Si es simpático, es un confianzudo. Si es serio, es un amargado. Si es joven, es un inexperto. Si es viejo, esta pasado de moda. Si bebe, es un borracho. Si no lo hace, es un puritano aburrido. Si conversa con todos, es un averigua
cuentos. Si no lo hace, es un creído.
Si concede permisos, tiene preferencias.
Si no los concede, es insensible e inhumano. Si es estricto, no le satisface nada. Si no lo hace, es un mediocre. Si exige cumplimiento, es un mandón. Si no lo hace, es un incapaz. Si recorre las zonas, quiere exhibirse. Si permanece en la oficina, es un inerte. sindicalista de escritorio.
Si defiende la moral, es moralista.
Si no lo hace, es un alcahuete.
Si busca mejoras, no le gusta nada de
los que hay.
Si no lo hace, es anquilosado e indiferente.
Si nombra sus títulos, es presumido.
Si no lo hace, es un analfabeta favorecido.
Si fomenta la investigación, acosa a los afiliados.
Si no lo hace, le da miedo profundizar en los temas.
Si se expresa con propiedad, es un sabelotodo. Si no lo hace, no es idóneo en l a materia.
Si siembra, quiere cosechar. Si cosecha, fue otro quien sembró.
Si trabaja lo necesario, roba a quien le paga.
Si colabora, es un lambón. Si no colabora, es un egoísta. Si hace amigos, aquí se viene es a trabajar. Si no lo hace, es un asocial. Si progresa, quien sabe a qué más se
dedica. Si no progresa; quien sabe que hace el
sueldo…..
CONSLUSIÓN: Para ser Directivo Sindical, se requiere:
La sabiduría de SALOMON. La paciencia de JOB. La sordera de BETHOVEN La sonrisa de GIOCONDA La mansedumbre de SAN FRANCISCO La alegría de HARÁ KRISMA La astucia del ZORRO La actividad de una ABEJA El valor de un LEÓN
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