TESIS DOCTORAL.
Cdiz durante el Sexenio Democrtico.
El conflicto Iglesia-Secularizacin.
Antonio Orozco Guerrero. Licenciado en Geografa e Historia.
Universidad Nacional de Educacin a Distancia (UNED).
Facultad de Geografa e Historia.
Departamento de Historia Contempornea.
Ao 2013.
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DEPARTAMENTO DE HISTORIA CONTEMPORNEA.
FACULTAD DE GEOGRAFA E HISTORIA.
Cdiz durante el Sexenio Democrtico.
El conflicto Iglesia-Secularizacin.
Autor: Antonio Orozco Guerrero, licenciado en Geografa e Historia.
Director: Feliciano Montero Garca.
Tutora: Mara ngeles Lario Gonzlez
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AGRADECIMIENTOS.
Esta tesis doctoral no habra sido posible sin la aportacin del profesor D. Feliciano
Montero Garca, pues fue l quien al aceptar la direccin de la misma me sugiri que la
orientase hacia el aspecto concreto de las relaciones Iglesia-Estado en el mbito local. Le
debo mi mayor reconocimiento por su apoyo desinteresado, sus consejos y sus correcciones.
Igualmente, quiero expresar mi agradecimiento a mi esposa Regli y mis dos hijas Irene
y Sara, que me han dado tantas pruebas de paciencia y generosidad para permitirme culminar
mis aspiraciones personales.
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NDICE. PGINA INTRODUCCIN.......................................................................................................... 19
PRIMERA PARTE:
EL MARCO GENERAL.
LOS AGENTES LOCALES DEL CONFLICTO.
CAPTULO 1: LA CUESTIN RELIGIOSA DURANTE EL SEXENIO DEMOCRTICO. 1.1.- Antecedentes: El liberalismo y el conflicto Iglesia-Estado......................................... 35 1.2.- La poltica secularizadora del Sexenio Democrtico y la oposicin de la Iglesia...... 43
1.2.1.- Las Juntas revolucionarias y el Gobierno provisional.......................................... 43 1.2.2.- Proyectos para cambiar las relaciones Iglesia-Estado.......................................... 52 1.2.3.- El debate constitucional sobre la libertad religiosa.............................................. 57 1.2.4.- Desarrollo legislativo de la Constitucin.
La Regencia y el reinado de Amadeo I................................................................. 63 1.2.5.- Poltica laicista de la Primera Repblica.............................................................. 75 1.2.6.- La transicin hacia la Restauracin..................................................................... 81
CAPTULO 2: LA IGLESIA Y LOS AGENTES CATLICOS CONSERVADORES DE CDIZ. 2.1.- La Iglesia de Cdiz...................................................................................................... 87
2.1.1.- La catedral, las parroquias y las iglesias.............................................................. 87 2.1.2.- Estado de los conventos al estallar la revolucin de 1868................................... 92 2.1.3.- La propiedad de los conventos y sus templos...................................................... 100 2.1.4.- Situacin econmica de la Dicesis a comienzos del Sexenio Democrtico....... 104
2.2.- Los agentes catlicos conservadores........................................................................... 110 2.2.1.- El obispo fray Flix Mara de Arriete y Llano...........................................................110 2.2.2.- El Cabildo Catedral.............................................................................................. 118 2.2.3.- El cannigo doctoral Fernando He y Gutirrez.................................................. 126 2.2.4.- Los beneficiados de la catedral y sus dificultades econmicas............................ 129 2.2.5.- El clero parroquial................................................................................................ 135 2.2.6.- Las asociaciones catlicas.................................................................................... 138 2.2.7.- La prensa conservadora........................................................................................ 148
CAPTULO 3.- LOS AGENTES REVOLUCIONARIOS DE CDIZ. 3.1.- Los Ayuntamientos y su visin sobre las relaciones con la Iglesia.................................. 155
3.1.1.-El Ayuntamiento provisional elegido por la Junta Local............................................155 3.1.2.- Los republicanos federales llegan al poder municipal...............................................160 3.1.3.- La coalicin de unionistas y progresistas dirigida por Juan Valverde.......................165 3.1.4.- La corporacin de mayora constitucional de Jos Mara del Toro...................... 169 3.1.5.- Los radicales de Bernardo Manuel de la Calle..........................................................173 3.1.6.- Los republicanos federales de Fermn Salvochea......................................................177 3.1.7.- El primer Ayuntamiento conservador de Vicente Cagigas................................... 179 3.1.8.- Breve retorno de los benvolos de Guilln al poder municipal.............................182 3.1.9.- Los Consistorios de 1874...........................................................................................184
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PGINA 3.2.- Fermn Salvochea, protagonista de la poltica laicista republicana..................................189 3.3.- Crculos, casinos y clubes. Asociaciones obreras.............................................................192 3.4.- La prensa revolucionaria....................................................................................................202
3.4.1.- Los peridicos republicanos................................................................................. 202 3.4.2.- La prensa liberal................................................................................................... 209
3.5.- Los protestantes..................................................................................................................211 3.5.1.- Antecedentes...............................................................................................................211 3.5.2.- Influencia de la libertad de cultos en su implantacin...............................................217
SEGUNDA PARTE:
LA CONFRONTACIN POLTICO-RELIGIOSA
EN CDIZ DURANTE EL SEXENIO DEMOCRTICO.
CAPTULO 4.- UN MUNICIPIO REPUBLICANO DURANTE LA ETAPA DE DEFINICIN CONSTITUCIONAL. 4.1.- Los primeros momentos de la revolucin................................................................... 227 4.2.- La breve gestin del Ayuntamiento provisional elegido por la Junta Local................ 234 4.3.- El Ayuntamiento republicano de Guilln hasta la aprobacin de la Constitucin...... 242
4.3.1.- Gestiones para obtener la propiedad de conventos e iglesias............................... 242 4.3.2.- Medidas contra capellanes relacionados con el Municipio.................................. 247 4.3.3.- Tentativa de desalojo del Seminario Conciliar.................................................... 249 4.3.4.- Cese en la participacin municipal en ceremonias y festividades religiosas....... 251
4.4.- Divisin de los republicanos de Cdiz sobre la poltica de Guilln............................ 257 4.5.- La incautacin de archivos eclesisticos en Cdiz...................................................... 260 4.6.- Resistencia del Obispado al decreto de desamortizacin de obras pas...................... 265 CAPTULO 5.- LA IGLESIA GADITANA ANTE EL DESARROLLO CONSTITUCIONAL DE LA LIBERTAD RELIGIOSA DURANTE LA REGENCIA DE SERRANO. 5.1.- Primera respuesta del clero de Cdiz a la aprobacin de la Constitucin................... 271 5.2.- Respuesta del obispo a los decretos de Ruiz Zorrilla
sobre el acatamiento del clero al orden constitucional................................................ 272 5.3.- El Ayuntamiento republicano tras la promulgacin de la Constitucin...................... 280
5.3.1.- Reaccin inicial. Limitaciones a la aplicacin de la libertad de cultos................ 280 5.3.2.- Intento de apropiacin y derribo de iglesias y conventos.................................... 284
5.4.- Cambio substancial en la poltica secularizadora municipal: El Ayuntamiento provisional de octubre de 1869........................................................ 290
5.5.- Negativa de fray Flix a jurar la Constitucin............................................................ 297 5.6.- Reaccin del obispo ante la ley provisional de creacin del matrimonio civil........... 301 5.7.- Nuevos litigios sobre la desamortizacin de obras pas.............................................. 304 5.8.- La corporacin municipal de Juan Valverde tras las elecciones de enero de 1870.... 314
5.8.1.- Bsqueda de un equilibrio: participacin en actos religiosos y restricciones en las ayudas econmicas al Obispado....................................... 314
5.8.2.- Situacin de los patronatos municipales.............................................................. 319 5.8.3.- Resistencia municipal a la secularizacin de la enseanza.................................. 321
5.9.- Situacin econmica del Obispado desde la aprobacin de la Constitucin.............. 323
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PGINA CAPTULO 6.- LA HOSTILIDAD DEL OBISPO CONTRA AMADEO I Y SU INFLUENCIA EN LAS RELACIONES CON LA AUTORIDAD MUNICIPAL. 6.1.- La llegada al trono de Amadeo I. Efectos sobre el Obispado y el Consistorio........... 333 6.2.- Desavenencias municipales sobre el sostenimiento de ceremonias religiosas............ 336 6.3.- Conflicto municipal sobre el uso del cementerio por los protestantes........................ 341 6.4.- La intolerancia de fray Flix contra la circular de Sagasta sobre cementerios........... 350 6.5.- La celebracin del vigsimo quinto aniversario de Po IX en Cdiz,
demostracin pblica del Movimiento Catlico.......................................................... 356 6.6.- Oposicin del Cabildo Catedral y el obispo a la desamortizacin de capellanas...... 361 6.7.- Reaccin del obispo contra la supresin de canonjas y provisin de deanatos.......... 366 6.8.- La legitimidad de los hijos de matrimonios catlicos ................................................ 370 6.9.- Discrepancias entre el obispo y el Cabildo Catedral
sobre el decreto de instituciones particulares de beneficencia.................................... 371 6.10.- El Ayuntamiento de Jos Mara del Toro de febrero de 1872................................... 379 6.11.- El Consistorio radical de minora republicana de julio de 1872............................... 383
6.11.1.- La cuestin del tedeum por el rey....................................................................... 385 6.11.2.- Enfriamiento de las relaciones entre el Municipio y el Obispado...................... 391
6.12.- Las dotaciones presupuestarias para el culto y clero................................................ 394 CAPTULO 7.- LA TENTATIVA LAICISTA DE FERMN SALVOCHEA. 7.1.- La proclamacin de la repblica
y la poltica secularizadora municipal hasta las elecciones de marzo......................... 401 7.2.- El Ayuntamiento republicano federal de marzo de 1873............................................. 403
7.2.1.- Incautacin y derribo del convento de Nuestra Seora de la Candelaria............. 406 7.2.2.- Reforma de la beneficencia municipal.
Las Juntas domiciliarias de beneficencia............................................................. 418 7.2.3.- Prohibicin de la enseanza de cualquier religin en las escuelas municipales.. 421 7.2.4.- Secularizacin del cementerio municipal............................................................. 428 7.2.5.- Restricciones al culto externo y retirada de smbolos
religiosos de las calles y edificios pblicos......................................................... 434 7.2.6.- Apropiaciones de templos y de sus obras artsticas............................................. 443 7.2.7.- Venta de imgenes y objetos sagrados. La Custodia del Corpus.......................... 461
7.3.- Apelacin del obispo al ministro de Gracia y Justicia, a las Cortes y al Municipio.. 472 7.4.- La poltica laicista del Cantn de Cdiz y el Ayuntamiento de julio de 1873............. 481
7.4.1.- Proclamacin del Cantn...................................................................................... 481 7.4.2.- Breve culminacin de la poltica laicista municipal.
El Ayuntamiento de Miguel Mendoza................................. 484 7.5.- Balance sobre la confrontacin poltico-religiosa en Cdiz
durante el periodo de control de los republicanos intransigentes........................ 491 CAPTULO 8.- RESTITUCIONES A LA IGLESIA GADITANA. LA TRANSICIN HACIA LA RESTAURACIN. 8.1.- El primer Ayuntamiento de Vicente Cagigas............................................................... 497
8.1.1.- Primeras medidas. Apertura inmediata de todos los templos............................... 497 8.1.2.- Devolucin de su residencia al capelln de San Agustn..................................... 501 8.1.3.- Retorno a los antiguos nombres de las calles....................................................... 503 8.1.4.- Vuelta a la enseanza municipal de la religin catlica....................................... 504
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PGINA
8.1.5.- Aplazamiento de la devolucin del patrimonio artstico del Obispado............... 506 8.2.- Agotamiento de la poltica laicista republicana entre octubre y diciembre de 1873... 516 8.3 - El golpe del general Pava y sus primeras consecuencias en Cdiz............................ 520 8.4.- El Ayuntamiento de Vicente Cagigas de enero de 1874.
Hacia la normalizacin completa de relaciones con la Iglesia gaditana...................... 521 8.5.- Relaciones armnicas entre el Obispado y el Estado.
El ejemplo de la reserva militar extraordinaria............................................................ 530 8.6.- Tentativa fallida del Cabildo Catedral de recuperar los haberes del clero gaditano... 533 8.7.- El ltimo Ayuntamiento del Sexenio Democrtico..................................................... 535
CONCLUSIONES............................................................................................................... 549
FUENTES DOCUMENTALES Y BIBLIOGRAFA......................................................... 561
APNDICE DOCUMENTAL............................................................................................. 577
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NDICE DEL APNDICE DOCUMENTAL.
Pgina 579: Documento 1.- Escrito del obispo de Cdiz al presidente del Gobierno provisional pidiendo clemencia para los sublevados republicanos en diciembre de 1868.
Pgina 580: Documento 2.- Protesta del Cabildo Eclesistico de Cdiz al Gobierno en junio 1869 contra el intento de incautacin de los patronatos que administraba.
Pgina 581: Documento 3.- Informe del obispo de Cdiz al Gobierno en cumplimiento del artculo segundo del decreto de 5 de agosto de 1869.
Pgina 582: Documento 4.- Oficio del gobernador de la provincia de Cdiz, Gregorio Somoza, dirigido al obispo Flix Mara Arriete, pidindole informacin sobre la capilla de Nuestra Seora del Ppulo, fechado el 3 de Septiembre de 1869.
Pgina 583: Documento 5.- Comunicacin del obispo de Cdiz al regente del Reino negndose a prestar juramento a la Constitucin por el clero.
Pgina 585: Documento 6.- Exposicin del obispo de Cdiz al regente en agosto de 1870 reclamando el pago del culto y clero a la Dicesis de Cdiz.
Pgina 587: Documento 7.- Instrucciones del obispo de Cdiz a los prrocos sobre la forma de proceder respecto al matrimonio civil fechadas el 3 de agosto de 1870.
Pgina 589: Documento 8.- Carta del obispo de Cdiz al gobernador de la provincia contestando a las reiteradas preguntas que se le hacan sobre la existencia de un patronato, fechada el 30 de agosto de 1870.
Pgina 590: Documento 9.- Queja del Ayuntamiento de Cdiz al ministro de Gracia y Justicia en marzo de 1871, por haber obligado el juez municipal del distrito de Santa Cruz a que se efectuara el entierro de un protestante en el cementerio catlico.
Pgina 592: Documento 10.- Informe del Ayuntamiento de Cdiz al gobernador de la provincia, fechado en abril de 1871, sobre la orden de cierre del cementerio protestante de la ciudad, tras la protesta del Embajador britnico al ministro de Estado espaol
Pgina 593: Documento 11.- Carta del Cabildo Catedral al gobernador eclesistico, firmada por el cannigo secretario sobre el posible cobro de atrasos de la dotacin del clero, fechada el 26 de abril de 1871.
Pgina 595: Documento 12.- El obispo de Cdiz se dirige en junio de 1871 a sus diocesanos para agradecerles la asistencia y apoyo en los actos conmemorativos del vigsimo quinto aniversario del pontificado de Po IX en Cdiz.
Pgina 596: Documento 13.- Exposicin el obispo de Cdiz al ministro de Gracia y Justicia, fechada el 18 de octubre de 1871, pidiendo la revocacin del real decreto de 12 de agosto de 1871, sobre desamortizacin de capellanas y protestando por el proyecto de disminucin de los presupuestos del clero para 1872.
Pgina 599: Documento 14.- Oficio del Cabildo Catedral al Ayuntamiento de Cdiz, negndose a celebrar un tedeum de accin de gracias por haber salido el rey Amadeo ileso de un atentado el 18 de julio de 1872.
Pgina 600: Documento 15.- Respuesta del alcalde de Cdiz al Cabildo Catedral quejndose de su negativa a celebrar el tedeum por Amadeo I en agosto de 1872.
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Pgina 602: Documento 16.- Propuesta de reforma de la enseanza municipal hecha por el concejal Ramrez Brunet, de la Comisin de Instruccin Pblica del Ayuntamiento de Fermn Salvochea, en marzo de 1873.
Pgina 603: Documento 17.- Reglamento de Beneficencia Municipal Domiciliaria de Cdiz, en sustitucin de las actividades de las Juntas Parroquiales de Beneficencia, fechado en abril de 1873.
Pgina 607: Documento 18.- Carta del Cabildo Eclesistico al obispo, fechada el 28 de mayo de 1873, solicitando que la procesin del Corpus Christi se celebrase en el interior de la catedral.
Pgina 608: Documento 19.- Oficio remitido por el Administrador de Hacienda de la Provincia de Cdiz al Ayuntamiento Republicano Federal, fechado en junio de 1873, ante la falta de colaboracin del ltimo en el derribo del convento de Nuestra Seora de la Candelaria.
Pgina 609: Documento 20.- Informe presentado el 19 de junio de 1873 por la comisin municipal especial designada para tratar sobre la subasta de la Custodia del Corpus Christi, fechado en junio de 1873.
Pgina 610: Documento 21.- Copia de la exposicin del obispo de Cdiz al ministro de Gracia y Justicia, redactada el 19 de junio de 1873, protestando contra la orden de permitir la tasacin de propiedades de la Iglesia en la Dicesis de Cdiz y contra las apropiaciones del Ayuntamiento republicano federal.
Pgina 614: Documento 22.- Carta del Cabildo Catedral al prelado de Cdiz, fechada el 20 de junio de 1873, comunicando la decisin del Ayuntamiento de Cdiz de poner la custodia del Corpus en subasta pblica.
Pgina 615: Documento 23.- Carta del alcalde en funciones, Calixto Garca, al gobernador eclesistico, Fernando He, comunicndole la incautacin de los objetos artsticos de la iglesia de San Francisco, fechada el 8 de julio de 1873.
Pgina 616: Documento 24.- Respuesta del gobernador eclesistico, Fernando He, al alcalde en funciones, Calixto Garca, sobre la incautacin de objetos artsticos de la Iglesia de San Francisco, fechada el 8 de junio de 1873.
Pgina 617: Documento 25.- Oficio del gobernador de la provincia de Cdiz al obispo, de fecha 30 de julio de 1873, trasladando la orden del Ministerio de la Gobernacin, por resolucin del de Gracia y Justicia, desautorizando las medidas tomadas por el Ayuntamiento con los conventos de la Merced y San Francisco.
Pgina 618: Documento 26.- Peticin presentada en el Ayuntamiento de Cdiz el 5 de agosto de 1873, de que se procediera a la apertura de las iglesias cerradas por el Comit de Salud Pblica del Cantn de Cdiz y se devolvieran los objetos incautados pertenecientes a ellas.
Pgina 619: Documento 27.- Informe presentado por el procurador sndico de lo contencioso al Ayuntamiento de Cdiz el 14 de agosto de 1873, sobre la peticin del gobernador eclesistico de devolucin de los cuadros, esculturas y otros objetos de arte incautados por el Ayuntamiento Republicano Federal.
Pgina 620: Documento 28.- Informe presentado por el procurador sndico de lo contencioso del Ayuntamiento de Cdiz el 2 de septiembre de 1873, sobre la prohibicin del gobernador civil de devolver los objetos de arte incautados en las iglesias de Santa Catalina, la Merced y San Francisco.
Pgina 622: Documento 29.- Carta del obispo de Cdiz, de fecha 21 noviembre de 1873, a los prrocos y arciprestes de la Dicesis recordndoles sus obligaciones.
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Pgina 623: Documento 30.- Contestacin del administrador econmico de la provincia de Cdiz al Cabildo Municipal sobre el derribo de parte del convento de San Francisco y torre de su iglesia, fechada el 29 de marzo de 1874.
Pgina 624: Documento 31.- Oficio de la seccin tercera del Ministerio de Gracia y Justicia al gobernador eclesistico de Cdiz, de fecha 13 de junio de 1874, reconociendo los derechos de Francia a la capilla de San Luis, en la iglesia de San Francisco.
Pgina 625: Documento 32.- Carta del gobernador eclesistico al alcalde de Cdiz agradeciendo en julio de 1874 la devolucin de cuadros a sus templos.
Pgina 626: Documento 33.- Sentencia del juez de primera instancia del distrito de San Antonio declarando ilegal en noviembre de 1874 la incautacin y posterior derribo de la capilla de la Orden Tercera de San Francisco de Cdiz.
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LISTA DE ABREVIATURAS Y SIGLAS
A.C. Actas Capitulares del Ayuntamiento de Cdiz.
A.Cab. Actas del Cabildo Catedral de Cdiz.
A.C.C. Archivo catedralicio de Cdiz.
A.C.P.C. Actas de la Comisin Provincial de la Diputacin de Cdiz.
A.D.C. Archivo Histrico Diocesano de Cdiz.
A.D.P.C. Archivo de la Diputacin Provincial de Cdiz.
A.M.C. Archivo Municipal de Cdiz.
B.O.P.C Boletn Oficial de la Provincia de Cdiz.
B.E.D.C Boletn Eclesistico de la Dicesis de Cdiz.
C. Caja.
Carp. Carpeta.
Doc. Documento.
Expte. Expediente.
Leg. Legajo.
Lib. Libro.
Nm. Nmero.
P. Pgina.
Pto. Punto.
Vto. Vuelto.
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LISTA DE PLANOS Y TABLAS
PGINA.
PLANOS:
1. Principales templos............................................................................................ 90
2. Conventos de monjas abiertos y exconventos de religiosos.............................. 94
3. Distritos electorales en 1869.............................................................................. 161
4. Barrios ............................................................................................................... 161
TABLAS:
1. Estado de los bienes desamortizados conmutables por lminas de la deuda..... 107
2. Miembros del Cabildo Catedral......................................................................... 120
3. Corporaciones Municipales............................................................................... 156
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INTRODUCCIN.
El ttulo del presente trabajo de investigacin, El Sexenio Democrtico en Cdiz. El
conflicto Iglesia-Secularizacin, indica la eleccin de un campo temporal, un espacio
geogrfico y un tema. El periodo que abarca, los aos que transcurren entre 1868 y 1874,
entre la cada de Isabel II y la restauracin de la monarqua en la persona de su hijo, son unos
aos sugestivos por lo que significaron de ruptura con la etapa precedente y de bsqueda de
nuevas frmulas polticas y, con ellas, de formas diferentes de entender las relaciones entre el
Estado y la Iglesia catlica. Se trata de un periodo muy dinmico y heterogneo, pues en slo
seis aos se sucedieron, tras el breve periodo inicial de dispersin del poder en Juntas Locales
y Provinciales, un Gobierno provisional, una regencia, una monarqua democrtica y dos
formas de repblica. El panorama lo completan dos Constituciones, aunque una se qued slo
en proyecto, una guerra colonial, la de Cuba, y dos guerras civiles, la cantonal y la carlista.
Respecto a la eleccin de Cdiz, hay que subrayar el papel fundamental que desempe
esta ciudad en la gnesis y sostenimiento del liberalismo espaol desde sus inicios y tambin en
el periodo concreto que estudia esta investigacin. Como es bien sabido, Cdiz fue protagonista
de primer orden en la defensa contra el invasor francs, lo que trajo consigo la formacin de las
primeras Cortes liberales en la cercana ciudad de San Fernando y la gestacin de la primera
Constitucin espaola. El levantamiento militar de Riego de 1820 triunf en primer lugar en San
Fernando y cay tres aos despus en Cdiz. Por fin, la misma revolucin de 1868 se inici en
esta ciudad, donde confluyeron en septiembre muchas de las personalidades que iban a ser
protagonistas del periodo que se iniciaba, lleno de iniciativas liberales y democrticas en busca
de una sociedad menos supeditada a los designios de la Iglesia catlica y, por lo tanto, ms laica.
La ciudad tena, pues, un bien ganado prestigio de revolucionaria y liberal. El factor geogrfico
fue tambin importante a la hora de elegirla para iniciar el alzamiento, pues la cercana de
Gibraltar facilitaba la huida en el caso de que este no triunfase. Si se admite la consideracin
tradicional de la revolucin de 1868 como consecuencia de un movimiento democrtico y
burgus1, en pocas partes se podra haber iniciado la revolucin con iguales garantas de xito,
1 Ambas condiciones han sido revisadas por FUENTE MONGE, G. de la, en Los revolucionarios de 1868. Elites y poder en la Espaa liberal, Madrid, Marcial Pons, 2000, y en Actores de la Revolucin de 1868, en SERRANO GARCA, R. (dir.), Espaa 1868-1874. Nuevos enfoques sobre el Sexenio Democrtico, Junta de Castilla y Len, 2002. pp. 31-57. De la Fuente Monge sostiene que, si bien hubo una participacin popular en el
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pues Cdiz contaba con una notable burguesa comercial a la que el deterioro econmico de la
ciudad, lento pero inexorable desde la prdida del monopolio del comercio con Amrica, llev a
un desarrollo ideolgico y poltico muy apreciable. Esta circunstancia dio lugar a la formacin de
un grupo selecto de demcratas, que en su mayora pasaran a formar parte del Partido
Republicano a partir del triunfo de la Gloriosa2.
Una vez centrado el marco temporal y geogrfico, queda el ms importante: el temtico.
Los conceptos secularizacin y laicismo pueden ser entendidos desde distintos planos o
puntos de vista3. Pero teniendo en cuenta su significado historiogrfico, lo que se tratar de
analizar en estas pginas es la actuacin activa desde los poderes pblicos para forzar la prdida
de influencia de la Iglesia catlica en la sociedad. Esta poltica secularizadora, provoca unas
reacciones, que a su vez pueden producir unas contrarreacciones que, como afirman Julio de la
Cueva y Feliciano Montero, consisten en el esfuerzo consciente de unos actores que se enfrentan
a las actividades contrasecularizadoras o reconfesionalizadoras de otros4. La secularizacin da
lugar, pues, a un proceso conflictivo que enfrenta a los defensores de las formas tradicionales de
la Iglesia catlica y a los autores de una poltica de imposicin de disposiciones legales
destinadas a cambiar esas formas, pasando al terreno temporal cuestiones que han estado en
manos de la Iglesia. La actualidad de la cuestin es indudable. Basta recordar las variadas
disposiciones legales de carcter secularizador que provocan en nuestros das la oposicin radical
de algunos miembros de la Iglesia catlica, para comprobar que el conflicto Iglesia-
Secularizacin sigue vigente, si bien en trminos y cuestiones diferentes a los de entonces.
El Sexenio Democrtico trajo consigo una larga serie de medidas gubernamentales
encaminadas a cambiar las relaciones entre la Iglesia y el Estado. Las distintas orientaciones
alzamiento, dirigida por miembros del Partido Democrtico, esta no fue determinante y siempre estuvo supeditada al pronunciamiento militar. Por otra parte, ms que de una revolucin burguesa, se trat de la conjuncin de esfuerzos de unas elites, formadas principalmente por abogados, periodistas, comerciantes, militares y empleados pblicos cesantes. 2 Republicanos de primera fila nacidos en Cdiz o en su provincia fueron Fermn Salvochea, Eduardo Benot Rafael Guilln Martnez, Jos Pal y Angulo, Ramn de Cala y Pedro Moreno Rodrguez, sin olvidar que Emilio Castelar, aunque no de origen, era natural de Cdiz. Tambin eran gaditanos los demcratas Segismundo Moret y Jos Mara Bernger, as como el general Manuel Pava. Francisco Serrano y Manuel Malcampo eran de San Fernando. 3 Vid. CARMONA FERNNDEZ, F. J., Cristianismo, laicismo y laicidad., cap. XVII de Historia del Cristianismo, tomo IV, Mundo contemporneo, (editado por Francisco J. Carmona Fernndez), Trotta, 2010. DOBBELAERE, K., Secularizacin: un concepto multidimensional, Mjico, Universidad Iberoamericana, 1994. REVUELTA GONZLEZ, M., El proceso de secularizacin en Espaa y las reacciones eclesisticas, en AA. VV., Librepensamiento y secularizacin en la Europa Contempornea, Madrid, Universidad Pontificia de Comillas, 1996. 4 Cfr. CUEVA MERINO, J. de la y MONTERO, F., La secularizacin conflictiva, epgrafe de Catolicismo y Laicismo en la Espaa del Siglo XX, Cap. 8 de Mundos de Ayer: Investigaciones histricas contemporneas del IX Congreso de la AHC, Universidad de Murcia, Servicio de Publicaciones, 2009.
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polticas e ideolgicas de los partidos y dirigentes del periodo dieron lugar a una poltica
eclesistica que en ningn caso se puede contemplar como lineal o nica. Se pas por una
variada gama de posibilidades que, simplificando, se pueden resumir en dos: Una que se mova
entre el deseo de atraerse a la Iglesia catlica como garante de la legitimidad del nuevo rgimen
y el intento de despojarla de lo que se crea eran privilegios trasnochados y absolutamente
incompatibles con los nuevos tiempos y, sobre todo, con las libertades del individuo; y otra que
buscaba la separacin completa de la Iglesia y el Estado, con la secularizacin total de la
sociedad civil. Ambas tendencias secularizadoras trataban de supeditar a la Iglesia catlica al
poder poltico y de establecer, con mayor o menor nfasis, una separacin entre lo religioso y lo
civil. Esto podra suponer que los revolucionarios crean que la sociedad estaba lo
suficientemente alejada de la religiosidad tradicional como para desear los cambios o, ms bien,
que era necesario forzar esos cambios para alejar a la Iglesia de espacios que no deba ocupar.
Es bien sabido que la poltica secularizadora de los Gobiernos del Sexenio Democrtico
trajo consigo la oposicin de la autoridad eclesistica, que contaba a su favor con buena parte de
la misma sociedad que se trataba de secularizar desde el Estado. Mi primera presuncin al iniciar
esta investigacin, sin la cual esta no tendra objeto, es que este conflicto general provocado por
la poltica secularizadora, o laicista, del Sexenio Democrtico deba haber tenido repercusiones
en el mbito local, provocando la reaccin de la autoridad eclesistica y afectando, en mayor o
menor medida, las relaciones entre esta y las autoridades civiles locales. Aunque la confrontacin
local debi producirse fundamentalmente entre las autoridades representantes de ambas
potestades, civil y eclesistica, parto de la conviccin, que tendr que ser confirmada, de que
hubo una participacin activa de otros agentes locales. Los partidos polticos, las asociaciones y
la prensa de uno u otro signo debieron resultar de la mayor importancia, tal vez no tanto en las
decisiones como en el apoyo a estas y en las presiones en uno u otro sentido.
El Sexenio Democrtico conoci distintos periodos polticos, que conocieron distintas
iniciativas del Estado en relacin con la Iglesia. Se hace necesario comprobar hasta qu punto el
conflicto local fluctu al ritmo que lo haca la poltica religiosa general, de forma que un
recrudecimiento o atemperacin en la confrontacin general llevase a semejantes alteraciones en
el entorno local. Pero, aun dependiendo fundamentalmente de la legislacin eclesistica
gubernamental, el conflicto local debi estar influido por las ideas y el carcter de las personas
concretas con responsabilidades en uno u otro campo, fundamentalmente el obispo, los
gobernadores eclesisticos, los miembros del clero secular, los alcaldes y los concejales, pero
tambin los dirigentes de las asociaciones civiles y los periodistas, entre otros.
Antes de seguir adelante en la explicacin del planteamiento metodolgico de la
22
investigacin parece oportuno recordar brevemente los distintos enfoques historiogrficos
desde los que se ha estudiado y valorado el conflicto poltico-religioso durante la revolucin
de 1868 y el Sexenio Democrtico. A grandes rasgos, se puede plantear inicialmente esta
confrontacin como el choque de dos tendencias contrapuestas, una clerical, confesionalista y
conservadora, y otra anticlerical, secularizadora (o laicista) y modernizante. La poltica
anticlerical desarrollada desde los distintos Gobiernos del Sexenio ha sido explicada con
frecuencia como resultado de actitudes anticatlicas, antirreligiosas o ateas5, olvidndose a
veces de la lucha sincera de liberales y republicanos, desde convicciones catlicas, por
modificar las estructuras anquilosadas de la Iglesia catlica y adaptarla a las nuevas realidades
sociales, siguiendo en buena medida una trayectoria reformista que arranca en la poltica
regalista ilustrada y se prolonga en el primer liberalismo6. Por otra parte, como Julio Caro
Baroja ha mostrado, este anticlericalismo no se puede entender como una creacin del
liberalismo o del republicanismo, pues las denuncias contra las conductas poco ejemplares de
los ministros de la Iglesia son muy anteriores a la llegada del liberalismo7.
La actitud de los revolucionarios durante el Sexenio Democrtico ha sido explicada
con frecuencia como un ataque injustificado, absurdo e irracional contra la Iglesia catlica y
sus representantes8. Empezando por las Juntas Revolucionarias, los puntos de vista ms
crticos atribuyen a todas o a la mayor parte de ellas un radicalismo que se tradujo en una
innecesaria persecucin religiosa, rivalizando las Juntas en decretos y desmanes
anticlericales9. Se ha afirmado que la actuacin fantica, violenta e incontrolada desplegada
por las Juntas fue la causa que decidi al Gobierno provisional su disolucin en octubre de
186810. Esta visin inculpa a las Juntas de haber llegado ms all de las proclamas liberales o
democrticas, aadiendo a estas unos contenidos anticlericales que heran los sentimientos de
5 CUEVA MERINO, de la, en La cuestin clerical-anticlerical contempornea en la historiografa espaola, pp. 121-142 de RUEDA HERRANZ, G. (ed.), Doce estudios de historiografa contempornea, Santander, Universidad de Cantabria, 1991, niega que se puedan identificar ateismo o librepensamiento con anticlericalismo, pues todos ellos comparten la lucha por la laicidad, pero no necesariamente la mismas actitudes religiosas. 6 Vid. HERR, R., Espaa y la Revolucin del siglo XVIII, Madrid, Aguilar, 1979. 7 Cfr. CARO BAROJA, J., Las formas complejas de la vida religiosa (Siglos XVI y XVII), Madrid, Sarpe, 1985, especialmente el captulo VII, Las quiebras de la religiosidad. Anticlericalismo, pp. 189, 211. 8 La Parra y Surez Cortina han comentado la preocupacin frecuente de una historiografa ms preocupada por defender la hegemona de la Iglesia catlica que por comprender los fenmenos sociales por presentar una imagen del anticlericalismo espaol como simple manifestacin atvica e irracional de clerofobia. Cfr. LA PARRA LPEZ, E. y SUREZ CORTINA, M., El anticlericalismo espaol contemporneo, Madrid, Biblioteca Nueva, 1998, p. 13. 9 SANZ de DIEGO, R. M., Legislacin eclesistica del Sexenio Democrtico, en Religin y Sociedad en Espaa (Siglos XIX y XX), Madrid, Casa de Velzquez, 2002, pp. 201 y 202. 10 CRCEL ORT, V., Los obispos espaoles ante la Revolucin de 1868 y la Primera Repblica, en Hispania Sacra, 55/56, 28 (1975), p. 342.
23
la inmensa mayora de los catlicos y a menudo se oponan a los mismos principios liberales
que declaraban11. Respecto a los posteriores Gobiernos de la coalicin monrquica, Hennesy
define a Manuel Ruiz Zorrilla, uno de los principales autores de las medidas eclesisticas,
como un furibundo anticlerical12. Crcel Ort culpa de un furibundo anticlericalismo a las
Cortes Constituyentes de 1869 y aade que tras la aprobacin de la Constitucin dieron lugar
a una nueva serie de medidas anticlericales. Al mismo tiempo, afirma que aunque el
fenmeno anticlerical se haba manifestado de forma virulenta en los breves perodos
anteriores de experiencias liberales, su mayor radicalizacin se produjo durante el Sexenio
Democrtico, cuando la revolucin introdujo una serie de libertades y la Iglesia reaccion
contra ellas. No obstante, reconoce que esta no solo defendi los valores espirituales sino
tambin sus privilegios e intereses temporales13. Manuel Revuelta, recordando que el Sexenio
Democrtico supuso la primera ocasin en que los ataques anticlericales se produjeron en
Espaa dentro de la legalizacin de la libertad religiosa, aade que esta circunstancia, en vez
de proporcionar serenidad en la resolucin de la cuestin, produjo el efecto contrario, pues la
libertad religiosa, en su opinin, encon el anticlericalismo, fomentando una reaccin clerical
no menos exasperada14.
En una perspectiva diferente estn valoraciones historiogrficas como la de William
James Callahan, para el cual, aunque la prensa confesionalista se explayaba durante el
Sexenio Democrtico narrando supuestos sacrilegios y ataques a la Iglesia catlica, los
incidentes que se produjeron no revelan violencias masivas contra el clero o contra los
edificios religiosos. Desde el principio de la revolucin, salvo espordicos incidentes
violentos, no se pas, a su juicio, de extravagantes manifestaciones de desafo destinadas a
provocar la clera eclesistica. Las Juntas trataron de impedir cualquier atentado contra las
personas, creando rpidamente milicias cuyo objetivo era evitar los abusos populares, de
manera que, aunque las medidas de las Juntas eran anticlericales, el inicio de la revolucin no
tuvo ese carcter. Respecto a la repblica, Callahan valora que su plan para acabar con la
unin histrica de la Iglesia y el Estado no era el documento anticlerical que algunos crticos
han querido ver15.
11 REVUELTA GONZALEZ, M., El anticlericalismo espaol en el siglo XIX, en Religin y Sociedad en Espaa (Siglos XIX y XX), Casa de Velzquez, Madrid, 2002, p. 172. 12 HENNESY, C. A. M., La repblica federal en Espaa. Pi y Margall y el movimiento republicano federal, 1868-1874, Aguilar, Madrid, 1966, pp. 57-9. 13 CRCEL ORT, V., Iglesia y revolucin en Espaa (1868-1974), Universidad de Navarra (EUNSA), 1979, pp. 198 y 91. 14 REVUELTA GONZLEZ, M., El anticlericalismo espaol en el siglo XIX, op. cit., p. 171. 15 CALLAHAN, W. J., Iglesia, Poder y Sociedad en Espaa, 1750, 1874, Madrid, Nerea, 1984, p. 243.
24
Hay por ltimo matizaciones al anticlericalismo del Sexenio Democrtico, que parten
de una distribucin geogrfica en la que se diferencia la periferia y las grandes ciudades del
resto del pas16, o lo entienden, no como dirigido contra la fe o las creencias del pueblo, sino
contra la estructura de la Iglesia y contra sus representantes, que haban apoyado el sistema
poltico derribado17. Jos Manuel Cuenca Toribio atribuye al Sexenio Democrtico el punto
de inflexin en la trayectoria del anticlericalismo, presenciando el periodo la maduracin del
anticlericalismo popular. Pero, por otro lado, afirma que el periodo conoce el germen de un
anticlericalismo intelectual, extendido por intelectuales y escritores sin compromisos
polticos con una actitud a la vez crtica y regeneradora18. La intransigencia clerical del
periodo previo a la revolucin tena que producir en los revolucionarios de 1868 una reaccin
opuesta. Julio de la Cueva Merino relaciona directamente el anticlericalismo, como tambin el
clericalismo, con el proceso secularizador de la sociedad19. Emilio La Parra y Manuel Surez
Cortina afirman que las actitudes anticlericales no consisten solo en la crtica ante el excesivo
poder del clero y el rechazo a su injerencia en las cuestiones temporales, sino que responden
tambin a una nueva concepcin del papel del hombre y de la sociedad20.
16 ANDRS-GALLEGO, J., en Revolucin y Restauracin (1868-1874), tomo XVI-2 de Historia de Espaa y Amrica, Madrid, Rialp, 1981, p. 13, distingue cmo las Juntas que adoptaron las medidas ms radicales las de Sevilla, Mlaga, Valencia, Reus, Tarragona, Barcelona y, en el interior, Madrid, Valladolid y Segovia. El mismo ANDRS-GALLEGO y PAZOS, A. M., en La Iglesia en la Espaa Contempornea./1. 1800-1936, Madrid, Encuentro, 1999, p. 290, trazan una divisin geogrfica de la actuacin anticlerical del ltimo tercio del siglo XIX y primeros lustros del XX, y en particular la de las Juntas revolucionarias de septiembre-octubre de 1868. Los ataques colectivos contra las cosas de la Iglesia se localizaron en la fachada mediterrnea, sobre todo Catalua y Valencia, en Andaluca y en los mayores ncleos urbanos. CRCEL ORT, V., acepta la disparidad del anticlericalismo de las Juntas revolucionarias. En Los obispos espaoles..., op. cit.., p. 343, a pesar de imputar a las Juntas un acusado radicalismo contra la Iglesia, reconoce que no puede hacerse un juicio global y que en algunas Dicesis no ocurrieron incidentes lamentables. Ms tarde, en Historia de la Iglesia en la Espaa Contempornea (Siglos XIX y XX), Palabra, Madrid 2002, p. 84, cie las disposiciones de carcter anticlerical de las Juntas a un territorio bastante definido: la costa mediterrnea, de Gerona a Valencia y de Almera a Jerez y, en el interior, algunos puntos del Valle del Ebro, as como la lnea Madrid-Segovia-Valladolid-Benavente-Oviedo. 17 MOLINER, PRADA, A., Algunos aspectos del anticlericalismo espaol. en la Revolucin de 1868, en Revista Investigaciones Histricas. poca Moderna y Contempornea, 14 (1994), pp. 141-7, y el mismo autor en Anticlericalismo y revolucin liberal, en LA PARRA LPEZ, E., y SUREZ CORTINA, M. (eds.), El anticlericalismo espaol contemporneo, op. cit. 1998, pp. 99-100. 17 MORO, J. M., La desamortizacin de Madoz, Historia 16, 84 (1983), pp. 58-64. 18 CUENCA TORIBIO, J. M., Catolicismo Contemporneo de Espaa y Europa, Encuentros y divergencias, Encuentro, Madrid, 1999, p. 101-2. Para Cuenca los primeros momentos de la revolucin de 1868, fueron, con la posible excepcin de la regencia de Espartero, los de ms virulento anticlericalismo del siglo XIX. 19 Cfr. CUEVA MERINO, J., de la, Clericalismo y anticlericalismo. dos reacciones al proceso de secularizacin en conflicto, captulo I de Clericales y anticlericales: el conflicto entre confesionalidad y secularizacin en Cantabria (1875-1923), Santander, Universidad de Cantabria, 1994. 20 LA PARRA LPEZ, E. y SUREZ CORTINA, M. (eds.), El anticlericalismo espaol contemporneo..., op. cit., p. 13. Sobre el recorrido del anticlericalismo liberal de la primera mitad del siglo XIX en relacin con el proceso de secularizacin, Cfr. LA PARRA LPEZ, E., Anticlericalismo y secularizacin en Espaa (1808-1850), en LISSORGUES, Y. y SOBEJANO, G., (coords.), Pensamiento y literatura en Espaa en el Siglo XIX, Toulouse, Presses Universitaires du Miraill, 1998, pp. 59-72.
25
Llegados a este punto, parece conveniente recordar que tanto las crticas contra el
clero vertidas por los revolucionarios de 1868 como la legislacin eclesistica que
desarrollaron fueron acompaadas generalmente por un sincero deseo de reformar a la Iglesia.
El modelo liberal llevaba consigo una poltica secularizadora cuya culminacin total sera el
objetivo de los republicanos. Este proceso se aceler a partir de la revolucin de 1868 y dio
lugar a un conflicto entre la Iglesia y el Estado. Es indudable que se pueden establecer dos
polos opuestos que, de alguna manera, explican el conflicto, llmense clericalismo-
anticlericalismo, unidad catlica-libertad de cultos, confesionalismo-secularizacin o
religiosidad-laicismo. Pero no parece aceptable considerar estas posturas enfrentadas solo
como fruto del fanatismo, la irracionalidad o la irreligiosidad.
La posicin desde la que se aborda esta investigacin no pretende tanto valorar las
disposiciones eclesisticas de los Gobiernos revolucionarios como contrarias, en mayor o
menor medida, al clero o a la Religin, como entender las razones por las que se produjeron y
explicar por qu la Iglesia catlica reaccion en su contra. Descendiendo al mbito local en que
se enmarca esta investigacin, su propsito es averiguar el alcance y las caractersticas del
conflicto entre la Iglesia y las fuerzas secularizadoras de Cdiz durante el Sexenio Democrtico.
La primera necesidad que surge es la de estudiar el marco general para poder compararlo con
el local. Para ello hay que comprobar los antecedentes del conflicto y a continuacin estudiar
la legislacin eclesistica del Sexenio Democrtico, diferenciando las etapas y objetivos de
los distintos Gobiernos. Por otra parte, hay que conocer a los actores locales del conflicto,
atribuyndoles la etiqueta inicial de confesionales y secularizadores, as como los
elementos materiales que entraron en disputa y los apoyos de una u otra parte. Seran, por una
parte, el obispo, Cabildo Catedral, clero menor, prensa conservadora catlica, asociaciones
catlicas, iglesias, conventos, etc.; y por otra, los diferentes Consistorios, alcaldes, concejales,
asociaciones y prensa revolucionaria, disidentes religiosos, etc. Una vez delimitadas las
circunstancias generales y conocidos los agentes locales, se estar en condiciones de analizar
las actuaciones municipales para comprobar cmo se desarroll el conflicto local. Pero,
adems, es importante estudiar la reaccin directa del Obispado contra la legislacin
eclesistica gubernamental, verificando hasta qu punto se produjo y hasta qu punto afect a
las relaciones locales. En esto ltimo debi influir notablemente el grado en que la poltica
nacional fue seguida por las autoridades civiles de Cdiz.
Estos objetivos parciales indican claramente cmo se ha planteado la estructura formal
del trabajo, as como el uso combinado de los estudios nacionales y locales existentes y de las
fuentes primarias pertinentes. La primera necesidad que surgi al comenzar la investigacin
26
fue la de revisar detenidamente las disposiciones oficiales de carcter nacional origen del
conflicto, contenidas en la Gaceta de Madrid, para comprobar los trminos exactos en que se
expresaron las leyes y decretos correspondientes. El Diario de Sesiones de las Cortes
Constituyentes ha servido a su vez para examinar las ideas y planteamientos sobre el
problema religioso vertidos en las discusiones parlamentarias, que explican la materializacin
de la Constitucin de 1869 as como la poltica secularizadora posterior. Adems de la
bibliografa general sobre la Historia de la Iglesia a la que se ha hecho referencia en pginas
anteriores, se han utilizado otras investigaciones relacionadas con aspectos que ayudan a
entender las cuestiones planteadas y a cumplir los objetivos citados. Entre ellas se encuentran
las que tratan sobre la influencia del krausismo en las ideas modernizantes y aperturistas de
los revolucionarios, la formacin de las derechas y el neocatolicismo, as como su conducta
en defensa de la Iglesia tradicional, el papel de la prensa, la cuestin del uso de los
cementerios y las dificultades sufridas por los no creyentes, el debate parlamentario sobre la
libertad religiosa, la lucha por la escuela, las dificultades de los protestantes o el movimiento
catlico como forma de reaccin contra la secularizacin21.
Como complemento a los estudios historiogrficos actuales, se ha acudido a una serie
de libros, guas, opsculos y folletos de autores del siglo XIX que han servido para comprobar
la visin que tenan algunas personalidades contemporneas a los acontecimientos sobre los
factores del conflicto poltico religioso y sobre el modo como se desarrollaron los hechos.
Igualmente, en relacin con el conflicto poltico-religioso local, estas aportaciones impresas
contribuyen a conocer las ideas y actuaciones de algunos protagonistas y plantean
interpretaciones de los hechos, desde puntos de vista ms o menos interesados pero
reveladores del enfrentamiento y prximos en el tiempo, y desvelan la composicin y
actividades de algunas asociaciones e instituciones.
Volviendo a la historiografa actual, tambin se han tenido en cuenta buenos estudios
21 CAPELLN de MIGUEL, G., La Espaa armnica: El proyecto del krausismo espaol para una sociedad en conflicto, Madrid, Biblioteca Nueva, 2006. GONZLEZ CUEVAS, P. C., Historia de las derechas espaolas. De la Ilustracin a nuestros das, Madrid, Biblioteca Nueva, 2000. URIGEN, B., Orgenes y evolucin de la derecha espaola: el neo-catolicismo, Madrid, CSIC, 1986. HIBBS-LISSORGES, S., Iglesia, prensa y sociedad en Espaa, (1868-1904), Alicante, Instituto de Cultura Juan Gil-Albert, 1995. JIMNEZ LOZANO, J., Los cementerios civiles y la heterodoxia espaola, Madrid, Taurus, 1978. (Hay otra edicin de Seix Barral, 2008. PERLADO, P. A., La libertad religiosa en las constituyentes del 69, Pamplona, Ediciones de la Universidad de Navarra, 1970. PETSCHEN, S., IglesiaEstado: un cambio poltico. Las constituyentes de 1869, Madrid, Taurus, 1975. PUELLES BENTEZ, M. de, Educacin e ideologa en la Espaa Contempornea, Madrid, Tecnos, 2010. VILAR, J. B., Intolerancia y libertad en la Espaa Contempornea. Los orgenes del protestantismo espaol actual, Madrid, Istmo, 1994. MONTERO GARCA, F., El movimiento catlico en Espaa, Madrid, Eudema 1993.
27
locales y diocesanos sobre el Sexenio Democrtico que muestran de alguna forma las causas
y consecuencias del proceso secularizador en dicho periodo y se aproximan al objetivo de la
presente investigacin. Citando algunas que han influido en la misma, Juan Bautista Vilar
public en 1973 un breve trabajo sobre el obispo de Cartagena durante el Sexenio, que pas
posteriormente a ser un captulo de otra ms completa sobre el Cantn Murciano22. En ella se
relatan esquemticamente las directrices eclesisticas de los Gobiernos revolucionarios y la
actitud del obispo de Cartagena, pero no se trata de una visin local de la confrontacin.
Alicia Mira Abad, en su tesis doctoral, se ha centrado con gran amplitud y profundidad en el
estudio de la secularizacin en Alicante durante el Sexenio Democrtico. Su investigacin
refleja cmo algunos protagonistas de la poca buscaron una va de compromiso entre
revolucin y religin. Pero el objetivo de Mira no es tanto valorar el alcance de la
confrontacin entre Iglesia y Estado como captar la incidencia del proceso secularizador en
las mentalidades. La misma autora ha usado la prensa alicantina del Sexenio para estudiar el
proceso secularizador y la religiosidad popular durante esta etapa23. Carmen Ibez Isbert, ha
estudiado tambin las relaciones Iglesia-Estado durante el Sexenio, en su caso ampliadas
temporalmente al periodo 1862-1879 y extendidas geogrficamente a la Dicesis de Tortosa,
por usar como hilo conductor el pontificado el obispo Benito Vilamitjana y Vila24.
En cuanto a los estudios sobre Cdiz en el siglo XIX y en el Sexenio, se debe tener en
cuenta la importante aportacin de Alberto Ramos Santana al conocimiento de la Historia
local durante el siglo XIX, adems de sus estudios sobre el Carnaval, una fiesta laica tan poco
favorecida por las autoridades ms conservadoras, como fomentada por las partidarias de
alejar al pueblo de las posturas ms respetuosas y ortodoxas con la religin25. La Iglesia
gaditana cuenta con varios estudios de importancia que se centran en el siglo XVIII. Arturo
Morgado y Pablo Antn Sol han investigado varios aspectos generales y parciales. Hay
tambin alguna investigacin reciente sobre las rdenes religiosas de Cdiz durante el mismo
22 VILAR, J. B., El Obispado de Cartagena durante el Sexenio revolucionario (1868-1874), Universidad de Murcia, 1973; El Sexenio Democrtico y el Cantn Murciano (1868-1874), Murcia, Academia Alfonso X el Sabio, 1983. 23 MIRA ABAD, A., Secularizacin y mentalidades: El Sexenio Democrtico en Alicante (1868-1875), Alicante, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Alicante, 2006. (Tesis doctoral del ao 2002); Actitudes religiosas y modernidad social. La prensa alicantina del Sexenio Democrtico (1868-1874), Alicante, Publicaciones de la Universidad de Alicante, 1999. 24 IBEZ ISBERT, C., Revolucin y restauracin catlica en la Dicesis de Tortosa (1862-1879), UNED Tortosa, 1995. 25 RAMOS SANTANA, A., Cdiz en el siglo XIX. De ciudad soberana a capital de provincia, en AAVV., Historia de Cdiz, Slex, Madrid, 2005. El Carnaval secuestrado o Historia del carnaval, Cdiz, Quorum Editores, 2002.
28
siglo26. No hay, sin embargo, estudios concretos referidos a la confrontacin de la Iglesia
gaditana con el Estado o con las autoridades municipales, durante el Sexenio Democrtico. Se
han publicado, eso s, numerosas investigaciones que dan cuenta, con mayor o menor
extensin, pero no como objeto principal, de las acciones llevadas a cabo por las autoridades
municipales en relacin con la Iglesia local. Gloria Espigado Tocino ha llevado a cabo una
investigacin sobre la Primera Repblica en Cdiz que sirve para conocer la estructura social
y el comportamiento poltico de los republicanos de la ciudad y resulta imprescindible en su
ponderacin de la influencia de la religin en el debate entre los grupos enfrentados27. Ha
publicado adems numerosas monografas y artculos, en los que se destaca el papel de las
mujeres gaditanas en torno a la revolucin y la educacin en la ciudad28. Joaqun Herrn
Prieto ha estudiado los primeros momentos de la revolucin de 1868, las Juntas gaditanas y la
poltica municipal durante el Gobierno provisional. El Cantn de Cdiz ha sido objeto de
investigacin por parte de Pedro Parrilla Ortiz. No faltan varias aportaciones bibliogrficas
interesantes sobre la figura de Fermn Salvochea, el principal autor gaditano de la poltica
laicista municipal, entre las que se pueden destacar las de Jacques Maurice, Grard Brey o
Jean-Louis Guerea. Todas estas publicaciones incluyen valiosas aportaciones que ayudan a
comprender el alcance del conflicto Iglesia-Secularizacin en Cdiz, pero, en general, se
refieren mucho ms a las actuaciones secularizadoras que a las reacciones confesionales y se
concentran fundamentalmente en los primeros momentos de la revolucin y en el periodo
26 MORGADO GARCA, A.: El clero gaditano a fines del Antiguo Rgimen: Estudio de las rdenes sacerdotales, Cdiz, Fundacin Municipal de Cultura, 1989; Iglesia e Ilustracin, en el Cdiz del siglo XVIII: Cayetano Huarte (1741-1806), Universidad de Cdiz, 1991; Iglesia y Sociedad en el Cdiz del siglo XVIII, Servicio de publicaciones de la Universidad de Cdiz, 1989; La Dicesis de Cdiz de Trento a la desamortizacin, Cdiz, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cdiz, 2008. ANTN SOL, P., La Iglesia de Cdiz en el siglo XVIII, Cdiz, Universidad de Cdiz, 1994; La catedral de Cdiz. Estudio histrico y artstico de su arquitectura, Cdiz, Ctedra Municipal de Cultura Adolfo de Castro, 1975. MORAND, F., Testigos privilegiados en el mbito urbano: Las monjas del convento de Santa Mara en Cdiz o la creacin femenina en clausura como posible fuente histrica, Hispania, 224 (2006), pp. 1019-1044. 27 ESPIGADO TOCINO, G., La Primera Repblica en Cdiz. Estructura social y comportamiento poltico durante 1873, Sevilla y Jerez, Caja de San Fernando, 1993. 28 ESPIGADO TOCINO G., Aprender a leer y escribir en el Cdiz del Ochocientos, Cdiz, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cdiz, 1996; Experiencia e identidad de una internacionalista: trazos biogrficos de Guillermina Rojas Orgis, Arenal. Revista de historia de mujeres, 12 (2005), pp. 255-80; La accin poltica de las republicanas durante el Sexenio Democrtico; La historiografa del Cantonalismo. Pautas metodolgicas para un estudio comparado, en SERRANO GARCA, R. (dir.), Espaa, 1868-1974. Nuevos enfoques sobre el Sexenio Democrtico, Valladolid, Junta de Castilla y Len, 2002, pp. 111-137. La Junta de Damas de Cdiz. Entre la ruptura y la reproduccin social, en PASCUA SNCHEZ, M., y ESPIGADO TOCINO, G., (eds.), Frasquita Larrea y Ahern. Europeas y espaolas entre la Ilustracin y el Romanticismo, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cdiz y Ayuntamiento de El Puerto de Santa Mara, 2003, pp. 243-66. Mujeres radicales: utpicas, internacionalistas y republicanas en Espaa (1848-1874), en Ayer, 60 (2005). Mujeres y ciudadana. Del Antiguo Rgimen a la Revolucin Liberal, en Seminario Universidad Autnoma de Barcelona de 6 de junio de 2003 Mujeres y ciudadana en el primer liberalismo espaol.
29
republicano federal29.
En lo que se refiere a aportaciones en revistas cientficas relacionadas con este trabajo
de investigacin, Jos Chamizo de la Rubia ha publicado un artculo muy valioso para
conocer la personalidad del prelado fray Flix Mara de Arriete y Llano, uno de los
principales protagonistas gaditanos en la oposicin a los efectos de la revolucin de 1868
sobre la Iglesia. Otros artculos de alcance local permiten un mayor conocimiento de algunas
cuestiones examinadas en la presente investigacin, como las asociaciones locales, la
disidencia protestante, el desarrollo del krausismo, o determinados aspectos de Fermn
Salvochea30.
Como se puede comprobar, no existe una investigacin concreta que aborde e
interprete sistemticamente las reacciones de la autoridad eclesistica gaditana a las
disposiciones nacionales o locales de carcter eclesistico. Aunque las segundas se han
relatado en parte, no han sido estudiadas como rechazo a unos proyectos secularizadores o
laicistas concretos31. Tampoco han sido investigadas suficientemente las disposiciones o
actuaciones municipales gaditanas como integrantes de unos proyectos secularizadores
concretos, ni hay hasta el momento un estudio sistemtico de las reacciones consiguientes de
la prensa local. Por ltimo, los dos aos del reinado del reinado de don Amadeo y el ltimo
ao de la repblica son casi desconocidos en lo que se refiere a Cdiz.
29 HERRN PRIETO, J., La Gloriosa en Cdiz: de la Revolucin de 1868 a la Constitucin de 1869, Cdiz, Fundacin Municipal de Cultura, 1986. PARRILLA ORTIZ, P., El Cantonalismo Gaditano, Ediciones de la Caja de Ahorros de Cdiz, Cdiz, 1983. MAURICE, J., et. al., Fermn Salvochea: un anarquista entre la leyenda y la historia, Cdiz, Quorum Editores, 2009. MORENO APARICIO, I., Aproximacin histrica a Fermn Salvochea, Diputacin Provincial de Cdiz, 1982. PUELLES, F. de, Fermn Salvochea. Repblica y anarquismo, Sevilla, 1984. 30 CHAMIZO de la RUBIA, J., Fray Flix Mara de Arriete y Llano, 1864-1879 en Hispania Sacra, 1996, 48: 97 y 98 (1996), pp. 329-82 y 443-88. ALARCN GUERRERO, A., Sociabilidad decimonnica: El Casino Gaditano, en Cuadernos de Ilustracin y Romanticismo, 8 (2000). GIMNEZ, A., La escuela metodista de Cdiz, en Anales de la Universidad de Cdiz, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cdiz, 2 (1985). GMEZ FERNNDEZ, J., Disidencias y escuelas en la Baha de Cdiz (1835- 1936), El Puerto de Santa Mara, Academia de Bellas Artes de Santa Cecilia, 2009. GONZLEZ-MENESES MENNDEZ, A., La Custodia de Cdiz y el ciudadano Gonzlez Meneses. 1873, en Boletn de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, vol. 5, nm. 5 (1977). LPEZ LVAREZ, J., El krausismo en Cdiz. (Notas a un discurso pronunciado en la Real Academia Gaditana de Ciencias y Letras), en Anales de la Universidad de Cdiz, 1 (1984), pp. 185-211. MARCHENA DOMNGUEZ, J., Aspectos literarios de Fermn Salvochea, en Cuadernos de Ilustracin y Romanticismo, Cdiz, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cdiz, nm. 10, 2002, pp. 69-75; Fermn Salvochea en vsperas de la Gloriosa. Aproximacin ideolgica, Trocadero. Revista de Historia Moderna y Contempornea, nm. 1, 1989, pp. 161-176. 31 MORENO APARICIO, I. en Aproximacin histrica a Fermn Salvochea, op. cit., ha insertado abundantes datos sobre las actuaciones municipales relativas a la Iglesia en 1873 y la correspondencia del gobernador eclesistico protestando por las mismas. Pero se trata de una publicacin divulgativa en la que no constan las fuentes utilizadas, ni se analizan las causas de la confrontacin.
30
Las aportaciones bibliogrficas empleadas en este trabajo, de las que se ha sealado
arriba solo las ms destacables, han servido de base para conocer el marco general y seguir el
hilo argumental del conflicto local. Pero el desarrollo de este y el conocimiento de los agentes
locales que lo protagonizaron ha requerido el empleo de fuentes primarias que muestren y
expliquen las decisiones de las autoridades municipales, civiles y eclesisticas. Se ha
investigado, en primer lugar, la actividad oficial de la ciudad, expresada por medio de los
libros de actas del Cabildo Municipal. El Archivo Histrico Municipal de Cdiz ha aportado,
adems de las expresadas actas, documentos y expedientes sobre correspondencia de la
Alcalda, conventos y rdenes religiosas, iglesias, catedral, obispo y asociaciones de la ciudad
(conservadoras o revolucionarias). La oposicin de las autoridades eclesisticas de Cdiz a la
normativa general y a las disposiciones municipales subsiguientes se puede seguir a travs de
las fuentes documentales del Archivo Histrico Diocesano de Cdiz y del Archivo
catedralicio de Cdiz. El primero aporta, entre otros documentos, la correspondencia del
obispo y sus gobernadores eclesisticos con las autoridades nacionales, Alcalda y Cabildo
Catedral, as como otros legajos relativos a aspectos econmicos del Obispado, patronatos
eclesisticos, enseanza, protestantes y circulares diversas. El Archivo catedralicio, por medio
de las actas del Cabildo Catedral y la correspondencia del mismo, muestra las actividades de
los capitulares en relacin con determinados aspectos que afectaban especialmente al clero
secular y las relaciones de los prebendados con el obispo y con las autoridades civiles. Otros
documentos oficiales de mbito local o provincial, sobre todo el Boletn Eclesistico de la
Dicesis de Cdiz y el Boletn Oficial de la Provincia de Cdiz, han servido para comprobar
la transmisin de las disposiciones generales a las autoridades locales y las comunicaciones
de la autoridad eclesistica gaditana a sus fieles.
Las disposiciones municipales relativas a cuestiones eclesisticas, por una parte, y las
respuestas del obispo, del gobernador eclesistico o del Cabildo Eclesistico, por otra, se han
ido extrayendo de las fuentes consultadas y han sido puestas en relacin con las disposiciones
legales del periodo, para comprobar de esta manera qu elementos del conflicto general se
dieron en Cdiz y si se trat de una sola confrontacin o hubo varias diferentes. Igualmente,
se puede averiguar si en algunos periodos el deterioro de relaciones locales fue inferior al que
se pudiera esperar o si la ruptura lleg a ser en otros momentos superior a lo previsto en
comparacin con la situacin general. Entre las disposiciones municipales que se han
estudiado sistemticamente estn las que valoran el grado de asistencia o de apoyo econmico
de los distintos Consistorios a ceremonias y festividades religiosas, su poltica en relacin con
la propiedad de conventos e iglesias, derribos de los mismos, incautaciones de sus obras
31
artsticas, colaboracin o desencuentros con el Obispado, etc. Para comprobar la oposicin
clerical, se han verificado las respuestas que dieron el prelado gaditano, sus gobernadores
eclesisticos y el Cabildo Catedral a las iniciativas legales de las autoridades nacionales ante
las que se sentan afectados y las respuestas a las disposiciones municipales que afectaban a la
Iglesia gaditana.
Pero si las resoluciones oficiales locales han sido fundamentales para conocer el
impacto de la cuestin religiosa general en las autoridades locales, civiles o eclesisticas, las
opiniones expresadas y las noticias publicadas al respecto en la prensa local han constituido
un instrumento de gran inters, lejos de la frialdad del documento oficial, para conocer las
percepciones y las posturas de los ciudadanos. La prensa local, representando a partidos
polticos y tendencias ideolgicas diferentes, me ha ayudado a entender cmo se vieron desde
Cdiz las resoluciones eclesisticas de los distintos Gobiernos. Sus opiniones reflejaban las de
los redactores, segn las opciones polticas y religiosas que defendan tanto ellos como sus
lectores, volcando opiniones difciles de encontrar en un acta o cualquier otro documento
oficial. Pero, adems, la prensa acta como agente generador de opiniones o, si se quiere
expresar de otra manera, como medio de propaganda para decantar las opiniones en beneficio
de la propia ideologa e, incluso, para intentar forzar la actuacin de las autoridades en uno u
otro sentido. En el terreno del eco local de las ideas y medidas legales que provocaron la
confrontacin, las opiniones favorables o contrarias, las presiones en contra o las adhesiones,
se cuenta con un extenso material periodstico32, que permite una visin bastante completa al
respecto. Se ha puesto especial nfasis en el estudio de la posicin de los catlicos
conservadores y su apoyo a la Iglesia gaditana en el conflicto. Adems, en ocasiones, la
prensa ha servido para completar la visin sobre las relaciones entre las autoridades locales
civiles y eclesisticas y el grado real de confrontacin que se dio entre ambas, al reproducir
documentos oficiales, sobre todo de origen eclesistico, que no aparecen en los archivos
correspondientes.
La prensa local, revolucionaria o conservadora, ha dado en buena parte la medida del
seguimiento de los ciudadanos a las decisiones y actuaciones de la autoridad municipal. Aun
sabiendo que la ideologa de los autores de cada publicacin puede alterar su percepcin de la
realidad, la prensa ha aportado datos que no pueden conocerse en los documentos oficiales.
32 La prensa investigada ha sido la siguiente: Republicana: El Progreso Democrtico, La Soberana Nacional, La Repblica Federal, La Repblica Federal Universal, El Pacto Federal, La Federacin Andaluza y El Noticiero de Cdiz. Progresista y constitucional: La Libertad, La Legalidad; Moderada: El Comercio, La Palma; Carlista: La Monarqua Tradicional, El Correo Gaditano.
32
Las opiniones de los redactores sobre las actuaciones municipales o las medidas de carcter
general, sus afecciones y desafecciones, presiones, etc., son testimonios que se han tenido en
cuenta para completar la visin global sobre la magnitud de la confrontacin local.
El estudio comienza con un captulo dedicado a los antecedentes y el marco general en
el que se desarroll el conflicto Iglesia-Secularizacin en Espaa durante el Sexenio
Democrtico, que sirve de punto de partida y marco contextual y comparado. Los dos
captulos siguientes hacen una presentacin de los protagonistas y agentes principales del
conflicto en el marco local. En primer lugar la Iglesia de Cdiz, tanto la autoridad eclesistica
como los fieles opuestos a la ruptura revolucionaria y sus medios de expresin como los
medios materiales objeto del conflicto; y a continuacin los agentes secularizadores o
revolucionarios. El anlisis de este marco local, en el que se mezclan instituciones y personas
concretas con ideas y caracteres diferentes, han servido para anunciar en cierta medida y
entender sus actuaciones en las distintas coyunturas polticas del Sexenio.
Una vez presentados el marco general y el local, que constituyen la primera parte de la
exposicin, el resto, desde el captulo 4 hasta el final, forman una segunda parte, en la que se
analiza el desarrollo diacrnico del conflicto poltico-religioso en la ciudad de Cdiz,
conjugando la respuesta eclesial a los representantes polticos nacionales y el eco local de las
resoluciones eclesisticas estatales. Se estudian en sucesivos captulos, las medidas
municipales, en el marco de la poltica secularizadora del Estado, y las reacciones
consiguientes de la iglesia gaditana ante ellas, en las distintas etapas polticas del Sexenio: el
Periodo Constituyente, la Regencia de Serrano, la Monarqua de Amadeo, la Primera
Republica en sus diversas fases, con especial atencin al periodo federal y cantonal, y la
progresiva marcha hacia la Restauracin. En medio de esas sucesivas alternativas polticas
quedar clara la principal divisoria que supone el tiempo breve pero intenso del cantn de
Cdiz.
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PRIMERA PARTE:
EL MARCO GENERAL.
LOS AGENTES LOCALES DEL CONFLICTO.
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35
CAPTULO 1.
LA CUESTIN RELIGIOSA DURANTE EL SEXENIO DEMOCRTICO.
1.1.- Antecedentes: El liberalismo y el conflicto Iglesia-Estado.
La aparicin del liberalismo en Espaa dio lugar a una confrontacin entre los que
pretendan que la Iglesia catlica deba adaptarse a las nuevas condiciones polticas y sociales
y los que deseaban que se mantuviera en su forma tradicional. Segn la visin de los liberales,
la Iglesia deba ejercer una funcin exclusivamente espiritual dentro de la sociedad. De ah su
empeo en pasar al mbito secular aspectos que haban sido tradicionalmente privilegio de la
Iglesia. Uno de los principales anhelos liberales fue el de acabar con la excesiva acumulacin
de bienes en manos de la Iglesia, que perjudicaba el desarrollo econmico general33. Por
ltimo, los liberales tendan, en defensa del derecho a la libertad individual, a reconocer el
derecho de cada cual a practicar la religin que eligiera. Los periodos de imposicin liberal
daban lugar a la oposicin clerical, pues se privaba de esferas de poder temporal, y a veces de
parte de su magisterio espiritual, a una institucin como la Iglesia que haba mantenido hasta
la llegada del liberalismo un derecho propio, una estructura independiente y un influjo
omnipresente sobre la sociedad civil34.
Las primeras dcadas del siglo XIX conocieron una lucha constante entre liberales y
conservadores para imponer su visin sobre la Sociedad y la Iglesia. El proyecto liberal
comenz a dar sus primeros frutos, muy limitados, con las Cortes Constituyentes de 1810. La
reaccin ideolgica contraria a los avances contenidos en la Constitucin de 1812 se reforz
con la restauracin de Fernando VII, que restableci las instituciones del Antiguo Rgimen.
La actuacin de obispos y clrigos se dirigi a fortalecer la sacralizacin de la figura del rey y
devolver a la Iglesia el monopolio ideolgico y su control sobre el pensamiento y las
33 PETSCHEN, S., en Espaa y el Vaticano del Concordato de 1851 al de 1953, en AUBERT, P. y DESVOIS, J-M., religin y Sociedad en la Espaa Contempornea, Madrid y Burdeos, Casa de Velzquez, 1996, p. 21, cifra la riqueza agraria de la Iglesia a principios del XIX en ms de un cuarto del total de Espaa. 34 Cfr. LABOA, J. M., Iglesia y religin en las Constituciones espaolas, Madrid, Encuentro, 1981, p. 14.
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costumbres35. En 1820 los liberales volvieron al poder y llevaron a cabo las primeras medidas
que afectaban directamente a los bienes de la Iglesia36. Fernando VII desmont a partir de
1823 la obra liberal del trienio precedente. Pero no restableci Inquisicin y esto llev a
algunos miembros del clero a oponerse al rey. Los liberales ms moderados y los absolutistas
ms flexibles fueron cobrando protagonismo poltico a expensas de los absolutistas ms
intransigentes, que empezaron a ver en el hermano del rey, Carlos Mara Isidro, su lder
natural. La ideologa del infante era fundamentalmente teocrtica, pues se centraba en la
defensa de la gloria de Dios y el fomento de la religin catlica37. Cuando falleci Fernando
VII y los liberales hicieron a Isabel su reina gran parte del clero espaol paso a apoyar al
Carlismo38. El da 3 de octubre de 1833, pocos das despus de fallecer el rey, se produjo un
levantamiento en Talavera de la Reina que dio inicio a la primera guerra carlista. El Carlismo,
coherente con una visin de la religin propia del absolutismo, se constitua en un importante
elemento de oposicin a las reformas de la Iglesia que pretendan los liberales. Los rganos de
expresin del Carlismo durante la primera guerra carlista fueron a menudo dirigidos por
eclesisticos39.
El gaditano Mendizbal desarroll entre 1835 y 1837 una amplia poltica
desamortizadora. El 11 de octubre de 1835 promulg su primer decreto de exclaustracin,
ms extenso que los que se haban dictado anteriormente por el conde de Toreno y Martnez
de la Rosa, aunque no general. Tras el decreto de exclaustracin general de 8 de marzo de
1836, y como colofn de la obra desamortizadora de Mendizbal, el 29 de julio de 1837 se
promulg la ley de supresin de rdenes religiosas, prcticamente general40. En 1841
comenzaron las ventas de los bienes del clero secular, convertidos en nacionales en 1837.
Tras la finalizacin de la primera guerra carlista en 1840, la proclamacin de la
mayora de edad de Isabel II en 1843 pareca iniciar un periodo de paz poltico-religiosa. En
torno al final de la guerra civil, aparecieron en Espaa, desde posiciones eminentemente
conservadoras, algunas tentativas de cierta tolerancia hacia polticas mesuradamente liberales.
35 Vid. MOLINER PRADA, A., El antiliberalismo eclesistico en la primera restauracin absolutista (1814-1820), en Hispania Nova, nm. 3, (2003), pp. 51-74. 36 En 1822 haban sido cerrados 810 conventos y seguan abiertos 860. CALLAHAN, W. J., op. cit., p. 123. 37 GONZLEZ CUEVAS, P. C., op. cit., pp. 83-4. 38 SUAREZ CORTINA, M., en La redencin del pueblo: La cultura progresista de la Espaa liberal, Universidad de Cantabria, Santander, 2002, p. 31, apunta que fueron los progresistas, al mostrarse poco respetuosos con la Iglesia, los que facilitaron el apoyo de los religiosos a la causa carlista. 39 GONZLEZ CUEVAS, P. C., op. cit., pp. 87-9. 40 Sobre los decretos de exclaustracin y ley de supresin de Mendizbal, vid. REVUELTA, M., La exclaustracin (1833-1840), Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1976, pp. 367-372, 386-95 y 439-471.
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Estas tuvieron como precursor a Jaime Balmes41, que a pesar de criticar los males causados a
la Iglesia catlica por la doctrina liberal, procuraba mantener una posicin de transaccin
entre esta y el absolutismo42. Balmes fue el modelo seguido por algunos representantes de un
catolicismo contemporizador, que mostraba ciertas simpatas hacia el Catolicismo Liberal,
que en Francia y Blgica abogaba por el respeto a la libertad de cultos y la separacin de la
Iglesia y el Estado. En esa lnea se inscriben, entre otros, Jos Mara Quadrado y Eduardo
Mara Vilarrasa y Costa. Quadrado se mostraba a mediados del siglo XIX partidario de
conjugar el catolicismo con la libertad43 y comparta en parte las ideas del catolicismo liberal
europeo cuando defenda la independencia de la Iglesia respecto al Estado44. La evolucin del
presbtero Vilarrasa hacia un catolicismo conciliador fue algo ms tarda que la de Quadrado.
En 1858 criticaba el liberalismo y la democracia, manteniendo que la adopcin de la libertad
de cultos poda dar lugar a un cisma45. Pero en 1865 mostr su acercamiento a posiciones ms
abiertas al tratar sobre la encclica Quanta Cura y el Syllabus Errorum. Aun defendiendo que
la libertad de cultos no poda ser elevada a principio doctrinal por ningn creyente, aceptaba
ahora que, si bien no haba derecho a escoger el mal, esto no impeda la facultad individual de
escoger entre el bien y el mal. En su opinin, no era conveniente interpretar la encclica papal
como una seal de insurreccin general de los catlicos o como una convocatoria a una nueva
cruzada en contra de todo aquello que era extrao a la Iglesia catlica46.
Los ejemplos de Quadrado y Vilarrasa no fueron ms que casos aislados de intentos de
conciliacin entre la defensa de la fe y la comprensin de las nuevas realidades sociales y
culturales mediante la bsqueda de unas posiciones religiosas relativamente tolerantes con las
doctrinas liberales. La inmensa mayora del clero y del catolicismo militante espaol se
41 Balmes lleg a expresarse as respecto a la poltica liberal: Es preciso no precipitarse en condenar las formas representativas, porque no puede negarse que las absolutas tienen cierta rigidez, de que se resienten las ltimas ruedas del Gobierno. Cfr. BALMES, J., El Criterio , Barcelona, Imprenta de Antonio Brusi, 1845, pp. 209-10. 42 En su coleccin de Escritos polticos, Madrid, Imprenta de la Sociedad de Operarios del mismo Arte, 1847, p. 51, Balmes deca: Los dos principios, el del absolutismo y el de libertad, han librado ya batalla repetidas veces; pero estaba reservado a la poca que vamos atravesando el ver entre ellos un combate de nuevo gnero. No parece sino que se han dicho: No hagamos derramar sangre en los campos de batalla, transijamos por algn tiempo, en cuyo espacio podr resolverse la cuestin. 43 QUADRADO, J. M., se expresaba de esta manera en sus Ensayos religiosos, polticos y literarios. tomo I, Palma, Imprenta de Enrique Guasp y Barberi, 1853, p. 265: Cundo comprendern los catlicos espaoles que en nombre de la libertad pueden hacer grandes cosas y que este principio bien entendido est acaso destinado en este siglo a ser salvador de la religin?. 44 Creemos en el catolicismo y en el menor de sus dogmas, en la Iglesia y en la menor de sus leyes, si menor puede llamarse alguna. Creemos que esta debe hallarse en total independencia del Estado. Ibdem. p. 9. 45 VILARRASA y COSTA, E. M., Palabras de un creyente a los Gobiernos del pueblo o refutacin de los pensamientos y planes socialistas de la escuela de Lamennais, Barcelona, Imprenta de Jos Taul, 1858, p. 265. 46.. VILARRASA y COSTA, E. M., La encclica del da 8 de septiembre de 1864, Barcelona, Establecimiento Tipogrfico de Jaime Jeps, 1865, pp. 88-89 y 93.
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mantuvo dentro de las posiciones ms inmovilistas. La mayora de edad de Isabel II llev a la
bsqueda del reconocimiento de la Santa Sede y para ello era necesario renunciar a los
avances liberales. El 27 de abril de 1845 se celebr un convenio entre Espaa y el Vaticano,
que adelantaba el futuro Concordato. Su artculo primero estableca que la religin catlica
sera exclusiva y perpetuamente la profesada en Espaa. A partir del Concordato de 1851, la
obra liberal progresista qued paralizada. La Iglesia catlica logr que se detuviera el proceso
desamortizador, recuperando los bienes an no vendidos, aunque con la condicin de que
fueran las Dicesis la que lo hicieran a cambio de recibir ttulos de la deuda al tres por ciento.
Respecto a los conventos, se acept la supresin de los de hombres, pero se regul y dio
cobertura legal a los de monjas. Adems, la Iglesia recuper el control absoluto sobre la
educacin en las universidades, colegios y escuelas pblicas o privadas, dndose todas las
facilidades a los prelados para oponerse a la malignidad de los hombres que intenten
pervertir los nimos de los fieles47.
El Concordato de 1851, verdadera renuncia del Estado a la obra liberal de todo el
siglo, no poda ser admitido por los progresistas. Cuando estos se levantaron en 1854, las
Juntas Revolucionarias expulsaron a jesuitas, cerraron Seminarios conciliares y se
pronunciaron a favor de la libertad de cultos48. La ley de desamortizacin de Madoz de mayo
de 1855, ms conocida por sus efectos sobre posesiones no eclesisticas, reanud la
desamortizacin de los bienes de regulares y comenz las ventas de los del clero secular.
Respecto al total de la riqueza afectada por esta desamortizacin, aproximadamente un treinta
por ciento proceda de la Iglesia49. Durante el Bienio Progresista, de 1854 a 1856, se inici la
formacin del grupo denominado neocatlico desde la prensa contraria a los progresistas y
partidaria de una poltica supeditada al catolicismo50. Los neos personificaban las posiciones
ms conservadoras del Partido Moderado en defensa de la tradicin catlica y el poder
47 DUFOUR, G., Las relaciones Iglesia-Estado del concordato de 1753 a la revolucin de 1868, en AUBERT, P. y DESVOIS, J-M., religin y Sociedad en la Espaa Contempornea, Madrid y Burdeos, Casa de Velzquez, 1996, pp. 17-8. Santiago Petschen ha destacado la habilidad de la diplomacia vaticana a la hora de redactar el Concordato: los artculos favorables a la Iglesia estn redactados con gran precisin, mientras los que se vea obligada a aceptar lo eran de forma ambigua. Cfr. PETSCHEN, S., Espaa y el Vaticano del Concordato de 1851 al de 1953, en Iglesia-Estado: un cambio..., op. cit., p. 24. Sobre el Concordato, una obra muy prxima en el tiempo, en la que se incluye la legislacin de desarrollo, as como comentarios y apndices, es FORT, C. R. El Concordato de 1851, comentado y seguido de un resumen de las disposiciones adoptadas por el Gobierno de S. M. sobre materias eclesisticas desde la celebracin de aquel convenio hasta enero de 1853, Imprenta y fundicin de D. Antonio Aguado, Madrid, 1853. 48 Posteriormente, el Gobierno expuls a los Jernimos de Madrid y cerr el colegio de los Jesuitas de Loyola. Vid. MOLINER PRADA, A., Anticlericalismo y revolucin liberal, op. cit., pp. 99-100. 49 MORO, J. M., La desamortizacin de Madoz, op. cit. 50 Vid. La formacin del grupo neocatlico durante la revolucin de 1854, en URIGEN, B., op. cit., pp. 105-125.
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temporal de la Iglesia51. Aunque se nutran de la ideologa de Balmes, su sector ms
reaccionario rompi con su tradicin conciliadora y pas a seguir los criterios de Donoso
Corts, absolutamente contrarios a cualquier transaccin con los liberales52.
Tras el Bienio Progresista, la Iglesia volvi a recuperar posiciones. Se detuvo de nuevo
el proceso desamortizador y la ley de instruccin pblica de 1857, conocida como Ley
Moyano, volvi a reconocer la importancia de la religin catlica en la educacin. El
convenio firmado entre Po IX e Isabel II en agosto de 1859, dio vigencia perpetua al
Concordato como ley de Estado. Era, adems, un acuerdo econmico que vena a resolver los
problemas causados por la desamortizacin53. Durante la ltima dcada isabelina se produjo
el acceso de un importante plantel de neos a los Gabinetes y a los escaos parlamentarios, de
la mano de Cndido Nocedal. Como afirma Begoa Urigen, su notable influencia constituye
una de las claves fundamentales para interpretar la revolucin de 186854. Los neocatlicos
contribuyeron de forma determinante a la exclusin del poder de todos los que trataban de
oponerse a su poltica de apoyo incondicional a la Iglesia y atacaron cualquier intento de
imponer un modelo intelectual que se opusiera a las tesis catlicas tradicionales.
Los catlicos conservadores se radicalizaron an ms a partir de la reaccin de la
Iglesia ante el peligro que la formacin del reino de Italia supona para el mantenimiento de
su poder temporal, dando inicio a la llamada cuestin romana. La posibilidad de que el
Estado Vaticano perdiera su independencia tuvo relacin con la publicacin en diciembre de
1864 de la encclica Quanta Cura y su anexo, el Syllabus Errorum, que condenaba
terminantemente el racionalismo y el liberalismo. El Syllabus afianz la intolerancia de los
neocatlicos y afect al catolicismo liberal en su desarrollo, pues puso a los catlicos ms
aperturistas en la coyuntura de aceptar la incompatibilidad de liberalismo y catolicismo o
provocar un cisma55.
En Espaa, la creciente influencia poltica de los neos coincidi con la intelectual de
los krausistas, que trataron de sustituir la religiosidad tradicional por una moral austera, el
cultivo de la ciencia y una religin ms secularizada. Para los krausistas, el cristianismo era
51 GONZLEZ CUEVAS, P. C., op. cit., pp. 95-6. 52 En la recopilacin de Gabino Tejado de las Obras de don Juan Donoso Cortes, tomo IV, Madrid, Imprenta de Tejado, 1854, p. 183, dice Donoso: Por lo que hace a la -ideologa- liberal su ignorancia es proverbial entre los doctos: en calidad de lega es esencialmente antiteolgica; y en calidad de antiteolgica, es impotente para dar impulso a una civilizacin, que es siempre el reflejo de una teologa. 53 Cfr. DUFOUR, G., op. cit.., p. 19. 54 Cfr. URIGEN, B., op. cit., p. 128. 55 Cfr. CEREZO GALN, P., Religin y laicismo en la Espaa Contempornea, en AUBERT, P. y DESVOIS, J-M. (eds.), Religin y Sociedad en Espaa (Siglos XIX y XX), Madrid, Casa de Velzquez, 1996, pp. 128-9.
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beneficioso para la Humanidad, pero esta no haba sabido aprovechar lo mejor de l. La
Iglesia era la manifestacin social de la religin interna del hombre. No era portadora de
una verdad inalterable, sino una institucin susceptible de desarrollarse56. Los krausistas no
estaban en contra de la religin. Algunos de ellos, como Fernando de Castro y Toms Tapia,
eran eclesisticos. Pero su concepto de la moral pona a la religin como algo ntimo distinto
de las prcticas obligadas ms por la costumbre que por la fe. Se mostraban partidarios de la
secularizacin del Estado, que para ellos no consista en excluir a Dios de la sociedad sino al
sacerdote de una esfera de accin que no era la suya propia. La mayor parte de los krausistas
se adscribi al republicanismo, pues la monarqua espaola, con la colaboracin de los
neocatlicos, no mostr ms que intolerancia hacia ellos. Adems, entendan que no era la
institucin idnea para el desarrollo de sus ideas57. Los krausistas consideraban que la
educacin del individuo era fundamental para conseguir un hombre ms libre y capaz de
reformar la sociedad. L
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