SUBORDINACIÓN LABORAL, GÉNERO Y ENFERMERÍA EN EL
CONTEXTO DEL COVID-19
MARÍA JOSÉ CAMPOS AVELLANEDA
NATALIA HERNÁNDEZ SÁNCHEZ
JOSÉ DANIEL SUANCHA BARRERA SILVANA
VALLES GONZALEZ
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA
FACULTAD DE PSICOLOGÍA
BOGOTÁ D.C, COLOMBIA
NOVIEMBRE, 2020
SUBORDINACIÓN LABORAL, GÉNERO Y ENFERMERÍA EN EL
CONTEXTO DEL COVID-19
MARÍA JOSÉ CAMPOS AVELLANEDA NATALIA
HERNÁNDEZ SÁNCHEZ JOSÉ DANIEL SUANCHA
BARRERA SILVANA VALLES GONZALEZ
Informe de investigación para optar al título en psicología
Directora:
OLGA LUCIA HUERTAS HERNÁNDEZ
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA FACULTAD DE
PSICOLOGÍA BOGOTÁ D.C, COLOMBIA NOVIEMBRE, 2020
Subordinación laboral, género y enfermería en el contexto del covid-19
1
Resumen:
En este estudio se examina el papel de la pandemia causada por el COVID-19 como
transformadora de la cotidianidad de las mujeres enfermeras, haciendo énfasis en la
subordinación laboral. Se realizaron entrevistas semi estructuradas, con 8 enfermeras de
instituciones de salud en la ciudad de Bogotá. Los datos analizados sugieren que las
enfermeras se han visto afectadas en las dimensiones nivel laboral, social y psicológico. A
nivel laboral por las marcadas jerarquías entre enfermera y médico, así como la disminución
de los espacios de esparcimiento. A nivel social se evidencia el impacto del distanciamiento
de todos los miembros de la comunidad, así como la estigmatización que se crea a partir de
ser portadoras de un uniforme de personal de la salud. Por último, a nivel psicológico el
efecto de la pandemia ha creado nuevos roles que deben ocupar dentro y fuera de la
institución de salud lo cual termina por responsabilizarlas del impacto psicológico de la
pandemia con sus pacientes, familias y colegas.
Palabras Clave: COVID-19, subordinación laboral, género, ámbito laboral.
Abstract:
In the following study we are going to examine the role of the pandemic caused by COVID-
19 as a modifier of the everyday life of female nurses emphasizing work subordination. This
was done through a semi-structured interview, carried out with 8 nurses from health
institutions in the city of Bogota. The analysed data suggests that the nurses have been
affected on a work level, on a social and on a psychological level. On a work level, the
marked hierarchies between nurse and doctor, as well as the decrease in leisure spaces. On a
social level the impact of the distancing of all members of the community is evident, as well
as the stigmatization that is created from being the bearers of a health personnel uniform.
Finally, on a psychological level, the effect of the pandemic has created new roles that they
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must occupy inside and outside the health institution which makes them responsible for the
psychological impact of the situation with their patients, families and even their colleagues.
Key Words: COVID-19, work subordination, gender, work environment.
Subordinación laboral, género y enfermería en el contexto del covid-19
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Tabla de Contenidos
RESUMEN 1
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA 4
JUSTIFICACIÓN ¡Error! Marcador no definido.2
OBJETIVOS 133
General 13
Específico 14
MARCO TEÓRICO 144
1. Subordinación de Género 14
2. Condiciones laborales de la enfermería en Colombia desde una perspectiva de género
y a partir la situación de pandemia 25
3. La investigación Narrativa 32
METODOLOGÍA 344
1. Método 35
2. Participantes 35
3. Técnicas 36
ANÁLISIS DE RESULTADOS 347
DISCUSIÓN 47
CONCLUSIONES 55
REFERENCIAS 57
ANEXOS 62
Subordinación laboral, género y enfermería en el contexto del covid-19
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PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
La crisis sanitaria que en la actualidad atraviesa el mundo a causa de la pandemia
ocasionada por el nuevo virus SARS COV 2 (COVID-19), ha transformado completamente la
dinámica del día a día de la sociedad, irrumpiendo en todos sus sectores, develando a su paso
las fortalezas y fracturas de estos, obligándolos a una transformación que les permita
adaptarse a la nueva situación. Así mismo, evidenció todas aquellas prácticas administrativas,
económicas, políticas y sociales que generaban un obstáculo al buen funcionamiento de los
sistemas de salud, especialmente en países como Colombia, donde los casos positivos van
aumentando día a día exponencialmente y la capacidad de los centros asistenciales va en
disminución. Poniendo a los profesionales de la salud en una situación cada vez más
complicada para evitar y controlar la propagación del virus, rodeados de unas condiciones
laborales de alta demanda física y emocional.
Específicamente, en el sector salud, debido a la inesperada llegada de este virus y a la
alta e inminente demanda de sus servicios, ha sido compleja la implementación de protocolos
y planes de contingencia que les permita brindar un servicio eficaz a los usuarios, asegurando
una adecuada protección de la salud a los profesionales de este ramo. Si bien, esta situación
impactó los procesos administrativos de las entidades que prestan los servicios de salud, no se
puede desconocer el hecho que las dinámicas sociales propias de este sector pueden verse
afectadas de manera importante en las relaciones y condiciones laborales, que, en
consecuencia, pueden afectar su vida personal, social y laboral, obstaculizando la prestación
del servicio, constituyéndose en otro gran componente de las problemáticas antes señaladas.
Históricamente, estas dinámicas sociales en el sector salud se basan en ideales que
reproducen lógicas patriarcales, que han normalizado a través de los años la subordinación de
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género, tan característica en el mismo, llegando incluso a la creación de políticas estatales que
mantienen esta condición de subordinación en las profesiones. A través de los años,
disciplinas tales como la psicología y la sociología, han aprovechado situaciones
socioculturales específicas y discursos tendientes a mantener las estructuras sociales que
privilegian las diferencias biológicas para la creación de discursos que se terminan
convirtiendo en patrones de crianza; interiorizando en el individuo estas prácticas como algo
natural, que más adelante se legitiman en el ámbito laboral. Es por esto que, a pesar del
posicionamiento de las demandas feministas, la subordinación en el ámbito laboral,
especialmente en el sector salud, sigue siendo un factor predominante.
Lo anterior, sumado a las prácticas sociales y los cambios económicos derivados de la
nueva gestión pública que actualmente transforman los servicios hospitalarios y universitarios
en empresas de mercado, obstaculizan la experiencia laboral del personal hospitalario en
diferentes cuestiones organizacionales tales como la relación de éste con su trabajo y con sus
pacientes (Blanch, 2014).
Según lo hallado por Joseph Blanch, la sobrecarga laboral, la carga emocional y la
flexibilización son tres factores relevantes en la afectación del bienestar de estos trabajadores
de la salud. Esto debido a que, por ejemplo, la sobrecarga de trabajo tan característica en esta
labor por las largas y extenuantes jornadas, son justificadas desde las organizaciones gracias a
la inversión que hacen las instituciones en los trabajadores de la salud. De modo que, la
remuneración de estos profesionales está basada en el porcentaje de horas trabajadas, lo que
implica jornadas que rebasan, por mucho, las 48 horas semanales que se recomiendan (Muñoz
y colaboradores, 2020).
En cuanto a la carga emocional, Blanch menciona que ésta es producto de la
sobrecarga laboral, y que se ve incrementada debido a los riesgos vitales que implica muchas
veces el contexto hospitalario, el alto número de vidas de pacientes en riesgo, las
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preocupaciones por la propia salud del trabajador y la sensación constante de falta de tiempo
para la realización de las labores. Todo esto lleva a que estos profesionales deban buscar la
forma de optimización del tiempo para lograr estar “al día” con las labores demandadas,
comprometiendo así la ética profesional. A causa de esto, han surgido demandas por parte de
las instituciones hospitalarias, que establecen a los trabajadores un tiempo reducido y/o
limitado y una manera específica para hacer las cosas, obstruyendo el trato que se le da al
paciente (Blanch, 2014).
Finalmente, otro aspecto que afecta a los trabajadores de la salud es la flexibilización
del trabajo, Blanch menciona que esta genera entre otras cosas, condiciones precarias en el
entorno laboral, puesto que la estabilidad en el trabajo se ve amenazada debido a la poca
certeza que hay en cuanto a la conservación del puesto de trabajo por un tiempo prolongado.
A raíz de estos factores, surgen diferentes consecuencias importantes como el estrés y
el malestar laboral emergente del “no poder”, “no saber” y “no conseguir”, por lo que los
individuos son puestos en una situación de vulnerabilidad y exposición a riesgos psicosociales
asociados a su labor que como se mencionaba anteriormente, pueden llegar a normalizarse.
Según el manual de perfiles y competencias del Ministerio de salud (2019) estos
factores afectan a todas las profesiones asociadas al sector salud como médicos, enfermeros,
terapistas, auxiliares de enfermería y sus derivados. En ellas, se establece un trasfondo de
precarización evidente, el cual cambia según el cargo que se ocupe. Todo esto, producto de la
replicación de discursos sociales previamente mencionados y, como lo señala Fernández
(2006) del surgimiento de políticas enmarcadas en reformas neoliberales que flexibilizan el
mercado laboral, suponen una respuesta frente a los principales problemas de la sociedad
como el desempleo, el déficit fiscal y la estanflación (Vélez, 2014). Sin embargo, a pesar de
la solución de dichos problemas, estas transformaciones han generado a su vez cambios en el
ambiente laboral dado que se crea un sentido de inequidad entre los profesionales y las
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profesiones derivadas de la medicina, especialmente en aquellas que han sido fuertemente
generizadas a través del tiempo.
Para disminuir los costos laborales y lograr la generación de condiciones que
favorezcan la competencia, se adoptan criterios de flexibilidad que se ajusten a las
fluctuaciones del mercado laboral, generando formas de contratación laboral, donde se facilita
la disolución del vínculo laboral, la inestabilidad laboral y la pérdida de ciertos beneficios
sociales (Cruces, 2010).
El adoptar un modelo más flexible de contratación dentro del sector salud, ha traído
como consecuencia condiciones para la subordinación en el marco de los compromisos de
gestión y de las modalidades de oferta y demanda de los servicios de salud (Cruces, 2010). La
desprotección e inestabilidad laboral generada para estos servidores desde las nuevas y
múltiples modalidades de contratación temporal llevan a una tendencia al desempleo, al
empleo múltiple y al subempleo (Cruces, 2010).
Siguiendo con esto, los salarios de algunos trabajadores de la salud, los cuales han
sido criticados históricamente por ser muy bajos, terminan reduciéndose aún más obligando a
los profesionales a laborar mucho más tiempo por menos dinero, sometiéndolos a mayores
niveles de estrés y a un incremento en la insatisfacción laboral.
A raíz de la pandemia, la situación de los sistemas de salud en cuanto a las
desigualdades, el desinterés y la falta de cuidado hacia los trabajadores se han visto
incrementadas generando así afectaciones físicas y emocionales entre los profesionales.
Dada la actual situación de pandemia, las consecuencias causadas por la
flexibilización se pueden llegar a ver incrementadas por la falta de compromiso de las
organizaciones de salud y del gobierno nacional, al no proveer a los empleados con mayor
riesgo de exposición con los implementos de seguridad adecuados. Por consiguiente, se pone
de manifiesto que el bienestar de los trabajadores de la salud no ha sido una de las prioridades
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en el contexto del COVID-19. Factores como las nuevas obligaciones que debe asumir el
personal en salud, ya que estos no solo deben brindar apoyo físico, sino también apoyo
psicológico para las víctimas de la pandemia, llevan a que estos profesionales desarrollen
nuevas habilidades que les permita responder ante el hecho de encontrarse en la “primera
línea” de respuesta ante la emergencia (Huarcaya, 2020, p.329).
Sumado a la respuesta profesional inminente ante la emergencia sanitaria, estas
personas, se deben enfrentar al rechazo generalizado por parte de la sociedad, producto del
temor que causa el ser contagiado por estos trabajadores, al estar en constante exposición al
virus. El rechazo y la exclusión que las personas están expresando al personal de salud, se
traduce en un constante maltrato físico y psicológico, a través de insultos, prohibición de
ingreso a lugares, amenazas de muerte a ellos y sus familiares, sin saber siquiera si realmente
se encuentran expuestos a este virus. Inclusive, el rechazo llega a ser de tal magnitud, que se
está estigmatizando a las personas por utilizar un uniforme similar al de estos profesionales de
la salud.
Todo esto, resulta ser un fenómeno de grandes dimensiones ya que como lo menciona
Huarcaya (2020), “investigaciones realizadas durante otras epidemias o pandemias
demostraron que entre el 20% y el 49% de los profesionales de la salud experimentaron
estigma social relacionada con su trabajo y el temor de la comunidad y familiares de ser
contagiados” (p.331), lo cual soporta la situación actual por la que están pasando los
profesionales de la salud a raíz de la emergencia de este virus.
Como se mencionó anteriormente, todas estas problemáticas afectan a la/os
trabajadores de la salud en general. Sin embargo, a partir de aquí surge otra variable a
considerar, dado que dichas problemáticas suelen incrementarse para el caso de las mujeres
en este sector, especialmente en lo relacionado con las desigualdades de género.
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Esto porque a pesar de que el porcentaje de trabajadores dentro del personal de salud a
distintos niveles es mayoritariamente femenino, (según la Comisión Interamericana de
Mujeres la mitad del personal médico y más del 80% del personal de enfermería son mujeres.
CIM, 2020, p.17), en el sector se reproducen las prácticas patriarcales, la perpetuación de los
roles y estereotipos de género, por lo que esta crisis pone al personal femenino además de una
situación de sobrecarga emocional, en una situación de subordinación laboral ligada al género
y la inequidad de las labores de crianza y del hogar. De modo que en este contexto, se
pretende que las mujeres sean las encargadas del cuidado de este gran número de contagiados
en los espacios sanitarios, además del cuidado de los suyos en el hogar.
Con relación a esto, es importante resaltar que el género es una variable importante, no
solo en el sector salud, sino en el mundo del trabajo en general, ya que esta da paso a
dificultades en la adquisición de un empleo por parte de las mujeres. Esto en parte porque el
rol de la mujer ha sido subyugado a ocupar cargos de rango inferior, donde cada vez es más
evidente el incremento de la brecha salarial entre hombres y mujeres, y donde a la mujer se le
tiende a colocar en espacios donde es menor el poder en la toma de decisiones. Según García
& Tapias (2013), todas estas condiciones se ven reforzadas por la división del trabajo en las
entidades públicas y privadas dentro del mundo laboral.
En relación con las ideas planteadas, las estadísticas muestran que a nivel
internacional las mujeres “constituyen el 70% de los trabajadores en el sector socio sanitario,
en el que, además, la brecha salarial alcanza el 11%” (Solanas, 2020, p.3), y que además “el
69% de las organizaciones de salud mundiales están encabezadas por hombres, que son
también el 80% de los presidentes de las juntas directivas” (Solanas, 2020, p.3). Bajo este
escenario, se refuerza la idea de que el poder, sea delegado en posiciones directivas, las cuales
la mayoría de las ocasiones son ocupadas por hombres.
Subordinación laboral, género y enfermería en el contexto del covid-19
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Como se mencionó anteriormente, todos los profesionales de la salud han sido los
encargados de la “primera línea” de defensa en el marco de la pandemia actual. Sin embargo,
son las mujeres quienes atienden principal y directamente a los pacientes sospechosos y
contagiados por el virus. Con esto no solo se ven expuestas a una mayor probabilidad de
contagio, sino que además genera en ellas un alto impacto en su salud mental. De modo que
el trabajar en la primera línea de diagnóstico, tratamiento y atención podría estar asociado
significativamente con un mayor riesgo de síntomas depresivos, ansiosos, de insomnio y de
estrés (Huarcaya, 2020, p. 331).
Como consecuencia de estas problemáticas, y tomando como referencia el caso
específico de las profesionales en enfermería, las organizaciones y asociaciones colombianas
de enfermería se han tomado la tarea de buscar avanzar hacia la construcción de políticas
nacionales y la elaboración de estrategias que pudieran aportar a la solución de las
problemáticas laborales que fortalezcan y sean un apoyo para los diferentes aspectos del
ejercicio profesional. Sin embargo, no se han logrado soluciones convincentes que ataquen de
raíz la deficiencia que tiene el ejercicio de esta profesión en el país (Velásquez, 2020).
Sin embargo, según Velásquez (2020) las soluciones no se han podido llevar a cabo,
debido a diferentes problemas estructurales del sistema de salud, los cuales pueden resumirse
en cinco aspectos relevantes. El primero tendría que ver con la ya mencionada baja
remuneración económica y con la contratación por tercerización. Esto, debido a que, en la
mayoría de los casos, en los contratos de las auxiliares de enfermería no están incluidos una
seguridad social adecuada; además de que los retrasos en los pagos es un factor común dentro
del sector.
El reconocimiento social, es el segundo aspecto descrito por Velásquez, que deriva en
una disminución del reconocimiento laboral y económico de los trabajadores, y que pasa por
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alto los diferentes las diversas formaciones en educación superior con las que cuentan estas
personas.
El tercer elemento tiene que ver con la deficiencia y poca disponibilidad de los
elementos de bioseguridad. Pero a este se le suma el hecho de poder cumplir con la demanda
establecida por los centros prestadores de servicios. El cuarto problema considerado por el
autor es la salud mental de los trabajadores, esto en parte debido al hecho que no se cuentan
con planes institucionales que brinden atención psicológica y apoyo terapéutico a aquellos
profesionales que se encuentran dando respuesta a la situación de pandemia actual.
Finalmente, el quinto elemento a destacar es la ratio-enfermera paciente, ya que al no
cumplir con la demanda de personal para dar respuesta a la atención individualizada, segura y
de calidad de los pacientes, los sistemas de salud se ven colapsados, incrementando la
incertidumbre de los profesionales frente a las problemáticas políticas y sociales mencionadas
anteriormente.
En otras palabras, “el COVID-19 al desbordar cualquier capacidad de previsión,
aparece y pone a prueba los roles y funciones de la enfermería, develando las dificultades y
falencias” (Velásquez, 2020, p.6). A la vez que exige asumir la responsabilidad y el
compromiso del cuidado, el cual está sustentado en las ideas sexistas del sistema sanitario
basadas en el reflejo de la sociedad. A partir de esto es que se crean dinámicas
organizacionales que van en contra de la integridad humana como la excesiva carga laboral o
incluso, se ha descrito en investigaciones anteriores que ser menor a 30 años, y ser mujer
puede ser factores que aumentan riesgo de acoso laboral dentro de instituciones del sector
salud (Martínez, 2018).
Es a partir de todo lo expuesto anteriormente que surge la pregunta acerca de ¿cómo
opera la subordinación asociada al género en profesionales de la enfermería en el contexto de la
crisis sanitaria derivada del COVID-19?
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JUSTIFICACIÓN
El propósito de este trabajo es dar una mirada crítica a las prácticas de subordinación
de género presentes en el sector salud en el marco de la pandemia actual, buscando así la
creación y el desarrollo de conocimiento y de cultura para una sociedad justa, incluyente,
democrática, solidaria y respetuosa de la dignidad humana, promoviendo así la visión de la
Pontificia Universidad Javeriana.
Teniendo en cuenta esto, la presente investigación puede aportar desde la psicología
en diversos sentidos, principalmente desde la psicología del trabajo, pues se quieren conocer
las dinámicas organizacionales que se llevan a cabo en el sector de la salud. Pero además, al
buscar analizar criterios de subordinación, ayuda a perspectivas críticas y a perspectivas
feministas, que van sujetas a la psicología social. Finalmente, se busca dar una reflexión
acerca de las afectaciones a la salud mental que existen en la actualidad en el mundo dadas las
circunstancias de pandemia, por lo cual, se profundiza en la importancia de la labor clínica
como instrumento de apoyo ante la crisis.
Por otra parte, este documento puede ser considerado de utilidad para individuos que
al igual que quienes realizamos esta investigación, tengan un interés por dinámicas
organizacionales particulares, como pueden ser las que se dan en los centros de salud, y a las
perspectivas feministas, las cuales hoy en día están avanzando fuertemente y dan una nueva
perspectiva para analizar fenómenos sociales.
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OBJETIVOS
General:
- Describir cómo la crisis sanitaria generada por el COVID-19 ha influido en la
subordinación de género en el ámbito laboral de las mujeres enfermeras.
Específicos:
- Identificar situaciones cotidianas en el ámbito laboral de las enfermeras donde
opera la subordinación de género.
- Caracterizar las problemáticas laborales que han surgido en el sector salud a
partir de la pandemia del COVID-19 que influyen en la subordinación de
género.
- Evidenciar las implicaciones que tienen las situaciones generadas por la
pandemia en las relaciones de género dentro del ambiente laboral de las
enfermeras.
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MARCO TEÓRICO
1. Subordinación de género
Inicialmente y con el objetivo de tener claridad respecto a todos los conceptos, si bien
esta investigación está enfocada hacia el género, como primera medida es necesario
explicar qué es la subordinación en sí misma y desde qué perspectiva se verá en este
trabajo, ya que puede entenderse desde diferentes puntos de vista. Sin embargo, a partir
de los objetivos planteados, esta puede referirse a una relación asimétrica, jerárquica, la
cual involucra dentro de la relación el ejercicio de la dominación por parte de uno de los
actores sobre el otro. Dicha dominación puede darse mediante la aceptación pasiva o no
del actor subordinado o incluso el uso de la violencia física o psicológica. (De Olivera,
1989).
Por lo cual, y entendiendo que el análisis que se realizará en esta investigación será
asociado al mundo del trabajo, podemos ejemplificar esta definición con caracteres dentro
de una organización, en la que un empleador, debido al orden jerárquico en el que se
encuentra, tiene la capacidad de exigirle al empleado por el cumplimiento de órdenes
independientemente del contexto en el que se estén dando la instrucción, en cuanto a
cantidad de trabajo o el tiempo, durante la totalidad del tiempo que dure la relación
laboral (Arrieta & Pizza, 2017).
Ahora bien, en el marco de los estudios de género, la subordinación como se
mencionó, ha sido entendida desde diferentes perspectivas debido a las modificaciones
que han tenido las perspectivas tanto desde el feminismo como desde los estudios del
género. Para este trabajo analizaremos la subordinación desde dos vertientes: la primera
Subordinación laboral, género y enfermería en el contexto del covid-19
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enmarcada en los feminismos de primera ola, y cuyo objetivo consistía en llegar a una
ecuanimidad en cuanto a derechos políticos para las mujeres (De las Heras, 2009). Desde
esta perspectiva el punto de referencia para definir lo que corresponde al género femenino
se vincula a lo que se define como lo “no hombre”. Es decir el punto de referencia en este
caso para comprender la subordinación de género, daría cuenta de que lo femenino es ser
subordinado y relegado debido a que no encaja en lo que socialmente es reconocido como
valioso para la sociedad patriarcal. Generando que aspectos como el acceso a cargos de
poder o la autonomía en la toma decisiones, estén atravesados por una percepción de que
por el hecho de ser mujer no es posible asumirlos.
La segunda vertiente está relacionada con los feminismos de la tercera ola, la cual
tiene en cuenta las diferencias y particularidades que hacen único cada lugar y contexto
(Biswas, 2004) y las diferentes posibilidades de ser mujer. No se habla de las mujeres
(como categoría homogénea), sino que entiende que existe multiplicidad de mujeres
atravesadas por condiciones diferenciales como lo son las interseccionalidades de raza,
clase social, etnia, entre otras. En esta perspectiva la comprensión de la subordinación de
género se complejiza a la luz de otros aspectos estructurales y culturales, que permiten
analizar cómo opera el poder y se legitiman ciertas prácticas normalizadas dentro de la
sociedad. En este sentido, un análisis que considere solo el género resultaría insuficiente
para explicar las prácticas de subordinación, las cuales en este trabajo se enmarcan dentro
del contexto laboral.
¿Por qué la interseccionalidad ha adquirido tanta importancia en el análisis de la
subordinación? Esto es porque se ha visto que el género por sí solo puede no ser la única
variable influyente, también existen otras condiciones que para quienes poseen varias de
estas características, implica que las condiciones de subordinación y desigualdad pueden
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llegar a verse mucho más marcadas que con otras personas. Por ejemplo, históricamente
en las luchas feministas permanecieron fuera de los debates sobre “las mujeres” las
problemáticas de las mujeres negras, las inmigrantes, las musulmanas, las lesbianas y las
indígenas, quienes en su propia piel experimentan lo que implica ser una mujer dentro de
una comunidad patriarcal, capitalista donde se ven cuestionadas las habilidades o
aptitudes que ellas poseen. (Lazaro & Jubany, 2017). La interseccionalidad, es un
concepto que reconoce la exclusión, visibiliza los diferentes puntos de vista que
constituyen la construcción de la vida cotidiana y las relaciones de poder que pueden estar
inmersos en esta (Lazaro & Jubany, 2017).
Esta se volvió además una pieza clave en las posturas feministas, porque al igual que
sucede con la masculinidad, también existe una perspectiva de feminidad “hegemónica”,
y debido a esto se estaba ignorando la diversidad, que se puede presentar dependiendo del
contexto y que también necesita un cambio social y un movimiento que apoye este
cambio. Teniendo en cuenta el ejemplo dado por La Barbera (2010) según el cual: “El
intento de definir una personalidad femenina “esencial” ignora las experiencias de las
mujeres de color, o las trata como si fueran una variación de la norma blanca” (p.60) Lo
cual indica cómo lo femenino va más allá de lo estipulado por los feminismos que
homogenizan a las mujeres.
Lo que se propone con la interseccionalidad es dar una mirada completa a las
opresiones que pueden agobiar a diferentes tipos de mujeres, Kimberle Crenshaw a
finales de los ochenta denota que los problemas de las mujeres afroamericanas no podían
evidenciarse por medio de las dimensiones raciales o de género por separado, afirmando
que el resultado al verlo desde una perspectiva conjunta es más que la suma de sus
factores (Lazaro & Jubany, 2017).
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Otros factores, han sido identificados en la literatura, que favorecen se presente una
subordinación basada en el género en el ámbito laboral: Las prácticas familiares (Shokri,
2015), La historia y trayectorias personales (Martínez,2015) y Las ideologías políticas de
los gerentes y superiores (Carnahan & Greenwood,2018) (ver figura 1).
Figura 1: Aspectos que configuran la subordinación de género en el ámbito laboral
(elaboración propia)
Con relación a las prácticas familiares, estas pueden entenderse como el conjunto de
normas, comportamientos y actitudes que regulan el deber ser de las familias. Sin embargo,
estas prácticas tienen una particularidad y es que se construyen teniendo en cuenta el contexto
y las creencias culturales que se han transmitido de generación en generación, por lo que los
constructos sociales se convierten en algo fundamental para las dinámicas familiares y en la
construcción del sujeto como individuo.
El género pasa a ser de gran importancia en relación con las prácticas y dinámicas
familiares, ya que dependiendo de la perspectiva de los padres se estipulan cosas como
conductas y emociones específicas para hombres y mujeres, como por ejemplo la noción de
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“los hombres deben ser dominantes y agresivos y las mujeres deben ser cuidadosas, cariñosas
y sumisas” (Shokri, 2015, p.219), reafirmado lo que señala Gallegos (2012):
“A los hombres se les educa desde niños con la idea de que son más fuertes tanto física
como emocionalmente que las mujeres (...) Mientras que a las mujeres se les educa
partiendo del concepto de que son más débiles tanto física como emocionalmente y con
todo el derecho a expresar sus sentimientos” (p. 706).
Tomando en consideración que estos estereotipos son sumamente comunes, los términos
“hombre” y “mujer” se convierten en toda una institución. Estos estereotipos asociados al
género están sostenidos y sustentados en las normas sociales manejadas en su mayoría por las
sociedades patriarcales, de manera que “las mujeres suelen estar bajo la organización de los
varones, ya que ellos llevan la autoridad política y legal” (Castillo & Hamui, 2012, p.68). Eso
está tan intensificado que incluso algunos hombres que se rehúsan a seguir estos códigos de
conducta son excluidos de círculos sociales, y devaluados por sus pares híper-masculinizados
(Johnston & Kilty, 2015).
En relación con la crianza el patriarcado ha sido una constante en las familias, en estas los
hombres poseían un lugar privilegiado en tanto estaban al mando en sus familias y se ponía a
las mujeres en una posición de subordinación, por lo que con el tiempo iba reduciendo el rol
de la mujer a trabajos domésticos y de cuidado (Shokri, 2015), como consecuencia al hombre
se le considerara una figura de poder, a diferencia de la mujer cuyo papel era inferior.
Al verse desde una perspectiva patriarcal la sociedad se entiende como un sistema en el
que se presenta una diferencia en cuanto a las relaciones de poder en la que los hombres
controlan las prácticas tanto de carácter productivo como de carácter sexual de las mujeres
(Shokri, 2015). Y esta idea sostuvo la idea de que el control debe ser masculino, más
específicamente por quienes poseen las características de una masculinidad hegemónica,
entendida según Connell (1987) como: “aquellas masculinidades que legitiman una relación
Subordinación laboral, género y enfermería en el contexto del covid-19
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desigual entre hombres y mujeres, masculinidad y feminidad, y entre masculinidades” (Citado
en Hamilton y colaboradores, 2019, p.317). Mientras un hombre presente más
comportamientos asociados a la masculinidad hegemónica su tendencia será buscar ser
completamente superior al resto, desde las mujeres hasta los hombres que considere inferiores
a él.
No obstante, lo anterior, este concepto se ha ido transformando en los últimos años. De
acuerdo con Gallegos (2012) “la identidad de género, es una construcción cultural cuyo
contenido es variable de una cultura a otra, de un tiempo histórico a otro” (p.706). Lo que
plantea la idea de que ni la cultura, ni las prácticas familiares se mantienen exactamente
iguales, ya que con el tiempo van surgiendo modificaciones; en la sociedad actual “la
asimetría de poder ha cambiado durante las últimas décadas, notablemente con la primera y
segunda ola de feminismo, las mujeres han logrado, en consecuencia, más responsabilidades,
tanto económicas como políticas, en la sociedad.” (Shokri, 2015, p.216).
Es por todo esto, que lo relacionado a lo familiar se convierte en una característica clave
al hacer un análisis de la subordinación de género. Si se analiza a profundidad, se entiende
que muchas de las ideas, prácticas y dinámicas que ejercen los hombres y mujeres de adultos,
vienen de las influencias que obtuvieron durante su crianza por parte de sus familias, que
mantienen latente la desigualdad y la idea de subordinación que se supone deberían haber
transformado.
Es relevante mencionar que la presencia de la subordinación se da además por
discursos sociales que incluso las mismas mujeres han interiorizado y vuelto parte de su
historia y su trayectoria personal, de modo que el género queda referido a las diferencias
culturales entre lo masculino y lo femenino, sin tener en consideración las capacidades,
intereses, deseos, preparación académica, entre otras características de los individuos.
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Todos estos estereotipos y funciones que se le atribuyen al género, a pesar de que su
raíz es cultural, son tomados como características biológicas. Lo cual repercute en que
mujeres y hombres se apropian ciertos papeles y tópicos de género que se muestran en cosas
como la elección profesional (Martínez, 2015). Esto hace que las mujeres tengan una
tendencia a percibir mayores posibilidades laborales en sectores donde el objetivo es el
cuidado y la atención al otro, mientras que los hombres se dirigen a sectores donde las
cualidades que requieran son poder, fuerza y liderazgo, Esta dinámica afecta principalmente a
las mujeres ya que se encuentran resistencias para llegar a determinados sectores y para
ascender a puestos jerárquicos, puesto que se pone de base las relaciones asimétricas de poder
que colocan a la mujer en una situación de inferioridad (Programa de naciones Unidas para el
Desarrollo PNUD, 2018). Y esta inferioridad no solo es en cuestión de relaciones laborales,
sino también existe una implicación monetaria, pues a partir del cargo que se ocupe, sea alto o
bajo, igual será el salario, y esto es importante pues también surge una brecha salarial entre
los géneros promovida por posturas neoclásicas en economía, según las cuales la mujer
estaría dispuesta a recibir menos que los hombres ya que estas no serían las principales
proveedoras (Ortega, 2019).
Ahora bien, surge la incógnita de por qué incluso las mujeres pueden llegar a ser
promotoras de la subordinación, la cual se puede resolver teniendo en cuenta que existe un
componente importante en cuanto a la trayectoria laboral de las mujeres y es la previa
socialización que tiene por medio de sus familiares o sus conocidos, ya que de acuerdo con
Martínez (2015) estas influyen:
“en la identidad social y personal, en la interiorización de creencias sobre uno mismo,
en las expectativas por el hecho de ser mujer u hombre, además de las expectativas de
éxito y valorización diferenciada que se da a ciertas profesiones y roles” (p.33).
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Para demostrar la influencia de las trayectorias personales, podemos continuar con el
ejemplo de la enfermería, y es que, en el campo de la salud, y más específicamente con las
enfermeras existe el imaginario de que es un oficio para las mujeres (Martínez, 2015) y se
mantiene la idea de que es un espacio femenino y no neutro.
Pero la socialización no es lo único que influye en las expectativas frente al trabajo y
en las trayectorias personales de las mujeres, también existen otras características que de
hecho pueden darse o no, ejemplo de esto es la decisión de ser madre, puesto que “la
maternidad suele asociarse con un menor compromiso con el trabajo por parte de las
trabajadoras madres, y se vive como una amenaza a sus probabilidades de crecimiento, a
pesar de los méritos y credenciales que hayan conseguido” (Programa de naciones Unidas
para el Desarrollo PNUD, 2018, p.47). Esto ha estado asociado a que muchas mujeres
rechazan el embarazo y la maternidad, cuya razón, más allá de cuestiones personales, es
porque tienen la noción de que cuando una mujer se embaraza o tiene hijos esto le generará
consecuencias en su vida
profesional.
Es por todo esto que las historias y trayectorias personales son un tópico importante
al hablar de la subordinación de género, pues a través del tiempo, mientras las personas van
creciendo, teniendo interacciones con diversas personas y grupos, y además adquiriendo
conocimientos y pensamientos, forjan su perspectiva sobre diversos temas. Al momento de
entrar al mundo del trabajo, o incluso ya estando dentro de él, las ideas y los estereotipos que
tenga incidirán en su comportamiento, su relación con los demás, en lo que considera correcto
o incorrecto, y en el caso de las mujeres, estas ideas pueden incluso afectarles directamente a
ellas pues se ponen en una posición de desventaja, en la que llegan incluso a privarse de cosas
como la maternidad o de buscar cargos con mucho poder, porque dentro de sus
consideraciones esto puede no ir acorde con sus creencias o perspectivas.
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Finalmente, un último aspecto relacionado en la literatura con la subordinación de
género, enfocado en el mundo laboral, son las ideologías políticas de las gerencias de las
organizaciones (Carnahan & Greenwood;2018). Las ideologías políticas de los gerentes o
superiores juegan un rol importante en el momento de hablar de subordinación en el ámbito
laboral, debido a que todas sus creencias respecto a los roles de género, pasan a ser una
influencia en los distintos procesos organizacionales, como pueden ser la contratación,
promoción y selección en equipos de trabajo. De acuerdo a estos autores, estas ideologías
afectan “los procesos que son cruciales para determinar quién ingresa a una organización,
quién obtiene oportunidades para el desarrollo de habilidades y quién, en última instancia,
obtiene el estatus, la compensación y la autoridad de los puestos gerenciales” (Carnahan &
Greenwood, 2018, p.2).
Es por esto que las ideologías políticas pasan a ser algo extremadamente crucial para
esta investigación, pues las visiones de la vida que poseen las personas tiene una gran
influencia en todos los procesos. Por lo que si se busca que la decisión de quién tomará el
cargo se haga de manera objetiva teniendo en cuenta los objetivos y valores institucionales de
la organización, se verá que también influyen en la decisión del puesto las expectativas de
quien contrata sobre el comportamiento de los candidatos femeninos o masculino, los cuales
reflejan las preferencias sobre el “deber ser” de estos dentro de la sociedad (Cialdini &
Trost,1998 y Eagly, 2003; citado por Carnahan & Greenwood, 2018). En situaciones como la
promoción de personal, la ideología política de los gerentes puede ser determinante
dependiendo de si para estos el desarrollo de habilidades y el desempeño laboral resultan
equivalentes entre hombres y mujeres.
Profundizando un poco más acerca de cómo atraviesan las ideologías políticas,
debemos tener en cuenta que los enfoques políticos surgen a partir de la visión que tenemos
de la naturaleza humana, los cuales podrían clasificarse de dos maneras. Por una parte, los
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liberales, quienes tienden a adoptar una visión en que la perfectibilidad de la sociedad es
teóricamente posible, por lo cual están más abiertos a promover el cambio y la justicia social,
y la igualdad en los resultados. Mientras que, por otra parte, los conservadores enfatizan
acerca de la imperfectibilidad humana y de que los cambios estructurales a nivel social
pueden tener repercusiones que, como resultado, pueden agudizar las problemáticas en la
sociedad. A partir de este punto de vista los conservadores buscan darle mayor importancia a
la respetabilidad de quienes tienen poder, el equilibrio y las tradiciones (Carnahan &
Greenwood ; 2018).
Esto ha traído como consecuencia que se haya marcado y normalizado una fuerte
división del trabajo por género, siendo fácilmente identificable en lo asociado a lo femenino
en los trabajos domésticos y de cuidado, ampliando esta percepción a otros escenarios del
trabajo remunerado como son la enfermería, la enseñanza, la cocina, el servicio y la limpieza
(Romero & Pérez, 2016). Es por esto que en estos sectores, donde el trabajo ha sido
feminizado, las condiciones de subordinación se hacen mucho más evidentes. Un ejemplo de
esto es el sector salud, más específicamente en la profesión de enfermería, donde se ve una
mayor cantidad de mujeres.
Ahora bien, el ser enfermero/a, se puede entender de manera general como aquella
persona que le brinda toda la atención necesaria al paciente y a su familia (Castrillón, 1999).
Sin embargo, desde el momento de definir la vocación, existen ejemplos de segregación ante
esta población, debido a que al distinguir la enfermería profesional de la técnica o alguna otra
variante, se hace énfasis en que los profesionales en enfermería reciben una formación para
dar atención asistencial y por tanto, que poseen las capacidades para liderar un equipo de
enfermería (Castrillón, 1999). Lo anterior indica que se presume de una mayor formalidad y
de características de liderazgo dentro de su descripción, a diferencia de cuando se habla de la
enfermería a nivel técnico, como lo son las auxiliares de enfermería.
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Términos como amor, entrega, feminidad y compasión; también han sido ampliamente
utilizados para definir esta profesión. Sin duda la labor de los profesionales en enfermería se
ve permeada con gran intensidad por toda la cultura patriarcal que constantemente relega el
trabajo de “cuidado” hacia las mujeres, al ser considerada esta labor como femenina.
Siguiendo lo mencionado anteriormente, la enfermería recibe su reconocimiento social de
acuerdo a sus competencias culturales y compasivas. El poder reconocer el sufrimiento y así
mismo saber responder a este, son características que se espera sean innatas en el profesional
de la salud, por lo que se puede ver cómo no se le brinda a este personal lineamientos
específicos que sirvan para entrenarlo en el correcto desarrollo de las habilidades blandas
anteriormente mencionadas.
Al respecto, Reina Leal (2020), afirma que la compasión se considera como eje para el
cuidado, esto tradicionalmente se ha concebido como una cualidad innata en los seres
humanos, al igual que el respeto, la dignidad, la atención, la amabilidad, el compromiso, la
persistencia y la dedicación. Características que son usualmente proyectadas en la imagen de
la profesional en enfermería. Del mismo modo, se ha incorporado en la práctica de la
profesión sin comprender su significado e implicaciones, resultando en cuidados deficientes,
por lo que se debe instruir mediante la formación y el entrenamiento en estas habilidades.
Al momento de centrarnos en el hecho de que la mayoría de los profesionales en enfermería
son mujeres, resulta aún más problemático el panorama planteado por Castrillón, en el cual
expone que el personal de enfermería dentro de las instituciones de salud no tiene mayor voto
o importancia en las decisiones relevantes para la organización, lo que desencadena un
sentimiento de insatisfacción generalizada que dificulta la práctica de su labor. Para el caso de
las enfermeras, otros factores la profesión se ha ido configurando para generar desigualdades
debido a la subordinación de género, de acuerdo con Manosalva (2014):
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“el tener una relación de subordinación en el origen del oficio de la enfermera, se
convirtió en un reto para la profesionalización, en el sentido de que ésta pudiera
convertirse en una profesión que buscaba una mayor autonomía suficiente para
tratarse entre pares con los médicos” (p.48)
Lo cual nos da a entender el difícil reto que tiene la enfermería, debido a que esta
reproduce estereotipos de género históricamente naturalizados, como el hecho de que el rol de
la enfermera se asemeja con el papel de madre de sumisa y obediente, mientras que el del
médico con el de cabeza de familia, por lo que, “como si fuera una esposa o una madre, la
función de la enfermería ha sido confinada a la subordinación del saber médico y
determinada con calificativos como altruismo, sacrificio, bondad y obediencia” ( Medina,
1999 citado en Manosalva, 2014, p. 71). Dichos calificativos influyen en gran medida en la
toma de decisiones por parte de las enfermeras que se ven a su vez atravesadas por
intervenciones de los médicos, lo cual las deja completamente limitadas.
Todo esto deja como conclusión el hecho de que las diferentes ideologías políticas
tienen una gran incidencia en las dinámicas organizacionales, desde los procesos de selección
y contratación, hasta las funciones del trabajador. Por lo que las habilidades del trabajador en
el espacio organizacional tienden a asociarse con el género, incluso aspectos como la
retribución que se recibe por determinados también dependerá de éste.
2. Condiciones laborales de la enfermería en Colombia desde una perspectiva de
género y a partir la situación de pandemia
Teniendo en cuenta todo lo que engloba la subordinación en el marco del género, y
además, el hecho de que el objetivo principal de este trabajo está enfocado en el sector salud,
para poder comprenderla más profundamente desde una mirada enfocada en la enfermería y
desde el género, es necesario conocer el contexto de la enfermería en el país, de modo que se
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logre evidenciar todas aquellas condiciones laborales por las que se constituye el ser
enfermera dentro de un país como Colombia. Debido a las diferentes situaciones sociales y
políticas, se han construido discursos y prácticas sociales que llevan a la replicación de
modelos y pautas de crianza que permiten la normalización de la subordinación,
especialmente de género.
Todo esto lleva a que dentro del contexto laboral se interiorice las prácticas de
subordinación, especialmente en profesiones donde se llevan a la práctica muchas situaciones
y discursos machistas como lo es el sector salud, en especial en la profesión de la enfermería.
Teniendo en cuenta esto, y como lo menciona Bustamante (2012) la enfermería moderna
tiene sus orígenes en el programa de formación de Florence Nightingale. En el programa “The
Nightingale training school for nurses” se buscaba más allá de formar enfermeras con los
bases de conocimiento adecuadas para la labor, formarlas desde lo científico, lo religioso y lo
vocacional en conexión, formalizando la labor; su otro propósito era expandir dicha
formalización a través de sus egresadas, las cuales podían formar a otras enfermeras de
distintos países, generando así una cadena de formación.
Más específicamente, en Colombia, esta formación se dio junto con la creación de un
juramento para las mujeres que quisieran pertenecer al gremio de la enfermería, el cual está
compuesto “ por altruismo (“dedicare mi vida al bienestar de las personas confiadas a mi
cuidado”), abnegación (“Me abstendré de todo cuanto sea nocivo o dañino) y subordinación
(“seré una fiel asistente de los médicos”), ligado a la tradición religiosa y militar sobre los
cuales se basa “el deber ser” de la enfermería (Manosalva, 2014, p.74). Estas son algunas de
las dinámicas que aún se preservan dentro del mundo laboral del personal de enfermería y por
las cuales se sostienen prácticas culturales y diferenciales con respecto a las mismas, como lo
es la atribución de su labor al género femenino.
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Sin embargo, como vemos, este código fue instaurado de manera particular en Colombia,
puesto que en cada país el proceso de formalización ha sido distinto, ya que se ve atravesado
por sus condiciones políticas, sociales, culturales y educativas. En el caso de Colombia, a
comienzos del siglo XX tuvo sus inicios en la ciudad de Cartagena. A partir de las influencias
de otros países, llega al área de obstetricia en donde se comienza un proyecto de formación
para un grupo de mujeres, el cual posteriormente fue decretado gubernamentalmente como
una escuela oficial de la Universidad de Cartagena.
Los programas de estudio en enfermería surgen desde la enseñanza impartida por los
profesionales en medicina, lo que puede reflejarse en los roles que desempeñan y las
dinámicas que se manifiestan dentro del ámbito laboral. Y a pesar de los intentos por su
posicionamiento como un proyecto de formación profesional igual de formal a otros “la
enfermería sigue siendo una profesión de baja constitución, con poco prestigio social, baja
independencia y autodeterminación, poca apropiación de su acervo conceptual y poco
compromiso por sus agremiaciones, situación está que influye en su posicionamiento y
proyección social” (Bustamante, 2012).
El contexto histórico, sin embargo, tampoco resulta ser el único de relevancia a la hora de
estudiar y comprender el ámbito laboral de esta profesión. Las condiciones de trabajo y sus
implicaciones en la salud y el bienestar de las personas que prestan el servicio de enfermería,
son al igual uno de los aspectos más significativos; esto ya que normalmente se identifica y
reconoce un constante desgaste profesional en estos servidores. Este desgaste profesional
entendido como “una condición multidimensional compuesta por el agotamiento o cansancio
emocional, la despersonalización y el abandono de la realización personal” (Cogollo y
colaboradores, 2010).
Se ha identificado en estudios anteriores, que en labores que requieren del acercamiento
con otras personas desde el trato directo y cercano, en labores de cuidado, resultan ser los más
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afectados por esta condición, al igual que por muchas otras. En Colombia se han realizado
numerosos estudios en distintas ciudades y con varios trabajadores del área de enfermería, los
cuales puntuaron medio o alto para el padecimiento del desgaste laboral. Inclusive se
menciona que “en diferentes grupos de profesionales, la edad, el sexo, el estado civil, el
estrato socioeconómico, el salario y la satisfacción laboral se relacionan con la presencia de
desgaste profesional” (Zuleima, 2010).
En este estudio también se menciona que el desgaste profesional no afecta solo la salud
física y psicológica de este personal, sino que, por el contrario, puede llegar a afectar el
entorno, la vida familiar, social, e inclusive la atención que brindan dentro de su cotidianidad.
Así mismo se rescata que existe mucha insatisfacción laboral por parte del personal que
atiende en la zona de urgencias. Lo que puesto dentro del contexto actual de pandemia podría
llegar a verse incrementado dramáticamente, desde las nuevas condiciones y retos que esta
plantea.
Esto lleva a la insatisfacción junto con obstáculos que inclusive entorpecen la propia
labor. El tema de inconformidad se exacerba con la reforma del sector salud en Colombia que
se manifestó en el campo de la enfermería en: “insatisfacción del personal con la institución,
deterioro en las condiciones de trabajo, aumento en la carga laboral, inestabilidad y baja
remuneración. Además, la responsabilidad civil se ha hecho más evidente con la reforma”
(Castrillón, 1999, p.16).
En 2019 se construyó el Plan Nacional de Enfermería (PNE) (2020-2030), en el cual se
buscó acabar con dichas inconformidades con una propuesta que considerara entre otros
aspectos: “Mejorar las condiciones laborales y desarrollo del profesional de enfermería en
Colombia; Fortalecer la calidad de la educación de Enfermería en el nivel de pregrado y
posgrado con el fin de aportar las mejores prácticas profesionales del cuidado de Enfermería a
la persona, familia y comunidad y Posicionar al profesional de Enfermería como agente líder,
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político, gestor y resolutivo para dar alcance a las necesidades del sector salud en el ámbito
nacional e internacional.” (Minsalud, 2019, Página 26).
En términos estructurales, las condiciones de trabajo de las enfermeras en Colombia, se
pueden describir a grandes rasgos con algunas generalidades como: el hecho de que la
mayoría del personal de enfermería cuenta con una larga experiencia laboral, con
vinculaciones de trabajo de distintos tipos (formal e informal), con horarios de trabajo de
entre 6 y 12 horas diarias (lo cual en tiempos de pandemia vino a cambiar) (Leguizamón,
2002).Con relación a los horarios y la distribución de cargas, se encontró que más de la mitad
de estos trabajadores no cuentan con descansos dentro de la jornada laboral aparte del espacio
de almuerzo, alrededor de la mitad de ellos trabajan horas extra, en su mayoría trabajan dentro
del horario diurno y en su mayoría obtienen permisos remunerados por temas de enfermedad.
En la actualidad se plantea que el sistema de salud en Colombia debe cambiar
comenzando por el mejoramiento de las condiciones de trabajo para el personal de
enfermería, el panorama presenta jornadas de trabajo prolongadas, con una baja remuneración
recibida por los auxiliares, además de una alta exposición al contagio gracias a que se asigna a
este personal a las primeras filas de atención en urgencias.
De igual manera el trasfondo de precariedad que ha sido característico del trabajo en salud
desde sus inicios, es otro de los puntos en los que se centra la mirada, ya que la flexibilidad en
la contratación se vuelve una desventaja en algunos de los casos, generando así que el
ambiente laboral se transforme en inequidad entre profesiones derivadas de la medicina.
Dicha inconformidad se agrava cuando las reformas del sector salud en Colombia deterioran
el ambiente laboral, al aumentar la carga y disminuir la remuneración (Castrillón, 1999).
Teniendo en cuenta las condiciones laborales de la enfermería en Colombia descritas
anteriormente, se quiere visibilizar cómo estas pueden ser transformadas a partir de una
Subordinación laboral, género y enfermería en el contexto del covid-19
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situación que ha tenido alto impacto en las dinámicas laborales dentro de sector salud como
es la actual pandemia a causa del COVID-19.
En el marco de la pandemia por el COVID-19 según lo planteado por Cassiani (2020)
“se ha dejado al descubierto la vulnerabilidad de los sistemas de salud, así como el déficit de
profesionales de enfermería para enfrentar la situación desde la primera línea de atención”
(p.2).
Según el informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, la
desigualdad en el marco de la pandemia aumentó la presión ejercida sobre el sistema de salud,
que se traduce en condiciones de trabajo extremas. Dichas condiciones se basan
principalmente en la extensión de las jornadas laborales y la falta de elementos de protección
personal que generan una mayor exposición al virus (CEPAL, 2020).
Es importante que a partir de estos análisis se comience a distribuir de mejor manera a
los profesionales de la salud, a instruirlos más en sus labores y reducir las diferencias dentro
del mismo gremio, dando igualdad de trato a todos los prestadores de servicio en enfermería.
En pro de proteger a los trabajadores de salud, se les debe dotar con todos los insumos
idóneos para el ejercicio de su labor. Así mismo, implementar los protocolos de bioseguridad
y capacitaciones que fomenten el debido uso de las herramientas tecnológicas utilizadas en la
telemedicina. (Cassiani, 2020).
A partir de la pandemia por COVID-19, la situación laboral e incluso la vida privada
de los trabajadores de la salud se ha visto altamente perjudicada; situaciones como la
estigmatización y el miedo al contagio han hecho que sean señalados y en muchas ocasiones
rechazados por trabajar en clínicas, hospitales u otros centros de salud. Una enorme carga ha
recaído sobre las enfermeras durante la pandemia, causando que las mujeres se sometan a
diferentes condiciones como una mayor exposición al virus ya que se tiene la idea de que sus
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colegas hombres no desempeñarán sus labores correctamente (Geremia, et al, 2020). En
brotes epidemiológicos anteriores como lo fueron los virus Ébola y zika, se priorizó la
respuesta biomédica mientras que se sostuvieron o profundizaron desigualdades estructurales,
como lo son las desigualdades de género (Castellanos, Mateos & Chiliet-Rosell, 2020).
Según un informe de la Comisión Interamericana de Mujeres (CIM) realizado por Mora
(2020) se encuentra que la carga laboral de las mujeres ha incrementado considerablemente,
debido a que el volumen de pacientes no es dividido equitativamente entre los profesionales,
lo anterior, demuestra cómo el género se convierte en una categoría en donde se distribuyen
tareas y roles de manera jerárquica, llena de estereotipos y roles que encasillan a los
individuos.
La actual pandemia trajo como consecuencia el colapso de los sistemas de salud
evidenciando así las fallas estructurales que normalizan y reproducen las desigualdades de
género en el sector salud alrededor del mundo. El problema de la desigualdad toma una visión
mucho más amplia, puesto que las mujeres empleadas en el sector salud, no dejan de
proporcionar cuidados a personas que tienen a su cargo (CEPAL, 2020). Debido a que las
instituciones educativas y de cuidado dejaron de prestar sus servicios por la pandemia,
muchas mujeres cabezas de familia se vieron obligadas a alternar entre las responsabilidades
laborales (que se incrementaron) y las responsabilidades en el hogar.
Es relevante resaltar que todo lo mencionado anteriormente sucede en un contexto que
legítima la discriminación salarial, ejemplo de ello es que los salarios de las mujeres en el
sector salud son un 25% inferiores a los de los hombres que ocupan los mismos cargos
(CEPAL, 2020). Julia Smith evidenció que en las recientes crisis sanitarias el rol de las
mujeres ha sido ignorado, y tampoco existen numerosas investigaciones sobre el tema
revelando así la falta de visibilización del problema (Castellanos et al., 2020).
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3. La investigación Narrativa
La tarea de transmitir ideas, emociones y experiencias no ha sido nunca un trabajo
sencillo, ya que esto implica poner lo vivido en palabras, resignificar la historia y recrear los
acontecimientos. Dicha labor va más allá de seguir el orden cronológico de los hechos, se
debe tener en cuenta la configuración particular e individual de las vivencias personales, esto
mediante descripciones que puedan dar a entender cómo transcurren las acciones de los
actores, de forma que el lector pueda ubicarse en el escenario social e histórico del contexto
implicado en el hecho a contar (Cardona & Salgado, 2015).
La investigación narrativa es una forma de investigación que ha ganado popularidad
en el área de las ciencias sociales (De la Ossa & González, 2013), una metodología afín a la
fundamentación epistemológica de la hermenéutica, que propone la posibilidad de reconocer
la particularidad de los fenómenos humanos desde una aproximación social, con el propósito
de explicar la intencionalidad de los mismos y comprender el valor que este conocimiento
contiene. Para esto, se deja a un lado la pretensión de la estandarización y generalidad y se
centra en la profundización y comprensión del fenómeno a tratar (Cardona & Salgado, 2015).
Para ello, es necesario considerar el tiempo en el cual se ubican hechos históricos y
geográficos que crean ciertos acontecimientos. Dichos acontecimientos se vuelven parte de un
proceso y de una intersección entre lo microsocial y lo macro estructural (Blanco, 2011). De
modo que se centra en el individuo en contexto más que únicamente en la percepción
individual.
Algunos investigadores consideran la narración como la “esencia ontológica de la vida
social y, a la vez, como método para adquirir conocimiento” (De la Ossa & González, 2013.
.p. 4). De modo que el enfoque toma sentido dentro de la investigación en la medida en que
este sea de mayor o menor utilidad para aquello de lo que se quiera dar cuenta o de lo que se
quiera dar sentido (Blanco, 2011), es dirigir la atención a la forma en que los involucrados por
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medio de sus acciones y narrativas interactúan con los significados que surgen y que le dan
sentido a su experiencia
La investigación narrativa es una metodología de indagación basada en un proceso
dinámico y una serie de epistemologías y ontologías que luego de ser analizadas y procesadas
pueden llevar al investigador a resultados que no podría descubrir con otras metodologías. Por
otro lado, se debe tener en cuenta que con esta metodología se presenta el reto de subjetividad
del investigador, ya que su identidad y su percepción de la realidad está de manera inherente
implicada en la conceptualización de los hechos (De la Ossa & González, 2013).
Teniendo en cuenta lo anteriormente mencionado en la investigación narrativa se toma
la realidad como una construcción social que se encuentra siempre mediada por los sujetos, y
se centra en los pensamientos, sentimientos y acciones de los mismos. Así pues, la realidad se
convierte en texto, construyendo de manera conjunta entre el investigador y los actores los
datos a analizar, es un proceso de creación del conocimiento (Cardona & Salgado, 2015).
Siguiendo esta línea de pensamiento, este modelo de investigación permite producir
una reflexión capaz de evidenciar las experiencias reales de las personas participantes, dando
una mirada a los significados que estas expresan, llevando así a una comprensión real de los
mismos (De la Ossa & González, 2013).
Se deben tener en cuenta varias características para que esta metodología sea llevada a
cabo adecuadamente, se deben relatar los hechos de la forma correcta y detallada (¿qué?,
¿cómo?, ¿por qué?), el espacio en el que se dan (¿dónde?) y el tiempo en el que ocurre
(¿cuándo?), ya que con esta información es que se hacen posibles los procesos de
significación y la manera en que la forma de narrar los sucesos afecta la creación de
realidades (Cardona & Salgado, 2015). Durante este proceso se tienen en cuenta las
interpretaciones dadas a lo largo de los diálogos ya sea con los participantes, con los
investigadores o con referentes teóricos pertinentes en la investigación, creando así un relato
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colectivo que contenga las normas, creencias, ideologías y percepción de la realidad de los
involucrados en la investigación (Cardona & Salgado, 2015).
Es debido a todo lo mencionado que elegimos esta metodología de la investigación, ya
que, en relación con el objetivo planteado, este es el método más adecuado para cumplir los
objetivos planteados con anterioridad en este documento, sumado a esto las condiciones
generada por la emergencia sanitaria del COVID-19 y la imposibilidad de acceder a los
hospitales para entrevistar con normalidad a las enfermeras que se enfrentan a esta crisis, por
lo que hemos decidido utilizar los métodos anteriormente mencionados que se pueden ajustar
a dichas condiciones.
METODOLOGÍA
Para llevar a cabo esta investigación, se seleccionó una metodología de investigación
cualitativa. El motivo que nos llevó a esta decisión es que esta metodología tiene el objetivo
de ver todo desde la perspectiva de un individuo sobre un tema en específico, conocer una
situación, lugar o acontecimiento a partir de quienes componen una representatividad sobre
los hechos investigados, según Taylor y Bogdan (1984): “en la metodología cualitativa el
investigador ve al escenario y a las personas en una perspectiva holística; las personas, los
escenarios o los grupos no son reducidos a variables, sino considerados como un todo” (p.20).
La investigación cualitativa nos ofrece en el caso de esta investigación, la oportunidad de
tener una mirada amplia del contexto que queremos explorar, y conocer las experiencias y la
construcción del conocimiento que ha llevado la población que entrevistaremos a partir de los
fenómenos que afectan al mundo en la actualidad.
Es debido a esto que consideramos la importancia de utilizar metodología cualitativa,
porque el objetivo de esta clase de investigaciones no es llegar a una verdad absoluta. Es
importante entender que los fenómenos sociales pueden tener diferentes interpretaciones y no
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35
pueden ser descritos de manera exacta, por lo cual, algo importante al querer entender un
fenómeno, es entender que existen diferentes miradas, en resumidas cuentas, se quiere
ampliar el conocimiento sobre una problemática a partir del punto de vista de un otro (Taylor
y Bogdan, 1984).
Método
Dentro de las diferentes modalidades que existen en investigación cualitativa, se utilizará
para este caso el método de la Investigación Narrativa, ya que esta tiene como objetivo que un
relato genere un acercamiento a las vivencias de un individuo, y la narración puede ser
concebida como “esencia ontológica de la vida social y, a la vez, como método para adquirir
conocimiento” (Domínguez, Herrera. 2011 p.622). Esto además, porque a partir de un
testimonio, y considerando la subjetividad de quien está hablando, el origen de este tiene que
ver con el contexto que lo rodea, por lo cual “su relato se ha configurado en lo colectivo, en
un mundo compartido y que esos sentidos, significados, vivencias, imágenes y palabras no
sólo le pertenecen a él o a ella, sino al nosotros” (Arias, Alvarado. 20015 p.177), lo cual
permitirá hacer una amplia mirada al contexto, pero desde una mirada específica.
Participantes
Para la realización de este trabajo, las participantes fueron 8 enfermeras (7 vinculadas a
entidades privadas y 1 vinculada a una institución pública) seleccionadas de acuerdo a los
siguientes criterios: ser del género femenino, ser profesional en enfermería, tener experiencia
de mínimo cinco años en clínicas y/o hospitales y estar trabajando como enfermera durante el
contexto de la pandemia por coronavirus COVID-19 (Ver anexo 1: Descripción de las
participantes)
Primeramente, se usó como criterio de exclusión la categoría de género, pues al ser el
objetivo de este trabajo focalizarse en la subordinación al que puedan verse las mujeres, se
considera de mayor relevancia entrevistar exclusivamente a este género. El segundo criterio
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de exclusión fue el hecho de ser profesional en enfermería, esto porque también dentro de esta
rama se encuentran el área de auxiliar de enfermería, lo cual no compone a un pregrado sino a
un programa técnico, lo cual generaría otras implicaciones que no serán analizadas en este
trabajo.
Como tercer criterio de exclusión se tuvo como requisito el poseer una experiencia no
menor a cinco años en clínicas y hospitales, esto se hace debido a que personas que cumplan
estos criterios mostrarán un grado alto de conocimientos acerca de cómo funciona el sector de
la salud y las dinámicas organizacionales en un centro médico (ya sea clínicas u hospitales), a
la vez que con un tiempo tan prolongado, su testimonio acerca de si existe subordinación o no
se hace más fehaciente por su amplia experiencia trabajando como profesional en enfermería.
El último requerimiento era que llevara a cabo sus funciones profesionales en el
transcurso de la pandemia por coronavirus COVID-19, ya que se quiere analizar si las
dinámicas y la subordinación que puede presentarse en los centros médicos ha tenido
modificaciones debido a los acontecimientos recientes, que no solo fueron inesperados sino
también generaron una situación de emergencia que hasta el día de hoy modificó los centros
de salud para responder a la situación de pandemia.
Técnicas
Se utilizó la técnica de la entrevista semiestructurada como método principal de recolección
de información, la cual se aplicó de manera individual a cada participante. Se seleccionó esta
por su característica de permitir tanto al investigador como al investigado interactuar de una
manera más personal, además, teniendo en cuenta a Díaz, y colaboradores (2013): “se
pretende conseguir los significados que los informantes atribuyen a los temas en cuestión”
(p.63), por lo cual, gracias a que la entrevista es una conversación abierta, los entrevistados
podrán describir con sus propias palabras dar respuesta a las preguntas a partir de su realidad.
Subordinación laboral, género y enfermería en el contexto del covid-19
37
Ahora, hablando específicamente del tipo de entrevista semiestructurada, fue la
seleccionada entre los diferentes tipos de entrevistas porque, si bien se tienen preparadas una
serie de preguntas base por medio de las cuales se quiere llevar a cabo, en este tipo de
entrevistas “el entrevistador requiere tomar decisiones que implican alto grado de
sensibilidad hacia el curso de la entrevista y al entrevistado” (Díaz y colaboradores 2013, p.
164), por lo cual, con la entrevista semiestructurada se pueden generar modificaciones y
añadiduras a partir de lo que se requiere en el momento que se está realizando, y esto generará
un ambiente más cómodo pues la conversación se hace menos rigurosa al no estar mediada en
su totalidad por un guión de preguntas (Ver anexo 2: Guía de entrevista). Además de esto, a
las participantes se firmaron el formato de consentimiento informado (Ver anexo 3: Formato
de consentimiento informado), en el cual se explica detalladamente el objetivo de la entrevista
y los derechos que tiene el entrevistado al ser partícipe de la entrevista y aceptaban la
voluntariedad de su participación.
Para sintetizar los resultados de las entrevistas, se realizó una transcripción de las
mismas, posteriormente se desarrolló una matriz de análisis, tomando fragmentos que
resultaron más relevantes dentro de las categorías de análisis previamente definidas y las
categorías que emergieron a raíz de las entrevistas. (Ver anexo 4: Categorías de análisis). Se
tuvo en cuenta el marco conceptual anteriormente presentadas, para realizar un contraste entre
las narrativas recogidas y lo que la literatura ha mencionado, y así comprender el avance
generado en frente a los objetivos propuestos dentro de esta investigación. Al utilizar una
metodología narrativa, el análisis que se va a realizar va a ser igualmente narrativo
Subordinación laboral, género y enfermería en el contexto del covid-19
38
Análisis de resultados
Después del análisis de los textos recogidos en el trabajo de campo se pudo observar
que, a pesar de la diferencia en cuanto a experiencias, edad, cargos (jefe, coordinadora,
subordinada etc.), tiempo ejerciendo la profesión, u otros factores, existen acuerdos dentro de
las narrativas sostenidas por las distintas participantes, así como en sus experiencias vividas y
los contextos que las rodean.
Con relación al primer objetivo planteado en la investigación, se lograron identificar
los siguientes factores en el ámbito laboral de las enfermeras, donde opera la subordinación
de género en la cotidianidad del trabajo de las enfermeras. Un primer factor de acuerdo entre
las participantes, está relacionado con su situación de subordinación y se da desde la
normalización de la subordinación presente en las situaciones que suceden en el día a día.
Una de ellas, son las limitadas opciones disponibles en la toma de decisiones en el ámbito
laboral y la restringida
autonomía, las cuales ellas reconocen como lógica en el contexto de relación
médico/enfermera. Un ejemplo de esta normalización la encontramos en el siguiente
fragmento:
“se supone que la última palabra la tiene el médico que es él tiene el conocimiento,
más allá del enfermero, así lógico, de medicamentos, de patología de anatomía, de
todo, entonces él es el facultado para decir si hagamos esto o no hagamos esto, pero
pues pienso que eso debería ser como entre los dos profesionales, porque es la parte
médica y la parte humana que es la de nosotros” (participante 4, página 8).
Subordinación laboral, género y enfermería en el contexto del covid-19
39
A raíz de esto, se puede ver cómo se ubica al médico en un lugar de superior y director
de las funciones que ellas deben llevar a cabo, lo cual no sólo marca un rol de subordinación
del área de trabajo, sino que inclusive evidencia una existente subordinación de género, que
dentro del discurso de las participantes se da al reconocer a “Los médicos y Las enfermeras”
clasificando de manera naturalizada el género de quién ejerce cada una de estas profesiones
(género masculino son los médicos y género femenino son las enfermeras). Esta clasificación
es arbitraria, teniendo en cuenta que las enfermeras participantes de esta investigación relatan
que en las instituciones donde trabajan predomina el género femenino, incluso en el área de
medicina. Sin embargo, se dan estos imaginarios por la internalización de la feminización de
la profesión de la enfermería que ha sido históricamente replicada.
Estas formas de ser en el contexto de la salud se han visto instauradas y reforzadas por
factores como las políticas de las entidades de salud o los discursos sociales y culturales, que
rescatan la figura femenina de cuidado y servicio de la enfermería. Las entidades de salud
prefieren poner a cargo al personal de medicina puesto que cuenta con una formación más
detallada acerca de los procedimientos farmacológicos y los tratamientos necesarios para la
recuperación del paciente, e inclusive por las mismas razones es mayormente reconocido a
nivel social. La medicina como “madre creadora” del área de enfermería sigue manteniendo
su rol como superior y guía, consiguiendo así que las enfermeras realicen aquello, que los
médicos consideran pertinente respecto a cada paciente, siendo los médicos los poseedores
del conocimiento que diagnostica y el personal de enfermería, las operarias que se limitan a la
ejecución de tareas.
Por estas diferencias de percepción y posicionamiento jerárquico, el reconocimiento
hacia el personal de enfermería no es equivalente al del personal de medicina, a pesar de
muchas veces tener que realizar mayor cantidad de tareas y encontrarse en un espacio de
mayor exposición al paciente por las funciones que desempeñan. Esta ausencia de
Subordinación laboral, género y enfermería en el contexto del covid-19
40
reconocimiento no solo se ve en los pacientes, se ve también en los familiares, y es replicado
en la sociedad en general con la idea de que la recuperación de un doliente se debe
exclusivamente a la supervisión del médico y no al apoyo del departamento de enfermería.
Otra situación de subordinación de género identificada se da en la distribución de la
asignación del trabajo a los espacios donde circulan pacientes con mayor estatus, que para
el caso del sistema colombiano de salud, se relaciona con aquellos espacios en la clínica
asignados a pacientes que cuentan con recursos para pagar pólizas de medicina prepagada,
lugares donde se debe garantizar mejores cuidados en un marco de seguridad para todos los
pacientes.
“Manejamos un tipo de pacientes más complejos...eh…los pacientes que pagan
particular y que tienen una prepagada de alto…eh…son pacientes exigentes (...) Ellos
son un poco más demandantes” (Participante 1,pág. 15).
A pesar de que el reconocimiento social e institucional se da a los médicos encargados
de dirigir a las enfermeras, al momento de encontrar complicaciones o errores, se ha podido
identificar de acuerdo a las narrativas de las participantes de esta investigación, son las
enfermeras quienes terminan siendo totalmente responsabilizadas por los errores
ocurridos. Esto sucede, debido al número significativo de horas de trabajo que invierten en
sus pacientes en comparación con los médicos.
“Además que siempre que hay un error o que sucede algo, a los primeros que le caen
es a enfermería, a las jefes ¿qué paso? entonces, es complicado (...) si se daña un
bombillo “¿jefe que paso con este bombillo?” si se daña el tele… “¿jefe y el
teléfono?, entonces todo (los médicos), son jefe-dependientes les decimos nosotros”
(Participante 4, pág. 4)
Subordinación laboral, género y enfermería en el contexto del covid-19
41
Este marco de subordinación de la enfermería se evidencia incluso desde los procesos
de selección y en la forma como se ordenan las relaciones laborales. De acuerdo con las
participantes de la investigación, la mujer enfermera desde su cuerpo representa la delicadeza
y feminidad, lo que avala en los procesos de selección la prohibición de tatuajes o colores
extravagantes de cabello en las aspirantes y la necesidad de buscar aspirantes “dóciles,
femeninas, delicadas y emocionales”, como se señala a continuación:
“allá en la clínica pues sí tienen una selección de personal muy estricta. Entonces
ellos…al contratar revisan toda la parte… …socioeconómica. No por…no porque si
es pobre no la contrató, no. Sino por el hecho de que no les gustan los tatuajes en
partes visibles donde se vean…eh…no les gusta…eh… que uno como enfermera o
como
auxiliar tenga el pelo pintado de colores, o que tenga piercing o algo así. Porque tratan
de buscar pues una presentación…eh… más acorde como con la clínica.” (Participante
1, pág. 16-17)
En la conformación de los equipos de trabajo también se legitima la subordinación de
género. Se considera que para favorecer el equilibrio emocional en los espacios laborales es
necesario “balancear” la participación de hombres y mujeres en estos espacios. En este
aspecto el tema de la emocionalidad se vio resaltado en varias entrevistas. Al ser mujeres, se
explica biológicamente que presentan una liberación de hormonas que “dominan” su
temperamento, la cual está asociada al momento del ciclo hormonal de las mujeres. En épocas
de cambio hormonales, como el ciclo menstrual, se les cataloga como más sensibles e
irritables ante los ojos del resto del personal, señalándolas como inestables, o con poco
control emocional.
“entonces cuando hay hombres, siempre trata como de haber un equilibrio, en
cambio todas somos mujeres, y al ser todas mujeres siempre hay una carga hormonal,
Subordinación laboral, género y enfermería en el contexto del covid-19
42
que hace que algunos días sea un poco más difícil, las mujeres somos un poquito más
difíciles de tratar por el simple hecho de la carga hormonal, no es porque queramos o
no sino digamos cuando estamos “ventiochudas” digo yo, entonces no falta la que
“no quiero que me miren” “no quiero que me hablen” entonces siempre eso alcanza
a tener un poco de roces, nosotros tratamos de que no, pero siempre va a afectar un
poco entonces, entre, la relación entre las mujeres es un poco difícil, pero ha sido un
poco manejable” (Participante 5, pág 5.)
En cuanto al segundo objetivo, dentro del marco de la pandemia, la naturalización de la
subordinación se ha visto reforzada tanto en el plano institucional organizacional así como
desde las prácticas sociales a las que se ven expuestas las enfermeras fuera de las instituciones
de salud. Esto fue posible verlo cuando el agradecimiento público sobre el manejo de la
pandemia se dio privilegiadamente al personal médico (intensivistas, internistas, infectólogos,
neumólogos), mientras que el reconocimiento social a las enfermeras resultó siendo más
invisibilizado, a pesar que las encargadas de las tareas de cuidado, apoyo psicológico, aseo,
entre otras en el día a día, fueron los y las enfermeras en turno. Esto debido a que el estatus
que se le da a los médicos dentro de las instituciones de salud se lleva consigo el imaginario
social, no solo por el trabajo de los medios de comunicación, sino porque esto se ha ido
instaurando como práctica natural dentro del sector.
La complejidad de la atención de los problemas de salud generados por la pandemia,
también ha traído mayor limitación a la autonomía y en la toma de decisiones frente al
manejo de los pacientes afectados por el COVID. Inclusive los cargos de enfermera jefe o
supervisora, deben obedecer a mayor o menor medida al personal médico antes de poder
enviar una orden a sus subordinados.
Subordinación laboral, género y enfermería en el contexto del covid-19
43
“hacemos actividades de enfermería que nosotras podemos determinar y podamos
ayudarle. Pero referente digamos…eh…ponerle medicamentos, eso es orden
médica…eh…ponerle el oxígeno. A pesar de que el oxígeno se puede poner porque tú
ves que está saturando muy poco, igual tiene que ser con consentimiento médico.
Entonces, la mayoría de las actividades tienen que ser con consentimiento del médico
porque pues igualmente nosotros tenemos que tener mucho cuidado con la parte
legal, ¿no?” (Participante 5, pág.8).
De otra parte, algunas condiciones históricas de la profesión han normalizado la
situación de precarización de la profesión, algunas entrevistadas lo ven como parte del ser
enfermera, escuchar y replicar dichos discursos dentro de sus condiciones laborales, sin ser
conscientes de la situación de precarización que esto representa. Estas condiciones han
empeorado a partir de la pandemia. Por ejemplo, las jornadas laborales extenuantes se han
exacerbado a partir de la misma, ya que la intensidad horaria característica del sector salud
(que pueden llegar a ser de doce horas), se ha prolongado, además de ser diferencial a la del
personal en medicina en cuanto a la falta de momentos específicos de descansos dentro de sus
jornadas o de lugares para tomarlos.
“El médico tiene su descanso, y aparte que tiene su descanso tiene donde hacerlo
dignamente, nosotras no, generalmente no lo tenemos autorizado, pero si se diera el
caso de que es un turno suave no está tan llena de pacientes, y pudiéramos descansar,
no hay donde hacerlo. (Participante 4, Pág. 4).
Las características de su cargo en tiempos de pandemia, como las nuevas normativas y
limitaciones, los múltiples elementos y protocolos de bioseguridad, y la falta de interacción y
cercanía con el resto de personal generan un sin número de estresores que podrían conllevar
altos riesgos psicosociales para ellas, por ejemplo, muchas relatan que el miedo se vio
incrementado debido a la rigurosidad de los protocolos adquiridos. Esto implicó un cambio en
Subordinación laboral, género y enfermería en el contexto del covid-19
44
las rutinas de llegada a las instituciones y momentos de descanso, por lo que situaciones
cotidianas como el tomarse un café implicaba largos protocolos que podrían incrementar la
probabilidad del contagio. Además, se pudo observar que, a raíz de la implementación de
estas medidas de cuidado, ellas padecieron también de malestares físicos alusivos al extenso
tiempo en que debían utilizar los elementos de protección y del padecimiento de algunos
síntomas que podrían tener similitud con los del virus, generando cierta inquietud en las
enfermeras. Esto emergió debido a la creencia de tenencia del virus que podría llegar a afectar
tanto su labor como sus relaciones laborales, en el sentido de que se veían incrementadas las
discusiones debido al alto nivel de estrés, además del miedo que pueda generar el llevar el
virus a sus casas y sus familias.
Así mismo, otro factor relevante es el rol de apoyo psicológico que debe adquirir el
personal de enfermería para con sus pacientes y subordinados, el cual exacerba aún más
aquella situación de riesgo para ellas. A partir de la pandemia se transformó la relación de
enfermera - paciente, debido a la ausencia o restricción del acompañamiento familiar en los
procesos de hospitalización de los pacientes derivados de las normativas para evitar la
propagación del virus impuestas por el gobierno, esto implicó que el paciente pierda el apoyo
emocional y la enfermera además de suplir dicho rol ve incrementado el trabajo de cuidados
físicos y de monitoreo del paciente, en el que anteriormente colaboraban los familiares. Una
enfermera lo explica de la siguiente manera,
“Y a veces te toca parar tu ronda porque el paciente te dice “no es que estoy triste”,
o se pone a llorar, entonces pues tú cómo vas a “ah bueno” …, no, te toca parar y
preguntarle
“¿y que paso? ¿qué me le hicieron?” (...) hacerle la broma y tratar de animarlos y cosas
así” (Participante 4, Pág. 4).
Subordinación laboral, género y enfermería en el contexto del covid-19
45
Asimismo, debido a que el familiar no puede entrar a ver a su paciente, la enfermera
adquiere también la responsabilidad de ser un puente de comunicación, pues es la única vía
para entender las emociones de su familiar, cómo fue la evolución del paciente, y en caso de
su deceso, cómo fueron sus últimos momentos. Lo anterior puede resultar en un conflicto para
las enfermeras, ya que debido a los protocolos adoptados por las instituciones para la
contención del virus las visitas se vieron restringidas. Es por esto que las enfermeras muchas
veces reciben un trato hostil por parte de la familia de los pacientes, debido a la
inconformidad por no poder despedirse del mismo, llevando a que la afectación pueda ser
mucho mayor. Esto teniendo en cuenta que, como se ha mencionado anteriormente, el
cuidado a partir de la pandemia se ha vuelto mucho más personal, en el sentido de la
sensibilización con el avance del paciente, por lo que se pueden llegar a sentir desvalorizadas
en cuanto a su trabajo.
“muchas veces los familiares quedan un poco...emm...no complacidos, piensan que la
clínica y que el personal no lo dejo entrar, no lo dejo visitar y es culpa de nosotros cuando en
realidad no es culpa de uno, (...) muchos nos han dicho “si, si yo me enfermo no me importa,
pero déjeme entrar”, pero uno trata de explicarle “no, es que no solo que usted se enferme
sino que usted puede ir a enfermar a otras personas” entonces pues, tratamos como de
explicarle pero si lo más difícil ha sido eso, ha sido la parte emocional en cuanto a las
familias” (Participante 1, pág. 10)
Adicionalmente, sus condiciones de riesgo frente a la actual situación de pandemia no
se detienen allí, ya que ellas al encontrarse mayormente expuestas al virus, han tenido que ser
aisladas por cuenta propia o por temas de fuerza mayor de todas sus redes de apoyo; familia,
colegas y personas del común han sido alejadas de ellas. Buscando la protección de sus seres
queridos, algunas de las entrevistadas incluso han decidido alejarse temporalmente de sus
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46
familias debido al contagio, o en algunos casos tomar medidas extremas de cuidado evitando
pasar mucho tiempo junto a ellas. Con respecto a compañeros, se ha visto limitado el tránsito
dentro de las instituciones de salud, así como los espacios de esparcimiento por lo que como
algunas mencionan, sus relaciones de amistad se han vuelto de “hola y adiós”.
Otro factor que afecta a las enfermeras es que en las comunidades se ha creado un
nuevo discurso de “miedo al uniforme”, las entrevistadas sienten un rechazo por parte de la
sociedad, hacia ellas; puesto que son vistas como un foco latente de contagio, por lo que se
las rechaza en los sitios que frecuentan, en lugares de tránsito público, e inclusive en los
alrededores de sus hogares; se les culpa de los contagiados a su alrededor y se les acusa de
irresponsables ante la sociedad por salir de los centros asistenciales.
Finalmente, con relación al tercer objetivo, podemos señalar que las situaciones
descritas anteriormente tienen implicaciones que afectan las relaciones de género, tanto de
manera positiva como de manera negativa.
Si bien la pandemia ha revolucionado ciertos imaginarios a nivel social dentro del
sector salud, hay algunas actitudes que se han mantenido en relación con los estereotipos de
los enfermeros masculinos, como lo relatan las participantes de esta investigación. Existen
ciertos procedimientos que tanto la institución como los pacientes prefieren que sean
ejecutados por mujeres, ya que además de que se tiene el imaginario de que la mujer es quien
posee habilidades relacionadas al cuidado, se tiene también la idea de que el hombre va a
tender a aprovecharse de la situación de vulnerabilidad de los pacientes.
“para ellos no hay enfermeros auxiliares en piso hombres… sólo pueden ser
mujeres…hay procedimientos de enfermería como baño, como cambio pañal, cómo
pasó de sondas, a mujeres. Entonces pues está como el mito y el caso de que los
Subordinación laboral, género y enfermería en el contexto del covid-19
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hombres van a…pueden llegar a sobrepasarse, en cuanto a los pacientes”
(Participante 1,pág. 15)
Por otro lado, como se mencionó con anterioridad, la pandemia a causa del virus ha
transformado las dinámicas organizacionales de los sistemas de salud en Colombia,
irrumpiendo en las relaciones que allí se dan. Sin embargo, teniendo en cuenta esto y
tomando como referencia el género, se pudo evidenciar a través de los relatos de las
enfermeras entrevistadas que la crisis sanitaria ayudó a reducir la subordinación. Por ejemplo,
el uso de los elementos de protección personal, más específicamente el uso del traje sirvió
como barrera para la identificación del género a partir del uniforme o del físico, la cual
generaba estereotipos sobre el género antes del virus, estos protocolos impiden el
reconocimiento de etnia, género, entre otras características
“A veces uno llegaba y uno ni siquiera reconocía quien era quien, quien era el
compañero que lo estaba saludando, porque finalmente no nos identificábamos
porque no nos veíamos la cara solamente los ojos” (Participante 3, pág. 6).
Además de esto, otro factor positivo que se dio a partir de la pandemia, según las enfermeras
entrevistadas fue que la opinión del área de enfermería fue tomada más en cuenta, lo que
argumentan de diversas formas. Al aparecer el virus y al este ser completamente desconocido
para el personal de la salud, todos los involucrados con este se encontraban en la misma
condición de incertidumbre y miedo a las amenazas que trae consigo, por lo cual, al hablar de
temas para la contención y control del virus, como lo son los elementos de protección
personal, los protocolos de bioseguridad, entre otros, los aportes que todos los profesionales
de la salud pudieran traer eran bienvenidos y válidos. Del mismo modo, auxiliares y
enfermeras pueden comentar los hallazgos que vayan teniendo para la prevención y el
tratamiento del virus, y estos serán tenidos en cuenta, ya que se reconoce que al ser las que
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más tiempo pasan con el paciente, son las que más pueden aprender del comportamiento del
virus.
Finalmente, otro motivo por el cual aseguran que a la enfermera se le ha escuchado
más, es porque al momento de manejar la situación de crisis, el personal de la salud estaba
enfrentándose a una situación no solo nueva, sino que además traía consigo un aumento en la
carga laboral consecuencia de la rápida propagación del virus, por lo que, si bien esto en un
punto llegó a generar tensiones, también generó que todos quienes trabajan en los hospitales,
se vieran en la necesidad de apoyarse y ser cooperativos entre todos.
Discusión
Basándonos en los hallazgos obtenidos a partir del trabajo de campo en el que fueron
entrevistadas ocho enfermeras que estuvieron en la primera línea de atención al coronavirus
COVID-19, y tomando en consideración el marco de referencia elaborado se pudieron
identificar varios aspectos relacionados con la subordinación, y cómo esta se vio afectada a
raíz de la pandemia.
A partir del objetivo planteado, se pudo ver que, a diferencia de la hipótesis que
teníamos, el impacto no fue totalmente negativo. Según el análisis realizado, se evidenció que
la situación de emergencia que manejaba el país ayudó a visibilizar la opinión de la mujer
enfermera, así como la importancia del rol que ejercen dentro de su labor, debido a que no
hubo el proceso necesario de adaptación al cambio en ninguno de los ámbitos que la
pandemia abarcó. Esto por diferentes motivos: el primero es que la llegada del virus al país
fue completamente inesperada, y secundado por el hecho de que los protocolos establecidos
para tratar el virus cambiaban constantemente, impidiendo la adecuada implementación de los
mismos.
Al interior de las instituciones algunas de las enfermeras relatan haber creado sus
propios protocolos, con el fin de que se minimizara la exposición innecesaria al virus y que
Subordinación laboral, género y enfermería en el contexto del covid-19
49
ésta fuera realizada de forma equitativa entre los profesionales. Dichos protocolos y
metodologías estaban pensados en pro del cuidado del paciente y del profesional, por lo cual
algunos fueron tenidos en cuenta por las instituciones. No obstante, algunos de estos
protocolos fueron alterados numerosas veces antes de ser aprobados por la institución, por lo
que algunas enfermeras relatan no haberse sentido escuchadas a nivel organizacional. Esta
diferencia, en contraste con la hipótesis inicial de esta investigación, no está basada en el
género, sino en el cargo que se ocupa dentro de la jerarquía de la institución de salud, por lo
cual, serán escuchadas con mayor prioridad las enfermeras de más altos cargos.
Las relaciones de poder patriarcales se siguen legitimando en la organización desde la
contratación, donde se restringe la imagen que la enfermera debe proyectar para replicar el
ideal de enfermera que se adecue a los objetivos de la institución desde su imagen y
presentación personal hasta sus comportamientos y forma de expresarse. De modo que
incluso las superiores deben encargarse de transmitir este mensaje del cuerpo como
mecanismo de presentación ante la sociedad, llevando a que se interiorice las políticas
generizadas sobre el ideal del cuerpo de la mujer basados en una perspectiva de la misma
como un objeto que debe cumplir con unos estándares estéticos impuestos desde la dirección
de la institución.
La falla con la continuidad de los protocolos de bioseguridad mencionada
anteriormente y además la repentina saturación del sistema de salud implicaron en el área de
enfermería y otras áreas dentro del personal de salud, un aumento significativo en la carga
laboral, que fue un factor que potencializó el impacto psicológico en las enfermeras. Esto no
fue abordado de la forma correcta, ya que no se brindó la atención ni el acompañamiento
psicológico necesario, sino que por el contrario y según lo planteado por Velázquez (2020),
estas enfermeras se tuvieron que convertir en el apoyo psicológico de sus pacientes,
desarrollando diferentes habilidades, lo cual también reafirma lo propuesto por Huarcaya
Subordinación laboral, género y enfermería en el contexto del covid-19
50
(2020). Esto en parte debido a que, para la contención psicológica de los pacientes, se ignoró
el hecho de que son estas profesionales las que se ubican en la primera línea de batalla
viviendo de primera mano el estrés, la ansiedad y la incertidumbre que conlleva estar
expuesta a contagiarse dentro de la pandemia y el aislamiento preventivo de sus familias,
exacerba los impactos anteriormente mencionados.
Sumado a esto, las entrevistas pudieron develar la poca participación que tiene la
gestión humana dentro de las instituciones de salud, ya que, si bien todas las participantes
resaltaron el gran impacto psicológico que esta situación generó dentro del personal de salud,
y más específicamente dentro del personal de enfermería, las mismas enfermeras relatan que
la intervención en cuanto a este impacto no ha sido significativa, teniendo en cuenta la
dimensión de la situación. Sin embargo, dicha intervención no ha sido del todo nula, sino que
ha sido limitada debido a la inesperada llegada que impidió la creación de protocolos
eficientes para el acompañamiento psicológico. Además, parecería que el personal encargado
de esta área, debido al miedo al contagio, ha dejado de asistir de forma presencial a las
organizaciones de la salud, sin tomar en cuenta que la intervención psicológica resulta
relevante para los procesos dados dentro de las instituciones hospitalarias y clínicas.
Se generó un impacto positivo en cuanto al trato, ahora mucho más cercano con el
paciente disminuyendo el conflicto ético que imponen las lógicas de la gestión sanitaria
mencionada por Blanch. De manera contraria, la estigmatización social a la que se vieron
expuestas. tuvo un mayor efecto en la vida personal de las enfermeras debido a los discursos
socialmente replicados, donde el médico se vió como el principal responsable de la
recuperación efectiva del paciente, mientras que el rol de la enfermera se vio opacado
(Huarcaya, 2020). Esto en parte, es consecuencia de que los roles dentro de la institución
hospitalaria se han interiorizado de manera significativa llegando a instaurarse en el
imaginario social y replicándose en las instituciones académicas donde se busca plasmar la
Subordinación laboral, género y enfermería en el contexto del covid-19
51
idea de servicio hacia el médico, no solo porque históricamente esta figura ha sido
fuertemente masculinizada, sino porque se cree que el hombre tiene una posición superior en
cuanto al poder (Castillo & Hamui 2012).
Es relevante mencionar también que las enfermeras participantes de esta investigación
manifiestan una inconformidad conjunta frente a la infravaloración de su trabajo ayudando a
combatir la pandemia , puesto que la sociedad enfoca el reconocimiento del funcionamiento
de las clínicas/hospitales, así como del trato y recuperación de los enfermos a los médicos,
siendo que ellas son las que se encargan del cuidado del paciente la mayor parte del tiempo,
que si bien siguen las recomendaciones de los médicos, son ellas quienes las ejecutan.
Esto no solo viene de las instituciones educativas, sino que tiene un origen importante
en las prácticas y dinámicas familiares que construyen la subjetividad del individuo e influyen
en la toma de diferentes decisiones para su vida profesional y personal (Shokri 2015). Se
refuerza la idea anteriormente mencionada en cuanto a que, basadas en las vivencias propias
las enfermeras entrevistadas, fueron afrontando y creando protocolos para su seguridad y a
establecer formas para ponerlos en funcionamiento. Antes del virus, muchas se centraban en
la replicación de las políticas organizacionales, mientras que ahora se tiene mayor autonomía
en la generación de prácticas de cuidado del otro y por la igualdad de condiciones en el
trabajo.
También se tomaron decisiones con el fin de mejorar el cuidado basadas en la
similitud con sus familiares más allegados, lo que podría evidenciar cómo estas personas
influyen en gran medida en la toma de decisiones acerca de su trayectoria laboral. La
similitud mencionada anteriormente hace referencia que sus familiares, al tener un contacto
directo con ellas, corrían un mayor riesgo de contagiarse, lo cual les generaba un nuevo factor
de conexión con los pacientes que había en las clínicas y hospitales, lo que las llevó a
modificar totalmente sus dinámicas familiares. Esto en el sentido de que optaron por no
Subordinación laboral, género y enfermería en el contexto del covid-19
52
seguir conviviendo en el mismo lugar con su núcleo familiar, pues en muchos casos, las
enfermeras decidieron aislarse e irse a otros lugares temporales. Sin embargo, esta medida no
fue viable para todas las enfermeras, ya que algunas no contaban con los medios necesarios
para hacerlo, esto se hizo evidente por medio de relatos de casos donde para estas fue
completamente imposible alejarse de las personas con quienes viven, pues estas dependen por
diferentes motivos de ellas, ya sea a nivel económico, o a un nivel de necesidades domésticas.
Siguiendo con lo anteriormente señalado, se pudo evidenciar que el reconocimiento
social ha tenido un fuerte impacto en la remuneración económica dada a hombres y a mujeres,
sin embargo, esto no tiene que ver únicamente con la situación actual de pandemia, por el
contrario, ésta ayudó a develar situaciones o prácticas propias de la sociedad las cuales
llevaron a esta desigualdad económica, donde a la enfermera se le termina pagando por las
horas trabajadas (Muñoz y colaboradores, 2020), mientras que para los profesionales en
medicina (de quienes se tiene la idea son generalmente hombres) la remuneración suele ser
mayor. Esto en parte debido a las pautas y prácticas de crianza que se han instaurado en la
sociedad donde se enfoca a la formación de la mujer sumisa y obediente (Shokri, 2015), lo
cual enfoca el futuro de las mujeres más jóvenes y vulnerables hacia un futuro laboral
tendiente a la sumisión y menor remuneración en comparación a sus compañeros hombres,
debido a la concepción de que esta no podría significar un aporte importante o ser el único
apoyo o sustento para sus familias, a pesar de que la realidad de la sociedad colombiana
evidencia totalmente lo contrario.
Todo lo anterior toma relevancia en el contexto de la enfermería, ya que estas pautas
de crianza no se quedan únicamente en la infancia, sino que llegan a instaurarse incluso en las
instituciones educativas donde se forman futuras aspirantes a enfermería enfocadas al servicio
y cuidado.
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53
Por otra parte, un contraste interesante es que las crisis sanitarias generadas por el
Ébola y el Zica, implicaron una profundización en la brecha de género entre los profesionales
que atendían a los perjudicados por estas (Castellanos, Mateos & Chiliet-Rosell, 2020) a
diferencia del coronavirus, que como se ha mencionado anteriormente ayudó a que estas
diferencias se atenuaran en algunos aspectos.
A pesar de los avances que se lograron mostrar en esta investigación sobre los efectos
de la pandemia en la subordinación laboral el cual permitió observar cómo funcionan los
procesos organizacionales dentro de una institución de salud, es importante también
mencionar las limitaciones que se encontraron durante la realización del trabajo de campo.
En primera instancia, se debe tener en cuenta que la realización de toda esta
investigación se dio durante dos fases: inicialmente durante el aislamiento preventivo
obligatorio, y siguiente a este, el aislamiento selectivo, y aunque el último nos permitiría en
teoría movilizarnos dentro de la ciudad con mayor libertad, la realización de este trabajo fue
netamente virtual. Lo cual incluye también las entrevistas, esto se convierte en un hecho
relevante pues al momento de llevar a cabo una entrevista virtual, se debe trabajar más en la
construcción del vínculo personal con el participante, el cual es considerado muy relevante al
momento de realizar una investigación cualitativa.
Al momento de realizar la entrevista, no solo se espera escuchar a los individuos, sino
observar también otros patrones relevantes como su expresión corporal, que nos da indicios
de la comunicación no verbal, por lo que el haber realizado el trabajo de campo de manera
virtual, resultó limitado para recoger estos otros aspectos comunicativos con las personas que
participaron.
Así mismo, por las limitaciones del confinamiento, fue difícil diversificar la población
entrevistada, por lo que nos limitamos varias de las participantes comparten el espacio laboral
Subordinación laboral, género y enfermería en el contexto del covid-19
54
al trabajar en la misma. Adicionalmente cabe resaltar, que otro inconveniente en cuanto a las
participantes tenía que ver con sus extensos horarios laborales, los cuales en su mayoría eran
nocturnos, dificultando los tiempos para atender las entrevistas, ya que en el día se dedican a
resolver otros asuntos de sus vidas personales.
Por último, queremos recalcar la relevancia que consideramos presenta esta investigación
para la sociedad colombiana, teniendo en cuenta que al momento de terminar esta
investigación, no solo el país, sino el mundo entero continúa tratando de aprender todo lo
posible acerca del coronavirus COVID-19, y de cómo ha afectado la pandemia a causa del
mismo a las diferentes partes de la sociedad, lo cual, reafirmamos, ha traído varias
consecuencias, que involucran a absolutamente toda la población, ya que ningún individuo
está exento de poder contagiarse de este virus.
Conclusiones:
Los resultados obtenidos a partir de este trabajo de investigación develaron que la
crisis sanitaria a causa del COVID-19 agudizó en algunos aspectos la situación de
subordinación por género en las organizaciones laborales del sector salud en Colombia, pero
en otros generó transformaciones que favorecieron el ejercicio de autonomía y de toma de
decisiones de las enfermeras. El impacto del COVID en las relaciones laborales ayudó a
develar ciertas dinámicas relacionales y condiciones laborales particulares, que se pueden
comprender mejor como operan desde la jerarquía de las profesiones, más que desde factores
como el género, la raza o la clase social.
Se evidenció que la subordinación de género en las instituciones de la salud opera
desde aspectos como los procesos de contratación, replicando los estereotipos de género
exigiendo que las aspirantes se abstengan de salirse del molde que les brinda la empresa,
además de verse influidas por las estructuras del sistema de salud, que le impiden a la
enfermera actuar para el cuidado del paciente sin contar con la autorización médica. Se logró
Subordinación laboral, género y enfermería en el contexto del covid-19
55
evidenciar que aún se ubica a la mujer en el rol de ser delicada y cariñosa, lo cual trasciende
al ejercicio de la profesión de enfermería, en contraposición con los enfermeros hombres, de
quienes aún se piensa que pueden abusar de su posición con un paciente en estado de
vulnerabilidad.
Es importante también resaltar que uno de los más grandes hallazgos que se obtuvo a
partir de esta investigación, fue el fuerte impacto a nivel psicológico al que tuvo que
enfrentarse todo el personal de salud, con diferentes factores como la fuerte estigmatización,
la pérdida del control de la situación en cuanto a la llegada repentina del virus al país y a la
contención de la misma, lo que les trajo consecuencias tales como verse obligadas a salir de
sus hogares, vivir en lugares apartados de sus familias, pues los exponían al riesgo. Esto,
junto con la carga de tener que asumir nuevos roles en su relación con los pacientes y una
fuerte paranoia ante la idea de contraer el virus que estaban tratando de combatir, las llevó a
importantes situaciones de estrés y malestar que, al momento de realizar las entrevistas, lo
describen como una época muy difícil a nivel nacional, profesional y personal.
Además, se logró evidenciar la falta de preparación del área de recursos humanos en
estas instituciones, por lo cual la intervención psicológica en este contexto no tuvo un
impacto significativo dentro del contexto de las enfermeras entrevistadas.
Para finalizar, consideramos fundamental resaltar la importancia del reconocimiento a
la labor profesional del personal de salud, más específicamente el de la labor de las
enfermeras en el manejo de la pandemia a causa del COVID-19. Esto no solo por el trabajo de
cuidado hacia el paciente en términos de la profesión a la que se dedican, sino porque además
debieron adaptarse a esta nueva situación para ser un apoyo psicológico para quienes se
vieron contagiados. Es precisamente por esto que, este tipo de investigaciones cobran
importancia, ya que ayudan a visibilizar el sacrificio que hace la comunidad de la salud para
Subordinación laboral, género y enfermería en el contexto del covid-19
56
ayudarnos a todos. Que se convierte en algo que supera la responsabilidad laboral, pasando a
suplir necesidades en función de toda la comunidad.
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ANEXOS
Anexo 1: Descripción de las participantes
Número de
participante
Edad Cargo Lugar de
trabajo Carácter del
lugar de
trabajo
Años de
experiencia
1 33 años Enfermera jefe Clínica del
Country
Institución
privada
10 años
2 34 años Enfermera jefe Clínica del
Country
Institución
privada
13 años
3 32 años Enfermera jefe Clínica
Colsubsidio
Roma
Institución
privada
8 años
4 47 años Enfermera jefe Clínica
Colsubsidio
Roma
Institución
privada
18 años
Subordinación laboral, género y enfermería en el contexto del covid-19
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5 33 años Enfermera jefe Clínica del
Country
Institución
privada
12 años
6 57 años Enfermera
especialista Unidad de
Servicios
Salud
Occidente de
Kennedy
Institución
pública
35 años
7 37 años Enfermera jefe Clínica
Colsubsidio
Roma
Institución
privada
16 años
8 42 años Enfermera jefe Clínica
Colsubsidio
Roma
Institución
privada
18 años
Anexo 2: Guía de entrevista
No. de
pregunta
Categoría a la que
pertenece
Pregunta
0 Presentación Buenos días, mi nombre es XXXX soy estudiante de
psicología de la Pontificia Universidad Javeriana, y
como parte de mi trabajo de grado estamos adelantando
una investigación que tiene como objetivo describir
cómo la crisis sanitaria generada por el COVID-19 ha
influido en la subordinación de género en el ámbito
laboral de las mujeres enfermeras. A continuación voy
a hacer unas preguntas relacionadas con su experiencia
en el lugar de trabajo durante la situación de pandemia
1 Subordinación Inicialmente podría contarme ¿Desde hace cuánto tiempo
lleva trabajando como enfermera y desde hace cuánto
tiempo está vinculada a este hospital?
Subordinación laboral, género y enfermería en el contexto del covid-19
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2 Subordinación ¿Cómo fue el proceso de vinculación a este trabajo?
3 Subordinación Ahora me podría contar ¿Cuál fue el proceso que le
permitió la asignación del cargo que actualmente ocupa?
4 Subordinación ¿Cómo está compuesto su equipo de trabajo?
5 Subordinación ¿Quién ejerce las funciones de su jefe directo?
6 Subordinación ¿Cuáles son las principales funciones que usted
desempeña en su trabajo?
7 Subordinación ¿Cómo organiza diariamente su jornada de trabajo?
8 Condiciones
laborales
¿Cómo describiría sus condiciones de trabajo?
9 Condiciones
laborales
¿Se encuentra conforme con las condiciones a las que
actualmente se enfrenta en el trabajo?
10 Condiciones
laborales
¿Cómo afectan a los profesionales en enfermería estas
condiciones de trabajo?
11 Impacto del
contexto de la
pandemia
¿Cómo han cambiado sus rutinas de su jornada laboral a
partir de la aparición del Covid?
12 Impacto del
contexto de la
pandemia
¿Cuáles serían las situaciones más complicadas a
enfrentar dentro del marco de la pandemia desde su
trabajo? ¿Por qué?
13 Impacto del ¿Cuales han sido las estrategias implementadas por sus
contexto de la
pandemia
jefes para manejar la situación de la pandemia en el
trabajo?
14 Impacto del
contexto de la
pandemia
¿Cuáles han sido las estrategias implementadas desde
recursos humanos y salud laboral para manejar la
situación de la pandemia en el trabajo?
15 Subordinación ¿Cómo se organiza al interior de su equipo para poder dar
respuesta a las situaciones que enfrentan?
Subordinación laboral, género y enfermería en el contexto del covid-19
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16 Subordinación ¿En cuales de estas situaciones usted puede ser autónoma
y en cuáles usted está subordinada a las instrucciones de
otras personas?
17 Subordinación Según su criterio, ¿A qué se puede atribuir que no pueda
ser autónoma en todas las funciones que realiza?
18 Impacto del
contexto de la
pandemia
¿Considera usted la relación laboral entre los
profesionales con los que interactúa se ha visto afectada
en el marco de esta pandemia? (por ejemplo:
médicos/enfermeras; otros cargos/ enfermeras). ¿De qué
manera?
19 Subordinación ¿Considera que existe alguna influencia de otros factores
como las diferencias de clase social y de la raza en el
manejo que se les da a las situaciones dentro de la
organización?
20 Impacto del
contexto de la
pandemia
De acuerdo a su experiencia, ¿cómo describiría el
impacto de esta pandemia en su vida profesional y
personal?
21 Impacto del
contexto de la
pandemia
¿Los cambios en su jornada laboral han afectado a su
familia? ¿Cómo?
Anexo 3: Formato de Consentimiento Informado
Formato de Consentimiento Informado
Subordinación laboral, género y enfermería en el contexto del covid-19
65
Bogotá, octubre de 2020
Este formulario se está llevando a cabo por estudiantes de la facultad de psicología de la
Pontificia Universidad Javeriana y servirá de recurso pedagógico para enriquecer esta
investigación que se realizará con el objetivo principal de describir cómo la crisis sanitaria
generada por el COVID-19 ha influido en la subordinación de género en el ámbito laboral de
las mujeres enfermeras.
Si usted decide participar, se le realizará una entrevista semiestructurada donde se indagará
más a fondo sobre sus experiencias como enfermera en el contexto del COVID-19. La
entrevista tendrá una duración aproximada de 25 a 40 minutos.
Esta entrevista no tiene riesgos físicos ni psicológicos. Sin embargo, se siguen los artículos
10, 14 y 15 de la ley 8430 de 1993 la cual indica que la participación en la investigación es en
su totalidad voluntaria, y el participante podrá retirarse de este en cualquier momento del
procedimiento, sin ninguna repercusión negativa, ni legal.
Su participación en este estudio es confidencial, sus datos no serán revelados, los resultados
podrían aparecer en una publicación científica o ser divulgados en una reunión científica,
pero de una manera anónima, si usted así lo desea.
CONSENTIMIENTO (ORIGINAL)
He leído o se me ha leído, toda la información descrita en esta fórmula, antes de firmarla. Se
me ha brindado la oportunidad de hacer preguntas y éstas han sido contestadas en forma
adecuada. Por lo tanto, accedo a participar como sujeto entrevistado.
Nombre:
Edad:
Institucion hospitalaria:
Cargo:
Firma:
Nombre del(a)-(os-as) Entrevistador (es-as):
Firma del(a) Entrevistador:
Anexo 4: Categorías de análisis
Subordinación laboral, género y enfermería en el contexto del covid-19
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Categorías Categorías emergentes a partir de las
entrevistas
Subordinación En el trabajo
De género
Por cargo que se ocupa
Condiciones Laborales N/A
Impacto del contexto de la pandemia Afectaciones ocurridas debido a la pandemia
Cambio en la relación enfermera-paciente
Transformación de dinámicas familiares
Impacto psicológico
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