Los primeros vertebrados. Se consideran peces todos los animales de sangre fría que se mueven libremente en el agua y que respiran con agallas y nadan con aletas.
Todos tienen una columna vertebral, aunque no siempre es ósea, y su cerebro está encerrado en una caja protectora, el cráneo.Estas dos últimas características los convierten en miembros del tipo de los vertebrados (animales con columna vertebral) y de los craneados (vertebrados con cráneo), y los distinguen de los seres invertebrados y acraneados, como los erizos de mar, los gusanos, los calamares, los corales y las esponjas, que no tienen columna vertebral ni cráneo.
Esta definición podría llevarnos a tomar por peces a otros animales vertebrados.Por ejemplo, los adultos de algunos anfibios respiran a través de agallas, pero tienen extremidades bien diferenciadas.
Del mismo modo, los mamíferos marinos, como las ballenas, los delfines y las focas, se sirven de aletas para nadar, pero no tienen agallas, sino
pulmones, y son seres de sangre caliente.Según los paleontólogos, la historia de la evolución de los vertebrados comenzó en los mares del período Cámbrico, cuando unos seres sin mandíbulas ni dientes, de cuerpo, blando y similares a peces pululaban por el agua sorbiendo microscópicas partículas nutritivas.
Pero sólo más adelante, cuando apareció el resistente material óseo (primero en los revestimientos externos escamosos y finalmente en el interior del organismo), fue posible que se formaran fósiles y se conservaran en la roca.
Sólo a partir de entonces pueden los paleontólogos reconstruir la historia con cierto grado de certeza.Los indicios más antiguos de escamas óseas se encuentran en las rocas de finales del período Cámbrico, y el primer pez ostensiblemente vertebrado se ha descubierto en las rocas australianas de principios del Ordovicico.Por lo tanto, el primer capítulo de la evolución de los vertebrados comienza con el antiguo Arandaspis, un pez de unos 15 cm de largo, sin mandíbulas ni dientes y sin aletas, salvo la de la cola.Pero sí tenía agallas, así como una cuerda reforzadora de material cartilaginoso (el notocordio), que hacía las veces de columna vertebral.
Para fines del Ordovicico ya habían evolucionado muchos tipos de peces sin mandíbulas (los agnatos).Tenían aletas primitivas que les permitían impulsarse en el agua y mantener la estabilidad.Sus cuerpos sin huesos estaban encerrados en grandes protecciones óseas situadas en la piel de la cabeza y el dorso, o estaban protegidos por gruesas escamas superpuestas. Eran los ostracodermos o peces acorazados.Sorprendentemente, algunos descendientes de aquellos peces sin mandíbula sobrevivieron hasta el día de hoy: son las lampreas y los mixínidos.
Las mandíbulas que revolucionaron la vidaLos primeros peces con mandíbulas y dientes evolucionaron a principios del Silúrico, unos 80 millones de años después de la aparición de los peces agnatos.Eran los acantodios, que no sólo tenían tejido óseo en el exterior del
organismo (en los radios de las aletas), sino hueso "dérmico" en la piel.Este tejido óseo asuméia la forma de placas que cubrían las aberturas de las agallas y la región lateral inferior.Más importante todavía, estos peces tenían tejido óseo dentro del cuerpo, extendido como una fina película por encima del cartílago que constituía la caja craneana y la columna vertebral.
Uno de los miembros del grupo de los agnatos, posiblemente un osteostráceo, fue el antepasado de todos los peces con mandíbulas.El período Devónico fue la éedad de los peces, pues fue en esa época cuando muchos de los grupos aparecieron y se diversificaron.Los peces óseos (osteictios) evolucionaron en dos lineas diferentes.Los actinopterigios (peces de aletas radiadas) abarcan los modernos teleósteos, mientras que los sarcopterigios (peces de aletas carnosas) fueron los antepasados de los primeros animales terrestres.
Con la evolución de las mandíbulas capaces de morder, la vida de los peces se transformó.Ya no dependían para el sustento de los animales planctónicos ni de las partículas nutritivas en el barro del fondo marino.Podían buscar activamente la presa, atraparla con las mandíbulas y desmenuzarla entre los dientes.Podían crecer en tamaño, colonizar habitát nuevos y especializarse en formas de vida y dietas específicas.Las mandíbulas fueron la innovación evolutiva que permitió a los peces pasar de su "fase experimental", en el Silúrico, a su explosiva diversificación durante el Devónico, hace unos 400 millones de años.
Uno de los grupos conservó el esqueleto cartilaginoso de sus antepasados e inició una línea que conduciría a los condrictios: los tiburones, las mantas y las rayas, así como sus parientes, las quimeras.
En una época temprana de su evolución, los tiburones consiguieron convertirse en los principales predadores del mar, y lo siguen siendo hasta nuestros días.El hueso sustituyó al cartílago en la otra línea de peces, los osteictios.A partir de un ancestro común, evolucionaron dos tipos de peces con esqueleto óseo: los de aletas radiadas
(actinopterigios), y los de aletas carnosas (sarcopterigios).
Los vertebrados de mayor éxitoLos actinopterigios llegaron a ser el grupo de peces de mayor éxito, los modernos teleósteos.Más aún, las 21.000 especies vivientes convierten a los teleósteos en el grupo de vertebrados de mayor éxito, en cuanto a abundancia, entre todos los que existen.
(En comparación, hay unas 4.000 especies vivientes de mamáferos, 8.600 especies de aves, 4.000 especies de reptiles y 2.500 de anfibios).En cuanto a diversidad de formas y modos de vida, los teleósteos superan a todos
los demás seres marinos (marinos y de agua dulce, vertebrados e invertebrados).
Abarcan desde predadores de gran agilidad, como la barracuda y el marlín, hasta perezosos habitantes del fondo, como los lenguados y las platijas; desde peces de forma "típica", como las anchoas y las carpas, hasta seres de las más extravagantes y maravillosas formas, como los caballitos de mar; desde los habitantes de la superficie del océano, como los peces voladores del Atlántico, hasta los moradores de las profundidades, como los peces abisales.
Los teleósteos modernos constituyen la culminación de una escala evolutiva que avanzó en una serie de pasos de un grupo de actinopterigios a otro.Esta progresión comenzó a finales del Silúrico, con la aparición de los paleoníscidos.Sus pesadas escamas, sus aletas rígidas y sus colas asimétricas dieron paso a las escamas más finas de los neopterigios, de mandíbulas flexibles y colas casi simétricas.Estos peces fueron sustituidos a su vez por los teleósteos, con escamas todavía más delgadas, colas simétricas y mandíbulas y aletas sumamente móviles.Los teleósteos fueron los primeros en aparecer.
A continuación la evolución del grupo experimentó dos saltos importantes.El primero tuvo lugar a mediados del período Cretácico, cuando hizo su aparición el grupo de los salmones y las truchas.El segundo y definitivo se produjo a finales del Cretácico y principios del Terciario, cuando evolucionaron las formas más avanzadas del grupo de las percas, que actualmente constituyen el 40 % de las especies de teleósteos.
El final de la Era Mesozoica, hace unos 65 millones de años, coincidió con el auge de los teleósteos en las aguas del mundo y con el inicio del predominio de los mamíferos en la tierra.Por esa época se estaban produciendo importantes cambios en la flora y la fauna del planeta.Los reptiles comedores de peces, como los plesiosaurios, los ictiosaurios y los mosasaurios, se habían extinguido.Los dinosaurios desaparecieron de la faz de la tierra y los pterosaurios dejaron de surcar el cielo.Numerosos tipos de diminutos organismos planctónicos de los mares desaparecieron sin dejar huella. Estas extinciones parecieron ser la señal para que los teleósteos y los mamíferos comenzaran una fase evolutiva explosiva y definitiva, que los convertiría en los seres que actualmente dominan el agua y la tierra, respectivamente.
Los antepasados de los animales terrestresPuede resultar extraño que la evolución de los vertebrados de mayor éxito del mundo, los actinopterigios, aparezca descrita como un proceso secundario.Pero así fue como sucedió, pues en la historia general de la evolución de la vida los peces de aletas radiadas pueden considerarse un callejón sin salida.Sus primos, los peces de
aletas carnosas (sarcopterigios), un grupo nada espectacular en comparación, resultaron encontrarse en la corriente principal de la evolución.
En efecto, uno de los miembros del grupo de los sarcopterigios fue el antepasado de los primeros animales terrestres, los anfibios.Esta transición tuvo lugar relativamente temprano en el curso de la evolución; los primeros sarcopterigios aparecieron a principios del Devónico, y hacia fines de ese período, unos 20 millones de años más tarde, los anfibios habían pisado la tierra.El ancestro de aletas carnosas puede haber sido un osteolepiforme o un dipnoo (pez pulmonado); los paleontólogos no están de acuerdo en este punto.
Tendencias generales entre los pecesEn la evolución de los peces aprecian algunas tendencias generales, todas las cuales conducen a individuos mejor adaptados para encontrar, atrapar y masticar la presa, o para detectar y eludir a los predadores.
Los primeros peces, los ostracodermos, estaban protegidos por una robusta coraza ósea, desarrollada como una armadura de placas sobre la cabeza, y por gruesas escamas de formas angulares.Nadar con esta coraza era un proceso que requería, mucha energía, por lo que muchos de estos peces vivían y se
alimentaban en el fondo del mar.El lóbulo superior de su aleta caudal solía ser más largo que el inferior, lo cual tiende a hundir al animal en el agua, una característica útil para un habitante del fondo. Otros ostracodermos desarrollaron "aletas" en forma de espinas y proyecciones, que hacían las veces de dispositivos hidrodinámicos.Combinadas con un lóbulo inferior agrandado de la cola, que tendía a impulsar al pez hacia, arriba en el agua, estas proyecciones le permitían nadar y alimentarse del planctón de las aguas superficiales.
La tendencia general entre los peces óseos consistió en adquirir escamas más pequeñas y delgadas, de forma redondeada y más hidrodinómica.Al mismo tiempo, la aleta caudal pasó a ser simétrica, con lóbulos de igual tamaño, lo cual contribuía a mantener al pez en una trayectoria horizontal.En la parte frontal del cuerpo aparecieron dos aletas, las pectorales, y otras dos en la parte posterior, las pélvicas.Estas innovaciones no sólo estabilizaban al pez, sino que funcionaban como remos y le permitían cambiar la dirección del movimiento.Además de estos cambios en la forma de la cola y el peso y el tamaño de las escamas, los peces óseos estaban desarrollando medios más eficaces de controlar su posición en el agua.Hasta los peces óseos más primitivos tenían sacos aéreos en la parte inferior del cuerpo.Mediante el bombeo de gases hacia adentro o hacia afuera de estos sacos, el pez podía regular su nivel en el agua.En el caso de los actinopterigios, los sacos aéreos evolucionaron hasta convertirse en una única vejiga natatoria, situada por encima de la garganta; en la mayoróia de los teleósteos, este órgano sigue conectado a la garganta, pero en las formas más avanzadas del tipo de las percas la conexión está interrumpida y la vejiga natatoria funciona
independientemente, como un complejo dispositivo de flotación que expulsa y absorbe sus propios gases.
En los peces pulmonados, los sacos aéreos se transformaron en pulmones capaces de respirar aire, conectados con el sistema sanguíneo, como los que tienen los animales terrestres.En las paredes de los pulmones se formaron numerosos pliegues, para aumentar la capacidad de oxigenación.Los peces pulmonados actuales, además de disponer de agallas, son capaces de respirar el aire, como los individuos de ciertas especies africanas que pueden vivir durante largos períodos fuera del agua, sepultados en pozos excavados en el barro del lecho del río.La alimentación y la respiración son procesos paralelos en los actinopterigios.La tendencia general fue que sus mandíbulas se volvieran más móviles y flexibles, hasta el punto de poder formar con ellas una especie de tubo.Al mismo tiempo, las cámaras de las agallas, por detrás de las mandíbulas, se volvieron expansibles, para permitir la circulación de un mayor volumen de agua.Esto determinó un mayor consumo de oxígeno, lo cual a su vez permitió al pez mayor actividad.La combinación de las mandíbulas tubulares con las cámaras expansibles de las agallas permite que el pez succione a su presa, en lugar de verse obligado a acercarse a ella.Los peces de los acuarios, cuando se alimentan, nos permiten observar este método en acción.
Filum Subfilum Superclase ClaseReino animal Cordados. Tubo
nervioso dorsal único.
Vertebrados. Esqueleto interno óseo o cartilaginoso.
Agnatos. Sin mandíbulas. Notocorda y tejidos de soporte
Ciclóstomos. Carecen de aletas pares. Orificio nasal único. Cuerpo anguiliforme. Aberturas branquiales detrás del ojo. Sin opérculo.Condrictios. Aletas pares, no replegables. Dentículos
conjuntivos y cartilaginosos.Gnastostomados. Mandíbulas articuladas. Esqueleto cartilaginoso u óseo.
dérmicos. Dientes en las mandíbulas.Osteictios. Esqueleto osificado. Mandíbulas óseas. Piel con escamas. Branquias con opérculo.
Orden Suborden Familia EspecieCiclóstomos
Petromyzoniformes Petromyzonidos Lamprea de mar
Condríctios
Galeiformes Isuroideos Lamnidos Cailón
Marrajo Jaquetón Cetorhinidos Peregrino Alopidos Pez zorro
Carcharhinoideos
Scyliorhinidos Alitán
Pintarroja Bocanegra Triaquidos Musola Musola punteada Caella Carcharhinidos Cazón Tintorera Lobo
Lamia Sphyrnidos Pez martillo Escualiformes Escualoideos Escualidos Mielga Galludo Pez clavo Negra Escuatinoideos Escuatinidos Pez ángel Rayiformes Rayoideos Rayidos Raya común Picón Noriega Raya común Raya boca de rosa Raya falsa vela Raya santiaguesa Raya mosaica Raya pintada Raya de espejos Raya cardadora Raya cimbreiro Raya áspera Raya estrellada Rayiformes Dasyatoideos Dasyatidos Pastinaca Myliobatidos Águila marina Torpediniformes Torpedinidos Tremielga
Tremielga negra Tembladera Osteictíos Acipenseriformes Acipenseridos Esturión Anguiliformes Anguiloideos Anguilidos Anguila Congridos Congrio Murenidos Morena Clupeiformes Clupeiodeos Clupeidos Alacha Arenque Espadín Sardina Sábalo Saboga Engraulidos Boquerón Lofiformes Lofioideos Lofidos Rape Salmoniformes Salmoideos Salmónidos Salmón Reo Trucha Trucha arco iris Argentinidos Pez plata Esociodeos Esocidos Lucio Cipriniformes Ciprinoideos Ciprinidos Carpa Barbo
Tenca Cacho Boga de rió Madrilla Bermejuela Gadidos Bacalao Abadejo Eglefino Bacaladilla Merlán Faneca Capellán Móllera Gadiformes Merlucidos Merluza Maruca Arbitán Brótola de fango Barbada Bericiformes Bericidos Palometa roja Atheriniformes Exocetoideos Belonidos Aguja
Escomberesocidos
Paparda
Exocetidos Pez volador Antherinoideos Atherinnidos Pejerrey Chucleto
Monchón Abichón Zeiformes Zeidos Pez de san Pedro Caproidos Ochavo Perciformes Percoideos Serranidos Lubina Baila Cherna Mero Cherne de ley Gitano Serrano Cabrilla Serrano imperial Merillo Esparidos Dentón Sama de pluma Cachucho Sama Chopa Salema Boga Oblada Sargo Sargo breado Mojarra Perciformes Percoideos Esparidos Breca
Raspallón Sargo picudo Besugo Pachán Aligote Herrera Dorada Pargo Hurta Zapata Carangidos Chicharro Jurel real Palometón Lirio Pez limón Pez piloto Escienidos Corvina Covallo Verrugato Verrugato de fango Perciformes Percoideos Mulidos Salmonete de fango Salmonete de roca Bramidos Japuta Corifenidos Llampuga Pomatomidos Anjova Pomadasydos Roncador Burro Centracantidos Chucla Caramel
Cepolidos Cinta Pomacentridos Castañuela Mugilodeos Mugilidos Pardete Lisa Capitón Galupe Galúa Perciformes Labroideos Labridos Maragota Bodión verde Merlo Gayano Porredana Magnote Tordo Tordo de roca Tordo picudo Señorita Llambrega Tabernero Doncella Pez verde Raor Escaridos Vieja colorada Perciformes Escombroideos Escombridos Caballa Estornino Atún
Albacora Rabil Patudo Carita Listado Bacoreta Bonito Tasarte Melva Xiphidos Pez espada Gempylidos Escolar Trichiuridos Pez cinto Pez sable Luvaridos Emperador Gobioideos Gobidos Chaparrudo Paganel Cabezudo Gobio de boca roja Chanquete Perciformes Trachinoideos Uranoscopidos Rata Trachinidos Escorpión Araña Araña blanca Víbora Escorpeniformes Escorpenoideos Escorpenidos Gallineta Cabracho
Rascacio Escórpora Triglidos Cabete Rubio Bejel Garneo Perlón Arete Arete oscuro Peristedidos Armando
Dactylopteriformes
Cephalacanthidos
Chicharra
Pleuronectiformes
Pleuronectoideos
Citharidos Solleta
Scorphthalmidos
Rodaballo
Rémol Gallo Bothidos Podás Peluda Peludilla Pleronectidos Platija Solla Soleioideos Soleidos Soldado Golleta Tambor real Tambor
Sortija Lenguado Acedía