Tema II: El pensamiento económico Preclásico
2.1.- Caracterización económico- social del surgimiento del Pensamiento
Económico Preclásico. Sus características.
2.2.- Pensamiento económico de la antigüedad: Aristóteles y Jenofonte
2.3.- El pensamiento Económico de los Mercantilistas.
2.4.- El surgimiento de la Aritmética Política. W.Petty.
2.5.- El pensamiento económico de los Fisiócratas
DESARROLLO
2.1.- Caracterización económico- social del surgimiento del Pensamiento
Económico Preclásico. Sus características.
La edad media, dominada por formas de organización política feudal y un sistema
económico señorial, autárquico y de escaso avance científico, empieza a romperse
con la apertura de las rutas comerciales con el extremo oriente y con la intensa
acumulación de metales preciosos de las naciones europeas con ocasión de la
conquista de América. La concepción mercantilista empieza en el siglo XVI, pero
toma fuerza en el siglo XVII y tiene características particulares en cada una de las
naciones. La característica principal del mercantilismo es la de ser el pensamiento
económico de la época en que se construyeron los mercados nacionales europeos
aprovechando el impulso que daba el incremento de la demanda externa generada
por las nuevas rutas comerciales. El mercantilismo aporta entonces los fundamentos
teóricos que soportan la construcción y el fortalecimiento del mercado interno,
hecho que supone la regulación del comercio internacional para ponerlo en función
del desarrollo nacional.
Los mercantilistas, desde Montchretien (1675-1721) hasta Richard Cantillon (1680-
1734) pasando por Colbert, aportaron la mayor parte de las ideas que luego se
resumieron en la economía clásica. El mercantilismo -que surgió junto con el
iusnaturalismo de los escolásticos asumido por Thomas Hobbes (1588-1679) y John
Locke (1632-1704)- compartió con ellos la idea de que la libertad y la propiedad son
derechos naturales y que el papel del Estado era asegurar la convivencia de los
ciudadanos en libertad. Esta era la base de todo el conjunto de ideas necesarias para
promover el mercado pues los derechos de propiedad y libertad conducen a la
libertad de empresa y comercio. Pero a la vez reconocía que el comercio
internacional debía ser regulado para impedir que las importaciones obstaculizaran
el desarrollo interno. Por otra parte, no tuvo ninguna preocupación porque la
industrialización se hiciera con base en una fuerte concentración del ingreso y por el
contrario la consideraban útil no sólo para mejorar los negocios sino para evitar que
trabajadores bien pagados degradaran en vagancia.
Al comenzar el siglo XVIII Francia, que se había rezagado con respecto a Inglaterra,
se encontraba sumida en dificultades económicas por la pérdida de sus reservas de
metales preciosos debido a una guerra con España, hecho este que la había llevado
a una pobreza muy acentuada en el sector agrícola. De esta crisis nace una nueva
corriente de unos ―filósofos economistas‖ que se conocieron como fisiócratas
quienes propusieron reivindicar la relación del hombre con la naturaleza y reconocer
la labor del campo como la verdadera generadora de valor. De hecho, el nombre de
fisiocracia significa gobierno de la naturaleza.
2.2.- Pensamiento económico de la antigüedad: Aristóteles y Jenofonte
En el mundo antiguo la economía no tuvo un lugar propio como ciencia, estaba
inmersa dentro de la filosofía en aspectos relacionados con la administración.
Precisamente la palabra economía proviene de raíces griegas, oikos con la que
denominaban la casa con todas las personas y haberes, y nomos con la que
denominaban las normas o régimen de gobierno (como en autonomía, que es la
forma de gobernarse a sí mismo). Así en su origen economía era el conocimiento
sobre el manejo de los asuntos domésticos.
Reconocer que la ciencia económica no tuvo un buen desarrollo en el mundo antiguo
no significa que en esa época no se hicieran aportes al conocimiento económico y
mucho menos que no existieran hechos de los que hoy se ocupa la ciencia económica
como la producción, el comercio, las clases sociales que participan en la producción
y en el ingreso, el dinero, el control gubernamental sobre la producción y el
comercio, la intervención del Estado para promover la producción y mejorar la
distribución del ingreso, etc. Incluso se pueden encontrar políticas similares a las
modernas frente a problemas similares a los actuales.
Los griegos de los siglos V y VI hicieron una aproximación racional a la economía
fundamentada en principios éticos y en teorías antropocéntricas (donde el hombre
es el centro del Universo). Los principales autores fueron Jenofonte, Platón y
Aristóteles, todos discípulos de Sócrates.
Jenofonte (430 a.C. - 355 a.C.)
Jenofonte fue un filósofo, militar, político e historiador discípulo de Sócrates. Su libro
Anabasis se usa en la actualidad como un buen ejemplo de la forma de escribir
historia. Su pensamiento sobre economía lo registró precisamente en un libro con
ese nombre, oekonomicus, un tratado sobre la administración del patrimonio, labor
particularmente a cargo de mujeres. En este libro presenta una detallada
información de cómo organizar la casa, entrenar y administrar la servidumbre,
almacenar vino y alimentos. Si la economía puede definirse como la ciencia que
estudia la administración de los recursos, desde la óptica de esta definición de
economía Jenofonte debe ser considerado uno de los primeros economistas.
Jenofonte centró su trabajo en el buen liderazgo y en la capacidad humana como la
principal variable para la administración. Según este autor para lograr excedentes
económicos en la familia, la ciudad o el Estado, se necesita habilidad, orden y división
del trabajo. Para Jenofonte el líder es el individuo que, motivado por su egoísmo y
su inteligencia, con su capacidad de organización se sobrepone a las fuerzas de la
naturaleza para extraer de esta lo que es necesario para satisfacer las necesidades.
Estos preceptos fueron adoptados más adelante por la corriente hedonista y sirvió
de base a la teoría subjetiva del valor que luego se convertiría en preceptos
importantes para la economía neoclásica.
Al respecto Jenofonte expuso el ejemplo del hombre que al ver varios platos de
comida en su mesa tiene una sensación de hartazgo que lo obliga a llevar una vida
moderada, la que en opinión es la mejor forma de vivir. Resalta entonces la idea de
que un objeto es un bien para el individuo que lo necesita, es decir que tiene un valor
de uso, otro concepto que será incorporado a la economía moderna a través de
Smith y de Marx. Jenofonte, como más tarde lo haría Smith, afirmó que el aumento
de la cantidad y calidad de los bienes se origina en la división técnica del trabajo y
que esta división estaba limitada por el tamaño del mercado. Fiel a su imperativo
ético, expuso que para que un intercambio sea justo debe ser voluntario.
Aristóteles (384 ac – 322 ac)
Aristóteles fue el pensador griego que más aportes hizo a la economía y el que más
se acercó a las ideas que se conciben hoy en día como ciencia económica, para la
que usó la palabra crematística.
Platón y Aristóteles creían que la economía era una cuestión de filosofía moral: en
lugar de analizar el funcionamiento de un sistema económico, aportaron ideas sobre
cómo debería funcionar. A este tipo de enfoque, que es subjetivo y estudia <<cómo
debería ser>> el objeto de estudio en cuestión, le llamamos <<normativo>>.
El sujeto económico aristotélico, o el agente representativo como lo dirían los
neoclásicos, es un patriarca rural esclavista que busca la felicidad; por eso la finalidad
de la producción es el consumo y no el comercio, aunque éste es necesario para
adquirir otros bienes que satisfagan necesidades y lograr la independencia de la casa
o autarquía. Esta independencia económica asegura que se disponga del tiempo
libre para realizar ideal grecolatino de virtud participando en los asuntos de la polis
y a la vida contemplativa. Como lo diría Amartya Sen, el objetivo es la libertad. Al
igual que Platón, percibe al individuo como parte consustancial de una sociedad, el
hombre es un animal social, es parte de la polis; pero a diferencia de Platón defiende
la propiedad privada para todas las clases, excepto para los esclavos que no son otra
cosa que un instrumento económico.
Sus ideas sobre economía las expresó dentro del contexto de la ética y creía que esta
ética debía responder a un orden natural.
Para Aristóteles la moral debe adecuarse a las leyes de la naturaleza y su aspecto
central es la justicia en términos de igualdad. Reconoce dos tipos de justicia, la
distributiva que tiene que ver con la igualdad en la distribución de la propiedad y del
ingreso; y la correctiva o conmutativa, relacionada con la equidad en los
intercambios. Aristóteles considera que la distribución de partes iguales entre
personas desiguales sería injusta, de ahí que la sociedad debe recompensar a los
individuos en función de su mérito; por esta razón los más capaces intelectualmente
deben recibir más por el mayor esfuerzo dedicado a su formación. En esta tesis se
puede observar un antecedente de la teoría actual del capital humano. Los
intercambios se dan por necesidad y la justicia correctiva debe subsanar las
desigualdades que pueden ocurrir en los intercambios, sean involuntarios o no. La
justicia correctiva o equidad queda asegurada cuando se intercambian mercancías
de igual valor, sea este en dinero o en especie. Este tipo de justicia condujo a
Aristóteles a pensar sobre el dinero como unidad de medida que permite comparar
el valor de las mercancías y hacerlas intercambiables, e, incluso, guardar valor para
realizar compras futuras.
Aristóteles avanzó un poco más su teoría del valor diferenciando entre valor de uso
y valor de cambio, definida la primera como la capacidad que tienen una mercancía
de satisfacer una necesidad mediante el consumo, y la segunda como la capacidad
de ser entregada a cambio de otra mercancía. Los intercambios dirigidos a lograr o
completar la autosuficiencia constituyen la crematística natural o necesaria y son
justos (equitativo) cuando satisfacen las necesidades naturales personales o
colectivas. Los intercambios que sólo persiguen la acumulación de dinero, una
mercancía que sólo tiene valor de cambio, son reprobables por injustos (desiguales);
son actividades que no generan verdadera riqueza porque se hace a costa de los
demás y confunden los medios con los fines. La acumulación
del dinero es precisamente el tema de la crematística antinatural. Aristóteles tiene
algo más que decir sobre aquellos que persiguen el lucro mediante un deseo
insaciable de acumulación de riqueza: quienes hacen dinero viven esclavos de su
afición pues como la acumulación de dinero no tiene límite consume el tiempo y la
energía disponible, se convierte en un fin en sí mismo y desplaza las actividades que
aseguran una buena vida. Además, como el préstamo no puede existir sin
acumulación, el interés que se cobra por él resulta injusto pues no existe razón
natural para que el valor del dinero aumente pasando de mano en mano. Aristóteles
concebía dos tipos de naturaleza, la primera de ellas era el gobierno, la otra
naturaleza era la del comercio donde se realizaba el intercambio entre dos que
lograba aumentar un bienestar mutuo, en particular cuando existen excedentes. En
este contexto, y al contrario de su maestro Platón, Aristóteles concebía una
economía mixta donde el aporte de individualismo y la propiedad privada promovían
la eficiencia, el desarrollo económico y la paz social; el gobierno se quedaba con la
tarea de redistribuir el ingreso. Esta teoría se convirtió en eje fundamental para los
estudios sobre el valor realizados en la edad media, un período de muy escasa
construcción de mercados.
Aristóteles también expuso una división de los bienes entre los de primera necesidad
y los bienes de lujo; también hizo una clasificación de las actividades productivas en
sectores primario, secundario y terciario. Finalmente, entendió bien la idea de las
economías de escala relacionada con el tamaño de las ciudades y se anticipó a
Malthus respecto a los temores sobre el sobre-poblamiento.
2.3.- El pensamiento Económico de los Mercantilistas.
La doctrina económica conocida como mercantilismo apareció entre la Edad Media
y el periodo del triunfo del laissez-faire (dejar hacer). El mercantilismo data aproxi-
madamente de 1500 a 1776. Sin embargo, estas fechas varían en diferentes países
y regiones. Los cuatro individuos que expresaron ideas mercantilistas fueron: Mun,
Malynes, Davenant y Colbert. También se habla de sir William Petty, un
mercantilista que desarrolló algunos conceptos precursores de la economía clásica.
¿Cuáles son los antecedentes históricos de la escuela mercantilista?
La autosuficiencia de la comunidad feudal lentamente le cedió el paso al nuevo
sistema del capitalismo mercantil. Las ciudades, que tenían un crecimiento gradual
durante la Edad Media, aumentaron en importancia. El comercio floreció tanto al
interior de cada país como entre los países y se expandió la utilización del dinero.
El descubrimiento del oro en el hemisferio occidental facilitó el creciente volumen
del comercio y estimuló las teorías acerca de los metales preciosos. Los grandes
descubrimientos geográficos, basados en parte en el desarrollo de la navegación,
ampliaron la esfera del comercio. La producción era en pequeña escala, pero el
comerciante mediaba cada vez más entre el productor y el consumidor. Aun cuando
a los ojos de la “aristocracia de terratenientes” seguían siendo “comerciantes
despreciables”, los comerciantes capitalistas se convertían en figuras clave en el
mundo de los negocios.
Comenzaron a surgir los Estados nacionales y los más poderosos de ellos adquirían
colonias y esferas de influencia. Las rivalidades económicas entre las naciones se
intensificaron. De manera que no sorprende que evolucionara un conjunto de
doctrinas que reemplazaron a los conceptos feudales, promovieron el nacionalismo,
le dieron nueva dignidad e importancia al comerciante y justificaron una política de
expansión económica y militar. Este conjunto de doctrinas se convirtió en la escuela
mercantilista.
¿Cuáles son los principios fundamentales de la escuela mercantilista?
Entre los postulados más importantes de esta escuela están los siguientes:
El oro y la plata son la forma más deseable de riqueza. Los mercantilistas
tendían a igualar la riqueza de una nación con la cantidad de lingotes de oro
y plata que poseía. Algunos de los primeros mercantilistas creían que esos
metales preciosos eran el único tipo de riqueza al que se podía aspirar. Todos
valoraban los lingotes como la única forma de alcanzar el poder y la riqueza.
Por consiguiente, era necesario un excedente de exportaciones de un país
para generar pagos en moneda dura. Incluso cuando estaban en guerra, las
naciones exportaban bienes para el enemigo, siempre y cuando los
productos se pagaran en oro.
Nacionalismo. Todos los países no exportaban simultáneamente más de lo
que importaban. Por consiguiente, el propio país debía promover las
exportaciones y acumular riquezas a costa de sus vecinos. Sólo una nación
poderosa podía conquistar y conservar colonias, dominar las rutas del
comercio, ganar guerras en contra de sus rivales y competir con éxito en el
comercio internacional. Conforme a este concepto estático de la vida
económica, había una cantidad fija de recursos económicos en el mundo; un
país podía incrementar sus recursos sólo a costa de otro. El ensayista
francés Michel de Montaigne escribió en 1580: “La utilidad de un hombre es
el daño de otro… No es posible obtener cualquier utilidad si no es a costa de
otro.”
El mercantilismo nacionalista condujo de una manera muy natural al
militarismo. Los poderosos navíos y las flotas mercantes eran un
requerimiento. Debido a que las pesquerías eran “cunas de marinos”, es
decir, ya que eran terrenos de capacitación para el personal naval, los
mercantilistas le impusieron una “cuaresma política” a Inglaterra en 1549. Se
prohibía por ley que las personas comieran carne ciertos días de la semana,
con el fin de asegurar un mercado doméstico para el pescado y por tanto una
demanda de marineros. Ese decreto se mantuvo enérgicamente durante
alrededor de un siglo y no desapareció de los libros de estatutos sino hasta
el siglo XIX.
Importación libre de impuestos de materia prima que no se produce
doméstica- mente, protección de bienes fabricados y materia prima que se
podían producir domésticamente y restricción a las exportaciones de materia
prima. Este énfasis en las exportaciones y la renuencia a importar se ha
llamado “el temor de los bienes”. Los intereses del comerciante tenían
preeminencia sobre los del con- sumidor doméstico. Los comerciantes
recibían flujos de oro a cambio de sus exportaciones, mientras que las
restricciones sobre las importaciones reducían la disponibilidad de bienes
para el consumo local. En consecuencia, el oro y la plata se acumulaban,
supuestamente mejorando la riqueza y el poder del país.
Las prohibiciones contra el movimiento exterior de materia prima ayudaron a
mantener bajos los precios de las exportaciones de bienes terminados. Por
ejemplo, una ley aprobada en 1565-1566 durante el reinado de la reina Isabel
prohibía la exportación de ovejas vivas. Las penalidades por violar esa ley
eran la confiscación de la propiedad, un año en prisión y la amputación de la
mano izquierda. La pena de muerte se prescribía por una segunda ofensa.
La exportación de lana cruda estaba prohibida y se aplicaban las mismas
penalidades en una ley promulgada durante el reinado de Carlos II (1660-
1685).
Colonialismo y monopolio del comercio. Los comerciantes capitalistas
favorecían la colonización y querían mantener a las colonias eternamente
dependientes de la madre patria y subordinadas a ella. Cualquiera de los
beneficios que se extendían hacia las colonias debido al crecimiento y el
poder militar de la madre patria era un subproducto accidental de la política
de explotación. Las Actas de Navegación Inglesas de 1651 y 1660 son
buenos ejemplos de esta política. Los bienes importados hacia Gran Bretaña
y las colonias se debían transportar en barcos ingleses o coloniales, o en
barcos del país en donde se originaban los bienes. Ciertos productos
coloniales sólo se debían vender a Inglaterra y otros se debían desembarcar
en Inglaterra antes de enviarlos por barco a países extranjeros. Las
importaciones extranjeras hacia las colonias estaban restringidas o
prohibidas. Las manufacturas coloniales fueron frenadas o en algunos casos
prohibidas, de manera que los territorios dependientes seguían siendo
proveedores de materia prima de bajo costo e importadores de bienes
fabricados en Inglaterra.
Oposición a peajes, impuestos internos y otras restricciones sobre el
movimiento de bienes. Los teóricos y practicantes mercantilistas reconocían
que los derechos de transporte y los impuestos podían estrangular a las
empresas de negocios e incrementar el precio de las exportaciones de un
país. Un ejemplo extremo de esto es la situación en el río Elba en 1685. ¡Un
envío de sesenta tablones de Sajonia a Hamburgo requirió el pago de
cincuenta y cuatro tablones en las estaciones de peaje a lo largo del camino!
En consecuencia, sólo seis tablones llegaron al punto de destino.
Sin embargo, es importante observar que los mercantilistas no favorecían el
libre comercio interno en el sentido de permitir que las personas se dedicaran
a cualquier comercio que desearan. Por el contrario, los mercantilistas
preferían el otorgamiento de monopolios y privilegios comerciales exclusivos,
siempre que pudieran adquirirlos.
Un poderoso gobierno central. Era necesario un poderoso gobierno central
para promover las metas del mercantilismo. El gobierno les otorgaba
privilegios de monopolio a las compañías dedicadas al comercio exterior y
restringía el libre ingreso a los negocios en el propio país, con el fin de limitar
la competencia. La agricultura, la minería y la industria se promovían con
subsidios del gobierno y se protegían de las importaciones por medio de
aranceles. Además, el gobierno regulaba estrechamente los métodos de
producción y la calidad de los bienes, de manera que un país no se ganara
una mala reputación para sus productos en los mercados extranjeros, lo que
obstaculizaba las importaciones. En otras palabras, los mercantilistas
confiaban muy poco en su propio criterio y honestidad, y creían que el interés
común de los comerciantes requería que el gobierno prohibiera un trabajo
deficiente y materiales de mala calidad. El resultado fue un desconcertante
laberinto de regulaciones que gobernaba la producción de bienes.
Importancia de una población grande y que trabajara arduamente. Una
considerable población industriosa no sólo proporcionaría una abundancia
de soldados y marinos dispuestos a combatir por la gloria y el poder de la
nación, sino que también mantendría un nivel elevado de ofertas de trabajo,
y salarios por con- siguiente bajos. ¿La ventaja? Esos salarios bajos (1)
permitirían bajar los precios de las exportaciones e incrementar el flujo de
entrada del oro, y (2) reducirían la ociosidad y promoverían una mayor
participación en la fuerza laboral. La ociosidad y la mendicidad entre
personas fuertes y sanas era atacada en forma despiadada, y el hurto se
castigaba con severidad. Durante el reinado de Enrique VIII en Gran Bretaña
(1509-1547), 7 200 ladrones fueron ahorcados.
¿A quiénes beneficiaba o trataba de beneficiar la escuela mercantilista?
Esta doctrina beneficiaba a los comerciantes capitalistas, a los reyes y funcionarios
del gobierno. En específico, favorecía a quienes eran más poderosos y tenían los
monopolios y privilegios mejores. Algunos historiadores del pensamiento económico
sugieren que el mercantilismo se puede comprender mejor como un ejemplo
extremo de la conducta de búsqueda de renta.3 Según aplica aquí, la renta
económica se define como la utilidad más allá de la necesaria para mantener a los
comerciantes capitalistas dedicados a sus actividades actuales, es decir, apenas
suficiente para compensarlos por sus costos de oportunidad. Las actividades de
búsqueda de renta
El mercantilismo en Francia tenía un sabor feudal más fuerte y los intereses mono-
polistas arraigados tuvieron todavía más éxito para lograr que el gobierno
interviniera en su favor. Desde 1686 hasta 1759 estuvo prohibida la producción,
importación y utilización de calicós estampados. En los conflictos armados y las
ejecuciones originadas por la aplicación de esas leyes, se estima que fallecieron 16
000 personas y muchas más fueron enviadas a trabajar en las galeras de los barcos.
Otro ejemplo más: sólo las reglas publicadas en Francia desde 1666 hasta 1730
sobre textiles requirieron siete grandes tomos. El manual de teñidos, que supuesta-
mente era la mejor serie de instrucciones sobre las técnicas del teñido en esa época,
contenía 317 artículos. Esas regulaciones impedían que se utilizaran métodos
inferiores, pero también obstruían la experimentación y el desarrollo de nuevas
técnicas, quizá de productores que habrían competido con las empresas existentes.
Un sinnúmero de funcionarios de gobierno, inspectores, jueces y personal
encargado de aplicar la ley también ganaban con las regulaciones mercantilistas. El
gobierno francés (pero no el inglés) recibía un considerable ingreso proveniente de
multas, concesiones y privilegios de monopolio vendidos a los negocios. Los
funcionarios conservaban un porcentaje de las multas impuestas contra los
violadores de muchas regulaciones del gobierno. Además, el flujo de entrada de oro
y plata que resultaba de las políticas mercantilistas incrementaba la cobranza de
impuestos generales y mejoraba la capacidad de un país para lograr una ganancia
económica por medio de las guerras.
¿En qué forma la escuela mercantilista era válida, útil o correcta en su época?
Los argumentos a favor de la acumulación de lingotes de oro y plata, aun cuando
exagerados, tenían cierto sentido en un periodo de transición entre la economía
autosuficiente de la Edad Media y la economía de dinero y crédito de los tiempos
modernos. El rápido crecimiento del comercio requería más dinero en circulación y
la banca tenía un desarrollo insuficiente para producirlo. En las guerras el combate
era financiado según los gastos iban surgiendo y los lingotes proporcionaban una
reserva que se podía utilizar para contratar y mantener soldados, construir barcos,
comprar aliados y sobornar a los enemigos.
El comercio británico con la región del Báltico y la Indias Orientales requería liquidez
internacional en forma de metales preciosos. Gran Bretaña poco producía para
exportar a esas áreas y estas últimas no aceptaban moneda inglesa debido al
subdesarrollado mercado internacional de dinero. Por consiguiente, las colonias
británicas estaban obligadas a entregar la plata y el oro que se utilizaban como pago
por las mercancías del Báltico y de las Indias Orientales. Antes del desarrollo de las
finanzas internacionales y del comercio multilateral, los lingotes tenían una
importancia considerable para hacer pagos internacionales.
Los mercantilistas también estaban conscientes de que un flujo de entrada de meta-
les preciosos facilitaba la cobranza de impuestos. Sabían que los precios
aumentarían, o que por lo menos no bajarían, si la cantidad de dinero se
incrementaba a medida que se expandiera el comercio. El volumen de producción
no sólo se expandía, sino que también el hogar autosuficiente se sentía atraído
hacia la economía de mercado. Por consiguiente, se necesitaba más dinero para
comprar y vender el mismo volumen de producción. Algunos mercantilistas también
estaban conscientes de que los incrementos en la cantidad de oro y plata en
circulación reducían las tasas de interés y promovían los negocios.
¿Qué principios de la escuela mercantilista se convirtieron en contribuciones
perdurables?
Los mercantilistas hicieron una última contribución a la economía al hacer hincapié
en la importancia del comercio internacional. En ese contexto, también desarrolla-
ron la noción económica y contable de lo que hoy día se conoce como la balanza
de pagos entre una nación y el resto del mundo. Pero fuera de esas contribuciones,
los mercantilistas (excepto Petty y tal vez Mun) contribuyeron con muy poco a la
teoría económica como se conoce hoy en día. La mayoría de ellos no logró captar
que un país se volvía más rico no sólo al empobrecer a sus vecinos, sino también
al descubrir una mayor cantidad de recursos naturales, producir más bienes de
capital y utilizar la mano de obra en una forma más eficiente. Tampoco
comprendieron que todas las naciones se enriquecen simultáneamente a partir de
la especialización y el comercio y que los salarios más elevados para los
trabajadores no conducen al ocio y a una reducción de la participación de la fuerza
laboral.
Pero aun cuando los mercantilistas hicieron muy pocas contribuciones directas a la
teoría económica, sí contribuyeron indirectamente a la economía y al desarrollo
económico. En primer lugar, influyeron permanentemente en las actitudes hacia el
comerciante. La aristocracia medieval había clasificado a las personas dedicadas a
los negocios como ciudadanos despreciables de segunda clase, sumergidos en el
estiércol del comercio y el intercambio de dinero. Los mercantilistas les dieron
respetabilidad e importancia a los comerciantes, con el argumento de que, cuando
sus actividades están canalizadas en la forma apropiada por el gobierno, no sólo se
enriquecen ellos mismos, sino también el rey y el reino. La aristocracia de
terratenientes con el tiempo empezó a participar en empresas de negocios sin
perder su posición ni su dignidad. Por último, entregaron a sus hijos en matrimonio
a los descendientes de familias de negocios, uniendo así a los linajes aristocráticos
con las fortunas comerciales.
En segundo término, el mercantilismo tuvo un impacto indirecto sobre la economía
al promover el nacionalismo, una fuerza que hoy día aún existe. Las regulaciones
del gobierno central se requieren cuando se necesitan pesos, medidas y acuñación
uniformes; cuando la producción y el comercio todavía no se han desarrollado lo
suficiente para permitir la confianza en que la competencia les proporcione a los
consumidores una amplia elección de bienes; y cuando los riesgos financieros del
comercio son tan elevados que son necesarios privilegios de monopolio para inducir
una disposición a correr más riesgos de la que ocurriría de otra manera.
En tercer lugar, las privilegiadas compañías comerciales constituidas, ancestros de
la corporación moderna, ayudaron a transformar la organización económica de
Europa al introducir nuevos productos, abrir mercados para los bienes fabricados y
proporcionar incentivos para el crecimiento de la inversión de capital. Por último, el
mercantilismo hizo una contribución permanente al desarrollo económico al
expandir el mercado interno, promover el libre movimiento de bienes sin las trabas
de los peajes, establecer leyes e impuestos uniformes y proteger a las personas y
los bienes en tránsito dentro y entre los países.
2.4.- El surgimiento de la Aritmética Política. W.Petty.
Sir William Petty (1623-1687) fue un mercantilista que ofreció algunas nuevas ideas
precursoras de la economía clásica. Sus ideas, que se adelantaron a las de Adam
Smith.
Los puntos de vista económicos de Petty se establecieron en varias obras: A
Treatise of Taxes and Contributions (1662), Verbum Sapienti (1664), “The Political
Anatomy of Ireland” (escrita en 1672 y publicada en 1691) y Political Arithmetick
(escrita desde 1672 hasta 1676 y publicada por primera vez en 1690). Petty estaba
a favor de un comercio exterior más libre, más que muchos de los mercantilistas, en
parte porque creía que eso evitaría el tan difundido contrabando. Quería que los
bienes importados causaran impuestos, de manera que “serán un poco más
apreciados que las mismas cosas cultivadas o fabricadas en el país, si esos
impuestos fueran factibles”. La importación de materia prima se debería “abordar
poco a poco”, es decir, gravarla ligeramente. Petty se oponía a las leyes que
prohibían la exportación de dinero, pero en Political Arithmetick deploraba el dinero
pagado a los extranjeros por los embarques, a los holandeses por su comercio
pesquero “practicado en nuestros mares”, y el dinero gastado en bienes importados
que se podían fabricar en Inglaterra.
Lo mismo que otros mercantilistas, Petty favorecía una población numerosa. Pero
Petty basaba su posición en el concepto de crecientes rendimientos para el
gobierno, lo que reduciría los costos unitarios de gobernar a una población
numerosa. “Menos personas es una pobreza real, mientras que una nación en
donde hay ocho millones de habitantes es más que el doble de rica que la misma
extensión de tierra en donde sólo hay cuatro; ya que los mismos gobernados que
son la carga más grande, pueden servir tan bien tanto al mayor número como al
menor.”
En A Treatise of Taxes and Contributions, Perry expresó su entusiasmo por la visión
mercantilista del “empleo total”. Su argumento a favor de un impuesto de
capacitación (por persona) era conciso: “Parece que es un estímulo para todos los
hombres establecer a sus hijos en algún empleo rentable según su primera
capacidad y del producto de eso, pagarle a cada niño su propio dinero de
capacitación.”
Petty pensaba que el Estado debería emplear a los desempleados para trabajar en
las carreteras, drenar los ríos, plantar árboles, construir puentes, extraer minerales
y fabricar diversos bienes. En este sentido fue un predecesor de aquellos
economistas contemporáneos que abogan por el empleo en el servicio público para
reducir el desempleo estructural y cíclico. Pero como el verdadero mercantilista que
era, Petty añadía que ese empleo debería ser “sin perjuicio de los bienes
extranjeros, y entonces no importa si los emplean para construir una pirámide inútil
en Salisbury Plain, llevar las piedras de Stonehenge a Tower-Hill, o algo parecido”.
¡De manera que Petty fue precursor de la teoría de Keynes de que, tanto en los
tiempos antiguos como en los modernos, la construcción de pirámides, o su
equivalente, era un antídoto para el desempleo!
¿Cómo se financiarían esas obras públicas? Para Keynes la respuesta era imprimir
moneda o solicitar préstamos al público, pero para Petty era por medio de
impuestos. Debido a que las personas se preocupaban por sus ingresos más que
por los de sus vecinos, un impuesto proporcional no importaría, siempre y cuando
el dinero se gastara dentro del país.
Petty como precursor de la economía clásica
Petty fue un estadista pionero. En el prefacio de Political Arithmetick declaró: “En
vez de utilizar sólo palabras superlativas y comparativas y argumentos intelectuales,
yo he seguido el curso de expresarme en términos de número, peso o medida; de
utilizar únicamente argumentos que tengan sentido y de considerar sólo tales
causas, que tengan cimientos visibles en la naturaleza”, dejando “aquellos que
dependen de las mentes, opiniones, apetitos y pasiones mutantes de los hombres
particulares a la consideración de otros”. Muchos de sus cálculos eran imperfectos
y algunos se basaban en suposiciones débiles. Por ejemplo, Petty concluyó que,
debido a que en 1664 se había exportado de Inglaterra una tercera parte más de
bueyes, ovejas, mantequilla y carne de res que en 1641, ¡también había una tercera
parte más de personas que en 1664! Pero lapsus como éste no desmerecen el
hecho de que Petty fue uno de los fundadores de la ciencia de las estadísticas. Hoy
día, el análisis estadístico es parte significativa de la disciplina de la economía.
Petty expresó en forma fragmentada varias otras ideas que los economistas clásicos
desarrollaron después con más detalle. Esas ideas incluían la noción de la
velocidad, la división del trabajo, la renta como el excedente de la tierra, la
importancia de los bienes de capital y la teoría del valor del trabajo. Hay que
examinar, aunque con brevedad, cada una de ellas.
Velocidad. En Verbum Sapienti, Petty reconoció que la velocidad de la circulación, el índice con el que el dinero cambia de manos, puede ser tan importante como la cantidad de dinero.
División del trabajo. Aun cuando no desarrolló esta idea en detalle, Petty reconocía las economías asociadas con la especialización del trabajo y la división de las tareas. Por ejemplo, declaraba que “la tela debe ser más barata cuando uno carda, otro hila y otro teje, que cuando la misma mano desempeña torpemente todas las operaciones anteriores”. Tiempo después, Adam Smith expuso y desarrolló más esta idea.
Teoría de la renta. Petty llegó a una primitiva teoría de la renta:
Supongamos que un hombre, con sus propias manos y en cierta extensión de tierra, pudiera sembrar maíz, es decir, pudiera cavar, o arar, escarificar, desyerbar, cosechar, llevar a casa, desgranar y seleccionar tanto como lo requiera la economía doméstica de esa tierra; y haya separado semilla con la cual sembrar, yo digo que cuando ese hombre ha restado su semilla del producto de su cosecha y también lo que él mismo ha comido o ha dado a otros a cambio de ropa y otras necesidades naturales; que el resto del maíz es la renta natural y verdadera de la tierra para ese año.
Este análisis de la renta como el excedente de la tierra fue un avance en el pen-
samiento económico. Pero Petty no separó el rendimiento del capital del rendi-
miento de la tierra, un error que se podía cometer fácilmente en 1600, cuando las
inversiones de capital en herramientas y fertilizante eran insignificantes. Y tampoco
demostró que la renta fuera un rendimiento diferencial originado del extensivo e
intensivo margen de cultivo. Pero Petty sí comprendía que la tierra que está cerca
del mercado producía una renta más elevada, debido a que el costo de transportar
el producto era más bajo.
Importancia del capital. En “The Political Anatomy of Ireland”, publicada en 1691, Petty escribió:
“Debemos hacer una equivalencia y una ecuación entre el arte y el trabajo
simple; ya que si con ese trabajo simple yo pudiera excavar y prepararme
para sembrar cien acres en mil días; supongamos después que dedico cien
días a estudiar una forma más compendiosa de idear herramientas para el
mismo propósito; pero en todos esos cien días no excavo nada, pero en los
novecientos días restantes excavo doscientos acres de terreno; entonces yo
digo que el dicho arte que cuesta sólo cien días de invención vale el trabajo
de un hombre para siempre, debido a que el nuevo arte y un solo hombre
desempeñan tanto como lo habrían podido hacer dos hombres sin ese
invento”.
Este énfasis en el capital y la producción se volvería cada vez más apropiado con
la aparición de la Revolución Industrial en el siglo XVIII. La atención de Petty a estos
temas era muy poco mercantilista.
La Teoría del valor del trabajo, según Petty, el trabajo es el padre y la tierra la madre
de la riqueza. En A Treatise of Taxes and Contributions declaró que el valor de un
bushel de maíz será igual al de una onza de plata si el trabajo necesario para
producir cada uno es el mismo. El interés de Petty en la producción y su búsqueda
de una teoría del valor que determine el precio inició nuevas líneas de razonamiento.
Los economistas que le siguieron ampliarían y mejorarían sus ideas.
2.5.- El pensamiento económico de los Fisiócratas
Los fisiócratas aparecieron en Francia hacia finales de la época mercantilista. El
inicio de esta escuela se puede datar en 1756, cuando Quesnay publicó su primer
libro sobre economía en la Grande Encyclopédie. La escuela terminó en 1776
cuando Turgot perdió su elevada posición en el gobierno francés y Smith publicó su
Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones. La
influencia de los fisiócratas perduró más allá de las dos décadas durante las cuales
guiaron al mundo en el pensamiento económico. Después de presentar un
panorama de la escuela, examinaremos las contribuciones económicas de los dos
fisiócratas más prominentes, Quesnay y Turgot.
PERSPECTIVA DE LOS FISIÓCRATAS
Antecedentes históricos de la escuela de los fisiócratas
La fisiocracia fue una reacción al mercantilismo y a las características feudales del
antiguo régimen en Francia y, sin embargo, no logró escapar completamente de los
conceptos medievales que permeaban a la sociedad francesa.
La detallada regulación gubernamental de la producción, que incluso especificaba
los hilos requeridos por pulgada de tela, alguna vez promovió una calidad elevada,
pero aprisionaba a la producción en una camisa de fuerza que no permitía la
experimentación, el mejoramiento de los métodos de producción o la idea de
cambiar los gustos del consumidor. Un gobierno extravagante y corrupto hacía
imposible la aplicación imparcial de la ley, y el desarrollo de las empresas de
negocios y la creciente competencia hacían que esas reglas fueran innecesarias.
Al dificultar el movimiento de los bienes, debido a los peajes, impuestos y aran-
celes internos que imponían las autoridades locales, la industria francesa estaba
rezagada en su desarrollo. La agricultura francesa estaba abrumada por las
condiciones impuestas por la nobleza propietaria de las tierras. Los campesinos
eran sujetos de impuestos sobre la tierra y las utilidades de la agricultura, pero la
nobleza y el clero estaban exentos de tales obligaciones. Los impuestos variaban
de un año a otro: dependían del capricho de los cobradores y de la riqueza de los
campesinos. Incluso se vendía el derecho a recaudar “impuestos agrícolas”; a
quienes lo compraban se les permitía cobrar para su beneficio tanto como les
podían exigir a los habitantes de un área determinada.
Dichos recaudadores le pagaban una cuota fija anual al gobierno a principios de
cada año de impuestos y conservaban el resto. De manera que los incentivos para
que los individuos acumularan riquezas y expandieran la inversión estaban
seriamente deteriorados. Los campesinos le debían pagar derechos al señor
cuando heredaban una posesión o la transferían por medio de una venta. Debían
hacer negocios con los molineros, panaderos y lagareros del señor y pagarles
considerables cargos. Los nobles tenían el derecho de cazar en los terrenos
cultivados de sus campesinos y las leyes de cacería prohibían la deshierba y el uso
de azadones si eso molestaba a las jóvenes perdices. La odiada corvée, revivida
por Colberty perpetuada después de él, obligaba a los campesinos y a sus animales
de tiro a trabajar en las carreteras públicas, en gran parte en beneficio de otros.
Las exportaciones de grano de Francia estaban prohibidas
Durante siglos el gobierno francés y las autoridades en los poblados habían
sujetado el comercio de grano a un confuso laberinto de regulaciones. Incluso se
negaba al comercio de grano la poca libertad permitida para otras clases de
comercio. Las exportaciones de grano de Francia estaban prohibidas; las
autoridades estaban más preocupadas por mantener suministros adecuados que
por promover los intereses de la agricultura. Pero se hacían excepciones en los
años de abundancia. Se podían expedir permisos especiales a los individuos,
indicando la cantidad y la clase de grano que podían exportar y con frecuencia su
punto de destino. Dentro del reino, el grano y la harina no se podían mover sin
permiso de una provincia a otra. Para obtener una licencia para vender grano entre
las provincias, un comerciante debía presentar todos los detalles de la empresa ante
un inspector; después de que se había transportado el grano, era necesario
presentar un certificado de que la mercancía consignada había llegado realmente
al punto de destino prescrito. El grano estaba sujeto a restricciones adicionales
dentro de cada provincia. Las leyes especificaban el precio del grano y en dónde se
podía vender. En tiempos de escasez, la venta era obligatoria para impedir el
acaparamiento. Los peajes y las regulaciones obstaculizaban el comercio de grano,
de manera que en un área los excedentes abastecían los almacenes, mientras que
a pocas millas de distancia las personas morían de hambre.
Los gremios de comerciantes y artesanos, que surgieron durante el periodo medie-
val, persistieron más tiempo en Francia que en Inglaterra. Los gremios de
comerciantes controlaban el derecho de establecer un comercio en una población;
los gremios de artesanos, compuestos de aprendices, oficiales y maestros dentro
de un oficio, dictaban los métodos de producción y venta de los talleres. El carácter
de esos gremios cambió a medida que la autorización y regulación de los gremios
remplazó a la autoridad de la población o de los señores feudales. Pero hasta 1789
los gremios obstaculizaban el libre ingreso de mano de obra a ciertas ocupaciones,
restringían y regulaban la producción, fijaban los precios y se oponían a la
competencia de otras poblaciones y del extranjero.
Las disputas jurisdiccionales y los litigios entre los gremios se prolongaron durante
generaciones y siglos a un considerable costo en tiempo y dinero. El costo anual de
las luchas legales con los gremios de París a mediados del siglo XVIII fue de 800
000 a un millón de libras (unidad de dinero francesa que fue reemplazada por el
franco y más reciente- mente por el euro). Los asadores de gansos y los polleros
pelearon durante medio siglo hasta que los últimos finalmente se vieron restringidos
a la venta de animales de caza no cocinados. Entonces los asadores triunfadores
se volvieron en contra de los cocineros, que habían obtenido un triunfo sobre los
fabricantes de salsas. Un litigio de 300 años entre los comerciantes de ropa de
segunda mano y los sastres en París no se había resuelto para 1789, cuando la
Revolución destruyó los gremios. Fue en esa sociedad corrupta y degenerada en
donde las ideas de los fisiócratas surgieron como una brisa fresca.
Principios fundamentales de la escuela de los fisiócratas
Los conceptos de la escuela de los fisiócratas se pueden resumir como sigue:
Orden natural. Los fisiócratas introdujeron la idea del orden natural en el pen-
samiento económico. El término fisiócrata significa “regla de la naturaleza”.
Conforme a esta idea, las leyes de la naturaleza gobiernan a las sociedades
humanas, así como las descubiertas por Newton gobiernan al mundo físico.
Por consiguiente, todas las actividades humanas se deben poner en armonía
con esas leyes naturales. El objeto de todo estudio científico era descubrir
las leyes a las que estaban sujetos todos los fenómenos del universo. En la
esfera económica, las leyes de la naturaleza les conferían a los individuos el
derecho natural de disfrutar de los frutos de su propio trabajo, siempre y
cuando dicho disfrute fuera compatible con los derechos de los demás.
Laissez-faire, laissez passer (dejar hacer, dejar pasar). Esta frase, atribuida
a Vincent de Gournay (1712-1759), significa “dejar que las personas hagan
lo que les parezca sin la interferencia del gobierno”. Los gobiernos jamás
deben ampliar su interferencia en los asuntos económicos más allá de la
mínima esencial para proteger la vida y la propiedad y para mantener la
libertad de contrato. De manera que los fisiócratas se oponían a casi todas
las restricciones feudales, mercantilistas y gubernamentales, favorecían la
libertad de empresa en el país y el libre comercio en el extranjero. Gournay
fue uno de los varios altos funcionarios del sistema mercantil cuya
experiencia lo llevó a convertirse en un partidario del laissez-faire.
Énfasis en la agricultura. Los fisiócratas pensaban que la industria, el
comercio y las profesiones eran útiles pero estériles: simplemente
reproducían el valor consumido en forma de materia prima y de subsistencia
para los trabajadores. Sólo la agricultura (y quizá la minería) eran
productivas, debido a que originaban un excedente, un producto neto por
encima del valor de los recursos utilizados en la producción.
Impuestos de los terratenientes. Puesto que para los fisiócratas sólo la
agricultura producía un excedente, que el terrateniente recibía en forma de
renta, sólo éste debería pagar impuestos. Todos los impuestos que se
imponían a otros se pasarían en cualquier forma al terrateniente. Un
impuesto directo sobre el terrateniente era preferible a los impuestos
indirectos, que se incrementaban a medida que se pasaban a otros.
Interrelación de la economía. Quesnay, en particular, y los fisiócratas en
general, analizaron el flujo circular de los bienes y el dinero dentro de la
economía.
¿A quiénes beneficiaba o trataba de beneficiar la escuela de los fisiócratas?
Al parecer los campesinos saldrían ganando con las ideas de los fisiócratas, debido
a que terminarían con sus onerosas obligaciones hacia los terratenientes. Pero si
los fisiócratas se hubieran salido con la suya, los campesinos se habrían convertido
en trabajadores asalariados en las grandes granjas. Los intereses de negocios
esperaban ganar con la prescripción para eliminar todas las restricciones sobre la
producción y el movimiento de bienes. Al defender la doctrina del laissez-faire, los
fisiócratas promovían la industria, aun cuando ésa no era su intención; les
interesaba fomentar un comercio internacional de grano más libre y estimular la
exportación de productos agrícolas y la importación de bienes fabricados.
Los fisiócratas favorecían las granjas capitalistas que empleaban una mano de obra
asalariada y técnicas avanzadas. Esas granjas progresistas se encontraban en el
norte de Francia. El énfasis de los fisiócratas en la agricultura y el libre comercio
interno de grano ayudaría a los grandes productores que tenían excedentes para
su venta. El impuesto sobre el excedente producido en la agricultura habría bajado
los valores de la tierra y perjudicado a la nobleza de terratenientes, y no a los
empresarios actuales o potenciales que pagaban renta.
La nobleza y el clero estaban exentos de la multiplicidad de impuestos que
abrumaban a los terratenientes comunes y un solo impuesto aplicable a toda la tierra
en producción habría ayudado a extender la carga impositiva hacia la sociedad.
Los fisiócratas trataron de conciliar a la nobleza defendiendo su genuino derecho
de poseer tierras y recibir rentas. A diferencia del estadounidense Henry George
que, en 1880 quería eliminar los impuestos de todas las rentas, los fisiócratas
pensaban que un gravamen que se lleva la tercera parte del excedente económico
era suficiente.
¿En qué forma la escuela de los fisiócratas fue válida, útil o correcta en su
época?
Antes de la Revolución Industrial, la industria se caracterizaba por una productividad
pobre. Esto era particularmente cierto en la economía de artesanía de Francia
durante las últimas décadas del ancien régime. Por consiguiente, la producción de
artículos de lujo para la nobleza en un país de una pobreza miserable, parecía
estéril. Por otra parte, la agricultura en ocasiones producía abundantes cosechas a
pesar de los primitivos métodos de cultivo; a menudo proporcionaba los excedentes
que se podían guardar y reinvertir para iniciar un estado naciente de crecimiento
económico y desarrollo industrial, no sólo en Francia sino también en Estados
Unidos, Alemania, Japón, Rusia y otros países.
Al promover el laissez-faire, los fisiócratas ponían obstáculos al desarrollo
económico capitalista. En su inconciencia promovieron la Revolución Francesa de
1789, que acabó con todos los obstáculos para el progreso. Al hacer hincapié en la
productividad de la agricultura se alejaban del antiguo concepto de que sólo el
comercio produce y aumenta la riqueza; los fisiócratas insistían en la producción
más que en el intercambio como una fuente de riqueza. Su apoyo para los
impuestos directos fue una reacción válida a los impuestos indirectos que saturaban
y corrompían a la sociedad francesa de su época. Argumentaban a favor de la
acumulación de capital mediante un consumo reducido de los ricos.
¿Qué principios de la escuela de los fisiócratas se convirtieron en
contribuciones perdurables?
Es obvio que varias de las ideas de los fisiócratas eran incorrectas. La escuela se
equivocaba al considerar a la industria y el comercio como estériles; mientras la
industria y el comercio más se desarrollaban en Francia, más visible era la inexacti-
tud del análisis fisiócrata. Esta falla condujo a otro error: el de que sólo se debían
cobrar impuestos a los terratenientes, debido a la creencia de que sólo la tierra
producía un excedente. Los industriales acaudalados sonreían al apoyar la doctrina
que no los obligaba a pagar impuestos, ya que no contribuían con nada a la riqueza.
Este concepto fisiócrata de los impuestos dejó un largo legado. John Stuart Mill, al
escribir a mediados del siglo XIX, propuso que el Estado debía fijar un impuesto
para el futuro incremento en la renta, como una forma de tomar todas las ganancias
de capital acumuladas de los incrementos en el precio de la tierra. En Estados
Unidos Henry George, escritor posterior a los fisiócratas por más de cien años,
fundó un movimiento por un “único impuesto”, con el propósito de confiscar toda la
tierra.
Los fisiócratas erigieron a los agricultores capitalistas como figuras clave para el
desarrollo de la economía francesa, pero se equivocaron en dos aspectos. Primero,
los industriales y los trabajadores emergían con preeminencia en el crecimiento
económico, mientras que la agricultura declinaba. Segundo, en Francia había más
campesinos que grandes empresas agrícolas. Puesto que la tierra permanecía en
manos de la nobleza, un impuesto a la propiedad de la tierra hubiera frenado el
consumo suntuario. Pero cuando los campesinos regresaron a la tierra después de
la Revolución Francesa, llevaban la carga de los impuestos.
Sin embargo, los fisiócratas hicieron varias contribuciones perdurables a la
economía. En primer lugar, al 1 examinar a la sociedad como un todo y analizar las
leyes que gobernaban la circulación de la riqueza y de los bienes, fundaron la
economía como una ciencia social. 2 El Tablero Económico de Quesnay es
precursor de dos aspectos que se encuentran en los textos de economía modernos:
el diagrama del flujo económico y la contabilidad del ingreso nacional.
En segundo lugar, la ley de los rendimientos decrecientes, que por lo común se
acredita a Malthus y Ricardo, en realidad fue expresada antes por el fisiócrata
Turgot. En tercer lugar, los fisiócratas originaron el análisis de los cambios y la
incidencia en los impuestos que hoy en día es una parte importante de la
microeconomía aplicada. Por último, al defender al laissez-faire, los fisiócratas
dirigieron la atención de los economistas al problema del papel apropiado del
gobierno en la economía.
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