El Sol, enredado en uno de los brazos espirales de nuestra Vía Láctea, se localiza a 26.000
años luz de distancia al centro y se desplaza a su alrededor, junto con todos sus planetas y
sus lunas, con una velocidad de 220 kilómetros por segundo. Ello le permite concretar una
vuelta alrededor de la galaxia cada 250 millones de años.
El Sol, como todas las estrellas, produce
su energía al transformar hidrógeno en
elementos más pesados. Esto ocurre en
el centro de las estrellas, a través de
las llamadas reacciones termonuclea-
res que funden a los núcleos atómicos
cuando la temperatura excede los 13
millones de grados. Al mismo tiempo éstas generan la radiación que calienta la inmensa
estructura estelar y le hace levitar contra la omnipresente fuerza de la gravedad. Es ahí, en el
corazón de las estrellas, donde se generan continuamente todos los elementos que conoce-
mos. Y así el Sol, para sobrevivir ante la fuerza de su propia gravedad, transforma 4 millones
de toneladas de hidrógeno en helio cada segundo y dado su contenido continuará haciéndolo
durante los siguientes 4.500 millones de años.
La imagen, en luz ultravioleta, fue tomada por la sonda SOHO (en Inglés Solar and Helios-
pheric Observatory) en enero de 2002. La imagen muestra el despliegue de más de un billón
de toneladas de material que emanan de la superficie solar con velocidades de más de un
millón de kilómetros por hora, para formar el viento solar.
Sist
ema
Sola
rISol
¡Oh desdeñosa, refulgente, bola de lavaMuchas gracias por no escucharnos nada!Algún día seré abono de la tierraY tu energía me devolverá a la vida
(Pablo Neruda, “Oda al sol”)
Cortesía del consorcio SOHO, un proyecto de cooperación internacional entre ESA y NASA.
El planeta más cercano al Sol, situado a un 40 por ciento de la distancia Tierra-Sol, Mercurio
es el planeta que más rápidamente vemos moverse en el cielo. Es también el más pequeño
de los ocho planetas del Sistema Solar. Su superficie es muy vieja y está llena de cráteres,
formados por el impacto de meteoritos y pequeños cometas, por lo que resulta muy parecida
a la superficie de la Luna.
Su velocidad de traslación además
de su cercanía respecto al Sol, ha-
cen que el año de Mercurio sea de
tan sólo 88 días terrestres, mucho
más corto que el nuestro. En contraste, un día de Mercurio equivale a 58 días terrestres.
A Mercurio sólo es posible contemplarlo justo al anochecer o justo antes del amanecer muy
cerca del horizonte. A esto se debe que, de los planetas visibles a simple vista, Mercurio sea
el más difícil de observar.
Sist
ema
Sola
rIMercurio
No sólo estamos asombrados, mudos, casi ciegos frente a tanto misterio, sino sordos.
(Pedro Salinas, “El vuelo de la celebración”)
Cortesía de NASA / Johns Hopkins University Applied Physics Laboratory / Carnegie Institution of Washington
Segundo en orden a partir del Sol y sexto en dimensión del Sistema Solar, Venus es el planeta
que más se asemeja al nuestro. La longitud de su diámetro es de un 94 por ciento con res-
pecto del de la Tierra, y su masa alcanza el 80 por ciento de la masa terrestre; sin embargo,
en otros aspectos importantes Venus es muy distinto a la Tierra.
La imagen muestra, en falso color, la
superficie de Venus con sus monta-
ñas, cañones y valles; cerca del 65
por ciento de ella se encuentra cu-
bierta por planicies donde hay miles
de volcanes, y el otro 35 por ciento
está constituido de regiones monta-
ñosas. Este planeta también cuenta
con estructuras en forma de anillos
–llamadas coronas– que se forman cuando material caliente de su interior es expulsado a la
superficie.
La atmósfera de Venus se compone principalmente de dióxido de carbono. En ella se forman
densas nubes de ácido sulfúrico, las cuales producen un efecto invernadero que eleva la
temperatura a más de 740°C, e impiden ver la superficie. Por esta razón, para estudiarla es
preciso recurrir a técnicas de radar.
Al ser el planeta más próximo a la Tierra, Venus luce como el objeto de mayor luminosidad
en el cielo, después del Sol y la Luna.
Sist
ema
Sola
rIVenus
Así surges del agua,blanquísima,y tus largos cabellos son del mar todavía,y los vientos te empujan, las olas te conducen,como el amanecer, por olas, serenísima.Así llegas helada como el amanecer.Así la dicha abriga como un manto
(Gabriel Zaid, “Nacimiento de Venus”)
Cortesía de NASA / JPL / USGS
La Tierra, a una distancia de ocho minutos luz del Sol, es el tercer planeta más próximo al astro
rey, alrededor del cual completa una órbita cada 365 días. Con un diámetro de 12.757 km,
tiene una sola Luna con un diámetro cuatro veces menor, a una distancia de 384.000 km.
La Tierra, conocida como “el planeta
azul”, es el único cuerpo del Siste-
ma Solar donde sabemos, a ciencia
cierta, que se ha desarrollado la vida.
Desde hace unos 4.000 millones de
años, la vida ha colonizado todos los
nichos geológicos del planeta y en su
evolución ha dado origen a una enormidad de especies diferentes, entre las que se encuentra
una muy particular: la especie humana. Los seres humanos representamos un punto singular
en la evolución de la vida por haber desarrollado una habilidad central: la capacidad autocons-
ciente de pensar y razonar.
Sist
ema
Sola
rILa Tierra y la Luna
Convertir la palabra en la materiadonde lo que quisiéramos decir no puedapenetrar más alláde lo que la materia nos diría.
(José Ángel Valente, “Materia”)
Cortesía de NASA / GSFC / NOAA / USGS
Cuarto planeta en posición desde el Sol y séptimo del Sistema Solar en tamaño, Marte se locali-
za a una y media veces la distancia Tierra-Sol. Su diámetro mide la mitad del diámetro terrestre
y, después de Venus, es el planeta con dimensiones más parecidas a las del nuestro.
Se le considera similar a la
Tierra porque ambos cuentan
con nubes, y su superficie está
constituida de montañas, de-
siertos, casquetes polares y
cañones; además, tiene las
cuatro estaciones del año bien
definidas. Pero, a diferencia de
la Tierra, en Marte no hay agua
en la superficie, y ésta es mu-
cho más fría –su temperatura
promedio es de 55°C bajo
cero–. Su color rojizo se debe
a los minerales, ricos en hierro,
que se encuentran en el suelo
marciano, de forma similar al color del óxido, formado por hierro y oxígeno.
La atmósfera de Marte es muy delgada, pero posee la densidad suficiente para presentar
un clima con nubes, vientos y fuertes tormentas de polvo. Según datos de los observatorios
que actualmente operan en órbita alrededor de Marte, a unos metros de la superficie de este
planeta existen mares congelados.Si
stem
a So
larI
Marte
Hijo único de la nocheque bordas con la mayor impacienciaun buque rojo en el bastidor lunar;vuelve desde tu castillo crestado con el festón de mis halagosy brota en mí como una columna de palomas entre el mosaico roto,como géiser de soles bajo la fisura del párpado; pues sin ti el dulce absurdo no sucede jamásy no se trenzan los cuernos del buey,ni se anudan las paralelas,ni vuelve la carne al muñóncon una estrella entre los dedos.
(Marco Antonio Montes de Oca, “Canción para celebrar lo que no muere”)
Cortesía de NASA
Quinto planeta y, por mucho, el más grande de todos, Júpiter se encuentra a cinco veces la
distancia Tierra-Sol, así que un año de Júpiter dura casi 12 años terrestres. Su masa es mayor
que la de todos los planetas juntos y su diámetro es aproximadamente diez veces el de la Tierra.
Está compuesto principalmente de
hidrógeno y helio, el mismo material
de la nebulosa a partir de la cual se
formó el Sistema Solar.
Las franjas horizontales son fuertes
vientos confinados en bandas an-
chas de latitud. Los vientos en franjas adyacentes circulan en direcciones opuestas. La man-
cha ovalada en la parte inferior izquierda es una gran tormenta que ha estado en el planeta
durante más de tres siglos.
Bajo su fuerza de gravedad se hallan decenas de satélites, cuatro de los cuales son las lu-
nas gigantes descubiertas por Galileo Galilei, llamadas lunas galileanas: Ío (en la imagen),
Europa, Ganímedes y Calisto. Después de la Luna y Venus, Júpiter es el astro más brillante
de la noche.
Sist
ema
Sola
rIJúpiter
Yo me he asomado a las profundas simasde la tierra y del cielo,y les he visto el fin, o con los ojoso con el pensamiento.
(Gustavo Adolfo Bécquer, “Rima XLVII”)
Cortesía de NASA / Johns Hopkins University Applied Physics Laboratory / Southwest Research Institute
Saturno es el sexto planeta en orden a partir del Sol. Se localiza alrededor de diez veces más
lejos del Sol que la Tierra, de tal manera que su año solar representa casi treinta años terrestres.
Le sigue en tamaño a Júpiter y, como éste, sus elementos principales son hidrógeno y helio. De
forma similar al resto de los planetas gaseosos, en su atmósfera se producen complejos siste-
mas de nubes y vientos muy fuertes,
que se manifiestan visualmente en
bandas claras y oscuras confinadas
en latitud, cuyo contraste es menor
que en el caso de las de Júpiter.
Los anillos de Saturno son los más
grandes y hermosos del Sistema So-
lar. Se trata de un cinturón formado
por cientos de aros individuales. En la imagen podemos apreciar que una porción de ellos
aparece oscura, debido a la sombra del mismo planeta. Estos anillos, cuyo origen se desconoce
hasta ahora, se componen de partículas pequeñas, principalmente de hielo, cuyo tamaño
oscila entre unos cuantos centímetros y varios metros. Son delgados en extremo: su espesor
es de menos de mil metros, mientras que su diámetro supera los 300.000 kilómetros.
Sist
ema
Sola
rISaturno
¡Oh, Saturno!,escafandra de siglos en mi siglo,descenderás conmigo entre los brazosa un mundo de sigilos.Y detrás de la muerte –centinelas–ojos de dos en dos vivos, cautivos.
(Bernardo Ortiz de Montellano, “Segundo sueño”)
Cortesía de NASA / JPL-Caltech y composición de Mattias Malmer
Urano es el séptimo planeta en secuencia a partir del Sol, y el tercero en lo que se refiere a
dimensiones, después de Júpiter y Saturno. Fue el primer planeta descubierto en los tiempos
modernos -por William Herschel- pues los más cercanos al Sol se conocían desde la antigüe-
dad. Se encuentra casi 20 veces más alejado del Sol que la Tierra por lo que tarda 84 años
en dar una vuelta alrededor del Sol.
Como los demás planetas gaseosos,
Urano tiene bandas de nubes que se
mueven muy rápido y también fuertes
tormentas. Su color azul se debe a la
absorción de la luz roja por el metano
que hay en la parte superior de la at-
mósfera, cuyos componentes comple-
mentarios son hidrógeno y helio.
El observatorio infrarrojo Kuiper descubrió un sistema de anillos alrededor de Urano. Se trata
de anillos muy débiles parecidos en composición a los de Saturno, a base de pequeños hielos
y partículas de polvo.
Sist
ema
Sola
rIUrano
Y hay, cuando viene el día,una partición de sol en pequeños soles negros.Y cuando es de noche, siempre,una tribu de palabras mutiladasbusca asilo en mi gargantapara que no canten ellos,los funestos, los dueños del silencio.
(Alejandra Pizarnik, “Anillos de ceniza”)
Cortesía del observatorio W. M. Keck y Larry Sromovsky (Universidad de Wisconsin)
Octavo planeta en orden a partir del Sol y cuarto en tamaño del Sistema Solar, Neptuno cuenta
con un diámetro cuatro veces más grande que el de la Tierra. Su viaje alrededor del Sol dura
165 años terrestres. Neptuno y su vecino Urano son casi gemelos en tamaño. Aunque ambos
son significativamente más grandes que nuestro planeta, sus respectivos radios sólo alcanzan
la mitad de los de Júpiter y Saturno.
La gran mancha oscura en su su-
perficie es similar a la mancha roja
de Júpiter: se trata de un gigantesco
huracán, cuyos vientos son los más
furiosos del Sistema Solar, acaso de-
bido a que Neptuno continúa el pro-
ceso de contracción a partir del cual
se formó.
Como típico planeta gaseoso, presen-
ta vientos rápidos, confinados a bandas de latitud, y grandes tormentas. Al igual que los de
Urano y Júpiter, sus anillos son muy oscuros. También de manera similar a Urano, el color
azul de Neptuno se debe a la absorción de luz roja por el metano de la atmósfera.
Sist
ema
Sola
rINeptuno
Mar sin viento ni cielo,sin olas, desolado,nocturno mar sin espuma en los labios,nocturno mar sin cólera, conformecon lamer las paredes que lo mantienen presoy esclavo que no rompe sus riberasy ciego que no busca la luz que le robarony amante que no quiere sino su desamor.
(Xavier Villaurrutia, “Nocturno mar”)
Cortesía de NASA y JPL-Caltech