimaña de bruja... Su significado primitivo
coincide con el árabe, y se puede tomar, en definitiva,
por el hecho de ocultar algo que realmente existe.
Mimetismo.—
Procedente del griego
mimeonai,
con la
significación de imitación que se hace remedando, según
la acepción de
rnimestai,
que se empleó en Retórica para
-
denominar a los que repetían versos imitando a los ac
tores; por extensión, designó cualquier género de imita
ción con o sin recelo. Podemos, por tanto, aceptar como
mimetisnio el arte de enmascarar cuando la máscara cu
bridora busca la semejanza a otra cosa existente, distinta
de lo que cubre.
Disimulación.
—
Del latín
dis y simulare;
su signifi
cación etimológica no la diferencia mucho de ocultación;
pero por uso se emplea esta palabra en su sentido pura
mente negativo, en el de no dejar traslucir al exterior los
síntomas que puedan acusar la presencia de aquello que
se trata de ocultar.
• Comoresumen de lo expuesto y en el sentido puramente
militar que nos interesa, podemos definir la ocultacióndiciendo que es el arte de mantener al enemigo en el des
conocimiento absoluto de cuanto pueda indicarle nuestras
posiciones, organización, efectivos y propósitos, y cuándo
se realizan éstos.
Podemos también añadir que para ello
recurre a la disimulación, por lo que en ocultación hay de
no mostrarse, de aprovechar las zonas ocultas o poco vi
sibles y de silencio; y también al enmascaramiento, cu
briendo lo que con la disimulación no. pasa inadvertido;
pero este enmascaramiento tenderá hacia el mimetismo,
ya que, en caso contrario, oculta
lo que hay
y señala que
hay algo,
atrayendo de esta forma la atención del obser
vador. Esto no deshecha completamente el uso de más
cara no mimética; pero obliga aque ésta sea extensa en
tiempo y espacio, de forma que impida saber en qué
de los escalones inferiores para reforzarlos en caso de fun
cionamiento intensivo. Cada escalón es una parte com
prendida en la gran corriente de evacuación, parada y
tratamiento, que empieza en la línea de fuego y termina
en las últimas formaciones de hospitalización.
Resumiendo, diremos que el Servicio de Sanidad mo
derno está escalonado de vanguardia a retaguardia en las
siguientes organizaciones distintas:
1.0 Escalón de extrema vanguardia- Batallón- Regi
miento-División.
2.° Escalón de vanguardia-Cuerpo de Ejército-Ejér
cito.
•0
Escalón superior de coordinación-Gran Cuartel
General.
4.° Escalón del Interior-Territorio Nacional.
púnto o ‘momentos preciso, hay algo tras ella (nubes,
pantallas, etc.). . No obstante, la omisión de las señales
que puedan descubrirnos no puede ser completa, y el en
mascaramiento mimético de lo que no se ha podido disi
mular no bastará para la total ocultación.
Se recurre por ello al llamado enmascaramiento indi
recto o falso enmascaramiento, el cual, mediante obras
ocupadas temporalmente, movimientos de fuerzas, etc.,
ajenos totalmente a nuestros propósitos, podrá engañar
respecto a los mismos o, al menos, mantener en la incer
tidumbre a dicha observación. De esta forma, aunque se
efectúe ocultación también en’ el enmascaramiento indi
recto, presentamos al enemigo un conjunto en el cual no
podrá distinguir lo real de lo ficticio, y ‘le mantendremos
en la incertidumbre de nuestros medios e intenciones.
Para el estudio de la ocultación es necesario hacerlo
previamente’ de la observación, que es el enemigo con
que ha de luchar.
Siendo la observación continua, la ocultación ha de’ser
préventiva y continuada.
Evitará atraer la atención sobre determinadas zonas,
buscará la mayor semejanza con el terreno y evitará que
indicios delaten lo que por sí’mismo pasaríainadvertido.
Tratando de no modificar el aspecto del terreno, en
mascarando lo que ha obligado a modificar dicho aspecto
y empleando el enmascaramiento indirecto, habremos
conseguido nuestro objeto; pero no tendremos la seguri
dad que así sea hasta tanto no se ‘haga la comprobación,
mediante observación efectuada en condiciones análogas
a aquellas en que ha de verlo el enemigo.
Un objeto cualquiera resulta visible por su forma y
por su color; la observación puede ver formas y ‘colores,
mediante la visión directa o por el análisis de fotografías,
desde tierra o desde el aire. La comprobación ha de efec
tuarse en todos estos aspectos. Estudiaremos somera
mente formas y colores en su manera de acusarse a los
distintos medios de observación.
FORMAS
La forma de los objetos tiene la máxima importancia
para la observación; alguien ha dicho que el enmascara
- miento es el arte de escultor más que de pintor.
Se acusa la forma por la sensación de relieve a la visión
estereoscópica y por las sombras; el estudio de la primera
puede desecharse en la visión directa por la desproporción
existente entre la distáncia al objetivo y la base estereos
Capitán de Infantería
BERNARDO ALVAREZ DEL MANZANO
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cópica, y en las fotografías de gran base estereoscópica,
por la dificultad de interpretación de las mismas.
Las
sombras,
por tanto, atraerán nuestra mayor aten
ción en la visibilidad del relieve y, dada la importancia
de éste, en todo cuanto- a ocultación serefiere. A peque
fías distancias son transparentes, permitiendo ver los ób
jetós en ellas colocados; pero a las distancias a que ten
drá lugar la observación se hacen opacos e invisibles los
objetos situados en las mismas; de aquí el aprovecha
miento que de ellas puede hacerse en la disimulación
utilizando las existentes; pero he aquí también la facili
dad con que se acusan a la observación, facilidad y pre
cisión de la que no nos podemos dar idea, si nos limita
mos a la comprobación a pequeñas distancias, y la ne
cesidad de evitar el producirlas o de deformar las que no
puedan evitarse.
Las sombras própias dependen exclusivamente de los
cuerpos que las producen, y para darles la irregularidad
que les haga
-
pasar inadvertidas es necesario dar dicha
irregularidad al contorno de los objetos. Las arrojadas
dependen, además, de la superficie sobre que se proyec
tan, y pueden modificarse modificando ésta, siendo sufi
ciente que no sea plana para que la sombra arrojada sea
irregular.
-
Las horas del día, al hacer variar- la dirección e inten
sidad de la luz, y la dirección en que se verifica la obser
vación, hacen variar el tamaño, contorno e intensidad de
las sombras, haciendo variar, por tanto, el aspecto de lo
observado.
Las sombras se acusan en la misma forma a la óbser
vación directa y a la fotografía.
EL COLOR
Dentro de éste, y por la gran importancia actual de la
fotografía, hay que dedicar principal atención a los to
nos de luz, buscando, si no es posible la semejanza com
pleta al medio, la igualdad de tono con preferencia a la
igualdad de color. En él tiene gran influencia la intensi
dad de la luz y las sombras, ya que la diferencia de color
que presentan los objetos depende con frecuencia mucho
más de las sombras propias y arrojadas que en ellos se
presentan, que de su distinto colorido; por ser normal
mente las superficies naturales más desiguales que las
artificiales y por presentar como consecuencia mayor
cantidad de sombras, aparentando colores más oscuros
que los que tienen en realidad, será lo frecuente que ten-
gamos que sembrar nuestros enmascaramientos de man
chas de ese tono que.oscurezcan el conjunto; por la mis
ma razón hemos de emplear materiales de enmascara
miento que conserven su rugosidad y que no se aplasten
con los agentes atmosféricos, alisando su superficie. La
naturaleza de la superficie coloreada influye considera
.blemente en el color aparente, ya que las superficies bru
-ñidas o pulimentadas pierden su-color propio y aparentan
otro dependiente de la luzque reciben; las superficies ru
gosas, la maleza, en cambio, conservan constantemente
su color.
La fotogi-afía no acusa más que tonos, y al no apre
DATOS EN QUE SE FUNDA LA OBSERVACION,
PARTICULARMENTE LA AEREA, PARA INTERPRE
TAR NUESTROS SISTEMAS
Pistas.
—
Se señalan por su color claro y trazado con
tinuo; son indicios que indican puntos de más importan
cia que lo que en sí mismas representan.
Tierrasremovidas
—
Su color es, en principio, más os
curo, tomándose con el tiempo mucho más. claro que el
terreno que las rodea.
Alambres,cables,
etc.
—
Se acusa por su brillo y porlos postes que los sostienen.
Material y armamento.
—
Su color, sus superficies re
flejantes y las sombras regulares que producen, los dela
tan con facilidad.
Personal.
—
Es identificable por sus formaciones de
cierta simetría y por papeles, trapos y desperdicios en
general que existen a sus alrededores, en cuanto lleva un
cierto tiempo estacionado.
Alambradas. Se caracterizan por una ancha línea
gris con sombras producidas por los piquetes y con pis
tas a sus costados (estas pistas son producidas por el
personal que entra y sale de la posición, que no marcha
derecho a las brechas de entrada, sino a la alambrada y
corre a lo largo de ella hasta que las encuentra).
Baterías, asentamientosde ametralladoras,abrigos,
morteros,etc. Todos ellos se descubren principalmente
p’or las pistas que a ellos conducen, distinguiéndose en
sí por su situación y por algunos detalles particulares.
Tropasen reserva.
—
Acuartelamientos, trapos, pape
les, escorias de fogatas, materiales, tierras removidas, et
cétera, colocadas en contrapendientes, son los datos que
señalarán la presencia de estas tropas.
Carreteras.
—
Tanto estas formas como los ferrocarrj..
les, por la mayor o menor intensidad de su tráfico, pro
porcionan datos muy importantes. Las carreteras en uso
presentan pistas paralelas a ellas o que a ellas afluyen.
Las que tienen pantallas indican intenso movimiento a
lo largo de las mismas.
Ferrocarriles.
— Se
distinguen de las carreteras por su
trazado sin curvas cerradas y por sus puentes, que suelen cortar los cursos de agua en ‘oblicuo y no en recto,
como aquéllas. Las vías férreas ligeras suelen seguir el
trazado de las carreteras y aprovechar sus sombras; pero
se señalan distintaménte en los ‘cambios bruscos de di
rección de aquéllas.
Transmisiones.
Su localización suministra también
indicios de gran importancia.’ Los tendidos se localizan
fácilmente por la sombra de los postes y por la tierra
removida que los sujeta. Las centrales -ópticas, si no es
tán en puntos dominantes, por las zanjas trazadas en
dirección de los puestos corresponsales.
Piezasde Artillería.
—
Se delatan fácilmente por el-so
nido, el humo y el rebufo.
No quiero terminar este artículo sin dedicar unas lí
neas a la relación de la ocultación con la moral del com